Actions

Work Header

Una bonita cicatriz

Summary:

Donde un Draco Malfoy tiene autismo, fue abandonado por su madre y se hizo mejor amigo de Harry Potter antes que el trío de oro la primera vez en el tren.

hay una serpiente blanca, un Dragón, un lobo negro, una rubia dramática, amigos increibles, viejos locos, sarcasmo, un diario y parejas que sólo yo entiendo de donde las saqué.

Ah, y nada es lo que parece en Hogwarts.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter 1: La noticia

Summary:

¿Qué sucede cuando Narcissa abandona a los dos Malfoys?

Chapter Text

-¿Pero cómo puedes abandonarlo, Narcissa Malfoy? Es tu maldito hijo. Literalmente salió de tus entrañas.

Lucius Malfoy había perdido por completo el decoro. Todos sus modales y su cara sin emoción se fueron al carajo cuando llegó esta noche, luego de la consulta de su hijo, y observó las maletas de su esposa junto a la chimenea.

-Entiende Lucius. Todo esto es mucho para mí. Cuando nos casamos no sabía que iba a salir embarazada de un enf...

El rubio la interrumpió con furia.

-Si te atreves a terminar esa frase, un Crucius será el menor de tus problemas.- Amenazó.

Narcissa suspiró con impaciencia.

-Te supliqué por meses que lo dejáramos en un internado. Sin embargo, nunca me tomaste la palabra.

-¿Y qué? ¿Dejarlo en una jaula de oro y olvidarnos de su existencia?

Narcissa no dijo nada.

Y con eso, Lucius entendió todo.

-Que horrible madre eres.

-Podemos volver a intentarlo, Lucius.- La rubia se acercó a su marido y lo tomó de las manos. -Esta vez todo será diferente. Esta vez, te juro que lo tendré sano y no saldrá defectuoso.

La mano de Lucius se levantó por inercia por un segundo y luego la bajó lentamente. Era increíble que la mujer con quien había compartido años su cama saliera con estas incoherencias.

-¿Cómo puedes decir que tu hijo es defectuoso?

-El niño tiene una enfermedad muggle, ¿Qué quieres que piense, Lucius?

-Deja de llamarlo así, desde hace meses no le dices su nombre. Siempre es niño, chico o renacuajo.- La miró mal y se soltó de su agarre. -Su nombre es Draconis Malfoy y ten cuidado como te expresas de él, porque cuando crezca será el dueño de toda la fortuna Malfoy.

Narcissa se rió con sarcasmo.

-Dudo mucho que alguien con su condición pueda siquiera atarse los zapatos y menos ser un heredero digno del apellido de tus antepasados.

-Él solo necesita amor, un amor que los dos debemos darle, Narcissa. Los doctores dijeron que el TEA no es nada del otro mundo, solo debemos ayudarlo a que se adapte a su entorno y encontrar formas de que pueda comunicarse correctamente.- El rubio casi se ponía a suplicar.

-Esos malditos muggles dijeron que es deficiente.

-No.- Negué. -Dijeron que tendrá deficiencia para comunicarse como una persona común, pero podrá hacerlo con el paso del tiempo y que con nuestra guía podemos orientarlo en las diferentes áreas de su vida. Solo debes tener más tolerancia y...

Narcissa tomó sus maletas e ingresó a la chimenea sin dejarle terminar al rubio.

-El mocoso tiene autismo, Lucius. No llegará a ningún lado.- Lo miró sin culpa. -Enviaré a mis elfos por el resto de mi equipaje.

-Está en el nivel uno, necesita apoyo, pero podemos...

-No quiero ser el elfo doméstico de un niño toda mi vida, Lucius.

-Narcissa.- Su voz por un momento se quebró.

-Suerte, querido. La necesitarás.- Y con esas últimas palabras, la chimenea se la llevó a su destino.

La mansión quedó sola.

Las respiraciones de Lucius se volvían cada vez más pesadas. Hace años no sentía algo parecido en el pecho. Intentó respirar con lentitud, pero su corazón no ayudaba. Cada latido era un recordatorio constante de que ahora estaba solo.

Solo con su hijo.

Él no creía que Draco se mereciera un trato tan duro como su padre se lo exigía a él, años atrás. Draco no podía lidiar con un hombre de treinta y seis años que próximamente sería un divorciado y la comidilla de todo el mundo mágico; porque si bien, la condición de Draco aún permanecía en secreto, no iba a faltar mucho tiempo para que Narcissa empezara a hablar con las arpías de sus amigas y contarles el motivo de la separación.

Volvía sin poder respirar.

En un acto muy indecente de su parte, se acostó en el suelo de la gran sala y trataba de tomar respiraciones largas, pero no funcionaba.

-Debes contar una serie de números de uno a diez y luego retroceder. Eso le dirá a tu cerebro que se concentre en los números y el ataque de ansiedad parará pronto.- Una voz de un niño de cinco años resonó a su lado.

Mirando la escena, un pequeño rubio, idéntico a Lucius, estaba sentado detrás del mueble, con sus piecitos descalzos y con sus creyones verdes apretados entre sus manos.

Lucius lo miró.

Y como el pura sangre que era, le hizo caso a su hijo de cinco años.

Luego de un buen rato, el mayor estaba mucho mejor. Con delicadeza se acercó un poco a su hijo. Draco, cuando notó la acción, se alejó más de su padre, pero permaneció en el mismo lugar. En otra oportunidad, el niño se hubiese ido, pero Lucius estaba seguro que sintió su ansiedad y se quedó dándole apoyo moral.

El mayor quiso por primera vez no respetar su espacio y abrazarlo fuertemente.

-¿Narcissa no quiere ser mi mamá?- Lo dijo sin emoción. Solo expresando su duda.

-¿Estuviste escuchando la conversación? Eso no se hace, Draco.- Lo regaño gentilmente.

-Ella dice que ya no quiere serlo.

-No es eso, hijo. Solo que...- Pero Lucius no sabía cómo explicarle toda la mierda que acababa de vivir con su futura ex mujer. Con un suspiro agotador, lo miró. -Ahora somos tú y yo amigo. ¿Estás de acuerdo con eso?

-Siempre hemos sido tú y yo, Lucius.- Decía sin mirarlo a los ojos. Y gracias a Merlín que no lo miraba o vería la cara llorosa que estaba poniendo su padre.

-Tú y yo, Draco. Siempre.

-El autismo es complicado.- Dijo Draco. -Entenderé si quieres que vaya a un internado o esté lejos de aquí. Es algo entendible, teniendo en cuenta mi situación. No te preocupes, yo lo comprendo.

Maldita seas, Narcissa. Ahora Draco piensa que es lógico mandarlo a la punta del otro mundo solo por su condición.

-Draco...- Empecé y con mi mano intenté tocarlo otra vez, pero justo cuando mi mano le hizo una suave caricia, mi hijo empezó a balbucear de incomodidad y morderse la mano. Inmediatamente me detuve. -Escucha, hijo, tu madre solo necesita tiempo para aceptar esta nueva etapa en nuestras vidas.

-Yo no soy una etapa, soy su hijo.- Me calló. Volví a respirar.

-Veamos que sucede con el tiempo.- No pude decir otra cosa más sin sonar mentiroso.

Draco se encogió de hombros y siguió juntando la punta de sus colores verdes, provocando que se rompieran entre ellos. Intentar hablar con él, después de que su concentración estaba destinada a sus creyones, era imposible.

-¿Quieres que te acompañe?- Le pregunté, pero la única respuesta que obtuve fue la espalda de mi hijo y entonces decidí darle su espacio.

[N/A: escuchar esta parte con la canción de fondo de Another love de Tom Odell, me DESTRUYÓ]

En la noche, luego de batallar intensamente con Draco para que comiera y sus gritos se calmaran, me quedé hasta tarde en mi habitación. Sin embargo, un ruido me hizo volver a la realidad. Sin ponerme la bata de dormir, salí corriendo hacia la habitación de mi hijo, encendí las luces y no vi nada.

Pero los ruidos aún seguían.

Con pasos suaves, me acercaba cada vez más y luego de un rato me arrodille, haciendo un poco de ruido para que Draco supiera que yo estaba ahí. Cuando mi cabeza estaba a la altura del suelo, la imagen llorando de mi hijo fue lo primero que me recibió.

-Draco no está aquí. Váyase, señor, aquí no está Draco.- Su llanto intentaba sonar reprimido, pero fue imposible. Sus lágrimas seguían bajando y sus manitas se aferraban a la pelota de juguete que le dio Narcissa.

El último juguete que le dio antes de saber la noticia de su TEA.

-Está bien.- Dije sonriendo. -Tú debes ser su guardián, ¿Cierto?- No dijo nada, pero su mirada se centró en mi cabello. -¿Puedo hacerte compañía y lo esperamos juntos?

Draco dudó, pero aún así abrazó más fuerte su pelota y me hizo un lado debajo de la cama. No sé cómo lo logré, pero mi cuerpo encajó en ese reducido espacio y ambos quedamos uno al lado del otro.

-¿Tú también me vas a dejar como lo hizo ella? No soy malo, Lucius. Yo no quiero más tener esta enfermedad.- Y acto seguido empezó a golpearse la cabeza.

Lo detuve rápidamente y él quitó su mano del contacto.

-Escúchame.- Dije seriamente. -Si Narcissa no quiere estar aquí contigo, ella se lo pierde. Ella lamentará no estar en todos tus cumpleaños. En tus salidas con tus amigos, en tu primer viaje a Hogwart...

-No tengo amigos.- Su voz sonó sería. -No me importa.- Pero el leve temblor en la lima frase decía otra cosa.

-Los tendrás.- Dije con mucha vehemencia. -Tus amigos serán increíbles, hijo. Serás muy amado por cada uno de ellos.

Draco se mantuvo callado.

-Oye, ¿Quieres salir de aquí?

-Estoy esperando que salgan las luciérnagas.

-¿Luciérnaga?

Su dedito apuntó arriba.

-En el cielo. Las estrellas parecen bonitas luciérnagas. Me gustan.

Le sonreí con el corazón enternecido.

-¿Qué te parece esto, primero buscamos algunas galletas y luego vemos las estrellas esta noche?

Draco lo consideró y luego de un tiempo dijo.

-Zanahoria.

-¿Qué?- Dije atónito.

-Me gusta la zanahoria. Los elfos siempre me dan galletas de chocolate y frambuesa, pero no me gusta.

-¿Te digo algo?- Sonreí como idiota. -A mí también me gustan mucho las galletas de Zanahoria. Salgamos de aquí y veamos esas luciérnagas. ¿Algo en particular que quieras ver? Tu nombre es por una constelación, tal vez podamos verla en el cielo.

-Rayo.

-¿Disculpa?- Si iba a hacer esto solo, debía poner todo de mí, pero que Merlín me ayude, a veces mi hijo me dejaba sin palabras.

-Me gustan los rayos. Los rayos son muy lindos.- Expresaba, mientras ambos salíamos de la parte baja de la cama.

Mi espalda lo iba a sentir en la mañana, pero no me importaba, había logrado que mi hijo dejara de llorar y eso era lo que importaba.

-Está bien, cariño. Veamos si esta noche hay rayos en el cielo.

Y por el bien del mundo, más le valía al puto cielo dejar caer millones de rayos sobre nosotros esta noche.

Chapter 2: Primer encuentro

Summary:

Un arisco Draco y un sonriente Harry se conocen por primera vez

Chapter Text

He tenido autismo toda mi vida.

Imaginen la sorpresa de mis padres cuando descubrieron que su heredero, su único hijo, tenía una enfermedad muggle. Y no cualquier enfermedad, era un trastorno muy común en el mundo de los no mágicos.

Cuando recibí la noticia, no pensé mucho. En realidad, no me afectó, ¿cómo podría sentirme mal por algo que he tenido toda mi vida y ya era parte de mí? No podía molestarme por ese diagnóstico.

Hace tiempo mis padres me decían que debía ver mi vida como negro o blanco. Los pura sangres éramos los blanco, por decirlo de alguna manera, ya que teníamos oportunidades que otros magos y brujas no tenían y eso era gracias al dinero. Luego, los negros eran los mestizos y sangre sucias. Un concepto muy obtuso cuando me lo explicaron a los cuatro años. En mi pequeña cabeza todos éramos iguales. Lo que valía verdaderamente de una persona era la actitud y la personalidad con la que se desenvolvia en el día a día y como ésta se enfrentaba a cada problema que surgía.

Es por ese motivo que esa metáfora de blanco y negro yo no le presté mucha atención, y menos el día en que Lucius, desesperado por no saber lo que tenía, acudió (pese a todas sus creencias) a un doctor muggle. Así que cuando supe que tenía autismo, esa condición me abrió las puerta a un mundo lleno de colores. Donde no todo era dividido en dos polos, ya que a veces una persona podía irradiar miles de tonalidades.

Yo era muy bueno para descifrar esos colores.

Mi infancia no fue la mejor. Mis rabietas y acciones debido a mi TEA causaron que muchas personas se alejaran de mis padres y debido a mi poca habilidad para comunicarme, dejaran de invitarlos a los actos sociales que antiguamente asistían. A pesar de toda la mierda que recibí cuando era niño, pensé que mis padres lo aceptarían y me apoyarían.

Me equivoqué.

Mamá se fue cuando tenía cinco años y no entendía el por qué su hijo se quedaba mirando por horas su carro favorito y empezaba a gritar de la nada. No la podía culpar. Lo último que me dijo directamente a la cara fue "Arruinaste todo por lo que he luchado, gracias" y luego empezó a buscar sus maletas cuando Lucius la encontró lista para dejarnos.

A pesar de su abandono, no le tengo rencor.

Soy muy inteligente para mi edad, y como ya sabía leer, encontré en un libro donde dice que muchas personas cuando reciben una noticia realmente impactante y mala, no pueden aceptarla. Así que supuse que Narcissa no podía con toda la mierda que conlleva tener un hijo que era una carga.

"No eres ninguna carga, ya te he dicho que eres alguien maravilloso y muy inteligente. Tus habilidades serán la clave de tu triunfo cuando seas grande"

Esas palabras siempre venían con una sonrisa de mi padre cuando me las decía en un día particularmente malo en mi vida y veía que empezaba a golpearme la cabeza o balbucear sobre no ser suficientemente bueno para retener a la mujer que me dio la vida.

Y ahí venía mi otra incógnita.

Cuando mi madre se fue, no me dolió.

Bueno, mejor dicho, no me dolió como yo esperaba. Sí, lloré hasta acabar con una gran cantidad de lágrimas, pero no sentí las emociones que los libros relataban cuando se pasaba por una gran pérdida.

La razón era Lucius.

Papá intentó hacer todo lo que pudo. Se especializó en el tema, envió a miles de doctores para verme y decir lo que yo, con solo cinco años ya sabía, que era un trastorno que no se curaba, solo se podía aprender a vivir con ello.

Y yo estaba bien, siempre había tenido mis problemas y mis maneras de canalizar mis emociones cuando sentía que venía un día malo, podía con esto.

Después de todo, yo era Draco Malfoy.

Las emociones siempre venían con un buen dolor de cabeza, porque el procesamiento sensorial era mas dificil de recibirlo y dar una respuesta a la sociedad. Sin embargo, con tiempo y muchos intentos fallidos, tengo mi propio sistema de regulación. Una de las formas que aprendí, y que aún sigo usando, fue la de cantar ballenas en mi mente.

Las ballenas son los mejores animales del mundo acuático. ¿Sabías que una ballena azul puede comer cuarenta millones de Krill al día? Y su enemigo principal es la contaminación del hombre.

Maldita humanidad.

Pero el conteo de ballenas me ayuda mucho a canalizar mi atención en algo que no sea mis ataques de ira o mi actos agrasivos cuando estoy estresado y no sé cómo procesar todos esos sentimientos que experimenta mi cuerpo.

Si podía controlar mis ataques, nadie me volvería a tratar mal o mirarme por encima del hombro. Soy un heredero y un sangre pura después de todo.

"Eres Draconis Lucius Malfoy, todos quieren tener tu poder y todos quieren ser tus amigos. Dependerá de tu buen juicio usar eso a tu favor y adquirir una buena posición en cualquier área que quieras, hijo. Ellos quieren verte caer, nunca les des esa oportunidad" decía mi padre cuando teníamos reuniones o cenas elegantes y yo terminaba con dolores de cabeza y recostado en mi sillón favorito, que casualmente era el de él. No está demás decir que mi padre me lo regaló cuando se dio cuenta que no volvería a sentarme en otro mueble.

A pesar de las humillaciones de parte de los otros sangre puras, no me dejé impresionar por su inexistente tolerancia, me convertí en el número uno en clases de etiqueta, magia y runas.

Este hecho trajo mucho odio de parte de todos, también estaba el hecho de que yo no tenía filtro, mi cerebro no procesaba muy bien los signos de comunicación y empatía que las personas pueden general con normalidad, así que todo lo que pensaba lo decía, sonara o no aceptable para esas personas que intentaban denigrarme.

Podía con cualquier mierda que me lanzaran. Pero se vendría el predicamento más grande de todos.

Hogwart.

¿Útiles escolares? Sí.

¿Libros antiguos para mí consumo personal? Por supuesto.

¿Una mascota oculta en mi valija, sin crear sospecha de nadie? Lo primero que hice esa mañana.

Solo faltaba una cosa en mi lista.

Un padre sobreproctector.

-Puedes llamarme cuando quieras.- Decía mi padre.

-Lo sé.- Dije sin verlo.

-Si no te sientes preparado, puedes ir el siguiente año.

-Tú eres el que no se siente preparado.- Le devolví sin filtro mis palabras y él solo se quedó en silencio. Suspiré. Otra vez volví a poner incómodas las cosas entre él y yo, pero mi cabeza no me generaba sentimiento de arrepentimiento, aunque con mi doctora, estuvimos practicando mucho sobre la empatía y el hecho de que otras personas solo quieren mi bienestar. -Lucius, estaré bien. Es solo la escuela.

-Solo la escuela.- Repitió el Malfoy mayor. Se agachó y me miró, aunque no lo veía, sabía que estaba sonriéndome. -Ten un buen viaje, hijo, te quiero mucho.- No sé molestó en abrazarme. Sabía que no me gustaba el contacto físico. Luego de eso, su cara volvió a ser una muestra sin vida de emociones.

-Lo haré, nos vemos en unos meses, adiós y cuida a Star por mí.- Le dije porque se vería muy raro que no me cerciorase que mi familiar estuviera a salvo.

Lucius no hizo mención de mi orden sobre cuidar a mi mascota, pero sabía que, pese al odio que le tenía, mi padre cuidaría bien de ella.

No sabía por qué no la quería.

Tener a una serpiente blanca como mascota era lo más genial del mundo.

Una vez en el tren, me encargué de tomar el último vagón y cerré la puerta con muchas protecciones para que nadie pudiera entrar. Le había dicho a Lucius que estaría bien, pero eso no quería decir que no tuviera miedo de todo lo nuevo que esperaría lejos de casa.

"Nuestra única misión es sobrevivir, Draco" había dicho mi padre cuando tenía cuatro años y unos niños habían corrido despavoridos cuando empezaron a golpearme por ser diferente, pero mi magia accidental los había lanzado sobre los aires hasta la fuente más cercana. Ese día mi padre, en lugar de disculparse con los padres de los niños y regañarme, me llevó a comer helado.

Amaba el helado de zanahoria y menta.

Sabía que mi padre les ordenaba a los elfos a siempre tener esos sabores en la mansión. Era un buen padre, aunque siempre lo veía nervioso cuando estábamos por las calles del mundo mágico.

A pesar de mi poca emoción, realmente quería conocer Hogwart. Mi padre, cuando estaba lo suficientemente distraído, me contaba historias sobre su vida en ese lugar; quitando de la ecuación a Narcissa, pero por alguna extraña razón casi siempre se le escapaba que no debía ir al bosque prohibido o hacerme amigo de los hombres lobos. Que eran malos y debía odiarlos.

Un día lo volvió a decir.

"Son criaturas oscuras, hijo. No debes estar cerca de ellos"

Lo miré, mientras comíamos nuestra comida.

"Sí me encuentro con una voy a notificarle a los aurores, son los responsables de quitarles su libertad"

"No harás tal cosa" todo el cuerpo de mi padre reaccionó a mis palabras.

"¿Por qué no? Es lo más lógico"

"Yo..."

"¿Será que la verdadera razón es otra?"

"Draco..."

"Dices que son malos, pero lo que veo es que repites mucho que son un peligro natural. La verdadera pregunta es si me quieres convencer a mí o a ti mismo. ¿Algo sucedió en Hogwart con un hombre lobo?"

Mi padre mi miró y con poca delicadeza se giró a su plato.

"Termina tu comida"

No volvió a hablar. Yo tampoco insistí.

Pero esa historia sería un gran misterio para saber en mi viaje al castillo.

-Hola.- Una voz seca me sacó de mis pensamientos y recuerdos. Levanté la mirada y había un niño más alto y grande que yo, con gafas oscuras, ojos verdes y una bonita cicatriz en su frente.

Una cicatriz que me gustó mucho.

Parecía un rayo.

Yo amaba los rayos.

Los veía siempre que el tiempo me lo permitía. Mi padre creía que ya esa pequeña obsesión había terminado, pero a través de los años solo aumentaba más.

-¿Puedo sentarme aquí? Hay unos niños que están molestándome. Soy Harry, mucho gusto, amigo.

No me sorprendió el hecho de que él al parecer no me conocía o el hecho de presentarse tan inapropiadamente. Me sorprendió el hecho de que haya burlado mis hechizos y que me llamara amigo.

-No somos amigos.- Le dije sin mirarlo. -Pero el tren no es mío, si te comportas y no haces ruido, creo que puedo tolerar tu compañía.- Le decía con pausa.

Papá decía que debía tratar de ser sociable y que a veces las personas solo quieren ser gentiles, pero en nuestro círculo social, una persona no es buena con un Malfoy sin querer algo a cambio, así que mi cautela siempre estaba activada con cada persona nueva que conocía.

-Gracias.- Dijo alegre. Cuando se quiso sentar al lado de mí, mi cuerpo reaccionó como pólvora.

-ALÉJATE.- Mi respiración se volvió agitada y mi corazón empezó a bombear súper rápido.

Nadie podía tocarme.

Nadie podía volver a lastimarme como hicieron las caricias falsas de mi madre para luego destruirme.

El contacto humano no me gustaba, solo lo recibía de Star y en muy raras ocasiones de mi padre cuando era su cumpleaños y yo intentaba dolorosamente de devolverle todo el cariño que él me brindaba en ese abrazo. Quería que Lucius se diera cuenta de cuánto me costaba hacerlo y se sintiera orgulloso por los pequeños pasos que daba.

Pero aún así era dolorosos y no me gustaba que se acercaran a mí.

El niño levantó las manos en señal de rendición y se sentó en frente de mí.

-Lo siento, mis tíos dicen que no controlo el espacio personal de las personas y que no veo cuando eso pasa. Uno inclusive me llama idiota.

Eso me hizo sacar una sonrisa temblorosa.

-Me agrada ese tío.

Harry sonrió.

-Sirius es increíble, aunque cuando me llama así, mi otro tío, Remus, lo golpea y le lanza lo primero que encuentra. Dice que no puede llamarme así porque daña mi estabilidad emocional.- Luego se acercó un poco a mí y me susurra algo como si fuera un secreto. -Gracias a eso saco una buena cantidad de galletas para compensarme.

Sin esperarlo, una carcajada se me salió de los labios.

Era la primera vez que reía de esa forma desde hacía años.

Él me hacía reír.

Eso era nuevo.

-¿Vives con tus tíos?- Pregunté. No sé por qué mi voz salió sin pensarlo. Nunca me interesaba la vida de los demás, suficiente tenía con la mía, pero quería saber sobre este niño.

Este niño con una bonita cicatriz.

-Sí. Sirius y Remus, son increíbles. Un día podría presentartelos. Aunque te aconsejo que no te acerques mucho a Sitius, tiene muchos cambios de humor y es un payaso, no respeta para nada la palabra "Espacio" como ya te lo he dicho.

-Podrías ser su hijo perdido.

Ahora fue el turno de Harry de reírse y sonrojarse.

-Lo siento, ¿si quieres que te deje solo yo podría...?- Quería darme mi privacidad y dejarme solo.

Otro día yo le hubiese dicho que sí.

Hoy no era ese día.

-Remus es el cerebro de ese dueto por lo que escucho.- Dije en un intento de distraernos.

Harry brilló y siguió.

-Ya hubiésemos perdido la cabeza si tío Rem no estuviera con nosotros.- Luego en un tono bajo dijo. -Él es como nuestro Pepito grillo.

-Bonita manera de chantajear a tu conciencia. Pero acepto que es una buena forma de chantaje.- Concedió mi voz.

-¿Cómo lo sabes?- Y después de un segundo abrió los ojos. -¿Te gustan las películas muggles?

Podía mentirle. Yo había perfeccionado a lo largo de los años las mentiras. Pero no lo hice.

No sé que me estaba sucediendo el día de hoy.

-Me gustan mucho. Pero no lo uso como chantaje.

De hecho, Lucius era el que utilizaba las películas muggles para pasar un tiempo de calidad padre e hijo.

Nunca le decía que no.

-¿Cuál es tu forma de chantajear a tu familia?- Preguntó Harry.

No lo pensé.

-Tengo TEA.

Harry esperó a que me explicara. No lo hice, estaba cansado de explicarle a las personas sobre mi condición.

-¿Es una trastorno o algo así, cierto? Sé sobre ella. No te preocupes, no es el fin del mundo.

Lo miré impresionado.

Esas palabras fueron dichas por todos mis medimagos y psicomagos. Inclusive por mi padre.

Nunca me las dijo mi madre.

O mis supuestos amigos.

Nadie en la comunidad mágica.

Y aquí estaba este niño, diciendo que la mierda con la que he lidiado toda mi vida no es gran cosa.

-Gracias.- Susurré.

Eso he querido oír desde hace tanto tiempo.

Harry me sonrió y yo me encontré devolviendo la sonrisa.

-Tu cicatriz es bonita.- No pude resistirme.

Él, avergonzado, intentó taparsela con la mano.

-¿Te gusta? A mi no mucho.

-Parece un rayo, como los que veo todas las noches en el cielo.

-¿En serio? No soy un gran fan, pero me gusta mucho cuando el cielo está iluminado de estrellas.

Intenté mirarlo desesperadamente. No lo logré, pero era la primera persona a la que quería ver directamente a los ojos.

-¿Te gustan las estrellas?

-¡Sí!- Dijo emocionado. -Parecen...

-Luciérnagas.- Dijimos al mismo tiempo.

Este niño me había dejado sin palabras.

En ese instante, la tonalidad que me daba Harry era de un bonito brillo verde.

Me gustaba el color verde.

Justo cuando iba a preguntarle más cosas, él vio en mi regazo.

-¿Cuando entré estabas leyendo algo? Creo que el libro se me hacía familiar.

Miré el libro olvidado en mis piernas.

"Descubrimientos de Flamel"

-Es un libro sobre los hallazgos de Nicolas Flamel.

-No te veía creyete de la juventud eterna.

Me reí.

-Lo veo más como un cuento de fábulas. ¿Cómo sabes que se trata sobre el elixir de la vida?

Me sonrió con vergüenza.

Lo comprendí.

-Tú no crees que sean fábulas.- No era una pregunta.

-No puedes culparme. Crecí con Sirius Black. Creo en cada locura que veo y escucho.

Black.

El apellido de mi madre.

Ni siquiera iba a preguntar. Ella no valía la pena.

-Oye, ¿Crees que haya algún libro antiguo de Flamel en la escuela? Podríamos hasta encontrar uno autografiado.

Justo cuando iba a decirle algo sarcástico, la puerta se volvió a deslizar.

-Harry te estábamos buscando.- Dijo una chica de aspecto desaliñado y cara engreída. Luego me vio con cara de pocos amigos. -¿Este purista te está molestando? Ven con nosotros.- Un pelirrojo estaba detrás de ella. La chica dijo cada palabra como una orden.

-Típico de un Weasley.- Empecé a decir con mofa. -Enviar a terceros para el trabajo sucio.

Ron se puso rojo y miró a Harry.

-Vámonos Harry.

Harry empezó a pararse y por alguna razón eso me decepcionó. Lo cual era extraño, nunca me había importado que una persona se alejara, pero me dolió que viniera de Harry. Sin embargo, mi cara no expresó mi tristeza.

No me importaba.

No me importaba que Harry se alejara.

No me importaba que Harry me viera igual que los demás.

No me importaba que Harry ya no me hablara.

No me import....

No me....

-Yo estoy con mi amigo.- La voz de Harry me sacó de mi autocompasión. Se sentó justo a mi lado y me sonrió. Con su boca muy cerca de mi oído me susurró. -Oye, somo mejores amigos, pero no sé tu nombre. Que descuido de tu parte.

Lo miré por lo que pareció una eternidad.

No se me escapó que esos dos idiotas estaban molestos por nuestra interacción.

Tampoco se me escapó que Harry me estaba tocando sutilmente mi hombro con su pecho y no me generó malestar.

Nada de eso se me escapó.

Banderas rojas estaban en todo mi cerebro, pero por primera vez en mi corta vida, no les hice caso.

-Malfoy.- Le dije en un susurro. Olvidándome de la audiencia. -Soy Draco Malfoy.

-Mucho gusto, mejor amigo.- Me dijo el castaño.

Le sonreí con burla y el estómago apretado.

-Ya veremos.

Harry se rió.

-Espero grandes cosas este año en Hogwart. Seremos los primeros niños de primer año en tener una gran aventura. Ya lo verás Draco.

Lo miré.

-Por mi bien y el de toda Hogwart, espero que estés bromenado.- Fue la primera vez que hice una broma.

Se sintió increíble cuando Harry me sonrió.

Chapter 3: Amigos

Chapter Text

Cuando me clasificaron en Slytherin no me sorprendió.

Tenía una reputación que mantener con el estirpe Malfoy y su larga trayectoria en la casa del gran Salazar.

Lo que si me dejó asombrado fue cuando el sombrerero seleccionador dijo que Harry había quedado en Slytherin.

"Una mente como la tuya y todo lo que conlleva solo tiene una casa que lo guiará a la victoria...SLYTHERIN"

El chico vino corriendo y se sentó muy cerca de mí. Intenté no ponerme nervioso o alejarme, aunque seguía tratando de adaptarme a la idea que su presencia en mi entorno no me hacía sentir mal, al contrario, era un poco estimulante.

-¿Qué comes?- Dijo Harry. Él se había servido un gran plato de cosas aceitosas, dulces y mucho picante en su pieza de pollo.

-Pavo.- Le decía luego de comer despacio y masticar mi comida dieseis veces.

-Draco, hay millones de opciones mejores que el pavo.- Se acercó aún más y observó con sospecha mi comida. -¿Y eso es verdura?- Como si la simple palabra le diera dolor.

-Es pavo con judías verdes, un poco de puré de zanahoria y jugo de zanahoria.

Me miró sonriendo.

-Tengo la sospecha que no te gusta el jugo de zanahoria.

Mi instinto me decía que me estaba tomando el pelo. Entonces empecé a fastidiarlo.

-Eu não gosto de cenouras, eu adoro elas.

-¿Qué?- Me miró confundido.

-Mane, meridie et nocte.

-¿Estás jugando conmigo?

-I would eat them for breakfast, lunch and dinner.

-Draco.- Se quejó.

-Puoi chiamarmi capitano carota.

-Agh.- Harry se desesperó, pero vi una sonrisa en su cara. -¿Cuántos idiomas habla su majestad?

-Plus que tu ne l'imagines, mon cerveau n'oublie jamais rien

-¡Espera!- Dijo tomándome la mano con la que no estaba comiendo. -Esa la sé, es Francés.

-Bravo, Seigneur Potter. tu es très sage.

-Que lindo hablas.- Se acercaba más y yo había olvidado mi comida. -Yo quisiera hablar así como tú, así podríamos tener algo en común.- Su cara se estaba poniendo un poco triste. Y en un impulso de adrenalina que nunca tengo, le apreté la mano y le miré la mejilla.

-Puedo enseñarte. Te enseñaré cualquier idioma que quieras.

-¿En serio? Gracias. Eres tan inteligente. ¿Cómo puedo agradecértelo?

Le di una sonrisa malvada y señale el plato. El miró y se preocupó.

-Ay no.- Se lamentó. -Yo y mi gran bocota.

-Quiero que comas bien y saludable a partir de ahora. Si vamos a pasar tiempo juntos no quiero verte destruyendo tu cuerpo. No te pido que me imites, porque mi dieta es muy estricta debido a mi condición, pero me gustaría verte comiendo un poco más de cosas verdes.

-Odio las cosas verdes.- Volvió a quejarse.

-Por favor.- Dije.

Él me miró.

-Está bien.- Y con mucha lentitud empezó a meter más puré de papas en su plato.

Sonreí.

-Dime otra cosa en algún idioma.

-Du bist wunderschön.- Susurré.

-Sonó a un trabalenguas.

Iba a responder, pero una risa nos sacó de nuestra pequeña burbuja.

-Sí, el tonto niño cree que ese Malfoy es su amigo.- Decía el pelirrojo en la mesa de los leones. -Por favor, le apuñalará la espalda cuando tenga la primera oportunidad.

-Su mayor error fue no darte la mano Ron.- Lo defendía Hermione. -Que lastima, pensé que los Potter eran más inteligentes, se dejará manipular por ese Malfoy.

Harry se paró inmediatamente y yo lo detuve sujetandolo de la manga de su túnica.

-No.

-Pero...ellos...ellos, merecen, yo podría....

-Ellos no le están haciendo daño a nadie, Harry.- Seguía comiendo.

-Claro que sí. Son unos hijos de p...

-No me gustan las groserías. Me causan irritación.

Harry se calló y empezó a sentarse, no sin antes, agitar su varita. Luego de eso, una pequeña forma de luz salió y se metió en el pollo y cuando este se paró y empezó a caminar, se dirigió a los Griffindor.

La luz, con el traje de pollo, empezó a hablar con una voz irritante de una mujer, poniendo sus alitas en sus caderas, simulando que eran brazos.

"Ron Weasley, me encanta saber que tú también heredas cosas"

-¿Qué?- Dijo un muy confundido Ron.

"Sí, pero a diferencia de Draco Malfoy quien heredará millones de galeones y puestos en el ministerio, tú lo único que obtendrás será la ropa sucia y vieja de tus hermanos mayores. Felicidades"

Ron se puso más rojo que su cabello.

-Pedazo de m...

El pollo se dirigió a Hermione.

"Y tu querida niña. Me han dicho que eras la más inteligente de tu clase y que todos te reconocen por eso"

-Lo soy.- Dijo arrogante.

No supe cómo hizo Harry para que un pollo hechizado se riera en forma sarcástica, pero así sonó.

"Pobrecita. Esos días quedaron en el pasado, porque el número uno de las clases en todo Hogwart será Draco Malfoy. Dime cariño, ¿Qué sentirás al darte cuenta que todo por lo que eres reconocida, que es tu mente, no sé comparará con la gran inteligencia de Draco. Yo, siendo tú, estaría tan celosa, durante siete años siempre quedarás en segundo lugar"

Un tenedor fue apuntado en donde sería el corazón cocinado de ese pollo. Hermione no soltó el cubierto hasta que el pollo volvió a quedar sin vida.

Todo el comedor empezó a estallar en carcajadas, burlándose de los chicos.

-Draco los aplastará.- Dijo una chica, no muy lejos de nuestros asientos. Era algo mimosa y con el cabello castaño.

-Una serpiente siempre estará por encima de los leones.- Otro chico moreno la secundó.

Yo solo me molesté con Harry.

-¿Por qué hiciste eso?- Le dije conteniendo la voz.

Harry aún se reía.

-Te merecías una disculpa, pero como no la dieron, te ayudé.

-¿Te pedí tu ayuda?

Harry paró su alegría.

-Yo...

-¿Pedí que me defendieras o me vengaras?

-No, pero...

-Lo que conseguiste fue que ellos me odiaran más y me tengan en la mira.

Sabía que no era culpa de Harry, pero mi ansiedad me recordaba a todos esos niños que me fastidiaban por sobresalir y ser mejor que ellos en algunos exámenes.

Creí que ya lo había superado. Al parecer no fue así.

Sentí una mano en mi muñeca que me estaba dando pequeñas caricias.

-Respira, todo está bien. Lamento mucho haberme entrometido. Solo quería que dejaran de hablar mal de ti, prometo no volver a...

-No es eso.- Lo interrumpí. -Me gusta que me protejas, pero no soy una doncella que puedes ayudar.- Susurré. -Solo no quiero que se metan con nosotros.

-No lo harán.- Dijo serio.

-No puedes prometer eso.

-Por su bien, no van a molestarnos.

Iba a llevarle la contraria, pero una figura negra se cernía sobre nuestros cuerpos, bueno, mejor dicho, sobre el cuerpo de Harry.

-Si ya el niño Potter dejó de molestar al chico Malfoy, entonces podemos marcharnos, mi casa es la última en el comedor.- Un vistazo le dio la razón a Severus. Todos ya se habían ido. -Juro por Salazar que les quitaría puntos si no fueran de mi propia casa.

Agarró a Harry del hombro y los colocó a ambos pegados a la pared para crear un camino para mí. Terminando mi jugo, me levanté y caminé hacia donde estaba el grupo, cerciorandome de ponerme más cerca de Harry que los demás.

-Bien, ya que Potter dejó de procrastinar, siganme, los llevaré a sus habitaciones.

En el transcurso del camino, Harry me susurró.

-Oye, creo que el este profesor me odia.

-¿Por qué crees eso?

-Me riñó a mí solamente. Tu nombre nunca apareció en el regaño.

-Y nunca aparecerá.

-¿Qué?- Se rió chocandome el hombre. -¿Te vas a convertir en el favorito del profesor?

-Soy su favorito desde hace once años, Harry.

-¿Disculpa?

-Después de todo, sería muy extraño que un padrino no quiera a su único ahijado.

-¿QUE QUÉ?- Gritó, deteniendo a todos los estudiantes.

Snape nos miró.

-Felicidades señor Potter, acabas de romper el récord del primer castigo más rápido de tener en Hogwart. Mañana, después de tu última clase, que por cierto, es conmigo, niño insolente.- Cuando se daba la vuelta, me guiño muy rápido el ojo.

Solo sonreí. Extrañé los gritos de mi padrino.

Llegando a las mazmorras, inició su discurso.

-Soy Severus Snape. Soy el profesor encargado de la casa Slytherin, tengo a mis prefectos en cuarto y quinto año, si no pueden acudir a mí, vayan directamente con ellos y los ayudarán.- Cuatro estudiantes se veían detrás del profesor. Eran dos chicas y dos chicos, todos bien presentables y pulcros. -Lo primero que deben saber es que lo que sucede en Slytherin, se queda en Slytherin. No voy a tolerar que los problemas o los sucesos de mi casa sean la comidilla de las otras casas y sus estudiantes. Lo segundo que debo expresar es que esta casa es del gran Salazar Slytherin, muchos lo consideran un traidor y un manipulador, pero los que realmente son estudiantes de su casa sabemos que la única palabra que definía a Salazar era "Sobreviviente" en este mundo nunca te darán nada sin recibir algo a cambio. Siempre tendrás personas que te sonrían en tu cara y te señalen a tus espaldas, es por eso que esta casa será un gran refugio.- Severus se alejó y les dio la palabra a sus prefectos.

-Salazar sabía eso, sabía que todos estarían en su contra, es por ese motivo que utilizaba lo que tenía a su alcance para conseguir sus objetivos.- Dijo la chica rubia de ojos grises.

-Nosotros nos cuidamos entre nosotros. Una serpiente nunca picará a otra.- Siguió  una chica pelinegra de ojos verdes.

-Si hay un problema entre nosotros, se resuelve bajo estas cuatro paredes. No podemos dejar que otras casas sepan que tenemos diferencias.- El chico pecoso castaño prosiguió de manera seria.

-Todas las casas están encontra de la nuestra, así que debemos ser siempre leales y unidos entre serpientes, ya que los leones, las águilas y los tejones nunca nos mirarán con buenos ojos.- Terminó el rubio.

Severus volvió a hablar.

-No sean como los demás. Háganse notar en las áreas estudiantiles y deportivas que importan. Nunca sean un motivo por el que le quiten puntos a mi casa. En estos siete años serán aprendices, pero se convertirán en mentores de otros chicos, enseñen con el ejemplo y hagan conexiones que los ayude dentro del colegio y afuera en el mundo. Yo siempre querré ver brillar con luz propia a una de mis serpientes. Háganme sentir orgullosos de sus uniformes. Las clases comenzarán mañana. Los prefectos los llevarán a sus habitaciones.

Severus se marchó. Los cuatro chicos se pusieron bajo una línea.

-Draco, Harry, siganme por favor.- Dijo la rubia.

La seguimos y terminamos en una gran puerta.

-Tu padre tiene una gran amistad con el profesor Snape, porque este es el mejor cuarto de primer año.- Dijo la chica a Draco.

Draco fingió no escuchar.

-La contraseña es piel de serpiente, no la digan frente a otros estudiantes que no sean de la casa.- Nos miró por un segundo más de lo esperado y nos sonrió. -Bienvenidos a Hogwart.

Cuando entramos, la habitación era idéntica a mi cuarto.

Demonios, padre. No puedo creer que le hicieras hacer eso a Severus. Pero una alegría surgió en mi corazón al ver que todo era lo habitual.

Mi ansiedad se calmó. Las cosas comunes de mi día a día me daban mucha paz.

Cuando se lo dije a Harry, él se quedó impresionado.

-Demonios, tu cuarto es increíble entonces si esta es una replica exacta.

-Lo es.

Cuando nos dispusimos a dormir, mi ansiedad volvió.

-Oye, ya que estamos solos, quiero saber algo.- Me dijo Harry.

Eso me sacó de mi intento de pánico.

-Dime.

-¿Cómo lograste que el murciélago nos pusiera juntos?

-Se llama Severus y ¿Por qué crees que fui yo? Tal vez son cosas del destino.

El me dio una cara de "Vamos, juegues conmigo"

-No creo que alguien como Snape junte a su alumno estrella con el alborotador designado que odia.

Me reí.

-Sí, fui yo.- Luego me puse serio. -¿Te molesta? Puedo hablar con mi padrino y...

-No te atrevas. Amo que seamos compañeros de habitación.

Luego de un segundo, nos sentamos en la que sería mi cama y levanté la cabeza.

-Ahora es mi turno de hacerte una pregunta.

-Adelante, soy un libro abierto.

-¿Cómo hiciste para manipular al sombrerero seleccionador para que cambiara tu casa y te pusiera en Slytherin?

La cara relajada de Harry cambió y suspiró.

Ni siquiera lo negó.

-¿Cómo te diste cuenta?

-Todas las cualidades que dijo eran de un Griffindor, pero la magia con el pollo me terminó convenciendo. Esa magia de ventriloquía es difícil y más si ese objeto habla. Así que solo sumé dos más dos.

-Eres tan inteligente que no puedo ni molestarme.- Luego susurró. -Quiero estar contigo. Sabía que irías a Slytherin y, pese a mis deseos, mi familia siempre ha ido a Griffindor, así que debía hacer algo. No podía quedarme de brazos cruzados y ver como mi rubi...digo, como tú y yo no estábamos en la misma casa.

-Ese sombrero es desde los tiempos de los fundadores.- Dije con seriedad.

-¿Y...?- No entendió Harry. No entendió que había encantado algo muy poderoso y que su magia era compatible con la de Salazar, quien fue el que diseñó ese objeto seleccionador.

Me acerqué a él y sonreí.

-¿Hiciste todo eso por mí?

-Sí.- Dijo sin vacilación.

-¿Y lo volverías a hacer?

-Sí.- Decía de nuevo sin dudarlo.

-Estoy empezando a ver qué el inteligente es otro.- Sin saber que me poseyó, me acerqué y le toqué la mejilla con cuidado. -Gracias, yo también quería que quedáramos en la misma casa.

La sonrisa de Harry era muy grande.

-Ahora debemos dormir, tenemos clases a las que ir y tú una detención a la que asistir.

-Ni me lo recuerdes.

Cuando cada uno se acostó, Harry susurró.

-Draco.

-¿Sí?

-Gracias por ser mi amigo, te quiero mucho.

Mis labios empezaron a temblar, y mi corazón se me quería salir. Sin saber que decir, no pude hablar.

Pero esa bonita sensación se quedó conmigo hasta que me dormí.

Me prometí a mi mismo ser el mejor amigo del mundo para Harry.

Todo saldría bien, nada podía quitarme esta felicidad.

Meses después...

-Míralo.- Susurraba el pelirrojo a Grenger. -No puedo creer que esté en nuestro curso y mucho menos que Dumbledore lo deje estar con nosotros, debemos tener cuidado por si se nos pega su rareza.

-El autismo no es contagioso idiota.- Dijo Harry detrás de ellos. Pero no pudo evitarlo, ya llevaban siete meses en Hogwarts y la única razón por la que no mataba a ese par de idiotas es porque Draco se lo había prohibido.

Aún recuerda su conversación hace dos noches.

Flasback.

-Puedo hacer que parezca un accidente.- Le dije al rubio.

Él aún seguía en su cama leyendo un libro antes de dormir. No debía importarme, realmente solo era un libro, pero no me gustaba que le estuviera prestando más atención a ese tal Scamander (un Magizoólogo que ya había muerto), que a mí.

-¿Puedes prestarme cinco segundos de tu valioso tiempo?, se supone que eres mi mejor amigo y aquí estoy: planeando un asesinato sin tu ayuda.

Draco levantó la vista, sin mirarme, y con lentitud apartó el libro.

Gracias a Merlín.

Con suavidad levantó los brazos hacia mí, en forma de un abrazo.

No pude ir lo suficientemente rápido.

Desde hace unas cuantas semanas Draco y yo habíamos creado una dependencia que era un poco intensa y hasta yo lo veía.

No sucedió de la noche a la mañana.

Ambos habíamos quedado en Slytherin y, pese al odio que me tenía el profesor Snape, una mirada de Draco bastó para que el murciél...digo, Snape nos colocara en la misma habitación, luego de empezar a sentirnos cómodos el uno con el otro sucedió algo que aún me generaba malestar recordar. Hace un par de meses, Draco estaba teniendo una pesadilla. Su cuerpo empezó a convulsionar y temblar sin control, el rubio solo susurraba:

"Perdón. Soy malo, soy malo, lo siento, no te vayas mamá, por favor, ya no seré una carga, lo siento"

Me subí a su cama sin pensarlo y empecé a decirle palabras suaves para que despertara. Cuando Draco abrió los ojos creí que me atacaría y me correría de su cama. Sin embargo, me abrazó muy fuerte y lo sostuve hasta que la ultima lágrima cayó a altas horas de la madrugada.

Desde ese día dormíamos juntos y ya no volvió a tener pesadillas.

Ahora, volviendo a lo que importaba...

-Te digo que puedo darte ese regalo de cumpleaños adelantado. Dos por el precio de uno.- Dije bajo su abrazo delicado. Mi cuerpo se fundía con el de Draco y empecé a acariciar su cabello.

-No vas a matar a Grenger y menos a ese Weasley.- Dijo Draco suavemente acariciandome la cara, especialmente mi cicatriz.

Hace semanas sabía de su obsesión por mi marca, pero tenía miedo que si le decía algo al respecto, ya no volvería a tocarme. Así que él podía tocar mi cicatriz las veces que quisiera.

Solo él.

-¿Por qué no?- Dije. Ya era mucho con la presencia fantasmal de la mamá de Draco y encima debía soportar las agresiones verbales de ese par. -Es inco....incsens....aahhh...Draco.- Dije con un puchero.

Una sonrisa fue mi única respuesta.

-La palabra que buscas es inconcebible.

-¡Sí! eso, el punto es que no puedes seguir soportando esa mierda, así que como yo soy mayor, yo lo solucionaré.

-No.- Fue simple y directo.

-¿Por qué demonios no?- Ya lo estaba mirando. No había caricias.

El intentó mirarme, pero fracasó. En su lugar, veía mis manos.

-Tus manos.- Dijo.

-¿Que?.- Pregunté confundido.

-No quiero que te ensucies las manos por mí.

-Pero...- Me interrumpió y las tomó con las suyas, luego las miró y sonrió.

-Son muy bonitas.

Mi corazón se apretó sin saber la razón, pero hacia cosquillas.

-¿Crees que soy bonito?

Él solo miró mi cicatriz.

-Dije que tus manos son bonitas, no te voy a engrandecer el ego, ya es suficiente con las tontas niñas de Griffindor.- Dijo de manera quejumbrosa.

-Solo quiero ser bonito para ti.- ¡Demonios!, mi bocota metiéndome en problemas una vez más. -Lo siento, no quise...- Draco volvió a abrazarme y me calló cualquier palabra que iba a decir.

-Eres bonito Harry, yo siempre te veo bonito. Yo...yo...- Empezó a lastimarse el brazo con sus uñas. Intenté detenerlo y poco a poco su acción se controló. ¿Tú crees que soy bon....?

-Eres el niño más hermoso e inteligente que he conocido.- Lo interrumpí yo. -Eres tan hermoso y tus ojos son como dos lindas luciérnagas que cuando las veo todo mi pecho se ilumina y sé que no me ves directamente a la cara, pero amo que intentes comunicarte conmigo y amo tus abrazo y...

-Harry, para.- Las manos de Draco se dirigieron a mi boca y con un sonido ronco con su risa, me calló. -Gracias.- Susurró.

-¿Por?

-Por hacer que volviera a escuchar mi risa.

Lo abracé más fuerte y quedamos dormidos.

-Te haré sonreír siempre, Dragón.- Prometí

Fin del Flasback.

-Sigue haciendo mierda sin sentido en la ventana, que miedo, seguro se pega.- Seguía Ron.

-Draco no está haciendo mierda sin sentido, todo lo que hace es importante.- Lo defendió Harry.

-Eso es verdad, Ron.- Dijo Hermione. -El trastorno de....

-Mierda, cállate. No quiero escuchar la voz de una tonta niña hablando sobre mi condición.- Todos volteamos hacia el rincón del aula, donde se hayaba Draco. El Slytherin estaba tocando la única ventana que Snape no cerró (obviamente por Draco) y dibujaba símbolos en ella con la mezcla que debíamos hacer individualmente. Era claro que Draco había sido el primero en terminarla.

-Harry, no quiero que hables con ella.- Decía sin mirarnos, concentrado en sus patrones.

Hermione pegó un pequeño grito de indignación.

-Harry es un chico capaz de elegir con quien quiere habl....

-Harry.- Sentenció Draco sin mirarlo.

-Ya voy, Dragón.- Y dicho eso, Harry se marchó del lugar en el que estaba sentado y se fue al otro extremo del aula. Solo tomó sus cosas porque las cosas del rubio las tenía Snape

-Dios mío está hipnotizado por ese tonto.- Arrojó con malicia Ron. -Solo es un pobre enfermo Harry, lo único que tiene puro es su sangre porque ni su mamá...

Un grito salió de sus labios antes de terminar la frase.

Eso trajo la atención de Draco hacia la escena y vio como Harry lo tenía debajo de él golpeandole la cara y sacándole sangre de su nariz y labios. La habitación se resumió a un círculo que rodeaba a los dos chicos y todos empezaron a gritar. Justo cuando Ron tenía el ojo de un color rosa, Snape se metió en la pelea, pero la magia de Harry le impedía interceder.

Nadie podía separarlos sin que Harry quisiera.

-Draco, ven y controla a Potter, ahora.- Ordenó Snape.

Draco seguía mirando la ventana.

-¡DRACO!

-Me gusta que Harry defienda mi honor, se ve muy lindo.- Y siguió en sus patrones.

-DRACONIS LUCIUS MALFOY NO ME HAGAS LLAMAR A TU PADRE.

Eso trajo la atención del rubio y con un suspiro se volteó. Caminando lentamente hacia la pelea se acercó a Harry y justo le susurró cerca de su oído.

-Gracias por protegerme, pero quiero que te detengas.

Y como si lo hubiese hechizado, Harry soltó a Ron como si fuera un bicho contagioso. Con fuerza se acercó a Draco y lo abrazó.

-Yo siempre te protegeré, nadie podrá hablar malde ti.- La cara de Draco estaba en el pecho de Harry y ambos se abrazaban sin importarles la gran audiencia que tenían. Harry miró a todos con odio. -Si alguien mira mal o habla mierda de Draco otra vez, no usaré mis manos de nuevo, primera y única advertencia.

-Dilo, Harry. Dilo con el sonido que siempre me susurras cuando dormimos.- Le dijo Draco contra su pecho.

Harry paró sus amenazas y lo vio, por primera vez un poco precavido.

-Dragón...-

-Por mí.- Decía el rubio.

Y con esas palabras, un sonido distante empezó a extenderse por toda la clase, dejando a los estudiantes paralizados por el miedo. El silbido heló los corazones de cada una de las personas que se encontraban en ese lugar.

Menos a una.

Draco sonrió y lo abrazó aun más.

-Me encanta ese sonido.- Dijo con la vista en barbilla de Harry y su mano le tocaba la cicatriz. -Pero ya no quiero que estas personas lo escuchen. Solo yo puedo hacerlo.

Y por su orden, Harry paró y siguió sosteniendo a Draco.

La primera vez que Draco escuchó a Harry hablar en parcel casi se desmaya, se emocionó tanto que hizo que Harry hablara todo el día con ese idioma y obviamente el de lentes nunca se negaría a una orden de Draco.

-Potter, detención.- Dijo Snape algo tarde, pero nadie podía culparlo, el maldito niño estaba hablando parcel.

El idioma de las serpientes.

Muchas cosas habían pasado en la mente de Snape que no podía procesar con claridad y eran muy importantes resaltar:

La primera, el niño Potter obedecía cada maldita cosa que Draco le ordenaba o decía. Sin preguntar o cuestionar. Snape se había dado cuenta desde hace un par de meses (cuando Draco no quiso ir a la clase de transfiguración porque las paredes de ese aula estaban pintadas con un color que lo ponía triste y Harry tampoco fue), pero nunca había sido tan peligroso como ese día.

También se percató como el chico tocaba a Draco y él se dejaba consentir y mimar por el mayor con ligeros besos en su mejilla y frente. Draco odiaba el contacto, incluso solo podía permitir un pequeño beso en la mano por parte de Lucius y luego retiraba su muñeca. Sin embargo, cuando vio como Harry le tomaba la mano para ir a las diversas clases que tenían juntos, casi se cae para atrás

Otra cosa fue que no se le escapó ni por un segundo que Draco sonreía con maldad hacia Ron y Hermione.

Pero lo que más le dio miedo fue cuando vio la ventana en la que Draco había estado durante toda la clase.

Harry tenía razón. No eran cosas sin sentido lo que Draco había dibujado.

Eran runas.

Runas complejas que no todos los adultos podían hacer. Runas oscuras de protección.

Y justo en el medio se podía ver claramente como Draco había diseñado el símbolo de las reliquias de la muerte en todas ellas.

Sí...Snape debía hacerle una llamada a Lucius urgentemente.

Chapter 4: Dumbledore

Chapter Text

Ambos rubios se veían.

Bueno, en realidad el mayor de los Malfoy veía a su hijo mientras el pequeño rubio contaba los lunares que tenía Harry en su cara, ya que no pidieron separar a los niños el uno del otro.

Cuando Severus intentó alejar a Harry, Draco empezó a gritar y frotarse fuertemente la cabeza, así que Harry no se despegó ni un segundo del rubio cuando llegó un Lucius muy enojado a la escuela y lo llevaron a la oficina del director.

-Está claro que debemos empezar a separar a los niños, han creado una dependencia muy absurda.- Replicó Albus.

-Es muy contraproducente.- Difirió Snape. -Si los separan, eso podría traer consecuencias nocivas para Draco.- Miró como Potter tocaba con mucha delicadeza la mejilla de Draco, como si fuera de cristal. -Además creo que el señor Potter no estaría de acuerdo con esa idea.

-Nadie hará nada que perjudique a mi hijo.- Sentenció Lucius. Habían puesto una red de contención a los niños, así que no podían escuchar lo que estaban hablando.

-Draco es brillante, Lucius.- Seguía Albus. -Pero creo que la escuela es una escalera muy alta para que un niño como él la alcance.

Tanto el rubio como el pelinegro lo vieron al mismo tiempo.

-"¿Cómo él?"- Repitió Lucius con peligro. -¿Qué se supone que significa eso?

-No me malinterpretes, pero en los últimos meses tu hijo ha sido víctima de varios niños que le dicen innumerables palabras despectivas, supongo que no están acostumbrados a estar a su alrededor.

-No importa si están o no acostumbrados, esos mocosos deben tener empatía y sentido de la humanidad.- Decía Snape. -Si están tratando mal a Draco es por sus propios prejuicios e ignorancia, no te voy a permitir que culpes a Draco por algo que los demás son incapaz de entender y otra cosa...

-Severus.- Lo calmó Lucius. -Estoy de acuerdo contigo, pero también sé que este año ha sido muy difícil para Draco y para mí.- Con un suspiro miró a su hijo. -Tal vez un tiempo en Francia nos de una mejor perspectiva sobre Draco y el ambiente escolar.

-¿Qué quieres decir?- Preguntó Snape.

-Creo que nos tomaremos unas vacaciones antes de lo planeado y veremos si Draco seguirá o no en Hogwarts.

-¡NO!- Gritó un muy molesto Harry.

Los tres adultos observaron a los niños que habían sido olvidados por unos minutos y ambos estaban mirando en su dirección.

-¿Estaban escuchando? Eso es imposible.- El mismo Albus había puesto los hechizos.

-Le dije a Harry que quería escuchar lo que estaban diciendo.- Dijo suavemente Draco. Como si violar un hechizo realizado por uno de los magos más poderosos del mundo mágico fuera un juego de niños. -No quiero ir a Francia, quiero quedarme aquí con Harry.

Una tos seca lo interrumpió. Draco sonrió.

-Ah, sí. Y con Severus también.

-Ya escuchaste al niño.- Dijo Severus petulante.

Lucius rodó los ojos.

-Estoy eligiendo lo que creo que es mejor para mi hijo.- Miró a Draco, quien estaba tomando muy violentamente la mano del chico Potter. -¿Quieres irte del cole....?

-No.- Respondió.

Lucius intentó ver que tan fuerte era la dependencia que había creado alrededor de Potter.

-Si Harry nos pudiera acompañar, ¿aceptarías tomarte un descanso de Hogwarts?

-Estás siendo muy obtuso padre. No quieras manipularme de esa forma y menos en presencia de Harry. Primero, no vamos a ir a Francia y segundo, Harry iría a donde yo quisiera ir, pero sé que a él le gusta la escuela y jugar el Quidditch, aún no lo entiendo, pero a él le gusta y a mi me gusta verlo atrapar la Snitch dorada.

-¿Ah, sí?- Preguntó asombrado Lucius.

-Sí. Siempre que la atrapa da una voltereta divertida hacia mí y me señala. Él dice que eso significa que me dedicó la victoria y quiero que siga dedicándome muchas más.

Lucius dio un suspiro pesado.

-Bueno, si no te quieres ir, esta bi...

-No está bien.- Respondió Albus, arruinando el momento. Se precipitó cerca de Draco e intentó ponerle una mano en su hombro dando la apariencia de un abuelo tierno. Sin embargo, la mano fue retirada de manera poco delicada por Harry.

-No lo toque, no le gusta que lo toquen.

-Tú lo tocas.- Dijo con intensidad.

-Solo yo puedo hacerlo.- Respondió malcriadamente el niño y como para que no le quedara dudas a nadie, Harry se acercó y lo abrazó aún más fuerte mientras le daba besitos en su cabellera rubia.

-Sigo pensando que un buen viaje a Francia sería una buena idea para Draco. Harry sería una distracción para...

-Usted no me gusta.- Dijo Draco interrumpiendo cualquier cosa que iba a decir el director.

-Draco, no digas eso, me hieres. Hablemos con calma y entenderás que busco solo tu bienestar.- Albus intentaba mirarlo a los ojos y Draco se dejó, para sorpresa de todos.

Pero fue con intensión. Luego de unos segundo, Draco bajó la cabeza.

-No me gusta que se metan en mi cabeza.- Susurró, pero sus palabras fueron buen escuchadas.

-¿Qué?- Snape miró a Albus. -¿Estás usando Legeremencia? Albus, estás enfermo, ¿qué te sucede?

-NO.- Nego muy rápido la acusación del pequeño.

-Lo hiciste. Te sentí en mi mente y mis paredes no te dejaron pasar.

Todos estaban en shock.

Lucius sacó su varita y apuntó al director.

-Asqueroso bastardo, te atreves a violar la mente de mi hijo, ¿sabes que podría destruirte en la junta del consejo?

Albus levantó las manos y negó muchas veces.

-Esto es un malentendido, amigos. Draco, por favor dílo.

Draco seguía en los brazos de Harry cuando dijo.

-¿Por qué me trata con tanta familiaridad? Soy un heredero pura sangre, el único de mi familia, usted no puede tener ese tipo de confianza conmigo.

-Es cierto.- Decía Snape. -Te diriges a todos nosotros como si fuéramos tus ovejas y ellos no lo son.- Apuntó hacia los Malfoy.

-Lores, por favor.- La voz de Albus era mansa y suave. -Señor Malfoy si me dejan explicar lo que en realidad pasó estoy seguro que...

-Harry...me duele la cabeza.- Draco empezó a asustarse. Los dolores de cabeza no le gustaban. Su mano se frotó sobre su camisa para calmar la ansiedad que estaba experimentando con todo esto. -Quiero irme.

-Sí, Dragón.- Miró a los adultos. -Nos vamos.

Un Snape sonrió irónicamente.

-¿Y dónde se supone que te llevarás a Draco, Potter?

-Lejos.- Dijo simplemente.

-Te recuerdo que estás en las protecciones de Hogwarts, un sitio muy seguro y resguardado.

Lucius miró a su hijo y vio las lágrimas silenciosas que querían salir. Su hijo estaba bajo mucha presión y lo último que quería era contribuir a su ansiedad. Con lentitud se inclinó hacia el chico Potter y lo miró con seriedad.

-¿Estás bajo la tutela del chocho y el lobito, cierto?

-Se llaman Sirius Black y Remus Lupin, padre. Sé más educado.- Dijo Draco.

-No se puede ser educado con ese par de idiotas, cariño.

Harry lo miró.

-Estoy bajo su cuidado.

Lucius le susurró.

-Te vas a llevar a mi hijo.- No fue una pregunta.

Con un Harry más posesivo que nunca, dijo con claridad.

-Es mío, yo lo cuido. Es mi responsabilidad darle brillitos.

-¿Brillitos?- Preguntó un desconcertado Snape.

Harry se puso rojo.

-Cuando le doy mimos y cariño a Draco, él dice que siente muchos brillos en su pecho y que le gustan. Dice que nunca lo había sentido, así que solo yo puedo darle brillos.

Lucius, pese a su cara sin emociones, sonrió.

-De acuerdo, Lord Potter-Black.- Harry abrió los ojos. Lucius había sentido el poder de la adopción de sangre, después de todo, fue esposo de una Black. -Cuidalo.

-Maldita sea, Lucius, espera un jodido momento. ¿A dónde se llevará a mi ahijado?- Un paranoico Snape miraba a los niños con cuidado.

Lucius le dio unos golpecitos en su hombro.

-Van a un lugar en el que ni tú ni yo tenemos acceso sin que nos lancen un Avada, mi amigo.

La cara de Severus se puso más blanca si eso fuera posible.

-Me estás jodiendo.

-No, pero quita esa cara, estoy muy seguro que cierto perro estará mas que encantado de volver a verte después de tantos años.

Severus no perdió el tiempo y le devolvió la mierda.

-Igual que cierto lobo estará muy alegre de volver a cocinar tus galletas favoritas de zanahoria, Lucius.

La sonrisa de Lucius desapareció.

-Maldito hijo....

-Padre.- Draco ordenó.

Lucius volvió a tomar su compostura habitual y los miró.

-Si pueden irse, háganlo ya.- Miró mal al anciano. -Las cosas tomarán un giro que los niños no pueden ver.

-Ellos nunca podrían irse de la esc....- Y antes de que Albus dijera algo más, Harry tomó fuerte la cintura de Draco y lo abrazó.

Con una voz en parcel, susurró algo y segundos después ambos niños desaparecieron.

Dumbledore estaba conmocionado.

Severus se quedó sin palabras.

Y Lucius solo sonrió.

-No te emociones antes de tiempo, Severus. Estoy seguro que esto nos da la excusa perfecta para volver a visitar la mansión Black.

-Lo espero con ansias.- Dijo irónico Severus.

En otro lugar del mundo mágico...

Un estallido resonó en la mansión Black, alertando a Remus de la llegada de una persona. Solo su familia podía entrar, así que debió ser Sirius.

-Te estaba esperando hace dos horas, Sirius yo...- Se detuvo cuando vio a Harry rodeando protectoramente el hombro de un lindo rubio. Sin embargo, ese gesto no fue el que dejó sin palabras al lobo. No. Fue el niño que estaba al lado de su sobrino. -¿Malfoy?- Preguntó de manera torpe.

Aunque era imposible que ese fuera Lucius, apostaría todo su dinero a que era un Malfoy.

-Hola tío.- Saludo de manera esfusiva Harry con la mano que no sostenía a Draco. -Te presento a Draco, es mi mejor amigo del mundo mundial y hoy nos quedaremos aquí, ¿hay galletas? Quiero que Draco pruebe tus galletas, pero estoy seguro que quiere galletas de zanahorias y no de chocolate. Ama las zanahorias, yo también quiero probarlas.

El niño hablaba y hablaba y no le daba tiempo a Remus de procesar todas las palabras, pero el castaño podía jurar que estaba en una especie de déjà-vu, porque todo esto ya lo había escuchado antes.

Años atrás, pensó con mucha tristeza.

-Harry, cariño, espera un momento. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás aquí con Luc...digo, Draco? ¿Cómo bendito Merlín lograron traspasar las barreras del castillo?

Un Draco, quien no había dicho nada, miró la ropa del hombre.

-Mucho gusto señor, soy Lord Draco Malfoy, imagino conoce a mi padre, Lord Lucius Malfoy. Lamento interrumpir de esta manera tan abrupta en su casa, pero fuerzas mayores nos condicionaron a venir, nuevamente le ofrezco una disculpa.

Escuchar al pequeño rubio era como volver al pasado. Remus se le paró el corazón con cada bonita y elegante palabra que decía Draco y una sonrisa gentil salió de su boca.

-Descuida cariño, estoy seguro que hay una buena explicación para esto, si quieren me acompañan y....

Otro ruido estalló en la chimenea, haciendo que Harry pusiera a Draco detrás de él.

-Por un demonio, malditos vendedores ambulantes, ya decía yo que esa bola de cristal valía menos que ese peñique, juro que cuando vea al hijo de pu...

-Sirius, cállate, por Griffindor.- Le medio grité.

Cuando Sirius miró la escena solo sonrió a Harry.

-Hijo, que bueno verte. Al fin sales de esa endemoniada cárcel, que bueno que decidiste traerlo, Remus. Te dije que era mejor que Harry estuviera en casa y así las serpientes no se meterían con él, una vez una me dejó calvo por dos meses, maldita serpiente rastrera, tuve que usar pañuelos por mucho tiempo.

-Snape lo hizo porque le dejaste su cabello rojo.- Le dije, luego recordé lo importante. -No digas groserías, idiota. Tenemos más visita que solo la de Harry.

-¿Qué diablos....?- Dijo Sirius cuando miró bien a la persona que estaba detrás de Harry. -¿Por qué una version miniatura de Lucius Malfoy está en mi casa?

-Yo no soy una versión de nadie, tengo mi propio nombre.- Draco ya había decidido que ese señor le parecía extraño. -Soy Draconis Malfoy, puede llamarme señorito Malfoy, o sobrino político, porque veo que compartimos algunos genes, pero si no quiere aceptarlo esta bien, no me importa que un tío lejano me desconozca.- Dijo Draco sintiendo que la sangre Black de este señor llamaba a la suya. La ignoró. Luego miró a Remus. -Usted no dice malas palabras, eso habla de su buen carácter.

-Espera un jodi...- Sirius se aclaró la garganta. -Un segundo. ¿Me estás diciendo que el hijo de Malfoy es amigo de Harry?

-No somos amigos...- Dijo Draco.

-¿QUÉ?- Se alteró Harry. -¿Es por que ronco mucho cuando dormimos? Trataré de no hacerlo más.- Le tocaba la mano ansiosamente a Draco.

-Déjame terminar.- Draco rodó los ojos. -Somos mejores amigos.

Harry se alegró.

-Los mejores.- Y lo abrazó.

-Oye espera un segundo.- Cuando Sirius iba a tocarlo, Draco se asustó y cayó hacia atrás, justo antes que Remus lo atrapara. Sin embargo, también se asustó cuando el hombre lo tocó y aunque su caricia no fue incómoda, no le gustó que lo tocara. -No lo toqué, lo juro.- Puso cara de cachorrito golpeado. -Lo lamento.

-No lo toques.- Dijo un Harry sorprendiendo a sus tíos por su voz seria. -No le gusta que lo toquen, ya les dije que tiene autismo en mis malditas cartas.- Harry corrió hacia Draco y lo ayudó a levantarse. Ambos caminaron al sofá.

-Un momento, ¿el niño con el que estás obsesionado escribiendo sobre él en las últimas semanas es Draco?- Preguntó Remus.

-Yo juré que era algún Weasley, pero deseché la idea cuando escribías "Dragón". El tal Ron se veía amigable cuando te dejamos en el tren.

-Ese tonto Weasley no es bueno con Draco, así que yo no quiero ser amigo de ese idio...

-Harry, el vocabulario.- Dijeron Remus y Draco al mismo tiempo por todas las palabras de Harry.

Eso hizo que ambos sonrieran un poco.

Sirius y Harry se lamentaron.

-Genial, ahora son dos.- Dijo para sí mismo Sirius. -¿Algo más que quieras decirme?

Harry miró a sus tíos y con una sonrisa en la boca y la cara más inocente que pudo hacer les dijo:

-Olvidé decirles que fui seleccionado en Slytherin y que hace un rato estábamos en la oficina del director, quien manipuló a Draco con legemante....

-Legeremencia, Harry.- Le dijo Draco.

-Ah, sí, eso. Y por eso Draco se sintió mal y nos aparecimos en la casa.

-Olvidas algo.- Le recordó el rubio.

-Cierto Dragón. En cualquier momento vendrán dos visitas más. Uno es el padre de Draco y el otro es el profesor Snape.

Ambos adultos casi se desmayan por la noticia.

-Lucius...- Empezó Remus.

-Severus...- Le siguió Sirius.

-¿Vendrán?- Terminaron al mismo tiempo.

-Oh, Merlín.- Remus de la impresión cayó sin gracia a una de las sillas que estaban cerca.

-Ya sabía yo que hoy cuando me mordí por accidente mi propia cola iba a ser un mal día.- Se lamentó otra vez Sirius.

-¿Alguna otra cosa?- Remus hasta tenía miedo de preguntar.

-Draco en serio quiere esas galletas, se está empezando a poner nervioso.- La mano de Draco empezó a frotarse en su pierna, mientras con la otra se picaba un poco el brazo del contrario. Harry empezó a tranquilizarlo con un método que ambos descubrieron que funcionaba.

Harry empezó a cantarle una canción de cuna en parcel.

El sonido fue arrullador para Draco que poco a poco se estaba calmando, pero para sus tíos, que no lo habían escuchado desde que era un niño, fue un gran impacto. Porque sí, sabían que conocía la lengua parcel, pero no estaban enterados que su entendimiento sobre el idioma fuera tan extenso y amplio.

Una vez que Draco se acurrucó un poco sobre el cuerpo de Harry, vio la silla de Remus.

-Gracias por recibirme en su hogar, señor Lupin, mi padre se enterará de esto y quedará muy agradecido. Si esas galletas que presume Harry son así de buenas, se convertirá en mi cuarta persona favorita.

Remus quedó encantado con Draco.

-Haré esas galletas. Sirius, acompáñame.

-Pero...pero ellos...ellos vendrán. Diablos ¿Al menos luzco bien?

-Luces igual de sucio que siempre. Ven a la cocina, ahora.

Ambos se fueron asimilando la noticia.

Cuando los niños quedaron solos, Harry tocó la mejilla del rubio y le hizo dirigirse a él.

-¿Yo soy tu primera persona favorita?

-No.- Dijo Draco.

-¿Por qué no? ¿Quien es? Yo quiero ser tu persona favorita. Tú eres mi persona favorita. Te quiero mucho.

-Estás por encima de Severus, ¿eso no te parece mucho?

-No.- Negó rápido, Harry. -Quiero ser la primera.

-La primera es mi papá, Harry. Se quedará siendo mi persona favorita por mucho tiempo, él siempre ha estado para mí y yo siempre le doy problemas, pero él nunca me mira con reproche. Su sonrisas son más grandes cuando estoy con él, lo he visto.- Luego puso su cabeza en el hombro de Harry. -Pero tú eres igual de especial para mí, te quiero mucho, no tengo muchas personas que me importen, pero eres una de ellas y siempre veo el cielo y agradezco tenerte como mi mejor amigo, porque siempre me das alegría aquí.- Se tocó su corazon.

Harry se puso triste y feliz al mismo tiempo por sus palabras. Su pequeña mente de once años ya estaba pensando que podría hacer para que Draco lo quisiera más a él y así siempre tener la atención de su bonita luciérnaga, para no compartirla con nadie.

Y tenía una idea.

Justo cuando iba a decirle que le tenía una sorpresa, por tercera vez la chimenea se activó.

-Maldita sea, ¿por qué las chimeneas son tan sucias?- Dijo una voz.

-Deja tus nimiedades. Agradece que Harry nos dio autorización de entrar o está misma chimenea nos hubiera pateado el culo con mucha ceniza en la cara de por medio.

Ambos hombres vieron a su alrededor.

-No ha cambiado nada.- Dijo el rubio con nostalgia.

-Eso habla del pésimo gusto en decoración de interiores de esos dos.- Se quejó el pelinegro.

El rubio no perdió el tiempo y se acercó a su hijo. Con mala gana, Harry se alejó...solo un poco.

-Hola cariño. Lamento dejarte solo tanto tiempo. ¿Estás bien?

-Sí.

-Bien, ya vinimos, ya nos fuimos.- Dijo el pelinegro.

-No me puedo ir aun.- Draco les dijo a ambos.

-¿Por qué?- Preguntaron.

-Le están preparando...- Pero la voz de Harry fue interrumpida.

-¿Quieres nueces en tus galletas de Zanahoria, Draco? Tal vez no te gusten, pero...- La voz de Remus se cortó de manera abrupta cuando vio al rubio.

-Eso resalta el sabor ¿cierto?.- Terminó el Malfoy mayor. -Eso suena bien, si no te importa hacer otra bandeja.

El castaño sólo lo vio.

Ambos solo pudieron hacer eso.

El pelinegro rodó los ojos.

-Oh, vamos. No es el fin del mundo solo es una perso....- Pero su voz también se cortó cuando vio a Sirius salir de la cocina. -Demonios.- Fue todo lo que dijo.

Harry tomó a Draco de la mano.

-No sé que está pasando, pero ellos tardarán mucho. Vamos a mi habitación, te tengo un presente.

-¿Un presente?

-Sí, es un regalo que te compré hace algunos días y la enviaron aquí.

Cuando los niños subieron, Harry sacó de su baúl el cofre de aspecto elegante y se lo dio a Draco.

-Espero te guste.

Cuando Draco lo abrió, vio un hermoso collar que contenía una piedra verde, una hermosa esmeralda, y había una serpiente dorada que la estaba protegiendo.

-Es muy bonita, Harry.- Draco la tocaba con mucha delicadeza. -¿Puedes ponérmela?

-Aun falta lo mejor.- Cuando Harry se lo puso, la magia cobró vida y se unió con la de Draco.

-¿Harry?- Estaba confundido.

-Este collar está hechizado solo para que te obedezca y tiene algunos hechizos en parcel que te ayudarán a que los ruidos que te producen ansiedad o te irritan sean solo un ligero murmullo. Tal vez no lo sepas, pero hace unos días cumplimos cuatro meses de ser mejores amigos y quería agradecerte por ser tan lindo conmigo y nunca mirarme mal cuando hablo parcel. Sé que a todos les asusta, pero tú solo sonríes cuando hablo así que...yo...bueno yo...- Una ansiedad que nunca había sentido se instaló en el corazón de Harry. -Si no te gusta, puedo cambiarlo y...

Un beso, que fue más una caricia que un beso real, se escapó hacia la mejilla de Harry de parte del rubio.

-Gracias por siempre pensar en mí.- Susurró el rubio. -Te agradezco lo mucho que te preocupes por mi condición, Harry.

Justo cuando Harry iba a decirle otra cosa, las voces de abajo explotaron.

"Maldita seas Chucho de mierda, maldigo el día en que te conocí"

Otra voz resonó.

"Más te vale salir de mi casa en 2 segundos o no me haré responsable si te muerdo un brazo"

La voz del padre de Draco se escuchó.

"Un perdón es lo mínimo que puedes darme, pero eso ya no vale de nada"

Luego otra.

"Tú no sabes todo lo que he tenido que pasar por culpa de los sangre puras para que vengas a dartelas del digno conmigo"

-Creo que se están matando allá abajo, será mejor volver.- Dijo Harry.

Pero Draco, con una mano en la de Harry y otra en su nuevo collar, lo detuvo.

-Harry, quiero dormir, estoy muy exaltado.-

-De acuerdo.- Dijo Harry rápido. Ambos se acostaron en la cama de niño y se abrazaron.

-Me gustó el regalo. Gracias por quererme.

-Gracias a ti por ser mi lindo Dragón.

Y con eso y la batalla que se escuchaba de fondo por parte de los mayores, los niños se quedaron dormidos.

En algún lugar en Hogwart...

-Dijiste que Harry sería amigo de Ron y Hermione y solo se la pasa con ese mimado del Malfoy.

-Paciencia, querida. La paciencia es una virtud que necesitaremos con ese par.

-Debes hacer algo, Albus. Nuestros planes podrían arruinarse

-Lo tengo todo controlado, solo confía en mí.

Chapter 5: Antiguos rivales

Summary:

Recuerden que no está editado, disculpen los errores ortográficos, gracias por el apoyo

Chapter Text

~Hace 12 años en algún lugar de Hogwart~

Los besos no pararon.

-Eres la cosa más bonita del mundo.- Beso en la nariz. -No puedo esperar a casarnos y tener millones de bebés.

Me reí de sus tonterías.

-No puedo tener bebés, idiota.

-Podemos. Si tu lo deseas, yo puedo hacer que pase.- Me besó en la boca, fuerte y tendido.

Me separé sin aliento de su agarre.

-Lucius Malfoy, alguien puede entrar y ver este espectáculo.

-Nadie puede ver esa cara sonrojada de mi delicioso novio, solo yo. Le puse protección a las puertas, relájate, amor.

Aunque estaba nervioso, no era por pensar que alguien nos viera. Era por el hecho de que esta noche Lucius hablaría con su padre sobre nuestra relación.

-Remus.- Me llamó y con su mano tomó la mía y la besó gentilmente. -Todo estará bien, te adoro, tu me amas, es lo único que importa, lo demás puede irse a la mierda.

-No puedes mandar a la mierda a tu padre. Abraxas Malfoy da mucho miedo, Lucius. Lo he visto en el consejo de padres, su mirada me provoca escalofríos.

El rubio rió con arrogancia.

-No le puede hacer nada a su único heredero. Él deberá entender y aceptar mi decisión.

Justo cuando iba a decirle otra cosa, el tempus se reflejó sobre nosotros.

-Supongo que esa es mi señal.- Me miró con una sonrisa. -Yo solucionaré todo.

Asentí con la cabeza y le intenté dar una sonrisa.

-Oye, cambia esa cara, mira que hablaré con él y luego volveré.

-¿Dormiremos juntos?- Pregunté esperanzado. Desde hace unos meses me escabullia a su habitación y dormíamos hasta el amanecer, luego volvía con sigilo a la casa Griffindor.

Me besó con furia.

-Claro que dormiremos juntos, es nuestro tercer aniversario. Es obvio que no lo dejaremos pasar. Te tengo una gran sorpresa.- Me miró con alegría. Era increíble como ante los ojos del mundo mágico y de Hogwart Lucius Malfoy era la personificación de un príncipe del hielo. Era frío y sin emociones, pero conmigo sus emociones siempre estaban presente en sus facciones.

Lo amaba tanto.

-¿Cuál es la sorpresa?- Pregunté.

-Debes esperar hasta el amanecer y antes de volver a la manada de los leones te lo diré. Con esta noticia seremos inmensamente felices cuando salgamos de Hogwart en unos meses.

-De acuerdo.

Lucius se levantó de la cama con mucha resistencia, no dejaba de besar a Remus. Pero el castaño lo empujó con cariño para que fuera a su reunión con su padre en la sala de profesores, donde el rubio tenía su oficina como prefecto y estudiante estrella de Slytherin.

-¿Me esperarás?- Preguntó Lucius en la puerta antes de irse.

-Toda la vida, amor.- Le respondí con sinceridad.

Con una última sonrisa de parte del rubio, quedé solo en su habitación.

Las cosas no siempre fueron lunas y estrellas. Los primeros años de Hogwart, Lucius literalmente me ignoraba por completo, las pocas veces que estábamos cerca era cuando él ayudaba a Severus a escapar de las bromas de James y Sirius. Así que nuestras interacciones se resumían a miradas frías de su parte y sonrojos de la mía.

Pero eso cambió en cuarto año, cuando Griffindor y Slytherin tuvieron que hacer un trabajo juntos y mis amigos estaban todos castigados por explotar la oficina del director, aun no sabían quien se lo dijo a los profesores, pero podría jurar que fue Severus.

Así que ese proyecto se debía hacer con alguien de Slytherin y casi me caigo para atrás cuando alguien me tocó el hombro y vi que era Malfoy.

-No me gusta este proyecto, pero mis notas siempre han sido impecables, y eres el único Griffindor que tiene un listado de favorables en sus apuntes y exámenes así que supongo que debo conformarme contigo. Considera esto el mayor halago que puedes tener de mi parte, Lupin.

No sé quién estuvo más loco, si él por creer que me estaba halagando o yo por aceptar ser su compañero. Así que fueron tres meses de vernos casi todos los días.

Al principio solo hablamos de trabajo, anotaciones y aportes que cada uno daba para terminar cuanto antes con el proyecto y alejarnos el uno del otro. Sin embargo, el segundo mes me di cuenta que las cosas habían cambiado, no solo por el hecho de que hablábamos más, sino porque ambos compartíamos cosas que no habíamos dicho a personas extrañas, solo amigos y familiares.

-Una vez me reí en la cara de la princesa de Australia, fue muy gracioso, quería hablarme en frances y lo único que escuchaba eran monosílabos sin ningún sentido. La pobre chica estuvo tan apenada que no salió por el resto de mi estancia. Estuve castigado tres meses completos.

-¿Tanto?- Pregunté con diversión en mi cara. No podía ver al gran príncipe de Slytherin riéndose por una mala pronunciación.

-Mi padre no es alguien muy chistoso.

Y, sin saberlo, conforme pasaban los días, hablábamos más y más, hasta el punto de tutearnos y lanzarnos mierda, pero ya no era con desprecio, ahora era con diversión en los ojos.

-Cuéntame un secreto.- Dije un día en el que ambos estábamos sentados en el gran árbol, lejos del castillo. Ese día ni siquiera habíamos hablado del trabajo escolar. Teníamos mucho tiempo que no volvimos a tocar ese tema.

-Me gustan las bromas, sé apreciar una buena broma cuando la veo y tal vez esa es la razón por la que secretamente respeto a Black y Potter.

-¿Y yo?

-Tú eres muy apacible para una buena broma y Pettigrew es un don nadie en su grupo.

-Oye.- Le llamé la atención, pobre Peter.

Lucius solo rodó los ojos con diversión.

-Ahora tú.

Obviamente no le iba a decir mi problema lunar, pero si tenía un secreto.

-No me gusta que Slytherin y Griffindor se lleven mal. Sé que el odio ha estado desde hace generaciones atrás, pero quisiera presenciar el día en que alguien una las dos casas y todos podamos convivir tranquilos. Siempre nos defendemos, pero hasta yo sé que a veces somos muy impulsivos, y a veces pienso que los Slytherin son muy inteligentes, no sé por qué les tienen tanto odio, a veces pienso que es envidia.- Luego de un segundo dije apresuramente. -No te atrevas a decirle eso a los merodeadores. Acabarían conmigo.

Lucius no dijo nada por un segundo.

Temí que había hablado demás.

Hasta que el rubio se acercó lentamente y justo cuando estaba a centímetros de mí cara, me sonrió.

-¿Te digo otro secreto?- Solo pude asentir, todo mi cuerpo estaba paralizado. -Pienso que eres muy lindo y más cuando hablas de lo que te gusta.

Lo único que podía escuchar era los latidos de mi corazón. Al parecer había perdido la capacidad de hablar cuando Lucius estaba cerca.

-Me gusta tu sonrisa.- Dije dejando el juego de lado.

Él me siguió la corriente.

-Me gustan tus ojos.

-Me gusta hablar contigo.

-Voy a besarte.- Me dijo. -Si no quieres, está bien. Pero si lo hago, te besaré fuerte y duro hasta que ambos estemos sin aliento. ¿Te gusta mi plan? Podemos besarnos hasta el amanecer.

-Yo...eh, yo...bueno, yo...Las clases...- Dije torpemente.

-Que se jodan las clases.- Con su gran mano me tomó con fuerza el cuello y si era posible nos acercó más.

Dejándome sin aliento y con mi corazón a mil por hora. Nunca había sentido todo mi cuerpo reaccionar de esta manera con nadie. Esto era tan nuevo que me daba miedo. Sin embargo, era muy estimulante cada segundo de lo que estaba sintiendo.

-Sí, que se jodan.- Quería esto, por Merlín, no sabía cuanto lo quería hasta el día de hoy. -Lucius, yo no tengo ninguna experiencia, no sé si pueda complacer....

Y, sin dejarme terminar mi balbuceo, me besó.

No está demás decir que el rubio cumplió su palabra, nos saltamos las clases y me besó hasta altas horas de la noche.

Y así fue el comienzo de una bonita y caótica relación. Cuando mis amigos se enteraron, juré que a James le daría un infarto. Estuve sorprendido de que Sirius no pegó el grito en el cielo porque estaba saliendo con una serpiente y Peter....bueno, a él no le importó.

Nuestro primer aniversario fue muy lindo, Lucius me regaló una bola de cristal que cambiaba cuando la tocaba. Adentro del cristal se veía lo que mi corazón quería ver. Me avergüenza decir que ese regalo siempre tenía la cara de Lucius en su reflejo. Lo mío no fue tan sofisticado. Fue un collar de madera que talle a mano y tenía la forma de un lobo y una serpiente enroscado. Tardé meses para obtener la figura que deseaba y tenía miedo que lo viera simple, pero a juzgar por el sexo oral que me dio esa noche, supuse que le había fascinado.

Ese era otra cosa, no habíamos tenido sexo. Solo habíamos hecho trabajos manuales y sexo oral.

Mucho sexo oral.

Cuando le dije que por qué no habíamos tenido sexo, el muy purista dijo que yo era especial y no sé que tanta tontería.

-Dime la verdad.- Le dije un día. A lo que el rubio solo me miró.

-Quiero algo muy especial. Para que ambos seamos solo un corazón y compartamos el alma y aún no es el momento.

Luego de eso, no volví a preguntar y lo seguí besando.

En quinto año para nuestro segundo aniversario, fue mi turno de darle un gran regalo. Mejor dicho, una confesión. Juré que se había puesto más pálido de lo normal.

-Ya lo intuía.- Decía con arrogancia. -Debo admitir que me excita mucho estarme cogiendo a un lobo.

-¿De verdad de todo lo que te dije lo único que te importa es que estás cogiendo con alguien de mi especie? Morboso de mierda. Ni siquiera hemos cogido completamente.- Antiguamente este tipo de palabras no iban con mi dialecto, pero supongo que algunas palabras de Sirius se me habían pegado a lo largo de los años.

Él se rió y me abrazó. Estabamos en nuestro árbol predilecto. Era una noche muy fría y gracias a los hechizos de calefacción ambos podíamos estar muy cómodos.

-Te amo. Seas lobo, tritón o una vaca. No importa la forma que tengas, yo siempre te miraré más allá de tu apariencia.

Esas palabras le ganaron un sexo oral de otro mundo.

Y aquí estábamos.

Tres años después.

Lucius estaba hablando en este momento con su padre y yo estaba escondiéndome como un cobarde. No podía permitir eso. Así que corrí hacia donde estaban teniendo la charla, por suerte yo era prefecto de mi casa y podía permitirme estar después del toque de queda.

Cuando ya estaba llegando escuché el sonido de una cachetada.

-¿Cómo puedes deshonrar mi apellido con un asqueroso mestizo?

Las palabras dichas con odio resonaron en toda la habitación.

Con rapidez busco la capa que había tomado de James cuando lo vi dormido y me la puse.

Rápidamente entro en la habitación que estaba abierta y me coloco cerca del mirador. La cara de Lucius estaba roja por la marca de la mano de su padre, pero en ningún momento mi novio demostró dolor.

-Me interesa muy poco si te gusta o no, es mi decisión y como tu heredero debes respetarla.

Abraxas Malfoy se rió.

-¿Crees que voy a permitir que tengas mi título de heredero si te casas con ese pobre infeliz? ¿Qué, a caso coge tan bien que te tiene bajo su hechizo?

-¡Suficiente! No te voy a permitir que hables así de Remus. Me importa tres huevos de dragón si aceptas o no mi relación, solo te lo estoy informando.

-Cuida tus palabras, Lucius. No creo que quieras perder todo lo que tienes hasta ahora, porque eso es lo que sucederá si sigues con este plan absurdo. Tu fortuna, tus ingresos, los títulos, las propiedades y la posición social que siempre te hacían sobresalir se irán conmigo en el segundo que cruces esa puerta y sigas con ese casafortuna.

-Entonces supongo que debo empezar a valerme con mis propios métodos para alcanzas la grandeza. No creas que no puedo hacerlo sin ti, padre. Soy perfectamente capaz de conseguir mis objetivos sin la necesidad de tu apellido.

Abraxas lo miró. La misma arrogancia en su mirada era la que veía en Lucius pero con más años y odio en su cuerpo.

-Suerte con eso. Es por mí apellido que las personas buscan tu aprobación. ¿Qué crees que dirán cuando estés con ese Griffindor? Nadie te volverá a dar la hora. Todos te reducirán al ostracismo y no tendrás ninguna oportunidad de llegar a la cima del ministerio, yo me ocuparé personalmente de eso. Sin embargo, si terminas este juego puedo olvidar todas las tonterías que me dijiste esta noche.

Por un segundo temí las palabras de Lucius.

-Supongo que tendré que aprender a ser feliz sin millones de galeones en mi bolsillo. No te preocupes, no voy a volver a casa para Yule. Voy a pasar las fiestas con una persona que me quiere por quien soy y no por mi dinero, dinero que acabas de dejar en claro que ya no poseo.

Cuando Lucius se iba, su padre le gritó.

-Te destruiré. Cuando acabe contigo no serás nadie. Ni la suciedad de los pies de los elfos que sirven a los pura sangre te verán. Todos te odiaran, nadie volverá a ser bueno contigo, escucha mis palabras Lucius Abraxas. ¿En serio vale la pena perder toda tu vida por una persona?

No pude escuchar la respuesta porque me fui de la habitación.

Mi cuerpo se movió en cámara lenta, sentía que todo los músculos me pesaban.

No podía permitir que Lucius desechara toda su vida por mí.

Unas voces me sacaron de mi miseria.

-¿En serio votaremos para sacar a Malfoy del consejo?- Dijo una serpiente. Al parecer tenían una reunión secreta fuera de la hora.

-Lucius está muy distraído con ese Griffindor. Su vida está a punto de cambiar y las oportunidades que consiguió desde su primer año se irán a la mierda por un león.

-No puedo creer que el profesor también quiere destituirlo de su puesto como prefecto.- Seguía un tercer Slytherin.

-Lucius ya no es de confianza. Se la pasa todo el día entre leones, eso no le ayudará. Por ahora estamos en la escuela, pero en el segundo en que nos graduemos y salgamos a la vida real, los pura sangre cuando se enteren de que las convicciones de Lucius han cambiado dudo mucho que le tengan el mismo respeto que le tienen a su padre.

Mis piernas me hicieron correr a la dirección contraria a esa conversación. Cuando estuve solo, me quité la capa y me agaché en un rincón del castillo.

No podía respirar.

No sabía que toda la vida de Lucius dependía de un hilo y que su futuro estaba en peligro. Yo no podía permitir eso.

-¡Hey!- Dijo una voz. -Aquí estas, hermoso. Te estuve buscando.

Lucius se agachó y se puso a mi lado.

-¿Cómo fue?

-Mejor de lo que esperaba.- Me mintió. -Gritó un poco, pero lo entendió al final y supongo nos espera una vida muy turbulenta.- Me tomó de la mano y la besó. -Todo estará bien.- Dijo sin mirarme a los ojos, como si se lo dijera a sí mismo.

Y, por primera vez desde que lo conozco, sabía que estaba preocupado.

-Lucius...- Lloré. -Te amo mucho.-Intenté contener las lágrimas, pero fue imposible.

-Cariño, ¿Por qué lloras?

-Por nada en especial. Solo quería pedirte una cosa.

-Lo que quieras.

-Quiero que sea hoy. Nuestra primera vez juntos.

Lucius me miró.

-¿Qué pasa?

-Pasa que te amo mucho y quiero que hoy estemos juntos.

-Pero...

-Por favor, si me amas, por favor, complaceme esta noche.

La mirada de Lucius me decía que sabía que algo malo estaba ocurriendo, pero no podía deducir que era. Así que tuvo que aceptar.

-Quería que fuera algo especial.

-Lo será.- Dije rápidamente besándonos. -Porque estaremos juntos y solo por eso será especial.

Y con eso nos volvimos a besar.

Nuestra primera vez fue junto a nuestro árbol. No fue delicado, fue algo agresivo y salvaje. Era justo lo que necesitaba. Todo fue perfecto. Lucius me hizo ver las estrellas y con cada respiración me hacia amarlo más.

Fue una noche mágica, hasta que volvimos a su habitación en la madrugada.

-Te amo. Hoy y siempre.- Me dijo.

-Te amo. Nunca lo olvides.

Y con eso, mi lindo rubio se durmió con una sonrisa genuina que solo me daba a mí.

A la mañana siguiente me rompió el corazón dejarlo solo e irme de Hogwart sin explicación, salvo una carta en la que le dije cruelmente que todo había sido divertido, pero que yo no podía enjaularme con un purista y no sé que tanta mierda escribí porque mis lágrimas no me dejaron ver las palabra.

No volví a Hogwart en los meses que faltaban para terminar la escuela.

No sé que pasó, pero Sirius tampoco volvió, estoy muy seguro que fue algo con respecto a Severus, pero cuando le pregunté lo único que me dijo fue "La cagué y no merezco nada de él". Así que ambos estuvimos como el paño de lágrimas del otro.

Estuvimos juntos cuando sucedió la profecia.

Estuvimos juntos cuando sucedió la muerte de James y Lyli.

Estuvimos juntos cuando capturamos a la rata de Peter y lo enviamos a Azkaban.

Estuvimos juntos cuando peleamos con Dumbledore por la custodia de Harry.

Y ahora que nuestro Harry era mejor amigo del hijo y ahijado de Lucius y Severus, las cosas habían cambiado tanto.

Y aquí estamos, doce años después en el presente.

-Por favor.- Le dije a Lucius. Estabamos en el cuarto de Harry. Todos miramos la escena frente a nosotros. -Pueden quedarse solo hasta mañana cuando los chicos regresen a Hogwart.

-No es recomendable.- Dijo Severus. -Lucius, debemos hacer muchas cosas, recuerda que la cabra loca no puede quedarse sin escarmiento.

No sabía de quien hablaban, pero de verdad quería que se quedaran. Supongo que Sirius también pensó eso porque se giró a Severus.

-Solo es una maldita noche. Dudo mucho que no puedas pasar algunas horas en mi presencia.

-Ni un segundo.- Ladró Severus. -No creas que por el hecho de que Potter es amigo de Draco yo voy a permitir que esto se convierta en una gran familia. Mientras más lejos estemos será mejor para todos.

-Yo no creo que sea lo mejor.- Dije. -Los niños se ven que se quieren mucho.

-Sí, bueno...bien sabes que el cariño no significa nada entre dos personas ¿Cierto?- Me respondió mordaz Lucius. Lo admito, eso me dolió.

-Lucius, por favor, si pudiéramos hablar como personas civilizadas por un segundo y...

Lucius se rió.

-Disculpa no te escucho mi sangre purista no me permite hablar con mestizos como tú.- Esas palabras. Esas palabras yo las había escrito hace años en la carta. -¿No lo recuerdas?- Se puso frente de mí. -Porque yo recuerdo absolutamente cada palabra de esa carta y tenías razón. Sangre puras y mestizos no pueden estar juntos, es algo tan decadente.

Sirius vio a Severus, quien bajó la mirada con odio.

-Sev...- Intentó Sirius.

-Lucius tiene razón.- Miró a Sirius. -¿Cierto? Tú lo dijiste hace años. En nuestra sociedad, nunca un sangre pura como tú estará con alguien inferior.

-Ese día los dos estábamos....

-No me interesan tus explicaciones.- Se giró a Lucius. -Vámonos.

-No quiero irme.- Dijo un Draco somnoliento. Se había despertado hace poco y esperaba que no haya escuchado todo lo que habíamos hablado.

-Escucha a tu hijo, quédense esta noche. Eso le gustaría.

-No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer o no con mi hijo.

Me molesté.

-Pues tenemos un problema porque tú hijo quiere estar con mi sobrino.

Fue Severus quien puso mala cara.

-Su sobrino ha sido una mala influencia para mí ahijado desde el segundo en que se conocieron.

Sirius de inmediato saltó en defensa de Harry.

-De seguro tu ahijado es quien le dice a Harry que haga las cosas. Típico de Slytherin.

Oh, mierda. Sirius había olvidado que Harry también era una serpiente al parecer.

Sirius, no la cagues más con Severus y Lucius. No hables de Draco, que al parecer, es el punto débil de ese par.

Ante sus palabras, Severus y Lucius se pusieron alerta.

Pero fue Severus quien explotó.

-No puedo creer que después de tantos años aún tengas mierda en la cabeza. No debería sorprenderme.- Miró a Harry y Draco. -Estoy seguro que su sobrino solo le hará daño a mi niño, de tal palo tal astilla.- Miró a Sirius con odio. -No voy a permitir que Draco sufra por Potter y menos sabiendo que fue criado por ti. Ya ese niño ha sufrido demasiado como para que venga un niño mimado y arrogante y juegue con sus sentimientos así como lo hizo su madre.- Terminó de gritar.

Mierda.

Cuando dijo eso, todos vimos como Draco se volvió otra persona.

Harry miró a su niño quien empezó a respirar mal.

-Yo...yo...- Draco empezó a lastimarse el brazo y las piernas. Salió rápido de la cama y veía en todas las direcciones como si buscara una ruta de escape.

-Draco.- Dijo Remus intentando ir a él y consolarlo.

-No te acerques, Lupin.- Decía Lucius.

-El...El universo está compuestos por casi dos billones de galaxias, tiene infinidad de estrellas, exoplanetas...- Empezó a recitar Draco. -También cuenta con agujeros negros, esteroides, cometas y muchas contelaciones....me gustan las contelaciones.

Draco había perdido el sentido del tiempo y espacio. No se veía que él supiera que estaba en esta habitación y empezó a relatar datos sobre cualquier cosa.

-Lucius....¿Qué sucede?- Dijo Remus.

-Está intentando encontrar un punto de reflexión y buscando su centro de comodidad y confort. No quiere tener estrés, así que llena toda su mente de información que no sea de la pelea que está ocurriendo aquí y desviar las palabras que dijo Severus hacia algo que él pueda controlar, como su cerebro y todo lo que tiene almacenado.- Susurró el rubio.

-Los gorilas y la mayoría de su especie tiene la sangre tipo B. Yo soy sangre O positivo. Es divertido decir mi sangre cuando voy al doctor, suena chistoso.

-Dragón.- Harry se acercaba poco a poco hacia el pequeño rubio, quien se hayaba en una esquina con los brazos abrazando sus piernas y temblando un poco. -Estoy aquí ¿Puedo acercarme?

-Los delfines tienen 250 dientes...

-Draco.- Intentó Severus con culpa en sus ojos.

-Los elefantes, ellos....ellos nadan como perritos....ellos...- Lloraba Draco.

-Shhh.- Harry se puso a su lado. Remus y Lucius recordaban esa posición con dolor. Fue hace años, pero verlos en sus hijos se sentía que la herida había vuelto a abrirse con más intensidad.

-¿Sabías que las jirafas son muy pequeñas?- Dijo Harry.

Draco paró de llorar y escuchar las palabras del castaño.

-No son pequeñas.- Dijo.

-Si lo son, Dragón. Son diminutas.

-Harry, las jirafas son una especia alta, tal vez las más altas de todas.

-Oh, ¿en serio?- Dijo con intensión Harry. Para este punto los adultos sabían que estaba haciendo el chico. -¿Quieres hablarme ahora sobre otro animal, pero en el mueble?

Con suavidad, Draco miró el sofá y poco a poco empezó a levantarse, de la mano de Harry.

-Los tigres ven mucho mejor que los humanos, hasta seis veces más.

-Eso es impresionante.- Seguía Harry con una sonrisa.

Y con eso, Harry escuchó cada palabra que decía Draco, fuera interesante o palabras al azar que soltaba el rubio como "Que bonitos ojos tiene Merlín" o "El fundador que más respeto es a Rowena"

Siguieron así hasta que ambos volvieron a caer dormidos en el sofá y los adultos los colocaron de nuevo en la cama.

Con un suspiro, Remus intentó aligerar el ambiente.

-Hemos pasado por una larga noche. Pueden irse a primera hora mañana.

-Lucius....- Dijo rápido Severus.

Lucius miraba a Remus.

Tantas palabras por decir. Sus ojos parecían hablar un idioma que la lógica no entendía.

-Por favor.- Siguió Remus.

-No vamos a quedar....

-Preparé galletas de zanahoria.- Susurró Remus. Como si eso fuera la noticia más importante del mundo.

-¿Tienen nueces?- Preguntó Lucius.

-Maldición.- Se lamentó Severus.

-Muchas nueces, lo prometo.

-Nos quedaremos hasta mañana. Luego tenemos que volver a Hogwart y solucionar algo.

-Les enseñaré su habitación.- El lobo estaba encantado.

-Espera un segun...

-Ven Severus, te enseñaré tu habitación.- Sirius lo tomó de la mano y lo obligó a irse.

Ambos adultos quedaron solos.

-Te ves bien.

Lucius no sonrió.

-He tenido malos días. Los años no han sido generosos conmigo.

-Para mí siempre te ves bien.

-Supongo que un buen aspecto físico no fue suficiente para que te quedaras y me dieras una explicación de por qué me abandonaste.

El cuerpo de Remus temblaba de dolor.

-Yo...

-No estoy aquí para hablar del pasado. Estoy aquí porque mi hijo no quería estar lejos del tuyo y supongo que Harry también es muy apegado a Draco.

Una sonrisa melancólica salió de Remus.

-Escribe cada día de Draco. No sabía quien era, ya que nunca decía su nombre, pero de verdad lo quiere mucho, Lucius. Confía en mí.

-Confié en ti y me arrancaste el corazón a través de una maldita carta.

-Por favor, si me dejaras explicarme yo....

-Han pasado doce años, Remus. El tiempo de las explicaciones se agotó, por favor, si me muestras mi habitación estaré listo para dormir.

Con un triste suspiro, Remus asintió.

-Por aquí.

Y con eso, todos se fueron a dormir.

Unos llorando.

Otros molestos.

Y uno de ellos feliz por volver a ver a su amado.

Cuando cayó la madrugada, Severus sintió que alguien había quitado las protecciones que había puesto.

-Maldito Sirius, si eres tú, juro que voy a cruciar...

Sus palabras se apagaron cuando vio a Harry.

-¿Qué sucede?- Dijo con seriedad en su palabras.

Harry no dijo nada. Con lentitud caminó hacia el mayor y se posicionó justo en la encimera de su cama.

-Hiciste llorar a Draco.

Severus no sabía que decir, era verdad. Pero juraba que no fue su intensión. Los sentimientos que había reprimido por tantos años de humillaciones y desgracias por culpa del perro de Sirius habían explotado esa noche.

-No tengo por qué darte explicaciones o disculpas a ti, en dado caso sería a Draco.

En el segundo que dijo eso, una magia lo absorbió y lo dejó inmovilizado en su cama, sin la posibilidad de moverse o tomar su varita que estaba al lado de su cuerpo.

-No me gusta que mi niño llore.- Dijo con peligro en su voz el chico de lentes. Tomó al mayor de la muñeca y apretó con dureza.

-No era mi intensión hacer sentir mal a Draco.

-Si no era tu intención, entonces ¿por qué tengo a mi pequeña luciérnaga llorando en mi habitación, diciendo que es el culpable de su absurda pelea?

-Yo...- Me interrumpió.

-No me hagas prohibirte estar cerca de él.

Sin esperarlo, una risa se escapó de mis labios.

-Draco no es culpable de nada.- Su agarre en la mano se hizo más doloroso. -No te creas con el poder de alejarme de Draco, solo eres un niño de once años, Potter. Harías bien en recordarlo.

-Y tu harías bien en recordar de quien soy hijo y por qué me llaman el niño que vivió y venció. Mis padres fueron grandes magos, soy heredero de sangre de la familia Black y soy un descendiente de uno de los cuatro fundadores. Además, uno de mis antepasados burló a la muerte, ¿Crees que no voy a poder contigo? Yo creceré y me volveré más fuerte y poderoso. Si interfieres en mis planes y las metas que tengo al lado de mi Dragón no seré el niño alegre que todos ven ¿comprendes?

-Ya sabía que no eras quien dices ser. Quien diablos eres. Esta magia es imposible para alguien de once años.

-En unos años te darás cuenta de mi verdadero nombre y magia, pero mientras tanto, te sugiero que andes con cuidado. Puedo tolerar que seas malo conmigo, puedo tolerar que no seas justo con mis castigos, pero cuando se trata de Draco, no soy tan indulgente.

-Te dije que no fue mi maldita culpa, yo....

Harry me tomó fuerte de la muñeca y me miró como si fuera el mismo satanás.

-Vuelves a poner triste a mi Dragón y no me importará que seas su padrino. Te voy a lastimar y no vas a poder hacer nada para impedirlo.

Con palabras dichas en parcel, Harry quitó las protecciones que había puesto y puso su mano en el corazón de Severus. El mayor sintió algo indescriptible y doloroso.

-¿Qué...qué diablos me hiciste?- Severus a penas podía respirar.

Harry sonrió.

-Lo descubrirás en seis años, profesor. No se preocupe, aun le faltan muchas cosas por experimentar. Buenas noches.

En otra habitación....

Remus se despertó con una serpiente envuelta en su cuerpo. Era inmensa y con cada segundo que pasaba, apretaba más y más.

Un pequeño Draco miraba al castaño en su cama. No lo miraba a los ojos, pero no era necesario. Se notaba la seriedad en su cara.

-Usted es la razón por la cual Lucius no le gusta Yules.- Dijo Draco.

-Draco, ¿Qué...?

La serpiente enrosca el cuerpo de Remus hasta que se calló.

-A Star no le gusta que me interrumpan cuando estoy hablando.- Dijo tocando a su serpiente. -Aclaremos algo, me gusta y sé que Lucius odia a los hombres lobos por usted, seré autista, pero no soy idiota, no necesité estar despierto para escuchar su conversación. Si vuelve a lastimarlo, personalmente le diré a Star que se lo coma ¿entendió?

-S-sí.- Tardé en responder. Estaba seguro que mi cara estaba roja.

-Si usted le da cariño a Lucius y no lo vuelve a abandonar le aseguro que será muy recompensado con su amor, Lucius es el hombre más increíble del mundo. Así que no le falle esta vez, porque no estará solo, me tendrá a mí y yo no soy bueno perdonando a las personas. Buenas noches y disculpe el susto, le aseguro que Star es inofensiva.

En el momento en que Draco se dirigía a la habitación de Harry para abrir la puerta, ésta fue abierta antes de tocarla por un Harry serio.

-¿Dónde estabas?

-Tomando un vaso de leche.- Dijo Draco.

Harry se acercó y le tocó la nariz con un dedo.

-Mentiroso.

-Tú también saliste, ¿dónde estabas?- Podía ver que Harry tenía zapatillas de dormir y tenía puesto un chaleco.

-Por un vaso de leche.

-Tu energía es toda negra, Harry. Un vaso de leche no le hace eso a nadie.

Ambos sonreímos.

-Dormir.- Dije.

-Por supuesto, Dragón. Debes descansar. Yo cuido tu sueño.

Y así lo hizo hasta el día siguiente, donde volvieron a Hogwart y vieron como su habitación había sido invadida y destruida como si estuvieran buscando algo que no pudieron encontrar.

"No lo encontraron porque lo tenía escondido en la mansión" pensó uno de los dos niños con seriedad.

Chapter 6: Primer año

Summary:

Siganme en Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Gracias por el apoyo. Recuerden que no está editado, disculpen los errores ortográficos

Chapter Text

Severus y Lucius llegaron a la conclusión de dos cosas.

La primera, la relación de Harry y Draco era muy extraña.

-El otro día le pregunté a Draco a donde iríamos de vacaciones por Yules y me dijo "Harry no quiere que viaje a lugares fríos porque se activan mis alergias, así que un lugar neutro estaría bien, gracias. Recuerda que tu piel se pone roja con climas calidos, debes llevar tus cremas, pero no la que huele a menta, eres alergico a esa" juro que el padre parece él y no yo.

-Hace unas semanas Potter me dijo que no le gustaba como impartía las clases de pociones porque pongo a un Slytherin con alguien de otra casa y el muy rebelde me dijo "No importa con quien me ponga, yo haré pareja con Draco" y ¿Sabes que dijo el pequeño traidor de mi ahijado? Dijo y cito "Harry debe estar conmigo, yo soy el único que le dice como cortar a la perfección las patas de araña, se distrae con facilidad"

-No puedo creer que esos niños te estén ganando, querido amigo.- Se burló Lucius. -Pero tienes razón, Draco ha cambiado. Debo suponer que Potter tiene esa influencia en él.

-No sé que le pasa a mi ahijado, pero siempre anda todo tierno y cariñoso con el chico, es muy raro.- Dijo gruñón Severus.

-Solo estás celoso, porque Draco si se deja abrazar por Harry.- Volvió a picar a su amigo.

Severus no lo afirmó ni lo negó.

-No me agrada Potter.

Lucius le dio una mirada aburrida.

-Ningún Potter te cae bien, Severus.

-Harry Potter es de cuidado, Lucius.- Dijo pensando en lo que había pasado tiempo atrás en la mansión Black. Su corazón aún le hormigueaba. Por más que intentó descubrir que le había hecho, no pudo conseguirlo. -Escucha mis palabras, el niño podría ser un peligro para el mundo mágico.

-Solo sé que mi hijo se ríe más desde que conoce a Potter y me manda cartas casi todas las semanas, así que no diré nada. Pero no te confíes, en el segundo en que vea triste a Draco por el pequeño Lord, ese día me lo llevo lejos de aquí. He querido cambiar de aires desde hace mucho tiempo y tú lo sabes.

-Dudo mucho que lo hagas ahora.- Susurró Severus pensando en el antiguo amor lóbuno de su amigo.

-¿Qué?- Gruñó ahora Lucius.

-Nada.- Dijo con parsimonia el pelinegro. -Dejémonos de tonterías, quiero saber la verdad. ¿Por qué estás de visita en el castillo?, dudo mucho que Draco lo sepa

Y ahí venía el otro punto importante en esta ecuación.

La segunda conclusión que ambos amigos llegaron era la más importantede todas, debían quitarle a Dumbledore el puesto de director.

-No me gusta como se refiere a mi hijo.- Dijo Lucius. -Siempre ha tenido favoritismo con los Griffindor y desde que está en el cargo, la casa Slytherin ha tenido muy mala fama.

-Antes era malo, pero ahora se ha convertido en una lucha entre todas las casas de Hogwart contra la casa de Slytherin.- Estuvo de acuerdo Severus. -Por lo menos Minerva es alguien muy parcial y si uno de sus leones hace algún desastre ella lo reprende.

-Ella podría ser una buena candidata cuando los profesores se vuelvan a postular para el puesto, lo tomaré en cuenta.- Estuvo de acuerdo Lucius.

[N/A: Debía mencionar a Minerva, no estaba en el capítulo, pero la actriz falleció ayer y le doy su pequeño cameo, un segundo de respeto para esta gran actriz]

-Este es el primer año de Draco y ya está terminando. No voy a permitir que mi hijo tenga ningún tipo de discriminación ni por su condición ni por ser una serpiente y la forma de solucionar estas líneas que nos dividen es quitándole el poder del castillo a Dumbledore.

-Aunque seguirá teniendo poder en el ministerio, Lucius, recuerda que tiene dos asientos en el Wizengamot.

Lucius rió con arrogancia.

-Yo también tengo dos, Severus. Y tienes razón, el viejo aun tendrá poder, pero será un poder que estaría dirigido hacia los adultos, quienes son mucho más dificiles de influenciar. Estando en Hogwart puede condicionar desde una edad temprana los ideales de los herederos de las casas de Griffindor y usarlos para su beneficio. Desde que me dijo, en su oficina, que Draco no podría adaptarse a la escuela en vez de que la escuela se adaptara a sus necesidades es lo único que necesitaba saber para ver su verdadera cara.

-El viejo siempre ha querido destituir la casa de Salazar, gracias a Merlín que la mayoría del consejo de padres y tutores han votado en contra y por esa razón sus deseos no se han podido cumplir. Siempre se ha salido con la suya, Lucius, pero esta vez es diferente. Esta vez están de por medio los niños, no podemos dejar que los manipule o les haga algo.

Lucius se quedó mirando a Severus un rato, como si su mirada pudiera entrar directamente a su alma. Severus se quedó vulnerable por unos segundos por esa mirada hasta el punto que tuvo que levantar sus escudos por si su amigo le estaba leyendo la mente.

-¿Qué?- Dijo sin educación el pelinegro.

-Te diste cuenta que metiste a Potter en ese saco ¿Cierto? No quieres que el viejo le haga daño a Draco, pero tampoco quieres ver sufrir a Harry. Es algo novedoso, por no decir increíble, que estés preocupado no sólo por mí hijo, sino también por el hijo de sangre de tu ex.

Severus no tuvo palabras que le ayudaran a defender la tontería que había dicho segundos antes y que no se viera que estaba preocupado por Harry, así que recurrió a lo que siempre lo había sacado de apuros cuando se veía acorralado.

Su sarcasmo.

-Que te jodan. Me da igual si Potter vive o no, me da igual si Sirius sufre o no, todo me da igual. Lo único que me interesa es que Draco no salga lastimado, lo demás se puede ir a la mierda. Y si vuelves a decir algo como eso te voy a lanzar un Ava...

Lucius se rió.

-De acuerdo, ya basta de la mierda de "No me importa nada ni nadie, solo yo" porque sé que no es verdad, pero te lo voy a dejar pasar porque ahora tenemos algo mucho más importante que tus crisis moralistas.

-¿Qué cosas?

La cara de Lucius no reflejaba nada, pero sus ojos brillaban como las estrellas en la noche.

-Debemos secuestrar a alguien que puede poner en peligro la vida de todos en Hogwart y estoy seguro que el viejo sabe que está aquí y no ha hecho nada para impedirlo.

Ahora era el turno de Severus de sonreír.

-Claro, secuestrar no es nada del otro mundo para mí, sería un típico miércoles. Dime su alteza imperial, ¿A qué pobre diablo vamos a quitarle su preciada libertad?

-Tú lo conoces mejor que yo.

Severus puso una cara de interrogación.

-¿Quién?

El rubio solo lo miró macabramente.

-Creo que es momento de tomarte una cerveza de mantequilla en pro de una hermosa amistad con el profesor Quirrell.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

El primer año en Hogwart no era la gran cosa para Draco. Después de lo sucedido con los ex de su padre y su padrino, todo estuvo casi aburrido.

-Maldito.

Draco suspiró. Había dicho casi...

-¿Ahora por qué soy el causante de tus berrinches?. Es gracioso que seas tú el que siempre está haciéndome un escándalo cuando el que está "enfermo" y "loco" soy yo.- Dijo Draco refiriéndose a todas las ofensas que le decía Ron cuando Harry no estaba con él.

Como era el caso en este momento.

-¿Te crees mucho porque Harry te protege? Solo eres un pobre juguete.

El pequeño rubio bostezó y se tapó la boca con una delicada mano.

-Lo siento, estoy exhausto, Harry y yo estuvimos practicando defensas para el examen de hoy. Obviamente sacaremos diez. Por si nunca verás un diez en tu vida, es el número uno y el que está a su derecha es el cero. No te preocupes, yo te lo mostraré cuando lo obtenga y vean que soy mas listo que tú.

-Escucha pequeño idiota, Harry debía ser nuestro amigo, no tuyo. Ese no era el plan. Pero lograremos quitártelo y cuando él sea de nuevo seleccionado y venga a Griffindor ambos nos reiremos de tu tonta existencia.

-¿En serio el término "Tonto" e "Idiota" son los únicos insultos que tu mundano cerebro conoce? No me sorprende, que puedo esperar de alguien con tan poco coeficiente intelectual que se le arrima a Grenger para que le haga sus trabajos y pueda sacar una nota mínima en sus exámenes. Que vergüenza que seas un sangre pura.

En el momento en que Ron iba a despotricar contra Draco, el rubio sonrió. Ya había sentido la presencia entre su túnica. De su ropaje, una hermosa serpiente blanca con ojos rojos salió y entre su extremidad rodeaba a Draco.

-Quiero presentarte a Star. Es mi familiar.

Un grito poco masculino salió de Ron.

-Pero...tú....tú...no puedes tener a ese animal asqueroso entre los estudiantes, está prohibido.

-Star es un familiar directo de los Malfoy. Ni siquiera Dumbledore puede prohibirme tenerlo. Además, estoy seguro de que a mi linda serpiente no le gusta como me estás hablando.

-¿Y qué puede saber una serpiente ridícula de lo que yo estoy hablando?

-Oh.- Dijo con inocencia Draco. -Yo no estoy hablando de Star.-

-¿Qué?- Dijo Ron, pero antes que dijera otra cosa, Harry estaba detrás de él y se veía muy enojado.

-¿Por qué estás molestando a Draco?

Star lanzó un silbido y la cara de Harry se tornó aún más enojada.

-Con que consideras que mi Dragón es un "idiota" ¿quieres que le diga a todos en Hogwart que aún duermes con pijamas especiales porque a veces ensucias la cama? Estoy seguro que cuando todos lo sepan, el idiota será otro. Y no me hagas hablar del sucio trapo con el que duermes.

Ron se puso más rojo que su cabello y corrió cuando vio a Hermione salir de su clase.

-Hermoso, ya te dije que a Star no le gusta que te pongas nervioso cuando estás entre leones. Intenté calmarlo, pero estaba a segundos de morder a Ron.

-Harry.- Dijo cambiando el tema. -Yo aún uso mi juguete para dormir. ¿Eso significa que soy torpe?

Harry de inmediato se acercó y lo atrajo a sus brazos.

-Claro que no, Dragón. Tú puedes dormir con todos los peluches que quieras.

-Pero dijiste que era de niños dormir con...

-Dije que Ron era un idiota y que aún se ponía ropa de niños. Tú puedes hacer lo que quieras. ¿Quieres un peluche? Yo te lo busco, Draco.

-No, estoy bien.- Decía con lentitud Draco.

Ambos se abrazaron y fueron a sus clases.

En la noche, cuando Harry estaba teniendo prácticas de Quidditch avanzadas y Draco volvió a la habitación, en su cama se encontraban cientos de peluches de diferentes tamaños y formas.

Draco quería molestarse, en serio quería. Pero cuando vio dos peluches de osos vestidos del uniforme de Slytherin y uno era blanco y el otro era café con lentes, simulando que eran Draco y Harry versión peluches, Draco gritó de emoción.

Cuando Harry llegó de las prácticas, Draco lo recibió con una pelea de peluches.

Esa noche ambos durmieron con el peluche del contrario. Draco abrazaba a su peluche versión Harry y el castaño se aferraba al peluche blanco y al rubio de carne y hueso.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Los meses pasaron y con ello, Severus y Lucius no podían creer que no hayan podido estar en el mismo lugar que Quirrell.

Fue un día que Severus se dio cuenta que el profesor tenía toda su atención en Draco desde hace semanas, así que el pelinegro intentó investigar ese hecho, ya que tal vez su ahijado podría ayudarlo sin comprometerse más de lo que debería.

-Quiero saber ¿qué te parece el profesor Quirrell?- Le pregunta un día a su ahijado en su oficina.

Draco sacó un pequeño resoplido que se escuchaba muy tierno.

-Es un bueno para nada, estoy seguro que Harry sería mejor profesor de defensas contra las artes oscuras.

Severus rodó los ojos.

-¿Podrías dejar de hablar de Potter por un segundo?. Todo lo que escucho de ti últimamente es "Potter esto, Potter aquello" es insufrible.

-¿Podrías dejar de refunfuñar por Lord Black por un segundo?

El pelinegro lo miró.

-No sé de que hablas.

-Últimamente siempre te escucho decir "Black esto, Black aquello". Es insufrible.- Me devolvió mis propias palabras.

-No te recordaba tan impertinente.

-Harry dijo que podía ser todo lo impertinente que quisiera porque me veía muy lindo cuando sucedía.

-Potter te está malcriando mucho.

-Dijo que yo solo tenía que decir una orden y él lo cumpliría. Es tan lindo conmigo. El otro día le puso el cabello rosa a un niño que se burló cuando me caí por accidente. Luego, para hacerme reír, se lo puso también al profesor Flitwick. Recibió un mes de castigo, pero dijo que lo volvería a hacer.

El pelinegro volvió a rodar los ojos por quinta vez, esas palabras resonaban en su memoria, pero los protagonistas no eran los niños, sino un inmaduro perro y su yo más joven. Recordar esos momentos lo hicieron enojarse aún más.

-Ya no hablemos de Potter.- Dijo Severus, tratando de desviar la conversación a lo que realmente quería. -Hablemos de Quirrell.

-Ya te lo dije.- La mano de Draco volvió a su nariz, al parecer sus alergias volvían con mayor intensidad. -Solo tartamudea y cuando le preguntamos algo sobre algún hechizo oscuro, empieza a hiperventilar y en una ocasión se desmayó. Estoy seguro que el Troll que entró hace unos meses lo traumo de por vida.- Justo cuando iba a preguntarle otra cosa, Harry entró al salón.

Sin tocar el muy maleducado.

-Dragón.- Dijo Harry. Tenía en su mano un frasco. -Te he buscado por todas partes, ¿Por qué te fuiste?

-Severus quería hablar conmigo.

La cara de Harry cambió drásticamente. Draco no lo vio porque estaba utilizando su túnica como pañuelo. Sus modales se esfumaban cuando tenía gripe.

-Draco.- Dijo Harry con cautela. -Ven, te traje el antídoto de tus alergias. Debes descansar, precioso.- El mote cariñoso lo dijo con intensión, como si retara a Severus a decir algo al respecto. Draco fue hacia Harry y sin pensarlo se tomó el antídoto. Ese gesto hablaba mucho de la confianza que el niño le tenía al otro.

Con fuerza, Harry lo abrazó y le dio un beso en su nariz roja.

-Ve a las cocinas, soborné a los elfos para que te prepararan un rico manjar de zanahoria y arándanos.

-No debes decir que sobornaste a los elfos delante de un maestro, Harry.- Dijo Draco con la cara en el cuello del otro. Como si tratara de buscar el aroma que en estos momentos no podía obtener.

-Estoy seguro que el profesor lo pasará por alto ¿No es así?- Miró al pelinegro.

-Solo por esta vez.- Dijo Severus con su voz llena de mezquindad.

-Ahora, hermoso. Ve a la cocina. Yo cumpliré mi castigo y luego te alcanzaré.- Draco ni siquiera preguntó, ya que prácticamente Severus castigaba a Harry por respirar, así que no sabía que había hecho el castaño para tener este castigo.

-Está bien, te voy a esperar, recuerda que me prometiste ir a la sala de astronomía y encontrar esa constelación.

-Claro que sí, Dragón.

Justo cuando Draco se fue, la energía del niño cambió a una más sería. Con lentitud se giró hacia el pelinegro y se cruzó los brazos.

-Draco no sabe nada sobre el profesor Quirrell, no le gustan sus clases, así que solo las ignora y se centra en leer sobre runas y pociones.

Severus no debería de haberse sorprendido por las palabras de Potter, pero aún así lo hizo.

-No debería de sorprenderme, pero igual preguntaré ¿Cómo lo sabes?

-Digamos que Lucius y tú no son los más cautelosos cuando hablan de sus planes secretos.- Luego de un segundo sonrió y se sacó algo de su túnica. -Ah, sí. Y supongo que la capa de mi padre sirve para algo.- Vi antes mis propios ojos como el chico se volvía invisible.

-¿Qué diablos...?

-Una persona, loca como una cabra, lo tenía escondido, pero como es de mi familia lo tomé de su oficina.- No necesitaba decirme de quien estaba hablando. Maldito viejo. -Los idiotas de Hermione y Ron me dijeron que quieres causarme daño. Dijeron algo sobre lastimarme.

-¿Qué?- Eso sí sorprendió al pelinegro.

-Fue hace un tiempo, en el juego contra Griffindor. Mi escoba se volvió loca, y te vieron a ti conjurar un hechizo, imagino que intentaron sumar dos más dos y les dio ocho.- Se burló el niño. -Sé que no fuiste. Pero me intriga saber porque intentaste ayudarme.

-Yo....

El niño me interrumpió.

-No sé si me ayudaste a estabilizar mi escoba pensando en Draco o en Sirius.

Ante la mención del idiota de Black, me puse a la defensiva.

-No me interesa nada que tenga alguna relación con ese alcornoque. Si te ayudé fue por mi ahijado, Draco se volvió loco cuando casi caes de esa maldita escoba.

Ante la mención de Draco, una sonrisa salió de Harry.

-Te agradezco eso. Yo estaba ocupado en otra cosa y si no fuera por ti, mi Dragón no me lo hubiese perdonado, siempre le prometo que me cuidaré en cada partido, y en este no pude hacerlo por mi propia cuenta. Estoy en deuda y como yo siempre pago lo que debo, te daré una oportunidad de ser un héroe.

-No me interesa ser un héroe, solo quiero...

-Sé lo que quieren ustedes dos.- Decía refiriéndose a Lucius. -Es por eso que te diré algo, o mejor dicho te lo daré.- Y con un silbido que me heló la sangre, Potter lanzó un hechizo y de su mano salió un pequeño artefacto.

Un arpa.

-¿Para qué diablos necesito una ridícula arpa? ¿Esto es un juego para ti?

-Vaya, si que eras muy ingenuo. Espero que consigas descifrarlo a tiempo porque no puedo estar en dos lugares a la vez para salvarte el trasero.

Y con eso se fue, dejándome más confundido que antes.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

El tiempo pasó.

Los chicos se cuidaban mucho y casi siempre estaban juntos. Sin embargo, no todo era felicidad, ya que existían ciertos leones que le sacaban una mueca a Draco.

Y eso a Harry no le gustaba.

Esta mañana Ron y Hermione interceptaron a los chicos casi con violencia. Si Harry no hubiese puesto la mano para tomar a Draco, él rubio hubiera tropezado debido al empujón que el pelirrojo le dio. Harry ya estaba sacando su varita, pero la mano suave de Draco lo detuvo. Con un gesto que los Griffindor no notaron Draco negó con la cabeza, obligando a Harry que no hiciera nada contra ellos.

-¿Por qué eres tan torpe? Casi tropiezo por tu culpa.- Dijo Ron.

Esto era indignante, pensó Harry.

Volvió a sacar su varita.

Draco solo rodó los ojitos.

Hermione que era más intuitiva, intentó entablar la conversación que ellos querían tener.

-Harry, tenemos un gran secreto que sólo podemos decírtelo a ti. Es tan increible que solo te daremos esa confianza porque eres nuestro amigo.

-Harry no es su amigo.- Interrumpió Draco.

Mientras, al mismo tiempo, Harry expresó.

-No me interesa nada de lo que digan.

Y ambos chicos se dieron la vuelta.

-¡Sabemos quien es Nicolás Flamel!- Gritó Ron. Causando que los niños se dieran la vuelta nuevamente hacia ellos. -Sabemos que te gusta su trabajo.- Se giró hacia Draco. -¿Puedes darnos privacidad? Este secreto es exclusivo para Harry.

Harry se rió y tomó más fuerte la mano de Draco.

-Cualquier tontería que me digas, en el segundo en que vea a Draco, se lo contaré. Así que es mejor que lo que vayas a decir lo digas de una vez, porque Draco llega tarde a su clase de transfiguración y a él no le gusta llegar tarde a ningún lado.

Ron miró a Hermione como buscando aprobación o alguna indicación de lo que debía hacer.

Un lacayo en su máximo esplendor, pensaron los niños.

Hermione sonrió falsamente.

-Está bien, como eres amigo de Harry, igual que nosotros, lo escucharás también.- Se acercó mucho a los otros dos. A Harry no le gustó eso y puso a su rubio todo lo lejos que pudo de la greñuda fastidiosa. -Sabemos de muy buena fuente que la piedra filosofal está en Hogwart.

Hermione dio unos segundos de silencio, como si eso le diera más dramatismo a su revelación. Pero solo consiguió que los chicos se dieran otra vez la vuelta.

-¡ESPERA HARRY!- Gritó la chica. -¿No tienes curiosidad? Podemos encontrarla juntos.

-Lo que me da más curiosidad es saber de donde conseguiste esa información.

-Pues de la se....- Dijo Ron hasta que Hermione lo pisó. -¡AAHH!

-No podemos tomar ningún libro de la sección prohibida.- Dijo Harry y se detuvo para ver a su amigo, ya la atención del rubio estaba en los cuadros que se movían.

-Harry, mira, creo que vi a uno de los directores.

-¿Quién crees que sea Dragón?- Su atención fue dirigida hacia donde Draco le decía.

-Es Phineas Nigellus Black creo. Sería intrigante hablar con él.

-Yo lo voy a buscar.- Dijo rápido. -Déjamelo a mí, Dragón.

-No puedo creerlo.- Ron casi estalla. -Te estamos diciendo que la piedra que te da la juventud está en algún lugar del castillo y tú solo quieres buscar una persona muerta en un cuadro por culpa de Malfoy.

Harry suspiró y Draco ya se estaba impacientando así que empezó golpearse la mano.

-Harry, vámonos.

-Harry.- Ron tomó de la túnica a Harry. -Vamos, sabemos donde está la piedra. Podemos ir juntos. Los tres la encontraremos.

-Harry, no me gustan ellos dos. Son muy irrespetuosos.- En el momento en que Draco expresó como se sentía, Harry miró a las personas que hicieron sentir mal a Draco.

-¿Quieren buscar la piedra? Está bien, yo les ayudaré.- La varita del castaño los apuntó y salió un hechizo que nadie escuchó, pero hizo que tanto Ron como Hermione se unieran brazo con brazo. Las extremidades de su cuerpo se pegaron con una mezcla gelatinosa. Casi como si fuera la baba de un caracol.

Era algo asqueroso de ver.

-¿Qué hiciste?- Dijo la chica tratando de alejarse de Ron, pero no podía, ya que la mezcla los volvía a juntar y cada vez segregaba más baba.

-Ahora pueden buscar ustedes dos juntos la piedra. Mientras tanto Draco y yo la buscaremos por el otro lado.

Ron y Hermione empezaron a gritar y tratar de separarse, sin mucho éxito.

Draco tenía la certeza que iban a la enfermería.

-Harry.

-Dime, Dragón.- Harry observó al chico y lo atrajo hacía un lindo abrazo. -Ya no te molestarán porque estarán muy ocupados saliendo de ese hechizo. Les costará quitarse esa baba.

Draco sonrió y su cabeza buscaba el cuello del más alto.

-Eres muy vengativo.

-Ellos te molestaron, yo solo quise que se detuvieran.

-Gracias.- Luego le dio un beso en la mejilla. Harry amaba cuando le daba besos y Draco amaba más cuando Harry se ponía rojo. Su rayo parecía que brillaba.

-¿Quieres ir a tu clase o podemos buscar al director?- Preguntaba el mayor, llegando a un pasillo que no estaba tan concurrido como los demás. Ambos descansaron un momento.

-Quiero música.- Dijo el rubio simplemente.

Harry lo miró extraño.

-No sé a qué te refieres Dragón.

-Vi tu arpa, no sabías que tocabas. Quisiera que me enseñaras.

El chico se empezó a poner nervioso.

-Yo...yo no toco Draco.

Draco miró su mejilla sin comprender. Con pasos lentos se alejaba del abrazo.

-¿En serio? Podría jurar que tocabas, Pero si no lo haces ¿por qué tenías un arpa encantada?

-Yo...

-¿Será por la misma razón que querías que saliera del salón de pociones para hablar con Severus a solas?

-Draco, espera...

-¿Y es por esa razón que me manipulaste para ir a la cocina y no escuchar lo que le dijiste?

-Pero Dragón...

-Que curioso que odies sus castigos, pero ese día estabas muy dispuesto a tomarlo.

-Precioso...

-¿Cómo sabías que la información de Flamel estaba en la sección prohibida?, ellos nunca llegaron a decirlo.

La respiración del mayor se hacia cada vez mayor. Draco se alejó completamente de Harry. Eso le dolió más que un golpe en la cara al chico.

-No me gusta que piensen que soy tonto. Pero menos me gusta que tú me consideres uno.

-¡NO!- Gritó Harry con horror. -Yo jamás pensaría eso.- Quiso acercarse, pero por primera vez no sabía si sería bien recibido. -Perdón, no quiero que pienses que te mentí.

-Tú le dijiste a Severus algo que lo ayudará a encontrar algo ¿Cierto?

-Sí.- Susurró Harry.

-¿Es la piedra?

-No.- Continuó el niño.

-¿Pondrá en peligro a Severus?

Harry no contestó.

-Él estará bien, Dragón.

-Eso no responde a mi pregunta.

-¿Puedo acercarme?

Draco asintió y Harry corrió hacia él, sin pedir otra vez permiso lo abrazó.

-No me gusta que estés enojado conmigo.- Dijo un lastimero Harry.

-¿Dónde está la piedra, Harry?

El nombrado se calló por lo que pareció una eternidad. Luego de lo que parecieron horas, Harry descendió su mano poco a poco y sacó una hermosa piedra roja de su pantalón.

-Se supone que nadie debe saber que yo la tengo.- Susurró.

-¿Mandaste a Severus a buscar algo que no está en el lugar que debería?

-Ayudé a tu padrino a encontrar algo que sí estará en su lugar cuando lle gue a ese punto.

-No lo entiendo.

-No lo envié por la piedra, Dragón. Severus encontrará otro tesoro.

-¿No saldrá lastimado físicamente?

-Te lo juro.

Con leves suspiros, Draco se recostó en las escaleras y no le habló a Harry por unos minutos. Luego de ese tiempo, miró a su alrededor.

-No vuelvas a ocultarme las cosas.

-Lo lamento.- Se apresuró Harry.

-Esto te saldrá caro.

El otro se rió sin poder evitarlo.

-¿De cuántas galletas de zanahorias estamos hablando?

A pesar de estar molesto, Draco intentó ocultar su sonrisa.

No funcionó.

-Minimo espero veinte.

-¿Tantas? Te puede doler el estómago.

Draco le pellizcó el brazo.

-¿Y?

-Lo siento, te daré todas las que quieras.

-Como siempre debe ser.

Harry sonrió.

-¿Me das otro beso?- El chico puso su mejor cara de perrito.

Draco no pudo resistir esa cara y le besó la otra mejilla.

Justo cuando ya iban a sus clases, tomados de la mano, y Harry cargando los libros del rubio, éste le preguntó.

-¿Para quien es la piedra?

Harry permaneció callado.

-Es para una persona muy especial y querida.

Y con eso, Draco no preguntó más.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Esa misma noche....

Severus y Lucius no podían creer su suerte.

Esa se suponía que iba a ser la noche en la que tomarían de rehén a Quirrell, pero el idiota había desaparecido.

-Ese hijo de puta, no puedo creer que se haya fugado. Yo lo mato.- Exclamó con odio Lucius.

-Nadie lo ha visto hoy.- Recordó Severus. -De seguro el viejo lo está protegiendo.

Ambos Slytherin estaban muy cerca de la sección prohibida. Era el único lugar en el que nadie los escucharía porque todos sabían que estaba prohibido ir allí.

O eso pensaban.

-Estoy seguro que escuché a alguien, Director. Un estudiante no está en su habitación está noche.- Un maullido casi afirma las palabras del conserje, Argus Filch.

-Tenga calma, Filch. De seguro el ruido que escuchaste fueron los cuadros o tal vez....- Las palabras se detuvieron cuando escucharon un ruido sordo.

El ruido se produjo de Severus, ya que sin querer había tropezado con un libro que se hayaba en el piso. Sin tiempo para analizar su título "Los hallazgos de Flamel" le indicó a Lucius que se quedaran detrás de un pasillo de la biblioteca.

-¿Lo ve, director?- Gritó.

Dumbledore se calló. Su cara había cambiado drásticamente.

-Debemos encontrar a los responsables.

-¿Cree que son varios?- Pregunta Filch.

-Dos.- Respondió Albus. -Estoy completamente seguro que son dos.- Decía con seriedad. El viejo empezó a caminar y hablar como si estuviera solo. -Pero estoy casi seguro que ellos están en las mazmorras. Esto es muy extraño.- Sus pasos se acercaban cada vez más a donde estaban ocultos Severus y Lucius.

Dumbledore estaba a segundos de encontrarlos, así que Severus tomó a Lucius de su fina túnica y los empujó a la primera puerta que encontró de la sección prohibida. Dentro de ella no había nada, salvo una trampilla.

-Ni pienses que voy a entrar a esa pocilga.- Se quejó en voz baja Lucius.

Con un gruñido bajo, Severus lo agarró de su camisa pulcramente elegante y la arrugó.

-Es eso o a ambos nos atraparán y adiós a los planes de capturar a Quirrell.

-Maldito.- Dijo Lucius con odio.

Ambos entraron a la trampilla sin media palabra.

Severus y Lucius lograron escapar, descubriendo que esa trampilla tenía algo oculto.

Mejor dicho a alguien.

Severus iba a gritar cuando la mano de Luciu lo silenció.

-No te atrevas a hacer ningún ruido.- Susurró.

Ambos estaban en la esquina de la habitación y el perro gigante de tres cabezas estaba durmiendo en la otra esquina. Cuando Severus recuperó sus palabras, aun seguía procesando todo.

-Por un demonio, ¿Qué diablos hace la mascota de Hagrid aquí?

-No puedo creer que sepas que este animal es una mascota del guardabosques.

-Yo lo ayudé. Estaba muy mal herido, pero estoy seguro que Albus le ordenó entregar a Fluffy a un refugio de criaturas mágicas.

-Como siempre el viejo tenía otros planes. Rápido, lancemos un hechizo de contención.

-Eso no lo detendrá por mucho tiempo.- Decía Severus.

-¡Oh, gran genio!. Entonces ¿Qué sugieres?

Los ruidos no fueron buena idea, ya que el perro comenzó a despertar y gruñir por todos lados.

-Piensa algo rápido antes que seamos comida de demonio.- Lucius estaba a punto de sacar su varita cuando Severus soltó una maldicion. -¿Qué? ¿Qué sucede?

-Si salimos vivos de esta, debemos tener una conversación muy seria con el compañero de cuarto de tu hijo, porque no me explico como él sabía que yo necesitaría esta mierda.- Y con esas palabras el pelinegro saca el arpa encantada que le había dado Harry.

Inmediatamente la música sonó y el perro de tres cabezas se quedó dormido. Cuando su gran cuerpo cayó, se pudo divisar otra puerta delante de ellos.

Severus lo acarició.

-Descansa, luego te ayudaré a salir de aquí. Este no es el lugar para ti, Fluffy.

Cuando Severus se volteó, Lucius lo veía como si hubiese perdido la cabeza.

-Ni siquiera voy a preguntar.- El rubio se adelantó y abrió la puerta. Severus, sin querer quedarse atrás, lo siguió.

Ambos se sentían como unos idiotas, porque no pensaron que esa puerta tendría otra trampa que claramente sí tenía. Así que un grito fue lo único que se escuchó de ambos cuando cayeron al vacío.

Segundos después, aterrizaron forzosamente contra un matorral de plantas y raíces.

-Genial, como si la baba de perro no fuera suficiente.- Se lamentó Lucius. Severus, ante su malestar rodó los ojos.

-No es momento de tus quejas de belleza.- Ambos intentaban salir o tomar sus varitas, pero era imposible. Al cabo de unos segundos, Severus se da cuenta. -¿No sientes que las plantas están subiendo?

Lucius lo sabía mejor.

-Las plantas no están subiendo. Nosotros nos estamos hundiendo.- Dijo medio en pánico.

Alrededor de unos segundos, ninguno pudo hacer nada. Justo cuando las raíces ya estaban por el pecho, Lucius habló.

-¿Qué planta es esta?

-¿Parece que me importa?- Gruñó Severus.

-Es que hay un tipo de planta que es muy susceptible a...- El rubio dejó de hablar. Luego de unos segundos, las plantas empezaron a caer muertas.

-¿Qué mierda...?

Cuando los dos vieron la tercera puerta corrieron rápido tras ella.

-¿Qué hiciste?

El rubio enseñó un minúsculo frasco con líquido rojo y semillas verdes. Severus casi abre la boca de la impresión.

-¿Por qué diablos tienes Cristoforiana?

-Uno siempre debe estar preparado.

-¿Y por eso llevas veneno en tu bolsa de mano?- Dijo con sarcasmo Severus.

-No exageres. Yo siempre estoy alerta. Además, me sorprende que tú no lleves algunas pociones contigo siempre.

-Claro que las llevo, pero no es un maldito veneno, pudiste matar a Fluffy con eso.

-Ese perro pudo comernos de un mordisco, idiota.

Severus no dijo nada y negó con la cabeza. Susurró un "maldito enfermo" y él fue el primero en entrar a la última puerta.

Lo que lo recibió fue el sonido de miles de llaves voladoras que empezaron a lastimarle el cuerpo.

-Ni siquiera debo sorprenderme.- Empezó a decir Lucius. Ambos inmediatamente se dieron cuenta que la salida estaba frente a ellos, pero no lograban tomar ninguna llave. Luego de unos segundos, una llave dorada voló a su alrededor.

-Debes estar bromeando.- Se quejó Severus.

-Hay una escoba en ese punto, justo ahí Severus.- Lucius señaló el objeto. -Monta en ella y busca esa llave.

Esta vez fue el turno de Severus de mirara a Lucius como un lunático.

-¿Estás loco? Yo no voy a montar nada. Ni siquiera me gustaba la clase de vuelo en nuestros tiempos.

-Se te da mejor a ti.- Ante la negativa del otro, Lucius lo manipuló. - Recuerda que tengo un hijo, si muero tú te harás cargo.

Y como si eso fuera suficiente, Severus maldijo y fue hacia la escoba.

Con lentitud Severus tomó la escoba y ésta, sin esperar un segundo, empezó a subir.

-Maldita seas.- Se quejó el hombre.

Empezó a volar en busca de la llave dorada que logró alcanzarla porque se lanzó hacia ella, provocando que se cayera de la escoba, pero no tocó el piso, ya que una suave colcha impidió el impacto.

Severus miró al rubio.

-Si pudiste utilizar tu varita, ¿Por qué no lo hiciste desde el principio?- Luego se dio cuenta. -¿Querías verme volar como estúpido?

-No sé de que estás hablando.- Dijo Lucius con poca fuerza. -Sigamos.

Los dos casi ruedan los ojos al mismo tiempo cuando vieron lo que tenían delante de ellos ahora.

-Nunca me ha gustado el ajedrez.- Dijo rápido Severus. Con una palmada en el hombro a Lucius le dijo. -Es todo tuyo.

El juego empezó y rápidamente se dieron cuenta que era más peligroso de lo que parecía. Justo cuando Lucius hizo la ultima jugada, el rey del juego estuvo en jaque mate, pero en el transcurso de la última parte, los restos de la inmensa pieza de ajedrez salieron volando y el rubio no pudo esquivar una piedra que fue directo a su brazo de duelista.

-¡MIERDA!- Gritó Lucius. Severus lo miró y se veía fea.

-Puedes quedarte.

Lucius se burló.

-¿Y dejarte toda la diversión? Ni soñando.- Pero su rostro reflejaba dolor. -Sigamos. -Vieron la puerta. -Si esa no es la puerta final voy a quemar toda esta mierda hasta los cimientos.- Prometió el Malfoy.

Severus estuvo de acuerdo.

Cuando abrieron la gran puerta, las antorchas del lugar comenzaron a esconderse, mostrando la figura iluminada de Quirrell.

-No creí que fueran ustedes quienes vinieran.- Dijo el profesor. Su tartamudeo había desparecido.

-No vinimos por tu inservible trasero.- Dijo Severus. -Date la vuelta.- Ordenó segundos después.

Quirrell sonrió y empezó a quitarse el adorno que tenía en la cabeza y tapaba gran parte de ella. Al girarse, una cara horrible y muy vieja les dio la bienvenida.

-Hola viejos amigos.- Contestó la cara.

-Por Salazar, que feo es.- Dijo Lucius sin poder evitarlo.

-Cállate idiota, harás que nos maten- Lo regañó Severus.

-Ah, veo que no han cambiado nada. Ambos siguen igual de débiles.- Dijo la voz un poco distorsionada y apagada.

Fue el turno de Severus de burlarse.

-Nosotros no tuvimos que meternos en un cuerpo para seguir con vida.

-Mil disculpas por mi aspecto. Pero cuando logre obtener lo que sé que ustedes tienen, podré darles una mejor vista de mi aspecto y poder.

-¿De qué hablas?- Preguntó el rubio.

En eso, Quirrell se volteó y extendió la mano.

-La piedra, ¡Ahora!- Ordenó.

-¿Qué piedra? ¿Eres idiota? Ya decía yo que ese turbante te cortaba mucho el oxígeno de la cabeza.

El Lord vuelve a gritar.

-No crean que soy ingenuo. Ustedes tienen la piedra filosofal. Les Ordeno que me la entreguen para poder al fin salir de este cuerpo.

-No tenemos nada y no sabemos de qué hablas...- Comenzó Severus.

-Pero si te ayudaremos a salir de ese cuerpo, de preferencia muerto.- Terminó Lucius y con eso una batalla empezó.

Todos los magos lanzaron conjuros y maleficios hacia el contricante.

Un hechizo logró darle a una antorcha y ésta empezó a quemar el lugar poco a poco. Severus era hábil, pero la poca fuerza de Lucius debido a su herida de antes, no le daba muchas opciones.

Llegó un punto en que ambos estaban atrapados entre el fuego y el Lord.

-Que blandos son. Pudieron ser mi más fieles seguidores. Pero Lucius estaba llorando de dolor por su idiota hijo y Severus aún era una serpiente escurridiza llorando por un león. Cuanta pena me dan. Terminemos con esto ahora.

-Tienes razón.- Dijo el rubio. -Es tiempo de darle fin a esto.- Y luego de un segundo Lucius empujó fuertemente a Severus y lanzó un hechizo para que las torres que estaban a su lado casi destruidas cayeran justo donde ellos estaban.

-¡LUCIUS!- Severus no podía creer lo que veían sus ojos. Debajo de esas ruinas se encontraba el cuerpo de Quirrell y de su mejor amigo. -NO, NO, NO.

Corrió rápidamente y con su varita trató de levitar los escombros. Pareció una eternidad, pero al fin lo logró.

Severus tenía años sin llorar. Sin embargo, cuando vio la vida de su amigo morir lentamente sobre sus brazos, las lágrimas comenzaron.

-Maldito hijo de puta.- Severus empezó a lanzarle hechizos de curación. -Si mueres, Draco jamás te lo perdonará ¿me oyes? Serás recordado como un héroe, pero Draco estará muy mal.- Las lágrimas no paraban ni los diagnósticos de curación tampoco. -LUCIUS, MALDITO IDIOTA, DESPIERTA.

Tras un último grito, la respiración de Lucius paró.

Las lágrimas de Severus eran exponenciales. Lograron acabar con el Lord, pero no sabía que el costo era la vida de su amigo.

Si tuviera un deseo pediría volver al pasado y evitar esto.

-Eso no funciona de ese modo, pero puedo ayudar.- Una voz lo sacó de su miseria.

Severus se dio la vuelta y miró una sonrisa gentil de parte de la persona.

-Aléjate, si te acercas a él, no me importa una mierda, te lastimaré.

-Fui yo quien te dio el arpa, si no fuera por mí, serían comida de perro.- Dijo Harry.

-Y mira lo que hemos conseguido.- Apuntó a su amigo sin vida.

Severus no lo podía creer, el maldito niño lo único que hizo fue rodar los ojos.

-Profesor no se preocupe.- Dijo una voz.

-Solo estamos aquí para ayudar.- La secundó otra.

-No puedo creer que estoy vivo para ver esto.- Una tercera salió.

-No es el momento, amigo.- Una cuarta voz riñó al tercero.

Severus casi pierde la cabeza. Junto a Harry se hayaban sus cuatro prefectos.

-No te preocupes.- Susurró Harry. -Luego me encargaré de ellos.

-¿Qué dijo?- Preguntó la rubia.

-No querrás saberlo.- Contestó la pelinegra.

-Oye, ¿crees que me pueda llevar una pieza de ajedrez? El caballo es mi favorito.- El chico dijo en voz baja al al otro.

-No creo que puedas.

-Basta de divagar. Todos aceptaron ayudarme.

Los chicos asintieron.

-¿Ayudar? ¿Ayudar en qué?- Preguntó Severus. Su cabeza daba vueltas y estaba a segundos de desmayarse. Pero no iba a dejar a su amigo solo.

-Cuando termine voy a estar muy cansado y los prefectos me ayudarán a llevarlos a la enfermería.

-Yo...

Potter me interrumpió.

-No hay tiempo y debo estar en la cama cuando despierte mi Dragón, así que le pido que mantenga su boca cerrada, sé que es difícil, pero confíe en mí, no le haría daño al padre de Draco.

Con mucha, pero mucha resistencia, Severus dio más campo de visión a un Harry que se acercaba a ellos. Cuando se arrodilló a su lado, sacó un pequeño objeto de su túnica.

-Debes estar jodiendome.

Harry tenía en su poder la piedra filosofal.

-Solo la usaré esta vez. Cuando su poder se acabe, la piedra de destruirá por sí misma.

-¿Dónde la conseguiste?- Decir que Sevrus estaba atónito era un eufemismo. Ahora todo tenía sentido del por qué Quirrell estaba desesperado por la piedra mágica.

-La encontré en el banco, justo cuando Hagrid iba por ella. No es muy listo el pobre hombre, cuando le dio a resguardar la piedra a Fluffy no se dio cuenta que era un alfiler que tranfiguré.

-Uno debe ver, por lo menos una, vez el objeto que se va a transfigurar y reemplazar por el otro. ¿Dónde viste la piedra antes de tomarla de Hagrid? Y ¿cómo sabes que sa llama Fluffy?

Harry no dijo nada. Y siguió su trabajo.

-Potter.- Veía como tomaba la piedra y la ponía en el corazón de mi amigo, cuando empezó un canto que no supe que lengua era, pero me dio escalofríos. -Maldita sea, que miedo das

-Cuando esto termine le diré a Draco que dijo una mala palabra. No me gusta que siempre lo defienda y cuando le cuente se molestará.- El maldito niño hablaba como si fuera un viernes cualquiera.

Siguió su canto.

Gran parte de la piedra se adhirió al corazón del hombre lastimado cuando terminó.

En eso, los prefectos se posicionaron entre nosotros con las varitas en mano.

-Ustedes no saben levitar.- Dije gruñendo.

-Estuvimos practicando.- Aseguró la chica.

-Yo no.- Dijo el castaño.

-Típico.- Respondió la otra.

Severus iba a volver a despotricar, pero una tos lo sacó de su pelea.

Era Lucius.

-¿Qué diablos?- Dijo el rubio con voz seca. -¿Estoy muerto?

-Muerto vas a estar cuando acabe contigo. - Prometió Severus. -¿Cómo hiciste semejante tontería.

-Ay no. Dejame morir otra vez, prefiero eso a uno de tus sermones de profesor.

Pero cuando iba a volver a decir algo un dolor muy fuerte le invadió el cuerpo.

-No te preocupes, estarás bien.- La voz débil de Harry me alertó. Era cierto, el chico se veía débil y casi a punto de....

Se desmayó.

Cuando iba a ayudarlo, mi cuerpo me detuvo.

-Descanse.- Dijo uno de sus prefectos.

Y luego de eso no supe que sucedió porque toda mi mente se volvió oscura.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Cuando Lucius despertó lo hizo en la enfermería.

Quiso moverse, pero su brazo le dolió mucho. No había recordado que se había lastimado anoche.

-Ten cuidado, Pomfrey se molestará si arruinas sus bendajes.

Esa maldita voz.

Remus se hayaba a unos centímetros de su cama.

-¿Qué haces aquí? Espera ¿Qué diablos hago yo aquí? Lo último que recuerdo es...- Habían derrotado al Lord, pero su mente era muy confusa y no lograba recordar como ganaron.

-Harry nos llamó y dijo que los había encontrado en un pasillo cerca de los baños.

-"Nos"- Dijo el rubio.

-Maldita sea Severus, tomate la estúpida medicina.

-Ya te dije que esta no es la medicina que me toca a las diez de la jodida mañana. Es la morada.

-La morada es a las dos de la tarde, la amarilla es a las diez.

-Perro, el que sabe de pociones soy yo.

-Ahora mismo no recuerdas ni caminar, así que no sabes que medicina debes tomarte. No puedo creer que Harry me llamó y me dijo que estabas lastimado ¿En que estabas pensando? Cuando recuerdes como te caíste de las escaleras del baño juro que haré una alabanza a Godric Griffindor, porque eres un paciente muy testarudo.

La pareja veía como Severus y Sirius discutían por una simple medicina.

-No se cayeron por las escaleras ¿verdad?- Susurró Remus.

-No.

-¿Quieres compartirlo?

-No en este momento.

-Oh...disculpa mi intromisión.- La voz de Remus había bajado y el corazón de Lucius se lamentaba haber sido el causante.

No podía creer que estaba tomando valentía para hacer esto, pero aún así lo intentó.

-Tal vez...bueno, tal vez, si no estás ocupado, yo...yo podría contarte lo que nos sucedió en un lugar un poco más alejado de tanto ruido.

La sonrisa de Remus fue su única respuesta. Sin esperarlo tomó a Lucius de la mano y la apretó.

-Sí. Sí. Sí. Sí, me gustaría mucho eso, gracias. ¿Cuando te recuperes?

-Ni un segundo después.- Prometió Lucius.

-Gracias.- El suave susurro le hizo tantas cosas al otro hombre que de no ser por su cuerpo lastimado, juraría que se desmayaria de nuevo.

Lucius no pudo resistirlo y también le apretó su mano. Quedando unidas en el proceso.

Y mientras la primera pareja estaba discutiendo aún sobre la comida que odiaba Severus y las medicinas que tenía Sirius en la mano, la segunda pareja solo se miraba con una sonrisa casi imperceptible, pero que ahí, en sus caras, se encontraba.

Siendo una señal de que cosas buenas pasarían para ellos.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

El banquete de despedida fue igual que siempre.

Por desgracia este año ninguno de sus planes había salido bien.

Quirrell fue un lienzo en blanco que Dumbledore había estado perfeccionando y terminó arrastrado por los escombros.

Harry seguía aún más protector y pegado con el Malfoy y eso se debía eliminar.

Afortunadamente tenía el otro año para hacerlo.

Tristemente la decoración era verde, ya que no pudo darle más puntos a sus leones y por lo tanto había ganado la casa de Slytherin.

Justo cuando el director iba a comer, una pequeña mariposa de origami aterrizó a su lado. Sin que nadie se diera cuenta, la tomó y la abrió.

Dumbledore se quedó de piedra.

"¿En serio Quirrell fue tu mejor opción? Que poca creatividad tienes. Ya los años te están pasando factura en tus decisiones.

Mejor suerte para el próximo año.

P.d. 1 Siempre he pensado que el troll estuvo demás.

P.d. 2 El juego de ajedrez no fue tan divertido como la primera vez, creo que ya es tiempo de cambiarlo"

El papel se esfumó ante él.

No podía creerlo.

Alguien sabía que él había causado todo el escándalo.

Una persona en esta escuela sabía su secreto.

Sí, los objetivos que se había planteado para el segundo año debían salir a la perfección.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Y con este capítulo concluimos el primer año de los chicos, espero les haya gustado 💙

Sucedió todo lo que abarca la primer película, pero con mi toque. ¿Qué les pareció?

Chapter 7: Festividades

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Recuerden que no está editado y tiene errores ortográficos, gracias por el apoyo

Chapter Text

Nuestros chicos ya pasaron a segundo año en la escuela de magia y hechicería de Hogwart. Pero como soy una chismosa que cuenta todo y ustedes son aún más chismos@s, les diré un secreto.

Con voz de Lady whistledow:

"Compañeros magos y brujas, es mi deber moral relatarles a mis queridos lectores como fueron las festividades de ese primer año, en donde Draco y Harry se conocieron. Veremos como sucedió cada evento y como nuestros niños actuaron para estar juntos en cada uno de ellos. Así que ponte comod@, busca galletas de zanahoria y disfruta de sus fiestas antes del inicio de su segundo año"

_________________________________________

Halloween.

-Harry, ¿Qué haces?- Preguntó un extrañado Draco viendo a su amigo. Hoy era la entrega de correos y un gran paquete le fue entregado a Harry.

-Espera, Dragón. No debes verlo hasta mañana. Es una sorpresa, te encantará.

-No sé cuál es el motivo de ser tan misterioso, siempre me das regalos ¿Qué hace este diferente a los demás?

-Draco, mañana es Halloween.- Dijo el mayor. Como si esa frase le diera al rubio las respuestas que necesitaba saber.

-Sí. ¿Y...?

-¿Nunca has celebrado Halloween?

-No me gusta. Ese día es muy ruidoso. Lucius me llevó una noche a pedir dulces en el mundo muggle, pero terminamos en el hospital porque unos niños me asustaron y empecé a crear magia accidental. Además, ¿olvidas que los muggles lo ven como el día de cazar brujas?

-Espera, ¿fueron al hospital por ti?- Al parecer eso es lo único que realmente escuchó el mayor.

Draco le dio una sonrisa de ganador.

-No por mí, precisamente. Pobres niños, creo que nunca más volvieron a pedir dulces.- Una pequeña risa de Harry le demostró a Draco que el mayor estaba orgulloso de haberse defendido esa noche.

-Bueno, esta vez será diferente, yo me encargaré de eso, Dragón. Tú no te preocupes por nada.

-Con mayor razón debo preocuparme.- Dijo medio en broma.

Harry solo le dijo que tuviera paciencia. Justo en la noche del día siguiente, Draco ya no podía soportarlo.

-Basta, estoy cansado de esperar, han sido veinticuatro horas de agonía Harry James Potter, dame mi sorpresa.- Dijo Draco con capricho.

El mayor se rió.

-Ven conmigo.

Harry los llevó al salón favorito de Draco: la sala de astronomía.

Y justo cuando el rubio abrió las puertas su corazón empezó a latir.

Todo el lugar estaba iluminado tan majestuosamente. Habían calabazas, galletas de zanahoria, dulces de arándanos, frambuesas y naranjas, también veía telarañas decorativas, velas gigantes, sombreros por doquier y algo que dejó sin aliento a Draco.

-¿Nos vamos a disfrazar?

-¡Sí! Eso es lo que me llegó por correo.- Dijo Harry con emoción mientras le entregaba su disfraz. -Tendremos nuestro propio día de brujas, sin ruido, ni niños que te molesten.

Así que ambos comieron dulces y vieron la decoración durante un buen rato.

Draco disfrazado de Dragón.

Y Harry como un lindo venado con astas en su cabeza.

-Harry...

-Miau.

Ese sonido distrajo a Draco, cuando volteó hacia el lugar del ruido miró lo que fue la cosa más lindo del mundo. El pequeño gato blanco descansaba en una suave almohada naranja y tenía un adorno en su cuello de color verde.

-¿Te gusta? Lo encontré detrás del castillo.

-¿Qué hacías detrás del castillo?- Dijo Draco sin mucho interés, su cuerpo ya estaba acercándose a su linda mascota.

-Holgazanear.- Respondió rápido el mayor.

-Me gusta mucho, Gracias Harry.- Y seguido del agradecimiento, el rubio se levantó y besó a Harry en la mejilla.

-Me gusta verte sonreír, quiero que siempre sonrías.

-Tu me haces sonreír.- Las palabras pusieron rojo a Draco, pero eran ciertas. Después de Lucius y Severus no había ninguna persona que tomara la atención de Draco.

Hasta Harry.

-Draco yo...

Las palabras de Harry fueron interrumpidas por un gran golpe en la puerta.

-Maldita sea, si le estás haciendo algo a mi ahijado, juro por Merlín, Potter, que estarás castigado por todo el año.

El rubio miró al mayor.

-Harry...Pediste permiso para hacer esto ¿Cierto?

Harry se quedó sin palabras.

-Ups.

A pesar de no haber pedido permiso, Severus no tuvo el corazón tan negro como para quitarle la sonrisa a Draco por esa pequeña fiesta de Halloween cuando abrió la puerta. Incluso recordó las galletas con forma de calabazas que había recibido esta mañana de manera anónima.

No necesitaba ser un experto para saber de quien era el presente. Así que les dio otra hora más y le dijo a sus prefectos que los escoltaran de regreso al cuarto, no fuera a suceder que a Potter se le ocurriera otra brillante idea.

Luego de eso, ambos niños se fueron a dormir muy contentos con sus disfraces puestos.

Fue un Halloween que no olvidarían.

_________________________________________

Yules.

-Quiero estar con Harry para las festividades de Yules.- Decía un muy serio Draco frente a mí.

Me encontraba en mi despacho trabajando, y como todos los días, desde que iniciaron las vacaciones, le decía a Draco que podía buscarme en cualquier momento del día, ya que había despejado mi agenda para pasarla con él.

Y viene la traicionera copia de mí y me dice que quiere pasarla con su amigo.

Pequeño mocoso.

Sin embargo, no pude evitar tener el corazón enternecido. Hace unos años nunca hubiera pensado que mi hijo podía tener amigos. Sé que siempre le decía que si los tendría, pero yo no era ciego, yo veía como los niños de su edad lo trataban. Intenté, por todos los medios, alejarlo de personas que lo hacían sentir vulnerable o incómodo, pero la crueldad que a veces tenían los niños superaban mis fuerzas y a veces lastimaban a Draco.

Entonces me alegré mucho que mi hijo me dijera que había hecho un amigo.

Pero eso cambió el día de hoy cuando vi que el pequeño Lord Potter me quería quitar a mi hijo en estas vacaciones.

-¿Qué te parece si lo ves luego de Yules? El 27 es un buen día para visitar a tus amigos y familiares. Severus siempre viene ese día y te trae muchos regalos y pócimas para tus proyectos y trabajos.

-No.- Negó rotundamente. -Quiero estar con Harry. Ya hice los planes, podemos pasarlo todos juntos. Ustedes no tienen que hacer nada, Harry se encargará de todo, él siempre me dice que solo debo estar calmado y me solucionará mis problemas. Ambos queremos estar juntos en Yules y como es mi primer año en Hogwart y saqué notas perfectas creo que por obligación debes recompensar mi arduo trabajo.

Lo peor es que tenía a Star de un lado y a Cign, el pequeño gato, del otro. Como si fueran sus guardianes ya que no se le separaban ni un segundo.

Por Salazar.

Lucius esperaba que en la mansión Black todo estuviera mejor que en la suya.

En la mansión Black...

-Draco vendrá para Yules y le dije que podía venir con su padre y su padrino, así todos estatemos juntos.- Anunció Harry mientras todos comíamos un bocadillo antes de la cena.

Creo que eso fue una mala decisión, pensó el niño, porque en cuanto sus palabras salieron de su boca, una tos de parte de sus tíos comenzó a salir y no se detuvieron hasta que ambos bebieron de sus bebidas.

El primero en reaccionar fue Sirius.

Grave error.

-¿CÓMO QUE VIENEN?- Gritó.

-Harry, cariño. No sé si es buena idea.- Remus pensó en cómo Lucius lo miró cuando se vieron después de tantos años. -Lord Malfoy no ha enviado ninguna aceptación y no hemos preparado nada aún.

-Quiero ver a Draco.

Remus sonrió con cariño.

-Lo viste hace unos días. ¿No crees que podrías estar dos semanas sin verlo.

-No.- Dijo simplemente Harry.

-Harry, no sé si lo sabes...- Empezó con cuidado Remus. -Pero la familia de Draco y nosotros no somos los mejores amigos.

Harry lo interrumpió.

-Lo sé, es obvio cuando se vieron que se aman.

-HARRY.- Gritaron ambos adultos.

-¿Por qué no están juntos?

Demonios, justo en la herida. A veces Harry podía ser duro y honesto con sus palabras sin saberlo.

-Pues verás...- Empecé.

-La cagamos.- Sirius tomó la palabra.

-Sirius.- Lo regaño.

-¿Qué? Es verdad, pero no te preocupes, ya empecé mi plan de volver con Severus. Tú deberías hacer lo mismo con ese estirado rubio.

Quedé impactado.

-¿Qué hiciste?- Pregunté casi con miedo.

-Cálmate. Le mandé unas galletas para Halloween, son sus favoritas.

-Oh, bueno. Eso es considerado de tu parte. ¿Por qué no me contaste?

Harry respondió por su tío con una risa.

-Porque le da vergüenza decir que Severus le devolvió las galletas con una nota que decía "Las envenené, puedes comerlas"- Volvió a reír. -Estuvo todo el día transformado en un perro para que no se viera que estaba deprimido y luego llegaste y él ya estaba dormido. Draco me contó todo.

Sirius lo vio con odio.

-Estás castigado.- Dijo sin mucho ánimo.

Harry rodó los ojos.

-Entonces, ¿Draco puede venir?

-Creo que en estas festividades no es el momento para....

El timbre sonó.

Los tres nos paramos de las sillas y casi corrimos a la entrada.

Cuando se abrieron un lindo rubio entró sin preguntar.

-Iba a tomar la chimenea, pero creí que era más apropiado tocar el timbre, ya que la primera vez que llegué a su casa lo hice de manera muy mal educada.

-¿Cómo volviste a entrar entre las barreras?- Le dijo Sirius al pequeño rubio.

-El tiene acceso a todas las propiedades Black y Potter.- Dijo Harry orgulloso. -Fue mi regalo por tener casi cinco meses de amigos.

-Le dije que no era necesario, pero insistió.

-Draco, tesoro.- Dijo Remus. -Discutiremos eso después, ahora lo más importante es saber ¿te dieron permiso para estar aquí?

-Ah, eso.- Dijo Draco poniéndose al lado de Harry, ya que el mayor lo había empujado hacía él. -No.

-¿Y cómo hiciste para salir de tu casa?- Ahora era Sirius el curioso.

-Escapé de casa.- Expresó tranquilo, como si fuera algo normal, mientras Harry le daba mimos por todo su cabello.

-¿Que tú qué...?- Remus juró que escuchó como se le detenía su corazón. -No creo que haya sido buena idea, Draco. Tu padre podría...

Otra vez fue interrumpido por el timbre, pero esta vez seguido de una explosión que hizo volar en dos partes la puerta.

-Maldita sea, Severus ¿Cómo destruyes la puerta de esa manera?

-Estás cagado en galeones, solo comprales otra jodida puerta.

-No es el caso...

-Vinimos por mi ahijado.- Ignoró a su amigo y se centró en Remus. A Sirius ni lo vio.

-Hola, Lucius.- Remus se acercó a él.

-Lupin.- Decía el mayor con todo lo que podía de educación. -Vengo por mí hijo. Al parecer Draco no entendió que cuando uno escapa de su casa, debe llevarse su bolso en forma de zanahoria con ropa dentro de ella.- Lucius mostró un adorable bolso con forma de la verdura.

-Lucius.- Medio gritó Draco, poniéndose rojo.

-Aww, que lindo Dragón. Oye, podría pedir un bolso de brocoli.- Dijo Harry en un susurro.

-Odias el brocoli.

-Pero a ti te gusta.

Esta conversación no iba a ningún lado.

-¿Cómo sabes que estaba aquí?

-Por supuesto, dejó esta nota.

Remus al abrirla casi suelta una pequeña risa.

"Ya que no me dejas pasar Yules con Harry, me voy de la mansión.

Me llevé a Star, Cign quedó en casa de Blaise Zabini, pero si podrías darle de comer a mis pavos reales lo apreciaría mucho.

Recuerda que debes tomarte tu medicamento para la gripe, siempre te pones gruñón en el invierno.

Ah, no me busques en su casa porque no voy a estar ahí"

-No fue el mejor escape del mundo.- Susurró Severus. Lucius lo confirmó. -Sólo venimos por Draco y nos iremos.

-Por favor Severus, estoy seguro que ambos quieren pasar su Yules juntos, sería bonito darles ese regalo.- Argumentó Sirius.

-¿Y entonces qué...? ¿Pasar Yules contigo? Ni loco. Prefiero pasar el día de hoy con una babosa.

Sirius se puso rojo de la vergüenza.

-Estoy tratando de ser educado...

-Algo muy improbable, si me lo preguntas.- Volvió a interrumpir el pelinegro.

-Yo solo quiero que los niños estén felices.

-¿Y desde cuando la felicidad de los demás te importa?

Con esas palabras, Sirius se molestó.

-Oye peq...

-No tenemos tiempo para esto.- Lucius cortó cualquier palabra que iba a decir el Black. -Yo solo vengo por mi hijo y podemos hacer como que nada pasó.

-Están aquí.- Remus dio espacio para ver a los chicos.

Pero ya no estaban.

-O estaban...

No había nadie en la habitación salvo los cuatro adultos.

-Mierda.- Se lamentó Severus.

Lo único que vieron fue una carta.

-Claro que dejaron una carta, que amables.- Exclamó Severus con sarcasmo.

Lucius tomó la segunda carta y en esta ocasión no sabía cómo reaccionar.

"Ya que ustedes nunca se iban a poner de acuerdo, he decidido pasar Yules con Draco de igual forma. No estaremos muy lejos.

Ustedes pueden pasar Yules juntos, no se preocupen, la idea siempre había sido juntar a los cuatro y Draco creyó que una fuga de casa era muy rebelde, así que le gustó.

P.d. No soy como mi Dragón, obviamente no voy a decir donde estamos.

Un suspiro colectivo inundó la habitación.

-Por Merlín, el suyo está igual de loco que el mío.- Decía Lucius con una cara de incredulidad. -Volvió a secuestrar a mi hijo.

Iba a decir algo, pero Severus habló.

-Bueno, no está Draco, nos vamos.- Cuando iba a llegar a la puerta, los detuve.

-¿Qué harán?

-Buscarlos y castigarlo.- Severus dijo muy confiado.

-Supongo que lo veré en la casa cuando crea que es suficiente.- Decía Lucius.

-¿Qué?- Sin creerlo el pelinegro. -¿No me digas que estás aceptando este acto de rebeldía?

-No lo veo como rebeldía, lo veo como una forma de expresar los sentimientos que tiene Draco, sabes que no le gusta las demostraciones de afecto. Yules era prácticamente nosotros acosandolo con miles de juguetes que él no pidió. Si quiere hacer algo espontáneo no puedo recriminar nada. Recuerda que el médico nos dijo que siempre debemos valorar sus ideas y acciones.

Severus rodó los ojos.

-Te pones todo filosófico en estas fechas, te odio.

-Oye, ya que esperarán a que los niños regresen podrían pasarla aquí y cenariamos algo.

Severus vio a Sirius.

-A ti solo te odio.

-Oye, yo...

-En algo Sirius tiene razón, los niños regresaran tarde, tal vez podamos hacer más amena la espera y convivir juntos.- Propuso Remus.

-Convivir...- Empezó Lucius.

-Juntos...- Siguió Severus.

-¿En serio?- Dijo Sirius sin creer que le estaba dando la razón.

-No sabemos donde están, parece una buena idea cuando la dije. Lo siento, no debí decir nada.- La cara de Remus era de vergüenza.

-Una cena no nos matará.- Consintió Lucius. La cara de Remus se iluminó.

-¿Se quedan?

-No.- Dijo Severus.

-Sí.- Lucius le devolvió.

-Empezaré los preparativos para la cena, siéntanse cómodos.- Remus salió disparado a la cocina. -Sirius, ayúdame.

-¿Quieres que queme el pollo?- Se quejó, pero lo siguió.

Lucius vio al pelinegro, quien lo miraba con cara de pocos amigos.

-¿Qué?

-Nada, tenía mucho tiempo sin verte así.

-¿Así como?

-Todo idiota por un par de ojos café.

Lucius no se calló.

-Claro, y yo nunca te he visto todo salvaje y odioso con nadie más que no sean tus estudiantes, es algo increíble de ver. El perro debe ser alguien interesante para tener esa reacción de tu parte.

Severus se quedó callado, dio un sonido de indignación y se fue para cualquier sitio de la casa.

Lucius se rió.

Este sería un Yules muy raro, pero si su hijo estaba bien, no le importaba pasar el día con esos tres.

En alguna parte de la mansión Black, cerca del bosque...

-Dragón ya casi llegamos.

-Tu capa de invisibilidad es increíble Harry. Nadie notó cuando nos fuimos.

-Es porque soy genial, Draco.

-Y humilde.- Le dijo.

-Eso también.

Cuando el rubio abrió la boca, sus palabras quedaron atascadas.

Frente a él el árbol más hermoso que había visto, estaba decorado con luces, bastones de caramelo, pequeñas bolas de cristal con forma de venado, estrellas y rayos y un gran dragón dorado en la punta.

-Sé que Yules y la Navidad son diferentes, ya que los muggles y nosotros le damos un significado distinto, pero no quería que perdieras la oportunidad de las costumbres que hacen de la Navidad algo increíble.

Con su mano, la magia salió, y lo que se podía contar como cientos de regalos se empezaron a expandir por todos lados. Los dulces, la bebida y todo lo demás también lo acompañaba.

-Lo amo.- Dijo el rubio y abrazó a Harry. Tomados de la mano se acercaron a la mesa de regalos. -¿Harry, qué....?

Entre los regalos que se veían tenían el nombre de su padrino y su padre.

-¿Ellos vendrán?

-Claro que sí, Dragón. Solo estaba haciendo tiempo para preparar todo y traerlos a la fuerza a la mansión. Sé que tu Yules no estaría completo sin las personas que quieres.

Draco nunca lo dijo, pero si sentía malestar por no pasarla con su familia. Abrazó aun más a Harry.

-¿Cómo lo conseguiste?

Harry recordó esa conversación.

"¿Es la única forma?" Dijo el mayor.

"Tú modo de obtener las cosas es un poco antiguo, tío Remus" contestó Harry.

"¿Te refieres al mi modo sensato?"

"Exactamente. Tu modo no funcionó, ahora lo haremos a mi modo"

"Es lo que me preocupa" Dijo Remus en un susurro.

Harry terminó el recuerdo y le sonrió a su niño.

-Obtuve un poco de ayuda. Sé que no amas los dulces, así que mi tío está preparando una cena especial, mientras tu familia está en la mansión. La pasaremos juntos les guste o no.- Lo último lo dijo con seriedad.

La carita de Draco se fue al cuello de Harry y aspiró. El aroma de canela y manzanas le gustó mucho.

-Gracias.

-Lo que sea para ti, Dragón.

Tiempo después se escuchó claramente como alguien decía.

-MAS VALE QUE MANTENGAS LAS MANOS LEJOS DE MI AHIJADO, POTTER.- A lo lejos unos gritos se escuchaban.

Ambos niños vieron como los adultos llegaban.

Harry y Draco estaban riendo y tomados de la mano, mientras el rubio tenía la cabeza inclinada en el hombro del mayor.

Harry no podía detener la sonrisa.

Fue un Yules perfecto.

_________________________________________

San Valentín.

Harry estaba muy nervioso.

Hoy todo Hogwart al parecer estaba loco. La decoración era roja y rosa y los corazones con brillantina caían sin cesar en las manos de los estudiantes.

Y ese era el problema, Harry sabía que era San Valentín, pero no sabía cómo darle sus chocolates a Draco e invitarlo a la pequeña fiesta que el castillo organizaba ese día.

Una de las prefectas escuchó su problema.

-Harry, cuando el profesor Snape dijo que podían venir siempre que quisieran para hablar con nosotros se refería a problemas con las clases o con otros estudiantes, no creo que te pueda ayudar con este problema.

-Claro que sí, eres una chica.

-¿Y eso que significa?- Se estaba empezando a ofender.

-Ustedes son más creativas e ingeniosas para todo y son más inteligentes que nosotros.

Está bien, la rubia iba a dejar pasar su casi desliz.

-Tienes que regalarle algo especial, algo que le guste, chocolates es una buena opción.

-No le gusta mucho el chocolate.

La rubia lo miró.

-¿Tal vez un lindo collar?

-Ya le regalé uno, mi Dragón no puede tener dos veces el mismo regalo.

La prefecta lo miró.

-¿Una escoba?

-No le gusta volar.

-¿Mercancías de bromas?

-No le gustan las bromas.

-¿Flores?

-Las flores le dan alergias y se pone irritable y lindo cuando tiene alergia.

Un suspiro salió.

-¿Qué le gusta a Draco?

-Las zanahorias.- Dijo rápidamente Harry.

-Entonces debes hacerle un regalo creativo con eso e invitarlo.

-Pero siempre le doy galletas de zanahoria, torta de zanahoria, soborno siempre a los elfos para que tenga bocadillos de menta y arándanos en nuestra habitación y yo...

Un golpe seco lo calla.

-Adelante.- La prefecta si creía que estaba estresada, estaba equivocada. La puerta dejó entrar al motivo de su incipiente migraña.

-Dragón ¿Qué haces aquí?- Harry se fue rápido de su lugar y le dio su silla.

La prefecta pensó que había otras seis sillas en la habitación, pero no iba a comentarlo.

-Me dijeron que estabas aquí. Ten.

Y el rubio se sacó una pequeña cajita entre sus manos y se la dio a Harry.

Harry lo tomó como si fuera de porcelana y la abrió.

La prefecta no quería ser chismosa, pero demonios, quería saber que era, así que se inclinó un poco para ver el regalo.

Harry tenía entre sus manos una linda bola de cristal.

-Sacudela un poco, tonto.- Dijo Draco ante la mirada de Harry.

Al obedecer su orden, la bola empezó a iluminarse y salió mágicamente un lindo corazón de chocolate rosa con las palabras

"¿Quieres ser mi San Valentín?"

-Te vi muy nervioso hoy y bueno, yo...- Draco se puso rojo. -Creía que era porque me ibas a invitar a la fiesta, así que decidí hacerlo yo. ¿Te gusta?

El mayor estaba sin aliento. Lo abrazó muy fuerte y repetía "Sí. Sí. Sí. Sí. Sí" mientras le daba besos en su cabellera.

La prefecta nunca había visto una pedida de San Valentín tan linda.

_________________________________________

Esto sucedió antes de las vacaciones de fin de año, antes del próximo ciclo escolar.

-No vamos a pasar tu cumpleaños con los Black te lo informo de una vez.- Esta vez Lucius estaba serio y no daría su brazo a torcer. -Hoy es tu celebración, lo sé, pero ya tengo organizado un pequeño viaje que me gustaría estar solo los dos. Serán solo dos días.

-Está bien.- Dijo Draco mientras dibujaba.  Con su pastel de zanahoria y crema a un lado y sus doce regalos en el extremo.

Sin contar el tercer pony que le regaló hoy.

Algo estaba mal.

Lucius esperaba una batalla. Desde hace un año su hijo pasaba cada día y cada festividad con el pequeño Potter. El hecho de que esta vez no haya querido hacerlo le indicaba al mayor que las cosas no estaba marchando del todo bien como su hijo se lo había dicho hace una semana.

-¿Qué te hizo?

-¿Quién?

Lucius sonrió.

-No te hagas el listo conmigo. Te conozco muy bien, ¿Peleaste con Harry?

-No conozco a ningún Harry.-

La mano de mi hijo se tornó hacia la piel de Star mientras ésta descansaba sobre la superficie fría. También estaba Cign, el pequeño gato que Harry le había dado en Halloween. Lucius admitía que el gato se había vuelto una bola de pelos muy tierna ante sus ojos, pero no sé lo diría a nadie. El gato lanzó un maullido y se durmió.

-Eso no me dice mucho.

-No sé que quieres escuchar.

-No entiendo el motivo de tu disgusto con Harry. Hace unos meses te envié tu regalo para que se lo dieras por su cumpleaños, ¿Qué sucedió en esas fechas?

-Nada, se alegró mucho y se subió a la mesa de clases saltando mientras veía su anillo de oro con forma de venado en su dedo. Severus le dio otro castigo, no perdonó ni que fuera su cumpleaños, pero no me engaña, sé que la torta de chocolate que entregaron esa noche fue de él.

De hecho lo fue. Severus me dijo que podía ser un profesor odiado por todos, pero hasta él respetaba los cumpleaños, solo castigó a Harry por quince minutos y luego lo dejó ir.

-Espera.- Lucius casi hace algo tan marginal como golpearse la frente con la mano por su despiste.

Él ya sabía lo que pasaba.

-¿Estás enojado con Harry porque no estará en tu cumpleaños?

-El cabeza de calabaza.- Dijo Draco. -¿Puedes creer que tuvo la osadía de decirme muy tranquilo que no podría estar porque iría de viaje con sus tíos días antes.- Explicaba indigando el rubio. -Y para terminar de mejorar las cosas el director nos tenía a todos en una charla de valores y no sé que tanta tontería. Me impidió estar cerca de Harry.

Ya Lucius se había dado cuenta de eso, pero aún no podía hacer nada. No es como si pudiera destituirlo solo. Es por ese motivo que su plan para sacarlo del castillo era lento. Tenía que conseguir las cincuenta y dos firmas del consejo y el ministerio.

Solo tenía la mitad.

Luego se encargaría de hablar con las personas restantes que aún no habían votado.

-No me importa, no nací pegado a él.

-Es verdad.- Concedió su padre.

-Es completamente normal que yo pase tiempo lejos de él.

-Muy cierto, hijo.

-No siempre estaremos juntos.

-Muy maduro, Draco.

La chimenea sonó.

Y mi hijo saltó rápido de su lugar.

-¿Harry?

-No soy tan impertinente como Potter.- Respondía Severus saliendo de la chimenea.

-Oh.

-Tu alegría enciende mi corazón, ahijado.- El sarcasmo en su voz era evidente. Me reí. -Feliz cumpleaños, Draco.

No había abrazos.

Draco lo agradecía.

-Gracias.

Y así continuaron su día.

Comieron, cantaron cumpleaños y repartieron el pastel. Abrieron los regalos, entre ellos estaban regalos de la heredera Parkinson (libros y acuarelas de la más alta calidad) y del pequeño Zabini (un estuche completo de productos de limpieza, entreno y guantes para sus caballos). El que el joven Zabini supiera que Draco ama montar en caballo hablaba mucho de lo detallista y hablador que se estaba volviendo Draco. Al parecer la vida de su hijo empezaba a estar rodeada de personas que serían grandes amigos para él.

-Ya son las ocho.- Dijo triste Draco. -No vino.- Susurró.

-Estamos aquí, Draco. Severus podría enseñarte como usar su regalo.- Aún no estaba cómodo con su gran caja de pociones y cientos de ingredientes desde venenos ligeros hasta sanación, pero podría hacerlo por Draco.

-Ya me quiero dormir. Tengo sueño.

Miré a Severus, quien tenía la misma cara.

Demonios, Potter. Juro por Merlín que si no llegas en los próximos cinco minutos yo mismo voy a....

La amenaza mental quedó al aire cuando la chimenea volvió a sonar.

-¡Harry!

-DRAGÓN.- Gritó el chico.

Ambos se abrazaron como si no se hubiesen visto en años. Lo admito me dio un poco de celos ver como el mayor le daba besos a mi hijo en su mejilla y nariz y lo abrazaba por mucho tiempo, mientras mi hijo se reía, olvidando su tristeza.

Y lo seguía abrazando más tiempo de lo que me era permitido a mí.

Así que los separé como un adulto maduro que soy.

-Tardaste mucho.- Le recriminó mi hijo. -¿Qué era más importante qué mi cumpleaños? Espero tengas una buena excusa.

Así es Draco, hazlo sudar. Que sepa que contigo no se juega.

-Perdón, precioso. Pero estaba buscando desde hace días tu regalo de cumpleaños y hasta hoy lo encontramos. Por eso me fui antes, para dártelo a tiempo.

-¿"Nosotros"?- Preguntó Severus con miedo. -¿"Nosotros" quienes?

-Mis tíos están afuera. No entraron por las protecciones. Sirius intentó entrar como si nada, pero la magia lo envió lejos.- Miró a Lucius con una sonrisa pícara. -Remus si pudo entrar, pero por solidaridad se quedó con Sirius.

Lucius empezó a sudar.

-¿Cuál es ese regalo?- Intenté hablar de otra cosa.

-Ah, sí. Aquí está Dragón, feliz cumpleaños, te quiero muchísimo. Me costó trabajo conseguirlo, tal vez mis tíos me tengan castigado hasta quinto año por arruinarles el inicio de sus vacaciones, pero valió cada segundo.

Y con esas palabras, todos vimos como Harry ponía su regalo en la mesa.

Star se deslizó fuera de la mesa.

Cign se escondió.

-Harry...

-Eso es un...un...

-HUEVO DE DRAGÓN.- Gritó extasiado Draco.

Eso no me impactó. Lo que me hizo desmayarme fue como dicho huevo empezaba a romper su cascarón y de su interior salió un bebé Dragón negro.

Cuando la pequeña criatura estornudó y salió fuego rojo.

Fue el turno de Severus se desmayarse.

-Te adoro.- Dijo Draco, quien veía fascinado a su nuevo familia. Aún no había hecho el vínculo, pero cuando se despertaran su padre y padrino les obligaría a hacerlo esa misma noche. -Te guardé pastel.

-Gracias, precioso.

Corrió hacia los brazos de Harry, el mayor lo cargó y le dio algunas vueltas.

-Gracias, lo amo, es el mejor cumpleaños de todos.

-Lo que quieras y desees yo te lo daré, Dragón, solo debes pedirlo.

-Lo sé.- Expresó un muy serio Draco. Sabía la magnitud de lo que Harry le decía.

Y siguieron abrazados por tanto tiempo que Star se empezó a enroscar en la mano de Harry y Cign se acurrucaba contra Draco, mientras el nuevo integrante los veía feliz.

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Sé que los cumpleaños (salvo el de Harry) son diferentes, pero en mi historia le cambié muchas cosas. Como se dieron cuenta, solo sigo el canon por los personajes y los sucesos, de resto hago lo que mi imaginación me diga.

También sé que no es un capítulo como tal, pero no podía escribir el primer año y luego saltar al segundo, debía poner aunque sea las festividades que vivieron en el medio antes de su segundo año. No me gusta los saltos con vacíos, es más bonito si hay una transición.

Y es también para que se comprenda que la dependencia de los chicos no llegó de la noche a la mañana, ésta vino con el tiempo y momentos como los que vivieron en cada festejo.

Espero les haya gustado. 💙

Chapter 8: La charla

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Recuerden que no está editado, gracias por el apoyo

Chapter Text

Esto sucedió pocos días antes del inicio de clases.

N/A: Escuchar las charlas de estos cuatro con la canción de Post Malone "I had some help" me mató, sobretodo la parte que dice "No es como si pudiera hacer este desastre yo solo, no actues como si no me hubieses ayudado"
___________________________________________

-Ojos de calamar, dientes de sapo amarillo y un dedo de murciélago africano.- Detalló cada ingrediente, contento de tener todo. Nunca salía del castillo, pero cuando se percató de que se le habían terminado sus reservas, se vio en la penosa necesidad de ir al callejón Diagon y abastecerse.

Ya tenía todas sus compras, ya se podía ir de ese lugar.

Sin complicaciones.

Sin ruido.

Sin problemas.

-¡LA PUTA MADRE!- Gritaron.- ¡CUIDADO!-

Lo único que vio Severus antes de caer lastimado al suelo fue una gran motocicleta que iba a mil por hora y un idiota conduciendola. El endemoniado objeto chocó contra una floristería mágica y provocó que su conductor saliera por los aires y chocara contra el cuerpo del pelinegro.

Cuando Severus vio al hombre, podía jurar que las tres neuronas que tenía se le habían muerto, porque empezaba a decir cosas sin sentido y balbuceba mucho.

-Malditos, ahora verán, ¿Qué le hicieron a mi bebé? Los frenos no sirven, esperen a que los vea mañana...- Las palabras se atascaron cuando vio a Severus. -¡Tú!

-Yo.- Gruñó el otro.

-Hola.- Decía Sirius como si fuera lo más normal del mundo.

-Hola.- Dijo dócil Severus. -¿Podrías hacerme un favor?

-El que quieras.- Respondió rápido el mago.

-QUÍTATE DE ENCIMA, PERRO DE LOS DEMONIOS.- Gritó el profesor, empujando al Black con todas sus fuerzas para que se alejara de su espacio personal.

Cuando estaban por fin separados, Severus miró a todos lados, menos a su cara.

"Esa cara tan bonita" pensó con rabia.

-Bueno, me voy.- Dijo el hombre. -No fue un placer verte.- Justo cuando se iba, Sirius lo tomó del brazo.

-Severus, espera por favor. ¿Podemos hablar?

El pelinegro se burló.

-Un poco tarde para hablar.

-Por favor, solo cinco minutos.

-No te doy ni dos.- Intentó quitar el agarre de su brazo, pero el chucho era muy insistente.

-Te lo suplico. Si quieres me arrodillo.

Severus volvió a burlarse.

-Me gustaría eso.

Sin esperarlo, Sirius se arrodilló.

-¿Podemos hablar ahora?

-Maldita sea ¿Qué haces?- Miró a su alrededor. -Las personas nos ven, levántate, idiota.

Sirius lo agarró de la pierna con sus brazos.

-No hasta que hablemos.

-Pero serás imbecil, sueltame.- Ya Severus se estaba poniendo nervioso. Estaban llamando muchos la atención y susurros empezaron a escucharse a su alrededor. -Sueltame o te enviaré un Crucius.

-Aceptaré todos los crucius que quieras darme. Solo dame cinco minutos.

Lo odiaba, en serio lo odiaba.

-Dos minutos y los contaré.

-Gracias, mil gracias. ¿A dónde quieres ir?

-A donde nadie nos reconozca. No quiero que nos vean mucho tiempo juntos, empezarán a especular mierda.

-Sé el lugar perfecto.

Juntos empezaron a dirigirse al sitio en un silencio incomodo. Tuvieron que usar un traslador, lo cual hizo que el hombre desconfiara aún más. Cuando llegaron, Severus no pudo evitar decir la ironía.

-¿En serio?- El lugar era una pequeña cabaña a las afueras de Hogsmeade.

El lugar no era lo que importaba.

Lo que importaba es que ambos conocían perfectamente esa cabaña, ya que era la cabaña donde se veían siempre años atrás.

-¿Quieres burlarse de mí?- Preguntó Severus. -Porque te juro que si esto es una broma...

-Yo solo quería....- Sirius se veía nervioso. Severus pocas veces lo había visto así. -Te quería ofrecer una disculpa.- Lo miró. -Yo...yo...sé que que no es el momento, pero de verdad lo siento.

Severus soltó una pequeña risa.

-¿Por qué lo sientes?

Sirius se quedó callado.

-Dime, perro. ¿Dime por qué te estás disculpando?

-Porque...- Suspiró con pesar. -Te lastime ese día.

-Ese día.- Dijo Severus con lentitud. -Refresca mi memoria. ¿Qué sucedió ese día?

-Te...te lastimé.

-Di las cosas como son. Me usaste. Te burlaste de mí y luego me desechaste como si fuera una escoba sucia.

-No, no, no, Severus, fue todo un accidente.

-¿Accidente? ¿Llamas accidente a tus palabras?

-Severus...

-Porque yo las recuerdo muy bien.

No quería, de verdad no quería recordar ese día pero mi mente me traicionó y volvió años atrás

Volvió a ese día en que estuvimos en esta cabaña, después de tener relaciones.

FLASBACK DOCE AÑOS ATRAS.

Sirius me besaba el cuello dejando marcas por todas partes.

-Basta, Sirius.

-Solo un poco más.- Y siguió besándome.

Con un suspiro resignado sólo me dejé.

Ya teníamos un año juntos.

Cuando no quería matarlo, quería besarlo. Lo que sucedía todos los días, para disgusto del pelinegro.

Estábamos en la cabaña. Nuestro lugar secreto. El lugar en el que ambos podíamos ser nosostros mismos sin temor a ser juzgados. Hoy era nuestro primer aniversario, así que decidí que ya era el momento de tener la charla.

-Oye, escuchame un minuto, idiota.

-¿Sí?- Dijo sin mucho interes, aun besando todas las partes que estaban a su alcance de mi cuerpo. Gracias a Salazar estaban vestidos, porque sino lo estuvieran el hombre lo convencería de volver a la cama.

-Creo que ya es tiempo.

-¿Tiempo para qué?

-Para anunciar lo nuestro.

Sirius paró sus acciones y me miró.

-¿Qué quieres decir?

-Bueno, es obvio.- Lo miré con intención. -Lucius y Remus ya llevan casi tres años...

-Ni me lo recuerdes, casi vomito cuando los encontré besándose.- Me interrumpió.

-Solo digo que si ellos van a hacer público su relación no veo por qué nosotros no.

Sirius empezó a darme largas como siempre lo hacia cuando yo le tocaba ese tema.

-¿No crees que es muy pronto?

-No.- Lo corté y antes de que volviera a decir las palabras que ya me sabía de memoria, continué. -Y no, no creo que todos enloquezcan cuando se enteren. De hecho, no debería importarte lo que opinen de ti.

-No lo hace, es solo que...ya sabes...mis amigos...

-Remus no tendría moral para estar en desacuerdo, Peter poco le importa tu vida y Potter está ciego con su noviazgo con Lily, así que dudo que alguno de tus amigos diga algo al respecto.

-No lo sé...- Empezó a balbucear.

-¿Crees que estaré escondido el resto de mi vida en una relación contigo?

-No, no...- Luego lo pensó. -Pero si pudiéramos estar así hasta la graduación. Solo faltan unos meses.

-¿Y entonces qué? ¿Sigues cogiéndome y luego te vas como si nada a coquetear con las griffindor?

-Yo dejé de hacer eso desde que empezamos a salir y lo sabes.- Se defendió.

-¿Llamas a esto salir? Literalmente solo estoy a la espera de que tengas ganas y venimos a la cabaña, siempre es cuando tú quieres las cosas. En Hogwart no hablamos, pocas veces podemos platicar sin que alguien nos encuentre y cuando lo hacen empiezas a insultarme.

-Es solo para guardar las apariencias.

-Me importa una mierda las apariencias imaginarias que tienes en la mente.- Me levanté y empecé a salir de la cabaña. Sirius me siguió. -Más te vale que pongas en orden tus ideas porque me estoy cansado de ser tu sucio secreto.

-No lo eres, sabes lo importante que eres para mí, Sev.

-Demuestramelo.- Le dije. Ambos ya estábamos en el bosque que rodeaba la cabaña. En esta época del año era muy visitado por los turistas y algunos estudiantes. Es por eso que tuvimos que esperar que fuera un día de clases para venir.

Nunca perdía clases. Nunca lo hacía. Empecé a tomar actitudes que no eran propias de mí hace un año. Al principio no le di importancia, pero ahora las cosas estaban empezando a cambiar.

-¿Qué quieres que haga?

-Diles a tus amigos. Diles aunque sea a los Griffindor que no conozcas, dile a tus padres, no lo sé.- Medio grité de frustración. -Solo Dile a alguien que yo soy tu novio.

-Yo...

-¿Sirius?

Una voz nos hizo olvidar nuestra pelea.

Sirius se puso pálido.

-H-hola, eh...Nate...¿Qué....qué haces aquí?- La voz de Sirius era de terror puro al ver a su compañero Griffindor.

-Me salté las clases con unos amigos.- Un segundo después, varios Griffindor se acercaron extrañados de vernos juntos. -¿Qué haces aquí con esta serpiente rastrera?

Lo miré.

Vamos Sirius.

Diles.

"Diles que somos pareja, hazme sentir orgulloso de ser tu novio. Por favor, por favor" Mi mente gritaba con desesperación.

Por favor.

-Yo...

Por favor.

-Estaba aquí porque también me salté clases.

Sirius, por favor.

-Y...

Sirius, te lo suplico.

-Y Snivellus vino a joderme el día.- Su voz casual y llena de odio hacia mi persona. -Dijo que se lo diría a los profesores y estoy tratando de convencerlo de que no lo haga.

Nate y sus amigos se acercaban lentamente a mí y sacaron sus varitas.

-Así que este idiota quería ir de chismoso.- En un segundo tenía seis varitas apuntándome. Todos excepto Sirius. -¿Sabes lo que le hacemos a las ratas como tú?- Se rió. -Nos gustaría verte sudar un poco.

-Sirius...- Lo miré.

Tenía que detenerlos. Tenía que hacer algo.

Pero no hizo nada. Solo se quedó mirando. Iba a dejar que me lastimaran y se burlaran de mí.

-No tendrías que ser un chismoso.- Dijo Sirius siguiéndoles el juego.

Tanto tiempo creyendo que había cambiado, que había crecido como persona y la realidad era que seguía siendo el mismo batardo de siempre.

Ese día mi corazón dejó de latir por la desilusión tan grande que recibí.

-Maldito hijo de tu puta madre.- Dije con dolor. En un segundo le lancé un crucius a Nate y luego cuando lo vi caer de rodillas llorando, les lancé un Obliviate al resto de la audiencia y al mismo Nate.

A todos, menos al perro.

Al quedar inconscientes, solo quedamos los dos despiertos.

-Severus...

-Pensé que era Snivellus.- Lo interrumpí.

-No, yo...

-Gracias.- Dije llorando. -Muchas gracias por hacerme entender la mierda de persona que eres.

-No iba a permitir que te lastimaran, te lo juro.

Me reí.

-Sí, se vio que no lo harías.- Empecé a caminar al traslador. -No me importa si me reportas.- Refiriéndome al imperdonable.

-No lo haría.

-Se acabó.

-Dije que no te delataría.

-Me refiero a lo nuestro.

-¿QUÉ?- Gritó.

-Nunca voy a dejar de ser la serpiente rastrera ¿Cierto?- Pregunté con humor ácido.

-Severus, no entiendes...

-Ese es el problema Black.- Tenía tanto tiempo sin llamarlo por su apellido que me dolió mucho volver a hacerlo. -Ya no me importa entenderte.- Cuando tomé el traslador, fijé mi cara en él. -Si vuelves a hablar conmigo, a dirigirme la palabra o mencionas mi nombre, te lo juro por mi madre, no me importará ser expulsado o ir a Azkaban, voy a cruciarte hasta que pierdas el juicio y la locura de tu familia reine en tu mente.

Tomé el traslador y no miré atrás.

FIN DEL FLASBACK

-Yo no te merecía en ese momento.- Dijo el hombre. -No supe darte tu lugar y eso no me lo perdonaré nunca. Pero si pudieras darme una oportunidad de enmendar mi error, podríamos...

-Yo no quiero que arregles nada. Nunca debí confiar en ti y eso es solo mi culpa.- La historia se repetía, porque quise salir de la cabaña como aquella vez. -Por favor, no sé que pretendes, pero este circo debió terminar hace años.

-Solo quiero tu perdón.- Sirius se acercó. Tantos recuerdos, tanto tiempo anhelando esos momentos fugaces que compartimos volvieron a mis recuerdos.

Y con ellos, también lo hizo ese día.

-¿Sabías que ese día no volví a Hogwart?

Sirius me miró y asintió.

-Volví tiempo después y no estabas. Ni tú ni el lobo. Agradezco ese grado de humanidad de tu parte, ya que nos ahorraste un mal rato a ambos.

-Decidí alejarme para que te sintieras mejor en Hogwart, sé que ese era tu hogar. Lo amabas más que tú casa.

-Eso es un golpe bajo.- El hombre sabía los problemas que tuve en mi casa con mis padres y el motivo de mi amor hacia el castillo.

Sirius puso cara de malestar.

-No. No lo dije con esa intensión.- Se jaló algunas hebras de pelo. -¡Maldición! La estoy cargando otra vez.

-No es algo nuevo.- Le expresé con malestar y lástima. -¿Sabías que la poca confianza que mi padre no me arrebató, la que había guardado en un cajón con llave se me fue arrebatada ese día.- Lo miré con odio. -Tú eres todo mi sufrimiento.

-No me cansaré de buscar tu perdón. Yo quise volver, pero luego de lo de Lily y James mi corazón no pudo volver a este país. Fue cuando Harry tenía cinco años que Remus y yo decidimos que ya era tiempo de regresar. No te busqué porque sabía que me enviarías un Avada si me veías.

-Digno Griffindor.- Dijo con sarcasmo. -Tan cobarde. Que ironía fue pensar que tú eras el que más tenía coraje de los dos, cuando la realidad es que no tenías las agallas de anunciar nuestra relación.

-Sev, yo fui un idiota, un inmaduro...

-Te avergonzabas de mí.

-¡NO!.- Gritó el Black, mientras me tomaba la mano y se aferraba a ella con desesperación. -Eras alguien tan increible. Tú me hacías feliz en los días en los que me sentía tan miserables. A pesar de tener una familia rica, a pesar de tener amigos que me amaban, a pesar de todo eso, tú eras mi soplo de aire.

-Mejor dicho, era tu revolcón de media hora.

-No, no, no...

-Llegué a pensar que solo sería eso para ti: un acostón. Un momento fugaz.- Dije con tristeza. -Llegué a creer que me conformaría con eso.- Quité la mano. -Pero luego comprendí que yo merecía más. No buscaba migajas o un momento de tu día. No quería sobras que debía compartir con todos en tu vida. Yo quería todo.- Las lágrimas se empezaron a escapar. -Yo quería todo contigo.

-Perdóname.- Su voz sonaba ronca. -Severus...por favor...

-Iba a perdonar todo lo que me hiciste por años. Iba a perdonas tus burlas, tus bromas agresivas.- Empecé a golpearle el pecho. -Lo iba a perdonar todo y mira como me pagaste.- Él no se alejó de mis golpes.

Que inteligente.

No podía más. Tantos años con este dolor, tanto tiempo odiandose así mismo por la poca autoestima que tenía que tuvo que permitir ser tratado de esa manera.

-Por tantos años me culpé de no ser suficientemente bueno para alguien como tú. De ser tan poca cosa que tuviste que negar nuestra relación con esos idiotas y me tomó mucho tiempo entender que yo no tenía la culpa de que seas un hombre que solo vive de las críticas de los demás.

-Severus, espera, no es así.

-¿Sabías que Lucius iba a mandar a la mierda a su padre por Remus?

Sirius lo sabía. Casi se desmaya cuando descubrió que Remus era novio de Lucius, pero él no tenía moral para decir nada, ya que en ese momento Severus y él también estaban juntos.

-Sí.- Dijo con pesar. -Lo sabía.

-Imagina la sorpresa de la persona más pura sangre que he conocido cuando tu amigo lo abandonó sin explicaciones. Casi se desmorona.- Severus pensó en ese Lucius de años atrás. Una persona sin corazón, deprimido y solitario (más de lo que ya lo era). El pelinegro no quería volver a verlo así.

-Lamento el daño que te hice, no hay ninguna justificación para mi idiotez...

-Tienes razón, no la hay.- Lo interrumpí.

-Pero si me dejaras compensar el daño que te causé, yo podría...

-No.

Sirius lo vio. No sabía en que momento él también había comenzado a llorar. Tantos años arrepintiendose de su mierda. Tanto tiempo pensando en ese día y en lo hijo de puta que fue. Quería enmendar las cosas.

-Por favor, una oportunidad, yo cambié. Te juro por todo lo sagrado que yo cambié.

-Esas palabras también se las dijo mi padre a mi madre cuando la golpeaba o le hacía daño emocionalmente y ¿Sabes que hacía ella? Lo perdonaba.- El odio se escuchó en su voz. -Una, y otra, y otra vez caía en sus palabras bonitas, en sus promesas de amor.- Lo miré. -Yo no voy a ser como mi madre, no te voy a dar el poder de destruirme de nuevo.

-Yo solo quiero una oportunidad.- Repetía desesperado el Black. -Te lo juro, te lo juro por mi magia. Si no confías en mí, podemos hacer una promesa inquebrantable.

Severus lo miró. No esperaba que esa promesa saliera de sus labios.

No quiso creerle.

-Me arruinas mi corazón, pasan doce años sin saber de ti y crees que todo será igual de fácil. Nunca tuve noticias tuyas.

-Pero...- Lo miró sin comprender. -Yo te escribí, Severus. Te mandé cientos de cartas.

-¿¡Qué!?- Medio gritó el pelinegro. -No sólo rompes mi corazón, sino que también quieres inventar una patética excusa para que te perdone. En serio que eres un bastardo.

-No, no, no.- Sirius se puso histérico. -Yo te envié cartas donde imploraba tu perdón. Pero un día tú me enviaste una devuelta donde me decías que si te amaba no volvería a escribirte.

-No te creo una mierda. Yo no envié nada, tampoco recibí nada. ¿En serio sigues inventando tanta mierda después de todos estos años? Ya no quiero seguir escuchando estas estupideces.- Cuando me iba a ir, me volvió a tomar del brazo.

-Una oportunidad. Te mostraré las cartas y la carta que me escribiste, solo dame una oportunidad.

Yo estaba tan cansado.

Tan cansado de ser un idiota y seguir creyendo en él.

Pero no podía evitarlo.

-¿Y dónde están esas malditas cartas?

-En la mansión Black.

___________________________________________

Ese mismo día.

Remus estaba muy nervioso. Las vacaciones ya habían terminado y pronto los niños volverían a clases. Así que Harry organizó (ordenó) un día de juegos para Draco y él en la mansión Malfoy.

Eso no era problema, el problema era que yo debía acompañarlo ya que no sabía donde carajo estaba Sirius.

En el segundo que estábamos en la mansión, mi corazón empezó a bombear muy fuerte.

-¿Por qué estamos tocando el tonto timbre si ambos podemos entrar en la mansión sin avisar?

-Se llama educación, cariño.

Pero era cierto. Ambos podíamos traspasar las protecciones de la mansión. Sólo que no le iba a decir a mi ahijado de doce años que yo podía hacerlo desde hace doce años atrás cuando visitaba a Lucius a escondidas de su padre.

Una pequeña esperanza brotó en mí el día que estuvimos aquí por primera vez hace algunas semanas y me di cuenta que Lucius nunca me había prohibido la entrada. De hecho, nunca me quitó el acceso a la mansión.

Al parecer Harry no pudo esperar y abrió las puertas.

-DRAGÓN.- Gritó feliz Harry, mientras corría hacia Draco. El mencionado estaba con su pequeño dragón bebé, que se llamaba Riyuu según tenía entendido Remus que le había dicho Harry, y le estaba dando de comer.

Solo un Malfoy le daría de comer carne a un bebé Dragón en un plato elegante con cubiertos de plata y una servilleta alrededor del cuello de la criatura.

Remus no sabía que le asombraba más, si el que estuviera comiendo entre cojines de pluma simulando una mesa y sillas o el que el pequeño Dragón bebé no hiciera un desastre cuando el rubio le daba la comida en la boca.

-¡Harry!- Dijo alegre el pequeño rubio, dejando a Riyuu un momento, mientras abrazaba a Harry. Cuando lo vi, sin pensarlo sonreí.

-Hola Draco ¿Cómo estás?

-Mejor que Lucius, eso es seguro.

-¿Qué le pasa?- Pregunté.

-Es agosto y eso significa...

-...El mes de las migrañas.-Terminé de decir por Draco. -¿Le hicieron té de...?

-¿Hierbas frescas, mentas y canela?- Respondió Draco. -Sí, aquí está.- Mostró una taza en un rincón. -Iba a subir a dárselo, pero...-Remus miraba como Harry tenía abrazado a Draco sin tener ningún tipo respeto por su espacio personal. -Creo que no puedo subir. ¿Podría ir usted?

-Yo...eh, yo...- Con las manos temblorosas tomé la taza de cristal y con pasos suaves empecé a caminar.

-Segunda puerta...

-A la derecha.- Le dije. -Lo sé.

-Oh, ¿en serio?- Draco soltó una pequeña risa.

-Harry, cuida a Draco.- Dije con balbuceos.

-¿Quién cortará un árbol?- Medio preguntó Harry.

Remus respiró profundo. A veces su ahijado era muy despistado.

Con lentitud Remus subió las escaleras. Los recuerdos no se hicieron esperar y en un segundo estaba en la gran oficina del patriarca de los Malfoy.

-Draco, estoy agonizando.- Escuchó Remus cuando entró. Vio a Lucius de espalda, con su silla de costado. -Si no bebo ese té juro que moriré.

-Siempre has sido un dramático cuando tienes estos dolores de cabeza.

El corazón de Lucius se movió sin su consentimiento y cuando se dio la vuelta descubrió que su mente no le estaba jugando una broma pesada.

Remus estaba en su casa.

El rubio observaba como el hombre le ponía la taza en la mesa y le sonreí con inseguridad.

-Recuerda que debes tomarlo poco a poco o te quemarás.

-No soy un niño.- Dicho eso en cuanto dio el primer sorbo echó la taza hacia adelante porque se había quemado.

-Te lo dije.

Lucius lo vio con malas pulgas.

-Pensé que vendría el pulgoso.

-No sé donde está Sirius y Harry nunca me perdonaría si no hubiese venido a jugar con tu hijo.

-Dejémonos de tecnicismo y educación.- Lucius se paró. -Sabemos perfectamente que Harry puede tomar la chimenea en cualquier segundo desde la mansión Black a esta, ya que mi hijo le dio acceso total.- Lo cual aún tiene sorprendido a Lucius. -Tú quisiste venir. Nadie te obligó ¿Cierto.

-Tienes razón.- Empezó a hablar Remus con nervios. -Yo solo quería hablar contigo formalmente, ya sabes...sin ser interrumpidos.

-¿No crees que es un poco tarde?- Preguntó Lucius. No quería ser cruel, pero no le veía el fin a esa conversación.

-Solo dame un segundo para explicar todo.

Con un suspiro, el rubio se acercó más de lo que era necesario y miró a Remus con una intensidad que paralizó al hombre.

-Habla.- Ordenó.

Y eso hizo. Remus le dijo todo. Lo de su padre, la conversación que escuchó de los Slytherin y todo lo que sucedió ese día y la razón de su decisión.

Cuando finalizó, Lucius no dijo nada.

-Gracias, ahora si te quieres ir, eres libre de hacerlo.

-¿Qué?- Preguntó Remus.

-¿Creíste que te perdonaría al escuchar tus razones?

-No, no, claro que no, pero tampoco...

-¿Esperabas otra reacción?- Sin esperarlo, Lucius tomó por el cuello a Remus y apretó fuerte de éste. -¿Esperabas que haría borrón y cuenta nueva? ¿Qué volveríamos a tener otra oportunidad?

-Yo...

-Nuestro tiempo pasó hace tantos años que ya sería una burla volver a retomarla ahora.- Soltó al lobo y éste sintió un vacío de inmediato.

-No entiendes nada.- Dijo Remus al borde del pánico. -Lo hice por ti, para que no te quitaran lo que por derecho era tuyo.

-No.- Lo cortó Lucius. -No lo hiciste para que yo estuviera bien. No te sacrificaste para que yo tuviera una vida perfecta.- Lo miró con una intensidad que heló a Remus. -Te fuiste porque tenías miedo. Miedo de pensar que yo elegiría una vida de lujos y riquezas en lugar de nuestra relación.

-Yo...

Lucius siguió. Tantos años reprimiendo su tristeza, tantos años pensando en este día que simplemente no pudo callarse.

-¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué creías que era mejor huir y no afrontar las amenazas de mi padre juntos?

-Yo solo quería que no tuvieras una vida miserable, así como yo la tuve. Lo hice para que tu vida siguiera siendo increíble, llena de alegría.

-La alegría la perdí el día en que le iba a proponer a mi novio casarnos y mandar al diablo la pureza de sangre. Ese día que no te vi por ningún lado, que grité tu nombre por todo el castillo, que nadie quiso decirme nada de ti, ese día que una carta fue todo lo que obtuve de ti y el silencio que no me merecía.- Las lágrimas ácidas no se hicieron esperar de parte del rubio. Odiaba verse vulnerable, pero su mente y corazón siempre le habían dicho que podía ser él mismo con Remus. -Me tomó tantos años sanar y darme cuenta que yo no tuve la culpa de nada.- Ahora lo miró con rudeza. -Yo no tuve la culpa de que te hayan tratado así, no tuve la culpa de que mi padre haya sigo un hijo de puta y tampoco tuve la culpa de tus miedos.

-Yo quería...yo quería que fueras feliz, quería que lo tuvieras todo, porque te lo mereces, yo quería que fueras...yo quería...que no te arrepintieras de estar conmigo en el futuro.

-No intentes culparme de tus inseguridades.

Esas palabras golpearon el corazón de Remus tan fuerte que empezó a temblar. Porque tristemente todo era cierto. Él tuvo miedo, había tenido miedo toda su vida, no era alguien osado como Sirius, no era valiente como James.

Solo era Remus, el cohibido y triste Remus.

Y que Lucius le estuviera diciendo que sus inseguridades jugaron en contra en la relación que ambos tenían le dolió muchísimo.

-Lucius, detente, por favor.- Las palabras salian entrecortada y suaves.

-¿Decidiste mi felicidad? O ¿Tenías miedo de preguntarme qué hubiese escogido, si una vida perfecta o una vida contigo?

-Lucius...

-Estabas tan equivocado, mi vida ya era perfecta porque te tenía en ella, pero también le tenías pavor a la respuesta que te hubiese dado y escogiste no saberla y escapar. No creíste en mí, en mis sentimientos o en nuestra relación. No creíste en nosotros.- Su voz se quebró.

-Perdóname.- Sus lágrimas y llanto se escuchó por todo el lugar. -Perdóname, lo siento tanto, te juro que estos años te he extrañado tanto, lo siento, por favor. Haré lo que me pidas, por favor, Lucius. Por favor, Perdóname.- El cuerpo de Remus convulsionó y sus rodillas cayeron al suelo.

-Vienes a mi casa, vuelves a interrumpir en mi vida y quieres joderme mi cabeza.- Se sentó a un lado de Remus. Sin gracia ni elegancia. -¿Sabes lo único bueno de toda esta mierda? Mi hijo.

Remus lo miró. Ambos en el piso.

-Mi hijo es el niño más perfecto del mundo. Es mío y yo soy tan feliz cuando él me dice un dato interesante, o cuando me dice que mi túnica se me ve bien o simplemente cuando ambos leemos un libro en el sofá.- Lucius se ríe con tristeza. -Bueno yo lo leo y él hace mil cosas, pero cuando le pregunto algo sobre la lectura él me responde todo.- Suspiró. - Así que gracias, de no ser por ti y tu decisión, creo que nunca hubiese experimentado la alegría de tener a Draco en mi vida.

-Es un niño increíble.- No supe que más decir. Estaba tan afectado por esta charla que las palabras no entraban con coherencia en mi sistema.

-Harry también es un chico genial.- Luego frunció el señor. -Aunque ya me robó a mi hijo dos veces y lo colma de regalos que ni a mí se me hubiesen ocurrido.- Pensó Lucius en el maldito Dragón bebé que tenía en su techo. -Bueno, Remus.- Miró al hombre y no pudo evitar darle un pañuelo para sus lágrimas. -Creo que es tiempo de ver a los chicos.

Con malestar Remus asintió.

En el segundo que se levantaron Remus sonrió con pesar.

-¿Al menos leíste mis cartas?- Sabía que no volvería a tener un tiempo a solas con Lucius, así que por lo menos quería saber si sus cartas le habían gustado.

Lucius lo miró confundido.

-¿Cartas? ¿Qué cartas?

Fue el turno de Remus de mirarlo extrañado.

-Las cartas que te envié. Te enviaba una carta cada mes con todas las cosas que hacía, sean grandes o pequeñas.- Una tristeza lo invadió. -Dejé de hacerlo cuando me escribiste y me dijiste que por el bien de tu matrimonio y tu hijo en camino era mejor que parara.

Lucius se quedó de piedra. Tenía años sin quedarse con la boca abierta por una noticia.

-Remus, no sé que está pasando o si estás intentando algo, pero yo nunca recibí ninguna carta tuya, tampoco escribí nada. Créeme que no hubiese escrito eso. Mi matrimonio era formalidad más que amor, así que no creo que mi mano haya escrito las palabras que dices.

-Tenía tu firma.

El rubio se rió.

-Nadie puede falsificar mi firma.

-Tenía. Tu. Firma.- Volvió a señalar cada palabra.

-Es algo tan improbable que ni siquiera puedo imaginarlo.

-Pero....pero si yo tengo tu carta.

-¿Y dónde está?

-En la mansión Black.

Ambos se vieron.

Pasó un segundo.

Luego otro.

Hasta que Lucius habló.

-¿Crees que Harry cuide de Draco?

-Por como los vi en la sala, creo que tu hijo es el que cuida de mi ahijado.

El rubio expresó un sonido de malestar.

-Lo suponía. Vamos.- Lucius tomó a Remus de la mano y se dirigieron a la chimenea de su oficina.

-¿Qué? ¿A dónde?

-No puedes decirme que recibiste una carta mía con esa partida de mentiras y pretender que no quiero ver esa famosa carta.

Con rapidez ambos entraron y emprendieron el viaje.

Justo cuando llegaron a la mansión no podían creer lo que estaba pasando.

En la sala estaban los otros dos personajes principales de este enredo.

-Ni siquiera voy a preguntar.- Dijo Remus.

-Me tienen bajo secuestro.- Argumentó Severus.

-Te demostraré que no estoy mintiendo.- Dijo Sirius buscando la caja y colocándola en la mitad de la mesa que los hombres rodeaban. -Está la tuya también Remus.- Dijo. -Imagino que descubriste que nunca recibieron nada y por eso están aquí.

-Sí, esto es muy extraño.

-Y se pone aún más extraño.- Dijo Lucius cuando tomó la caja y la volteó.

No había nada.

-Es...es imposible...estaban....mierda.- Balbuceaba Sirius.

-Lo sabía.- Respondió Severus.

-Lucius.- Miró a Lucius y lo tomó del brazo. -Te juro por mi magia y la vida de Harry que estaban ahí. Tienes que creerme, por favor.- Remus suplicó.

Lucius y Severus se vieron. Casi como teniendo una conversación silenciosa.

-Cuando aparezcan esas cartas....- Empezó Severus.

-...Hablaremos otra vez.- Terminó Lucius. Miró a Remus. -No digo que estés mintiendo, pero sin la evidencia es algo difícil de tener en cuenta.

-Si las encontramos ¿podremos hablar mejor otra vez?- Sirius pregunta.

-No deberíamos.- Sirius se derrumbó ante las palabras de Severus. -Pero esto es muy extraño. Así que encuentren esas malditas cartas.

Severus se fue y Lucius lo siguió. Cuando se colocaron en la chimenea todos se vieron.

Y antes de que se trasladaran, Remus escuchó en su mente la voz de Lucius.

"Hablaremos mejor en la plataforma. El día en que los chicos regresen a Hogwart"

Remus sonrió con todo el dolor de su corazón. Asintió en silencio.

Cuando los Slytherin se fueron. Los Griffindor aún no podían creer lo que sucedía.

-¿Estás pensando lo mismo que yo, Lunático?

-Claro que sí, Canuto.

Se miraron con decisión.

-Dumbledore.- Dijeron al mismo tiempo.

-¿Pero cómo diablos traspasó las barreras?

Sirius sonrió.

-No me sorprendería que haya violado nuestra privacidad. Siempre lo ha hecho.

-Debemos encontrarlas, Sirius. Es nuestro boleto a una oportunidad de hablar con ellos otra vez.

-Lo haremos. Ese viejo no sabe en que mierda se metió.

Ambos estaban de acuerdo, pero no encontraban un plan para lograr su objetivo.

O por lo menos, Remus no sabía cómo lograrlo.

Pero Sirius sí.

De hecho, sabía perfectamente a quien pedirle ayuda.

___________________________________________

El día de regreso a Hogwart estaba muy nublado.

"Eso significa malas noticias" pensó Remus con pesar.

Los dos estaban ya listos para ver a Harry partir, cuando escuchan murmullos en el lugar. En el instante en el que se dieron la vuelta para ver la razón de tanto escándalo, no se sorprendieron de las personas que tenían toda la atención de los magos y brujas del sitio.

Un Draco de doce años iba caminando por la plataforma con Lucius Malfoy y Severus Snape detrás, los tres vestidos de manera muy elegantes. Era una gran entrada triunfal. Las personas les daban espacio para que caminaran, casi como si no quisieran tocarlos.

Y no era para menos. El pequeño rubio tenía si túnica para ocasiones especiales, negra con bordados de plata. Caminaba como si fuera el rey de ese lugar. A Remus casi se le sale el corazón cuando vio la túnica verde esmeralda que portaba Lucius y Sirius se quedó inmovilizado con la rica y bonita túnica negra que Severus tenía en su cuerpo.

Lucius miró de reojo y sonrió. Severus solo rodó sus ojo, pero no comentó nada.

Draco solo buscaba a Harry sin encontrarlo.

Su padre le dijo que era mucha ropa solo para que Harry lo elogiara, a lo que su hijo le respondió "Tú estas igual de elegante para ver al señor Remus y yo no te digo nada"

Lucius lo vio mal.

Su hijo a veces era muy insolente.

-No estamos hablando de mí. -Le dijo en su momento. -¿Tienes todo?- Preguntó Lucius.

Draco miró mal.

-No volvamos a repetir lo mismo del año pasado, por favor.

-¿Tienes todo?- Volvió a preguntar Lucius con intensión.

-Sí.- Dijo Draco con pesar. -Recuerda alimentar...

-No soy tu niñera de gatos.- Interrumpió su padre, pero luego de un suspiro dijo a regañadientes. -Cign y tu dragón estarán bien.

-Se llama Riyuu.- Luego sonrió. -Gracias, sé que ambos estarán bien.- Draco tal vez "olvidó" mencionar que se llevaba a Riyuu escondido en su baúl mágico, junto a Star.

Su padre pondría el grito en el cielo. Pero no podía dejar a su serpiente y su bebé Dragón desamparados.

Cuando se llevó a Star el año pasado le costó un mes de castigo. Draco podría aguantar que fueran dos meses, porque en su pequeña cabeza creía que por cada animal que se llevara de contrabando serían solo treinta días castigado.

Iba a decir otra cosa hasta que unas manos le taparon los ojos y lo sacaron de sus pensamientos. Por un segundo quedó en pánico, pero luego su cuerpo no reaccionó de mala manera, así que solo podía ser una persona.

-Harry.- Sonrió y se dio la vuelta.

-Hola, precioso. ¿Me extrañaste? Yo te extrañé mucho, mucho, muchísimo. ¿Ya dije que te extrañé?- Y lo abrazó

-Nos vimos hace una semana, Harry.

-Te extrañé cada día de esta semana.- Dijo miserable.

-Hola Harry.- Dijo Lucius.

-Hola, Lord Malfoy.- Le respondió sonriente, aun abrazado a Draco.

-Potter.- Severus habló.

La sonrisa de Harry cayó.

-Hola profesor.

-¿No te parece que estás muy cerca de mi ahijado?

-No.- Y dicho eso, abrazó más a Draco.

-Moco....

-¡Harry, amigo!- La voz del Weasley se escuchaba acercándose más y más.

-Ay no.- Se lamentó Harry. -Tonto uno a la vista.

-Ron, esperame.- La voz de Hermione apareció.

-Y atrás viene tonta dos.

Draco sabía que estaba mal, pero se rió. Es que si parecían dos personas muy cómicas queriendo la atención de su amigo.

No creía que otra persona podría ganarles.

-¡HARRY!- Una voz chillona y pequeña salió desde atrás de Ron. Era una niña pelirroja que seguro era su hermana menor. Detrás de ella estaba un señor, igual de torpe y un poco desarreglado.

-¡GINE!- Gritó el hombre.

En el segundo en que todos estuvieron cerca de nosotros, Harry me puso por detrás y en todo ese desorden, la niña tomó el brazo de mi amigo. Se le veía tan sonriente que Draco nunca había visto una sonrisa tan incómoda.

O loca.

-Hola, Harry, soy Ginevra Weasley.

Harry se soltó de su agarre.

La chica no se inmutó.

-Harry, ven con nosotros.- Me miró mal. -Si te la pasas tanto con serpientes van a creer que eres una de ellas.

-Soy una de ellas, estoy en Slytherin, tonta.-Harry la miró mal.

Gine miró a Ron extrañada.

-Creí que habías dicho que el director lo cambiaría a Griff...- No pudo terminar porque su hermano le tapó la boca y le ordenó que se callara.

Draco miró a Harry.

-¿Elllos tendrán razón?- Un susurro salió de sus labios.

No quería que Harry se fuera de Slytherin.

No quería que Harry lo abandonara.

Harry lo tomó de sus mejillas y lo miró. Draco miró su sonrisa.

-Deja que intente cambiarme de casa, se llevará una gran sorpresa.- Y le dio besitos en su nariz y mejilla, provocando que Draco se sintiera mejor y dejándose mimar como siempre lo hacia.

-¿Por qué eres tan cariñoso con él?- Seguía sin callarse la niña. Ya a Draco no le gustaba. -Mis hermano no me tratan así.

-¿Tienes más hermanos?- Preguntó Draco.

-Somos siete hermanos.- Lo dijo tan orgullosa que Harry se burló.

-No puedo creerlo, se reproducen.- Harry miró al señor. -¿Usted es el padre?

Yo sabía que sí. Este señor y mi padre ya habían tenido varios momentos desagradables.

-S-sí, hola joven Harry.- Me ignoró por completo.

Harry me tomó de la mano y lo miró.

-¿No tienen televisor en su casa?- Imagino que se refería a encontrar una distracción para que parara su taza de natalidad. -Y creo que se olvidó de saludar al heredero Malfoy.- Dijo mi título con intensión.

-Harry, ¿Estás perdido?- Volvió a ignorar a Draco. -Ven con nosotros, a Molly, mi esposa, le dará mucho gusto volver a verte. La última vez que te vimos eras un recién nacido.

-Sí.- Concordó la voz de Sirius desde atrás, quien llegaba con Remus. -Entraste con Dumbledore a la fuerza y exigieron ver a mi ahijado, como si tuvieran derecho sobre él, que tontería ¿no crees?

-Desde ese día los Weasley no pueden estar cerca de Harry.- Continuó Remus. -Harías bien en volver a recordarlo.- Refiriéndose a la cercanía que tenía el mayor con su ahijado en ese momento.

El señor Weasley dio un paso atrás.

-¿Qué puedes esperar de un Weasley?- Lucius se acercó y se posicionó detrás de Draco. Severus no estaba muy lejos tampoco. Listos para defender a su niño. -Vaya Arthur, por fin te veo con un atuendo diferente. ¿Cambiaste de café mierda a naranja añeja? Mis felicitaciones a tu diseñador.- Luego se puso la mano en la boca con pesar. -Oh, lo siento, olvido que no puedes pagar algo como eso.

-Tal vez no tenemos fina ropa, pero tenemos...

-No tienen nada.- Dijo Draco. No quería ofender, pero su lógica lo obligó a hablar. -Su casa se cae a pedazos, si no fuera por la magia que la mantiene medio estable, hace años se hubiese venido abajo. La ropa y los uniformes deben traspasarse de hermanos a hermanos.- Miró a la niña. -Lo lamento tanto, espero que la ropa de Ron te quede bien.

Los Weasley estaban rojos de la vergüenza. Sobre todo Arthur. Él estaba avergonzado y enfadado con el mocoso.

-Al menos mis hijos tienen mam....- Un silbido salió de las túnicas de Draco y un rugido de sus bolsillos grandes.

Star y Riyuu salieron al exterior y se posicionaron en plan de batalla contra el señor Weasley.

-¿Qué...?

-A mis familiares no les gusta que se metan conmigo.- Dijo Draco con seriedad.

-Está pro-prohibido....

-Son los familiares de mi hijo.- La voz de su padre tan tranquila le hizo ver a Draco que el mayor ya sabía que tenía a sus dos familiares rumbo a Hogwart, pero en este momento no le diría nada al más pequeño. -Tienen permiso y acceso para acompañar a Draco a todos los lugares, incluyendo Hogwart.- Lucius lo miró con cara asesina y susurró. -Si vas al consejo y lo reportas yo personalmente me encargaré de que pierdas tu patético y mediocre trabajo y veremos si el hambre y la miseria pueden sobrevivir en esa pocilga que llamas casa.- Se acercó aún más. -Vuelves a querer ponerte a la altura de un niño de doce años, especialmente de mi hijo, y mi varita irá directo a tu corazón ¿Me entendiste?

El señor Weasley se puso pálido y empezó a balbucear incoherencias.

-Creo, creo que es mejor irnos chicos.- Sin esperarlo tomó a Ron y Gine y se fue de ese lugar, seguido por Hermione. Pero cuando ya estaban lejos vieron como Gine forcejeaba y salió del agarre de su padre.

Corrió hacia Harry y le sonrió.

-El director dijo que tu serías mi guía para no perderme en el castillo por ser nueva.- Su voz se hizo más chillona si eso era posible.

-¿Eso dijo el director?- Preguntó Draco.

Gine lo miró de reojo.

-Sí.- Dijo segura, retándole a llevarle la contraria. -Y dijo que Harry estaba de acuerdo.- Lo miró con alegría. -Solo quería agradecerte y decirte que puedes compartir el vagón del tren con mi familia y conmigo.

-¿Así que estás de acuerdo?- Ahora le preguntaba a Harry.

-¿Qué?- La cara de Harry era un poema. -¿Te golpeaste la cabeza o algo, mocosa? Yo jamás estaría de....

-Está bien.- Dijo Draco. -Entonces vete con ella.- La miró despectivamente, pero la muy ingenua no se dio cuenta y pensó que la veía con gentileza. -Es todo tuyo.

-¿QUÉ?- Gritó Harry escandalizado. -Pero Dragón.

Draco dio media vuelta y con toda la indignación que un chico de doce años puede tener, se fue.

Harry iba a ir detras de él, como siempre lo hacia y rogar un perdón que no sabía por qué debía pedirlo. Ginevra lo tomó del brazo con más fuerza y se lo llevó al tren, quitando la idea de mendigar el perdón de Draco.

Lucius miró a su hijo.

-No debería decir esto, pero estoy seguro que no es culpa de Potter.

-Lo sé.

El rubio se rió.

-¿Y por qué te hiciste el ofendido?

-Es para mantener a Harry alerta. Si cree que siempre le perdonaré todo por ser mejores amigos, está muy equivocado. Esto le recordará que debe pisar con cuidado en nuestra relación.

-¿Te das cuenta que no están casados? Él puede tener amigos.

Draco Ignoró a su padre a propósito.

-Y amigas.- Dijo el rubio para molestar a su hijo. -Puede tener amigas.

-Amigas no.- negó el pequeño mirando el perfil de su padre. No se veían a los ojos, pero el parecido entre ambos era abismal. -Yo soy su único amigo, hoy y siempre

-Pero...

-He dicho siempre.- Dijo serio.

El Malfoy iba a decir otra cosa, pero el último llamado del expreso a Hogwart se anunció y se dio cuenta que ya era muy tarde.

-Hablaremos después de esos celos desmedidos y de tu segundo acompañante a Hogwart.- Diciéndolo por Riyuu. -Puedes irte.- Le dio un pequeño beso rápido en su cabello. -Te amo, buen viaje.

-Te quiero.- Le costó, pero ya no lo decía con malestar. Las palabras salían con más calma y Lucius siempre hacia un baile mental por los pasos tan grandes que daba su hijo día a día.

Ambos se sonrieron.

Cuando Draco iba a entrar al tren, listo con su pequeño equipaje con sus útiles más importantes, justo en el último segundo, una persona choca contra él, y el pequeño para no ser tocado por el extraño se golpeó contra el material del tren.

El hombre solo lo ayudó a recoger sus pertenencias y se fue sin decir nada.

-Que grosero.- Dijo Draco quejándose de que el hombre no se disculpó.

-ÚLTIMO LLAMADO.- Gritó Hagrid.

Draco con rapidez entró al tren.

Nadie se dio cuenta de como Harry observó esa escena con extrañeza, mientras iba a buscar a su amigo.

Nadie vio como Lucius y Remus salieron juntos de la plataforma.

Nadie observó como Sirius veía a Hagrid con odio y el guardabosques se puso nervioso por ver al Black.

Nadie observó como un pequeño elfo se escondió en en tren, sin ser percibido por la multitud.

Y lo peor de todo. Nadie se dio cuenta de que ese hombre extraño que había chocado contra Draco colocó un pequeño diario negro entre los materiales escolares del rubio.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Marce, el cerebro se me está quemando.

Pero ahora sí. Oficialmente comienza el segundo año de los chicos.

¿Qué les pareció? ¿Las serpientes deben perdonar a esos leones? Acepto las apuestas desde ahora.

Espero les haya gustado ❤️

Chapter 9: Segundo año

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

No está editado, gracias por el apoyo

Chapter Text

La noche había helado cada rincón de la mansión.

Las pequeñas manos se movían entre sí con mucho nerviosismo.

-Debes mantener la calma.- Dijo el mago. -Si sigues con precisión mis indicaciones todo saldrá bien.- Luego sonrió. -Estoy muy agradecido por tu ayuda, gracias Dobby.

El elfo chilló de alegría.

-Dobby hará lo que el amo le diga.- Dijo con suavidad. -Pero no sé si Dobby será tan inteligente para hacer lo que el amo le pide.

-Eres muy inteligente, confío en ti.

Con un suspiro, el pequeño elfo vestido de traje le hace una reverencia al mago.

-Trataré de cumplir todas sus expectativas, amo.

-Te lo agradezco, amigo.

________________________________________

Lockhart era un verdadero idiota.

Ese fue el primer pensamiento de Draco cuando salió de una de sus clases de defensa contra las artes oscuras con el nuevo profesor.

-Es un completo inepto.- Dijo Harry.

-¿Y qué esperabas?- Siguió Draco. -Si cuando fuimos juntos a comprar los libros, quiso tomarse una foto contigo y decir que estabas en esa tienda por él.

Harry se rió.

-Lo recuerdo, Sirius le dio un golpe en la nariz, el tonto se puso a llorar diciendo "Mi perfecta nariz"- Imitó su voz aguda y chillona. Volvió a lanzar una carcajada.

-Y cuando los duendecillos se escaparon, Severus tuvo que llegar y encantarlos.- Siguió Draco. -Que gran héroe, escondido debajo de su escritorio, llamando al director

-No me recuerdes a ese viejo. Aún no puedo creer que quiso cambiarme de casa. Su patética excusa fue que tal vez el sombrero se había equivocado y mi verdadera casa era Griffindor, ya que ellos podían sacarme mi máximo potencial.

-Pero Harry.- Draco se rió y susurró. -Tu verdadera casa es Griffindor. Recuerda que manipulaste al sombrero.

-Dragón.- Dijo Harry tapandole la boca con su mano. -No hables tan fuerte, tonto uno y tonta dos pueden escucharte o peor.- Puso cara de pánico. -Tonta tres anda por todos lados.- Le repetía Harry mientras iban al comedor.

Draco perdió la risa. Ginevra era tan molesta, la niña buscaba cualquier momento para estar cerca de Harry y eso a Draco ya empezaba a fastidiarle. Desde hace semanas no toleraba la presencia de la chica.

Le envió una carta a su padre.

"¿Del uno al diez que tanto estarías molesto con tu ÚNICO hijo si maldice a una niña que se está comportando muy acosadora con Harry y me está provocando migraña?

P.D. Recuerda la parte de 'Único hijo'

Con cariño, D.M."

La respuesta llegó ese mismo día.

"Si tengo que volver a la escuela por ti y por Potter encerraré a tus familiares y los enviaré a Francia a nuestra casa de verano. Y si llega a escribirme el senil de Dumbledore quejándose y provocándome una migraña vas a dormir en el corral de los pavos reales. La elección es tuya"

Con más cariño L.M."

Draco puso una mala cara.

"De acuerdo, como estoy siendo objeto de extorsión, no tengo otra opción que ceder a tus demandas. La niña vivirá...por ahora

P.D. El corral es muy cómodo, recuerda que dormí allí cuando tenía siete años"

-Miren.- La voz de varios estudiantes sacó a Draco de sus divagaciones y volvió a la realidad en el comedor.

-Es un vociferador.- Dijo el chico de Griffindor. Creo que se llamaba Nevill. -Pobre alma en pena dueño de esa carta.

-RONALD WEASLEY.- Gritó una voz femenina. Bueno ya todos sabían quién era el receptor de esa carta. -CHOCASTE EL AUTO Y LO PERDISTE.- Todos se rieron. Incluso Harry. -AHORA DEBEMOS BUSCARTE UNA VARITA NUEVA.- La voz era tan chillona, igual que la hija, pensó Draco -¿QUÉ HACÍAS DE TODOS MODOS EN EL BOSQUE PROHIBIDO?, ESO ESTÁ FUERA DE LOS LÍMITES DEL CASTILLO.

Los niños se vieron.

-Harry...

-Sí.- El castaño sabía lo que Draco intentaba decir.

Esas eran las coordenadas donde ellos habían estado jugando con los familiares de Draco y enseñándole a Riyuu algunos trucos para que empezara a defenderse desde que iniciaron las clases hace tiempo.

-El pequeño idiota nos está persiguiendo.- Concluyó Harry.

-Y lo que es peor Harry, nadie nos ha venido a castigar o preguntar nada. Eso quiere decir que no le ha contado nada a nadie, tampoco ha dicho que podemos aparecer en lugares fuera y dentro de Hogwart como hacemos siempre que estamos en el bosque prohibido.- Draco estaba muy confundido. -No creo que lo haya olvidado, es una información muy jugosa para él- El rubio no sabía que estaba pasando. -Tal vez...tal vez alguien está detrás de esto.

-¿Crees que alguien nos esté ayudando?

-Es algo muy posible o de lo contrario Ron estaría gritando lo que vio por todos lados.

Harry no dijo nada.

-Dejemos esto por un momento, nos preocuparemos cuando tengamos más información.

Draco estaba de acuerdo. Ya tenían muchos problemas con lo caótica que eran sus vidas para preocuparse por una persona que no conocían.

Una tarta de zanahoria fue puesta cerca de Draco y éste se olvidó del mundo.

Además, el tiempo pasaba y las clases no se hacían esperar.

-La mandrágora debe sacarse en pleno desarrollo.- Decía la profesora Sprout en la clase de Herbología. -¿Alguien sabe las propiedades de esta planta?

Hermione levantó la mano, pero fue ignorada. Draco, por otro lado, estaba muy distraído, dándole comida a su Dragón y no estaba prestando atención a las palabras de la profesora. Harry le dio un codazo.

-Señor Malfoy, si fuera tan amable de ilustrarnos con las características de la mandrágora.

-Su mayor atributo es poder despertar a los magos y brujas petrificados, pero si las escuchas cuando están en una edad adulta puedes morir.

-¿Puedes qué...?- Harry le tapó rápido las orejas a Draco.

-Muy bien, 10 puntos para Slytherin, Joven Potter eso no es necesario, deje al señor Malfoy. Recuerden que les di orejeras, es momento de colocarselas.

Justo cuando estaban sacando la planta, un chillido tan agudo y horrible salió de todas ellas. Ron se desmayó, Hermione vomitó y Lombotton casi la deja caer.

El chillido enfureció tanto a Riyuu que lanzó un pequeño fuego en la planta, matandola.

-HARRY.- Gritó Draco.

-OH, MIERDA.- Dijo Harry. -Aprendió a lanzar fuego.- Ambos niños estaban felices.

-Que bonito, felicidades joven Malfoy por su familiar.- La profesora no estaba sonriendo. -Pero su Dragón mató a mi mandrágora.

-Oh...- Draco le dio su mejor cara de cachorrito. Riyuu lo observó y también lo imitó. -Disculpelo profesora Sprout, es su primer truco.

Riyuu se puso al lado de la mandrágora y la movió un poco con su pata, para que pensaran que estaba viva aún.

-No, señor.- Lo vio la profesora. -Una sacudida no la devolverá a la vida.- Un chillido lastimero del Dragón la hizo sonreí. -De acuerdo, pero no más trucos en mi clase.

-Lo prometo.- Draco se tocó el corazón.

Luego de ese día, ya estaban preparados para cenar.

Cuando Harry le estaba cortando el pavo del plato a Draco, un niño se acercó.

-Hola, Harry. Soy Collin. Soy de Griffindor.- El pequeño león estaba muy sonriente por mirar a Harry ¿puedes tomarte una foto conmigo?

A Draco no le gustó nada como miraba a Harry.

-No.- Dijo Draco y se llevó a Harry de la mano fuera del comedor sin decir nada o mirar atrás.

-No quiero que estés cerca de ese Griffindor.

-¿Por qué?- Harry lo sabía, pero quería escucharlo. -¿Estás celoso?

-No.- Luego lo miró mal. -Puedes hacer lo que quieras. Me voy, tengo clases.

-Pero...pero siempre vamos a clases juntos.- Lo miró asustado Harry.

-Tú no estás en esta clase.

-Pero siempre cargo tus libros.

-Hoy no.- Y con eso, se fue el rubio enojado.

-Dragón.- Con un puchero Harry se fue detrás de él. -Solo era una b...

No pudo seguir porque dos personas se pusieron delante de él, bloqueando su paso.

-No tengo tiempo.- Los cortó Harry.

-¿Así es como tratas a tu futuro padrino y madrina de tu boda?

-¿Qué?- Dijo Harry confundido.

-Olvídalo.- Dijo el chico moreno sonriendo. -Queríamos hablar contigo.

-Si me haces perder el tiempo no despertarás con esa sonrisa mañana, Zabini.- Pasó un segundo. -Ya que estamos hablando de tu sonrisa, no me gusta que le sonrías a Draco. No lo hagas más.

-Solo soy amable.- Dijo inocente Blaise.

-Bueno.- Lo miró Harry. -Deja de ser tan amable con mi Dragón.- Iba a irse, pero la chica se puso delante de él, otra vez.

-Solo es un segundo.- Dijo la castaña.

-Que sea rápido.- Si terminaba rápido con este par, podría volver a buscar a Draco y seguir dándole besos y abrazos. Además, era su turno de leer para ambos. Cada semana ambos se turnaban para leer un libro diferente. Antes, Harry no era muy fan de la lectura, pero escuchar la suave voz del rubio lo habían condicionado a esperar ansioso la próxima lectura.

-Queremos ser amigos de Draco.- Dijo Pansy.

Harry se rió, saliendo de sus divagaciones.

-¿Y por qué me lo dicen a mí?

Fue el turno de Blaise de lanzar una pequeña risa.

-Por favor, Potter.- Se cruzó los brazos. -Todos en esta escuela saben que si quieren hablar con Draco, deben hacerlo contigo primero.

-No sé de qué hablas.- Dijo Harry, haciéndose el despistado. -Mi Dragón es perfectamente capaz de hablar con todos y hacer lo que quiera porque nadie le dice que hacer.

-Oh, ¿en serio?- Lo miró la castaña. -¿Qué me dices de Lavanda Greifart?, alguien la dejó calva y ahora la chica solo usa gorros.

-Esa niña quería que Draco se sentara con ella en Transfiguración. Draco siempre se sienta conmigo.- Dijo serio.

-Luego está el de Raveclaw. Fabe. Una persona le hizo un hechizo y ahora solo canta palabras.

-Quería hacer un día de lectura con Draco. Eso no iba a pasar. Draco me lee a mí y eso me relaja mucho, solo me lee a mí.

Los chicos sonrieron.

-No te quitaremos tu tiempo junto a él...- Dijo Pansy.

-Nunca dejaría que eso pasara.- La interrumpió el castaño.

-Sabemos que ambos son mejores amigos.- Siguió Blaise. -Pero, ¿no crees que Draco necesita más protección? No siempre estarás a su lado.

-Siempre estaré con él.- Harry se acercó amenazante. -¿Que intentas decirme?

-Solo digo que escuchamos a cierto idiota pelirrojo decir que se vengaría de Draco por todas las burlas que le había causado el año pasado y eso no nos gustó.

-Las serpientes deben permanecer juntas. Draco nos cae muy bien. No nos importa si tiene autismo, tres ojos o si su piel es azul, él es muy inteligente, amable y una bonita persona, queremos ser sus amigos.

Harry los miró. Luego de unos momentos soltó un suspiro.

-Si lo lastiman o le dicen algo ofensivo creo que saben de lo que soy capaz por él ¿cierto?- Harry miró a cada uno con la varita jugando en sus manos.

Ellos entendieron la advertencia.

-Lo sabemos.- Dijeron al mismo tiempo.

-Bien, si Draco quiere hablar más con ustedes son bienvenidos a nuestro grupo.- Se dirigió a Blaise. -Cuidaste de su gato, eso lo agradece mucho y lo que le regalaste para navidad también le gustó.- Fue el turno de mirar a Pansy. -Habló de tus pinturas por horas, son muy buenas. Supongo que me gustaría que hablara más con personas que no lo van a lastimar.

-Gracias.

-Seremos grandes amigos.

-Eso espero.

Y así de fácil dos amigos se convirtieron en una amistad muy bonita de cuatro personas muy diferentes que entre ellos se complementaban.

Draco hablaba más. Se reía más y eso a Harry le encantaba. Aunque admitía que amaba cuando Draco solo quería pasar tiempo con él, lo cual era la mayoría del tiempo, gracias a Merlin.

Aunque le gustaba Pansy y Blaise, ellos no eran Harry, pensó Draco.

Por lo que decidieron que, cuando tuvieran tiempo, siempre se escaparían y harían algo juntos, ya sea leer, hablar o solo estar uno con el otro, sin hacer nada.

Como estaba sucediendo ese día.

Sin embargo, cuando estaban en el jardín, antes del toque de queda, los leones molestosos se acercaron.

-Oye, ¿qué crees?- Dijo Ron.

-No me interesa.- Dijo Harry mientras le hacía cariño en el cabello de Draco ya que el rubio tenía su cabeza en las piernas del mayor. -Si despiertas a Draco voy a golpearte tan fuerte que hasta la tonta de Granger lo sentirá.

-Soy el nuevo buscador de Griffindor.

-Increíble, ganaré en dos segundos.- Se burló.

-Solo lo digo para que te prepares.

-Escucha idiota, yo...

-Harry...- Un dormido Draco se levantó. -Quiero irme.- El rubio veía como la pelirroja se acercaba corriendo y se levantó por completo. -Ahora.

-De acuerdo.- Justo cuando se daban la vuelta, Harry se volteó y miró a Ron. -Suerte, la necesitarás.- Y sin decir nada más, se fueron.

Ambos niños caminaban por el pasillo, hasta que Harry se detiene abruptamente.

-¿Qué sucede?- Decía el rubio.

-Esa voz...- Harry miraba las paredes. -¿Lo escuchas Dragón? Es un susurro, casi como un silbido.

-No.- Draco esperó. No escuchaba nada.

-Yo si lo hago. Espera...si solo yo logro escucharlo...- Se miraron.

Draco fue el que lo intuyó más rápido.

-Eso significa que es una serpiente o alguien más está hablando parcel.- Draco le dijo. -¿Que dice, Harry? ¿Esa voz que te dice?

-Dice que vaya hacia él y...yo...- Harry miró a todos lados y luego se tapó sus oídos. -Sangre, dice que quiere matar. Dice...- La voz seguía en su cabeza y luego tomó a Draco y corrió.

-Harry, espera.- Le decía Draco gimiendo de dolor. -odio correr.

Cuando llegaron al final del pasillo vieron como las arañas se iban en fila fuera de la ventana. Pero eso no fue lo que llamó la atención de los niños.

Lo que paralizó a Draco fue lo que estaba leyendo en la pared que no podía ser nada más que sangre.

"La cámara de los secretos ha sido abierta. Enemigos del heredero...temed"

-Mierda. Seguro Snape me culpará de esto.- Se lamentó Harry.

Draco le dio un golpe en la cabeza.

-Esto es serio, Harry. Mira.- Más adelante estaba la señora Norris, la gata de Filch. -Oh, él me culpara a mí de esto.- Refiriéndose al cuidador y su odio hacia su serpiente y su Dragón.

Un grito llegó a sus oídos.

-¡SEÑORA NORRIS!- Gritó Filch. Observó a Draco con odio. -Seguro fueron tus animales. Los mataré, a todos ellos.

-¿Qué?- Dijo Draco indignado. -Mis familiares comen mil veces mejor que varios estudiantes de este lugar y no se atreverían a lastimar a su gata, por si no lo sabe también tengo un gato en casa y todos se llevan de maravilla.- Bueno, no iba a decir que Riyuu tomó con sus garras a Cign y voló hasta el cielo o que Star un día tenía media patita del gato en su boca. Ese no era el punto. Nunca paralizarian a un animal, no tienen esa clase de magia.

Los profesores ya habían aparecido y Dumbledore solo estaba diciendo puras tonterías, según Harry.

-Creo que es mejor tenerlos encerrados hasta que todo se solucione.

Snape se burló.

-No vas a encerrar a nadie. Los chicos no fueron porque ambos me estaban ayudando con el inventario de mis pociones.- Mi padrino nos estaba salvando el trasero. -Vayan a dormir, chicos.- Nos despidió. -Sproud se encargará de la gata, Filch, no te ahogue en un vaso de agua, es malo para tu salud.

-Esto es muy extraño.- Dijo Draco, mientras caminaban lejos de la escena.

-Será mejor no volver a ver a ese viejo. Por el bien de Riyuu y Star.- Ante las palabras de Harry, Draco pensó en sus familiares. Él los protegería.

En los días que pasaron, el castillo estaba muy tenso. Todos sabían que Harry y Draco fueron los que encontraron a la gata y creen que ellos eran los culpables. En la clase con la profesora McGonagall, Harry no lo soportó más.

-Profesora, lo siento, pero no queremos transformar un pájaro en cristal, eso es algo muy sencillo.- Harry la miró y sacó su varita. -Feraberto.- Su animal se convirtió en un perfecto jarrón de cristal. -Ese hechizo es fácil, lo que queremos saber es sobre la cámara de los secretos.

McGonagall los miró, todos estaban en silencio. Hasta los Griffindor. Un suspiro de resignación salió de su boca.

-Está bien.- La profesora estaba buscando las palabras. -Todos saben que Hogwart fue fundada hace más de mil años por cuatro grandes magos y brujas. Godric Griffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Raveclaw y Salazar Slytherin.

-El mago oscuro.- Interrumpió Ron.

-Mejor un mago oscuro que un traidor de sangre.- Dijo Blaise.

-Oye, idiota...

-Basta.- La profesora Continuó. -Salazar quería ser más selectivo con los estudiantes que entraban a Hogwart, pero los otros fundadores le dijeron que no. Así que él se fue sin decir adiós. Según la leyenda se dice que el hombre construyó una cámara oculta, llamada la cámara de los secretos. Y antes de que partiera la selló y nadie podría abrirla hasta que un heredero de Slytherin pisara el castillo y según sus creencias libraría a la escuela de los mestizos y personas que no eran sangre pura. La hemos buscado, pero no hay rastro de ella. Se dice que la cámara tiene un monstruo que solo el heredero puede controlar.- El silencio fue lo único que reinó en la clase.

Luego de esa clase Draco y Harry habían hablado y llegado a la conclusión de que el heredero ya había llegado a Hogwart.

-Todos debemos tener cuidado.- Decía Hermione acercándose. -Seguro Malfoy es el heredero y matará a todos porque no tenemos su sangre.

-Una gota de su sangre vale más que toda la casa Griffindor.- Respondió Harry, listo para decirle tres cosas a la niña.

-Harry, olvídalo. Vámonos.- Draco estaba muy nervioso. -Solo quieren distraerte, hoy es el juego contra los leones, y saben que vas a ganar.

-Obviamente.- Se burló Harry.

-Veremos quien ríe al último.- Seguía Ron.

-Vas a ganar Harry.- Ginevra habló con su voz chillona e intentó abrazar a Harry.

Draco lo empujó lejos y se lo llevó antes de que esa niña lo tocara.

Nadie podía tocar a Harry.

Y con eso, ambos se fueron, esperando que llegara el partido.

________________________________________

El viento era muy prometedor.

-Si no ganas y les das una lección a esos leones no vas a dormir en el cuarto hoy.- Dijo Draco mientras le ayudaba a estar preparado para el juego.

-Gran manera de animarme, Dragón.- Un chillido de Riyuu le siguió, mientras Star se bajaba de la cintura de Harry. -De acuerdo, si pierdo me toca el sillón de la sala común, pero y si ganó ¿Qué obtengo?

-La satisfacción de que ellos perdieron.- Le dijo el rubio.

-Debe ser como en las películas, Dragón. El ganador es premiado con un beso.

Draco sin entender buen por qué Harry quería un beso si siempre le daba besos ennla mejilla estaba pidiendo eso en específico.

-Esta bien.

-¿En serio?- Harry estaba muy emocionado.

-Sí, un beso si ganas, pero si pierdes el sillón.

Harry le dio un abrazo.

-Esa Snitch será para ti, Dragón. Tú solo observame.

Y así comenzó el juego.

Fueron minutos tensos y todos parecían que volaban a la velocidad de la luz, Draco a penas podía seguir el ritmo desde abajo. Pero justo cuando Harry estaba por alcanzar la Snitch dorada las pelotas empezaron a subir y bajar. Como si alguien las estuviera controlando. Y luego de un segundo, todas las pelotas del partido estaban detrás de Harry tratando de lastimarlo.

-¿Pero qué mierda...?- Decía Harry evitando las pelotas y esquivando las torres de las casas donde todos estaban sentados.

Draco fue el primero en darse cuenta. Rápidamente se lo dijo a su padrino y su padre, quienes estaban llegando tarde al partido y los retuvo antes de subir a los asientos.

Ambos intentaron ayudar pero les fue imposible ya que Harry volaba muy rápido para que los objetos no se estrellaran directamente contra él.

Draco comprendió que estaba fuera de las gradas y vio la torre a su lado, justo donde estaba volando Harry, y se le ocurrió un plan.

Fue hacia la torre y agarró una escoba que estaba cerca debido al juego.

-Tontas bolas.- Empezó a decir Draco mientras corría las interminables escaleras con la escoba en la mano. -Tonto Quidditch.- Su respiración estaba muy agitada con cada segundo que pasaba. -Y tonto Harry por gustarle el Quidditch, en lugar de los libros.

Cuando ya estaba en la cima de la torre de Hufflepuff que era la más alta, comenzó a ponerse en posición para volar.

-No veas abajo, no veas abajo, no veas...-Muy tarde, miró abajo y casi se desmaya en ese momento. -Por Salazar, voy a morir, el tonto soy yo por no tener otro plan más que este.- Esperó un segundo y cuando vio que Harry ya estaba teniendo muchos problemas para esquivar las pelotas contó hasta tres y se lanzó. -Si me muero, te mato, Harry.

Y saltó.

Draco sabía volar, pero no era experto como Harry. Con un equilibrio medio estable sacó su varita y empezó a acercase al chico.

-No, Draco. Puedes lastimarte.- Le medio gritaba Harry, asustado.

-Te persiguen a ti, no a mí.- Y con eso empezó a paralizar a cada una de ellas. Cuando la última bola quedó inmovilizada, Draco perdió el equilibrio y cayó.

-¡DRACO!- No sabía de quien era el grito, pero Draco no tuvo tiempo de reaccionar, un segundo antes de tocar el suelo, Harry logró tomarlo y ambos cayeron al piso, solo que el castaño llevó todo el golpe, ya que protegió al rubio de cualquier daño.

-¿Estás bien?

-HARRY.- Decía Draco asustado por el golpe que se dio Harry.

-No te emociones, hermoso.- Sacó con dolor la Snitch de su túnica de deporte. -Hoy no dormiré en el sillón.- Luego dio un medio grito de dolor.

Todos se amontonaron para ver lo que sucedía.

Lockhart intentó que ese suceso fuera para figurar.

-No te preocupes, yo te ayudaré.

-No toques a Potter.- Dijo Severus con peligro. -No voy a permitir que un idiota héroe con aires de grandeza que no sabe usar su propia varita se acerque a mis serpientes.

-Vamos Snape.- Decía Lockhart tirando de su hombro. Ambos arrodillados cerca de los niños. -No es momento de tus bromas. Ahora...- Justo en el segundo en que el hombre levantó la mano con su varita, Draco dio un silbido.

Riyuu y Star salieron de la túnica de Draco y se colocaron frente a Harry. Mientras que el pequeño Dragón expulsaba un suave, pero amenazante fuego, la serpiente se ponía en posición de ataque. Ambos estaban listos a la espera de cualquier orden de su humano.

-Si el profesor Snape dice que no, es no ¿comprende?- Expresaba el rubio con la mano en la túnica de Harry.

Llevaron a Harry a la enfermería y Madane Ponfrey le dio un remedio, esperando que el chico no lo vomitara como la última vez.

-Es la tercera vez está semana señor Potter. No haga de su visita un hábito en este lugar.- Medio sonreía la señora.

-Intento no hacerlo.

En la noche, mientras Harry dormía en la enfermería (por orden de Draco, ya que Harry no quería) volvió a escuchar esa voz y luego de la nada apareció un elfo en su cama.

-Harry Potter, Dobby está muy feliz verlo.

-¿Quién eres?

-Yo no importo señor. Lo único que importa es ayudar al pequeño Draco.

-¿Qué pasa con Draco?

-Está en un gran problema. Las tuberías. Busque las tuberías.

-Cuéntamelo todo.- Pero antes de que el elfo le dijera una palabra, se escuchaban pasos acercándose.

Dobby se escondió y Harry se hizo el dormido.

Las voces de Snape y Lucius aparecieron.

-¿Crees que es lo mejor?

-No lo sé, Severus.- Decía Lucius. -Pero mi hijo ha estado muy extraño. Siempre me escribe, cada día y ya han pasado meses que no lo hace, si no hubiese venido hoy no sabría nada de él.- Luego de un silencio incomodo, Severus suspiró.

-Tal vez esté nervioso, mira a tu alrededor. Hay más personas petrificadas. Creíamos que eliminando a Quirrell todo estaría bien y ahora aparece este heredero del cual no sabemos nada.

-La escuela se puso muy peligrosa, amigo. Ambos sabemos lo que está pasando.- Decía el Malfoy. -La cámara de los secretos ha sido abierta de nuevo.

-Maldición, lo que me faltaba esta noche.- Se quejó el pelinegro.

Cuando se fueron, Dobby le dijo algunas cosas que no entendía a Harry, como "Mala Serpiente" y "Ayudar a Draco" Luego le dijo que siguiera a la serpiente y luego desapareció.

Cuando Harry iba a preguntar de que serpiente hablaba escuchó a Star subir en su cama de la enfermería.

[Las comillas significan que están hablando en parcel]

"HARRY"

"Star, deberías estar cuidando a Draco"

"Riyuu le quemaría un ojo a alguien si tocan a nuestro humano, Harry. Tenía que venir a decirte algo"

"¿Qué es más importante que cuidar a Draco?"

"Escuché a una de mi especie en el castillo "

"¿Qué? ¿Otra serpiente?"

"Es como mil veces más grande que una serpiente normal"

"Muéstrame, hermosa"

Star se deslizaba por el suelo, cerca de las tuberías, persiguiendo el sonido que se escuchaba y hacía eco en cada rincón de los pasillos de Hogwart. Harry iba detrás de ella. Cuando llegaron solo escuchó un susurro.

"Ayuda"

_______________________________________

Draco se sentía mal.

Luego de los acontecimientos de ese juego su cuerpo se sentía entumecido y a veces se distraía más de la cuenta. Él creía que estaba nervioso.

La otra cosa que le preocupaba a Draco era que Harry también estaba muy raro, hace unos días no se comportaba como él mismo y eso tenía preocupado al rubio.

-Hola Draco.- Blaise apareció. -Oye, amigo.- Lo tocó del brazo. Draco se apartó rápido. Lo veia extraño, Blaise sabia que no le hustaba el contacto, salvo que fuera Harry. -Me preguntaba si querías acompañarnos.

-Sí, Malfoy. Ven con nosotros, te mostraremos algo fabuloso.- Más atrás estaba Pansy. -Que bueno que Harry no está, siempre está detrás de ti, parece un perro.

-Es cierto. No deberías estar tanto tiempo con él, desde que se junta contigo nadie le quiere hablar.

-Oh, ¿En serio?- Los niños se dirigían cerca de un baño. -Y dime Blaise ¿Te gustó el libro de runas que te regalé?

-Oh, es un buen libro, ya casi estoy en la última página.

-Que bien. ¿No es fascinante la parte del cuervo?

-Es muy interesante.- Blaise lo jaló más de su túnica. Ya se estaban alejando del baño.

-Oye ahora que recuerdo, el director quería hablar contigo, es muy importante obedecer a Dumbledore.- Decía Pansy.

Un silbido fue la respuesta del rubio.

Star salió de su túnica y se acercó a la mano donde tenía atrapado a Draco. Una mordida hizo que Blaise lanzara un grito de dolor.

-Pequeña bastarda.

-Nunca le he regalado un libro de runas a Blaise.- Lo miró acusadoramente. -Luego vio a Pansy. -Pansy odia a Dumbledore, dice que es el peor director por discriminar a la casa de Slytherin.

Fue el turno de Riyuu de aparecer. Ya estaba empezando a obtener un buen tamaño. No lo suficiente para generar pánico, pero si para que las personas lo pensaran dos veces para pasar a su lado.

-La poción multijugos es algo muy despreciable entre los estudiantes. Que miserables deben ser para tratar de manipularme con eso.

La forma de Ron y Hermione empezaba a aparecer, dejando atrás la apariencia de Blaise y Pansy.

-Cuando esas serpientes sepan lo que hicieron y que tomaron su apariencia para engañarme lo lamento por ustedes. Si vuelven a hacerme algo parecido mis familiares ya no serán tan comprensivos.

Draco se dio la vuelta y empezó a temblar. Su respiración se hacía difícil y su visión estaba un poco borrosa. Sin pensarlo entró al baño para mojarse la cara.

-Hola.

Draco volteó.

-Soy Myrtle.

Draco le sonrió.

-Hola.

_______________________________________

La venganza de sus amigos había sido muy divertida. Blaise hechizó a Ron para que vomitara por tres días babosas y Pansy vertió pelo de gato ennla bebida de Hermione y ahora su cara era una combinación de ambas mezclas.

-Mis felicitaciones.- Dijo Draco en la clase de defensa.

-Gracias.- Se pavoneó Blaise.

-Escuchen mis amados estudiantes.- Empezó Lockhart. -Dumbledore me imploró que les enseñara algunos trucos para defenderse. Así que los pondremos en pareja para esta demostración. Harry, Draco, pasen.

-La idea es que los estudiantes de diferentes casas puedan tener un duelo para observar sus conocimientos en batalla y defensa contra las artes oscuras.- Interrumpía Severus. Odiaba ser el asistente de ese idiota. Harry y Draco se detuvieron a medio camino de subir a la tarima de batalla. -No es muy inteligente poner a Malfoy y Potter en un duelo ya que, si no lo entiendes por sus colores en el uniforme, son de la misma casa.

Algunos Slytherin se rieron, ya que su jefe de casa le estaba diciendo indirectamente al otro profesor que era un idiota.

-Oh, bueno yo...- Empezó a decir Lockhart con una risa nerviosa, tratando de salir de la situación.

Draco lo notó y sonrió aún más.

Tenía una idea.

-Yo quiero luchar contra Harry.- Dijo el pequeño rubio.

-¿¡Qué!?- Dijeron todos.

-Dragón.- Unos ojitos tristes vieron a Draco. -¿Ya no me quieres?- Miró al profesor de defensas. -Es su culpa, yo le voy a quitar esa sonrisita estúpida a punta de...

-Harry.- Lo interrumpió Draco. Harry se calló. -Será divertido.- Lo tomó de la mano. -Es nuestro deber como la mejor casa de Hogwart mostrarle a los Griffindor como se realiza una batalla entre magos.- Miró al grupo que lideraba Ron con burla. -Ellos necesitan toda la ayuda posible.

-Bueno.- Harry se veía que no le gustaba esta idea. -Si tu quieres hacerlo, así se hará, pero sigue sin gustarme.

-Gracias, eres el mejor.- La sonrisa de Harry volvió y Draco podía ver como le salía una cola imaginaria a Harry que se movía de un lado a otro con alegría.

-¿Lo ves, Snape?- Decía el tonto profesor. -Ellos sí tienen espíritu, están de acuerdo con mis clases.

-No lo estamos.- Dijeron Draco y Harry al mismo tiempo.

Lockhart movió la mano restando su respuesta.

-En posición, chicos. Recuerden las reglas y que gane el mejor.

-Esto sigue sin gustarme.- Susurró Severus saliendo de la tabla de batalla.

Los niños se acercaron y levantaron sus varitas.

-Tú puedes, Draco.- Gritó Pansy.

-Mi quincena de 200 galeones será a favor de mi amigo rubio.- Decía Blaise, quien tomaba las bolsas de galeones de los estudiantes de las otras casas, algunos le iban a Draco y otros a Harry. -Hagan sus apuestas. ¿Quién caerá y quién saldrá victorioso? El caprichoso rey de Slytherin o su guardián rabioso: el cuatro ojos.

-¡OYE!- Volvieron a gritar los niños.

Levantaron las varitas arriba, luego las bajaron como era estipulado en los duelos de magia y dieron una pequeña reverencia. Antes de darse la vuelta para la batalla, ambos rieron.

-¿Asustado, Potter?- Le dijo Draco.

-Ni un poco.- Y le guiñó el ojo.

Ambos empezaron a darse la vuelta y caminar los diez pasos que decían las reglas.

Al volver a verse, Draco fue más rápido y lanzó el encantamiento.

-Expelliarmus.

-Impedimenta.- El hechizo salió de la boca de Harry. Este se caracterizaba por anular los hechizos del adversario, en este caso el Expelliarmus de Draco rebotó en el aire.

-Nada mal.- Lo felicitó el rubio. Harry dio una reverencia graciosa hacia él. -Pero no quiero que solo hagas hechizos de protección, quiero que me ataques.

Harry dejó de reírse.

-Draco...

-Hazlo.

-Te voy a lastimar si no bloqueas mis hechizos a tiempo.- Le advirtió el castaño.

-¿Dudas de mí?

-En absoluto, pero igual no...

-Hazlo.- Volvió a ordenar.

-Tú lo pediste, Dragón.- Un hechizo casi le da a Draco y lo iba a enviar por los aires, pero Harry a veces olvidaba que su padre era uno de los mejores duelistas del país.

-Lord Malfoy debe ser un gran maestro.

-Lo es.- Sus palabras confirmaban las ideas de Harry. Ambos sonrieron.

Draco lanzó el hechizo que había estado practicando.

-Serpensortia.- La magia salió de su varita y de ésta emergió una serpiente.

Harry solo se rió.

-¿En serio?

-Sí.- Dijo Draco. -Pero falta mi toque final.- En el segundo que dijo eso, la serpiente empezó a moverse como loca y de ella salió una segunda serpiente y luego otra, y se multiplicaban hasta que estuvieron 4 serpiente en la tabla de batalla y se dirigían a Harry.

-Te las voy a devolver.- Amenazó a Harry.

La única respuesta de Draco fue extender sus brazos como una respuesta de que estaba listo. Así que con un silbido Harry hizo lo que le había prometido a Draco y las serpientes cambiaron su rumbo y en lugar de atacar a Harry se fueron hacia el rubio.

Pero Draco no hizo nada.

No levantó su varita.

No se defendió.

Solo se quedó esperando.

Todos estaban en silencio.

Las serpientes estaban cada vez más cerca.

-Draco.- Le llamó la atención Severus.

Draco sonrió y empezó a dar vueltas, esperando.

-Okey, fue divertido, pero ya no lo es.- Decía Pansy.

-Más vale que no te muerdan o mis apuestas se irán a la mierda.- Le contestó Blaise, pero su cara también se veía preocupada.

Justo a un segundo de que las serpientes atacaran, Draco levantó su mano en señal de alto.

-Detenganse.- Ordenó.

Y las serpientes como si fuera magia pura, se detuvieron.

Harry sonrió.

-¿Cómo lo sabías? ¿Qué ellas te obedecerian?

-Por favor, te conozco. Tengo una serpiente como familiar y estoy seguro que nunca me lastimarias.

Harry corrió para abrazarlo muy fuerte.

-Mi hermoso y valiente Dragón, eres tan perfecto. Todo lo que haces y dices es tan increible.

-Harry...no puedo respirar.- Le decía el rubio.

-Creo que con esto es suficiente.- Decía Severus. -Luego hablaremos.- Le dijo a los niños. -La clase terminó.

-Lo siento amigo, pero es mi cla...- Empezó a decir Lockhart. Sin embargo, los chicos escucharon a Severus y todos empezaron a irse. -Eso iba a decir, que la clase termina ahora.

Luego de ese día la mitad de la escuela se dividió. Una parte amaba a Harry y la otra le tenía miedo porque pensaban que era el herdero de Slytherin. Lo sorprendente fue que le tomaron más miedo a Draco.

-Es obvio.- Decía Blaise en el comedor. Los cuatro estaban ahí. -Le tienen miedo a Draco porque si él se lo pide a Harry, Harry controlará al supuesto monstruo de la cámara y matará a medio mundo.

-Yo jamás pediría eso.- Draco estaba indignado.

-Bueno, si tu me lo pides yo po...-

-Cállate Harry Potter.- El rubio interrumpió cualquier tontería que iba a decir su mejor amigo.

-Solo digo que no me importa que crean que soy el heredero de Slytherin. Además, nadie me habla desde que se enteraron. Pero no me molesta.- Miró al rubio. -Solo me pondría triste si Draco no me hablara.

-Por Merlín, dejen de meterle ideas a Harry.- Draco los miró mal.

-Al menos no decimos lo que están susurrando en los pas-AAHH.- Gritó Blaise y miró a Pansy. -Me pisaste.

-Callate.

-¿Que están diciendo?- Harry no entendía nada. Draco lo miró.

-Le envié una carta a mi padre.- El rubio tenía una cara preocupada. -Dijo que pronto se abrirá nuevamente la cámara y cuando eso pase, un sangre sucia morirá. Igual como pasó hace cincuenta años. Creo que eso es lo que todos hablan. Mi padre estaba furioso, debido a los ataques pudo lograr destituir por un tiempo a Dumbledore. Pero no se sabe que puede pasar después. Ya hay muchos inocentes que han sido víctimas de todo esto.

De repente un ruido salió de los pasillos.

Fue entonces que Myrtle la llorona salió corriendo y gritaba

-Está muerta.

La conmoción se debía a que el cuerpo de Granger estaba petrificado en el pasillo y en su mano se hayaba un espejo. Todos los estudiantes empezaron a gritar. Presos del pánico.

Esa fue la ventaja que necesitó Harry para tomar a Draco de la mano y salir de toda la multitud que estaban viendo la escena.

Harry lo llevó al baño donde Draco le había dicho que conoció a Myrtle.

-¿Que sucede? ¿Por qué estamos aquí? ¿Viste lo que le pasó a Granger?

-Olvida a la tonta.- Decía Harry. -Quiero preguntarte algo.- Harry sacó un libro muy conocido para Draco. -¿Este libro es tuyo?

-Yo...- Draco no sabía que contestar, es que no había nada que decir. -Sí. No, no lo sé, creo que sí.

-No hermoso. El libro le pertenece a Tom Marvolo Riddler.

-No, es mío.- Seguía insistiendo Draco. -¿Por qué lo tienes tú? Estaba en mis baúles.

-No, Dragón. Estaba tirado en el baño.- Lo miró significativamente. -Tú lo tiraste aquí ayer.

-¿Qué?- Draco pensó que Harry había perdido la cabeza. -Es imposible Harry, claramente lo recordaría. Además lamento decepcionarte, pero no es un libro, es un diario. No hay nada escrito en éste.

-¿En serio?- Harry sacó una pluma y escribió.

"Hola"

Las letras salieron rápidamente del diario.

"Hola, Draco"

Draco estaba conmocionado.

-¿Me...me conoce?- El rubio nunca decía groserías, lo molestaban mucho, pero esta vez no sabía que estaba pasando. -¿Qué diablos está pasando?

-Actúas muy extraño desde hace meses, Dragón.

-Y-yo no-eh...

-A veces te quedas dormido en la sala común porque tu cuerpo colapsa del cansancio mientras deambulas por las noches.

-No, Harry.- Draco miraba los lentes de su amigo. -Yo siempre despierto contigo.- Para Draco era obvio, siempre estaba con Harry, era imposible que él fuera el culpable de todo lo que estaba pasando.

Harry le dio una sonrisa de lástima.

-Eso es porque yo siempre te cargo y te llevo a la cama, Draco.

Cada vez Draco comprendía menos.

-¿Que sabes que yo no?

-Alguien ha estado manipulandote.- Harry lo miraba serio. -Fuiste tú el que escribió esas palabras en la pared. Ese día no te vi en todo el día. Casi no hablamos por días y cuando te pregunté solo dijiste que estaba confundido. El punto es que nadie te vio ese dia, precioso.

La cabeza de Draco le daba vueltas. Juraba que se iba a desmayar.

-Yo...yo no...- Draco empezó a llorar. -No quise hacerlo. No sé si lo hice, pero...yo... Harry.- Lo miró y el castaño lo abrazó fuerte. -No fue mi intensión, todo es mi culpa, Harry...yo...

-Shhh.-Lo mecía poco a poco. -Tranquilo hermoso. Yo me encargaré de todo. Tú solo debes dormir.

-He estado muy cansado desde hace tanto tiempo.

-Solo descansa, Dragón.

Ambos se fueron a su habitación. Todo era un caos, pero a ellos no les importó. Cuando estuvieron en las mazmorras, Harry recostó a Draco en su cama.

-Duerme.

-Pero tú...

Harry le dio un beso en su lugar favorito, su linda nariz.

-No te preocupes por nada ¿Qué es lo que siempre te digo?

Luego de lo que parecían siglos, Draco sonrió.

-Que tu siempre solucionarás mis problemas.

-Eso es cierto. Y esta vez no es la excepción.

-Está bien.- El cansancio ya lo llevaba al reino de los sueños. -Cuídate, te quiero.

-Yo te quiero más, Dragón.

-Regresa pronto, así podré darle muchos besos a tu pecosa cara por salvarme.- El sueño lo invadió. -Me gusta tocar tu cicatriz, así que debes volver rápido para también besarla como todas las noches.

-Volveré antes que despiertes, precioso. Ahora duerme.

Y cuando Harry salió de su recámara tomó el diario y siguió el camino que seguían las arañas, con su varita en mano, no miró atrás.

Draco ya no estaba en problemas. Pero su cuerpo estaba muy cansado, debido a la magia que le fue robada por tener el diario.

Harry estaba muy enojado.

Alguien tendría que pagar.

_________________________________________

Ya se acercaba la hora.

Podía sentir como ya su cuerpo no se traspasada entre las paredes mentales del diario y se volvía cada vez más fuerte

Tom había esperado este día por más de cincuenta años. El volvería a la vida, soltaría al basilisco y por fin los sangre sucias perecerían ante su poder. Pronto tendría en sus manos a Harry Potter y acabaría con él. Todo por lo cual ha esperado pacientemente llegaría y Tom estaba muy feliz y confiado.

Sin embargo, su núcleo mágico de repente estaba sintiendo un fuerte poder oscuro. Casi igual al suyo.

Desde el diario, el chico sintió un tirón muy fuerte. La sacudida era cada vez más intensa. Eso desconcertó al pelinegro.

No fue hasta que sintió una magia poderosa que lo intentaba sacar del libro, que se asustó. El Slytherin intentaba retener su estancia en el diario, pero fue imposible.

-¡AAAHHH!- No podía ir en contra de esa magia y su cuerpo fue expulsado del diario con dolor y poco a poco salió al exterior, donde sorpresivamente se encontró en la cámara. -Pero...no, no es tiempo aún.

-Ya te divertiste mucho, yo creo que era tiempo de salir de tu escondite.

Esa voz.

-¡Tú!

-Sabes quien soy.- No fue una pregunta.

-Claro que sí.- Dijo el mayor de los dos. -Eres Harry Potter.

-En carne y hueso.- Luego se rió y empezó a caminar. -Aunque no puedo decir lo mismo que tú. Estás más pálido que Sir Nicolás.

-¿Cómo...cómo lograste burlar las trampas?

"No eres el único descendiente de Salazar" decía Harry en parcel.

Tom se quedó sin palabras, pero rápidamente intentó tomar el mando de esta situación.

-No cantes victoria, en el momento en que mi cuerpo absorba todo el poder y la vitalidad de Draco yo volveré a ser fuerte y entonces crearé el caos en Hogwart.

-Sí, un cambio de planes con respecto a eso.- Harry señaló un cuerpo frío y en mal estado quien no era más que Lockhart. -La energía y vida que estás robando no es de Draco Malfoy, sino de mi profesor de defensa contra las artes oscuras.- Sonrió. -Por fin está en una batalla y no una historia inventada o robada de otros magos. ¿Puedes crees que se robaba los triunfos de magos y brujas, luego les lanzaba un Obliviate y decía que eran sus logros? No se puede caer más bajo.

-Eso es imposible. Draco Malfoy es el portador del diario.

Harry sacó el objeto.

-¿Hablas de este diario? Eres muy inteligente al ocultar tus recuerdos en un libro que parece que está en blanco, pero no tan astuto para impedir que el receptor pueda transferir su magia y dársela a otra entidad. Hice que Draco manchara con una gota de sangre el diario, mientras estaba dormido, luego secuestré a Lockhart, lo cual no fue difícil, estaba escondido y listo para huir el muy cobarde, después de eso, también coloqué la sangre del hombre en la misma gota que Draco; logrando que la magia del diario empezara a detectar a Lockhart como su nuevo portador.- Puso cara de pena. -Que triste que no lo hayas sentido, eso habla mucho de tu incompetencia.

-¿Cómo me encontraste?- Tom no podía creer el giro tan grande que sus planes habían tenido.

-Te crees tan misterioso e invencible.- Se burló Harry. -No tuve que ser muy inteligente, primero fui a buscar a la araña.

-¿La araña?- El mayor miró al castaño.

Con su magia, Harry hizo que Tom se golpeara fuerte y su propia mano lo callara.

-No me gusta que me interrumpan.- Lo miró mal. -Bueno, como decía, fui en busca de Aragon y terminé lo que tú no pudiste hacer hace cincuenta años.- Harry sacó una araña del bolsillo. -¿Hermoso no lo crees? Reducir cosas grandes es muy complicado. Pero si la matas primero, encogerlo después es muy fácil, solo es biología básica. Al no tener signos vitales, su cuerpo no responde y puedes completar el hechizo sin que se mueva o intente luchar.- Luego puso una cara de asco. -No contaba con sus hijos, eran miles de ellos, que fastidio fue escapar.- Luego se burló. -No creí decir esto, pero agradezco el carro del tonto Weasley. Luego abrí el pasadizo secreto del baño de chicas, algo tan obvio si me lo preguntas, y llegué aquí. No es necesario tanta ciencia mi querido amigo.

-Yo no soy tu amigo.

-No, no lo eres. Yo solo tengo un amigo.- Harry pensó en lo cansado que dejó a Draco y se molestó aún más.

-Mi poder pronto estará completo y mi plan por fin finalizará.- Tom aún no comprendía la magnitud de que Harry estuviera hablando con él de manera apacible, aunque estuviera confiado, su corazón saltaba sin parar y eso era un mal augurio para el herdero.

-¿Que plan? ¿Hablas de enviar al basilisco a petrificar a todos los hijos de muggles?. Que poco original.- Le dijo Harry. -Mandar a una serpiente antigua a hacer el trabajo del fantasma, ¿Te das cuenta de lo loco que suena eso?

-Harry...

-La serpiente no mató a nadie porque no la miraron a los ojos directamente ¿Cierto?- Siguió Harry. -La gata la vio en el agua. El Griffindor usó su cámara y la tonta de Granger utilizó su espejo. Que poco corriente eres.

-¿Cómo te atreves a ser tan insolente conmigo? ¿No sabes quién soy? Yo soy el heredero de Slytherin y te voy...

Harry rodó los ojos.

-Llevo meses escuchando sobre el heredero de Slytherin.- Lo miró con burla. -Que decepción es conocerte al fin Voldermort.

-¿Qué...?

-¿En serio, un acrónimo?- Harry dibujo en el aire el nombre completo de Tom y luego con un giro en su mano, las palabras se reagruparon "Yo soy Voldermort". -Juro por Merlín que tus juegos son como los de un niño de cinco años.

-Te vas a arrempetir de tus palabras.- Poco a poco empezó a silbar y en parcel dijo "Ven aquí y mata al niño que veas en la camara"

Un ruido profundo empezó a escucharse. Cada vez más cerca. Del gran agujero del ojo de la estatua de Salazar salió un enorme basilisco.

Harry sonrió.

Justo cuando iba lastimar al niño un gran muro de protecciones cubrió el cuerpo de Harry. El castaño, en parcel le dijo:

"Hola, hermosa"

"Hablas mi idioma" decía la criatura con sorpresa. "Solo mi antiguo amo y sus descendientes hablan el idioma de las serpientes"

"Sucede que yo también soy un descendiente y lo siento, pero no me puedes lastimar porque en este momento soy mil veces más fuerte que tu nuevo amo"

"No quiero lastimar a nadie, pero tengo mucha hambre pequeña cría de serpiente y ahora que sé que tú me entiendes no voy a lastimarte" la serpiente empezó a deslizarse por todas partes "Pero mi amo me prometió comida. He dormido por años y no he comido lo suficiente"

"Que te parece si hacemos un trato. Te daré miles de arañas a tu disposición y te las traeré aquí"

"NO TE ATREVAS HARRY POTTER" Gritó Tom

"Ningún mago ayuda sin nada a cambio"

"Que lista eres. A cambio de un gran festín quiero que cambies de dueño. Yo también soy un descendiente, puedes elegir a quien obedecer, es tu elección"

"¿Mi elección? Nadie me había dado el poder de elegir pequeña cría de serpiente"

"Bueno, yo lo hago"

Pasaron segundos de mucha tensión que el recuerdo de Tom estaba asustado.

"No te atrevas a traicionarme escoria asquerosa, yo soy tu amo y te ordeno que lo mates"

El basilisco miró a ambos y se deslizó con fuerza sobre Harry.

Harry no se inmutó.

La criatura estaba a centímetros de su cara.

"Me gustas"

"Quiero que protejas a alguien. Ya tiene dos familiares, si quieres ser uno también puedes hacerlo, si no quieres, está bien, pero quiero que lo cuides si yo no puedo hacerlo"

"Quiero ser tu familiar"

"¿Estás segura?"

"Sí, amo"

Y con esas palabras sellaron su fusión con el núcleo mágico de Harry y la magia antigua de la serpiente. Dejando a un desesperado Tom al borde del colapso.

-El...El ba...

-¿El basilisco? ¿En serio crees que me hará algo? Ahora es mi familiar.- Harry tocaba la piel escamosa de la criatura. -No tienes poder en este momento.- Decía Harry. -Eres débil y un ser muy mediocre.- Lo empujó y Tom casi tropezó. -Aunque admito que culpar de la muerte de Myrtle a la araña de Hagrid fue muy inteligente.- Le sonrió.

-Lo sé.- Tom tenía soberbia en su voz, hasta que Harry dejó de reír.

-Pero...

El humor se había ido.

-¿Pero?- Preguntó Tom.

-Cometiste una pequeña equivocación en todo tu circo.

-¿Cuál?

Una magia salió de la mano de Harry e hizo que el Slytherin se arrodillara sin quererlo.

-Te metiste con mi Dragón y eso me molestó mucho.

-Yo...

-Intentaste manipularlo, quisiste quitarle su núcleo mágico y quedártelo para tener otra vez vida.- Tom voló y fue empujado varias veces por el suelo y las torres de la cámara.

-Dime una cosa mi querido Tom.-Tenía una vista peligrosa hacia el recuerdo del Slytherin. -¿Estás familiarizado con los imperdonables?-Sonreía Harry.

-¿Qu-qué?- El recuerdo de Tom empezó a alejarse del niño poco a poco.

-No sé por qué dicen que el Avada es el más peligroso de los tres, lo único que hace es matar a la persona.- Decía aburrido. -Lo matas y ya, no hay más nada, se acaba todo. Luego está el Imperius, un hechizo tan aburrido. Cuando manipulas a alguien para que haga lo que quieres es casi igual que usar un Imperius, solo es tecnicismo.- Harry sonrió como si le hubiesen dado un gran regalo. -En cambio, el Crucius, ese si es un gran hechizo. Es el único hechizo que te volverá loco hasta los huesos.

Harry levantó la mano.

-No muchos saben que puedo hacer magia sin varita, ni siquiera Draco. Felicidades serás mi primer experimento, casi como una rata de laboratorio.- Dicho eso, envió el imperdonable. -¡CRUCIUS!

-¡AAHHH!- Gritaba el joven revolcandose en el suelo. Intentaba salir de la maldición, pero aún no tenía la fuerza suficiente para parar al maldito niño.

-Vas a durar así un buen rato, espero que no mueras o estaría muy decepcionado.

Cuando ya se disponía a irse, Tom susurró.

-Ayu-ayudame...- Su voz era ronca y suave. Nadie pensaría que había enviado a un basilisco a matar a los mestizos y todo aquel que no era sangre pura.

-Vendré en la noche, luego del toque de queda.- Puso una cara inocente. -Como buen niño que sigue las reglas no puedo estar deambulando en los pasillos luego de las ocho.- Sonrió. -Pero si logras estar cuerdo para cuando llegue, créeme que estaré muy impresionado.

Miró a la serpiente y la abrazó.

-Serás mi segunda mejor amiga, el primero es Draco y no lo voy a cambiar por nada. Pero igual serás alguien importante para mí.

"Pequeña cría de serpiente, no olvides lo que prometiste y quiero postre"

"Que caprichosa eres, te llevarás bien con Star. Vendré en la noche, y te traeré un gran banquete"

"Lo espero, amo"

Mirando el cuerpo que gritaba de un lado y el cuerpo sin vida de Lockhart en el otro extremo Harry estaba muy feliz.

¿La razón? Bueno su lindo rubio dijo que cuando llegara a la habitación le daría muchos besos.

________________________________________

Habían pasado varias semanas y pronto se acercaban las vacaciones de fin de año.

Hagrid volvió de Azkaban.

Dumbledore también regresó, para molestia de Lucius y Severus.

Todos los cuerpos de la enfermería fueron despetrificados.

Draco casi se desmaya cuando Harry le dio "una sorpresa de cumpleaños"

-Mira, Dragón.- Harry señaló alegre con los brazos abiertos su regalo, detrás del niño estaba el basilisco. -Es mi sorpresa para ti.

Draco no se movió de su sitio por una hora.

Harry estaba triste porque creía que no le había gustado. Luego de una eternidad Draco le sonrió al basilisco y la criatura se enamoró del rubio.

No lo soltaba.

Harry empezó a lamentar mostrarle a su amigo.

Star estaba encantada de tener una amiga.

Riyuu se deslizaba por el cuerpo de la serpiente como si fuera un tobogán y en ocasiones le quemaba algún animal para que comiera y se lo llevaba. Los tres animales pasaban horas en la cámara.

Luego de un tiempo, las cosas por fin volvieron relativamente a la normalidad.

Harry veía a Draco y como esa corona de flores le quedaba tan hermosa. Él se la había hecho al rubio y el niño lo besó como premio.

Ese era otra cosa, a Harry le encantaban más y más cuando Draco lo besaba. Siempre quería cerca a Draco y en los últimos días empezaba a tocarle más la cara a Draco y cuando lo abrazaba le tocaba su cintura por más tiempo.

Hasta Severus lo notó.

-Mantén esas manos donde pueda verlas.- Y con su varita los separó. -Hoy trabajarán por separado.

-Pero padrino...- Sé quejó Draco.

-Esto es abuso de poder.- Siguió Harry, quien se ganó un castigo.

[N/A: Veo a Severus decir: para no perder la costumbre jajaja]

Pero ahora Harry estaba admirando la belleza de Draco y como le quedaba su corona.

-Eres tan bonito.- Le tocaba con suavidad su carita y le daba besos en todas partes.

-¿Soy bonito?

-El más bonito.

-Por Salazar, me incomoda verlos así.- Decía Blaise. Pansy solo se rió.

-Son muy lindos juntos, están en su pequeña burbuja. No se dan cuenta de nada.

-No creo que sea tan fuerte.

Pansy los miró.

-Chicos, miren, un hipocrifo en el cielo.- Exclamó la chica. Muchos estudiantes se voltearon para ver, pero Harry y Draco solo seguían viéndose y cada uno le estaba dando el postre al otro. Harry cortaba la tarta de zanahoria y Draco le daba el helado de chocolate y fresas.

Pansy ahora miró a Blaise y puso una cara como diciendo "¿Lo ves?"

-No sé que decir.

-No digamos nada.- Y ambos chicos siguieron comiendo.

-Eres el niño más bonito del mundo.- Seguía Harry.

-¿Más bonito que Raven, la chica que te pidió prestada la pluma cuando ella tenía una perfectamente escondida en su estuche?

-Mil veces más bonito que ella.

-¿Más bonito que Viviane de Hufflepuff, la niña odiosa quiso que le enseñaras a jugar Quidditch?

-Eso es tan irrelevante Dragón, eres mucho mejor.

-¿Y ese niño de Griffindor que te pidió que le llevaras los libros?

Harry solo le daba besitos en la mejilla, casi sin prestar atención.

-Aun recuerdo ese día, le tiraste sus libros y le dijiste que los recogiera y los cargara él mismo.

-Era más grande que nosotros, obviamente podía cargar sus tontos libros.

-Eres más inteligente, más lindo y más valiente que todos los niños y niñas de esta escuela.- Luego lo miró serio. -No sé por qué estás celosos, no te he dado motivos para pensar mal de mí ¿Qué pasa, precioso?

Draco a veces se asustaba de lo mucho que lo conocía Harry.

-Tengo miedo.- Confesó. -Que encuentres otro amigo más...ya sabes...- Las palabras salieron muy bajas, casi no se escuchaban. -Más normal y que me dejes por ser diferente y los escojas a ellos, así como...

Draco se calló.

Ambos sabían lo que diría.

"Así como mi madre"

-Draconis Malfoy.- Harry nunca lo había llamado por su nombre completo. -Eres la estrella más brillante y hermosa en el cielo para mí. Eres mi amigo, mi lugar seguro y la persona en la que pienso siempre.- Le sonrió y el corazón de Draco empezó a latir más rápido confundiendo al rubio. -Te quiero tanto.- Le puso la mano en la mejilla, pero esta vez fue casi muy fuerte, casi posesivo. A Draco no le importó. -Nunca te cambiaría por nada ni por nadie.- Terminó sus palabras con un beso en la nariz.

-Yo...yo también te quiero mucho, Harry.- Draco no sabía cómo hacerle ver a su amigo todo el cariño tan grande que sentía. -Cuando me tocas o me besas o solo me miras siento muy bonito aquí.- Se señaló su corazón. -Me gusta que seamos amigos.- Draco lo tomó de la mano y le besó cerca de la mejilla y su barbilla y siguió con el postre.

-Amigos.- Dijo Harry un poco tardío y lejano, pensando en esa palabra.

Palabra que pronto cambiaría el castaño el año que viene

_______________________________________

-Yo...bueno yo, eh...- Estaba muy nervioso. -Me preguntaba si, ya sabes...si quisieras ir a...bueno yo...

El rubio lo vio sin comprender.

El castaño se armó de valor.

-Seríaungranhonorparamíquesalierasacomerconmigoclarosituquieres.

-Diablos, Remus. Ni yo te entendí.- Dijo Sirius, quien veía como su amigo le pedía salir a Lucius.

Se habían encontrado por casualidad en el callejón Diagon. Y cuando dice "casualidad" se refiere a que obligó a su ahijado a preguntarle a Draco los días en que Lucius y Severus salían a comer. Habían pasado doce años y esos dos aún comían una vez por mes en las tres escobas. A veces Sirius enviadiaba la facilidad con la que Lucius hablaba con el pelinegro.

-¿Me estás invitando a salir?- Dijo Lucius.

-Solo si te parece bien y si tienes tiempo, sé que debes estar muy ocupado, eres tan importante y siempre...

-Remus.- Lo paró Lucius con una mano en su mejilla. La mano se sentía fría, y a Remus le encantaba sentir el contraste con su piel calurosa. -Me gustaría comer contigo.

-Gracias, gracias, gracias. Yo me encargaré de todo.

Lucius estaba sonriendo. Luego vio como Sirius intentó hablar con Severus.

-Te mataré si intentas hacer lo mismo que el idiota del lobo.

Lucius sonrió con maldad.

-Aceptaré si es una cita doble.

-¿QUÉ?- Gritó Severus.

-Aceptamos.- Sirius abrazó a Lucius. -Ahora eres mi mejor amigo.

-No me toques que se me pegan las pulgas.- Luego le susurró. -No lo arruines esta vez.

Remus estaba feliz, pero una parte de él si quería estar solo con Lucius y tratar de empezar a mostrarle al rubio que él había cambiado y buscar una oportunidad. Pero sabía también que su amigo la tenía más difícil. Así que esta era una gran oportunidad para todos de volver a reconectar como hace doce años atrás.

-Nos vemos el sábado.- Dijo Remus.

-Me suicidaré el viernes.- Se quejó Severus.

Lucius rodó los ojos.

-No seas dramático que ese es mi papel. Vamos, debemos entrar, la mesa ya está reservada.- Y se lo llevó a empujones.

Los amigos se vieron y se abrazaron.

-Sí, por fin, una oportunidad de hablar.- Dijo Sirius.

-Solo debemos resolver el tema de las cartas y pronto este misterio se aclarará.

-Ya me hice cargo.

Remus lo vio con terror.

-¿Qué hiciste? No me digas que metiste a Harry en esto.

-Claro que no.- Se indignó. Pasó un segundo. -Bueno sí, lo hice. En este momento debe estar buscando las cartas en la oficina de Dumbledore.

-Sirius, eso es muy peligroso. Harry estará solo con ese problema.

-Yo pensé en todo.- Se jacta. -También está Draco con él.

-Mierda.- Remus se fue de lado por un segundo. -Adiós a nuestra cita. Cuando se enteren que metiste a los niños en este problema tendremos suerte si nos dan la hora del día.

-Tú solo confía, mis planes siempre resultaban bien cuando estábamos en la escuela.

-Nunca lo hacían, Sirius. El de los planes era James, tú ponías las bromas y yo era la voz de la razón.

-Oh...- La cara de Sirius cambió.

-Que Merlín nos ayude.

____________________________________________

-No sé por qué Harry me dejó vivo.- Una voz suave preguntaba.

El hombre que se hayaba frente a él lo miró serio.

-Aún tienes muchas cosas que hacer en este tiempo Tom. Velo cómo tu segunda oportunidad.

-¿Mi segunda oportunidad para qué?- Tom se encontraba en una mansión. No sabía de quien era, estaba escondido, nadie iba, salvo los elfos que le llevaban libros y comida.

El hombre se acercó y lo miró con unos ojos tan oscuros que heló por un segundo al antiguo fantasma, ya era una persona de carme y hueso como dijo una vez Harry en su moemnto.

El hombre sonrió, pero su sonrisa parecía brillar con maldad.

-La oportunidad de no volver a cagarla.

Tom vio al hombre otra vez y sus ojos empezaron a inspeccionar su alrededor. Alguien vivía aquí, todo era muy hogareño, así que no sólo servía como su prisión temporal. Hizo un ligero movimiento y señaló con su dedo una foto.

-¿Quién es?

El hombre volteó hacia la dirección que le decía el menor y sonrió.

-Él es James Potter, el padre de Harry.

Tom no podía apartar la vista.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Este es un capítulo muy largo, pero es que con el primer año yo recordaba la película y de mis recuerdos saqué el capitulo, con este capítulo en particular si vi la película otra vez y bueno salió esto.

Pero editando y volver a leerlo, a pesar de ser muy largo, no me terminó de convencer 😔😔

Espero les haya gustado.

¿Qué les pareció la adaptación de este segundo año?

¿Y sus teorías?

Quiero ver que tan cerca están 💙

Chapter 10: Citas dobles y cartas ocultas

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

-Escucha con atención, Harry. En tus manos recae mi felicidad, sin presión.

Harry rodó los ojos ante el drama del hombre.

-Tío, ya entendí el plan, no te estreses, recuerda que el que pondrá su trasero en juego soy yo.

-Si, pero si te atrapan, será mi trasero el que van a colgar.

El menor se rió.

-Es verdad.

-No me ayudes tanto.- Sirius le sonrió. -Ahora vete ¿no se supone que debes estar en una clase?

Harry hizo una cara de desagrado.

-Pero es que es tan aburrida. Es una clase que no comparto con Draco, ya que dividen a los Slytherin y una parte se va con Hufflepuff y la otra con Griffindor.

-Eso lo explica todo. Es muy extraño que dejes al pequeño Malfoy solo por más de dos minutos.

-No está solo, tiene a Star, a Riyuu, Blaise, Pansy y...

-Okey, ya entendí, tiene todo un ejército que lo cuida.

-Yo lo cuido mejor, pero esta es la única clase en la que nos separamos. Además, necesitabas hablar conmigo y vine, de lo contrario, estuviera esperando que Draco saliera del salón. Yo siempre le cargo sus libros y si no estoy alguien más podría...

-Ahijado, por favor, te lo suplico.- Sirius lo interrumpió. -Esta vez necesito toda tu atención en lo que te pedí.

La cara de Sirius por primera vez estaba seria, Harry nunca lo había visto así.

-Esto es importante, hijo. No sólo alguien robó esas cartas, sino que también entraron en las barreras de la mansión.

-Padrino, no te preocupes, yo las voy a conseguir.- Levantó su meñique. -Promesa Potter.

Sirius envolvió sus meñiques.

-Sé que lo harás.

Pero por si las dudas, Sirius ya le había enviado una carta a Draco explicándole la situación, así que Harry no podía enterarse de ese pequeño dato aún, porque estaría muerto.

___________________________________________

-Es muy peligroso.- Seguía diciéndole Harry a Draco. -¿Qué mierda tenía Sirius en la cabeza cuando decidió mandarte una carta pidiendo que me acompañaras?

Draco lo miró mal.

-Ya estamos a pocos días de las vacaciones, Harry. Es ahora o nunca.- Ambos niños estaban con la capa de invisibilidad caminando al despacho del director.

Cuando llegaron a la entrada, Harry lo vio.

-Solo no te estreses si no las encontramos, no quiero que tengas emociones fuertes. Recuerda que ayer tuviste un pequeño episodio.

Pequeño era un eufemismo. Ayer había estado mal, tenía días sintiéndose muy agitado. No sabían la razón, pero Draco empezaba a temblar sin motivo y estaba un poco deprimido. Harry se volvió mucho más protector con el rubio. Lo acompañaba a todas partes y siempre que iba a la cámara para alimentar a su familiar, se aseguraba que Draco siempre estuviera acompañado.

Pero esta noche, Harry tenía un mal presentimiento.

-La distracción está a punto de entrar.- Dijo Draco alejando los pensamientos de Harry.

-No puedo creer que metiste a Riyuu y Star en nuestro plan.

Draco sonrió.

-¿Qué sentido tiene tener un dragón y una serpiente de caza si no puedes usarlos para crear desastres en tu escuela?

Harry iba a decir algo, pero los gritos y el ruido cerca de ellos lo interrumpieron.

-FUEGO. ¡HAY FUEGO!- Gritó una voz.

-La serpiente está loca.

-¿Dónde está Draco? Su Dragón está quemando la sala de Griffindor.

No se necesitó de mucho para que varios profesores corrieran a los llamados de los estudiantes.

-¿Recordaste ponerles protecciones a mis familiares para que la magia que les lancen los profesores no les afecte?

-Lo hice, Dragón. No te preocupes.

Ambos estaban esperando una cosa.

Segundos después del caos, las escaleras se movieron y Dumbledore salió de ellas para ver que estaba pasando. En ese momento en que el anciano baja, los chicos suben rápidamente el primer escalón. Pasando la magia que mueve las escaleras y manteniéndose en ese lugar mientras ellos suben a la oficina.

Quitándose la capa, Harry le da un beso en la mejilla y le sonríe.

-¿No te sientes emocionado? Este es tu primer delito.

Draco le sonrió.

-No lo es.

-¿Qué?- Dijo Harry sin creerlo.

-Busquemos esas cartas.- Draco esquivó la interrogación que venía de parte de su amigo y ambos empezaron a buscar.

Draco lanzó un hechizo de luz. Cuando salió una pequeña esfera iluminada, ésta se encargo de volar hacia cada rincón de la oficina. Pero no encontraban nada.

Harry miró un punto muerto en la pared, cerca del escritorio y sintió una magia muy peculiar saliendo de ella. Se podía apreciar un pequeño objeto que servía como decoración, era una estrella de oro, casi imperceptible. Poco a poco se acercó y mientras que Draco no lo veía Harry introdujo su mano y tocó el obejto con su magia sin varita.

De repente, la estrella empieza a deslizarse por todas la paredes y se fue a la otra punta de la habitación, muy cerca de Draco. Cuando quedó en un cuadro los niños se vieron.

-Deben estar ahí.- Decía Harry volviendo al escritorio y abriendo algunos cajones.

Draco quitó el cuadro, no sin antes escuchar un "Ten más respeto con tu antiguo director, muchacho" y se veía una caja fuerte.

-¿Cuál crees que sea la clave?

Ambos niños se miraron y rodaron los ojos.

Draco escribió con su varita y lanzó un canto. -Dulces de limón.- Mientras el cofre se abría y Draco buscaba, Harry tomó una carta del escritorio.

No sabían que decir.

Ambos niños tenían una carta en la mano, pero eran muy diferentes.

Mientras la de Draco decía:

"Lo siento, chicos. Tuve que adelantarme, las cartas no están en Hogwart"

La de Harry solo decía una promesa.

"En tercer año los chicos se separarán, Albus. Yo me voy a encargar de eso"

Harry y Draco se vieron, pero antes de decir algo, el ruido de las escaleras hizo que se asustaran.

Alejándose de sus antiguos lugares, Harry tomó a Draco y les lanzó la capa. Se ocultaron en un armario, cerca del sombrero seleccionador, y esperaron.

El sonido se paró en seco en mitad de la oficina.

-¿Albus?- Dijo la persona nueva.

-Esa voz...- Sé paralizó Draco. -Yo conozco a esa persona.- Susurró.

Harry iba a decir algo, pero en ese momento, la puerta del armario se abre y un par de ojos los ven.

-¿Qué hacen ustedes aquí?

___________________________________________

Sirius y Lucius estaban llegando al punto de encuentro.

-Recuérdame de nuevo ¿por qué estoy haciendo esto?

-Porque necesitas socializar más.- Le dijo Lucius. -Llevas meses encerrado en el castillo, ya pareces parte de la decoración, tienes que salir más.

-Yo salgo.

-Salir a nuestras cenas, una vez por mes, no entra en el contexto de solicilizar, Severus.

-No te preocupes, después de esta noche, no me volverán a quedar ganas de salir contigo nunca más.

Lucius lo ignoró.

Ambos vieron a lo lejos a Remus y Sirius.

-Aún podemos escapar.- Dijo Severus tomando la túnica de Lucius. -No nos han visto, podemos dar la vuelta y...

-SEVERUS.- Gritó Sirius a lo lejos, agitando la mano en forma de saludo y corriendo a su dirección. Remus lo siguió un poco más suave. -Hola, viniste.- Como si no creyera que estaba ahí.

-Te recuerdo que me obligaron.- Severus lo vio sin mucho interes. -Que sea rápido. Una cena, una tonta conversación entre los enamorados.- Señaló a Lucius y Remus quien se veían sin prestarles atención. -Y nos vamos cada quien a sus casas ¿me entiendes?

Sirius le dio un saludo militar muy serio.

-Entendido, todo será como quieres.

-Más te vale.

Volviendo a la otra pareja, Remus no podía hablar, el saludo se le quedó en la boca cuando vio lo atractivo que estaba su antigua pareja.

-Te ves...te ves...- Remus no podía articular palabras completas.

-¿Muy elegante? ¿Muy serio?- Lucius se vio de pies a cabeza. -Parezco muy remilgado ¿cierto? A Draco le gusta este traje.

-Te ves increíble.- Y era cierto. El rubio vestía un traje de tres piezas, con la camisa negra y el saco y pantalón de un rico verde. Le quedaba a su medida, pero no podía esperar menos de la vestimenta del patriarca de los Malfoy. Remus se observó también y su cara decayó un poco. -Yo no estoy tan perfecto, yo creí, bueno...- Demonios, casi estaba a punto de decir que volvieran a la mansión Black para cambiarse la ropa por algo menos casual.

Lucius le tocó la solapa de su chaqueta café. Solo fue una caricia encima de la ropa, Remus ni sintió la mano de Lucius, pero eso no impidió que no se estremeciera.

-Siempre me ha gustado como vistes, los colores claros y neutros te quedan muy bien.

Remus juró que siempre usaría esos colores a partir de hoy.

Ambos se veían.

Una voz haciendo ruidos de vómito los devolvió al presente.

-Si vuelven a verse así, voy a vomitar encima de ustedes.- Vio a Lucius. -Se cuanto amas esos zapatos, sería una pena que se dañaran.

Ante la amenaza, el rubio se alejó de Remus.

-Entonces...- Empezó Sirius a hablar ya que se había establecido un silencio incómodo mientras los cuatro caminaban hacia el traslador. -¿Qué tal su día?

-Decadente.- Dijo Severus. -Como tu intento de esta conversación.

-Severus.- Lo riñó Lucius. -Bueno, yo estuve haciendo un trabajo en el ministerio que se basa en ampliar más las leyes a favor de las criaturas mágicas.

-¿Qué?- Dijo Remus impactado.

Lucius le devolvió la mirada.

-Solo...solo es un boceto de una ley, ni siquiera ha pasado por el comité.

-Pero, tú eres el comité.- Siguió Remus sonriendo. Su corazón saltó. -¿Intentas ayudarnos?- Él también era en parte una criatura mágica y el hecho de que Lucius pensara en ayudarlos le enternecia todo el cuerpo.

-Solo es una idea, Remus.

-Ha trabajado en ella desde hace dos años.- Dijo Severus. -Este año lo presentará al ministerio. Obviamente aceptarán.

-Eso no lo sabemos.- Todos llegaron al callejón donde Sirius dijo que había puesto el traslador. -No quiero tener nada por sentado. Es mejor no saber que sucederá en esa cámara. Todos son muy pomposos y estirados.

-Lucius, tú eres pomposo y estirado.- Le replicó Severus.

-Sí, pero a mí se me ve increíble, en cambio a esos viejos se le ve horrible.

Justo cuando Severus iba a decir algo, Sirius habló.

-Ahí está.

Frente a ellos se hayaba un violín.

-¿En serio?- Dijo sarcástico Severus. -¿De quién fue la idea?

-Bueno...- Empezó Sirius. -Si te gusta, la idea fue mía, pero si no te gusta...- Vio a Remus.

Severus no iba a decir nada. Pero en realidad sí era muy bonito. No podía creer que Sirius recordara que amaba el violín. Este en especial era del color verde de Slytherin y en la madera tenía dibujado flores.

Pero no cualquier flor.

Estaba tallado en toda el instrumento Lirios blancos. Desde el mango hasta caer como una cascada en el lugar que sostiene el mentón.

-Es...- Severus no podía decir nada malo. -Solo un bonito traslador.- Intentó restarle importancia, pero Sirius ya había visto su cara.

Los cuatro se vieron y tocaron el bonito objeto. Cuando la magia los tocó, fueron trasladados a un lugar lleno de personas. Parecía una ciudad muy grande repleto de edificios y tiendas.

-Remus, el paisaje es muy bonito, pero pensaba más en un buen restaurante.- Dijo Lucius.

Remus estaba anonadado.

-Este no es el lugar.- Vio a Sirius. -Te dije Italia, Sirius. A Lucius le encanta la gastronomía de Italia. Debíamos aparecer en el restaurante Napoles de Cicilia, amigo.

Sirius levantó las manos en señal de paz.

-Pero dije que lo configuraran para ese país. Te lo juro.- Y se hizo la señal en su corazón.

Severus se acercó a una pareja, quienes lo miraban raro por su vestimenta toda negra y les preguntó en qué país estaban. Al cabo de unos segundos el pelinegro volvió.

-Lo poco que entendí, es que no estamos en el restaurante Napoles que dice Lupin.- Vio a Sirius. -¿Cómo confundes Italia con Ámsterdam?

-¿QUÉ?- Gritaron los otros tres adultos.

-Yo no tengo la culpa.- Dijo Sirius. Pagué para que fueramos a Italia.

-Oigan.- Una voz los interrumpió. Los cuatro voltearon. -¿Qué creen que hacen idiotas? Están en mitad de una construcción.- Y empezó a hablar un idioma muy raro.

-Será mejor que busquemos otro lugar para volver a usar el traslador.

-¿Es en serio?- Severus miró a Lucius. -¿Volveremos a usarlo sabiendo que nos dejó en el culo del mundo?

-No tenemos otro, Severus, y sería más fácil volver a usarlo que ir a la comunidad mágica de este país.

Severus no dijo nada.

Cuando llegaron a un lugar solitario, todos volvieron a tocar el violín.

Aparecieron en medio de miles de personas disfrazadas con trajes muy ostentosos, bailes, música y mujeres que bailaban en carrozas.

Estaban siendo empujados por la multitud, ya que estaban en mitad de lo que parecía ser un desfile. Fue Lucius quien miró la bandera y leyó en un buen portugués una pancarta gigante que estaba de un lado.

-¿Qué diablos estamos haciendo en los carnavales de Brasil?

La música era alta y las risas eran muy contagiosas. Severus lo odio.

-No lo sé, pero salgamos de aquí, tanta gente me...- Severus no terminó de hablar porque una mano de una mujer muy hermosa lo tomó y empezó a darle vueltas para intentar bailar con él. Otro par de mano le pusieron una gran corona dorada llena de plumas rojas. Había trajes típicos de todos los colores. Lucius comprendió que no eran disfraces, era un día festivo en el país.

Cuando volteó, vio que Remus lo habían levantado a una carroza llena de lentejuelas azules y plateadas con un gran ave en el medio. En su cabeza tenía lo que parecía ser un sombrero de cerveza y mientras intentaba bajarse, las personas le ponían más accesorios.

Sirius no estaba mucho mejor, intentó ayudar a Severus a salir de las manos de la mujer, pero sólo consiguió que lo vistieran de traje y le pusieran plumas verdes en su abrigo.

Lucius admitía que era cómico.

Pero no estaban aquí para festejar. Sin que nadie lo viera, sacó la punta de su varita y susurró un hechizo que levantó una pequeña cuerda donde empezó a sujetar a los otros tres mayores. Cuando todos estaban juntos otra vez, no perdieron el tiempo y salieron a un lugar menos concurrido.

-Si vuelvo a venir, recuerdenme que no sea en el mes de Septiembre.- Decía Severus quitándose las plumas y los collares que le habían puesto.

-Por favor, ya no queremos más sorpresas.- Estaba de acuerdo el rubio.

Volvieron a usar el traslador. Un segundo después los cuatro suspiraron.

Vieron una gran muralla.

-No consideraría comer en Berlín, Remus.- Dijo Lucius. -Pero siempre he admirado la destreza de los muggles en sus grandes construcciones.

-Solo toma el maldito violín.- Lo regañó Severus.

Sin pensarlo, lo tomaron.

Cayeron en el medio del mar.

Severus para este punto ya estaba echando humo. Incluso Lucius estaba un poco alterado. Antes de que alguien dijera algo,un gran ruido sonó y miles de relámpagos aparecieron en medio de la noche, iluminando todo el cielo y volviendo la escena algo majestuoso e increíble de ver.

-He oído de este fenómeno meteorológico.- Dijo Remus. -Creo que estamos en Maracaibo, un estado de Venezuela. Este lugar es conocido por toda una serie de descargas eléctricas, relámpagos y lluv....

La lluvia empezó a caer sobre sus cabezas.

-Aunque la vista en hermosa, no puedo dejar de pensar que estamos en medio del agua.- Lucius los miró y sin decir nada los cuatro volvieron a tomar el traslador.

Ahora estaban rodeados de personas arabes, según el idioma que escuchaba Lucius.

Sirius iba a volver a tocar el traslador, pero Lucius lo interrumpió.

-Creo que todos tenemos hambre, deberíamos comer algo.

-Pero...-Remus lo vio con tristeza. -L-la y la cena en...

-Olvida a tu tonto Napoles.- Gruñó Severus. -Llevamos no sé cuanto tiempo dando vueltas por el mundo, esa cena ya venció, lobo.

-Cálmate.- El rubio miró mal a Severus.

-La cita...la cita se arruinó ¿cierto?- Empezó a decir Remus con voz baja. -Yo.. yo quería que todo fuera perfecto.- Sus ojos se humedecieron y se los limpió rápidamente. -Yo, había planeado todo y...y...l-lo siento.

Lucius le puso la mano en el hombro.

-No es tu culpa.- Luego miró el traslador y como si eso fuera una señal, el traslador volvió a activarse y los envolvió en magia para lanzarlos a otro lugar.

-¡AAAHHH!- Gritó Remus.

-Maldita sea.

-Por Merlin, quiero vomitar.- Dijo Sirius.

-Yo quería morir ayer.

Luego, los cuatro cayeron en un lugar que estaba infestado de personas asiáticas. Lucius comprendió lo poco que sabía del idioma en qué parte del mundo estaban.

-Bienvenidos a Corea.- Luego de un segundo, susurró. -Espero que sea la del Sur. Vamos, comamos algo antes de que se vuelva loco otra vez y nos mande a un volcán.- Caminaron por un buen rato hasta que Severus pudo cambiar algunas de sus pócimas a un vendedor ambulante de la calle y fueron a un pequeño puesto en medio de la calle. Tomaron los últimos puestos y le dijeron a la señora que les dieran los más barato de la carta.

Lucius nunca se imaginó que le estuviera viviendo algo así. Vio el plato frente a él y comenzó a comer. Nadie dijo nada, lo único que se escuchaba fue el sonido de sus bocas al comer el Bibimbap. Lucius no sabía si era por el hambre que tenía o la carne de dudosa procedencia, pero cada bocado que daba le sabía mejor que el anterior.

Nunca imaginó que se encontraría en medio del mundo comiendo en una tienda callejera comida coreana acompañado de los tres idiotas que estaban tratando de conversar y tener un minuto en paz, pero sin esperarlo sonrió por todo lo que había pasado. Miró la escena y la intentó guardar en su memoria, sin decir nada siguió comiendo.

Justo cuando estaban terminando e iban a pagar, el traslador se activó sin haberlo tocado.

-¿Qué diablos?- Miraron el objeto.

Y sin esperarlo, desaparecieron del lugar.

-¿Ahora en donde estamos?- Estaban en un bar donde las personas reían, cantaban y tomaban lo que se leía como tequila.

A sus pies, Severus vio una botella y la tomó. Cuando lo hizo, casi se le sube la bilis.

-Mierda.- Luego de un segundo la mostró a los demás. -¿Alguien está familiarizado con la jerga mexicana?- Efectivamente, la botella era de México y decía:

"Destilando amor, solo en Mexico"

-¿Qué diablos está pasando?

-Hola compadres.- Dijo un hombre. -Oigan, ustedes son nuevos aquí ¿verdad?- Se veía que el pobre muggle estaba hasta la inconsciencia de borracho. -Los primerizos deben ser bautizados.

-¿Qué? No, nosotros no...

-ESCUCHEN AMIGOS.- Todos vieron al hombre y la música paró. -ELLOS DEBEN SER BAUTIZADOS.

Los gritos empezaron a sonar y la música se puso incluso aún más alta.

El muggle se colgó de los hombros de Lucius y Severus y los encaminó a la tarima.

-Deben cantar en el karaoke.- Tomó dos vasos de licor de quien sabe que mesa y se los dio. -Échense una pal' mal de amores y pa' lante, hermanos.

Todos los veían. En la pantalla empezó a sonar la música y se visualizaba la letra de lo que iban a cantar.

-Que ridículo me siento.- Dijo el pelinegro.

-Nunca le cuentes esto a mi hijo.

-Nunca en la vida.

Y empezaron a cantar la canción. Sin saber que la letra era una de desamor y despecho, ambos, sin darse cuenta, empezaron a decirla con más sentimiento. A la mitad de la canción, el licor que el tipo les había dado, no estaba. Volvieron a servirles más alcohol.

Y la música siguió.

Cuando Severus cantó la última estrofa que decía "Me engañaste, me mentiste. Me dijiste que desde aquel día ya no la veías. Me engañaste"

-Psss.- Los llamó Sirius. -Ya bajen de ahí.

-Vámonos.- Lo siguió Remus.

Pero ya los Slytherin estaban en armonía con los del bar. Hasta el tipo (que descubrieron se llamaba Juan Pablo), estaba a su lado levantando las manos en señal de coro con las canciones.

De repente, otra canción suena.

Esta vez, Lucius la cantó con más emoción.

-Con el corazón destrozado y el rostro mojado soy tan desdichado quisiera morirmeeee.- Alargando las palabras Sirius y Remus los sacaron del escenario y se los llevaron de ese lugar. Pero Lucius aún tenía el micrófono. -Mentiras todo era mentiras, palabras al viento...

Un golpe seco se escuchó en todo el lugar, seguido de un "Adiós, Juan Pablo" de Lucius.

-¡Adiós carnales. Vuelvan cuando quieran!- El hombre sonrió y vio su vaso de tequila, rápido escondió el vaso y con su mano hizo que apreciera agua en lugar de licor. -Fase uno completada. Es una cita que jamás olvidarán.- Levantó su agua. -Brindo por ustedes, amigos.

Cuando estuvieron en la calle, Sirius les buscó agua que había robado del bar y luego las serpientes empezaron a avergonzarse.

-Dios mío, el tequila no es amigo de nadie.- Dijo Lucius.

-Ese traslador del demonio debe estar maldito.- Siguió Remus.

-No puedo creer que un traslador esté defectuoso.- Continuó Severus volviendo a la realidad.- A partir de hoy Brasil y México estaban prohibidos para él.

Lucius ya había ajustado todas las piezas, pese a su mente alterada.

-Ese traslador no está defectuoso. Está alterado por alguien.-

Todos se callaron.

Cuando un traslador estaba dañado, solo se lo llevaban al ministerio y la institución lo descontinuaba. Sin embargo, cuando el objeto mágico está alterado eso era un gran delito en el mundo mágico, ya que fue hecho con alevosía e infringiendo varias leyes de la comunidad aduanera nacional e internacional en su mundo. Es por eso que pudieron viajar a diferentes partes del mundo y nadie de la comunidad mágica de esos países recibió una alerta.

Esto era muy grave.

-¿Donde conseguiste ese traslador?- Dijo Severus con seriedad.

-Lo compré legalmente.- Se defendió de una vez el Black. Luego de un segundo se puso a pensar. -Bueno, fue muy rápido este encuentro, así que tuve que buscar el traslador con urgencia.

-Y no lo adquiriste de la manera tradicional, buscándolo en el ministerio. No, Salazar no permita que el gran Sirius Black haga las cosas correctamente.- Siguió lanzando veneno Severus.

-Pero...pero...- El mayor puso cara de cachorro.

Severus no cayó.

-Solo debías hacer una cosa, y ahora por tu incompetencia estamos apareciendo en lugares muy diferentes porque el maldito traslador está alterado.

-Severus.- Lo interrumpió Lucius. -Vamos a respirar un segundo y contemos hasta diez.

Severus lo miró mal.

-No me trates como un niño.

-Pareces un niño.- Lo miró el rubio. -En lugar de buscar soluciones solo estás reclamando y alterando más el ambiente.

Severos puso cara de indignación y giró su cuerpo, como si no quisiera ver a su amigo en ese momento. Lucius solo rodó los ojos.

-Sirius.- Ahora hablaba Remus. -¿Quién te dio el traslador? No importa si fue legal o no, pero tenemos un problema, porque ese es el único traslador que tenemos y nos está mandando a todas partes, menos a donde se supone que debemos ir.- Remus estaba muy alterado.

-Lo compré a un hombre en la calle Snigh. Juro que me enseñó la certificación del objeto.- Se volvió a excusar el hombre. -Yo mismo vi el sello rojo del ministerio.

-¿Rojo?- Preguntó Lucius. -Las firmas para validar los trasladores son verdes, Sirius.

Todos vieron al rubio. Hasta Severus se volteó.

-¿QUÉ?- Medio gritó Sirius.

-Cambiaron hace meses, se dio la noticia en los periódicos. Hasta el profeta, que es lo peor en el periodismo, escribió sobre el cambio.

-Yo...yo no leo el periódico. Yo...bueno...

-¿Eres un niño? ¿Cómo que no lees el maldito periódico? Tienes casi treinta y dos años.- Lucius lo vio ahora fijamente. -Eso fue muy irresponsable, pudimos...

Fue el turno de Severus de interrumpir a Lucius.

-Sirius es disléxico. No puede leer, no porque no quiera, sino porque es muy difícil para él.- Luego, como si hubiese dicho algo malo, Severus miró a otro lado nuevamente.

Lucius respiró.

-Lo siento, no lo sabía.

-Esta bien, de igual forma, sí fue mi culpa y ahora estamos en este problema.

-Déjame verlo.- Severus lo tomó. Con delicadeza empezó a tocar cada cuerda con suavidad y viendo los Lirios.

-Lirio...- Seguía tocando las cuerdas. -Lirios encantados y brillantes.- Las notas sonaban con sus dedos en las cuerdas mientras entonaba la poesía que recordaba. -Un violín nunca está defectuoso o dañado.- Empezó a decir Severus. -Sólo están desafinados.- Y sus manos se dirigieron a las clavijas del instrumento para poner cada cuerda en su tono. -Lirios.- Volvió a decir. -Lirios encantados y brillantes que iluminan nuestra alegría. Tu aroma me implora reír y llorar. No me supliques clemencia que hoy no voy a soñar.- Cuando terminó de tocar la última cuerda, se lo pasó a Sirius.

Ambos se rosaron los dedos y en ese instante, el violín comenzó a iluminarse.

-Si nos manda a Siberia, te juro pulgoso que...- Las palabras terminaron cuando Severus vio las calles familiares del callejón Diagon. -Estás de suerte.

-Bueno.- Empezó Lucius. -Fue un día muy agitado.- Miró a Sirius. -Debes ir mañana con eso y hablar con el ministerio. Es muy grabe lo que pasó, Black.

-Lo haré, sin falta.- Prometió Sirius.

-Supongo que aquí nos despedimos.- Dijo triste Remus. Lucius lo miró.

-Podrías acompañarme a mi casa, mientras Sirius acompaña a Severus a la suya.

-Claro que sí.- Decía Remus, mientras Severus medio gritó un "Claro que no"

-Solo voy a mi casa a recoger unas cosas y me regreso a Hogwart. No es necesario que nadie.- Haciendo énfasis en la última palabra y viendo al hombre. -Me acompañe, Lucius.

-Que regrese a casa sano y salvo, Malfoy.- Dijo Sirius, mientras Lucius y Remus se iban, ignorando a Severus y sus quejas. -Bueno, te aconpaño.- Le sonrió Sirius.

-Lo que me faltaba.

___________________________________________

Cuando llegaron a la mansión Malfoy, ambos hombres se vieron.

Lucius se acercó al castaño y le dio un beso suave en su mejilla.

El corazón de Remus se paralizó por unos segundos. El beso había durado tan poco que no le dio tiempo de procesar que Lucius lo había besado. Sí, fue en la mejilla, pero es el primer beso que le daba después de doce años y casi brinca de la emoción.

-Gracias por esta noche.

-Pero la cita fue un asco.- Dijo medio triste.

-Lo fue.- Estuvo de acuerdo el rubio. Luego dio una pequeña sonrisa. -Pero fue muy divertida y tenía años que no me reía así en el bar de México,  incluso fue divertido ir a Brasil y me gustó la comida de Corea, es una buena opcion de viaje para las vacaciones de Draco. No sé si lo sabes, pero es la primera vez, desde que nos conocemos, que tú propones la cita y eso es...refrescante.

-Te invitaré a todas las citas que quieras.- Dijo rápido el lobo. -No quiero abusar de tu tiempo. Sé que tienes muchos compromisos, pero me gustaría volver a salir y no sé, si tu quieres, tal vez seguir hablando.

-Hay una herida en mi corazón que tú dejaste.- Expresó Lucius de repente, pero siendo muy cuidadoso. Sus palabras cristalizaron los ojos de Remus. Pensó que le diría que era mejor no volver a verse, pero luego se acercó aún más, casi hasta quedar muy juntos. -Y es muy irónico que seas tú precisamente quien me esté ayudando a sanar esa herida. No te prometo que sea rápido, debo luchar con varias cosas y recuerda que tengo a Draco.

-Yo amo a Draco.- Le dijo Remus. -Harry y Draco son tan lindos que solo quiero abrazarlos y cuidarlos. Draco merece toda la felicidad del mundo.

-La merece.- Le dio la razón Lucius, luego se acercó aún más. -Tomará tiempo, pero si tienes paciencia...mucha paciencia.- Remarcó cada palabra. -Me gustaría saber que sucederá en nuestro futuro.

-¿Nuestro?- Remus no podía creerlo. Sea que solo fueran amigos o algo más, Lucius le estaba dando otra oportunidad de volver a su vida.

-Nuestro futuro, sí.- Luego perdió la sonrisa. -Pero no podré soportar otra desilusión Remus, este es el momento en que debes pensarlo bien, porque no voy a permitir que Draco se exponga a este nuevo cambio y luego de un tiempo te vayas.- Miró al lobo con intensidad. -Ya no sería un corazón el que dejarías atrás, serían dos.

Remus quiso llorar. Había sido un idiota por la decisión tan egoísta que tomó años atrás. Sin embargo, Lucius le estaba dando un voto de confianza.

La vida les estaba dando otra oportunidad.

[N/A: Si no me cayeras bien, no te doy una mierda de oportunidad con mi rubio, pero bueno]

Esta vez no iba a arruinar las cosas. Había lastimado a su primer y único amor, no volvería a cometer ese error dos veces.

Con lentitud, Remus levantó las manos. Una la puso en la mejilla del rubio y la otra en su cabello. Lo miró fijamente.

Ambos estaban mojados por haber terminado en el mar, ambos estaban cansados y agotados, pero Remus nunca observó más perfecto a Lucius que como en ese preciso momento.

-Lamento tanto lo que hice, sé que las palabras no valen nada si no tienen acciones detrás de ella, así que eso te daré, mis acciones hablarán y te demostrarán que quiero esto.

-Eso me gustaría mucho.- El rubio lo miró y sonrió. Una sonrisa que solo le dedicaba a él.

Juntamos nuestras frentes. No hice el intento de besarlo y él tampoco empezó nada, pero eso estaba bien, ambos sabíamos que no era el momento. Cada uno debía sanar y estar en paz con las acciones que tomamos, pero cuando por fin sucediera y fuéramos libres de todos esos años de angustias y anhelo que perdimos, ese día sería perfecto y no solo le daría un beso, sino que le enseñaría cuanto lo amaba y lo había extrañado en todo ese tiempo.

Cuando Lucius estuvo en casa, se preparó una copa de Brandi y sin que nadie viera, sacó una pluma verde de su túnica.

La había robado de su breve estancia en Brasil como recuerdo.

-Estoy muy interesado en saber como me vas a volver a sorprender.- Dijo Lucius en voz alta.

-Que mejor sorpresa que esta, querido Lucius.

Lucius casi se desmaya cuando escuchó esa voz que no había vuelto a escuchar en casi ocho años.

______________________________________

-Te odio tanto.- Le dijo Severus a Sirius cuando el perro lo llevó a su casa. -Yo debería estar en Hogwart haciendo pociones, pero en su lugar, estoy aquí. ¿Sabes que fue la peor cita que he tenido? Y eso es mucho decir, ya que las únicas citas que he tenido fueron contigo.

-Lo lamento, yo...

Una mano lo atrajo con mucha rudeza hacia adelante y sin esperarlo, los labios de Severus besaron a Sirius.

Fue torpe, salvaje y muy agresivo, pero era un beso justo como lo eran ellos. Duró un segundo, pero eso fue lo único que necesitó el Black para sonreír como un idiota.

-Te odio, eso no ha cambiado.- Le dijo Severus. -Este beso no significa nada.- Luego de ver su cara le dijo. -Pero es mi manera de agradecer este día, tenía mucho tiempo que no hacía algo como esto.

-¿Puedo invitarte otra vez?

Severus se rió con mezquindad.

-Aún te falta mucho, pulgoso. No tientes a tu suerte. Debes arrastrarte mucho más para que yo acepte de buena gana volver a salir contigo.

-Ya verás que lo lograré, te lo juro.- La cara de Sirius era de motivación total. Severus casi se hablanda.

Casi.

-Ya veremos, idiota. Aún Debes llorar sangre por mi perdón.- Y con eso le cerró la puerta en las narices.

Sirius estaba tan enamorado.

__________________________________________

-No sé por qué estás molesto.- Dijo el hombre -Harry no te prohibió nada. Puedes salir siempre que quieras.

Tom se burló.

-Claro, esa es la razón por la cual tengo esto.- Señaló un collar negro con un dije de rayo en el medio. -Este collar impide que use mi magia.

-No impide que la uses.

Tom miró al hombre con rencor.

-Solo me limita a usar magia de curación y otras mierdas. No puedo usar mi poder completamente.

El hombre rodó los ojos.

-Si usaras tu poder completamente ya habrías quemado el mundo mágico, y te habrías vengado de Harry. Ese collar permanecerá ahí un puente tiempo.

Tom estaba furioso.

-Pero alegra esa cara, te traje un regalo.

El adolescente miró al mayor, quien sacaba de su maletín un regalo con forma de cuadro envuelto en un bonito papel rojo y verde.

-Feliz cumpleaños.

-No es mi cumpleaños.

-Feliz Navidad entonces.

-No estamos en N...

-Toma el maldito regalo antes que me lo lleve.

Con prisa el pelinegro tomó el regalo y lo abrió.

Cuando lo hizo, su corazón se volvió loco.

Frente a él, un par de ojos lo miraban curiosamente.

-Hola.- Le dijo a Tom.

-H-hola.- Tom nunca había hablado entrecortado, hasta ese momento.

-¿Sabes donde estoy?

Tom le sonrió y abrazó el cuadro.

-Estás en casa, James.- Susurró.

La imagen que se movía en el cuadro lo miró y le devolvió la sonrisa un poco extraño. Sabía que era un cuadro en la pared. Tenía años sin que nadie lo despertara de su sueño. Creía que había sido alguien de sus amigos o su propio hijo, pero ver a este chico que no conocía le hizo comprender que las cosas no estaban marchando como se suponía que debían hacerlo.

Aún recuerda, días atrás, cuando sintió que su retrato despertaba en el lugar que nadie sabía que estaba y vio a un hombre mayor.

-Vas a venir conmigo.

-¿A dónde?

El adulto le sonrió.

-Vas a conocer a la persona que te dará una segunda oportunidad.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

No sé que estoy escribiendo, pero luzca genial haciéndolo. *inserte voz de Emma Ross*

Espero les haya gustado ❤️

No es un gran capítulo, pero aquí pueden ver como fue la cita de esos cuatro.

Leo sus opiniones sobre todo lo que les pasó a esos leones y sus serpiente.

Chapter 11: Rumbo a Hogwarts

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Harry veía a las personas que los acompañaban en el vagón del tren rumbo a Hogwart.

Eran muchas. Estaba casi tentado de matarlos a todos y buscar otro cubículo.

-No te atrevas ni a pensarlo.- Le respondió Draco, quien estaba leyendo y no veía a Harry.

-No he dicho nada.- Susurró el castaño.

-No es necesario, veo tu mente como un libro abierto, quieres que todos nuestros amigos se vayan. Más te vale que alejes esos pensamientos intrusivos de tu linda mente.

-Es que antes éramos solos tú y yo.- Gimió con dolor Harry.

Draco levantó la vista y le dio un beso en su mejilla, con suavidad colocó sus labios en su oreja y le susurró.

-Siempre seremos tú y yo, idiota. Así tengamos mil amigos, siempre estaremos juntos solos tú y yo.

-Mi hermoso y precioso Dragón.- Harry estaba tan maravillado. Tomó a Draco de su cintura y colocó al rubio casi arriba de él, por muy poco Draco estaba encima de su regazo.

-Harry, tampoco hay que dar un espectáculo.- El rubio veía que ya todos los estaban viendo.

-Oh, no se preocupen por nosotros.- Dijo Pansy riendo.

-Sí, hagan de cuenta que no estamos.- Siguió Blaise.

-Los leones son animales muy volátiles.- Comentó una tercera voz. Ahora era el turno de que todos la vieran.

Luna Lovegood.

Harry le sonrió con simpatía.

Draco solo la veía.

Cuando la chica les salvó el trasero aquel día, hace meses, nunca más se volvió a despegar de ellos.

FLASBACK.

-¿Qué hacen ustedes aquí?

-¿Luna?- Dijo Draco.

-¿La conoces?- Harry no entendía nada, pero estaba agradecido de que no fuera algún profesor o Dumbledore.

-Es de Raveclaw.- Le dijo Draco. -A veces me dice que tengo bonitos ojos.

Harry la miró serio. Él nunca había visto a la pequeña rubia y tampoco vio que estaba tan cerca de Draco.

-Las lindas hebras doradas me dijeron que abriera este armario.- Su voz sonó suave. -Quiere que salgamos de aquí o el león malvado los comerá.

Harry miró otra vez a la chica y observó sus pies.

-No tienes zapatos.

-Sí tengo.- La chica se miró sus pies y sonrió. -A los de Raveclaw les gusta jugar este juego, guardan mis cosas y debo encontrarlas.

-¿Cuánto tiempo te han "guardado" tus zapatos?

-Tres días.

Harry se molestó de inmediato, los idiotas de sus compañeros se burlarban de ella y la chica no lo sabía. Vio a Draco y mientras los tres salían de la oficina proyectó a su lindo rubio en la chica. Si alguien le hubiera hecho ese juego a Draco, Harry les hubiese lanzado al basilisco sin pensarlo dos veces.

-Eres muy débil.- Le dijo a Luna. -Manténte cerca de nosotros y nunca más "jugaran" ese tonto juego contigo.

Luna lo miró directamente a la cara y le sonrió.

-Gracias Harry.

Draco no dijo nada, pero presentía que esta nueva amiga sería alguien muy peculiar en sus vidas. Pero él no era nadie para decir nada, ya qué él mismo era un bicho raro.

Así que solo intentó sonreír y le dijo:

-Bienvenida.

Y con eso Pansy, Blaise, Luna, Harry y él pasaron el verano juntos.

Cuando se dividieron las vacaciones y fueron a las mansiones de todos, las cosas eran muy extrañas en cada casa que visitaban.

Luna quiso ser la primera.

Harry pensó que la casa de Luna era genial. Draco pensó que era algo de otra dimensión. Había decoraciones de todo tipo. Y muchos objetos que eran mágicos y no tenían ningún tipo de seguridad.

Sin embargo, todos concluyeron una cosa: el papá de Luna estaba loco.

Pero era un loco genial.

La chica estaba ansiosa por mostrarles algo. Cuando llegaron a las afueras de los límites de su casa, cerca del río, la chica los hizo esperar dos horas para su sorpresa.

En el momento en que Blaise se dio cuenta de lo que era, casi grita.

-¿Nos trajiste al maldito estanque a ver nacer patos bebés?- Blaise veía como cerca del estanque estaban naciendo cinco huevos de pato. -Es lo más...¡AAHH!- El chico miró a Pansy, quien lo había golpeado en el brazo.

-Son muy bonitos, Luna.- Dijo la castaña sonriéndole.

-Eso era lo primero que quería mostrarles.

-¿Qué es lo segundo?

-Oh, les quería presentar a mis amigos.

Los chicos miraron a todas partes, pero nadie vio nada. Excepto Harry, quien estaba estático en su lugar.

-Son...son ¿caballos?- Harry veía a los caballos esqueléticos que tenían alas a solo unos metros de donde todos estaban.

-Son Thestrales.- Explicó Luna.

-¿Eso existe?- Preguntó Pansy. -Mi padre me contó sobre ellos. Son criaturas mágicas que el ministerio consideraba peligrosas. Casi nadie puede verlos.

-¿Entonces por qué Luna y Harry si pueden hacerlo?- Preguntó Blaise ahora.

La castaña les dio una mirada de simpatía.

-Solo los que han presenciado la muerte al menos una vez pueden verlos, Blaise.- Pansy contestó.

-Mi mamá murió cuando yo era pequeña.- Dijo la rubia.

-No lo recuerdo claramente, pero yo también vi morir a mi madre, así que...- Se encogió de hombros el castaño, mientras Draco lo abrazaba para consolarlo.

Se quedaron ahí viendo a los paticos y pasaron la tarde riendo al ver como dichos animalitos creían que Riyuu era su mamá y lo perseguían dentro y fuera de la casa, molestando al Dragón, quien ya estaba creciendo de tamaño.

Llegó el turno de Blaise y el moreno casi se pavonea cuando los chicos llegaron. En la mansión Zabini, la señora Zabini sirvió dulces hasta reventar y, a petición de su hijo, solo le dio al rubio aperitivos con poca azúcar y de Zanahoria.

-Cariño, ya sabes donde estaré.

-Sí, mami.

-Addio mio bellissimo cioccolato.- Se dieron dos besos al aire y la señora Zabini miró a los otros cuatro chicos. -Prendetevi cura, amici del mio bellissimo cioccolato.

Blaise suspiró.

-Lamento eso, su nuevo esposo es italiano y ella dice que debe aprender su idioma porque es de mal gusto no saber cuando están hablando mal de ti en otro idioma y no contestarles esas groserías.

-¿Quién habla mal de tu madre.- Preguntó Pansy.

Blaise se rió.

-Su familia.

-Oh, eso debe ser duro para tu mamá.- Dijo Harry.

-Mamá me enseñó que si le caes mal a alguien debes aceptarlo y hacer el doble para caerle aún peor. También me enseñó sacar ventaja de las desgracias que te pasan en la vida, porque siempre serás envidiado por alguien, así que debes darles un motivo para que hablen de ti.

-No le veo mucho sentido.- Dijo Pansy.

-¿Ah, no?- Blaise sacó a todos de la mansión y en el jardín vieron la Nimbus diez mil. Era toda dorada con detalles en plata y oro. -No ha salido al mercado aún.

-Diablos.- Siguió Harry sin apartar la mirada. -Esta escoba sale en dos años.- Miró a Zabini. -¿De dónde la sacaste?

Blaise le dio una mirada arrogante.

-Del esposo número tres de mi madre. ¿Lo ven? Ventajas en las desgracias.

Ese día se la pasaron en el jardín peleando por la escoba mientras Draco leía y Luna y Pansy cazaban mariposas.

Luego fue el turno de Draco.

-Draco.- Le dijo Harry, tomándolo de la cintura. -Vamos al jardín.

-Harry.- Suspiró por tercera vez el chico. -Es mi turno de ser el anfitrión, debo ser digno de mi puesto.

Harry empezó a darle besitos en la cara y lo abrazaba a cada segundo.

-Pansy está ocupada viendo la colección de libros de tu papá. Blaise está atascado en la cocina y Luna ahora es la mejor amiga de los pavos reales, no se darán cuenta.- Luego le puso ojitos. -Hasta hice que Star, Cign y Riyuu no nos molestaran.

Draco se rió.

-¿Hablaste con mi mascota y familiares para que nos dieran privacidad?

-Bueno, hablé con Star y ella se encargó de poner a los otros dos en cintura.

-Bueno, pero si nos vienen a buscar debemos ir con ellos.- Ambos se escaparon al jardín y se sentaron bajo un árbol, o mejor dicho, Harry se recostó en el árbol, mientras tomaba a Draco y lo ponía suavemente en su regazo como si fuera una pieza de cristal muy delicada. Con suavidad, Draco empezó a leer el libro favorito de Harry. Luego de un rato, Draco paró y se quedó mirando un punto fijo.

-¿Estás pensando en eso aún?- Le preguntó el castaño.

-Como no hacerlo, Harry.- Luego de un suspiro dijo casi en un susurro. -Yo también vi a los Thestrales.- Dijo casi con miedo, como si fuera un delito. -No entiendo por qué puedo verlos.

-¿Hablaste con tu padre?

-Sí. Dijo que investigaría más sobre el tema y que no me preocupara.

-Debes escucharlo.

Una pequeña sonrisa salió de sus labios.

-¿Y desde cuando tú me dices que escuche a los adultos.

Harry empezó a besarlo por todas partes.

-Lo hago si eso significa que no estarás ansioso por el tema.

-Esta bien.- Los besos siguieron. Ambos estaban muy cerca. Draco no se lo había dicho a Harry, pero desde hace un tiempo su estomago le hormigueaba cuando el castaño lo besaba o tocaba, el rubio primero pensó que eran lombrices, pero luego se dio cuenta que se sentía así siempre que tenía a Harry cerca, así que llegó a la conclusión que su amigo era el causante de su problema.

Por otro lado, Harry no podía dejar de ver a Draco, desde hace unos meses el rubio estaba más y más bonito. Sus ojos grises eran tan brillantes; su cabello parecía como una seda súper fina y su piel siempre que la tocaba o besaba era como de terciopelo, suave y perfecta.

Harry quería más. Quería acercarse más, quería besarlo más, quería todo cuando se trataba de Draco Malfoy. Con mucha delicadeza empezó a acercarse a la cara del contrario, pero el rubio lo detuvo.

-¿Qué haces?

-Quiero besarte.- Dijo sin pudor ni vergüenza, Harry. -Desde hace meses quiero besarte en la boca.

-¿Y crees que este es el mejor momento? ¿Con nuestros amigos a unos metros?- Dijo con sarcasmo.

-¿No?- Aunque esa afirmación salió como una pregunta. -¿Puedo besarte? Me gustaría mucho besarte. Eres tan lindo, yo te quiero mucho y Sirius dice que cuando alguien quiere y adora a la otra persona debe demostrarlo con besos.- Luego de un segundo dijo. -Aunque eso me lo dijo hace meses. Creo que se tomó un veneno porque solo decía "Los besos son increíbles, vivan los besos"

Draco no dijo nada, como si las palabras de Harry no habían alterado su pulso, como si su corazón no hubiese empezado a latir más rápido.

-Mi primer beso no me lo vas a dar así.

-Entonces te lo robaré.

Draco cambió las posiciones en la que estaban y arrojó a Harry al suelo en la tierra. Él estaba encima del castaño y lo vio con seriedad.

-Te lanzaré todas las maldiciones que conozco si te atreves a robarme un beso.

-¿Quieres que yo sea tu primer beso?- Susurró ahora Harry con inseguridad. -Yo amaría que tú fueras el mío.

-Obviamente que yo seré tu primer beso.- Dijo celoso Draco. -Si permites que la comadreja te bese o que cualquiera te bese, dile adiós a tu beso conmigo.

-Jamás.- Prometió con severidad. -Yo esperaré todo lo que quieras.

-Más te vale.- Luego se dio cuenta como estaban, uno encima del otro, y se puso rojo. -Vamos con nuestros amigos.

-Antes no te importaba.

-Antes no teníamos trece años.

-Quiero mimos.- Dijo Harry. -Me siento mal.

Draco lo miró y no pudo resistirse. Empezó a darle cariño en su cabello, a tocar su cicatriz y darle besos en ella.

-¡Ahí están!- Gritó Blaise. Harry se molestó.

-¿Recuerdame por qué no le he lanzado un Crucio?

-Porque te dije que no lo hicieras.

-Es verdad, ya lo recuerdo.

Los chicos se pararon y pasaron ese día viendo a Star, Cign y Riyuu ser el centro de atención de todos.

La mansión Parkinson era muy bonita.

-Les tengo una sorpresa.- Decía la heredera. -Mis padres lo compraron ayer por mi cumpleaños.

-Tu cumpleaños es en tres meses.

-¿Dije cumpleaños? Mi error, por regalo de Navidad.- Draco ni siquiera iba a decir que estaban a mediados de septiembre.

Cuando la chica los llevó a su habitación, en una esquina vieron pequeños espejos. Pansy los tomó y se lo dio a cada uno de ellos.

-Ya sé que luzco bien, no necesito un espejo que me lo diga.- Se jactó Blaise.

-¿Tienes un espejo que haga esto?- Y la chica activó los objetos con su varita y se fue de la habitación. Segundos después el espejo de Blaise se iluminó y salió reflejada la cara de Pansy en éste.

-Oh, es como un teléfono muggle.- Dijo Harry.

-Mis padres lo compraron, lo consiguieron con un mercader fuera de la ciudad, dijo que son casi imposibles de rastrear y solo los que tienen una conexión entre su magia pueden comunicarse entre ellos.

Los chicos se escondieron y pasaron la tarde llamándose entre ellos por el espejo.

FIN DEL FLASBACK

Los cuatro chicos ya estaban en el tren e iban al vagón que siempre tomaban, pero en ese segundo una voz chillona se escuchó.

-¡Harry!- Ginevra agitaba mucho la mano para saludar. -Te envié cartas y regalos.- Hizo una cara de tristeza. -No recibí ninguna respuesta.- Lo tomó del brazo y se empezó a frotarse en éste, su pecho intentó acercarse más, pero Harry medio la empujó para alejarse.

-¿Cartas?- Dijo Draco.

Harry se asustó.

-Las quemé todas, con todo y regalos y puse barreras para que sus lechuzas no volvieran a ir.

-Mejor vámonos.- Decía el rubio.

-Harry no tiene que decirte todo lo que hace.- Ginevra miró a Draco con molestia. -Parece que te pidiera permiso para hablar y actuar. Deja de darle órdenes como si fueras su dueño.

-Yo no le doy ordenes a nadie.

-Así parece.

-Oye, no te permito que le hables...- Harry empezó a sacar su varita hacia la pelirroja.

Una mirada de molestia de Draco lo detuvo.

-No olvidaré esto nunca en la vida.- Decía Draco con aburrimiento mientras miraba como Ginevra quería lucirse en frente de Harry de forma muy miserable. -Enseñarle y restregarle tu pequeño pecho no te servirá de nada. La dignidad y la buenas notas es algo que no entiendes en tu mente ¿cierto?- Miró a Harry con mala cara. -Que escena tan ridícula me estás haciendo pasar.

-¿Yo?- Dijo miserable Harry. -Pero si fue la comadreja menor.- El castaño se acercó y se fue detrás del rubio. -Cariño, ¿Quieres que la maldi....

-No.- Cortó Draco.

Los otros chicos vieron como Harry se fue detrás de Draco.

-¿No conoces cuando rendirte?- Preguntó Blaise.

-No descansaré hasta que Harry sea mi novio, puedes decirle eso al idiota de Malfoy.

-Te daré un consejo gratis, plebeya de quinta.- Era el turno de Pansy. -Si yo fuera tú, me iría con cuidado, porque en una de tus escenas puedes enojar mucho a una serpiente y somos conocidas por nuestras dolorosas mordidas.

-Draco no me asusta.

Luna siguió a los otros dos niños que ya se iban, pero miró a Ginevra y con seriedad le dijo.

-Pansy no estaba hablando de Draco.- Y sin más la dejaron sola en medio del pasillo del tren.

Mientras viajaban, un sonido los alertó a todos. La puerta intentaba abrirse desde afuera.

-Todos saben que este cubículo es nuestro.- Dijo Pansy.

Harry se alarmó.

-No puede ser.- Retiró a Draco de su regazo con cuidado y abrió la puerta. Su magia había reconocido a la persona que estaba afuera y no se había equivocado. -¿Tío Remus?- El pequeño veía al mayor con extrañeza.

El hombre los vio y sonrió con vergüenza.

-Hola, chicos. Lamento importunarlos.

-¿Qué haces aquí?

Remus sonrió.

-Están viendo al nuevo profesor de defensas contra las artes oscuras.

-¿Qué?- Preguntaron todos.

-¿Qué está pasando?- Harry no era idiota, sabía que sí su tío no le dijo nada mientras estaba en casa debía ser por algo muy importante. No sé habían visto ese día de su partida porque se había quedado a dormir con Draco.

Remus miró a los chicos lentamente.

-Ven Harry, vamos a hablar en otro sitio por un segundo.

-Está bien.- Harry se iba a llevar de la mano a Draco, pero Remus lo miró serio.

-A solas, Harry.

Harry ladeo la cabeza con curiosidad.

-¿Por qué quieres que hablemos a solas si de igual forma se lo voy a decir a Draco?

Draco se sonrojo.

-Idiota.- Dijo el rubio y lo empujó. -Anda con el señor Remus.

Con lentitud fue detrás de su tío. Cuando estuvieron en un vagón vacío, Remus no sabía cómo empezar.

-¿Leíste el profeta de casualidad?

-No, odio como escribe esa tal Rita, el año pasado dijo que Draco era un niño mimado...

-Espera.- Lo interrumpió Remus. -¿Fuiste tú el que le envió un escarabajo africano muerto? Ella hizo un escándalo.

-No sé de que hablas.- Miró a todos lados y trató de cambiar la conversación a lo que realmente era importante. -Dime que tiene que ver el profeta con que estés aquí como el nuevo profesor de DCAO?

Remus suspiró con pesar y le entregó un periódico que sacó de su abrigo. Harry solo pudo leer el título antes de que el periódico se quemara por su magia.

"SIRIUS BLACK CULPABLE"

-¿Pero qué diablos...?

Mansión Malfoy días antes...

Severus no saludó a Lucius cuando lo vio, estaba muy agitado.

-Tienes que ayudarme.- Dijo sin más.

El rubio, quien estaba sentado en el piso con una copa en su mano ni siquiera lo vio.

-En estos momentos tengo mis propios problemas. Narcissa regresó, no sé que demonios quiere, dijo que primero se pondría al día con unos asuntos y luego me dedicaría todo su asqueroso tiempo. Mi hijo no solo dibujó las reliquias de la muerte en su primer año, sino que también vio a los Thestrales y eso se está interconectando, pero no sé el por qué y para terminar de cagarla debo ver que esa loca no se acerque a él y le meta mierda en la cabeza.

Severus se agachó y le dio una mirada de muerte.

-Creen que Sirius se metió a Azkaban y mató a Peter Pettigrew, pero en realidad la pequeña sabandija escapó porque me envió un mensaje, aun no sé como traspasó las barreras del colegio, y ahora está buscando la forma de que Voldermort regrese y mate a Harry, porque todo el mundo mágico siempre ha creido que fue Harry quien lo venció hace años, cosa que si pasa y no ayudas a parar toda esta mierda, tu hijo nunca te lo perdonará. Así que sí...creo que necesito toda tu atención en esto.- Lo miró. -Luego nos encargamos de la loca en celo de tu ex esposa.

Lucius se tomó el trago recien servido de un solo jalón y trató de pararse con elegancia. Elegancia que no tenía porque estaba medio borracho.

-Demonios, Severus. Tú si sabes como amargarle el día a alguien.

-Años de práctica.- Dijo con sarcasmo.

En Hogwarts...

Harry no podía creer que los problemas ya habían empezado y ni siquiera estaba en clases todavía.

Ahora estaban culpando a su tío por el idiota ese.

-Señor Potter.

-Lo que me faltaba.- Dijo Harry con pesar escuchando como Dumbledore lo llamaba mientras se acercaba.

-Lamento mucho lo que sucedió con el señor Black, debe ser un gran impacto para ti enterarte que tu padrino es un ases...

Harry se volteó y lo encaró con una mirada mortal.

-Si terminas esa frase, no te gustará lo que haré. Mi padrino es inocente.- Lo miró con condescendencia. -No me extrañaría que "alguien" hubiese orquestado todo este circo en relación a él.

Dumbledore solo le dio una sonrisa.

-¿Está insinuando algo?

-Solo digo lo que pienso.

-Le aseguro que llegaré al fondo de esto. Ahora, su padrino está en Azkaban y le recuerdo las reglas del mundo mágico cuando se trata de este tipo de situaciones.

-¿De qué estás hablando?

-Es bien sabido que si el representante legal de un menor de edad no está en condiciones de cuidar y proteger el bienestar del niño, la tutela pasa inmediatamente al segundo tutor legal.

-Claro, mi tío Remus.

Dumbledore sonrió aún más dando el perfil de un abuelo gentil y susurró.

-Eso sería cierto si el segundo tutor no fuera una criatura mágica. Como sabrás, las criaturas mágicas no tienen las mismas leyes que los magos y brujas.

-¿Qué mierda quieres decir?- Harry ya sabía por dónde iba la conversación.

-Si ningún tutor puede ocupar la responsabilidad, el cargo queda a manos del representante más cercano, es decir, tus tíos muggles.

Harry se paralizó.

Eso era imposible.

-Yo...yo...- Empezó a temblar sin querer que el viejo viera el alcance de sus palabras.

-Dumbledore.- Dijo Remus caminando hacia ellos. Ya había escuchado la última frase del viejo y no cambió a su forma de lobo solo porque no quería asustar a los estudiantes, pero el hombre lobo estaba furioso igual que el hombre. -No tienes ningún derecho de tomar ninguna decisión con respecto a mi ahijado. Te aconsejo que cuides más de tu trabajo y no de Harry, ya que el ministerio quiere quitarte el puesto.- Y sin más se llevó al menor del lugar.

-¿En serio puede enviarme con ellos?- Refiriéndose a sus tíos. Nunca los había conocido. Cuando sucedió lo de sus padres, Dumbledore lo dejó con ellos todo un año completo, hasta que Remus y Sirius volvieron de capturar a Peter y empezaron una guerra para la custodia, ganando olímpicamente, porque tenían el testamento de Lily y James.

-Nadie te enviará a ningún lado.- Remus estaba un poco nervioso y eso Harry lo veía. -No sé que diablos está pasando, cariño. Sirius estaba comprando artículos en el callejón Diagon y de repente un ejército de aurores lo emboscaron. Él logró escapar y ahora todo el mundo mágico lo está buscando. Dicen que se metió a Azkaban y mató a Peter. Eso es algo improbable. Si el ministerio tuviera tres neuronas de inteligencia sabrían que es casi imposible escapar de ese lugar ¿y ahora están diciendo que Sirius entró, mató a alguien y salió como si nada? No puedo creer ese disparate. Ahora dicen que no dejó rastros de Peter y como no hay cadaver es mas dificil su caso.- Se rió. -Dicen que solo dejó su dedo, por favor, si Sirius quisiera matar a alguien lo haría de una forma más extravagante, así como es él. No lo he visto, lo poco que sé es por el profeta y que salió hace días en la mañana y sucedió toda esta conmoción.

-¿Por qué lo quieren incriminar?- Lo miró. -Crees que está aquí ¿cierto?

Remus le hizo una señal que no hablara más de la cuenta.

-Es por eso que acepté el trabajo. Dumbledore me lo ha ofrecido desde el año pasado, pero en vista de todo lo que nos está pasando tengo que estar aquí para tratar de localizarlo.- Lo miró. -Necesito tu ayuda, Harry. Te voy a estar enviando mensajes.- Le enseñó rápido el espejo que Pansy les había dado. -Draco me lo dio en el tren sin yo darme cuenta, con una nota, es un niño muy perspicaz.

-Es el mejor.- Estuvo de acuerdo el castaño. -¿Qué dice el señor Lucius y Snape sobre esto? ¿Nos ayudarán?

Remus pensó en la carta que Lucius le había mandado días atrás.

-Lucius tiene sus propios problemas ahora, Harry; y Severus desde que se enteró está intentando ayudar. No te preocupes, todo se solucionará.- Miró a todos lados, cuando vio que estaban solos, el mayor abrazó a Harry. -Pase lo que pase debes saber que te amo y que sobre mi cadáver ese viejo te va a enviar con esos muggles horribles.

Harry pudo calmar la ansiedad que le empezó a general las palabras del director y sonrió.

-Sirius debe estar aquí. Conoce Hogwart como la palma de su mano.

-Una vez no supo distinguir la derecha de la izquierda mientras manejaba su moto y se estrelló contra una tienda de helado, escupió saliva roja por dos días. No me alienta mucho lo que me dices.- La broma sirvió para que ambos rieran.

-¡Harry!- A lo lejos veían a sus amigos y un Draco muy preocupado.

-Ve a instalarte en tu habitación. Te veré después en clases.

-Será muy raro que me des clases, tío.

-Será una nueva experiencia para mí también. Espero llenar tus expectativas.

-Siempre lo haces, adiós.

-Adiós, Harry.

Harry se fue con sus amigos y empezó a contar que necesita mucha ayuda.

-Este año será muy intenso.- Dijo Blaise después de escuchar todo lo que dijo el de lentes.

-Te ayudamos, Harry. Solo dinos que hacer.- Siguió Pansy.

-Todos los ruiseñores y los susurros del aire están a tu disposición, Harry.- Dijo Luna.

Una vez en su habitación, Draco levantó sus brazos hacia el otro

-Harry.- El nombrado se acercó rápidamente para el abrazo y empezó a llorar. -Estoy aquí, cariño.

-Intenté ser fuerte por el tío Remus, pero no puedo creer lo que está pasando. No quiero ir con ellos, Dragón. Son personas malas y odian la magia, creerán que soy un monstruo.

-No lo permitiré.- Le dijo Draco con seriedad. -Si las cosas no mejoran, vamos a escapar y vivir en otro país.- Lo miró y trató de sonreír. -Mi papá me prohibió ir a México y Brasil, serían buenos lugares para visitar.- Expresó con travesura.

-Te quiero mucho, gracias por estar aquí.

-Siempre estaré a tu lado. No temas, Sirius aparecerá y todo se solucionará.

-Eso espero.- Harry ya estaba analizando como salir a buscar a su padrino en el momento en que su rubio se durmiera.

__________________________________________

-Hola querida. Pasa por favor ¿Un caramelo de limón?

-No gracias, no quiero masticar el Veritaserum que tienen tus dulces.

El director sonrió.

-Tan inteligente como siempre.

-Dejemos las tonterías de lado, sabes la razón de mi visita.

-Bienvenida de nuevo, señora Black.

________________________________________

Tom estaba durmiendo con el retrato de James en su pecho, pero un valde de agua le fue lanzado en la cara, despertándolo de cualquier sueño.

-¿Qué mierda te pasa?

El hombre lo miró y sonrió.

-Espero que estés bien despierto.

-Me despertaste a mí y eso que soy un cuadro.- Dijo James.

-¿Qué quieres?- Tom vio el tempus. -SON LAS TRES DE LA JODIDA MAÑANA.

-Te tengo otro regalo.- Le lanzó ropa en la cama. -Vas a salir de la mansión. Harry nos necesita.

El nombre de su hijo captó toda la atención de James.

-Párate de la jodida cama, Tom.- Le ordenó el castaño.

-Está bien, no se alteren, que me alteran a mí.- Empezó a ponerse la túnica. -¿A dónde vamos?

El hombre que tenía en frente le sonrió.

-Al lugar más hermoso del mundo mágico.

Tom lo miró y medio sonrió con sarcasmo. Inmediatamente sabía su destino.

-Dudo mucho que el bosque prohibido sea el lugar más bonito que he visto.

-Lo será.- Prometió el otro.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

A partir del tercer año, los años se dividirán en dos partes, porque las películas son más largas y abarca muchas cosas, así que pensé en esto porque no puedo escribir todo el año en un solo capítulo. (Ni yo me entendí)

Resumen: Dos capítulos a veces serán sólo un año.

Este es un entremés para el tercer año, espero les haya gustado. 💙

Chapter 12: Tercer año

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Mis patas corrían sin cesar por la sucia superficie de las cañerías de Hogwart. Mi pequeño cuerpo estaba cansado, pero mi mente me ordenaba que siguiera corriendo.

Debía encontrar a Remus.

Sirius, en su forma de perro, solo seguía corriendo.

El castillo era un caos luego de que el profeta haya puesto la foto de Sirius y la palabra "Asesino" en sus portadas.

La llegada de esta noticia, trajo sorpresas desagradables para todos los estudiantes. Cuando los chicos empezaron a percibir a las criaturas oscuras que volaban por todas partes, ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto.

El grupo de Harry iba a sus clases como lo hacían desde semanas atrás, pero se dieron cuenta que una de esas criaturas empezó a acosar a Draco y se le acercaba mucho, por lo que fue imposible que Harry no interviniera. Pero un accidente ocurrió ese día y el castaño fue víctima de esa entidad.

El chico quería detenerlo, pero la figura negra empezó a tomar su energía, dejando al castaño sin fuerzas ni posibilidades de vencerlo solo. Harry nunca había experimentado nada como eso, el dolor que nunca había sentido, empezó a subir en todo su cuerpo.

-¡HARRY! ¡REMUS, AUXILIO!- Los gritos sonaban en la cabeza de Harry, pero no podía hacer nada.

El chico sintió como su cuerpo se sentía entumecido y pesado. El lugar giraba en su cabeza, fue Remus quien (con un hechizo que no había escuchado nunca), detuvo a la figura peligrosa y tuvo que ayudarlo a levantarse de ese incidente.

-Amigo, casi te deja en los huesos.- Blaise decía.

-Fue horrible. Dumbledore no debería permitir la entrada de estas cosas.- Pansy habló.

-Son seres muy peligrosos, Harry. Ten cuidado.- El hecho de que Luna lo dijera hablaba mucho de la seriedad de este tema.

-¿Qué son?- Pregunta Harry luego de estabilizarse y ver qué Draco estaba bien.

-Dementores. Son los guardias de Azkaban. El ministerio se unió con ellos y ahora hay varios dementores cuidando el castillo por órdenes directas.

Draco se burló.

-Mejor dicho intentando comernos el alma mientras encuentran a Sirius.- Draco tomó a Harry entre sus brazos y le dio un abrazo. -¿Estás bien?

-Un poco mejor.- Luego sonrió. -Necesitaré un beso para mejorar más.

-Tonto.- Se burló Draco, pero igualmente lo besó en la frente.

Luego de algunos meses, las cosas no se calmaban. En la clase de adivinación, cuando la profesora Trelawney y un estudiante de Griffindor le dijeron a Harry que veían al Grim en su futuro, todo se puso aún peor.

-A esta ya se le subió las hierbas aromática a la cabeza.- Pansy expresó con diversión viéndola correr y gritar.

-Yo siempre he dicho que el humo es malo para la salud.- Continuaba Draco,  tomando café en la taza de la que se suponía debía ver su futuro. -Estas chácharas son todas mentiras, yo debería estar estudiando para mis exámenes de runas antiguas.

Harry olvidó su preocupación y le sonrió a Draco.

-Sacarás un sobresaliente como siempre lo haces, hermoso.

-Cuando lo haga, ¿qué me regalarás?- Dijo poniendo la mano en el cabello del contrario y dándele caricias como a Harry le encantaba. Habían encontrado la excusa de regalarse cosas cada vez que el otro obtenía una buena nota en un trabajo o examen.

-Lo que tú quieras.

-¿Si quiero que ya no le hables a las niñas del colegio?

-Sería triste no volver a hablar con Pansy o Luna, pero lo haría.

-¡DRACO!- Se quejaron las nombradas.

Draco solo se burló y se dejó hacer mismos de Harry. Ya recordaba la razón de haber tomado esta clase, se podía descansar una hora completa y ser consentido por Harry mientras le traía dulces y bebidas y sus familiares aterrorizaban a Trelawney.

-Muerte, solo veo muerte en tu futuro.- Exclamó la profesora con horror y salió corriendo del salón. Los chicos volvieron a pensar en la profecía de la profesora y parte de la diversión se acabó.

-Eres toda una estrella en cada año que regresamos a Hogwart, amigo.- Dijo Blaise dándole una palmadita en el hombro.

Harry solo rodó los ojos. Lo único en lo que pudo pensar fue en su tío Remus y lo que éste dijo para tratar de calmarlo.

"No tengas miedo, Harry" Dijo abrazandolo y transmitiendole mucha paz. "Yo solucionaré esto" Le aseguró Remus.

Y Harry le creía.

___________________________________________

-No puedo solucionar esto, necesito tu ayuda.- Lucius veía como Remus estaba nervioso y su voz sonaba muy desesperado.

-Remus...- Ya sabía la situación. El lobo le había contado todo cuando llegó a la mansión. -Por mucho que odie admitirlo, el hijo de puta tiene razón, si Sirius no puede hacerse cargo, la custodia de Harry pasa a manos del tutor más cercano, en este caso sería de esa tal Petunia.

-No.- Negó Remus con seriedad. Bajo ningún motivo el castaño iba a permitir que su niño viviera o estuviera cerca de ese par de muggles malvados. -Sé que estás bajo mucho estrés.- Decía el castaño recordando la carta en la que Lucius explicaba su situación con Narcissa. -Lamento traerte mis problemas.

-No todo está perdido.- Lucius sacó unos documentos y se los tendió. -Desde que me dijiste tu situación, he trabajado en el caso. Toda ley tiene una laguna, solo debemos buscarla para retrasar este problema y creo que la encontré.- Conforme Remus leía los papeles, su corazón se tranquilizaba.

-¿Esto es cierto?

-Lo es. Puedes impugnar la ley que quiere quitarte a Harry con el código 934 sección M, enmienda P de la constitución mágica. Básicamente le da la razón a Dumbledore, pero el hombre necesita la firma de todos los miembros del Wizengamot que tienen dos o más votos y debe tener la autorización por escrito.- Lucius puso una sonrisa malvada. -Creo que el viejo olvida que yo soy uno de los que forman esa lista y necesita mi firma, así que puedo darte tiempo.

Remus lo abrazó sin poder evitarlo.

-Gracias, gracias, gracias. Me devolviste la esperanza. Muchas gracias.- Lucius le puso sus manos en las caderas del castaño y su cara se puso seria.

-Pero es un tiempo prestado, cariño. No puedo durar más de un año sin dar una respuesta. Así que antes del próximo año, el problema con Sirius debe solucionarse.

-Lo hará.- Dijo con furia Remus. Sus manos estaban enlazadas entre el cuello del rubio. -Gracias por tu ayuda, te lo agradezco mucho. Siempre me ayudas a resolver mis preocupaciones.

-Actúo por puro egoísmo, no te confundas. Draco me ha invadido la oficina con miles de cartas pidiéndome ayuda. Mi pobre lechuza me picó el dedo en la última carta, hace unos dias, es su grito de protesta por los viajes que mi hijo le ordena hacer.- Remus sonrió y la cabeza se recostó en el pecho del contrario.

-Supongo que debo darle diez puntos a Slytherin cuando vuelva.- Dijo en broma.

-¿Te parece una cena y una botella de ese vino que tanto te gusta antes de volver a los gritos y exámenes estudiantiles?

La sonrisa de Remus se hizo más grande y Lucius se emocionó cuando el castaño le tomó la mano.

-Un trago no me hará daño.

Remus se fue al día siguiente.

__________________________________________

Draco tenía fruncido el entrecejo.

Blaise tenía cara de asco.

Pansy veía a todos de manera borde.

Luna solo sonreía y veía a la pelirroja.

Harry no creía su suerte.

Su padrino era el que estaba siendo buscado por asesinato, pero él tampoco la estaba pasando bien.

-Lo siento, no entiendo los balbuceos que dice, ¿puede explicármelo de nuevo?

Arthur Weasley se puso nervioso y su tartamudeo se profundizó. Vio a su esposa, quien tomó el mando.

-Harry, cariño, lo que intenta decirte mi marido es que si no quieres ir con tus tíos, puedes quedarte con nosotros el tiempo que quieras.

-¿Es una broma?- Harry pensó que ya todos estaban perdiendo la cabeza. -Prefiero caminar sobre vidrio antes de ir con ustedes. Vámonos Dragón.- Tomó a Draco y se fueron todos detrás de él.

Ron, Gine y sus padres vieron como Harry se iba y en el último segundo Draco volteó y les sonrió con arrogancia.

-Nunca serás Lady Potter con ese niño rubio rondando a Harry todo el tiempo.

-Debemos apresurar el plan.- Siguió Gine.

-Querida, no crees que es mejor olvidar todo esto y...- Arthur se calló con la mirada de la mujer.

-Dumbledore nos prometió riqueza, poder y un apellido digno. Por años hemos esperado por eso y no lo ha conseguido; es tiempo de tomar el liderazgo por nuestras propias manos.

-Pero, querida...

-Quiero que el mundo mágico deje de vernos como suciedad, Arthur. Quiero que mis hijos puedan ir a la escuela sin saber que sus útiles y túnicas son usadas o prestadas. Solo quiero lo que toda madre quiere, y eso es la grandeza para mis hijos ¿es mucho pedir?

Con un suspiro, Arthur bajó la cabeza, como siempre lo hacia.

-No, querida Molly.

-Estoy dentro mamá.- Dijo Ron.

-Dinos que hacer.- Le siguió Gine.

Molly miró a su hija y sonrió.

-Para empezar, despídete de tu cabello rojizo, querida.

__________________________________________

Severus veía con toda la paciencia que no tenía la escena frente a él. Respiró profundo y contó hasta diez para poder tranquilizarse.

No funcionó.

De hecho, el ladrido del perro empeoró todo.

-¿Qué significa esto?- El pelinegro veía como sus prefectos, los estudiantes que debían dar el ejemplo, tenían cargado a un perro y jugaban con éste. Cuando estaba en su oficina ese día nunca esperó recibir el llamado de uno de sus prefectos pidiendo ayuda.

-Lo podemos explicar.- Empezó uno.

-Casiopea nos obligó.- Dijo el segundo chico, quien lo buscó hace unos minutos atrás.

La nombrada lo golpeó en la cabeza y dejó el perro en el suelo.

-Lo encontramos cerca de las cañerías hace un tiempo, en los jardines del Este, lloraba y obviamente tenía frío y hambre. Solo debe verlo profesor, ya lo bañamos y siempre le damos sus tres comidas, pero igual se ve triste.

El pobre perro hizo un alarido de lamento y se acostó como si estuviera muriendo poco a poco. Severus se inclinó y lo miró con mala cara.

-Vas a pagar por esto.- Le susurró al perro. Volvió a levantarse y miró a los cuatro chicos. -No deberían estar enseñándole al futuro prefecto sus obligaciones.

-Pero el perrito...

Severus los miró hasta que se callaron.

-¿Quieren un castigo? No creo que prefieran pasar su viernes en la noche conmigo en lugar de con sus amigos y parejas.

Esta vez fue el turno de la pelinegra de hablar.

-Justo íbamos a buscar al futuro prefecto.- Tomó a los dos chicos y a la chica y se fueron.

Dejando al perro y a Severus solos.

-Hay una recompensa por tu odioso trasero, ¿lo sabías?

El perro solo bajó la cabeza y ladró suave.

-Tienes a Harry y Remus muy preocupados y si ellos están tristes, Draco y Lucius están tristes y si eso pasa será también un mordisco en mi pierna. ¿Puedes explicarte?

El perro dio vueltas e hizo ademán de que Severus lo siguiera.

-Siempre me causas dolores de cabeza, seas hombre o perro.- Y empezó a seguirlo.

Severus llamó a la única persona que tal vez lo ayudaría en esta mierda.

_________________________________________

-No tengo tiempo para esto.- Dijo Lucius. -Es tu ex, así que es tu responsabilidad.- Dijo cuando llegó a la sala de estar de Slytherin junto a Severus y el perro.

-Eso no funciona así, idiota. Si fuera Remus no estarías tan tranq....

La mirada fría de Lucius detuvo cualquiera de las palabras de Severus.

-Mi querido amigo, si Remus estuviera en las "patas" de Sirius te puedo asegurar que el ministerio no tendría oportunidad contra mí.- Susurró para que nadie los escuchara.

Y sin más, se fue.

Seguramente a buscar a Remus o a Draco.

Severus volvió a ver al hombre en forma de perro y suspiró. Utilizó Legeremancia para poder hablar tranquilos en la mente de Sirius, sin sobrepasar su privacidad. Sólo lo usaría para comunicarse con el perro.

-¿Crees que no vendrán a buscarte? Este es el primer lugar que visitarán, pequeño soquete.

-Intenté hablar con Remus, pero es imposible, está rodeado de dementores. Lo siguen como mosca en la sopa, pobre de mi amigo, en su condición la debe estar pasando muy mal.

-No está peor que tú, te lo aseguro. Eres la cara más buscada de nuestro mundo actualmente. El profeta está codiciando el momento en que te encuentren y puedan escribir sus mentiras y si se enteran que eres un animago, será un banquete para ellos.- Decía Severus, mientras seguían en la sala común de las serpientes.

-Nadie sabe quién soy, soy muy cuidadoso. Es imposible que alguien, a parte de ti, Lucius, Remus y Harry sepan quién soy.- Luego le dio una mirada de disculpa y trató de tantear el terreno con sus proximas palabras mentales. -Bueno, al menos que uno de tus estudiantes me delat...

-Ah, ¿en serio piensas eso?- Dijo el hombre con burla en la cabeza del animal. -Mira a tu alrededor y dime que ves.- Interrumpió Severus

Sirius hizo lo que se le ordenó y no se había dado cuenta antes, pero cuando entraron a la gran sala de descanso, Sirius si había percibido un silencio general, pero pensó que era por la entrada de Severus y Lucius. No creía que los estudiantes hicieron ese silencio por su presencia.

Inclusive los prefectos de antes lo veían con otros ojos.

-Todas mis serpientes saben que algo está pasando, no todos los días la cara de un Black llena las portadas de los periódicos por asesinato y también en ese tiempo yo aparezco con un perro. Mis chicos no son idiotas. Obviamente se dan cuenta de cada pequeño detalle a su alrededor, pero no hablarán.

-¿No se lo dirán a Dumbledore?

Severus miró a cada estudiante del lugar, del más pequeño hasta el del último año. Todos y cada uno de ellos empezaron a mirar a otro lado y retomaron sus actividades, ignorando a su profesor y la visita canina inesperada.

Severus sonrió.

-Los Slytherin no son leales a Dumbledore, ellos son leales a su casa y a mí, así que te aconsejo que no vuelvas a rebajar los valores de mis chicos, porque te recuerdo que los únicos que te ayudaron y te dieron comida todo este tiempo fueron mis prefectos.

-Lo lamento, tienes razón.- Sirius pensó que siempre lo arruinaba cuando hablaba, así que se callaria por un rato.

Cuando se hayaron en la habitación de Severus, este miró a su nueva visita.

-Maldito perro.

Severus tomó del lomo al perro y lo vio con seriedad.

-Todos los aurores del mundo mágico están buscándote. El ministerio quiere tu trasero y la cabeza de cualquier mago o bruja que te esté ayudando, más te vale que empieces a ladrar o hablar y me digas la verdad o yo mismo te sacaré de Hogwart.

Una vez que el perro estuvo en el suelo la figura de un hombre comenzó a revelarse. Dejando a un Sirius con un cansancio que se podía notar en su cara, Severus no tuvo corazón para seguir insultandolo.

Por ahora.

-Dime la verdad.

-Vas a juzgarme.- Sirius tomó asiento en el sillón de la habitación.

-Te prometo que no lo haré.

Sirius lo miró con cara de pocos amigos.

-Siempre lo haces.

-Te critico, no te juzgo.

-¿No es lo mismo?

-Para mí, no. Empieza a hablar.

Pasaron unos segundos y Sirius se inclinó y colocó su frente en sus piernas  y sus manos entre ellas, como si quisiera que alguien lo estuviera abrazando así. Luego de un momento, levantó la vista, pero no vio a Severus.

-Fui yo.

-¿Qué?- Severus no comprendió.

-Yo si fui a Azkaban para ver a Peter.- Su voz casi ni salía.

-Más te vale que te expliques porque tendrás mil defectos, pero no creo que asesino sea uno de ellos. ¿Peter escapó por tu culpa?

-Sí. Pero juro por Harry que eso no era lo que quería.

Sin quererlo, Severus ya se estaba moviendo. Se acercó al sofá y se sentó a su lado.

-Cuéntame.

Sirius permaneció en silencio por otro largo momento, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

-Cuando comenzó el segundo año de los chicos, vi a Hagrid. Es normal, ya que es el responsable de llevarlos al castillo sanos y salvos, pero ese día algo pasó. Su aroma era muy diferente, casi a cloaca de aguas negras, el tonto intentó disipar el hedor con colonia y ramas del bosque, pero nadie puede engañar a mi nariz. Me costó mucho identificar el aroma ya que han pasado años desde que lo olí por última vez, pero solo hay un lugar en el mundo que puede tener el aroma de Peter Pettigrew en el aire. Hagrid se dio cuenta que yo lo noté y desde entonces lo he estado siguiendo desde lejos, hasta que volviera a visitar a la rata.

-¿Por qué creíste que Hagrid estaría viendo a Pettigrew en Azkaban? No tiene sentido.

-Lo tiene si alguien más listo que Hagrid no quiere que se le vincule con la rata traidora y manda a su oveja más fiel a ser el mensajero del diablo.

Severus se paralizó por un segundo. Todos los engranajes de un gran reloj antiguo empezaron a dar vueltas, buscando que cada pieza conectara entre ellas y así poder funcionar adecuadamente.

-No veo ningún beneficio entre Dumbledore y Peter. Nada los une.

Sirius sonrió sin humor.

-Vamos, no eres tan inocente, ¿qué piensas que tienen en común dos personas tan mentirosas y desleales como el viejo y la rata?

Lo primero que se le vino a la mente a Severus era tan absurdo que ni siquiera quería decirlo. Sin embargo, lo dijo en voz alta.

-¿Los Potter?

-Bingo.- Siguió Sirius. -Me metí a Azkaban, siguiendo a Hagrid ¿sabías que el gigante tiene acceso a ese lugar desde hace años? Nadie parpadea sorprendido cuando lo ven. Fue difícil, pero antes de que Hagrig terminara la visita, pude desmayarlo y me encontré cara a cara con Peter.- El castaño paró por un segundo, como si estuviera recordando ese día. -Debías verlo, era una sombra de lo que fue en su mejor época, pero aún así estaba cuerdo, eso me sorprendió. Fue entonces que Hagrid despertó y a puños y maldiciones me dijo la verdad. El maldito viejo le ha dado pociones a la rata para que no pierda el juicio y esté en sus cinco sentidos.

-¿Qué?- Dijo Severis con sorpresa. -¿Por qué haría tal tontería?

-Tristemente no lo sé, no pude sacarles más información que esa, porque los guardias estaban entrando y no tenía el suero de la verdad, así que lo único que hice fue hechizar a Hagrid con el Imperius para que se fuera como normalmente lo hace y luego le lancé un Obliviate.- Sirius puso mala cara, como si estuviera enojado consigo mismo. -Pero pensé que era más listo que ellos y...y...no me di cuenta....yo...

Sirius se volvió a convertir en perro y empezó a temblar en el sofá. Pese al buen juicio del pelinegro, tomó al animal y lo puso en sus piernas. Hablaron otra vez mentalmente.

-¿Déjame adivinar? Como el buen tonto que eres dejaste una puerta abierta o hiciste algo para que Pettigrew escapara, porque ambos sabemos que está vivo, me envió un mensaje por ayuda.- Luego de un momento empezó a darle caricias en su cabeza y habló. -Según los periódicos, Peter está muerto, hayaron su cuerpo.- Sin esperarlo una risa sarcástica salió de sus labios. -Lo lamento por el pobre desgraciado que mataron para hacerlo pasar por el verdadero Pettigrew.- Luego vio al perro. -Todo el mundo está en tu contra por la mala información y las mentiras que se han dicho sobre ti y tu presencia en ese lugar.

-No sabía que Peter estaba lo suficientemente cuerdo para seguirme, convertirse en su forma de rata y escapar con nosotros. Yo estaba más ocupado en escapar de los guardias y que los dementores no sintieran mi presencia. Imagina mi sorpresa cuando volví y pocos días después estalla toda la mierda en mi cara. Soy un idiota.

-Sí, lo eres.- La cara de Sirius cayó aún más. -Pero supongo que podemos arreglarlo. Tomará tiempo y paciencia, así que debes aguardar hasta el mejor momento.

-Haré lo que me digas.- Dijo rápido Sirius.

-Como siempre.- Luego de un segundo volvió a hablar. -¿Algo más que deba saber?

-Los periódicos omitieron algo.- Dijo el otro hombre con vergüenza.

-¿Qué cosa?

-Le arranqué el pulgar de un mordisco cuando lo vi después de tantos años. Pensé en todo el dolor que nos causó y en como su traición ayudó en la muerte de mis amigos, así que no lo pensé y lo mordí.- Dijo un muy orgulloso Sirius.

-¿En serio? ¿El pulgar?

Luego, su cara cambió porque pensó que lo regañarian.

-Eh, bueno yo...

Pero Severus se rió.

-Debiste quitarle la mano completa.- Y siguió acariciando su pelaje.

_________________________________________

En clases con Hagrid vieron con sus propios ojos un hipocrifo.

Afortunadamente, la criatura mordió a Ron, mientras que Harry y Draco montaron la espalada de Buckbeak y dieron una vuelta por todo el castillo, regalando una escena muy tierna, ya que Harry abrazaba a Draco por detrás.

-No lo disfrutes tanto.

-Lo hago.- Dijo Harry sonriéndole y dándole besos en su mejilla izquierda. Draco se acurrucó y ambos tristemente volvieron a la superficie.

Cuando estuvieron en el suelo, Ron quiso golpear al animal por dejarlo en vergüenza, pero el hipogrifo fue más rápido y se levantó sobre sus dos patas traseras y con las dos delanteras empujó al pelirrojo y éste cayó sobre una gran cantidad de estierco de la criatura, trayendo más burlas y risas a su costa.

____________________________________________

Harry estaba abrazando a Draco.

Remus nunca había visto nada de malo en eso. Sin embargo, esta vez era diferente, ya que Draco estaba sentado en una mesa de los estudiantes que estaba pegada a la pared y Harry estaba sobre él en el medio de su cuerpo, generando que las piernas del rubio se abrieran un poco para que el castaño lo abrazara aún más.

Esa escena le dio tantos recuerdos a Remus de sus años como estudiante, que inmediatamente los llamó para que se acercaran al grupo.

El hombre lobo cuando vio que los chicos no lo escuchaban y Harry empezó a besar el cuello de Draco, fue a buscarlos personalmente, pero la serpiente del rubio se acercó y le mostró los dientes. Riyuu, quien estaba también a un lado y ya tenía buen tamaño, se paró para pelear con Remus.

-Solo quiero dar una clase normal, chicos.- Se quejó Remus. Draco lo miró y empezó a alejarse de Harry, pero el chico no quería.

-Harry, basta. Controla tus hormonas.- Aunque el rubio lo regañaba no se separaba.

-Bueno, pero quiero muchos besos cuando lleguemos a nuestra habitación.

Remus no quería ni preguntar, pero estaba seguro que a Lucius le daría un infarto si escuchaba las palabras de Harry, así que se juró nunca decirle nada, ya que posiblemente cruciaria a su sobrino de por vida.

Con mucha paciencia se alejaron y los familiares de Draco dejaron su posición de ataque.

Remus respiró de nuevo y dio su clase.

-El día de hoy hablaremos sobre los Boggarts.- Todos se pusieron frente a un armario. Por orden de Remus, Harry y Draco se pusieron en diferentes esquinas. -El Boggart es una criatura capaz de transformarse en el mayor miedo del receptor. Nadie sabe a ciencia cierta su apariencia, y siempre debemos recordar que el hechizo Riddiculus es la única manera de controlarlos.

Así que uno a uno empezaron a ser las víctimas de esa entidad mágica.

Payasos.

Arañas.

El color Azul.

Snape.

"Pobre Neville" pensó Remus.

Conforme la clase avanzaba se fue mostrando los miedos más íntimos de los estudiantes. Sin embargo, cuando llegó el turno de Draco, la imagen de una señora salió entre el ropero.

Draco se paralizó.

Delante de él se vio a la misma Narcissa Blck con su temple y figura imponente. Harry, en vista de que Draco no podía ser capaz de hacer el contrahechizo porque estaba temblando, lo empujó sutilmente y el Boggart, al saber que su receptor había cambiado, este también empezó a cambiar.

Solo que esta vez, toda la clase quedó confundido.

Ya que, delante de todos, la criatura tomó la forma de un Draco muy demacrado y lleno de sangre que caminaba hacia Harry sin vida en sus ojos.

-¡Aahhh!- Harry empezó a gritar y alejarse, tomando el brazo del verdadero Draco y presionando muy fuerte su piel, dejando una gran marca.

-Shhh.- Draco lo abrazó y lo atrajo hacia él para que no viera la imagen. Remus intervino y encerró a la criatura. -Estoy aquí, no estoy lastimado, tú me proteges mucho. Gracias, mi lindo león.- Susurró lo último.-Te quiero tanto, siempre estaré contigo, Harry.- Seguía consolando y calmando al castaño.

Draco y Remus fueron los únicos que se dieron cuenta de que el mayor miedo de Harry era no salvar a Draco y verlo sufrir.

Remus pensó que serían los dementores, ya que hace un tiempo tenía algunas pesadillas debido a la interacción que tuvo con las criaturas oscuras a principio de año. Harry le contó sobre sus sueños y como Draco siempre estaba ahí para consolarlo. Pero, al parecer su mayor miedo era la misma persona que le regalaba felicidad todos los días.

Y más en estos días, con Sirius siendo buscado por todos los magos para llevarlo ante el ministerio.

-Y con esto concluimos la clase. Mañana quiero un resumen de tres mil palabras sobre la razón por la cual es importante la igualdad entre las criaturas mágicas y los magos, gracias por su tiempo; tengan un buen día.

Remus se acercó y abrazó a los niños.

-Tranquilos, estoy aquí.- El castaño también le daba fuerzas a Draco porque el pequeño aún temblaba por su Boggart. -Podemos ir a las cocinas y sobornar a los elfos para que nos preparen un buen postre de chocolate y fresas.

Draco se asomó poco a poco y con lentitud sonrió.

-Creí que Harry y su idea de sobornar a los elfos lo había aprendido de Sirius.

-Culpable.- Dijo Remus sin culpa alguna.

Y con eso, pasaron el resto de la tarde hablando de los padres de Harry y como fueron los años de la primera generación.

-Sirius se llevará a todos por delante cuando se pruebe su inocencia.- Dijo Harry molesto, comiendo un helado de doble chocolate con fresas.

-Solo quiero verle la cara al ministro de magia cuando le pida perdón a Lord Black por todas las calumnias y difamaciones que ha permitido que los periódicos escriban en sus páginas.- Respondió Draco con su tarta de zanahoria y nueces.

-Eso también.

Remus solo sonrió. Cuando Severus le dijo que Sirius estaba con él, casi se desmaya del alivio. Acordaron que Remus no podía ver a su amigo, porque todos sabían que estaba siendo vigilado por Dumbledore y los dementores tenían órdenes de observar las acciones del lobo, así que solo se relajó y siguió con sus relatos.

Inclusive, Remus habló un poco sobre cómo era Lucius, sin decir palabras demás, ya que no sabía lo que pensaría Draco.

Pero el chico lo interrumpió.

-Cuando se case con mi papá, ¿Harry y él señor Black pueden vivir con nosotros?

Remus no tuvo tiempo de responder, porque Harry lo hizo por él, mientras él escupia su bebida.

-¡SÍ!- Se paró de la silla y saltó varias veces. -Viviremos juntos, jugaremos juntos y....

-No puede ser, mira la hora.- Dijo Remus viéndose la muñeca sin ningún reloj en ella. -Es tarde chicos, dejemos este debate para otra ocasión.

Vio como los chicos se fueron, mientras él se tomaba una pastilla para el corazón.

___________________________________________

La escuela cada vez estaba más protegida.

No solo los dementores vigilaban constantemente; sino que, debido al accidente con la dama del cuadro que abría la sala común de Griffindor quien estaba aterrada porque vio a Sirius Black en el castillo, Dumbledore tomó la decisión de cerrar toda la escuela.

-Esto es abuso de poder.- Dijo Draco. Harry no se dio cuenta cuando se sentó a su lado. Últimamente estaba más deprimido por la situación de su padrino, el rubio lo entendía muy bien.

-Yo tenía unas vacaciones en Milán que me esperaban.- Se quejó Pansy.

-Olvida Milán.- Siguió Blaise. -¿Qué hay de mí? Se supone que tendría una cita y ahora estoy aquí rodeado de puros perdedores.- Miró a Ron y Hermione. -Sí, lo digo por ustedes.

-Eres un pedazo de mierda, espera que...- Pero Ron no terminó su amenaza porque Hermione estaba desesperada buscando entre sus cosas algo que se le había perdido.

-No está, como es posible, juraría que la tenía conmigo. Siempre la tengo conmigo, yo...

La voz del director interrumpió el acto de locura que estaba provocando la mujer.

-¿Alguien puede decirme la diferencia entre un animago y un hombre lobo?- Preguntó Dumbledore entrando a la clase.

-Esa clase no es para hoy, Dumbledore.- Dijo Snape. -Mis estudiantes aún no llegan a ese tema. Le recuerdo que el profesor Remus está indispuesto y me corresponde a mí dar la clase, usted debe tener muchas responsabilidades. Yo lo puedo tomar desde aquí, gracias.

-Pero mi querido muchacho, debemos ampliar el conocimiento a cada alumno de mi escuela, no es ningún problema.- Miró a Hermione. -Instruyanos, señorita Granger.

La chica paró su búsqueda y como si estuviera poseída sonrió y trató de utilizar una voz de autoridad que no logró.

-Los animagos pueden convertirse en animales a voluntad y libertad, a diferencia de un hombre lobo, quien no tiene ese albedrío y en la luna llena es inevitable su transformación.

-Oh, entonces si lees en la biblioteca y no es solo fingir ser inteligente, que sorpresa.- Dijo Draco sin mucha emoción, mirando el techo y contando estrellas que juraba que estaban allí.

Todos se burlaron.

-Yo tomaré la lección desde aquí, Albus.

Y con eso, despidió al director sin mirarlo una segunda vez.

En Navidad, sucedieron dos cosas importantes para Harry y Draco. La primera, era que el rubio habia recibido un mapa de parte de los gemelos Weasley.

El mapa del merodeador.

-Este es nuestro mayor tesoro.- Dijo Fred.

-Los merodeadores fueron los reyes de las bromas, pero este invento superó todo lo que hicieron en la escuela.- Esta vez fue George.

-Si alguien te encuentra con este mapa, nosotros no te conocemos y recuerda devolverlo para el próximo año.

-Ya sabes como activarlo y sellarlo para que no te lo quiten.- Continuó George.

-¿Por qué me lo dan? No creo que seamos tan amigos para que me den algo tan importante como la ubicación de cada persona en el castillo.

-Oh, no es algo altruista de nuestra parte.

-Sí. Te lo damos porque hay personas que nos deberían un gran favor por nuestra obra de caridad contigo y con la mini serpiente.- Refiriéndose a Harry.

-¿Quienes son esas personas?

Los gemelos se miraron entre ellos y sonrieron.

-Así que no sabes nada aún.

-No te preocupes estrellita, será un placer seguir haciendo negocios con tus benefactores.

-De esa manera, ellos no se meten más de lo necesario y tú solo te preocupas en recibir la ayuda.

La segunda cosa que se mostró ante los chicos era el de un panorama muy desfavorable ante ellos. Harry tuvo otro accidente con los dementotes y, aunque se llevó la victoria a su casa, le pidió a Remus que le enseñara un hechizo para detener a las criaturas.

-El Expecto Patronum es un hechizo que sirve como escudo para los dementores. Debes utilizar tu recuerdo más feliz y conjugar su magia para que se forme las barreras de protección.

La primera vez  que Harry lo intentó voló por los aires y salió lastimado.

-Piensa en lo más feliz que hayas sentido en toda tu vida, cariño.- Le sugirió Remus.

-¿Cuál es tu recuerdo para invocarlos, tío?

Remus sonrió sin poder evitarlo.

-Tengo muchos, puedo usar cualquiera de ellos. Cada día a tu lado es un día feliz, pero si tuviera que elegir...- El castaño se sonrojo. -Puede ser el día en que Lucius me pidió ser su novio y formar una vida a su lado.- Luego recordó lo que sucedió después y eliminó su sonrisa. -Ese recuerdo ya no lo uso mucho. Pero también está el día en que Sirius y yo te conocimos. James y Lily estaban escondidos y nos costó días encontrarlos, pero cuando te vi sonreír y vomitar encima de Sirius supe que serías la persona que me alegría mi vida por siempre.

Las lágrimas salieron de Harry y abrazó al mayor.

-Lo extraño mucho.- Decía refiriéndose a Sirius. -¿Por qué no puedo verlo?- Hace unas semanas su tío le contó que Sirius estaba bien, pero no podría hablar con ellos aún.

-Yo tampoco puedo verlo, Harry. Es peligroso que salga de su escondite hasta que no encontremos a Pettigrew.

-Es injusto, ese hombre fue quien traicionó a mis padres y aun así a quien buscan es a mi tío. Es inocente, Remus.

-Lo sé, pero el ministerio no va a creer en nuestra palabra. Creen que Peter está muerto y necesitamos que aparezca para que Sirius demuestre su inocencia. No te angusties, estamos trabajando en ello.

-Espero que sepan lo que hacen. Si fuera por mí ya habría solucionado esto.

Remus se rió.

-Precioso niño, si fuera tu responsabilidad, ya el ministerio estaría destruido con las paredes pintadas con la frase "Sirius inocente".- Luego se hizo el tonto y lo miró. -Oh, espera...eso ya sucedió.

-Te dije que yo no fui la persona que pintó el edificio del ministerio.

-Y yo te dije que no te creía.

-No encontraron pruebas. Incluso Dumbledore me lo preguntó.

-Tus barreras de Oclumancia deben ser muy poderosas.- Remus lo miró con intensión.

-No sé de qué hablas, pero esa persona debe ser muy inteligente.

-Lo es.- Estuvo de acuerdo Remus. -Basta de plactica, vuelve a intentarlo.

Así siguieron toda la noche, por lo que Harry no pudo ver a Draco.

Pero eso no importaba, ya que el rubio estaba en sus propios problemas.

-Aquí tampoco es.- Decía el pequeño Malfoy para sí mismo, mirando el mapa con mucha concentración. -¿Dónde estás?

-Justo delante de ti.

-¡AAAHHH!- Gritó Draco y levantó la cara con miedo.

En medio de la noche, Draco se encontró con un Severus con mala cara.

-Padrino, ¿cómo estás? que gusto verte.

-Son las tres de la mañana.- Severus no respondió al saludo.

-Que gusto verte tan temprano, entonces.

Severus vio el mapa y luego a su ahijado.

-Más vale que no sea lo que estoy pensando.

-Yo, eh...yo...yo solo quería ver si yo, eh si yo podía enco-encontrar a...

-Severus, encontraste a...- Las palabras de Sirius se detuvieron abruptamente.

Esta vez fue el turno de Draco de mirar su oportunidad de escapar de la situación y sonreír.

-Más vale que no sea lo que estoy pensando.- Decía el rubio repitiendo la frase de Severus.

-Sígueme.- Gruñó el profesor. Miró a Sirius. -Vas a pagar por esto.

Y así, sin más, los tres se fueron a la habitación de Severus.

-¿Qué intentabas hacer?

-Pensé que el mapa me ayudaría a encontrar a Pettigrew y así ayudaría a Harry para que no volviera a ponerse triste. Últimamente no sonríe mucho. Pero ahora que Sirius esta aquí, Harry puede...

-Es un secreto, Draco. Harry sabe que está a salvo, pero si se entera que está aquí, intentará verlo y eso le dará el camino libre al ministerio de encontrarlo. Si los dementores no lo han hecho es porque Sirius no ha salido de la habitación...hasta ahora.- Lo miró mal. Sirius silbó quitándose la culpa. -Y porque las pociones que toma le ayudan a eliminar su olor.

-Pociones que saben a mierda si me permites decirlo.

Severus lo mató con la mirada otra vez y le susurró.

-Yo también le hago pociones a tu amigo para la luna llena y él no se queja.

-Remus es un blandengue.- Sirius se cruzó las manos como un niño malcriado. -Yo solo quería ayudar, por eso salí de la habitación, estoy cansado de esconderme. Han pasado meses y ese hijo de puta está libre mientras que yo estoy en las sombras. Espera que ponga mis manos en sus pequeñas bol...

-Mejor termina tu cena, dices muchas tonterías cuando tienes hambre. Cállate y come.

-Está bien.-Sirius se sentó y empezó a comerse su sándwich de pollo y mermelada de mora.

Severus se dirigió a Draco.

-No preguntes.

-No iba a hacerlo.

-Prométeme que no harás una tontería.

-Con el corazón.

Pero tanto el rubio como el pelinegro sabían que eso era una gran mentira.

___________________________________________

-Hermoso, no estoy de ánimos.- Tomados de la mano, Harry seguía al rubio. Aunque no quería salir de la cama, no podía negarle nada a su Dragón.

-Esto te encantará. Considéralo mi regalo de cumpleaños.- Decía el rubio llevandolo a las mazmorras, hacia un cuarto que Harry nunca había visto.

-Mi cumpleaños es el mes que viene.

-No hay mejor momento como el ahora.- Luego de conjurar miles de hechizos para eliminar las barreras de la puerta, lograron entrar. O mejor dicho, Harry solo levantó su mano y eliminó las protecciones.

-Te adoro Dragón, pero esta vez no creo que nada de lo que me muestres me harán cambiar mi humor.

-¿Ni siquiera ver a tu tío favorito?

La voz de Sirius se escuchó en el silencio de la habitación, siendo una gran música para Harry.

-¡Padrino!- Harry llorando se abalanzó sobre Sirius, cayendo ambos al suelo.

-Creí que Remus era su tío favorito.- Dijo Draco sonriendo.

-No empieces.- Le decía Severus. Tenía que reconocer que la escena era muy emotiva.

Sin embargo...

-Te dije que era un secreto y nadie podía saberlo.- Severus miró a Draco.

-Y te dije que no te preocuparas, debes relajarte. Ahora somos seis cerebros que pueden pensar en una solución.

-¿Seis?- Preguntó el pelinegro.

Draco le dio una cara tan inocente que hasta dio miedo.

-Ups, olvidé mencionar que vendrían visitas.

-¿De qué hab...?- Pero la puerta volvió a activarse y las protecciones cayeron. -¿Para qué diablos me esfuerzo en levantar barreras si las van a quitar cuando se les de la maldita gana?

-Yo también me alegro de verte, cariño.- Dijo Lucius con sarcasmo.

-Draco nos llamó.- Siguió Remus, pero cuando vio a Sirius y Harry una sonrisa brotó de sus labios y corrió para abrazarlos. -Idiota, cuando esto termine te golpearé muy fuerte y lavarás el baño por todo un mes.

-Lo siento.- Se disculpó el otro hombre. -Todo menos el baño.

Luego de un rato, todos tomaron asiento. Lucius pidió un té con galletas y Sverus lo mandó al diablo. Todos estaban reunidos debatiendo lo que podían hacer para sacar a Pettigrew de su escondite.

-¿Qué sabemos?- Dijo Lucius.

-Sabemos que está en Hogwart.- Respondió Draco, el mapa lo confirma.

-¿Mapa?- Algunos no sabían de qué hablaba.

-Larga historia, pero para resumir, el hombre está aquí.

-No comprendo como las barreras lo dejaron pasar.

Severus miró a Sirius y le dio un empujón.

-Tu turno de impresionarnos súper estrella.

Y con eso, Sirius contó lo que hizo y como se metió a Azkaban. También podía intuir como consiguió entrar a Hogwart de la mano de algún estudiante. Cuando terminó, todos lo veían.

Remus fue el primero en reaccionar. Tomó un periódico, lo enrollo y lo golpeó en la cabeza.

-Eres un idiota.- Y siguió golpeándolo.

En ese momento el hombre pidió por ayuda, pero los otros que estaban presente no se movieron. No fue hasta que Draco tocó a Harry en su hombro para que éste fuera a parar a sus tíos.

-Ya tengo la solución.- Dijo Severus después de que todos volvieron a sus puestos. -Me tomó tiempo ver cada prueba y error, pero creo saber lo que podemos hacer.

-Oh, gran sabio, ilustranos.- Decía el Malfoy mayor. -¿Cómo salimos de esta mierda?- Lucius intentó ignorar el como Harry tenía agarrado a su hijo de la cintura y casi en su regazo. Pero no lo logró y se sentó en medio de ellos.

-Padre.- Lo reprendió Draco. -El patriarca de los Malfoy no dice groserías.

-Quise decir "problema", hijo.

-La solución está en el problema precisamente.

-¿Qué?- Remus no entendía.

-Sirius se metió a Azkaban ¿cierto? Pues tiene que volver a entrar.

-¿QUÉ?- Dijeron todos.

-¿Ese es tu gran plan?- Se alteró Harry. -¿Por qué no mejor se lo damos en bandeja de plata a los dementores para que lo maten y dejen el cuerpo en un río.

-¡Ay, no!- Se lamentó Sirius. -Mi cuerpo es muy bonito para terminar en un río.

Severus rodó los ojos.

-Este es el plan...

__________________________________________

El grupo de los chicos, días después,  estaba reunido debatiendo sobre que harían para salvar a Buckbeak. Ya que se enteraron que sería ejecutado, pero nadie les dio una explicación concreta.

-Mi padre puede denunciarlos a todos.- Ofreció Draco.

-No hay tiempo para eso.- Dijo Pansy.

-Es verdad, su ejecución puede ser en cualquier segundo.

Mientras todos pensaban en una solución, Ron y Hermione se les acercaron a los chicos en el jardín, cerca de la casa de Hagrid.

-Ahora no estamos de humor.- Dijo rápido Blaise.

-Solo queremos decirles algo.- Dijo Granger.

-Que sea rápido, tu cara me produce dolor de cabeza.- Siguió Pansy haciéndose masajes en el comienzo de sus cabello como para demostrar su punto.

-Deberían agradecerme, ya que vine en son de paz y decirles que si quieren despedirse de su amiguito, deberían hacerlo ahora.- Ron sonrió con aires de maldad.

-¿De qué hablas?- Draco no entendía nada.

-Debido a lo que me hizo el maldito hipogrifo, mi familia envió una queja y denunciaron al animal. Esta tarde será ejecutado.

El grupo quedó en shock. Sobretodo Harry y Luna. Así que Ron era la razón de que la criatura fuera víctima de una ejecución.

-Imposible, necesitarían muchas firmas para que eso sucediera tan rápido.

-A pesar de ser llamados traidores de sangre aún seguimos siendo pura sangre y eso tiene prioridad sobre este mundo.- Se burló Ron. -El que un estudiante haya sido herido por una bestia es motivo suficiente para que el ministro actúe.

Sin esperarlo, Harry lo golpeó y se abalanzó encima de él. Los demás rodearon a Hermione para que no ayudara al otro Griffindor.

-Hay algo que no estás contando, habla bastardo.

-Es todo, lo juro.- Decía Ron con la voz quebrada. Su sonrisa había desaparecido por los golpes ennsu cara. -Para, por favor.

-Golpealo más duro, Harry.- Dijo Pansy y miró a Granger. -Luego, seguiré contigo. Las serpientes como yo comemos leones como aperitivos, ¿lo sabías?

-Dale otro golpe.- Draco no apoyaba la violencia, pero este caso era muy diferente. Y el rubio sabía que Harry se había encariñado mucho con el hipogrifo.

Harry obedeció. El ojo de Ron ya estaba rosa.

Draco se inclinó y susurró al pelirrojo.

-Mi padre me hubiese alertado.- El rubio pensó un momento y su enojo creció. -Si mi padre no me envió una carta, eso significa que no lo sabe, y eso quiere decir que todo este acto se está haciendo sin el consentimiento de la mesa directiva del parlamento.

-Draco tiene razón.- Habló Blaise. -Siempre se realizan votos, pero esta vez no lo hicieron ¿cierto?

-El periódico de mi padre hubiese escrito sobre ello, pero no leí nada al respecto- Dijo Luna. -Nadie sabe lo que quieren hacer hoy.

-Yo...

-Habla pequeña mierda.- Dijo Harry mientras que hechizaba varias piedras. -No se necesita de un imperdonable para lastimarte, así que empieza a hablar o estas piedra caerán directo a tu trasero.

-D....eh...bue...mb...

De repente Draco lo entendió todo.

-En este tipo de accidentes sólo se necesita la autorización del representante de la escuela ¿No es cierto?

Ron asintió con dolor.

-¿Así que fue Dumbledore?- Dijo Blaise.

-Maldito, mira que lastimar a una criatura que no se puede defender con palabras ni una varita como lo es Buckbeak.- Siguió Pansy.

-Debemos ayudarlo.- Luna estaba temblando. -El viento está cambiando muy rápido. Debemos darnos prisa.

Y la chica empezó a correr.

Todos se vieron y corrieron detrás de ella.

Ron empezó a levantarse lentamente con la ayuda de Hermione, excepto que una  de las piedras en el suelo cayó directo en su nariz, provocándole un grito de dolor por la sangre que empezó a brotar.

En el segundo en que llegaron al lugar, Luna soltó un grito de dolor cuando estaban por ejecutar a Buckbeak. Sin embargo, Harry lanzó un hechizo que obligó a todos los que estaban en esa choza a quedarse inmóviles. Con movimientos robóticos, tomaron sus cosas y se fueron, dejando al animal libre y alzando vuelo, gritando de felicidad.

Todos lo vieron con la boca abierta.

-¿Acabas...

-De usar...

-El Imperius....

-Para Ayudar al hipocrifo?

-Fue increíble.- Dijo Draco orgulloso.

Harry les dio una mirada de suplica.

-No se lo vayan a decir a mis tíos, me castigarian de por vida. Bueno, Remus lo haría.

Zabini soltó una risa.

-¿Acabas de hacer un imperdonable sin varita y te preocupas de ser castigado por tus tíos? Tus prioridades están muy distorsionadas, amigo.- Y con eso se selló sus labios e hizo la mímica de botar la llave.

Los demás hicieron lo mismo.

Justo cuando iban a acercarse, Star sale de su habitual escondite, en la túnica de Draco, y empieza a perseguir una rata entre el musgo y los arbusto.

-¿Ese es...?- Empezó Draco asustado.

-Imposible.- Harry corrió detrás de él y fue detenido por un aullido. -¿Padrino?

Lejos, en el bosque, la figura del Grim les hace señas para que lo persigan.

-Vamos.

-Harry...es un hombre lobo, es peli...

Luna siguió a Draco y Harry y vio a los otros dos chicos paralizados.

-¿No lo sabían? El profesor Remus es un hombre lobo.

-¿QUÉ?- Gritó Blaise.

-No te distraigas.- Pansy empezó a correr. -Tendrán que explicarnos muchas cosas en las vacaciones.

-Necesito un respiro de esos dos.- Blaise decía para sí mismo mientras empezaba a correr.

Los chicos entraron al árbol, donde el lobo se ocultó y el pasadizo que estaba dentro los llevó directamente a la casa de los gritos. De repente, las puertas se cierran y la oscuridad solo puede distinguir sombras y reflejos, pero se ve perfectamente la silueta de tres entidades que ya estaban ahí.

Snape.

El lobo.

Y un perro.

-No entiendo, ¿quién es el enemigo?- Pregunta Blaise.

-Esto es tan confuso.- Pansy no sabía a quien apuntar.

-¡Tíos!- Harry corrió hacia ellos y los abrazó.

-Padrino.- Draco se acercó a Severus con prudencia, pero una sonrisa en el rostro.

-Okey, entonces todos somos amigos.- Llegó a la conclusión Zabini.

-Excepto uno.- Sirius se convirtió en humano y con su varita apretó entre las sillas a la rata. Ésta se convirtió en un humano gordo y feo que empezó a chillar de dolor y súplicas. -Tenía que matarte en Azkaban, y así yo no estaría en este problema.

-Sirius, amigo...

-MALDITO.

Remus lo sostuvo.

-Recuerda el plan, Lucius ya debe llegar con la caballería.

En eso, Peter logra abrir una ventana, haciendo que la luna llena refleje su brillo en Remus y el hombre empezó a convertirse otra vez en hombre lobo. Con esta acción, Peter logra escapar y salir de la cueva.

-No vas a volver a lastimar a mi familia.- Sirius toma el traslador que estaba oculto cerca de él y corre hacia Peter.

-NO, SIRIUS. RECUERDA EL PLAN.- Gritó Severus.

-¡Tío!

Y con ese grito, ambos hombres desaparecieron gracias al objeto mágico.

Tanto Sirius como Peter cayeron con un golpe seco.

-¿Dónde estamos?- Preguntó la rata.

-¿No recuerdas tu hogar desde hace trece años?

Peter se levantó de golpe y vio como todo estaba cubierto de agua.

-NO, NO, NO.

Ambos estaban en Azkaban.

-Severus me matará, pero si tengo que quedarme contigo en este asqueroso lugar para que no vuelvas a sentir la brisa de la libertad, que así sea.

Peter empezó a sonreír con locura desquiciada. Su desesperación reflejada en la cara era muy notable.

-Creo que no sabes que tengo algunos amigos afuera.- Y con eso se convirtió en una rata y empezó a meterse en los agujeros. Sirius intentó atraparlo, pero fue muy tarde. El hombre se había atribuido una varita y ambos iniciaron una guerra, logrando así la atención de todos los presente que estaban recluidos en la prisión y los dementores que estaban patrullando cerca de donde ellos estaban.

Justo en medio de la lucha, las criaturas oscuras empiezan a rodear a Sirius.

-Ah, este es un buen regalo de bienvenida, ¿no crees, amigo? Ya mi magia no les gusta, pero siempre están en la búsqueda de una nueva fuente de energía.- Las criaturas empezaron a tomar la magia de Sirius. Sin embargo, justo antes de tomar su alma, un Patronus en forma de basilisco apareció y logró ahuyentar a las bestias. Poco a poco Sirius recobró el sentido y siguió defendiéndose del traidor.

Sirius salió corriendo de la isla hasta llegar a un acantilado.

-No tienes escapatoria.- Peter lo miró. -El señor va a regresar y traerá una nueva era para sus seguidores más fieles. Tristemente en esta visión no está un perro pulgoso como tú.

Sirius miró hacia atrás, estaba justo a un paso del precipicio.

-¿Sabes, Peter? Siempre admiré la forma en la que tus fantasías eran divertidas, pero tristemente en esta visión tuya hay un problema.

-¿Y cual es esa, viejo amigo?

-No contaste con que mi ahijado está más loco que yo.

Y con eso, se lanzó del acantilado.

-NOOO.- Peter corrió hacia los límites de la isla y miró hacia abajo. Pero lo único que encontró fue un suave y profundo mar, con olas que golpeaban las grandes rocas. -¿Qué diablos...?

Justo en sus narices, la niebla se separó y de ella emergió un hipocrifo con un Sirius riéndose en su espalda. Riyuu estaba custodiandolos, lanzando fuego por todas partes y en un segundo se abalanzó hacia Peter, causando que su varita se destruyera y la marca de sus garras quedara en su cara.

-Buena suerte volviendo a escapar de esta pocilga, idiota.- Gritó Sirius a lo lejos. Con su varita, les lanzó bolas de fuego en lugares específicos que activaron las trampas que había colocado desde que la batalla empezó.

-Una vez bromista, siempre serás bromista.- Las explosiones cegaron a Pettigrew y salieron balas de colores que se lanzaron por todas partes, dejando su cuerpo con una sustancia pegadiza que se endurecia rápidamente para que la víctima caminara más lento.

-MALDITO HIJO DE PUTA.- Le gritó Peter, mientras era rodeado por cientos de aurores y el ministro de magia. -ME LAS PAGARÁS SIRIUS BLACK.

-Imposible.- Dijo uno de los aurores viendo el desastre delante de él.

-Mi carrera se arruinó.- El ministro se lamentó. -Llevaré la vergüenza de culpar por asesinado a Lord Black de por vida.

Lo único que los guardias y el ministro escucharon fue la gran risa de una persona y rugidos en el cielo.

-Gracias, amigo, te debo una.- Dijo Sirius al hipocrifo.- Luego un pequeño fuego que casi quema su camisa, el hombre se rió aún más. Le sonrió al dragón mientras se apagaba el fuego de su ropa. -Sí, lo sé, el precio de tu ayuda es una deliciosa bola de carne ¿cierto? Será toda tuya si nos resguardas hasta el castillo.

Con un rugido de felicidad, Riyuu siguió guiándolos.

____________________________________________

Una vez en el castillo, los golpes y recibimientos para Sirius no se hicieron esperar.

-¿En qué estabas pensando, maldito chucho? Mi plan lo mandaste a la mierda.- Decía un muy furioso Severus.

-Solo quería que no se escapara esta vez.

-De hecho, siempre pensé que el plan era enviarlo a los dos a Azkaban.- Comentaba Lucius, mientras tomaba una galleta, cortesía de Remus. -Por eso me enviaste la carta.

-¿Qué carta?

-¿Cómo que cual carta? Recibí una carta secreta donde decía que enviara a los aurores y al ministro a Azkaban, en lugar de enviarlos a la casa de los sustos, donde se había planeado anteriormente. Lo encontré sospechoso, pero dado que solo nosostros sabíamos del plan, pensé que estaban actuando sobre la marcha.

-Nadie envió nada, Lucius.

El rubio se paralizó.

-Mierda.

Sirius sonrió.

-Al parecer, tenemos un aliado anónimo, brindo por él donde quiera que esté.- Alzó su copa de alcohol hacia arriba.

Los otros tres adultos, con la mente en blanco y cansados de lo que fue este año, también alzaron sus copas.

-Por el aliado.- Dijeron todos.

Sirius volvió a hablar y le susurró solo a Harry.

-Por cierto, Harry. Gracias por enviarme al hipocrifo y a Riyuu en mi rescate, sin ellos no lo hubiera conseguido.

-¿Qué?- Harry puso cara de confusión. -Te quiero mucho tío, pero esta vez no hice nada. Buckbeak salió volando y no lo volví a ver y a Riyuu no lo he visto en un buen rato.

Sirius lo miró. Estaba muy cansado como para pensar más de la cuenta.

-Estoy agotado.- Dijo Severus. -Que tal si me invitas otro trago.- Aunque no se acercó a Sirius, la orden fue directa.

Sí. Sirius no iba a arruinar su noche entre amigos y Severus por algo que se podría encargar luego.

-Olvídalo, hijo. No es nada importante.

Y fue a buscarle el trago a Severus.

Harry quiso hacer más preguntas, pero las manos de Draco en su cicatriz le hicieron olvidar hasta su nombre.
_________________________________________

-Cuando dijiste que volvería a Hogwart no fue precisamente la bienvenida que esperaba.- Tom se quejaba por octava vez.

-Deja de sonar como un niño.- Dijo el hombre. -Nadie nos puede ver y el bosque prohibido es la ruta perfecta.

Cuando estuvieron en los pasillos del castillo, se infiltraron rápidamente a la sala común de Griffindor. Con mucha cautela fueron a las habitaciones de las chicas y aguardaron a que la puerta se abriera.

-Aún no sé que estamos haciendo aquí.

-Salvar a mi hijo y mis amigos.- Respondió James desde el cuadro.

-Exactamente.- Dijo el mayor. -Y nuestra misión comienza ahora.- Todos vieron como Granger salía del baño. Rápidamente el hombre le lanzó un Desmaius.

-Eh, no creo estar a favor de esta técnica.- James comentó.

-Silencio.- Cuando la despertaron, el mayor hechizó a la bruja con un Imperius y la chica sin emoción le entregó lo que estaba buscando.

-Por fin.- Sonrió el hombre, tomando en sus manos un reloj de arena.

-Y dicen que yo soy el mago oscuro.- Dijo Tom.

A partir del momento en que obtuvieron el giratiempo de Hermione, las cosas fueron muy rápidas y no descansaron el resto del año.

El trío ayudó desde bambalinas a los chicos en cada pequeña misión que tenían. Comenzaron sobornando a los gemelos cuando ellos fueron a su paseo por Hogsmeade.

-¿Qué obtenemos nosotros?

-El mapa es nuestra reliquia.

-No lo daremos por nada del mundo.

El hombre solo tuvo que mostrarles a James.

-Me siento como una atracción del circo.- Se quejó James.

Tuvo que responderles cada pregunta, cada duda y dar respuestas a todo lo que los gemelos querían saber. Además, El trío se fue debiéndoles un favor a ese par.

-Las cosas se pondrán interesantes a partir de aquí, estimado Gred.- Se burló uno.

-No puedo esperar a verlo, querido Feorge.- Continuó el otro.

Los viajeros del giratiempo también vieron la escena el día en que iban a ejecutar al hipocrifo. James no pudo contenerse y le ordenó a Tom que le lanzara una piedra al pelirrojo que cayó justo en su nariz.

Le enviaron la carta a Lucius cambiando la dirección de los aurores para que estos fueran a Azkaban con el ministro. Continuamente pasó el tiempo, fueron a Azkaban.

-¡SIRIUS!- Gritó James al ver a su amigo casi muerto por el beso del dementor. -Tom, ayúdalo te lo suplico.

El menor vio al hombre y luego al otro frente a él.

-Por favor.- Él nunca suplicaba, pero lo haría para ayudar a James.

-Si cometes algo sospechoso, no seré tan amable nunca más.- Y con esas palabras, el mayor le quitó el collar que impedía que Tom utilizara todo su poder. El más joven sentía como su núcleo mágico se hacía más fuerte. Tomó la varita que le tendió el mayor y con un giro de muñeca conjuro el hechizo.

-EXPERTO PATRONUM.

Y gracias a Tom, Sirius sobrevivió.

El mayor sonrió y miró hacia atrás.

-Ahora es su turno de brillar, chicos.

Buckbeak y Riyuu se fueron rápido ennla ayuda de Sirius.

-Das mucho miedo.- Tom veía al hombre.

-Lo sé.

Y con ello concluyó el viaje de los tres con el giratiempo. Cuando volvieron a la mansión, el hombre se encargó de destruir el artefacto.

-Es una pena, serviría de mucho.- Dijo Tom.

-Aleja esos pensamientos de tu retorcida mente, ya está destruido.

Justo cuando Tom iba a decir algo, el sonido del timbre los paralizó a los tres.

Nunca había sonado en los años que tenía Tom en ese lugar.

-¿Esperas a alguien?- Preguntó Tom.

-No lo hago.- El hombre tomó su varita y fue hacia la puerta.

___________________________________________

El resto del año no tuvo contratiempo, ganaron el juego de Quidditch y la copa de las casa. Ahora iban de regreso para tomar el tren en la plataforma por unas merecidas vacaciones, Draco se inclinó hacia Harry y le tomó la mano.

-Ese es nuestra señal para irnos.- Dijo Pansy.

-Yo me quedaré un rato más.- Blaise seguía viendo a los chicos.

Harry miró a Luna.

-Ven con nosotras, Blaise, tengo unas galletas de doble chocolate traídas desde Perú.

-¿Doble chocolate?

Y las chicas se llevaron a Zabini.

-Este año fue muy agitado.

-De la mierda diría yo.- Harry sonrió. -Aún el ministro le envía cartas de disculpas a mi tío, a pesar de que ya lo destituyeron de su puesto.

-No tuvimos tiempo de hablar sobre nosotros.

-¿Nosotros?- Se animó Harry y tomó a Draco de la cintura. -Eso quiere decir que puedo empezar a cortejarte ya.

-Mi padre te matará.

-Puedo sobrevivir a tu padre.

-Tus tíos te castigaran hasta los treinta.

-Posiblemente solo Remus. Si te gusta que te corteje un hombre que siempre está castigado, tanto en Hogwart (por tu tío), como en su propia casa, soy tu chico. Aunque también podemos empezar poco a poco, tal vez con una cita para juegos o...bueno, también podemos hacer lo que te haga sentir cómodo.- Harry se estaba poniendo nervioso. -Puedo hablar con Star para que ella planee la cita.

-¿Mi serpiente? ¿En serio, Harry?

-Es muy estricta. Si ella lo planea, sería perfecto.

-Dices las cosas más inoportunas Harry Potter.- Susurró Draco. -Quiero una bonita cita en mis vacaciones.

-La tendrás.

Y con eso, Draco le dio un beso a su amigo en la boca.

Harry casi se desmaya. Estaba besando a Draco. A su Draco. A su Dragón.

Era el mejor día de su vida.

Draco se empezó a reír.

Sí, el rubio no podía esperar para ver que le traía estas vacaciones antes de su cuarto año en Hogwart.

-Vaya, nunca pensé verte sonreír tan tranquilamente, es una pena que sea por un Potter.

Draco suspiró. Toda la diversión de su primer beso se había ido. Lentamente se volteó hacia la voz.

No necesitaban presentaciones, después de todo, su madre no era una persona que se caracterizara por sus entradas sutiles.

-Un gusto volver a verte, Lady Black.

___________________________________________

Me estaba muriendoooo, sobreviviendo con agua y media oreo, PERO aquí está el capítulo.

Espero les haya gustado 💙

Gracias por esperar.

¿Qué les pareció? amo sus comentarios.

¿Díganme si creyeron por un segundo en quien se había robado el giratiempo?

¿Que año es su favorito? El mío, hasta ahora, es el segundo año.

Chapter 13: Un verano inolvidable

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Lo primero que pensó Harry al ver a la mujer frente a él, es que se veía perfecta.

De pies a cabeza parecía una muñeca de porcelana. Ni un solo cabello fuera de lugar y una postura tan erguida que Harry inconscientemente se paró mas recto.

Pero luego recordó que esa mujer es la razón por la que su lindo niño tenía pesadillas desde su primer año y la impresión de su presencia se esfumó para convertirse en odio puro y salvaje.

Narcissa veía a Harry con una mirada calculadora que había puesto de rodillas a más de un Lord. Ni siquiera se molestó en ver a Draco. Harry le devolvió la mirada sin preocupación ni miedo.

-¿Se supone que tu eres Lady Black? Lo primero que haga cuando llegue a casa será hablar con mi padrino sobre su árbol genealógico.- Le sonrió con mucha inocencia. -Creo que es momento de cortarlo.

Narcissa sonrió con educación y dulzura.

-Lord Potter creo que eso es descor....

-No te he dado permiso para que te dirijas a mí, recuerda que soy un heredero y el próximo patriarca de tu apellido. Yo pensaría muy bien lo que vas a decir.

La rubia sin darle otra mirada se dirigió a su hijo.

-Hola, Draco ¿Cómo has estado? Es bueno verte, cariño.

Draco no podía hablar.

Intentó contar muchas luciérnagas en su cabeza y controlar su respiración, pero le costaba mucho. Una mano detrás de su espalda lo presionó y el calor se volvió intenso en su cuerpo. El menor miró a Harry por un segundo y con una mirada le agradeció a en silencio.

-Voy a casa, ha sido un largo año y solo quiero descansar este verano.- Trato de expresar con una voz tranquila. -Sé que tu estancia en este lugar no es casualidad, entonces podrías decirme que quieres para que yo pueda escucharlo, ignorarlo y subirme al tren.

Narcissa cambió su cara a una más compasiva.

-Hijo, quiero hablar contigo.- Miró a Harry. -A solas.

Draco se colocó al lado de Harry.

-Habla.

-Dije a solas, Draco.

-Harry no se irá, habla ahora o me voy.- Respondió el rubio.

Con un suspiro, Narcissa se acercó a su hijo.

-Yo no sé por donde empezar, hijo. Quisiera ofrecerte una disculpa, sé que me equivoqué, que cometí errores que nunca podré enmendar.- Su voz era suave y a la vez triste. Su cara reflejaba un poco de melancolía. -Yo...bueno, sé que no me debes nada, pero me gustaría verte más y tal vez, solo si quieres, tratar de entablar una amistad contigo.- Hizo el intento de tocarlo, pero Harry se puso entre ellos y la mujer bajó la mano. -Sólo quiero volver a estar en tu vida. Tengo meses queriendo verte, pero Lucius me negaba cualquier disculpa o suplica que le diera y entonces decidí buscarte yo misma.

Draco en sus trece años de vida nunca se había quedado tan impresionado como lo hacía en este momento.

-¿Qué intentas decir?- Su voz, como un murmullo, salió de sus labios.

Narcissa le dio una sonrisa y las lágrimas salían de su hermosa cara, rápidamente se limpió y se recompuso.

-Quiero pedirte perdón, Draco. Sé que he sido una terrible madre y todo este tiempo lejos de ti me han ayudado a reflexionar que cometí un gran error, yo solo quiero la oportunidad de volver a tener una relación contigo, si no quieres que sea de madre e hijo, está bien. Pero me honrarias mucho que me permitieras ser tu amiga. ¿Qué dices?

Harry quería hablar, en serio quería ser él quien la mandara a la mierda, pero no le iba a quitar esa oportunidad a su Dragón, así que esperó para escuchar como Draco la mandaba a la mierda.

-Yo...yo...- Empezó el menor. Harry sonreía malvadamente, esperando la patada de Draco para irse de ese lugar. -Tal vez podríamos tomar un helado cuando regrese a la mansión y....- Su voz era temblorosa. -Ponernos al día, han pasado tantas cosas.

La cara de Narcissa se alegró y asintió con la cabeza.

-Me encantaría, hijo. No he olvidado tu sabor favorito, Vainilla ¿Cierto?- De lejos se escuchaba la última llamada para entrar en el tren. -Nos vemos pronto.- Miró a Harry y su sonrisa cayó. -Un gusto conocerlo Lord Potter.

-Es Black, no lo olvides y el gusto no fue mío.- Le sonreía con sarcasmo. Narcissa respiró profundo y se fue luego de volver a despedirse de Draco. Harry al ver que la mujer se iba se giró a su amigo, pero cuando lo hizo, éste estaba llorando. -¿Draco?

El rubio se limpió las lágrimas y sacó una pequeña sonrisa.

-Volvió.- Dijo al aire. -Ella volvió.

Harry no tuvo el corazón de decir nada, solo abrazó al rubio y los dirigió a ambos a la cabina con sus amigos.

-Tardaron siglos.- Dijo Blaise.

Pansy fue más observadora.

-¿Qué sucedió?

Pero Luna fue la que dijo lo que Harry estaba pensando.

-Tenemos un problema.

En el momento en que Draco salió del tren de la plataforma 9 3/4 y Lucius lo recibió con una sonrisa, el pequeño rubio lo miró mal.

-¿Por qué no me dijiste que Narcissa quería volver a hablar conmigo?

El corazón de Lucius se cayó.

-Podemos hablar en la mansión, Draco.

El pequeño dio una patada al piso de la rabia.

-Ella quería hablar conmigo y tú se lo prohibiste ¿verdad? No tienes derecho, es mi decisión si quiero o no hablar con ella.- Y con eso se fue antes que el hombre.

Sin despedirse de nadie.

Sin hablar.

Solo se fue.

-¿Qué está pasando?- Dijo un Sirius muy confundido, viendo la escena algo retirado, con Remus y Harry a un lado.

-Se viene un muy largo verano, tío.

___________________________________________

Los días siguientes luego del reencuentro entre madre e hijo fueron muy extraños.

Lucius no quería decir nada.

Cuando su hijo le dijo que se vio con su madre en el expreso de Hogwart y que quería seguir viéndola, el patriarca no dijo nada. Respetó la decisión de su hijo y quiso mirar hacia otro lado.

Pero no pudo.

-Esa mujer va a volver a lastimar a mi hijo.- Dijo Lucius. -Y si veo una sola lágrima en el rostro de Draco, toda mi furia y el odio que le tenía guardado desde hace años caerá en su oxigenada cabeza rubia.

Remus lo miraba con preocupación.

-No la conozco, y lamento si soy impertinente, pero debe traer algo entre manos. No creo que se haya ido sin mirar atrás y luego de tantos años vuelva y quiera revivir su maternidad.

Lucius se rió con burla.

-Draco a penas me dirige la palabra. Sale cada fin de semana con ella y regresa cuando quiere. Creo que le está metiendo mierda en la cabeza.

-Harry lo ha notado, desde hace un rato no hablan. Mi ahijado le envía cartas, pero Draco no contesta o solo le responde muy cortante. En su último pergamino le dijo que este verano quería pasar más tiempo con Narcissa y por eso ha rechazado todas las invitaciones de Harry para verse.

-Esto es serio, no quiere ver inclusive a Harry y esa mujer lo aborda en todas partes.

-Bueno, tal vez la estamos juzgando mal y realmente quiere buscar el perdón con Draco.- Remus se le acercaba y lo tomó en sus brazos para rodearle el cuello. -Yo también busque tu perdón.

Lucius se sentó en su silla de oficina trayendo a Remus en el proceso y colocándolo en su regazo.

-No te compares con ella, por favor. Tiene suerte de que no hablo mierda de las mujeres porque no se merece ni mi consideración.- Luego, con voz quebrada dijo. -No sólo abandonó nuestro matrimonio, que si bien era sólo un contrato, al menos intentaba ser respetuoso para que la convivencia no fuera una mierda, también dejó a Draco. Estaba tan asustado, Remus. Siempre quiero verme fuerte ante mi hijo, pero años atrás estaba que me llevaba la mierda. No sabía nada sobre criar a un hijo solo y menos sobre cuidar a alguien con su condición. No quería defraudarlo o hacer algo mal. No quería ser un mal padre y a pesar de los años aún lo sigo intentando y pienso, no lo sé, que a veces no lo consigo y le hago mal a mi hijo y yo solo quiero...

Un dulce beso en los labios calló las palabras de Lucius.

-Eres el mejor padre que conozco. Te educaste con doctores especializados en el TEA de Draco, cada día te esforzabas para que Draco tuviera lo mejor, lo pusiste a él por encima de todos los que te rodeaban y te alejabas si veías que Draco estaba siendo objeto de burlas.- Recitó todo con mucho cariño. Ese día que se quedó a tomar una copa en la mansión y se fue al día siguiente, solo tuvo burlas de Sirius y comentarios de doble sentido que querían saber si había pasado algo más.

Triste o afortunadamente nada pasó. Sin embargo, hablaron por horas y horas y eso lejos de desanimar a Remus lo hizo feliz, porque hacía años que no se ponían al corriente, hacía años que no hablaban con esa naturaleza en sus palabras y extrañaba su cercanía.

Aunque Remus recordaba esa noche con tanto cariño, no era un tonto. Empezaría a ganar de nuevo el corazón de su rubio poco a poco y lo mejor que pensó para callar las inseguridades de su amor, fue un beso.

Un beso que Lucius devolvió con mucha intensidad.

El castaño se colocó mejor en el regazo de Lucius y ambos comenzaron a besarse con mucha desesperación. El cuerpo de Remus empezó a moverse en círculos buscando fricción entre su miembro y el del rubio. Lucius no estaba mucho mejor, con las manos en el trasero de Remus empezó a masajear cada mejilla y lo acercaba todo lo posible a su cuerpo.

-Extrañé tanto tu trasero.

-Eres un romántico.- Dijo Remus con burla.

-Y esto te parecerá aún más romántico.

Con una fuerza que siempre había excitado al lobo, Lucius lo tomó de los muslos y lo levantó. Con una mano lo sostuvo mientras que con la otra quitaba los papeles de su escritorio. Colocó al castaño entre la fría superficie de madera y se puso entre sus piernas.

Remus lo rodeó con ellas y lo acercó.

Los besos nunca pararon.

-Espera, Lucius. Podría vernos alguien o Draco podría volver. No podemos hacerlo aquí.

-No lo haremos aquí, amor. Nuestra primera vez, luego de años, no será en mi despacho.- El rubio le puso una sonrisa de gato feliz. -Pero no puedo irme sin probarte antes.

-¿Qué quieres de....?- Pero las palabras de Remus perdieron fuerza, cuando sintió como las manos de Lucius desabotonaban sus pantalones. -Oh, diablos, sí.

Lucius se arrodilló y por ser más alto y grande que Remus, quedó a la altura perfecta de su miembro.

-Quieres esto.- No fue una pregunta. -Mira lo duro que estás y ni siquiera te he tocado.

-Lo he soñado por tantos años que me es imposible no excitarme cuando estás de rodillas ante mí, cariño. Lo siento si eso te desanima.- Terminó algo despacio el lobo.

-¿Crees que estoy desanimado? Solucionemos ese error.- Y con eso, quitó la ropa interior y se dispuso a meterse todo el miembro de Remus en su boca.

El castaño gritó.

El cosquilleo y las sensaciones no se hicieron esperar en el cuerpo de Remus. Le invadieron millones de recuerdos en esta posición entre ambos cuando eran pareja en Hogwart. Las lamidas de Lucius subían y bajaban y cada vez la succión era más intensa.

Con movimientos certeros, la boca de Lucius se comía su miembro y miles de fuegos artífices explotaban en el interior de Remus.

-Más d-espacio.- Intentó decir Remus. -No-no quiero acabar tan rápido. Han pasado años desde que...-Sé calló. No quería decir que Lucius era su primera y única relación, porque no quería parecer novato, pero eso lejos de desanimar al rubio hizo que el sexo fuera más rápido y salvaje de su parte. -¡AAHHH!- Gritó cuando sintió la lengua en la punta de su miembro. -Sí, sí por favor, sigue así, lo amo. Es tan- tan...¡aahh! Que rico.- No pudo soportarlo más y agarró al hombre con sus manos y las colocó en su larga cabellera rubia. Con fuerza lo acercó aún más a su pene. -Más, más, quiero más, Luc.- Gimió cada palabra como una oración. -Más rápido, yo-yo voy a....Lucius, para, yo...-Un gemido fue lo último que salió de su boca porque el deseo se hizo cargo de ambos hombres.

Al cabo de unos minutos más, Remus sin poder evitarlo, se vino dentro de la boca de Lucius.

Los temblores fueron algo tan exquisito, que Remus no tuvo la fuerza ni para sentirse avergonzado. El rubio se levantó y lo abrazó. Cuando tenían relaciones o algo relacionado al sexo, Lucius lo abrazaba porque el castaño se ponía muy vulnerable y sensible con todo y este momento no fue la excepción. Lupin agradecía infinitamente que su amor aún lo recordara.

Luego de unos segundos, se separaron y Lucius le sonrió para luego abrir la boca.  En ella aún quedaba el semen del otro hombre.

Remus se puso rojo.

-Como dije, todo un romántico.- Ya sabía lo que quería el hombre mayor. Y sin reparo se lo dio. Acercó sus caras y se besaron. No fue un beso como el del principio, este fue muy obsceno y casi pornografico. La saliva y el semen se mezclaban mientras que ambos susurraban y gemian palabras de placer.

-Señor.- Una voz de un elfo se escuchó detrás de la puerta. -El nuevo ministro está aquí para su cita de las diez.

Ambos hombres se vieron y empezaron a reírse a carcajadas. Remus vio la ventana detrás de ellos y sonrió con burla, recordando como eran sus encuentros en la mansión Malfoy años atrás y como debía escapar el castaño cuando estaban a punto de descubrirlos.

-¿En serio? ¿Otra vez por la ventana? Ya estoy muy viejo para eso.

Lucius solo lo volvió a besar y se retiró para abrir la puerta, sin importarle su apariencia. Remus casi le da un infarto.

Con prisa, se colocó los pantalones y corrió hacia el gran ventanal.

-Te odio.- Y se lanzó a los aires para treparse por la enredadera de la pared y huir, dejando las preocupaciones de Lucius apagadas por todo el día.

__________________________________________

Draco y Narcissa pasaban mucho tiempo juntos.

Salían a comer y la rubia siempre le compraba algo. En esta ocasión ya era el turno de comprarle túnicas nuevas. Ambos estaban en silencio viendo a Draco desfilar su nuevo regalo, hasta que la rubia vio el momento justo para hablar.

-¿Cómo van tus clases en Hogwart?

-Soy el número uno en todas mis clases.

-¿En serio? Eso es increíble.

-No es gran cosa, mis amigos y yo tenemos los primeros cinco puestos en las clases y con eso fastidiamos a varias personas.- Decía el rubio recordando con asco a Grenger y el llanto tan patético que hizo cuando se dio cuenta que no consiguió la medalla del primer lugar. A Draco no le importaba una medalla, pero si le hacía gracia la actitud de la chica cuando éste la ganaba cada año.

-Dime, cariño, ¿tienes muchos amigos? Siempre hablas de los mismos cuatro chicos.

-Tengo unos cuantos.- Dijo Draco con suspicacia.

-¿Y ellos como se comportan?

-No me gusta que me hablen en código. ¿Qué quieres decirme sobre ellos?

-Cariño, no sé si soy la más indicada para decirte esto, pero dudo que la señorita Lovergood sea alguien digna de confianza.

-¿Qué quieres decir?- Dijo Draco probándose una túnica nueva que le estaba comprando. -Luna es muy linda.

-Lo sé, cuando me los presentaste hace unos días todos fueron encantadores.- La mujer suspiro con pesar. -Pero hijo, su padre es una persona muy inestable, los niños no lo saben, pero existen rumores en todos lados que ese hombre fue el que provocó la muerte de su esposa.

-¿En serio? Luna dice que fue un accidente desafortunado y su papá cayó en un estado triste por años. Hace poco le vio un avance y dice que está mejorando.

Narcissa le dio su jugo de naranja a su hijo y siguió el relato.

-Sus padres siempre fueron raros y algo aterradores. Te lo digo por tu bien, no creo que Luna Lovegood sea alguien diferente a su progenitor. Deberías pensar en la posibilidad de que pueda ir en tu contra si le da un ataque.

-Lo pensaré.- Dijo Draco después de un rato sin decir nada debido a las palabras de su madre

Aún así, Narcissa siguió adelante.

-Y ya que estamos hablando de eso, cariño; esa amistad con el chico de la Zabini...

-¿Qué hay con Blaise? A todos nos hace reír, es alguien muy importante en nuestro grupo.

-Tengo miedo por ti, hijo. ¿Sabes cómo le llaman a su madre? La viuda eterna. Dicen que cada marido que tiene ha muerto en circunstancias muy raras.- Puso cara de tristeza. -Me da miedo tu seguridad.

-¿Eso quiere decir que la familia de Pansy también es peligrosa?

-Es un secreto a voces que solo están juntos porque ambos son muy codiciosos. Se casaron por presión de sus padres y ahora, como se gastaron su dinero es una posibilidad que la heredera Parkinson esté intentando ser tu amiga para tener beneficios que ayuden a sus padres.

-Yo no soy el patriarca de los Malfoy, no veo como su relación conmigo sea de ayuda.

-Pero lo serás algún día y los pura sangre somos reconocidos por nuestra paciencia. Y ya que hablamos de eso...

-Deja a Harry fuera de esto.- La calló.

-Es peligroso, cariño.- Seguía la mujer.

[N/A: Y la perra seguía y seguía]

-Harry nunca me haría daño.

-Tal vez no a propósito, pero puede un día volverse loco y lastimarte. Debo recordarte el motivo por el cual tiene esa fea cicatriz.

-Yo amo su cicatriz, no lo metas en tus conjeturas apresuradas.

-Solo te digo que tengo miedo de que un día él también quiera ser un Lord oscuro.- Draco no dijo nada. -Recuerda que el que no debe ser nombrado quiso matarlo y ese trauma deja secuelas, hijo.

Draco siguió callado.

-Estoy a tu lado ahora y yo nunca te dejaré otra vez.

La boca de Draco tembló. Una lágrima se le escapó.

-¿Lo prometes?- Salió en un susurro.

-Lo prometo. Tu madre siempre estará para ti.- Y Narcissa vio como Draco le sonrió.

Sí, eso era justo lo que quería.

__________________________________________

Narcissa estaba feliz de todo lo que había conseguido estos dos meses.

No sabía la razón del viejo de querer que Harry y su hijo estuvieran separados, pero podía decir con firmeza que lo había conseguido. Desde esa conversación en la tienda de túnicas, Draco empezó a alejarse de sus amigos.

No respondía sus cartas.

No recibió regalos ni los envió.

No quería recibir visitas de ellos.

Y sobre todo cortó toda comunicación con Harry Potter.

Albus debía ponerla en un pedestal después de su gran logro. Cuando esos dos volvieran en este nuevo año, no serían amigos nunca más. Narcissa no hablaba con Dumbledore, pero necesitaba hacerlo esa noche, ya que Draco se estaba preparando para el regreso a Hogwart.

Aunque cuando recibió la carta para verse en el bosque prohibido, en lugar de su oficina, Narcissa se negó. Sin embargo, Albus le dijo que estaba empezando a sospechar que Severus sabía algo y le estaba metiendo mierda en la cabeza a Lucius y a Draco sobre ella. Así que no tuvo más opción que ir a ese lugar.

Narcissa dio un paso en el bosque y sintió que su magia se estaba inquietando. No volvió a caminar. Luego le diría a Albus que se vieran cuando el idiota la contactara en un lugar menos peligroso y aterrador. Justo cuando se iba a dar la vuelta para irse, una barrera se lo impidió.

Sacó rápido su varita y empezó a hechizar las barreras que la tenían adentro del bosque en contra de su voluntad. El tiempo pasó y no ocurría nada. Narcissa estaba enojada, juraba por Salazar que si era Dumbledore quien no la dejaba ir, lo iba a matar. Con impaciencia no tuvo más opción que seguir caminando dentro del bosque.

Al cabo de un buen tiempo caminando y de matar a bichos y criaturas que se le acercaban para lastimarla, se encontró con la figura de Albus.

-Esto te costará muy caro.

-Lo siento querida, pero en este momento no confío ni en mi sombra, no sabía si vendrías y en el último segundo te podrías arrepentir.

-Eso hice, no me gusta este lugar.

-Sé que quisiste huir, las barreras no se hubieran activado de no ser así.- Una sonrisa salió de la cara del hombre. -Ahora dime, lograste tu cometido.

La mujer le devolvió la sonrisa.

-No pongas en duda lo que puede hacer una mujer si le pones dinero y poder ante ella. Claro que lo hice. Harry y el idiota de mi hijo ya no son amigos.

Albus aplaudió con mucho entusiasmo.

-Que explendido. En serio eres alguien muy inteligente, querida. Debo suponer que no volverás a ver a Draco.

Se burló.

-Draco solo es una transacción comercial.- Le respondió la rubia con naturalidad. -Por ahora es obligatorio su compromiso y lealtad hacia mí, pero será desechable cuando ya no lo necesite en mis planes.

-Entonces supongo que no te generó ese instinto de madre el tiempo que estuviste con él.

-¿Con ese pequeño idiota? Por favor, me enferma que quiera estar pegado a mí todo el tiempo. Lo único que debo hacer es terminar la poción que le estoy dando e irme de su lado para siempre.- Lo miró con resentimiento. -No me gusta que me hayas traído aquí solo para esto, no soy admiradora de tus sorpresas, así que cuando esto termine quiero lo que se me prometió, ser otra vez la señora Malfoy, que Draco no vuelva a molestarnos y luego deshacerme de Lucius para ser la única dueña y señora. Claro, y lo mas importante, no volver a ver tu horrible cara de nuevo.

Albus me sonrió.

-Pero hay un pequeño problema, querida. Soy un viejo tonto y olvidadizo.

La rubia lo miró.

-¿Qué?

-Sí, soy un asco de persona y a veces soy muy despistado.- Albus empezó a cambiar y encogerse. -Eso incluye dejar cabello de mi barba en mi oficina.- Su cara comenzó a rejuvenecer y mostrar una cicatriz. -Oficina de la cual, con una vieja y polvorienta capa se puede entrar y buscar lo que quiera.

-La carta...

-Es tan fácil falsificar una letra. Te creía más inteligente que eso, querida.- Decía el chico con burla, imitando la voz de Dumbledore que tenía hace unos segundos atrás.

La cara de Narcissa era de un poema puro. Ante ella estaba Harry Potter sonriendo como si hubiese atrapado a un canario. Bueno, ella no era alguien que se dejaba atrapar tan fácilmente.

-CRUCIUS.- Gritó la mujer. Harry conjuro un escudo y el hechizo salió volando por otra parte.

-¿En serio?- Preguntó un sonriente Harry. -¿Sabe quien soy, Lady Black?- Dijo Harry con paciencia. -Un Crucius no es competencia contra mí. He tenido a los mejores profesores en defensa.- Pensaba en Sirius, Remus y hasta en Lucius y Severus, que luego de la llegada de Narcissa empezaron a entrenarlo.

"No sabemos lo que quiere esa arpía" Dijo Severus, un día en el lugar secreto que tenían para entrenar.

"No tienes que hacer nada, Harry, pero mi hijo puede salir lastimado física y emocionalmente y queremos que estés a la espera de cualquier sorpresa" siguió Lucius.

Ambos lanzándome hechizos sin dejarme respirar. Pero Harry lo agradecía, lo agradecía porque sus lecciones debía ponerlas en práctica esta noche.

-Eres el chico que ha fastidiado mis planes desde hace mucho tiempo.- Decía la rubia enviándole más hechizos y maldiciones. -Comprenderás que ya que escuchaste todo por tu broma con el multijugos, no puedo dejarte ir.

-Creo que olvidas algo.- Harry sonrió. Las raíces de los árboles del bosque prohibido empezaron a crecer lentamente mientras ambos estaban ahí peleando con hechizos. -Yo soy alguien poderoso, aunque no lo parezca.

-¿Qué diablos...?- Antes que Narcissa dijera otra cosa, las ramas y raíces viajaron rápidamente hacia su cuerpo y la rodearon por completo. -¿Qué crees que...que estás-s hacie...- Las palabras se cortaron por la falta de respiración tan abrupta que empezó a experimentar.

-Quisiste que mi Dragón y yo no estuviéramos juntos y eso tiene un precio.- Harry conjuro runas mágicas alrededor de ellos. Pero no eran runas normales, pensó Narcissa con horror.

Eran runas familiares.

-No puedo permitir que alguien que quiera lastimar a mi hermoso niño tenga mi apellido ¿Cierto?

-No...- Trató de salir del agarre de las ramas, pero era imposible. Tomar su varita también lo era, ya que las raíces no la dejaban moverse y luchar. -No te atrevas hijo de puta.

-Que bueno que ya sabes que significa esto.- La magia de ambos empezó a responder ante las runas y sus núcleos mágicos salieron. -Yo, Harry James Potter Black, heredero de sangre de la familia Potter, heredero por adopción de sangre de la familia Black y el futuro patriarca de ambos linajes.- Su voz se escuchaba como un canto, peligroso y adormecido. -Invoco la magia de la antigua y poderosa casa Black. Escucha mi llamado.- Harry apuntó a Narcissa. -En este momento tomo mi poder como representante del linaje Black, ya que Sirius Orion Black me transmitió toda responsabilidad y autoridad del nombre y destierro para siempre a Narcissa Black (antes casada con Lucius Malfoy), de la familia Black. A partir de este día nadie podrá dirigirse hacia ti por mi apellido, nunca podrás usar la influencia o la magia ancestral de mi sangre y nunca más te relacionarán con alguien de la familia Black.- Con un último giro de varita, la magia se activó, iniciando el destierro. Harry la miró con odio. -Esto es lo que pasa cuando te metes con lo que es mío.

Y con el destierro de apellido, el núcleo mágico de Narcissa empezó a moverse y cambiar hasta que el núcleo de Harry lo atrapó completamente y se esfumó en el aire. La mujer gritó por el dolor. Sentía como su magia familiar le era arrancada con fuerza y, a pesar de estar en el suelo, se desmayó.

Pasaron un par de minutos hasta que la mujer cobró el sentido. Ahora las raices la tenían sujeta contra un gran árbol. Su espalda en contacto con el tronco le dolía y podía sentir como los bichos del árbol le caminaban en el cuerpo.

-Hasta que por fin despiertas, fueron los dos minutos más largos de mi vida. Lamento no tener una cama más confortable.

Narcissa lo miró poco a poco.

-Cuando Draco se entere de lo que me estás haciendo te va a odiar de por vida.- Dijo con odio. -Yo me encargaré de que te aborrezca.- Su voz salía con dolor. Su cuerpo no reaccionaba como ella quería y sentía como su cabeza daba vueltas y quería vomitar.

Harry se rió.

-Draco nunca podría odiarme por esto.

-¿Cómo estás tan seguro?- La pregunta fue con una voz fría a pesar del dolor.

-Porque fui yo quien le ordenó a Harry que te atrapara.- Una voz se escuchó entre los susurros del viento. Las pisadas de una persona salieron detrás de un árbol y entre las sombras, la figura de un Draco serio, salió.

-Hijo...- Empezó a decir Narcissa sin creerlo.

-¿Hijo?- Dijo Draco con sorpresa. -Que raro, hace un minuto pensé que era una transacción comercial desechable.- Expresó el menor, devolviéndole las palabras a la mujer, quien se había referido de ese modo despectivo sobre su hijo.

Mientras que las raíces se iban alejando, la varita de la rubia fue extraída por Draco en un descuido de su parte.

-Siempre debes estar alerta en una batalla.- Decía Draco con las dos varitas en la mano.

-Esto no es una batalla, hijo.- Trató de sonar despreocupada. -¿Qué sucede? Entregame mi varita por favor. Lo que quieras decirme podrías hacerlo sin la necesidad de todo este circo. Salí lastimada por él.- Señaló a Harry. -Te dije que era malo, Draco.

-Espera un poco, la fiesta aún no empieza.- Miró a Harry y lo abrazó. -Fue una increíble actuación, estoy tan impresionado.

Harry lo tomó de la cintura y lo pegó muy fuerte a su cuerpo.

-¿Te gustó? Fue horrible parecerme al hijo de puta.

-Sí, lo hiciste perfectamente.- Su cara estaba en el cuello del mayor. -Te mereces tantos besos y halagos por sacrificarte así.

Harry se le escapó un gemido y las manos empezaron a descender poco a poco de la cintura hasta el comienzo de su trasero.

Un silbido los interrumpió.

Harry se rió.

-Lo siento Star, pero no puedes culparme, tu niño es una cosa tan perfecta.

Otro silbido.

-Tienes razón, tenemos invitados.

-Pero...pero hijo, tú ya no hablabas con Harry.- Narcissa no podía creer lo que estaba viendo. -Dejaste de verlo y...

-Oh, que pequeña ilusa.- La interrumpió Harry. -¿Crees que yo permitiría que me alejaras de Draco? Eso no lo ha logrado nadie y menos tú.

-Nosotros nos veíamos sin que las personas que contrataste para seguirme se dieran cuenta. También intercetaste mis lechuzas para no recibir o entregar cartas.- Draco decia molesto. -Tal vez no podía ver a mis amigos físicamente, pero todos nosotros nos comunicabamos.

-La-la chimenea, yo vi cuando bloqueaste su uso y las protecciones de la mansión. Hijo te están manipulando.

-Bloqueé todo, es verdad. Pero aún conservaba el lindo regalo de Pansy.- Y con pausa le mostró un pequeño espejo a la mujer. -Nunca dejé de hablar con mis amigos y siempre hablaba con Harry, Narcissa.

-Pero, yo...pero..

-¿Recuerdas lo que me dijiste hace unas semanas? Que los pura sangre somos reconocidos por nuestra paciencia, bueno, eso es verdad, Narcissa; y tal vez no lo sabes, pero yo soy una persona muy paciente.- Caminaba lentamente de un lado a otro. -Así que solo tuve que ser paciente y esperar a que cometieras un error, como enviar una carta disfrazada y creer que mi familia no te vigilaba. Lucius y Severus querían arreglar cuentas contigo, pero les dije que esto debía solucionarlo yo.

-Cariño, por favor, no sé de qué hablas, tengo frío y estoy muy asustada de tu amigo.- Miró a Harry.

-Creí que Harry era el único que tenía un disfraz minutos atrás. Veo que tú sigues con el tuyo, no te preocupes, puedes quitarte las caretas, ya la falsa terminó.

-Hijo, no sé que estás...

-¿Creíste que no me daría cuenta de toda las manipulaciones que intentaste hacer desde que nos vimos en el tren? Sé que le pagaste a unos tipos para que me siguieran. Pensaste que era tan tonto por mi condición que no podía pensar con claridad y que me volvería ciego por tu regreso. También estoy al tanto de tu inútil intento de alejarme de mis amigos hablando cosas terribles sobre sus familias.

-Pero es verdad, cariño. Son niños con un ejemplo a seguir terrible, yo...- Un ruido de otras pisadas calló a Narcissa.

Entre las sombras, las figuras de tres personas pequeñas se reflejaban.

La primera era una rubia muy molesta.

-Mi padre no mató a mi mamá. Su amor es el más puro y sincero que he visto.- Luego miró a Draco y Harry y quiso sonreír. -Bueno, hasta ahora.

-Mi madre no es una asesina y pienso que su apodo es cool.- Blaise la miró con mala cara. -No me gusta que hablen así de ella.

-Y mis padres no están casados por manipulaciones externas y no es verdad que solo me utilizan para acercarme a Draco. Amo que todos seamos amigos.

-Los hijos no tienes la culpa de las acciones o errores de sus padres.- Dijo Draco. -Mis amigos no tienen la obligación de parecerse a ellos. Mírame a mí, tengo a la peor madre del mundo y no soy alguien malo. Cada persona puede romper el molde y eso es lo que voy a hacer contigo.- Su voz sonaba sin emoción.

-Draco, por favor, me estás asustando, mejor volvamos a casa y así te explico mejor. Todo es un gran malentendido, amor.

-Intentaste hablar mal de mis amigos y ponerme encontra de todos. Me metiste palabras maliciosas y quisiste condicionarme para tenerle miedo a Harry.- Cada palabra era acero puro. -Dijiste que siempre estarías ahí para mí, pero creo que llegaste muchos años tarde, porque desde que nací no he recibido otra cosa que tu desprecio. El día que te fuiste me dolió porque pensé que Lucius te seguiría, pero no fue así. Lucius sí ha estado presente siempre, él fue quien me llevó al doctor, me ayudó a controlar mis ataques de pánico cuando era pequeño y el que siempre me apoya. Tú quisiste regresar y poner mi vida de cabeza, pero no te lo voy a permitir.

Draco sacó una pequeña bolsa roja y con su mano buscó en el interior. Un pequeño polvo gris se hayaba en su palma.

-¿Reconoces esto?

Narcissa se quedó de piedra.

-Es lo que colocabas en los jugos asquerosos que siempre me dabas ¿verdad? Me conoces tan poco que no sabes que odio el jugo de naranja y el sabor de vainilla me parece muy dulce, pero creías que era mi favorito.- Caminó más cerca y empezó a espacir el polvo a un extremo de su cuerpo. -¿Sabes como sé que me estabas envenenando?- Se rió. -Resulta que las personas que criticabas fueron las mismas quienes me ayudaron.

Ante la mirada confusa de la mujer, los niños hablaron.

-Mi padre se dio cuenta que Draco estaba negro por dentro.- Luna dijo.

-Imagina mi cara cuando el hombre me dijo "Tú luz ahora es oscura, debes buscar más luz y comerte esa maldad" y luego siguió bailando. Obviamente necesité más análisis que eso, así que fui donde un doctor.

-Fue con el hermano de mi padre.- Siguió Pansy. -Él le dijo al señor Malfoy y a Draco que estaba siendo envenenado por vía oral y que ese tipo de magia solo es conocida en los países occidentales y que con mucho dolor no podía saber cuál era.

-Y es, en ese momento, que mi madre hace su entrada triunfante.- Terminó Blaise. -Ella es increíble y ha viajado por todo el mundo y perfeccionado su magia. Todos creen que solo es una cara bonita, pero conoce de venenos y maleficios incluso más que McGonagall. Mi madre identificó, luego de horas sin dormir, la mierda que le dabas a nuestro amigo.

-No me impresiona que quisieras envenenarme, me impresiona lo que hace ese veneno.

-Hijo, no es lo que crees, si me dejaras expli...

-Imagina mi sorpresa cuando supe que ese jugo de naranja contenía un maleficio que es igual al Imperiur.

-Draco...

-Pero obviamente es menos poderoso, es por esa razón que siempre me dabas el jugo ¿no? Porque se debía ingerir constantemente para que sirviera.

-Yo...- Narcissa buscó la cara de Draco. -Puedo explicarlo, en serio. Si me das una oportunidad yo puedo...

-¿Oportunidad? Nunca la tuviste. No te la di ese día en el tren y menos te la daré ahora. Si Severus no me hubiese dado el antídoto, te aseguro que ya estarías en Azkaban, mi padre está furioso. Nunca lo había visto tan molesto. Pero ¿Sabes? No quiero saber la razón de tus acciones. Siempre fuiste codiciosa y muy mala, eso lo sé. Lo que quiero saber es quien te dio esa pócima.

Narcissa se quedó callada

-Es una poción extremadamente cara.- Empezó a decir Blaise. -Mi madre lo dijo.

-También es imperceptible para los médicos.- Continuó Pansy. -Mi tío duró dos semanas haciendo diagnósticos y pruebas a escondidas para que no te dieras cuenta.

-Hace mucho daño a la persona y más cuando no se detecta a tiempo.- Luna la miró sin expresión alguna. -Mi padre estaba feliz de verla ese día y ayudar a Draco. ¿Qué madre le hace eso a su hijo?

-Una terrible madre.- Contestó el rubio. -No quiero sacarte la información a la fuerza.- Riyuu, quien vigilaba todo desde los cielos, empezó a descender. Con un tamaño que le llegaba más arriba de la cintura a Draco, se posicionó a su lado. -No quiero que mi familiar te saque la información con mordiscos y quemadas, soy muy sensible.- Terminó diciendo inocentemente.

Narcissa no pudo soportar más la falsa y dejó de fingir.

-Siempre supe que eras muy débil.- Narcissa ya estaba cansada de esos jueguitos. -Sí, fui yo quien quiso que murieras, y si crees que me verás suplicando clemencia, estás equivocado. Hay fuerzas más grandes que tú y tus amigos, que quieren ser héroes. Lamento arruinarles la diversión, pero cuando todo esto acabe, yo misma voy a vengarme de cada uno de ustedes, mataré a sus padres y me daré un festín en su honor.- Vio a Draco. -Nunca te quise y nunca lo haré. Si crees que con el miedo y las amenazas vas a sacarme información estás equivocado, estúpido niño.- Su cara reflejaba odio puro, muy diferente a las otras veces que quería ganarse la confianza de Draco.

Pero aún así, el cuerpo humano puede traicionarnos cuando menos lo esperamos. Y eso le sucedió a Narcissa esta vez, ya que luego de sus palabras, su labio tembló.

Harry la miró y se confundió. Se acercó a ella y, lanzanzole un hechizo para inmovilizarla, puso sus dedos en su frente. La magia brotó de su cuerpo y se metió violentamente en el cuerpo de la mujer. No fue suave, no tuvo paciencia, solo quería saber la razón de ese temblor que había visto. La rubia empezó a gritar de dolor. La invasión no la esperaba y era mucho más hostil y densa que un Legeramante.

-Tiene miedo.- Llegó a esa conclusión cuando salió de su mente. -No de nosotros, tiene miedo de alguien más.

-¿La están obligando a hacer esto?- Preguntó Pansy.

-No, ella lo hace por su propia voluntad, pero le pusieron un hechizo de silencio, aunque nos quiera decir algo para salvar su vida, no podrá hacerlo.

-Esta mujer es el mismísimo demonio.- Dijo Blaise. -¿A quién podría tenerle miedo?

-A un demonio mucho más malvado.- Susurró Luna. -A un demonio lleno de nieve y que le guste mucho el limón.

Todos pensaron lo mismo.

El chico menor miró a su madre.

-Por un segundo.- Dijo con tristeza. -Por un segundo te creí y decidí mirar a otro lado y sentir ese cariño que me negaste por tanto tiempo.- Sé mordió los labios para que no le salieran las lágrimas, pero fue inevitable. -No quise ser raro, nunca quise que me abandonaras por ser diferente, pero...- Miró a sus amigos y pensó en su familia. -Las personas que ahora están en mi vida me enseñaron que no es malo ser diferente. Que cada persona tiene su brillo y que deben amarte con cada imperfección que tengas porque eso nos vuelve únicos y especiales.- Draco sonrió a pesar de su vista nublada. -Yo soy especial y ya no necesito que tu recuerdo me atormente.

-Te van a traicionar, las personas siempre te traicionan y abandonan, crees que ser raro es increíble, pero cuando crezcas, el mundo te va a masticar vivo y a mí me dará una satisfacción tan grande cuando eso pase. Anhelo ver como ese brillo se va apagando. Nunca esperé tener un hijo como tú, me arrepiento tanto de haberte tenido.- Las palabras salieron con la intención de lastimar, porque Narcissa sabía que aún Draco esperaba su cambio y el amor que ella le negó. La mujer esperaba ver tristeza en los ojos del chico, pero no lo vio.

Lo que si notó fue como sus ojos cambiaron a un tono de peligro y su cara se transformó en una sin emociones y algo salvaje.

Draco se colocó frente a Narcissa. La mujer, quien estaba arrodillada, luego de la invasión en su mente, necesitó un segundo para recomponerse. Sólo pudo levantar su cara y ver los ojos grises que brillaban con fiereza en la cara de su hijo.

-Jugaremos un juego.- Empezó Draco. Señaló a Harry. -Vas a correr por todo el bosque prohibido y Harry va a perseguirte.

-¿Qué...?

Star la mordió en su pierna y se alejó de la mujer, causándole un grito de dolor.

-No me interrumpas, eso es muy descortés y yo odio la descortesía.- Siguió hablando. -Vas a correr y si sales del bosque y llegas a tocar el primer escalón del castillo, tú ganas.- El rubio le sonrió tan bonito que parecía que no estaba diciendo las palabras amenazantes que salían de su boca. -Pero si Harry te encuentra primero, yo gano.

-Esto no tiene sentido. Cariño, por favor olvida todo esto y lo que dije y volvamos a empezar.- La desesperación en su voz era muy notable.

-¿Olvidar?- Preguntó Draco con extrañeza. -¿Olvidar los meses que no hablé luego de tu partida? ¿Olvidar los días que enfermaba de gravedad hasta por un resfriado y el único que estuvo para cuidarme fue Lucius? ¿Olvidar las burlas que fui sometido por todos los niños del mundo mágico y las críticas que recibía Lucius a puertas cerradas cuando nadie escuchaba? Yo si lo recuerdo, creyeron que eran tan idiota, que decir una palabra delante de mí era lo mismo que hablar con la pared.

-Dragón...-Harry fue interrumpido.

-Sus voces me atormentaron por años.- Draco empezó a imitar las voces de cada adulto que recordaba. -"Pobre chico, será un traste toda su vida"- Otra voz. -"Es culpa de los padres por salir defectuoso"- Una voz de una mujer. -"No sé por qué Merlín me castiga de esta manera, pero no voy a permitir que tu arruines mi perfecta vida...- Un suspiro salió de Draco y sonrió con odio. -Oh, espera, esa última voz era la tuya ¿Cierto?

-Hijo...

-¿Creíste que no recordaría lo que me hiciste esa noche? Supongo que no debo culparte, tenía cuatro años, nadie recuerda nada a esa edad, solo que yo sí lo recuerdo, Narcissa.- Su voz se hacía más fría. -Recuerdo esa noche, recuerdo esas palabras y también recuerdo la almohada que me quitaba el aire por tu culpa.

Las palabras salieron con tanta naturalidad que Harry no creía lo que estaba escuchando.

-Debo admitir que intentar matarme con una almohada es algo tan banal que carece de creatividad y eso me extraña viniendo de alguien como tú. Supongo que debo agradecer al ministerio por esa noche, después de todo, si no hubiesen dejado salir temprano a Lucius, él nunca hubiera llegado antes a la mansión y arruinado tu primer intento para acabar con mi vida.

Harry no sabía cómo reaccionar, pero algo fue lo único que escuchó perfectamente.

-¿Primer intento?

-Oh, ¿no te lo dije? Resulta que Lady Black  es una mujer que no se da por vencida en el primer intento, ella vuelve a intentar y seguir intentando hasta que consigue lo que quiere. Así te casaste con Lucius, ¿no?. Fueron tres intentos, luego de la noche en que quiso asfixiarme. Intentó hacerlo otra vez, tirándome en un lago, cerca de la mansión, fueron los elfos quienes me salvaron, y también estuvo ese día en que estábamos en Francia y me dejaste en un callejón oscuro.- Draco aún recuerda lo asustado que estaba tratando desesperadamente de encontrar a su madre. -Fue un señor que me llevó directamente al cuerpo de aurores y ahí se contactaron con Lucius y no olvidemos la mejor, lanzarme por las escaleras del segundo piso, si el jefe de los elfos no hubiese estado para rescatarme y correr hacia Lucius, tal vez si lo hubieras conseguido con esa.

-Que hija de puta.

-Blaise, cállate.- Lo reprendio Pansy.

-Pero es verdad, es la peor madre que he conocido.

-Sí.- Dijo Draco con tristeza. -Eres una madre horrible.- Luego le dio una sonrisa tierna. -¿Y sabes que le pasan a las madres malas como tú? Hay que darles una lección.- Miró a sus amigos y todos se fueron a ocupar sus lugares. -Pero como yo no creo en la justicia del mundo, debo tomar esto por mis propias manos.

Con un gesto de cabeza, Star y Riyuu se alejaron.

-Te daré diez segundos y luego Harry irá por ti. Es casi como el juego del escondite, será muy divertido. Las barreras que te impedían salir, ya fueron quitadas.

Con lentitud, la mujer empezó a levantarse.

-Te daré tu varita para que veas que todo será justo.

-Soy una mujer mayor y una gran duelista, un niño no me va a dañ...- Pero sus palabras se apagaron cuando vio como Harry lanzó una bola de magia que le cayó directamente entre la boca y parte de la mejilla, causando que una parte de su cara se la llevara dicha magia y cayera otra vez al suelo.

El dolor por perder parte de su boca empezó a colarse por su cuerpo y lo único que le impedía gritar de dolor fue la adrenalina interponiendose como mecanismo de defensa ante ese ataque.

-Hablas mucho.- Decía Harry con otra bola de magia jugando entre sus manos. -Mi Dragón quiere jugar al escondite y eso es lo que haremos. Te daré diez segundos como dijo Draco, pero debo alertarte.- Sonrió. -Nuestros amigos se están escondiendo también, si ellos te encuentra primero es posible que también quieran jugar contigo, después de todo amenazaste a sus padres y están un poco molestos por eso.

Narcissa con las manos en su cara, tapándose el hueco que tenía y del cual empezó a brotar mucha sangre, miró a Draco.

-Hijo, por favor, perdóname.- Decía al borde del colapso y el dolor.

Las súplicas fueron directo al corazón de Draco y sonrió.

-Te perdono, madre. Te perdono por todos estos años de dolor.- Luego de un segundo susurró. -Yo te aconsejo que corras.- Y con ello, le lanzó la varita.

La mujer le invadió el miedo y empezó a correr.

Draco veía como la mujer que le dio la vida desaparecía entre los árboles. Harry lo abrazó desde atrás y colocó su cara en el cuello del menor. Sus labios fueron a su oreja y susurró.

-Si quieres parar, yo terminaré con este juego cuando tú lo órdenes.

La cara de Draco estaba inclinada hacia un lado y cerró los ojos por un segundo ante los besos que recibía del mayor en el cuello.

-Me gustan las escondidas, Harry. Es de mala educación dejar esperando a los jugadores.

Y Harry lo entendió.

Justo cuando se iba, Draco lo tomó por el brazo y lo acercó para besarlo.

Harry no había sentido los labios de Draco desde ese día en el tren. Su niño estaba tan deprimido cuando se entero de la verdad, que él fue su apoyo en todo momento y no pensó nunca en seguir con lo que sea que estaba pasando en su relación hasta que su Dragón lo mencionara.

Como era el caso en este momento.

El beso, a pesar de ser el segundo de ambos, fue exigente. Los labios se presionaban uno encima del otro y Harry tomó el mando. Draco estaba muy sumiso en dejarlo tomar lo que quisiera. Las lenguas se empezaron a tocar y comenzó una danza inexperta de saliva que dejó a ambos muy felices.

Tristemente, la mente de Harry le recordó que esos diez segundos habían terminado y se separó.

-Volveré pronto, sabes que odio perder cualquier juego.- Dijo irónico. Con un último beso y poniéndole hechizos y protecciones como escudo a Draco, Harry se fue; no sin antes escuchar las últimas palabras de Draco

-Me gustaría que Narcissa conociera a tu familiar, cariño. Creo que se llevarían de maravilla.

Los ojos de Harry se volvieron negros por un segundo de la alegría y salió corriendo en la dirección que se fue la mujer.

_______________________________________

Narcissa corría sin detenerse un segundo en tomar aire. No tenía tiempo ni de taparse la cara, porque una de sus manos estaba en su estomago deteniendo la herida que le había hecho esa niña. Cuando se la encontró, la chica le envió un golpe en su estómago. Su varita la salvó de varios hechizos, pero por el dolor, no logró hacer mucho.

-Mi padre no es desagradable.

Luego recordó como sus manos estaban cortadas y no paraban de sentir que miles de hormigas se metían en su cuerpo. Cortesía del otro chico.

-No vuelvas a mencionar a mi madre.

Con ello, debía buscar rasgar su vestido y vendarse los pies, ya que la arañas seguían su rastro por el olor que la chica dejó en sus piernas.

-No mereces llamar a Draco tu hijo.

Maldito Albus, como fue tan estúpida de caer en su juego. Ella estaba muy feliz viajando por países mediterráneos y acostandose con todos los que conocía sin preocuparse por nada, pero no comprendía como fue tan ingenua de acudir al último llamado que le dio Dumbledore, después de las cartas que le enviaba desde el primer año de Draco.

Tal vez fue la avaricia de obtener todo lo que le ofrecía el viejo asqueroso. Tal vez fue la oportunidad de vengarse de Lucius por elegir al niño defectuoso en lugar de a ella y salvar su matrimonio, eso nunca lo olvidó Narcissa y se juró que se las cobraría tarde o temprano.

Y ahora mirando su estado, creía fielmente que todos ellos merecían sufrir. Cada hijo de puta le lanzó un hechizo y la lastimó. Narcissa cuando vio la luz de las antorchas y velas del castillo empezó a llorar y juró vengarse y matar con sus propias manos a todos ellos.

Cuando la mujer iba a dar el último paso lejos del bosque prohibido, una mano la tomó de su cuello y la estampó contra el árbol más cercano que se encontraba entre ella y su escape.

-Te encontré.- Susurró una voz aterradora. -Que mala eres jugando este juego.

Eso fue lo último que escuchó Narcissa, luego de que un golpe en seco justo en su cabeza le hiciera perder el conocimiento.

__________________________________________

-¿Sabes por qué Harry nos invitó?- Preguntó Severus. -Odio los trajes formales, pero la invitación, que la vi como una orden, por cierto, decía con traje de pingüino.

-Estoy igual de sorprendido que tú.- Dijo Sirius y luego le sonrió. -Pero me encanta verte, así que no pregunto y solo disfruto. Te ves increíble y muy sexy esta noche, mi deliciosa serpiente.

Severus rodó los ojos. No lo dijo, pero el traje gris y dorado de Sirius también se le veía muy bien. Cubría todo el perfecto cuerpo que el león tenía y que Severus recor....

No. No iba a recordar eso. En lugar de ver a su tormento humano, miró el gran salón que estaba iluminado con un gran banquete y una decoración en verde y plata muy detallado.

Era muy extraño ver a tantas caras conocidas y a la vez extrañas.

En la mansión Black se hayaban todas las familias de los amigos de su ahijado.

Estaba Xenophilius y Luna Lovegood, también se hayaban el Señor y la señora Zabini junto a su hijo, Blaise. A lo lejos escuchó que Pansy le preguntaba a su amigo.

"Oye, ¿Por qué tu mamá ahora habla francés? ¿No estaba aprendiendo italiano por su esposo?"

"Ya no existe el italiano"

"¿Qué?" Dijo confundida la chica.

"Larga historia. Otro funeral, mismo testamento, mamá es aún más rica y ahora su esposo francés la llena de regalos cada mes que están juntos. Mira la sortija que le regaló"

Severus ya no quiso seguir escuchando.

-¿Le sacaste algo a Sirius?- Preguntó Lucius. -Remus no me dice nada.

Antes de que Severus respondiera, Harry entró a la habitación con un traje elegante y perfecto en negro, con bordes y detalles plateados. Draco pensaba que estaba muy apuesto. Se vio a sí mismo su traje blanco con destellos en verde esmeralda y pensó que combinaban muy bien.

-Amigos y familiares gracias por venir a esta reunión tan inesperada.

-Queremos saber la razón.- Dijo Pansy riendo.

-Sí, amigo, yo cancelé una cita con una linda chica mexi...

-¡NOOO!- Gritaron los cuatro adultos mayores recordando lo que sucedió en ese país.

La mamá de Blaise le golpeó la cabeza y le sonrió a Harry, para que continuara su discurso.

-Los he reunido aquí con solo un propósito que necesito hacer esta noche antes de volver a Hogwart.

-Antes de que sigas hablando, tengo que saberlo, hijo.- Dijo el papá de Pansy. -Es muy raro tenernos a todos reunidos. Lovegood no sale nunca de su casa y ahora lo veo aquí. ¿Por qué nos querías específicamente a todos nosotros en esta habitación?

Eso era lo que quería saber Severus. No era extraño hacer una fiesta antes del inicio de clases, lo que no comprendía era  la presencia de todos los invitados.

Harry sonrió. Con su varita lanzó un conjuro que selló la habitación y su poder salió disparado por todas partes causando que la habitacion desapareciera y se convirtiera en un lindo lugar lleno de luces y luciernagas que brillaban por todas partes, creando la ilusión de estar en el mismo cielo. Los invitados que no conocían por completo a Harry sentían tanta conmoción por tal grado de poder. No se sentían en peligro, pero podían experimentar como el núcleo del chico se extendía en su cuerpo con una gran calidez.

-Necesito específicamente a doce testigos, señor Parkinson. Esa es la razón.

Se acercó a Lucius y tomó la mano de Draco.

Con terror Lucius vio como Harry sacaba una carta negra.

Ruidos de sorpresas y exclamaciones salieron de todos los presentes.

-Ay, no.- Susurró Remus, viendo la cara aún más pálida de Lucius.

-Yo, Harry James Potter Black quiero entregarle esta carta negra a Lucius Abraxas Malfoy como muestra de mi compromiso y lealtad. Con esta acción quiero obtener la autorización oficial de iniciar mi cortejo de compromiso hacia su hijo, Draconis Lucius Malfoy Black.

Los Zabini tenían los ojos abiertos de la sorpresa.

La boca de Severus estaba abierta de la conmoción, mientras Sirius se la cerraba.

Xenophilius Lovegood sonrió y siguió viendo las luciérnagas.

Los Parkinson no podían hablar.

Y los chicos sonreían porque nadie podía ser más sorprendente que Harry Potter.

-Págame, gané la apuesta.- Dijo Pansy.

Blaise le pasó la bolsa con los cuarenta galeones que apostaron sobre la razón de esta reunión.

-¡Sí, sí, sí!- Decía una y mil veces Draco, quien abrazó a Harry.

Lucius agradecía a todos los dioses que en las tradiciones antiguas la respuesta no debía darse de inmediato. Se hacía otro banquete y el representante de la persona que le pidieron la mano daba el veredicto final, luego de leer la carta.

Con manos temblorosas tomó la carta y la guardó. Aún sin decir palabra alguna. Miró a Remus quien tenía tapado los ojos y luego a Severus quien estaba siendo atrapado por Sirius para no irse encima de Harry y matarlo.

La magia se esfumó y volvieron a la habitación, dejando la noticia en el aire.

-Tengo hambre, ¿cuándo sirven la comida?

Esta vez fue Luna quien golpeó a Blaise.

__________________________________________

Draco estaba encima de Harry en su regazo leyendo un libro, mientras Harry le daba besos en toda la cara con suavidad.

-Por favor, al menos respeten que estamos aquí.- Dijo Blaise.

-Perdí la esperanza de estar a solas con mi Dragón, así que solo decido ignorarlos el resto del viaje a Hogwart.

Los chicos veían a la pareja y sonrieron.

-No puedo creer que aún sigas con vida después de esa noche.- Dijo Pansy.

-Creí que morirías.- Siguió Blaise. -Yo lo nombré el día gris. Nadie habló después de decir eso y felicitaron después, fue divertido.

-Mi padre dice que si quieres ciruelas moradas o negras en los regalos de felicitaciones por ser valiente.

Draco escuchó eso y lo miró.

-Es verdad, fuiste muy valiente.

-Merezco un premio.- Harry se acercó y lo besó.

Star se metió y los separó, abrazando por el cuello y el brazo a Draco, siseando molesta a Harry.

-Te meteré en un cajón y veremos si me vuelves a interrumpir.- Dijo amenazante Harry, quien obtuvo un empujón de Draco riéndose.

-¿Escucharon que Hogwart está postulando para ser elegida como cede del torneo de los tres magos?

-¿Qué?- Dijo Blaise. -No creo que este sea el momento para...

La puerta se abrió para dar paso a una chica asiática.

-Oh, lo siento.- Miró a Harry y le sonrió. -No sabía que estaba lleno, ¿Puedo quedarme?- Seguía viendo a Harry, pero el despistado solo le daba caricias a Draco en el pelo.

El rubio, por el contrario, si miró a la chica.

-Está ocupado, largo.

Y con eso, Star se bajó del cuerpo del rubio y fue hacia la chica. Con un grito de miedo, cerró la puerta.

Draco abrazó aún más a Harry.

-Sí, este año será igual de interesante que los anteriores.- Dijo Pansy.

__________________________________________

El castillo estaba de fiesta.

Carrozas llegaban por todas partes. Algunas desde el mar, otras desde los cielos azules traídas por caballos voladores.

En la ceremonia del gran comedor, Dumbledore dijo lo que Pansy había comentado en el tren. Explicó el motivo de la visita de los chicos Búlgaros de Durmstrang y las estudiantes de Beauxbatons

-Este año, los que sean elegidos se enfrentarán a tres pruebas muy peligrosas.- Empezó a señalar Bartemius Crouch. Pero fue interrumpido por los truenos del cielo.

-Harry detén tu broma.-Susurró Draco.

-Es que es divertido, cariño.- Se burló Harry, quien seguía creando rayos. Pero su burla se acabó cuando vio que el nuevo profesor de DCAC, Alastor Moody, encantó el cielo y terminó con su broma.

-Genial, otro loco como profesor.- Dijo Blaise. -¿Por qué Remus renunció?

Harry iba a hablar pero las quejas por lo que había dicho el ministro lo callaron. Al parecer ninguna persona menor de diecisiete años puede presentarse como candidato.

-Gracias a Merlín.- Dijo Harry. -Al parecer este sí será un año dónde sólo seremos un público apartado y no los protagonistas.- Y se colocó a Draco en sus piernas. -¿Estás feliz?

Draco se dio cuenta que tanto Gine como la chica del tren, que descubrió que se llamaba Cho, los miraban. El rubio sonrió con maldad y besó a Harry rápido en la boca.

-Muy feliz, cariño. Este año solo tendré tiempo para ti.

Los ojos de Harry se volvieron codiciosos y la posesividad se instaló en su cuerpo, queriendo acaparar toda la atención de su Dragón.

-Solo para mí.- Repitió Harry.

Al pasar los días, se llegó el momento de elegir a los participantes.

Todas las escuelas estaban a la espera de los nombres. Incluso los gemelos, que aún tenían barba por querer hacer trampa para participar.

Primero fue Víctor Krum.

Segundo fue Fleur Delacour

Y el elegido por Hogwart fue Cedric Diggory.

-Un aplauso para nuestros tres competidores de este...- Un rugido fuerte salió de la copa, silenciando a Dumbledore. Una luz azul salió de su interior y con magia propia empezó a iluminarse. Todos se paralizaron cuando un trozo de papel salió del objeto antes de apagarse completamente.

El pedazo de papel levitó por el aire en todo el gran comedor y cayó ligeramente en las manos del director.

Con la manos temblorosas, Albus tomó el pergamino y lo miró. Ni un alfiler se escuchaba en esa habitación. Todos los estudiantes y hasta los profesores estaban conteniendo la respiración.

Todo estaba en completo silencio.

Hasta que Dumbledore habló.

-Draco Malfoy.- Dijo en un susurro y miró entre la multitud hasta encontrar al rubio entre los Slytherin. -DRACO MALFOY.- Gritó.

Y el rubio, por primera vez en toda su vida, dijo una grosería.

-Oh, mierda.

_________________________________________

-¿Esto cambia en algo tus planes?- Decía un Tom divertido viendo lo que ocurría en el comedor y como explotó la guerra entre todas las escuelas.

-No cambia nada, de hecho es justo lo que quería.- Le contestó el hombre.

-Sigo procesando que mi hijo es de Slytherin. Nunca me lo dijiste.- Miró a Tom.

Y solo espera, amor. Te vas a desmayar cuando otra serpiente sea tu nueva pareja, pensó el adolescente, quien ya estaba cambiando fisicamente y sus rasgos ligeros se volvían fuertes y más varoniles.

-Estamos demorandonos.- Dijo el mayor. -Tenemos que ir a otro lado.

-¿A dónde?- Preguntó James.

Tom tuvo un mal presentimiento al ver la cara del hombre.

-Vamos a ver si el basilisco está tratando bien a su nuevo juguete.- Sonreía el mayor.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

CON VOZ DE MUSHU: ESTOY VIVAAAA.

Espero les haya gustado 💙

El capitulo anterior no me encantó al 100% pero me gustó mucho este.

¿Creían que el cuarto participante fuera Draco?

¿Que les pareció el inicio del cuarto año.

No sé si lo saben, pero la carta negra de matrimonio es una referencia a la misma carta de compromiso que salió en mi otro fanfic en Wattpad "Mi hermoso Dragón" donde Charlie le entregó una carta negra a Narcissa para casarse con Draco. Me dio risa ponerlo porque es como si ambos mundos se conocieran.

Chapter 14: Cuarto año

Summary:

Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Los vidrios de las ventanas se rompieron en miles de pedazos. Las antorchas se apagaron y las velas que colgaban en el techo del comedor empezaron a explotar.

Harry por primera vez, desde que tenía cuatro años, no tenía control de su magia.

Los gritos empezaron a escucharse cuando los cuadros y parte de la construcción del gran salón empezaron a caer. Todas las puertas y salidas estaban cerradas sin poder abrirlas con hechizos o manualmente.

-¡Potter!- Gritó alguien, no sabía quién, posiblemente Severus.

Harry solo podía ver a Draco y cuando le miró los ojos llorosos, todo se fue al demonio. Su magia empezó a rodear al rubio protectoramente. Varios profesores intentaron rodearlo y lanzarle un Desmaius para que perdiera la conciencia y así poder calmar la locura que habitaba en el gran comedor, pero no pudieron ni acercarse.

Había una gran barrera entre ellos dos y sus amigos.

-Oh, con que así se ve el poder.- Dijo Blaise asombrado. -Me siento tan importante.

-Por Merlín, juro que si vuelves a decir otra tontería en un momento así, te golpearé muy fuerte.

-Que bonito color negro.- Dijo Luna, mirando la magia que los rodeaba. -Parece el color de los Thestla.

-¡Protejan a los directores!- Gritó Krum, tanto él como Fleur se interpusieron delante de sus directores de escuela y le lanzaban hechizos a Harry.

Nada seguía funcionando.

En el segundo en que Draco iba a decir algo, un dolor lo invadió en su mano derecha. Volteó su cara y vio como Dumbledore intentaba con su varita crear una grieta entre ellos y tomarlo del brazo para salir de las protecciones.

-Malfoy, sigueme, Harry está fuera de control.

-¡NO!- Gritaron Harry y Draco al mismo tiempo.

Ese grito fue lo que detonó la poca estabilidad de Riyuu. La pobre criatura empezó a volar y escupir fuego por todas partes. Creó una segunda barrera entre los chicos y los demás con las llamas que salían de su boca.

-¡Draco!- Severus gritó. -¡Tienes que hacer que Harry vuelva a la normalidad!

-Sí, sí, sí, yo...- Pero el rubio aún seguía sin creer que su nombre estaba en la copa. -¿Cómo lo hago?

-Con un beso de amor verdadero.- Medio bromeó Blaise. -¡AAAHHH!- Salió su grito un segundo después, cuando Pansy le dio una cachetada. -Okey, terminaron las bromas.

-Harry.- Lo llamó Draco. -Estás asustando a todo el mundo.- El rubio miraba como todos tenían las varitas en la mano y seguían lanzando hechizos contra ellos, pero no servía de nada.

-Él tiene la culpa.- Miró a Barty Sr., quién soltó un grito poco masculino y se escondió detrás de la directora Maxime.

-Mi héroe.- Dijo con sarcasmo la mujer.

Harry soltó a Draco y empezó a caminar hacia el hombre. Las protecciones no se iban y el fuego aún crecía, a pesar de que los profesores intentaban apagarlo o paralizar a Riyuu, pero la criatura y todos los familiares de los niños tenían protecciones que solo su humano podía quitar.

La magia de Harry se hacía cada vez más intensa, Riyuu iba detrás de él, volando. Todos se iban a otro lado o se apartaban con cada paso del castaño, dejando al hombre solo, quién se escondía detrás de la mesa con terror en sus huesos.

Justo cuando Harry levantó la mano y Riyuu empezó a inhalar una gran cantidad de fuego para expulsar, dos figuras se pusieron frente a ellos.

-Ya es suficiente.- Draco y la profesora Sprout se dirigieron a los responsables de este desastre. Tanto el chico como el Dragón se detuvieron.

-Que circo estás haciendo, Harry.- Dijo Draco. -Esto no me está ayudando en nada.

Harry lo miró, toda la magia y lo que había hecho desapareció cuando el castaño vio la mirada seria de su rubio. Su inestabilidad volvió a la normalidad.

-Pero Dragón...- Empezó a decir.

-Que vergüenza.- Siguió Pomona. -Prometiste que no volverías a lanzar fuego dentro del castillo.- Un rugido salió de la criatura. -No quiero excusas, ya no estás pequeño como en segundo año que mataste a mi planta, ya eres responsable de todo esto.

Riyuu miró a la profesora y cuando descendió del aire, bajó la cabeza. Draco era su familiar humano y Harry era su otro amo, luego seguían sus familias y amigos, pero la profesora y la criatura a veces coincidían para jugar con las hierbas que debían ser eliminadas y cuando eso se requería hacer, Sprout buscaba a Riyuu. Así que, con el pasar de los años, ambos crearon una linda cercanía. Lo suficientemente fuerte para que el Dragón se detuviera.

-Esto merece un castigo. Adiós a los higos amarillos, hasta que yo lo decida - Los chillidos de Riyuu sonaron por toda la sala. Se acercó a la humana rápidamente.

-¡Profesora, cuidado!- Gritó Dumbledore. Pero la mujer no se apartó.

Cuando la criatura llegó a ella, empezó a ponerle carita lastimera y chillar como esa vez en segundo año. Una garra, simulando ser la patita de un perro, se detuvo en su pierna y el dragón, quien antes era un peligro para todos, ahora le lloraba a la profesora.

-No, señor. Que espectáculo tan bochornoso. Mira la mala impresión que estamos dando. Al fondo y de espaldas.

Con pasos lentos y una cara de sufrimiento, Riyuu fue a tomar su castigo en el rincón del salón. Giró la cabeza hacia las personas, pero una mirada de la profesora le hizo voltearse de nuevo a la pared.

-Es la etapa de la rebeldía.- Le dice la mujer a Draco. -No es un adolescente fácil. Pero se alteró porque te vio en peligro. Igual los higos quedan prohibidos hasta nuevo aviso.

-Lo sé. Él se preocupa mucho por mí, igual que el otro tonto de ahí.- Señaló a Harry. El rubio miró a su familiar con una sonrisa escondida en su cara. -¿Desde cuando eres tan amigo de la profesora Sprout?

Riyuu solo chilló con lastima en su lugar de castigo.

Luego de mirarlo, enfocó su atención en Harry por un segundo, puso su mano en su mejilla y se acercó. -Tranquilo, estoy bien. ¿Puedes devolver las cosas a su lugar?

Sin media palabra, Harry tomó la varita y las cosas que estaban rotas o quemadas se arreglaron.

-Gracias, cariño.- Le dio un beso en la mejilla. -Aunque esto no te salvará.

-¿Salvarme de qué?

-Mira a tu alrededor.

Harry miró a todos. Cada estudiante, profesor y visita estaban molestos con él. Severus lo veía con una cara que prometía dolor.

-Ay no.- Dijo el castaño.

-Exigimos la expulsión inmediata de Potter.- Dijo Karkarov.

-Esto requiere hasta a los aurores...-Empezó a decir también Barty Crouch, pero en un segundo fue atrapado por Star y se enrolló en su pierna, contándole la circulación. Ahora era Draco quien lo veía molesto.

-Harry solo tuvo un accidente con su núcleo mágico.- Dijo Draco con seriedad, acercándose al hombre. -Yo soy el que debería llamar a los aurores. En ningún momento puse mi nombre en el cáliz y aún así, apareció. Eso significa que alguien está haciendo trampa y alteró la copa mágica, eso es muy grave ministro. Imagínese, si el mundo mágico se entera que uno de los objetos más poderosos a su cargo fue alterado, no sé que haría el ministerio con usted y menos el departamento de regulaciones mágicas. Eso, sin mencionar, que la señorita Skeeter haría un banquete con su reputación. Yo, si estuviera en sus zapatos, volvería a meditar sobre esa ridicula idea de expulsar de Hogwart al heredero de los Potter y los Black. No quiero ni pensar lo que sucederá una vez que las familias tradicionales, aquellas que le ayudaron en su candidatura, se enteren que quiere culpar a Lord Potter de este incidente cuando el único responsable es usted.

-Yo...- El ministro se asustó.

-¿Quién eres tú para amenzar a Crouch?- Dijo el director de Durmstrang con acidez en su voz.

Draco le sonrió.

-¿Yo? nadie, pero creo que estoy hablando en nombre de mi padre, Lucius Malfoy, que este acto de manipulación debe ser investigado ¿no le parece? Después de todo, mi padre, como uno de los representantes del Wizengamot, no estaría nada conforme con la idea que su hijo y futuro heredero sea el conejillo de indias de este torneo.

Ante la mención de Lucius, el director perdió el color en su cara.

-¿Tú eres hijo de...?

-¿No gritó Dumbledore su apellido hace un rato?- Le dijo Harry. -Para ser director, no es muy inteligente.- Luego, el castaño se metió en su cabeza, sin permiso y le dijo:

"Pero que puedo esperar de un ex Mortifago"

Igor iba a lanzarse sobre el niño, cuando escuchó su voz en su cabeza, pero la mano de Krum lo detuvo.

-Lo lamentamos heredero Malfoy.- Víctor Krum se acercó con gentileza, a pesar de su gran tamaño, sus pasos fueron suave. -Todo esto se solucionará, le doy mi palabra. No debe preocupar esa linda cabeza suya.- Y seguido de eso le guiñó el ojo. -No se preocupe, nadie le hará daño a su amiguito y disculpe el atrevimiento, pero tiene muy bonitos ojos.

-Oh, está muerto.- Dijo Blaise en una esquina, tapándose la boca del asombro.

-No puedo contradecirte esta vez.- La voz de Pansy sonó.

-Tiene un gran tamaño, parece un gran oso.- Siguió Luna.

-Me gustan los osos y más si son así de sexis.- Volvió a burlarse Blaise.

-Gracias a Merlín no son mis niños.- Dijo McGonagall escuchando todo, golpeó juguetonamente a Severus. -Mi pésame, querido amigo.

Severus solo intentó respirar y no maldecir a la sangre Potter Black por octava vez en el día.

Todos no podían creer que ese tal Víctor le dijera eso a Draco.

-Más te vale que desaparezcas esa maldita sonrisita que le estás haciendo a mi prometido.- Harry empezó a caminar hacia Krum, pero fue detenido por Draco con su mano en el pecho.

-Las cosas no pueden empeorar.- Dijo Blaise.

-¿TÚ QUÉ?- Gritó Gine.

-¿Prometidos?- Gritó otra voz.

-¿Ellos se van a casar?

-Ahí están los dos futuros lores oscuros, damas y caballeros.- Dijo Ron con maldad.

-Sí. Al parecer, pueden empeorar.

-Las reglas son claras.- Barty habló. -Draco Malfoy participará en el torneo de los tres magos y se convierte en el cuarto participante.

______________________________________

Y, con las palabras de Harry, toda la escuela empezó a murmurar sobre la bomba que había lanzado. Este acontecimiento, más los sueños y pesadillas que últimamente Harry tenía con respecto a Voldermort, los estaba poniendo a ambos chicos muy nerviosos.

Harry tuvo de nuevo esa pesadilla. Sobre un hombre viendo un punto específico, solo que esta vez levantó su mano y se pudo ver la marca tenebrosa que caracterizaba a los Mortifagos y, en su sueño, pudo observar como el hombre ya no hablaba con un punto muerto, estaba realmente dirigiéndose a una serpiente gigante.

Todo eso se lo contó a Sirius para buscar ayuda.

-No puedes decirle a nadie sobre tus pesadillas, Harry.- Dijo la cara de un Sirius, oculto en la chimenea de su habitación entre las llamas, Draco y Harry lo escuchaban. -Si las personas se enteran de los sueños van a creer que eres un Lord oscuro. Además, debes tener cuidado con Barty Crouch. Él, menos que nadie, debe enterarse de eso, recuerda que odia todo lo relacionado con Voldermort. Es tan hijo de puta con sus convicciones que no le tembló la mano para enviar a su propio hijo a Azkaban hace años.

-Es verdad, cariño. Es mejor que no lo digamos.- Draco lo tomó de la mano y le dio una sonrisa tranquilizadora.

-Se supone que soy yo quien debe darte ánimos, Dragón. Después de todo, el que tiene más problemas en este momento no soy yo. Pero muchas gracias por siempre estar para mí cuando lo necesito.- Ambos chicos se acercaron tímidamente para un beso.

-Quisiera ver la cara de Lucius cuando se entere de esto.- Un Sirius reía aún en la chimenea.

-Adios tío, gracias por escuchar.- Lo despedía Harry con mala cara por interrumpirlos. -No vas a decir nada de lo que viste o le digo a Snape que fuiste tú el que envió esas flores que le dieron alergia todo el día.

-No sabía que era alérgico.- Se quejó Sirius, luego les guiñó el ojo. -Adios, chicos, los quiero, cuídense y no hagan nada que yo haría.- Y las llamas que reflejaban la cara de Sirius se extinguieron.

_______________________________________

Lucius echó el grito en el cielo cuando se enteró de todo lo que estaba pasando. Amenazó con demandarlos a todos, empezando con el ministro, pero para su desgracia, las reglas de este torneo eran muy antiguas y estaban selladas con magia pura, era imposible romperlas. Así que no tuvo más opción que callarse y, por horrible que fuera, ayudar a Draco en todo lo posible para que saliera sano y salvo de ese torneo.

Nunca pensó ir de nuevo este año a Hogwart, pero por su hijo, montaría una tienda de campaña en el bosque prohibido si fuera necesario.

Un día en que los chicos iban a sus clases, preocupados y algo distraídos, Harry chocó con una figura.

-Disculpa no te...- Sus palabras se pararon cuando vio que era una muy sonriente Gine rubia.

-Hola Harry, estaba buscándote. Yo...

Las palabras de la chica fueron también interrumpidas por la risa de Pansy y Blaise.

Harry quería decir algo, en serio quería burlarse tan fuerte que la chica no saldría en semanas por la vergüenza que quería hacerle pasar, pero había un problema y ese era Draco. Su Dragón lo tenía sujeto de su antebrazo tan duro que Harry de inmediato se dio cuenta que Draco no quería una escena y tampoco quería que Harry hablara con ella. Así que con mucho esfuerzo se quedó callado.

Sin embargo, Draco se le olvidó que sus amigos estaban viendo a la nueva rubia y a ellos no podía ordenarles que se mantuvieran en silencio. Así que todos empezaron a lanzarse contra Ginevra.

-Que intento tan lamentable de parecerte a Draco.- Dijo Blaise.

-¿Y qué esperabas? Si bien se sabe que los Weasleys siempre han sido envidiosos de los Malfoy. Anhelan ser como ellos, pero nunca podrás parecerte a nuestro amigo.- Pansy siguió.

-Eras muy linda con tu cabello como el fuego, pero las nubes grises te ordenaron que fueras un intento de cisne y eso me duele mucho. Que triste ver que eres tan manipulable.- Todos se voltearon a ver a Luna. Fue un comentario tan directo y sin ninguna metáfora que hasta Draco se sorprendió.

-Me las van a pagar.- La nueva rubia los veía con odio a todos. -Juro que cada uno se tragará sus palabras, así sea lo último que haga en mi vida. Estoy cansada de humillaciones por su parte.

-Tú sola te humillas, Ginevra.- Harry ya no pudo soportarlo más. -Han pasado tres años y tu obsesión no te deja ver más allá de nosotros. Hay un mundo afuera que podrías disfrutar si no fueras un perra como siempre lo has sido, así que te aconsejo que dejes de escuchar la mierda que te dice tu familia sobre ser Lady Potter, ya que nunca lo serás, en cambio lo que conseguirás es que la casa Potter y Black desprecie a los Weasleys por siempre y ya suficiente tiene tu inútil familia, que son conocidos como traidores, como para incluirlos en la lista negra de mis casas. Esta será la última vez que te lo digo con palabras, la próxima vez ya no seré tan gentil.

Alastor miraba la escena y justo cuando Gine sacó su varita y apuntó hacia Draco, el profesor la convirtió en un animal. Específicamente, una comadreja y empezó a jugar con ella.

-¿Acaso es uno de mis estudiantes?- Minerva veía como el animal subía y bajaba causando risa entre todos.

-No lo recuerdo.- Dijo Alastor.

-Regreselo inmediatamente a la normalidad.

-Que aburrida eres Mcgonagall, hasta los presos que están en Azkaban se divierten más.- Y sin más, el animal volvió a ser Gine. Con un último grito y maldición de su parte, la chica se fue.

El profesor, cuando vio que Minerva, luego de regañarlo, también se iba, le sonrió a los chicos.

-No se preocupen, niños, si vuelve a molestarlos, esta vez la convertiré en un cerdo. Solo busquenme si necesitan ayuda.- Vio a Harry. Harry lo miró sin ninguna emoción en el rostro y todos se fueron de ahí.

Con el tiempo, las cosas empezaron a calmarse para las personas que habitaban en Hogwart.

Excepto para Harry.

-Esto es tan injusto.- Dijo Harry quejándose.

Con mucho enojo veía como Severus estaba en su habitación y se quería llevar a Draco para otro salón a dormir.

-Esto es tu culpa, Potter.- Dijo el pelinegro. -El día en que entregaste la carta negra, las concesiones acabaron. Ambos deben dormir separados según las tradiciones antiguas.

Harry se burló.

-Me paso tus tradiciones por el forro d...

-Harry.- Draco lo hizo callar. Estaba sentado en su habitación sin poner resistencia o luchar. -Los estatutos establecen que hasta que el patriarca acepte o niegue el compromiso las cosas siguen exactamente igual.

Severus miró a su ahijado.

-Pero también dice que la distancia prudente entre ambas partes es obligatorio.

-Te vuelvo a recordar padrino que hasta que una palabra salga de la boca de Lucius, todo seguirá su curso como normalmente lo hace. Ahora, si me disculpan, no tengo tiempo para sus luchas salvajes de poder, voy a la biblioteca porque les recuerdo que al parecer debo participar en un tonto torneo.- Los miró mal. -No puedo creer que estén discutiendo por esto y no por la persona quien colocó mi nombre en el cáliz.

-Tranquilo Draco, tienes grandes ventajas.

Draco los miró y suspiró. Intentó sonreír, pero salió como una fea cara.

-Bueno, eso es en parte verdad, tengo al mejor duelista del mundo mágico como mi profesor.

Tanto Harry como Severus inflaron el pecho y se pavonearon un poco. Draco rodó los ojos.

-Yo.- Dijeron al mismo tiempo Harry y Severus. Cuando se escucharon, se miraron mal y volvieron a discutir.

-Ustedes no, estoy hablando de Lucius. Él sí me está ayudando con todo el conocimiento que debo saber y cada noche intenta descubrir cómo apelar para que no participe en este circo, en cambio, ustedes en vez de ayudarme y enseñarme defensas y pociones que me sean de ayuda, se pelean por quien es más fuerte que el otro. Son un par de niños.- Agarró sus cosas y se fue.

-Cariño.- Harry iba a ir detras de él, pero Severus se interpuso en la puerta.

-Tal vez creas que tienes en el bolsillo al ingenuo y enamorado de Lucius, pero yo soy más difícil. Ante mis ojos no te mereces a mi ahijado. Nadie lo hace, así que estás en periodo de prueba.

-¿Es una declaración de guerra?- Dijo Harry con arrogancia.

-No me voy a poner a la par de un niño.- La última palabra fue malintencionada.

-No voy a escapar de esto. Así que adelante vejete, estaré esperando tu mejor golpe.- Se rió Harry y salió detrás de Draco, dejando a un muy furioso Severus en el cuarto tras escuchar la palabra despectiva por el cual lo nombró.

-Insolente.- Dijo el hombre. -Igual a su padre, no puedo creer que estoy vivo para ver a otra generación de Potter's siendo así de obstinado.

______________________________________

En el momento en que los chicos se reunieron y decidieron que un juego al azar elegiría a la persona que debía ir y descubrir de que se trataba la primera prueba, Blaise estaba de acuerdo.

Cuando terminó perdiendo y ahora debía estar en la oscura y fría noche para buscar esa información, al chico ya no le gustaba tanto la idea.

-Maldita sea, ¿por qué siempre escojo la puñetera tijera? La piedra siempre gana. Tonta Pansy, espera mi venganza.- Ahora el moreno estaba oculto detrás del castillo para intentar descubrir algo importante que le ayudara a Draco a prepararse en esta prueba.

Blaise, a lo lejos, pudo observar una figura que estaba escondida y sin pensarlo, le lanzó un hechizo paralizador. La sombra de la persona, con movimientos rápidos, lo esquivó y se dio la vuelta.

-No me gustan los curiosos.

-Yo podría decirte lo mismo.

El hombre estaba frente a Blaise.

-Dos personas sexis no pueden estar en el mismo lugar, así que te aconsejo que te vayas, lindura.

-Me iré, pero no porque me lo pidas, sino porque ya descubrí cuál es la siguiente prueba antes que cerraran las puertas del gran almacén.

-¿Qué?- Dijo preocupado Blaise. Harry fue muy específico "Si no vienes con una buena información, haré que Riyuu queme tu colección de retratos de ti mismo, maldito narcisista" esa amenaza fue suficiente para que el chico dejara de quejarse de su derrota y moviera su culo al bosque. -Oye, cariño, y ¿no quisieras compartir esa jugosa información con los menos favorecidos?

-No.- Rápido y directo.

-Por favor, tesoro, no seas hijo de puta y ayuda a este lindo hombre.

-¿Eres amigo del heredero Malfoy? No te pareces mucho a él, aunque ambos están en la misma casa. Él es más lindo, no veo como puede ser tu amigo.

Oh, el idiota no dijo eso. Toda su vida vio como su mamá era comparada y en muchas ocaciones criticada, sea por su riqueza, por sus muchos maridos o por su forma de ser tan directa.

"Debes ser gentil, Blaise. Así cuando las personas piensen que eres débil, podrás apuñalarlos por la espalda si intentan hacerte daño. Recuerda esto hermoso niño: tu solo eres fiel a tu familia, tus amigos y a ti mismo. Nadie puede compararte nunca porque eres único"

Esas palabras, dichas por su madre, durante tantos años hicieron que Blaise le diera toda la razón.

-Draco es todo tierno y amable. Es un heredero con todas las de la ley.

-¿Y tú?- Preguntó el hombre.

La magia salió rápido de su varita y paralizó al hombre, quien no esperó ese ataque.

-¿Yo? Yo no soy tan cortés como mi amigo. Así que dime ¿qué quieres para decirme de qué trata esta prueba? ¿Dinero, joyas, poder? Solo pídelo al gran Zabini y él te lo dará. Pero te diré una cosa, vuelves a compararme y no necesitaré de dinero para persuadirte, porque mi varita irá directamente a tu ojo y te sacará la información a punta de maldiciones. Así que habla, ¿qué quieres?

-Una cita.

-¿Qué?- Blaise esperaba todo, menos eso.

-Una cita contigo y te digo todo lo que sé.

-¿Cuál es la trampa?- Dijo sin creerle el chico.

-Ninguna, solo estoy algo curioso. En los pocos minutos que llevamos de conocernos, me insultaste, me agrediste y coqueteaste conmigo, si eso no es interesante no sé que lo sea.

-¿Una cita y cantas como pájaro?

-Seré el más hablador.- Le sonrió. Blaise odiaba admitirlo, pero el idiota era lindo. Quitó el hechizo paralizador y lo miró.

-Bien.

-De acuerdo. Pero antes...- Lo tomó de la mano y sin poder reaccionar le dio un beso. -Sí. Esa boca no solo sirve para insultarme al parecer. Eres muy interesante.

-¿Me repites tu nombre?

-Callate.

-Sigue tratándome así y seguiré besándote.

Blaise solo le dio una sonrisa sarcástica.

-Dije que te callaras, idiota.- Y ahora fue él quien lo besaba.

________________________________________

-Lo juro por Merlín, si no llega en dos minutos voy a buscarlo.- Decía Harry dando vueltas por el salón de Slytherin.

-Harry cálmate.- Pansy no estaba mucho mejor, ya que ella también estaba dando vueltas en otro punto de la habitación. -Estas poniendo nervioso a Draco.

-Ambos están poniendo nervioso a Draco.- Dijo Luna, sentada al lado de Draco.

La puerta se abrió con mucho ruido y como eran los únicos en el salón todos pegaron un brinco del susto.

-¡LLEGO POR QUIEN LLORABAN! O SEA, YO.

-Pero serás idiota, son las cuatro de la puta mañana, cállate.- Harry le dio un pequeño golpe en la cabeza.

-Nos van a castigar.- Draco se lamentaba.

-Te ves muy contento, no me gusta.- Dijo Pansy.

-Sus ojos tienen vida, están llenos de nubes blancas, que lindo.- Dijo Luna.

-Espero que hayas averiguado algo, o dile adiós a esos cuadros.- Volvió a decir Harry.

-Obviamente sé algo. Como siempre, tengo que salvarles el trasero a todos.- Empezó a decir Blaise. -Pues, verán, luego de una sesión de besos pude convencer a...

-Un momento, ¿como que besos? ¿Con quién te besaste para conseguir esa información?- Preguntó Pansy sorprendida.

-¿Quieren saber o no?

-¡Sí!- Dijeron al mismo tiempo.

-Pues gracias a mi carisma y unos besos tontos descubrí que esta prueba es....- Esperó unos segundos para darle emoción.

-BLAISE ZABINI.- Gritó Harry con una bola de magia en su mano, olvidando lo de no hacer ruido.

-Ay, no aguantan nada. Dragones, es sobre dragones ¿contentos? Anoche llegaron varios dragones de Rumania para esta prueba.- Luego puso cara preocupada. -No voy a mentir, son aterradores, según mi fuente, el bombón que me dio la información dijo que el más peligroso se llama el Colacuerno Húngaro.

Esa nueva información dejó en un silencio pesado a los chicos.

-Lo lograrás Draco.- Dijo Luna. -Un dragón no puede lastimar a otro dragón.

Una pequeña sonrisa se mostró en la cara de Draco y con esas palabras, el ánimo de todos regresó poco a poco.

______________________________________

Al día siguiente, Draco encontró a Cedric para decirle lo que sabía.

-Oye, supe que la próxima prueba será de dragones, así que debes estar precavido.

-¿Por qué me ayudas?- Dijo Cedric.

-No quería hacerlo, pero una cosa es la rivalidad entre nuestras casas y otra es la rivalidad entre las escuelas y este torneo. Así que ambos debemos apoyarnos, ya que representamos a Hogwarts. Suerte.

-Gracias, Draco. Que lindo eres.- Luego de un segundo, el chico se acercó. -Oye, yo quería saber...

-Tu novia te está buscando.- Harry interrumpió lo que sea que iba a decir el chico. Puso una mano en la cintura del rubio y sonrió. -¿Podrías decirle que deje de molestarme? Es insufrible tener que esconderme de cuatro acosadores, ya con tres era suficiente.

El castaño se acercó a Cedric y le susurró.

-Vuelves a ver a mi chico con esos ojos codiciosos y yo me encargaré de arrancartelos sin ninguna anestesia con mis propias manos, ¿me entendiste?- Luego en voz alta dijo. -Vigila a tu novia, que no ande de zorra conmigo, yo ya estoy apartado desde hace años.

En otra ocasión, Draco regañaría a Harry por sus comentarios, pero a él tampoco le gustaba que Cho siempre buscara la atención de Harry, así que permaneció callado ante la amenaza de Harry.

Cuando se fue Cedric, Harry lo tomó de la cintura y ocultó su cara en su cuello.

-Mmm, hueles a chocolate y vainilla, que rico, cariño.

-Yo no soy la comida, Harry.- Riendo dijo el rubio.

-Sí, lo eres, eres mi comida perfecta, solo mía.- Draco no se le escapó el tinte de celos en la voz de Harry, así que para aplacar sus sentimientos posesivos y que no hiciera una locura contra nadie, Draco se dejó hacer lo que Harry quería.

Básicamente una sesión de besos en medio del jardín.

-Tan perfecto.- Beso. -Tan hermoso.- Otro beso. -Mío, todo mío.- Beso en el cuello. -Soy el más afortunado.- Besó su cuello hasta que una marca se le formó. Harry estaba contento, así todos verían que Draco ya estaba tomado y si el chupón no les hacía ver la verdad, él se encargaría personalmente de hacerles entender con golpes y maleficios.

Las manos subieron por la espalda, dentro de la ropa de Draco. Justo cuando estaban a medio intercambio de saliva, una voz los asustó

-HARRY POTTER ESTÁS CASTIGADO POR TODO EL AÑO.- La voz de Seveus se escuchó desde lo alto del castillo. En una ventana, el hombre los veía.

Harry le sonrió de vuelta y lo saludó, como si no lo hubiera escuchado, siguió besando a Draco.

-Harry, te matarán por esto.

-¿No escuchaste, amor? Ya estoy castigado el resto del año, ya no importa lo que haga, seguiré castigado.

Y con esas palabras, abrazó a Draco y se lo llevó de ese lugar. Severus los encontró en un salón, mientras se besaban. Con una cara de perros, tomó a Harry y Draco de las orejas y se los llevó de ahí a los baños. Con ropa puesta aún, el pelinegro abrió la regadera, logrando que el agua fría bañara a los chicos y gritaran del susto.

-¿QUE MIERDA?

-AAHHH, Padrino ¿qué haces?

-El agua fría refrescará sus ideas.

-Sirius dice que nada los detuvo cuando ustedes...

Las palabras se callaron cuando más agua fría, de la varita de Severus, les cayó en la cara.

Maldito perro. Luego hablaría con él.

_______________________________________

Alastor se encontró con los chicos y les dijo que Draco no podía usar la escoba contra los dragones, pero sí su varita, así que debía ser muy listo. Cuando Harry le preguntó la razón de tanta ayuda de su parte, Alastor le quitó importancia y le dijo que sólo quería ver ganar a Draco.

-Escuchen todos.- Empezó Barty, mostrando un saco en la gran tienda. -Van a tomar un Dragón en miniatura, ese será con quien se enfrentarán en la vida real, cada criatura contiene un huevo de oro que deberán tomar, ya que es la pista para la próxima prueba.

Uno a uno buscaron en la bolsa hasta que fue el turno de Draco. El rubio lo único que pensaba es que no quería luchar contra su Dragón, ya que Blaise les había dicho noches anteriores que el Colacuerno Húngaro era el más peligroso de todos.

Draco vio cómo cada participante luchaba y conseguía su huevo, justo cuando él entraba a la arena de batalla y se disponía a correr para tomar su huevo, la cola del Dragón casi lo aplasta.

Su varita se le escapó de sus manos y solo le dio oportunidad de esconderse en unas piedras gigantes que simulaban una cueva.

Con ruidos de la multitud, Draco escuchó a su familiar acercarse cada vez más.

Riyuu voló hacia Draco y con rapidez se colocó en posición para que Draco se montara en él.

-Eh, te adoro, cariño, pero no creo que puedas conmigo.

Justo cuando el rubio iba a decirle a su familiar que se fuera porque era muy peligroso, la figura de un venado se acercó a ellos. La voz de Harry se escuchó entre la multitud.

"Precioso, sube en Riyuu. No me mates, pero desde el año pasado lo hechicé para que su crecimiento fuera más lento, en el momento en que estés arriba en su espalda, va a tomar su verdadero tamaño y luego que todo termine volverá a ser más pequeño"

-Yo te mato.- Dijo Draco sin tener tiempo en pensar otra opción, ya que el dragón húngaro ahora estaba volando hacia Draco. -Cuando esto termine vas a suplicar perdón de rodillas.

"Me pondré de rodillas para suplicante, amor"

-¿Cómo, por Salazar, puedes lograr que un patronus se escuche con dobles intenciones? Te odio.

-Te adoro, vuelve a mí y golpeame o bésame, pero vuelve a mis brazos, cariño.- Y con eso, el venado se fue.

El chico vio como Riyuu triplicaba su tamaño y ahora era mucho más grande que él.

-Yo lo mato, lo juro por Merlín.- Draco se montó en su espalda y ambos esperaron la oportunidad para distraer al Colacuerno y hacer que se estrellara con un puente en ruinas, causando que Riyuu volara hacia el huevo y Draco se inclinara rápido a tomarlo antes que la criatura subiera otra vez a los cielos.

Había logrado su primera Victoria.

Los gritos de todos los presentes asustaron a Draco, quien buscaba a su familia. Cuando estuvo en tierra firme, Lucius, Severus, Sirius, Remus, Harry y sus amigos se acercaron a él.

-¿Todos están aquí?- La pregunta era tan tonta que Draco se avergonzó, pero no esperaba que todos vinieran para apoyarlo.

-Claro que sí, hijo. Aquí estamos para lo que necesites.- Lucius se acercó y le tocó el hombro. Sabía que solo Harry podía abrazarlo, pero él demostraría su cariño y apoyo estando cerca. Pero para su sorpresa, Draco se acercó y le tomó la mano.

Solo fue un apretón de su parte. Fue algo muy pequeño para muchos, pero se convirtió en un gran acontecimiento para el Malfoy mayor. Miró a los otros adultos y con su otra mano sin usar señaló sus manos agarradas con una sonrisa.

-Gracias por estar aquí, sé que siempre puedo contar contigo.- Draco estaba muy cansado, pero su corazón estaba feliz, había superado esta prueba y tenía a todos los que quería cerca de él.

Cuando todos se calmaron y fueron a un lugar menos bullicioso, vieron el gran tesoro.

-Bueno, espero que tenga oro y joyas adentro para ser custodiado por un maldito Dragón come niños.- Sirius habló, pero luego de esas palabras recibió un golpe en la cabeza de Severus.

En el segundo en que Draco intentó abrir el huevo un sonido aturdidor se caló entre la habitación y todos se taparon los oídos.

-Debe haber un truco.- Dijo Remus. -No lo escuchamos nosotros por la frecuencia, pero tal vez en otro estado de la materia se pueda entender lo que dice.

-Eres tan Inteligente.- Lucius quiso besarlo, pero se resistió en el último segundo porque habían personas viendo.

"Si solo ese grado de respeto y castidad lo tuviera tu hijo con Harry, Lucius" pensaron Severus y Remus al mismo tiempo.

-Si, beso de celebración.- Tras decir eso, Sirius tomó a Severus y lo besó fuertemente. Luego de unos segundos se alejó y corrió lejos, siendo perseguido por un molesto Severus quien le lanzaba Imperius cada que podía, mientras que Sirius las esquivaba por muy poco.
______________________________________

El tiempo transcurría relativamente con normalidad y como aún faltaba para la segunda prueba, todas las escuelas estaban celebrando el inicio del baile de Navidad.

Tanto estudiantes como profesores estaban muy emocionados.

Bueno, casi todos.

-Que humillación tan grande.- Dijo Severus con cara de espanto al lado de Minerva.

-Oh, vamos Severus. Es nuestro deber como jefes de nuestras casas ayudar a los estudiantes y prepararlos para que no hagan el ridículo en el baile frente a las otras escuelas.

Si esa noche, Severus hubiese sabido que Minerva estaba planeando esta tortura, no habría ido después de escuchar que lo buscaba.

-No me importa que hagan el ridículo.- Dijo mezquino el pelinegro.

-Te recuerdo que uno de los participantes del torneo está en tu casa.

Severus le dio una mirada con burla.

-Draco fue enseñado en etiqueta, baile, defensa, tradiciones y todo lo que se necesita saber para nunca avergonzarse en una situación como esta ¿cierto, Draco?

-Es cierto.- Draco le dio la razón, luego miró a Harry. -Pero si quisiera aprender un poco el estilo de este baile, profesor.- Puso ojos de cachorro y Severus maldijo en su mente.

Maldito niño, llegará el día en que esos ojos no me manipulen a su antojo.

-Bueno, chicos, lo primero es invitar a su pareja al baile y cuando estén en la fiesta la melodía de la música hará el resto.

Draco vio con burla como Minerva tomó de las manos a Severus y empezaron a bailar para dar un ejemplo de lo que se avecinaba en la fiesta. Con cara de horror, Severus intentó seguirle el ritmo y ambos empezaron una danza muy elegante por todo el salón.

Debía admitir que le había dicho que quería ver una actuación de ambos para que Harry recordara invitarlo al baile. Era algo tonto, el Draco de once años se burlaria de él, pero el Draco de catorce, casi quince, estaba esperando muy emocionado que Harry lo invitara.

-Que circo.- Dijo Harry.

-Pero tú amas las fiestas, Harry.

-Lo hago, pero ver a Severus bailar no estará dentro de mis recuerdos más felices nunca.

-Harry- Se acercaba la zor...digo, Cho hacia ellos. -¿Quisieras ir al baile conmigo?- Dijo con una gran sonrisa.

-Esto será divertido.- Dijo Blaise con burla viendo la escena.

-Apuesto 50 a que Harry la deja calva.

-No todo en la vida es apostar a costillas de las tragedias de los demás, Pansy.- Empezó a decir Blaise.

-Apuesto 60 a que Harry la humilla y se irá llorando.- La voz de Luna los sorprendió.

-Mira eso, ahora estás corrompiendo a nuestra hermana menor.- Se rió el moreno. -Apuesto esos 60 a que algún profesor llega justo antes de que Harry la mate.

Harry le dio una mirada de asco.

-No tengo intención de pasar más de un segundo a tu lado más de lo necesario y menos querer ir al baile contigo. Sé una buena novia y busca a Cedric, tal vez si pararas un tiempo y no usaras tu energía en mirarme te darías cuenta que tu novio te quiere poner los cuernos también. ¿Sabes qué? Olvidalo, son tal para cual.

La chica con lágrimas se fue a otro lugar.

La humillación de la chica hubiese hecho que Draco se sintiera mejor, pero no lo hizo.

Tal vez Harry no quería ir al baile y solo, solo iba por obligación. Eso entristeció mucho a Draco, quién vio que todos empezaron a bailar y practicar. Con pasos rápidos empezó a irse de ese lugar cuando Harry estuvo distraído. Justo cuando estaba a mitad del pasillo para tomar aire, una figura lo alcanzó.

-Draco.- Era Theodoro Nott. Conocía muy poco del chico, pero era callado y muy educado cuando estaban en clases, así que le devolvió el saludo.

-Hola, Notts ¿qué sucede?

-Verás yo...bueno, eh...es algo vergonzoso, pero quería saber si ya tienes pareja para el gran baile.

-Bueno yo...- Una mano se colocó en sus hombros con protección, subió la vista y vio a Harry con una cara tan seria que hasta Theodoro dio un paso atrás.

-Lo siento, Draco ya tiene acompañante. Buen intento, pero eso nunca pasará en esta vida.

Con la cara roja de vergüenza, Notts balbuceo algo y dio un rápido saludo antes de irse.

Draco estaba molesto. Se quitó del agarre de Harry y lo miró.

-No tengo pareja para el baile, nadie me lo ha pedido, tal vez quería ir con él, ¿no lo pensaste?- Mintió con rabia.

Harry en lugar de sorprenderse, se burló.

-Cariño, no intentes ponerme celoso, eso no terminará bien para el pobre desgraciado que te toque o esté cerca de ti.

-Bueno, al menos él si tuvo las agallas de pedirmelo, no como otros.- Cuando se iba a ir, Harry lo tomó de la cintura y lo besó con fuerza. Ya se estaban acostumbrando a los besos, pero eso no hacía que fuera menos emocionante cuando Harry se portaba todo salvaje y hacía lo que quería.

-Cosita enojada, ven conmigo.

Caminaron juntos por un rato hasta llegar al gran jardín. Unos minutos después Draco abrió los ojos de la impresión.

Frente a ellos estaba una pequeña capilla llena de flores y velas que parecía ser sacado de un cuento de hadas.

-Cariño...- Draco no podía hablar. Cuando llegaron vio como Riyuu tenía una corbata negra y Star un corbatín dorado.

-Draco.- Lo llamó Harry, cuando el mencionado se volteó vio como Harry sacaba un lindo broche con la forma de una serpiente dorada y ojos con esmeraldas. -¿Me harías el honor de convertirme en tu pareja para el baile?

Las mariposas volvieron a flotar y con ellas una manada de elefantes las acompañaba. Draco besó a Harry y le dijo que sí entre los besos que le daba.

-Solo debías esperar unas horas, cariño. Claro que te lo iba a pedir. No soy un descerebrado. Mis tíos me enseñaron modales.

-¿Querrás decir, Remus?

-Exactamente.- Le guiño un ojo.

Con una risa, ambos volvieron a besarse, siendo observados por sus familiares y otras personas que estaban escondidos en diferentes lugares, ellos veían la escena algunos con adoración, odio y humillación.

______________________________________

El baile sucedió un sábado muy frío de diciembre.

La decoración estaba llena de cristales y copos de nieve falsos que caían desde el techo. La fiesta estaba en pleno apogeo cuando la entrada de la pareja hizo eco entre la multitud.

Draco vestía de blanco, una corbata negra, que era la que Riyuu tenía esa noche y Harry estaba todo vestido de negro con el corbatín dorado que utilizó Star. Ambos lucían perfectos.

Con la música de fondo, Harry tomó a Draco y lo sacó a bailar. El rubio estaba tan hermoso esa noche, mejillas rojas, nariz rosada y los labios más apetecibles que nunca.

La música sonó, la danza comenzó.

[N/A: Se empieza a escuchar Snowman de Sia]

Ambos comenzaron un baile sensual y elegante que hipnotizó a más de una persona en ese gran salón.

[I want you to know that I'm never leaving
'Cause I'm Mrs. Snow, 'til death we'll be freezing
Yeah, you are my home, my home for all seasons
So come on, let's go]

-Eres la mejor persona que he conocido.- Dijo Harry al ritmo de un perfecto compás. -Estoy muy agradecido de haber entrado ese día al cubículo del tren, hace cuatro años.- Con cariño y sutileza le dio varias vueltas. -Gracias por ser mi calma, mi alegría y mi corazón.

[Let's go below zero and hide from the sun
I love you forever where we'll have some fun
Yes, let's hit the North Pole and live happily
Please, don't cry no tears now, it's Christmas, baby]

-Me llenas de tanta alegría que a veces no se que hacer con ella.- Con voz sensible Draco le respondió. -Llegaste en un momento que no sabía que te necesitaba y te adoro por no irte nunca más de mi lado. Eres quien me mantiene sereno cuando las voces de mi cabeza son demasiado ruidosas para soportarlo. Cada día contigo sé que las sonrisas nunca me faltarán.

Harry le dio vueltas por la habitación, causando varios jadeos a su alrededor. Y es que ambos no se dieron cuenta, pero la magia de Harry los estaba haciendo levitar un poco lejos del piso.

-Gracias por estar en mi vida.- Dijo Harry.

-Gracias por no irte de la mía.- Respondió Draco.

"Te amo" pensó Harry.

La cara del castaño tenía que haber dado una señal, porque con lágrimas en la cara, Draco lo besó.

"Yo también te amo" pensó el rubio.

My snowman and me
My snowman and me
Baby.

Si la canción terminó, ellos no lo notaron, solo siguieron bailando por toda la noche.

No vieron cómo el corazón de Severus se ablandó un poco al verlos.

No vieron que Blaise había llegado con Victor Krum.

No vieron cómo lloraban sus amigas de la emoción.

No vieron la mirada de odio de Ginevra.

No vieron la pequeña, casi inexistente sonrisa que Granger les lanzaba, mientras Ron seguía hablando mal de ellos, hasta el punto de cansarla e irse del lugar.

Y, por último, no vieron cómo una figura los veía, escondido en la puerta de salida. Con un último suspiro se fue, dejando la escena de ambos chicos siendo felices.
______________________________________

Días después, Cedric alcanzó a Draco y Harry y los saludó. Draco solo le dio una mueca incomodo y Harry ni lo miró, esperando a que su rubio terminara y se fueran.

-Sabes, el baño es un gran lugar para escuchar música.- Dijo Cedric a Draco con una sonrisa cautivadora. -Podríamos ir juntos y así ambos sabremos de que trata la siguiente prueba.- Cedric estaba muy cerca.

Más de lo que Draco le permitía a nadie.

-Harry.- Dijo el rubio.

En el segundo en que dijo su nombre, una magia levitó a Hufflepuff hasta dejarlo muy lejos de Draco y se estampó contra una pared, Harry de posicionó enfrente de él.

-Agradecemos tu ayuda Diggory.- Luego conjuró dos serpientes que empezaron a subirse por el cuerpo del mayor, dejándolo asustado. -Pero si vuelves a acercarte a Draco, no seré más permisivo contigo ¿nos entendemos?

-S-sí, clarísimo.

-Que bueno que todos estamos en la misma página.- Las serpientes desaparecieron, así como el pobre hombre.

-¿Permisivo?- Preguntó el rubio.

-Estoy aprendiendo nuevas palabras para sonar como un culo estirado cuando tu padre haga el banquete y acepte mi cortejo hacia ti.

-Tan seguro estás que Lucius dirá que sí ¿eh?

-Tengo tantas maneras de convencerlo si en un caso hipotético dice que no.

-No vas a hechizarlo.-Dijo Draco con seriedad.

Harry no dijo nada.

-Si piensas en manipular su respuesta por un segundo eres hombre muerto, ¿no has escuchado que Lucius es inmune al Imperius?

-¿En serio? Diablos.- Dijo Harry con sorpresa, pero ante la ceja perfectamente levantada del rubio, rectificó su expresión. -Digo, digo, ya lo sabía, cariño, no pienses mal de mí, soy inocente de todo lo que me acusas.

-Sí, claro.- Dijo con sarcasmo.

-¿Por qué estás tan lejos? Quiero besarte.

Draco soltó una pequeña risa avergonzado.

-Eres muy desvergonzado.

-Desvergonzado sería besarte en cada minuto del día como siempre quiero hacerlo, que agradezcan los sacrificios que hago en aguantarme.

Draco se acercó y lo tomó del cuello, acercándose mucho, a diferencia de la sensación de incomodidad que sintió cuando Cedric se le acercó, ahora solo sentía miles de mariposas en su estómago y podía casi jurar que su corazón se le iba a salir cuando Harry lo tomó de la cintura y, como era más alto y fuerte que el rubio, casi estaba encima de él respirando su aroma. Harry tomó respiraciones del cuello, luego del cabello y así siguió con toda la cara.

-¿Quieres ir al baño y ver cómo hacemos para que el tonto huevo se abra o prefieres hacer otra cosa? Solo debes pedirlo.

Aunque en el fondo Draco quería decir que solo deseaba esconderse en su cama y que Harry lo consintiera, sabía que no podía hacerlo.

-Baño, por favor.

-De acuerdo.

Ambos chicos caminaron hasta el baño y cuando entraron vieron una gran tina.

-Estoy teniendo pensamientos que no tienen nada que ver con saber la siguiente prueba.- Dijo Harry. Draco solo se burló. -¿Puedo quedarme?

-No creo que lo vean bien Harry.

-¿Tú quieres que me quede?

Draco calló. Esperó unos segundos para decir una respuesta negativa y ver irse a Harry, pero en lugar de eso, las lágrimas empezaron a salir, asustando al castaño.

-Mi hermoso Dragón, ¿qué sucede?. ¿Quieres estar solo?

Draco negó con la cabeza.

-Es que...es-es demasiada presión, Harry. Yo...yo solo quería tener citas normales contigo, como lo tienen los Muggles, sacar buenas notas como siempre y burlarme de Granger por ser la número dos en astronomía, pero ahora estoy aquí atrapado con este tonto torneo que no sé para que sirve. Te dará gloria y fama, ¿por eso arriesgan sus vidas? La fama la puedo conseguir con mis propios méritos y el talento que tendré donde quiera especializarme y la gloria...bueno, está mal que lo diga, pero mi familia está en la lista de los sagrados 28, ¿que más gloria que esa?, yo solo...solo quiero que esto termine y....yo...- Las respiración le faltaba. -Ha-harry, me siento muy mal.- Y con esas palabras, el rubio empezó a llorar sin parar.

Harry lo abrazó y empezó a consolarlo diciéndole lo buen niño que era y lo valiente que había sido por enfrentarse a la prueba y a todos los riesgos que esta tenía, Draco solo se dejó abrazar con el huevo dorado entre sus manos, no lo soltaba por nada. Con un movimiento de varita, Harry agrandó la bañera, creando espacio para otra persona y encantó el agua para que estuviera a una temperatura adecuada y tibia y levantó a Draco. El rubia lo rodeó con las piernas en la cintura, dejando completamente que Harry se hiciera cargo de todo.

Al cabo de unos segundos, Harry los tenía con todo y ropa en la gran tina, el huevo quedó dentro del agua olvidado entre ellos, de ese modo, el castaño estaba con la espalda en el duro material y su chico quedó con la espalda en su pecho. Poco a poco Harry le susurraba en el oído lo lindo que era y lo increíble que estaba sobrellevando toda esta situación.

-No te preocupes, cariño, yo estoy aquí.- Harry lo rodeó con sus brazos y ambos disfrutaron del momento. -Puedes llorar, puedes gritar o solo puedes no hablar si quieres, todo lo que necesites hacer para drenar todas las emociones que estás sintiendo, aquí estoy si quieres hablar o solo buscar que te escuche.

Draco lloró en silencio, pero ahora de emoción contenida por las palabras de Harry. Sentía como cada mariposa iba a explotar en su interior.

-Quiero estar un rato así, por favor.

-Como tu quieras.- Con magia sin varita, conjuró unas galletas de zanahoria y nueces. Una galleta voló entre ellos y se colocó delante de Draco creando un pequeño baile ante él.

Draco soltó una carcajada, recordó esa vez, en primer año, cuando Harry hizo lo mismo con un pollo.

-Me mimas mucho, vas a malcriarme y luego seré un horror con todos.

-Lo hago.- Dijo Harry. -Te mereces que te mimen, que te adoren y que te den todo lo que exijas. Tú solo debes pedirlo hermoso y yo te lo daré.

-Quiero un beso.

Y sin más, Harry se acercó y empezó a besarlo. Poco a poco la inexperiencia de ambos se estaba olvidando y comenzaron a experimentar lo que les gustaba. La lengua de Harry se metió sin permiso en la boca de Draco, tomando todo lo que el rubio le daba. Draco empezó a voltearse para estar frente a frente con Harry y colocó una mano pálida y suave en el cuero cabelludo de Harry para atraerlo más. Harry era más codicioso que eso, tomó a Draco y lo colocó en sus piernas, para que el menor quedara con las piernas un poco abiertas y sus cuerpos se juntaran perfectamente.

-¡Aahh! Harry, espera.

-Un segundo y ya, cariño. Solo un beso y paramos.

Pero un beso llevó a otro y luego a otro más intenso.

Los besos seguían, el ruido de los gemidos de Draco se escuchaba en todo el baño y la respiración se le notaba agitada. Harry no estaba mejor, empezó a gruñir con cada vez que su niño lanzaba un gemido chiquito y sus manos no dejaban ni su cintura ni su espalda.

Justo cuando Harry iba a colocar una mano en el trasero de Draco, un ruido los paró. Debido a los movimientos que estaban haciendo no se percataron que el huevo empezó a iluminarse dentro del agua.

-Harry.

-Debe estar diciendo algo sobre el agua, por eso no podíamos aguantar su grito afuera, como lo dijo mi tío, sumérgete cariño.

Draco hizo lo que se le dijo y por primera vez, desde que tiene el huevo, pudo entender todo. La segunda prueba consistía en estar una hora en el agua y también decía que las sirenas del lago se habían llevado algo muy valioso para él. Draco volvió a la superficie aún más confundido. Miró a Harry y no pudieron llevárselo porque él estaba justo a su lado.

Nada tenía sentido. Pero agradeció saber cómo sería la siguiente prueba.
Justo cuando iba volver a besar a Harry, la puerta se abrió, le tomó un segundo al rubio poner la mano en la cabeza de Harry y sumergirlo en el agua.

-¿Qu...?- Harry no pudo hablar cuando lo metieron al agua.

-¿Qué haces Draco?- Preguntó Severus extrañado de ver a su sobrino en el agua con la ropa puesta.

-Ya descubrí lo que es la segunda prueba. Voy a secarme y te cuento.

-Bueno, pero sé rápido, puedes enfermarte.- Cuando se fue, Harry salió rápido acaparando todo el aire que podía.

-El que se va a enfermar soy yo, casi me ahogas, Dragón.

Draco le dio una mirada de disculpas.

-Lo siento, Harry, pero soy muy joven para ser viudo tan rápido, eso es lo que iba a pasar si Severus nos veía en esta situación. Nos vemos luego, cariño.- Lo besó rápido y se fue detrás de su padrino.

_______________________________________

Esa semana fue muy extraña pensó Harry. Aún no sabían cómo ganar en la segunda prueba, pero un día le dieron la solución.

Los prefectos miraban a Draco y a sus amigos.

-Como este será el último año para dos de nosotros cuatro, hemos decidido que queremos que alguien de nuestra casa sea el ganador de este tonto torneo.- Dijo la rubia.

-No lo hacemos por la fama.- Dijo otra chica.

-Lo hacemos porque no queremos que otra persona gane.- Respondió con burla un chico.

-Eso y que con este futuro triunfo podemos presumirlo, el tiempo que nos queda, a los de Griffindor.- Otro chico sonreía de solo pensarlo

-¿Ustedes saben como respirar en el agua más de una hora?- Preguntó Draco. -Porque esa es la única forma en la que podrían ayudarme.

-Nosotros no.- Dijo uno y empujó a otro. -Pero aquí nuestro amigo es experto en Herbología y pociones antiguas.- Un quinto chico se apareció entre los prefectos y miró al suelo.

El que fue empujado se puso rojo y con timidez miró a Draco.

-Podrías usar las branquialgas, la profesora Sprout las cultiva todo el año y he visto como se las da de comer a tu familiar.

Todos los chicos se vieron.

-Eso es muy inteligente.- Dijo Pansy.

-Recuerdame volver a preguntar como inició esa rara amistad.- Harry estaba confundido, pero feliz.

-Vamos chicos. No hay tiempo que perder, debemos buscar esas algas.- Miro a los prefectos. -Gracias, de verdad es de mucha ayuda esta información.

Uno de los prefectos, para sorpresa de todos, se acercó a Draco y le dio una mirada muy sincera que venía con una sonrisa. -Este año terminará muy diferente a los demás, Draco. Debes estar alerta, recuerda una cosa: las serpientes se protegen entre ellas.

Y con eso se fue. Los demás prefectos lo siguieron.

______________________________________

Las Torres estaban repletas de estudiantes, profesores y visitantes. Los cuatro campeones se sumergieron en el agua y empezaron a nadar lejos de la superficie.

Al cabo de un tiempo, Draco encontró un sitio en el agua donde se encontraban muchas personas conocidas por él. Éstas estaban sujetas con algas. Ahora entendían las palabras del huevo.

"Nos llevamos algo valioso..."

Frente a él, estaba Lucius.

Cerca de él, estaba Cho, una niña pequeña y para su gran sorpresa se hayaba su amigo Blaise.

El pequeño intentaba tomar a Lucius y luego a Blaise, pero varias sirenas le sacaron sus estridentes y lo detuvieron. Al cabo de unos segundos, llegaron Cedric y Víctor para llevarse a Cho y Blaise.

Draco estaba tan sorprendido. Su amigo, después de todo esto, debía dar una gran explicación. Cuando el rubio se iba notó que la niña aún seguía ahí, así que la tomó y se la llevó, pero eso trajo como consecuencia que varias criaturas lo tomaran como rehén.

"Tú te quedas" decían con gritos agudos los pulpos.

"Odio que me digan que hacer" pensó Draco y con su varita les lanzó un hechizo de electricidad que hizo que todos se alejaran. Nadó rápido y a pocos segundos de terminar su hora, Draco salió del mar.

Harry fue a su encuentro y le lanzó un hechizo de calefacción.

Ambos se abrazaron mientras Draco respiraba con dificultad. Fleur le sonrió a Draco.

-Tu salvaste a mi hermana, eso nunca lo olvidaré. Mi casa está en deuda con la tuya, Herdero Malfoy, puedes pedir lo que quieras.- Le dio un beso en la mejilla se fue con su hermanita.

Harry quedó en shock.

-No sé que decir.- Harry no tenía palabras.

-No digas nada, solo bésame.

Y Harry estaba feliz de seguir las órdenes de Draco. Justo en el segundo en que sus labios se tocaron fueron apartados por Severus.

-Bueno, bueno, todos estamos muy felices, pero no exageremos con las muestras de cariño.

-Solo quiero darle un beso a mi prometido.

-Lucius no ha dicho que sí, insolente. Lucius dile algo.- Cuando el pelinegro volteó a ver a su amigo, éste estaba tumbado en el piso respirando mucho aire y cerca de Remus quien le abanicaba la cara con un cuaderno. -No te mueras, amigo. Debes poner a Potter en su lugar.

-Es mejor que Sirius lo bese de nuevo para que se le quite el mal humor.- Susurró Harry, pero Severus lo escuchó.

-Potter, castigado.

Harry iba a mandarlo a la mierda. Sin embargo, el ministro habló y dijo que Cedric quedó en primer lugar y nombró a Draco como el puesto dos, ya que ayudó a dos personas y las rescató.

Todo terminó con risas y un sentimiento de júbilo en todos los presentes. Excepto Blaise que veía como sus amigos le daban una mirada de muerte, ya que él estaba metido en esta mierda y nunca dijo nada.

-Ay, mierda.- Se lamentó el moreno.

Luego de esa prueba, Barty Crouch buscó a Harry, el chico no quería hablar con él, pero Draco le dijo que toda información, por pequeña o grande que fuera era muy valiosa. Es por ese motivo que lo siguió y ambos empezaron a caminar por los alrededores de Hogwart. Para aburrimiento de Harry, Barty Sr no dijo gran cosa, de hecho, luego de un par de minutos se encontraron con Alastor y tras una mención de un chico el otro hombre se fue.

-Que no te moleste, Harry. Solo quiere dárselas de importante.

Harry se acercó a Alastor y lo miró un buen rato.

-No me gusta los disfraces, profesor.-

-No sé de que hablas.- Decía con nervios el mayor lamiendose la boca con la lengua.

-Ese disfraz humano no te queda bien, amigo. No sé quién eres, pero tocas o lastimas a Draco y Azkaban será el menor de tus problemas.

Y con eso se fue, dejando a un asustado Alastor en medio del jardín. Esa noche cuando Harry estaba tomando el castigo de Snape y lo ayudaba a buscar plantas de medicina en el bosque, se separaron por un rato. A lo lejos, Harry vio el cuerpo sin vida de Barty Crouch y maldijo su suerte.

-Si me voy, esto no pasó.- Dijo para sí mismo, pero cuando se dio la vuelta Severus estaba detrás de él. -Mierda, estás en todos lados.

-Siempre me causas problemas.- El pelinegro vio de Harry al tipo en el suelo. -Ahora mi noche está arruinada. No te bastó con robar ingredientes para hacer poción multijugos, ahora mandas a la mierda mi viernes.- Harry iba a negar lo de la poción multijugos, pero Severus lo tomó del cuello y ambos se fueron.

Y con eso, fueron a la oficina de Dumbledore. Hubo gritos, amenazas y miedo de parte de todos los presentes. El ministro Cornelius quería cancelar todo y mandar a medio Hogwart a Azkaban, pero Albus se negó. En el segundo en que todos se fueron, Harry fue a buscar a Draco, pero se encontró a Igor en los pasillos.

-Tu amiguito Malfoy ha traído desgracias a este torneo desde que empezó, se supone que Krum estaría por encima de todos y ahora la muerte de Crouch. Todo es muy sospechoso.

-No estoy de humor, Karkarov.- Dijo Harry. -¿Por qué no ve si su barco se hundió?- Cuando se iba a ir, es tomado por el brazo por el mayor.

-¿Crees que eres invencible? Debes creerlo, no todos derrotan al que no debe ser nombrado y viven para contarlo.- Lo miró con odio. -Tu cicatriz es la prueba del gran poder que tiene ese hombre.

-Falso, mi cicatriz es la prueba de amor y el sacrificio que hicieron mis padres. No me gusta que me toquen sin mi permiso.- Pero Harry se dio cuenta de algo. El hombre había dicho "Tiene" en tiempo presente en lugar de "Tenía"

Tal vez fue un accidente.

Tal vez solo el tipo no hablaba bien.

Pero no olvidaba las palabras de Sirius con respecto a Igor y su pasado, así que el chico miró a ambos lados para ver que no había nadie en el pasillo y con rapidez se abalanzó sobre el mayor. La sorpresa en la cara de Igor fue cómica, pero Harry no tenía tiempo que perder, ya llegaba tarde para dormir con Draco.

-Si te resistes, no me importará si sientes dolor.

Y con eso, usó Legeremancia. Harry se metió en su mente y vio como transcurría el juicio hace años de Igor. Vio como quería culpar a Severus, vio como Albus no hizo nada para evitarlo y fue Lucius quien defendió al pelinegro. También observó como Barty quedó conmocionado luego de que Karkarov dijera el nombre de su hijo, quien era uno de los culpables de la locura que tenían los padres de Lombotton. Todo el juicio le pareció una auténtica burla y más cuando se dio cuenta que este hombre tenía que estar en Azkaban y no siendo director.

Salió de su cabeza y no le dio tiempo al hombre de lanzar un hechizo o protegerse. Le lanzó un Desmaius y se fue de ese lugar.

-¿Dónde estabas?- Le dijo Draco cuando sintió a Harry abrazarlo por detrás y rodearle su cintura.

-Estaba buscándo la manera de ayudarte en la última prueba.

-Siempre me ayudas Harry, pero creo que en esta prueba haré lo que sea para perderla, es mucha tensión, así que yo seré el primer eliminado, no te tortures ¿de acuerdo?- Decía somnoliento, le dio un pequeño beso en la boca y sin más se durmió.

Harry no pegó ojo en toda la noche.

A la mañana siguiente se llevaba a cabo la última prueba. Ya los cuatro chicos estaban listos para entrar en el laberinto y encontrar la copa. Draco, no tenía concentración, luego de que esa mañana Harry le contara todo lo que sucedió en la noche con Igor, eso distrajo mucho al rubio.

Cuando el disparo salió de la varita de Albus el tiempo empezó a ser lento para Draco. Se metió al laberinto y pensó que luego de unos minutos lanzaría los rayos rojos para obtener ayuda y ser descalificado del torneo.

Pero Draco se dio cuenta muy tarde de que todo era una trampa. Vio como Krum hechizaba a Fleur. Draco lanzó un hechizo para aturdirlo y ayudarla escapar. Ambos corrieron aún más dentro del laberinto donde tuvieron que pasar por varias pruebas y luego de unos minutos volvieron a encontrarse a Víctor, pero éste estaba peleando con Cedric. Fleur intentó ayudar lanzando su ubicación para que vinieran a rescatarlos de ese loco.

Fue el rubio quien se dio cuenta que Krum tenía un Imperius en él.

-Cedric, Krum está poseído por un imperdonable. Cuidado.

Los tres intentaron retenerlo, pero una figura grande apareció detrás de ellos y los capturó con un encantamiento.

-No era como esperaba que terminara la noche, pero me sirve.- La figura de Alastor apareció. -No te ves sorprendido Malfoy.

El chico se burló.

-Estoy más decepcionado de no encajar las piezas más rápido. Harry dijo algo sobre una poción multijugos que Snape mencionó le habían robado, el imperdonable de Víctor, fuiste tú quien hablaba de ellos como la cosa más maravillosa del mundo. La pregunta es ¿quién eres? No eres igor, debes ser otro Mortifago.

-Eres el más brillante de mis alumnos, espero me sigas llenando de orgullo.- Dijo Alastor con sarcasmo. -No te necesito a ti, sino a Potter. Tú eres mi linda carnada, y las carnadas no hablan. Así que sé un buen niño y espera a ver cómo el señor oscuro vuelve a la vida con la ayuda de tu querido Potter.- Mandó a los otros tres jugadores lejos del laberinto, posiblemente al punto de partida y se dedicó a ver al menor.

-Tú metiste mi nombre en el cáliz de fuego.- Decirlo en voz alta sonaba tan obvio que Draco se quiso golpear a sí mismo por no haberse dado cuenta. -Los aurores te encontrarán.

-Los aurores son unos hijos de puta que nunca hacen bien su trabajo. ¿Crees que infiltrarse fue difícil? Fue pan comido.

-Estaré encantado de ver tu cara cuando te metan en Azkaban y nunca más puedas ver la luz del sol.

-NO VOY A VOLVER A AZKABAN.

Justo cuando iba alcanzar a Draco con su varita y posiblemente lanzarle un imperdonable, la magia rebotó.

Alastor lo miró confundido. Draco sonrió.

-No eres el más brillante de mis profesores.- Decía, cambiando las palabras del mayor. -¿Creiste que Harry y yo no haríamos nada después de ver todas las irregularidades que se presentaron en el torneo? Debo recordarte que Harry vio detrás de tu disfraz. No podrás lanzarme un hechizo que me lastime, cuatro grandes magos me lanzaron protecciones.- Dijo Draco pensando en Sirius, Remus, Severus y Lucius. -Tu odio hacia los aurores es notoria. Tu fanatismo hacia Voldermort da asco y el que dieras a entender que ya habías estado en Azkaban me da la ultima prueba que necesito.- Le sonrió el rubio. -Nunca pensé que usarías Multijugos, ya que Lucius me contó una vez que eras muy vanidoso con tu apariencia.

-Y lo sigue siendo.- Decía un Lucius caminando hacia ellos.

-Nadie es más vanidoso que tú, Malfoy.- Respondió Sirius.

-No es momento de hablar de esas tonterías. Acabemos con esto y que el idiota se pudra en un hueco.- Severus lo veía con mala cara.

-Recuerden no hacer un escándalo. Hay muchas personas inocentes.- Remus les habló.

Alastor vio como todos empezaron a cortarle las vias de salida y sonrió.

-¿Creen que el juego terminó? Por favor chicos, acaba de empezar.- Y con eso se pegó a la pared de hojas y las raíces rápidamente lo sujetaron para enviarlo al otro lado del laberinto.

-Siempre corren.- Dijo Sirius.

Todos empezaron a perseguirlo.

-No se dividan, es lo que quiere el hijo de puta.- Dijo Lucius.

-Esta noche alguien la pasará muy mal.- Siguió Severus.

Cada uno veía como el idiota se desvaneció y no podían encontrarlo. Asombrados, vieron cómo el suelo empezaba a agrietarse, causando que todos se alejaran por caminos diferentes.

-Espera a que ponga mis manos en tu cuello.- Prometió Sirius.

Sin saber cómo sucedió, Draco estaba solo. Corrió todo lo que pudo con la varita en la mano en todo momento. Al cabo de un rato, cuando entró en una parte del laberinto, las raíces del suelo empezaron a enredarse contra él. Lucho con su varita, pero una rama le tomó el brazo y le prohibió mover su muñeca para hacer algún hechizo.

Alastor volvió a aparecer sudado y con una cara de miedo, viendo en todas direcciones por si alguno de los adultos aparecía. Tenía un corte en su brazo profundo, la mejilla roja y se veía como su estómago sangraba.

Draco se rió.

-¿Estabas charlando con mi padrino?- Sabiendo que esas heridas eran muy características de los ataques de Severus.

-Ya no me importa lo que me pase, ya no me importa una mierda lo que le suceda a mi vida. Pero no me voy a dejar capturar antes de borrar esa sonrisa de tu rostro. Tal vez luego de que mueras, puedo divertirme unos segundos con esa linda cara. Las protecciones te defienden de la magia, pero técnicamente hablando, mi varita no te está atacando, son las raíces de las plantas. Así que no sucederá nada si ellas te dejan sin aire por unos segundos ¿cierto?

Y con eso, Draco empezó a respirar con dificultad a causa del agarre tan fuerte que tenía. En el segundo en que sus ojos se nublaron, las ramas se alejaron con miedo de su cuerpo y él cayó lejos de Alastor.

Alastor sorprendido iba a lastimar al chico, pero cientos de serpientes se amontonaron sobre él, causando que se tirara al suelo y tratara de quitárselas de encima. Sin embargo, cuando que deshacía de una, llegaban tres más, ahora siendo él quien perdía la respiración.

-Ya no es divertido cuando la broma se te regresa ¿verdad?- Dijo Harry quien caminaba con pasos pesados y, de sus manos, con movimientos circulares y sin varita, salían serpientes por todos lados. -Quiero ser yo quien te quite tu último suspiro. Eso será un castigo justo por todo lo que has provocado, Barty Crouch...Junior.

Draco, ahora de pie, veía como Harry deshacía la poción multijugos y la apariencia de Alator era transformada por la de un Barty Junior muy demacrado.

-Lo que me molesta es descubrirlo muy tarde y que hayas lastimado a Draco, pero enmendaré mi error llevándote yo mismo a Azkaban, tu dulce hogar.

Ante la mención de ese lugar, el hombre empezó a chillar de odio y agonía. Las serpientes picaban y le cortaban la respiración, pero se veía como el mayor estaba más aterrado por volver a prisión que por las serpientes. Al cabo de un rato, su respiración agitada se detuvo y no volvió a moverse.

Draco abrazó a Harry y ambos se fundieron en un beso.

-Llegas tarde.

-El hijo de puta de Krum me quiso lanzar un Avada, casi se lo devuelvo de no haberme dado cuenta a tiempo que estaba bajo los efectos del Imperius. Luego me perdí un rato hasta que vi al falso Alastor y corrí tras él.

El menor le dio una sonrisa orgullosa y lo siguió abrazando. Solo fue un segundo en que ambos se distrayeron, pero eso bastó ya que a lo lejos Draco vio como una figura desconocida con una gran capa que ocultaba su identidad les lanzaba un hechizo.

Muchas cosas sucedieron en ese instante.

-¡HARRY!- Gritó Draco viendo como una magia se llevaba al castaño

-CUIDADO.- Gritó Sirius quien se colocó frente a Draco recibiendo el maleficio que iba a ser dirigido al rubio.

Ambos quedaron inconscientes, Draco por el cansancio y Sirius por el hechizo. Cuando la figura levantó la varita para volver a atacar, Lucius, Severus y Remus aparecieron y empezaron a lanzarle toda clase de hechizos, provocando que la persona huyera.

Severus se arrodilló y vio la escena.

-Maldita sea, siempre tienes que ser un héroe.

Lucius a su lado, comprobaba a Draco, quien no recibió ningún maleficio.

Remus era el que empezó a entrar en pánico al darse cuenta que Harry, quien habían escuchado su voz hace un momento, no estaba por ningún lado.

______________________________________

Harry despertó y se dio cuenta rápidamente donde estaba.

Era el cementerio de sus pesadillas.

A lo lejos vio varias tumbas, el lugar era tétrico y lúgubre. Harry vio como una figura caminaba hacia él.

No le sorprendió ver a Igor. Lo que si le sorprendió ver fue al bebé asqueroso y viejo que cargaba en sus brazos

-Yo entré en tus recuerdos.- Dijo Harry. -Es imposible perderme de tu traición.

-Gracias a mi señor y su gran conocimiento hay lugares de mi mente que ni siquiera yo puedo dar acceso porque no sé donde están y por eso no lo viste.- Sonrió. -Supongo que no buscaste con suficiente atención.

-No volveré a cometer ese error, no te preocupes.- Pero antes de que les lanzara algún hechizo, varias estatuas se colocaron delante de él, listas para una batalla. Todas intentaban luchar contra el chico, pero Harry las destruía una por una. El problema era que venían muchas y al mismo tiempo, así que por un segundo fue atrapado. Solo bastó ese momento para que Igor, con rapidez, iniciara su tarea.

-Siéntete afortunado, Potter. Estás en precencia de lo que será lo mejor que ocurra este año. Verás como mi señor resurge de las cenizas, gracias a ti.

En un caldero lleno de una sustancia rara, lanzó el niño al fondo. Luego un hueso y un trozo de carne. Justo en ese instante Harry logró salir del agarre de las estatuas pero ya era tarde, Igor, segundos antes, ya había tomado una daga y le cortaba la mano.

-Con la sangre del enemigo, serás invencible, mi señor.- Y cuando la sangre cayó en el caldero, la magia empezó a eclosionar y de su interior empezó a revivir una figura que Harry solo había visto y escuchado de él.

Voldermort.

Era una figura con aspecto de serpiente, una piel grisácea y una cara poco agraciada. Harry, con prisa, le lanzó un hechizo. Voldermort, quien detectó el flujo de la magia, tomó la varita de Igor y se volteó para eliminar el golpe que iba hacia él, lanzando a Harry lejos.

Llamó, con la marca tenebrosa, a sus fieles servidores y en un segundo todos empezaron a llegar. Voldermort les reclamó que ninguno lo buscara. Solo Barty, Igor y otra persona fueron los que nunca detuvieron su búsqueda.

-Mi señor, no lo sabíamos. Pensamos que...

Un Crucius lo calló.

-Silencio. Patético ver tus excusas, Cornelius. Espero que en todos estos años por lo menos te hayas convertido en ministro.

-Lo hice, mi señor. Estoy a su disposición.

Voldermort iba a decir otra cosa, pero bolas de fuego empezaron a lanzarse por todas partes, cada uno de sus lacayos fueron enviados al suelo.

-No me gusta que me ignoren.- Dijo Harry, quien tenía a Igor sujeto por las estatuas que antes lo atacaban a él. -El hechizo de las estatuas es ingenioso, pero revertir la orden es mucho más divertido.- Harry vio a Igor. -Ni siquiera me servirías como escudo humano, así que no me eres de utilidad.- Harry colocó una mano en el pecho del Mortifago y el hombre empezó a sentir como su corazón latía cada vez más rápido. Cayó al suelo a los pocos segundos de que dicho corazón explotara por la saturación.

-Mi estimado Voldermort, si querías hacer una fiesta de té conmigo, solo debías invitarme.- Se burló Harry. -Lamento la espera.

-Esa noche debí matarte.- Dijo la criatura con odio al ver cómo, en un segundo, solo quedaban ellos dos. Ese no era el plan.

-Esa noche no fuiste rival para ninguno de los Potter que vivían en esa casa.- Le contestó Harry con burla. -El hombre más poderoso del mundo siendo derrotado por un bebé, me río con ganas cada vez que leo un libro sobre esa noche.

Ante la provocación, Voldermort atacó, Harry también lanzó un hechizo. Con el campo de magia que los rodeaba, ambos empezaron a cansarse.

Harry estaba agotado y luego de unos segundos que pensó que se desmayaria, escuchó la voz de su padre por primera vez en años.

-Hijo, Draco te necesita. Vuelve con él.

-Yo...yo no puedo transportarme tan lejos, no sé donde estoy.

Otra voz masculina y diferente se escuchó al lado.

-La lápida de Tom Riddler es un traslador. Te daremos unos segundos para que la toques.- Harry quería voltearse para verlos y agradecerles, pero no tenía tiempo con Voldermort lanzándole hechizos. Así que, cuando quitó su mano, vio que ambas figuras se lanzaron a Voldermort. Harry aprovechó esos segundo y tocó la lápida.

Voldermort gritó de rabia al ver frente a sus ojos que Potter había logrado escapar.

______________________________________

Harry cayó al suelo cuando regresó al torneo.

Draco corrió hacia él. Seguido de su familia y amigos

-Siempre debes llamar la atención, igual a tu padrino.- Le dijo Severus con seriedad, pero en el fondo estaba muy alegre que Potter estuviera bien.

-Amigo, nunca nos aburrimos contigo ¿cierto?- Le dijo Blaise.

-Dios mío, estás hecho un asco, Harry.- Pansy lo vio. -No estarás en la portada del periódico estudiantil este mes.- Intentó bromear para calmar el ambiente.

-Huele a miedo y calma.- Luna lo vio con seriedad. -Esto es grave.

-Cariño ¿qué sucedió? ¿dónde estabas? ¿Cómo saliste del lugar en el que te encontrabas? ¿Sabes lo preocupado que nos tenías a todos?- Preguntó deseperado Draco

Harry solo sonrió y le tocó la mejilla que estaba cubierta por sus lágrimas.

-¿Quién ganó?- Susurró Harry.

Draco (por el miedo, la calma de ver a Harry vivo o todo el ruido), empezó a reírse

-Yo, cariño. Yo fui el último en salir del laberinto, no tomé la copa, pero en vista de que los demás fueron descalificados, yo gané. Que triste se verá eso en mi historial académico.

Harry se rió. Se rió tan fuerte, que ya todos los presentes se estaban dando cuenta que no fue por lo que dijo Draco

-Harry...- Remus lo miró. -¿Que sucede?- Vio como su ahijado estaba llorando sin darse cuenta.

-Volvió. Voldermort regresó.- Y con eso, se desmayó.

_______________________________________

-¿Por qué no ayudamos antes?- Se quejó James, luego de que Voldermort se fuera y el cementerio volviera a quedar desierto. -Pudiste haber detenido el regreso del hijo de puta.

-Era necesario.- Dijo el mayor.

-No lo era, no sé que intentas jugar o si eres de los malos, pero no meterás en tus planes a mi hijo.- James se quejaba en el cuadro.

El hombre se burló.

-Tu hijo ha estado incluido en mis planes desde que nació. Ahora bájale dos rayas a tu histeria y prepárate.

-¿Qué?- Preguntó James.

El hombre se volteó hacia Tom.

-¿Lo lograste?

-Sí.- Tom sostenía una bola de cristal pequeña. Parecía muy frágil, pero si mirabas bien, podías ver que había algo adentro.

Una gota. Era una gota de sangre.

-Perfecto.- El hombre lanzó su varita e invocó un gran círculo mágico. Habían runas, maleficios y tantos objetos oscuros que James, si no estuviera en el cuadro, se hubiese alejado lo más rápido posible.

-¿Qué vas a hacer? ¿Intentas revivir a otro lunático?

El mayor se burló.

-Solo a uno más.

Levitó el cuadro, que estaba en los brazos de Tom y lo colocó en el medio del círculo sagrado. Con mucho cuidado, puso la última gota de sangre de Harry extraída del cuchillo que Igor había usado para cortarle la mano y la mandó al conjuro.

Con paciencia, empezó a recitar un canto.

Tom lo escuchaba y no lograba identificar el idioma, pero si se percató que el libro que usaba el hombre era de la biblioteca de los Black.

Su canto paró y la varita golpeó el círculo, causando un grito en el cuadro. Justo cuando Tom iba a ayudarlo, una fuerza los golpeó a todos, logrando volar por los aires a unos metros de distancia del lugar.

Un hombre, a final de sus veintes, cayó al suelo. Con lentitud empezó a mover sus articulaciones y tratar de levantarse. Bajó su cara y rápidamente se tapó sus partes privadas, ya que estaba desnudo en medio del puto cementerio.

-Ah, bueno, esto es incómodo, pero creo que necesito algo de ropa, chicos.- El hombre medio sonrió sin poder creer lo que estaba pasando.

Tom se desmayó.

El tercer hombre le lanzó una bolsa con ropa ya preparada.

-Bienvenido de vuelta a la vida, James Potter.

_____________________________________

Muchas cosas sucedieron esa noche en el torneo, se dieran cuenta o no.

Descubrieron que Alastor era Barty y que el verdadero Alastor estaba encerrado en un baúl encantado. También se preguntaron donde estaba Igor, a lo que Harry, cuando despertó, dijo que se entregó como sacrificio humano en el cementerio y el resurgimiento de Voldermort y James Potter era un mal necesario que traería nuevas batallas a todos los involucrados.

Esperemos que estas nuevas vacaciones de fin de curso para los chicos sean inolvidables, ya que el último día de clases, Lucius le dijo a Harry que ya tenía su respuesta a su proposición de compromiso.

________________________________________

Albus estaba feliz.

A pesar de que sus planes sufrieron correciones, logró lo que quería este año.

Voldermort había vuelto. No le gustó que tuvo que actuar por su cuenta y enviar a Harry directamente al cementerio, eso podría traer problemas a largo plazo. Sin embargo, todo era por el bien mayor.

Voldermot regresó y mataría a Potter. Luego, Albus lo derrotaria y la luz vencería. Todos estos años planeando sus metas, al fin estaban dando sus frutos.

Esperaba que el próximo año fuera igual de bueno.

Justo cuando llegaba a su oficina, vio una carta.

Cuando supo que no tenía maleficios o algo extraño, la abrió.

Su buen humor se desvaneció

"Querido Albus, debo darte las gracias por hacer el trabajo por mí y lograr que Voldermort regresara. Sigue así y prometo enviarte miles de caramelos de limón cada mes una vez que te mande a Azkaban por toda la mierda que le has hecho a mi familia.

Con mucho cariño, tu más fiel admirador"

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Estoy cansadaaaaaa.

Pero aquí está.

Hay sangre, sudor, esfuerzo y media neurona.

Espero les haya gustado.

¿Qué opinan?

Y con esto, inicia las vacaciones de los chicos antes de entrar a su quinto año.

¿Qué quieren leer?

Podría hacer un especial de Krum y Blaise (esta pareja la amo desde que escribí sobre ella en mi otro fanfic "La vida de Harry Potter no tiene un día de aburrida" que está en Wattpad así que no podía dejarlos de lado.

También podría escribir sobre lo que le deparará el futuro a Tom y James.

Espero les esté gustando la historia. Es con mucho cariño.

Chapter 15: Maldita cría de serpiente

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Volver a escribir esto me da ansiedad, pero recuerden que lo que yo escribo a veces le gustará a las personas y a veces no, y eso esta bien. Pero tampoco te tomes el tiempo de decirme que no te gusta Karen, porque no me va a importar.

Nuevamente digo que este Fanfic es tóxico, y este capítulo es de una pareja que no es querida por muchos, pero yo la amo, si quieres saltar este cap nos vemos en el siguiente capítulo con Harry y Draco❤ (este cap es de James y Tom y no "aporta" de cierta forma gran relevancia a la trama...o sí? Jeje

_________________________________________

Volver a estar vivo era un concepto tan raro y molesto para James.

Él sabía que podía mover sus extremidades, pero al parecer su cerebro no quería enviar esa información al resto de su cuerpo.

Se había caídos más veces de las que estaba orgulloso de recordar. Cada vez que daba unos cuantos pasos, el peso de sus pies se volvía gelatina y el piso era su nuevo mejor amigo.

-James, te dije que te quedaras en la habitación.

Esa voz le recordó todos los cambios que estaba viviendo.

Tom Riddler.

El chico no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Prácticamente vivía pegado a su costado, aunque en algunas oportunidades lo agradecía, ya que era el mismo chico quien lo ayudaba a estabilizarse.

Justo como ahora.

-Solo quería ir a la cocina por un puto vaso de agua.- Dijo con molestia. -Pero mis inútiles piernas no me ayudan.

-Debes descansar, yo también estuve muy débil mientras recuperaba mi magia y fuerza.

Ese era otra noticia que no sabía como asimilar. Al parecer Tom era un recuerdo de un diario, pero al mismo tiempo era el hombre que se convertiría en Voldermort.

-Vuelveme a explicar tu mierda de dos monedas y un caballo. Aún no confío en que no seas un lord oscuro y me saques un riñón a mitad de la noche.

Tom rodó los ojos con diversión.

-Ya te dije que no soy un lord oscuro. Soy un recuerdo de los primeros dieciséis años de Tom Riddler, quien en su adultez se convertiría en Voldermort. Sin embargo, al estar atrapado en el diario, yo solo poseo la información del Tom adolescente.- Luego de un segundo le guiñó el ojo a James. -Bueno, ya no soy un adolescente, para que lo recuerdes, cariño.

Ese es otra cosa.

Esos coqueteos que no paraban de Tom hacia su persona.

Habían pasado varios días desde que estuvo desnudo en el cementerio y desde entonces, Tom no lo dejaba solo. Eso no le molestaba, ya que cuando estaba "despierto" en el cuadro era con Tom con quien hablaba.

Pero ahora las cosas habían cambiado mucho.
______________________________________

Cuando James recuperó la voluntad de sus piernas se encargó de explorar toda la mansión, su parte favorita fue la biblioteca y la cocina. El día de hoy, James estaba leyendo un libro sobre cocina.

Tom estaba a su lado, tomando su brazo y abrazandolo como si fuera su almohada favorita.

-¿Perdón? ¿Interrumpo tu siesta de la tarde?- Dijo con sarcasmo.

-En realidad sí, podrías ser más considerado conmigo y dejar de leer para yo dormir tranquilo.

-No soy tu almohada particular.

-Es una lástima, eres tan caliente.- Tom le sonrió. James no iba a picar esa frase con doble sentido. Así que lo que dijo fue:

-Deberías ayudarme a salir de aquí.- Le dijo y se paró del sofá para empezar a limpiar lo que sea que estaba regado, para mantener las manos ocupadas.

-¿Para qué?

-¿Cómo que "para qué"? Necesito salir de aquí, me siento atrapado y a veces siento que las paredes son más pequeñas cada segundo.

-Que exagerado. Vamos a hacer algo, si me das un beso, puedo salir y comprar lo que quieras para tratar de calmar tu ansiedad.

James olvidó por completo la parte del beso, en lo que se centró fue en la otra parte que dijo el chico.

-Un momento.- Lo paró James. -¿Tú puedes salir de la mansión?

-Sí.- Dijo simplemente Tom.

-Entonces puedes ayudarme.- Se acercó a él. -Puedes hacer que yo salga de este lugar y ver a mis amigos y a mi hijo.

-No puedo hacer eso.

-¿Por qué no?- La cara del hombre se cayó.

-Porque el señor X no me dio permiso de ayudarte.

James se burló con sarcasmo. Cuando le preguntó sobre el nombre del hombre que ha estado ayudándolos desde hace tiempo, Tom solo dijo "No sé su nombre, solo sé que es un hijo de puta muy poderoso y lo bauticé como Señor X"

-Seguro lo olvidó.

-Ese hombre no olvida nada. Recuerda cada detalle de las cosas. Además, si te ayudo me meteré en problemas por romper sus reglas.- Luego puso cara de horror. -Y yo le tengo mucho miedo.

-Eres un futuro Lord Oscuro, no creo que le tengas miedo a ese hombre.

Tom le dio una mirada divertida.

-Oh, yo no hablo del señor X, hablo de tu hijo.

-¿Qué? Harry no da miedo.

-¡Es cierto!- Tom tomó a James de la mano y los condujo de nuevo al sofá. -No sabes todo lo que ha hecho tu hijo.

-Sé lo importante, el hombre que me tiene preso me lo contó.

-No te tiene preso, James. Yo pensé también eso, pero te está protegiendo aunque no lo creas. Si te vas, sin poder estabilizar tu núcleo mágico, te puedes hacer un daño permanente, no podrás ser el gran mago que eras. Además, no es conveniente causar un gran alboroto con tu regreso, recuerda que la cabra loca podría planear algo en tu contra, es decir, puede arremeter contra tu hijo o tus amigos.

Una ira inmensa creció en el pecho del mayor, mostró los dientes con amenaza.

-Deja que lo intente y verá toda mi furia.

-Que sexi te ves cuando te molestas.

-Por favor, Tom. Esto es serio, de verdad quiero ver a mi hijo y a mis amigos.

-Cuando estés completamente recuperado podrás hacer lo que quieras.- Luego lo miró. -No quiero estar presente cuando les expliques la razón de tu regreso. Seguro Harry matará a unas cuantas personas.

-Mi hijo no haría eso.- Hasta James escuchó la mentira en su voz. Él mismo vio cómo Harry hacía cosas tan cuestionables que a veces tenía que hacer de la vista gorda a otra parte. Demonios, incluso vio cuando su hijo casi mata a alguien. Pero era su hijo, así que debía defenderlo fuera culpable o no ¿cierto?

-Sí, claro. Tu hijo hace que yo parezco un bebé y supuestamente soy el malo de la historia.

-Olvida ese tema por un segundo.- No íbamos a ningún lado. -¿Me ayudarás a convencer al hombre para que me deje salir?

Un suspiro, casi lastimero, salió del otro y solo asintió.

-Voy a hablar con él, aunque no sé por qué crees que a mí me hará caso, tú eres el bueno de los dos.

Con alegría me acerqué a él y lo abracé.

-Gracias, significa mucho tener tu ayuda, sé que desde que nos conocemos me ayudas en todo.

Esa noche, los ruidos despertaron a James. Con mucho cuidado caminó hacia las voces que hablaban en la sala y por medio de la puerta abierta escuchó la conversación.

-Solo quiere ver a Harry, no creo que no se pueda resolver una maldita visita. Que llegue, le diga "Soy tu padre, no estoy muerto, ¡sorpresa!" y luego se vaya.

El hombre miró a Tom con seriedad.

-Te dije que no. No van a arruinar un plan que he trazado desde hace años solo porque James le dio papitis por Harry.

-Si no le das permiso, entonces yo lo ayudaré.- Dijo el menor, sin miedo.

-Cuidado, Tom. No creas que porque te tengo algo de estima voy a caer en tus manipulaciones y amenazas.

-Yo puedo ir a donde quiera, no soy un prisionero.

El hombre empezó a acercarse.

-¿Quieres volver al diario, Tom?- Dijo con voz tranquila. James dejó de respirar. Estaba seguro que Tom también empezó a preocuparse, pero aún así puso cara de soberbia.

-No vas a deshacerte de mí, me necesitas.

El mayor asintió lentamente.

-Es verdad, te necesito. Eres una pieza clave para acabar con Dumbledore y Voldermort casi al mismo tiempo.- Su voz sonaba tan suave que James casi se pierde como la cara de Tom empezó a cambiar con una expresión de dolor. Segundos después cayó al piso con sudor en su frente. -Pero que no se te olvide con quien estás hablando. Yo te saqué de tu jaula, puedo volver a meterte en ella si creo que serás un problema.- Con una mano, usó magia y dejó a Tom sin poder levantarse. -Dime, Tom ¿Serás un problema?

-Espera.- James ya no pudo quedarse sin hacer nada. -No le causes daño, fui yo el que insistió en que hablara contigo. Tom me dijo que debía recuperar mi fuerza, pero no lo escuché.

Poco a poco el hombre dejó a Tom y éste se levantó y se puso al lado de James.

-Mi núcleo mágico no está liberado totalmente, ¿verdad?- Preguntó Tom con resentimiento. -Yo también puedo usar magia sin varita, pero no pude defenderme cuando me enviaste ese hechizo, eso quiere decir que aún me tienen cautivo con mi magia.

-Yo te devolví tu magia de varita.- Dijo el hombre. -Pero es verdad, aún no creo que estés listo para usar todo el poder que tienes. Un día puedes volverte loco y con tu magia podrías quemar la mansión. Llámalo precaución.

-Eres un hijo de puta.- Tom empezó a avanzar, pero James lo detuvo cuando le tomó la mano. -Devuelveme mi magia o verás que ya no seré tan buen aliado como piensas.

-¿Es una amenaza?- El hombre se acercó.

-Puedes estar malditamente seguro.

-Ustedes no son mis prisioneros, son mis invitados.- Luego con cara de poco amigos miró a Tom. -No me gusta que mi visita sea descortés.

James se colocó delante de Tom y lo miró.

-Ya basta, es muy tarde para tener una guerra esta noche. Tómate un respiro y come la tarta de queso que los elfos te prepararon.

-No quiero.- Dijo como un niño chiquito.

James lo miró y le dio una cara de súplica.

-¿Por favor? Estoy cansado y quiero volver a dormir. Mañana recordaremos esto como una absurda discusión. Ve a dormir ¿quieres?

Tom suspiro y miró al tercer hombre con un humor del perro. Sin decir nada, se fue del salón.

James murmuró un "Buenas noches" y justo cuando salió del lugar, pudo escuchar al hombre reír y decirle:

-Que ironía. Tu hijo es controlado por una serpiente, a diferencia de ti, que controlas a una y esta es muy peligrosa James, deber recordar eso. Es divertido ver como funcionan las dos caras de la moneda en este juego. Buenas noches.

_______________________________________

Los días pasaban y Tom seguía igual de obsesionado con James.

Se reía de cada mal chiste que el castaño contaba. También pasaban mucho rato juntos y siempre quería escuchar hablar a James.

La confianza empezó a crecer y James podía aceptar que se le hacía tierno ver a Tom buscar un abrazo de su parte casi todo el tiempo.

Pero habían días en los que el pelinegro abusaba de su amistad y su osadía superaba a James con cada acción salvaje que hacía.

Como ese día, por ejemplo.

-Maldita sea Tom, ¿qué haces en mi baño?

-Es que quería preguntarte si necesitabas ayuda.- Pasó un segundo. -¿Necesitas ayuda?- Le sonrió.

-No.- El agua los salpican a ambos. -No necesito tu ayuda.

-Ya que estoy aquí, deberíamos bañarnos juntos y así los niños pobres tendrán más agua, ya que nosotros no gastamos tanto.

-Fuera.- James le ordenó. -Debes respetarme un poco, soy mayor que tú y estoy desnudo.- Mierda, no quiso que sonara así.

-Oh, créeme, sé que estás desnudo. Lo vi en el cementerio y lo veo justo ahora.- Le dio una barrida de ojos desde la cabeza hasta llegar a su miembro y suspiró con gracia. -Es tan perfecto como lo recuerdo.

James se tapó, estaba rojo de la vergüenza.

-No te recordaba tan tímido.- Le sonrió Tom.

-No te recordaba tan atrevido.- Le contestó el otro. -Cuando estaba en el retrato no te comportabas así.

-No podía, cariño. Si hablaba contigo con más libertad podría haber llorado de la frustración. Si permanecías más tiempo en el retrato no podía venerarte ni tocarte, por eso permanecí en silencio.- Se acercó y como era más pequeño que James, colocó sus manos en el pecho del mayor. -Pero ya no estás en el retrato, James. Así que puedo ser muy abierto con mis emociones y con todo lo que tú quieras.- El doble sentido salía de su boca tan natural que James no supo como devolverle las palabras, así que solo puso cara de adulto serio.

-Tom, por favor, creo que debemos poner ciertos limites entre nosotros.

-No quiero que haya límites.

-Quiero decir, debemos poner un poco de espacio personal.

-Mi espacio personal ama tu espacio personal, así que estamos bien.

-No, Tom.- Puso mala cara, la peor que tenía, pero el joven solo se acercó más, hasta que ambos cuerpos se tocaron. El agua seguía corriendo y si no fuera porque Tom estaba vestido, su piel estaría tocando el cuerpo del menor.

-Me excita tanto cuando pones esa cara seria, ¿te han dicho que tienes cara de "Te cogeré tan duro que no podrás levantarte en días"? Bueno, la tienes y la adoro.

La mente de James estaba haciendo corto circuito, sin una palabra adecuada que saliera de su boca, solo se resignó a tomar por los hombros a Tom, darle la vuelta y sacarlo del baño, para que él pudiera cerrar la puerta con llave.

-¿Sabes que puedo usar la magia para abrirla, no?- Se burló Tom desde el otro lado.

-¡Tom!- Exclamó un muy alterado James.

-Bien, que aburrido eres, se supone que estoy en mi despertar sexual, debes ser más comprensivo conmigo.

James contó hasta diez y luego siguió contanto hasta tratar de ya no pensar en ese chico y su personalidad tan audaz.

_______________________________________

A veces Tom tenía días malos.

Se sumergía en una profunda depresión y no quería salir del cuarto. James le traía comida y aún así solo miró el plato y negó comerla.

El hombre se sentó en la cama y sin pensarlo mucho, solo reaccionó; le tomó la mano y empezó a darle un suave masaje. Intentó usar su voz de padre.

-No comiste la cena y hoy tampoco quieres alimentarte. ¿No me digas que debo darte la comida como lo hacía con Harry, cuando era un bebé?- Intentó bromear, pero por primera vez, el chico no sonrió.

Intentó darse la vuelta, pero James lo detuvo.

-Hey, habla conmigo. ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a un elfo para que le diga al idiota X que llame a un medimago.- Y sí, James aún recordaba como el hombre había actuado esa noche, así que él mismo lo apodó "Idiota X"

-Quiero estar solo, James. Por favor déjame dormir.

Eso alertó al mayor y sin pensarlo mucho, porque después iba a darle pánico, se acercó más a Tom y le tocó la mejilla para que lo viera directo a los ojos.

-De acuerdo, ya me estás preocupando.- Le sonrió gentilmente. -¿Dime que piensa esa audaz mente tuya? Por favor que no sea en mí.

Eso hizo que Tom le diera una minúscula sonrisa.

-Siempre pienso en ti.

-¿Y esta vez?- Preguntó el hombre.

La sonrisa se fue.

-Es solo que...- James le seguía acariciando la cara para darle valor y que lo contara. -A veces pienso en el hombre que me convertí, en este mundo. El señor X no me lo ha dicho todo, pero no soy idiota, cuando lo ayudo en misiones puedo escuchar como todos hablan de la horrible persona que es Voldermort. Puedo sentir el temor, la ira, el asco que le tienen a mi yo del futuro y eso a veces me deprime porque yo tenía muy buenas ideas para ayudar a cambiar el mundo mágico y verlo crecer hasta su máximo potencial y ahora todos me detestan.

James no supo que decir. Todo era cierto. Cuando él los acompañó a varios recados, podía escuchar cómo el nombre de Voldermort era objeto de burlas, de desesperación y falta de esperanza. Obviamente Tom se pondría triste por eso.

-Ven, sigue contándome mientras yo te doy de comer.- James lo ajustó en la cama hasta que estaba sentado contra las almohadas y la pared; luego tomó la sopa y empezó a dársela.

Con toda la paciencia del mundo esperó a que Tom quisiera comer cada cucharada o seguir hablando. Al cabo de un rato, casi estaba terminada la sopa.

Pero aún Tom seguía con mala cara.

-No soy tan malo como me pintan.- Dijo Tom luego de un rato en silencio. -Yo no odio a los Muggles, pero si creo que no debemos mezclar nuestra sangre, ellos no entienden la magia. Cuando algo es diferente a ellos, es un concepto que no pueden aceptar y por eso nos lastiman.- Le dio una mirada de resentimiento. -¿Crees que los Muggles del orfanato me daban caviar y dormía en almohadas de pluma como lo hago ahora? Ellos me golpeaban, me dejaban morir de hambre y si hacía algo que consideraban como "anormal" me daban latigazos hasta que mi espalda sangraba, lo que me mantuvo vivo en toda mi niñez y parte de mi adolescencia fue mi magia. Así que sí, creo en mi causa. Los niños nacidos de Muggles también sufren, la mayoría son tratados como monstruos por sus familias y son sentenciados al ostracismo. Lo que quiero es separar a esos niños de los padres que los maltraten cuando haya indicios de magia accidental. No será con todos, no soy idiota, sé que hay padres que si lo aceptan. Todo llevaría un registro y un acompañamiento a cada familia y sus miembros, ya lo tengo todo planeado, así que si esas personas que odian a mi futuro Yo creen por un segundo que voy a olvidar mis objetivos, están equivocados; porque así deba caminar sobre el fuego de un dragón, nada me impedirá lograr lo que quiero.

James se quedó sin habla. Iba a decir algo, cuando Tom se paró molesto y empezó a caminar por todos lados. Ya la depresión había dado paso a la ira.

-Yo sé que me convertí en un lunático con una enferma obsesión por el poder, pero yo no soy él. Yo no soy Voldermort, soy Tom Riddler y mis ideales son muy diferentes a las del Lord. Si no puedes verme como una persona separada de mi alter ego, entonces dímelo ahora James, porque si no sientes o crees que soy alguien diferente de Voldermort será mejor que tomemos distancia y cada uno tome la mitad de la mansión para evitarnos las peleas y los prejuicios que veo que tienes contra mí, lo cual es gracioso porque no he hecho nada de lo que se me acusa, te recuerdo que tengo dieciocho años y aún no soy el temible Voldermort. No creas que no veo cuando hago magia en la casa y tu cara de preocupación se ve reflejada, aún no puedes separar el joven del diario del hombre y eso está bien, no te culpo, pero estoy cansado de caminar sobre el piso tembloroso cada vez que uso mi poder. Dejé de ocultarme y estoy tratando de aprender a aceptar quien soy, si eso es un problema para ti, dímelo.

El mayor vio la intención que tuvo Tom para irse y con un movimiento involuntario, se levantó y lo tomó del brazo.

-Okey, ya entendí, eres Tom Riddler y eres alguien diferente a lo que es Voldermort. También comprendo que así sean una sola persona son dos caras de una moneda, con ideas, pensamientos y valores diferentes, me ha quedado claro. Lamento haber herido tus sentimientos. Sí, es verdad, a veces me preocupo cuando usas magia, discúlpame, es solo que mi mente siempre recuerda a Voldermort y toda la maldad que le hizo a mis amigos, a mi familia y a las personas que amaba. Pero no te tengo miedo a ti.- Resaltó lo último. -En todo este tiempo he aceptado que eres alguien completamente opuesto a lo que es el idiota ese.- Se puso rojo, pero aún así le dijo. -Me gusta nuestra amistad, no quiero que pienses que te juzgo o quieras tomar distancia de mí por algunos pensamientos que crees que tengo. No quiero lastimarte.

Tom le dio una mirada burlona.

-Se necesita más para lastimarme.- Pero James podía ver com Tom estaba conteniendo las lágrimas y sin pensarlo lo atrajo hacia él y lo abrazó. El chico duró un segundo incómodo hasta que se fundió en el abrazo y sus manos rodearon la espalda de James.

-Lo siento, sé que eres diferente a Voldermort, me lo has demostrado en el tiempo que estamos juntos. Ayudaste a Harry y sus amigos cuando te lo he pedido y ahora me estás ayudando a recuperar mi fuerza y recuperar por completo mi magia. Gracias por cuidarme. Te quiero mucho, Tom.

James sintió la camisa mojada y abrazó aún más a Tom.

-Dilo de nuevo.

-Gracias por tu ayuda.

-La última parte, idiota.

James se rió.

-Te quiero mucho.

-Otra vez.

-Te quiero mucho.

-De nuevo.

-Te quiero mucho, prometo esforzarme para ayudarte en lo que necesites cuando seas el primer ministro más joven del mundo mágico.

-Ser ministro solo es el primer escalón, cariño. Tú solo observa en la gran persona en la que me voy a convertir.

-Esperaré con ansias ese día.- Dijo James abrazándolo más fuerte para que no sintiera esas críticas que las personas le atribuían de su alter ego.

Era verdad: Tom y Voldermort eran completamente diferentes. Tal vez sean la misma persona si hablamos de tecnicismos, pero James también debía recordar que la persona a la que estaba abrazando era un chico de dieciocho años con recuerdos y un alma atrapado en un diario y que él no tenía la culpa de las decisiones y atrocidades que cometió su Yo adulto.

"No vas a convertirte en Voldermort, eso te lo aseguro" pensó el castaño y se prometió a sí mismo siempre estar a su lado para guiarlo y, con esta nueva oportunidad que le daba la vida a los dos, las cosas serían diferentes.

Ambos permanecieron así por un buen rato, sin darse cuenta que había una tercera persona escuchando la escena detrás de la puerta.

A la mañana siguiente Tom le dijo a James que el señor X les había dado permiso de salir y dar un paseo lejos de la mansión.

_______________________________________

Era sábado en la noche y James estaba muy confundido.

-¿A dónde vas?

Vio como Tom bajaba de las escaleras con una camisa de seda blanca casi transparente con detalles en los bordes de las mangas en dorado, unos pantalones negros que se le ajustaban mucho en el trasero y caían en forma de campana y unos botines de punta negro.

Estaba muy impresionante.

-Voy a salir.

-¿Qué, a donde, con quién, a qué hora volverás?

-A un lugar que escuché cuando fuimos al callejón Diagon ayer.

-Pero...pero...- James quería pensar en mil excusas para que no fuera.

-Te recuerdo que fuiste tú el que estaba desesperado por salir y ahora que tienes tu varita y que puedes ir a donde quieras, no lo haces ¿quién te entiende?

Sabía que Tom tenía razón, pero cuando por fin estuvo fuera de la mansión, las cosas le parecieron muy confusas. En el callejón se sentía muy ansioso y justo cuando iba a tener un ataque de pánico, Tom se lo llevó del lugar. Eso sucedió por toda una semana y el joven le dijo que no se sobrecargara de emociones y que no debía sobreexigirse mucho, ya que había estado fuera del juego por años.

-Me voy. Saluda al señor X por mí.

-Pero, Tom.- Justo cuando lo llamó no sabía que decirle. -Yo...eh, yo preparé la cena.

Tom le dio una mirada poco impresionada, pero aún así le sonrió.

-Estoy seguro que está riquisima, la comeré cuando vuelva.

-Ese es el puto problema, no sé cuando volverás.

-Tarde.- Fue lo único que dijo el chico antes ponerse su túnica y utilizar la chimenea que ya estaba completamente desbloqueada.

James se quedó en medio de la sala sin poder pensar con claridad por primera vez en mucho tiempo.

Las horas pasaban y Tom no llegaba. El mayor ya estaba teniendo mucha ansiedad. Con pesar, admitió que intentaba recordar el nombre del club nocturno que también había escuchado de la bruja que lanzaba folletos por todo el callejón Diagon. Creía que Tom lo había tomado por cortesía, pero al parecer se equivocó. Corrió a la habitación de Tom y luego de buscar en su cama y la pila de ropa que dejó fuera de su armario, encontró el dichoso papel.

Sin detenerse en pensar las consecuencias, tomó su túnica y se transportó con la chimenea al lugar.

El sitio era una mierda. Con un soborno muy grande logró evitar la fila y entró.

El interior no era mucho mejor. El ruido y tantas personas juntas hicieron que James volviera a sentirse nervioso. A lo lejos vio la figura inmaculada de Tom bailando. Fue casi hipnótico. Se movía con tanta facilidad que James en ese momento odió tener dos pies izquierdos.

Pasaron unos segundos y aún con la capucha en su cabeza para que nadie se fijara en él (como lo hacía siempre que salía de la mansión) se fijó como dos hombres se acercaban a Tom y empezaban a pedirle un baile, el otro le estaba dando algo de beber que Tom aceptó gustoso.

Oh, por Merlín. Que chico tan irresponsable. Con una molestia que no sabía de donde había salido, se acercó a todos ellos.

-¡James!- El castaño podía ver que Tom ya había bebido más de lo prudente. -¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? Mira ellos son mis nuevos amigos, saluden chicos. Él es mi guardaespaldas.- Se rió Tom. Justo cuando uno lo tocó en la cintura, James se molestó aún más.

-Nos vamos.- No dio explicaciones, no dijo nada más, solo tomó al chico del brazo y lo empujó hacia él.

Pero uno de los chicos lo paró.

-Tranquilo amigo, solo estábamos hablando. Le decíamos que era un bombón y su baile fue muy sexi.

-No era necesario que tu padre viniera, nene. Aunque el hombre también es guapo.- El hombre iba a tocar a James, pero Tom se interpuso.

-Si lo tocas, será lo último que hagas.

-Vaya, que celoso te pusiste. No te preocupes, te daré cariño a ti tambien.

Justo cuando el hombre iba a besar a Tom, James lo golpeó en la cara tan duro que el tipo cayó por el impacto. El otro le iba a devolver el golpe, pero James lo vio por el rabillo del ojo desde atrás y logró esquivar su intensión, devolviendole un rodillazo en el estómago.

Nunca había agradecido tanto sus reflejos de auror como lo hizo en ese momento.

Sin medir más el temperamento de mierda que tenía, James susurró un Desmaius y los dos chicos no les dio tiempo ni de sacar la varita. Tomó a Tom del cuello bruscamente y lo acercó tan cerca que sus respiraciones se conectaron.

-He dicho "vámonos"

Y sin más palabra, ambos hombres regresaron a la mansión.

Tom estaba molesto. Le dijo que no necesitaba de un padre y que ya no era un niño, a lo que James le respondió.

-Cuando dejes de comportarte como un crío de mierda, dejaré de tratarte como uno.

-No soy Harry, no quieras llenar el vacío paternal que no pudiste llenar con la crianza de tu hijo que ha vivido sin ti toda su vida. No estoy para tapar el vacío de nadie.

-Al menos Harry, que tiene quince, es más responsable que tú, ya con dieciocho. Gracias a dios no eres mi hijo, esos hombres te iban a drogar, con Merlín sabrá que pócima, y tú serías tan inmaduro que te hubieses ido con ellos. Vivo con un maldito niño, eso es lo que pienso.

Cuando dijo esas palabras, se arrepintió inmediatamente, pero ya el daño estaba hecho. Vio como la cara de Tom se marchitaba y sin decir media palabra se fue a su habitación.

-Maldita sea ¿qué me pasa? Yo no me comporto así, el "busca problemas" era Sirius, no yo. Remus me estaría golpeando en este momento.

"Estabas celoso" susurró una vocesita en su cabeza, que James había estado ignorando desde hace semanas. Aquella voz que le susurraba con más frecuencia "que lindo se ve con esa camisa" o "cuando sonríe se le ve una tierna arruga en el inicio de su ojo" o la peor "me gusta cuando habla, tiene una linda voz"

James sacudió sus pensamientos y fue por un vaso de agua fría. Esperó un buen rato, hasta que su cabeza no fuera un caos y al cabo de unos minutos, subió las escaleras.

Cuando James abrió la puerta para disculparse, maldijo a Griffindor, a Salazar, a todos los fundadores juntos y al maldito niño que estaba acostado en la cama tocándose en ese momento.

-Mmm.- Gimió Tom.

-¿Qué crees que estás haciendo?

-Bueno, como eres un orgulloso de mierda y yo técnicamente llevo años sin tocarme, decidí que era el momento.- Decía mientras sus dedos se deslizaban sobre su agujero rosado. -Además, me josdiste la noche, así que solo tengo esto para divertirme.

-¿Puedes dejar de comportarte tan inmaduro? Ya estos juegos del gato y el ratón son muy anticuados. No eres un niño.

-Precisamente, ya no soy un niño y tengo una increíble salud, debo descubrir lo que me gusta y como no quieres ayudarme o que otros me ayuden, entonces debo saber lo que me gusta sol...¡Aaahhh!- El chico estaba ahogando sus dedos en su agujero como si no existiera otra cosa mejor.

Su mano daba movimientos lentos arriba y abajo, mientras sus dedos ingresaban cada dos segundos en su culo.

-Tom, por favor, ya entendí, te hice sentir mal, por favor para.

La respiración del chico aumentaba cada vez más, y sus gemidos nunca dejaron la habitación.

-Eres libre de irte.- Dijo con voz suave por el placer. -O, puedes quedarte y unirte a mí.

-Yo...- James se recrimina cada pensamiento que tenía con respecto al chico, su buen juicio discutía con lo que quería hacer de verdad, fue una lucha interior muy difícil. -Creo que me voy, hablaremos luego.

Justo cuando iba a dar un paso hacia atrás e irse, un gemido muy fuerte llenó sus oídos.

-¡JAMES!- Gritaba el chico. Por como se veía estaba casi en su límite. -Sí, sí, sí, que rico se siente lo que me haces, cariño. Más rápido, amo todo lo que estás haciéndome, por favor más.- James no lo podía creer, el pequeño bastardo tenía los ojos cerrados y estaba imaginando que sus manos eran las manos de James. -Te lo suplico.- Dijo Tom con los ojos abiertos ahora y llorosos. Las lagrimaz caían y su pecho subía y bajaba con rapidez. -He soñado esto tantas veces, estoy a un segundo de venirme. Por favor, por favor, James he sido bueno, tan bueno. Te necesito, amor. Por favor.

El corazón del Griffindor se iba a salir de la impresión de todo lo que estaba pasando en esa habitación.

-Tom...cariño.- Intentó ser gentil. -Estoy tan confundido, soy un lío en este momento.- Lo miró suplicante. -Por favor, no me jodas más la cabeza ¿sí?

Tom lo veía y lloraba del deseo y la frustración. Sabía que James debía lidiar y aceptar mil acontecimientos que estaban pasándole en su vida, pero él también quería que le prestara atención.

-Entonces, acércate solamente. Si te veo podré venirme rápido y ya no te molestaré.

James quería negarse.

En serio quería irse.

Dar medio vuelta y no mirar atrás.

-¿Prometes dejar tu obsesión conmigo y ser solo amigos?- Decía poco a poco, acercándose a la cama.

-Sí, cariño. Ya no volveré a molestarte. Solo...solo por favor, mirame hasta que me venga. Estoy tan cerca.- Ya tenía tres dedos en su interior, si colocaba un cuarto dedo iba a explotar.

-Hazlo malditamente rápido, Tom.

Eso fue como poesía para el chico.

A propósito, abrió más sus piernas desnudas y como James estaba en todo el medio de la parte inferior de la cama podía ver claramente todo el miembro de Tom duro, observó como se estaba dando placer él mismo pensando en James e introduciendo sus dedos en su pequeño interior.

-Así, justo así, cariño. Más duro, te lo suplico.- Los dedos no paraban de meterse en su agujero, causando que toda la piel blanca del joven se convirtiera en un lindo tono rojo. -James, eres tan bueno, me tratas tan bien, amor.

-Tom, cállate, esto no era parte del acuerdo.

-Es que si imagino que eres tú tocándome me vendré más rápido, cariño.

Los gemidos no paraban.

James no dejaba de mirarlo. Hubo unos segundos en los que Tom cerró los ojos, y aún así James siguió viendo la escena sin poder expresar con palabras todo lo que sucedia en su cabeza.

Al cabo de unos minutos, Tom estaba por estallar.

-James, James, James, sí, justo así, amor. Más, jodeme más.- El chico se follaba su mano con tanta fuerza, que el mismo James, a unos centímetros lejos del menor, pensaba que cuando esto terminara debía buscarle una pastilla porque estaría adolorido después. Como si Tom escuchara sus pensamientos, se río y siguió tocándose. -¿Vas a cuidarme después de que me folles? Tan bueno, gracias por cuidarme tanto, soy tan afortunado. Eres el León más fuerte, sexi y bueno que he conocido. Mmmm, tan bueno, sigue cogiéndome así, más duro. Amo que seas duro conmigo.

Cuando metió un cuarto dedo, ya no podía soportarlo.

-¡James!- Tom no lo resistió más y se vino, lanzando un grito de placer que se podría haber escuchado en toda la mansión. Su semen estaba por toda la cama y parte de su cuerpo lo cubría. El Slytherin quedó un rato en una nube de placer y gozo. Su mente estaba en blanco y respiraba con dificultad tratando de estabilizarse.

Cuando Tom se giró a James, ambos conectaron miradas.

-Gracias por aceptar mis demandas.- Dijo el chico.

El hombre, sin decir ni media palabra, tropezó con sus pies y murmuró un "buenas noches" antes de irse rápido de ese lugar. Sin embargo, al joven no se le escapó que la polla de su Griffindor estaba dura en sus pantalones y tras esa nueva información, se río.

-Que inocente eres.- Dijo en voz alta, poniéndose una almohada entre su cuerpo y abrazandola, sin limpiarse. Almohada que le había robado a James ese mismo día. -En serio crees que te voy a dejar en paz luego de esto.- Se burló. -Te vas a obsesionar tanto que tú día comenzará y terminará conmigo, mi amado León.

El reloj marcaba las tres de la mañana.

Todo estaba saliendo como él lo quería. Con burla pensó en los chicos que les había pagado para actuar extremadamente cariñosos con él cuando vieran a un tipo con capucha entrar al lugar. Esos galeones fueron una gran inversión, ya que pudo provocar la furia y los celos de James. El folleto debajo de la cama que había puesto a propósito también había hecho su parte del trabajo.

-Que eterna y dulce espera.- Susurró antes de quedarse dormido.

El reloj seguía marcando el tiempo.

Tic tac.

Tic tac.

Tom esa noche durmió como un recién nacido. En la otra habitación, James no pegó el ojo en toda la noche.

________________________________________

Luego de esa noche, las cosas cambiaron.

Tom ya no se acercaba a James. Sí, hablaban, pero por pura cordialidad y porque ambos convivían en la mansión, pero más allá de un "Hola" y "Hoy es un buen día" Tom no interactuaba mucho con el castaño.

Y eso estaba bien.

Era justo lo que James quería.

Lo había pedido desde el primer día.

Entonces, ¿por qué sentía como su pecho se oprimía cada vez que Tom no lo veía cuando estaban en la misma habitación?

-Disculpa.- Dijo Tom, sacándole de sus pensamientos. -Estas en el medio del estante que quiero mirar.

Sin darse cuenta, era verdad, James estaba tapando un estante lleno de libros. Ambos estaban en la biblioteca de la mansión. El único lugar donde la cara de Tom cambiaba de una mirada estresante a una completamente calmada cuando se veían.

-Ya basta.- Dijo James. -Esto se debe solucionar.

-Se solucionará cuando te hagas a un lado y me des espacio para...

-¿Por qué me tratas así?

-¿Qué?

-Eres diferente conmigo. Creaste una barrera casi imposible de pasar y ahora eres mezquino y siempre me evades, como si tuviera viruela de dragón.

Tom lo miró confundido.

-Eso era lo que querías, James ¿recuerdas? Me dijiste que tomara mi espacio y que después de esa noche te dejara tranquilo.

James quería maldecirse a sí mismo. Era verdad, él había dicho eso, cada palabra con punto y coma. Pero ¿por qué sentía que iba a estallar si Tom no le sonreía como siempre lo hacía cuando el castaño decía algún chiste o contaba una historia de los merodeadores?

-Tal vez...- James estaba rojo. -Tal vez no quiero tanto espacio como había dicho.

Tom lo miró.

-¿Quieres menos espacio entre nosotros?

James con miedo, asintió.

-¿Qué tanto?- Tom se acercó. -¿Así?

James negó.

Tom se acercó más.

-¿Así?

Volvió a negar el castaño.

Tom lo veía con esos ojos codiciosos que estaba tan acostumbrado y que antes se le hacían peligrosos, pero ahora se veían muy lindos. El pelinegro dio un gran pasó y se colocó casi frente a James. Si no fuera por su diferencia de altura, James podía jurar que se tocarían las narices.

Eso no le molestó.

-¿Te gusta así, cariño?

El mote cariñoso que no había escuchado en semanas se le hizo muy tierno y le dio la bienvenida.

Con timidez se acercó más a Tom él mismo. El menor colocó sus manos en el cuerpo de James y rodeó su cuello para atraerlo más.

-Te voy a besar, ya no resisto más. Así que este es el momento de mandarme a la mierda o aceptar lo que sea que signifique esto entre los dos.

James lo miró con rabia con deseo, con miedo y con una desesperación que no podía ocultar.

-Maldita cría de serpiente.

Y sin más, James lo besó primero.

No fue un beso tierno como Tom había pensado. James no fue considerado en absoluto. Tomó los labios de Tom y los mordió con fuerza. Entró en su boca y exigió atención.

Tom no podía amar más la situación.

Con fuerza, James lo agarró del trasero y lo levantó, Tom rodeó con piernas y manos todo el cuerpo del castaño, empezando a restregarse contra el mayor.

-Mmm.- Gimió el chico cuando James lo colocó con suavidad debajo de él en el sofá. -James.

-Ya hablaste suficiente, ahora solo debes callarte para mí ¿puedes hacer eso? ¿Ser una obediente serpiente y hacer silencio?

Tom asintió muchas veces y se ganó un mordisco en el cuello de James como recompensa.

-Maldita sea, me embrujaste completamente. Esa es la única respuesta que encuentro para estar tan loco por tener tu atención, soy un idiota.

Tom iba a decir algo para negarlo, pero James abrió sus pantalones y el menor dejó de pensar. Sin parar de besarse James tomó polla de Tom y empezó a darle un delicioso masaje. Con destreza que no sentía, James subía y bajaba la mano por toda la longitud del miembro del menor. El mismo Potter se había sacado la mitad de sus propios pantalones para darle un respiro a su pene. Sin embargo, el único miembro que le interesaba era el del menor.

Con el pantalón completamente lejos de ellos, Tom abrió las piernas para rodear la cintura de James y atraerlo más a él. Sus manos le empezaron a quitar los botones de la camisa a James, pero como no fue lo bastante rápido, le dio un gran tirón y los botones cayeron por todas partes.

James seguía moliendo la polla de Tom y dejando marcas en su cuello.

Pensó en los chicos del bar.

Le dejó un morado en la parte izquierda.

Pensó en las sonrisas que Tom le dio a los hijos de puta.

Otro chupeton en la parte derecha.

Y pensó en que nadie más iba a verlo así de dócil y apetecible como estuvo esa noche, solo él.

-¡James! No tan rápido, ya casi me voy a...¡aahhh!

Cada sensación, cada corriente que experimentaba en su cuerpo y todo el placer que ambos hombres sentían fue lo más increíble que habían vívido en toda su vida.

Se besaron hasta la saciedad y James seguía masturbando a Tom hasta que un líquido blanco salió del miembro del menor y manchó el pecho del Potter, eso significaba que el pelinegro no pudo aguantar y se vino sin importarle nada o avisarle. Mientras que James, luego de unos movimientos más largos y duros, también se corrió y su semen cayó en la cara de Tom por casi toda su mejilla y cerca de su boca.

Sin preguntar, Tom sacó la lengua y atrapó parte de la corrida de James entre su boca para saborearlo.

Fue lo más obsceno y excitante que James había visto en su vida. Sin preguntar tampoco, tomó a Tom del cuello y lo atrajo hacia él para probar ese sabor. Tom, luego del beso, con su dedo indice empezó a limpiar su cara del semen y se lo llevaba a la boca.

-Merlín, no hay una pizca de vergüenza en ninguno de tus músculos ¿cierto?- Se rió James.

-He esperado esto por años, no voy a desperdiciar ni una sola gota, mi lindo y gran León.

Con un gemido de excitación de James volvieron a besarse. Era verdad, si Tom se veía como que estaba saboreando el mejor manjar del mundo, era justo que James hiciera lo mismo. Así que con lentitud tomó con su dedo algo del semen de su pecho que era de Tom y se lo llevó a la boca.

Nunca había probado semen.

Sabía extraño.

Muy raro y tenía un sabor peculiar que no era para nada su favorito.

James volvió a meterse más en la boca.

Fue el turno de Tom de gemir alto y lo atrajo de nuevo hacia sus brazos.

-¿No quieres follarme?- Luego en un susurro le dijo. -Soy una virgen esperando por su salvaje y fuerte hombre.

James lo tomó de sus sedosos cabellos y le gruñó en la cara. Fue el sonido más erótico que Tom había escuchado de parte del mayor.

-Odio esto.- Dijo James. Eso trajo la atención de Tom. -Estas haciendo lo que quieres conmigo y yo soy tan idiota que caigo en cada una de tus provocaciones. ¿Crees que no sé que esos hombres fueron contratados por ti? Llevo días pensando en esa noche y llegué a la conclusión que, aunque no tengas toda tu magia, pudiste deshacerte de ellos muy fácil, pero no lo hiciste. Quisiste darme celos. Luego te llamé para que comieras, pero estabas en el baño, ¿sabes lo que encontré justo en el piso? El folleto del bar, luego otro en tu tocador, también en tu mesita de noche y casi todos estaban minuciosamente "regados" para que cualquier persona lo viera. ¿Sabes lo más jodido de todo? Qué yo sé todo eso y aún así no me importa, si vuelvo a verte con un tipo y le coqueteas de esa forma otra vez va a salir a la luz un James que no te va a gustar, ni siquiera me gusta a mí. No me gusta que no me hables por tantos días, me pone nervioso. No me gusta que estés molesto conmigo, adoro lo inteligente y manipulador que eres, pero hasta yo tengo un límite. No sabía que podía sentir esta clase de rabia en mi interior y eso me da miedo, pero vuelves a ver o tocar a otra persona íntimamente y se acabó.

Tom lo miró y juraba que los mismos ángeles cantaban desde la boca de James.

-Oh, cariño. Lo entendiste todo mal. Yo no quiero tocar a nadie más, solo a ti. Cada palabra que dices, cada respiración que tomas y cada sonrisa que me das juro que me vuelven loco y mi corazón no para de saltar. Hice lo que hice porque no dabas el paso, amor. No volveré a hacer algo tan inmaduro, perdóname. Me vuelves tan loco, tu bondad, tu valentía, todo en ti me encanta. Te adoro tanto.

James se posicionó más entre sus piernas, sus miembros se tocaron. James, por primera vez lo miró con codicia.

-¿Cuánto me adoras?

-Tanto.- Dijo sin pensar Tom. -Adoro todo de ti, tus risas, tus caras molestas, que te preocupes por mí, que seas gentil y tan bueno conmigo.- Sin vergüenza, Tom tomó el miembro de James y empezó a tomarlo entre sus manos para seguir adorando a James. Los gemidos de James empezaron a sonar fuerte en toda la biblioteca. -Mi hombre volátil, mi León valiente, eres tan bueno conmigo. Yo cumpliré todo lo que me pidas, cariño. Solo una orden de tu perfecta boca será música para mis oídos.

-¿Una orden mía?- Dijo con dificultad James.

-Pide, amor. Pide y yo te lo daré.

-No pares lo que estás haciendo.

Tom se rió.

-Los deseos de mi rey son mis órdenes.

Siguió tocando el miembro de James con rapidez hasta que, luego de un rato, James lo besó con brusquedad. De esa manera, Tom se dio cuenta que el castaño se había vuelto a correr. Cuando se separó de él, el pelinegro vio como James veía su nuevo semen esparcido por el cuerpo de Tom otra vez.

Como si el deseo que tenía James en su mente hubiese sido escuchado, Tom volvió a tomar el semen entre sus labios y gimió cada vez que se lo tragaba, dándole las gracias a James por tal delicia.

James solo pudo besarlo.

Se besaron hasta que sus labios estaban doloridos y cubiertos de algo de sangre por la fuerza de sus besos. Luego se colocaron en una posición en la que James estaba acostado y Tom entre sus brazos, casi encima de él, con una pierna del pelinegro descansando en el estómago del castaño. Sus piernas estaban entrelazadas y ambos aún estaban desnudos. El mayor seguía tocando la pierna que más tenía cerca de Tom, pero su obsesión era el trasero del menor, lo tocaba y cada dos segundos lo apretaba, sacando gemidos deliciosos del contrario.

-Mmm, si sigues así, te voy a hacer responsable de volver a tenerme duro y listo para ti.

Con un gemido de James, ante las palabras desvergonzados del pelinegro, ambos se durmieron felices.

James no lo notó. Pero Tom sí, con ese último beso que se dieron, la magia de James se había recuperado completamente de un tirón.

En otra parte del mundo mágico, un chico sintió ese mismo tirón. No fue algo desagradable, pero Harry nunca había sentido eso, fue como si conectara con algo, pero no lograba identificar que era.

-¿Cariño?- Draco lo veía preocupado. Ambos se estaban besando cuando Harry se alejó y sintió como su magia estaba desconcertada por otra magia familiar.

-Lo siento amor, me distraje ¿en qué estábamos?- Cuando iba a volver a besarlo, fue el turno del rubio de apartarse.

-Buen intento, solo ibas a darme un beso y terminaron siendo miles de ellos.

-Tienes una boca tan perfecta que me fue imposible cumplir esa promesa, Dragón.-Lo besó duro y rápido, haciendo sonreír al rubio.

-Deja de distraernos, tenemos una misión que cumplir, no lo retrases más.

Frente a ellos se hayaba lo que iba a ser la tortura más grande de Harry.

Una tienda de ropa.

Debían encontrar el traje perfecto para ambos, ya que, un día antes del inicio de su quinto año, Lucius haría el banquete en donde anunciaría la respuesta que había decidido sobre el cortejo de Harry.

_______________________________________

Severus respiró tres veces.

Contó hasta diez.

Volvió a respirar.

Y contó otra vez hasta cien.

Tenía quince minutos en la puerta, sin tocar.

-Vamos, idiota. Solo toca el maldito timbre.

Pero justo cuando iba a tocar el timbre, la puerta se abrió y Sirius apareció con una ridícula sonrisa.

-¿Me preguntaba cuánto más iba a esperar detrás de la puerta a que tuvieras la valentía de tocar?- Decía Sirius con una bata negra que lo cubría. Sin embargo se podía ver que los vendajes tapaban gran parte del cuello y todo el pecho. Desde ese día en el torneo de magos, hace semanas, el hombre quedó mal herido, pero eso no le impidió fastidiar al pelinegro.

-Siempre debes quitarme la poca tranquilidad que tengo.- Refunfuño Severus, sin esperar una bienvenida, entró en la mansión. -¿Dónde está el lobo?

Sirius puso una cara de melancolía y agonía. Todo falso, obviamente.

-Desde que sale con la princes..., digo, con Lucius ya no lo veo mucho. ¿Por qué? ¿Vienes a hacerme compañía?- Dijo con burla.

Severus lo miró.

-Sí.

Sirius perdió la sonrisa y lo miró extraño.

-Eh, Severus, esta es la parte en donde me maldices a mí y a mis antepasados por bromear así.

-Esta vez no hay bromas.- Severus se acercó. -Yo...bueno, es dificul decir esto, así que solo lo diré sin más preámbulos.- Ambos se miraron. -Te digo que sí. Sí acepto salir contigo.

Sirius lo miró por unos segundos y luego sonrió con vergüenza.

-Gracias, precioso, pero no acepto tu propuesta.

Severus se quedó anonadado.

-¿Estás jodiendome? Llevas años detrás de mi perdón, me envías regalos todos los días, inclusive hoy recibí de tu lechuza un frasco de medicina muy cara para mis pociones y me dices que ya no quieres salir conmigo?

-No he dicho que ya no quiera salir contigo, Severus.

-Maldito chucho más te vale que te expliques, porque creo que la única neurona que tienes se quemó.

Sirius soltó una pequeña risa.

-Severus, tal vez soy inmaduro y un irresponsable, me distraigo con facilidad y no soy muy listo, pero hasta yo sé que me estás pidiendo salir porque te sientes en deuda conmigo por haber salvado a Draco.

Severus lo miro.

-No es cierto, yo...

Sirius le hizo un gesto con la mano para que lo dejara hablar.

-No quiero que sientas que debes pagarme por ayudar a Draco. El pequeño Malfoy es casi el prometido de Harry, ahora es parte de mi linda familia, hubiese hecho lo mismo por Harry, por Remus, hasta por el roba amigos de Lucius. No solo pienso en mí ¿sabes? Yo también puedo ser un adulto.- Esas últimas palabras yo se las había dicho cuando nos reencontramos hace años y si aún las recuerda eso quiere decir que le lastimaron.

-No fue mi intensión ofenderte, Sirius.- Pero el hombre tenía razón. Severus casi fue a la mansión Black por el impulso del recuerdo que lo atormentaba desde el torneo. Soñaba como Sirius protegía a su ahijado y por un segundo, su corazón se detuvo con el pensamiento de perderlo. De perder lo que poco a poco estaban volviendo a reconstruir. -Entonces, supongo que me voy, ayer te envié la medicina con tus elfos, tómatelo.

-Pero es que sabe horrible.- Su cara ahora si tenía dolor real.

-No seas un niño. Los elfos me dirán si lo tomaste o no.

-Traidores.- Susurró Sirius.

Aunque no lo pudo evitar, Severus le sonrió.

-Adios, Sirius.

Cuando iba a irse, Sirius lo tomó de la mano y lo acercó un poco.

-Oye, el que te haya negado la salida, no quiere decir que no quiera un beso. Recuerda que estoy enfermo.- Puso cara de cachorro.

-Eres un manipulador.- Severus lo miró con seriedad.

-Un manipulador enfermo.- Aceptó el otro.

Y con un suspiro, Severus besó a Sirius.

Era como recordar su helado favorito.

Cada beso, cada rose y cada gemido de parte de ambos fue como un viaje en el tiempo en el que ambos no querían regresar a sus realidades.

Poco a poco Sirius le quitaba la camisa a Severus, mientras el pelinegro con suavidad se deshacía de la bata, dejando a un Sirius solo con un pantalón de seda de dormir. Ambos retrocedieron hasta que el Black quedó en el sofá y Severus encima de él, justo en su regazo.

Los gemidos de ambos llenaban toda la habitación. Sirius lo tomó del trasero y empezó a masajear ambas mejillas, provocando que Severus le mordiera los labios. Los dos empezaron a moverse juntos y sus miembros se tocaban para más fricción del otro.

En el segundo en que Severus le estaba quitando el pantalón de pijama un ruido los detuvo.

Ambos voltearon y Severus se quería morir.

-Te dije que no eran ladrones los que dejaron la puerta abierta.- Se burló Lucius.

-Oh, dios mío, ¿Que están viendo mis ojos?- Remus se tapó rápido la cara y Lucius se le acercó para besarlo y susurrarle en el oído algo que se escuchó de igual forma.

-Ellos pensaron lo mismo que nosotros, cariño. Solo que fueron más rápidos y se nos adelantaron.

Sirius empezó a reírse.

Era oficial. Severus se quería morir.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

LLEGÓ POR QUIEN LLORABANNN

Espero les haya gustado, como dije no aporta muuuuucho a trama, pero aquí ya James y Tom están intentando iniciar algo.

Espero les haya gustado.

Recuerden que mis ff son muy tóxicos y a veces, en la intimidad pueden hacer cosas que les desagrade, pero así escribo yo cuando tengo inspiración y con esta pareja los veía asi: Un James muy celoso y un Tom que ama su posesividad.

¿Qué opinan del cap,

Chaito

Chapter 16: Un mes difícil

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Las teclas del piano sonaban por toda la habitación.

Su sonido era suave y hermoso, a Draco le recordaba un amanecer en pleno invierno, frío y resplandeciente. Sus dedos seguían tocando, mientras Harry se unía a él en la mitad de la canción. Ambos empezaron a fluir con la melodía de la composición.

Una vez, en tercer año, le dije a Harry que amaba mucho tocar el piano, que escuchar su sonido me calmaba mucho.

Harry duró todo ese año aprendiendo a tocar el instrumento para mí, cree que no me di cuenta como despertaba a mitad de la noche y se la pasaba dos horas practicando. Eso fue una de las demostraciones más lindas y consideradas que ha hecho por mí. Un día, apareció un lindo y pequeño piano, color caoba, en la habitación y desperté con Harry tocando para mí. Fue el día en que todos los sentimientos que no tenían nombre por mi mejor amigo empezaron a cobrar sentido.

-Estoy nervioso.- Susurre aún tocando. Las manos de Harry a veces rosaban las mías en el espacio que teníamos para tocar. -Este año tengo un mal presentimiento.

-No debes tener esos pensamientos, cariño. Recuerda lo que dijo tu padre.

Es cierto. Lucius nos dio la noticia que este año por fin había conseguido que destituyeran a Dumbledore del puesto de director temporalmente para investigación. No era permanente, pero al menos consiguió las firmas suficientes para que Albus fuera obligado a desistir de llevar el liderazgo del castillo e investigar las anomalías que sucedían en su interior, desde los accidentes de primer año, hasta mi nombre en el cáliz de fuego.

-Mañana partimos a Hogwart, creo que no deberíamos tener miedo.

Draco se rió.

-¿Entonces por qué tus manos tiemblan?

-Porque estoy cagado de miedo.- Dijo rápido el castaño. -Hoy me darán la respuesta a mi cortejo.

-Pero dijiste que era lógico que Lucius aceptara tu propuesta hacia mí.

-Olvida lo que dijo el Harry del pasado. El Harry del presente se quiere esconder debajo de la cama.

Draco lo miró otro segundo y se inclinó para besarlo.

-El Harry del futuro verá que todo saldrá bien.

Con un suspiro muy fuerte del castaño, tomó la mano de Draco y le sonrió.

-Tienes razón.- Ambos caminaron a la sala principal donde ya todos estaban esperando. -Y si dice que no, siempre puedo...

-Harry.- Lo callé con una mirada.

-¿Qué? No iba a decir nada malo.

Draco quería molestarse, pero Harry se veía tan guapo con su traje verde de tres piezas hecho a la medida para él, con destellos en oro, que no pudo evitar darle otro beso. A su vez, Harry no dejaba de mirar como su niño estaba tan hermoso con ese traje color crema y bordados bañados en plata que no pudo resistirse tampoco y profundizó el beso hasta que sus lenguas jugaban entre ellas.

Harry lo sujetó más cerca y puso una mano en el trasero de Draco, causando un pequeño gemido de parte del rubio. Cuando los besos llegaron a su cuello, la puerta se tocó bruscamente.

-Tienen cinco segundos antes de que venga Severus y mate al futuro pretendiente.- La voz de Remus se escuchó con seriedad. -Harry, detén lo que sea que estés haciendo y...

Pero la voz se calló y la siguió otra.

-Si estás tocando a mi ahijado te juro que esta vida no te alcanzará para pagar todos los castigos que te voy a dar, maldita sea. Remus les dije a todos que era mejor enviar a Draco a una isla.

-Querrás decir a un convento.

-No. Mi ahijado es perfecto, no confío en que nadie se resista a sus encantos en un convento.

Draco rodó los ojos y abrió la puerta.

-Estoy bien, Severus. Ya estábamos bajando con todos.

Severus miró mal a Harry y se llevó a Draco, sin tocarlo, hasta el salón.

Remus solo miró a Harry.

-¿Sabes en lo que te estás metiendo?

-Sí.- Sonrió. -No lo cambiaría por nada.

Remus le devolvió la sonrisa.

-Vamos entonces, tu futuro te aguarda en la planta de abajo.- Ambos siguieron al rubio y el pelinegro.
_______________________________________

Todos estaban en la mansión Malfoy.

Los mismos testigos que fueron parte de la solicitud de Harry hace unos meses atrás, estaban presentes el día de hoy.

Pero algo sucedía. Luna y su padre estaban serios y no decían frases con metáforas o felicitaban a nadie.

-¿Qué tienes, amiga?- Preguntó Blaise. -Nuestros amigos estarán juntos, quita esa cara de funeral.

-Hoy no es un buen día.- Dijo Luna.

-Tal vez deberías sentarte, Luna.- Siguió Pansy. -Y dile a tu padre que deje de comer esas fresas y esos tomates como si fueran caramelos, me pone nerviosa

-Papá come cosas color rojas cuando está nervioso.

Blaise se rió.

-Pero, Luna, quien debe estar que se caga encima es Harry, no tu padre y...

Fueron silenciados por la entrada de los chicos y sus tíos. Lucius estaba impecable. Con su traje negro, su bastón reluciente y su larga cabellera recogido en un moño de ceda plateado. Se veía impresionante pensó Remus con adoración.

Justo cuando dieron el último paso para acercarse, el reloj sonó, marcando las doce de la noche. Lucius y Harry se acercaron, siendo rodeados por todos los presentes.

-¿Estás nervioso, Harry?- Susurró Lucius.

-Solo usted puede quitarme esa incertidumbre Lord Malfoy. No alargue más mi desesperación.- Medio dijo en broma el chico.

-Pronto terminará.- Tomó la misma carta negra que Harry le había dado y su magia se activó.

-Yo, Lucius Abraxas Malfoy, he tomado la decisión definitiva con respecto a la declaración de cortejo en matrimonio que Lord Potter Black me ha solicitado con respecto a mi hijo, Draconis Lucius Malfoy Black.- No se podía escuchar ni una respiración. Incluso Sirius tuvo que callarle boca a Severus para que sus impulsos no lo obligaran a hacer alguna tontería como impedir este momento. -Tras pensar los pros y los contras, tras meses de analizar lo que es mejor para mi hijo y saber que su bienestar es primero, por fin tengo mi respuesta.- Miró a Harry. -Yo anuncio formalmente que a...

Fueron interrumpidos por una lechuza blanca con un ala negra. El animal voló sobre ellos sin fijarse en nadie más que en Harry. Descendió sobre una silla y extendió la carta sobre la superficie de una mesa que estaba al lado. Sin pedir una respuesta o algo más, la criatura voló de nuevo y se fue.

Todos los presentes veían la carta como si fuera una bomba. Y muchos creyeron que era peor que un arma.

La carta era del ministerio.

Lo primero que hizo Lucius fue ver la autenticidad de su remitente y la abrió.

La carta se despegó en el aire y habló.

"Estimado Señor Potter, por medio de este medio, el ministerio le quiere dar a conocer que este año, por motivos ilegales de su parte con el uso de su magia, se le informa que le será imposible retomar las clases en la escuela de magia y hechicería de Hogwarts. Le exigimos que acuda a la auditoria que se va a realizar el día 15 de este mes para hablar de todas las particularidades en referencia a usted y su magia, si no asiste a esta convocatoria, el ministerio se verá en la obligación de tomar represalias contra su persona, hasta que sea declarado culpable o inocente de los diversos crimines que se le acusan.

Sin más que agregar, Departamento de magia y hechicería."

-¿Qué mierda?- Preguntó Harry super extrañado.

-Mi futuro yerno es un prófugo de la justicia, eso es lo que todo padre quiere para su hijo.- Dijo con sarcasmo Lucius.

-Debe de haber un error. Yo nunca...- Harry recordó todo lo que ha hecho desde que inició la escuela y tosió. -Quiero decir, nadie nunca me ha visto hacer nada. Déjame ver esa carta.

Antes de que Lucius tuviera tiempo de permitirlo, Harry la tomó.

-HARRY, NO, PUEDE SER...- En el momento en que Harry rozó el papel, el chico desapareció. -...Un traslador.- Terminó de decir Lucius.

Todos los presentes se vieron las caras con una gran conmoción.

El padre de Luna aún seguía comiendo cosas rojas.

Con un suspiro, Lucius miró a Draco.

-De todas las opciones que podías tener, tenías que escoger al más difícil ¿cierto?

Draco solo le dio una mirada que decía "Sí, lo escogí a él"

Lucius casi sonríe, sabía que no era el momento, pero darse cuenta que ya su hijo lo tocaba más, que ya lo veía por más tiempo a los ojos y que a veces le sonreía, eso era digno de alegría.

Pero vino Potter a quitarle el protagonismo.

Y, cinco años después, lo sigue haciendo.

Con un suspiro de resignación, guardó la carta y se dirigió a la chimenea. Debía ingresar rápido al ministerio, estaba seguro que Harry estaría ahí. Miró a los demás hasta ver a su objetivo.

-No te quedes ahí, idiota.- Le dijo a Sirius. -Eres su tutor legal, camina.

Sirius fue empujado por Remus, quien también se metió en la chimenea.

-Un momento, no van a dejarme aquí.- Severus también se metió en la chimenea.

-Esperen, yo soy abogado.- Dijo el papá de Pansy.

-Y yo voy a donde mi esposo vaya.

Ambos ingresaron.

-Nosotros somos testigos que el ministerio secuestró a Harry.- Dijeron los Zabini.

No cabía ni un alma en esa chimenea.

Sevesu mostró una cabeza entre tantas personas y miró a los chicos.

-Ni se les ocurra hacer nada de lo que están pensando.

-No estamos pensando nada.- Se defendió Blaise.

-Puedo ver esa rata girando en sus cabezas y...

-No hay tiempo, Severus.- Dijo Lucius medio asfixiado, conjugando la magia para ir al ministerio.

Lo último que escucharon fue un "¿Quién diablos tocó mi trasero?" De Severus, mientras Sirius se reía.

Los chicos quedaron solos.

Sin esperar, corrieron a la habitación de Draco y empezaron a buscar sus espejos. Todos lo sacaron y con un pequeño abrecartas se hicieron una herida para colocar una gota de sangre en el centro del vidrio.

-Juro que, desde que Harry logró que el espejo se convirtiera también en un traslador, se ha vuelto en mi objeto más preciado.- Decía Pansy.

-¿No olvidamos algo?

-No importa, vámonos.- Y así, todos los chicos desaparecieron.

En la sala principal de abajo, un elfo preguntó.

-¿Desea comer ya, señor?

Xenophilius Lovegood sonrió con una fresa en la mano.

-Sí, por favor.

________________________________________

Harry le costó mucho no caer cuando fue transportado por el traslador sin ningún tipo de advertencia.

-Malditos, los mataré a todos, arruinaron mi cena de compromiso.- Dijo el chico en voz alta, no le importaba si lo escuchaban. Estaba muy molesto, dejó a Draco en la mansión y Lucius casi le daba su respuesta. -Van a rodar cabezas.

-Señor Potter.- Una voz lo llamó, pero cuando vio la cara de muerte que tenía el castaño, empezó a tartamudear. -Yo, eh, bueno, lo...lo están esperando, señor.

-Claro que sí.- Respondió Harry caminando con seguridad, aunque no sabía que pasaba.

El juicio que, aparentemente fue la razón por la cual Harry fue transportado al ministerio, contaba con cientos de personas que el chico no conocía. Pero cuando el nuevo ministro comenzó a interrogar al castaño, Harry se dio cuenta de la trampa, ya que básicamente todos se llenaban la boca al decir que Voldermort no había regresado y que Harry decía mentiras para ocultar que había hecho magia sin varita lejos de Hogwarts, lo cual estaba estrictamente prohibido.

-El acusado no tiene derecho a representarse a sí mismo.

Harry rodó los ojos. Cuando iba a mandarlos a todos a la mierda, una voz lo interrumpió.

-Buenas noches a todos, es muy desagradable ver sus caras a tan altas horas de la madrugada. Quería estar aquí antes, pero creo que el transportador, ilegal por cierto, que mandaron para secuestrar a mi ahijado, no sabía que Harry es menor de edad, y por consecuencia, debe estar su tutor legal presente, o sea yo.

Los murmullos empezaron a escucharse en toda la sala.

-Usted no tiene nada que hacer aquí, Lord Black. El chico ha roto las reglas y no se saldrá con la suya solo por ser un Black.

Lucius sin discutir, sonrió y entró al lugar como si fuera el dueño.

-Disculpe ministro, pero creo que ha habido un error. Si el señor Potter es culpable de un crimen, debe contar con un abogado.

El ministro titubeo un poco al ver a Lucius, pero aún así se mantuvo firme.

-¿Y quien será esa persona? ¿Usted? Está muy relacionado con el culp...digo con la persona que es presunta culpable. A ver, Potter díme la verdad sin mentir, ¿Creaste todo este circo del regreso de tu sabes quien con qué propósito? Porque tenemos testigos que aseguran cada acusación en tu contra. No es un buen panorama para ti, asi que te aconsejo que digas la verdad.

Harry estaba molesto, cuando iba insultar al ministro, otra voz habló.

-No creo que mi cliente deba responder a ninguna de sus acusaciones. Además, esto no es un juicio legal.- Dijo el señor Parkinson. -Lord Potter Black.- Empezó a decir con intensión sus dos poderosos apellidos. -Fue transportado a este lugar y los testigos que dicen tener ¿Dónde están? porque le recuerdo ministro, que si dichos testigos son menores de edad su validación para esta demanda es nula, ya que sus declaraciones no serán vistas como legítimas en dado caso que estemos en un juicio real.- El señor Parkinson creía que el odio que le tenían al amigo de Pansy era una exageración de su hija, pero nunca pensó que su primogenita tuviera razón. -Si no está presente un juez mágico, y testigos que apoyen y desestimen en partes iguales al defendido, yo podría demandarlo a usted, señor. Recuerde que no tiene poder ni voto en la corte mágica, así que el hecho de estar sentado donde se supone que debería estar su señoría, la jueza Abboaut, me resulta indignante, ¿ella sabe que utiliza su silla y su "poder" para retener y culpar a menores de edad? Porque el fin de semana mi esposa tomará el te de la tarde con ella y estoy seguro que este circo surgirá en la conversación que tendrán.

-Oh, yo me encargaré de hablar personalmente con Alana sobre esta noche.- Dijo la señora Parkinson con cara de pocos amigos, apoyando a su esposo.

El ministro no habló en todo el monólogo del señor Parkinson. Empezó a decir algo sin sentido como que le harían un verdadero juicio a Potter, no fue hasta que Lucius soltó en el aire.

-Si hace eso, debe saber que Lord Parkinson será el abogado de Potter.- Se giró al hombre. -¿Cuántos juicios tienes en tu carrera, querido amigo?

-1322.

-¿Cuántos has ganado?

Parkinson no le quitó la vista al ministro.

-1322. Yo lo pensaría dos veces antes de hacer un juicio contra mí, ya que odio perder.

-¡Así se habla papi!- Una voz gritó desde las puertas laterales, todos se voltearon.

-Que tonta eres.- Blaise le dijo a Pansy. -Lo que tienes de linda, lo tienes de tonta.

-Tú querías esconderte detrás de los testigos como si fueras uno más, el tonto eres tú.- Se defendió la castaña.

-Me gusta el color blanco.- Dijo una Luna sonriente. -Pero el peluquin de ese hombre, en el trono de la juez, le queda muy feo.

-Pansy Parkinson.- La miró su madre. -¿Qué significa esto?

-Mamá- Se quejó la castaña y empezó a balbucear palabras para justificar su presencia en ese lugar.

-Blaise Alberto Zabini.- Blaise miró con susto a su madre.

-Estoy muerto, dijo mi segundo nombre. Adiós a ese viaje en las Maldivas.

-Que lamentable circo.- Dijo Lucius mirando a Draco, quien se hizo el loco y se volteó rápido para mirar a Harry. -No creí que esta noche terminara así.

-Ni yo, pero debo decirte algo.- Lo miró con cariño Remus. -Te viste muy sexi entrando por las puertas de seguridad con toda esa seguridad.- Susurró.

Lucius se olvidó de todo y le sonrió.

-Quería que vieras mi poder.- Lo admitía, levantó un poco el pecho.

-Siempre noto todo lo que haces, Luci.

Ambos se besaron.

La sala estalló en una pelea. Miles de voces se confundían en el aire. Nadie sabía que era lo peor, el tema de Potter o lo que estaban viendo entre Remus y el Malfoy.

-¿Yo dejé mi libro sobre las hipogrifos que pueden escupir veneno, faltando dos capítulos para terminarlo, por esta noche?- Se cuestionó Severus.

-Gracias por preocuparte por mi ahijado.- Sirius lo miró.

Severus no pudo verlo a la cara, si lo veía recordaría ese día en la mansión Black cuando fueron atrapados por sus amigos, murmurando un adiós y escapando como todo un culpable con la vergüenza a flor de piel.

-No es nada, Sirius. Aunque crea que Harry es la reencarnación de mis pesadillas, es una serpiente más y yo intento cuidarlos.

-Eso es casi humano de tu parte, Snape.- Se rió Harry.

Severus lo maldijo internamente y se dio la vuelta.

Draco se acercó a Harry y lo abrazó con fuerza.

-¿Viniste por mí, cariño?- Le sonrió Harry.

-Sabes que iría al fin del mundo por ti.

-Lamento arruinar esta noche.

-No fuiste tú.- Miró la habitación. -Pero creo que algo sucede porque todo esto fue muy repentino.

-No te preocupes, más tarde estaremos en Hogwarts, lejos de este ridiculo acto de sabotaje.

Draco iba a decir algo, pero la sensación de ser observado le dijo que volteara más allá de Harry y por unos segundos pudo ver como una mujer pequeña lo veía con una sonrisa que trataba de ser maternal.

Draco le dio escalofríos. Así que se giró hacia Harry y lo abrazó.

A partir de ese momento, el ministro y sus testigos murmuraron tonterías con respecto al tema de Potter y lo despidieron. Pero Harry no estaba contento con eso. Así que antes de irse murmuró un hechizo donde les colocaba polvo pica pica en todas sus túnicas. Sirius no se quedó atrás y conjuró un hechizo que rociaba sus cuerpos con aroma a miel. Cuando todos se fueron, Remus conjuró varias abejas en torno a cada uno del ministerio y cerró la puerta.

Tal vez con esto aprenderían a no meterse con el cachorro de los merodeadores. Sirius le sonrió a Remus y ambos chocaron los cinco de manera discreta.

_______________________________________

El banquete que se hizo para dar la respuesta a Harry, se pospuso hasta nuevo aviso.

Harry estaba molesto. Él quería seguir con el banquete después del juicio y su tío Remus le dio un golpe en la cabeza.

-Casi te mandan para Azkaban, esta noche solo verás tu cama en la mansión, una vez que regresemos.

Harry le dio un pequeño berrinche.

-Pero tío, todo salió bien, podemos seguir con la propue...

Esta vez Sirius le dio el golpe.

-Draco no merece que su día especial se vea opacado por el juicio en el ministerio. La cena se hará otro día.

-Pero...- Eso es lo que nadie veía. Si una cena de respuesta para un compromiso se postergaba, entonces debía pasar toda una luna para que la otra diera inicio. Es decir, serían tres meses de espera.

-Harry, estoy cansado.- Dijo Draco. Ese día el rubio vivió muchas emociones y su cabeza tenía un fuerte dolor. Harry de inmediato fue detrás de él y lo abrazó.

-Ya, cariño.- Lo consoló.- Ya te busco una poción para que tu dolor disminuya. Oye tengo una idea, es mejor retrasar la ceremonia hasta que todo se calme.- Dijo Harry robándole las palabras a Remus y haciendo ver que él fue el de la idea delante de rubio, incluso sabiendo que Draco ya había escuchado la conversación con sus tíos.

Draco rodó los ojos y le sonrió.

-Gracias, Harry.

Harry no se pudo resistir más y lo besó, causando que Severus lanzara un chillido.

-¡Cuando lleguemos a Hogwarts mañana estarás castigado lavando todas mis calderas!

Harry no le importó.

Lucius le susurró a Severus.

-Es necesario poner todos los ojos sobre ellos si hace falta. No quiero ser abuelo tan rápido.- Dijo en tono de broma, pero se veía la preocupación en su rostro.

-Este año espero que sea tranquilo. No te preocupes, yo me encargo de Harry-Hormonas-Potter.

-Por favor no es para tanto.- Señaló Sirius. -Si ya lo hacían desde hace meses, deben estar acostumbra...

-¡¿Qué?!- Se escandaliza Lucius. -¿No empezaron hasta ahora? ¿Tienen meses en eso? Harry, maldito engendro del mal, estabas ultrajando a mi niño desde hace meses.

-Te lo dije y no quisiste escucharme.- Se lo recordó Severus.

Draco se apartó a Harry y se distanció de él.

Un Harry molesto veía a Sirius y luego hacia Snape.

-No, por favor. Se me escapó, no seas un pequeño hijo de p...- Se excusó Sirius cuando vio las intensiones del menor.

Muy tarde.

-Ya que somos honestos ¿Sabías que las flores que te dieron picazón y ardor todo el día fue cortesía de mi querido y estimado tío Sirius?

-¿QUÉ?- Gritó Severus. -Tuve que abandonar una poción muy importante por esa alergia. Sirius Black ¿Qué mierda estabas pensando?- Caminó hacia él.

-Mierda.- Sirius empezó a caminar con paso apresurado, casi trotando, lejos de Severus.

Remus se rió.

Lucius maldijo entre dientes.

-¿Sabes que significa todo esto?

-¿Qué tu ahijado se robará a mi querido hijo pronto?- Dijo en un tono lastimero el rubio mayor.

-No.- Rió aún más Remus. -Que a partir de mañana puedo venir todos los días y seguir viéndo tu trabajo.

Lucius se hinchó un poco el pecho, pero le restó importancia.

-Es solo una ley, amor. No es para volverme un Dios ni nada por el estilo.

-¿Bromeas? Es la primera y seguramente la única ley que ayude verdaderamente a las criaturas mágicas.- Dijo con cariño. -Gracias por no darte por vencido. Sé que te costó mucho tiempo, ya que nadie en el parlamento estaba de acuerdo, pero tú no desististe y eso lo aprecio mucho.

-Todos merecen una oportunidad. Cada persona debe ser libre de estudiar, trabajar y tener una buena vida, sea mago o criatura mágica.- Lucius atrajo a Remus hacia él y le sostuvo la cintura. El castaño colocó sus brazos alrededor de su cuello. -Aunque ¿Te cuento un secreto? Soy muy egoísta porque esa no es la única razón.

-¿Cuál es la otra?- Remus y Lucius se acariciaban sus narices en un gesto muy lindo.

-Quiero que por fin te sientas libre de estar conmigo. Sé que aún tienes inseguridades con respecto a las críticas y aunque me dices siempre que eso ya no te afecta y que no volverás a caer en esos pensamientos automáticos quiero que te sientas tranquilo cuando te tomo de la mano por la calle.

Remus estaba tan conmovido que besó con fuerza a Lucius. Fue un beso en el que el lobo quería transmitir todo el cariño, el agradecimiento y la adoración que le tenía al rubio.

-Te amo. Gracias por siempre pensar en mis necesidades, incluso cuando ni yo mismo lo hago.

-Te amo muchísimo Remus. Esta vez no me detendrá nada hasta que pueda mirarte a los ojos y ver completamente tu felicidad.

Remus lo volvió a besar, sin preocuparse del gritó de Sirius por el maleficio que le estaba lanzando Severus.

-¡Remus, Harry! Hijos de puta, dejen de besarse con los malditos Malfoy y ayúdenme.- Suplicó Sirius.

El pobre Black no recibió ningún apoyo de su amigo o sobrino.

Esa noche se ganó que los recuerdos volvieran, ya que ahora estaba calvo por segunda vez en toda su vida y del mago que lo había hecho la primera vez.

-Un mes entero sin tu preciado cabello, eso te enseñará.- Otra vez, sin esperarlo, Severus lo besó rudo y salvaje. -Para la próxima, un buen libro se vería mejor en mi estantería, idiota.- Y le dio otro beso.

Sirius olvidó todo y a la mañana siguiente le mandó 35 tomos de libros muy caros y originales a su casa.

La escritura decía:

"Un libro por cada año de tu preciada vida.

Con todo su amor y su poco cabello S.B."

Severus, al ver que estaba solo, soltó una carcajada.

-Idiota.- Y como siempre guardó la nota, acompañando todas las notas que había recibido del chucho desde que se reencontraron. -¿Por qué tienes que ser tan estúpido y a la vez tan lindo? Me causa náuseas todo lo que me haces sentir.- Dijo sin mucho sentimiento el pelinegro. La verdad era que cuando veía a Sirius su cerebro no pensaba bien y se convertía en otro idiota más. -Te odio.- Dijo con una gran sonrisa y con ello, se fue rumbo a Hogwarts.

________________________________________

Cuando volvieron a Hogwarts hubo un cambio que no sorprendió a nadie.

Un nuevo profesor de DCAO.

Pero Draco si reconoció a la mujer. Era la misma que vio en el ministerio.

-Démosle la bienvenida a la profesora Dolores Umbridge.

Un aplauso automático reinó en el comedor. Los gemelos y Blaise hicieron sus apuestas en sus respectivas casas para ver cuánto tiempo duraría la nueva profesora en el cargo que, ya muchos afirmaban que, estaba maldito.

-Esa mujer no me gusta.- Dijo Draco.

-Esperemos que no se meta con nosotros.- Harry le tomó de la mano.

-Solo debemos aguantarla este año, si el gran rumor es cierto, se irá el próximo.

-Los sapos creen que ella es su reina.- Luna miró muy seria a la mujer. -No me gustan los sapos.

Draco esperaba que esa tal Dolores no fuera peor que los demás profesores.

____________________________________________

La mujer no era mala.

Era la encarnación del mismísimo demonio.

Sus clases iniciaban siempre con un extenso monólogo en relación a las "mentiras" que Harry había dicho el año pasado con respecto al resurgimiento del señor tenebroso. Luego decía que defensa contra las artes oscuras debía solo ser vista desde una perspectiva teórica, ya que todos estábamos a salvo gracias al ministerio y sus aurores.

Umbridge los ponía a practicar al verdadero estilo muggle, libros tras libros fueron invadiendo los pupitres de los estudiantes. Ni se podía usar la varita para nada en relación a la parte práctica en sus clases y cuando alguien levantaba la voz (generalmente era Harry), se ganaba un castigo.

-El puesto de DCAO definitivamente está maldito.- Se quejó Blaise. -Cada año un profesor es peor que el otro.- Miró a Harry. -A excepción del profesor Lupin, todos son horribles y ahora nos tocó a la peor.- Susurró en una de sus clases.

Esta vez su discurso sobre Voldermort y la gloria del ministerio ya era mucho para Harry y no lo aguantó más.

-¿Cuánto fue?

La mujer lo miró confundida.

-¿Cuánto fue...qué?

-¿Cuántos galeones te pagaron para ser la nueva lamebotas del incompetente del ministro y condicionarnos a todo con la mentira de que Voldermort no regresó?

Varios jadeos de incredulidad y un par de risas saltaron en el salón de clases. La mujer solo le sonrió.

-Estuviste bajo mucha presión, al igual que todos, el día del torneo. A veces la mente juega trucos cuando estamos en un nivel muy alto de adrenalina y levanta mecanismos de defensa que no podemos controlar.- Dijo Dolores sonriendo como si ella estuviera en lo cierto y Harry fuera el que estaba mal. -No se preocupe señor Potter, un buen castigo le dará tiempo para pensar, he escuchado que ya está acostumbrado.

A su lado, alguien murmuró. Umbridge volvió a girar su cabeza.

-¿Qué dijo señor Malfoy?

Draco se levantó.

-Dije: el ministerio debe estar en serios problemas si la mandaron a usted para que tranquilice a estudiantes de quince y dieciséis años con todas esas mentiras que dice.

La profesora solo los miró.

-Que bueno que son mejores amigos, tendrán el privilegio de un doble castigo. Esta noche en mi oficina. La clase terminó, quiero ese informe sobre mi escritorio mañana acerca del por qué el ministerio es una gran institución.

Cuando los chicos fueron a tomar el castigo, ambos estaban sin mucho ánimo, lo único que les recordaba su mente es que entrarían, harían las ridículas copias y luego se irían.

Sin embargo, esta vez fue diferente. Esta vez ambos hicieron su castigo con plumas muy diferentes. Mientras que la de Harry era negra, la de Draco era dorada. El castaño iba a tomar un segundo para pensar sobre eso, pero Draco le tomó la mano y le sonrió.

-Acabemos rápido para volver a nuestra habitación y seguir dándote mimos. Recuerda que Luna quería enseñarnos como florecen sus rosas favoritas cerca del lago negro mañana.

Y Harry, pese a su intuición, tomó la pluma y empezó a escribir la copia de esta noche.

"No debo decir mentiras"

La mujer sólo sonreía detrás de su taza de té, viendo como la pluma descansaba donde había estadoDraco luego de dejar su castigo.

_________________________________________

El hombre besó al otro y causó que varias cosas de la mesita de noche cayeran con un fuerte ruido.

-Cállate, por amor a Morgana, si alguien sabe que estás aquí, estoy muerto.

El mayor lo vio y le sonrió.

-¿Te gusta que haya venido a visitarte?- El hombre marcaba cada palabra con su grave acento, pues sabía que excitaba mucho al otro chico.

El moreno lo besó con fuerza.

-Me encanta, pero si alguien nos descubre no quiero pensar lo que haría mi madre, o peor, lo que haría mi jefe de casa.- Blaise soltó un escalofríos, mientras que Víctor se reía y lo besaba hasta caer en la cama.

-Eres mi cielo y mi más preciado tesoro, estoy muy agradecido que hayas aceptado formalmente salir conmigo.- El Búlgaro le acarició la cara.

Blaise rodó los ojos.

-¿Quién se podría resistir a tu pedida de noviazgo?

Y era cierto. Hace dos sábados atrás, cuando era el turno de Blaise de escaparse y ver al mayor y verse en un restauramte cerca del callejon Diagon, éste le sorprendió con una cena solo para dos personas ya que había alquilado todo el lugar solamente para ellos. Cuando el moreno entró, cada rincón del sitio estaba cubierto de sus flores favoritas, los tulipanes verdes. Blaise no sabía si era magia, si el mismo hombre las puso flor por flor, pero le había quedado hermoso.

Caminó hacia él y lo besó. Luego de unos segundos el mayor agitó su varita y de cada tulipán salieron cientos de luciérnagas para crear un mensaje.

"¿Kan jeg være kjæresten din?"

El hombre lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia él. Acercó sus labios a su oído y en un susurro le tradujo la pregunta.

-¿Puedo ser tu novio, linda serpiente? Sería un honor para mí salir con la persona más encantadora, fuerte y astuta que he conocido.- De su abrigo sacó una caja y la abrió. Era un collar de oro con un dije en el medio. El accesorio tenía forma de estrella y en el medio un gran diamante rojo.

-El rojo, en mi país, significa verdadero compromiso. Espero que podamos llevar esta relación con respeto, cariño y muchos besos.

Un nudo en la garganta no podía salir del cuerpo de Blaise. Sin pensarlo se abalanzó sobre él.

-Oh, no te preocupes, serán miles y miles de besos.- Dijo Blaise. -Acepto ser tu novio. Es muy hermoso todo, gracias nene.

Con eso, siguieron besándose hasta que su comida se enfriaba mientras ellos estaban en un rincón de los laterales del restaurante dándose mucho amor.

Nadie supo que al día siguiente una mesera encontró una ropa interior debajo de la gran barra del bar. Luego una corbata encima de una de las mesas y un zapato entre los arbustos.

La mujer sólo negó con la cabeza.

-Si encuentro algo sospechoso, no lo voy a limpiar.

____________________________________________

Cuando los chicos estaban saliendo de clases, luego de un par de días, vieron una escena que no sabían si era buena o mala, pero como buenos recolectores de información se acercaron para investigar cual era el chisme.

Dolores estaba despidiendo a la profesora de adivinación y Minerva la estaba consolando.

-Querida Minerva, el ministerio me ha dado el poder de...

-"El ministerio esto, el ministerio aquello..."- Copió su voz la profesora de transfiguración. Abrazando a Trelawney más cerca, la miró con odio. -Métete tu ministerio por...

-Querida.- La interrumpió la otra. -Si sigo escuchando y viendo este acto de insubordinación me veré en la desdicha de despedir, no a una, sino a dos profesoras. No me hagas tomar esa dura decisión.- Su voz mostraba un falso arrepentimiento.

-Profesora.- Harry llamó y caminó hacia ella. -Le recuerdo que usted no es la directora y si el ministerio quiere despedir a medio profesorado es libre de hacerlo.- La miró sin emoción. -Lo que no puede hacer es exiliarla de la escuela.- Le dio una sonrisa arrogante. -Tal vez no tenga tanto poder como creía, es una pena, con lo mucho que se ha estado esforzando por ser una auténtica z...

-Cariño.- Lo silenció Draco. -La profesora ya lo entiende.- Draco se acercó a la profesora Trelawney. -Estoy seguro que mi padre estará encantado de darle trabajo a alguien con sus capacidades, hoy mismo enviaré una carta para preguntarle.

La profesora quiso abrazar a Draco de felicidad, pero Minerva se lo impidió recordando que al chico no le gustaba el contacto físico, salvo que sea de Harry. Con pasos apresurados, tomó la maleta y se fue dentro del castillo.

-Que hermoso final.- Dijo Blaise caminando con todos por el jardín ese mismo día en la tarde. -Quería despedirla y ahora ambas trabajan para el ministerio. Eso sí es verdadero poder.

-Haz silencio. Te puede escuchar, esa mujer tiene ojos en todas partes.- Miró a los chicos. -Esta escena nos costará caro.

-Por favor.- Se burló Harry. -Ya estamos en la mierda, no puede volver esto peor de lo que ya es.

_________________________________________

Al parecer, sí podía.

Desde ese momento todo cambió para ser aún más horrible. En los días que siguieron, luego de ese enfrentamiento, la mujer inició una inquisición tan estricta con reglas y normas que hasta los cuadros fueron guardados en el sótano de la escuela. La discrepancia de ese día trajo como consecuencia que un grupo dirigido por ella, en el que estaban Ron, Ginevra, Cho y algunos más se encargaran de hacer cumplir esas dichosas normal y castigar al que, a sus ojos, eran rebeldes.

-Se dieron cuenta que Grenger no está en ese saco de mierda, tal vez la tonta empezó a pensar por sí sola.- Dijo Blaise comiendo en el jardín con todos sus amigos a escondidas. Y es que tampoco se podía comer, correr o jugar en los jardines, ya que, según la loca dijo "las rosas no tienen la culpa de que ustedes sean unos gorilas que destruyen todo lo que ven" y luego de esa excusa los chicos buscaban lugares estratégicos para disfrutar sus pausas entre las clases.

-Esto está tan jodido.- Dijo Pansy. -Si no cumples las reglas serás castigado y ¿Quién creó estas reglas? Pues la misma zorra que imparte los castigos, no tiene sentido alguno.

-Debemos hacer algo.- Dijo Harry. -Esa mujer nos prohíbe hacer magia, se rehúsa a ensañarnos defensas y a protegernos.

-¿Qué sugieres?- Dijo Blaise. -La cara de sapo está protegida por el mismísimo ministerio.

-Es verdad.- Apoyó Pansy. -Aunque quisiéramos deshacernos de ella, el ministerio nos mandaría a Azkaban en un segundo.

-Necesitamos un lugar en Hogwarts que ella no conozca.- Expresó Harry. -Un lugar donde ella y sus estúpidas reglas no tengan jurisdicción.

Luna sonrió, Draco no dijo nada.

-La sala que aparece y desaparece cuando lo necesitas.- Dijo Luna.

-¿Qué?- Preguntó el moreno.

-La sala de los Menesteres.- Pansy le respondió a Blaise. -¿En serio existe? Escuché qué nadie lo ha encontrado

-No en nuestra generación.- Luna miró a Harry. -Pero si en la generación de los merodeadores.

-¿Sabes sobre ellos?- Preguntó Harry medio en broma, medio en serio.

-Todo estudiante que le guste una buena broma sabe sobre los merodeadores, Harry. Ellos la descubrieron y pueden ayudarnos.

Harry los miró y luego a Draco.

-Cariño, ¿Qué opinas? ¿Crees que es buena idea lo que voy a hacer?

Draco solo rodó los ojos.

-No soy tu dueño, Harry, puedes hacer lo que quieras.- Y siguió en su escritura.

Todos permanecieron en silencio. Desde hace días el rubio actuaba muy extraño. Harry le dijo a sus amigos que el pobre estaba bajo mucho estrés, pero no fue hasta ahora que el resto del grupo veía como Draco trataba a Harry.

-Disculpa, no quería atrubuirte esa presión, Dragón. Sin embargo, creo que está bien lo que quiero hacer. Hablaré con mis tíos. Nos vemos luego.- Cuando le iba a dar un beso a Draco, el chico se giró y el beso cayó en su mejilla.

Harry no dijo nada, pero cuando se fue, Pansy lo miró mal.

-¿Qué sucede, amigo? ¿Harry la cagó?

-Sí, hermano. ¿Por qué lo tratas como si fuera tu enemigo? Ni yo trato así a mis ligues de una noche.

Pansy se burló.

-¿Qué ligues? Desde que Victor te dijo un par de palabras bonitas andas todo enamorado del Búlgaro. ¿Crees que no sé sobre sus visistas a tu cuarto cada fin de semana? Es tan empalagoso.

-No sé de qué hablas.- Blaise se dio la vuelta

-Entonces con quien se estaba besando Krum ayer en el pasillo. Yo lo vi. ¿No eras tú?

-¿QUÉ?- Se alteró el Slytherin y la sujetó de los hombros. -¿Con quién lo viste? ¿Era más guapo que yo? Nadie es más guapo que yo. Lo mataré cuando lo vea este sáb...- Blaise se calló, miró a su amiga, quien le devolvía una sonrisa malvada e inteligente. El hombre había caído en la trampa. -Te odio, ¿en serio lo viste con alguien.- Su voz sonó un poco débil y le quitó la sonrisa a Pansy.

La chica lo abrazó.

-No lo vi con nadie, tonto. Solo hay que escucharlo y ver como te mira. Los dos están igual de tontos el uno por el otro.

-¿Cómo lo sabes?

Pansy rodó los ojos y sacó un pequeño envoltorio que se veía muy elegante, en su interior había una caja pequeña.

-Ten.- Se lo dio. -Cuando se fue el domingo en la mañana, me buscó y me dijo que te diera esto. He sido muy paciente y no lo abrí, así que si no lo abres ahora, yo misma lo haré.

Blaise lo tomó en sus brazos para protegerlo, cuando lo abrió sacó un lindo prendedor verde. Se veía caro y ostentoso.

-¿Es oro verde?- Pansy dijo. -Wao, es muy raro conseguirlo.

-Tiene una nota.- Luna la tomó porque Blaise solo podía quedarse quieto viendo el regalo. La chica leyó la nota.

"Solo lo mejor para mi linda serpiente.

P.D. ponte algo abrigado para nuestra cita del sábado.

Con cariño V.K."

Un chillido de Blaise poco masculino asustó a todos los presentes. Se ganó un golpe de Pansy.

-Es hermoso, Blaise. Se nota que te quiere mucho.- Dijo Draco sin humor. -Si me disculpan debo hacer mi tarea en la biblioteca.- Se marchó sin despedirse.

Todos lo vieron.

-A este paso, terminará todas las tareas hasta graduarse.

-Algo le pasa.- Dijo Pansy. -Está muy raro.

-Tal vez es sobre la nueva ley que su padre no ha podido implementar.- Dijo Luna.

-¿De qué hablas, amiga?

-Se dice que ya todo estaba listo para que aprobaran la ley para los derechos de las criaturas mágicas, pero hace un par de días, uno de los congresistas no ha querido votar a favor y eso ha generado muchos problemas, ya que las criaturas mágicas están haciendo huelga fuera del ministerio y el señor Malfoy, según los rumores, no ha regresado a su mansión desde que este problema inició. Se debe contar con todos los votos a favor para una nueva ley mágica. Pero ahora las cosas no van bien. Si en un plazo de tres meses no se llega a una solución, la ley se volverá a archivar con otras miles más delante de ella. Lord Malfoy debe llegar a una solución, o todo ese esfuerzo se irá a la basura. Tal vez eso es lo que tiene estresado a Draco, ya que es por el profesor Lupin por quien el señor Malfoy inició todo esto y Harry lo sabe y por eso no ha querido darle más responsabilidades de las que ya tiene.- Cada palabra de Luna fue sin titubear y con una voz suave.

-Diablos, Luna. A veces olvido que eres una maldita alguila muy inteligente. Rowena debe estar orgullosa de ti.- Dijo Blaise.

-Mierda, ni yo sabía todo eso sobre esa futura ley. Espero que sea solo eso. Él sabe que puede contar con nosotros, si tiene algún problema, no dudo que nos lo dirá.

Pero Luna no estaba tan segura de esa afirmación, solo que guardó sus pensamientos.

__________________________________________

Harry empezó a llamar muy sutilmente a cada estudiante que quisiera aprender a defenderse y no creía en las palabras de la nueva directora. Sus amigos lo ayudaron y prepararon la sala de los Menesteres para ser el lugar en el que las clases se iban a impartir. Ese día en particular, Draco no asistió a ninguna clase, le había dicho a Harry que estaba enfermo y quería descansar, a lo que el castaño aceptó dejarlo solo y no causarle más estrés.

Incluso los chicos casi se caen para atrás cuando Hermione los saludo y les preguntó si podía unirse al cuartel del Dragón. Ese nombre lo había puesto el propio Blaise y a Harry le encantó. Pero volviendo a la castaña, los chicos no le creían este acto de buena fé, ya que no podían confiar en ella. La chica vio su negativa en sus ojos y habló.

-Yo no quiero ser falsa y venir a suplicar un perdón que sé que no me merezco, pero de verdad quiero aprender. Ron solo habla de toda la gloria que vamos a tener en el ministerio, pero hasta yo veo las intenciones de Umbridge. No le dará nada a su grupo de subordinados. Sólo quiero...- La mujer se paró y respiró. -Solo quiero la oportunidad de tener más conocimiento, siempre he querido saber más de lo que se me enseña y ahora no aprendo nada, así que debo buscar yo misma mi método de estudio y actualmente ustedes son los únicos que tienen la capacidad de ayudarme.

El grupo la miró.

-Junta.- Medio gritó Pansy y todos crearon un círculo y cerrándose con sus cuerpos y hablando entre ellos. Luego de un par de minutos todos veían a la chica, excepto Harry.

-Hay varias reglas que debes seguir para unirte a nuestras clases.

-Sí, por supuesto. Las que sean, yo las cumpliré.

-La primera es no comportarte como una verdadera perra, como lo has hecho todos estos años.- Dijo Blaise.

-La segunda regla es nunca creer que seremos amigos por esta nueva unión. Juntos pero no tan juntos ¿me explico? No vamos a perdonar tantos años de burlas solo porque ahora tenemos intereses en común.- Siguió Pansy.

-Debes prometer por tu magia que no revelarás el lugar, si alguien se entera sabremos que fuiste tú y eso será aún peor que ser una rata.- Luna la miraba.

-Y la más importante de todas...- Empezó a decir Harry.

-Debes disculparte con Draco.- Dijeron todos al mismo tiempo.

La chica no dijo nada por un buen rato, al cabo de ese tiempo levantó su varita. Harry ya estaba preparado para cualquier cosa. Pero Hermione solo alzó su varita para hacer un juramento en el que nunca revelaria el lugar donde practicarian, esté siendo torturada o bajo chantaje. La magia respondió a su orden.

Días después, Draco estaba recibiendo unas disculpas que no había pedido, pero igual la escuchó.

-Te ves un poco pálido ¿Estás bien?- Dijo la chica, y es que Draco lucía cada vez peor. Estaba más pálido y su vestimenta era ligeramente más grande, eso quería decir que estaba perdiendo peso.

-No es tu problema. Concéntrate en tu mierda, que yo me encargo de la mía.

Los chicos, quienes estaban presenciando todo, no sabían que fue más impactante, si el que Granger haya pedido perdón y se preocupara por Draco o que el rubio le haya tratado con groserías y hostilidad. Generalmente Draco nunca trataba mal a nadie, ese era Harry, el rubio en cambio utilizaba las palabras adecuadas para decirte todo lo que pensaba sobre ti.

Este era un Draco que nunca habían visto.

Harry decidió que ya era tiempo de hablar con él. Hace días lo evita, llega muy tarde para dormir y tampoco compartían momentos románticos como antes. Así que hoy Harry esperaría a Draco despierto y tendrían una charla.

El pequeño Malfoy llegó de tener una reunión de prefectos, eso era lo que le había dicho a Harry, pero su cara y su estado tembloro le dijo todo lo contrario al castaño.

-Dragón, ¿qué te sucede? Te ves muy mal.- Harry corrió hacia él, pero el rubio se subió a la cama sin decir una palabra.

-No estoy de humor, Harry.

-Entiendo, sé que debes estar muy estresado con la nueva ley, también mi tío está metido en todo esto y lo perjudica, pero ya verás como tú padre solucionará todo.

Draco se burló.

-Nadie solucionará nada, Harry. Deja de molestarme quiero descansar.

Okey, Harry debía hablar sobre el elefante en la habitación.

-Draco, hace algunas semanas he notado un cambio en ti. Al principio no dije nada porque eran cosas tontas, pero el como te estresas, como hablas y evitas siempre estar con nuestro grupo es un claro ejemplo de que te sucede algo más que un problema con la ley.- Intentó acercarse poco a poco. -Dime amor, yo puedo ayudarte.

-Estoy bajo mucho estrés con los trabajos Harry, eso es todo.

-Nunca un "trabajo" te ha dejado así. Cariño por favor, lo que sea podemos solucionarlo.

Draco no dijo nada.

-No siempre tienes que ser mi héroe Harry, ¿no te cansas de llevar esa responsabilidad todo el tiempo? Yo no podría hacerlo. Por favor, quiero dormir, estoy agotado.

-Dragón, yo...- Harry hizo el intento de tocarlo, pero Draco se apartó de su toque y se colocó al otro lado de la cama con rapidez.

Ambos se congelaron.

Eso nunca había sucedido en todos los años que se conocían, Draco nunca había huido del contacto de Harry.

-Quiero, quiero dormir Harry, por favor solo....¿Podrías solo, por esta noche, solo... dejarme dormir solo?- Dijo con suavidad y la voz tan apagada que si Harry no hubiese estado tan cerca, no lo habría escuchado.

-Esta bien cariño. Pero quiero que recuerdes que estoy aquí, si algo te pasa o tienes un problema ¿sabes que puedes decírmelo, cierto?

Draco no respondió.

-Buenas noches, Harry, descansa.- Y le dio la vuelta para acomodarse de nuevo en la cama y dormir.

Harry miró la escena como si fuera alguna especie de sueño. Incluso cuando caminaba a su propia cama se pellizco el brazo para ver si no estaba durmiendo.

Por primera vez en cinco años, Harry durmió en su propia cama.

Draco, por el contrario, estaba en su cama, con todas las sabanas tapándose, puso un hechizo silenciador y lloró hasta quedarse dormido, tratando de quitarse las cicatrices que esa mujer le había hecho esa noche, pero que ya eran parte de él desde dos semanas atrás, ya intentaba solo aguantar el dolor y superar a que temine.

FLASBACK

Desde el castigo de esa mujer que compartió junto a Harry, Draco evitaba ver o toparse con ella a toda costa. Sin embargo, ese día había salido tarde de su clase de astrología y runas antiguas, así que estaba corriendo por los pasillos para evitar ser regañado por estar después del toque de queda, ya que era a una hora diferente para los estudiantes de astrología. Y es que después de lo que pasó con Trelawney la mujer se veía más seria y mandaba a todo el mundo a un castigo, fuera culpable o no.

Justo cuando Draco iba a llegar a las mazmorras, una voz chillona lo detuvo.

-Querido, ¿puedes venir un momento?

Cuando Draco se volteó, Umbridge estaba frente a él.

-Directora, verá...yo, eh, bueno, es que ya es casi el toque de queda y no quiero ser castigado, podría pasar mañana y...

-Preparé un buen té.- Sin esperar una negación, la mujer entró a su oficina y Draco, invocando toda su paciencia, la siguió.

En el momento en que el rubio entró y la puerta se cerró de golpe, sabía que esto fue una terrible idea, parecía que había entrado en la boca del lobo, o en este caso, en la boca del gato. La mujer estaba obsesionada con ese animal. La oficina estaba rodeada de retratos y adornos gatunos por todas partes.

-Siéntate, solo tomará unos segundos.

Draco permaneció de pie.

-Sabes querido...- Empezó la mujer a sonreírle, intentando ser alguien de confianza y tranquilidad. -Desde que estoy trabajando en el ministerio, siempre he admirado a Lord Malfoy.- La sonrisa seguía en sus labios rosas. Draco lo odiaba. -En especial, los grandes cambios que quiere hacer tu padre con respecto a los derechos para las criaturas mágicas, es muy humanitario de su parte ese acto de caridad.

La sonrisa siguió en su cara, pero no en sus ojos. Draco quería borrarla.

-No es un acto de caridad, es un gran trabajo de su parte. Ya es momento de cambiar las cosas para ellos. No son los monstruos que siempre les han hecho creer a todo el mundo. Lucius se encargará de que las personas puedan apreciar el lado bueno de cada criatura mágica.

-Y eso es algo digno de admirar y respetar. Un gran hombre, de sangre noble, que quiere que criaturas, magos y brujas seamos todos iguales.- Su sonrisa poco a poco iba desapareciendo. -Sí, eso es algo que no puede suceder.

-¿Disculpa?- Por primera vez, en toda la reunión, Draco habló sin cortesía disfrazada. -Tú no eres nadie para decidir eso, esa ley que regula los derechos y deberes de las criaturas mágicas se aceptará este año y todos votarán a favor.- Una sonrisa salió de Draco. El rubio pensó en todas esas noches sin dormir que su padre tuvo por tener esa ley perfecta. Le tomó años, mucho esfuerzo y todo su excaso tiempo libre, pero al fin lo logró. -Cuando esta ley se apruebe, las criaturas mágicas podrán trabajar, estudiar y tener una vida normal en nuestro mundo. Gracias a Lucius, tú no deberías ni hablar de esta ley, ya que no es de tu incumbencia.- Draco la tuteaba, ella no lo sabía, pero el que el rubio tuteara a un profesor, que fuera Severus, era un signo del poco respeto que le tenía.

La ley se aprobaría, de eso estaba seguro Draco. Lucius le daría esa libertad que tanto anhelaba Remus.

Lucius y Remus estarían juntos sin la necesidad de ocultarse o tener una etiqueta. A Lucius no le importaba, pero Draco sabía que su padre hacia esto por Remus y su vergüenza de que lo vieran con él y que el rubio mayor fuera el protagonista de burlas y críticas.

¿Y llega esta señora de la nada a decirle que esa ley no se podía aprobar?

Draco no podía esperar el momento de ver a Harry para contarle.

-Sucede Draco que hay mucho en juego si esa ley se aprueba.- La mujer tomó un sorbo ruidoso de su té. -Las criaturas mágicas tendrían pensamientos inverosímiles de que son iguales a nosotros. Si esa ley se aprobara, esos monstruos creerían que tendrían las mismas oportunidades que un mago o una bruja promedio y eso, para personas muy poderosas en el ministerio, sería un gran problema. No estamos hablando de que tu papi pueda acostarse con ese asqueroso lobo, estamos hablando de que la estabilidad en nuestro mundo se rompería y la civilización que conocemos y que, personalmente amo, se acabaría.

Draco quedó sin palabras.

-¿Cómo sabe de Lucius y...?- Se calló antes de caer en una trampa, pero la mujer le devolvía la sonrisa.

-Como te dije hace un momento, querido.- Su voz sonaba chillona e incomodaba al rubio. -He seguido minuciosamente los pasos de tu familia desde hace algunos años. Estoy enterada de los amoríos de tu padrino, de tu padre.- Lo miró.- De los tuyos...También sé que clase de amigos son el señor Zabini y las señoritas Lovegood y Parkinson. Además, estoy enterada de que casi estabas comprometido, felicidades, por cierto.

-¿Cómo sabes, yo...eh...- Draco tenía mucho tiempo que no quedaba tan sorprendido. -¿Está acosandonos? ¿Cómo sabe esa información personal de mi familia?

-Acosar es una palabra muy fea, querido. Pero te diré un secreto que pocos conocen.- Umbridge se levantó y sus tacones sonaron por la habitación hasta que rodeó a Draco y se puso detrás de él para susurrarle. -Tengo ojos y oídos en todas partes del mundo, actúan como mis sombras y algunas son delicadas, otras son algo toscas y otras, pues...digamos que tienen diferentes edades.

Draco perdería un brazo si esas sombras que se refería la mujer no eran más que los estudiantes con los que han tenido problemas desde que inició Hogwarts. La mujer vio la comprensión en los ojos de Draco.

-Es muy peligroso tener personas que no les agrades, Draco. No sabrás si un día, todas ellas se pongan de acuerdo y, con un pequeño empujón, puedan lograr grandes cosas.

-¿Cómo qué? ¿Ser sus chicos expiatorios?

-Oh, querido. Creo que los subestimas. No solo son estudiantes los que me dieron esta valiosa información, también hay sombras un poco mayores.- La mujer le sonrió. -La información y el poder ayudan mucho, pero no son nada sin la voz de la sabiduría.

"Dumbledore" pensó Draco. Incluso después de alejarlo del colegio por un tiempo, seguía arruinando sus vidas.

-Creo que ya hablaste suficiente. Gracias por la mediocre charla.- Justo cuando Draco se iba a ir, su cuerpo reaccionó a un dolor inesperado. El chico cayó como un saco de arena y se quedó de rodillas de milagro, ya que el dolor era insoportable.

-¿Qué...?

-El reforzamiento negativo es algo muy valioso en mis clases, señor Malfoy. Espero pueda aprender de cada lección que le dé.

Draco se destapó las mangas de la camisa y antes sus ojos podía leer en su piel las mismas palabras que había escrito en el castigo que tuvo hace tiempo. Las veía claramente llenas de sangre y luego de un segundo, las palabras desaparecieron, pero el dolor aún seguía.

-Nadie podrá ver esas marcas, querido. Solo la persona que infringe el castigo y el que lo recibe. Escucha con mucha atención, cada vez que te llame o quiera que hagas algo para mí, lo harás sin preguntar ni objetar nada. Cada vez que te rehuses, la pluma cobrará vida y por sí sola seguirá escribiendo en la hoja y todas esas palabras se reflejarán en tu perfecta y blanca piel.

Draco escuchaba muy poco, el dolor le hacía perderse en su mente. Respiraba pausadamente para que se aliviara un poco el ardor de la sangre, pero no servía de nada.

-Aquí está la primera lección: vas a lograr que esa orden se anule. Eres muy bueno con las palabras y tu padre te adora, estoy segura que será muy fácil para ti.

-B...br....- Las lágrimas salían y no paraban. El dolor casi lo hace desmayar.

-No te escucho, querido. Habla más fuerte.

-¡BRUJA!- Draco gritó casi hasta perder la conciencia. Una mano le agarró la mejilla y veía con poca lucidez como Umbridge estaba casi a su misma altura en el piso.

-No te preocupes querido, yo soy una mujer muy sentimental y no va a permitir que nada te pase, así que te aconsejo que empieces a separarte un poco de esas personas que son una mala influencia para ti, cariño.

Draco quería hablar, gritarle o tomar su varita y lanzarle un par de maleficios que Harry le había enseñado el verado pasado, pero no pudo hacer nada. La maldición que estaba seguro le había lanzado Umbridge le impedía hacer algo contra ella.

La mujer le sonrió.

-Si piensas por un segundo en tratar de escapar, la magia lo sabrá y la pluma empezará a escribir de nuevo en tu impecable piel.- Umbridge veía el inicio de su muñeca y se lamentó con burla
-Bueno, ya no es tan perfecta ¿cierto?

-Espera a que mi...mi padre se entere de...Mmm.- Gimio Draco por el dolor.

-He esperado años para estar en este puesto, tu asquerosa familia no me van a destruir lo que me costó una vida conseguir. Deberías sentirte afortunado, vine exclusivamente a darte clases.

-Harry te mata...- La pluma cobró vida y empezó a escribir.

-Oh, sí. El lindo perro guardián, ya me hablaron de él y de su inmenso poder. No te preocupes querido, no podrás decirle nada, el encantamiento está hecho únicamente para ti y todos los problemas que me podrías causar si arruinas mi plan. Es algo tan divertido de ver, te crees muy fuerte, pero eres una persona débil de mente y espíritu, solo te escudas detrás de Potter y te crees invencible, que patético.

-Eso...eso es men-mentira...- Dijo Draco con fuerza, intentando resistir el dolor.

-¿No te has dado cuenta que en todos los años que llevas en esta escuela si surge un problema, Potter es el que lo soluciona? Que mago tan insípido. Buscar ayuda y esconderte detrás de otro más poderoso que tú. Eres débil y un día Potter te abandonará porque se cansará de ser tu guardaespaldas.

Draco no habló, el dolor no lo dejaba pensar, pero las palabras empezaron a colarse poco a poco en su mente.

Mentira, eso es mentira, Harry nunca lo abandonaría, él nunca...él lo había prometido.

Mierda, el dolor era muy intenso. Las lágrimas cayeron en su cara intentando aguantar la agonía que sentía en su piel.

La bruja siguió hablando.

-Aunque...- Se rió un poco y sus dientes amarillos salieron a la luz. -Debo agradecerte Draco, si Lucius no hubiese destituido del cargo de director a Dumbledore, yo no hubiese tenido el camino libre, solo por ese gran favor, te dejaré por el día de hoy.

-Lo hizo para protegernos de ese idiota.

Dolores le sonrió aún más, su cara de verdad parecía a la de un horrible sapo verde.

-Y gracias a su gran altruismo es que estamos aquí el día de hoy. Que descanses, Draco. Luego retomaremos la lección de esta noche.

Draco se desmayó cuando la puerta de cerró. Luego de un rato despertó y con lágrimas y dolor en sus ojos caminó muy lentamente a su habitación.

FIN DEL FLASBACK

Con el paso del tiempo, la vitalidad de Draco se cayó por la borda. No podía hablar con nadie sobre el tema. No podía insinuar nada, cuando intentó hablarlo en voz alta sentía como la pluma empezaba a escribir en su piel. Tampoco podía buscar la condenada pluma porque la tenía Umbridge con ella todo el tiempo.

Draco pensaba que estaba en verdaderos problemas. Cada noche la mujer le exigía un avance con respecto a la ley y si no tenía ninguna, la pluma empezaba a escribir.

La piel de Draco estaba al rojo vivo. Tuvo que usar un hechizo de ocultación para que no se le vieran las ojeras que estaba empezando a tener.

Draco lloraba cada noche por su suerte. No quería que la ley se desechara, su padre había trabajado por años en ella y pensar que Draco lo anularía, le dolia el corazón. Pero cada noche era una tortura y Draco por primera vez después de tantos años se sintió débil. Débil porque estaba pensando en alguna forma de que esa ley se eliminara.

-Perdón...- Dijo a la nada. -Soy un cobarde, perdón.- Pensó en toda su familia, en sus amigos y en Harry. No quería verlos sufrir igual que él lo estaba haciendo. Así que pensó que la mejor forma era alejarlos por un tiempo hasta que el rubio descubriera como salir de este problema.

Lloró su suerte una y otra vez.

Se quedó dormido pensando en la sonrisa de Harry.

Esa noche del sábado todos estaban practicando el Patronus. Harry ayudaba a Luna, mientras Pansy y Blaise veían las protecciones que hacían los chicos de primer año.

-Lo haces muy bien Luna, solo mueve un poco más la muñeca y será un patronus corpóreo perfecto.

La chica lo hizo y de su varita salió una linda liebre saltando por todas partes.
Harry le iba a decir algo a un chico de tercero para reunirlos a todos y hacer parejas, pero un segundo después de sus pensamientos su magia reaccionó involuntariamente y gritó debido a sus instintos.

-AL SUELO.- Ordenó. Todos se tiraron un segundo antes de que las puertas del lugar fueran destruidas y explotaran en varios pedazos. Si Harry no hubiese dado la orden más de un estudiante estuviera herido en este momento.

Las puertas dieron paso a conserje con su caldera y su gata detrás de él.

-Se lo dije, directora. No estoy loco, sabía que habían estudiantes que desaparecían por este pasillo.

-Fue muy inteligente usar una sala que desaparece ante tus propios ojos.- Todos hicieron una linea recta lejos de la mujer, solo el grupo de Harry quedó frente a ella. -¿Quién tuvo la idea de esta revuelta?

Ninguno habló, ni siquiera Hermione.

Umbridge caminó hacia la sala de los Menesteres como si fuera la dueña. Mirando a cada uno de ellos. Con lentitud se paró frente a Harry.

-¿Sabías qué los Potter siempre han causado problemas en esta escuela?

Harry se burló.

-Yo no soy la excepción.

-No, no lo eres, pero no voy a permitir que personas como tú empiecen un acto de rebeldía en mi mando.

-¿Qué harás? ¿Expulsarme? Tendrías a medio mundo mágico aquí en un segundo. Tengo personas muy poderosas que me resguardan.

Las mejillas de la mujer se compusieron rosas y combinaron con todo su traje.

-Oh, no voy a causar mas alboroto para tu disfrute, Potter. Pero debes recordar que yo también tengo a personas que me cuidan.

-¿Quién sería el pobre diablo que estaría de tu lado?

Umbridge le dio una sonrisa casi sincera y señaló la entrada.

-Querido, quieren ver tu perfecto rostro.

Un Draco con la vista al suelo entraba poco a poco a la sala.

El rubio podía jurar que los ojos de sus amigos se caerían de sus caras. Vio a Harry fruncir el señor como tres veces y sacudió la cabeza como si el chico fuera una ilusión.

-¿Draco?- Pregunta Harry.

-Uno de mis mejores estudiantes.- Se enorgullece la mujer. -No causa problemas, no anuncia falsas calumnias contra el ministerio y sabe cual es el lado bueno de la balanza.

-Draco, amigo ¿Qué diablos?- Dijo Blaise mientras todos hacían fila para ser castigados, Draco no los miró. -Que bueno que te dolía la cabeza.- Dijo con sarcasmo, ya que esa fue la excusa del rubio para no ir esa noche.

Todos recibieron un castigo que, a palabras de Pansy, fue una tortura. Cada estudiante que participó en la revolución de Harry fue reprendido y algunos no volvieron a acercarse al castaño por miedo a esa mujer.

Esa noche por primera vez Draco y Harry tuvieron su primera pelea.

-Es que no te entiendo, amor. Prácticamente nos mandaste a la boca del lobo.- Decía Harry. -Esa zorra lastimó a nuestros amigos. Lastimó a los niños de primer año ¿y me dices que no te importa? Ese no es el Draco que yo conozco.

Draco casi se le rompe el corazón al escuchar a Harry, pero su máscara estaba puesta y no mostraba emoción.

-No es eso, Harry. Es que estaba cansado de que se echaran más la soga al cuello. Esa mujer es muy poderosa en el ministerio, si tu plan seguía podría traer grandes consecuencias, yo los protegí, deberías estar agradeciendome y no echarme la culpa de tus planes sin sentido.

Harry lo miró y su labio tembló. Parecía que quería decir algo, pero se retractó al final.

-Buenas noches Draco.- Y se dirigió fuera de la habitación, sin ver que Draco empezaba a llorar por su partida.

Ese día un Draco agonizaba del dolor hasta que su cuerpo no lo soportó y volvió a desmayarse, mientras que Harry, quien dormía en un sofá de la sala común, tuvo una pesadilla donde veía como Draco era lastimado.

Así empezaron a sonar sus noches desde esa discusión.
_________________________________________

-¿Escuchaste las noticias?- Sirius le dice a Severus.

El pelinegro no habló por un segundo. Luego miró al hombre.

-Las cosas están muy tensas en el castillo. No sabía que la acción de despedir temporalmente a Dumbledore traería más problemas que soluciones. Hagrid fue despedido, los gemelos expulsados luego de hacerle una broma a Umbridge y ahora hay una división en todas las casas, unos no actúan en contras de la mujer por miedo, mientras que otros son la caballería rebelde.- Luego miró mal al Black. -No debo decir en donde está Potter ¿cierto?

Sirius maldijo entre dientes.

-Mi ahijado no va a quedarse callado si ve una injustia Severus, si él lidera esa rebelión en Hogwarts tal vez es porque sentía que alguien debía parar a esa zorra. Yo tampoco tengo buenas noticias.- Lanzó un periódico en la mesa del restaurante.

Hace unas semanas, cuando el pelinegro le envió una carta y le propuso a Sirius verse cada domingo para intercambiar actualizaciones de Hogwarts y el mundo mágico en el exterior, el Black dijo que eran citas.

"No son citas, Sirius, solo intercambiamos información importante de nuestro entorno para estar informados y preparados para la llegada de Voldermort"

"Claro cariño, lo que tu digas"

Su primer domingo Sirius pidió solo café, luego al siguiente, Severus pidió cerveza de mantequilla y así fueron escalando hasta que sus domingos de 'intercambio informativo' traía comida, bebida y postre a la ecuación.

Así empezaron a tener citas donde se enteraban de grandes acontecimientos, pero Severus nunca pensó ver esta noticia.

"MOTÍN EN AZKABAN"

Mientras seguía leyendo, su cara se puso más pálida.

-Han escapado varios mortifagos, esto tiene el nombre de Voldermort por todos lados.

-Mira el último nombre de la lista.- Dijo Sirius mientras comía su filete de pez.

-Oh, mierda.- Severus quedó sin palabras.

-Eso dije yo. Ya tenía una prima loca desaparecida y ahora está de vuelta la otra prima, quien es aún más lunática.

-Esto es grabe. Desde lo que me dijiste que el ministro le hecha la mierda a todo el mundo de su propia incompetencia y trata de seguir creyendo que Voldermort no regresó, las cosas se han ido a la mierda.

-Y eso no es nada. La ley que Lucius estaba implementando se está yendo al cesto de basura.

Severus frunció las cejas.

-Me ha enviado cartas, tratamos de buscar una razón por la cual ese hombre ya no quiere votar a favor. Lucius le ha dado galeones, joyas, libros e incluso le ofreció uno de sus votos como intercambio, pero el hijo de puta no quiere cooperar.

-Todas las criaturas mágicas están muy nerviosas porque la ley de Lucius está en peligro. Empezaron las manifestaciones hace un par de días. Es algo digno de ver como los aurores intentan tranquilizar a un gigante y un vampiro al mismo tiempo.

-También se habla de que los centauros pueden ser expulsados de sus tierras gracias a Dolores. Esa mujer es la versión de Voldermort pero es todavía peor, ella tiene jurisdicción gubernamental.

-Debemos empezar a buscar una solución, Severus.- Dijo mientras ambos salían del restaurante. -Espero que las cosas entre Harry y Draco sigan igual.

Severus no contestó. Hasta él se había dado cuenta que algo pasó entre ese par. Ya no estaban tan juntos como antes, ya Draco había bajado sus calificaciones y Harry abandonó temporalmente su puesto de buscador y puso de excusas los exámenes y sus notas académicas.

Si un Potter pone primero sus calificaciones que el Quidditch eso significaba un mal presentimiento.

-Las cosas no están bien, pero yo te mantendré informado.

-Está bien, llámame por cualquier cosa.- Sin pensarlo, Sirius se acercó y lo besó en la mejilla. -Adiós, cariño.

Severus sabía que estaban en problemas, sabía que no era el momento para estar de pica flor y bajar la guardia por una sonrisa bonita, pero este día se permitió sentir cierta desilusión cuando vio que Sirius no le robó un beso en la boca como hacía cada domingo cuando se despedían.

-Céntrate, idiota. Hay cosas en juego aquí.- El pelinegro se devolvió a la escuela pensando que tal vez, cuando todo se solucionara, esta vez podría ser él quien pidiera una verdadera cita.

Esperaba que todo se resolviera.

_________________________________________

Las cosas no podían estar peor.

Draco expulsó a Harry de la habitación.

Incluso Severus le preguntaba con la mirada que sucedía, a lo que el rubio solo se excusaba diciendo que estaba cansado de verlo todos los días.

Con sus amigos no fue diferente, los evitaba y trataba de hacer cada trabajo solo, inclusive dejaba que le quitaran puntos por no ponerse en pareja con alguien.

Una tarde, Draco estaba en la biblioteca, el único lugar donde sabía que no podían encontrarlo. Cada día debía aguantar las ganas de llorar cuando alguno de sus amigos le pedía perdón por lo que sea que hubieran hecho que le causó molestia a Draco y prometían que cambiarían para no volver a actuar de una manera que a Draco no le gustara.

El rubio solo rodaba los ojos, decía una ofensa contra ellos y se iba.

Ese día estaban buscando un libro para Pansy y sus clases de runas. Fue cuando vieron a Draco que se paralizaron.

-Hola amor.- Harry intentó, como siempre desde que Draco los ignoraba, de buscarle conversación. -No sabía que estabas aquí, pude haberte acompañado. Star te extraña mucho.- Dijo el chico.

-¿Y escucharte lloriquear porque este lugar es muy silencioso? No, gracias.

-Claro, es verdad, disculpa. Entonces no te sigo distrayendo.- Se acercó para darle un beso en el cabello, pero al último segundo se detuvo y recordó el día en que Draco se alejó de su toque. -Perdón, es tu espacio y yo lo respeto, si te gustaría comer con nosotros estamos en el jardín que tanto te gusta.

Ese jardín era el sitio donde Harry le había pedido ser su pareja de baile en el torneo de los tres magos. Iba a ese lugar cada madrugada antes de iniciar el día.

-Estoy muy ocupado como para ir a centarme en la fría grama de este mes.

-Claro, soy un idiota. Lo siento. No te molesto más, cariño. Avisame si necesitas algo.

-Silencio, eso es lo que necesito.

Harry respiró profundamente y miró a otro lado con ganas de llorar, justo cuando se iba a acercar para suplicarle a Draco un perdón que no sabía la razón de pedirlo, Pansy y Blaise lo detuvieron.

-Vamos, hay que darle espacio, se ve que está ocupado.- Dijo suavemente Pansy. -Estamos aquí si quieres decirnos algo Draco. Recuerda que nunca te daríamos la espalda si tuvieras un problema.

-Si, hermano. Si quieres que mate a alguien, solo debes decirlo. No te encierres en esa burbuja de hielo. No es normal en ti. Ya no estamos molestos por lo de la sala de los Menesteres, olvidemos eso y borrón y cuenta nueva como dice mi mamá cuando se muere otro de sus esposos.

Draco los ignoró.

Los chicos se fueron poco a poco captando la indirecta.

Luna miró a Draco con una sonrisa triste. Draco la miró con odio disfrazado.

-¿Qué? ¿Estás sorda? Estoy ocupado. Ve a llorarle a un árbol o plantar una moneda, lo que sea que hagas.

-Luna.- La llamó Harry. Con pasos lentos tomó a la chica del hombro. -Vámonos, linda. Ya lo escuchaste, quiere un tiempo a solas.

-Los cisnes son más fuertes que los sapos, Draco. No te preocupes, la luz negra nos ayudará.- Y se fue.

La mano de Draco le temblaba con fuerza. El Dragón se acercó a su amo y le puso la cara en su pierna, como señal de apoyo. Riyuu fue el único que permaneció con Draco y lo escuchaba llorar por las noches y golpearse la cabeza para desviar el dolor de sus brazos hacia otra parte de su cuerpo, ya que Draco le dio Star a Harry para que ella no le dijera al castaño que se sentía mal.

-No sé que hacer, Riyuu. Las cosas no están bien. Estoy tan cansado, solo quiero un abrazo de Harry y que me diga que todo estará bien.- Su voz tembló por unos segundos cuando sintió que la pluma escribía y eso significaba que lo estaban llamando.

_________________________________________

Cuando Sirius recibió el mensaje de Severus para visitarlo en Hogwarts, se sintió feliz. Pero cuando Severus le contó la situación sobre Draco y todo lo que ha sucedido, su felicidad se transformó en preocupación.

-Harry ya me habló sobre eso. Nos contó que necesita ayuda porque no sabe que está sucediendo.

Ambos caminaban por los pasillos, tratando de no ser vistos por nadie. Pero de repente un pequeño cuerpo casi se cae contra ellos.

-Draco.

-Lo siento.- El rubio quiso irse cuanto antes, pero Sirius vio que le temblaba la mano que tenía sujeta. Él estaba muy relacionado con ese acto. Pero no podía creer el inicio de esa hipótesis. Sería imposible.

-Draco, espera, casi te das un fuerte golpe.- Sirius intentó ver más de cerca la mano.

-Dije que estoy bien.- Dijo Draco y dio la vuelta para irse.

-Draco espera...- Sirius se acercó a él y sus dedos rozaron su brazo. Duró un segundo, pero el castaño gritó por lo que sintió. El rubio no le importó el grito y se alejó lo más rápido posible del lugar.

-¡Sirius!- Severus se acercó al hombre, quien tenía su brazo sujeto con su otra mano. -¿Qué te pasó?

Sirius se paralizó y miró al otro.

-Debes llamar la caballería, ahora.- La seriedad con la que lo dijo, dejó a Severus sin la oportunidad de burlarse de su frase o decir algo. -Llámalos ya, Severus. No hay tiempo.

Ambos hombres se fueron a la habitación del pelinegro y empezaron a escribir cartas. Media hora después varias personas estaban ahí.

-Solo vine porque dijiste que era sobre Draco.- Dijo Lucius. -El ministerio quiere mi cabeza, mi hijo me ha ignorado por casi un mes y las criaturas mágicas creen que yo soy el nuevo rey que les ayudará en todo, estoy bajo mucha presión, más te vale que sea importante.- Sí, Lucius sabía que estaba siendo un idiota, pero estaba muy ocupado ese día, cuando leyó la nota, dejó todo lo que hacía y se fue directo al castillo.

-Lo es.- Sirius prometió.

-¿Sabes que tiene mi Dragón?- Dijo desesperado Harry. -Ya no come conmigo, ya no me habla más que un par de palabras al día y cuando intento besar...- Tosio rápido cuando Lucius y Severus le dieron una mirada de muerte. -Cuando intento abrazarlo, se aleja de mí.

-Sabemos que Harry es el único con el que se siente cómodo para ser abrazado, si está huyendo de él, la situación no pinta bien.- Remus comentó al lado de Lucius.

-Bien, solo lo diré.- Sirius duró varios segundos tratando de hablar. -No crean que estoy loco por lo que diré

-Ya creemos que estás loco.- Se respondió Severus. -Habla ya.

-Draco, él...diablos no sé mi como explicarlo, así que aquí va. El pobre chico está bajo una maldición.

-¿Qué?- Preguntó Severus. -Si estás conciente de la tontería que acabas de decir ¿verdad?

-Sirius, eso es imposible.- Siguió Lucius. -Draco está resguardado con hechizos de protección, escudos que lo cuidan de maleficios y toda clase de conjuros que lo protegen. Literalmente Harry los renueva cada tres meses para que no pierdan su fuerza.

-Escuchen, sé que siempre soy el tonto del grupo y mi palabra no vale cuando se habla de temas serios, pero deben creerme esta vez.- Miró a Remus. -¿Mi familia se caracteriza por qué?

-¿Por ser un poco estirados?- Respondió medio confundido el castaño.

-¿Por querer gobernar el mundo al lado de todos los lores oscuros que han existido?- Fue el turno de Lucius.

Severus lo miró y habló sin sarcasmo ni juicio.

-Los Black son conocidos por saber de maleficios y maldiciones. Es su segunda naturaleza darse cuenta inmediatamente cuando alguien está siendo maldito.

-¡Exacto!- Dijo Sirius. -No sé como lo sé, pero en el segundo en que toqué a Draco, mi sangre me llamó y siento que necesita ayuda.- Miró a Harry, quien no había hablado ni una sola vez luego de saber, su cara era de una tristeza pura. -Él te necesita, hijo.

-Me envió a la mierda, Sirius.- Respondió Harry, le costó decirlo sin que su voz se quebrara. -Me dolió mucho.

Sirius caminó hacia él y le dio una cachetada. Todos quedaron perplejos, y más aun cuando luego del golpe, el Black lo abrazó.

-A veces queremos alejar a las personas para no lastimarlas y creemos que lanzando mierda y mentiras ya no volverán, pero eso es lo que admiro de su relación.- Le sonrió. -Que ustedes nunca se dan por vencidos cuando se trata del otro. Siempre demuestran lo mucho que se quieren y lo reflejan en sus acciones. Tienes que demostrarle que entiendes el sacrificio que ha hecho. Draco intenta decirte que no te quiere ver lastimado por la persona que lo está lastimando a él ¿cómo actuarás con este acto de amor de su parte?

Harry miró a su tío por unos segundos y se limpió la cara con la túnica.

-¿Cómo actuaré? ¿Es un chiste? Más le vale a la persona que está lastimando a mi Dragón contar cada segundo de vida que tiene, porque cuando descubra quien es el responsable, su vida se convertirá en polvo.- Esa amenaza fue clara y demandante, a Harry no le importó que lo escucharan, no le interesó que estuviera Severus o Lucius para el caso. Nadie le haría cambiar de opinión.

-Bien, ya sabemos que tiene mi hijo, ¿cuál es el plan?

-Debe ser alguien cercano. Los maleficios deben actualizarse cada cierto tiempo. Si Draco tiene uno y es así de poderoso, entonces hay un objeto o una persona que se encarga de activar la maldición cada día.

-¿Quién ha estado cerca de mi hijo en los últimos meses, Harry?

Harry pensó en tantas personas que pudieron causar esta desagradable situación. Pensó en Ron, pensó en Ginevra, inclusive Cho se le pasó por la mente.

-Debe ser un adulto, Lucius.- Dijo Remus. -A excepción de Harry y su grupo de amigos, no creo que haya algún estudiante que tenga esa magnitud de poder.

-Draco también se sujetaba la mano como si estuviera escondiendo algo.- Dijo Sirius. -Sé cuando alguien ha sido torturado. Harry, ¿esa mujer que les hace cuando los castiga?

Harry habló sobre todo lo que sucedía. Poco a poco las piezas iban encajando y casi se lanza un desmaius a sí mismo por ser un verdadero idiota.

-Esa maldita mujer.- Dijo Harry a nadie en particular. La habitación empezó a temblar y cayeron muchas pociones al suelo.

-Maldita sea, Harry.- Dijo Severus corriendo para proteger su estantería. -Eso cuesta veinte galeones.- Miró a Sirius. -Te enviaré la factura.

Harry se fue de la habitación.

-¿A dónde va?- Dijo Severus.

-Alguien morirá pronto.- Dijo Sirius.

Nadie habló.

Nadie intentó detener al chico.

Y nadie vio como dos personas estaban escuchando todo afuera de la puerta.

_________________________________________

"No puedo creer que tengas el poder de escuchar bajo las protecciones y los escudos"

"Eso es porque soy muy poderoso, cariño. Debería recibir un premio por mi altruismo"

"Si me ayudas a que mi hijo no termine en Azkaban cuando mate a esa mujer, te haré llegar al cielo y ver las estrellas"

"Es un trato. Mantén tu mente abierta a las posibilidades"

"Mis amigos han hecho las cosas muy bien, debo darles la noticia de mi resurrección y agradecerles"

"No me gusta, pero también intentaré organizar eso"

James le sonrió y lo besó.

-Eres el mejor, Tom.

__________________________________________

Esa noche había sido mala.

Draco lloraba en su habitación y su nariz y mejillas estaban rojas.

Harry deshizo las protecciones que el rubio había realizado para que no entrara y caminó en la recámara.

Draco intentó recomponerse muy rápido, pero no sirvió.

-¿Qué haces aquí? Te dije que necesitaba un tiempo para darle más atención a mis exámenes, en serio que eres un...

Harry se acercó al rubio, lo tomó fuerte de la cabeza y lo besó.

Draco intentó alejarse, le golpeó el pecho y lo quiso empujar, pero Harry lo sujetó fuerte hasta que el pobre chico lloró y siguió besandolo.

Con suavidad, Harry lo recostó de nuevo en la cama y juntó sus fuentes, en un suave susurró le dijo.

-Escúchame, sé...o bueno, creo que sé lo que lo que está sucediendo, disculpame por tardar tanto en descubrirlo cariño. Lamento si esa hija de puta te hizo algo.

-Harry...- La voz de Draco se le quebró y lloró recordando el mes de mierda que tuvo. -Abrázame.- El rubio rompió en llanto.

-Mi lindo dragón, yo me encargaré de todo a partir de ahora, descansa.

La opresión que había sentido Draco desde hace semanas, se calmó y por primera vez en un tiempo se permitió sentir tranquilidad en el huracán de emociones que sentía.

___________________________________________

Harry miró a Draco.

-¿Sabes lo que voy a hacer, amor?- El castaño le había dicho sobre la reunión que tuvo con el grupo y sobre el brazo que vio Sirius.

El rubio solo asintió. Ambos se pararon y cada uno estuvo frente a frente, Harry le dio un beso en su frente.

-Revoltor.- Harry le lanzó el hechizo a Draco y el disfraz que había tenido por casi tres semanas se cayó.

Harry estaba temblando. No podía creer lo que estaba frente a sus ojos.

Su boggart se estaba haciendo realidad.

Cada corte en la piel de Draco fue un recordatorio de que falló.

Falló en protegerlo.

Falló en defenderlo de esa mujer.

Y falló en todas las promesas que le hizo.

Por la parte de Draco, el pobre rubio se sentía tan desconsolado. Harry le decía siempre que era muy valiente, que era un niño tan fuerte que estaba muy orgulloso de ser su amigo, su confidente y su futuro prometido, pero ahora veía la realidad.

No era valiente.

Fue derrotado, amenazado, usado y no pudo contra una simple mujer. Ambos eran mago, pero Draco desestimó por completo la malicia de Umbridge. No contaba con el alcance y la fuerza que ella tenía para lograr lo que quería. Ahora sabía bien que podía pasar por encima de cualquiera para ver cumplida sus metas.

Vio una oportunidad con Draco y la tomó y Draco no pudo hacer nada.

-Por favor, no me veas. Estoy horrible.- La piel del rubio tenía cicatrices en todos lados. Sus brazos estaban al rojo vivo y varios moretones se podían apreciar en parte de su cuello. -Lo lamento, lamento decepcionarte. Creo...-Las lágrimas salían sin parar. -Creo que no soy tan fuerte.

Harry lloraba por toda la situación. Sin esperar un segundo más abrazó a Draco y lo atrajo hacia su pecho. Su agarre fue tan fuerte que el rubio le costó respirar, pero no le importó.

-Perdóname.- Lloraba Harry. -No lo vi. Perdón por no haber estado ahí para ti, perdón por permitir que sintieras este dolor. Lo siento, cariño. Perdóname, de verdad lo siento.

Draco lloró. Lloró y gritó hasta que su garganta no pudo más con el dolor. Harry estuvo en todo momento para él. Lo dejó llorar, gritar y golpearlo hasta que sus manos quedaron sin fuerzas.

__________________________________________

Todos estaban en la habitación de Harry y Draco con un Sirius muy asustado.

-Todo depende de ti, amigo. No lo arruines.- Susurró Remus.

-Me estás metiendo mucha presión.

-Así como cuando me dijiste que buscara las cartas en...- El mayor le tapó la boca a Harry. Ya era suficiente con que ventilara un secreto, si revelaba este lo iban a castrar.

-Voy a ayudarte, amigo. Solo debes esperar un poco más.- Sirius le dio una sonrisa a Draco. Sacó un libro negro con el lomo dorado y lo abrió y empezó a realizar el hechizo.

-Bajo el nombre de Sirius Orion Black, patriarca de los Black, invoco la magia acentral y el gran conocimiento que posees. Acude a mi llamado y revela tus secretos.- Mancho la hoja con una gota de su sangre y la magia cobró vida. El libro, que antes tenía las páginas vacias ahora estaban llenas de manuscritos, anagramas, criptografía, y toda clase de runas antiguas. -halila kar hagshem noten lei alf shenut hiyim hayom ata miklel uti vehiyum ata mivrech uti mehaksem shehofal ata tivald mechadsh vetahafoch le'uf hachul. hayom mitkarev vechazrathem tsfuya. bazhutch, yum velila mitra'im shuv vemit'ahavim. az ani mesir mimch et haklala kehuhaha le'ahavti.

Las palabras fueron tan raras que ninguno de los presentes pudo descifrarlo, la magia se instaló en Draco y con fuerza cayó en su pecho. Luego de unos minutos de algunos gritos y un dolor muy fuerte, se escuchó un ruido. Desde la puerta, la pluma que le había hecho tanto daño al rubio, floto sobre ellos hasta volverse polvo.

Una vez que Sirius deshizo la maldición que impedía que Draco hablara, el pobre rubio se puso a llorar sin parar. Todos se alarmaron, pero fue Harry quien actuó y tomó el mando. Sujetando a Draco, lo llevó a la cama y lo acostó, se sentó a su lado y empezó a hablarle en parcel.

Palabras sin sentido y que no significaban nada para los presentes, pero Draco lo entendió en su corazón, Harry quería consolarlo y poco a poco lo estaba logrando.

-Ya, cariño.- Harry lo tomó de las mejillas y le dio un beso. Un beso que había soñado darle desde hace semanas. -Ya se acabó, yo se quién es el causante de esas lágrimas y haré que pague.

-Harry.- Draco lloró sin parar delante de Harry, ya no pudo aguantar más. -Ella...ella logró entrar en mi cabeza y yo...yo, no pude, no pude hacer nada. Es tan mala, es...es una bruja.- Las lágrimas seguían bajando de la cara del rubio hasta que estuvo todo rojo. -Fui yo.- Se culpó. -Todo fue mi culpa, yo lancé un Imperius para que Lord Cladfid no acepte la ley, yo los evité a todos para que no me vieran sufrir lo que ella...- Se cayó y siguió llorando tapándose los ojos. -Lo lamento, de verdad lo lamento papá.

A Lucius las lágrimas se le salieron. No pensó que la primera vez que Draco lo llamará "Papá" fuera en estas circunstancias. Era un terrible padre, debía estar más al tanto de lo que ocurría, pensó que podía hacer mil cosas y Draco sufrió su las consecuencias de su arrogancia.

-Lo lamento tanto hijo. No es tu culpa, nunca es tu culpa, cariño. Esa mujer pagará todo lo que te ha hecho.

-Yo...yo...- Lloró y empezó a golpearse la cabeza para evitar todo el torbellino de sentimientos que estaba sintiendo. La culpa, el sufrimiento, la tristeza, todo se juntó y luego de años, Draco empezó a tener un ataque de pánico.

Harry lo tomó en sus brazos, tomó sus muslos y lo levantó para cargarlo. Harry tenía a Draco y lo mantuvo como si fuera un niño pequeño, cuando el rubio estaba bien sujeto de su cintura, miró a las personas que estaban ahí.

-Me voy.- Cuando se dio la vuelta, una voz se escuchó.

-¿A dónde crees que vas?- Severus los alcanzó en varios pasos. -Draco ha pasado por mucho sin que nadie lo supiera, debe estar tranquilo.

-Es por eso que me lo llevo. Nadie lo cuidará mejor que yo.

-Creo que se te olvida quien es su padre, Harry.- Fue el turno de Lucius de verlo con seriedad. -Voy a asegurarme que Draco reciba el mejor de los tratamientos. Gracias por tu preocupación, pero yo me encargo desde aquí.

Harry no lo soltó.

Lucius no dejó que se fueran.

-¿Quieres interponerte, Lucius?- Preguntó Harry. -Porque no vas a salir bien librado de discutir conmigo sobre este tema.- Harry no tuvo reparo en apuntarle con la varita. No le importaba nada en este punto del partido.

Lucius se burló, ni se inmutó de la amenaza.

-Recuerda tus límites, Potter. El que seas la persona que quiere ser su prometido no te da derecho a elegir por él.

-Soy su futuro esposo, yo decido que es mejor para Draco. En este momento me vale mierda si aceptas o no. Al diablo las tradiciones, al demonio las reglas, yo soy su prometido, si no aceptas eso, entonces tu y yo tendremos un problema.

-Los compromisos de cortejo se rompen todos los días. Y a Draco siempre le ha encantado Francia, tal vez es momento de pasar una buena temporada alla, lejos de tanta mierda que siempre lo persigue desde que es tu amigo.- Lucius amenazó con una sutileza en su voz. Sabía que era un golpe bajo, pero estaba al borde de los nervios. Alguien había lastimado a su gran tesoro y no pudo impedirlo. Así que tiró a matar al primero delante de él. En este caso, a Harry.

Gran error.

La magia de Harry atrapó a todos los presentes y los rodeó sin la oportunidad de escapar.

-Los funerales también ocurren todos los días, Lucius.

-¿Intentas amenzarme?- Lucius sacó su varita de su bastón. -No olvides que tienes quince años.

-No olvides quien te salvó en primer año.- Respondió Harry.

Un sollozo paralizó la próxima batalla entre ambos magos.

Todos se voltearon para ver a Draco.

-Harry.- Draco lloraba entre sus brazos y su agarre. -Me siento mal, mi cabeza me da vueltas y quiero vomitar, haz que se termine.

-Por supuesto, cariño.- Sin pensarlo, los rodeó con su magia y levitó un traslador hacia su cuerpo. Causando que ambos chicos desaparecieran.

Severus maldijo a Harry de mil maneras diferentes.

Lucius suspiró y contó hasta cien.

Sirius solo rogó que su ahijado no hiciera nada estúpido que perjudicara sus vidas.

Y Remus seguía consternado por el olor tan familiar que sentía en el aire en referencia a uno de sus mejores amigos. Y no estaba hablando de Sirius. Remus nunca había creído en que los muertos volvieran a la vida, pero el olor de James era inconfundible, su lobo reaccionó a su aroma como un buen amigo y miró a su alrededor, pero no pudo seguir la pista de ese olor, ya que Harry dejó la nube mágica alrededor de ellos y con eso, su olor se fue.

Pasaron todo el fin de semana lejos de todos.

Estaban en un hotel lujoso cerca de Holanda. Harry se encargó de mimar, adorar y querer a su niño, dándole todas las galletas de zanahoria que pudiera encontrar, bañándolo con las mejores cremas y cuidando de él como se merecía.

-Es hora de volver.- Dijo el lunes en la mañana

-No quiero.- Respondió el hombre con miedo. -No quiero volver a ver a esa bruja, Harry, por favor no me obligues.- El pánico en su voz era tan real que Harry tuvo que contenerse para no romper las ventanas del lugar.

-Yo ya Preparé todo para que tu encuentro con ella sea uno que nunca olvidarás, cariño.- Lo besó. -¿Confías en mí?

-Siempre.- Dijo el rubio sin pestañear.

-Entonces no te preocupes y solo Céntrate en recuperar tus fuerzas.- Harry no quiso mirar, pero fue inevitable. Las cicatrices se veían en sus brazos y fue un recordatorio de como le había fallado a su amor.

Pero eso no iba a volver a suceder. Harry borraría esas cicatrices físicas y esta noche iniciaría con eliminar las cicatrices del corazón de Draco.

Se besaron por última vez y un traslador los envió de vuelta a Hogwarts.

_________________________________________

Dolores había destruido su oficina.

Todos sus planes habían fallado. La ley de Lucius Malfoy había sido aprobada el día de hoy. Cuando la mujer obligó a la pluma a escribir y no detenerse hasta que viera el hueso de Draco, ésta no funcionó. De hecho, no había acudido a su llamado desde hace días. Eso significaba que el tonto niño había sido rescatado y su correa para tener su ayuda había sido anulada.

Esa noche, Dolores caminó hacia su cuarto con lentitud en sus pasos. Su jefes no estaban contentos, el ministro había dimitido y las cosas que había planeado para su exitosa carrera se habían ido a la mierda. Pero no sé dejaría vencer, esa misma noche planearia otra estrategia para salir victoriosa.

Un maullido la sacó de su trance. Era uno de sus gatos.

-¿Qué diablos haces aquí, Scain?- El gato se alejó de ella y corrió hacia un salón. La mujer lo siguió. -Esta noche no estoy de humor, así que si no quieres terminar como uno de mis estudiantes más te vale que...- Un golpe resonó en la habitación debido al cierre tan repentino de la puerta.

-Amenazando a un puto gato con torturarlo igual que lo haces con nosotros, eso sí es ser hija de puta.- Dijo Harry sin humor.

Dolores se paralizó. Volteó la cabeza y sintió un miedo que tenía años sin sentir.

Frente a ella se encontraban Severus Snape, Remus Lupin, Sirius Black, Lucius Malfoy y Harry Potter.

Ella sabía la razón de esta emboscada.

-Más les vale que no piensen en hacer lo que esté en sus mentes. Soy la secretaria del ministerio y puedo acusarlos de los cargos más abusivos del mundo. Si me llegan a tocar, todos están muertos.

-Oh, que ingenua eres.- Dijo Harry. -¿De verdad crees que saldrás viva de aquí?- Con un hechizo en parcel, sombras de todos lados salieron de las paredes y la tomaron como prisionera, causando que cayera al suelo con gran dolor en sus piernas cuando fueron obligadas a caer sin cuidado. Las sombras le quitaron su varita y la pusieron frente a los hombres.

Harry se acercó, la tomó del cabello y la jaló con un fuerte tirón hasta estar muy cerca. Sus ojos no eran verdes, la mujer podía jurar que eran de un rojo intenso.

-Lastimaste a Draco, hay un precio que debes pagar por cometer semejante atrocidad.

-Yo...

Harry le envió un Crucius.

La mujer gritó.

-No deberíamos detenerl...- Sirius empezó, pero fue silenciado por los otros tres hombres quien lo amenazaban con una mirada de muerte.

-Esta deuda debe pagarla con Harry.- Dijo Remus.

-Él se encargará de que esa mujer reconozca la horrible decisión que ha tomado por meterse con mi pequeña serpiente.- Siguió Severus.

Lucius miró como Harry caminaba con una Dolores con una cara de dolor que suplicaba por perdón. El rubio miró a Harry.

-Más te vale que no falles.- El mensaje fue fuerte y claro.

-Yo nunca fallo.

Y con eso, se llevó a la mujer.

Draco sentía como la noche fría del bosque prohibido le calaba en los huesos. Harry le había dicho que fuera y que no se preocupara de nada que le tenía una gran sorpresa, Riyuu estaba a su lado. Cuando pisó el lugar, Star lo estaba esperando.

-Hola amiga.- Draco le sonrió y acarició su cuerpo. -Lamento todo lo que hice, espero poder redimir mis actos contigo.- La serpiente le dio una lamida e hizo gesto para que la siguiera.

Riyuu por su parte, tomó a la serpiente con sus garras y empezó a lanzarla y abrazarla, con varios rugidos que hacía parecer que estaba hablando con ella y le decía que estaba feliz de verla.

-Riyuu, luego tendrán tiempo para ponerse al día. Ahora Star debe llevarme con Harry.- Y con ello, los tres empezaron a caminar.

Luego de unos minutos de caminata, Star se detuvo, Draco la imitó. Girando a su alrededor, todo estaba oscuro.

-Hola, amor.- Draco pegó un susto cuando esa voz se escuchó en sus oídos.

-Harry.- Se volteó y ambos se besaron. -¿Qué hacemos aquí?- El rubio se lanzó a sus brazos con tanto anhelo. Él quería recuperar, al igual que el dragón, el tiempo perdido con su amor.

-Este será mi primer regalo del cortejo.- Dijo Harry con una sonrisa peligrosa. -Te daré lo que más desea tu corazón.

-¿Qué deseo?- Susurró Draco abrazado a Harry, no lo soltaba y no lo haría en un buen rato.

-Venganza.- Le dijo el castaño al rubio. -Yo te daré la venganza que anhelas contra esa perra.

-La odio.- Era cierto. Draco nunca había odiado a nadie, ni siquiera a Ron, Ginevra o hasta Hermione. Él no les tenía odio, solo molestia cuando se metían en su vida, pero esta mujer logró que en el corazón de Draco algo se rompiera y debía pagar el daño causado con su sangre.

-¿Más que a Narcissa?- Harry aumentaba más el deseo de maldad en Draco. Las palabras provocaron un agujero negro en la boca del estómago de Draco.

-Narcissa se metió directamente conmigo, pero esta bruja se metió con lo que más amo, con mi familia, con mis amigos.- Lo miró. -Con nuestra relación. Ella debe saber que meterse en mi vida y querer arruinarla tiene consecuencias.

-Entonces voltea y disfruta del espectáculo y toca tu más hermosa pieza para mí.

Draco giró y observó como Harry creaba un piano entre ramas, raíces y partes de la naturaleza que construían el instrumento. Luego, vio como varios centauros emergian de los arbustos con una Dolores Umbridge asustada y amarrada de pies y manos. La mujer casi se desmaya, pero Harry le lanzó un hechizo que hizo que se quemara parte de su cara.

-No puedes ser tan grosera y no escuchar a Draco tocar el piano por quedarte dormida, eso es muy descortés de tu parte.- Harry la miró y luego acarició suavemente el cabello de Draco. -Sus dedos tocan las mejores piezas que vas a escuchar.

-Harry...- Draco no entendía nada. El piano en medio del bosque era tan subrealista que no podía pensar en una forma de darle sentido.

-Toca, hermoso. La música hará su trabajo, no te preocupes por los tecnicismos, toca con tu corazón.- Le Susurró Harry en el oído.

El rubio estaba confundido, pero nunca ha desconfiado de Harry y no iba a empezar ahora. Además, se lo debía, por como se comportó con él estas últimas semanas gracias a esa horrible mujer. Sin medir otra palabra, Draco se sentó e hizo contacto con las teclas antes de tocar. Sin embargo, las yemas de sus dedos al minúsculo roce con el objeto, salió una magia brillante del instrumento y de Draco. El chico miró a Harry, pero el castaño solo tenía los ojos oscuros y lo alentaba con la cabeza para que iniciara la pieza.

Draco tocó.

Umbridge gritó.

El chico volvió a tocar y en ese momento se dio cuenta que las primeras dos teclas que había tocado fueron las responsables de los gritos de la mujer. El rubio vio como dos verdugones en carne viva sobresalían de sus mejillas.

El niño se maravilló.

Siguió tocando con más pasión.

-Primera lección- Ahora era Draco quien sonreía, devolviendole las palabras a la ex profesora. -Nunca lastimes a una serpiente que es protegida por alguien que está totalmente loco.

Cada tecla le causaba a Umbridge un dolor indescriptible.

La sostenido fue una cortada en su brazo.

Re bemol fue una quemadura horrible en sus piernas.

El Fa se convirtió en los gritos de la mujer cuando sintió como un cuchillo filoso perforada su estómago.

-Por favor...lo si-lo sien...¡AAAAHHHH!- La nota Sol fue sentir como uno de sus riñones explotaba.

Cada nota, cada pieza, cada melodía fue música para Harry.

Cada grito, cada súplica, cada agonía de Umbridge fue música para Draco.

En el segundo en que Draco terminó su pieza musical, el cuerpo de Dolores Umbridge yacía sin vida en el suelo, con los órganos fuera de su cuerpo, su piel llena de horribles moretones, cortadas, heridas y cicatrices que, si la mujer siguiera con vida, esas perforaciones estarían en su cuerpo para siempre.

-Fuiste una gran profesora.- Dijo Draco acercándose al cuerpo. -Me enseñaste muchas cosas.- El rubio tocó la cara irreconocible de la mujer y la acarició. -Gracias por todo, nunca olvidaré tus lecciones.
_______________________________________

Draco descansaba en la cómoda y suave cama junto a Harry. Llevaban todo el día así y el rubio sabía que debían pararse e iniciar el día, pero no tuvo el corazón ni las ganas para decirle a Harry que debían irse de ese confortable lugar.

Así que no dijo nada y dejó que Harry le diera muchos besos y lo mimara. Ambos chicos querían recuperar esas semanas de ardua tortura y la lejanía que el rubio tuvo que poner por estar a merced de esa endemoniada mujer.

-Harry, yo...- Un suspiro placentero lo silenció, ya que Harry le besaba el cuello. -Te extrañé tanto.- Ay no, las lágrimas volvieron, al parecer eran sus nuevas mejores amigas.

-Ya, amor. Estamos bien y nadie volverá a ponerte una mano encima. Lamento mucho no darme cuenta de todo lo que estaba pasando a tiempo, si lo hubiese sabido antes, tal vez yo...

Draco lo besó para que no hablara. Luego de un rato se miraron.

-No vale la pena pensar en las posibilidades que hubieran pasado si nuestras acciones hubiesen sido diferentes, Harry. Yo también te debo pedir perdón, actúe muy mal y me porté tan horrible con todos ustedes.

Un golpe en la puerta calló a Draco

-Y hablando de eso...

Cuando la puerta fue abierta, tres personas entraron en la recámara. El rubio poco a poco se levantó y con incertidumbre se acercó a ellos.

Draco levantó su vista hacia sus amigos por primera vez con inseguridad. Había un incomodo silencio que reinaba entre ellos y el rubio sabía que era por su culpa.

-Hola chicos, yo...bueno, no sé cómo empezar.

-Lo sabemos todo, Draco. Harry nos pidió ayuda para su sorpresa con los centauros y hechizar al puto gato de la zorra para atraparla en ese salón de clases.- Dijo una seria Pansy.

-No creas que te perdonamos.- Dijo Blaise directamente. -Tal vez esté idiota enamorado.- Señaló a Harry. -Pueda perdonarte con dos besitos aquí y allá, pero yo.- Se señaló y se tocó el pecho.- Soy más duro que eso. Así que tendrás que sudartela para obtener mi preciado perdón.- Dijo con indignación y se volteó para darle la espalda a todos. -Me lastimaste mucho, no te hablaré tan rápido.

Draco miró a Harry. Harry solo rodó los ojos.

-Si me perdonas y volvemos a ser amigos invitaré a Krun a mi cumpleaños y todos nos quedaremos en la mansión, también me encargaré de darles la mejor habitación solo para ustedes.

El moreno volteó y con una gran sonrisa extendió las manos.

-Amigo del alma, te he extrañado tanto.- Lo abrazó, pero al último segundo se paró y se contuvo, recordando que a Draco no le gustan los abrazos que no sean de Lucius o Harry.

Draco lo sorprendió tomándole la mano.

-Gracias por no abandonarme.- Miró a Pansy y Luna quien les sonreían. -Gracias a todos por no dejarme solo cuando fui una persona horrible.

-Oye.- Pansy lo llamó y le sonrió. -Te conocemos, eres nuestro amigo, así que no te ibas a librar tan fácil de nosotros. Te queremos mucho, Draco. No hay nada que perdonar y aunque te hayas portado como una pequeña perra, sabíamos que algo pasaba porque estamos al tanto de cuanto nos quieres, cariño. Todo está perdonado.

-Las estrellas no brillaban como siempre lo hacían.- Dijo Luna mirando hacia arriba. -Pero desde hace unos días brillaron con mucha intensidad, así que sabía que todo estaría bien. Siempre podrás contar con nosotros, pequeño Dragón.

Draco lloró en silencio delante de ellos. Las palabras que le dijo Lucius hace años hicieron eco en su mente, cuando Narcissa se fue y un pequeño Draco de cinco años lloraba por la ausencia de su madre y la falta de amigos.

-No tengo amigos.- Su voz sonó sería. -No me importa.- Pero el leve temblor en la frase decía otra cosa.

-Los tendrás.- Dijo Lucius con mucha vehemencia. -Tus amigos serán increíbles, hijo. Serás muy amado por cada uno de ellos.

Cuanta razón tenía su padre, pensó un actual Draco de casi dieciséis años. Gracias por nunca perder la esperanza con ellos a pesar de no conocerlos aún, Lucius. Eres el mejor padre del mundo.

-Ahora que la zorra está muerta, estoy ansioso de saber quien será el próximo en el puesto.

Todos lo vieron. Fue Luna quien lo golpeó.

-Yo solo estoy esperando las vacaciones de diciembre, no me presiones mucho, amigo.- Dijo Draco con una sonrisa cansada. Harry lo abrazó con fuerza.

-Este Yules será el más perfecto, yo me haré cargo.- Le susurró en el oído.

-Lo sé.
___________________________________________

Harry se levantó en shock esa noche antes de sus vacaciones para Yules. Su respiración era agitada y trató de controlarse para no despertar a un Draco que dormía en sus brazos.

El chico ahora estaba seguro que había perdido la razón. Porque no había poder humano o mágico que explicarán el por qué había soñado con su padre y que este le dijera que pronto se volverían a ver.

-Ahora si que estoy jodidamente loco.

___________________________________________

El castaño estaba esperando en una esquina oscura del callejón Diagon. Los minutos pasaban con mucha lentitud, pero él no se iría hasta obtener respuestas. La nota que había encontrado le dijo que debía esperar hasta que no hubiera ningún alma viva en el callejón y él cumplió su parte del trato, ahora esperaba que la otra parte también lo hiciera.

Dos figuras caminaron hacia él. Una no la conocía de nada, pero la otra...

-Así que no era una mala broma de mi olfato.

-Hola, Lunático. Es bueno verte después de tanto tiempo.

El lobo no podía creer lo que veían sus ojos, y aunque tuvo mil preguntas, una traicionera sonrisa marcó su cara y sin pensarlo fue en busca de un abrazo.

-Hola Cornamenta.- Dijo Remus con una gran sonrisa.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Me tardé? Sí

Tengo excusa? No

Me perdonan? No lo sé

Me quiero morir? Absolutamente

Bueno aquí está, no sé si se nota, pero este quinto año dura hasta diciembre, es decir faltan meses por culminar el quinto año, pero ya no tendrá tanta relevancia porque todo estará bien y seguirán estudiando hasta que culminen el año y vuelvan a tener vacaciones para su sexto año. Aunque pasarán algunas cositas.

Me causa Risa que no me gusta lo que escribí pero es el que más palabras tiene. Por eso me tarde, no buscaba la forma en que me gustara, pero aquí está y es trabajo honesto.

Espero les haya gustado.

Lqm❤️

Chapter 17: Quinto año

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

ACLARACIÓN: Los sucesos a continuación no suceden el mismo día, todos ellos acontecen en los meses que siguen del quinto año de los chicos, ya que aún lo siguen cursando, luego de la muerte de la zor...digo, de Umbridge. Y no pasa en un orden exacto.

No sé escirbir el +18, pero lo intenté. Espero les gute🤭✨️

__________________________________________

-Si sigues abrazandolo me voy a cuestionar si este encuentro fue la mejor decisión que tomé. - La voz del chico interrumpió los pensamientos de Remus, quien abrazaba con fuerza a su amigo.

-Tom, por favor.- Su amigo miraba con desaprobación al chico, pero Remus no podía aparentar que no vio la mano que James le colocó en su cuello. Susurrando algo, el chico cambió su cara a una de indignación.

-¿Quieres privacidad? ¿Para qué? Yo estoy tan metido en esta mierda que es ridículo darles privacidad, de igual forma me voy a enterar.

-¿Quieres estar aquí cuando le cuente quien eres y todo lo que nos ha sucedido desde que el idiota X me despertó del cuadro?- Preguntó James.

Tom reaccionó de inmediato.

-Pero James, como me pides que me quede contigo, seguramente tienes mucho que hablar con tu amigo. Los dejaré solos, no intentes detenerme.- El chico se acercó a Remus y cuando vio la mirada tan confusa del castaño, el menor sonrió con arrogancia.

-Quisiera ver tu cara cuando lo sepas todo.- Eso fue lo último que dijo cuando se dio la vuelta.

-Gracias Ange..., digo Tom.- James intentó disimular, pero el chico lo tomó del cabello y lo atrajo hacia un beso fuerte y duro en los labios. Luego de un segundo se separaron.

-Yo te mato.- Susurró James viendo como su amigo tenía los ojos grandes, sus cejas casi tocaban el inicio de su frente y su boca estaba completamente abierta. -Te juro que te mato.

Tom lo miró con deseo.

-Promesas, promesas.- Y luego se fue.

Maldita sea, para el castaño fue imposible no sonreír como un idiota enamorado.

-James....

Sí, era hora de la charla.

-No entres en pánico.- Dijo James con las manos en alto como si estuviera calmando a un animal herido.

-¿Por qué iba a entrar en pánico? Solo porque mi mejor amigo, quien creía muerto y cuyo hijo crié, al parecer esta bien vivo y además está con...- Agitó la mano hacia el sitio donde antes estaba Tom. -No puedo describirlo, él es demasiado.

James sonrió.

-Sí, lo es. Es increíble.

Remus lo miró con horror.

-Si me dices que Lily esta viva también me muero.

-No, no, solo yo pude volver. Es muy complicado de explicar. No sé por donde empezar.

-Podrías empezar con el joven que casi te come la boca.

-Es Tom. Estamos...ya sabes...

Remus no ayudó a James, así que el mayor tuvo que decirlo en voz alta con muchos nervios.

-Estamos juntos.

Remus reaccionó luego de un minuto completo de silencio.

-Pero...pero James, Lily fue...

-Lily.- Lo cortó. -Fue el amor de mi vida. Cada día que estuve a su lado fue un regalo, me dio lo más importante de mi vida, que es Harry y todos los momentos que tengo con ella solo me hacen sonreír de felicidad cada vez que los recuerdos.

-Pero...- Dijo Remus.

James no dudó.

-Pero Tom es mi alma gemela. No sé en qué momento pasó y quién actuó primero, pero no podría pensar una vida sin él a mi lado. Los días se pasan tan rápido que a veces quiero que las horas sean más lentas para estar más tiempo con él. Siempre quiero que esté a mi lado y cuando estamos juntos, solo mirándonos, es como si el mundo se detuviera y solo existieramos Tom y yo.

Antes de que Remus pudiera decir algo, otra voz sonó.

-Salazar, eres un Griffindor tan cursi y sexi.- Tom lo jaló hacia él y lo besó. En un segundo se subió a su cuerpo, causando que James tomara su trasero para que Tom rodeara su cintura y empezó a besar su cuello.

-¡Tom! Maldita sea. Dijiste que me darías espacio para explicarle todo a Remus.

-Soy un chismoso de primera, cariño, ya deberías saberlo. Además, como podría irme ahora, después de escucharte decir eso tan romántico. ¿Quieres ir a la mansión y estrenar la cama del Señor X? Él nunca duerme ahí y le daría un infarto si se enterara.

James casi aceptó la propuesta de su serpiente.

-Hola, aun sigo aquí.

Sí, no podía hacer eso.

Con resistencia bajó a Tom y miró a su mejor amigo.

-Lo primero que debes prometerme es no decirle nada a nadie, ni siquiera a Sirius o a Harry. Ellos son muy volátiles, podrían causar un desastre en el mundo mágico si se enteraran de todo lo que me ha sucedido y de lo que sé.

-¿Por qué me contactaste a mí en primer lugar?

James le sonrió con cariño.

-Porque eres el más sensato y lógico de los tres.

-Eso es verdad.- Dijo con arrogancia. Luego de un profundo suspiro los miró. -Esta bien, prometo no decir nada. Ahora dime ¿Qué está pasando?

Justo cuando Tom se iba a dar la vuelta, James lo tomó y entrelazó sus manos. Tom le apretó en señal de apoyo y el mayor empezó a hablar.

-Todo empezó cuando alguien interrumpió las bóvedas escondidas de la mansión Potter para buscarme...

James duró exactamente dos horas y media hablando, no mencionó al Idiota X, ya que al parecer el tipo era un fanático del control y, sin saberlo, los hechizó para que su nombre no fuera debatido en ninguna conversación, solo se podían referir a él como un hombre sin identidad ni características que pudieran describirlo.

Bastardo.

Tom miró como la cara de Remus cambió de una confusa, a extrañada, luego a una enojada y finalmente miró a Tom con rabia.

-Tú...tú eres....- Remus levantó su varita hacia Tom. James se puso de inmediato delante de él.

-Ni siquiera lo pienses. Eres mi mejor amigo, pero eso no me impedirá levantar también mi varita contra ti.

Remus no lo podía creer.

-Pero...pero James, es Voldermort. Es el hombre que ha destruido tu vida, que mató a tu familia y que ha querido que tu único hijo muera por una absurda profecía.

-Debes recordar que todos nosotros tomamos la decisión de luchar en esta guerra. Es verdad, no huimos como unos cobardes, pero viéndolo desde otra perspectiva, nada nos obligaba a quedarnos y exponer a mi hijo y a Lily, solo lo hicimos por nuestro orgullo de Griffindor. Si todo volviera a suceder, créeme que hubiese tomado a mi familia y a ustedes, mis amigos, y me hubiese ido. Le daría la espalda a todos para protegerlos.

-¿Y crees que una vez que Voldermort y tu querido Tom se vean otra vez, ambos no actuarán juntos?

-¿Qué? Yo nunca lastimaria a James.- Dijo molesto Tom.

-Tú. Pero ¿puedes decir lo mismo sobre Voldermort? ¿Podrías jurar que Voldermort no lastimará a James, a nosotros...a Harry?

-Deja a Harry fuera de esto.- A James no le gustaba el rumbo de la conversación.

-No puedo. Tal vez seas su padre, pero Sirius y yo lo hemos criado por casi dieciséis años y no voy a poner en riesgo a mi pequeña familia porque ahora estás enamorado de Voldermort versión adolescente.

-Ya tengo casi diecinueve.- Dijo Tom, efectivamente, sonando como todo un adolescente.

-Remus...

Remus se acercó a James y le sonrió con simpatía antes de darle un gran abrazo.

-Te amo, eres uno de mis mejores amigos y agradezco a los dioses que estés devuelta con nosotros, pero debes tener en claro tus planes a futuro con respecto a tu pareja del presente y tu familia del pasado, lo siento James, no veo como funcionaría.- Miró a Tom y luego a su amigo. -¿Podría hablar a solas contigo...de verdad a solas?

Tom se fue luego de eso. Ellos hablaron durante casi toda la tarde y parte de la noche. Conversaron sobre muchas cosas, hablaron de todo y a la vez de nada. Tomaron y rieron sobre las experiencias que habían vivido todos estos años. Fue como si el tiempo no hubiera seguido y volvían a tener once años.

James rogaba para que su encuentro con Sirius y Harry fuera igual.

-Debo irme. He quedado con Lucius.

-Aún no asimilo lo tuyo con la princesa de Slytherin.

Remus lo miró mal.

-Es el hombre que amo y se hace tarde para verlo. Me está esperando para nuestra cena.

-Son las nueve de la noche.

-Trabaja en el ministerio, sus horarios son una mierda, aunque desde que estamos saliendo ha llegado más temprano, antes llegaba a las doce, como la cenicienta.

-Debes sentirte como un pavo real.- Dijo bromeando el castaño. -Después de todo lo que me comentas, fuiste tú el principal motivo por el que Malfoy empezó a crear esa ley para los derechos de las criaturas mágicas.

Remus se sonrojo.

-Él lo hizo para ayudar a todos.

-Claro que lo hizo.- Siguió James sarcástico. -Entonces no tiene nada que ver que ahora, gracias a esa ley, las criaturas mágicas y los magos pueden casarse y obtener los mismos beneficios en su matrimonio ¿cierto?

-No puede ser, no he comprado las zanahorias para sus galletas.- Remus cambió rápido de tema. -Debo irme, es tarde.

Se abrazaron fuertemente otra vez y se miraron con alegría.

-Estoy tan feliz de que hayas vuelto, James. Todos te extrañamos mucho, Sirius más.

-Espero que reaccione como tú.

Ambos se vieron y sonrieron.

-No lo hará.- Dijeron al mismo tiempo.

-Sirius no es el que me preocupa, Harry lo hace.

James sabía que su hijo sería un mar de emociones cuando se enterara de todo, pero esperaba que fuera paciente y le diera el privilegio de explicar estos tres años de silencio.

-Hablaré con él, espero pueda entenderme.

-Lo hará. Harry tiene la personalidad de Sirius y la tuya juntas, así que es impredecible, pero tiene una conciencia muy arraigada que le dice cuando está portandose mal.

James rió.

-¿Esa conciencia no tendrá ojos grises, una linda cabellera y pronto será tu hijo adoptivo?

-Ya no lo recuerdo ¿por qué te extrañaba?- Dijo con burla.

-Porque soy el mejor.

-Ah, seguramente es por eso.- La voz de Remus sonó sarcástica.

-Adiós, saluda a la barbie por mí. Es broma, no le digas nada sobre mi regreso a la vida.

Remus rodó los ojos.

-Si te escucha decir eso, te mandará un Desmaius sin pensarlo dos veces.

-Seguro dirías algo para proteger mi perfecto cuerpo.

Remus no dijo nada, solo sonrió.

-Nos vemos.- Cuando vio que Tom se acercaba desapareció su sonrisa.

-Tienes que solucionar esto. Lo siento amigo, pero no puedo verlo diferente al hombre que se va a convertir.

-Debes darle una oportunidad.

-Será un Lord oscuro.- Miró a los ojos a Tom y sin susurrarlo se lo dijo en su cara. -Tal vez no ahora, tal vez no mañana, pero un día despertarás y serás reconocido como el temible Voldermort. Dudo mucho que Harry acepte que su padre, quien no ha visto en más de quince años, ahora esté con el hombre que lo mató años atrás. Es tan confuso que ni siquiera da risa.

-Ese no soy yo.- Dijo Tom. -Criticar y juzgar es algo que no pensé que haría un Griffindor.

-Sí, pues...disculpame si no brinco en un pie por el hecho de que mi amigo esté con el asesino de su familia.

-Ese no soy yo, mierda.

-Pero lo serás.- Tom no dijo nada y James tampoco. -No sé si eres bueno o malo, pero no voy a sentarme a esperar que un día te cambie el aire y quieras estar en el lado malo de las cosas. Una guerra se aproxima, Voldermort ha regresado, tu Yo del futuro está de vuelta. Cuando todo se vaya a la mierda ¿A quién respaldarás?, ¿A tu pareja o a tu propio Yo? Si estás a favor de James te traicionas a ti mismo, si estás con Voldermort, entonces solo estarás cumpliendo lo que ya está escrito. Dime, ¿Qué elegirás Tom?

Y sin más, se fue.

Cuando ambos llegaron a la mansión, James intentó aligerar el ambiente, ya que estaban en un silencio incómodo desde hace mucho tiempo.

-Bueno, salió mejor de lo que esperaba.

-Sí, claro. Ahora todos somos amigos.- Dijo Tom sarcástico y sin mirarlo.

James iba a tomar a Tom de la cintura, pero este lo alejó. James igual lo hizo.

-No te pongas así, lindo. Dame un beso.

-Jodete.- Dijo Tom con rencor.

James se rió. Cuando iba a besarlo, Tom giró la cara. James ya estaba borrando su sonrisa. Quería hacercarse más, pero Tom volvió a empujarlo.

James ya no estaba de humor.

Tomó, con una mano, el cuello de Tom y lo acercó. Con la otra lo cogió de la espalda. Su cara estaba a un suspiro de su oído.

-¿Qué sucede ángel? ¿Por qué estás molesto conmigo?

Tom no dijo nada. James lo besó en la mejilla. Con su nariz acariciando su cuello subió otra vez a su oído.

-Mi perfecto ángel, dime que hice mal y lo resolveré. No me gusta que estés enojado conmigo, me hace sentir todo nervioso.

Esas palabras hicieron que Tom se ablandara un poco.

Solo un poco.

-No me diste apoyo.

-¿Qué?- James preguntó confundido.

-Hablo de que no me brindaste apoyo con tu amigo cuando dijo que yo sería Voldermort tarde o temprano.

-Amor, pero no pude decir nada porque en parte Remus tiene razón. Solo que no se supo explicar.

-Eso no importa. Se supone que somos un equipo, debemos apoyarnos y aunque no tenga la razón, debes cuidarme las espaldas. ¿Crees que no podré con esto? ¿Que mis ideas nos enviarán a todos a la muerte? O peor aún ¿piensas que no estoy lo suficientemente cuerdo y que en cualquier momento me convertiré en Voldermort y acabaré con todos?- Con un empujón, y porque James quedó aturdido, se alejó del mayor. -Olvídalo, voy a dormir, estoy muy cansado.

Antes de que se fuera, James lo tomó de la mano.

-Tom, en ese momento no importaba quien tuviera o no la razón; importa que la vida de muchas personas están en riesgo, creo en tu causa y en las grandes cosas que vas a implementar en el ministerio cuando entres a trabajar allí, pero no voy a cegarme y siempre darte la razón en todo, cariño. Esto funciona como un equipo, es verdad lo que me dices, pero también funciona porque los dos estamos en igualdad de condiciones, y así como tú tienes derecho en pensar algo, yo también lo tengo en pensar otra cosa completamente diferente, pero eso no influye en lo que siento y pienso de tus capacidades, ángel. No te di la razón porque es verdad lo que dijo Remus: debes decidir en qué lado de la guerra vas a estar.

Tom solo miró a James y luego se fue a la habitación.

En la noche, un Tom malhumorado se acercó a la cama de James y le dio un pellizco en su brazo, despertando al mayor por el dolor.

-Auch, eso duele.

-¿Qué haces en el cuarto de invitados? ¿Por qué no has regresado a nuestro cuarto?

James lo miró.

-Pensé que querías tu tiempo para pensar las cosas.

-Que idiota eres.- Y dicho eso se abalanzó sobre él para besarlo.

Ambos hombres caían en un baile erótico sobre sus cuerpos mientras se besaban y empezaban a quitarse la ropa.

-Yo ya escogí mi bando.- Decía Tom entre caricias sensuales y besos posesivos. -Siempre estaré a tu lado, donde quieras estar, James. Estaré para ti, siempre que me desees a tu lado.

Una vez desnudos, James empezó a jugar con su dulce agujero, preso del placer de las palabras de su chico.

-Te adoro, gracias por confiar en mí y ser mi fortaleza, eres tan perfecto.

-Seré aún más perfecto con tu polla en mi culo.

[N/A: Tom: Me llaman Romeo]

Con una carcajada, James los cambió de lugar y se colocó sobre el colchón para que el trasero del menor cayera, gracias a la gravedad, sobre su polla, causando que un Tom lleno de placer gimiera por toda la habitación.

Tom montaba la polla de James como si el mundo se terminaría mañana.

Subía su cuerpo y caía sin pudor ni decencia en el miembro de su pareja sin detenerse a pensar en el dolor de su primera vez.

-James.- Gemía Tom sin reparo. -Amo tu...aahhgg, sí, ahí, más duro.

-Ibas a decir que amas algo de mí, Ángel. ¿Quieres decirme? Mi linda serpiente es tan lindo cuando lo estoy follando.

-Yo...es que, James tú...amo, yo amo, ¡oh, por Salazar!

James sonreía mientras los giraba a ambos y ahora el cuerpo de Tom quedaba debajo de él y todo el peso del castaño estaba encima del más joven. Las embestidas siguieron con más intensidad.

-Dime cuanto me adoras.- Le ordenó James. -Dime lo mucho que adoras cuando te beso, cuando te hago reír, que nadie más podrá ver esa cara de placer, solo yo.- El dolor y el placer estaban a otro nivel en el cuerpo de Tom. -Nunca te ha tocado nadie.- No era una pregunta, no le dio tiempo a Tom de contestar porque se lo comió a besos. -Yo seré el primero, el primero y el último, si alguien se acerca con otras intensiones, lo último que verá ese pobre desgraciado será mi varita en su garganta.

-Amor.- Llamó Tom. -Me encanta cuando te pones salvaje, me excita tanto.- Las embestidas siguieron más fuerte. -Recuérdame a quien le pertenezco.

-A mí.- James casi rugió.

-¿En serio? No veo ninguna marca.- Provocó el Slytherin.

-Las tendrás.- Dijo con posesividad. Luego de eso, empezó a succionar su cuello, sus hombros y parte de su estómago hasta que, en cuestión de minutos, el menor estaba lleno de moretones y chupetones por todo el cuerpo.

Las embestidas nunca pararon.

-Te amo, te amo tanto James.- Los gemidos sonaban sin parar en la habitación. -Eres tan perfecto para mí, solo para mí.- Dijo con codicia.

-Tú y yo. Somos tú y yo contra todos- Dijo James antes de explotar su semen en el interior de Tom.

-En vida y en muerte, amado.- Terminó Tom sosteniendo a James para no desperdiciar ni una gota de semen.

___________________________________________

James tenía la polla en la boca de Tom.

Luego de días de cogerse en cualquier rincón de la mansión en la que vivían, ese día Tom le dio un regalo por otro mes juntos.

Al parecer, su serpiente era un romántico disfrazado. James lo siguió a la habitación.

-Cuenta hasta cinco y quítate la banda de los ojos, amor.

James obedeció y cuando miró la escena su polla empezó a gotear.

Tom estaba arrodillado y tenía puesto un collar elegante de color negro y la palabra "Amo" en letras plateadas. Estaba escrito en el centro del accesorio.

-¿Estás orgulloso?- Dijo Tom como un lindo objeto de decoración, como si no fuera más poderoso que James, como si no hiciera magia sin varita, como si James fuera más poderoso que él.

Eso causó que su miembro estuviera duro en cuestión de segundos. Tomó a Tom del cuello y lo atrajo para un beso antes de volver a arrodillarlo.

El placer que le estaba proporcionando el menor fue perfecta. Él era tan perfecto.

Sin embargo, James era muy codicioso y quería más. Así que tomó del cabello con fuerza a Tom y lo acercó más. Su polla estaba casi completa en su boca.

-¿Puedes tomar toda mi polla, ángel? Claro que puedes, siempre me mimas.

Los sonidos indescifrables del Slytherin eran música para James.

-Presiona mi pierna si puedes tomarlo todo, cariño.

La presión en su pierna no se hizo esperar, causando una gran sonrisa en el Griffindor. Ambos siguieron hasta que todo el líquido de la venida de James se caía en la boca de Tom. Luego de algunos minutos cayeron a la cama exhaustos.

-Te amo.- Susurró James acariciando su nariz.

Tom sonrió.

-Te amo. No te preocupes por tu hijo, yo lo resolveré.

James lo miró y solo pudo decir:

-Que Merlín se apiade de todos nosotros cuando llegue ese día.
_________________________________________

La noche en que Remus se convertiría en hombre lobo transcurrió sin complicaciones. Compró mucha comida, advirtió a su familia para que supieran que estaría incomunicado y fue a su lugar de transformación donde nadie podía salir lastimado.

Ya había pasado un par de semanas desde que vio a su mejor amigo y aún su conversación estaba rondando en su mente. Tal vez había sido muy duro con Volde...Tom, pero todo lo tomó por sorpresa, pensó en buscar la manera de comunicarse otra vez con ellos y hablar mejor del tema. Sin embargo, esta noche eso no importaba.

En el momento en que el reflejo de la luna tocó el cuerpo de Remus, el castaño se convirtió en la criatura feroz y salvaje que era. Su pelaje lo cubría todo, sus dientes eran afilados y su cuerpo inmenso. Siempre que se transformaba recuerda como Sirius le implora cada luna llena en tomar el dinero que siempre le ofrece y comprar la poción matalobos, pero él siempre se negaba. No era orgulloso, sin embargo, la razón de su negativa a obtener el tratamiento consistía en que su cabeza se exigía tener un autocastigo. Remus era un mounstruo y cada luna llena debía recordar quien era y el peligro que representaba para todos en el mundo mágico. Así tomara mil pociones, el final era el mismo: el sería siempre un hombre lobo y ninguna magia cambiaría eso.

Con pasos fuertes se iba a meter a la jaula y cerrarla para estar ahí hasta que la transformación se completara, pero un pinchazo lo tomó por sorpresa y lo hizo girar la cabeza.

Volteó todo su cuerpo y vio, en la oscuridad, una figura en la puerta.

-No te recordaba tan grande, pero estás igual de delicioso que siempre.

Y con eso, Remus se desmayó.

Luego de un rato, la conciencia volvió para Remus. Cuando despertó, estaba en su forma de lobo atrapado en la jaula. No se sentía amenazado, sus instintos más salvajes estaban calmados y solo se regocijaban con el olor de su pareja.

Lucius, por su parte, rodeaba de manera circular la jaula haciendo ruido en los barrotes con su bastón.

-Mira que lindo te ves, mi amado lobo. ¿Por qué querías privarme de tan perfecta vista?

Era verdad. Remus le había dicho a Lucius, hace dos semanas, que tomaría un tiempo alejado del rubio porque pronto se acercaba la luna llena y no quería, bajo ninguna circunstancia, lastimar o atacar a su pareja.

Un gruñido salió de Remus.

-Si sigues gruñendome me voy a excitar y esta conversación se volverá incómoda.

La mente del castaño no comprendía nada. Con pasos lentos, se acercó a los barrotes de la jaula y los tocó con sus garras. Lucius lo tocó con rapidez.

-Ahora debes estar atento a cada palabra que te diga.- Empezó Lucius. -Estoy harto de que cada luna llena te desaparezcas y no saber nada de ti. Llevamos meses saliendo, se supone que somos una pareja y debemos compartir cada experiencia, sea buena o mala.- Lucius buscó la mirada de Remus. -Voy a abrir la jaula y entraré contigo.

Eso trajo miles de alertas en la mente de Remus. Se alejó del Malfoy y empezó a gruñir como advertencia.

-Amor.- Lucius empezó a acercarse de nuevo. -Confío plenamente en que no me harás daño. Tu corazón sabe quien soy, aún cuando tu lógica no lo hace. Te amo muchísimo y cada día que sufres con la transformación son días en los que paso en agonía. Dame la oportunidad de estar junto a ti, deja de autosabotear tu vida. Estoy a tu lado en las buenas y en las malas. Ya la ley está aprobada, ya no tienes que huir, date a ti mismo la oportunidad de correr hacia tu propia felicidad.- Con un sonrojo le sonrió. -Yo siempre correré hacia ti.

La cabeza de Remus estaba hecha un lío, pero su corazón empezó a acelerarse por las palabras de Lucius.

Con resistencia, Remus asintió tratando de transmitir lo que quería.

Lucius abrió la jaula.

Remus contuvo la respiración.

Fue el rubio quien caminaba hacia él. Al cabo de unos segundos ambos quedaron muy juntos. Lucius estiró su mano al aire y espero. Lentamente Remus también estiró la mano peluda y tocó la del rubio. Así quedaron un buen rato.

-Eres tan hermoso.- Lucius se acercó y lo rodeó por el cuello. -¿Recuerdas lo que siempre te decía?

Remus pensó en sus años de estudiantes.

"Te amo, seas un lobo, una vaca o estés azul"

El castaño asintió.

-Y eso siempre será verdad, amor. Te amo en todas tus formas.- Y le dio un beso en la mejilla. -Ahora, para ayudarte a no seguir con esta tortura, te daré un regalo que he estado perfeccionando junto a Severus desde que nos volvimos a reencontrar en primer año.

El Griffindor estaba confundido. Lucius se rió.

-Me costó mucho y no habló de dinero, sino de los gruñidos y parloteos de Severus y eso sí que es para morirse del miedo. Pero finalmente está listo, lamento haber tardado tanto.

Remus sintió como Lucius le colocaba un anillo en el índice de su garra. Era de oro negro. Una vez que lo colocó, la magia absorbió al hombre lobo. El mayor sintió un dolor tan horrible que juró fue peor que un Crucius. Los lamentos no se hicieron esperar y los gritos llenaron el salón por su sufrimiento. Había pasado unos minutos, pero Remus juraba que eran horas de dolor. Al pasar el tiempo, el hombre volvió a desmayarse.

-Cariño, abre los ojos para mí o juro que mataré a Severus con mis propias manos.

Remus abrió sus ojos con lentitud.

-¿Estás bien?

-Sí, lo estoy.- Su propia voz tomó por sorpresa a Remus y se miró a sí mismo. No lo podía creer, estaba convertido nuevamente en su forma humana. -¿Qué...? ¿Cómo...?- Miró a Lucius sin poder creérselo.

-El anillo te ayudará a transformarte cuando quieras. Podrás tener mucho dolor al principio, pero Severus me aseguró que luego de un año será muy fácil hacerlo. Así que ahora, cada día podrás convertirte o no en tu forma de lobo, ya que el anillo controlará tus cambios y regulará la magia entre tu lobo y tu humano, ayudando a estar más en sintonia uno con el otro. Espero te guste, cariño.

-¿Gustarme? Esto es...- Remus no tenía palabras. Tantos años. Tanto tiempo luchando con quien era y el miedo que se tenía a sí mismo; y ahora podía estar tranquilo con el conocimiento que no le haría daño a las personas que amaba.

-Recuerda que el anillo cada día tomará un poco de tu sangre para aumentar su poder, así que ya no podrás negar mis invitaciones a comer, ya que por fuerza deberás alimentarte mejor. Espero que con esto pueda devolverte un poco de la felicidad que tú me has devuelto a mí.

Remus no tenía palabras, no sabía que decir, solo pudo inclinarse y abordar a Lucius con un beso.

Ambos hombres se empezaron a besar con salvajismo, mientras Remus le quitaba la ropa a Lucius con ímpetu. Cuando estuvieron más juntos, Lucius le susurró a Remus. -¿Sabes cual es la mejor parte? Que con el anillo podrás manipular cualquier parte o zona de tu cuerpo y convertirla en tu forma de lobo cuando lo necesites.

La polla de Remus no podría estar más dura.

Aplicando la nueva información, la mano del castaño se transformó en una mano de lobo. Gracias a eso utilizó su garra para romper los botones del pantalón de Lucius y arrojarlos fuera de su camino.

La vista era tan deliciosa.

-¿Quieres que te folle, cariño?

Remus asintió tan duro que había olvidado que podía hablar.

-Tener sexo en el piso dentro de una jaula con un hombre lobo.- Dijo para sí mismo Lucius. -Eso es algo de lo que mis antepasados estarían tan decepcionados. Que hermoso pensamiento, acuéstate, no podré aguantar mucho.

Remus se acostó y abrió sus piernas de par en par, sin pudor.

-Cuando te dije que nuestra primera vez, luego de años, no sería en mi escritorio no imaginé que sería aquí. Lo lamento, había pensado en rosas y algo más cómodo.

-No.- Negó Remus. -Aquí es perfecto. Por favor, Luci. Quiero que nuestra primera vez, luego de tanto tiempo, sea en este lugar, ya que representa mi pasado y el adiós a mi presente para un futuro que nunca había imaginado. Tú eres mi futuro y quiero que me folles aquí para darme un cierre, amor. Por favor, por favor, hasta que me duela.

Y con eso, Lucius entró sin ninguna preparación, no la necesitaban, ya que el castaño siempre le había gustado que el Malfoy fuera así con él cuando tenían relaciones.

-¡AAHHH! Sí, sí así, por favor. Tienes todo el poder, estoy a tu disposición, amor.

-Tan bueno. Aún mejor que la última vez que puedo recordar. ¿Tu agujero me extrañó tanto como lo hizo mi polla, mi lindo lobo?

-Sí.- Dijo Remus tomando sin vergüenza el pene de Lucius y levantando su cintura para juntar más su agujero con el miembro del rubio. -Te extrañó mi pene, mi alma y mi corazón. Yo te extrañé tanto. Te amo mucho.

-Ya no tendrás que extrañar nada, cariño. Ya nada podrá separarnos porque ninguno de los dos lo vamos a permitir.- Sus embestidas fueron rudas, Lucius tomó el pene de Remus y empezó a masturbarlo. -Mira como lloras por mi polla, como una auténtica zorra, solo para mí. Tan dulce.- Se inclinó y besó sus lágrimas. -Mío, todo mío.

-Sí, sí, sí. Siempre tuyo, siempre mío. Más, por favor. Más duro, más fuerte, casi llego.

-No voy a aguantar mucho tiempo.

Lucius se corrió. Remus lo siguió segundos después.

Ambos jadeaban debido al increíble orgasmo que habían experimentado. Pasaron unos segundos y cuando se tranquilizaron, Lucius se acostó en el gran y sensual pecho de hombre lobo del castaño.

-Okey, definitivamente esto tiene sus ventajas.- Y seguido de eso lo abrazó como una almohada.

-Que bueno que mi maldición te sea útil.

Lucius lo miró y lo abrazó.

-No me importa tu maldición. Me importa el gran hombre que eres. Lo increíble y valiente que eres todos los días y lo amoroso que eres con Draco y conmigo. Te amo tanto.

-Yo...yo también te amo.- Dijo Remus casi llorando. -Amo tu fuerza, amo lo buen padre que eres, amo que siempre proteges a los que amas y agradezco todos los días por la oportunidad que me diste. Te amo, gracias por creer de nuevo en mí.

-Nunca dejé de creer en ti, amor.

Y se fundieron en un perfecto beso, un segundo después de que Remus cambiara a su forma humana.

__________________________________________

Severus se sentía mal.

Ya había pasado algunas semanas desde que Sirius no lo buscaba para su cit...digo, sus encuentros de información.

Así que como un hombre maduro, hizo lo que todos hacen: espiarlo.

Primero vio que Sirius iba todas las mañanas a tomar un desayuno en su restaurante favorito. Luego iba a las aldeas más precarias y los ayudaba en útiles, materiales, comida y lo que sea que necesitaran esos magos y brujas.

Hijo de puta, ¿por qué diablos Severus tenía que ver ese lado humano del perro?

Para las tres de la tarde, almorzaba con Remus y veía como su amigo le daba algunos golpes seguramente por algún disparate del otro. Continuamente, a las seis practicaba en su mansión, Severus lo sabía porque el muy idiota quitó las protecciones para que Lucius y él pudieran pasar, así que no tuvo ningún problema en ver al hombre sin camisa y practicar con muñecos de trapo sus hechizos.

Lo odiaba tanto.

A las siete y media cenaba y para las ocho ya estaba durmiendo.

-Lo odio, lo odio, juro que lo odio.- Severus estaba muy molesto. Ahora sabía que Sirius no tenía ningún problema que lo obligara a no ir por él cada domingo. -Es un idiota, un irresponsable, se cree el rey del mundo y cree que su perfecta sonrisa lo sacará de cualquier problema en que se meta.

-¿Crees que mi sonrisa es hermosa?

Severus pegó un brinco. Estaba casi por salir de las protecciones para irse a su casa. Volteó y miró a un Sirius, con bata de dormir, sonreirle.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?- El pelinegro juró que había sido muy cuidadoso.

-El hecho de que te haya dado acceso a mis protecciones, no quiere decir que la magia no me avise cuando un extraño entra a mi mansión. Así que aquí me tienes.

-Claro, ahora te dignas en aparecer.

-¿Qué?- Dijo Sirius confundido.

-Nada, olvida que estuve aquí.

-Oye.- Sirius lo tomó del brazo y se acercó. -Sabes que no debes estar en alerta conmigo todo el tiempo ¿Qué sucede?

Severus por un segundo se permitió ser sincero y mostrar su corazón.

-¿Por qué no has venido a buscarme para nuestros domingos?

Esperaba una risa o una burla. Pensó que el perro le diría toda clase de chistes por sus palabras, pero Sirius solo lo miró con una sonrisa.

-Pues, me dijiste, hace unos domingos atrás, que necesitabas un tiempo para hacer una pócima y como Umbridge había dado su renuncia.- Lo último lo dijo con comillas, ya que todos sabían donde estaba la zorra, continuó. -Pensé que cuando tuvieras tiempo me llamarías y me darías la oportunidad de pedirte una cita real y no esa mierda de "recolección de datos" ambos sabíamos que eran citas, Severus.

-¿Y no te paraste en pensar que yo estaba muy ocupado para llamarte y que tendrías que recordármelo o ir directamente para buscarme? ¿O qué? ¿Ahora, luego de tanto tiempo, tienes vergüenza en violar mi espacio personal? Has estado detrás de mí desde hace años y ahora que estoy lo suficientemente relajado con tu presencia vienes y me ignoras...

-Severus.- Lo interrumpió. -No te he ignorado en ningún momento. Tú me pediste que te dejara solo...

-¿Y desde cuando haces lo que alguien te dice?

-Desde que esa persona eres tú.- Dijo sin vergüenza. -Lamento si te hice sentir mal, al parecer es lo único que hago. No me extraña que me odies, hasta yo mismo me odio a veces por lo idiota que soy. Espero que siga en pie nuestras citas de los domingos, ya que es lo que me hace feliz cada semana y mi corazón siempre se paraliza cuando te ve entrar en ese restaurante, que ya lo considero nuestro lugar. Espero que este domingo puedas concederme el honor de una cita real.

El corazón de Severus respondió a esas bonitas palabras y en lugar de decir algo sarcástico tomó la mano a Sirius.

-Vamos.

-¿A dónde?

-Tendremos una cita ahora mismo.

-¿En serio?

-Sí, no hay nadie en la mansión. Vamos a comer juntos.

-¿Cómo sabes que no hay nadie? ¿Me estabas acosando desde hace cuanto tiempo?

Severus gruñó.

-No hagas que me arrepienta, chucho.

-Me callo.

La cena fue tan tranquila que hasta dio miedo.

Sirius cocinó. Severus picó perfectamente las verduras para el pollo horneado y el puré de papa. Ambos conversaban de todo lo que les había pasado desde que no se veían en la sala de estar.

-Remus está muy extraño. Desde hace algunos meses lo veo mirando a la nada y tener una cara preocupada ¿Lucius lo está tratando bien?

Severus se rió.

-Créeme, ese lobo está siendo tratado como todo un rey.- Dijo pensando en el regalo que su amigo le tenía desde hace años. Ese anillo antilobo fue su mejor creación, había trabajado en ello desde hace años.

-Si tu lo dices.

Justo cuando Sirius dijo que la cena le faltaban diez minutos Severus encontró algo que pensó que había olvidado.

-Aún lo tienes.

-¿Qué?- Sirius miró la cajita de musica antigua que tenía Severus en sus manos y se puso nervioso. -Sí, verás, yo...bueno es que actualmente es difícil de encontrar y...yo, bueno...me gusta su música y...

La cajita que tenía Severus se lo había regalado al otro hombre en su cabaña, cuando Sirius había cumplido años.

"Promete que nunca la perderás, así no la escuches, es un regalo de mi madre, es mi objeto más valioso y te lo entrego como muestra de mi cariño"

"Prometo siempre guardarlo conmigo, gracias por el regalo, es el mejor de todos"

Ese día llegó a su mente tan rápido como si hubiese sido ayer. Miró de cerca la caja y vio como estaba desgastada en la madera. Eso significaba que Sirius la escuchaba con regularidad. Tal vez más de lo que pensaba Severus.

-Aún sigue siendo el mejor regalo que me han dado.

Severus sonrió y una lágrima se le escapó. Pensó que nunca volvería a ver esa caja, pensó que Sirius se había deshecho de ella y que no significaba nada, pero tal parece que se equivocó.

Con lentitud colocó la caja en una repiza y la abrió. La música empezó a sonar generando una hermosa melodía de vals. Era clásica y muy antigua, no era el género favorito de Sirius, pero Severus notó como los dedos del contrario empezaron a tocar la mesa al ritmo de la música, como si ya se la supiera de memoria.

Con una sonrisa casi inexistente, Severus se acercó a Sirius y lo atrajo al centro del salón. Sin decir una palabra, colocó la mano en el hombro de Sirius. El Black lo miró a los ojos y le tomó un segundo saber lo que quería el pelinegro. Con paciencia, puso su mano en la cintura de Severus y la otra en su espalda.

Ambos empezaron a bailar.

No iban con el ritmo.

No estaban bailando ningún vals.

Solo caminaban con tranquilidad por toda la sala con comodidad.

Luego de un tiempo, Severus empezó a llorar. Esperó que Sirius dijera algo, pero no lo hizo. Lo único que hizo fue quedarse en silencio y darle su espacio para sentir todas esas emociones que lo obligaron a sacar esas lágrimas contenidas.

Severus lo agradeció.

Lloró por el resto del baile hasta que no tenía más fuerzas y se paró para abrazar a Sirius.

-Me hiciste tanto daño.- Las palabras no eran para lastimar o insultar al hombre, solo quería ser sincero. Ser honesto por primera vez. -Cada día recordaba esa tarde. Lloré mucho, te odie por años, pensé que solo había sido un juguete para ti, así como lo fue mi madre para mi padre.

-Nunca lo fuiste.- Dijo Sirius con cara lastimera. -Fue un hijo de puta, no merezco tu perdón, ahora lo sé. No merezco una oportunidad, porque te causé un daño en tu corazón incapaz de reparar, pero juro que amaría ser parte de tu vida. Si no es como tu pareja, sería un honor ser tu amigo. Ver tus logros y compartir tu felicidad es todo lo que necesito.

Severus lo miró y por primera vez vio la cruda honestidad de ese hombre.

Le sonrió.

-Nunca he querido ser tu amigo, idiota. Siempre he sabido que te he odiado mucho para tener una amistad pacífica contigo.

-¿Eso que significa?

Severus lo miró con una sonrisa y se acercó para besarlo.

-Significa que si vuelves a cagarla conmigo voy a mandarte directamente al infierno sin derecho a retorno, ya que un Avada será una canción de cuna comparado con todas las maldiciones que te haré.

-Lo prometo, en serio lo prometo. Seré todo un santo, ni siquiera voy a hablar sin tu permiso.

-No quiero un títere como pareja, te quiero a ti. No la cagues.- Lo miró con seriedad.

-Te juro que no volveré a cagar...

-¿Qué huele a quemado?

Sirius abrió mucho los ojos.

-EL POLLO.- Corrió rápido a la cocina.

Severus, luego de años, se rió estando Sirius en su presencia, acción que ambos disfrutaron derriblemente.

___________________________________________

Desde lo que sucedió con Umbridge, las cosas cambiaron mucho.

Harry estaba muy paranoico y mucho más protector con Draco. Mientras que el pobre rubio siempre estaba nervioso cuando se separaba del castaño. Si antes tenían una relación complicada con su dependencia, ahora era aún más enfermiso, ya que no podían estar sin el otro por más de unas cuantas horas.

Ese día, Draco estaba durmiendo en una clase, encima de Harry, mientras el castaño sostenía un libro para taparlo de la luz de la ventana y que no le molestara el sol.

-Harry...- Lo llamó Draco cuando despertó.

-¿Sí, cariño? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que nos vayamos de aquí a nuestra habitación?

Aunque Draco quiso decir que sí, se encontró negando con la cabeza.

-Cariño, bajame, el profesor Flitwick se ve muy molesto.

-No tiene sentido que esté molesto, no estamos haciendo nada.

Draco miró su entorno. Estaba sentado en el regazo de Harry en plena clase, mientras que el mayor lo besaba, le daba mimos y conjuraba toda clase de figuras de origami que volaban alrededor de ellos para que el rubio se distrayera y no se estresara ya que cuando Draco se despertaba lo hacía de mal humor. Hoy Draco estaba enfermo y sus alergias causaban que su nariz y mejillas estuvieran rojas. Así que Harry fue el triple de cuidadoso y obsesivo con su recuperación, por eso el castaño no se separaba del rubio desde que empezó el día.

El profesor los miró otra vez con seriedad. Sí, estaban interrumpiendo la clase.

Cuando Draco iba a salirse del regazo del chico, éste lo sujetó más y miró al profesor como si estuviera retándole a decir u ordenar que ambos chicos se separaran. La magia se sintió muy densa a nuestro alrededor y las ventanas se cerraron de golpe.

Si hubiese sido Severus, Draco estaba seguro que ya estuvieran teniendo un duelo, pero el profesor de Raveclaw sólo giró los ojos y siguió dando su clase, pero Harry no se quedó sin castigo.

-Ya que le gusta asotar ventanas con tanta pasión, podría estar feliz de limpiar las ventanas del salón y de mi oficina por una semana.- Y el hombre siguió dando su clase.

El Slytherin iba a quejarse, pero Draco lo impidió.

-Ni siquiera te atrevas a pronunciar una palabra. Permanece tranquilo, cariño.- Pero Harry no le hizo caso y miró a Theodoro.

-¿Por qué miras tanto a mi chico?

-¿Qué?- Dijo el chico todo nervioso al lado de ellos. -No, no yo...

-Tienes toda la clase dando suspiros tontos por mi Dragón, si vuelvo a escuchar otro suspiro de tu boca voy a...

Draco le jaló el cabello, causando que Harry gritara de dolor.

-Me estás avergonzando.

Harry lo abrazó más fuerte de la cintura y le besó el cuello, colocando su cara en ésta, respirando su aroma. Riyuu y Star estaban haciendo guardia para que nadie se acercara más que sus amigos.

-Lo siento.- Se disculpó Harry. -No sé que me pasa. Me siento nervioso desde que...-Harry calló. Ambos sabían lo que iba a decir.

"Desde que murió Umbridge"

Es que ya habían pasado un par de meses de ese suceso y los chicos aún debían asimilar todo lo que hizo esa mujer en contra de Draco. Es por eso que cuando la clase terminó, Harry lo guió a su lugar favorito del jardín de Hogwarts.

-Cariño, quiero que no te preocupes por nada, esta noche será perfecta.

Y es que Harry, al no tener respuesta de Lucius y haberse casi peleado con el Malfoy mayor, decidió que su cortejo había iniciado con o sin la autorización del padre de Draco.

El pequeño rubio estaba encantado. En los últimos meses había recibido flores negras con manchas rojas, eran sus favoritas. Recibía una joya diferente cada sábado en la noche y los domingos obtenía palabras de amor de su chico y a veces títulos de propiedad.

Hace dos semanas había recibido una bóveda de Harry a su cuenta.

-Harry yo también soy rico ¿recuerdas? Tengo mis propias bóvedas, esto es demasiado, amor.- Decía el rubio, mientras leía el pergamino con su nombre, reflejando ser el nuevo dueño de la bóveda número 1526 Potter.

-Es solo una de las miles de bóvedas de mi herencia. Además, esta es especial, por eso te la regalo. Tiene secretos y tesoros guardados que ni yo he visto.

-Pero...pero Harry, tú me das muchas cosas y yo no te doy nada, mis regalos no son tan importantes o extravagantes como los tuyos y...

Harry lo besó fuerte hasta robarle el aliento.

-Cada respiración que das es un regalo para mí. Los latidos de tu corazón, tu compañía, tu cariño hacia mí, absolutamente todo lo que eres y representas es una bendición que yo agradezco y atesoro muchísimo, Dragón. Mis presentes materiales no son nada en comparación con las sonrisas que siempre me regalas.

Un fuerte sonrojo llegó a la cara de Draco y su corazón empezó a dar miles de vueltas. La emoción se extendió por todo su cuerpo, mientras el rubio se subía en el regazo del mayor para besarlo aún más.

Ambos estaban en su habitación.

Los besos siguieron. Harry empezó a buscar la piel de Draco por debajo de la camisa. Lentamente se acomodaron mejor, uno encima del otro. Draco colocó sus manos alrededor del cuello de Harry tiró más hacia él. Sus lenguas jugaban en todo momento y todo el peso de Harry se cernía sobre el menor.

-Mmm.- Gimió Draco. -Harry, se...aahh, se siente...- Un suspiro lo calló porque los besos de Harry le siguieron por todo el cuello. -¡No me hagas chupetones!- Le recordó Draco.

-Tendrás tantos chupetones como yo quiera. Cada uno es una marca de amor y adoro que los tengas.- Lo besaba en el cuello. -Amo que cada uno sea mío, igual que tú. Mío, todo mío.- Lo besó con dureza.

-Sí.- Gimió de nuevo Draco cuando terminó el beso. Su respiración era muy inestable, pero le gustaba saber que estaba en esas condiciones por Harry. -Tuyo, todo tuyo. Tú también eres mío, ¿cierto?

-Todo tuyo.- Respondió rápido Harry. Lo miró y unió sus frentes. -Cada palabra, cada gesto y cada paso que doy es pensando en ti y en hacerte feliz.

-Harry...mmm.- Draco abrió las piernas mientras Harry lo tomaba de la cintura y lo hacercaba para unir sus miembros.- Es-espera amor.

Harry paró de inmediato.

Lo miró preocupado.

-¿Quieres parar? Podemos ir al comedor y tomar ese batido caliente de Zanahoria.

Draco rió nervioso.

-Odias ese batido.

-Pero tú lo amas.

Draco miró a Harry sintiendo mariposas en todo el cuerpo. La confianza, el respeto y toda la responsabilidad afectiva que Harry tenía en la relación era tan grande que Draco lo besó tratando de demostrarle todo su amor.

-Yo quiero...bueno yo...- Las palabras no le cabían en su boca de los nervios. Harry lo notó y lo besó tiernamente.

-Tranquilo Dragón.- Llenó de besos su cara. -No haremos nada que no quieras, solo...- Harry suspiró tan agitado. -Solo quiero estar tan cerca de ti, te quiero tanto. Eres tan lindo, tan valiente, mi hermoso niño, tu solo debes hablar y yo me encargaré de darte todo lo que quieras. Eres tan sexy, tan delicioso...tan...mmm.- Harry lo tomó del culo y empezó a masajearlo. -Tienes el mejor culo que he visto.

Draco lo golpeó.

-Más te vale que sea el único que veas.- Lo regaño.

-Solo el tuyo, cariño.

Empezaron a quitarse la ropa lentamente, con nervios, con vergüenza, con todo el respeto y cariño que se tenían. Después de un largo rato estaban desnudos, por primera vez, en todos los años que se conocían.

Draco sonrió con mucha vergüenza.

Harry tenía los ojos negros obsesivos y posesivos.

Ambos estaban frente a frente, sin tocarse, solo se veían y sonreían con cariño.

-Eres tan perfecto. Tu cuerpo es tan lindo.

Eso oscureció el humor de Draco por un segundo. Con miedo retiró sus manos de los de Harry y trató de ocultar sus brazos.

Los brazos cubiertos de cicatrices.

Harry maldijo de mil formas a esa hija de puta. Juraba que si la mujer estuviera viva la volvería a matar una y otra vez. Con cuidado, Harry se acercó y besó cada cicatriz con una ternura que hizo sacar algunas lágrimas al menor.

-Te amo.- Por primera vez dijo Harry.

Draco quedó sin respiración.

-Harry...

-Te amo por ser una persona que nunca se rinde, que no se detiene ante su condición, los obstáculos o los problemas que le presenta la vida. Te amo por ser un chico hermoso por dentro y por fuera. Te amo por ser amable, honesto, respetuoso y tan perfecto conmigo. Gracias por ser mi amigo, mi confidente, mi amor.- Se acercó aún más. -Gracias por ser mi perfecto Dragón. Te amo, te amo mucho, amo tanto que la vida nos haya puesto juntos. Gracias por no mandarme a la mierda ese primer día en en tren.

Draco se abalanzó sobre Harry y cayó en su regazo para besarlo. Los chicos estaban experimentando nuevas sensaciones y amaban hacerlo juntos.

-Yo también te amo.- Decía Draco entre besos y caricias de Harry. -Amo como me cuidas, amo lo fuerte y listo que eres. Adoro que siempre buscas mi felicidad. Te he amado por tanto tiempo, disculpa por no haberle puesto un nombre a todos estos sentimientos que tengo por ti. Te amo mucho, gracias a ti me he vuelto más independiente, nunca me ha importado tener TEA pero cuando entraste a mi vida me enseñaste a no tener miedo y ser valiente con mi condición, sentí que podía ser y hacer cualquier cosa que quisiera porque me sentía invencible.

-Dragón, esper...- Harry calló cuando Draco empezó a moverse, causando que sus pollas se tocaran por la fricción.

-Si no vamos a hacer nada, al menos quiero hacerte sentir bien, cariño.

-Tú solo debes sonreirme y ya me siento el rey del mundo. No necesitas...¡Aahh!- Draco se movía arriba y abajo, buscando en placer de ambos y provocando grandes gemidos de Harry.

-Te amo, te amo muchísimo.

Harry, con mucha pena, pero lleno de placer tomó el pequeño miembro de su pareja y empezó a darle un rico masaje. Draco acercó sus labios al oído de Harry y los gemidos iniciaron aún más fuerte porque sabía que eso le gustaba mucho al castaño.

-Tus gemidos son solo míos para escuchar.- Dijo Harry celoso.

-Lo sé.

Draco subía y bajaba al borde de la locura que estaba sintiendo por lo que Harry le hacia y, aunque ambos eran inexpertos, la motivación y el compromiso del castaño contrarrestaba cualquier falta de experiencia.

-Tus primeras veces son mías, todo es mío.

-Sí, sí, sí, todos tuyos, soy tuyo en cuerpo, alma y espíritu. Te amo.

Eso solo aumentó el masaje que Harry estaba haciendo en el pene de Draco.

-Mío, solo mío. Todo mi ser te pertenece, estoy a tu entera disposición siempre, amado. Te amo con todo mi corazón.

Draco se retorcía de placer. Tomó a Harry del cabello y subió y bajó aún más fuerte, como si estuviera simulando ser penetrado por Harry. La fantasía y las emociones tomaron el control de los chicos y, debido a que todo era nuevo para ellos, solo bastó un par de saltos y tocamientos más para que ambos se viniera.

-¡Aahh!

-¡Harry!

Sus respiraciones eran tan inestables que duraron un buen rato tratando de establecer su ritmo habitual. Una vez que estaban más tranquilos, ambos se miraron y sonrieron.

Se besaron por un buen tiempo en esa posición, hasta que Harry empezó a tocar su espalda y llegó a su trasero. Draco lo miró nervioso.

-¿Cuando vamos a...? ya sabes...

Harry sonrió y lo besó, trayendo más el cuerpo del rubio hacia el suyo propio.

-Ese día será el inicio de nuestra vida juntos. No debes preocuparte por nada. Déjame todo a mí, hermoso niño.

Ambos se besaron.

Esa noche, entre toqueteos y exploraciones nuevas, se vinieron dos veces más.

El rubio le hizo caso a Harry y solo esperó que el castaño se hiciera cargo de todo.

Su primera vez con Harry estaba a la vuelta de la esquina y Draco no podía estar más emocionado.

___________________________________________

Volviendo al presente, el Slytherin estaba algo nervioso, no podía evitarlo. Harry le dijo que esa noche sería la noche en la que ambos estarían juntos.

Desde que los chicos tuvieron esa interacción sexual juntos, Draco se había vuelto muy intenso en su sobreprotección y sus celos. Por ejemplo, hace unos días, tenían una cita, Harry le dijo que era una sorpresa y Draco estaba ansioso por verla. Cuando caminaban tranquilamente por el pasillo, Orens Gringarts se acercó a ellos con vergüenza y una sonrisa radiante a Harry.

A Draco no le gustó.

-Hola Harry.- No miró a Draco. -Me preguntaba si quisieras ser mi tutor para los exámenes, como ya se aproximan debo hacer mi mejor esfuerzo y tú eres el mejor en la clase, así que pensé...

-El mejor de la clase es mi prometido, Draco.- Dijo señalándolo. -Si quieres, puedes pedirle asesoramiento a él, aunque como no lo saludaste, dudo mucho que tu falta de cortesía le guste a mi chico.

Draco ni lo miró.

-Oh, yo, bueno yo...

El rubio ni lo despidió, solo se fue, y un agitado Harry corrió tras de él.

Eso pasó con diferentes chicos y chicas durante una semana completa. Draco ya estaba de los nervios. Él sabía que Harry ese año se había vuelto más grande, más fuerte y mucho más atractivo que todos los de su casa, pero ese suceso le estaba dando mucha ansiedad al rubio.

-Calma Draco.- Le decía Pansy.

-Sí, amigo. No te preocupes, Harry adora el suelo por donde caminas, no le interesa la popularidad que tiene en las casas...

-¿Casas? ¿Qué casas?- Hasta ahora sólo habían sido compañeros de Slytherin o eso era lo que Draco pensaba.

Pansy le dio una mirada de muerte a Blaise. El chico se escondió detrás de Luna.

-Elena Sorft, de Raveclaw, invitó a Harry a nuestra casa.- Dijo muy lentamente Luna.

-También está Eros Willian, de Hufflepuff, quiso que Harry lo ayudara a ser un mejor buscador y le pidió entrenarlo después de clases.

-Y creo que ese tal Cameron Quenn se sintió el rey del mundo cuando Harry le pasó la pluma que se le había caído y creyó que eso le daría el permiso de invitarlo a Yules para Navidad. Y no olvides a la chica más hija de puta e insufrible que conocemos: La comadreja Weasley.

Draco estaba atónito.

-Pero...pero yo no sabía nada de eso. Harry siempre se la pasa conmigo y...

Pansy lo interrumpió.

-Ese es el punto, cariño. Harry siempre los rechaza y trata de que no lo veas porque sabe que te pondrás todo nervioso. Él no les da ninguna atención, no lo hagas tú tampoco. Eso podría generarte estrés.

-Como lo está haciendo ahora.- Señaló Blaise, viendo como el rubio apretaba su varita con mucha fuerza. -Es lo que te digo, amigo; Harry adora todos tus huesitos, no te preocupes.

Luna le sonrió.

-El sol y la Luna siempre serán amantes perdidos. Toda su eternidad será un suspiro en comparación a su encuentro cada noche y cada mañana.- Luego lo miró mejor. -No tienes nada que temer, Draco.

Sin embargo, cuando el rubio se despidió de ellos para buscar a Harry no estaba tan convencido. Era la primera vez que se sentía tan nervioso, tan inseguro, tan vulnerable con respecto a su relación. Sabía que no tenía motivos para pensar eso, ya que Harry le había demostrado cuanto lo amaba, pero no podía evitar que su cerebro le hiciera este autosaboteo.

Draco respiró profundamente. No debía preocuparse, Harry lo adoraba y él adoraba a Harry. Ambos estaban bien. Eso se repetía una y otra vez cuando dobló la esquina y vio como Sara Trousg, una Slytherin, tocó el brazo de Harry y este lo permitió.

Sus técnicas de respiración y antiestrés se fueron al desagüe y no supo en qué momento levantó su varita.

-Desmaius.- La chica no tuvo tiempo de saber lo que pasaba, ya que se desmayó en ese segundo. Harry volteó su cuerpo y se extraño de toda esa escena.

-¿Draco?

El rubio caminó hacia él y se lo llevó lejos de ahí. Harry solo tuvo tiempo de lanzarle un contrahechizo a la chica para despertarla, cuando fue llevado lejos del lugar. Una vez encerrados en un salón, Draco le golpeó el pecho.

-Eres un idiota infiel.

Las cejas de Harry se fruncieron aún más.

-¿Qué?

Draco sabía que estaba siendo un completo exagerado, pero no le importó. Ver esa escena había destruido la poca estabilidad emocional que tenía desde que sus amigos le dijeron sobre todas las personas que acosaban y querían estar a Harry.

-No me contaste que medio Hogwarts está detrás de ti. ¿Aumenta tu ego saber que todos te ven atractivo? Eso no está bien.

Harry lo miró sin comprender.

-Amor, no entiendo de qué...

Draco empezó a temblar.

-No me dijiste de todas esas personas que están detrás de ti. Me lo ocultaste.

El castaño ya estaba empezando a entender.

-No te lo dije porque no lo vi importante. Yo solo los rechazo o me doy la vuelta sin esperar si quiera que me hablen.

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Te gustan? Es eso ¿verdad? ¿Ya no te gusto yo?

Harry se acercó al chico y lo tomó en sus brazos.

-Como puedes decir eso.- Acercó sus narices juntas. -Recibiría un Avada por ti con todo el gusto del mundo. Eres la razón por la que aún no me vuelvo loco y cada día es un regalo a tu lado.- Harry se dio cuenta de las lágrimas de Draco. -¿Qué sucede Dragón?

El rubio tocaba la cara del mayor como si en cualquier momento se esfumaria.

-Harry...- Decía temblando Draco. -No sé que me pasa, estos días he estado muy inseguro, más nervioso sobre nosotros. Sé que es absurdo porque estamos comprometidos.- Quiera o no su padre, porque Harry ya había decidido por él, pensó Draco.- Pero mi mente a veces me susurra que te irás y me dejarás solo y yo tengo...

Harry lo besó.

Ambos se olvidaron de todo. Levantó a Draco por el culo y lo colocó en el escritorio del salón de clases.

-Mi hermoso Dragón, te amo tanto. Disculpa por no decirte lo agradecido que estoy porque estemos juntos. No debes tener miedo, amor. Millones de personas podrían estar delante de mí y yo solo estaría buscándote a ti.

Draco sintió como su pantalón era desabrochado, quitándole la respiración.

-Harry...

-Te demostraré cual agradecido estoy de que me hayas escogido a mí. -Harry se puso de rodillas, una vez el pantalón y su ropa interior cayeron. Luego, a la altura de su pequeño miembro y con ambas manos, comenzó a acariciar su pene. -Que pene más perfecto, todo de ti es perfecto. Amo todo lo que haces, dices o piensas. Mi lindo niño, el más hermoso de todos. ¿Cómo puedes pensar que alguien en este mundo se podría comparar contigo?

-Harry, espera ¿Qué vas a...

Una lamida silenció la mente de Draco.

Harry se inclinó a su pene y empezó a lamerlo y llevárselo a la boca y, aunque para ellos era su primera vez en el ámbito sexual, para Draco fue lo más maravilloso que había sentido.

-¡Aaahhh!- Gemía el rubio ante cada lamida y caricia que Harry le daba. Sin pensarlo, tomó del cabello a Harry y lo acercó más. Quería más. Mucho más de esto.

En un segundo, Harry dejó de follarle la boca y lo miró. Los ojos de Draco estaban cristalizados del placer.

-El salón está insonorizado, yo te aconsejo que empieces a gritar si quieres que no pare. Amo cada uno de tus gemidos, así que mientras más grites mi nombre, te follare más la boca, amor. Está en tus manos si te vienes o no.

Dicho eso, se llevó otra vez su miembro a la boca.

El menor no tuvo ninguna oportunidad de contenerse. No quería hacerlo tampoco. Sabía que Harry se volvía loco escuchándolo en cada interacción sexual que habían tenido. Así que él era feliz de complacer a su chico.

-Harry...aahhh, sí. Justo así, cariño. Que rico, me encanta lo que...¡AAHHH!- La succión de su miembro lo dejó sin aliento. Estaba bajo una estrecha y cálida sensación que nunca había sentido.

Quería más.

-Más duro, mmm, Harry más duro...s-se siente bien, yo voy a...¡aahhh!- No aguantó por mucho. -Harry apartate, voy a...

Draco no pudo terminar de advertirle a Harry y el chico nunca se apartó. El rubio se vino y casi todo el semen cayó entre el piso y la boca de Harry.

Cuando las respiraciones se controlaron, Draco atrajo a Harry hacia él en un delicioso beso. No sabía si se podía hacer eso con el semen en la boca del otro, no sabía si eso estaba bien y no sabía si se volvería a repetir, pero cuando Harry lo volvió a levantar y sus manos frotaron su culo para atraer sus miembros, mientras se besaban, el rubio pensó que nada importaba, ni estudiantes enamorados por su chico, ni intentos o planes para separarlos, ni el mismísimo Voldermort, a Draco solo le importó ese momento.

Los celos de Draco, desde ese día, aumentaron catastróficamente. A dónde iba Harry, Draco lo seguía.

El castaño estaba fascinado y no podía estar más feliz por el cambio de su prometido. Monopolizar el tiempo y la atención de Draco era algo que Harry quería desde su primer año en Hogwarts, pero ahora casi se ponía duro de pensar que su rubio lo cuidaba y celaba todo el tiempo.

Así que él, como el perfecto novio que era, debía devolverle el favor.

Justo cuando estaban en la cama ese día, con Harry tomando la polla de Draco en su boca (ya que ahora esa era la nueva obsesión del rubio y siempre que tenían un tiempo libre entre una clase y otra, el rubio quería que Harry volviera a hacerlo), el castaño terminó y besó al rubio. Luego de un par de minutos, Harry se acercó a su oído y le dijo.

-Será esta noche.

Draco lo miró. No preguntó que era, tampoco necesitaba hacerlo. Ambos sabían a lo que se refería Harry.

-Esta noche.

Un último beso selló su promesa.

__________________________________________

Todo estaba listo.

Sus amigos los cubrieron.

-Quiero todos los detalles de ese momento o haré huelga de hambre.- Dijo Blaise. -Y recuerden lo que siempre me aconseja mi madre: entrega todo, menos tu dinero.

Pansy lo golpeó. Luego se acercó a Draco y susurró.

-Yo también quiero los detalles, pero no soy tan escandalosa.

Luna sonrió.

-Hoy las estrellas estarán muy brillantes. El dragón y la serpiente serán felices.

Draco se despidió de Severus y Lucius para que estos lo vieran y no lo molestaran por el resto de la noche.

Harry lo tomó de la mano y caminaron juntos hacia el bosque prohibido. Ahí tomaron un traslador y Harry lo hechizó para que las protecciones del castillo no se activaran.

El viaje duró un segundo, pero le tomó tiempo a Draco de recuperarse. Cuando empezó a sentirse mejor, miró donde estaban.

Estaban en el mar.

Draco le costó un segundo reaccionar a todo lo que veía desde la arena. Frente a ellos, estaba un puente muy largo, al finalizarlo, y en medio del agua, se hayaba una pequeña capilla iluminada, Draco no lo podía ver, pero estaba seguro que había una gran cama abarcando todo el lugar.

-¿Empezamos a caminar, amor?

Sin medir palabra, Draco asintió. Ambos se alejaron de la arena y comenzaron a usar el puente. Luego de unos minutos, llegaron al lugar.

Efectivamente, la capilla era blanca y estaba llena de las rosas favoritas de Draco. En el medio se encontraba una cama enorme y al lado había una mesa pequeña de fruta, bebidas y dulces que amaba el rubio.

-Lancé un hechizo para que tengamos un perímetro de cinco kilómetros donde el mar no se mueva. Puedes caminar tranquilo.

Draco lo besó.

-Es hermoso, cariño.

Harry se rió.

-Aún no comienza el espectáculo, Dragón. Espera unos segundos.

Dicho eso, todo comenzó al mismo tiempo. Harry se inclinó y tocó el agua cristalina de la hermosa noche que tenían. Cuando sus dedos hicieron contacto con el mar, éste empezó a moverse. No violentamente, pero si se vio la diferencia de cuando llegaron.

Al cabo de unos segundos, una luz se veía dentro del agua, frente a Draco. El rubio también se inclinó. Luego de esa luz, aprecio otra, y luego otra y en un tiempo excaso, miles de luces iluminaban el mar, como si fuera una noche estrellada.

Se veía hermoso.

-Son peces Glow.- Dijo Harry. -Se caracterizan por brillar en el mar y ser muy llamativos.

-Es...-Draco no tenía palabras. -Por Merlín, Harry, no puedo describir lo lindo que se ve.

-Espera, aun falta la mejor parte.

Un ruido se escuchó a lo lejos, venía acercándose cada vez más. En unos segundos habían ballenas entre ellos rodeandolos.

Ballenas.

Draco amaba las ballenas, eran sus animales favoritos y Harry le dio esta noche al menos una docena de ellas.

-También están hechizadas, cariño. No nos harán daño, descuida. Eso me recuerda...- De su mano sacó muchas tachuelas y las transfiguró, convirtiéndolas en luciérnagas que abordaron el lugar desde afuera.

-Quería que fuera perfecto, así que te traje todo lo que amas, para que te sientas cómodo. Si ya no quieres hacerlo, esta bien, amor. Podemos también comer lo que traje y disfrutar del espectáculo que el mar nos da. Haremos lo que tu quieras.- Harry se levantó y esperó en medio de la capilla. -También hay hechizos de calefacción y protecciones, así que no debes pensar en eso.

Draco estaba eufórico. Las ballenas nadaban tranquilamente entre ellos, los peces fluorescentes también y las luciérnagas iluminaban el lugar a la perfección. El rubio miró a Harry y lo abrazó. Se miraron y sonrieron al mismo tiempo.

-Si no me tomas esta noche, personalmente te enviaré un crucio, Harry Potter. Ambos esperamos este momento por años.- Juntó sus frentes y susurró. -Por favor, ya acaba con esta amarga espera.

Esas palabras fueron música para Harry. Con lentitud empezó a quitarle la ropa al rubio y besar cada gramo de piel expuesta que encontraba.

-Eres tan lindo.- Beso en el cuello. -Tan hermoso.- Beso en el hombro. -Te amo tanto. Eres lo mejor que he conocido desde hace cinco años.

Los gemidos de Draco y el viento era lo único que se escuchaba en el lugar. Con lentitud empezaron a caminar hacia la cama. Draco se recostó en las sábanas y Harry encima de él. El castaño lo trataba con tanta delicadeza, como si en cualquier momento fuera a desaparecer de sus manos.

Ambos se besaban, pero al cabo de un segundo, el beso se tornó más intenso. Draco se acercaba a Harry y sus miembros se presionaron juntos.

El gemido de Draco excitó tanto a Harry que tomó su culo y lo acercó aún más.

-Harry...- Susurraba Draco. -Se siente muy bien, pero quiero más. Más piel, más besos. Resuelve esto.- Dijo con arrogancia, mientras besó el cuello de Harry.

Harry estaba tan duro por primera vez en su vida que, con un movimiento, desapareció su vestimenta.

Draco soltó una risa y lo besó.

El mayor levantó su mano y deslizaba suavemente sus dedos desde el cuello hasta el trasero de Draco. Con mucha lentitud y vergüenza se acercó hasta su trasero y miró a Draco.

-No puedo creer que diga esto, pero debo admitir que mi tío me dio la "charla"

-¿Cuál de los dos?- Preguntó Draco con miedo.

Harry recordó ese día con mucha pena.

Sirius estrechó los hombros de Harry y lo miró con orgullo.

-Harry, eres mi ahijado favorito.

-Soy tu único ahijado.

Sirius lo ignoró y miró a la nada. Elevó su mano como si todos vieran el gran panorama que él veía.

-Escucha, cuando yo tenía tu edad...

-Ay no.- Se quejó Remus y con su varita desmayó a Sirius y le sonrió a Harry. -Ahora escucha....

-Remus, fue Remus, lo juro por Merlín.- Dijo rápido Harry.

Draco se calmó y le susurró que todo estaba bien entonces.

-Puedes hacer lo que quieras, cariño. Confío en ti.

Las manos temblaban y debajo de la almohada buscó un aceite. Con nervios abrió la tapa y se colocó un poco en sus dedos.

-Te amo.

-Te amo.

Harry tanteo el agujero rosa de Draco por un rato hasta que entró un dedo. Draco dio un minúsculo brinco. El dedo de Harry empezó a girar un poco, para adaptar lo que pasaría en unos minutos. El rubio sentía toda clase de emociones con lo que le estaba haciendo Harry.

Al principio fue un poco extraño, hasta incomodo pensó. Pero luego de adaptarse y tranquilizarse, esos movimientos en su trasero ya no eran tan raros.

Al cabo de unos segundos y con un segundo dedo dentro, Draco gimió.

-Se siente...extraño, pero no me disgusta.

-¿Puedo colocar otro?- Harry no imaginaba lo que sería cuando colocara su pene en el culo de Draco. Si dos dedos se sentía muy exótico no quería ni pensar lo que sería que ese lindo agujero se comiera su pene.

Desde hace algunas semanas los sueños de Harry no eran del todo pesadillas. Los sueños húmedos también se infiltraron en su mente. Sueños de Draco. Encima de Draco. Debajo de Draco. Cada fantasía era un deleite y un castigo para el castaño, ya que debía levantarse antes para que su niño no viera la erección que le provocaba a Harry solo soñar con él.

-¿Puedo hacerlo ahora, Dragón?- Harry estaba tan excitado que juraba se moriría si tenía que esperar un segundo más.

-Si no lo haces me dormiré por la espera.

Eso fue toda la motivación que necesitó Harry para entrar en Draco.

Al principio fue tan doloroso para Draco que no habló en un segundo, solo lloró. Harry se asustó y quiso salir, pero el rubio no lo dejó.

-No, sigue por favor, es muy raro, pero...no es desagradable, solo dame tiempo para acostumbrarme.

Así lo hicieron. Al cabo de unos minutos, el dolor empezó a ser más tolerable. Y después de unos minutos más, era Draco quien se inclinaba hacia adelante buscando llenarse más.

No sabía que estaban haciendo. Ninguno de los dos. Pero ambos estaban seguros que está experiencia era increíble y que se volvía perfecta porque estaban acompañados del otro.

-Te amo, mi peligrosa serpiente.

-Te amo, mi perfecto Dragón. En esta vida y en las otras.

Ambos llegaron al orgasmo juntos en el momento en que más se iluminaban las estrellas en el cielo y los peces en el mar.

A la mañana siguiente, y tres orgasmos más tardes, Harry se levantó con la luz del sol en su cara. Miró a Draco dormir y sonrió. Hubiese seguido durmiendo de no ser por la carta que estaba en las sábanas y que alertó su lado posesivo y protector en su cuerpo.

Abrió la carta y se quedó en blanco.

"Necesito hablar contigo, pronto me pondré en contacto. Mantén tus sentidos alertas.

Aunque tu lindo rubio sería bienvenido, no es buena idea que lo traigas para nuestra reunión.

Att: Un amigo"

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

CON VOZ DE ARCÁNGEL: PERO COMO QUE VOLVÍ YO NO ENTIENDO SI YO NUNCA ME FUI.

Este cap tal vez no sea el más dramático, pero si el más lindo ya que todas las parejas son felices y eso nunca había sucedido.

Espero les haya gustado✨️

Con respecto a que todos tuvieron su gogogo menos Sirius y Severus fue totalmente a propósito, y la razón es que su relación fue la más rota de todas, ya que un corazón fue herido por otro corazón irresponsable y eso es difícil de perdonar y sanar. Severus está sanando y Sirius está comprendiendo que una oportunidad de estar en la vida de la persona que amas es también una forma de amarla así sea a la distancia. No sé que pasará con ellos, pero por ahora empezarán en el mundo de las parejas.

¿Qué les pareció?

¿Cuál fue su pareja favorita?

Espero que este año sea de cosas bonitas para todos ustedes, lqm✨️

Chapter 18: Lady Black

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

El mundo era de un extraño color gris.

Todo para mí era gris y negro. Mis días siempre se basaban en una escala de tonos oscuros y que tan mal me sentía con las voces de mi cabeza gritando a cada hora.

Lo único que tuvo brillo en mi vida fue cuando mi señor apareció frente a mí, hace años, y me dijo que yo era importante para su causa.

Creí en él.

En sus ideales.

En cada palabra que salía de su boca.

Hasta el día en que me encerraron en Azkaban.

Yo tuve la seguridad que mi señor volvería por mí y nos rescataria a todos.

Pero los días se convirtieron en meses y los meses en años.

Poco a poco esa seguridad se volvió esperanza. Esperanza de que mi señor encontraría la forma de volver a la vida y me liberaria de estas cadenas.

Pero luego llegó el dolor.

Eso era lo único que experimentaba cada día, durante casi dieciséis años, en Azkaban.

Curiosamente el encierro te da la oportunidad de pensar. Y con los pensamientos vienen las hipótesis y la frase de "¿Qué hubiese pasado sí...?"

Resulta que mi alma y mi corazón estaban pasando las etapas de duelo.

Primero fue la negación. Me obligué a mí misma a pensar en que mi señor nunca me abandonaría.

Luego fue la ira hacia las personas que me separaron de mi gente y de mi líder. Esas personas que no entendían la verdadera razón y la causa por la que mi Lord luchaba.

Seguidamente, intenté negociar con mi cabeza y las absurdas voces que empezaron a repetirme por años sus ideas. Ideas sobre cuestionar las acciones de Voldermort y las razones que me orillaron a seguirle.

El aniversario número diez en azkaban lo pasé con una profunda depresión.

Pensé por días en mi infancia. En los juegos que siempre veía jugar a mis hermanas y como me excluian todo el tiempo. También pensé en mis años de Hogwarts y como todos me tenían asco o miedo.

"Mírenla, es Locatrix. Ten cuidado que puede lanzarte un maleficio y nunca despertarás" decía uno.

"No te le acerques Bricr. Podría sacarte los ojos con sus propias manos" susurró una chica.

"Siempre has sido un estorbo" me decía cada noche Narcissa.

"¿Por qué no puedes ser una hermana normal?" Le seguía Andromeda.

-Eres muy importante para mi causa, querida.- Con esas palabras, el señor oscuro se ganó mi lealtad.

Sin embargo, al pasar parte de mi vida en una prisión, donde criaturas oscuras y sin vida te consumían el alma cada noche antes de dormir, eso te pone en perspectiva muchas cosas.

Así que, cuando cumplí catorce años en esa prisión, llegue a una aceptación conmigo misma y con todas las personas que se acercaron a mí para utilizarme.

Mi familia me utilizó para ser un ejemplo del apellido. Con razón Sirius mandó a la mierda a sus padres e hizo lo que le dio la gana.

Mis amigos solo querían estar cerca de mis padres y, por ende, de mi tía Walburga para ver que beneficios podrían sacar de ella y el apellido Black.

Mi esposo...literalmente estaba a unos metros de mí, en una celda frente a la mía y en todos los años que tenemos aquí nunca me ha dirigido la palabra.

Y luego estaba el Lord.

Mi señor.

Mi líder.

Mi Di...

Mi D...

Mi...

M...

-¡Maldito hijo de puta!- Grité con furia.

Maldito. Mil veces Maldito.

Por su culpa estoy en esta prisión.

Por su culpa, ahora en mis treinta años, le tengo miedo a la oscuridad y los silbidos (productos de los dementores cuando se acercan a mi celda para alimentarse de mi alma), que escucho cada día.

Por su culpa mi apellido se redujo a lamentos.

-Que triste y patético es verte lamentando tus malas desiciones. Tus padres se revolcarian en su tumba si te vieran llorar como una débil niña.

Esa voz fue tan repentina, que la mujer reaccionó muy tarde para alejarse. En su celda se hayaba una figura imponente de un hombre. Era guapo y su cara detallaba una sonrisa tan malvada que casi le hizo retroceder otro paso más lejos de él.

Sin embargo, la prisionera estaba segura que esto era otra pesadilla que le jugaba su mente.

-¿Esta es la parte en la que me torturas hasta que despierte gritando de dolor?- Dijo en un chillona y ronca voz.

El hombre se rió.

Sacó su varita y se acercó a los barrotes. Al cabo de unos segundos, la puerta se deshizo en polvo y cenizas.

-No. Esta es la parte donde te ayudo a salir de este maldito lugar.

Pum...pum...pum...

Su corazón latía muy rápido y el pulso de la pelinegra se aceleró tanto que su mente no procesó las palabras del hombre.

Vio la celda que la tuvo encerrada durante tantos años que sus pies la traicionaron y corrió.

Corrió hacia el lado opuesto de la salida.

Se arrodilló lo más lejos posible del hombre y de su magia y se fue hacia una esquina de la celda. La mujer empezó a golpearse muy fuerte la cabeza con la pared.

-Despierta. Despierta, estupida...

El hombre se acercó y le detuvo el acto de autocastigo. Se inclinó y le sonrió.

-¿No estás cansada de que todos estén libres? ¿De qué cada persona del mundo mágico haya olvidado tu nombre y lo fuerte que eras? Yo lo estaría. Estaría furioso de que mi apellido solo fuera objeto de burlas.

-Callate.- Cerró los ojos y se tapó la cabeza, como si al hacerlo, no escucharía la voz profunda y manipuladora del hombre.

-Si vienes conmigo te entregaré la gloria y el poder que todos te quitaron.

Eso atrajo su atención. En una burla, levantó la cabeza y lo miró.

-No eres el primer Lord Oscuro que me promete cosas.

-No soy un Lord Oscuro

La mujer no dijo nada sobre esa afirmación.

-Sí, claro. No voy a volver a caer.- Su voz sonaba distante, debió ser por no usarla en años. -Gracias a un Lord estoy aquí, no voy a darle la oportunidad a otro de usarme. Así que fórmate en la fila hijo de puta, si tuviera mi varita yo...

Un sonido seco la calló.

-¿Hablas de esta varita?

Su varita.

La varita que no había visto en casi dieciséis años, estaba a unos centímetros de su cuerpo. Pero ella fue incapaz de tomarla.

Fue incapaz de reaccionar.

-¿Cómo...?

-Admito que fue muy difícil sacarla de donde estaba, pero con un poco de ayuda externa puedes hacer lo que sea.

La mujer acercó su mano poco a poco, como si al tocar su pertenencia un dementor o el mismo hombre la castigaria.

Eso no pasó.

-No te preocupes. Los dementores están ocupados con otra persona.

Cuando dijo eso, una explosión se escuchó  muy lejos de ellos. Luego, un patronus de una serpiente gigante, apareció.

"Que hijo de puta. Cuando me dijiste que me deberías un favor si te ayudaba con algo, no creí que fuera volver para Azkaban. Más te vale que la persona que vinimos a buscar cure la viruela de Dragón. Espero que este favor te obligue a devolverme toda mi magia, idiota"

El patronus desapareció, seguido de más explosiones que empezaron a despertar a todo el mundo, causando gritos y estallidos a nuestro alrededor.

-¿A quién estás buscando?

-A ti.

La pelinegra miró a todos lados y bajó la cabeza.

-No sé quién crees que soy, pero no merezco toda la atención.

-¿En serio? Hace años hubieses estado encantada de que alguien poderoso se fijará en ti. Creo que eso fue lo que te metió en este lugar por primera vez. Gracias a tu ambición y codicia de tener la atención de Voldermort, no mediste lo que hacías y así lograron atraparte.

Su barriga se hundió.

-No digas el nombre de ese hijo de puta frente a mí.

El hombre otra vez se acercó.

-Oh, que lástima. Sería buen momento de decirte que si vienes conmigo tendrás la oportunidad de vengarte por tantos años de maltrato y encierro.

-¿Y crees que por tu promesa yo voy a saltar detrás de ti y seguirte?

-No me importa que me sigas, me importa que me ayudes con algo que quiero hacer en contra de algunas personas que, por casualidad del destino, también son las mismas personas que te lastimaron a ti. ¿Nuca escuchaste el dicho que dice "los enemigos de mis enemigos son mis amigos"?

Se miraron hasta que una risa de la mujer salió por sorpresa. Chillona, rasposa y muy loca.

-Eres muy divertido.- Ella tomó su varita. -Me gustan las personas divertidas.

-¿Me ayudarás?

-Sí.

-Entonces no me sentiré culpable por esto.- Con su varita lanzó un hechizo a la mujer y vio como cientos de runas empezaban a caer en su cuerpo, una más dolorosa que otra.

-¿Qué...?- Los gritos empezaron a salir de su boca. Pareció una eternidad, pero imaginó que duró solo unos minutos.

Al cabo de ese tiempo, en que sintió mucha agonía y sufrimiento, cayó otra vez en el suelo. Cuando despertó gritó del asombro.

Miró al hombre.

Veía su pálida piel.

Veía su vestimenta de color verde y oro.

Podía ver su propio cuerpo lleno de polvo y suciedad, producto de años de descuido.

-¿Lady Lestrange?

La mujer le sonrió.

-Mi nombre es Bellatrix. Bellatrix Black.

El hombre le devolvió la sonrisa.

-¿Qué me hiciste?- Cuando salieron de la celda. -Mi cabeza se siente tranquila. Las miles de voces que no me dejaban en paz están en silencio.

-Siguen ahí Bellatrix. Solo te ayudé a minimizarlas. Es un hechizo poderoso, pero temporal, no sé cuanto tiempo duren las runas. Lo lamento.

Bella lo vio y sin que ambos estuvieran listos, la mujer lo abrazó.

-Gracias.- Unas lágrimas agridulces salieron de los ojos de la mujer. -Gracias por devolverme un poca de cordura en mi cabeza. Voy a pagar esta deuda con ayudarte en lo que necesites.

-Luego hablaremos de tu deuda. Debemos irnos, ya puedo sentir que cierta serpiente se está molestando.

Mi risa se escuchó por todas partes.

-¡Puta! Ven aquí y liberame. Te ordeno que me saques de esta mierda.

Ambos miramos al hombre detrás de esa voz.

Rodolphus.

Mi amado y querido esposo.

Me acerqué a él y le sonreí. Levanté mi varita y lo miré directamente.

-Avada Kedavra.

Por primera vez, después de años, mi varita se activó con mi magia y el hechizo salió con un hermoso color verde.

Lo último que vi fue a mi esposo en el suelo con la mirada perdida viendo hacia nosotros.

-Sí...- Soplé el humo imaginario de mi varita. -Aún tengo el toque.- Vi como el hombre me veía fijamente. -Roncaba mucho en la noche.- Dije como excusa de mis actos hacia la muerte que le proporcioné al hombre que fue mi cónyuge.

-Es bueno volver a ver ese brillo en tus ojos, Bellatrix.

Le sonreí y le hice una reverencia graciosa y empecé a reír corriendo hacia la salida y quemando todo lo que se interponía entre mi libertad y yo.

Después de mucho correr, un chico se puso frente a mí con aire agitado y mirando al hombre a mi lado con odio.

-Este favor te saldrá caro.

Su voz me detuvo.

-Yo...- Lo miré más detenidamente. -Yo te conozco.- No sabía de qué, pero lo hacía.

-Espero que cures el cáncer porque gracias a este teatro no pude pasar tiempo con mi hombre y hoy cumplimos otro mes de novios.

Miré al hombre que me liberó, quien rodó  los ojos.

-¿Quién es ella?- Preguntó el chico.

-Yo...

Yo era una Black.

Una puta Black.

Y ya me había cansado de vivir entre sombras y tonos grises.

-Ella es Lady Bellatrix Black.

El chico juró una maldición.

-¿La loca?

Eso me molestó.

Yo no estaba loca.

Yo no iba a volver a permitir que se burlaran de mí y me denigraran.

Nunca más.

No iba a permitir que mi cuerpo y lo poco que quedaba de mi alma murieran en este asqueroso lugar.

-Dices que estoy loca.- Susurró mi ronca voz. -Yo te enseñaré la verdadera locura.

Cuando abrí la puerta, respiré por primera vez, después de años, el fría aire en mis pulmones. Con mi varita, lancé un hechizo hacia la prisión y los tres, una vez afuera, vimos como bolas de fuego calleron en su estructura, generando que muchos presos pudieran salir de sus celdas y empezaran un motín en contra de los guardias y los dementores.

Azkaban se estaba incendiando completamente.

Sonreí.

-Estoy de vuelta.

Con un suspiro detra de mí, me tomaron la mano y los tres desaparecimos de la isla.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Este no es un capítulo como tal, más bien lo veo como la entrada de Bellatrix a la vida de nuestros protagonistas y como ahora el señor X debe devolverle la totalidad de su magia a Tom por este gran favor.

Esto recuerden que sucede en el quinto año de los chicos, de hecho, creo que Sirius lo dice en una de sus citas con Severus a inicios del quinto año cuando pasó lo de Umbridge y la noticia de la escapada de Bella en el periódico.

Espero les haya gustado❤️

Chapter 19: Un emotivo reencuentro

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

-Creo que Remus te está siendo infiel.

Lucius miró sin ánimo a Sirius.

Con mucho aburrimiento, puso su mano en su mejilla y apoyó su cara en ella.

-Eso es mentira.

-Lo es. Pero no encuentro otra razón para que nos mienta a ambos.

Bueno, el perro tenía un punto. Desde hace algunas semanas, Remus ha estado más nervioso de lo normal y hoy Sirius llegó, como el dueño del lugar, al ministerio, abrió la puerta de mi oficina y me lanzó la bomba sobre la supuesta infidelidad de mi pareja.

Un típico viernes.

-¿Qué crees que nos está ocultando?- Preguntó el castaño.

-No lo sé, pero debe ser algo peligroso si nos ha mentido desde hace un rato. Cuando no está conmigo dice que está contigo.

-Y cuando quiero salir con él, dice que ya tiene planes contigo.

Ambos se miraron.

-Creo que tengo la solución.

-Sí.- Dijo animado Sirius. -Yo también.

-Le preguntamos / Lo seguimos con un rastreador.- Dijeron al mismo tiempo.

El rubio lo miró.

-Disculpa, ¿un qué?

-Nada.- Dijo rápido Sirius.

-¿Le pusiste un rastreador a Remus?, maldito loco, ni yo sería capaz de algo como eso.

-¿Qué quieres que te diga?, uno de mis amigos estuvo en prisión por traicionarnos y el otro está muerto. Perdón por cuidar al único amigo que me queda.- Decía con molestia.

Merlín, Lucius estaba hablando con un adulto de doce años.

-Además ¿Crees que Harry no haría lo mismo con Draco?

Las alertas de Lucius se activaron.

-Más le vale a ese troglodita hormonal no ponerle ningún rastreador a mi hijo.- Luego pasó un segundo. -Espera un jodido segundo, si Remus no está y tú estás aquí, ¿dónde están los chicos?

Sirius dio algunos pasos para atrás y puso una pose de evasión.

-Por casualidad, ¿donde te dijeron que estarían?

-En tu casa.- Gruñó Lucius. -Contigo y con Remus. Draco dijo que tenía una tarde de estudio con sus amigos para ponerse al día antes de volver al castillo.

-Es exactamente donde están.- Chilló Sirius. -No debes centrarte en eso, debes ayudarme a saber que le pasa a Remus.

-Si Harry le toca un pelo....- Dijo la amenaza al aire. Desde que Harry proclamó que no le importaba las tradiciones y que no iba a volver a preguntar ni solicitar el permiso de Lucius para cortejar a Draco, el menor no era la persona favorita del rubio en estos momentos.

Aún recuerda como lo miró sin miedo y le sonrió en una de sus tantas visitas a la mansión Malfoy. Luego, cuando Draco fue a buscar bocadillos, le susurró:

"Agradece que no me lo he robado como en la edad prehistórica"

-Que hijo de...- De solo recordarlo, se le calienta la sangre a Lucius del enojo. -Deberíamos ir a tu mansión y ver si todo está en orde....

-Muy tarde.- Con su varita, Sirius conjuró el rastreador y en el aire se veían las calles del callejon Diagon alejarse del camino. Ambos hombres veían como el punto azul se movía con rapidez.

-¿Dónde diablos le colocaste eso?- Dije con celos.

-Relájate, princesa. Lo tiene en el anillo que le regalaste. Nunca se lo quita. Oye, por cierto, fue un gran regalo, hasta a mí me conmovió. Remus llegó extasiado a la casa, te ganaste muchos puntos esa noche, ¿cierto?- Dijo Sirius subiendo y bajando las cejas con burla.

-¿Cómo está Severus?

Las burlas se detuvieron.

-Cuidado.- Paró Sirius cualquier burla del rubio. -Mejor centrémonos en Remus y en como podemos ayudarlo.- El mismo Black cambió el tema.

Cuando volvieron a ver el punto, éste se detuvo en las afueras del territorio mágico.

-¿Qué diablos hace en ese lugar?- Se preguntó Sirius.

-¿Lo conoces?

-Claro, solíamos ir allí todo el tiempo y practicar nuestra magia para ser animagos. Eso fue antes de encontrar la sala de los Menesteres en Hogwarts.

-No me siento cómodo con invadir la privacidad de Remus y llegar allá como si lo estuviéramos espiando.

-Lo estamos espiando.- Aceptó Sirius. -Nadie lo mandó a decirme mentiras. Que mal que el mapa no lo expandimos por el mundo mágico, así sabríamos con quien está.

-¿Qué mapa?- Miró raro Lucius.

-Olvídalo. Vamos, date prisa.- El mismo Black cogió el chaleco y el bastón de Lucius y lo miró.

El rubio podía jurar que una cola se movía con ansiedad en el Black.

-Tengo una última duda.- Decía el rubio cuando caminaban por el pasillo. -¿Cómo entraste a mi oficina? Estoy en el último piso, necesitas la aprobación de todos los pisos de abajo para....

Una explosión se escuchó cerca de ellos. Con rapidez empezó a salir humo de todos los colores y miles de pelotas que servían como bombas de mal olor y pintura se esparcieron por todas partes, causando que las personas, al tocarlas, se explotarán y dicha pintura chocara contra el cuerpo de todo el departamento de magia.

-¿QUIÉN ES EL HIJO DE PUTA QUE CAUSÓ ESTO?- Gritó alguien.

-¡Llamen a los aurores!- Dijo un pasante llorando y sacudiendo el moco rosa de su nariz, producto de las bombas de broma.

-QUIERO LA CABEZA DEL IDIOTA. ME HICE LOS RIZOS ESTA MAÑANA.- Gritó esta vez una mujer muy molesta.

-Oh, mierda. ¿No es la ministra?- Dijo Lucius. -Estás jodido. Cuando te atrapen, te matarán.

-¿Remus no te ha enseñado nada sobre mí?- Dijo, lanzando más bombas de pintura mágica por todos lados para que jo les vieran la cara. -Nunca me atrapan.

-Ahí están.- Gritó un tipo.

Sirius y Lucius empezaron a correr.

-Te juro por Merlín que si le pasa algo a mi cabello, lamentarás el día en que naciste.

-Tu cabello está bien, deja de ser una diva.- Se detuvieron en una pared.

-¿Dónde está el ascensor?- Preguntó Sirius.

-¿Qué ascensor?

-Había un ascensor gigante aquí, lo tenía pensado para escapar.

-Pero que animal eres. ¿Hace cuento no pisas un pie en el ministerio, a parte del juicio de Harry?

-Hace como trece años. Cuando me querían meter a Azkaban por culpa de Petter.

-A ti siempre te quieren meter a Azkaban.

Los gritos se acercaban más. Lucius ahora estaba nervioso, si los veían juntos lo iban a incriminar a él también.

-Rápido, el plan B.

-Eso.- Dijo con alegría Sirius. Luego vio al rubio. -¿Cuál es el plan B?

Lucius lo quería matar.

-Te metiste al ministerio de magia, una de las instituciones con más aurores de nuestro mundo y no tienes un jodido plan B?

-Yo siempre actúo sobre la marcha.- Lo tomó del brazo y se metieron a otros pasillos, pero tampoco había salida.

-Si Draco me ve tras las rejas, yo me encargaré de...

El rubio se calló cuando se percató que un chico estaba viendo toda la escena con diversión.

-¿Necesitan ayuda?

-Hola, no hay tiempo, ¿Sabes donde está la salida.- Lucius de tanto correr no sabía donde estaban. Nunca había visto está parte del ministerio. Su departamento era leyes mágicas, casos y misiones. Sirius lo hizo correr tanto que terminaron en el departamento que regulaba los exámenes finales de los magos para obtener sus EXTASIS.

-Hay un elevador a unos metros de ustedes, detrás de esa pared.- Señaló el chico. -Rápido, escucho los gritos desde aquí.

-Gracias, eres el mejor. Nos quedaríamos a charlar, pero no podemos, estamos en medio de una persecución y de atrapar a alguien en una infidelidad.

-Deja de decir eso.- Gruñó Lucius.

-Adiós.- Se despidieron del chico.

-Oye, si trabaja aquí, debes subirle el sueldo.

-¿Pensé que lo conocías?

-Yo Pensé que tú lo conocías.

Una voz los interrumpió.

-¡Ahí están!

-¿Cómo diablos saben dónde estamos?

Lucius miró sus pies.

-Te juro que no sé cómo mi amigo te soporta. Mira al suelo grandisimo neandertal, tus bombas de pintura están dejando una huella de color por todo el pasillo.

-Oh.- Sirius empezó a reírse. -Hace años que no hago esto, debo practicar más.

Se llevó a Lucius y ambos se metieron en el ascensor. Con su varita, el castaño lanzó unos hechizos a los botones y al resto de la máquina.

-Ya es un poco tande para preguntar esto, pero ¿le tienes miedo a las alturas?

-Ni siquiera lo intentes, pedazo de...

Con una última explosión, el ascensor del ministerio bajó con mucha rapidez para tomar impulso. Un segundo después, el aparato subió tan rápido que Lucius se mareo.

-No, no, no, no.

El aparato traspasó el techo y se elevó por los cielos.

-Te odio.- Dijo un mareado Lucius, sosteniendose de la barra de metal que estaba dentro del pequeño espacio. -Espero que no le enseñes esta mierda a Harry.

-Claro que no.- Sirius no iba a decir en voz alta que fue el propio Harry quien le enseñó el truco de las pelotas de pintura y la levitación con el ascensor. -Yo soy muy responsable con mi ahijado.

Y con un Lucius a punto de vomitar y un Sirius extasiado, ambos hombres surcaron por los cielos hacia donde estaba Remus.

________________________________________

-Remus, ya debo decirle a Sirius sobre mi regreso.

-Es verdad. Tanto Sirius como Lucius han notado que hay algo que me tiene nervioso.- El castaño le decía a James.

Ambos se vieron en un antiguo lugar donde solían escaparse y entrenar. Iban a seguir hablando cuando un destello se miró en el cielo, James no le dio importancia, pero cuando vio que esa luz se convertía en algo más grande y luego en una gran caja metálica, miró a Remus y gritó.

-AL SUELO.

El impacto del ascensor fue duro, provocando que Remus y James saltaran desde su lugar a unos metros más alejados para no ser lastimado por la máquina. Como el objeto cayó de lado, los que estaban dentro tuvieron problemas para salir. Una vez que alguno de ellos (posiblemente Lucius), hizo estallar la puerta, los responsables de este desastre salieron del interior.

-MANOS ARRIBA INFIEL.- Bromeó Sirius con las manos en forma de pistolas.

-¿Cómo me dejé convencer de esto? Me desconozco completamente.- Se lamentó Lucius.

Sirius vio a su amigo.

-¿Qué creen que estaban haciendo?- Dijo Remus tratando de limpiar la suciedad de su cara.

-Perdón por la sutil entrada, pero la princesa y yo hablamos y...

-Yo no hablé nada de esto.- Interrumpió Lucius, pero Sirius no lo escuchó.

-...decidimos que estamos cansados de no saber que nos estabas ocultando, así que después de muchas súplicas de parte del Malfoy, acepté ayudarlo con su tonto plan.

-Yo te mato.- El rubio empezó a sacar su varita de su bastón, pero quedó paralizado por algo detrás de Sirius. El Black solo se tapó la cara por la amenaza.

-No me mates, soy demasiado hermoso.

Antes de que dijera otra cosa, otro estallido salió de los aires, pero esta vez era un traslador. Mostrando a un Tom muy cansado y agitado.

-No sabía que iban a volar un puto ascensor- Dijo para sí mismo. -Cuidado, cariño, ese par de idiotas ya estan sospech...Oh.- Sus palabras se pararon al ver toda la escena.

Sirius miró al chico que les ayudó con extrañeza.

-¿Qué está pasando aquí?, ¿por qué todos están actuando tan extraños?

Tom caminó hacia el Black, lo tomó de los hombros y con lentitud lo hizo girar hasta estar en la misma posición que todos estaban, revelando la razón de sus caras.

Ahí, a unos metros, se hayaba James Potter.

-¿Qu-ah...- Sirius empezó a decir incoherencias no verbales y solo señaló a su antiguo amigo por unos minutos.

-Hola, Sirius.- Dijo James después de un rato muy avergonzado. -Sé que no es la mejor manera de volver a aparecer en tu vida, lamento mucho como te estás enterando de mi regreso, no sabía que ibas a volar por los aires en un jodido elevador. Pero nadie podía saber quién era, siempre he tenido un Glamour en el mundo mágico y tenía miedo de cómo actuarían cuando se descubriera toda esta mierda. Espero que puedas perdonarme y dejarme explicar la razón de....

-¡JAMES!- Gritó el hombre.

Un gran peso cayó en su cuerpo. Era Sirius, quien en unos gigantescos pasos, corrió hacia James y lo abrazó.

Luego de abrazarlo con mucha emoción, se alejó un poco para verlo y, un segundo después, levantó su puño, y lo golpeó tan duro que James cayó al suelo.

-Maldito infeliz. ¿Cómo pudiste morirte y dejarme a Harry? Yo era un niño de casi veintitrés años.- Con rapidez lo ayudó a pararse y lo abrazó eufórico. Un segundo después, lo golpeó en la otra mejilla. -¿Qué te dije sobre Petter hace años? ¿Qué dije?

James, con dolor se levantó.

-Que el idiota estaba actuando raro desde su sexto año.

-Exactamente, pero a mí nadie me escucha.- Cuando iba a abrazarlo de nuevo, se paró y lo miró con sospecha. -Espera...- Lo apuntó con la varita. -¿Cómo sé si tu eres el verdadero James?. Pudiste engañar a Remus y ahora quieres hacerlo conmigo.

-Ay, no puede ser.- Se quejó Remus.

-Sirius, por favor.- Decía el otro, acariciando su cara con dolor. -Soy yo, amigo.

-Dime algo que solo el verdadero James sabría de mí.

-En cuarto año te creció un sarpullido en tu bola dere....

Sirius calló, con sus manos, la boca de James.

-Okey, okey, te creo.- Sirius lo estrechó entre sus manos. -Ay amigo, que bueno verte.

Ambos sonrieron y se alegraron.

-Es tan inesperado este bonito reencuentro, pero aún tenemos dos problema.- Dijo Lucius.

-¿Cuáles son?

-¿Cómo diablos volviste a la vida y....?- El rubio miró a Tom. -¿Quién es? Estuvo en el ministerio cuando Sirius me secuestró y me trajo a su ridícula aventura.- El rubio dejó en claro que esta no fue su idea.

-Bueno verán, es una gran sorpresa y....- Remus fue interrumpido.

-¿Qué estabas haciendo el en ministerio?- Preguntó James.

-Estaba tomando mis ÈXTASIS cuando vi a tus amigos. Terminé de hacer mi examen final y tomé el traslador que me diste para advertirte sobre ellos cuando vi sus intensiones de buscar a Remus, pero no sabía que estaban juntos y no llegué a tiempo.

-¿Estás tomando tus ÈXTASIS? Yo quería ayudarte a estudiar.- Dijo triste James. -De seguro eres más listo que yo, pero quería estar para darte un pequeño apoyo, así haya sido emocional.

-Lo hiciste, cariño.

-¿Cómo?- Dijo extrañado James.

-Recuerdas, hace unas noches, cuando me senté en tu cara con el culo en tu....- James le tapó la boca.

-TOM, POR MERLÍN.- Tom se quitó las manos de sus labios y le sonrió.

-Ese día saqué la máxima puntuación nunca antes vista, así que puedes estar tranquilo, me ayudaste todo el tiempo. Estás viendo al chico más joven en lograr una puntuación perfecta en esas pruebas.- Se jacta el pelinegro.

Cuando James iba a felicitarlo, su amigo habló.

-Amigo, ¿qué diablos? ¿Quién es el chico?

James miró a las personas que no sabía que iba a ver el día de hoy y tomó una gran respiración.

-Bueno, todo empezó...- James contó la visita de un extraño a la mansión Potter (recordando que un hechizo le prohibía dar detalles del idiota X), también contó mucho de lo que hizo estos años, dentro y fuera del cuadro, y por último contó quien era Tom, teniendo especial cuidado en las reacciones de Sirius y Lucius, ya que Remus estaba familiarizado con lo que estaba sucediendo.

Ambos escucharon, pero fue Sirius quien habló.

-¿Te estás cogiendo a Voldermort?- Preguntó horrorizado.

-No, Sirius. Ya te expliqué que...

-Sí, ya entendí que no es el Voldermort de nuestra época, sino un recuerdo prematuro de lo que podría ser Voldermort. Te repito la pregunta: ¿Te estás cogiendo al hombre?

James miró a sus amigos y a Lucius, con un paso firme se acercó a Tom y le tomó la mano para entrelazar sus dedos.

-Estoy en una relación con Tom Riddle, es verdad. Y no quiero críticas o que me juzguen, si se dan el tiempo de conocerlo, como lo hice yo, sabrán que no tiene ninguna de las locuras del actual Voldermort. Tom es un hombre muy inteligente, es más poderoso que todos nosotros juntos y aún así quiere hacer algo diferente a lo que su Yo del futuro está haciendo. Piensa trabajar en el ministerio y ayudar a que la comunidad mágica se haga más fuerte y la magia dure por muchos años más. Es gracioso y muy interesante. Si hablan con él y lo comprueban, verán que él y el jodido Voldermort son dos personas completamente diferentes de una sola entidad.- James terminó agitado. Quería que todos vieran que su ángel era diferente, que era alguien digno de llamrlo "amigo"

Lo que escuchó fue un susurro a su lado.

-Podría arrodillarme ahora mismo y chupartela, me excité con todo lo que dijiste.

-Maldita sea, Tom, estoy....- Tom lo tomó y lo besó en la mejilla.

-Gracias.- Solo agradeció y miró a los hombres en frente de él. -Sé que no tienen la obligación de creer en nada de lo que les diga, pero James tiene razón en algo: no soy Voldermort, soy Tom. Con el pasar del tiempo descubrí como mis pensamientos sucumbieron a mi alma fragmentada y la sed de poder me cegó, yo quiero cambiar eso para mi Yo real y si Voldermort debe morir, no voy a evitarlo o intentar frenar lo que su destino le aguarda. Espero se tomen el tiempo de ver como mis acciones hablan por mí. Pero no voy a doblegar mis ideales por críticas de un mundo que juzga las acciones del Lord oscuro como si fueran las mías, porque no lo son.

Los hombres escucharon todo, pero fue Sirius, otra vez, quien habló.

-Está bien, vamos a darle una oportunidad al niño cachondo. Por mi mejor amigo lo haré.- Dijo con simpleza.

-¿Qué?- Preguntó Remus. -Pero Sirius, no sabemos si Voldermort podría usarlo o si lástima a Harry.

Una oscura aura de magia salió de Sirius y miró a Tom.

-Si llegas a tocar a mi ahijado, no me importará nada, serás mierda para los cerdos cuando termine contigo.

-Sirius, por favor.- Dijo James. -Tom no va a lastimar a nadie.

-No lo haré.- Prometió Tom.

Sirius volvió a sonreír como si no hubiese amenazado a nadie.

-Entonces todo está aclarado. El chico se une al club de las parejas entre leones y serpientes. Bienvenido al clan.

-Yo aún tengo mis dudas.- Dijo un preocupado Remus.

-Vamos, Remi, dale una oportunidad.- Dijo James.

-Déjame ayudarte, Cornamenta.- Dijo Sirius para mirar a Remus con cara de perrito y voz lastimera. -Vamos, Remi. Dale una oportunidad.- Repitió las palabras de James.

El hombre lo miró.

-Es lo que dije.

-Lo sé, pero te faltó decirlo con más lágrimas y sufrimiento o no llegarás a su corazón de mamá gallina.

Remus rodó los ojos y miró a Tom.

Muchas cosas podían salir mal, había cientos de probabilidades en las que el chico no podría negar su verdadera naturaleza.

Pero...

Pero también habían probabilidades en las que Tom, influenciado por un buen entorno, podría general un verdadero cambio al mundo y a su vida.

El lobo suspiró.

-Que Godric tenga piedad de nosotros.

Eso fue todo lo que escucharon James y Sirius antes de cargar a Remus y empezar a levantarlo.

-Ese es nuestro amigo.

-Eres el más inteligente de nosotros.

-Idiotas, bajenme.

Cuando lo hicieron, los tres se abrazaron y presionaron sus cabezas entre ellos mismos.

-Tres cerebros.- Dijo James.

-Tres apellidos.- Continuó Sirius.

-Un corazón.- Terminó Remus. -Los amo, chicos.

Cuando se volvieron a enfrentar a su público, miraron a su alrededor.

Un Lucius serio.

Y un Tom sin palabras.

-Cariño, sé que estás enojado, pero puedo explicarte...- Empezó Remus.

-No necesito explicaciones. El Lord oscuro al parecer ahora es un adolescente hormonal que es pareja de Potter mayor y tal parece que está de nuestro lado.

Remus lo miró con una risa nerviosa.

-Ese es un buen resumen.

-No estoy enojado por eso.

-Sé que pediste confianza y lamento mucho...

Lucius lo tomó de su mejilla y lo besó.

-No te preocupes cariño, obviamente eres una víctima en todo esto. No tienes nada que disculparte, mi odio no va dirigido a ti.

-¿Entonces?

Lucius se acercó a Sirius y lo golpeó hasta que el otro cayó al suelo.

-Solo pedí una cosa. Una cosa, Black.

-¿Qué...?- El hombre golpeado vio el cabello rubio de Malfoy pintado de rosa y verde y sin resistirlo, empezó a reírse.

-Y te recuerdo que me dijiste que Remus me estaba engañando.

-¿QUÉ?- Gritó Remus viendo a Sirius con enojo.

El hombre paró de reír y salió corriendo para alejarse de su amigo. Luego de un par de golpes de Remus hacia Sirius, los tres amigos estaban listos para irse.

-Recuerda que aún estoy molesto porque buscaste a Remus primero.- Dijo Sirius con la mano rodeando el cuello de James.

-Sabes que él es el más cuerdo de nosotros.

-Eso no es justo, yo también soy...- Paró y él mismo se rió. -Está bien, no tengo nada. Tampoco olvides que me debes esa cita para platicar y ponernos al día con nuestras vidas, hay mucho que no sabes y tienes que estar al día.- Luego sonrió. -Oye, ¿por qué no vas a la mansión y podríamos seguir el reencuentro allá y habl...?

Unos brazos tomaron el brazo izquierdo de James, alejándolo de Sirius.

-Mañana James y yo cumplimos otro mes como pareja, es mío hasta nuevo aviso.

Sirius lo miró.

-Deja tus celos, niño. He sido su amigo toda la vida, mientras tú aún seguías en la pansa de tu madre.

-Y miren quien habla de celos.- Se burló Remus, tomado de la mano de Lucius.

Sirius y Tom se miraron con el humor ácido.

-Va conmigo.- Dijo Sirius.

-Se queda a mi lado.- Contrarresta Tom.

-JAMES.- Dijeron al mismo tiempo, mirando al castaño. El Potter sólo pudo ver a Remus con ayuda en sus ojos, cosa que le trajo viejos recuerdos al lobo.

-Veamos, Sirius puede esperar...

-¿Qué?- Dijo Sirius molesto.

-Ja.- Se jacta el menor.

-Pero a cambio, James estará en nuestra casa el fin de semana, los tres necesitamos hablar más profundamente y ver como se lo decimos a Harry.

-Eso no me gusta.- Dijo Tom.

-¿Es eso o quedarnos aquí mientras peleas con un Black muy cabezota y con falta de cariño de su mejor amigo que no ha visto en más de quince años?

James abrazó a Tom por la espalda.

-Si me das permiso prometro hacer eso que hice con mi lengua hace unas noches atrás.

Tom se entusiasmó.

-Trato hecho.-Se giró y lo besó.

-Está bien, no quiero ver su demostración de afecto. Eso ya es cruzar límites, recuerda que aún estoy procesando quien eres y lo que le haces a mi amigo.- Dijo Sirius.

-Querrás decir lo que tu amigo me hace a mí.- Dijo con lujuria.

-Y esa es nuestra señal para irnos.- Dijo Lucius.

Cuando cada uno se iba a ir por caminos diferentes, James llamó a sus amigos. Se dirigió primero a Sirius.

-Gracias, Sirius.

Sirius lo miró extrañó.

-¿Por?

-Por Harry. Gracias por criarlo.- Miró a Remus y también le sonrió. -Gracias a los dos, gracias por darle su cariño y formar el gran chico que es hoy. No podía haber escogido a otro par de mejores padrinos que no fueran ustedes. Los amo.

-Harry es nuestro más grande tesoro.- Dijo Sirius, luego le susurró a James. -Lo protegeriamos de todo y de todos.- La advertencia fue escuchada y James se defendió.

-Yo también daría mi vida por él, es mi hijo.- Luego susurró. -No lo lastimará, doy mi palabra, confío en él.

-Eso es todo lo que necesito saber.

Con un gran abrazo de nuevo entre los tres, todos se fueron dejando a James y Tom solos.

-Ahora, ¿puedo agradecerte como es debido por defenderme delante de tus amigos?

James se excitó con ganas.

-Soy todo tuyo, ángel.

Tom lo besó y se arrodilló delante de su hombre para rendirle un gran agradecimiento, causando un gemido del mayor cuando sintió las manos del otro en el botón de su pantalón.

__________________________________________

Las vacaciones estaban convirtiéndose en los mejores días de Harry. Conforme pasaban los días, Draco y él se tenían más cariño, más afecto y eran más atrevidos en su relación física, para fortuna del Potter.

Pasaba todo el día con Draco. Iban a visitar a sus amigos y como sus tíos estaban de pasiones con sus serpientes ya no le ponían tantas reglas como antes.

Bendito Merlín.

Esa era la razón del porqué Harry estaba escondido en el cuarto con Draco y nadie se había dado cuenta.

-Veinticinco...veintiséis...veintisiete...

El conteo despertó de su sueños a Draco.

Estaba boca abajo de su cama con la espalda al aire, sintiendo como unos suaves dedos rosaban su piel a lo largo de su textura blanca y sedosa.

-¿Despertaste o debo comerte a besos para tener tu atención?

Draco sonrió ante la bonita amenaza de Harry.

-¿Qué haces?

-Cuento tus lunares.

Draco se dio media vuelta y lo atrajo a un beso.

-No tengo lunares, Harry.

-Lo sé, pero imagino tu perfecta piel lleno de ellos y los cuento en mi cabeza.

Ambos estaban desnudos con las sábanas, solo cubriéndose de la cintura para abajo. Desde que tuvieron relaciones, ahora no se despegaban y eran más celosos y protectores con el otro.

Ese día, los chicos estaban descansando en la habitación de Harry.

Harry empezó a besar a Draco y tocar su trasero hasta que una voz los interrumpió.

-VISTANSE Y NO HAGAN NADA INDECENTE AL MENOS QUE YO LO PUEDA VER.- Gritó Blaise.

-Hijo de puta.- Aunque no había nadie en la habitación, a excepción de ellos dos, Harry tapó completamente a Draco. -Largo, no recibimos visitas hoy.- Gritó.

-Te dije que había que llamarlos primero.- Dijo Pansy.

-Tonterías, ¿qué podrían estar haciendo que no podamos....? Oh, mi error.- Blaise empezó a reírse.- Más te vale que no hayas dejado embarazado al futuro patriarca de la familia Malfoy o Lucius te maldecirá de por vida.

-Que idiota eres.- Siguió Pansy. -Estamos aquí porque dijiste que tenías un problema y querías hablar con todos nosotros.

-Oh, es cierto.- Y tocó la puerta con más dureza. -Rápido, pónganse algo decente y atiendan a la visita.

-Ignoralos, con el tiempo se irán.- Dijo Harry y los tapó por completo con la sábanas, causando que Draco se riera y lo empujara para vestirse.

-No nos iremos.- Dijo Blaise.

Al cabo de un rato, todos estaban en la habitación.

Blaise miró a su alrededor en busca de algo.

-¿Qué diablos estas viendo?- Preguntó Pansy.

-Estoy buscando algo que pueda incriminarlos y poder sacar provecho de eso con Lucius o Harry.

-Si buscas demasiado puedes encontrar mi puño en tu cara.- Lo miró Harry molesto.

-Draco.- Se quejó Blaise. -Eso es maltrato animal.

-Harry, no lo amenaces.

-Pero él empezó.- Dijo Harry.

-Niños.- Suspiró Pansy. -Estoy rodeada de niños.

-Pero son muy divertidos.- Argumentó Luna.

-Tienen suerte de tener una bonita cara, es verdad.

Harry estaba ignorando a todos y solo se centró en besar la mejilla y toda la cara de Draco. Los besos siguieron de la nariz hasta el cuello, causando que Draco suspirara enamorado.

-Te amo.- Dijo uno.

-Te amo.- Susurró el otro.

-Son tan cursis que me dan asco.- Dijo Blaise.

-Tú también tienes cola que te pise señor "hoy es sábado y mi perfecto hombre Búlgaro me llevará a otra increíble cita, debo estar perfecto.- Pansy imitó la voz de Blaise cuando se emocionaba al pensar en Krum.

-Yo no hablo así.- Dijo un chillón Blaise.

-Es lindo cuando la luna y el sol se encuentra luego de una eternidad sin verse.- Sonrió Luna.

-Blaise, ¿qué sucede?- Draco fue quien volvió a dirigir la conversación al problema.

-No lo van a creer....

Resulta que Blaise estaba en camino a su cita, cuando vio a Krum con una rubia alta y hermosa. El chico, furioso y cegado por los celos, conjuró un hechizo donde transfiguró una roca a un pequeño ratón, que se lo arrojó a la blusa de la chica, generando un gran grito de susto de la mujer.

-¿Pero qué...?- Dijo Victor.

-Si te atreves a seguir coqueteando con mi hombre, te perseguirán millones de ratas asquerosas. Llegas tarde linda, muchos meses tarde, él ya tiene dueño de sus quincenas, así que te aconsejo que te empieces a alejar y yo pueda ver esos tacones de imitación lejos de mi novio.

-Blaise, cariño, estás confundido.- Dijo Krum intentando ayudar a la mujer. -Ella es...

-"No estás al nivel de hablarme, perra. Aléjate de Victor, búscate a tu propio oso sexy" Eso fue lo que le dije a la mujer.- Dijo Blaise, refiriéndose a esa chica que estaba hablando con Krum. Luego puso cara de vergüenza y dijo. -Eso es lo que le dije antes de descubrir que era su hermana.

Las risas de sus amigos no se hicieron esperar.

-Callense, debo solucionar tremenda metida de pata. Como no me di cuenta antes, tienen la misma linda nariz. Victor dijo que su hermana estaba unos días de vacaciones y quería presentarmela. Debo admitir que lo de los zapatos fue excesivo, claro que no son de imitación, puede comprarse mil tacones originales si ella quiere.

-No fue una metida de pata, te embarcaste en toda la mierda de la humillación como nunca antes se habia visto.- Dijo Pansy aún riéndose.

-La hermana me miró con una cara de muerte. Víctor tuvo que hablar con ella y decirle que nuestras costumbres son diferentes. Necesito un consejo ¿que joya le puedo comprar que diga "lamento confundirte con una zorra roba hombres, ten esta gran roca como disculpa, querida cuñada"?

-Las esmeraldas son la solución a todo.- Dijo Harry, besando el cuello de Draco y dejando algunas marcas. Al rubio no le importó. El mayor estaba recostado en la cama y abrazaba al otro chico desde atrás. -Es perfecto, tan lindo, tan hermoso.- Besaba ahora la cara de Draco.

-¿Sigues hablando de joyas o de Draco?- Se burló Blaise. -Además, las esmeraldas no cuentan, crees que son hermosas porque el verde es el color favorito de Draco.

-¿Es de Noruega?- Luna dijo. -Me gustan las perlas de Noruega, crecen en el mar más frío del país y son de un hermoso color plateado. Perfectas para un collar.

Blaise la miró.

-Si fuera hetero y no tan diva, te basaría amiga. ¡Es perfecto!. Escuché de Victor que son difíciles de conseguir, pero nada es imposible para mi mamá. Debo llamarla y pedirle que me haga ese favor.- Blaise saltó de la cama. -A ver si me contesta, está en su luna de miel.

-¿Qué?- Dijo Pansy alarmada

-Ya ni me sorprendo.- Contestó Draco.

-¿Quién es esta vez?- Dijo Luna.

-Es un ruso muy grandote que le dio una finca en Rusia con un oso negro en sus tierras.

-¿Le dio un oso? ¿Eso es posible?- Preguntó Harry.

-Mamá dijo que para casarse con ella, debía poner a prueba sus límites, y ahora están recorriendo países que mamá no ha visitado, creo que uno de ellos es Noruega. Debo irme, tengo que avisarle que me podría quedar sin novio antes de que ella lo conozca y si hay algo que mamá me ha dicho es que puedo ser viudo pero nunca dejado. Adiós, los amo, besos en sus lindos traseros.

Y sin más, todo el huracán Zabini se fue con una Pansy y Luna detrás de ellos, prometiendo que compensarían ese mal rato.

-Llamen cuando podamos hablar. Hay que planear que días les toca a cada uno de nosotros para pasar las habituales vacaciones en nuestras casas, antes de volver a Hogwarts.- Se despidió Pansy.

-Ahora quiero una esmeralda azul.- Dijo una Luna risueña.

-No, cariño. No hay esmeraldas azules, pero veré que puedo hacer...- Sus voces desaparecieron.

Draco y Harry se miraron.

-No tenemos amigos normales.- Dijo Harry.

-No, no los tenemos.- Rió Draco. -¿Crees que Riyuu, Cingh y Star volvieron de su paseo? Estaban muy felices de ver al gatico después de meses en la escuela.

-Espero que no. Soborné a Riyuu con una porción extra de carne para que duraran hasta la noche.

Draco se burló.

-Malo.

-Lindo.- Lo besó. -Y tú eres muy lindo. Ven para tenerte de nuevo. Aún no he probado suficiente de ti.

-Literalmente estuviste dentro de mi hace una hora, cariño. ¿No te cansas?

-Si de mi dependiera, estaría mañana, tarde y noche dentro de ese delicioso agujero rosa.

-Por Salazar, cállate, me haces pasar vergüenza.- Pero Draco cada palabra sucia de Harry lo ponía caliente. Tal vez el rubio no decía groserías, pero últimamente le excitaba mucho cuando Harry se las decía al oído.

Como era el caso en este momento.

-Adoro como tú agujero recibe mi gran pene y amo ver como te lo tragas todo.- Harry empezó a desvestirlos nuevamente. -Lo tomas tan bien, y cuando gimes mi nombre juro por Merlín que es música para mis oídos.

-Harry...- Gimió suave Draco.

La mano de Harry entró en el trasero de Draco sin pudor.

-Mírate, todo lubricado con mi semen, ya no necesitas un lubricante externo, estás mojado de mis fluidos desde la última vez que hicimos el amor, hace una hora. ¿Quieres que te vuelva a coger, Dragón? ¿Estás tan hambriento de mi polla?

-S-sí....ahhh, me gusta como me...me ha-hablas, cariño.

Con una mano siguió dentro de Draco y con la otra masajeo la polla del rubio, mientras lo besaba en el cuello.

-Tan buen niño para mí, tengo al niño más bueno y perfecto del mundo. Todo de ti me encanta, tus labios, tu cintura, tu culo y el pequeño pene que tienes.

-No, no es pequeño, Harry.- Las caricias aumentaban y el placer iba en aumento.

-Lo es. Es un pene pequeño, tan perfecto que ahora solo sueño con follarlo con mi boca todas las noches. Soy tan afortunado.

-Lo eres.- A pesar de estar nublado de placer, el carácter y orgullo Malfoy salía de Draco.

Harry se rió.

-Agradezco por cada día contigo, eres tan hermoso.- Con lentitud, Harry colocó a Draco boca abajo y abrió sus piernas sin vergüenza alguna. Vio embelesado como el agujero rosa de Draco estaba pidiendo a gritos algo que succionar.

-Harry, basta de tantas burlas.- Draco juraba que en cualquier momento se iba a correr.

El pene de Harry lo invadió como una vieja amiga, causando que el rubia se sintiera completo después de tanto tiempo sin estar dentro de él. Cada embestida fue tomando fuerza, hasta que Draco solo gritaba por lo salvaje que estaba siendo Harry. Era diferente a las otras veces, en esta ocasión no le importó los deseos de Draco, solo lo tomó sin pedir permiso.

Y Draco amó cada segundo de esta versión de su prometido.

-Se siente tan bien.- Harry abrió todo lo que pudo las piernas blancas de Draco y se acercó para besarlo. Mientras seguía follandolo, los gemidos y las palabras sucias no pararon.

-Tan bueno para mí, eres un auténtico príncipe que ama ver como el feroz dragón se lo coge ¿verdad?

-Sí, sí, amor. Me....me encan-ahhh....- Con una última embestida Draco llegó al cielo y se corrió deliciosamente.

Segundos después de otras metidas y sacadas del pene del mayor hacia el trasero del rubio, Harry también se vino. Ambos cayeron agotados con sus respiraciones agitadas.

-Descansa.

-Descansa. Te amo.

-Te amo, mi lindo Dragón.

-Me encanta que los días sean así, Harry.

-¿Cómo?

-Tan tranquilos, quiero que siempre sean así.

Harry no dijo nada.

Besó a Draco y lo abrazó hasta que ambos se durmieron para descansar.

Al cabo de unas horas Harry despertó y esperó pacientemente. No sabía el motivo o la razón, pero su instinto le dijo que pasaría hoy.

Y su instinto nunca se equivocaba.

Al cabo de una hora despues, un avión de papel cayó justo en las piernas de Harry.

Su humor desapareció inmediatamente. No la había abierto cuando ya estaba parándose y caminando hacia la entrada de la mansión.

Al llegar al lugar y traspasar las barreras observó el pequeño objeto con forma reloj de arena. En ese momento, Harry abrió la nota.

"Es hora"

Harry miró hacia atrás donde había dejado a un Draco dormido y suspiró con desgana.

-Mas te vale que seas alguien importante.

Muchos dirán que Harry no tenía cuidado o no estaba siendo precavido al tomar un traslador extraño, pero la mente del castaño solo podía pensar en los cientos de sueños que tuvo en las vacaciones sobre una serpiente negra, su familia nueva y una sombra al lado de su padre.

Harry no creía en toda la mierda que la profesora Trelawney hablaba en sus clases, pero estaba tan confundido que simplemente cerró los ojos y confío en que las respuestas las conseguiría con esta persona.

Además, aún no olvidaba que ese extraño había roto sus barreras de protección y eso le molestó muchísimo. Sin más preámbulos, se concentró en el tirón que sintió cuando tocó el reloj de arena.

__________________________________________

El semen de James corría desde el agujero de Tom hasta sus piernas. El menor solo se centró en sentir lo caliente que estaba el interior de su trasero.

-¡Sí! Más duro cariño, te sientes tan bien.

-Estoy cansado, ángel.

-Podemos parar. Si quieres puedo buscar a alguien para que...

Tom no terminó de hablar, porque James lo tomó del culo y lo hizo girarse. Ahora el menor estaba contra el colchón, con sus piernas abiertas y sintiendo todo el gran peso del mayor mientras éste lo embestia.

-No me hagas chupetones, tengo una reputación que mantener.- Dijo Tom aún gimiendo.

-Ya no más chupetones.- Decía James mientras le hacía otro chupeton en su cuello. Otro en su clavícula y otro en medio del cuello y el inicio de su oreja. -Tan lindo, tan perfecto. Te gusta tanto hacerme enojar.- La polla entraba y salía con ímpetu del agujero del menor, los gemidos estimulaban mucho al castaño para follarlo más duro. -Eres tan provocador.

-Solo contigo, cariño.

-Con nadie más.- Ordenó James. -Yo soy el único que puede tocarte, que puede hacerte reír. El único que puede follarte.

Las lágrimas de placer de Tom no se hicieron esperar. Tomó al Griffindor del cuello y lo atrajo aún más cerca.

-¿Te gusta cogerme?

-Me gusta...- James lo miró. -Me gusta la confianza que tienes en mí. En saber que estás lo suficientemente cómodo conmigo para verte así de vulnerable.

-No soy vulnerable, precioso. Soy más fuerte que tú.

-Sabes que no habló de la fuerza física. Sé perfectamente que podrías convertirme en una uva pasa con solo pensarlo.

Tom lo abrazó más y buscó su polla.

-Serías la uva pasa más rica y sexy de todas.

James soltó un pequeño gruñido de fingida molestia.

-Oh, por Merlín. Estoy tratando de tener una conversación seria, ángel. No te distraigas.

El menor se movió rítmicamente y ambos gimieron.

-Tu pene aún está hinchado y grande en mi trasero, así que creo que no soy el único distraído en la habitación.

-No es mi culpa, es tuya.

-¿Mía?

-Sí. Solo mírate, sería imposible no ponerme duro con ese cuerpo y esos ojos que me van a matar un día de estos. Debo empezar a mantener mi defensas altas contigo.

-Jamás.- Dijo un serio Tom. -Nunca habrá barrera física o emocional que nos pueda separar. Yo me encargaré de ello, amor.

-¿Crees que hay una barrera entre nosotros?

Tom sonrió y besó al hombre mayor.

-Hay una barreras que está atormentando. Pero no debes preocupar esa linda mente, ya te dije que yo me ocuparé de todo.

-No entiendo. Si estás hablando de Harry, por favor, no quiero que hagas nada. Ya te dije que yo me encargaré de ese asu...- Un mareo llegó de manera repentina a la cabeza de James. Fue tan fuerte que tuvo que cerrar los ojos un momento.

Tom lo miró y poco a poco salió de su interior con mucha tristeza.

-Te dije que yo me encargaría. Aunque es una pena, no creí que hablaríamos tanto y no tuve la oportunidad de venirme.

James lo miró con un aire acusador.

-¿Me drogaste?

-"Drogar" es una palabra muy fea, amor. Te di algunos calmantes para que te relajaras y durmieras sin preocupaciones. No creas que no sé que tienes días sin dormir por la situación de Harry. Duerme, yo me ocupo de todo.

-Eres un hijo de p....- James cayó de lado izquierdo de la cama como un peso muerto. Tom le dio un último beso y le colocó la sabana.

-Ya verás que cuando despiertes te encontrarás a tu hijo todo cursi por volver a verte y aceptando nuestra relación.

"¿Y si no lo entiende?" Una vocecita me preguntó en mi cabeza.

-Si no lo hace...- Dije con aire distraído caminando por el pasillo de la mansión ya vestido. -Si no lo hace, tendré que obligarlo a entender.

Justo cuando estaba enviando el avión de papel, una respiración me hizo ponerme alerta.

-¿Crees que Harry te aceptará con los brazos extendidos y te dirá "Papá"?

Miré al hombre.

-No precisamente con una sonrisa, pero ya no tiene doce años y creo que ya está comprometido, obviamente me dará el derecho a explicarle las cosas.

Una risa gruesa salió del señor X.

-Te estás cogiendo a su padre, jamás te verá con buenos ojos, y menos sabiendo que James y Lily fueron el máximo ejemplo de amor que tuvo toda su infancia gracias a los cuentos e historias que sus tíos le contaban.

Los celos crecieron en mi pecho como un fuego abrazador.

-Lily está muerta.- Dije sin delicadeza. -James es mío, si Harry intenta alejarlo de mí...

-Calmate tigre, solo te estoy previniendo.- Justo cuando me iba a ir, el mayor me llamó, cuando me volteo la cara para verlo, éste me sonríe con maldad.

-Por cierto, creo que olvidas algo.

-¿Qué?- Dije con extrañeza.

-Tu pago por ayudarme esa noche en Azkaban.- Me apuntó con su varita. -Creo que necesitarás mucho más que tu varita cuando Harry descubra la verdad y quiera matarte.

Sin esperarlo, una magia descomunal se abalanzó sobre Tom, generando que se desestabilizara y cayera. El chico podía sentir como su núcleo mágico empezaba a romper todos los bloqueos que no sabía que tenía.

Al cabo de unos minutos, Tom se levantó y miró al hombre. Con rapidez le lanzó una bola de fuego, que el mayor desvió con su varita en el último segundo sin siquiera preocuparse o pestañear, causando que un gran agujero desastroso estuviera en la pared. La magia irradiaba en cada poro del menor con un aire aterrador.

Tom lo miró.

-Nunca más vas a volver a tenerme presionero, no te lo voy a permitir ¿Entendiste?

-Por supuesto.- Sin perder el ritmo le sonrió al adolescente. -Se te hace tarde para tu cita.

Justo cuando Tom se fue por la chimenea lo último que escuchó fue:

-Si logras salir con vida de la furia de Harry, estaré muy impresionado.

-Jodete.- Con una última mirada, Tom utilizó la chimenea y se fue.

El hombre mayor se levantó poco a poco de la silla y fue a la habitación de Tom, donde sabía quien estaría allí.

Cuando abrió la puerta vio a un desnudo James petrificado, durmiendo como bebé.

-Que lindo, duerme como un ángel...lo detesto.- Con su varita invocó un contrahechizo a la posible droga que el pelinegro le dio a su pareja y lo convirtió en un gran valde de agua. Un segundo después, un James empapado gritaba por la reacción de su cuerpo hacia el agua helada.

-Puta madre, está helada.- Dijo restregando su cara. -¿Qué haces aquí?- James se tapó rápido.

-No hay tiempo bella durmiente. Vistete, iremos a dar un paseo.

-¿A dónde? No tengo tiempo para tus juegos mentales, tengo que impedir que...

-¿Quieres ver una batalla que marcará un antes y un después en la vida de tu hijo y Tom?

-¿Sabes donde está Tom?

El idiota X sonrió.

-Yo lo sé todo. Rápido, no hay mucho tiempo, debemos llegar antes que los demás y tomar los mejores asientos.

-¿Quienes más llegarán? No entiendo nada.

-Tengo la ligera sospecha que tus amigos también formarán parte de este circo en pocos minutos.

-¿Cómo lo sabes?

El hombre lo miró sin vergüenza.

-Porque yo los llamé.

Y con eso dejó solo a James para que se alistara.
____________________________________________

El traslador había dejado a Harry en un gran bosque que, a diferencia del bosque prohibido, este lugar tenía árboles más grandes, enredaderas y lianas en todas partes; y caminos y arbustos que obstaculizaban el caminar de una persona.

-El lugar perfecto para hablar ¿no crees?- La voz puso alerta a Harry y dándose la vuelta por fin pudo ver al causante de esta reunión.

-¿Tom Riddle?- Preguntó sin creérselo Harry.

Tanto Harry como Tom se miraron.

Tom con una mirada desafiante y Harry con una cara de confusión. El menor inclinó la cabeza y miró al otro chico.

-¿Yo no te había matado?

Tom lo miró y trató de contener la ira y la vergüenza que aún recordaba de ese tiempo.

-Lo hiciste.- Concedió el joven. -Pero como puedes ver, olvidaste que le diste mi vida al señor X y te olvidaste de mi existencia.

-¿Quién?- Harry estaba el doble de confundido, pero muy alerta. -No sé de qué me hablas.

-El tipo que me tuvo por un buen tiempo en una mansión con una correa en el cuello por orden tuya y me secuestró en una jaula de oro.

-No sé de qué estás hablando. Yo no soy de las personas que secuestran, soy más de las que matan y luego preguntan. Tú deberías estar tres metros bajo tierra, en la cámara de los secretos, pudriendo tu cuerpo por el tiempo en descomposición o siendo comida de mi Basilisco. Fue ahí donde recuerdo haberte dejado.

Tom no podía creerlo.

El hijo de puta del idiota X o había Obliviado a Harry o nunca tuvo órdenes del chico para retener su magia. Ahora que lo piensa, cuando despertó en esa mansión, fue el señor X quien le dijo que Harry le había perdonado la vida y que ahora le debía muchas cosas. Pero eso pudo ser una gran mentira.

Mierda, ni siquiera conocía el nombre del idiota. Y lo peor de todo: Había dejado a James en la mansión desprotegido.

-Esto fue un error. Debo...debo estar en otro lugar, hay alguien que podría necesitar mi ayuda.- Que idiota era, es por eso que el tipo no dijo nada cuando me fui de la mansión. Justo cuando Tom iba a usar el traslador, el artefacto fue levitado a los pies de Harry.

-¿Te vas tan pronto?- Dijo con burla Harry.

Es verdad, pensó Tom. Él había citado a Harry para hablar y eso iba a hacer. Si el idiota X, como le decía James, los quisiera muertos, ya lo habría hecho. Así que respiró y miró al chico.

-Quiero hablar contigo de lo que me ha pasado en los últimos años.

-No me interesa.

-Créeme, te interesa y mucho.

-Lo único que sé es que llegaste, pasaste mis protecciones y arruinaste mi momento íntimo con mi niño, así que tienes que pagar una penitencia.

El humor de Tom, que ya estaba al borde, por pensar en la seguridad de su pareja, se terminó de deteriorar.

-¿Qué vas a hacer?- Dijo el mayor. -Ya no soy un recuerdo débil que pudiste vencer y controlar como un títere.

-¿Recuerdas que te sucedió en segundo año?- Un Harry levantó, con lentitud, su mano y hechizó a cientos de lobos detrás de él. Las criaturas le gruñian al otro Slytherin. -¿Quieres revivir esos bonitos momentos de la cámara? Mis amigos te quieren conocer.

Los lobos se veían imponentes y peligrosos.

Tom se burló.

-Oh, lo recuerdo perfectamente, y te puedo asegurar que eso no volverá a pasar.- Tom también levantó la mano y de la tierra empezaron a salir miles de serpientes de un tamaño exagerado. Muchas le llegaban a la cabeza al menor.

-¿Crees que me asustas?- Preguntó Harry. Aunque, lo que sí le sorprendió es que el tipo hiciera magia sin varita, ya que no recordaba esa parte, pero eso no lo iba a decir.

-No quiero asustarte. Quiero hablar contigo, pero si esta es la única manera de que me concedas un segundo de tu valioso tiempo, ¿Quién soy yo para arruinarte la diversión?

Harry se rió.

-Que así sea.

Ambos lanzaron su magia al mismo tiempo. En el segundo en que sus maleficios hicieron contacto, una gran explosión emergió entre ellos, dando paso a la pelea entre los animales y entre ambos magos.

Cada uno corría por el bosque y lanzaba hechizos mientras se escondía en cualquier árbol para evitar recibir el impacto del maleficio del otro. Así estuvieron por un buen rato, esquivando encantamientos y saltando de un lado a otro. Harry llegando hacia el menor y Tom tratando de gritarle que lo escuchara.

-Si me dejaras explicarte...- Decía Tom, evadiendo los hechizos cada par de segundos. -Ya no soy uno de los malos, idiota. Soy gris.- Decía el hombre refiriéndose a que no estaba en ningún partido político y apoyaba cualquier tipo de magia. -Ya no tengo ese pensamiento arcaico y supremacista de acabar con los Muggles, ese es Voldermort, no yo. Escúchame, mierda, yo...

-No me importa si eres gris o rojo pasión, lastimaste a Draco y al parecer aún sigues respirando. Eso es un cabo suelto en mi lista.

Tom se burló con cansancio.

-Créeme, hago mucho más que respirar.

-Estaré encantado de una demostración.

Con su magia sin varita Harry levitó cientos de piedras gigantes que sacó por debajo de las piedras y se las lanzó a Tom. El mayor, cansado de solo protegerse, detuvo cada una de las rocas y se las devolvió a Harry, causando que una de ellas le rozara la mejilla y saliera un poco de sangre.

Harry silbó.

-¿Impresionado?- Le dijo Tom.

-He sobrevivido a la muerte desde que nací, tus actuaciones de circo no me impresionan.

En un segundo, Tom lanzó una gran protección que inmovilizó a Harry. Eso le dio una ventaja.

-Escucha, quiero hacer las cosas bien. Quiero crear mejores leyes que protejan a los niños nacidos de Muggles y que no perdamos nuestra magia. Nadie se da cuenta que eso puede pasar si seguimos juntandonos con los no magic. Quiero tener un puesto en el ministerio y escalar hasta que pueda lograr mis metas.

-¿Cuáles metas? Matarnos a todos desde el interior.- Lanzó Harry, tratando de salir.

-No, he estado juntando fuerzas por años, he ido a tomar mis EXTASIS, he hecho todo al pie de la letra y de manera legal. Voldermort y yo somos personas diferentes de un solo núcleo. Fue él quien hizo todos esos errores, fue él quien quiere acabar con todos, es él quien aún te persigue, yo no quiero nada de eso. Si me das una oportunidad de enmendar todo lo que hice, sé que podremos crear un mejor mundo mágico y yo podré sentirme digno de estar de la mano con....

Un grito de dolor lo hizo callar. Las raíces de los árboles lo retuvieron y empezaron a crearle verdugones en las manos y el cuello, provocando un dolor intenso en el mayor.

El castaño salió de las protecciones y lo miró con odio. Él también estaba cansado, pero no iba a permitir mostrarlo en su rostro.

-¿Terminaste con tu discurso preparado? ¿Quieres que te crea y ahora todos somos amigos sin más? Creí que el adolescente inmaduro era yo. Vamos a ver cuánto soportas los nuevos hechizos que aprendí.

Harry, se estaba levantando con fuego en sus manos, listo para lanzarse contra Tom, pero una mano lo detuvo.

Iba a mandar al infierno a la persona que lo estaba tocando, pero cuando se dio la vuelta, su cerebro se paralizó por un segundo.

-Harry.- Draco y todos sus amigos y familiares estaban ahí. Con caras confundidas y muchas preguntas en su mente.

-¿Qué diablos?- Preguntó Snape.

-Volví a dejar el agua hirviendo.- Se lamentó Sirius. -Espero que esta broma no me tome mucho tiempo.

-Ya no puedo tener ni una jodida cita en paz con mi pareja.- Se quejó Lucius. Remus solo sonreía con simpatía y veía todo a su alrededor.

-¿No estábamos en casa de tu cuñada?- Pansy dijo.

-La dejé con la cena lista y desapareci. Victor va a matarme.- Se lamentó Blaise.

-Ya estoy acostumbrada a esto.- Una Luna sonriente empezó a tomar los tulipanes que estaban a un lado de ella, sin prestar atención a su alrededor.

Todo parecía sudrealista, pero lo que Harry no podía dejar de ver es a la persona que le había detenido, segundos antes.

Frente a él estaba su padre

Su padre en carne y hueso.

-Hijo.- Dijo James con una sonrisa tranquilizadora. -Harry, soy yo. Soy yo hijo, estoy aquí. Por favor, para todo esto. Tenemos muchas cosas de que hablar.

La mente de Harry iba a mil por hora, su cerebro estaba viendo a su padre, pero su cuerpo no reaccionaba.

-¿Pa...padre?- Mierda, claro que era su padre. El menor lo miraba de arriba a abajo y se frotaba los ojos con fuerza.

-Yo también reaccioné así, Harry.- Dijo Sirius. -Pero si es James, reconocería ese horrible cabello donde fuera.

-Lo que Sirius quiere decir es que debes parar la pelea y darte un respiro para escuchar todo lo que ha pasado en los últimos años.

Severus estaba sin palabras. Juraba que Sirius la iba a pasar muy mal por no decirle sobre esto. Cuando lo miró con una cara que prometía dolor, el castaño soltó un chillido y se escondió detrás de Lucius.

-A mi no me metan en sus asuntos, solo estoy aquí porque los cubiertos al parecer se convirtieron en un traslador.- Remus asintió para darle la razón. A él también le sucedió un segundo después de ver a Lucius desaparecer.

Severus asintió.

-Igual mi caldero de pociones.

-Y el espejo del baño de mi cuñada que me odia.

-Y el perfume que me estaba poniendo.- Dijo Pansy.

-Las escaleras siempre te transportan a nuevos lugares.- Dijo Luna aún en su mundo.

-Yo solo estaba haciéndome un café.- Se lamentó Sirius.

Harry ignoró todo y miró a Draco, quien le devolvía una sonrisa mientras veía a James. El chico con lentitud se acercó más a su padre y con una mano le tocó la mejilla.

-Hola hijo.- James le sonreía con los ojos llorosos. -Es tan bueno verte frente a frente, después de tanto tiempo.

En un segundo Harry iba a quemar este lugar y al siguiente sujetó a su padre entre sus brazos con los ojos cristalizados.

-Yo lo sabía.- Dijo Harry con la cabeza en el cuello de su padre. -La magia que sentí tan familiar, los sueños, todas las señales. Yo sabía que alguno de los dos estaba con vida.- Harry sabía que si su padre estaba aquí, junto a él, eso significaba que su madre estaba muerta y no tuvo la oportunidad de este milagro y eso lo entristeció mucho, ya que solo había sentido la magia de una persona, pero en este momento, en el gran abrazo de oso que su padre le daba, eso ayudaba a calmar su triste corazón.

-Mierda, tengo tanto que contarte.- Le sonrió.

-Puedo imaginarlo.

-¿Cómo?- Quiso saber Harry. -¿Quién hizo esto?

James perdió la sonrisa y lo miró serio. Colocó una mano en su nuca y le dijo.

-La persona que quieres lastimar es la persona que fue alguien fundamental en mi regreso a la vida, hijo. Tom me ayudó mucho.

La alegría de Harry murió. Miró a Tom y su magia salió de su cuerpo en alerta hacia el otro hombre, que ya se había liberado de las raíces y tenía cara de pocos amigos mientras se curaba sus heridas.

-Tal vez no lo sabes padre, pero ese hombre que intentas proteger, lastimó a mi prometido.

-Todo fue muy confuso en segundo año, hijo. Tom no quiso lastimar directamente a Draco, él hubiese escogido a cualquiera que tuviera el diario para volver a tener una vida.

Harry lo miró confundido.

-¿Cómo sabes eso?

James le sonrió con vergüenza.

-He estado "Despierto" desde hace algunos años. Estuve en un cuadro mágico, desperté y me ayudaron a volver a la vida hace casi dos años. Sé la mayoría de las cosas que han sucedido. Sea porque Tom me lo dijo o porque lo he visto de primera mano. Pero te puedo asegurar que Tom no representa un peligro para nadie, ni para mí, ni para tu prometido, todos estamos a salvo.

Harry se enojó y vio al pelinegro.

-¿Me estás diciendo que este hijo de puta nos ha estado espiando desde hace años.

Oh, eso sí que no. Tom ahora estaba molesto.

-Nunca me ha interesado tu vida. Si hubiese tenido algo que opinar al respecto, nunca te hubiese ayudado.

La magia de ambos estaba echando chispa. Sin esperarlo, no se sabe quien fue, pero alguno de los dos hombres levitó a James y a todo aquel que estuviera cerca de ellos y los lanzaron lejos. Los árboles empezaron a marchitarse y todo a su alrededor empezaron a convertirse en trozos de madera y ramas en el suelo, debido al gran núcleo de magia que transmitían los dos magos.

-¿Y qué? ¿Debo agradecerte de que no mataste a Draco? Nadie que ha lastimado a mi chico ha vivido para contarlo.

Ambos se acercaban con su magia alrededor de ellos. Se podía sentir en el aire la densidad del poder entre Harry y Tom. Lo peor es que ambos núcleos eran muy parecidos, así que no se sabía quien podría lastimar más al otro.

-Esto está más intereresante que la cena aburrida de mi cuñada.- Susurró alguien.

Todos quisieron golpearlo, pero seguían sin apartar la vista de los dos chicos que se miraban con la muerte escrita en sus ojos.

-Aún vives, eso es una desagradable molestia para mi reputación. Debí destruir el diario en ese momento, junto con su recuerdo.

-Solo atrévete a tocarme y verás que ya no soy un mero recuerdo.

Ambos lanzaron hechizos contra el otro, provocando que los conjuros chocaran con fuerza otra vez y los árboles que quedaban de pie se incendiaran por tal magnitud de energía mágica.

-No me diste oportunidad de explicarme y cuando intenté hacerlo no le diste validez a mi palabra, no te quejes ahora, porque no me contendré.

-Basta de tanta plática. Hagamos un poco de ruido con tus gritos.- Harry lanzó un Crucius, que fue casi tomado por Tom.

-HARRY, ESPERA.- James quería ir hacia ellos, pero una barrera invisible lo detuvo.

-Ambos están en su propia mundo, Potter.- Dijo Lucius. -Nadie saldrá o entrará sin el permiso de esos dos a esa barrera mágica.

-Harry debe saber que todo ha sido un error, que Tom no es malo, que es mi pareja y....

-¿QUÉ?- Gritaron los chicos.

-Oh, esto no tiene precio, es mil veces mejor que comer caracoles y langosta con la Snob de tu cuñada.- Pansy dijo sin rechinar.

-¡Oye!....aunque es cierto.- Blaise seguía mirando la escena. Luna, quien ahora estaba llena de flores en todas partes y no se sabía en que momento hizo una corona con ramas y orquídeas rosas, sonreía.

-Ambos se convertirán en grandes amigos.

Todos miraron a la rubia como si estuviera poseída. Miraron al frente y vieron como ambos chicos se estaban peleando hasta casi matarse y luego miraron a la chica otra vez.

-Sobreviviste muchos años, es tiempo de solucionar eso.- Dijo Harry.

-Tú, en cambio, no habrías sobrevivido ningún año después del segundo si no hubiese sido por mi ayuda.

Harry se rió y esquivó un maleficio. Lanzó muchas bombas de fuego y miró a Tom.

-Nunca me ayudaste en nada, ¿de que mierda hablas?- Cansado y preso del dolor por algunos maleficios que lo impactaron, el menor seguía lanzando encantamientos cada segundo. Los animales que habían conjurado ya estaban muy heridos también.

-¿Quién crees que fue la persona que salvó a Sirius Black de Azkaban cuando el idiota se lanzó al vacío con Petter? Fui yo. ¿Quién crees que conjuró el Patronus en forma de Serpiente para ayudar? Lo hice yo, porque su estúpido plan fue eso: muy estúpido.

-Era un buen plan en mi cabeza.- Se lamentó el Black lejos de ahí.

-No lo fue, Sirius.- Severus lo miró.

Harry lo miró con una cara de asesino que Tom ignoró. Los hechizos seguían, mientras Harry lanzaba maldiciones, Tom se estaba cansando y empezó a lanzar compulsiones también.

-¿Quién crees que salvó tu pálido trasero en cuarto año en el cementerio? ¿Crees que mi Yo del futuro no iba a matarte en ese momento? Claro que lo iba a ser, pero yo te ayudé.

Todos los rodeaban a una distancia lejana, observando la batalla entre ambos hombres. Aunque quisieran ayudar no podían, ya que los núcleos de ambos crearon obstáculos en todas partes.

Con las respiracion agitada y enojado del cansancio, Harry le lanzó un Cruciu a Tom que lo hizo caer. Con resistencia, el mayor tomó el imperdonable y absorbió su magia.

-YO TE AYUDÉ POR AÑOS.- Gritó Tom. Tomando el maleficio entre sus manos se lo lanzó a Harry, quien lo esquivó por muy poco. Tom ya no estaba en sus cinco sentidos, lanzaba bolas de magia que contenían Crucius por todas las direcciones en las que veía a Harry. -HUBIERAS MUERTO EN ESE CEMENTERIO SI NO FUERA POR MÍ.

-¿Y DESDE CUANDO ERES UNA BUENA PERSONA?- Gritó enojado Harry de vuelta al mayor.

-DESDE QUE ME ESTOY COGIENDO A TU PADRE.- Con ese último grito, Tom lanzó toda esa energia acumulada hacia el cielo y las barreras se quebraron y el lugar permaneció en silencio.

Harry se paralizó en medio de la batalla. Con pasos lentos y pesados caminó directamente al otro.

-¿Qué acabas de decir?

-Oh, ahora si me quieres escuchar ¿cierto? Pues, jodete. Intenté hablar y que entendieras que yo no soy tu enemigo, que el enemigo real está tomando fuerza y se prepara para acabar con todos nosotros, pero si solo eres un niño que no quiere escuchar, pues bien. La única persona que me importa lo que piense es James Potter y él me ama y me acepta, así que sí: Jodete, Harry Potter.

Harry miró a su padre.

-Es lo que intentaba decirte hijo, si te calmas y nos das tiempo de hablar sobre todo lo que ha pasado, podemos....

-¿Qué le hiciste a mi padre para tenerlo a tu merced? ¿Fue el Imperius?

-¿Qué? No hijo, Tom no ha hecho nada, fui yo quien...

-Te gustan los imperdonables, ¿verdad? Veamos si logras tomar un Crucius combinado con otro maleficio.

Tom se puso alerta y dio unos pasos atrás.

-Eso es imposible. No sé puede combinar hechizos.

-¿Imposible para mí? Eso no existe en mi mundo.

Harry lanzó un Crucius que no tenía el típico color dorado, este era de un rojo intenso. Tom, solo lo esquivó por un segundo.

Lo que no sabían es que al quitarse del medio, Draco estaba justo detrás.

-DRACO.- Gritó Harry con pánico.

-HIJO.- Gritó Lucius.

El rubio estaba esperando que el dolor le calara en los huesos, pero no pasó nada. Al abrir los ojos vio como Tom absorbió el maleficio y cayó al suelo otra vez por el agotamiento de la pelea y un grito desgarrador todo por salvar al rubio.

-TOM.- Fue el turno de James de gritar con miedo y correr hacia su pareja. -¿Dónde te duele?- Vio a su hijo con rapidez. -Hay que llevarlo a San Mungo.- Miró a Tom. -Los dos están muy heridos, debemos...

Tom, para sorpresa de todos, concentró el imperdonable y lo redujo a una pequeña bola de fuego bermellón. Miró a Harry y con resistencia, tomó el maleficio y se lo acercó a su pecho, absorbiendo su poder.

-Mierda.- Dijo alguien.

Tom se levantó y lo miró directamente.

-No soy tu enemigo.- Luego miró a James con súplica en sus ojos. -No quería que te enteraras de esta forma sobre mi nueva particularidad. Juro que antes no podía hacerlo.

-¿Puedes tomar los hechizos que te lancen? ¿Qué mierda?

-Puedo hacerlo.- Dijo Tom. Luego miró a Harry. -Nunca tuviste oportunidad contra mí. No sé porqué puedo hacer esto, pero lo descubrí cuando ayudé a tu tío en Azkaban. Alguien me lanzó un Crucius y otra persona me lanzó un Desmaius. Solo pensé en tomar ambos hechizos y un segundo después, me estaba alimentando del poder de cada uno de ellos, gracias a eso, tomé más fuerza y salí de esa encrucijada. Desde ese momento, supe que podía absorber la magia que me lanzaran, así que te recomiendo que ya no me hagas enojar, porque no voy a seguir conteniendo mi magia.

-Podríamos tratar de entender mejor tu particularidad si te lanzamos un Avada.

-Harry Potter, para de una vez.- Sirius lo miró con seriedad.

-Es verdad, Harry. Draco pudo salir herido.- Lucius dijo.

Harry, quien ya estaba corriendo hacia Draco para abrazarlo, miró a Tom.

-No me gustas.- Le dijo Harry con el rubio en sus brazos. -Estoy casi seguro que también serás un Lord oscuro justo como Voldermort.- Miró a su padre y a Draco, quien le sonrió. -Pero...supongo que todos merecemos el beneficio de la duda.- Su rubio le besó la mejilla. -Pero si te atreves a tocar un cabello de las personas presentes en este lugar, yo mismo voy...

-Para con las amenazas.- Tom se levantó y fue directo a él. Harry también se le acercó. Ambos hombres fueron detenidos por los presentes, quienes se interpusieron entre ellos para no volver a jugar al gato y el ratón.

-Okey, ustedes dos deben empezar a verse como algo más que enemigos mortales.- Dijo James.

-Podemos hacer un ejercicio de regulación de emociones y calmar toda la energía negativa que tenemos.- Remus sugirió.

-Podemos dejar que se maten, como las peleas de perros.- Sugirió alguien.

Todos miraron a Severus y él solo miró a otro lado con una pose de molestia.

-La comida siempre es la solución a los problemas.- Dijo Luna con una linda sonrisa. -Las cenas son lindas y deliciosas.

-¿Disculpa?- Dijo Tom.

-¿Estás insinuando que todos tengamos una cena?- Preguntó con horror Harry.

-Creo que una cena podría ayudar a limar asperezas.- Estuvo de acuerdo Remus.

-¿Es un chiste?

-Esta cena no me la pierdo por nada del mundo.- Dijo Blaise frotándose las manos con maldad.

Todos se miraron con mil ideas de lo que podría salir mal en una habitación con tantas personalidades diferentes.

-Supongo que no es el fin del mundo.- Estuvo de acuerdo Tom, quien abrazaba a James posesivo.

Harry quería vomitar. Debía hablar muy seriamente con su padre y enterarse de toda la mierda que había pasado.

-Más les vale que haya helado de zanahoria o Draco y yo no iremos a ningún lado.- Dijo Harry recibiendo un golpe de Draco.

-¿Dónde será?

-En la mansión Black/ Potter/ Malfoy.- Dijeron los patriarcas de cada familia.

"Que Merlín nos ayude" Fue lo único que todos pensaron.

____________________________________________

A lo lejos, Tom no pasó desapercibido una sombra que estuvo parada ahí desde que todo este desastre comenzó.

-Que hijo de puta.- Susurró mirando directamente un punto entre los arboles que estaban muy lejos de ellos. -Mira que orquestar un plan dentro de mi plan es algo codicioso y morboso.

-¿Eso quiere decir que es un empate?- Dijo en voz alta el Señor X, lejos del lugar, pero presenciando todo. -Menos mal que no aposté.

Miró a Harry, quien besaba a Draco y era reprendido y alejado de él por Lucius y Severus. Estaba lejos, pero podía ver la sonrisa de ambos chicos.

-Te estás volviendo muy blando con todo lo que te rodea, Harry. Eso no traerá nada bueno si quieres enfrentarte a Voldermort y vencerlo. No puedo permitir que te conviertas en un debilucho emocional. Espero que no me defraudes o voy a tomar las cartas bajo mis propias manos.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Wenas.

No iba a escribir nada, porque estoy bloqueada, pero luego pensé en todos ustedes y lo mucho que quieren este harco y le dije a mí misma: mí misma, no hagas lo que no te gusta que te hagan cuando pausan tus ff favoritos. Así que aquí está.

No sé si está a la altura de la trama, pero lo hice con mucho cariño para ustedes.

Espero les guste. 💙

Chapter 20: Cena en familia

Summary:

Recuerden que no está editado

Ig: Maripaz_Arjona|Reseñas

Chapter Text

Se tomó la decisión de que la cena iba a ser en la mansión Black.

Bueno, mejor dicho, echaron un "piedra, papel o tijera" y ganó Sirius.

-Aún tengo el toque.- Se felicitó el hombre y sopló su mano que la tenía en forma de pistola para luego hacer la mímica de que la guardaba en su pantalón.

Severus solo rodó los ojos.

-Sigo sin saber ¿por qué estoy aquí?- Dijo el pelinegro.

Sirius lo abrazó con cariño.

-Porque eres mi pareja y esto ayudará a nuestra relación.

Severus lo miró extraño.

-Disculpa mi ignorancia y explícamelo con mamzanas, ¿Cómo nos ayudaría?

-Si la cena sale bien, eso significa que Harry está contento con Tom, si Tom está contento, eso significa que James estará contento. Si James está contento, eso significa que podremos salir y ponernos al día y eso me haría feliz y si yo estoy feliz....- Sirius lo besó inesperadamente y le mordió los labios. -Te prometo que te haré muy feliz a ti, nene.

-Lo único que me quedó de tu absurda lógica es que me harás feliz.- Dijo medio gruñendo y medio cariñoso.

Sirius lo tomó en sus brazos y lo siguió besando.

-Vaya, vaya, vaya...pero mira que escena tan linda me estás dado, querido amigo. Sin duda alguna está noche ya empezó a dar de que hablar.

Severus se alejó de Sirius, pero sin apartarse completamente de su toque y vio con odio al dueño de esa voz.

-Jodete.

El rubio no perdió la oportunidad.

-Creo recordar que fuiste tú el que dijo que nunca, jamás, bajo ningún motivo, volverías a estar con Sirius Black.- Se burló Lucius. -¿Qué sucedió?

-El poder de mi amor dio sus frutos.- Se enorgullece Sirius.

-Las súplicas dieron sus frutos.- Dijo en cambio Severus.

-Oh, no importa, sean peras o manzanas, la piña es igual en todas partes.- Dijo Sirius. -Si fueron mis súplicas lo que te convenció.- El hombre se acercó a la oreja del pelinegro y le susurró. -Entonces voy a suplicarte siempre.- Sirius empezó a abrazarlo y besarlo en todas partes de su cara, llegando a su oreja y mordiendo parte de ella.

Un escalofrío le llegó a Severus, causando que se alejara por inercia.

-Por Salazar ¿Qué hice para merecer esto?- Se quejó el hombre, pero Lucius se dio cuenta de inmediato que su amigo no se estaba alejando. De hecho, colocaba su cara un poco más cerca, para darle más espacio al perro y que éste tuviera lugar para besar. Así que fue sorprendente para el rubio que Severus, el hombre con un gran apego evitativo y que sufría de fobia social, estuviera siendo mimado y besado delante de personas.

Lucius iba a decir otra cosa, pero la cara nerviosa de Remus, a su lado, lo interrumpió de cualquier burla hacia su amigo.

-Cariño, deja se sobrepensar las cosas. Preparaste una perfecta cena, todo está listo, los cubiertos, la comida, la decoración es absolutamente impecable y el salon de baile es sublime.- Le besó la mejilla. -No debes preocuparte. Estás muy atractivo, por cierto.- Lucius vio como Remus cargaba un traje color terracota con detalles en dorado.

-No, el que tiene que preocuparse es otro.- Dijo Severus con mala cara. -Explícame de nuevo ¿Cómo es que tú estás aquí y Draco no vino contigo, Lucius?

El buen humor del rubio desapareció.

-Al parecer no soy lo suficientemente grandioso para acompañar a mi hijo a esta cena. Sus palabras exactas fueron "Siempre que estás con Remus te vuelves un manojo de nervios y tardas mucho en estar listo, yo me iré con Harry y buscaremos a su padre y a Tom" o algo así me dijo, dejé de escucharlo para mirar con odio a Harry y la arrogante sonrisa que me lanzó.

-Estás perfecto, cariño.- Dijo esta vez Remus para aliviar el mal humor de su pareja. Y es que el traje verde oscuro de Lucius lo hacía ver tan imponente y poderoso, que el castaño lo miró embobado por unos segundos.

Severus miró como ellos cuatro eran los únicos en la mansión.

-¿Y donde diablos están? Ya es muy tarde y este traje de pingüino me está dando comezón en lugares que nunca he tenido comezón.

Un ruido los calló. Segundos después se acercaron a la entrada para ver que sucedía.

-No te atrevas, Riyuu Salazar Malfoy a quemar esa...- Las palabras se detuvieron cuando una pequeña explosión causó que la puerta cayera en pedazos, dejando paso a un Dragón malhumorado, seguido de una gran serpiente y detrás de éstos a una de las parejas invitadas.

Draco entró con mucha vergüenza.

-Lo lamento mucho, mi padre pagará todas las reparaciones de la puerta.

-¿Qué yo qué...?- Se escuchó a lo lejos.

-No sé que le pasa, desde hace semanas está muy malhumorado y no sigue ninguna orden.

-A mí si me escucha.- Dijo Harry, pero una mirada asesina de Draco lo hizo sudar. -Quiero decir, está muy insolente, típico de un adolescente alborotador. Sólo escucha a Star.

-Hablando tú de ser un alborotador.- Se quejó Severus.

-¿Dónde están James y Tom?- Preguntó Remus para cambiar de tema.

-Al parecer el hijo de p....digo, de Tom estaba aún escogiendo que se iba a poner y mi padre nos dijo que nos adelantaramos. Como si esperarlo fuera muy importante. ¿Se cree de la realeza o qué? Yo no espero a nadie.- Luego besó a Draco en el cabello. -Pero a ti te espero siempre, cariño.- Decía el hombre mientras transfiguraba una piedra como una nueva puerta.

-Harry.- Susurró Draco mirando a dos adultos en específico. -Te dije que mantuvieras la calma frente a Severus y Lucius.- Susurró.

Harry miró a los hombres nombrados y rodó los ojos.

-Como si ellos no supieran que....¡AAHHH!- Harry gritó inesperadamente debido al gran pisotón que le dio el rubio en el pie.

-Eres el rey de las sutilezas.- Y sin más, se fue de su lado y entró a la mansión.

-Perdón, no quise decirlo así.- Draco no lo escuchaba y Harry fue detrás de él. -Cariño, perdón. Ya me callo...- Medio cojeaba el chico, haciendo sonreír a Severus y Lucius.

-Sí, la reunión está empezando de maravilla.- Decía Sirius con mucha seguridad.

Justo cuando Remus iba a darle un golpe a Sirius, alguien tocó la puerta. El castaño vio el reloj colgado en el salón.

-Seguro es James.- Dijo Sirius. -No soporta un minuto más sin estar hablando con su mejor amigo.- Dijo con orgullo y sacando el pecho, mientras arreglaba su traje el hombre.

Remus miró a Severus.

-Por favor.-

-Yo me encargo.- Dijo Severus a la súplica no verbal y le dio un golpe en el pecho a Sirius. -Más te vale que no arruines la noche para nadie o eso te costará caro.

Sirius se paralizó y se puso más derecho.

-Nunca lo haría, cariño.

Severus hizo un gesto con sus dedos y señaló entre sus ojos a los de Sirius, en una clara señal que decía "Te estoy observando"

Con un suspiro, Remus abrió la puerta.

-Hola, Ja.....- Sus palabras fueron cortadas cuando vio una gran melena sedosa y castaña.

-¿Qué haces aquí, Pansy? ¿Los chicos te invitaron?

Pansy miró a otro lado y frotó su nariz.

-Claro que lo hicieron.- Hasta Remus escuchó la mentira. -La mejor amiga buena onda no puede faltar en una cena familiar disfuncional.

-No creo que seamos disfu....

-Perdón por la demora, no sabía que vestido podía ir para la ocasión.

-¿Cuál ocasión?- Preguntó Remus. -Sólo es una tranquila cena.

La chica castaña lo miró con una cara de simpatía que hizo que Remus sintiera que se estuviera perdiendo de algo.

-Claro, señor Lupin.- Le dio una palmadita en el pecho. -Elegí el rojo, así que espero un gran entretenimiento.- Y entró en la casa.

Remus se golpeó la cara con la mano abierta y se la restrego. Cuando se iba a dar la vuelta, unas pisadas lo detuvieron para mirar de quien se trataba. Miró a la familia que tenía en frente.

-¿Y ustedes que hacen aquí?

-Mi hija dijo que era una reunión entre amigos y familia.- Dijo el señor Parkinson. Le estrechó la mano y señaló a su mujer. -Mi esposa trajo crepas de chocolate con trufas de fresa y albaricoque. Son las mejores en Gran Bretaña.

-Espero que les guste, hice para cincuenta invitados.- Sonrió la señora elegante levitando muchísimas bolsas a la casa.

-No somos tantos, señora Parkinson, no se hubiera molestado.- Dijo apenado Remus.

Cuando Remus los dejó pasar e iba a cerrar la puerta, alguien lo detuvo colocando el pie justo antes de cerrarse.

-Te dije que te veías hermosa mamá, casi no llegamos.

-Lo lamento cariño, pero no quería ponerme los diamantes, dijiste que hoy sería más memorable que la noche donde sucedió el juicio de Lord Potter, así que debía buscar los rubíes en la caja fuerte y me tardé en encontrarlos.

-Que bonita casa. Te compraré una igual en el caribe, esposa mía.- Dijo un señor guapo con acento ruso, mirando todo y sosteniendo a la señora Zabini de la mano.

-Amor, te dije que no seríamos bien recibidos. Esto es un asunto familiar.- Le dijo Victor Krum a su novio con una mirada de modificación.

-Tonterías, soy casi de la familia; claro que podemos venir.- Tomó la mano de Krum y la sujetó con fuerza. -Además, ese collar Persa que le diste a mi madre fue un gran acierto, hace juego con sus rubíes. Eres muy inteligente.- Le sonrió.

Victor sacó el pecho con arrogancia.

-Solo lo mejor para tu madre, lindura.

Ahora fue el turno de la señora Zabini de regodearse. Mirando a su hijo, le dio una mirada calculadora.

-Me gusta.

Krum miró a su suegra y muy bajito le dijo.

-Si le gusto ¿por qué me envió un contrato que dice que si hago llorar a Blaise de tristeza me demandará y quitará todo lo que tengo? Ademas, decía que no aceptarían un contrato prenupcial. No estamos casados.

-Aún.- Susurró risueña la mujer.

-¿Qué?- Se asustó Victor.

-No voy a permitir que mi hijo sea botado solo porque tu hermana no vio que mi dulce chocolate es un alma sensible y volátil. Ese día tuvo un pequeño accidente y la chica hace todo un drama. No te preocupes, ya hablé con ella.

-¿Disculpe?- Volvió a decir el Búlgaro.

-Tú solo céntrate en las cláusulas de ese contrato y en agregar algo si gustas. Mis abogados lo leerán después.

Ante eso, Victor sonrió sin evitarlo.

-Claro, ¿cuál de todas ellas?. Las cláusulas que dicen "Hacerle reír por los menos cuatro veces al día" y la que dice "Comprarle una joya única cada veinte o treinta días", está también esa que dice "Llevarlo de viaje seis veces al año y no repetir país" oh, y mi favorita "Serle fiel hasta mi muerte"

-La legalidad es algo tan lindo ¿no te parece?- La mujer le hablaba como si no fuera gran cosa.

Lo peor de todo es que, al leerlo todo en su casa, Victor lo firmó.

Krum iba a decir otra cosa, pero Remus los interrumpió.

-¿Qué hacen aquí?- Ahora Remus estaba alternándose con tanta información de la familia Zabini que no sabía que hacer.

-Yo dije que esta cena no me la iba a perder.- Señaló a su madre. -Traje la voz de la sabiduría y la experiencia.- Señaló a Victor Krum. -Mi sexy hombre no puede faltar esta noche, se ha perdido mucho del chism....digo, de los acontecimientos que le ocurren a esta familia. - Luego señaló al ruso. -Tambien traje los músculos por si las cosas se ponen rudas. No me de las gracias.

-¿Rudas? Aquí nadie va a ponerse rudo.

-Querido, sé un encanto y cierra la puerta.- Dijo la señora Zabini.

-Sí, carriño.- Dijo su esposo con su acento muy marcado en las "R"

-Pero...- Intentó decir Remus viendo como madre e hijo caminaban como si fueran los mismos anfitriones. -Pero...

-De verdad lo lamento.- Se disculpó Krum y siguió a Blaise.

El ruso lo abrazó y lo estrechó, luego le señaló lo que tenía en sus manos y se lo empujó en el pecho a Remus.

-Crreo que vas a necesitarr esto, mi amigo. Es de lo mejorr que hay en la madrre patrria.- Remus solo vio el regalo que le tendía el hombre.

Una gran botella de alcohol.

-No necesitamos eso, hoy será algo tranqui.....

-Hola, perdón por la tardanza pero los cuervos no me decían la dirección exacta y tuve que darle la vuelta al trineo.- El señor Lovegood habló. -Por cierto, creo que mi caballo tomó tu jardín como sanitario, envíame la factura después, pero eso sería abono gratis, asi que no me den las gracias.- Y entró junto a una Luna con un vestido azul perlado y un lindo tocado plateado en su cabello.

Remus miró la botella y, sin decir otra palabra, la tomó.

-Bueno....somos más de los que creí.- Dijo nervioso una vez viendo a todos los presentes.

-No te preocupes cariño, mis amigos saben como comportarse.- Lo consoló Lucius.

-Aww, eres tan dulce.- Dijo Sirius.

Lucius lo miró sin emoción en su cara.

-Hablaba de la familia Parkinson y Los Zabini.

-¡Oye! ¿Yo estoy pintado en la pared o qué?- Se quejó Severus.

-Debido a que eres pareja del perro, no me extrañaría que ciertas acciones se te pegaran. Así que no estoy seguro de tu buen juicio.- Dijo burlón.

Severus lo miró con odio. Las palabras estaban explícitas en el aire aunque el rubio no las dijo. Pero el pelinegro entendió perfectamente. Lucius quiso decir:

"No me extrañaría que las pulgas se te hayan pegado"

-Hasta aquí llegaste, princesa.- Dijo Severus caminando hacia el rubio.

-Eso es, nene. Defiende mi honor.

-Cállate.- Dijeron Lucius y Severus al mismo tiempo.

Draco se interpuso entre ambos hombres y al hacerlo, un segundo después, Harry estaba detrás de él resguandando al menor, interrumpiendo cualquier ataque.

-¿Por qué no vamos al gran salón? Estoy seguro que James y Tom ya deben estar por llegar y estoy ansioso de probar las galletas de Remus. Todos saben que son las mejores.

Remus miró a Draco con gratitud en sus ojos.

-Eso suena perfecto, Draco. Por favor pasen y disfruten de la noche.

Con esa orden, la mayoría empezó a caminar hacia el sitio asignado. La mansión Black era conocida por ser misteriosa y estar llena de maleficios, pero también su decoración era simplemente majestuosa. La iluminación destellaba con un brillo impresionante. Los detalles en oro y plata se podían apreciar de manera muy elegante y cada lugar del salon gritaba "Dinero"

Con un suspiro, miró el gran salón, donde todos los presentes (invitados o no), estaban mirándolo, a la espera de instrucciones. Así que tomando la autoridad que nadie le dio, pero asumió, vio a todos con aires de profesor y empezó a recitar las reglas básicas para que está noche no fuera un desastre.

-Esta noche no quiero bromas, insultos, maleficios o imperdonables en la mesa o fuera de ella.- Dijo Remus. -Seremos civilizados y nadie.- Miró a Sirius y a Harry. -Actuará como niño pequeño ¿Entendido?

Todos asistieron.

-Las varitas.

-¿Qué?- Saltó Severus. -Eso no estaba en la invitación.

-Tampoco decía en la invitación que fuéramos tantas personas con un horrible manejo de la ira, pero aquí estamos.- Extendió una caja que había guardado para esta ocasión. -Entreguenlas.

Las personas se veían y nadie quería ser el primero en obedecer, hasta que Lucius y Draco lo hicieron para demostrar que todo estaba bien y nada podría lastimarlos dentro de la mansió. Un segundo después, todos se acercaban a la caja.

Cada persona empezó a tirar de su varita dentro de la caja con resistencia, pero todos aceptaron. Cuando le tocó a Harry, Remus le dio una mirada y le susurró cerca del oído. -Si haces magia sin varita, yo mismo te convertiré en un sapo verde y gordo, vamos a ver si Draco querrá besarte luego de verte así de feo ¿he sido claro?

[N/A: Te amo, Remus jajaja]

Harry asintió con la cabeza con mucho miedo.

Remus sonrió.

-No era necesario la amenaza.- Le dijo medio gruñón el chico.

-Para que me des toda tu atención, debo poner a Draco en la ecuación o podrías divagar y pretender engañarme con que no escuchaste nada.

-Yo jamás...

-Harry.- Medio gritó Draco, desde una de las ventanas gigantes del salón. -Esta noche se pueden ver todas la estrellas. Mira, ahí está el cinturón de Orion y mi favorita...

-Ya voy, amor.- Miró a su tío, quien tenía una ceja levantada como diciendo "¿Ves?, te lo dije" -Esto no prueba nada.- Y se fue al lado del rubio.

Severus se le acercó al hombre lobo y vio todo el desastre que se avecinaba.

-Ya sabes lo que dicen para tener a un pura sangre contento y controlar a casi veinte personas en un solo lugar.

Remus lo miró.

-¿Qué dicen?

Severus le sonrió.

-Ten sus copas siempre llenas.

Y eso hizo Remus.

Las galletas, los bocadillos y las copas de vino y Champán no se hicieron esperar, una vez todos estaban más tranquilos. La mayoría elogiaba todo lo que Remus había horneado.

-Necesito la receta.- Dijo la señora Parkinson. -Son las mejores que he probado. Deberías tener tu propia pastelería. Seguro ganarías miles de galeones.

-No, yo....no soy tan bueno, Lady Parkinson.

-Claro que lo eres.- Fue el turno de Lady Zabini de hablar. -Podríamos ser socios, he oído que Lucius ya....

-Lo siento querida, pero Remus tendrá que pensarlo y ver sus opciones.- Lo interrumpió Lucius y alejó un poco a su pareja. -Por Merlín, la amo, es una gran amiga y madre, pero puede ser tan inoportuna.

-¿Qué iba a decir?

Lucius lo miró con un leve rubor en sus mejillas.

-No sólo Lady Parkinson y Lady Zabini creen que tendrías éxito con una pastelería, yo también lo creo. Así que me tomé el atrevimiento de alquilar un puesto en el callejon Diagon para que puedas verlo y me digas si te gustaría la idea de ser socios. Ya tiene todo equipado con los materiales y lo que necesites para empezar, solo debes dar tu aprobación y ese lugar estará a tu nombre en cuanto digas las palabras.

-¿Qué?- Las palabras que salieron del Malfoy eran mucho para procesar. -Yo no voy a tomar tu dinero. Demonios, eso fue por lo que nos criticaron hace años. Por estar conmigo y porque pensaron que yo era un cazafortu.....

Una besó duro impactó los labios de Remus, callando cualquier queja.

-No eres y nunca fuiste un cazadortunas. Te amo, tengo mucho dinero y quiero hacerte feliz. Si juntas todas esas variables saldrá un gran negocio en el que sé que pondrás tu corazón y alma. Amas cocinas y hornear y yo te amo a ti, que mejor manera de hacerte feliz que apoyándote en algo que has querido desde Hogwarts.

El corazón de Remus se paralizó de tanto amor.

-¿Aún lo recuerdas?- Hace años, cuando eran pareja en la escuela, Remus hablaba sobre su mayor sueño y como éste era tener su propio lugar para hornear y ver las sonrisas de las personas cuando comían su comida.

"No tiene que ser grande.- Decía Remus en los jardines del castillo. -Estaría feliz con un pequeño lugar donde pueda vender mis recetas. Sé que no es un gran sueño, pero es mío"

Un Lucius de diecisiete años le sonrió con mucho amor.

"Es un gran sueño, amor. Estaría feliz de acompañarte en ese gran viaje"

"¿Juntos" Le dijo Remus, colocando su dedo meñique delante del rubio. El Malfoy lo besó y juntó su meñique con el de su pareja.

"Juntos"

De vuelta a la realidad, Remus no podía contener las lágrimas.

-¿Hiciste todo eso para mí?

Lucius lo tomó y lo atrajo hacia un abrazo reconfortante.

-Creé una ley mágica que tardó años en que fuera aprobada solo para que tuvieras los mismos derechos que yo. Esto es un día de campo comparado con eso.

-Te amo.- Dijo sonriendo Remus.

-Te amo.- Le susurró Lucius juntando sus frentes y volviendo a besar a su pareja, mientras se metían en las conversaciones de los invitados.

Todos empezaron a hablar con normalidad, hasta que Luna miró a su alrededor y sonrió.

-Que lindo, tienen estrellas que suenan.- Dijo acercándose al piano. Sin recibir una orden o preguntar, la chica se sentó.

-El piano es una antigüedad, linda.- Dijo Sirius. -Le faltan cuerdas y no creo que aún sirva para....- Su voz se esfumó cuando una hermosa melodía empezó a sonar del viejo piano. Se dirigió a Harry y le sonrió. -Tus amigos siempre me dejan sin palabras.

Harry sonrió y siguieron viendo a Luna y como la chica lanzaba su magia para que el viejo instrumento la obedeciera.

La música empezó a sonar en todo el salón, trayendo una tranquilidad en el ambiente.

[N/A: La musica era Second Waltz de Shostakovich en piano]

Al cabo de unos segundos de silencio el ruso se paró y extendió la mano hacia la madre de Blaise.

La señora Zabini le sonrió encantada.

-Ya te habías tardado, encanto.- Y juntos iniciaron un baile en el gran salón, mientras todos lo presenciaban.

-Esta canción es tan romántica.- Le susurró Lucius a Remus. -¿Quieres ser igual de loco que Lady Zabini y su esposo Mikhaelis?

-¿Sabes su nombre?- Nadie recordaba los nombres de los esposos de la mujer. -Quiero decir, yo...

Lucius se rió.

-Claro que sé su nombre, sería muy extraño no conocer a uno de mis socios.

Remus abrió tantos los ojos que las cejas casi se tocan su cabello.

-Será una discusión para otro momento.- Mientras la música seguía el rubio besó al lobo. -He perdido la práctica, pero espero estar a la altura.- Y levantó la mano hacia Remus.

El hombre encantado le sonrió.

-Tú siempre estás a la altura, Luci.- Tomó la mano y ambos siguieron a la pareja de recién casados en la melodía de las corcheas y las notas mas suaves y delicadas de la pieza.

Cuando Luna paró por un segundo y luego empezó a tocar de nuevo, la música cambió a un Vals con diferente ritmo.

El señor Parkinson miró a su esposa.

[N/A: Love Story de Indila en piano]

-¿Recuerdas esa canción, tesoro? La tocaron en nuestra primera cita.

La señora Parkinson lo miró con burla.

-¿Disculpa? Querrás decir que yo estaba en una cita y tú llegaste y le dijiste al pobre hombre que arruinarias a su familia con tantas demandas que hasta sus nietos tendrían que seguir pagando intereses después de su muerte sino se iba en ese momento y me dejaba a solas contigo.

El señor volvió a sonreír con nostalgia.

-Hermosos momentos.- Le extendió la palma de la mano a su esposa. -¿Bailas?

-¿Contigo? Toda la vida, querido.

Cada pareja bailaban un lento y suave vaivén entre sus cuerpos y los pasos clasicos y elegantes que les enseñaron desde pequeños. Giros y pisadas se oían en el salon de baile. El señor Lovegood bailaba con calma y a su propio estilo. Mientras la música crecía, los movimientos del hombre eran menos coordinados.

Vueltas y susurros entre las personas invitadas fueron llenando la habitación. Cada pareja iba al compás de la melodía y, mientras los hombres sostenían a sus parejas, los demás veían con una sonrisa la escena frente a ellos. Era muy extraño ver a los sangre puras bailar sin preocupaciones. Generalmente, debían controlar sus emociones y no actuar sin pensar para no general una mala impresión o crítica a su alrededor. Sin embargo, esa noche, con los presentes reunidos y en confianza, muchos de ellos se permitieron relajarse y disfrutar de lo que la noche les tenía preparado.

Cuando la mayoría de las parejas estaban en el centro de la enorme habitación bailando, Sirius sintió como le tiraban de su esmoquin.

Miró a su pareja, quien estaba rojo y miraba al suelo.

-¿Quieres...? Ya sabes.- Dijo Severus señalando con su cabeza hacia en centro del salón, donde las personas estaban bailando.

Sirius le sonrío tan enamorado.

-Solo si tú quieres, precioso. No quiero que te sientas incómodo.

Severus miró la pista de baile y luego al hombre. Con los labios temblorosos le dijo.

-Yo-bueno yo....sí, sí me gustaría mucho bailar contigo. No he bailado en años delante de personas.- Dijo lo último como un pequeño susurro.

Sirius le tomó la mano con decisión y cariño.

-Bailaremos toda la noche si eso quieres, Sev.

Con una sonrisa, la pareja se acercó e iniciaron un baile lento que duró unos minutos en calma y tranquilidad.

De repente, la música se paró y fue cambiada por una que no todos conocían. Su ritmo era más atrevidos, más irreverente y para muchos hasta se podría decir obseno. Luna ya no estaba sentada tocando. La magia de alguien estaba logrando que el piano tocara por sí solo. No tenía letra, no lo necesitaba, con solo sentir las notas se podía apreciar quien hizo el cambio.

-Oh, pero que alegría.- Dijo un Tom recién llegando de la mano de James. -Ya todos están animados.

A pesar de que se les informó a los presentes que no habían estado en la batalla entre Tom y Harry hace unos días atrás de que el joven Riddle estaba vivo y que James también había revivido, eso no quitaba la impresión y el asombro en la cara de algunos de ellos.

-Su baile era tan romántico que me tomé el atrevimiento de ponerle mi estilo.

-Lo que faltaba.- Se quejó Harry. -Llegan tarde. La puntualidad es algo digno entre nosotros, para que lo tengas en cuenta.- Se dirigió a Tom. Luego se acercó a su padre y con un pequeño empujón, no tan sutil, alejó a Tom y abrazó a su James.

-Hola, papá. Es bueno verte.

James se rió y lo abrazó con más fuerza.

-Nos vimos hace una hora, hijo, pero es bueno verte también.

-Quería hablar contigo de lo que me dijiste la otra noche que salimos para ponernos al día. Lo de las runas blancas que pueden....

Tom lo interrumpió y tomó a James de su brazo.

-Lo siento Harry, pero en vista de esta maravillosa escena frente a mí, yo también quiero bailar.

-Pero Tom.- Dijo Remus. -Cambiaste a una música que no conocemos como se baila.

-Es fácil.- James le quitó su saco y todos vieron como el menor cargaba un traje color vino que le quedaba muy atractivo, mientras que James se quitaba su propio abrigo dándoles una visión de su traje Beige muy a juego con el de su pareja. -Sólo deben soltarse más y pegarse mucho a su pareja, quien no les dejará caer.- Como prueba, la música sonó más alta y Tom se acercó a James hasta casi rozar sus narices.

-No he bailado en años.- Advirtió el castaño.

-Solo no me sueltes.

-Nunca.- Prometió James sonriendo.

Una nueva musica empezó y ellos iniciaron el baile.

El ritmo tenía mucha sensualidad. Tom movía su cintura cada pocos segundos, dejando hipnotizado a James. En un segundo ambos se movía con total fluidez, como si hubiesen bailado por años. James tomó la mano del chico y empezó a girarlo. En su tercera vuelta Tom se fue hacia atrás, quedando a un segundo del piso, siendo sostenido por el castaño en el último momento, trayendo varios jadeos de impresión de los que lo rodeaban.

Juntos volvieron a dar vuelta en sincronía y Tom cada vez bailaba más sexy, dejando caer su chaqueta y revelando una camisa de seda color perla transparente donde se podía apreciar mucho más que sus curvas.

Harry le tapó los ojos a Draco.

-Harry.- Se quejó el rubio.

-No necesitas ver ese tipo de exhibición tan vulgar.

Draco se burló y quiso fastidiar a su chico.

-De hecho, baila muy bien, quisiera intentarlo.

Harry enseguida se puso activo y le extendió la mano.

-Si quieres bailar, vamos a bailar.

Y ambos entraron a la pista. Cuando ellos bailaron no fue tan intenso como el baile de Tom y James, pero la música también los hizo reaccionar un poco atrevidos y se acercaron mucho, iniciando sus propios pasos. Al mismo tiempo, los más jóvenes también entraron en acción y ahora eran ellos quienes dominaban la pista de baile que antes dominaban sus padres.

Krum sujetaba fuerte a Blaise moviéndolo de un lado a otro y Pansy con mucha gentileza tomaba la mano de Luna y la hacia dar vueltas sacando varias carcajadas de la rubia. Su padre tenía mucho tiempo sin escucharla reír así y ese gesto le alegró el corazón.

Justo cuando la música terminaba, las parejas ya estaban agotadas y felices, así que con la última estrofa, todas dieron un gran final, siendo aplaudidos por la mayoría de los mayores quienes lo veían.

-Eso fue una gran entrada.- Dijo la señora Parkinson refiriéndose a Tom.

-Gracias.- Tom le hizo una pequeña reverencia como dictaba las costumbres y sin mucho problema intentó incluirse en el grupo, al igual que James.

Al pasar una hora más, todos fueron llamados por Remus para anunciar que ya podían empezar a buscar las sillas de la gran mesa para esperar la comida.

En el segundo en que entraron al gran comedor, cientos de platos, frutas, postres y bebidas fueron preparados en la mesa. Había toda clase de opciones y todo se veía delicioso y digno de una cena real.

-Eres el mejor.- Le susurraron James y Sirius a Remus. -Gracias por tomarte el tiempo y las molestias.

Remus solo negó con la cabeza.

-Solo quiero que esta noche todos la pasen bien.- Y se fue a sentar con Lucius.

Sirius tomó asiento y un segundo después vio a su pareja y se burló.

-¿Cuántos tragos llevas encima?- Preguntó Sirius.

-Dejé de contar luego de seis.

-¿Estás borracho, cariño?- La burla de Sirius se escuchaba en su voz.

-Debo estarlo si quiero finalizar con algo de cordura esta cena y a todos sus invitados.- Dijo con acidez Severus.

-Puedes beber todo lo que quieras ¿Sabes por qué?

El pelinegro levantó la ceja en modo de interrogante.

-Porque al finalizar esta magnífica cena y cuando el último invitado se vaya, sólo entonces, puedes quedarte a dormir esta noche conmigo.

De repente, toda la sobriedad volvió al cuerpo de Severus y lo miró.

-Solo quiero estar más tiempo a tu lado. Sé que no recuperaré el tiempo perdido, pero si me gustaría empezar a tratar de que te sientas cómodo a mi lado y crear nuevas experiencias juntos.

-Me siento más cómodo a tu lado de lo que me he sentido cerca de otra persona que he conocido, a excepción de Lucius y Draco.- Lo interrumpió Severus y tal vez era por el trago pero fue sincero con el hombre. -Han pasado tantos años que yo no....no quiero decepcionarte.

Sirius lo besó.

-Si solo durmieramos y habláramos por horas, sería increíble para mí, he esperado tanto tiempo tu perdón que no lo voy a arruinar por ser impaciente o sonar desesperado. Avanzaremos a tu ritmo y todo será cuando tú lo desees, lindo.

Severus con mucha vergüenza le devolvió el beso otra vez y le sonrió.

-Gracias, Sir.

Sirius lo iba a volver a besar, pero fueron interrumpidos por la voz de Harry, quien al parecer aún seguía disgustado por la presencia de Tom está noche. Hasta Sirius podía notar que esos dos iban a matarse en cualquier momento, por eso invitó a Severus porque sabía que esta cena no seria un ambiente para sentirse cómodos. Así que con un suspiro empezó a escuchar a su ahijado y prestar atención a la discusión.

-¿Quieres monopolizar todo el tiempo de mi padre para ti solo? Te dije que este fin de semana estará conmigo.- Dijo Harry con rabia.

-Este fin de semana cumplimos nuestro aniversario y yo solo quiero...

-Lo lamento, pero creo que olvidas que no lo he visto en más de una década, así que debo pasar mucho tiempo con él para recuperar los años perdidos.

Tom comió tranquilamente la carne. Remus los había puesto muy alejados uno del otro, pero en vista de que no sabía que llegarían más invitados, ellos dos quedaron frente a frente.

-Mira quien habla de monopolizar.

-¿Qué significa eso? No puedes prohibirme pasar tiempo de calidad con mi padre

-Es gracioso que hables sobre tiempo de calidad entre padre e hijo, si eres tú quien tomas todo el tiempo de Draco y Lord Malfoy a veces no lo ve por días.

-Eso no...

-En realidad, Tom tiene un punto.- Dijo Lucius.

Harry miró amenazante a Tom.

-Ya veo lo que intentas hacer. Pero no voy a caer en tu juego ni Lucius tampoco, Lord Malfoy sabe que soy muy respetuoso con su apellido y con él.

Lucius soltó una risa poco elegante.

-¿Respetuoso dices? Desde que te conozco no has hecho más que secuestrar a mi hijo y darme dolores de cabeza cada vez que Draco me envía una carta con todo lo que han hecho en el año escolar.- El rubio se tocó la sien, como tratando de evitar un nuevo dolor de cabeza.

Harry miró a Tom con más rabia que antes.

-No te metas conmigo, te lo advierto. La única razón por la que me contengo es por mi padre, pero te lo juro por Merlín, me estás poniendo al límite.- El chico comió un pedazo de su comida y apuntó a Tom con su tenedor en forma de burla. -Veo que las viejas costumbres de Lord oscuro aún siguen infundadas en tu ser, no me extraña para nada que siembres discordia y hagas que todos a tu alrededor discutan. Pero mantente alejado de mí si sabes lo que te conviene.

-¿Qué harás?- Dijo Tom muy alterado. Ya no podía soportar los desplantes y la actitud del chico. -¿Le vas a llorar a Draco para que te consuele como un niño chiquito?

Un cuchillo fue tomado por la mano de Harry y fue arrojado hacia la cara de Tom. Con magia sin varita, Tom pudo esquivarlo, pero eso solo logró que la guerra comenzara.

La mesa fue partida en dos partes por Harry, causando que el soporte se inclinara y ambas partes cayeran en diferentes lados. Harry caminó en medio de la mesa y lanzó un maleficio.

-Si tu sucia boca vuelve a nombrar a Draco, deberé arrancartela.

Tom quemó las cortinas del comedor por el aura mágica que estaba soltando de todo su cuerpo.

-Yo digo y hago lo que quiera. ¿Qué vas a hacerme? Sigues olvidando que ya no soy un recuerdo y ahora estoy vivo.

-Eso se puede arreglar.- Ambos empezaron a lanzar hechizos, causando que los demás se alejaran y escondieran.

-Que buena idea lo de guardar las varitas, genio.- Le dijo Severus a Remus, ya que todos veían como la caja con sus varitas estaba en la otra punta de la habitación, pero para llegar a ellas, debían pasar en medio de la pelea entre los chicos. -¿Quién será el valiente?- Dijo Severus ocultándose en un tocador grande que estaba decorado.

-Te están hablando amigo.- Le dijo Sirius a James, escondido detrás de un florero.

-¿Recuérdame por qué debo hacerlo yo?

-Es tu hijo y tu pareja y ambos son unos lunáticos que no controlan su ira.- Le gruñó Lucius, quien estada protegiendo a Remus con su cuerpo. -Dale un buen sermón a uno y una nalgada a otro. Me importa poco a quien le das que cosa, solo diles que paren.

-No me escucharán....- Pero James ya se estaba acercando. -Chicos, por favor, paren con los jodidos hechizos, esto era una reuni....

-Asi se hace Harry.- Gritaba Blaise en una esquina siendo protegido por Krum. -Dale más duro. Apuesto todos mis galeones de un mes a que Harry le gana esta vez.

Su madre, quien estaba detrás de su esposo Mikhaelis, lo vio con molestia.

-Te lo juro por mis santos que si me llegan a manchar este vestido de comida o un hechizo raro, no veras esa mensualidad en un tiempo.

Blaise cambio su sonrisa a una cara de preocupación y volvio a mirar a Harry.

-Amigo, calmate, ¿me quieres ver con ropa prestada de los Weasleys y mendigando por las calles? Soy muy guapo para ser pobre.- Se lamentaba el moreno.

-Eso jamás va a pasar.- Le dijo Victor. -Puedes tener todas las comodidades que quieras, solo debes pedirmerlo. Si quieres puedo darte una mensualidad también.

-No le des ideas.- Se quejó la señora Zabini.

Blaise volvió a sonreír.

-Volví a ser rico, todo está bien en el mundo. ¡Acaba con él, Harry!- Animó a su amigo.

-Blaise cállate por el amor a todo lo que es sagrado.- Dijo Draco.

Tom esquivaba los hechizos y diseñada pequeñas protecciones frente a él con una mano, mientras que con la otra enviaba encantamientos.

Harry, por su parte, solo se centró en atacar y colocar hechizos en todos los presentes, excepto en Tom.

Justo cuando ambos iban a dar su último hechizo y lastimar al otro, James se colocó en el medio; generando que ambos lanzaran sus maleficios lejos hacia otro lugar.

-Lo primero que dijo Remus que no debían hacer y es lo primero que hacen.- Dijo molesto James.

-Él empezó.- Dijeron Tom y Harry al mismo tiempo.

-Miren este lugar.- Todos veían como la sala había quedado irreconocible. -Si tienen un hechizo para lastimar, más les vale que tengan un hechizo para ordenar esto o los obligaré a limpiar al estilo Muggle.

Harry se mordió los labios, ya que no tenía ningún hechizo para eso. Todos vieron a Tom, quien solo rodó los ojos y con un chasquido de sus manos, la magia salió y empezó a volver cada cosa en su lugar, reparando y aseando todo el desatre que había.

Cuando las cosas se calmaron, todos los adultos miraron a Remus.

-Nuestras varitas.- Todos extendieron la mano para esperar por sus varitas. El señor Parkinson era educado, pero su mirada decía que no se movería de ese lugar sin su varita. -Creo pertinente que todos debemos tenerlas para poder protegernos si vuelve a pasar....- Intentó encontrar una palabra para definir todo lo que pasó hace unos minutos. -Este tipo de peculiaridades.

Con un humor muerto y en un profundo silencio todos se volvieron a sentar. Los platos no se hicieron esperar y todos empezaron a comer lentamente mirándose las caras otra vez tratando de calmar el ambiente.

-La comida está perfecta, cariño.- Alabó Lucius, tratando de cambiar el tono de la fiesta. Ya que nadie hablaba, solo se limitaban a comer.

Pero no funcionó su plan, ya que Harry aún estaba molesto.

-¿Crees que todos deben arrodillarse ante ti solo porque de la noche a la mañana eres una persona "Buena"?

Tom no perdió el tiempo.

-Eres el menos indicado para juzgarme. Recuerda que yo he visto mucho de tus grandes actuaciones a lo largo de los años. No creas que por ser menor de edad te libras de culpa. Me estás acusando por crímenes que no he cometido.

-Pero lo harás...

-Eso es hipotético. El chico que está sentado en la misma mesa que tú, no ha hecho nada.

Harry lo miró un segundo y solo dijo.

-Alan Greinfg, Susana Abalott, Gerald Kasinsgki....- Los nombres siguieron un largo rato más hasta llegar a la última. -Lily Evans.- Su nombre causó un gran peso en el lugar, dejando sus comidas casi por terminar en un segundo plano. -Tal vez no sepas quienes son aún, pero son los nombres de los magos y brujas que Voldermort ha matado a lo largo de los años y no estoy contando a los que hirió de manera permanente porque no te alcanzaría la noche. Me los sé de memoria.

-Harry.- Lo llamó Remus, pero el chico no escuchó.

-Tal vez no los hayas "matado" tú, pero dudo mucho que no sientas algún remordimiento o culpa por lo que tu yo del futuro hizo y seguirá haciendo, ya que les recuerdo a todos que, aunque lo queremos olvidar con vino y caviar, Voldermort regresó y no creo que esté año se quede con los brazos cruzados y vea como todos seguimos con nuestras vidas.

-Cariño.- Fue el turno de Draco de darle apoyo. Lo tomó de la mano y la apretó en señal de solidaridad, ya que Harry no sabía en que momento se le cristalizaron sus ojos.

-Si yo estuviera en tus zapatos creo que tendría el deber moral de ayudar y tratar de detener todo lo que quiere hacer ese hijo de puta para destruirnos a todos, pero claro, tú solo piensas en ti y en tu bienestar. Mírame saltando en un pie por saber que cuidas y proteges a mi padre. Supongo que volver a tener una segunda oportunidad en la vida no cambia que seas un hijo de puta. Tú no mereces a alguien como James Potter.

-Ahijado, basta, por favor.- Sirius lo miraba con seriedad. Harry no vio a nadie, solo a Tom.

-Podrías revivir una y otra y otra vez y nunca merecer el amor de James Potter porque él sabe lo que es el sacrificio, él entregó su vida esa noche cuando Voldermort venía por su familia, a diferencia de ti y de todos los errores que provocaste en nuestro futuro.- Le dijo Harry con lágrimas en los ojos. -Perdí a mi familia, a mi madre, a mi padre. Los perdí hace dieciséis años por tu culpa y aunque no eres el Voldermort que me los quitó, sí eres su recuerdo y nunca voy a olvidar cada mirada de tristeza, cada susurro a mis espaldas y cada voz de las personas que hablaban sobre la trágica muerte de los Potter y como su único hijo quedó sin sus padres gracias al gran Lord Oscuro.

-Harry.- James lo miró con unos ojos tristes.

-Lo siento, papá, podrá ser tu pareja, pero no lo reconozco como un aliado.- Volvió a mirar a Tom. -Recuerda que cada día que vives al lado de James Potter es un día de muerte de Lily Evans. Sé agradecido de esta segunda oportunidad y no la utilizas como una patética excusa para fastidiarme la vida.

Tom se mordió la mejilla internamente para tratar de parar el temblor de sus labios debido a las palabras de Harry.

-Harry.- Habló James, interponiendo su atención. -Si estás molesto, dirige tu rabia hacia mí. Yo fui el que debió protegernos esa noche y les falle. Les falle a ti, a Lily, a mis amigos y a mí mismo. Toda tu rabia es justificada, pero si cierras tu mente hacia Tom no verás que él no quiere nuestro sufrimiento, ya sabes que él nos ayudó en Azkaban, luego en el cementerio y muchas veces más en los últimos años.

-Harry.- Draco lo tomó del brazo y lo acercó a su cuerpo. -Estas temblando, calmate cariño, hoy debía ser un día sin tensiones.

-Sí, amigo. No empieces a desconocerte. Podrías quemar el lugar con mi sexy trasero dentro de estas cuatro paredes.- Dijo Blaise tratando de aligerar el ambiente. -Pronto se verán como una familia y serán padres e hijo.

No lo logró.

-Preferiría arrancarme la mano con mis propios dientes antes de aceptar que la pequeña copia barata de Voldermort me diga "Hijo"

-Me quiero matar.- Se lamentó Severus.

-Hay muchos que se quieren matar en este momento, Severus.- Le respondió Remus a los lamentos del pelinegro.

-Que hijo de puta eres.- Dijo Tom con dolor hacia Harry. -Me reclamas cosas que no he hecho y aún piensas que eres un niño que se le debe dar todo porque ha sufrido en esta vida. Te tengo noticias: no eres el único al que la vida le ha dado mierda como comida, así que deja de echarme la culpa de todo lo que te pasa.

-Ay no.- Se quejó Draco.

-Y vamos de mal en peor.- Dijo el ruso.

-Esto se ve mal.- Siguió Pansy.

-¿Qué?- Dijo alterado Harry. -Repite eso. Te reto a repetir esa mierda.

-Harry.- Lo llamó Draco. -Respira, terminemos la noche tranquilamen...

Alguien tocó la puerta.

Todos los presentes pararon sus quejas y lamentos y voltearon por el sonido.

-Juro por Merlín que si alguien invitó a alguien más voy a volverme un poco loco.- Dijo Remus mientras caminaba a la entrada y abría la puerta.

Varias cosas pasaron al mismo tiempo cuando Remus volvió con la nueva visita.

Sirius tiró el pollo que intentaba cortar para calmar el lugar cuando vio a la persona en la entrada.

Lucius escupió, de forma muy grosera, su vino al ver a la mujer frente a su pareja.

Severus, sin querer, prendió fuego a la mesa cuando iba a mover la vela.

Harry y Tom pararon de discutir, mientras Draco no paraba de ver a la señora.

-¿Tía?

Bellatrix sonrió y entró sin ser invitada.

-Hola a todos, disculpen la tardanza es que no hay un lugar cerca donde estacionar, pero ya estoy aquí.- Luego de eso se rió como loca. -Oh, por Morgana, desearía que vieran sus caras en este momento.- su risa siguió. -Espero que mi llegada no cause problemas.

-Espera un maldito segundo, es Bellatrix Black.- Alguien dijo.

Y como si fuera una señal, todos los mayores apuntaron a la mujer en sincronía. La mayoría de ellos sostuvieron su varita en contra de la Black. Cada uno se levantó y empezaron a rodearla con caras serias y listos para cualquier ataque por parte de la mujer.

-Oh, me halagan con su muestra de cariño, pero no creo que necesiten tantas molestias.

-¿Qué haces aquí?- Dijo medio gruñendo Severus.

-Lo más importante, ¿como traspasaste las barreras?- Preguntó Lucius.

-Las barreras no dijeron nada porque ella es, al igual que yo, una Black. Tiene derecho a visitar la mansión. Nunca le negué el paso porque creí que se pudriria en Azkaban.- Respondió Sirius.

Bella le dio una mirada rencorosa y alegre.

-Me conmueve tu bondad y preocupación querido primo.- Cuando dio un paso hacia Sirius, Severus se le puso en frente.

-Si das un paso más voy a probar todos los hechizos que he creado en tu esquelético cuerpo.- Su varita apuntó a su cuello. -Te lo suplicó, dame una razón para practicar contigo.

-Severus, a ti sí te recordaba igual de mezquino, que bueno que no has cambiado nada.

James, con su entrenamiento de Auror, lanzó un hechizo donde muchas cuerdas rodeaban a Bella, inmovilizando su postura. La mujer no perdió la sonrisa.

-Empieza a hablar o lo próximo que sentirás será mi Crucius en tu cuerpo. Estás muy familiarizada con ese hechizo si no me equivoco.- Dijo sarcástico el hombre, recordando lo que esta mujer le hizo a los Lombottom.

La mujer perdió su sonrisa y cuando habló miró a Draco a los ojos.

-Alguien me ayudó a salir de Azkaban, no sé quién fue, pero me ayudó a sanar un poco mi cabeza y recuperar mis fuerzas.

James al escuchar esas características supo de inmediato de quien hablaba la mujer, miró a Tom y éste no lo vio de vuelta, eso fue toda la respuesta que necesitaba. Tom aún no entendía la razón por la cual el idiota X trajo de vuelta a Bellatrix. El hombre jugaba una partida de ajedrez de un solo contrincante y cada jugada los descolocaba de toda creencia que creían tener sobre sus razones o sus próximos pasos.

-...Y todo este tiempo me he estado preparando....-Siguió la mujer, pero fue inevitable interrumpida.

-¿Para qué? ¿Para matarnos a todos?- La voz de Severus se escuchó entre la sala.

Bella lo miró.

-Me sorprende que tú, entre todos los presentes, me juzgues antes de escucharme. Creo que siempre has sido víctima de críticas y prejuicios de parte del mundo mágico y ahora ¿tú no eres el que recibe las ofensas, sino el que las da? Es algo nuevo, querido Severus.- La voz de la mujer no era ofensiva, sino sorprendida. Severus se mordió la boca para no decir nada y solo miró hacia otro lado, dejando que la mujer continuara.

-Severus tienes sus reservas contigo al igual que todos.- Lo defendió Sirius. -Y es que no nos puedes culpar querida prima. Lo último que supimos de ti es que eras una lunática que estaba en Azkaban y ahora te presentas en mi casa y finges estar cuerda, disculpa si tenemos nuestros sentimientos encontrados por esta visita tan inesperada.

-No estoy fingiendo, Sirius. Ese tipo me ayudó, no sé que hechizo usó, parecían runas muy antiguas, me dolió muchísimo y casi pierdo el conocimiento del dolor, pero luego de sentir tal agonía, todo se volvió más claro y lúcido.

Maldito idiota X y su obsesión por las runas, pensaron en conjunto James y Tom.

-Está bien supongamos que te creemos y ahora eres una Lady lista y perfecta.- Empezó Lucius. -Pero eso no nos da una pista de tu visita.

Fue en ese momento que Bella sonrió.

-¿Me desatan, por favor?

Todos dijeron un "No" colectivo y vieron a la mujer, quien solo negó con la cabeza.

-No estoy aquí para buscar una batalla o que alguien me mate, no después de haber recuperado mi cordura. Solo quise venir para demostrar que aún soy familia y que puedes contar conmigo si alguna vez necesitas de mis conocimientos y ayuda.

Sirius se rió.

-Nunca lo he necesitado.

Bellatrix sonrió.

-Lo siento primo, pero no hablaba contigo.

Todos los presentes de la sala giraron sus cabezas para ver a Draco.

-Ni siquiera lo pienses...- Empezó a decir Harry. -Yo mismo te enviaré de vuelta a Azkaban.

-Si alguien puede levitar un presente que traje para Draco, estaría agradecida. Lo haría yo misma, pero...- Se movió intentando salir de donde estaba atrapada para demostrar su punto sin hacerle caso a Harry.

Nadie hizo nada.

Sin embargo, segundos después, una caja fue sacada de la vestimenta de Bella y volaba por los aires hacia Draco. El rubio miró hacia Luna, quien fue la responsable de levitar la caja y lo hizo con una sonrisa sincera.

Draco lo sostuvo y abrió la cajita.

Era un pequeño relicario.

Era de oro y en el medio tenía un diseño de flor con un gran rubí rojo en el centro. Se veía elegante y poderoso para ser solo un relicario cualquiera.

-Ha sido de mi familia por generaciones, aún tengo acceso a mis bóvedas y...

-¿Cómo?- Interrumpió Lucius. -Tus bóvedas fueros clausuradas.

Bella le dio una sonrisa con arrogancia.

-Digamos que conozco a alguien. Como decía, ese relicario es un presente para ti Draco, es una muestra de mi sinceridad, cuando quieras hablar o simplemente ser escuchado, solo ábrelo y yo sabré que me estás llamando. Aún sigo siendo tu tía y, aunque mi hermana arruinó las cosas contigo, yo puedo estar presente para ti cuando lo necesites.- Quiso hacer una broma para aligerar el ambiente. -Incluso puedo casarme con el estirado de Lucius para que veas mis buenas intenciones.

Un rugido salvaje salió detrás de ella y una mano fuerte la tomó del cuello hasta que su cara fue empujada hacia atrás. Sintiendo la respiración de alguien de manera peligrosa, los vellos del cuello de Bella se erizaron.

-Repite lo que acabas de decir.- La voz de Remus era rígida y amenzante.

La Slytherin se maravilló con su fuerza.

-Entiendo, no bromear con el padre.- Miró a Harry quien la veía como si quisiera matarla. -Tampoco bromear con el hijo. Eso no me deja muchas oportunidades para demostrar que digo la verdad.

-Nadie te está dando oportunidad.- Dijo Sirius. -¿Qué hacemos con ella? ¿De vuelta al manicomio?

Sin esperarlo, Draco y Luna se acercaron a la mujer, rápidamente Harry y Pansy los siguieron con cautela.

Draco fue el primero en hablar.

-Nunca confíe en la buena voluntad de mi madre ¿Qué te hace pensar que voy a creer en tu gran cambio y generosidad? Y antes de que me respondas ten en cuenta algo.- Se acercó y le susurró. -Tu hermana está muerta en cuerpo y corazón, pero su espíritu aún está en este mundo y cada día que pasa es aniquilada y mutilada por un Basilisco del tamaño del castillo y ¿Sabes qué? Yo hice eso y no tengo la más mínima culpa, yo lo pensaría dos veces antes de tratar de volver a engañarme, ya que a tu hermana no le fue muy bien con eso.

Bellatrix estaba maravillada. Tanto poder en ese cuerpo pequeño era digno de respeto. Pero lo que más sorprendió a Bella fue el poder que transmitía el chico que estaba detrás de su sobrino. Su aura era tan negra y densa que a la mujer empezó a costarle un poco respirar debido al núcleo mágico del hombre que protegía a su sobrino.

Sin duda alguna, mataría por Draco y Bella solo podía quedar fascinada con la dicha de saber que alguien está igual de loco que ella. Sabía, por su magia, que Sirius seguramente hizo una adopción de sangre, ya que la sangre Black podía sentirla en sus venas y solo podía ser tan honesta como pudiera.

-No voy a lastimar a nadie. Solo quiero una oportunidad de estar para cuando Draco me necesite y enmendar la desdicha que mi sobrino tiene con respecto a las hermanas Black que, seguramente, estamos en el peor concepto

-Lo están.- Aseguró Draco.

Antes de volver a suplicar, Luna se acercó aún más a Bellatrix y la miró.

-Tu mente es un gran caos.- Dijo suavemente la chica, alertando a todos. -Pero es muy divertido estar en ella.

-¿Puedes leerme la mente?- Dijo la mujer impresionada, ya que tenía sus barreras mentales más construidas que años atrás, gracias a la cordura que le fue regresada hace poco.

-No.- Negó la rubia. -Las mariposas que hay en tu cabeza lo cantan y me lo dicen.

La mujer quedó sin palabras y luego de unos segundos le sonrió de manera extraña.

-¿Y las mariposas confían en mí?

Luna le sonrió.

-Lo hacen.

-Amor, no creo que te atrevas a....- Harry empezó a hablar cuando vio las intensiones de Draco.

-Si Luna le cree, es suficiente para mí.- Levantó su varita y quitó algunas mordazas que apresaban a su tía. -Comprenderás que no voy a quitarte todas las cuerdas, más de la mitad de esta sala no confían en ti. Yo aún no confío en ti.- Quiso dejarlo claro. -Pero Luna te está dando este voto de confianza así que...- Dejó las palabras al viento porque ni él mismo sabía porque estaba confiando tan ciegamente en la cordura de su amiga. -Si me fallas o intentas lastimarnos, Harry te matará y jugará al Quidditch con tu cabeza una vez la arranque de tu cuerpo y lo envie a las heladas aguas del océano ¿He sido claro?

-Más claro que el agua en el que me matarán si estoy mintiendo. Ahora, pasando ya la cortés bienvenida, ¿Aún queda algo de comida.- Sonreía como si fuera totalmente libre, como si aún no tuviera cuerdas en todo su cuerpo, menos en sus piernas y la parte de sus brazos.

Intentaron volver a comer, cada uno estaba tenso y suspiraba muy pesadamente.

La casa estaba hecha un asco a pesar de que Tom la limpió.

Todos, sin excepción, lucían sucios y cansados.

Después de tanta mierda la cena estaba finalizando y todos comían sin pretenciones o etiqueta, ya que eso no venía al caso después de tantas emociones.

-Fue una cena encantadora.- Dijo la señora Zabini comiendo un pedazo de muslo de pollo con las manos.

-Lo fue.- Estuvo de acuerdo Blaise. -Cuando Harry y Draco se casen deben volver a organizar algo como esto.- Siguió comiendo su ensalada y echándole papas fritas a ésta.

-¿Cuándo ellos qué....?- A Lucius casi le da un desmayo.

Severus miró retadoramente a Harry.

-Ni siquiera lo pienses.

Harry solo les sonrió mezquino.

-La vida no te va a alcanzar para pagarme el castigo que te daría si te casas con mi ahijado antes de terminar la escuela.

La sonrisa de Harry se hizo más grande.

Rápidamente recibió un golpe en el pecho de Draco.

-Aún somos muy jóvenes, Severus. Nadie debe preocuparse por una boda en este momento.

-Dilo por ti, rubio.- La voz de Tom se escuchó a lo lejos.

-¿Qué?- Preguntó James.

-Eso es lo que me faltaba.- Se quejó Harry. -¿Ese es tu plan para meterte a la fuerza a la familia Potter? No me extraña que seas un cazafo....

Otro hechizo se disparó en la mesa y fue dirigido a Harry, quien lo esquivó con molestia otra vez.

-Estoy hasta mi polla de tus insultos, yo...

-¿Y qué harás? ¿Vas a terminar lo que querías hacer cuando yo era un bebé?

La mesa quedó en silencio total.
Todos volvieron a dejar sus comidas a un segundo plato, listos con las varitas en la mano para prevenir cualquier discusión otra vez.

Bellatrix se liberó gracias al espectáculo que estaban dando Harry y Tom y en un segundo su túnica se convirtió en una ceda negra mágica que la rodeaba con elegancia y cuando la tenía atrapada en sus hilos, la mujer desapareció, dejando a todos sin habla. A lo lejos se escuchó:

"Estaré esperando tu respuesta, Draco"

Un suspiro fue lo único que se escuchó.

-Necesito un trago.- Dijo Severus, destapando otra botella.

-Que buena cena, señor Lupin.- Dijo Luna como si nada, mientras seguía comiendo, sin darle importancia a los gritos y maldiciones que los demás se daban.

Remus la miró.

-Gracias, cariño. Que bueno que a alguien si le gustó.- Con un suspiro tomó el tenedor y siguió comiendo, imitando a la rubia. Si Harry y Tom querían matarse, podían hacerlo esta noche, porque de lo contrario, él mismo les daría un Crucius a los dos por arruinar su vajilla nueva que sacaba solo en ocasiones especiales, pero no dijo nada para no lanzar mas leña al fuego.

Todos estuvieron impactados cuando Tom se paró y se acercó a Remus. Con un movimiento de muñeca reparó la vajilla especial y dio una pequeña reverencia.

-Gracias por tomarte el tiempo para preparar esta cena, estuvo muy buena y espero que triunfes en esa pastelería que quieres abrir. Serás el mejor repostero del mundo mágico.

Remus lo miró sin palabras.

-G-gracias.

Los vio a todos.

-Me disculpo por mis acciones y espero enmendar esta noche con mis actos en el futuro, gracias a todos por tomarse las molestias de venir, fue un gusto, pero yo me voy a saltar la cena a partir de aquí.- Volvió a dar otra reverencia y se dio la vuelta para irse.

-Tom.- Llamó Remus. -Gracias por venir y supongo que...que nos veremos más a menudo cuando vengas con James.

Tom no afirmó nada, solo le dio una sonrisa triste y se fue.

-Fue un placer Remus.

Cuando se marchó hacia la salida de la mansión, un segundo después, James se levantó y pidió disculpas porque él también se retiraba.

-¿Vas a perseguirlo en lugar de quedarte con tus amigos y familia?- Dijo Harry con dolor en su voz. James se acercó a él y se inclinó para ponerse a su altura visual.

-Yo agradezco todos los días estar vivo y al fin poder estar contigo. No pude verte crecer, pero espero me des la oportunidad de estar a tu lado en los años que me vuelvan a quedar de vida. Eres mi luz, mi amado niño y siempre serás mi hijo, yo recibiría un Avada o el mismo beso de los dementores por ti en cualquier momento que me lo pidas. -Le puso una mano en sus hombros. -Pero debes entender algo hijo, aunque no me lo estás preguntando y no quieras saberlo, yo amo con todo lo que soy a Tom y yo espero que ambos puedan tolerarse solo un poco más ya que también quiero que esté en mi vida por muchos años, creo que entiendes el sentimiento que tengo con respecto a ese hombre porque tú no eres muy diferente a mí.- Dijo eso y vio las manos entrelazadas de Harry y Draco debajo de la mesa. Sonrió triste. -Yo también tengo eso ahora hijo, por favor dale una oportunidad de redimirse y demostrarte lo increíble que es cuando estamos juntos.- Le dio un beso en el cabello de su hijo, también agradeció la cena y se fue sin mirar atrás.

-Bueno...- Empezó a decir Blaise. -¿Es mal momento para pedir el postre?

Todos lo vieron, pero nadie dijo nada. Remus pidió la tarta de chocolate y zanahoria y todos comieron en un profundo silencio que, si bien no era incómodo, fue muy ruidoso si se podía decir de cierta manera.

Al terminar, todos se despidieron y agradecieron la cena de los Black.

__________________________________________

-Todo saldrá bien, amor.- Dijo Draco, quien veía a Harry y le daba mimos a su chico. Justo a media noche, Draco esperaba el ruido en su habitación y justo a las 12:01 Harry se metia entre las ventanas de la mansion Malfoy sin ser visto o escuchado. Cuando vio a Draco se abalanzó sobre él y lo besó dulcemente para luego ponerlo en su regazo y tocarle el trasero sin pudor. -Ambos aun se guardan un profundo resentimiento. -Le decia el rubio acercandose más a las caricias de su prometido. -Pero cuando veamos las acciones de Tom sé que demostrará que es alguien de confianza y como dijo Luna: Serán grandes amigos.

-Lo dudo mucho.- Harry besaba el cuello de Draco, causando varios jadeos de parte del menor. -Me siento mal Dragón, es como un dolor en el pecho.

-¿Te sientes culpable por la cara que puso tu padre cuando Tom se marchó sin verlo ni decirle nada?

-No lo sé. Pero no quiero seguir sintiendo esto.

-Cuando vuelvas a ver a Tom y a tu padre vas a ver que las cosas serán diferente.

Harry no contestó, solo siguió besando y tocando a Draco. Su Dragón tenía todo el poder de hacerle sentir bien, sea con besos o palabras y nunca iba a desaprovechar esa oportunidad.

Ninguno sabía que iba a pasar casi un año antes de volver a ver juntos a Tom y a James.
________________________________________

-Tom...- James tanteó el terreno con su pareja. El pobre chico no había dicho nada desde que regresaron y de eso ya hace varias horas. Cuando llegaron a la mansión, el pelinegro solo dijo algunas excusas y se encerró en su habitación, lo cual era extraño porque siempre dormían en la de James.

-Toma asiento, James.- Eso no alentó para nada el corazón de James, pero obedeció y se sentó al lado de su pareja en la gran cama.

-Yo...yo creo que...- El chico veía a todos lados excepto al castaño. A James se le empezó a acelerar el corazón de la ansiedad. -Creo que debemos tomar un respiro.

Paso un segundo. Luego otro y varios más hasta que James conectó sus pensamientos con las palabras que dijo Tom.

-¿Qué?

-Necesitamos un respiro y...

James le tomó las manos con mucha ansiedad.

-Harry necesita tiempo para aceptar lo nuestro, solo debes ser paciente, cariño yo voy a hablar con él y verás....- Intentaba decir James.

Tom lo calló con sus manos y le dio una sonrisa temblorosa.

-¿Sabes lo que pensé cuando Harry dijo todo eso sobre los muertos en los que se sienta Voldermort? Pensé: "Que hijo de puta" y luego mi estómago se hundió de dolor, porque un segundo después también pensé "tiene razón"

-Tom.

-Harry tiene razón, intento ser fuerte, intento creer que, como estamos juntos todo estará bien, pero una pequeña parte de mí, aún se siente extraño. Aún pienso que un día volverás a verme como Voldermort y no como Tom.

-Ya hablamos de eso, amor. Te dije que...

-Sé lo que dijiste. Pero eso no impide que yo aún lo crea. Y...y...- Las lágrimas empezaron a salir. -No quiero sentirme así, no quiero tener miedo cada día de mi vida con la idea de que me dejes, yo no merezco eso, y tú tampoco, porque te estoy atrayendo a mis pensamientos catastróficos y eso está mal.

-Podemos hablar de eso y apoyarnos mutuamente, pero no creo que la solución sea terminar.- James le apretó sus manos, como si en cualquier momento Tom desaparecería.

-No estoy buscando una solución, James. Estoy tratando de decirte que debemos tomarnos un tiempo para que yo pueda evolucionar como persona y tomar un rumbo completamente diferente a lo que hizo Voldermort. Quiero....quiero...- Su voz sonaba mocosa y entrecortada. -Quiero estar a tu lado y no sentirme que estoy tratando de llenar el espacio de alguien. Yo no soy Lily.

-Nunca dije que lo fueras.- Dijo rápido James.

-Lo sé, pero el malestar de no sentirme digno de ser tu pareja ha estado por un rato en mi corazón, pero yo no quise escuchar. Pensé que podía ignorarlo y ser feliz, pero hay tantas cosas que me gritan una y otra vez que nos vamos a lastimar si sigo ignorando esas voces y...yo-yo creo que es momento de escuchar. Quiero que cuando nos volvamos a ver yo me pueda sentir orgulloso de mí mismo y verte como un igual. Harry también tiene razón en eso, debo hacer las cosas diferentes esta vez, no a muchos se les da una segunda oportunidad en la vida. Quiero que me veas como realmente soy.

-Yo te veo.- James lo tomó de las mejillas y acercó sus frentes. -Juro por Merlín que no eres alguien que quiero que reemplace a nadie. Yo veo lo maravilloso que eres, veo lo increíble ser humano que quieres llegar a ser y las cosas tan buenas que deseas para nuestro mundo.

-Precisamente para tratar de cambiar el exterior es necesario cambiar y mejorar desde el interior.- Con lentitud, quitó sus manos de su cara y se alejó. Tom vio a James y le sonrió con la cara roja por las lágrimas. -No soy tan egoísta como todos piensan. No te voy a pedir que me esperes, porque eso es muy cruel de mi parte, pero si nos volvemos a ver y si ambos estamos en un punto de nuestras vidas en que ambos nos sintamos orgullosos de las personas en que nos hemos convertido pues, no creas que no te invitaré un café y te robaré tu tiempo.

-Por favor...- James le suplicaba.

Tom le dio un beso en la mejilla y trató de irse, pero James lo abrazó. El menor intentó alejarse, pero el castaño se lo impedía.

-James, déjame ir.

-Por favor, por favor, por favor.- Decía una y otra vez el mayor. -Ángel, te lo suplicó, por favor, danos una oportunidad. Podemos, sé que podemos...

-Nos di una oportunidad.- Le dijo suavemente. -Pero esta vez quiero darme una oportunidad a mí y ver que cambios hago en mi vida y en la vida de las personas. Quiero que cuando me vean no vean el recuerdo del Lord. Quiero que cuando nos vean tomados de la mano no murmuren o critiquen mierda sobre ti.

-A mi no me importa lo que digan las personas, nunca me ha importado. Me importa lo que opinen mis amigos, mi familia...- Lo miró con tanto amor que Tom casi mandó todo a la mierda. -Me importa lo que pienses tú.

-Y yo pienso que necesito este tiempo, James.

El corazón de James estaba tan acelerado que pensó que se iba a detener de la adrenalina.

-¿Me escribirás?

Tom lo miró triste.

-No creo que eso ayude en...

-Por favor.- Rogó James.

Ambos quedaron en silencio.

Tom lo besó desesperado y James lo sostenía como si en cualquier momento se iba a desvanecer frente a sus ojos. Al cabo de unos minutos fue el menor quien finalizó el beso. Con su mano y varios maleficios redujo todo y guardó sus pertenencias en un maletín.

-¿Te quedarás aquí?- Decía el menor tratando, sin éxito, de limpiar su cara.

James lo tocaba en todo momento como si pudiera dejar un recordatorio para siempre de la piel de Tom.

-Si tú no estás aquí no tiene mucho sentido que yo lo haga. Iré a la mansión Potter, hay mucho trabajo por hacer y lo he estado postergando por años. Estaré ahí siempre.- Lo último fue dicho como un recordatorio. Como una promesa de esperarlo hasta que Tom se sintiera listo.

Tom asintió sin decir nada más. Las lágrimas seguían cayendo sin poder controlarlo y temía que, al hablar, se volviera a derrumbar.

-Adiós.- Tom intentó estirar la mano para salir del agarre de James y casi no lo logra, pero en el último segundo antes de ya no tocarse, James lo dejó ir. Ese roce fue mágico y doloroso al mismo tiempo.

James respiraba con dificultad, las lágrimas no lo dejaban ver la imagen de Tom saliendo de la habitación y lo prefirió así.

-Te amo.- Dijo James.

Tom no se volteó, pero sonrió con tanto cariño y pensó.

"Yo también te amo, James, pero no es nuestro momento. No te preocupes, yo haré que lo sea, solo necesito tiempo"

Cuando Tom bajaba las escaleras y se dirigía a la chimenea, el señor X estaba frente a él, impidiendo la salida. Tom solo lanzó bombas de magia que se acercaron muchísimo a su cuerpo y empezaron a destrozar parte de la pared. El hombre no se alteró en lo absoluto.

-Si me impides irme o dices alguna mierda que me haga enojar aún más, voy a jodidamente matarte.- La casa empezó a temblar, provocando que varias decoraciones se cayeran y rompieran en el proceso. -Solo di una palabra, te lo imploro.

El hombre vio el estado tan lamentable del chico y para su sorpresa no dijo nada y se alejó de la chimenea, donde ya no le bloqueaba el paso.

-Buena suerte, Tom.

Con la cara roja por el llanto contenido, Tom se dirigió a la chimenea y salió del lugar que fue su hogar durante tres años, sin saber que hacer realmente desde ahora. Dejando atrás a dos corazones rotos en el proceso.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Y, con una noche inolvidable para muchos y una cena memorable para otros, todos nuestros protagonistas le dan la bienvenida al inicio de lo que será el sexto año en la escuela de magia y hechicería de Hogwarts. Sin saber que nuevos retos les traerá ese castillo y los obstáculos que haran las personas que habitan en éste.

NO ANDABA MUERTA, ANDABA DE PARRANDA.

Espero mes haya gustado 💜

¿Qué escena les gustó más? A mi me encantó los tres bailes y cuando Tom y Harry pelearon porque fue como la escena de Shrek 2.

Ya saben que Tom y James ya no están juntos, ellos son la pareja que voy a separar por ahora, porque como dijo una lectora por aqui: ellos no han pasado por toda la mierda que pasaron las otras parejas y no todo puede ser color rosa para ellos, así que estarán un poco separados este nuevo año escolar, pero no dejarán de aparecer, espero les guste✨️✨️✨️

Chapter 21: El comienzo del caos

Chapter Text

El chico esperó aproximadamente diez segundos para que el duende se diera cuenta de su presencia.

No sucedió.

La vena en su frente ya estaba que se salía.

-Vengo para reclamar las bóvedas de la familia Gaunt y las de Salazar Slytherin.

El duende levantó la vista de sus papeles y torció los cientos de dientes afilados que tenía.

-¿Y se puede saber quién es el mago que quiere la llave y el acceso de esas grandes herencias?

-Disculpa si soy directo en mi forma de expresarme, pero no hablaré contigo. Quiero hablar con los duendes que protegen y cuidan esas bóvedas, por favor.

El duende lo miró y empezó a juzgar su apariencia. No tenía vestimenta o emblemas elegantes, ni ningún anillo para reconocerlo. Hace algunos días salió de la mansión en la que había estado viviendo y solo le dio tiempo de empacar lo indispensable.

Para el duende, Tom era un don nadie.

Cuando vio que la criatura volvió a sus papeles, Tom no esperó más tiempo y con su magia sin varita hizo estallar todas las antorchas, luces y cualquier lámpara que se encontrara en el lugar, excepto en el sitio donde estaba con el duende, provocando que el salón se volviera oscuro. También transformó los papeles del duende en una llama ardiente que quemó todas las hojas hasta que desaparecieron frente a los ojos de todos, dejando un miedo visible en sus caras.

En el banco no se podía hacer magia.

Esto se debía a las protecciones que tenían los duendes para guardar todos los tesoros que poseían y no ser manipulados por un hechizo o el Imperius, estas criaturas lanzaron una barrera para estar en igualdad de condiciones con los magos y brujas que eran clientes del banco y dichos clientes solo podían utilizar magia en sus bóvedas y encantamientos para proteger su dinero. De resto, todos eran iguales en Gringotts.

El duende volvió a mirar a Tom con otros ojos. El chico solo sonrió, sabía lo que había hecho y el por qué ahora tenía la atención de todos en la habitación.

-No te lo volveré a pedir tan educadamente. Si vuelvo a solicitar mi pedido una segunda vez, mis exigencias serán otras.

Con rapidez, el duende bajó de la tarima y le dijo a Tom que esperara un momento. Exactamente cincuenta y tres segundos después, el mismo duende apareció al lado de otros dos.

-Mi señor, lamento la tardanza.- Dijo el recién llegado. -Soy Brucshick, el protector de las bóvedas de la familia Gaunt.

-Y yo soy Alfhilest. Cuido de las bóvedas de Slytherin y espero el reclamo de su heredero. Debo suponer que usted es uno de ellos.

-Supones bien, querido amigo. Quiero una prueba de sangre.

Los duendes asintieron.

-Si puede acompañarnos.- Tom vio como uno de los guardias de sus bóvedas detuvo al que estaba en la recepción y le prohibió ir con ellos. -Luego hablaremos contigo Hormiotn.

Los tres entraron a un gran salón y el chico esperó a que las criaturas prepararan todo. Cuando el pergamino mágico fue tirado al suelo, en un círculo maldito, Alfhilest le tendió una pequeña daga al pelinegro.

-¿Sabe que hacer?

Tom se rió.

-Siempre.

Sin más, se apuntó un dedo con el cuchillo y dejó caer la gota de sangre dentro del papel. Un segundo después, una gran cantidad de sangre se reveló en la hoja y salió con rapidez inundando todo el cuarto, causando que un estallido de viento empezara a levitar los objetos en éste. Los duendes se tuvieron que sostener de algo pesado, mientras el pergamino hacia su trabajo y describía el linaje verdadero del mago.

Al cabo de unos minutos de angustioso dolor, Tom cayó al sueño sin fuerzas. Los duendes lo ayudaron rápidamente a recuperarse y levantar su cuerpo. Los tres vieron como la magia escribía el linaje en el papel.

Tom nunca había oído a un duende maldecir, pero estaba seguro que ese susurro era una grosería.

-Eres el dueño de las veintiséis bóvedas de los Gaunt y las doscientas treinta y tres habitaciones de Salazar Slytherin. Eres uno de los hombres más ricos del mundo.- Dijo impresionado uno de ellos.

Tom casi sonríe.

-No. Hay alguien aún más rico.- Pensando en Draco Malfoy y como, gracias a ser la pareja de Harry, tenía disponible las bóvedas de Griffindor, la de los Black, los Peverell (Ya que Harry es descendiente de uno de los hermanos) y la propia fortuna Malfoy.

-Debo obtener una nueva identidad.- Miró a los duendes. -Quiero obtener un puesto en el ministerio y escalar a la cima desde mi entrada en esa institución.- No era tonto. Todas las acciones que hizo y hace Voldermort actualmente le han enseñado a Tom que jamás tomará ningún puesto o poder por la fuerza. Ese hombre gobierna y ordena con miedo. Que ingenuo era. El chico sabía que si quería que alguien siguiera sus pasos y confiara en sus ideales debía realizar actos que convencieran a las personas de que no estaba loco y que sólo quería lo mejor para su mundo.

Y empezaría con el ministerio.

Una guerra se aproximaba y él debía estar preparado para ayudar.

-Una nueva identidad será administrada en el próximo año, Lord Slytherin.

El título casi lo hace dar un paso atrás. Sin embargo, no dio ningún ningún indicio de miedo. Si quería que James (y él mismo) se sintiera orgulloso de sus nuevas acciones no debía dudar.

-Lo necesito antes de que termine la semana.

-Mi señor...- Empezó uno.

-Les daré una gran recompensa si me ayudan a legalizar mi nueva identidad.- Provocó Tom, a lo que las criaturas sonrieron o trataron de hacer una mueca de felicidad, callando cualquier negativa de sus bocas.

Tom adoptaría una nueva identidad. Iba a ser el tataranieto de la familia Gaunt y solo los duendes de Gringotts sabrían reconocerlo, ocultando sus otros títulos. Ellos lo ayudarían con un precio estipulado, obviamente.

Si hay algo que los duendes aman en esta vida, y en la otra, es el oro.

No les interesa si eres de la luz o el peor Lord oscuro, si pueden hacer tratos que los beneficien a largo plazo, ellos cuidarán tu oro con su vida.

-Considere sus deseos nuestra principal prioridad.

Sin más, Tom se fue para buscar su próximo objetivo.

Un lugar donde dormir y lamentarse la pérdida momentánea de su pareja.

___________________________________________

Algunos días pasaron y las cosas se estaban moviendo a un ritmo pesado y denso.

Había sido difícil, pero ya el mundo mágico lo estaba asimilando. Con el regreso de Voldermort, la vida de todos estaba cambiando.

Traiciones, alianzas, ambición y poder, todo al alcance de aquellos magos y brujas que querían obtener beneficios de esta nueva guerra y otros que solo querían luchar y derrotar la maldad que estaba siendo nuevamente lanzada en su mundo.

Sin embargo, muchos optaban por una tercera opción: no hacer nada.

Varias personas habían escapado o viajado fuera del mundo mágico. Se ocultaban para no ser participe de lo que se avecinaba. Y una de ellas quería estar lo más lejos posible de esta nueva lucha contra el Lord oscuro.

Lamentablemente para esa persona, una visita inesperada, una noche de otoño, cambió el curso de su plan inicial.

El hombre entró en la casa abandonada y miró a su alrededor. La casa parecía casi vacía y deshabilitada.

Casi.

-Hoy es un gran día para tomar un té.- Dijo en voz alta. -Amo mucho su sabor, su olor y como alegra mi paladar.

Nada.

-Creo que podría hacer un té de extractos de cáscaras de dragón y esencia de Troll. En esta época de cambios es una bebida perfecta.

-NO.- Los gritos vinieron de un objeto.

El Hombre miró hacia el sofá y sonrió.

-¿En serio? ¿El sofá? Creí que uno de los profesores más inteligentes del mundo mágico encontraría un mejor lugar para esconderse.

El sofá empezó a transformarse y tomar forma de un hombre mayor. La persona le dio una sonrisa avergonzada.

-Que puedo decir, solo soy un pobre viejo. Estoy cansado y débil. Puedo soportar que un gato tenga a sus gatitos en mi tapicería, pero hacer un té de cascarón y esencia de Troll no lo permitiré, sería un sacrilegio para el gran mundo de los té.

El otro se rió.

-Un pobre viejo dices...alguien débil no coloca veneno en el aire y lo esparse por toda la casa para que sus invasores se duerman en sesenta segundos.

La sonrisa del viejo se esfumó.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque usted me enseñó ese hechizo cuando me dio clases en Hogwarts.- Dicho eso, el hombre se acercó más. -Era uno de sus mayores secretos, supongo que me apreció mucho para contármelo.

-¿Quien eres?- Exclamó el profesor abriendo los ojos. -Siento que te he visto antes, pero no puedo recordar.

El hombre le sonrió.

-Hola profesor Horace. Descuide, no necesita recordarme, es un gusto volver a verlo.

-Es casi como un sueño dentro de otro sueño.- El anciano se acercó e hizo el intento de tocar su hombro, pero en el último segundo alejó su mano. -¿Estoy muerto? Eso explicaría porque te conozco, pero a la vez eres un completo extraño para mí.

El hombre sonrió.

-Tu núcleo mágico es uno de los más raros que he tenido el placer de ver. Tú no sabes quien soy en este momento realmente, pero tu magia sabe que no soy alguien extraño y que ya me conoces o me vas a conocer.

-¿Qué?- El hombre no entendía nada, solo lo miró con duda, pero no con miedo. -Al parecer sí existen personas más locas que yo. ¿Vas a lastimarme?

-No tengo la intención de lastimarte o herirte, solo quiero un favor muy grande.

El anciano puso cara de enfado.

-Conozco esas palabras y la respuesta es no. Ya Dumbledore me ha acosado bastante para que sea el próximo profesor de DCAO y cada vez que le digo que no, él me amenaza o intenta lanzarme un Imperius. Tuve que esconderme aquí y transformarme en un viejo sofá para que ya no me insistiera más. ¿Sabes lo que es vivir con el miedo de que se meta un perro y te orine? Bueno, yo sí lo tengo. Podré ser solo un mueble, pero mi tela es fina y no se lava en frío.- Horace ahora estaba preocupado por un perro imaginario que podía ensuciar su disfraz de sofá. Se estaba perdiendo el flujo de la conversación.

La cara del otro se convierte en otra sonrisa, pero al último minuto miró a su alrededor.

-Yo no voy a suplicarte, ordenarte o hechizarte como el viejo infeliz. Si no quieres hacerlo, no lo hagas.- Antes de que Horace dijera otra palabra, el otro hombre siguió. -Pero quiero que sepas algo. Este año las cosas van a cambiar. Tú sabes la razón de los peligrosos sucesos que ocurrirán, porque por muchos años temiste este momento.

Horace perdió todo color en su rostro.

Nadie dijo nada por unos segundos.

Luego siguió hablando el otro hombre.

-Sabes que Voldermort regresó y que cada vez se hace más fuerte porque su núcleo mágico se está recuperando de tantos años atrapado en la oscuridad. También sabes por qué fue capaz de hacer la atrocidad que hizo. Tú, más que nadie, debes ayudar en esta guerra, ya que fuiste el que dio el último empujón a la locura que logró.

-Yo...yo solo creí que era una pregunta.- Horace dio un paso atrás.

-Sé que siempre te has sentido culpable por hablarle de los horr...

-¡Cállate!- Medio gritó el profesor. El anciano no entendía de dónde había salido esa fuerza y el coraje de gritarle a esa persona que claramente era más poderoso que él. No entendía nada. Pero se negaba a seguir escuchando.

A seguir escuchando sobre eso.

-Tu cara de confusión me dice que aún no recuerdas nada.

-¿Recordar qué cosa exactamente?

-Te obliviaste. Guardaste tus recuerdos porque no podías cargar con la culpa.

-No sé de qué hablas. Tú presencia me está haciendo sentir incómodo. Por favor, vete de mi casa.

El hombre lo ignoró.

-Si no hubieses sido tan débil por Voldermort tal vez ahora no estarías sumergido en este lamento y la autocompasión. Patético en verdad, quedarte en un rincón y llorar por tus malas desiciones. Si el mundo mágico pudiera verte, se reiría del legendario profesor y pocionista Horace Slughorn.

-Dije que te fueras.- Cuando el profesor iba a sacar su varita, el otro hombre fue mil veces más rápido y con la suya tocó directamente la sien del anciano, causando que la magia fluyera.

-No hay tiempo para arrepentirse de lo que hizo hace años, profesor. La guerra no se gana con lágrimas. Si no actúa pronto podría causar su muerte. Haré las cosas mas rápidas para que ambos estemos en la misma página, disculpe.

La magia hizo que Horace lanzara un grito de dolor. No fue lo suficientemente doloroso para desmayarse, pero si fue tan intenso que tuvo que caer en uno de los muebles de la vieja casa para poder cerrar los ojos y respirar. Todo le daba vueltas y podía sentir como su mente era un torbellino, donde cada pensamiento y recuerdo luchaban ferozmente para subir a la superficie y pasar por el umbral de la inconsciencia a la plena conciencia.

Luego de unos minutos, el profesor se sentía agotado y se podían ver las lágrimas que caían en su cara, sin poder evitarlo.

-¿Por qué estás haciendo esta crueldad?- Preguntó. -Yo solo quería olvidar lo que....lo que yo....eres muy cruel.

-No tenemos tiempo de ponernos sentimentales. Muchas personas están siendo masacrados en este momento gracias a tu debilidad por ese hombre.

-Yo no quise lastimar a nadie, yo...

-Le dijiste a Voldermort, cuando estaba en el castillo como estudiante, todo lo relacionado con los Horrocrux y luego pasó toda la mierda que ya conocemos.- Dijo el otro sin sutileza. -Tal vez no fuiste el causante de su transformación a Lord Oscuro directamente, ya que él pudo conseguir la información por otro lado, pero te tenía tan manipulado y embelesado que, a pesar de tus alertas mentales y que sabías que era una terrible idea darle ese tipo de conocimiento, aún así lo hiciste. Se lo dijiste.

La boca de Horace le temblaba.

-Era como un hijo para mí.- Dijo después de un buen rato, aún llorando por los recuerdos recuperados. -Nunca tuve hijos y no deseaba tenerlos, pero luego conocí a Tom, su historia y lo brillante que era y era el hijo que nunca esperé desear. Le di ese conocimiento, cegado por el respeto y la estima que me unían a él, pero lo convirtió en algo oscuro y aterrador. No me importa si alguien es de la luz o de la oscuridad, la magia es magia, no tiene por qué tener una etiqueta o un bando, a mí no, yo no...

El otro término por él.

-No te importaba que fuera de la oscuridad.- Comprendió después de un segundo.

-No.- Respondió el anciano. -No me importaba, pero entonces hizo el hechizo y creó esas maldiciones, provocando que su alma se desestabilizara cada vez más,  matando al chico que una vez quise como a un hijo y convirtiéndose en un ser tan oscuro como la noche. Quería usar la información que yo le di para lastimar a las personas y luego empezó la cacería de Muggles y ya no pude soportar como quería destruir todo un mundo solo por ser diferentes a él.- Horace miró al otro. -Por favor vuelve a Obliaviarme, es muy doloroso saber que soy el causante de esta pena en el mundo mágico.

-No eres el causante, pero si puedes ser una de las personas que solucionen este desastre.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir?

-Ya inició otro año en Hogwarts. Estoy seguro que Dumbledore aún tiene la vacante para ti, ya que espera que recapacites y seas profesor. Démosle lo que tanto anhela.

-¿Quieres que tome el puesto?

-Conocerás a un chico. Harry Potter.

-¿El niño que vivió?

Una inexistente sonrisa casi sale del contrario, pero siguió con su plan.

-Él es una pieza fundamental para que Voldermort pierda esta guerra. Necesito que unas fuerzas con él y su grupo de amigos. Ya las cosas están empezando a cambiar.

Horace escuchaba con atención. Eso era verdad. Las pocas veces que salía, podía ver como tiendas y lugares cerraban horas antes de lo habitual. Tenían miedo de que el Lord empezara una lucha cruzada y ellos quedaran en el medio.

-¿Si lo hago podría ayudar a derrotar a Voldermort? Solo seré un simple maestro, no veo tanta importancia en eso.

Sin esperarlo, el hombre le puso la mano en el hombro al profesor.

-Harías mucho más que ser solo un profesor. No estaría aquí, en medio de esta mierda de casa con la guerra en la puerta, si no fueras importante para esta misión.

-Mi casa no es una mierda.- Dijo con algo de dignidad.

-Es el lugar perfecto para ser un campo de resguardo para las redadas.

Las redadas.

Horace también era consciente de que muchos mortifagos habían creado disturbios en celebración de que la marca tenebrosa que tenían había brillado más fuerte que nunca y creaban caos e incendios como muestra de adoración y alegría por el resurgimiento del Lord.

-Si puedo ayudar en algo, en lo que sea, para tener una victoria de nuestra parte, entonces podría hacerlo. Es mi culpa en primer lugar.

-No es tu culpa, pero agradezco que no luches contra esto.- El hombre se iba a marchar cuando dijo. -Seguramente el viejo te mande un ultimátum para que aceptes el puesto, cuando lo hagas, creerá que te ha engañado y te tiene a su disposición, deja que siga creyendo eso.

-¿Qué crees que quiera?

-Manipularte. Sabe que tienes información sobre Voldermort y lo que sucedió hace años. El conocimiento es poder y en este momento él no tiene ese conocimiento, por lo que se siente molesto y en desventaja. Si te tiene cerca, entonces tendrá acceso a dicho poder.

-¿Qué se supone que haré?

-Lo sabrás.

-Nunca me dijiste tu nombre.

El hombre antes de cerrar la puerta y desaparecer en el crepúsculo de la noche susurró.

-No lo recuerdo. Me han llamado de tantas formas, que a veces ya no lo recuerdo.

Y sin más, se fue.

Al día siguiente, Horace estaba aceptando ser el nuevo profesor de DCAO mediante la milésima carta que había recibido de Dumbledore.

__________________________________________

Ya había pasado dos meses desde que las clases empezaron y mediante el tiempo iba avanzando, los problemas también se hacían cada vez más grandes.

Lo único medio decente que tenían era que su nuevo maestro no era un completo idiota.

-Es muy sabio.- Dijo Draco.

-Está viejisimo.- Contrarresta Blaise.

-Podría tener mil años pero eso no le quita que es muy inteligente.- Siguió Pansy.

-Harry ¿te agrada el profesor nuevo?- Preguntó Luna.

Harry estaba acariciando a Star, quien estaba colgada en su cuello.

-Si no me jode la vida, por mí será el mejor profesor.- Luego se alejó un poco y le habló a Star en parcel.

*Mantenlo vigilado*

*¿Crees que es una amenaza?* Un suave sonido salió de la serpiente blanca.

*Creo que es muy gentil. Las personas gentiles siempre ocultan algo*

*No huelo maldad en él. Tal vez sólo son tus celos*

*No estoy celoso*

*Sí, lo estás. El profesor Horace le ha prestado mucha atención a mi cría y eso no te gusta* La voz de Star sonaba casi divertida.

*¿No deberías estar jugando con Bal?* Harry le preguntó. Generalmente por las tardes, Star visitaba a su Basilisco y luego regresaba para pedirle comida a Riyuu, quien ponía cara de indignación por dejarlo solo tanto tiempo para irse con su otro amigo. Aunque todo era mero teatro, ya que minutos después de su rabieta, el gran dragón llegaba con algunos bichos y pequeñas liebres para que Star comiera.

*Aunque pienso que estás celoso, en algo tienes razón. Siento una presencia inquietante que quiere abordar a mi niño y no lo puedo permitir*

*¿Sientes que alguien quiere hacerle daño a Draco?* dijo Harry alerta.

*Solo digo que todos debemos estar atentos a lo que suceda este año*

Harry iba a decir otra cosa, pero unos brazos rodearon su cuello para un gran abrazo.

-Tierra llamando a Harry.- Dijo Draco. -¿En que piensas?

Harry lo tomó de la cinura y lo abrazó.

-En que solo quiero un maldito año normal en esta escuela. Pero para eso debería quitarme mi apellido, ya que éste es sinónimo de catástrofe.- Dijo el mayor, desviando la conversación.

Y con eso, sus amigos siguieron hablando, dando paso a los días tensos y los inútiles intentos que tenía Dumbledore para que todos mantuvieran la calma y no pensaran el Voldermort.

Aunque eso era imposible.

Conforme pasaban las semanas, la presencia no física del Lord se podía sentir en cada rincón del mundo mágico. La ansiedad era la protagonista de la mayoría de los estudiantes y una cantidad de ellos le estaban tirando mierda a Harry, diciéndole que era su culpa que Voldermort volviera.

Cada vez que Harry pensaba que podía estar feliz y solo pasar tiempo con su prometido, estaba muy equivocado.

Este año, con el voto de todos sus amigos quienes estuvieron de acuerdo, se había convertido en el peor de todos. Solo después del quinto año, con la perra de Umbridge, Draco y Harry podían asegurar que este era el peor momento para Hogwarts.

Las redadas se hacían cada vez más peligrosas. Los aurores nunca permanecían en sus casas por culpa de los mortifagos y casi creían que el ministerio estaba tan preocupado que en cualquier momento iban a decidir que la escuela se cerrara para que todos los estudiantes regresaran a casa sanos y salvos.

-El viejo no lo aceptará.- Dijo un día Blaise, leyendo el profeta y la portada que decía "Nueva ola de caos en el callejón Diagon" -Cree que si no hablamos del regreso de Voldermort entonces no existe el peligro. Krum me dijo que la noticia de un posible ataque está a la vuelta de la esquina. Incluso en Durmstrang se escuchan amenazas sobre el Lord.

Draco, quien estaba sentado en las piernas de Harry con sus brazos rodeando su cintura, miró a su amigo y luego a su prometido.

-¿Tus tíos y papá no han dicho nada?

-Por ahora intentan sellar cada rincón de las mansiones, tanto la Black como la de Potter. También están cubriendo con miles de protecciones donde vivimos y ahora que mi padre está viviendo con nosotros, supongo que hacen un buen equipo, ni una mosca es capaz de entrar si no tienen la autorización de su magia.

Draco le sonrió a Harry.

-Es bueno que estés viviendo con él.

Harry le dio un beso y se apoyó en su hombro.

-Pese a toda la mierda que está pasando, ha sido increíble estar con él. Nos escribimos siempre y la semana pasada, cuando estabas cenando con tu papá, el mío me llevó a su lugar preferido en la mansión Potter. Estuvimos en el lugar un buen rato, lanzando protecciones, y....- Harry dijo con una nostalgia penosa. -Se sintió bien. Hablamos mucho y sé que no vamos a recuperar el tiempo perdido, pero es bonito ver como se esfuerza en crear nuevas cosas que podemos recordar, incluso hemos ido a caminar por el lago que queda cerca de la mansión   Black. Tenía años que no iba a ese lugar, mi padre dice que siempre lo calmaba cuando iba a visitar a Sirius. Se sintió bien hablar con él y contarle mis cosas, al igual que el me contó las suyas.

En eso Luna, quien estaba haciéndole una hermosa trenza de cabello y flores a Pansy, preguntó.

-¿Dónde está la linda serpiente obsidiana?

La sonrisa de Harry cambió a un suspiro y rodó los ojos.

-No hables de él frente a mí, linda. Desde que el idiota terminó con él, mi padre está triste. No lo demuestra cuando está conmigo y no habla del tema, ya que sabe que me molesta, pero me doy cuenta que intenta superar cada día con tristeza. Ahora lo está haciendo mejor, pero la primera semana que se mudó, solo hablaba conmigo. Creo que no tenía energía para mucho más, salvo hacer un café y volver a la cama. Sin embargo, desde hace un mes ha estado mejor, incluso se presentó en el ministerio para ver en qué podía ayudar.

Blaise se rió.

-Aún no puedo creer que se haya presentado como si fuera una persona normal. Creo que olvida que nadie sabía que había vuelto con nosotros.

El humor volvió al grupo.

Si no hubiese sido por los ataques y el peligro que implicaba Voldermort, la noticia de la resurrección de James Potter a la vida, hubiera sido la bomba del siglo. Todos hubieran hablado de eso, pero sólo fue noticia por unas semanas hasta que los disturbios del Lord ya eran muy grandes para que el ministerio intentara taparlo o minimizar las consecuencias de las destrucciones que estaba provocando este año.

-Si solo me dejaran buscarlo y...

-No.- Calló Draco directamente a Harry. Ya sabía lo que iba a decir. Harry desde hace días tenía la idea de que él podría acabar con Voldermort y restaurar la paz a nuestro mundo. Pero Draco le dio un golpe en el pecho y le recordó los miles de mortifagos que tenía el Lord en su lucha, además de varias criaturas mágicas que, si bien la mayoría ya tenían derechos y le dieron la espalda al Lord, existían una gran cantidad de carroñeros que aún tenían guardado un odio muy profundo por la comunidad de magos y brujas y solo querían vengarse y verlos sufrir, así que, pese a sus nuevas oportunidades, decidieron seguir al hombre, cuando este les prometió un final horrible para el mundo mágico que los había despreciado hace tantos años.

-¿Crees que no podré hacerlo?- Preguntó Harry con tristeza. -Soy fuerte, precioso. He entrenado por años para esto y me he preparado mucho.

Draco lo miró y se colocó aún más cerca de él, como estaba entre sus piernas y en su regazo, Harry lo tomó del trasero. Desde hace un tiempo al castaño no le importaba quien los viera. Y como le había quitado el treinta por ciento del bloqueo del tamaño a Riyuu este año, el Dragón era inmenso, para pasar por la puerta tenía que agachar casi toda la cabeza. Junto con Star a su lado solo debían dar una mirada peligrosa si algún estudiante o profesor osara de decirle a los chicos que se separaran y todos se iban con miedo.

El rubio colocó su cabeza en el hombro de Harry y se relajó escuchando los latidos del castaño con su mano.

-Amo mucho tus latidos. Me calma cuando te veo y no me siento mal cuando estás lejos de mí. Tenemos meses sin poder salir realmente a un lugar con libertad. Siempre es a sitios que tienen protecciones, a las mansiones o algún lugar donde todos miran a sus espaldas esperando un ataque. No me gusta sentir pánico, pero cada vez que hablas sobre acabar con esto y pelear con Voldermort siento que mi corazón se detiene y empiezo a tener una ambivalencia entre dejarte terminar con esta tortura que estamos viviendo o encerrarte en nuestra habitación y mantenerte a salvo.

-Draco....

-Sé que eres capaz Harry. Eres el más poderoso mago en nuestra generación, pero también siento que algo horrible sucederá si encuentras al Lord. Esa vez en el cementerio, Voldermort estaba muy débil, cuando me contaste la historia, respiré con alegría, pero ahora las cosas han cambiado.- Draco lo miró con una cara triste. -Por favor, no me hagas sentir que te pierdo entre mis manos y no poder hacer nada.

Harry lo abrazó con fuerza y lo besó.

-No me perderás. Vas a ver que encontraré la manera de volverme mil veces más fuerte y así le pondremos un final de una vez por todas a este momento de oscuridad.

Draco le sonrió y siguió besándose con su chico. Aunque Harry alejó momentáneamente las inseguridades de Draco, el rubio sentía que era cuestión de tiempo para que las cosas fueran insostenibles.

-Me gusta que tu pálida piel se sonroje cuando estoy cerca de ti, me hace sentir graciosa en la barriga.- Medio escuchó a Luna.

-Es que eres muy linda, cariño. Siempre te lo he dicho.

Y con la conversación entre las chicas, Draco se desconectó y descansó encima del cuerpo de Harry, mientras el otro le susurraba palabras de cariño y una que otra obscenidad que le haría cuando llegara la noche y fueran a sus habitaciones, dejando a Draco rojo de la vergüenza también.

__________________________________________

Draco tenía razón.

Con el tiempo, la situación se volvió insoportable. Todos acosaban a Harry debido al Lord. El escándalo había llegado a tal magnitud que Severus tuvo que intervenir y amenazar con una expulsión definitiva si volvían el odio que le tenían al Lord hacia Harry.

Sin embargo, las cartas de odio y las amenazas anónimas crecían cada vez más. Harry las ignoraba o en el segundo en que volaban hacia él, el chico las quemaba sin varita.

-Soy muy poderoso. Puedo crear un hechizo rastreador que me diga quien envía las cartas y podrán decírmelo directamente a la cara y no como unos cobrades. Estaré muy decepcionado si ahora no recibo ninguna. Así que por favor sean originales cuando envíen las amenazas ya que me estoy cansando de quemarlas. Tal vez ahora pueda enviar a Riyuu directamente a defender mi nombre.

El dragón hizo un rugido y de su boca quemó varios pergaminos de los estudiantes, causando terror en sus caras. Ese gesto consiguió que las acciones pararan por un tiempo.

No obstante, el mundo mágico no tenía un Riyuu que los protegiera. Los ataques eran de día y de noche. Una vez que empezaron los secuestros, el ministerio declaró alerta máxima y los chicos podían leer las cartas de sus padres ordenandoles que permanecieran en Hogwarts, si bien no era el mejor lugar para estar en este momento, el mundo mágico era un caos total lleno de miseria lleno de escombros que los servidores del Lord dejaban a su paso.

Ese día, luego de varios meses, Dumbledore dio permiso de dar un paseo por el pueblo de Homedale ya que habían cientos de aurores por la zona.

Draco se alegró tanto de que por fin podían salir y no sólo estar atrapados entre el castillo y sus casas, que se puso su mejor túnica, generando que Harry no lo dejara salir de la habitación y cogiéndoselo duramente en la puerta de su habitación cuando ya estaban a puntos de salir.

-Ahhh...- Gemia el menor. -Ha-harry, vamos, mmm...ta-tarde.- Draco estaba contra la pared y Harry tenía sus pechos juntos, mientras lo penetraba sin compasión.

-Por eso debes venirte rápido cariño, para yo probar tu semen y poder irnos.

-Pero...pero Harry...

-Dime a quien amas.- Ordenó Harry mientras lo embestia con salvajismo y precisión. -Dime que no soy el único que pierde la cabeza cada vez que te ve. Dime que tú también estás loco por mí

Un gemido fue todo lo que sé escuchó.

-Sa-sabes...ahhh, mmm, Salazar...-Las embestidas nunca pararon, pero Draco en la nube de la lujuria intentó contestar. -Sabes que te amo y que estoy muy lo-loco por, por ti.

-Adoro cada palabra que dices.- Harry los posicionó de una manera diferente, con Draco ahora dándole la cara a la puerta y Harry agachado para comerse su agujero.

-¡HA-HARRY!- Exclamó escandalizado el rubio, pero podía más el placer y los increíbles estímulos que estaba sintiendo que la regañada que tenía en la punta de la lengua. -¡Ahhh!

Así que decidió no decir nada.

Al cabo de unos minutos, Draco se vino, regando semen por varias partes de la puerta, la mesita de noche y un peluche que tenía encima del objeto. Cuando intentó darse la vuelta, sus rodillas fallaron y casi se cae, pero Harry lo sujetó justo a tiempo para volver a darle la vuelta y sin pensarlo dos veces se volvió a inclinar, pero esta vez, para limpiar el semen del rubio.

-Por Merlín, Harry. Juro que a veces no tienes un gramo de vergüenza en tu cuerpo.

-No es que no tenga vergüenza, Dragón. Es solo que este manjar no se puede desperdiciar.- Y se puso a limpiar hasta la última gota de su pene. -Mis tíos me enseñaron a no desperdiar comida.

Sin esperarlo, una pequeña risa salió de la boca de Draco.

-No creo que ellos se hayan referido a esto.- El menor tomó la cabeza de Harry y lo acercó más a su miembro. -Más.- Pidió/ordenó.

Harry como el buen novio que era, cumplió con las exigencias de su caprichoso novio y limpió cada gota de semen que Draco tenía en su pene con su lengua. Un segundo después tenía a Draco levantado del culo y frotando de nuevo sus miembros. A pesar de que aún estaban medio vestidos, la fricción de lo que hacía Harry estaba volviendo a motivar ambos miembros.

-No uses tu fuerza a tu beneficio.- Suspiró el rubio. Es que desde hace un tiempo, Harry había crecido mucho más y su fuerza también era digna de admirar. Mientras que él, no creció más, pero tampoco era alguien débil, Draco también había adquirido un par de músculos y su cuerpo estaba bien proporcionado. No se comparaba con el de Harry, pero a juzgar por el deseo en los ojos de su chico cuando éste lo divestía con la mirada en clases, supuso que le gustaba lo que veía.

Siguieron besándose hasta que sus lenguas estaban dormidas.

Al cabo de un rato, un sonido los despertó de su ensoñación.

El transporte estaba haciendo su última llamada.

Draco con rapidez salió del agarre de Harry y lo besó otra vez, haciendo que el poco semen que quedaba en su boca, se juntara con la saliva y le dio una mirada de advertencia sobre volver a distraerlos.

-No quiero otra distracción. Quiero ir a Homedale.- Mientras caminaban por el pasillo, encontraron a sus amigos en una esquina. Seguramente esperándolos. -¿Por qué querías que perdiéramos el paseo? Dime que pasa, cariño.

-No lo sé.- Dijo sinceramente Harry luego de pensarlo por un rato. -Siento que no debemos ir. Siento una opresión en mi pecho. No quiero que salgas lastimado.

-Los aurores cuidan de ese lugar.

Harry sonrió con sarcasmo.

-Todos ellos son unos incompetentes. Me extraña que ya no hayan caído en una trampa. El único auror que respeto es a mi padre.

Draco tomó el brazo y lo atrajo para un cálido abrazo a su cuerpo.

-Entonces tendré al mago más audaz y fuerte del mundo para protegerme.

Harry sacó el peso.

-Olvidaste que soy inteligente y súper sexy.

[N/A: *Con voz de Buddy* Olvidaste valiente y guapo]

Draco rodó los ojos.

-Está bien. Soy pareja del mago más sexy y sumamente inteligente de todo el mundo mágico. ¿Estás de acuerdo? Aunque a veces sea un gran alcornoque posesivo y celoso.

Harry agarró la barbilla del rubio con dureza y le dio un gran beso. Con su otra mano le dio un gran apretón a su trasero y dijo:

-Estoy muy de acuerdo con tus palabras. Incluso con lo de alcornoque.

A Draco no le dio tiempo de reír ya que la presencia de sus amigos se reflejó ante sus ojos.

-Hogwarts se está yendo a la mierda.- Dijo Blaise a sus amigos, una vez todos se juntaron para caminar hacia el transporte que los llevaría a Homedale.

Cuando ya estaban a punto de abrir las puertas para salir al frío invierno, dos pelirrojos bien conocidos se interpusieron.

-Juro que si me hacen perder mi paseo voy a matarlos. Nadie me culpará por ese regalo desinteresado para mundo mágico.- Se quejó Pansy, con Luna tomándole el brazo para que se calmara.

Ron y Gine seguían molestando a los chicos. Hermione los seguía desde atrás, pero por primera vez Draco se dio cuenta que la castaña no quería estar ahí, se veía incómoda y no miraba a nadie.

-Este año no te dejaré las cosas tan fácil.- Dijo Ron. -Te ganaré y mi casa tendrá ese trofeo.

-Hoy no, Ron.- Despidió Harry sin mirarlo.

-¿Crees que eres la gran cosa y que eso te da derecho a menospreciar a las personas y solo ignorarlas? No te creas superior, yo también soy un pura sangre.

-Un traidor de sangre, mejor dicho.- Dijo Draco.

Ginevra lo miró.

-No creo que debas meterte en asuntos que no te importan, mi hermano está hablando. De seguro eres igual de descortés con todos porque crees que somos inferiores a ti, pues eso no es verdad.

Harry levantó su mano hacia la chica, con cara de pocos amigos, listo para hacerle daño, pero Draco hizo que bajara su brazo.

-Es impresionante como ambos distorsionan todo a su beneficio y eligen lo que quieren creer.- Draco miró a Harry e hizo un puchero. -¿Por qué las personas malvadas son las que siempre quieren hablar a gritos?

-No te preocupes, en el juego de esta semana, le enseñaré a tu amada estrella lo que puede hacer un gran jugador como yo. Y cuando pierda, veremos quien es el miserable.

Harry suspiró.

-No vales ni mi tiempo. Hay problemas reales allá afuera en el mundo por culpa de Voldermort ¿y tú solo te preocupas por un juego de Quidditch? Ese trofeo es el menor de mis problemas, si quieres esta noche te lo envío a tu cuarto y me dejas en paz. Aunque me sorprende que empieces a molestar justo ahora, ya que las clases empezaron hace meses.

Draco miró al pelirrojo.

-Ese trofeo no se irá de mi cuarto.- Refiriéndose a que como dormía con Harry, el objeto siempre ha estado en su habitación desde su primer año. -¿No te cansas? Día tras día siempre es lo mismo con ustedes, son los únicos Weasleys, a parte de sus padres, que siempre nos han molestado, es algo agotador. Los gemelos se fueron de su casa para no seguir soportando a su madre. Ese tal Charlie vive a kilometros de ustedes, Bill casi nunca va y Percy solo los visita en cumpleaños y Yule.

Harry le sonrió y en un susurro le preguntó.

-¿Cómo sabes todo eso?

El rubio se encogió de hombros.

-Contactos.

-¿Desde cuando tú padre es tu contacto?- Preguntó Ron malhumorado.

-Desde siempre.- Dijo Draco sin vergüenza. Miró a Hermione. -¿No crees que ya es momento de alejarte de personas que no te suman nada más que odio y resentimiento en tu vida? Sé que eres inteligente, pero aún no ves que ellos solo te usan para aprobar el curso. Es muy patético tener amigos solo por beneficio, Granger, piensa en eso.

Ginevra se le enfrentó.

-Ella no tiene que pensar nada y nuestra relación no es de tu maldita incumbencia. Te crees la gran cosa.- Harry empezó a caminar para enfrentarse a la chica, pero Draco levantó su brazo y lo detuvo antes de decir algo. Siguió escuchando a la Griffindor. -Crees que tu apellido te dará todo, que hablas y todos deben arrodillarse. Tú eres el patético, cuando Harry se de cuenta que solo eres un chico mimado que se está divirtiendo con él, no sé si estaré ahí para ayudarlo a sanar.

-Nadie te está pidiendo que estés para mí.- Respondió Harry con una cara de asco. -Nunca lo hice y nunca lo haré.

El rojo de su cara contrastó con su cabello. Quiso decir otra cosa, pero Harry se le adelantó.

-Tengo mejores cosas que hacer que discutir con tus dos únicas neuronas que todo el tiempo se la viven obsesionadas conmigo.- Esperó un segundo y sonrió. -Así que le dejaré esto a los profesionales.- El chico dio un paso atrás y se llevó a Draco y a Luna, dejándole a Blaise y Pansy todo el espacio posible para que se lucieran.

-Pero mira quien sigue de arrastrada después de seis años de súplicas y miseria.- Sonreía Pansy con burla.

-Espera, ¿eso es lo que creo que es?- Preguntó Blaise y se acercó aún más a Ginevra con voz de lamento. -¿Cariño, de quien es el uniforme que usas? Posiblemente de tu hermano mayor, Charlie. Seguramente el de Ron es el de los gemelos ¿cierto?, que triste, ya estás en ese punto de tu miserable vida que debes compartir uniforme y tomar el de tus hermanos porque no tienen donde caerse muertos y menos para comprar una sencilla camiseta. Es terrible.- Miró a sus amigos, especialmente a la castaña. -¿De dónde es tu uniforme, Pansy?

Pansy dio una vuelta para presumir el uniforme que estaba oculto por un fino saco de piel color vino.

-Hecho a mi medida, telas traídas desde Italia y confeccionado en Portugal- Tomó el hombro de Luna y la acercó aún más. -La de Luna se la mandé a hacer desde Italia también, la suave tela de ese país le queda perfecta a su tono de piel, es mi regalo por ser mi mejor amiga. Pero ustedes no sabrían de eso, ya que no tienen amigos.

Y era verdad. Tal vez los chicos estaban diciendo tonterías y se burlaban de sus túnicas y vestimenta, pero Blaise sabía perfectamente que la pobreza y la clase baja en la que estaba la familia Weasley era algo que los dos hermanos menores odiaban y cada vez que les recordaban lo pobres que eran su ira aumentaba cada vez más. A eso se le sumaba las escasas amistades que tenían y todo era un desastre.

Alguien benevolente dejaría la conversación en ese punto y se iría para no seguir enojando a los dos hermanos.

Blase no era para nada benevolente. De hecho, era muy rencoroso.

Miró a Ron y lo señaló con su dedo índice.

-Te he contado tres agujeros en tu túnica y dos parches mal cocidos desde que estás frente a mí.- Luego miró a Gine. -Tu usas una talla más grande que tu cuerpo, pero la sostienes con magia y se ve tu estómago para que crean que lo haces a propósito y así lucir sexy, pero en realidad odias usar la ropa vieja de tus hermanos y por eso le quitas la ropa a Hermione a escondidas.- La nombrada miró a la pelirroja sin creerlo. -Te vi teniendo una cita con Dean el otro día cerca del lago, esa camisa no era tuya. Luego tuviste otra cita con Ben y usaste los zapatos que sus padres le enviaron por su cumpleaños.

-¿Estás por ahí de ofrecida y sigues acosandome?- Harry hervia de la rabia.

-No, yo no...- La Griffindor intentó defenderse, pero Blaise le sonrió y le tocó la camisa, justo donde había un hilo descosido de un parche que intentaba tapar un gran agujero. Tiró del hijo y el pedazo de tela cayó al suelo, dejando que se viera su hombro debido a la camisa tan vieja que tenía.

El moreno la miró con lástima fingida.

-Si eres pobre, al menos que no se te vea, cariño. Es la regla número uno de la falsedad, deberías saberlo.

Ron sacó su varita, mientras que Ginevra también iba a usar la suya, pero el hechizo nunca llegó de parte de ellos. Sin embargo, sí fue lanzado por la tercera persona que estaba detrás de los hermanos.

Hermione paralizó a los Weasleys y con su mano temblorosa alejó su varita, cuando vio que Harry la estaba apuntando con su mano.

-No quiero discutir.- Empezó a decir la chica. -Estoy tan cansada de discutir.- Algunas lágrimas cayeron y se las limpió rápidamente. -Sólo quiero terminar este año, hacer mis exámenes y largarme de este endemoniado lugar.

-¿Dónde quedó eso de "Hogwarts es increíble" cuando tenías once años?- Preguntó Pansy.

-Al demonio con Hogwarts. Sólo he sufrido y he sido lastimada desde que llegué.- Miró al grupo de Draco. -Sigo lamentando como los traté, sé que no merezco su perdón, pero les prometo que no volveré a insultarlos ni a meterme con ninguno de ustedes.- Miró a los chicos que intentaban salir del hechizo paralizador. -Dudo que vuelva a hablar con ellos otra vez después de esto, así que ya no me verán mucho por ahí, probablemente me encuentren en la biblioteca.

Luna se acercó y abrazó a Hermione. Con una sonrisa en su cara la miró.

-Es de sabios pedir perdón y reconocer los errores que hicimos. Acepto tus disculpas, espero que Hogwarts empiece a darte bonitos días como nos lo da a nosotros todo el tiempo. Aún en las sombras que oscurecen los días, siempre puedes crear tu propia luz.

La chica le dio una sonrisa a la rubia, pero se quedó callada cuando Pansy sujetó a Luna de la cintura y la atrajo a ella para que no estuviera tan cerca de la leona.

-Luna es muy sensible y buena para estos casos. Yo no acepto tu perdón, pero si puedo trabajar con un pacto de solidaridad entre nosotros. Tú no te metes en nuestra mierda y nosotros no te miraremos ¿Entendido? Con algo de suerte podremos terminar este año tan asqueroso en sana paz.

La chica miró al grupo otra vez y asintió despacio.

-Comprendo. Gracias por escuchar. Si me disculpan creo que debo ponerme al día con varios libros que he tenido descuidados. Nos vemos por ahí.

-¿No irás a Homedale?- Preguntó Luna.

Hermione sonrió triste.

-No creo que sea bien recibida.

Luna respondió.

-Todos son recibidos.

Hermione quería decirle que no creía ser bien recibida por tantas palabras y rencores que les había lanzado a sus compañeros a lo largo de los años, pero se quedó callada.

-Tal vez para la próxima.- Cuando me disculpe con todos y vean que ya no soy una perra, pensó la chica.

-Está bien, te traeremos una cerveza de mantequilla.- Luna levantó la mano en modo de despedida.

Pansy, cuando vio a la chica irse, se giró hacia Luna y la agarró de las mejillas.

-No debes ser tan linda con las personas, Luna, se aprovecharán y solo te lastimarán.

-Pero tú me defendiste y estuviste a mi lado.- Luna le tocó el cabello con suavidad. -Siempre vas a estar cuando te necesite.

Pansy la miró y le dio un beso en la frente para luego atraerla a su pecho y abrazarla con fuerza.

-Si alguien te hace llorar voy a matarlo y quemarlo hasta las cenizas.

-Dices cosas muy graciosas.

Pansy sabía que para su linda amiga eran bromas. Pero una mirada hacia Harry, y como éste asintió despacio, dio por sentado el mensaje. Si tocaban a Luna, tanto Harry como Pansy, harían caer una guerra.

Al cabo de un segundo los chicos decidieron que debían irse, tenían un largo día por disfrutar.

Blaise antes de irse miró a los chicos y hechizó algunos disfraces para colocarselos encima. Ron tenía una cola de perro en el trasero y una correo en su cuello, mientras que Gine tenía una peluca de hombre, barba y gelatina corriendo por su ropa.

-No sé cuando terminará esto, pero debo aprovecharlo.- Miró a los hermanos. -Tienen suerte que su ex amiga los detuviera a tiempo, porque levantarme la varita a mí, significa una guerra jurada.- Hizo un gesto de diva con la mano y se alejó diciendo. -Casi los mataba con mis zapatos de diseñador. Agradezcan y dejen de jodernos la vida. Ya no somos niños. Dejen de meter su cabeza en sus culos y maduren de una vez.

Cuando caminó al lado de Harry, el castaño le sonrió con ironía.

-¿Los mataste y quieres ir al velorio?- Dijo Harry refiriéndose a la humillación verbal.

Blaise sonrió.

-Que puedo decirte, siempre me han caído mal. Sé que con esto ya no harán juegos de niños.- Miró serio a su amigo. -Debemos estar alerta. Esto no lo van a olvidar tan fácilmente.

Y sin más, los hermanos quedaron solos, prometiendo que así fuera lo último que hicieran, iban a vengarse de todos ellos. Ya no eran niños, era verdad lo que dijo la serpiente, sabían que significa este odio y rencor hacia el grupo y las consecuencias que traería.

Esto era la guerra, y esta vez era de vida o muerte.

________________________________________

Homedale estaba iluminado por un día de invierno. Sin embargo, la realidad entre los lugareños era muy diferente al bonito día que se veía en el cielo. En cada rincón del pueblo se apreciaban los destrozos y algunos negocios en ruinas que estaban irreconocibles gracias a las diversas apariciones de los mortifagos.

El estado del lugar entristeció mucho a Draco y a Luna.

Blaise intentó aligerar un poco el ambiente.

-¿Qué hacemos? Podemos tomar una buena cerveza, recuerden que somos grandes.- Dijo orgulloso. -También podemos ir de compras.- Luego al otro segundo añadió. -Aunque ustedes no me aguantarian el paso. ¡Oh, ya sé! Sí quieren, podemos viborear.

-¿Vibo...qué?- Preguntó Luna.

-Voborear. Es decir, ser zorras críticonas. Por ejemplo vi el atuendo de Lisa Asterdom. Ese amarillo pollito le queda horrible con esa falda roja. Eso es un insulto a la moda.

Cuando los chicos iban a decir algo, Draco escuchó un pequeño murmullo. Giró su cabeza y vio a dos chicas consolando a una tercera.

-Ya, ya, todo estará bien, Danica.

La chica aún seguía llorando.

-Yo tuve la culpa. Mi hermana no tendría que haber estado conmigo en el callejon Diagon....- Sus lágrimas siguieron.

-No sabías que iban a destruir ese lugar. Esos hijos de puta no tienen corazón.

-Ahora mis padres están en San Mungo desde hace varios días, rezando por la vida de su hija. Yo estoy aquí, mientras mi hermana está sufriendo en un hospital. Ella estaba tan ilusionada de comprar su nuevo collar y no estuve alerta, yo....

El llanto no paró después de eso. Las chicas la alejaron a un lugar más discreto, pero ya los chicos la habían escuchado.

-Mis tíos dicen que no debo ir al callejón Diagon.- Dijo Harry. -Mi padre me dijo que las redadas no paran en ningún momento y que los negocios que aún seguían en pie, culpan al ministerio por no estar atentos a esta situación.

-Mi madre me dijo que tenía meses sin volver a ese lugar.- Siguió Blaise. -Dijo que nuestras vacaciones la pasaríamos muy lejos de aquí. El ruso ya le compró una pequeña isla. Posiblemente estaremos allá.

-Mi padre dice que las demandas hacia el ministerio por negligencia son su día a día, desde hace semanas. Todos están molestos.- Habló Draco.

-Mi padre me dice que Tom hace un buen trabajo.

Todos se giraron hacia la rubia.

-¿Qué?- Dijo Harry.

-Una vez mi padre estaba investigando sobre uno de los ministros, ya que los cuervos le decían que tenía los ojos violetas y su corazón rojo, pero no encontró nada, así que decidió irse, fue cuando vio a Tom salir de una de las oficinas principales. Se enteró que está trabajando en el ministerio.

-Seguramente por eso todo está como está.- Se quejó Harry.

-De hecho, la idea de colocar protecciones con la magia del cabello de los unicornios fue idea de Tom. Pero mi papi dice que el ministro se llevó el crédito. Esa es la razón de por qué algunos negocios siguen en pie. También fue él quien mandó a un grupo de aurores a custodiar el banco de Gringotts y Homedale. Los duendes están muy agradecidos con él. Le dijo a mi padre que Voldermort intentaría tomar a la fuerza sus reliquias y objetos malditos de las bóvedas de ese lugar y, pese a la resistencia de los duendes al principio de trabajar con magos, tuvieron que aceptar. Los aurores también están en Homedale por él. Sabe que siempre se hacen paseos estudiantiles en este pueblo. Antes no podía hacerlo porque estaba recién empezando a trabajar, pero ahora creo que tiene otro cargo y eso le permitió ser escuchado por la jueza Abboaut. Mi padre intentó encontrar alguna información sobre el escondite que utilizan los mortifagos para aparecer y desaparecer a su conveniencia, porque nadie puede explicar como todo el callejon está cerrrado y aún así pueden llegar e irse sin ser tomados por sospresa, pero no pudo encontrar nada.

Todos estaban en silencio.

Fue Blaise quien salió a decir.

-¿Piensan lo que yo estoy pensando?

-¿Qué la profesora Trelawney debe cambiar de peinado y no parecer alma en pena? El otro día apareció detrás de mí y casi me da un infarto.- Dijo Pansy.

-Sobre el peinado estoy súper de acuerdo, pero no es eso.

-Creo que Blaise quiere usar los espejos.- Dijo Draco.

Harry tardó un segundo en reaccionar.

-Es mejor que alejes esa eestúpida de esa mente retorcida tuya.

-Piénsalo. Si encontramos esa ruta y la sellamos, los mortifagos ya no tendrán un fácil acceso al lugar.

-No podrán lastimar a nadie más.- Comentó Draco con suavidad. Miró a Harry. -Hagámoslo.

-No es una buena idea, Dragón. No sabemos que podemos encontrar.

-Si las cosas salen mal, utilizaremos el espejo y volveremos. Entrar, buscar y salir, es fácil.

-Olvidan la parte en la que seguramente eso debe estar rodeado. Sin mencionar, que los aurores nos meterían una bala directo a los ojos si piensan que somos mortifagos.

-¿Qué quieres decir?

-Acaban de escuchar a la chica, sobre el caso de esa niña. No dijo que fueron los propios aurores quienes lastimaron a su hermanita, pero eso fue lo que me dijo mi padre. Estaba en el fuego cruzado y la niña no pudo escapar tan rápido. A los aurores no les importa proteger a nadie en este momento, solo les dieron una misión, y esa es matar o capturar a los mortifagos. Si el padre de Luna está en lo cierto, Tom fue el único que pensó en las personas de Diagon porque mi papi dijo que ya el ministerio tenía como prioridad acabar con los aliados del Lord, eso es lo único que les interesa.- Dijo Pansy.

-Con más razón debemos ir.- Draco tomó la mano de Harry. -Esas personas no tienen la culpa de este guerra.- Miró con ojos tristes al mayor. -Por favor, por mí.

Un suspiro denso y largo salió del mayor, para luego dar su única respuesta.

-No te separes en ningún momento de mí.- Ordenó Harry. Draco solo asintió y lo besó.

-¿Por qué siempre se te ocurren estas estúpidas ideas?- Preguntó Pansy ya con el espejo afuera y mirando a Blaise.

-Me amas.

Y con eso, todos activaron el objeto mágico y fueron trasladados al callejon Diagon con una misión en específico.

__________________________________________

Lo primero que notaron fue que Sortilegios Weasleys era un éxito.

-¿En serio?- Se indignó Harry. -Hay una guerra y las personas están comprando bromas, ¿dónde tienen la cabeza?- Dice viendo la tienda que está un poco alejada de ellos, pero que de igual forma se ve iluminada y pequeñas puntos de personas entrando y saliendo.

Draco le golpeó un poco el brazo.

-Debes entenderlos, amor. Todos intentan sobrellevar el miedo como pueden. A veces me dan ataques de pánico y cuando no estás suelo abrazar el peluche que se parece a ti y me acuesto en mi rincón favorito de la habitación hasta que cuento hasta cien, cuando se me pasa intentó distraer mi mente con algo que me haga feliz y sea mi espacio seguro.

Harry abrazó fuerte a Draco.

-Lo siento, lo dije sin pensar. Soy un idiota.

Draco sonrió.

-No, no lo eres, solo que no sabemos el contexto de lo que pasa con esta pobre gente.

-De todos modos, ¿cómo encontraron el dinero para abrir su negocio?- Se preguntó Blaise.

-Yo les presté el dinero.- Dijo Draco.

-¿Qué?- Exclamaron todos.

-Bueno, Umbridge los expulsó y cuando Dumbledore volvió a tomar el cargo, pese a las negativas de nuestras familias que estuvieron en desacuerdo, el señor tuvo la decencia de volver a darles un puesto a ambos, pero ellos no aceptaron, dijeron que querían iniciar un negocio y que la escuela sólo retrasaría lo que ellos ya tenían pensando para sus vidas, así que cuando me los encontré en Hogwarts con sus padres, ellos se despidieron de mí y dijeron que no volverían a la ciudad hasta tener el dinero para su negocio. Así que en lo único que podía pensar es en que ellos me ayudaron con el mapa.- Ya le había contado a sus amigos sobre el mapa del merodeador y como los gemelos se lo dieron para encontrar a Peter. -Entonces pensé que les debía un favor y quise pagarlo. Un Malfoy nunca deja un cabo suelto.

-Sí, un favor muy caro.- Dijo Blaise. -Esto no es barato.

-Lucius le dio una pastelería gigante a Remus.- Recordó Draco. -Si no fuera por la guerra, ya la abrían abierto y fuera un éxito. Además, se ve que los gemelos fueron uno de los negocios que tienen protecciones. Están bien.

-¿Qué sucede si te quedas sin dinero?- Preguntó Blaise.

-Nunca me quedaré sin dinero.- Dijo Draco sin dudar.

-¿Cómo estás tan seguro?

-La fortuna Malfoy es muy extensa.- Dijo Harry.- También cuenta con toda la fortuna Black y las bóvedas de Potter están a su entera disposición.

Draco solo levantó una ceja a Blaise como diciendo "Te lo dije"

Blaise le sonrió con arrogancia y se secó una lágrima imaginaria.

-Te he enseñado bien.

Pansy rodó los ojos.

-Sí, sí, todos son ricos, ahora vamos a ver que encontramos y vámonos de aquí, este lugar me da miedo.

Y Pansy tenía razón. Lo que antiguamente era un lugar lleno de risas, gritos de vendedores felices y un sitio donde caminaban miles de personas para llegar a sus negocios, ahora era una cruel sombra de lo que era. Carteles de "Desaparecido" se hayaban en las ventanas de varios locales, entre ellos estaba el señor Ollivander.

-Recuerdo lo feliz que estaba de ir a su negocio y tener mi primera varita.- Dijo Draco con tristeza. Harry le apretó la mano en señal de apoyo.

Mientras intentaban buscar con hechizos de rastreo y lugares inhóspitos alguna pista, el frío se extendia cada vez más y el viento lograba congelar la cara de todos.

-Abrígate mejor.- Dijo Harry, acomodando el saco del rubio. Pansy también hizo lo mismo con el vestuario de Luna.

-Que lindos son.- Dijo Blaise, luego se puso serio. -Los detesto.

-¿Dónde está tu Búlgaro?

-Haciendo preparativos para pasar Yule conmigo. Resulta que su familia no está muy contenta conmigo y la elección que tomó Victor, así que está buscando que me acepten para llevar la fiesta en paz.

-¿Y eso te importa?

-No. Me estoy cogiendo a Victor, no a toda su familia. Pero es importante para él y yo lo adoro, así que hago mi mejor esfuerzo de poner una sonrisa a esos búlgaros estirados que quieren separarnos, pero no saben que se toparon  con un chico fabuloso que deben aceptar sí o sí.

La conversación duró un rato más hasta que todos se dieron cuenta que habían estado mucho tiempo tratando de encontrar el pasadizo o la puerta mágica que conectaba Diagon con el escondite de los mortifagos.

Luego de lo que pareció una eternidad y de que Pansy señalaba que seguramente el autobús se había ido sin ellos, Draco sintió un tirón en su magia.

-Esperen.- Los detuvo. -Siento....no sé que siento, pero viene en esa dirección.- Apuntó a un lugar oscuro que no tenía ningún tipo de iluminación, ni siquiera la luna en su esplendor llegaba a ese punto del lugar. Estaba rodeado por algunas casas y edificios abandonados desde hace mucho tiempo.

-Amigo ¿nunca ves películas de terror? Ese es el lugar donde te matan o aparece el fantasma.- Le recordó Blaise.

Draco no lo escuchó y siguió caminando donde le dictaba su magia. Todos fueron detrás de él. En el segundo en que nadie veía nada, Harry lanzó bolas de fuego que iluminaron el lugar. Lo único que vieron fue una pared llena de ladrillos y ramas secas por todas partes que crecían sobre la construcción.

-Este es el momento en que nos damos la vuelta.- Blaise se daba la vuelta poco a poco, pero la mano de Pansy lo devolvió a su sitio.

El rubio caminó aún más y se detuvo en dicha pared. Harry, quien estaba a su lado, lo siguió y se acomodó justo al lado.

-¿Estás seguro?

-No, pero algo me dice que hay algo aquí.

-Es suficiente para mí.- Con su magia, Harry hizo derrumbar el muro de ladrillos y mientras cada bloque caía, todos miraron como detrás de ese obstáculo solo había una nota pegada a otro muro que, si bien no era de ladrillos, era mágico. Hasta Harry tenía dudas si podía lograr derrumbar esas protecciones.

Con cuidado de poder ser una trampa, Draco lanzó contramaldiciones y cuando vio que era seguro, tomó la nota.

Con lentitud, todos leyeron la nota. Una vez leída, maldijeron su mala suerte e ingenuidad.

La nota muy claramente decía:

"Mira arriba"

Todos al mismo tiempo levantaron sus cabezas y volvieron a maldecir.

-Esto no sale en las películas de terror.- Se lamentó Blaise.

Estaban rodeados por cientos de mortifagos que se encontraban en la cima de esos edificios abandonados. No había un solo lugar de las azoteas o los balcones que no fuera rodeado por uno de los servidores del Lord. Habían sellado la única salida que tenían y solo Merlín sabía la cantidad exacta de ellos.

-Amo cuando la comida viene directamente a nosotros.- Exclamó con arrogancia uno. -Y yo que pensé que sería una guardia aburrida.

-Mira que bonito premio le entregaremos al Lord.- Dijo uno de ellos.

-Nos divertiremos primero con esos dos rubios.

-Olvida a los rubios, mira a ese candente moreno.

-Si me tocas un solo cabello de mi fabuloso cuerpo, te quemaré vivo.

El mortifago silbó.

-Que atrevido, me gustará acabar con ese carácter.

-Ya es mucha charla.- Dijo el que parecía ser el líder de ese grupo. -Encontraron nuestra conexión con el callejón Diagon. Saben lo que deben hacer.

Todos empezaron a lanzarse del edificio y rodear a los amigos. Cada uno de ellos se colocó de frente y juntaron sus espaldas para solo enfocarse en la amenaza que tenían frente a ellos.

-Si me muero en este lugar, mi mamá estará muy enojada.

-Mi padre irá todos los días a mi lápida solo para sermonearme.- Dijo Pansy. -Eso no lo puedo permitir.

-Mi papi sembraría flores blancas en todas partes del jardín, sería triste y lindo a la vez. Pero no puedo permitirle que siembre rosales, no en esta época del año, se marchitarian.

-Casi muero en una guerra, nadie volverá a tener ese privilegio.- Dijo Harry al jefe frente a él.

-Serás mi regalo para mí señor. Imagino el gran premio que me daría si le llevo tu cabeza.

Draco se enfureció.

-Tienes razón.- El jefe miró de reojo a Draco. -Es mucha charla.- Y sin más, lanzó un hechizo para desmayar al que tenía en frente.

Como tenían máscaras, no podían distinguir su identidad, pero a los chicos no les importaba. Cada uno de ellos empezaron una batalla de hechizos y contramaldiciones contra los mortifagos. El callejón sin salida se volvió testigo de la pelea tanninjusta que tenían. Harry podía con todos los que se le atravesaban, pero sus amigos no, así que su fuerza se estaba debilitando poco a poco, ya que tenía que salvarse él y cubrir a sus amigos. Pero sobretodo su magia se centraba en crear una barrera impenetrable hacia Draco.

-Resiste, estoy pensando en algo, amor.- Le gritó el rubio.

-Tómate tu tiempo.- Gritó Blaise, mientras derribaba a dos a la vez. -¡SÍ! Maldito infeliz, crees que puedes con el gran Zabini.

-¡BLAISE, CUIDADO!-  Gritó Pansy. Pero Blaise no pudo esquivarlo. Un hechizo le pegó justo en su mano dominante y le hizo soltar su varita.

-Oh, oh. Esto es malo.- Dijo para sí mismo.

-Protejan a Blaise.- Ordenó Draco. Todos se acercaron como pudieron e hicieron otra vez un círculo, con Blaise en el centro.

-Maldito idiota.- Dijo Pansy lanzando maldiciones, ya estaba cansada y su brazo temblaba cada vez que levantaba la varita. -Te dije que tuvieras cuidado.

Todos estaban tan cansados y cada vez que derribaban a un mortifago, parecía que se multiplicaban. A los chicos no le quedaban fuerzas.

-Lo dijiste en el segundo en que lanzó el hechizo. Maldito, cuando sepa quién fue voy a matarlo. Lo peor de todo es que se veía debilucho. Me tomó por sorpresa.

-Si salimos de esta voy a patear tu trasero. Le diré a Krum que te gusta ponerte falda.

-Te saldrá el tiro por el trasero porque ama cuando me pongo falda, en especial, faldas cortas y de encaje.

-¿En serio están discutiendo eso? Tenemos asuntos más importantes aquí.- Les gritó molesto Harry.

-Ya somos carne de cañón, amigo. Este es nuestro final, mejor resignarnos y ver como las puertas están cerradas para nunca más abrirse.

Con esa frase, Draco tuvo una idea.

-Eso es, eres un genio.

-Lo sé.- Dijo sin dudar Blaise, pero no sabía la razón.

-Dime que puedes sacarnos de aquí, Dragón, porque estoy empezando a sentirme mareado.

-La puerta, Harry. El tipo dijo que era la conexión entre el callejon diagon y su escondite. Debemos atravesarla.

-Mala idea. Si ese es su escondite, habrán miles de ellos esperando tras esa puerta.

-Uno de ellos dijo que estaban de guardia, eso debe significar que sólo son los que están aquí.

-Sigue sin gustarme.

-Dejaste caer tu varita. No tienes voto.- Lo regaño Pansy.

-Ya oyeron a Draco. A la cuenta de tres voy a cubrirnos con una protección, mientras que todos apuntaremos nuestras varitas y energía a la puerta y correremos hacia ella para traspasarla. ¿Listos?

-No.- Dijo Blaise.

-Uno...

-¿Podemos pensarlo un segundo?

-Dos...

-Soy muy bello para morir.- Se lamentó.

-¡Tres!

La barrera fue lanzada y, mientras que los mortifagos intentaban destruirla, los chicos acumularon toda su fuerza en un solo tiro hacia la puerta.

El jefe vio lo que intentaban hacer y corrió hacia su entrada.

-AHORA.

-¡NO!

La puerta fue destruida.

Había una salida.

-Corran.- Dijo Draco.

-Que no crucen la barrera.- Ordenó el tipo.

Pero fue demasiado tarde. Con un guiño final de Harry hacia ellos, los chicos entraron a la pared y se transportaron a un lugar desconocido.

__________________________________________

Todo les daba vueltas.

Fueron transportados a un faro en ruinas, cerca del océano. También había un bosque cubierto de nieve que conectaba el faro con la puerta de donde habían entrado, que resultaba ser el gran tronco de un árbol gigantesco.

-¿Cómo salimos de aquí?- Se asustó Pansy. Estaba muy cansada y sentía que en cualquier momento se desmayaría. Luna la sostuvo por un momento.

-¿Dónde están los espejos?

-No podemos utilizar los espejos si no sabemos donde estamos.- Dijo Blaise.

No tuvieron tiempo para idear un plan ya que a lo lejos se escuchaba el ruido de muchos pasos acercándose.

-Oh, mierda. Están detrás de nosotros.- Dijo con pánico Pansy.

-¿No se cansan? ¿Qué les da de comer el Lord que tienen esa energía?- Blaise estaba indigado.

-Corran. Debemos hallar un lugar seguro, saber sonde estamos y largarnos de aquí.

Sin ponerse a perder más tiempo, los chicos, con la poca energía que tenían, corrieron hacia el bosque. Pasaron un tiempo sin detenerse, pero escuchaban los pasos cada vez más cerca.

-No puedo más.- Dijo sufriendo Pansy. Con molestia, mostró su pierna, que estaba cubierta de sangre. -No dije nada porque eso solo nos retrasaría y ya Blaise necesitaba nuestra ayuda, pero uno de ellos me golpeó e hizo una herida. No es profunda, pero ya no puedo caminar, lo siento, chicos.

-No lo sientas, debías decirlo. No todo el tiempo debes ser fuerte.- Luna se agachó con Pansy y le lanzó un hechizo para aliviar el dolor. Aunque la herida debía ser tratada por un profesional, igual que el hombre de Blaise, Luna intentó sanar un poco la hemorragia y calmar la molestia. Harry quería ayudar, pero la sanación no era su fuerte. Se sentía muy impotente no saber que sucedía o donde estaban. Cuando iba a decir que el lucharía contra todos ellos, alguien tosio.

-Si saben que están caminando en círculos desde hace un rato ¿cierto?- Una voz los alertó y apuntaron sus varitas hacia el ruido. -Si quisiera lastimarlos, no podría hacerlo, así que no tengan miedo.

Un joven los veía sin vida en sus ojos. Los chicos no pudieron ver quien era, ya que los árboles tapaban gran parte de su cuerpo, pero si pudieron decir que era un chico joven por su voz.

-Sé donde estamos, también sé donde está el traslador que podría llevarlos a Hogwarts. Imagino que ha sido una larga noche para ustedes.

-Yo imagino que esa información no será gratis.- Dijo Harry. -¿Qué quieres?

-Desde hace un rato puedo escuchar los bolsillos de su amigo sonar. Necesito eso.

-Oh, al diablo que te lo daré.- Dijo rápido Blaise.

-No puedo creerlo. ¿Dejaste que te quitaran la varita, pero las bolsas de dinero no las soltaste? Si fueras más inteligente, diría que lo hiciste a propósito.- Dijo Draco.

-Te voy a matar.- Harry se indignó. -Estamos luchando para salir con el culo intacto y estás guardando galeones que no te servirán de nada si estás muerto.

-No es eso. Estos son especiales.

-Tienen magia.- Dijo el joven. -Necesito eso. Si me lo das, prometo que volverán al castillo, aunque imagino que tendrán un gran castigo, pero supongo que eso es mejor que los mortifagos. Por cierto, los escucho más cerca cada vez que hablamos.

Y era verdad. Los pasos se escuchaban a pocos metros.

Pansy con dificultad se levantó y lo miró con cara de asesina. Fue hacia Blaise y lo agarró de la camisa con sus manos.

-Tengo un frío que te cagas. No siento mi pierna y estoy a un segundo de convertirme en asesina de amigos morenos, más te vale que no seas un pendejo y le des al hombre lo que pide.

-Tengo grabado la P en mi frente y es la P de precioso, no de pendejo. No le voy a dar mi dinero a ese chacho. Ni siquiera sabemos quién es.

-No me importa, si nos regresa a la escuela, será al único dios al que le rezaré. Eres millonario.- Regaño Pansy. -Un par de miles de galeones no afectarán tu maldita billetera. Los ricos no pueden ser mezquinos con el dinero.

-Precisamente por ser mezquino es que aún soy rico.

-Merlín, como quisiera juntar todas las groserías que estoy pensando y unirlas para gritartelas, pero creo que me desmayaría un segundo después.- Le dijo Pansy. -Más te vale que les des esa bolsa de galeones al hombre o le diré a Krum que mojaste la cama.

Blaise se horrorizó.

-Eso fue hace años.- Se excusó.

-Fue el año pasado.

-No puedes culparme, vi una película de terror y de repente las sombras de mis túnicas parecían monstruos que iban a comerme en cualquier momento.

-Dale. El. Maldito. Dinero. Zabini.- Dijo Harry con seriedad. -No lo volveré a repetir.

-Este favor te saldrá caro, Potter- Dijo el moreno, usando su apellido también. Luego tomó sus bolsas de dinero y las besó. -Papi las extrañará mucho. Perdonen esta barbaridad, soy víctima de chantaje.

-AHORA.- Gritaron sus amigos.

-Bien, está bien, todo sea por mis idiotas amigos.- Con una última mirada de dolor, lanzó las bolsas casi a los pies del hombre.

Éste solo sonrió.

-Gracias.

-Bien, cumplimos nuestra parte. Ahora la tuya.- Ordenó Harry.

-Aún sigues siendo un dolor de culo.- Sin esperarlo, levantó la mano y salió magia sin varita de su mano. Dio un paso adelante y todos vieron la palidez tan demacrada que tenía el chico. De hecho, Harry se sorprendió que pudiera hacer magia sin varita en el estado tan lamentable que estaba. Incluso él estaba agotado y no creía que pudiera transportar a todos con el agotamiento que tenía. Dudaba mucho que este chico pudiera hacerlo solo. -Recuerda que este año Severus te necesita, Harry. No seas un idiota.

-¿Qué mierda?- Este chico ya lo estaba poniendo nervioso. -Creo esto que es mala idea después de todo.

-Muy tarde, ya están aquí.

Justo en ese momento, los mortifagos los rodearon y apuntaron sus varitas.

-Lamento la caída, tengo años que no uso mis poderes para transportar a tantas personas.

-¿Qué...?

-AVADA KEDA...- Empezó a gritar el jefe de los mortifagos.

-Siempre es lindo verte, Draco.- Dijo el joven viendo al chico y dándole una sonrisa muerta, dejando consternado a Draco. Sin embargo, una fuerza los atrapó a todos y fueron expulsados de ese lugar, sin darle tiempo de procesar que esa persona conocía tanto a Harry como a Draco.

__________________________________________

Todos cayeron en la puerta de Hogwarts.

Uno encima del otro, amontonados como si fueran sacos de verduras.

-Mi lindo trasero tendrá moretones por esto y no de los moretones que me gustan.- Se quejó Blaise.

-Te juro que si dices otra mierda más voy a matarte.- Se quejó Pansy.

-¿Qué diablos pasó?- Dijo Blaise.

-Eso es lo mismo que yo me pregunto.- La voz sin emoción de Snape se escuchó en la fría madrugada de noviembre, provocando escalofríos a todos, incluso en Harry. -Los aurores están aquí desde hace horas por su desaparición, James no ha parado de buscarlos en Homedale y manda al diablo al que le diga que descanse. Lucius tiene un colapso nervioso y Remus está controlando mal su instinto de transformarse, pese a tener el anillo puesto. Los Parkinson ya han demandado por no sé cuantas leyes de mierda infringidas, Lady Zabini ha lanzado varias maldiciones y Lovegood está sembrando rosas amarillas en el castillo.

-Oh, no.- Se lamentó Luna. -No las rosas amarillas.

-Más te vale que esta explicación sea digna de un premio, Potter.

Sirius, quien sacó la cabeza detrás de su pareja, solo sonrió.

-Están en muchos problemas.

-Siempre estoy en problemas.- Susurró Harry y se desmayó escuchando varios gritos a su alrededor.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

CON VOZ DE ARCÁNGEL: Volví, duro pa' meterle al beat. Pero cómo que volví, yo no entiendo, si yo nunca me fui.

Pero bueno, sé que este cap no es el mejor, pq no tiene tanto drama, ya que es un entremés de lo que empieza a tomar forma del 6to año. Pero espero les guste.

Los quiero mucho.❤️

Chapter 22: La oscuridad del sexto año

Chapter Text

-Recuérdame otra vez. ¿Por qué no te saco a patadas de mi casa?- Lucius tenía una cara seria y de pocos amigos que intimidaba a cualquiera. Pero la mujer le sostuvo la mirada sin rechinar o acobardarse.

-Te dije que le lanzaras una bomba de gas y con eso no volvería a querer visitar la mansión.- Severus hablaba con acidez y poca paciencia. -Tienes que ser muy valiente o poco cuerda para venir de nuevo a este lugar sabiendo que, aún eres la mujer más buscada del mundo mágico, solo después de Voldermort.

-No sé que hace aquí.- Dijo Lucius confundido.

-Mejor que esté aquí y no alrededor de los chicos. Harry apenas se está recuperando de todo lo que vivieron hace unas semanas. Draco no le quita los ojos de encima.- Respondió James. Desde su llegada tan extraña en el castillo ese día, todos decidieron que debían volver a casa para estar a salvo. Sin embargo, fueron los propios chicos que hablaron con sus padres y dijeron que no se iban a ir de la escuela. Nadie sabía la razón, ya que sus hijos no lo dijeron, pero no tuvieron más remedio que aceptar sus decisiones y hacerles prometer que volverían tan pronto vieran las cosas mas peligrosas de lo ya estaban. Cada uno ahora tenía protecciones y debían enviar estrictamente una carta todos los días para que sus padres supieran que estaban bien.

-No me siento muy cómodo sabiendo que aún eres una fugitiva.- Dijo Remus sacando a todos de los recuerdos de esa noche. -Pero supongo que si estás aquí, con la posibilidad de que los aurores te encuentren, entonces tienes el derecho de hablar y te escucharemos.

-¿Cómo que "escuchar"? Suficiente con permitirle entrar a la mansión, tirenla al pozo.

Lucius miró raro a su amigo.

-No tengo un maldito pozo, Severus.

-Pues, deberías.- Lo regaño el pelinegro

El rubio solo contó hasta diez. Este día no estaba terminando como quería. Solo esperaba que Remus se quedara a dormir para al menos compensar el dolor de cabeza de esta visita.

-Por favor, Bella; di lo que quieras decir y acaba con esta incómoda tensión.- Dijo lentamente Remus, que estaba sentado al lado de Lucius, mirando a la mujer.

Bellatrix suspiró.

-Voy a ser responsable de la seguridad de Draco si el Lord invade Hogwarts.- Soltó sin más.

Las palabras helaron el aire del lugar. Y es que todos en la sala sabían lo que eso significaba. Bella quería hacer un juramento inquebrantable que la uniera con Draco, ya que esa era la unica manera para resguardar la vida del rubio estando tan lejos de la mujer.

Este hechizo tenía sus ventajas, ya que la bruja no lo lastimaria y se encargaría de que no le pasara nada. Pero, también tenía un gran riesgo, y era que si atrapaban a Bella, ella podía decirles donde se hayaba Draco, esto se debía a que sus núcleos estarían minimamente conectados por el inquebrantable. Es decir, si obligaran a la Black a decir donde estaba Draco, ellos lo encontrarían y por ende, encontrarían a Harry.

Es bien sabido que donde estuviera el rubio, el castaño lo seguiría siempre.

La propuesta en sí, era un arma de doble filo que Lucius quería saber si funcionaria o no. Era bien sabido que solo los que tenían la misma sangre podían completar exitosamente el vínculo que quería hacer la mujer para convertirse en "su madrina". Así que, en teoría, podía funcionar, ya que los que tenían sangre Black eran Draco, Sirius y Bella. Harry también contaba, pero su relación de sangre fue por adopción, por ende, no tendría el mismo grado de éxito que podría tener la bruja.

Los hombres la miraron como si estuviera mal de la cabeza, pero sólo uno lo preguntó en voz alta.

-¿Aún estás mal de la cabeza?- Dijo Severus. -No voy a permitir que mi ahijado conecte su magia con una neuroloca que acaba de salir de prisión después de años de ser víctima de los dementores. Tú mente es muy débil y lo diré sin pretensiones: Nadie de nosotros confía en ti.

Bella los miró y su corazón bombeaba sin parar por la tensión que sentía en sus hombros. Sin embargo, no daría un paso atrás. No se dejaría flaquear solo por las palabras agrias de Severus.

-Sé que no soy la primera en la lista para cuidar o proteger a Draco. Sé que hay más personas capacitadas y confiables que yo para estar cerca de mi sobrino. Pero también sé que podría ser útil.

-¿Útil en qué?- Preguntó Lucius. -El Lord sabe desde hace mucho que estás libre. Nunca fuiste a su lado, así que para él, tú te revelaste contra su supuesto reinado.- Lucius miró el brazo de la mujer, tenía un vestido que tapaba sus brazos, pero aún así el rubio no se perdió el temblor que Bella hacía cada pocos minutos. -Te está castigando ¿cierto?

Bella, sin quererlo, dio un paso atrás. Lucius se había dado cuenta de su dolor. Aunque trataba de ignorarlo, era imposible. Tenía años sufriendo agonía y angustia en Azkaban. El dolor no era nuevo para ella, pero el Lord y su ira era otro nivel de lamento.

El Malfoy tenía razón. Bella no había ido al llamado de Voldermort y eso fue considerado como una traición para su círculo cercano. Si antes no salía de casa por temor a ser nuevamente arrestada, ahora se le sumaba los gritos de dolor y pesadillas que sufria en las noches, debido a su marca tenebrosa tatuada en su brazo y como ésta la mantenía despierta con lágrimas en su cara por el dolor tan indescriptible que sentía gracias a la penitencia que le daba Voldermort.

Bella no había dormido en mucho tiempo, pero ni el dolor más fuerte del mundo podría negarle la oportunidad de redimirse con su sobrino.

-El Lord tiene mucha imaginación cuando se trata de castigar a sus ovejas descarreadas. Digamos que ahora soy la serpiente traidora del grupo.

Solo un hombre la vio con lástima y fue Remus. Acercándose a la mujer, intentó verle la cara.

-¿Estás bien, Bellatrix?

-Lo estaré cuando confíen en que quiero lo mejor para Draco.

-Aunque quisieras ser la madrina mágica de mi hijo, eso no es necesario. Draco tiene personas importantes detrás de él que siempre lo mantendrán a salvo.- Aunque Lucius aún no haya perdonado los desplantes de Harry también sabía que el Slytherin mataría por su hijo y lo mantendría protegido si Hogwarts cayera.

-El chico Potter no te puede dar lo que yo sí podría.

-¿Y eso sería....?

-Información.

-Gracias, pero ya sabemos que Voldermort quiere acabar con el callejón Diagon, luego con Hogwarts y por último con el ministerio.

-Yo no hablo de la información que puedes leer en el profeta. Hablo del tipo de información que pondría en peligro la vida de cualquier persona si hace lo que yo quiero hacer.

-No creo que seas tan chiflada.- Una voz se escuchó desde atrás. Todos miraron al sonido que provenía de la voz de Sirius. -Ni siquiera tú tienes el valor de hacer algo tan absurdo.

-¿A que te refieres? ¿Qué quieres hacer?

-Quiere infiltrarse en la mansión del Lord.- Respondió Sirius, acercándose a Severus y tocándole la espalda baja para calmar el temblor de rabia que tenía.

Todos se sorprendieron ante las palabras del otro Black.

-Pero está vetada del círculo cercano.- Dijo James sin comprender.

-Sé una forma de entrar sin ser detectada.

-No me extraña.- Dijo Severus.

-¿Qué quieres encontrar en la mansión?

-Respuestas. Tengo una corazonada de que Voldermort está ocultando algo. Algo que le da miedo. Una información que puede ayudarnos.

-Eso no me dice nada, Bellatrix. No voy a poner la vida de mi hijo en juego por una corazonada. Si ya terminaste de hacerme perder el tiempo, sabes donde está la puerta.

Sirius, quien estaba al lado de Severus, miró a Bella.

-Veo poco de tu locura. Tus ojos están más vivos que nunca.

-Se lo debo a alguien.- La mujer pensó en el hombre que la liberó y la ayudó a salir de ese infierno.

-No huelo maldad en ella, Luci.- Dijo Remus, luego de un momento en silencio.

-¿No estarás pensando lo que creo que estás pensando?- Dijo Severus con furia en su mirada. -Ella no merece tener otra oportunidad, no después de lo que ha hecho solo para recibir un elogio de Voldermort. ¿Recuerdan a los Longbottom?

James los miró a todos.

-Soy el menos indicado para hablar. Pero yo, más que nadie, sabe el deseo de proteger a las personas que amas. También sé que las personas que han sido criticados por nuestro mundo pueden ser grandes héroes.- Pensó en su hijo, a quien todos le tenían miedo desde pequeño y lo mucho que había crecido en su magia. Pensó en Tom con amor y tristeza y en todas las obras buenas que estaba haciendo en su puesto como secretario de la jueza Abboaut, según palabras de Lucius. -No es darle una segunda oportunidad, ya que sus acciones en el pasado no se borrarán en este futuro, pero creo que darle un voto de confianza es una opción a considerar y ver que esta vez hará lo correcto.

Todos vieron a Lucius.

El rubio se levantó de su asiento y caminó hacia la Black.

-No harás un hechizo inquebrantable con Draco.- Antes de que la mujer dijera algo, el rubio levantó la mano para silenciar sus disputas. -Lo harás conmigo.

-¿Qué?- Preguntó Remus con miedo. -Amor, ¿Estás seguro?- El lobo miró a la bruja con una disculpa en sus ojos. -Bellatrix sabrá dónde estarás en todo momento, al igual que tú lo harás con ella. Si alguno de los dos falla, la muerte es el mejor final para este hechizo, Lucius. Piensa en todas las posibilidades que pueden suceder.

-Voy a darle el beneficio de la duda. James tiene razón el algo: hasta el peor de los villanos, puede ser un héroe al final del día.- Miró a Bella. -No voy a darte la facilidad de unir tu núcleo mágico con mi único hijo, pero tendrás la oportunidad de demostrar esa sinceridad que dices sentir y obrar de buena manera. El hechizo será entre los dos. Tú decides si es suficiente para ti o no.

Bella miró a todos en la sala. Pensó en los posibles escenarios y sonrió como loca al tener un mínima oportunidad de ayudar a su sobrino.

-Acepto.

Y sin más, ambos se tomaron del antebrazo. Y con sus varitas iniciaron el hechizo inquebrantable.

-Quedará establecido que nunca lastimarás a Draco Malfoy, nunca lo harás llorar, sangrar o gritar de dolor. Siempre lo defenderás y darás tu vida a cambio del heredero Malfoy. Si las circunstancias te ponen a elegir, entonces siempre lo escogerás a él. Siempre lo pondrás por encima de tus necesidades y nunca lo traicionarás.

-Lo prometo.- Dijo Bella. Su magia cobró vida y quiso tocar la magia de Lucius.

-El castigo por una traición es la muerte.

-Acepto los términos.

-Mi magia y la tuya se convertirán en aliadas hasta que el inquebrantable termine con su misión, ya sea cumplir con tu protección hacia mi hijo o arrebatarte tu último aliento por actuar encontra de él. Si aceptas mis condiciones, el pacto será recibido y ninguno de los dos dará marcha atrás.

Pasó un segundo.

Luego otro.

-Acepto tus condiciones.

La magia empezó a revolotear por todo el salón hasta que fue escondida en el pecho de Lucius y Bellatrix, causando que jadearan de dolor y casi caigan al suelo por el gran impacto que sus núcleos realizaron.

-¿Estás bien?- Preguntó Remus tomando a Lucius en sus brazos.

-Sí, solo estoy un poco mareado.

-¿Te encuentras bien, Bellatrix?- Fue el turno de Sirius de ver a su prima.

-Sí, sí lo estoy.- La mujer respiraba con lentitud. Ambas personas podían sentir como su núcleo se moldeaba al hechizo. Se miraron sin decir nada.

-Espero que cumplas tu parte. Sabes perfectamente cual seria el castigo si decides no cumplir con las reglas del hechizo.

-Cumpliré. Les doy mi palabra.

-No me importan tus palabras.- Dijo Severus. -Me importa que ayudes a Draco. Si lo haces y me pruebas con tus acciones que quieres lo mejor para él, entonces sabremos que cambiaste y yo mismo te pediré disculpa por mis duras palabras.

-Ve practicando esa disculpa, Severus. Yo cumplo mis promesas. Ahora, sí me disculpan, debo poner en marcha mi plan.

-Tengo miedo de preguntar, pero ¿qué plan es ese, exactamente?- Dijo James.

La mujer les sonrió.

-Ser la mujer más fantástica y loca del mundo.

No dijo más nada. No comentó su plan para entrar en la mansión protegida del Lord y encontrar algo que ayudara a terminar con sus malévolos planes, pero Sirius confiaba en ese brillo que miró en Bellatrix antes de irse.

Ese brillo que todos los de su familia tenían.

La locura Black estaba más presente que nunca.

Y, por primera vez en su vida, Bella tenía el control.

[N/A: Lo admito: grité con esto]
____________________________________________

Draco no estaba prestando atención a la clase.

Generalmente a Severus no le importaba ya que su ahijado siempre sacaba notas extraordinarias. Pero en esta ocasión la distracción de Draco tenía un nombre.

Harry Potter.

Y es que, al parecer, tenían una discusión.

Severus llegó a esa conclusión cuando su ahijado entró a la clase y se sentó al lado de la señorita Parkinson, dejando a la chica confundida. Harry entró y cuando vio donde estaba Draco puso cara de tristeza, tomó sus cosas y se sentó junto al joven Zabini.

-¿Qué diablos pasa?- Dijo Blaise.

-Draco está molesto conmigo.

-Eh...Dah, eso es obvio. En los seis años que vemos pociones nunca te has sentado lejos de él, pero esta vez ¿cuál fue la razón?- Esperó un segundo y nada. -¿En que la cagaste?

Harry no lo negó.

-Te darás cuenta en la clase de hoy.- Fue lo único que dijo Harry.- Y sin más, Severus inició la clase.

-Esta pócima se llama Amortentia.- Explicó Severus, interrumpiendo a los chicos. -Para que sus pequeños cerebros puedan entender un líquido tan complejo y difícil de hacer, se los explicaré como si fueran pequeños simios bebés. Básicamente crea obsesión y un deseo enfermizo a la persona que lo tome, dicho atracción se desplazará a cualquiera que esté frente a él o ella.- Puso cara de pocos amigos. -Para los inadaptados que creen que podrán hacer uno igual a este o que intentarán entrar en mis cajones para robarme alguno de ellos, les mostraré su castigo.- con su brazo señaló la puerta. -Señorita Weasley, pase por favor.

Una Gine con vergüenza caminaba por el salón de clases. Todo estaría normal, si no fuera por el hecho de que la chica tenía la piel morada, orejas de cerdo y una cola de gato.

-Saluden a la señorita Weasley.- Dijo Severus. Draco ni la miró. -Ella robó una poción de Amortentia que estaba en mitad de su proceso y quiso dárselo a un estudiante. Afortunadamente se evitó una catástrofe.

-Era un broma, profesor.- Dijo con voz baja. -¿Puede quitarme esto, por favor?

-Iba a causar que te expulsaran Ginevra. Este castigo es tan misericordioso que me molesta, puedes agradecerle al idiot...digo, al director por ser tan benevolente con tu familia y darte otra oportunidad porque según sus palabras "Los jóvenes a esta edad hacen lo que sea para conquistar a su amor verdadero"- Severus imitó con sarcasmo la voz chillona la voz de Dumbledore. -Así que aprecie que aún sigue estudiando en Hogwarts.- Miró a la clase. -Este castigo fue impuesto por mí como segunda opción, pero la primera iba a ser la expulsión total. Si fuera ustedes lo pensaría dos veces antes de intentar hacer algo tan estúpido como robar mis cosas.

La mitad de la clase soltó una carcajada, la otra se asustó de muerte. Y es que no es para menos, ya que no podían creer como una de las chicas más vanidosas de Griffindor se veía (sin otra palabra más elegante para describirla) fea.

-Explícanos, ¿por qué luces así?

-Yo...yo...- La chica lloraba de la rabia y la humillación. -Escuché de que trataría la clase y yo...bueno, yo.

-Explicas las cosas como tus exámenes, es decir, nefasto. Retirate, solo quería que te vieran. Sabes que el castigo durará un mes, yo me abstendria de estar cerca de la dama gorda, ya que gritaria sin parar por tu apariencia, no sé como entrarás a la sala común de tu casa. Pero ese no es mi problema, habla con tu jefe de casa, ya le informé de tu pequeña broma y quiere hablar contigo.

Cuando Gine iba a caminar hacia la salida un campo protector le impidió hacerlo. Todos miraron al profesor, y éste a su vez miró a su ahijado, quien tenía la varita en la mano.

-Draco.- Dijo lentamente.

-Creo justo que escuchemos la verdadera razón de su estado.- Dijo el rubio sin mirar a nadie. -Todos quieren saber qué pasó esa noche.

-Minerva la está esper.....

-La profesora McGonagall puede esperar un segundo, profesor. Por favor ilustre a su clase.

Severus miró a Draco, luego a un Potter con cara de lamento que quería obtener la atención del rubio, pero éste solo veía a Gine. Severus miró a la clase y suspiró. Por Salazar, nunca había anhelado tanto unas vacaciones, lejos de las hormonas de adolescentes, como ahora.

-La señorita Weasley escuchó que yo tenía Amortentia preparada para esta clase y quiso ser muy lista y tomar un frasco para dárselo a alguien.

Absolutamente toda la clase miró a Harry.

-Sin embargo, tomo el frasco equivocado y afortunadamente le quitaron la pócima a tiempo.

-Eso no es toda la historia.- Dijo Draco.

-Draco, unas palabras.- Dijo Severus, obligando a su ahijado a levantarse e ir a su lado. -¿Qué sucede? Sabes que fue un accidente.- Severus no estaba defendiendo a Potter, pero ¡Diablos! Esta vez no era culpa del castaño.

-La comadreja menor le dio la pócima cuando estaba practicando Quidditch, la colocó en su bebida y el cabeza de calabaza la tomó.- Dijo Draco alterado. -Si no hubieses visto lo que sucedía y no hubieses desmayado a Harry, Ginevra en este momento habría conseguido su horrible propósito.

-Lo desmaye para que el hechizo no se activara. Pasó casi una semana prácticamente en coma, esperando que la pócima saliera de su sistema, Draco. No fue su culpa. Si Dumbledore no hubiese movido sus influencias, esa niña habría sido retenida y juzgada, pero al parecer el viejo lo convirtió en "Un acto desesperado de amor"- Dijo sarcástico Severus.

-Da igual.- Draco se volvió a sentar en su asiento.

Severus sabía completamente que ese no era toda la historia. Su ahijado nunca se había comportado así, lógicamente sabía que Harry no tenía la culpa, pero aún así el chico estaba molesto con él.

La chica no pudo irse más rápido de la habitación porque sus pies no pudieron correr más. Cuando ya estaba en la puerta otra vez una pequeña ave hecha de origami se cruzó en su camino. Con temblor en sus manos la tomó y abrió el papel para ver su contenido.

La chica, si no hubiese estado morada, juraba que su color real de piel se habría puesto blanca.

Solo había una frase.

"Aún te falta un castigo. El mío"

Ginevra se fue asustada. Necesitaba ayuda para protegerse y ya sabía a quien iba a buscar.

Mientras la clase continuaba con otra amenaza de Severus de que no tocaran sus cosa, Harry, quien estaba junto a Blaise detrás de Draco intentó obtener su atención.

-Dragón...- Empezó a llamar Harry. -Cariño, por favor. Llevas dos días sin hablar conmigo y juro que cuando llego a la habitación y te encuentro dormido es una tortura.- Susurró miserable Harry.

-Blaise, dile a Harry que no quiero hablar con él hasta que resuelva lo ocurrido.

Blaise lo miró como si estuviera loco.

-Harry, me dijo Draco que te dijera a ti que...

-Blaise, dile a Draco que no sé que debo resolver, que me encantaría hacerlo, pero no sé la razón de su molestia y que a pesar de estar molesto conmigo dile que hoy se ve tan lindo con el broche de diamantes que le di en San Valentín el año pasado.

Para molestia y rabia de Draco, su piel lo traicionó y se puso rojo de la vergüenza. Con un giro elegante y mezquino miró a Blaise.

-Blaise, dile a Harry....

-Por amor a Merlín.- Dijo Pansy, quien ya no aguantaba tanto drama. -Estoy intentando planear una cena con flores blancas y que tengan lunares morados, ¿Saben lo difícil que es eso? Al parecer no existen, pero Luna las quiere y debo conseguirlas. Y ustedes no me dejan concentrarme.- Miró a Blaise y lo señaló. -Tú, operación CDD.

Blaise hizo un saludo militar y asintió.

-A la orden, jefa.

-¿Qué significa CDD?- Dijo Harry.

-Contener Drama de Draco

Y en un segundo, ambos se pararon rápidamente antes de que Severus se girara, Blaise agarró a Harry, Pansy a Draco y tomaron sus espejos. Cuando tocaron la punta inferior con sus varitas, los chicos brillaron y fueron succionados gracias a la magia del objeto, que no sólo era comunicador, sino un traslador. Así que, en un abrir y cerrar de ojos, Harry y Draco estaban es su habitación, donde un Riyuu dormido junto a Star en su pecho les dieron la bienvenida con ligeros ronquidos y silbidos en la cama de Harry.

-Esto les va a salir caro.- Dijo Draco.

Harry puso un campo de protección para que sus familiares no escucharan nada y se giró al rubio.

-Amor, ¿podemos hablar?

-¿Qué debemos hablar? Podemos comenzar por como Gine casi te lanza un Imperius disfrazado. Porque nadie me va a sacar la idea de la cabeza que esa Amortentia es prácticamente un sub hechizo del Imperius.

-Es que no sé por qué estás molesto conmigo, si la culpable fue ella.

-Olvídalo. No lo entiendes.

-Quiero entenderlo. Cariño, háblame. Llevamos sin besarnos tanto tiempo que siento que muero de amor.

Draco se ablando y lo miró.

-Solo han sido dos días, Harry.

-Una eternidad para mí.

Draco estaba en un predicamento. Sabía que Harry no tenía la culpa, pero no sabía cómo explicar lo que sentía.

-Ginevra siempre ha intentado separarnos.- Dijo Draco como un hecho.

-Tienes razón, pero nunca lo ha logrado.

El malestar regresó.

-Esa palabra "nunca" no es cierta, casi lo logra con la Amortentia.

-Sí, pero no lo consiguió.

-Ese es el problema.- Medio gritó Draco. -Casi lo logra, casi nos separa y nosotros ni siquiera nos dimos cuenta, Harry. Pudimos haber pasado nuestro último día juntos y ni siquiera nos hubiéramos dado cuenta, porque te recuerdo que ella sí consiguió lo que quería y te tomaste la pócima. De no ser por mi padrino no sé que hubiera pasado.

-Cariño, sé que te pusiste nervioso, pero ¿por qué le das tantas vueltas?. No logró su ridículo plan. Estamos bien, estamos juntos.

-Sí, ¿pero por cuanto tiempo? ¿Hasta que alguien más venga y vuelva a intentar hacer lo mismo y esta vez lo consiga? ¿Y si las cosas fueran al revés, Harry? ¿Si yo hubiese tomado esa pócima? No estaríamos juntos en este momento ¿Ahora lo entiendes?

Harry se quedó en blanco.

No comprendía la molestia de su niño, pero ahora las cosas tenían sentido. Si Draco se enamorara de otra persona, Harry lo mataría y encerraria a Draco hasta encontrar un antídoto para la Amortentia.

Tal vez el libro que encontró hace unas semanas en el salón de clases podría tener la solución. Parecía que tenía en su interior la solución a todas las dudas de Harry. El dueño de dicho cuaderno sólo lo firmó como "Príncipe Mestizo" Pero Harry casi lo idolatraba como un Dios. Cada apunte, cada palabra de ese diario era un deleite para Harry. Quería saber más de ese misterioso dueño. Quería agradecerle que, a pesar de la mierda de año que tenían, las clases se le hacían súper fáciles ahora.

Desde que descubrió ese objeto le iba mucho mejor en todas las clases. No es que le fuera mal, tenía a Draco, quien era el mejor profesor del mundo y le explicaba siempre, pero él quería que su rubio viera que también era igual de inteligente y se enorgulleciera de él.

Pero ese no era el problema en este momento.

Intentó acercarse más a Draco con una postura tranquilizadora.

-Cariño, nadie nos podrá separar.

Draco estalló.

-NO LO SABES.- Gritó con molestia. -Tengo miedo de perderte. Todo es tan horrible, cada rincón del mundo mágico está en crisis, las casas se derrumban si no tienen protecciones, todas las noches los mortifagos destruyen mi mundo y el toque de queda es cada vez más temprano. Nadie sale de sus escondites y la mitad de los estudiantes se han ido con sus padres a otro pais. Prácticamente ya Hogwarts no es una escuela, sino un refugio.

-Dragón...

Draco no lo escuchó.

-Lo único que me mantiene cuerdo es que mis amigos, sus familias, mi familia y la tuya están a salvo y...y....tú me das fuerzas para sonreír, tu amor me da esperanzas de que esta guerra pronto acabará y....casi pierdo todo eso y me aterroriza saber que te iba a perder y no iba a poder luchar porque no estuve preparado. Yo...yo...- Empezó a hiperventilar. -El solo hecho de que existió una mínima posibilidad de que Gine casi logra su cometido.- Empezó a decir Draco con tristeza. -Eso me volvió loco. Creí que todos nuestros planes, todo lo que hemos soñado casi se me iba de las manos tan fácilmente.- Terminó en un susurro. -Disculpa si fui un bruto. No me quiero excusar, solo...solo pensé que...

Un fuerte beso calló sus palabras.

El beso sabía a dolor y lágrimas, pero para Draco fue perfecto. Harry tenía razón, dos días sin besarse era una auténtica tortura.

Harry lo tomó con fuerza de la cintura y una mano bajó a su trasero para apretarlo con fuerza, sacando un gemido del rubio.

Draco intentó separarse y cuando lo logró lo miró mal.

-Harry, no estás tomando esto con seriedad.

-Claro que si, amor. No tienes que disculparte, la zorra tuvo su castigo, pero si quieres que la mat....

-HARRY.- Se alteró Draco. -No solucionaremos nada matando a las personas.

-¿Cómo que no?- Preguntó extraño el castaño.

-Te estoy diciendo que me sentí inseguro, que por una milésima de segundo temí por nuestra relación, temí por el conocimiento de saber que los obstáculos que siempre tenemos se pueden hacer cada vez más grandes y que llegará un punto en que no sabremos que nos golpeó y...y los que nos quieren ver separados, ellos...ellos....- Las lágrimas salieron con impotencia.

Harry lo tomó con fuerza con sus manos. Mientras que una mano lo sujetaba del cuello, la otra estaba en su cabello. Juntó sus frentes y lo besó con mucha dureza. Draco gimió y trató de alejarse nuevamente, pero Harry no lo permitió. Besó con más fuerza y le mordió los labios, dejando una sensación de dolor y placer al mismo tiempo, causando que Draco no luchara más y lo acercara a su cuerpo.

-¿Quieres ver que tan comprometido estoy contigo?- Susurró Harry. -Solo mira.

Sin esperar un segundo más, Harry colocó sus manos en la mano izquierda de Draco. Con suavidad, acunó su dedo índice y lo tapó. Recitó unas dulces palabras en un idioma que, para sorpresa de Draco y todos los idiomas que hablaba, está vez no sabía la lengua en la que Harry estaba haciendo el hechizo. Tal vez era Parcel junto con otras lenguas extranjeras.

El castaño debió ver la pregunta del rubio, debido a su cara. Solo sonrió y con lentitud se cortó un poco su dedo, causando que una gota saliera hasta el objeto que estaba creando. Miró a Draco y le sonrió.

-Espero que esto te demuestre que mi amor por ti es tan real y trasciende toda lógica, que no debes nunca tener inseguridades sobre nosotros. Nunca te voy a dejar.- Con un tono más peligroso dijo. -Nunca voy a dejar que nadie nos separe. No Ginevra. No Dumbledore, tampoco nuestras familias o amigos. Nadie podrá acabar con el amor tan inmenso que siento por ti. Vivo y respiro para hacerte feliz y espero que esta prueba de amor sea válida para ti.

Con lentitud y anonadado de las palabras de Harry, Draco miró hacia abajo, donde Harry había conjugado algo en su dedo.

Draco soltó una exclamación de impresión y miró a Harry sin poder creerlo.

-Solo necesita tu sangre.

Draco miró a su alrededor. Ya las protecciones se habían quitado y Riyuu y Star estaban al lado de ambos chicos mirando la escena. El rubio podía jurar que ambos tenían unas sonrisas en sus caritas.

Star se enrosco en la pierna de Draco. Mientras que Riyuu chillaba con fuerza junto a la cintura de Harry.

Estaban los tres a la expectativa.

-¿Qué dices, Dragón?

Draco lentamente empezó a sonreír y algunas lágrimas salieron sin poder evitarlo. Sin decir nada más, tomó su varita y se cortó la mano para que una gota cayera en el objeto, sellando por completo su respuesta. La magia se activó y ambos lo sintieron. La unión estaba completa.

Harry le sonrió.

-Te amo. En esta vida, en este mundo, hoy y siempre. Tú eres mi más grande anhelo y yo siempre te buscaré.

Draco sin decir nada y con las lágrimas en sus ojos, abrazó a Harry hasta que ambos cayeron en la cama donde ambos familiares, serpiente y Dragón, también se acostaron encima de ellos.

-En esta vida y en la otra, solo somos tú y yo.- Juró Harry.

-Tú y yo.- Terminó Draco con un gran y perfecto beso.
__________________________________________

-Mmm.- Gimió Blaise entre besos con Krum. -Grande, fuerte, rico y completamente enamorado de mí, ¿qué más puedo pedir?

-¿Invitaste a tu novio solo para restregarnos tu relación en nuestra cara?- Dijo medio sarcástica Pansy.

-Invité a mi novio porque tiene información importante sobre Voldermort.- Esperó un segundo y sonrió con arrogancia. -Y también para restregarles nuestra relación en la cara. Me conoces tan bien, amiga.

Pansy rodó los ojos.

-Enfócate Zabini.- Dijo Harry y se dedicó a darle su atención a Victor, mientras le daba cariño al cabello de Draco, ya que él rubio estaba dormido en su hombro desde hace un rato. Así que con antebrazo lo sostenía por la espalda y con la mano acariciaba su rubia y sedosa cabellera. -¿Qué sabes sobre el hijo de puta?

-No mucho, la verdad. Solo tengo un dato que escuché por casualidad de Igor y simplemente no podía quedarme callado. Estaba comprando algo y...

-Solo por el bien de la información empírica. ¿Qué estabas comprando específicamente?- Preguntó Blaise.

Victor sonrió y rodó los ojos. Tomó la muñeca del moreno y la extendió a la mesa. El chico tenia una pulsera medio gruesa de oro muy elegante y cara.

-Un regalo por otro mes juntos, cariño.

-Está bien, les doy permiso de sentir celos.

-Que lindo, Blaise. Debió costar muy caro. Casi tan caro como esto.- Pansy quitó el lindo cabello de Luna de su cara y se notó un elegante collar con una corona en el medio, a primera vista se veía que era de diamantes. Muchos de ellos. -Luna merece eso y más.

Luna se sonrojo y tiró del collar para que no lo vieran por la vergüenza.

-Pans, no es el momento.- El diminutivo hizo sonreír a Pansy.

-Claro que es el momento, Luna. El idiota quería echarme en cara las cosas súper increíbles que le compra su novio, no podía quedarme de brazos cruzados.- Miró a Blaise con triunfo. -Yo gané, Zabini.

-Los dos me causan dolor de cabeza. No puedo creer que discutan por quien tiene el mejor regalo.- Susurró Draco, empezando a abrir los ojos. Había escuchado la mayor parte de la conversación. Cuando se despertó completamente, una sutil sonrisa se mostró en su cara. -No es una competencia, pero....- Con su varita tocó su mano izquierda y exclamó un hechizo para quitar la capa protectora invisible que tenía el objeto en su posesión. El regalo que lo dejó anonadado ese día cuando Harry se lo dio. -Supongo que yo gano. Yo siempre gano.

Con arrogancia mostró su dedo.

Todos se quedaron sin aliento.

-Es....- Pansy no tenía palabras.

-Mierda.- Soltó Blaise.

En el dedo de Draco se veía un anillo.

Pero no era cualquier anillo. Era una calavera pequeña bañada en oro negro, con dos rubíes simulando ser los ojos.

Se veía poderosa.

Se veía elegante.

Se veía impresionante a los ojos de sus amigos.

Era el anillo de poderío de los Black que estaba fusionado con las joyas del anillo del patriarca de la familia Potter.

-¿Eso qué significa?- Preguntó Krum.

-Eso significa que mi lindo y rubio amigo prácticamente está casado.

-¿Qué?- Se sorprendió el Búlgaro.

-Unieron sus almas y corazones.- Dijo Luna muy feliz por sus amigos.

-Sí, y también sus riquezas.- Dijo esta vez Pansy sin creerlo aún. Nunca había visto este grado de entrega. Miró a Luna y sonrió. Tal vez la chica pensaba que sus amigos estaban locos, pero muy en el fondo de su ser podía comprender su amor, ya que ella también lo estaba experimentando. Era algo nuevo, era algo aterrador, pero cada día lo vivía de manera muy intensa.

-¿Es una broma, cierto? ¿De verdad están casados porque Harry le dio un anillo a Draco?- Preguntó Krum. A lo que Blaise le explicó.

-No es solo un anillo, amor. Es el anillo. Al darle un anillo fusionado de dos de las casas más ricas y fuertes, Harry le está permitiendo a Draco ser el amo de la fortuna de ambas familias.- Blaise no tenía nada que decir y vio a Harry. -¿Sabes que puede despojarte de todo? Absolutamente todo, galeones, joyas, oro, emblemas y reliquias familiares. Todo es de Draco ahora, Sirius y James no podrán hacer nada. Y no solo eso, ese anillo necesita sangre de ambas partes, cuando eso suceda sus núcleos mágicos estarán unidos para siempre. La familia Malfoy nunca lastimará a la familia Potter-Black. Nunca podrán lastimarse el uno al otro. La unión es casi imposible de cancelar. Mierda, ustedes están locos. No puedes cambiar de opinión después de este lazo.

-Yo nunca cambio de opinión.- Dijo Harry serio. -¿Por qué negarle la facilidad a mi chico de tener todo el oro de este mundo? Si yo tengo dinero, entonces Draco tiene dinero. Sí yo tengo dos galeones, entonces Draco tiene dos galeones. Todo lo que puedo darle económicamente se lo daré. Además, es imposible que yo lastime a Draco, sería como lastimar mi alma. Yo siempre intento ser mejor para él.

-Solo quiero que siempre seas lindo conmigo y que me ames siempre.- Susurró Draco en su oreja y luego de un segundo de vergüenza agregó. -Y también que me hagas lo de la otra noche.- Salió de su boca casi sin sonido, recordando que pasó después de que Harry le haya regalado el anillo y haya sacado de la habitación a sus familiares.

Harry lo besó.

-Lo mío es tuyo hoy y siempre. Mi dinero, mi cuerpo, mi alma y mi corazón.

-Lo quiero todo.- Dijo Draco con codicia. -Solo quiero que me mires a mí y solo a mí.- Aún recordando el intento de Ginevra de darle Amortentia. Esa deuda aún debía ser saldada.

-Eres lo único que veo desde que teníamos once años y me viste con odio en el tren. Desde ese día soy tuyo.

Draco sonrió y besó aún más a Harry. El castaño sin pensarlo lo alzó y se colocó al menor en su regazo, gimiendo de lo bien que sentía.

-Chicos....

-Esto es lindo, pero...

-Dejen de ser tan cursis.- Ordenó Blaise. -Aún estoy procesando que mi amigo es el hombre más rico y poderoso del mundo mágico. No puedo creer ese nivel de confianza y devoción.- Miró a Krum lastimero. -Draco me ganó, quiero un collar de diamantes como compensación.

-Lo tendrás.- Aseguró Víctor, mientra lo besaba. -Pero creo que nos desviamos mucho del objetivo de esta reunión.

-Disculpa.- Le dijo Draco, con un Harry que le besaba el cuello. -Ignoranos. Continúa, por favor.

Y el Búlgaro volvió a explicar el motivo de su visita.

-Escuché a Igor hablar sobre un gran acontecimiento. Algo que pasará muy pronto. También Dijo que nadie del círculo cercano debe estar el día de la nube negra activo. No sé que quería decir con esa clave, pero lo último que dijo fue que todos ese día debían resguardarse.

-¿Qué crees que sea?- Preguntó Blaise. -Dudo mucho que esté organizando un baile.

-Sea lo que sea no será bueno.

-No, no lo será.- Reconoció Luna. -El color naranja sólo me gusta en los atardeceres.

Todos la miraron y se quedaron un momento sin decir nada, cada uno en sus pensamientos.

-Hablaré con mi padre.- Dijo Draco. Hace años esa palabra nunca la hubiese dicho libremente. Y ahora, aunque le costaba, ya salía más natural. Eso enorgullecia al rubio. Ver toda la evolucion que ha tenido siempre le llenaba de alegría. -De seguro podrá hacer algo con esta información en el ministerio.- Miró a Harry y se inclinó para un beso. -Tú deberías hacer lo mismo con tu padre. Está trabajando con los aurores ¿cierto? Está información podría darles la pista de algo.

-Tienes razón. Tal vez esas palabras signifiquen algo para ellos. Le escribiré para vernos este fin de semana.

-Yo miraré los libros en la sección prohibida.- Dijo Pansy. -No me extrañaría que encontrara algo. Luna dice que quiere preguntarle a los amigos de su padre si han escuchado sobre ese nube negra. Tal vez tenga suerte y luego me ayude en la biblioteca.

-Yo iré con mi padre. Algo debe saber. El ministerio es el primer lugar donde todo chisme, suceso o ley pasan de primera mano. Estoy seguro que podría saber algo sobre Igor y la razón de que no esté aún en Azkaban.- Dijo Draco.

-Yo me iré de luna de miel con mi hombre.- Dijo Blaise, pero después de un golpe en la cabeza por parte de Pansy, se retractó. -¿Dije Luna de miel? Quise decir de encubierta.

-¿Qué quieres decir?

-Igor fue invitado a una cena de un antiguo familiar exiliado.- Anunció el Búlgaro. -No tenemos parentesco directo, pero estoy seguro que podríamos ingresar sin problemas y hablar con él.

-Sí.- Dijo Blaise haciendo comillas con sus manos. -Hablar educadamente con el hijo de puta.

-Está bien, tenemos un plan para este fin de semana.- Declaró Harry. -Espero que encontremos algo.

___________________________________________

Con las palabras de Harry como orden,  cada amigo se puso a trabajar. Blaise y Krum fueron aceptados en la cena, donde Igor estaba invitado. Las chicas buscaron todo el fin de semana en la biblioteca y Harry se quedó en la mansión Potter, donde estaba James esperando su visita. Ya con todos los adultos informados de lo que dijo Victor las cosas empezaron a agitarse un poco.

-Voy a pedir que tripliquen la seguridad.- Dijo James después de escuchar a su hijo. -El nuevo ministro se caga encima, no creo que se pueda negar a las peticiones que le hagan. También podríamos poner runas en puntos estratégicos que sirvan como escudo frente a una posible batalla sorpresa.

-Desde que se descubrió que el anterior ministro era un traidor y sirviente de Voldermort he escuchado mierda sobre el ministerio ¿Todo es cierto?- Preguntó Harry siguiendo a su padre al gran balcón del último piso de la casa, abriendo las puertas y siendo recibido por una noche brillante. -Las runas son una buena idea, papá.

-No puedo confirmar o negar nada sobre los chismes que se están divulgando.

Harry rió.

-Entonces eso es un sí.

James suspiró y miró a su hijo.

-Todos se culpan unos a otros, nadie quiere recibir la mierda y tratan de tapar esta guerra con bombas de humo que no sirven. Todo el mundo mágico está aterrorizado por Voldermort y ellos están en sus casas comiendo caviar y bebiendo Champán mientras que las personas tienen meses sin salir al mundo exterior por culpa de ese enfermo.- Dijo molesto James. -Si supiera donde está....

La amenaza quedó al aire, alertando a Harry.

-Te perdí una vez.- Dijo con malestar y sin filtro en su voz. -Por favor, que la sangre heroica de Griffindor que corre por tus venas no te haga cometer una locura y te haga actuar sin mirar las consecuencias.

James miró a su hijo y una cara de disculpa apareció en ella.

-Perdóname, lo dije sin pensar. Es que odio ver la miseria en la cara de todos. Quisiera ayudar y que todos vuelvan a sus vidas tranquilas.

Eso trajo una sonrisa involuntaria en la cara de Harry.

-Seguro mi madre te regañaba por ese aire de héroe Salvador.

Tan pronto como dijo esas palabras, ambos se paralizaron.

Ya habían hablado de Lily, pero no en profundidad. Harry creía que ese tema era aún terreno sin conocer. Además, Harry no era tan hijo de puta, sabía que nombrar a su mamá, aún cuando James estaba pasando la tristeza de romper con el idiota de Tom, era un golpe duro.

-Ahora soy yo el idiota, no quería ponerte incómodo en este momento, podemos hablar de...-James lo interrumpió

-No lo hiciste.- Una lenta sonrisa triste apareció en la cara de su padre. -¿Quieres hablar de ella? Podemos hacerlo.

Harry lo pensó por un momento.

-A veces....a veces siento que no debo pensar en ella.- Dijo con culpa. -Es como si estuviera perdiendo el tiempo tratando de recordar una cara que solo he visto en fotos, o intentando desesperadamente no olvidar que ella es mi madre. La verdad es que....-Suspiró tembloroso por admitir sus pensamientos. -Siento que traiciono su memoria, pero también traiciono tu regreso por querer tener recuerdos de ella. Sé que está muerta. Sé que está presente en mi vida por las fotos y las historias que me dicen....- Su voz se apagaba con cada palabra. -Sé que tú ya seguiste tu camino hacia adelante y que ya no la recuerdas y que yo debería hacer lo mismo, es solo que....- Harry no supo que más decir sin caer en lágrimas por el caos que era su mente, así que dejó de hablar.

James miró a Harry y le sonrió. Con cuidado se quitó una parte de la camisa y le mostró donde estaba su corazón. Con su varita, tocó la piel y un diseño apareció en éste.

Era un Lirio.

Harry lo miró sorprendido.

-Yo recuerdo a Lily todos los días, Harry. Cada vez que tiro la ropa recuerdo su cara molesta o su sonrisa cuando llegaba con una tarta de frambuesa. También sus gestos cuando hablábamos de nuestros planes después de Hogwarts o cuando rodaba los ojos cada vez que Sirius y yo hacíamos una estupidez. No debes olvidarla nunca, hijo. Yo nunca lo haré tampoco. Ella marcó un antes y un después en la vida de todos aquellos que la conocieron. Es tu madre y siempre lo será. No debes sentir que la estás traicionando a ella o a mí. Tus pensamientos, tus recuerdos y tu opiniones sobre ella es algo que debes atesorar. Cada recuerdo que tengas es bienvenido. No sabía que te sentías así, discúlpame. En cualquier momento que quieras hablar de ella o preguntar sobre algo eres bienvenido de hacerlo, ¿está bien?

Harry lo miró, ahora llorando. Sentía como las palabras de su padre eran un bálsamo que no sabía que necesitaba.

-Ella es tu madre y fue mi primer amor. Gracias a ella me di cuenta de muchas cosas, como lo idiota que fui con Severus, o cuando Remus se veía a escondidas con Lucius y creía que nadie lo sabía. Me di cuenta de que Dumbledore no era de confianza y por ella me volví Auror, para protegerla y luego llegaste tú y solo aumentó nuestro deseo de tenerte a salvo. Sé que la extrañas mucho...- Su voz sonó un poco ronca. -Lamento ser yo el que haya revivido, posiblemente la hubieses escogido a ella y eso está bien, Harry. ¡Demonios!, hasta yo la hubiese elegido a ella en mi lugar, seguramente sabría como solucionar todo este desastre, siempre lo hacía.

-No es eso papá, es solo que...- Harry miró el anochecer. Al cabo de unos minutos volvió a hablar mientras se limpiaba las lágrimas. -Quisiera que estuviera aquí, me hubiese encantado conocerla. Pero me gusta mucho tu presencia, es muy gratificante tenerte y darle una cara verdadera a todas esas historias que decían sobre el gran James Potter. También me hace feliz nuestras conversaciones y las citas que tenemos para no hacer nada, comer pizza y molestar al tío Remus.

Una risa involuntaria salió de ambos con eso último.

-Para molestar a Remus solo hace falta intentar comer una de sus galletas favoritas o meterte con Lucius.- El hombre suspiró y lo miró. Sin decir otra cosa, ambos hombres se sentaron en la orilla del balcón, saliendo por los barrotes que impedían el acceso total y liberando sus piernas al aire, donde vieron una gran Luna llena que les regalaba ese momento tan intimo. Al cabo de un rato, James lo miró nuevamente.  -Mírate, todo un adulto.- Le dio un empujón con alegría. -Sirius y Remus hicieron un trabajo increíble.

-Lo hicieron.- Estuvo de acuerdo Harry. -Ellos me han enseñado todo lo que sé y todo se lo debo a ellos.

James lo miró y con una sonrisa triste le dijo.

-Yo...bueno, sé que no he sido el padre que esperabas, no me conoces completamente y no te voy a obligar a quererme o respetarme solo porque soy tu padre, pero me gustaría mucho poder conocer al gran chico en el que te has convertido y si me das la oportunidad para poder estar a tu lado y brindarte mi apoyo en lo que necesites, estaría muy feliz. Me gustaría  ver tus triunfos y apoyarte en lo que necesites. Sé que tienes amigos y personas que ya llenan todo tu círculo cercano, pero estaría muy feliz y agradecido de que me permitieras ganarme un espacio a tu alrededor. Tal vez nunca me veas como un padre, ya que ese puesto lo tienen mis amigos con todo el derecho del mundo, pero quiero que sepas que aquí tienes a alguien que te ama incondicionalmente y que te protegerá otra vez y las veces que hagan falta para verte a salvo, hijo.

Harry se quedó un rato sin hablar. James pensó que la conversación quedaría en ese punto, pero Harry habló otra vez.

-Mis padres son Sirius Black y Remus Lupin. Ellos me han criado y me han dado su amor por dieciséis años.

James le sonrió con tristeza y asintió. Antes de darle la razón a su hijo, Harry siguió hablando sin darle oportunidad de interrumpirlo.

-Pero también mis padres son Lily Evans y James Potter. Ellos se sacrificaron por amor cuando todo estaba en su contra. Entregaron sus vidas y lucharon aún cuando todo el mundo se escondía. Eso no lo olvido. Nunca lo hice y nunca lo haré.- Harry le dio una palmadita en el hombro con simpatía. -Quiero que estés en mi vida. Quiero que veas todo lo que voy a lograr para ser mejor persona y quiero que veas como soy inmensamente feliz con la persona que me escogió para compartir su vida. Quiero que estés ahí para ver mis logros y mis tropiezos, espero que eso esté bien para ti.

James sonrió sin poder evitarlo y abrazó a su hijo con lágrimas que no pudo evitar soltar de nuevo. La sonrisa no le cabía en su cara y asintió a todo lo que había dicho Harry. Luego de un minuto se separaron.

-Estoy muy orgulloso de todo lo que estás logrando por tu propia cuenta y estoy seguro que llegarás hasta las estrellas y mucho más arriba ¿Sabes por qué lo sé?

Harry con una lágrima en su mejilla negó con la cabeza.

-Porque físicamente te pareces a mí, pero eres idéntico a tu madre y Lily Evans nunca le tenía miedo a nada.

Y con una sonrisa ambos dejaron de hablar y solo miraron como la noche daba paso a un nuevo amanecer.

Haciendo que este fin de semana Harry sintiera que se le caía un gran peso de encima.

____________________________________________

En el momento en que llegaron de nuevo a Hogwarts, los chicos contaron sus anécdotas.

-El idiota no fue al baile.- Dijo Blaise. -Invertí en un gran traje y todo fue para nada.- Luego sonrió. -Bueno, no todo fue perdida, al menos tuve a mi chico cogiéndome toda la noche.

-Es mucha información, amigo.- Dijo Pansy. -Nosotras solo encontramos un libro que hablaba sobre algunos maleficios que podían cambiar el clima y como el cielo se volvía una nube negra, pero más allá de eso no tuvimos éxito.

Blaise la miró con sarcasmo.

-¿No tuvieron éxito? ¿Y ese chupeton que veo en el cuello de Luna qué es?

Pansy miró con vergüenza el cuello de Luna, pero la chica no tenía nada. Con una mirada asesina miró a Blaise.

-Que hijo de puta. Luna está impecable, su piel no tiene nada.

-Es cierto.- Dijo Luna. Luego de unos segundos respondió. -El chupeton está en medio de....- Pansy la calló.

-No siempre debes contar todo lo que te pasa, cariño.- Le Susurró Pansy al oído.

-Ohhh, está bien.- Y le sonrió a Pansy con cariño.

-Ya no está mi hombre para hacer lo mismo. Dejen de ser todas cursis. Ni siquiera el dúo meloso está así.- Señalando a Draco y Harry, quien no estaban prestando atención debido a las cartas de invitación que tenían en sus manos.

"Querido estudiante Draco Malfoy/Harry Potter sería un placer contar con su presencia para tomar el té, junto con otros estudiantes en mi salón privado"

Harry se burló.

-¿Quiere tomar el té a media noche? Yo no lo creo.

-Oye, es algo de presumir.- Le dijo Pansy a Harry. -Solo los estudiantes más destacados y los primeros en su clase son invitados a las famosas fiestas de Horace.

-Draco fue invitado por su notas perfectas, pero ¿por qué me invitó a mí?

Draco le sonrió y lo besó.

-Porque te has convertido en todo un experto en pociones y ahora haces cada receta más perfecta que yo.

Harry le sonrió y sacó un poco el pecho. Al fin veía como ese libro que encontró con tanta información sobre este año daba resultados.

Su dragón estaba orgulloso de él.

-¿Te gusta que sea inteligente, amor? Me estoy esforzando para que me encuentres digno de estar a tu lado.

Draco perdió la sonrisa. Tomó a Harry de la cara y la acercó.

-Espero que no estés mejorando en clases por mí, Harry. Quiero que estés mejorando por ti mismo, para sentirte orgullo de tu progreso y de lo mucho que has avanzado este año. Sí, estoy inmensamente feliz por ti, pero no tienes que probarme nada. Tengas una nota perfecta o repruebes, cosa nunca va a pasar porque no lo permitiría, eres el hombre que amo y que siempre hace que mi corazón se acelere.- Juntó sus frentes. -Tengas notas perfectas o no, eres el único capaz de hacer que me derrita a sus pies.

Harry lo besó duro y lo cargó desde su trasero, causando que Draco sostuvieron sus piernas alrededor de su cintura.

-¿Vas a algún lado?- Se burló Blaise.

-Voy a adorar a este perfecto ángel que aún no puedo creer que esté conmigo. Nos vemos luego.

-Que envidia.- Se lamentó Blaise. -¿Dónde está mi hombre cuando lo necesito?- Miró  a las chicas, quienes también estaban melosas dándose besitos en la mejillany nariz con vergüenza y suspiró. -Los odio a todos en este momento.

__________________________________________

Los chicos salieron muy tarde de la habitación esa noche.

-Lo juro por Merlín si no entramos voy a sentirme muy molesto.- Dijo Draco.

-Amor, pero si fuiste tú quien no quería salir de la cama, me decías a cada rato que te cogiera más duro hasta que....- Un gran golpe en su pecho hizo que se detuviera.

-Cállate, ahí viene mi padrino.

Severus se acercaba a los chicos con su típico caminar y su manera extravagante de agitar su capa.

-Draco. Potter.

Harry rodó los ojos.

-Soy la pareja oficial de Draco desde hace años y aún así a veces soy "Potter". ¿Cuando me llamarás por mi nombre solamente y no en ocasiones?

-Hasta que sienta que eres digno.

-¿Qué diablos significa eso?

-No vine aquí para discutir con tus tres neuronas despiertas.- Sev miró a Draco. -Cuídate de Horace. No es normal que invité a tantos estudiantes a sus fiestas de té.

-Entiendo tus reservas padrino, pero descuida, solo es una reunión. Duramos una hora y nos vamos.

Severus miró a Harry.

-Si algo le pasa te haré responsable. Limpiarás las pizzaras de primer año una semana.

-¿Qué?, aún estoy cumpliendo con el castigo del mes pasado, que cabe mencionar no sé la razón de ese, y estoy limpiando las mesas del comedor.

-No hay excusas.- Antes de decir otra cosa, un patronus apareció.

Harry abrió la boca hasta el suelo.

-¿Ese no es...?

Un pastor alemán negro empezó a girar alrededor de Severus.

-Cariño, ¿Vienes esta noche a la mansión? Lucius se llevó a Remus y estoy tan aburrido, quiero distraerme con tu perfecto trase....

Severus agitó el encantamiento para que se desvaneciera en el aire, antes de terminar la frase.

-No borraré eso de mi mente jamás.- Dijo Harry con horror. -Eso fue tan....- Draco lo calló con la mano en la boca.

Antes de que Severus los castigara a los dos solo por la vergüenza de la que todos fueron testigos, Draco habló.

-Veo que todos estamos ocupados, adiós padrino.- Y se llevó a Harry del lugar antes de que dijera una tontería.

Pero fue tarde, ya que los pensamientos intrusivos obligaron a Harry a voltear su cabeza y con burla le dijo.

-Que te diviertas esta noche, anciano.

Draco empezó a correr con Harry.

-¡Potter, castigado!- Gritó Severus a nadie a su alrededor con las mejillas rojas. -Lo voy a matar. Solo voy a ir a su mansión a matarlo por esta humillación.

Y sin más, se fue a su habitación a preparar todo para un posible asesinato.

___________________________________________

La fiesta de té era más bien una fiesta de terror.

Todos los que fueron invitados se regocijaban por la invitación. Lo único divertido de la noche fue ver como el profesor sacaba a los Weasleys de la habitación en su tercer intento de meterse a la fiesta.

-Sin invitación no entran.- Dijo el maestro.

-Sí la tenemos, solo se nos perdió.

-Soy viejo, no idiota. No creo que mi cerebro me haya hecho una broma y los haya invitado. Adiós jóvenes.

Los únicos que estaban tranquilos fueron Harry, Draco, Hermione y Theodoro.

-Yo pensé que esta fiesta era una oportunidad de hablar de filosofía, de arte, de pociones o hechizos nuevos.- Se lamentó Theo.

-Te entiendo.- Dijo Hermione. -Dejé de estudiar para el examen del otro mes por esto. No vale la pena.

-Si nos quedamos otros minutos más, cada uno va a salir sin ser visto.- Propuso Harry.

-Oh, mejor aún, podemos hablar.- Dijo Draco como si fuera lo más obvio del mundo. -Somos cuatro personas. Hablemos de algo que nos gusta.

Y para consternación de los chicos. Todos tenían que decir algo nuevo y diferente.

Harry habló con Hermione de cosas muggles y como sería increíble transportar algunos inventos a la vida cotidiana de los magos y brujas. En cambio, Draco charlaba cómodamente sobre pociones con Theo.

Sin embargo, al cabo de un rato Harry empezó a sentirse nervioso con la mirada que le lanzaba Notts a Draco y pese a que tenía a su rubio bien sujeto de la cintura para que todos lo vieran, su incomodidad no se calmó. Cuando Theo y Hermione se fueron por unas bebidas, Draco habló.

-Amor, me siento extraño ya con tantas personas y...

-No tienes que disfrazarlo. Don perfecto está siendo muy intenso. ¿Cierto?

Draco se acercó a un abrazo.

-Solo me pregunta cosas sin sentido y dejó de hablar de las asignaturas para preguntar si me gusta la manzana roja o verde. Ya cumplimos con la invitación del profesor, vámonos de aquí.

-En este momento estaría haciendo que me montaras la polla como hace unas horas lo hiciste.- Susurró Harry, dándole una discreta nalgada en el trasero. El miembro de Draco reaccionó de maravilla a cada toque sutil que le daba su amado.

-¿Qué te lo impide?- Preguntó Draco.

-Absolutamente nada. Vámonos.

Ambos chicos caminaron a la salida, pero cuando intentaron abrirla, la puerta tenía seguro para consternación de Draco.

-¿Se van tan pronto? Aún no sirven el té.- La voz se escuchó detrás de ellos.

Se giraron y Draco intentó sonreír.

-Estamos muy cansados y....

-Al demonio tu maldito té. ¿Qué hiciste?

-Creí que podían esperar un rato más, pero veo que ya es momento.

Una magia empezó a iluminar toda la habitación. Generando que las personas empezaran a darse cuenta que algo iba mal.

-Pensé que estábamos siendo amigos.- Dijo el hombre.

-Amigo mis bolas. Si no quieres que te mate en este momento entonces....- Un mareo repentino llegó al cuerpo de Harry.  Sacudiendo su cabeza para despejar su sorpresa. Intentó volver a abrir la puerta, pero su vista empezó a nublarse.

-Siempre gritas y gritas, el ruido me molesta.

Todos empezaron a sentirse mal, incapaz de estar lo suficientemente  estables en sus cinco sentidos para sacar sus varitas y hacer algo.

Harry intentó lanzarle un hechizo al hijo de puta sin varita, pero todo le daba vueltas. Fue Draco quien se dio cuenta, a pesar de que se quería desmayar por los mareos en su cuerpo, que el humo no era un hechizo para lastimar, era una pócima en polvo que fue liberada por todo el lugar.

Esa pócima era ilegal, dándoles a los que lo usaran mínimo diez años en Azkaban.

-Joven Notts ¿Qué...?- Intentaba decir el profesor Horace disparando hechizos a su alrededor, pero su vista se puso borrosa y no pudo darle a Theo.

-Su fiesta de té fue lo que necesitaba para estar cerca de Draco en la misma habitación. Se lo agradezco mucho.

-Al diablo que estarás cerca de mi Dragón.- Harry lanzó magia por todos los lugares que Draco intentaba decirle que veía a Theo, pero el chico, que el rubio estaba seguro tenía un hechizo protector contra esta pócima tan maligna, solo se rió.

-¿Ya no eres tan temerario, cierto?- Theodoro lanzó un hechizo que logró que Harry fuera empujado hasta chocar con la pared, lastimando su cuerpo y causándole dolor.

Justo cuando Draco iba a ir hacia Harry, un amarre invisible lo detuvo. Miró su cuerpo con dolor y vio como éste no le respondía, rápidamente miró al chico.

-¿Por qué haces esto? Nunca te hemos hecho nada.

-Te equivocas, corazón. Si me hicieron algo. Específicamente tú- Miró a Harry con un odio que Draco nunca pensó ver en el chico. -Él me quitó lo más preciado que vi desde primer año.- Ahora miraba a Draco con unos ojos diferentes. -Ese idiota me quitó la oportunidad de estar junto a ti.

Draco quedó sin palabras.

-No te preocupes, nene. Tendré tiempo de explicarme cuando lleguemos al lugar que tengo preparado solo para ti.

-No te lo llevarás.- Harry no podía sentir su cuerpo, cada una de sus extremidades estaba temblando y no podía ordenarle a su cerebro que actuara, pero aún así se levantó y fue hacia el chico. -Si lo tocas o le haces daño, no habrá lugar en el infierno donde te puedas esconder que yo no te encuentre.

Draco, aún con la poca cordura que tenía vio como cada uno de los integrantes de la fiesta, incluida Hermione y el profesor Horace se desmayaban en el piso.

-Ya el aire tóxico que oliste debía tenerte desmayado cariño, estoy muy impresionado.- Le dijo Theo a Draco. -Pero necesito que duermas ahora, será mucho más fácil el viaje.

-NO.- Gritó Harry y se lanzó al joven, pero con la injustia entre ambos por la droga que había en el salón, Theodoro lo inmovilizó y se acercó a él. Draco intentaba salir del poder del hechizo pero era imposible.

-Te mataría con mis propias manos, pero quiero que veas como me llevo a tu lindo Dragón. Míralo bien, Potter. Esta será la última vez que lo veas.

-Estos....estos hechizos no son tuyos.- Dijo con dificultad Draco. -Tuviste ayuda de alguien más fuerte que tú.

Theo se giró, quedando casi en medio de ambos chicos.

-Esta idea no es tuya.- Escupió Harry. -Solo eres un mandadero. Alguien está encima de ti moviendo los hilos.

La sonrisa de Theo se borró.

-Alguien está encima de mi, es verdad. Pero no te equivoques, idiota. Yo escogí que estuviera dándome órdenes

-¿Quién sería tan....?- La palabras se cortaron cuando todo cobró sentido en la mente de Draco.

El chico al darse cuenta que la pareja ahora comprendía la situación, se destapó  su camisa manga larga, mostrando la marca tenebrosa.

-Es verdad, mi señor me ayudó un poco con la poción y los hechizos.- Miró a Harry con odio. -No soy tan arrogante para pensar que puedo ganarte en igualdad de condiciones, pero tampoco soy idiota, si mi señor quería ayudarme, entonces yo no soy nadie para negarle algo.

-Te está...te está usando Theo....

-Mejor dicho, yo lo estoy usando a él. Mi Lord me dio la oportunidad de por fin estar junto a ti.- Se movió hacia Draco, quien estaba casi desmayado y le tocó la mejilla. -Por fin estás con una persona que valorará tu mente y tu corazón.

-TE DIJE QUE NO LO TOCARAS.

Harry en un segundo se quitó los bloqueos de magia y corrió hacia ellos. Theo se sorprendió por la fuerza de voluntad del hijo de puta, y sin tener otra alternativa, sacó una esfera de magia y sin pensarlo se lo lanzó a Harry, quien debido al dolor tan feo que sentía, no pudo ser lo suficientemente rápido para alejarse.

Harry sabía que era un traslador en el momento en que esa cosa lo impactó y a pesar del dolor se rió.

-Así me lances a los confines más alejados del mundo, voy a ir por Draco.

Theo sonrió.

-Ese es la sorpresa, Potter. El lugar al que vas no existe en este mundo. Puedes darle las gracias a Voldermort. Tal vez con esto logres entender por fin que los cuentos de hadas no son para todo el mundo. Dile adiós a tu final feliz con Draco, hijo de puta.

Harry por primera sintió miedo y trató de volver a lanzarse a rescatar a Draco, pese a que la magia del traslador lo estaba succionando.

-DRACO.

-HARRY.

Draco y Harry quisieron tocarse las manos, pero justo cuando iban a rozar sus dedos, una magia los succionó a los tres y cada uno desapareció en lugares completamente diferentes.

"Te encontraré" fue el último pensamiento de Harry antes de ver todo oscuro.

"Lo sé" Dijo Draco antes de caer en un sueño intranquilo.

__________________________________________

MUAJAJJAJA

Yo les dije que este sexto año iba a durar toda una vida. También que iba a tener MUCHO drama.

Me gustó mucho este cap.

Dios mío no saben cuanto me hizo llorar la conversación de Harry y James. Los amo.

Espero les haya gustado.

Feliz lectura💜

Chapter 23: Una fría noche

Chapter Text

Desde que Horace dio alerta máxima sobre el secuestro de la pareja, toda Hogwarts se paralizó.

Los padres y familiares de los afectados llegaron, junto con los amigos más cercano para dar su ayuda. Lo poco que pudo entender y escuchar Horace le hizo comprender que Draco y Harry fueron trasladados en lugares distintos.

-Como es posible que un simple estudiante se haya llevado a dos grandes magos.- Dijo Dumbledore. -Estoy seguro que todo tiene una explicación.

-Pero vamos a ver hijo de puta, ¿no estás escuchando que Notts los drogó?, tuvo la ayuda de Voldermort para lanzar esa pócima ilegal y se llevó a los chicos.-  Gruñó Sirius. -Deberíamos estar buscándolos y en lugar de eso, estamos aquí teniendo "un debate de ideas"- Imitó la voz del director para que saliera más chillón. -Al diablo con tu debate de mierda, yo voy a buscarlos.

-Sirius tiene razón.- Dijo Lucius alterado. -No puedo creer que nunca se nos pasó por la cabeza que alguien tan tranquilo como Notts en realidad sea un parásito obsesionado con los chicos.

-En realidad, solo es con tu hijo. Te lo dije hace años, este no es el lugar para Draco, pero nunca me escuchaste y aún así, aquí estoy ayudando a recuperarlo.

Lucius le mandó una mirada de muerte a Dumbledore.

-Gracias, eso aclara mucho las cosas. No necesito de tu inmunda ayuda, tengo a las personas que necesito y de quienes confío.- Dijo mirando a sus amigos y pareja. -Estás sobrando, viejo.

Dumbledore iba a decir algo, pero fue expulsado de la habitación por la magia del esposo de Lady Zabini.

-Ya escuchaste a mi amigo, Lucius. Fuerra.

-¿Cómo te atreves a dirigirte con ese tono hacia mi persona? Soy el gran Dum....

-Erres una perrsona no deseada y yo soy los músculos en este grrupo.- Desde que Blaise se lo había dicho, el ruso se lo tomaba con mucha responsabilidad. -No me hagas usar mi magia especial contigo.- Amenazó con su acento marcado y mostrando su varita especial blanca.

La amenaza molestó al director. Era bien sabido que en Rusia no les importaba si eras de la luz o el bando oscuro, solo veían la magia como lo que era: magia.

Sobretodo tenían ciertas habilidades especiales porque su poder mágico venía directamente de las montañas heladas y eso causaba que fueran más fuertes y tuvieran mejor resistencia que muchos magos en Gran Bretaña.

-Espero que no sea tarde.- Gruñó Dumbledore lanzando la puerta.

El ruso colocó una barrera y se quedó en la puerta después de besar a su mujer.

-Yo me encargo.

-Gracias, cariño.

-Ese es mi padre.- Se burló Blaise, pero secretamente admiraba al marido de su madre, esperaba que este sí durara y rompiera su maldición. Si eso sucedía él tenia esperanzas de tener una vida tranquila con su Búlgaro sin la ansiedad y el miedo de que la maldición de su familia lastimara a Krum en el instante en que se casaran.

Volvió a escuchar la conversación.

-Ya probaron los espejos.- Preguntó James. Los amigos de los chicos les informaron a todos que tenían un artefacto que podía ser utilizado como un teléfono y traslador.

-Lo hicimos, pero no contestan.- Dijo Pansy.

-Deben estar muy lejos para que no funcione el espejo. Es eso o hay una red que prohíbe la conexión entre los mecanismos.

-Si Tom está detrás de esto, seguramente ya tenía todo planeado y sabía de los espejos.- Dijo Horace, quien para su sorpresa, lo dejaron quedarse.

-Voldermort.- Dijo James.

-¿Qué?- Miró el profesor.

-Es Voldermort, no Tom.

Justo cuando Horace iba a preguntar sobre esa corrección, Sirius habló.

-MIERDA, SEVERUS.

Todos vieron el Patrinus en forma de perro que estaba rodeando a Sirius.

-¿Qué te dijo?

-Me dice que traerá a Draco sano y salvo,  que nosotros nos encarguemos de buscar a Harry. Ya decía yo que esa ida al baño estaba durando mucho.

-Mierda, ¿qué crees que hará?

-Va a meterse a la guarida de la serpiente.- Dijo Horace.

Todos lo miraron.

-¿Qué dices?

-Severus, desde que se enteró del secuestro de los chicos, me robó algo que vio hace unos días y cuando lo busqué hace unos minutos en mi oficina no lo encontré, solo que con tantas personas y ruido se me hizo imposible concentrarme.

-¿Qué es?

-Yo....yo no puedo decirlo.

Sirius caminó hacia él y lo agarró de las solapas de su camisa elegante y empezó a moverlo con brusquedad.

-Vamos a ver, inepto. La vida de los chicos  cayó en las manos de un adolescente idiota que idealiza a un demente como el rey de este mundo y está obsesionado con Draco. Más te vale que dejes de lado los secretos y comiences a hablar como un pajarito o yo mismo te meteré mi bota por el c....

-Sirius.- Remus lo tomó del brazo para que se alejara del profesor. -Creo que el profesor Horace entiende la gravedad del asunto.

-Solo quería saber si estaba en la misma página que nosotros.- Dijo con rabia.

-Lo está.- Ahora Remus lo veía con un intento de simpatía. -Profesor, de verdad es de suma importancia tener cualquier información que nos pueda facilitar para ayudar a los chicos más rápido. Sea lo que sea que Severus le haya quitado tal vez si pidiera darnos una pista los encontraríamos más rápido. Por favor, necesitamos de su colaboración.

Horace miró a todos con una cara de lamento.

-Es por esto que no quería ser profesor. Si venía a Hogwarts entonces debía traerla conmigo. Severus sabe que la tengo desde hace años, pero lo confirmó hace unos dias cuando entró sin avisar, esa es la razón por la que también he permanecido oculto tanto tiempo.

-¿De qué objeto habla?- El señor Parkinson no entendía nada.

-Es....fue un regalo.- Suspiró con pesar. -Nunca lo he usado, lo juro por Merlín.

-¿De qué hablas, anciano?- Preguntó Lady Zabini.

-Sí, déjate de misterios Horace, nos diste clases a todos, te conocemos y no sabes guardar secretos.- Dijo Lady Parkinson.

La cara del profesor mostró arrepentimiento y suspiró.

-Es un....es un rastreador que me regalaron hace décadas y solo puede....- Su voz se cortó y las manos le temblaban. Le estaba dando un ataque de ansiedad decir las palabras que había guardado por tantos años. -Solo puede rastrear a una sola persona.

Todos se quedaron en Shock.

-Creo que estás hablando mierda.- Dijo Lucius molesto. -Porque elijo no creer que has tenido un rastreador que puede encontrar a Voldermort por años ¿y nunca hiciste nada? Pura mierda- Ahora gritaba. -¿QUÉ TE SUCEDE?, LA VIDA DE LOS CHICOS ESTÁ EN PELIGRO ¿Y TÚ NO IBAS A DECIR NADA?

-JURÉ POR MI VIDA NO USARLO.- Gritó Horace. -Él creyó que estaría de su lado cuando se apoderara del mundo mágico. Hace años me dijo que siempre iba a verme como su amigo, pero todo fue mentira. He guardado el reloj por décadas, no porque quisiera estar junto a él, lo he protegido para que no cayera en manos viciosas y malevolas que podrían usar el rastreador para fines oscuros.

-Si Severus tiene el rastreador, ¿quiere decir que en este momento está en la mansión del Lord?- Dijo Sirius con terror.

Horace negó con la cabeza.

-No. El rastreador solo te guiará hasta cierto punto, nunca te llevará hasta el Lord directamente. Estarás sin ayuda hasta que la sangre que tiene el objeto, que funciona como motor, se acabe.

-¿Y eso cuando se terminará? ¿Cómo funciona?

-No lo sé. Ya les dije que nunca lo he usado.

-Pero que inteligente eres.- Dijo Sirius con sarcasmo.

-¿Nuestros amigos están en peligro y usted no sabe usar esa mierda?- Blaise estaba alterado.

-Esperen un jodido momento.- James tenía una cara de pánico al darse cuenta de algo. -Esa sangre que impulsa el traslador se la dio Tom Riddler hace años ¿verdad?

-Sí.- Confirmó Horace.

James se golpeó con la palma de la mano la frente y maldijo.

-Esa mierda no lo llevará a Voldermort, porque, técnicamente hablando, el dueño de esa sangre es Tom Riddler y solo hay un Tom con vida en el mundo mágico.

Todos comprendieron lo que intentaba decir James. Severus no estaba rastreando a Voldermort, porque habían dos personas con el mismo núcleo mágico  en su mundo y, uno estaba en el cuerpo de un joven. Así que, el profesor de pociones, estaba buscando la otra parte de dicho núcleo, es decir, al ex de James.

-Diablos.

-Todos estamos yendo en círculos, ahora son tres los perdidos. Deberíamos tenerles una campanilla para emergencias.

Con esas palabras se le prendió una bombilla imaginaria a Sirius y casi una cola imaginaria se movió con alegría.

-¡Eso es!- Sacó su varita y empezó a conjurar. -¿Recuerdan que yo les tengo rastreadores a mis amigos?

-¿Qué?- Se sorprendió James.

-¿Tú qué?- Preguntó Remus.

-Creí que ya lo sabías.- Dijo Lucius.

-No se desconcentren.- Sirius habló rápido. -El punto es que también coloqué uno en Severus.

-Eso está mal en tantos sentidos. Agradezco que no seamos tan cercanos para que hagas esa violacion a mi privacidad.

Sirius miró al rubio mayor.

-Claaaro, sigue pensando eso, princesa.

Antes de que se pelearan, una luz verde brotó de la varita de Sirius y empezó a flotar y alejarse.

-Sigan ese punto verde.- Dijo Sirius corriendo.

Todos se paralizaron y miraron a Lucius. El hombre suspiró y se lamentó.

-Sigan a ese idiota.

__________________________________________

En el momento en que Draco abrió los ojos, sabía que nada había sido un sueño.

Intentó moverse pero rápidamente se dio cuenta que tenía cuerdas mágicas alrededor y lo tenían cautivo de manos y pies, mientras todo el peso de su cuerpo estaba acostado en una gran cama.

El chico intentó forzar su escape, pero cada vez que trataba de liberarse, las sogas apretaban más su piel, provocando que gimiera de dolor ya que empezaban a causarle pequeños cardenales.

-Si te mueves más, las sogas te cortaran manos y pies, dudo que quieras eso.- Una voz lo interrumpió de su intento de huir.

-Pequeño e insignificante ser sin valor.- Escupió Draco. -Solo espera a que me libere.

Theo lo ignoró.

-Eres aún más hermoso de cerca.- Se burló. -Es bonito verte sin estar a diez metros de ti.

-Luego de esto, estarás muerto, así que no debes preocuparte en volver a verme a tantos metros de distancia.- La voz de Draco salió con odio.

-Cariño, me conmueve tu amor hacia mí.

-Solo espera un poco más y verás lo que mis amigos te harán cuando me encuentren.

-Yo soy muy paciente Draco. He esperado por años mi momento.- Draco observó que el chico tenía en sus manos su túnica y empezó a buscar algo. -Puedo esperar a tus amigos el tiempo que quieras, de igual forma no me encontrarán.

-¿Qué crees que haces con mi túnica?

-Espera un minuto cariño, estoy tratando de librarme de algo.- Dijo con una sonrisa astuta.

-No sé a qué te refi...

Un ruido sonó en toda la habitación.

Theo lo miró con orgullo. Con pasos ágiles se acercó a Draco y le acarició el cabello. El rubio rápidamente se alejó y trató de nuevo de salir de las cuerdas.

-Disculpa, precioso, no podía aguantar tocarte cuando te ves tan hermoso molesto.- Se alejó y con un suave movimiento Theodoro metió su mano en la túnica de Draco y sacó el objeto que producía el ruido. -Sí, esto es lo que estaba esperando. No queremos que nadie nos interrumpa ¿cierto?

Draco no lo podía creer.

-¿Cómo...?

-¿Sabes cual es la ventaja de ser invisible, amor?- Preguntó Notts volviendo a acercarse y rozar la mejilla de Draco. -Nadie puede verte. A pesar de estar frente a ellos, si eres invisible y te ven como poca cosa, entonces no existes y eso, si se usa con inteligencia, puede ser un gran poder. Puedes obtener mucha información capaz de acabar con guerras o iniciarlas. ¿Quién pensaría que el come libros de Theodoro Notts puede ser alguien fuerte? Nadie. Solo tuve que esperar y observar. Te he visto por años, a ti y solo a ti.- Se acercó más y se sentó junto a Draco, al lado de la cama. -He visto lo inteligente que eres, la gran mente que esconde ese perfecto y delicado cuerpo y sobretodo he visto como todos tus atributos y fortalezas se han visto opacados por estar al lado de alguien como Potter.

Draco escuchaba cada palabra del Slytherin, pero a la vez aún no podía creer que el chico gentil y nervioso que siempre ha querido ser su amigo y que una vez intentó invitarlo a salir fuera esta clase asquerosa de persona.

-¿Dónde está Harry?

Theo le dio una mala cara y empezó a alejarse.

-Harry esto, Harry aquello. Maldita sea con Harry Potter. Estoy cansado de que siempre todo gire alrededor de ese idiota.- Se puso frente a él, justo en el borde inferior de la cama. -¿No lo ves, Draco? El troglodita de Potter nunca podrá realmente valorarte. Sólo te quiere porque eres su lindo chico trofeo.

Draco se burló.

-Me gusta ser el chico trofeo de Harry.- Dijo con intensión.

Notts borró su sonrisa

-Tú y yo podríamos ser imparables. Nuestra inteligencia esta por encima del promedio, amor. Nadie podría ir en nuestra contra.

-No, gracias.- Intentó salir de las cuerdas, pero aún le era imposible. -Basta con el relato de villano, dejáselo a los profesionales, por favor.

-Podría darte el mundo.

Draco se rió.

-Con una sola palabra de mis labios Harry quemaría el mundo por mí.- No estaba exagerando. Hace mucho tiempo sabía el grado de obsesión y amor que su chico tenía. Lo sabía porque él también estaba igual de loco por él.

-Te daría todo lo que quisieras.

-Harry ya me da todo lo que quiero y más.

-¿Te ha tocado?- Dijo con un odio en su pregunta. -Ese bastardo te tocó.- Su varita apuntaba muy cerca el cuello del rubio. Esperando que dijera algo.

Draco no dijo nada. Solo lo miró. Pasó un segundo hasta que una inevitable, casi inexistente, curvatura en sus labios lo delataron.

No le iba a dar el placer a este psicópata de verlo atemorizado. En el segundo en que su silencio le dio la respuesta que no quería reconocer, un gruñido salió del fondo de su estómago.

-No voy a permitir que vuelva a pasar algo tan asqueroso. Esa aberración va a conocer su lugar cuando vea cómo te hago mío.- Se acercó y casi se coloco encima de Draco. -Por fin eres mío. Todo mío.- Draco miró las intenciones del otro y lo miró con una amenaza en sus ojos.

-Ni siquiera lo pienses.

Notts lo miró con locura y adoración.

-Solo una probada. He esperado por tantos años. Merezco el oro al final del arcoiris. He sido paciente, merezco mí maldito premio.

Justo cuando el chico se abalanzó sobre Draco para besarle el cuello, una corriente mágica fue descargada en todo el cuerpo de Theo, causando que la serpiente se alejara por el dolor. Sin poder creerlo, miró a Draco.

Draco sonrió.

-¿Crees que alguien tan celoso y sobreprotector como Harry va a permitir que toquen lo que le pertenece? Nadie puede tocarme sin mi consentimiento. Tengo una magia muy antigua que me lanzó Harry cuando hicimos el amor. Y esas protecciones solo han aumentado.- Dijo Draco pensando en el anillo.

-Cállate.- Notts respiraba con dificultad.

-Por cada vez que Harry me hacía suyo, las protecciones se activaban y se hacían más fuerte. Lo repetía una y otra y otra vez.

-TE DIJE QUE TE CALLARAS.- La varita salió disparada y las cuerdas apretaron más las manos de Draco, haciendo que lanzara un grito de dolor. -Ese hechizo es solo una barrera más que estoy dispuesto a vencer por ti.- De nuevo se acercaba y con suavidad limpió una lágrima de Draco que caía sin poder evitarlo por su cara, debido al dolor tan intenso que había sentido segundos atrás -Te ves tan lindo cuando lloras.- Su cabeza se acercó aún más a la del rubio. -Si no logro deshacer el hechizo del hijo de puta de Potter, entonces me conformaré con ver esas lágrimas día y noche.

Draco se obligó a dejar de llorar por sus manos. Así perdiera la movilidad total de ambas extremidades, no le iba a dar el gusto a este hombre de verlo vulnerable.

Solo Harry tenía ese derecho.

-Cuando Harry me encuentre me encantará ver lo que hace con tu patética e inmunda vida.

Notts lo miró y aspiró con deseo el cabello de Draco.

-Dudo que eso pase.

-Te ves muy seguro.

-Disculpa mi seguridad, amado. Pero no creo que Harry pueda encontrar este lugar.

-¿Y eso por qué?

El Slytherin sonrió.

-Porque estamos en un lugar que no existe teóricamente hablando y solo se entra con la autorización de su dueño.

Draco quedó sin palabras.

-Así que te sugiero que te pongas cómodo, ya que tenemos mucho tiempo para empezar con tu desintoxicación.

-¿Mi qué?- Draco creía que ahora sí estaba soñando.

-Eres muy inteligente, amor. Harry es una droga ¿y qué pasa cuando alguien es un adicto a una droga?- El chico le sonrió. -Debe ser desintoxicado.

_________________________________________

En el momento en que Harry tocó el suelo empezó a lanzar magia por todas partes.

Quemaba cada rincón de ese lugar y su aura era tan pesada y negra que rivalizaba hasta con la de un Lord oscuro.

Pero aún no podía liberarse. No podía salir de esa habitación que era como un sótano antiguo y lleno de mil cosas que ya, en su mayoría, estaban quemadas por la ira de Harry.

Al pasar un rato, Harry se dio cuenta que nada servía y eso lo enfureció más, así que empezó a tirar todo. Su magia no funcionaba como quería y la desesperación de no saber donde estaba Draco lo alteraba aun más. Justo cuando iba a quemar todo nuevamente, una voz se escuchó.

-¿Terminaste? Si no te importa, hay personas que quieren leer.- Esa voz lo sacó de sus pensamientos.

Harry levitó las cajas que estaban ocultando al hombre y las lanzó a la otra punta del lugar.

-Tiene que ser un jodido chiste.

Al parecer no estaba en un sueño y la voz que intentó no reconocer si le pertenecía a la persona que no quería ver ni en sus peores pesadillas.

-¿Qué haces aquí?

El chico se burló.

-Yo podría preguntarte lo mismo. ¿A quién enojaste tanto para que te metiera en esta pocilga?

Harry miró a Tom con cara de pocos amigos.

-No estoy para tus chistes. Necesito salir de aquí, se llevaron a Draco y no sé donde diablos estoy.

-Estás en el culo del mundo mágico.- Dijo Tom pasando una página de su libro. -O como tu generación lo llama un bucle sin fin.

-¿Qué?- Al ver que Tom no dijo más, quemó el libro con su magia y lo alzó lejos del hombre. -Explicate.

-Hogwarts ha decaído tanto en sus enseñanzas.- Dijo como si nada.

-Que pedazo de imbecil. Pero claro, no te importa nada, solo tú. La vida de personas están en peligro y tú no ayudas, típico. Ni siquiera debe de sorprenderme.

-Estás en un faro mágico.- Por fin dijo Tom. -Antiguamente se utilizaban como bucles poderosos para proteger a los magos y brujas de las cacerías y cuando los cazadores entraban no podían salir. Estamos en uno de ellos.

Harry se quedó sin habla. Miró por la sucia ventana y reconoció rápidamente el lugar.

-He estado aquí antes.- Dijo pensando en como sus amigos y él entraron en este bucle, cuando fueron perseguidos por los mortifagos, pero nunca llegaron al faro, solo regresaron a casa por un hombre ministerioso.

-Y si estuviste en este lugar ¿por qué no puedes salir?

Harry lo vio con odio.

-Yo podría hacerte la misma pregunta. ¿Por qué no estás escapando de este lugar?

Tom no dijo nada por un rato, hasta que miró al menor.

-Quiero encontrar a alguien. Su magia me envió a este sótano y solo estaba esperando que se dignara a darme su compañía, pero luego tú apareciste y empezaste a mandar a la mierda todos los objetos y mi calma desapareció.

Harry se puso alerta. No necesitaba ser un genio para saber a quien quería encontrar y, pese a que el castaño no conocía a la aparición que los ayudó, tampoco iba a permitir que Tom le causara algún tipo de mal.

El mayor parecía ver lo que pensaba el castaño, porque sonrió.

-Descuida Harry, no pienso matar algo que ya está súper muerto, solo quiero hablar con él y preguntarle una cosa.

-¿Qué cosa?

-Solo quiero saber donde escondió un artefacto. Se supone que debía estar en un sitio diferente y cuando lo busqué, el objeto no estaba.

Ambos dejaron de hablar cuando una niebla empezó a llenar el sótano. Con ambos alertas, miraron como la neblina tomaba forma de una persona.

Específicamente un chico.

-Hay mucho ruido en mi casa.- Vio a Tom. -Tienes horas aquí y aún no hablas.- Miró a Harry. -En cambio tú, solo tienes un par de minutos, y ya quieres destrozar mi lugar feliz, ¿no te dije que no volvieras a este lugar? ¿No hablas español?

Harry miró a su alrededor, lo único que le quedó de la reprimenda fue una cosa.

-¿Lugar feliz?

-Eso es relativo.- Interrumpió el hombre. -Creí que esa vez te dije que nunca más volvieras.- Repitió. -Este lugar no es seguro para ningún alma viva.

-No quiero estar aquí/Necesito lo que me robaste.- Dijeron al mismo tiempo Harry y Tom.

La imagen de la cara del fantasma comenzó a tomar una forma más corpórea y se veía como un chico hermoso de veinte años que tenía grandes ojos que, en vida, debieron ser preciosos.

Tanto Tom como Harry, al ver verdaderamente su cara, supieron quién era. Uno ya lo sabía, pero el otro lo confirmó.

-¿Regulus?- Preguntó Harry sorprendido.

-Parece que aun hay fotos mías en la mansión Black y mi hermano no las quemó todas.- Dijo con humor el chico.

-No...no, no. Sirius sería incapaz de hacer eso, mierda, él habla de ti siempre.

-¿Te contó la vez en que le puse polvo pica pica en su ropa interior y salió corriendo tan rápido al lago negro de la escuela para calmar la picazón que el calamar gigante lo secuestró por una hora en sus tentáculos?

Pese a lo horrible que la estaba pasando Harry, éste sonrió.

-Es su historia favorita.

-Lo sé.- Miró a Tom. -No tengo conmigo lo que buscas Tom, pero te aconsejo que empieces a buscar, la amenaza es cada vez más grande.

-¿Cómo lo sabes?- Fue el turno de Harry de preguntar. -¿De qué hablan? ¿Cómo es que estás aquí? La otra vez hablaste de Draco y de mí, pero no sabíamos en ese momento quien eras, ¿como es posible que tú si nos reconocieras?

Regulus sonrió.

-He estado muerto y maldito por años. Sacrifiqué muchas cosas y por ello se me concedió un don. Éste consiste en ver el pasado, el presente y los posibles futuros que pueden acontecer con mi familia y sus integrantes.- Le sonrió a Harry. -No, no te conozco directamente, pero eres hijo de sangre de Sirius, así que veo tu futuro.- Miró a Tom y su sonrisa desapareció. - Y en cuanto a ti ¿cómo voy a olvidarme del hombre que me asesinó indirectamente?

Tom respiró profundo.

-Eso no es...

Regulus alzó la mano para silenciar las palabras del pelinegro.

-Sé todo lo que te ha pasado desde que volviste al plano terrenal y estás trabajando en el ministerio. No necesito un resumen de sus vidas. Creo que lo que necesitan es salir de aquí.

-SÍ.- Gritó Harry. -Debo rescatar a Draco. Él está en...

-Peligro.- Terminó el hombre. -Lo sé Harry, pero no está en mis manos ayudarte.

-¿Entonces por qué....?

Las palabras fueron interrumpidas por una sacudida de magia que los calló para ver que pasaba.

-Tenemos visitas.- Anunció Regulus. -Será mejor que se alisten, no creo que le guste esperar.

Los tres caminaron a la puerta del sótano.

-Está cerrada.- Dijo Tom. -Cuando aparecí lo hice directamente en este lugar, no he podido abrirla, los escudos...

-Los escudos lo prohíben, es verdad. Sin embargo, desde afuera se puede conseguir abrirla, genio.

Antes de decir otra cosa, la puerta se abrió, dejando entrar a un agitado Severus.

-MALDITO THEODORO ESPERA A QUE TE PONGA LAS MANOS EN....- Su amenaza se cortó cuando vio a los tres chicos.

Pasó un segundo de silencio.

-Puerta equivocada.- Cuando iba a cerrarla otra vez, Tom puso el pie para impedirlo.

-Muy gracioso.- Dijo Harry. -Draco no está aquí.

-¿Qué? Eso es imposible, tenía un rastreador que....- Miró a Tom y maldijo, ahora todo tenía sentido. -Me siento un completo idiota en este momento.

-Yo creí que te volvías un idiota cuando veías a mi hermano.- Dijo Regulus.

Severus miró mejor al fantasma y se puso más pálido de lo normal.

-Tú...tú eres, eres....

Regulus lo abrazó, dejando paralizado a Harry por el gesto.

-Es un gusto volver a verte amigo. Veo que sigues siendo tan simpático como siempre

-Pero...pero como....- Severus no daba crédito de la que veían sus ojos.

-Tristemente no hay tiempo, debemos apresurarnos antes de que cometa una locura.

Regulus corrió hacia las afueras del faro, siendo perseguido por los otros.

-¿Quién cometería una locura?

-Mi prima, la loca, que ya no está tan loca, pero siempre le llamaré la loca.

-¿Qué hará Bellatrix?

Los ojos de Regulus se pusieron negros y se paralizó por un tiempo. Al volver a su típico y decadente color de siempre, miró a los hombres frente a él.

-En este momento está entrando a una trampa. Deben ayudarla y también a Draco.

-Pero....

-Sus preguntas no las puedo responder yo, pero pronto conocerán a alguien que esclarecerá todas estas incógnitas.

Todos se acercaron a la orilla del río y se adentraron.

Regulus miró a Harry.

-Espero que Draco y tu puedan sobrevivir al último obstáculo.

-¿Es este?

Regulus le sonrió con pesar

-Aún faltan algunos más, Harry. Te enviaré toda mi suerte.- luego miró a Severus.

-Gracias por cuidar de mi hermano.

-Cuando toda esta mierda termine, volveré con él.

Algo en los ojos muertos de Regulus cambió. Con una sonrisa a Severus le preguntó.

-¿Volverás? ¿Lo traerás? Quisiera disculparme y decirle que lamento haber sido un horrible hermano, dile que lo extraño y que...

Severus lo interrumpió.

-Cuando volvamos, se lo podrás decir tú mismo, amigo.- Con una sonrisa, ambos hombres se abrazaron, dejando a Harry boquiabierto.

-¿Nunca has visto a dos hombres abrazándose?- Preguntó Tom.

-Nunca he visto a este hombre abrazar a alguien que no sea Lucius, Draco o Sirius. Que puto miedo.

Regulus sonriendo miró a Tom.

-Estoy al tanto que yo...- Empezó a decir Tom. -Bueno, mejor dicho mi yo del futuro fue el que...el que...

-No fue Voldermort directamente, ya te lo dije, pero sé lo que quieres decir.

-Lo lamento.- Las palabras salieron de la boca de Tom sin poder evitarlo.

Regulus le sonrió.

-Sé lo que estás haciendo por todos.- Antes de que Tom le dijera que guardara silencio, Regulus siguió hablando. -Es algo muy noble y estúpido, pero noble al fin de cuentas. Espero que funcione.

-Yo también.- Susurró el pelinegro.

Luego en un susurro le dijo en su oído.

-El relicario está cerca, pero no debes quedarte dormido Tom. Voldermort también lo está buscando, sabe que alguien destruyó el diario y ahora quiere buscar los otros objetos.- Le entregó una pequeña piedra. -Esto te ayudará, pero sabes el precio a pagar.

-Lo sé. Estoy listo.

Regulus empezó a hablarle a todos.

-La maldición me prohíbe ir más allá de aquí, pero los ayudaré a regresar y estar en el lugar exacto para encontrar a Draco. Hay un armario que los llevará muy cerca del Lord. Deben ser rápidos porque los enviaré a una mansión de su círculo más cercano.- Miró a Harry. -No actúes impulsivamente. Hay más de lo que te imaginas. Por favor mantén la mente abierta.

Y sin más, Regulus tocó el agua y una luz se iluminó, causando que sea el mismo río que hundiera a los tres hombres hacia abajo y los trasladara a la casa de un mortifago.

Cuando el menor estuvo solo suspiró.

-Ellos te necesitan. Ya es tiempo de dejar las sombras y ser el protagonista principal.

El hombre mayor se acercó a Regulus.

-Ha pasado tanto tiempo que no sé si están listos.

-¿No querrás decir que tú aún no estás listo?

Sonrió triste.

-Tal vez sea yo el que no esté preparado para ser visto, es verdad.- Lo miró. -Te vuelves más impertinente con los años, amigo.

-Draco te necesita. Esta prueba no será fácil y todos necesitarán tu ayuda. Sé el héroe que sé que eres.

Con un suspiro el mayor empezó a caminar y adentrarse al agua.

-Te pones muy filósofo cuando ves a personas vivas.

-Disculpa mi nostalgia, idiota.- Dijo con sarcasmo.

-Si todo sale bien, vendré pronto y verás a los chicos.

-Eso me gustaría.- Sonrió.

Con un toque de su varita, la luz reapareció y el mayor desapareció.

-Espero que este final si sea el verdadero.- Dijo Regulus con un tinte en su voz de preocupación. -Todo está tan cerca que casi puedo saborear tu ansiedad, viejo amigo. Por favor no caigas en la ambición y arruines lo que te tomó años construir.- Las palabras de Regulus se desvanecieron mientras él también lo hacía.

____________________________________________

Los tres hombres casi se cayeron cuando la magia los lanzó al frío mármol. Solo Tom logró aterrizar con elegancia.

-Rápido, no hay tiempo. Recuerden que Regulus dijo que esta casa le pertenecía a uno de los mortifagos.

Todos se pusieron alertas y miraron a su alrededor para encontrar el armario.

-No está.

-No me digas, genio.

-Escucha ya estoy hasta la mierda, yo....

-Aquí está.- Dijo Severus mirando un pequeño armario casi al final de la enorme habitación. Justo cuando todos se disponían para abrirla, ésta no hizo ningún movimiento en abrirse.

-Lo que faltaba.- Se quejó Tom.

-La voy a quemar.

-Potter, ni se te ocurra, estas casas tienen protecciones. Es un milagro que no haya alertado a nadie de nuestra invasión.

-Oh, créeme, Severus, sí lo hizo.- Una voz se escuchó en la puerta y cuando voltearon Harry vio rojo y reaccionó rápido, olvidando lo que Regulus dijo sobre tener la mente abierta.

-MALDITO HIJO DE PUTA.- Con su magia sin varita Harry lanzó al chico por los aires.

-Harry, déjame explicarte.- Dijo el hombre mientras se tomaba el brazo que Harry lastimó e intentaba levantarse.

-Traidor, eres un maldito traidor.- Escupió Harry. -¿Blaise sabe la mierda que eres? ¿Sabe que solo lo usas y que eres una rata?

Krum lanzó un hechizo de protección cuando tuvo la oportunidad.

-No metas a Blaise en esto.- Gruñó.

Justo cuando Harry iba a lanzar otro hechizo, la puerta se abrió.

Con rapidez, Victor hechizó el cuarto para que hubiera una gran pared invisible que desapareciera a los tres hombres a la vista de todos.

-¿Qué fue eso?

-Quise enviar algunas cosas por el armario, pero empezaron a romperse y me dio miedo.

Un hombre empezó a reírse.

-Maldito inútil, no creo que tengas madera para ser un posible mortifago, mejor centra tu cara y tu dinero en traer el café ¿de acuerdo? Recuerda que estás a prueba y solo estamos usando tu casa para refugiarnos por la nube negra.

-Espero mejorar.- Dijo Victor con voz fingida.

-Sí, claro.- Dijo uno con sarcasmo. -Solo eres suciedad en nuestros zapatos.

Justo cuando los mortifagos se fueron, Krum se volteó. Todos lo miraron apuntando sus varitas.

-Explicate.- Ordenó Harry.

-Blaise y yo te mentimos.- Dijo con vergüenza. -Sí, encontramos a Igor, pero en ese momento Blaise no estaba junto a mí y el tipo pensó que estaba en ese lugar para hablar con él y unirme a la causa del Lord debido a mis raíces en Durmstrang.- Krum se rió. -Hijo de puta, el hecho de que en Durmstrang sean en su mayoría aliados de la magia negra, no significa que quieran seguir a Voldermort. Nosotros no seguimos a alguien que quiere hacer un genocidio.

-¿Qué sucedió después?- Se impacientó Severus.

-Igor me dijo que si quería probar mi valía debía dar mi casa y mi fuerza para que el Lord me juzgara. Se lo conté a Blaise y se negó. Estuve días explicándole lo bueno que podría ser esta oportunidad de acercarme a su círculo y....bueno, lo convencí. No dijimos nada porque....bueno yo....- Dejó de hablar.

-Borraste sus recuerdos.- Dijo Tom.

-No los borré. Llegamos a la conclusión que solo yo podía saberlo y almacenamos sus recuerdos en una bola de cristal que guardo muy bien y no diré donde.- Miró a Harry. -No me gusta que se desconfíe de mí en lo que respecta a Blaise, así que si eres inteligente no vuelvas a especular algo como eso.

Harry, molesto, levantó su mano, pero pensó en Draco y sabía que no tenía tiempo que perder.

-Discúlpame, desde el secuestro de Draco, estoy molesto con todos.

La cara de Víctor se ablando.

-Blaise me comentó algo con su Patronus.  ¿Ya intentaron los espejos?

-No funcionan.- Dijo Harry. -El mío tampoco funcionaba donde estaba. Es por ese motivo que intentamos otra vía para encontrarlo.

-Eso nos trajo a tu casa.- Dijo Severus. -Un amigo nos dijo que hay armarios que podían conectarse entre las casas de los mortifagos. Necesitamos tu ayuda en eso.

Krum miró al armario en la esquina del salón e hizo una mueca.

-Nunca lo he usado y no sé que repercusión pueda tener si entran los tres al mismo tiempo. Tal vez si envío una llamada a los aurores.

-No.- Cortó Severus. -Están en tu casa y eso significa que tú les diste permiso. Los aurores no te darán la oportunidad de explicarte. También te verán como su enemigo y te atacarán. No te escucharán.

-Uno si lo haría.- Dijo Tom. Harry también había pensado en su padre. Con rapidez le dio su espejo.

-Llámalo. Mi padre tiene el espejo de Pansy. Decidimos que él tenía que tener uno. Explícale la situación y podrá ayudarte. Dudo mucho que estos bastardos se quieran ir por su propia voluntad.

-Espero que mi estúpida idea pueda ayudar.- Dijo Krum.

-Lo hizo. Nunca nos hubieramos imaginado que te sacrificarías y te expondrías para ayudarnos. Gracias, Victor.

-Lo que sea por los hermanos de mi prometido.- Antes de que Harry tuviera la oportunidad de reaccionar al título que Krum dijo refiriéndose a Blaise, escucharon voces que volvían a la habitación. Con rapidez, el Búlgaro los empujó para que entraran al armario.

Dentro del objeto, todos canalizaron su energía y sintieron como la magia del armario los arropaba.

Harry en Parcel habló.

"Llevanos con el Lord"

Y justo cuando alguien abría la puerta con fuerza nadie estaba en el interior de dicho armario.

-¿Qué haces aquí chico?

-Nada.

Uno de los mortifagos no le creía, pero el otro, quien estaba muy borracho, lo tomó del hombro.

-Vamos, pronto será media noche.

-¿Qué sucede a media noche?

El hombre se rió.

-El cielo tendrá fuegos artificiales.

Y no supo cómo, no supo el instante, pero Víctor ahora entendía a lo que Igor se refería con las nubes negras significaban.

Debía llamar a James Potter rápido. No había tiempo que perder.

-¿Por qué traes un espejo en tu mano? Eso es de mujer.

Maldita sea, pensó Krum.
__________________________________________

Cuando nuevamente usaron el objeto mágico, todos cayeron sobre sus propios pies, menos Tom.

[N/A: sí, que se note que es mi personaje favorito, estoy cansada de ocultarlo]

-¿Creen que esa cosa estaba defectuosa?-  Preguntó Severus viendo una gran cantidad de tierra y árboles. Trataba de utilizar su núcleo mágico para sentir si habían protecciones, pero no podía sentir nada.

-No está defectuosa.- Dijeron Harry y Tom al mismo tiempo.

Se vieron por un segundo.

-Puedo sentir su poder.- Dijo Harry.

-Soy una parte de él, así que yo también.- Siguió Tom.

-Grandioso. Digan abracadabra y abran sus protecciones para que yo pueda patear un par de traseros y buscar a mi ahijado.

Los chicos quedaron callados.

-No es tan fácil.- Dijo Tom de primero. -Sabemos que está aquí, pero no nos dará acceso sin que descubra quienes somos.

-¿No pueden hacerse pasar por uno de sus mortifagos?- Preguntó Severus.

Harry solo lo miró serio y señaló su brazo.

-No tengo marca.- Miró a Tom con expectación.

Tom solo negó.

-Odiaba esas cosas. No sé que sucedió para que Voldermort empezara a usar ese método.

-Es fácil.- Una voz los asustó. -Se volvió loco y castiga a todos sus sirvientes con ese método de tortura, yo lo sé más que nadie.

Ante ellos, la figura de Bellatrix, apareció.

-Genial, más personas a la fiesta.- Dijo Severus con sarcasmo.

-¿Cómo sabías de este lugar?- Preguntó Harry. Cuando su padre le dijo, en su reunión en la mansión Potter hace unos días, que Bellatrix era una posible aliada no creyó ni por un segundo en las buenas intenciones de la mujer.

-Soy una ex mortifaga ¿recuerdan?. Sé donde está el Lord, justo como los otros mortifagos.

-Sí, pero eres una traidora. ¿Te permitió conservar los conocimientos que tenías sobre sus cuarteles generales?- Preguntó Severus.

La cara de la muerte se transformó en una de dolor y con la mueca de una sonrisa falsa los miró.

-Algo así.- Mostró su brazo y todos quedaron horrorizados como éste estaba sangrando y con muchas cicatrices en donde se suponía que estaba la marca del Lord. -Cada vez que me acerco más a Voldermort, empieza a sangrar, así que ya saben como sé el paradero de mi antiguo líder.

-Debe doler como un hijo de puta.- Dijo Tom. No daba crédito de este sacrificio. La mujer estaba a punto de perder su mano dominante que usaba para los duelos y aún así estaba aquí.

-Duele.- Confirmó Bellatrix. -Pero me duele más saber que Voldermort y ese tal Notts tienen a Draco. Cuando sentí, gracias al inquebrantable, que Lucius estaba preocupado por Draco tuve que hacer algo. Quien sabe que atrocidades le están haci....

-Termina esa frase y yo mismo te haré el favor de arrancarte la mano.- La voz de Harry se escuchó como un cuchillo en el aire, pero también hubo un temblor en su amenaza debido al miedo.

La mujer calló.

-De todas maneras.- Decía Severus para distraer la tensión. -Debemos encontrar una manera de entrar.

-Es fácil, solo tocas el timbre.- Bella se acercó y las protecciones se activaron, causando que la mujer saliera disparada hacia un gran árbol y se golpeara la espalda.

-¿Estás bien?- Preguntó Tom.

-Sí, no sabía que eso le hacía a los indeseados. Es raro estar de este lado del bando. Es divertido.

-Lo que esto es se puede determinar de muchas formas, pero creo que divertido no es la palabra exacta.- Discutió Severus.

-¡Vamos, Severus!- Dijo Bella. -¿Dónde está tu sentido de la aventura? Debes actuar con lo que tienes al momento.

-Prefiero un plan trazado y bien planeado, gracias. La calma y la tranquilidad, por si no lo sabes, son mis grandes amigas.

Bella le sonrió con dolor.

-¿Entonces por qué estás con mi primo?

Severus la miró sorprendido. Pasó un rato y todos miraron al gran paisaje. Antes de que alguien hablara, Severus contestó la pregunta de la mujer.

-Tu primo es la excepción y no la regla. Es parte de mi ser y mi corazón, al igual que Lucius y Draco. Es por eso que quiero rescatar a mi ahijado. No me lo perdonaría si le llegara a Lucius con las manos vacías y sin su hijo.

-Es por eso que estoy aqui, Severus. Seré tu hada madrina.- Rápidamente tomó a cada mago de sus vestimentas. -Agarrence fuerte.

-Más te vale que no hagas lo que sé que harás.- Dijo Tom.

Pero las palabras del chico quedaron fugaces en el aire porque la mujer con un grito de dolor en su brazo, tomó su varita y los hizo aparecer dentro de las barreras protectoras de la mansión.

Un grito desgarrador fue lo que escucharon todos de parte de Bella y vieron como la bruja caía al suelo y se sostenía el brazo que casi estaba desprendido de su cuerpo.

-BELLA.- Gritó Severus lanzando un hechizo tranquilizador. -Respira profundamente.- El hombre sacó un par de pociones. -Bebe esto, te ayudará.

La mujer lo tomó y su cara se puso aún peor.

-Sabe a mierda.

-Entonces debe estar funcionando.

Un segundo después la mujer se desmayó.

-Estará muy molesta contigo cuando se despierte, ella quería ayudar.

-El maldito brazo está casi colgando de su cuerpo, no va a ir a ningún lado. Además, nos ayudó mucho.- Miró a Bella y susurró. -Lamento que haya dudado de ti, te lo repetiré cuando estés mejor.

-Ella no, pero yo sí.- Dijo Harry ahora visualizando la gran mansión delante de él.

Un patronus apareció en medio del cuerpo de Harry. Era un lobo blanco.

"Harry, soy Víctor. Me resulta imposible llamar a James sin que mi coartada y posición se comprometa. Lo siento amigo, no puedo hacerlo. Debo irme, pero ya sé lo que significa las palabras de Igor, debemos hacer algo, Voldermort quiere...."

El patronus se perdió por un hechizo de un mortifago que veía al grupo.

-Pero miren que sospresa más agradable.

Antes de que reaccionaran, habían tres mortifagos rodeandolos.

-Nuestro señor dijo que había intrusos, pero no sabía que serían tan interesantes.

-No tengo energía para esto.- Antes de que Harry los matara a todos, Tom lo tomó de la mano.

-Lo que no tienes es tiempo. Rápido, ve por Draco, Severus y yo nos encargaremos de ellos.- Empezaron a lanzar hechizos hacia los jóvenes que Tom esquivó fácilmente.  -Yo llamaré  a James. Ve.

Antes de irse, Harry lo miró con intensidad, pero por primera vez sin odio.

-No creas que seremos amigos por pasar unas horas juntos.

Tom sonrió.

-Nunca lo pensé.

Harry tambien le sonrió con sarcasmo y sin más ambos tomaron caminos diferentes.

___________________________________________

Draco miró a Notts, quien estaba revisando libros oscuros para tratar de romper las barreras del anillo.

-Intentemos esto, amado. No quiero que nuestra primera vez sea por las malas, pero si no tengo opción...- Theo dejó la amenaza caer entre ellos y volvió a intentar acercarse a Draco con su varita.

Un recuerdo intenso cruzó su mente en el segundo en que el chico se acercaba otra vez al rubio para intentar besarlo.

"Sí estás atado de manos y pies ¿cuál es tu otra arma física que puedes usar?"

Draco caía en la polla de Harry ahogando sus gemidos.

"Cariño, creo que este no es el momento para preguntarme eso"

Harry los colocó en otra posición. Esta vez Draco sobre la espalda en el colchón y Harry encima de él.

Las embestidas siguieron.

"Dímelo. Complaceme, Dragón. ¿Qué parte de tu lindo cuerpo puedes usar?

"La-aah...mmm, yo...Harry...ahhh, sí"

"Responde" Ordenó Harry clavando su miembro en el agujero rosado y lastimado de Draco.

"¿Mi cabeza?" Susurró el menor con gemidos, al borde de la inconsciencia.

"Eso es, cariño. Debes esperar que la persona que te amenace esté muy cerca y luego lo golpeas con todas tus fuerzas en su cien, esa parte del cuerpo conecta varios nervios y si no puedes, entones golpeas su oreja izquierda con mucha fuerza. No mentiré, va a doler como una puta, pero si logras golpearlo lo suficientemente fuerte, va a desmayarse y tendrás poco tiempo para ver cómo puedes salir"

"¿Por qué me dices esto" El placer del órgasmo estaba muy cerca. "Siempre vas a cuidarme. No necesito saber estas cosas, tú siempre vas a evitar que me pase algo"

Harry lo miró con seriedad y lo besó duro y fuerte.

"Siempre estaré para ti" justo con su último empuje el órgasmo los atravesó, causando que ambos gimieran por el dolor y el placer combinado.

Al cabo de unos segundos, Draco intentaba estabilizarse. Aunque le prohibió a Harry salir de él.

"Dime la razón" exigió luego de unos segundos. Esa conversación no fue pura casualidad, nada de lo que decía Harry era irrelevante o al azar.

Harry lo miró y suspiró.

"Las cosas van a cambiar, Dragón. Siento mi magia muy agitada y la ansiedad la percibo en el aire. Sea Voldermort u otra amenaza, debes saber como defenderte si te quitan la varita"

"¿Crees que alguien podría venir tras de mí y llevarme lejos?

"No lo creo, lo sé. Eres muy importante para dos de las familias más poderosas e influyentes del mundo mágico, los Potter y el linaje de los Malfoy. Sin mencionar, aunque no me guste, las grandes habilidades y poder de tu tío. No me extrañaría que un hijo de puta no tenga neuronas funcionales y quiera sacar provecho de tu poder en esas personas. Tu padre, tu padrino, tus amigos y yo quemaríamos todo el mundo si te tocan. Además, la familia Lupin y los Black no se quedarán de brazos cruzados si algo te pasa. Todos irían a salvarte y ayudarte" Harry juntó sus frentes. "Pero si eso no llega a pasar, eso quiere decir que todos estamos en peligro y debes buscar la manera de escapar.

Draco sintió como los recuerdos se esfumaron en el segundo en que sus hechizos se activaron y le dijeron que Notts iba a besarlo.

Draco permitió que se acercara.

Cuando ya estaba a un centímetro de sus labios, el rubio echó su cabeza lo más que podía hacia atrás y, con todas sus fuerzas, golpeó la frente del chico con la parte inferior de su cabeza, causando que Notts se desestabilizara por la conmoción y tropezara entre las sábanas.

Cuando Draco vio a Notts desmayado en el suelo, concentró la magia del anillo. Sabía que no podía hacer magia sin varita directamente, pero Harry traspasó parte de su magia en el objeto y como estaban vinculados eso le daba la ventaja de hacer magia en pequeñas cantidades.

Draco quería llorar. Ahora entendía la razón de su prometido en que aprendiera a utilizar el poder del anillo para hacer pequeños hechizos sin varita. Luego de un rato, sintió como las cuerdas iban perdiendo fuerza. Al pasar unos minutos y con su magia totalmente en liberarse, al final pudo conseguir su propósito.

Las cuerdas dejaron de sujetarlo.

Sin pensarlo, se las quitó y bajó de la cama. Se acercó al chico y empezó a buscar su varita, pero no estaba.

-Al menos tienes dos neuronas funcionales. ¿Dónde está mi varita?- Preguntó para sí mismo. Sin embargo, aquí, atrapado con Theo, no iba a conseguir nada.

Se levantó y corrió hacia la salida para tratar de abrirla, pero justo cuando iba a tocar el pomo de ésta, la puerta se abrió, causando que el rubio se echara para atrás un poco.

Cuando levantó la vista toda emoción abandonó su cuerpo.

Su padre siempre lo felicitaba por actuar rápido en una situación de peligro, pero esta vez Draco tuvo que admitir que se quedó paralizado. No supo que hacer, o a donde mirar, solo podía permanecer estático frente al hombre que lo veía con esos ojos que indicaban la muerte.

Voldermort le sonrió.

-El idiota de tu padre no te ha enseñado que es de mala educación irse sin despedirse del anfitrión.- Sus palabras causaron que Draco reaccionara sin pensar y se alejó dentro de la habitación.

El hombre cerró la puerta y empezó a caminar lentamente por la gran lugar.

-¿Te gusta? El joven Notts la escogió especialmente para ti de todas las habitaciones que le mostré.- Miró a dicho chico desmayado y una mueca molesta cruzó su cara. -Debo admitir que pensé que sería más inteligente.- Fue el turno de mirar a Draco y sonrió. -Pudiste burlarte de él y estabas atado, reconozco tu valor.

Eso trajo a Draco al presente.

-No me importa lo que pienses de mí.

-¿No soy de tu agrado, joven Malfoy?

-Me causa horror el solo estar en la misma habitación que tú.- En otro momento Draco se odiaría por ser tan arrogante, pero en este momento su mecanismo de defensa le exigía contestar con dureza al hombre. El cerebro de Draco le ordenaba que no podía demostrar ningún tipo de debilidad.

Voldermort se rió. Pero no era una risa normal, parecía más un silbido con el sonido del viento cuando caían tormentas.

Draco odiaba las tormentas.

-¿Y quien es digno de estar a la altura de darte un halago? ¿Tal vez Harry Potter? ¿Él sí es de tu agrado?

Ante la mención de Harry, Draco tuvo un temblor en su labio inferior. Acto que, tristemente, el Lord notó.

-¿Dónde está Harry?

-Que romántico. Estás frente a tu posible muerte y solo te preocupas por Potter. Es muy nauseabundo.

-Si me quisieras muerto, hace mucho lo estaría. Las sombras y la iluminación de las cortinas me dicen que llevo en este lugar más de doce horas. Es el tiempo suficiente para deshacerte de Theo y matarme, pero no lo hiciste. De seguro quieres algo de mí.

Voldermort lo miró con intensidad. Sus ojos no se despegaban en ningún momento del rubio.

-Que inteligente eres. Ya entiendo la obsesión de todos por ti.

-Mi...mi señor....ahhh.- Theo se estaba despertando. Se tocó la cabeza por el dolor y empezó a levantarse del suelo. -Mi Lord yo....

-Ahórrate las excusas. Me di cuenta que no eres más que un niño que quiere estar en la mesa de los grandes. Hasta el joven Malfoy, quien estaba amarrado, pudo vencerte.

-Me tomó desprevenido. Pero la próxima vez...

-¿Próxima vez?- Repitió Voldermort. -En la guerra no existe algo como "La próxima vez"

Theo palideció.

-He decidido quien será mi nuevo aliado.- Dijo el Lord mirando a Draco.

El rubio le dio una mirada de horror.

-Preferiría la muerte.

-No te lo pregunté, querido.

-Nunca me obligarás. Tengo una ba...

-Una barrera protectora.- Voldermort interrumpió. -Lo sé, la puedo sentir.- Lo miró con intensidad. -Es fuerte, lo admito, pero no es del todo indestructible, solo necesitas saber donde tocar.

Ante esas palabras, Draco dio un paso atrás.

-Nunca me doblegaré ante una bestia sádica y asquerosa como tú.

-¿Pero si te doblegas frente a Harry Potter?

El silencio del rubio fue todo lo que necesitó el mayor para saber la respuesta.

-No necesito tu lealtad por el momento, solo te necesito a mi lado.

-Yo no te sirvo para nada. Es tiempo perdido.

El Lord sonrió.

-Te equivocas. Si te tengo a ti, bajo mi poder, entonces lo tengo todo.

Y con eso Draco entendió. Voldermort quería usarlo para controlar a Harry. El Lord al ver la cara del rubio supo que ya había llegado a la verdad.

-No solo tendría a Potter, también podría usar a Lucius y Severus, que a su vez, son la debilidad de Sirius Black y Remus Lupin. También está la parte extra de la resurrección de James Potter.- Ante la sorpresa de Draco, Voldermort giró su mano sin darle importancia. -Como ves, estoy muy bien informado. Es casi poesía para mis planes en mi conquista al mundo mágico este giró de los acontecimientos.- Se acercó a Draco. -Sólo teniéndote a ti puedo controlar a todos los hombres poderosos de este mundo, ¿imagina las posibilidades? Puedo hacer que Lucius mate a todo el ministerio. Puedo lograr que Severus envenene a los estudiantes y profesores que no quieren estar en mis filas y sin pensar en lo que el muchacho haría por ti. Sentiría escalofríos si este cuerpo pudiera sentir algo.

-Mi señor.- Una voz lastimera y cansada se escuchó entre el monólogo del mayor. -Ese no era el trato. Yo le daba información a cambio de tener el hechizo que me diera a Draco.- Notts le dijo con suavidad a Voldermort, alertado de cualquier emoción en su cara.

-Sí, y con respecto a eso, siento decirte que las cosas han cambiado. No puedo dejar que te lleves al joven Malfoy.

-¿Qué?- Medio gritó el chico. -Pero...pero hicimos un trato mágico. Me mintió, bastardo.- Notts tomó la varita escondida en un cajón cerca de él y le apuntó a Voldermort.

Un rayo de magia cayó en el cuerpo de Voldermort, pero éste solo se rió.

-¿En serio crees que un Desmaius va a lastimarme? ¿Quieres saber como se ve un hechizo que realmente te cause dolor?

Voldermort apuntó al joven y lanzó su magia.

-Crucius.

Theodoro cayó de rodillas por el dolor tan indescriptible que sintió.

Todo su cuerpo estaba temblando y podía sentir como todas sus extremidades lloraban por la agonía del imperdonable.

-Déjalo.- Gritó Draco.

-Creo que alguien tiene que bajarte de las nubes en las que te colocaron Malfoy y Potter.- Voldermort usó un hechizo para cerrarle la boca. -Oh, pero que buen chico eres, tratando de impedir que lastime al desgraciado que iba a violarte sin contemplación. Es algo muy griffindor de tu parte, me decepcionas, Draco.

En un rápido movimiento, Voldermort se acercó a un Notts que no podía moverse por el dolor tan fuerte que tenía en todo su ser, y como estaba debilitado no pudo defenderse del Lord.

Tristemente vio como el hombre tomó su cuello y por un segundo lo miró a los ojos con esos infernales ojos rojos como la sangre.

-Podrías haber sido un buen juguete, es una lástima.- Y sin más, el Lord dio un golpe fuerte y giró su cuello hasta romperlo, provocando la muerte inmediata del joven, quien cayó al suelo a los pies de Draco sin dudar.

Voldermort tomó a Draco del brazo y lo obligó a caminar junto a él hasta llegar a un balcón inmenso que se conectaba con la habitación. Todo estaba lleno de árboles y si te fijabas bien podías ver las protecciones que provocaban que la mansión fuera invisible, pero aún así se reconocía el exterior.

-Te traje hasta aquí para que veas una sorpresa que le tengo al mundo mágico.

-Tus sorpresas deben ser tan increíbles.- Dijo Draco con sarcasmo luego de eliminarle el hechizo silenciador. -No quiero ver nada que hayas planeado con tu repulsiva mente.

Voldermort sonrió.

-Esta sorpresa te gustará.

Un segundo después, un ruido estalló tan fuerte en el aire que Draco tuvo que taparse los oídos sin poder evitarlo. Con rapidez giró su cabeza y vio como se formaba una gran explosión en un punto muy lejano de la mansión. Parecía sólo un humo inofensivo, de lo alejado que estaba, pero el ruido fue de gran impacto que hasta Draco lo escuchó estando a kilometros de distancia.

El corazón del joven empezó a martillar sin parar.

-¿Qué...qué fue eso?- Con miedo hizo la pregunta.

El Lord sólo miró al frente.

-Eso, mi querido niño, fue lo que alguna vez se llamó Hogsmeade.

Draco perdió todo color en su cara.

Sin apartar la mirada, aún veía el punto muerto que estaba a la distancia.

Más explosiones sonaron, causando que el ruido y los gritos a la penumbra fuera lo único que escuchara el chico.

-Las....las personas.....- Draco tragaba con dificultad. Le costaba respirar y hablar. -Esas personas inocentes, ellas....

-Cada niño, cada mujer y hombre, mago y bruja por igual que se encontrara en ese momento en ese lugar están muertos, querido niño. Eso es lo que sucede cuando creen que pueden desafiarme e intentar acabar conmigo.

Antes de que Draco pudiera decir algo, otra explosión aún más fuerte fue lanzado de nuevo.

-¡NOOOO!- Gritó Draco tratando de acercarse lo más posible, tratando de llegar, de algún modo, a ese lugar para ayudar, pero fue tomado otra vez por sogas que eran incluso más fuertes que las anteriores.

Ahora sabía que el humo era del fuego tan grande que había sido el motivos de las explosiones que destruyeron la aldea. Draco estaba sin palabras.

-Gracias a Salazar aún tengo sirvientes leales que pueden hacer bien su trabajo.- Miró a Draco. -Entre ellos está alguien que conoces.- Susurró el mayor. -No había podido lograr calmar a los rebeldes sin su ayuda.

-¿Rebeldes? ¿Crees que nosotros somos los rebeldes? ¿Quién te ayudó a hacer semejante atrocidad?- Las lágrimas intentaban salir, pero Draco no le iba a dar ese poder a Voldermort. Sin embargo, algunas se le escaparon de la impotencia.

Todas esas personas muertas por la codicia de un solo hombre.

Draco juró que si salía de esta con vida, él mismo ayudaría a reconstruir ese lugar, aunque de nada serviría ayudar sin recordar las vidas que esta noche se perdieron.

-¿Te gustó el espectáculo?

La cara sin emoción de Draco fue todo lo que recibió.

-Espero que tu muerte sea tan dolorosa como la de las personas que la sufrieron la noche de hoy. Tú alma no tendrá paz ni hoy ni nunca.

Al parecer ese último comentario fue un punto nervioso en el Lord, ya que su cara se descompuso.

-Mi alma no ha tenido paz desde hace años. Pero ahora, contigo junto a mí, podré reunirlas y...

Draco no sabía de lo que hablaba, pero ninguno pudo seguir con ese juego verbal, ya que la casa empezó a temblar violentamente, generando que ambos magos casi cayeran de la impresión.

Uno se molestó.

El otro empezó a reír.

-¿Qué significa esto?- Dijo Voldermort.

-Estás en problemas.- Respondió Draco.

Voldermort lanzó hechizos para estabilizar el cuarto, pero era imposible. Los signos de las runas aparecieron frente a ellos.

Draco sentía que las conocía, pero no podía saber la razón.

Antes de que pensara en otra cosa y tratara de salir libre de ese lugar, tristemente el Lord fue más rápido y tomó las sogas que amarraban las manos de Draco y jaló de ellas, esta vez como si fuera un esclavo.

-Vamos. Los inútiles de mis mortifagos no han matado a la visita indeseada, así que, como siempre, debo hacerlo yo mismo y aquí estoy en desventaja. La casa ha sido comprometida.- El Lord jaló las cuerdas, pero nada sucedió.

-Prefiero la muerte, antes de ir contigo. De igual forma me matarás cuando salgamos de aquí.

-Si no vas conmigo te mataré, así que te recomiendo que no tengas pensamientos de Griffindor martil.

Draco juntó toda su energía y la del anillo en sus piernas para no claudicar ante la magia dolorosa de la soga.

-Creo que a veces olvidas quien soy.- Con su mano hechizó las cuerdas y éstas causaron un dolor tan fuerte que hicieron que Draco cayera de rodillas.

-Quieres que sea por las malas, entonces te cumpliré tu deseo.- Y sin más, Voldermort empezó a usar un poco de levitación en el cuerpo del chico y lo arrastró por los pasillos, sin importarle el dolor del chico o que la casa le hacía inclinarse muchas veces de un lado a otro por sus temblores.

-SUELTAME, ENFERMO.- Gritaba Draco.

Algunos mortifagos, los que el lord les tenía más confianza, veían con miedo la escena, mientras intentaban lanzar hechizos a la casa y estabilizarla.

-No hemos encontrado al responsable, mi señor.- La casa estaba empezando a dejar caer las cosas que tenía colgadas y a romper todo el cristal, dejando que las sonrisas que tenían antes por ver la humillación de Draco de ser jalado como un animal quedara en segundo plano.

Draco, quien a pesar de estar en una posición en desventaja, le sonrió.

-La nube negra que le enviaste a esas pobres personas se te devolverá con mucho dolor.

-¡Cállate!

Todos siguieron lanzando hechizos para salir, pero la casa había bloqueado las salidas y ventanas.

-Es como si las protecciones se estuvieran devolviendo en su contra, mi señor.

-¡CUIDADO!- Cuchillos y objetos pesados de la cocina se vieron levitados y cayeron directamente a uno de ellos, causando que los objetos filosos traspasaran su piel y las cosas pesadas de la sala de estar fueran lanzadas con violencia a su cara y piernas, dejando al mortifago gravemente herido y gritando del dolor.

-Mi Lord, ayúdalo.- Dijo uno de ellos, ahora con miedo de ser el siguiente.

-¿Crees que me importa un patético ser que no se puede defender de un simple cuchillo?

Varias vidrios rotos grandes de las ventanas y la decoración también levitaron hacia otro mortifago y cayeron hacia su objetivo, quien intentaba hechizarlos sin éxito. Los vidrios se fragmentaron en pequeños trozos y se dirigieron a los orificios de esa persona.

Los ojos, la nariz, la boca y los oídos fueron algunos de los espacios corporales que empezaron a meterse, dejando que el hombre, segundos después, vomitaba sangre y se desmayara en el acto.

Sin saber si estaba muerto o no, Voldermort siguió en su escape.

Cuando llegó a una gran puerta que daba al jardín principal, concentró toda su energía y explotó su salida.

La casa se detuvo.

Harry lo esperaba justo frente al jardín.

-Tardaste mucho, creo que estás perdiendo el toque.- Dijo con odio.

Miró a Draco y su cara cambió.

"Estoy bien" articuló con sus labios. Era imprescindible que Harry no se distrayera con nada si querían salir vivos de esto.

-Potter, debo decir que me sorprende tu estupidez de venir a meterte en la boca de la serpiente.- Con odio lo miró. -¿Cómo hiciste eso en mi casa?

-Si no podía entrar, tenía que encontrar una forma de que salieras, justo como los animales cuando están atrapados.

Draco miró, ya levantado, a su amado. Su cuerpo estaba temblando un poco, solo un poco, pero fue suficiente para que Voldermort también lo notara.

Sonrió.

-Este truco de magia que acabas de hacer te ha dejado débil, que placentero es mi karma.

-Tengo el poder para destruirte, ¿no es por eso que toda tu vida me has perseguido? Que patético, querer matar a un adolescente porque es más poderoso que tú, no sé si haya centros de ayuda para eso, a parte de San Mungo.

La cara del Lord se llenó de emociones de pura rabia. Dejó a Draco sujetado con magia de una de las torres de la casa y miró al chico.

-Vienes por tu hermoso novio, no te puedo culpar. Es un encanto y un regalo para la vista, tal vez cuando te mate lo haga mi nueva pareja, ha pasado años desde que disfruto de la compañia de alguien.

Ahora fue el turno de Harry de molestarse. Sin esperar, empezó a lanzar hechizos oscuros para correr y llegar a Draco. Sin embargo, muchos mortifagos llegaron y rodearon a Harry.

-Este juego del gato y el ratón me está comenzando a molestar.- Su voz sonaba a una melodía que se basaba en silbidos de serpiente. -¿Creiste que sería fácil?- Preguntó Voldermort con amenaza.

Harry sonrió.

-Nunca quiero que sea fácil.

Todo fue un caos luego de eso.

Eran muchos magos y aunque Harry se podía defender de todos ellos él solo, si era verdad que la magia que invocó para que la casa temblaba le costó mucha energía.

Uno de ellos le dio por la espalda, causando que cayera.

-¡HARRY!- Gritó Draco.

Cuando todos iban a lanzar un Avada al mismo tiempo, una corriente eléctrica lo impidió y cayó en los cuerpos de los mortifagos haciendo que gritaran de dolor.

Voldermort miró con odio a la persona.

-Lamentamos la tardanza.- Dijo una persona.

-Pero no podía dejar que parara de besar a su nueva novia.- Se burló otro.

-Cállate, idiota.

-Chicos.- Susurró Draco impactado. -¿Cómo...?

-El gran ángel dorado nos trajo.- Sonrió Luna.

-No sé que pasó, estábamos con nuestros padres, intentando pensar en cómo ayudar y un segundo después aparecimos aquí.- Habló Blaise.

-Pero eso no importa.- Dijo Pansy. -Acabamos con ellos una vez, podemos volver a hacerlo.

-Es cierto, amiga. Yo vine fue a patear un par de traseros mortifagos.

Y como si esa fuera una señal, los chicos empezaron a lanzar encantamientos mientras que los mortifgaos también se lanzaban a la batalla.

Ya con ayuda, Harry empezó a sentir como recuperaba energía y cada vez podía con más mortifagos.

Voldermort veía como uno a uno de sus sirvientes caía por la mano de esos chicos y su ira aumentó.

Contra todo pronóstico, silenció su cuerpo y el de Draco y los hizo desaparecer.

Con magia muy densa los apareció en un lugar que Draco podía jurar que era más oscuro que el bosque prohibido. Tenía algunos árboles y rocas gigantes, pero lo que más asustó a Draco fue el acantilado que daba hacia el mar, donde se escuchaba como las olas chocaban con la tierra.

-Estamos en los límites de mi mansión. Nos vamos.

-No me iré contigo.- Decía una y mil veces Draco.

-Acabo de perder una parte importante de mis aliados, yo te recomiendo que no me hagas enojar más.

Voldermort envío un Crucio que hizo llorar a Draco causando que el Lord lo arrastrara aún más por el lugar.

Al llegar a la parte más alta de la colina, el Lord vio en el piso el traslador que había ocultado como un plan B. A dónde irían era muy lejos y no podía simplemente transportarlos allá él solo.

Cuando ya estaba a unos pasos para que la tierra terminara su camino y llegara al límite del acantilado para tocar el objeto mágico, una voz lo hizo voltearse.

-¿Te vas tan pronto?

Draco, a pesar del dolor, sintió una alegría volver a escuchar su voz.

-Creo que tus sirvientes no son muy poderosos.- Harry lanzó la cabeza cortada y ensangrentada del antiguo ex ministro, quien traicionó a todos cuando se descubrió que era un mortifago.

Voldermort lo miró y sin decir nada empezó a lanzar imperdonables hacia Harry.

El chico, pese a su actitud, no podía esquivar tan rápido los hechizos del hombre y cada vez recibía más maldiciones. Harry estaba cansado y agotado de la batalla minutos atrás, pero no iba a permitir que ese hijo de puta se llevara a Draco.

Ambos lucharon con violencia y cada uno empezaba a recibir las secuelas de los hechizos de su contrincante. Harry cogeaba de una pierna y Voldermort se escondía su brazo izquierdo porque Harry le envió un paralizante que no lo dejó mover esa extremidad de su cuerpo.

Ambos estaban cansados y agitados, pero ninguno dio marcha atrás.

Justo en el instante en que Harry lanzó un hechizo Voldermort se colocó detrás de Draco para que el rubio recibiera el impacto. Pero el chico no sintió dolor ya que Harry había lanzado otro hechizo para que rebotaran y no tocaran a su chico.

Voldermort al darse cuenta de eso, empezó a usar a Draco como escudo humano. Cada vez los golpes y los hechizos eran menos para él y Harry solo se concentró en esquivar y evadir los hechizos que le dirigían, ya que no pudo enviar hechizos de regreso porque Draco estaba en el fuego cruzado.

-Cobarde.- Escupió Draco. -Ni los animales rechazan una pelea contra un contrincante. Que bajo es usarme como escudo solo porque le tienes miedo a Harry.

-Yo no le temo a nadie.- Dijo Voldermort.

-Ni las ratas son tan rastreras como tú.

-Esa boca te está metiendo en muchos problemas. Eres solo una pieza inservible.

-Al menos no yo no le temo a la muerte como tú.- Draco ya sabía cual era el punto débil en la guerra verbal contra Voldermort y aunque eso lo matara, se iba a ir de este mundo con una sonrisa.

Esas palabras hicieron que Voldermort enfureciera. Le mandó un hechizo punzante a Draco que lo hizo gritar por el dolor.

-¡NO!- Gritó Harry. -Déjalo en paz.

El Lord lo miró con arrogancia.

-Así no se piden las cosas a tus mayores, muchacho.

Harry se quedó callado.

Voldermort está vez envió otro hechizo que lo hizo retorcerse.

-BASTA. BASTA, NO SIGAS.

-Estoy esperando.

-No.- Gimió Draco casi en el suelo sin fuerzas. -No lo hagas, Harry.

La manos de Voldermort tocaron el cuello de Draco y empezó a apretarlo sin pudor.

-¿Y bien?

Harry temblaba de la rabia contenida, mordiendose los labios hasta sangrar, dio un paso atrás.

-Por favor, no lo lastimes.

-Creo que merezco más que eso.

De la rabia y su cabeza nublada por la desesperación, Harry envió una maldición que casi toca Draco para llegar y lastimar a Voldermort. Pero el Lord la esquivó a tiempo.

-Es mi última advertencia, si vuelves a ir en contra de mí, tu amado chico recibirá un imperdonable del cual nadie lo podrá librar.- Decía el Lord refiriéndose al Avada.

Con una lágrima cayendo en su cara, Draco negó.

-No lo valgo.- Le susurró a Harry. -No lo hagas.

-Lo vales.- Empezó a decir Harry poniéndose de rodillas. -Lo vales todo.

Todos los aliados empezaron a aparecer en la escena con sus varitas en mano, pero al darse cuenta de la situación y el como Draco era un rehén, bajaron sus armas y no se acercaron más hacia Harry o intentaron algo contra el Lord.

-Arrodillence.- Ordenó el Lord. Draco estaba a punto de desmayarse, pero aún así volvió a negar, sujetó al Lord con sus manos de su túnica.

-Rápido envíen un imperdonable.- Dijo el rubio con rapidez, sabiendo perfectamente que él también iba a recibir el imperdonable.

Sin embargo, nadie hizo nada.

-Que bajo.- Susurró Blaise empezando a caer de rodillas. -El anciano se salva por tomar a un rehén, que mala película de terror.

-Usar a mi ahijado como escudo.- Dijo Severus en el suelo. -Espero ser yo quien te mate cuando esto acabe.

-Los cuervos están muy asustados.- Dijo Luna mientras bajaba su cuerpo y Pansy estaba a su lado.

-Suelten sus varitas.- Miró a Harry. -Más te vale que no hagas magia con o sin ella.

Todos hicieron lo que se les ordenó.

-¿Pero qué hacen? yo no....- Draco lloraba, sentía que alguien iba a salir lastimado esta noche y no iba a ser el causante de tanto dolor en su mundo, sino alguno de sus amigos.

-Lo siento amigo, nos tiene con las bolas colgadas.- Se excusó Blaise.

-Cuando esto termine nunca más me ocultaré.- Prometió Harry. -Seré yo el que te persiga hasta terminar con tu inmunda vida.

-Quiero ver que lo intentes.- Voldermort dio un paso atrás, junto en la pendiente y miró a Draco. -Te gustará tu nuevo hogar.

Pero justo cuando iba a tocar el traslador para que ambos desaparecieran una varita se alzó.

Bella, quien estaba escondida entre los árboles y con casi su última fuerza, antes de caer sin energia al suelo, desvió el objeto mágico y absorbió parte de su energia, causando que el traslador solo quedara con magia para una sola persona.

Esto le dio esperanzas a las personas y como prueba de fé empezaron a levantarse para tratar de llegar a sus varitas.

Pero el grito de Draco los hizo paralizarse.

Voldermort le había lanzado un hechizo paralizante causando que todos intentaran ayudarlo.

-No te daré tu final feliz, si no te vas conmigo, entonces no me sirves.

Cuando iba a lanzarle un Avada, Severus por impulso tomó su varita y desvío el hechizo hacia él para recibirlo en lugar de Draco.

-¡SEVERUS!- Gritó Draco intentando llegar a su padrino, pero la magia se lo prohibió.

Voldermort envío un hechizo paralizante a todos para que no se pudieran mover. Harry podía, pero tenía miedo de que lastimaran a Draco por su culpa.

Un grito se escuchó.

A lo lejos, rápidamente un gran y oscuro lobo corrió hacia ellos en sus cuatro patas. Lucius, quien estaba montado en su lomo, empezó a lanzar protecciones para quitar el hechizo paralizante de todos los chicos.

Sirius, quién llegó con velocidad en forma de perro, cambió a su cuerpo humano y contuvo la poca vida que le quedaba a Bella y miró con horror el cuerpo sin vida de Severus.

-SEVERUS.- Gritó de dolor.

Tom y James llegaron segundos después, pero ya era muy tarde.

Voldermort molesto y al verse acorralado por todos, miró a su antiguo Yo en estado de shock. La magia que había sentido antes y el motivo por el cual había enviado a sus mortifagos a las afueras de su mansión se veía claramente frente a él.

-Veo que las presentaciones no serán necesarias.- Dijo Tom sabiendo que Voldermort había captado rápido su presencia.

El Lord no necesitaba sumar sus variables para saber que el recuerdo de su diario estaba trabajando con sus enemigos. Eso no le importó. Lo que si asustó su negro corazón fue ver la presencia de un Tom joven sin el diario.

Tom lo miró.

-Está destruido.- Dijo el chico refiriéndose al diario. -Y así acabaré uno por uno con tus Horrocrux, hasta que solo sean cenizas y tu seas un mal recuerdo en nuestras vidas.

El miedo invadió a Voldermort quien daba un paso atrás.

-Que patético final.- Miró a Draco y luego a su antiguo Yo. -Lastima que no hayas elegido bien tu bando.- Y sin más lanzó a Draco por el acantilado para usar el traslador un segundo después.

Todo sucedió en cámara rápida para Harry y todos los que estaban lejos de Draco.

Pero para el rubio todo aconteció en cuestión de segundos de manera muy lenta.

Vio su vida pasar por sus ojos.

Vio a su madre irse con una maleta y nunca mirar atrás.

Vio a su padre tratar de no llorar por la impotencia que tenía al ver como lastimaban verbalmente a un Draco de cinco años en la escuela.

Vio su primer cumpleaños sonreír ante los regalos de Severus.

Vio su inesperado encuentro con Harry.

Vio fugazmente algunos de los acontecimientos que le sucedieron en sus años en Hogwarts.

Pero lo más importante.

Vio como un hombre mayor, que tenía una máscara plateada en la mitad de su rostro, cayó al precipicio segundos después que él cayera.

El cuerpo del rubio estaba entumecido y frío de la adrenalina. Sabía que estaba a punto de morir, pero no sintió nada.

Solo una tranquila paz al ver al hombre que se le acercaba para sujetarle la mano en medio del aire.

-Toma mi mano, Draco.- Medio gritó el hombre.

Pero el joven no lo sujetó, no obedeció su orden.

Con suavidad, y a unos pocos centímetros de ser golpeado por las rocas y las olas del mar violento, el rubio le tocó la mejilla al hombre, causando dos cosas.

La primera, que un jadeo fuera expulsado por ambos.

Y la segunda, que la máscara se rompiera en miles de pedacitos, revelando su rostro.

Draco Malfoy se desmayó, no por el impacto de la caída, sino por ver su propio rostro en un cuerpo mayor tratando de salvarlo.

Lo último que pensó Draco fue que su Yo adulto tenía una bonita cicatriz en su ojo izquierdo.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

No tengo ABSOLUTAMENTE nada que agregar.

Impactada estoy por este capítulo y la revelación del señor X.

La pregunta del millón con voz de Adam Sandler: ¿valió la pena?

Mi corazón: valió cada maldito segundo.

Hasta luego.

*se esconde en un rincón al llorar y esperar buenos comentarios*

Chapter 24: Una fría noche

Chapter Text

Desde que Horace dio alerta máxima sobre el secuestro de la pareja, toda Hogwarts se paralizó.

Los padres y familiares de los afectados llegaron, junto con los amigos más cercano para dar su ayuda. Lo poco que pudo entender y escuchar Horace le hizo comprender que Draco y Harry fueron trasladados en lugares distintos.

-Como es posible que un simple estudiante se haya llevado a dos grandes magos.- Dijo Dumbledore. -Estoy seguro que todo tiene una explicación.

-Pero vamos a ver hijo de puta, ¿no estás escuchando que Notts los drogó?, tuvo la ayuda de Voldermort para lanzar esa pócima ilegal y se llevó a los chicos.-  Gruñó Sirius. -Deberíamos estar buscándolos y en lugar de eso, estamos aquí teniendo "un debate de ideas"- Imitó la voz del director para que saliera más chillón. -Al diablo con tu debate de mierda, yo voy a buscarlos.

-Sirius tiene razón.- Dijo Lucius alterado. -No puedo creer que nunca se nos pasó por la cabeza que alguien tan tranquilo como Notts en realidad sea un parásito obsesionado con los chicos.

-En realidad, solo es con tu hijo. Te lo dije hace años, este no es el lugar para Draco, pero nunca me escuchaste y aún así, aquí estoy ayudando a recuperarlo.

Lucius le mandó una mirada de muerte a Dumbledore.

-Gracias, eso aclara mucho las cosas. No necesito de tu inmunda ayuda, tengo a las personas que necesito y de quienes confío.- Dijo mirando a sus amigos y pareja. -Estás sobrando, viejo.

Dumbledore iba a decir algo, pero fue expulsado de la habitación por la magia del esposo de Lady Zabini.

-Ya escuchaste a mi amigo, Lucius. Fuerra.

-¿Cómo te atreves a dirigirte con ese tono hacia mi persona? Soy el gran Dum....

-Erres una perrsona no deseada y yo soy los músculos en este grrupo.- Desde que Blaise se lo había dicho, el ruso se lo tomaba con mucha responsabilidad. -No me hagas usar mi magia especial contigo.- Amenazó con su acento marcado y mostrando su varita especial blanca.

La amenaza molestó al director. Era bien sabido que en Rusia no les importaba si eras de la luz o el bando oscuro, solo veían la magia como lo que era: magia.

Sobretodo tenían ciertas habilidades especiales porque su poder mágico venía directamente de las montañas heladas y eso causaba que fueran más fuertes y tuvieran mejor resistencia que muchos magos en Gran Bretaña.

-Espero que no sea tarde.- Gruñó Dumbledore lanzando la puerta.

El ruso colocó una barrera y se quedó en la puerta después de besar a su mujer.

-Yo me encargo.

-Gracias, cariño.

-Ese es mi padre.- Se burló Blaise, pero secretamente admiraba al marido de su madre, esperaba que este sí durara y rompiera su maldición. Si eso sucedía él tenia esperanzas de tener una vida tranquila con su Búlgaro sin la ansiedad y el miedo de que la maldición de su familia lastimara a Krum en el instante en que se casaran.

Volvió a escuchar la conversación.

-Ya probaron los espejos.- Preguntó James. Los amigos de los chicos les informaron a todos que tenían un artefacto que podía ser utilizado como un teléfono y traslador.

-Lo hicimos, pero no contestan.- Dijo Pansy.

-Deben estar muy lejos para que no funcione el espejo. Es eso o hay una red que prohíbe la conexión entre los mecanismos.

-Si Tom está detrás de esto, seguramente ya tenía todo planeado y sabía de los espejos.- Dijo Horace, quien para su sorpresa, lo dejaron quedarse.

-Voldermort.- Dijo James.

-¿Qué?- Miró el profesor.

-Es Voldermort, no Tom.

Justo cuando Horace iba a preguntar sobre esa corrección, Sirius habló.

-MIERDA, SEVERUS.

Todos vieron el Patrinus en forma de perro que estaba rodeando a Sirius.

-¿Qué te dijo?

-Me dice que traerá a Draco sano y salvo,  que nosotros nos encarguemos de buscar a Harry. Ya decía yo que esa ida al baño estaba durando mucho.

-Mierda, ¿qué crees que hará?

-Va a meterse a la guarida de la serpiente.- Dijo Horace.

Todos lo miraron.

-¿Qué dices?

-Severus, desde que se enteró del secuestro de los chicos, me robó algo que vio hace unos días y cuando lo busqué hace unos minutos en mi oficina no lo encontré, solo que con tantas personas y ruido se me hizo imposible concentrarme.

-¿Qué es?

-Yo....yo no puedo decirlo.

Sirius caminó hacia él y lo agarró de las solapas de su camisa elegante y empezó a moverlo con brusquedad.

-Vamos a ver, inepto. La vida de los chicos  cayó en las manos de un adolescente idiota que idealiza a un demente como el rey de este mundo y está obsesionado con Draco. Más te vale que dejes de lado los secretos y comiences a hablar como un pajarito o yo mismo te meteré mi bota por el c....

-Sirius.- Remus lo tomó del brazo para que se alejara del profesor. -Creo que el profesor Horace entiende la gravedad del asunto.

-Solo quería saber si estaba en la misma página que nosotros.- Dijo con rabia.

-Lo está.- Ahora Remus lo veía con un intento de simpatía. -Profesor, de verdad es de suma importancia tener cualquier información que nos pueda facilitar para ayudar a los chicos más rápido. Sea lo que sea que Severus le haya quitado tal vez si pidiera darnos una pista los encontraríamos más rápido. Por favor, necesitamos de su colaboración.

Horace miró a todos con una cara de lamento.

-Es por esto que no quería ser profesor. Si venía a Hogwarts entonces debía traerla conmigo. Severus sabe que la tengo desde hace años, pero lo confirmó hace unos dias cuando entró sin avisar, esa es la razón por la que también he permanecido oculto tanto tiempo.

-¿De qué objeto habla?- El señor Parkinson no entendía nada.

-Es....fue un regalo.- Suspiró con pesar. -Nunca lo he usado, lo juro por Merlín.

-¿De qué hablas, anciano?- Preguntó Lady Zabini.

-Sí, déjate de misterios Horace, nos diste clases a todos, te conocemos y no sabes guardar secretos.- Dijo Lady Parkinson.

La cara del profesor mostró arrepentimiento y suspiró.

-Es un....es un rastreador que me regalaron hace décadas y solo puede....- Su voz se cortó y las manos le temblaban. Le estaba dando un ataque de ansiedad decir las palabras que había guardado por tantos años. -Solo puede rastrear a una sola persona.

Todos se quedaron en Shock.

-Creo que estás hablando mierda.- Dijo Lucius molesto. -Porque elijo no creer que has tenido un rastreador que puede encontrar a Voldermort por años ¿y nunca hiciste nada? Pura mierda- Ahora gritaba. -¿QUÉ TE SUCEDE?, LA VIDA DE LOS CHICOS ESTÁ EN PELIGRO ¿Y TÚ NO IBAS A DECIR NADA?

-JURÉ POR MI VIDA NO USARLO.- Gritó Horace. -Él creyó que estaría de su lado cuando se apoderara del mundo mágico. Hace años me dijo que siempre iba a verme como su amigo, pero todo fue mentira. He guardado el reloj por décadas, no porque quisiera estar junto a él, lo he protegido para que no cayera en manos viciosas y malevolas que podrían usar el rastreador para fines oscuros.

-Si Severus tiene el rastreador, ¿quiere decir que en este momento está en la mansión del Lord?- Dijo Sirius con terror.

Horace negó con la cabeza.

-No. El rastreador solo te guiará hasta cierto punto, nunca te llevará hasta el Lord directamente. Estarás sin ayuda hasta que la sangre que tiene el objeto, que funciona como motor, se acabe.

-¿Y eso cuando se terminará? ¿Cómo funciona?

-No lo sé. Ya les dije que nunca lo he usado.

-Pero que inteligente eres.- Dijo Sirius con sarcasmo.

-¿Nuestros amigos están en peligro y usted no sabe usar esa mierda?- Blaise estaba alterado.

-Esperen un jodido momento.- James tenía una cara de pánico al darse cuenta de algo. -Esa sangre que impulsa el traslador se la dio Tom Riddler hace años ¿verdad?

-Sí.- Confirmó Horace.

James se golpeó con la palma de la mano la frente y maldijo.

-Esa mierda no lo llevará a Voldermort, porque, técnicamente hablando, el dueño de esa sangre es Tom Riddler y solo hay un Tom con vida en el mundo mágico.

Todos comprendieron lo que intentaba decir James. Severus no estaba rastreando a Voldermort, porque habían dos personas con el mismo núcleo mágico  en su mundo y, uno estaba en el cuerpo de un joven. Así que, el profesor de pociones, estaba buscando la otra parte de dicho núcleo, es decir, al ex de James.

-Diablos.

-Todos estamos yendo en círculos, ahora son tres los perdidos. Deberíamos tenerles una campanilla para emergencias.

Con esas palabras se le prendió una bombilla imaginaria a Sirius y casi una cola imaginaria se movió con alegría.

-¡Eso es!- Sacó su varita y empezó a conjurar. -¿Recuerdan que yo les tengo rastreadores a mis amigos?

-¿Qué?- Se sorprendió James.

-¿Tú qué?- Preguntó Remus.

-Creí que ya lo sabías.- Dijo Lucius.

-No se desconcentren.- Sirius habló rápido. -El punto es que también coloqué uno en Severus.

-Eso está mal en tantos sentidos. Agradezco que no seamos tan cercanos para que hagas esa violacion a mi privacidad.

Sirius miró al rubio mayor.

-Claaaro, sigue pensando eso, princesa.

Antes de que se pelearan, una luz verde brotó de la varita de Sirius y empezó a flotar y alejarse.

-Sigan ese punto verde.- Dijo Sirius corriendo.

Todos se paralizaron y miraron a Lucius. El hombre suspiró y se lamentó.

-Sigan a ese idiota.

__________________________________________

En el momento en que Draco abrió los ojos, sabía que nada había sido un sueño.

Intentó moverse pero rápidamente se dio cuenta que tenía cuerdas mágicas alrededor y lo tenían cautivo de manos y pies, mientras todo el peso de su cuerpo estaba acostado en una gran cama.

El chico intentó forzar su escape, pero cada vez que trataba de liberarse, las sogas apretaban más su piel, provocando que gimiera de dolor ya que empezaban a causarle pequeños cardenales.

-Si te mueves más, las sogas te cortaran manos y pies, dudo que quieras eso.- Una voz lo interrumpió de su intento de huir.

-Pequeño e insignificante ser sin valor.- Escupió Draco. -Solo espera a que me libere.

Theo lo ignoró.

-Eres aún más hermoso de cerca.- Se burló. -Es bonito verte sin estar a diez metros de ti.

-Luego de esto, estarás muerto, así que no debes preocuparte en volver a verme a tantos metros de distancia.- La voz de Draco salió con odio.

-Cariño, me conmueve tu amor hacia mí.

-Solo espera un poco más y verás lo que mis amigos te harán cuando me encuentren.

-Yo soy muy paciente Draco. He esperado por años mi momento.- Draco observó que el chico tenía en sus manos su túnica y empezó a buscar algo. -Puedo esperar a tus amigos el tiempo que quieras, de igual forma no me encontrarán.

-¿Qué crees que haces con mi túnica?

-Espera un minuto cariño, estoy tratando de librarme de algo.- Dijo con una sonrisa astuta.

-No sé a qué te refi...

Un ruido sonó en toda la habitación.

Theo lo miró con orgullo. Con pasos ágiles se acercó a Draco y le acarició el cabello. El rubio rápidamente se alejó y trató de nuevo de salir de las cuerdas.

-Disculpa, precioso, no podía aguantar tocarte cuando te ves tan hermoso molesto.- Se alejó y con un suave movimiento Theodoro metió su mano en la túnica de Draco y sacó el objeto que producía el ruido. -Sí, esto es lo que estaba esperando. No queremos que nadie nos interrumpa ¿cierto?

Draco no lo podía creer.

-¿Cómo...?

-¿Sabes cual es la ventaja de ser invisible, amor?- Preguntó Notts volviendo a acercarse y rozar la mejilla de Draco. -Nadie puede verte. A pesar de estar frente a ellos, si eres invisible y te ven como poca cosa, entonces no existes y eso, si se usa con inteligencia, puede ser un gran poder. Puedes obtener mucha información capaz de acabar con guerras o iniciarlas. ¿Quién pensaría que el come libros de Theodoro Notts puede ser alguien fuerte? Nadie. Solo tuve que esperar y observar. Te he visto por años, a ti y solo a ti.- Se acercó más y se sentó junto a Draco, al lado de la cama. -He visto lo inteligente que eres, la gran mente que esconde ese perfecto y delicado cuerpo y sobretodo he visto como todos tus atributos y fortalezas se han visto opacados por estar al lado de alguien como Potter.

Draco escuchaba cada palabra del Slytherin, pero a la vez aún no podía creer que el chico gentil y nervioso que siempre ha querido ser su amigo y que una vez intentó invitarlo a salir fuera esta clase asquerosa de persona.

-¿Dónde está Harry?

Theo le dio una mala cara y empezó a alejarse.

-Harry esto, Harry aquello. Maldita sea con Harry Potter. Estoy cansado de que siempre todo gire alrededor de ese idiota.- Se puso frente a él, justo en el borde inferior de la cama. -¿No lo ves, Draco? El troglodita de Potter nunca podrá realmente valorarte. Sólo te quiere porque eres su lindo chico trofeo.

Draco se burló.

-Me gusta ser el chico trofeo de Harry.- Dijo con intensión.

Notts borró su sonrisa

-Tú y yo podríamos ser imparables. Nuestra inteligencia esta por encima del promedio, amor. Nadie podría ir en nuestra contra.

-No, gracias.- Intentó salir de las cuerdas, pero aún le era imposible. -Basta con el relato de villano, dejáselo a los profesionales, por favor.

-Podría darte el mundo.

Draco se rió.

-Con una sola palabra de mis labios Harry quemaría el mundo por mí.- No estaba exagerando. Hace mucho tiempo sabía el grado de obsesión y amor que su chico tenía. Lo sabía porque él también estaba igual de loco por él.

-Te daría todo lo que quisieras.

-Harry ya me da todo lo que quiero y más.

-¿Te ha tocado?- Dijo con un odio en su pregunta. -Ese bastardo te tocó.- Su varita apuntaba muy cerca el cuello del rubio. Esperando que dijera algo.

Draco no dijo nada. Solo lo miró. Pasó un segundo hasta que una inevitable, casi inexistente, curvatura en sus labios lo delataron.

No le iba a dar el placer a este psicópata de verlo atemorizado. En el segundo en que su silencio le dio la respuesta que no quería reconocer, un gruñido salió del fondo de su estómago.

-No voy a permitir que vuelva a pasar algo tan asqueroso. Esa aberración va a conocer su lugar cuando vea cómo te hago mío.- Se acercó y casi se coloco encima de Draco. -Por fin eres mío. Todo mío.- Draco miró las intenciones del otro y lo miró con una amenaza en sus ojos.

-Ni siquiera lo pienses.

Notts lo miró con locura y adoración.

-Solo una probada. He esperado por tantos años. Merezco el oro al final del arcoiris. He sido paciente, merezco mí maldito premio.

Justo cuando el chico se abalanzó sobre Draco para besarle el cuello, una corriente mágica fue descargada en todo el cuerpo de Theo, causando que la serpiente se alejara por el dolor. Sin poder creerlo, miró a Draco.

Draco sonrió.

-¿Crees que alguien tan celoso y sobreprotector como Harry va a permitir que toquen lo que le pertenece? Nadie puede tocarme sin mi consentimiento. Tengo una magia muy antigua que me lanzó Harry cuando hicimos el amor. Y esas protecciones solo han aumentado.- Dijo Draco pensando en el anillo.

-Cállate.- Notts respiraba con dificultad.

-Por cada vez que Harry me hacía suyo, las protecciones se activaban y se hacían más fuerte. Lo repetía una y otra y otra vez.

-TE DIJE QUE TE CALLARAS.- La varita salió disparada y las cuerdas apretaron más las manos de Draco, haciendo que lanzara un grito de dolor. -Ese hechizo es solo una barrera más que estoy dispuesto a vencer por ti.- De nuevo se acercaba y con suavidad limpió una lágrima de Draco que caía sin poder evitarlo por su cara, debido al dolor tan intenso que había sentido segundos atrás -Te ves tan lindo cuando lloras.- Su cabeza se acercó aún más a la del rubio. -Si no logro deshacer el hechizo del hijo de puta de Potter, entonces me conformaré con ver esas lágrimas día y noche.

Draco se obligó a dejar de llorar por sus manos. Así perdiera la movilidad total de ambas extremidades, no le iba a dar el gusto a este hombre de verlo vulnerable.

Solo Harry tenía ese derecho.

-Cuando Harry me encuentre me encantará ver lo que hace con tu patética e inmunda vida.

Notts lo miró y aspiró con deseo el cabello de Draco.

-Dudo que eso pase.

-Te ves muy seguro.

-Disculpa mi seguridad, amado. Pero no creo que Harry pueda encontrar este lugar.

-¿Y eso por qué?

El Slytherin sonrió.

-Porque estamos en un lugar que no existe teóricamente hablando y solo se entra con la autorización de su dueño.

Draco quedó sin palabras.

-Así que te sugiero que te pongas cómodo, ya que tenemos mucho tiempo para empezar con tu desintoxicación.

-¿Mi qué?- Draco creía que ahora sí estaba soñando.

-Eres muy inteligente, amor. Harry es una droga ¿y qué pasa cuando alguien es un adicto a una droga?- El chico le sonrió. -Debe ser desintoxicado.

_________________________________________

En el momento en que Harry tocó el suelo empezó a lanzar magia por todas partes.

Quemaba cada rincón de ese lugar y su aura era tan pesada y negra que rivalizaba hasta con la de un Lord oscuro.

Pero aún no podía liberarse. No podía salir de esa habitación que era como un sótano antiguo y lleno de mil cosas que ya, en su mayoría, estaban quemadas por la ira de Harry.

Al pasar un rato, Harry se dio cuenta que nada servía y eso lo enfureció más, así que empezó a tirar todo. Su magia no funcionaba como quería y la desesperación de no saber donde estaba Draco lo alteraba aun más. Justo cuando iba a quemar todo nuevamente, una voz se escuchó.

-¿Terminaste? Si no te importa, hay personas que quieren leer.- Esa voz lo sacó de sus pensamientos.

Harry levitó las cajas que estaban ocultando al hombre y las lanzó a la otra punta del lugar.

-Tiene que ser un jodido chiste.

Al parecer no estaba en un sueño y la voz que intentó no reconocer si le pertenecía a la persona que no quería ver ni en sus peores pesadillas.

-¿Qué haces aquí?

El chico se burló.

-Yo podría preguntarte lo mismo. ¿A quién enojaste tanto para que te metiera en esta pocilga?

Harry miró a Tom con cara de pocos amigos.

-No estoy para tus chistes. Necesito salir de aquí, se llevaron a Draco y no sé donde diablos estoy.

-Estás en el culo del mundo mágico.- Dijo Tom pasando una página de su libro. -O como tu generación lo llama un bucle sin fin.

-¿Qué?- Al ver que Tom no dijo más, quemó el libro con su magia y lo alzó lejos del hombre. -Explicate.

-Hogwarts ha decaído tanto en sus enseñanzas.- Dijo como si nada.

-Que pedazo de imbecil. Pero claro, no te importa nada, solo tú. La vida de personas están en peligro y tú no ayudas, típico. Ni siquiera debe de sorprenderme.

-Estás en un faro mágico.- Por fin dijo Tom. -Antiguamente se utilizaban como bucles poderosos para proteger a los magos y brujas de las cacerías y cuando los cazadores entraban no podían salir. Estamos en uno de ellos.

Harry se quedó sin habla. Miró por la sucia ventana y reconoció rápidamente el lugar.

-He estado aquí antes.- Dijo pensando en como sus amigos y él entraron en este bucle, cuando fueron perseguidos por los mortifagos, pero nunca llegaron al faro, solo regresaron a casa por un hombre ministerioso.

-Y si estuviste en este lugar ¿por qué no puedes salir?

Harry lo vio con odio.

-Yo podría hacerte la misma pregunta. ¿Por qué no estás escapando de este lugar?

Tom no dijo nada por un rato, hasta que miró al menor.

-Quiero encontrar a alguien. Su magia me envió a este sótano y solo estaba esperando que se dignara a darme su compañía, pero luego tú apareciste y empezaste a mandar a la mierda todos los objetos y mi calma desapareció.

Harry se puso alerta. No necesitaba ser un genio para saber a quien quería encontrar y, pese a que el castaño no conocía a la aparición que los ayudó, tampoco iba a permitir que Tom le causara algún tipo de mal.

El mayor parecía ver lo que pensaba el castaño, porque sonrió.

-Descuida Harry, no pienso matar algo que ya está súper muerto, solo quiero hablar con él y preguntarle una cosa.

-¿Qué cosa?

-Solo quiero saber donde escondió un artefacto. Se supone que debía estar en un sitio diferente y cuando lo busqué, el objeto no estaba.

Ambos dejaron de hablar cuando una niebla empezó a llenar el sótano. Con ambos alertas, miraron como la neblina tomaba forma de una persona.

Específicamente un chico.

-Hay mucho ruido en mi casa.- Vio a Tom. -Tienes horas aquí y aún no hablas.- Miró a Harry. -En cambio tú, solo tienes un par de minutos, y ya quieres destrozar mi lugar feliz, ¿no te dije que no volvieras a este lugar? ¿No hablas español?

Harry miró a su alrededor, lo único que le quedó de la reprimenda fue una cosa.

-¿Lugar feliz?

-Eso es relativo.- Interrumpió el hombre. -Creí que esa vez te dije que nunca más volvieras.- Repitió. -Este lugar no es seguro para ningún alma viva.

-No quiero estar aquí/Necesito lo que me robaste.- Dijeron al mismo tiempo Harry y Tom.

La imagen de la cara del fantasma comenzó a tomar una forma más corpórea y se veía como un chico hermoso de veinte años que tenía grandes ojos que, en vida, debieron ser preciosos.

Tanto Tom como Harry, al ver verdaderamente su cara, supieron quién era. Uno ya lo sabía, pero el otro lo confirmó.

-¿Regulus?- Preguntó Harry sorprendido.

-Parece que aun hay fotos mías en la mansión Black y mi hermano no las quemó todas.- Dijo con humor el chico.

-No...no, no. Sirius sería incapaz de hacer eso, mierda, él habla de ti siempre.

-¿Te contó la vez en que le puse polvo pica pica en su ropa interior y salió corriendo tan rápido al lago negro de la escuela para calmar la picazón que el calamar gigante lo secuestró por una hora en sus tentáculos?

Pese a lo horrible que la estaba pasando Harry, éste sonrió.

-Es su historia favorita.

-Lo sé.- Miró a Tom. -No tengo conmigo lo que buscas Tom, pero te aconsejo que empieces a buscar, la amenaza es cada vez más grande.

-¿Cómo lo sabes?- Fue el turno de Harry de preguntar. -¿De qué hablan? ¿Cómo es que estás aquí? La otra vez hablaste de Draco y de mí, pero no sabíamos en ese momento quien eras, ¿como es posible que tú si nos reconocieras?

Regulus sonrió.

-He estado muerto y maldito por años. Sacrifiqué muchas cosas y por ello se me concedió un don. Éste consiste en ver el pasado, el presente y los posibles futuros que pueden acontecer con mi familia y sus integrantes.- Le sonrió a Harry. -No, no te conozco directamente, pero eres hijo de sangre de Sirius, así que veo tu futuro.- Miró a Tom y su sonrisa desapareció. - Y en cuanto a ti ¿cómo voy a olvidarme del hombre que me asesinó indirectamente?

Tom respiró profundo.

-Eso no es...

Regulus alzó la mano para silenciar las palabras del pelinegro.

-Sé todo lo que te ha pasado desde que volviste al plano terrenal y estás trabajando en el ministerio. No necesito un resumen de sus vidas. Creo que lo que necesitan es salir de aquí.

-SÍ.- Gritó Harry. -Debo rescatar a Draco. Él está en...

-Peligro.- Terminó el hombre. -Lo sé Harry, pero no está en mis manos ayudarte.

-¿Entonces por qué....?

Las palabras fueron interrumpidas por una sacudida de magia que los calló para ver que pasaba.

-Tenemos visitas.- Anunció Regulus. -Será mejor que se alisten, no creo que le guste esperar.

Los tres caminaron a la puerta del sótano.

-Está cerrada.- Dijo Tom. -Cuando aparecí lo hice directamente en este lugar, no he podido abrirla, los escudos...

-Los escudos lo prohíben, es verdad. Sin embargo, desde afuera se puede conseguir abrirla, genio.

Antes de decir otra cosa, la puerta se abrió, dejando entrar a un agitado Severus.

-MALDITO THEODORO ESPERA A QUE TE PONGA LAS MANOS EN....- Su amenaza se cortó cuando vio a los tres chicos.

Pasó un segundo de silencio.

-Puerta equivocada.- Cuando iba a cerrarla otra vez, Tom puso el pie para impedirlo.

-Muy gracioso.- Dijo Harry. -Draco no está aquí.

-¿Qué? Eso es imposible, tenía un rastreador que....- Miró a Tom y maldijo, ahora todo tenía sentido. -Me siento un completo idiota en este momento.

-Yo creí que te volvías un idiota cuando veías a mi hermano.- Dijo Regulus.

Severus miró mejor al fantasma y se puso más pálido de lo normal.

-Tú...tú eres, eres....

Regulus lo abrazó, dejando paralizado a Harry por el gesto.

-Es un gusto volver a verte amigo. Veo que sigues siendo tan simpático como siempre

-Pero...pero como....- Severus no daba crédito de la que veían sus ojos.

-Tristemente no hay tiempo, debemos apresurarnos antes de que cometa una locura.

Regulus corrió hacia las afueras del faro, siendo perseguido por los otros.

-¿Quién cometería una locura?

-Mi prima, la loca, que ya no está tan loca, pero siempre le llamaré la loca.

-¿Qué hará Bellatrix?

Los ojos de Regulus se pusieron negros y se paralizó por un tiempo. Al volver a su típico y decadente color de siempre, miró a los hombres frente a él.

-En este momento está entrando a una trampa. Deben ayudarla y también a Draco.

-Pero....

-Sus preguntas no las puedo responder yo, pero pronto conocerán a alguien que esclarecerá todas estas incógnitas.

Todos se acercaron a la orilla del río y se adentraron.

Regulus miró a Harry.

-Espero que Draco y tu puedan sobrevivir al último obstáculo.

-¿Es este?

Regulus le sonrió con pesar

-Aún faltan algunos más, Harry. Te enviaré toda mi suerte.- luego miró a Severus.

-Gracias por cuidar de mi hermano.

-Cuando toda esta mierda termine, volveré con él.

Algo en los ojos muertos de Regulus cambió. Con una sonrisa a Severus le preguntó.

-¿Volverás? ¿Lo traerás? Quisiera disculparme y decirle que lamento haber sido un horrible hermano, dile que lo extraño y que...

Severus lo interrumpió.

-Cuando volvamos, se lo podrás decir tú mismo, amigo.- Con una sonrisa, ambos hombres se abrazaron, dejando a Harry boquiabierto.

-¿Nunca has visto a dos hombres abrazándose?- Preguntó Tom.

-Nunca he visto a este hombre abrazar a alguien que no sea Lucius, Draco o Sirius. Que puto miedo.

Regulus sonriendo miró a Tom.

-Estoy al tanto que yo...- Empezó a decir Tom. -Bueno, mejor dicho mi yo del futuro fue el que...el que...

-No fue Voldermort directamente, ya te lo dije, pero sé lo que quieres decir.

-Lo lamento.- Las palabras salieron de la boca de Tom sin poder evitarlo.

Regulus le sonrió.

-Sé lo que estás haciendo por todos.- Antes de que Tom le dijera que guardara silencio, Regulus siguió hablando. -Es algo muy noble y estúpido, pero noble al fin de cuentas. Espero que funcione.

-Yo también.- Susurró el pelinegro.

Luego en un susurro le dijo en su oído.

-El relicario está cerca, pero no debes quedarte dormido Tom. Voldermort también lo está buscando, sabe que alguien destruyó el diario y ahora quiere buscar los otros objetos.- Le entregó una pequeña piedra. -Esto te ayudará, pero sabes el precio a pagar.

-Lo sé. Estoy listo.

Regulus empezó a hablarle a todos.

-La maldición me prohíbe ir más allá de aquí, pero los ayudaré a regresar y estar en el lugar exacto para encontrar a Draco. Hay un armario que los llevará muy cerca del Lord. Deben ser rápidos porque los enviaré a una mansión de su círculo más cercano.- Miró a Harry. -No actúes impulsivamente. Hay más de lo que te imaginas. Por favor mantén la mente abierta.

Y sin más, Regulus tocó el agua y una luz se iluminó, causando que sea el mismo río que hundiera a los tres hombres hacia abajo y los trasladara a la casa de un mortifago.

Cuando el menor estuvo solo suspiró.

-Ellos te necesitan. Ya es tiempo de dejar las sombras y ser el protagonista principal.

El hombre mayor se acercó a Regulus.

-Ha pasado tanto tiempo que no sé si están listos.

-¿No querrás decir que tú aún no estás listo?

Sonrió triste.

-Tal vez sea yo el que no esté preparado para ser visto, es verdad.- Lo miró. -Te vuelves más impertinente con los años, amigo.

-Draco te necesita. Esta prueba no será fácil y todos necesitarán tu ayuda. Sé el héroe que sé que eres.

Con un suspiro el mayor empezó a caminar y adentrarse al agua.

-Te pones muy filósofo cuando ves a personas vivas.

-Disculpa mi nostalgia, idiota.- Dijo con sarcasmo.

-Si todo sale bien, vendré pronto y verás a los chicos.

-Eso me gustaría.- Sonrió.

Con un toque de su varita, la luz reapareció y el mayor desapareció.

-Espero que este final si sea el verdadero.- Dijo Regulus con un tinte en su voz de preocupación. -Todo está tan cerca que casi puedo saborear tu ansiedad, viejo amigo. Por favor no caigas en la ambición y arruines lo que te tomó años construir.- Las palabras de Regulus se desvanecieron mientras él también lo hacía.

____________________________________________

Los tres hombres casi se cayeron cuando la magia los lanzó al frío mármol. Solo Tom logró aterrizar con elegancia.

-Rápido, no hay tiempo. Recuerden que Regulus dijo que esta casa le pertenecía a uno de los mortifagos.

Todos se pusieron alertas y miraron a su alrededor para encontrar el armario.

-No está.

-No me digas, genio.

-Escucha ya estoy hasta la mierda, yo....

-Aquí está.- Dijo Severus mirando un pequeño armario casi al final de la enorme habitación. Justo cuando todos se disponían para abrirla, ésta no hizo ningún movimiento en abrirse.

-Lo que faltaba.- Se quejó Tom.

-La voy a quemar.

-Potter, ni se te ocurra, estas casas tienen protecciones. Es un milagro que no haya alertado a nadie de nuestra invasión.

-Oh, créeme, Severus, sí lo hizo.- Una voz se escuchó en la puerta y cuando voltearon Harry vio rojo y reaccionó rápido, olvidando lo que Regulus dijo sobre tener la mente abierta.

-MALDITO HIJO DE PUTA.- Con su magia sin varita Harry lanzó al chico por los aires.

-Harry, déjame explicarte.- Dijo el hombre mientras se tomaba el brazo que Harry lastimó e intentaba levantarse.

-Traidor, eres un maldito traidor.- Escupió Harry. -¿Blaise sabe la mierda que eres? ¿Sabe que solo lo usas y que eres una rata?

Krum lanzó un hechizo de protección cuando tuvo la oportunidad.

-No metas a Blaise en esto.- Gruñó.

Justo cuando Harry iba a lanzar otro hechizo, la puerta se abrió.

Con rapidez, Victor hechizó el cuarto para que hubiera una gran pared invisible que desapareciera a los tres hombres a la vista de todos.

-¿Qué fue eso?

-Quise enviar algunas cosas por el armario, pero empezaron a romperse y me dio miedo.

Un hombre empezó a reírse.

-Maldito inútil, no creo que tengas madera para ser un posible mortifago, mejor centra tu cara y tu dinero en traer el café ¿de acuerdo? Recuerda que estás a prueba y solo estamos usando tu casa para refugiarnos por la nube negra.

-Espero mejorar.- Dijo Victor con voz fingida.

-Sí, claro.- Dijo uno con sarcasmo. -Solo eres suciedad en nuestros zapatos.

Justo cuando los mortifagos se fueron, Krum se volteó. Todos lo miraron apuntando sus varitas.

-Explicate.- Ordenó Harry.

-Blaise y yo te mentimos.- Dijo con vergüenza. -Sí, encontramos a Igor, pero en ese momento Blaise no estaba junto a mí y el tipo pensó que estaba en ese lugar para hablar con él y unirme a la causa del Lord debido a mis raíces en Durmstrang.- Krum se rió. -Hijo de puta, el hecho de que en Durmstrang sean en su mayoría aliados de la magia negra, no significa que quieran seguir a Voldermort. Nosotros no seguimos a alguien que quiere hacer un genocidio.

-¿Qué sucedió después?- Se impacientó Severus.

-Igor me dijo que si quería probar mi valía debía dar mi casa y mi fuerza para que el Lord me juzgara. Se lo conté a Blaise y se negó. Estuve días explicándole lo bueno que podría ser esta oportunidad de acercarme a su círculo y....bueno, lo convencí. No dijimos nada porque....bueno yo....- Dejó de hablar.

-Borraste sus recuerdos.- Dijo Tom.

-No los borré. Llegamos a la conclusión que solo yo podía saberlo y almacenamos sus recuerdos en una bola de cristal que guardo muy bien y no diré donde.- Miró a Harry. -No me gusta que se desconfíe de mí en lo que respecta a Blaise, así que si eres inteligente no vuelvas a especular algo como eso.

Harry, molesto, levantó su mano, pero pensó en Draco y sabía que no tenía tiempo que perder.

-Discúlpame, desde el secuestro de Draco, estoy molesto con todos.

La cara de Víctor se ablando.

-Blaise me comentó algo con su Patronus.  ¿Ya intentaron los espejos?

-No funcionan.- Dijo Harry. -El mío tampoco funcionaba donde estaba. Es por ese motivo que intentamos otra vía para encontrarlo.

-Eso nos trajo a tu casa.- Dijo Severus. -Un amigo nos dijo que hay armarios que podían conectarse entre las casas de los mortifagos. Necesitamos tu ayuda en eso.

Krum miró al armario en la esquina del salón e hizo una mueca.

-Nunca lo he usado y no sé que repercusión pueda tener si entran los tres al mismo tiempo. Tal vez si envío una llamada a los aurores.

-No.- Cortó Severus. -Están en tu casa y eso significa que tú les diste permiso. Los aurores no te darán la oportunidad de explicarte. También te verán como su enemigo y te atacarán. No te escucharán.

-Uno si lo haría.- Dijo Tom. Harry también había pensado en su padre. Con rapidez le dio su espejo.

-Llámalo. Mi padre tiene el espejo de Pansy. Decidimos que él tenía que tener uno. Explícale la situación y podrá ayudarte. Dudo mucho que estos bastardos se quieran ir por su propia voluntad.

-Espero que mi estúpida idea pueda ayudar.- Dijo Krum.

-Lo hizo. Nunca nos hubieramos imaginado que te sacrificarías y te expondrías para ayudarnos. Gracias, Victor.

-Lo que sea por los hermanos de mi prometido.- Antes de que Harry tuviera la oportunidad de reaccionar al título que Krum dijo refiriéndose a Blaise, escucharon voces que volvían a la habitación. Con rapidez, el Búlgaro los empujó para que entraran al armario.

Dentro del objeto, todos canalizaron su energía y sintieron como la magia del armario los arropaba.

Harry en Parcel habló.

"Llevanos con el Lord"

Y justo cuando alguien abría la puerta con fuerza nadie estaba en el interior de dicho armario.

-¿Qué haces aquí chico?

-Nada.

Uno de los mortifagos no le creía, pero el otro, quien estaba muy borracho, lo tomó del hombro.

-Vamos, pronto será media noche.

-¿Qué sucede a media noche?

El hombre se rió.

-El cielo tendrá fuegos artificiales.

Y no supo cómo, no supo el instante, pero Víctor ahora entendía a lo que Igor se refería con las nubes negras significaban.

Debía llamar a James Potter rápido. No había tiempo que perder.

-¿Por qué traes un espejo en tu mano? Eso es de mujer.

Maldita sea, pensó Krum.
__________________________________________

Cuando nuevamente usaron el objeto mágico, todos cayeron sobre sus propios pies, menos Tom.

[N/A: sí, que se note que es mi personaje favorito, estoy cansada de ocultarlo]

-¿Creen que esa cosa estaba defectuosa?-  Preguntó Severus viendo una gran cantidad de tierra y árboles. Trataba de utilizar su núcleo mágico para sentir si habían protecciones, pero no podía sentir nada.

-No está defectuosa.- Dijeron Harry y Tom al mismo tiempo.

Se vieron por un segundo.

-Puedo sentir su poder.- Dijo Harry.

-Soy una parte de él, así que yo también.- Siguió Tom.

-Grandioso. Digan abracadabra y abran sus protecciones para que yo pueda patear un par de traseros y buscar a mi ahijado.

Los chicos quedaron callados.

-No es tan fácil.- Dijo Tom de primero. -Sabemos que está aquí, pero no nos dará acceso sin que descubra quienes somos.

-¿No pueden hacerse pasar por uno de sus mortifagos?- Preguntó Severus.

Harry solo lo miró serio y señaló su brazo.

-No tengo marca.- Miró a Tom con expectación.

Tom solo negó.

-Odiaba esas cosas. No sé que sucedió para que Voldermort empezara a usar ese método.

-Es fácil.- Una voz los asustó. -Se volvió loco y castiga a todos sus sirvientes con ese método de tortura, yo lo sé más que nadie.

Ante ellos, la figura de Bellatrix, apareció.

-Genial, más personas a la fiesta.- Dijo Severus con sarcasmo.

-¿Cómo sabías de este lugar?- Preguntó Harry. Cuando su padre le dijo, en su reunión en la mansión Potter hace unos días, que Bellatrix era una posible aliada no creyó ni por un segundo en las buenas intenciones de la mujer.

-Soy una ex mortifaga ¿recuerdan?. Sé donde está el Lord, justo como los otros mortifagos.

-Sí, pero eres una traidora. ¿Te permitió conservar los conocimientos que tenías sobre sus cuarteles generales?- Preguntó Severus.

La cara de la muerte se transformó en una de dolor y con la mueca de una sonrisa falsa los miró.

-Algo así.- Mostró su brazo y todos quedaron horrorizados como éste estaba sangrando y con muchas cicatrices en donde se suponía que estaba la marca del Lord. -Cada vez que me acerco más a Voldermort, empieza a sangrar, así que ya saben como sé el paradero de mi antiguo líder.

-Debe doler como un hijo de puta.- Dijo Tom. No daba crédito de este sacrificio. La mujer estaba a punto de perder su mano dominante que usaba para los duelos y aún así estaba aquí.

-Duele.- Confirmó Bellatrix. -Pero me duele más saber que Voldermort y ese tal Notts tienen a Draco. Cuando sentí, gracias al inquebrantable, que Lucius estaba preocupado por Draco tuve que hacer algo. Quien sabe que atrocidades le están haci....

-Termina esa frase y yo mismo te haré el favor de arrancarte la mano.- La voz de Harry se escuchó como un cuchillo en el aire, pero también hubo un temblor en su amenaza debido al miedo.

La mujer calló.

-De todas maneras.- Decía Severus para distraer la tensión. -Debemos encontrar una manera de entrar.

-Es fácil, solo tocas el timbre.- Bella se acercó y las protecciones se activaron, causando que la mujer saliera disparada hacia un gran árbol y se golpeara la espalda.

-¿Estás bien?- Preguntó Tom.

-Sí, no sabía que eso le hacía a los indeseados. Es raro estar de este lado del bando. Es divertido.

-Lo que esto es se puede determinar de muchas formas, pero creo que divertido no es la palabra exacta.- Discutió Severus.

-¡Vamos, Severus!- Dijo Bella. -¿Dónde está tu sentido de la aventura? Debes actuar con lo que tienes al momento.

-Prefiero un plan trazado y bien planeado, gracias. La calma y la tranquilidad, por si no lo sabes, son mis grandes amigas.

Bella le sonrió con dolor.

-¿Entonces por qué estás con mi primo?

Severus la miró sorprendido. Pasó un rato y todos miraron al gran paisaje. Antes de que alguien hablara, Severus contestó la pregunta de la mujer.

-Tu primo es la excepción y no la regla. Es parte de mi ser y mi corazón, al igual que Lucius y Draco. Es por eso que quiero rescatar a mi ahijado. No me lo perdonaría si le llegara a Lucius con las manos vacías y sin su hijo.

-Es por eso que estoy aqui, Severus. Seré tu hada madrina.- Rápidamente tomó a cada mago de sus vestimentas. -Agarrence fuerte.

-Más te vale que no hagas lo que sé que harás.- Dijo Tom.

Pero las palabras del chico quedaron fugaces en el aire porque la mujer con un grito de dolor en su brazo, tomó su varita y los hizo aparecer dentro de las barreras protectoras de la mansión.

Un grito desgarrador fue lo que escucharon todos de parte de Bella y vieron como la bruja caía al suelo y se sostenía el brazo que casi estaba desprendido de su cuerpo.

-BELLA.- Gritó Severus lanzando un hechizo tranquilizador. -Respira profundamente.- El hombre sacó un par de pociones. -Bebe esto, te ayudará.

La mujer lo tomó y su cara se puso aún peor.

-Sabe a mierda.

-Entonces debe estar funcionando.

Un segundo después la mujer se desmayó.

-Estará muy molesta contigo cuando se despierte, ella quería ayudar.

-El maldito brazo está casi colgando de su cuerpo, no va a ir a ningún lado. Además, nos ayudó mucho.- Miró a Bella y susurró. -Lamento que haya dudado de ti, te lo repetiré cuando estés mejor.

-Ella no, pero yo sí.- Dijo Harry ahora visualizando la gran mansión delante de él.

Un patronus apareció en medio del cuerpo de Harry. Era un lobo blanco.

"Harry, soy Víctor. Me resulta imposible llamar a James sin que mi coartada y posición se comprometa. Lo siento amigo, no puedo hacerlo. Debo irme, pero ya sé lo que significa las palabras de Igor, debemos hacer algo, Voldermort quiere...."

El patronus se perdió por un hechizo de un mortifago que veía al grupo.

-Pero miren que sospresa más agradable.

Antes de que reaccionaran, habían tres mortifagos rodeandolos.

-Nuestro señor dijo que había intrusos, pero no sabía que serían tan interesantes.

-No tengo energía para esto.- Antes de que Harry los matara a todos, Tom lo tomó de la mano.

-Lo que no tienes es tiempo. Rápido, ve por Draco, Severus y yo nos encargaremos de ellos.- Empezaron a lanzar hechizos hacia los jóvenes que Tom esquivó fácilmente.  -Yo llamaré  a James. Ve.

Antes de irse, Harry lo miró con intensidad, pero por primera vez sin odio.

-No creas que seremos amigos por pasar unas horas juntos.

Tom sonrió.

-Nunca lo pensé.

Harry tambien le sonrió con sarcasmo y sin más ambos tomaron caminos diferentes.

___________________________________________

Draco miró a Notts, quien estaba revisando libros oscuros para tratar de romper las barreras del anillo.

-Intentemos esto, amado. No quiero que nuestra primera vez sea por las malas, pero si no tengo opción...- Theo dejó la amenaza caer entre ellos y volvió a intentar acercarse a Draco con su varita.

Un recuerdo intenso cruzó su mente en el segundo en que el chico se acercaba otra vez al rubio para intentar besarlo.

"Sí estás atado de manos y pies ¿cuál es tu otra arma física que puedes usar?"

Draco caía en la polla de Harry ahogando sus gemidos.

"Cariño, creo que este no es el momento para preguntarme eso"

Harry los colocó en otra posición. Esta vez Draco sobre la espalda en el colchón y Harry encima de él.

Las embestidas siguieron.

"Dímelo. Complaceme, Dragón. ¿Qué parte de tu lindo cuerpo puedes usar?

"La-aah...mmm, yo...Harry...ahhh, sí"

"Responde" Ordenó Harry clavando su miembro en el agujero rosado y lastimado de Draco.

"¿Mi cabeza?" Susurró el menor con gemidos, al borde de la inconsciencia.

"Eso es, cariño. Debes esperar que la persona que te amenace esté muy cerca y luego lo golpeas con todas tus fuerzas en su cien, esa parte del cuerpo conecta varios nervios y si no puedes, entones golpeas su oreja izquierda con mucha fuerza. No mentiré, va a doler como una puta, pero si logras golpearlo lo suficientemente fuerte, va a desmayarse y tendrás poco tiempo para ver cómo puedes salir"

"¿Por qué me dices esto" El placer del órgasmo estaba muy cerca. "Siempre vas a cuidarme. No necesito saber estas cosas, tú siempre vas a evitar que me pase algo"

Harry lo miró con seriedad y lo besó duro y fuerte.

"Siempre estaré para ti" justo con su último empuje el órgasmo los atravesó, causando que ambos gimieran por el dolor y el placer combinado.

Al cabo de unos segundos, Draco intentaba estabilizarse. Aunque le prohibió a Harry salir de él.

"Dime la razón" exigió luego de unos segundos. Esa conversación no fue pura casualidad, nada de lo que decía Harry era irrelevante o al azar.

Harry lo miró y suspiró.

"Las cosas van a cambiar, Dragón. Siento mi magia muy agitada y la ansiedad la percibo en el aire. Sea Voldermort u otra amenaza, debes saber como defenderte si te quitan la varita"

"¿Crees que alguien podría venir tras de mí y llevarme lejos?

"No lo creo, lo sé. Eres muy importante para dos de las familias más poderosas e influyentes del mundo mágico, los Potter y el linaje de los Malfoy. Sin mencionar, aunque no me guste, las grandes habilidades y poder de tu tío. No me extrañaría que un hijo de puta no tenga neuronas funcionales y quiera sacar provecho de tu poder en esas personas. Tu padre, tu padrino, tus amigos y yo quemaríamos todo el mundo si te tocan. Además, la familia Lupin y los Black no se quedarán de brazos cruzados si algo te pasa. Todos irían a salvarte y ayudarte" Harry juntó sus frentes. "Pero si eso no llega a pasar, eso quiere decir que todos estamos en peligro y debes buscar la manera de escapar.

Draco sintió como los recuerdos se esfumaron en el segundo en que sus hechizos se activaron y le dijeron que Notts iba a besarlo.

Draco permitió que se acercara.

Cuando ya estaba a un centímetro de sus labios, el rubio echó su cabeza lo más que podía hacia atrás y, con todas sus fuerzas, golpeó la frente del chico con la parte inferior de su cabeza, causando que Notts se desestabilizara por la conmoción y tropezara entre las sábanas.

Cuando Draco vio a Notts desmayado en el suelo, concentró la magia del anillo. Sabía que no podía hacer magia sin varita directamente, pero Harry traspasó parte de su magia en el objeto y como estaban vinculados eso le daba la ventaja de hacer magia en pequeñas cantidades.

Draco quería llorar. Ahora entendía la razón de su prometido en que aprendiera a utilizar el poder del anillo para hacer pequeños hechizos sin varita. Luego de un rato, sintió como las cuerdas iban perdiendo fuerza. Al pasar unos minutos y con su magia totalmente en liberarse, al final pudo conseguir su propósito.

Las cuerdas dejaron de sujetarlo.

Sin pensarlo, se las quitó y bajó de la cama. Se acercó al chico y empezó a buscar su varita, pero no estaba.

-Al menos tienes dos neuronas funcionales. ¿Dónde está mi varita?- Preguntó para sí mismo. Sin embargo, aquí, atrapado con Theo, no iba a conseguir nada.

Se levantó y corrió hacia la salida para tratar de abrirla, pero justo cuando iba a tocar el pomo de ésta, la puerta se abrió, causando que el rubio se echara para atrás un poco.

Cuando levantó la vista toda emoción abandonó su cuerpo.

Su padre siempre lo felicitaba por actuar rápido en una situación de peligro, pero esta vez Draco tuvo que admitir que se quedó paralizado. No supo que hacer, o a donde mirar, solo podía permanecer estático frente al hombre que lo veía con esos ojos que indicaban la muerte.

Voldermort le sonrió.

-El idiota de tu padre no te ha enseñado que es de mala educación irse sin despedirse del anfitrión.- Sus palabras causaron que Draco reaccionara sin pensar y se alejó dentro de la habitación.

El hombre cerró la puerta y empezó a caminar lentamente por la gran lugar.

-¿Te gusta? El joven Notts la escogió especialmente para ti de todas las habitaciones que le mostré.- Miró a dicho chico desmayado y una mueca molesta cruzó su cara. -Debo admitir que pensé que sería más inteligente.- Fue el turno de mirar a Draco y sonrió. -Pudiste burlarte de él y estabas atado, reconozco tu valor.

Eso trajo a Draco al presente.

-No me importa lo que pienses de mí.

-¿No soy de tu agrado, joven Malfoy?

-Me causa horror el solo estar en la misma habitación que tú.- En otro momento Draco se odiaría por ser tan arrogante, pero en este momento su mecanismo de defensa le exigía contestar con dureza al hombre. El cerebro de Draco le ordenaba que no podía demostrar ningún tipo de debilidad.

Voldermort se rió. Pero no era una risa normal, parecía más un silbido con el sonido del viento cuando caían tormentas.

Draco odiaba las tormentas.

-¿Y quien es digno de estar a la altura de darte un halago? ¿Tal vez Harry Potter? ¿Él sí es de tu agrado?

Ante la mención de Harry, Draco tuvo un temblor en su labio inferior. Acto que, tristemente, el Lord notó.

-¿Dónde está Harry?

-Que romántico. Estás frente a tu posible muerte y solo te preocupas por Potter. Es muy nauseabundo.

-Si me quisieras muerto, hace mucho lo estaría. Las sombras y la iluminación de las cortinas me dicen que llevo en este lugar más de doce horas. Es el tiempo suficiente para deshacerte de Theo y matarme, pero no lo hiciste. De seguro quieres algo de mí.

Voldermort lo miró con intensidad. Sus ojos no se despegaban en ningún momento del rubio.

-Que inteligente eres. Ya entiendo la obsesión de todos por ti.

-Mi...mi señor....ahhh.- Theo se estaba despertando. Se tocó la cabeza por el dolor y empezó a levantarse del suelo. -Mi Lord yo....

-Ahórrate las excusas. Me di cuenta que no eres más que un niño que quiere estar en la mesa de los grandes. Hasta el joven Malfoy, quien estaba amarrado, pudo vencerte.

-Me tomó desprevenido. Pero la próxima vez...

-¿Próxima vez?- Repitió Voldermort. -En la guerra no existe algo como "La próxima vez"

Theo palideció.

-He decidido quien será mi nuevo aliado.- Dijo el Lord mirando a Draco.

El rubio le dio una mirada de horror.

-Preferiría la muerte.

-No te lo pregunté, querido.

-Nunca me obligarás. Tengo una ba...

-Una barrera protectora.- Voldermort interrumpió. -Lo sé, la puedo sentir.- Lo miró con intensidad. -Es fuerte, lo admito, pero no es del todo indestructible, solo necesitas saber donde tocar.

Ante esas palabras, Draco dio un paso atrás.

-Nunca me doblegaré ante una bestia sádica y asquerosa como tú.

-¿Pero si te doblegas frente a Harry Potter?

El silencio del rubio fue todo lo que necesitó el mayor para saber la respuesta.

-No necesito tu lealtad por el momento, solo te necesito a mi lado.

-Yo no te sirvo para nada. Es tiempo perdido.

El Lord sonrió.

-Te equivocas. Si te tengo a ti, bajo mi poder, entonces lo tengo todo.

Y con eso Draco entendió. Voldermort quería usarlo para controlar a Harry. El Lord al ver la cara del rubio supo que ya había llegado a la verdad.

-No solo tendría a Potter, también podría usar a Lucius y Severus, que a su vez, son la debilidad de Sirius Black y Remus Lupin. También está la parte extra de la resurrección de James Potter.- Ante la sorpresa de Draco, Voldermort giró su mano sin darle importancia. -Como ves, estoy muy bien informado. Es casi poesía para mis planes en mi conquista al mundo mágico este giró de los acontecimientos.- Se acercó a Draco. -Sólo teniéndote a ti puedo controlar a todos los hombres poderosos de este mundo, ¿imagina las posibilidades? Puedo hacer que Lucius mate a todo el ministerio. Puedo lograr que Severus envenene a los estudiantes y profesores que no quieren estar en mis filas y sin pensar en lo que el muchacho haría por ti. Sentiría escalofríos si este cuerpo pudiera sentir algo.

-Mi señor.- Una voz lastimera y cansada se escuchó entre el monólogo del mayor. -Ese no era el trato. Yo le daba información a cambio de tener el hechizo que me diera a Draco.- Notts le dijo con suavidad a Voldermort, alertado de cualquier emoción en su cara.

-Sí, y con respecto a eso, siento decirte que las cosas han cambiado. No puedo dejar que te lleves al joven Malfoy.

-¿Qué?- Medio gritó el chico. -Pero...pero hicimos un trato mágico. Me mintió, bastardo.- Notts tomó la varita escondida en un cajón cerca de él y le apuntó a Voldermort.

Un rayo de magia cayó en el cuerpo de Voldermort, pero éste solo se rió.

-¿En serio crees que un Desmaius va a lastimarme? ¿Quieres saber como se ve un hechizo que realmente te cause dolor?

Voldermort apuntó al joven y lanzó su magia.

-Crucius.

Theodoro cayó de rodillas por el dolor tan indescriptible que sintió.

Todo su cuerpo estaba temblando y podía sentir como todas sus extremidades lloraban por la agonía del imperdonable.

-Déjalo.- Gritó Draco.

-Creo que alguien tiene que bajarte de las nubes en las que te colocaron Malfoy y Potter.- Voldermort usó un hechizo para cerrarle la boca. -Oh, pero que buen chico eres, tratando de impedir que lastime al desgraciado que iba a violarte sin contemplación. Es algo muy griffindor de tu parte, me decepcionas, Draco.

En un rápido movimiento, Voldermort se acercó a un Notts que no podía moverse por el dolor tan fuerte que tenía en todo su ser, y como estaba debilitado no pudo defenderse del Lord.

Tristemente vio como el hombre tomó su cuello y por un segundo lo miró a los ojos con esos infernales ojos rojos como la sangre.

-Podrías haber sido un buen juguete, es una lástima.- Y sin más, el Lord dio un golpe fuerte y giró su cuello hasta romperlo, provocando la muerte inmediata del joven, quien cayó al suelo a los pies de Draco sin dudar.

Voldermort tomó a Draco del brazo y lo obligó a caminar junto a él hasta llegar a un balcón inmenso que se conectaba con la habitación. Todo estaba lleno de árboles y si te fijabas bien podías ver las protecciones que provocaban que la mansión fuera invisible, pero aún así se reconocía el exterior.

-Te traje hasta aquí para que veas una sorpresa que le tengo al mundo mágico.

-Tus sorpresas deben ser tan increíbles.- Dijo Draco con sarcasmo luego de eliminarle el hechizo silenciador. -No quiero ver nada que hayas planeado con tu repulsiva mente.

Voldermort sonrió.

-Esta sorpresa te gustará.

Un segundo después, un ruido estalló tan fuerte en el aire que Draco tuvo que taparse los oídos sin poder evitarlo. Con rapidez giró su cabeza y vio como se formaba una gran explosión en un punto muy lejano de la mansión. Parecía sólo un humo inofensivo, de lo alejado que estaba, pero el ruido fue de gran impacto que hasta Draco lo escuchó estando a kilometros de distancia.

El corazón del joven empezó a martillar sin parar.

-¿Qué...qué fue eso?- Con miedo hizo la pregunta.

El Lord sólo miró al frente.

-Eso, mi querido niño, fue lo que alguna vez se llamó Hogsmeade.

Draco perdió todo color en su cara.

Sin apartar la mirada, aún veía el punto muerto que estaba a la distancia.

Más explosiones sonaron, causando que el ruido y los gritos a la penumbra fuera lo único que escuchara el chico.

-Las....las personas.....- Draco tragaba con dificultad. Le costaba respirar y hablar. -Esas personas inocentes, ellas....

-Cada niño, cada mujer y hombre, mago y bruja por igual que se encontrara en ese momento en ese lugar están muertos, querido niño. Eso es lo que sucede cuando creen que pueden desafiarme e intentar acabar conmigo.

Antes de que Draco pudiera decir algo, otra explosión aún más fuerte fue lanzado de nuevo.

-¡NOOOO!- Gritó Draco tratando de acercarse lo más posible, tratando de llegar, de algún modo, a ese lugar para ayudar, pero fue tomado otra vez por sogas que eran incluso más fuertes que las anteriores.

Ahora sabía que el humo era del fuego tan grande que había sido el motivos de las explosiones que destruyeron la aldea. Draco estaba sin palabras.

-Gracias a Salazar aún tengo sirvientes leales que pueden hacer bien su trabajo.- Miró a Draco. -Entre ellos está alguien que conoces.- Susurró el mayor. -No había podido lograr calmar a los rebeldes sin su ayuda.

-¿Rebeldes? ¿Crees que nosotros somos los rebeldes? ¿Quién te ayudó a hacer semejante atrocidad?- Las lágrimas intentaban salir, pero Draco no le iba a dar ese poder a Voldermort. Sin embargo, algunas se le escaparon de la impotencia.

Todas esas personas muertas por la codicia de un solo hombre.

Draco juró que si salía de esta con vida, él mismo ayudaría a reconstruir ese lugar, aunque de nada serviría ayudar sin recordar las vidas que esta noche se perdieron.

-¿Te gustó el espectáculo?

La cara sin emoción de Draco fue todo lo que recibió.

-Espero que tu muerte sea tan dolorosa como la de las personas que la sufrieron la noche de hoy. Tú alma no tendrá paz ni hoy ni nunca.

Al parecer ese último comentario fue un punto nervioso en el Lord, ya que su cara se descompuso.

-Mi alma no ha tenido paz desde hace años. Pero ahora, contigo junto a mí, podré reunirlas y...

Draco no sabía de lo que hablaba, pero ninguno pudo seguir con ese juego verbal, ya que la casa empezó a temblar violentamente, generando que ambos magos casi cayeran de la impresión.

Uno se molestó.

El otro empezó a reír.

-¿Qué significa esto?- Dijo Voldermort.

-Estás en problemas.- Respondió Draco.

Voldermort lanzó hechizos para estabilizar el cuarto, pero era imposible. Los signos de las runas aparecieron frente a ellos.

Draco sentía que las conocía, pero no podía saber la razón.

Antes de que pensara en otra cosa y tratara de salir libre de ese lugar, tristemente el Lord fue más rápido y tomó las sogas que amarraban las manos de Draco y jaló de ellas, esta vez como si fuera un esclavo.

-Vamos. Los inútiles de mis mortifagos no han matado a la visita indeseada, así que, como siempre, debo hacerlo yo mismo y aquí estoy en desventaja. La casa ha sido comprometida.- El Lord jaló las cuerdas, pero nada sucedió.

-Prefiero la muerte, antes de ir contigo. De igual forma me matarás cuando salgamos de aquí.

-Si no vas conmigo te mataré, así que te recomiendo que no tengas pensamientos de Griffindor martil.

Draco juntó toda su energía y la del anillo en sus piernas para no claudicar ante la magia dolorosa de la soga.

-Creo que a veces olvidas quien soy.- Con su mano hechizó las cuerdas y éstas causaron un dolor tan fuerte que hicieron que Draco cayera de rodillas.

-Quieres que sea por las malas, entonces te cumpliré tu deseo.- Y sin más, Voldermort empezó a usar un poco de levitación en el cuerpo del chico y lo arrastró por los pasillos, sin importarle el dolor del chico o que la casa le hacía inclinarse muchas veces de un lado a otro por sus temblores.

-SUELTAME, ENFERMO.- Gritaba Draco.

Algunos mortifagos, los que el lord les tenía más confianza, veían con miedo la escena, mientras intentaban lanzar hechizos a la casa y estabilizarla.

-No hemos encontrado al responsable, mi señor.- La casa estaba empezando a dejar caer las cosas que tenía colgadas y a romper todo el cristal, dejando que las sonrisas que tenían antes por ver la humillación de Draco de ser jalado como un animal quedara en segundo plano.

Draco, quien a pesar de estar en una posición en desventaja, le sonrió.

-La nube negra que le enviaste a esas pobres personas se te devolverá con mucho dolor.

-¡Cállate!

Todos siguieron lanzando hechizos para salir, pero la casa había bloqueado las salidas y ventanas.

-Es como si las protecciones se estuvieran devolviendo en su contra, mi señor.

-¡CUIDADO!- Cuchillos y objetos pesados de la cocina se vieron levitados y cayeron directamente a uno de ellos, causando que los objetos filosos traspasaran su piel y las cosas pesadas de la sala de estar fueran lanzadas con violencia a su cara y piernas, dejando al mortifago gravemente herido y gritando del dolor.

-Mi Lord, ayúdalo.- Dijo uno de ellos, ahora con miedo de ser el siguiente.

-¿Crees que me importa un patético ser que no se puede defender de un simple cuchillo?

Varias vidrios rotos grandes de las ventanas y la decoración también levitaron hacia otro mortifago y cayeron hacia su objetivo, quien intentaba hechizarlos sin éxito. Los vidrios se fragmentaron en pequeños trozos y se dirigieron a los orificios de esa persona.

Los ojos, la nariz, la boca y los oídos fueron algunos de los espacios corporales que empezaron a meterse, dejando que el hombre, segundos después, vomitaba sangre y se desmayara en el acto.

Sin saber si estaba muerto o no, Voldermort siguió en su escape.

Cuando llegó a una gran puerta que daba al jardín principal, concentró toda su energía y explotó su salida.

La casa se detuvo.

Harry lo esperaba justo frente al jardín.

-Tardaste mucho, creo que estás perdiendo el toque.- Dijo con odio.

Miró a Draco y su cara cambió.

"Estoy bien" articuló con sus labios. Era imprescindible que Harry no se distrayera con nada si querían salir vivos de esto.

-Potter, debo decir que me sorprende tu estupidez de venir a meterte en la boca de la serpiente.- Con odio lo miró. -¿Cómo hiciste eso en mi casa?

-Si no podía entrar, tenía que encontrar una forma de que salieras, justo como los animales cuando están atrapados.

Draco miró, ya levantado, a su amado. Su cuerpo estaba temblando un poco, solo un poco, pero fue suficiente para que Voldermort también lo notara.

Sonrió.

-Este truco de magia que acabas de hacer te ha dejado débil, que placentero es mi karma.

-Tengo el poder para destruirte, ¿no es por eso que toda tu vida me has perseguido? Que patético, querer matar a un adolescente porque es más poderoso que tú, no sé si haya centros de ayuda para eso, a parte de San Mungo.

La cara del Lord se llenó de emociones de pura rabia. Dejó a Draco sujetado con magia de una de las torres de la casa y miró al chico.

-Vienes por tu hermoso novio, no te puedo culpar. Es un encanto y un regalo para la vista, tal vez cuando te mate lo haga mi nueva pareja, ha pasado años desde que disfruto de la compañia de alguien.

Ahora fue el turno de Harry de molestarse. Sin esperar, empezó a lanzar hechizos oscuros para correr y llegar a Draco. Sin embargo, muchos mortifagos llegaron y rodearon a Harry.

-Este juego del gato y el ratón me está comenzando a molestar.- Su voz sonaba a una melodía que se basaba en silbidos de serpiente. -¿Creiste que sería fácil?- Preguntó Voldermort con amenaza.

Harry sonrió.

-Nunca quiero que sea fácil.

Todo fue un caos luego de eso.

Eran muchos magos y aunque Harry se podía defender de todos ellos él solo, si era verdad que la magia que invocó para que la casa temblaba le costó mucha energía.

Uno de ellos le dio por la espalda, causando que cayera.

-¡HARRY!- Gritó Draco.

Cuando todos iban a lanzar un Avada al mismo tiempo, una corriente eléctrica lo impidió y cayó en los cuerpos de los mortifagos haciendo que gritaran de dolor.

Voldermort miró con odio a la persona.

-Lamentamos la tardanza.- Dijo una persona.

-Pero no podía dejar que parara de besar a su nueva novia.- Se burló otro.

-Cállate, idiota.

-Chicos.- Susurró Draco impactado. -¿Cómo...?

-El gran ángel dorado nos trajo.- Sonrió Luna.

-No sé que pasó, estábamos con nuestros padres, intentando pensar en cómo ayudar y un segundo después aparecimos aquí.- Habló Blaise.

-Pero eso no importa.- Dijo Pansy. -Acabamos con ellos una vez, podemos volver a hacerlo.

-Es cierto, amiga. Yo vine fue a patear un par de traseros mortifagos.

Y como si esa fuera una señal, los chicos empezaron a lanzar encantamientos mientras que los mortifgaos también se lanzaban a la batalla.

Ya con ayuda, Harry empezó a sentir como recuperaba energía y cada vez podía con más mortifagos.

Voldermort veía como uno a uno de sus sirvientes caía por la mano de esos chicos y su ira aumentó.

Contra todo pronóstico, silenció su cuerpo y el de Draco y los hizo desaparecer.

Con magia muy densa los apareció en un lugar que Draco podía jurar que era más oscuro que el bosque prohibido. Tenía algunos árboles y rocas gigantes, pero lo que más asustó a Draco fue el acantilado que daba hacia el mar, donde se escuchaba como las olas chocaban con la tierra.

-Estamos en los límites de mi mansión. Nos vamos.

-No me iré contigo.- Decía una y mil veces Draco.

-Acabo de perder una parte importante de mis aliados, yo te recomiendo que no me hagas enojar más.

Voldermort envío un Crucio que hizo llorar a Draco causando que el Lord lo arrastrara aún más por el lugar.

Al llegar a la parte más alta de la colina, el Lord vio en el piso el traslador que había ocultado como un plan B. A dónde irían era muy lejos y no podía simplemente transportarlos allá él solo.

Cuando ya estaba a unos pasos para que la tierra terminara su camino y llegara al límite del acantilado para tocar el objeto mágico, una voz lo hizo voltearse.

-¿Te vas tan pronto?

Draco, a pesar del dolor, sintió una alegría volver a escuchar su voz.

-Creo que tus sirvientes no son muy poderosos.- Harry lanzó la cabeza cortada y ensangrentada del antiguo ex ministro, quien traicionó a todos cuando se descubrió que era un mortifago.

Voldermort lo miró y sin decir nada empezó a lanzar imperdonables hacia Harry.

El chico, pese a su actitud, no podía esquivar tan rápido los hechizos del hombre y cada vez recibía más maldiciones. Harry estaba cansado y agotado de la batalla minutos atrás, pero no iba a permitir que ese hijo de puta se llevara a Draco.

Ambos lucharon con violencia y cada uno empezaba a recibir las secuelas de los hechizos de su contrincante. Harry cogeaba de una pierna y Voldermort se escondía su brazo izquierdo porque Harry le envió un paralizante que no lo dejó mover esa extremidad de su cuerpo.

Ambos estaban cansados y agitados, pero ninguno dio marcha atrás.

Justo en el instante en que Harry lanzó un hechizo Voldermort se colocó detrás de Draco para que el rubio recibiera el impacto. Pero el chico no sintió dolor ya que Harry había lanzado otro hechizo para que rebotaran y no tocaran a su chico.

Voldermort al darse cuenta de eso, empezó a usar a Draco como escudo humano. Cada vez los golpes y los hechizos eran menos para él y Harry solo se concentró en esquivar y evadir los hechizos que le dirigían, ya que no pudo enviar hechizos de regreso porque Draco estaba en el fuego cruzado.

-Cobarde.- Escupió Draco. -Ni los animales rechazan una pelea contra un contrincante. Que bajo es usarme como escudo solo porque le tienes miedo a Harry.

-Yo no le temo a nadie.- Dijo Voldermort.

-Ni las ratas son tan rastreras como tú.

-Esa boca te está metiendo en muchos problemas. Eres solo una pieza inservible.

-Al menos no yo no le temo a la muerte como tú.- Draco ya sabía cual era el punto débil en la guerra verbal contra Voldermort y aunque eso lo matara, se iba a ir de este mundo con una sonrisa.

Esas palabras hicieron que Voldermort enfureciera. Le mandó un hechizo punzante a Draco que lo hizo gritar por el dolor.

-¡NO!- Gritó Harry. -Déjalo en paz.

El Lord lo miró con arrogancia.

-Así no se piden las cosas a tus mayores, muchacho.

Harry se quedó callado.

Voldermort está vez envió otro hechizo que lo hizo retorcerse.

-BASTA. BASTA, NO SIGAS.

-Estoy esperando.

-No.- Gimió Draco casi en el suelo sin fuerzas. -No lo hagas, Harry.

La manos de Voldermort tocaron el cuello de Draco y empezó a apretarlo sin pudor.

-¿Y bien?

Harry temblaba de la rabia contenida, mordiendose los labios hasta sangrar, dio un paso atrás.

-Por favor, no lo lastimes.

-Creo que merezco más que eso.

De la rabia y su cabeza nublada por la desesperación, Harry envió una maldición que casi toca Draco para llegar y lastimar a Voldermort. Pero el Lord la esquivó a tiempo.

-Es mi última advertencia, si vuelves a ir en contra de mí, tu amado chico recibirá un imperdonable del cual nadie lo podrá librar.- Decía el Lord refiriéndose al Avada.

Con una lágrima cayendo en su cara, Draco negó.

-No lo valgo.- Le susurró a Harry. -No lo hagas.

-Lo vales.- Empezó a decir Harry poniéndose de rodillas. -Lo vales todo.

Todos los aliados empezaron a aparecer en la escena con sus varitas en mano, pero al darse cuenta de la situación y el como Draco era un rehén, bajaron sus armas y no se acercaron más hacia Harry o intentaron algo contra el Lord.

-Arrodillence.- Ordenó el Lord. Draco estaba a punto de desmayarse, pero aún así volvió a negar, sujetó al Lord con sus manos de su túnica.

-Rápido envíen un imperdonable.- Dijo el rubio con rapidez, sabiendo perfectamente que él también iba a recibir el imperdonable.

Sin embargo, nadie hizo nada.

-Que bajo.- Susurró Blaise empezando a caer de rodillas. -El anciano se salva por tomar a un rehén, que mala película de terror.

-Usar a mi ahijado como escudo.- Dijo Severus en el suelo. -Espero ser yo quien te mate cuando esto acabe.

-Los cuervos están muy asustados.- Dijo Luna mientras bajaba su cuerpo y Pansy estaba a su lado.

-Suelten sus varitas.- Miró a Harry. -Más te vale que no hagas magia con o sin ella.

Todos hicieron lo que se les ordenó.

-¿Pero qué hacen? yo no....- Draco lloraba, sentía que alguien iba a salir lastimado esta noche y no iba a ser el causante de tanto dolor en su mundo, sino alguno de sus amigos.

-Lo siento amigo, nos tiene con las bolas colgadas.- Se excusó Blaise.

-Cuando esto termine nunca más me ocultaré.- Prometió Harry. -Seré yo el que te persiga hasta terminar con tu inmunda vida.

-Quiero ver que lo intentes.- Voldermort dio un paso atrás, junto en la pendiente y miró a Draco. -Te gustará tu nuevo hogar.

Pero justo cuando iba a tocar el traslador para que ambos desaparecieran una varita se alzó.

Bella, quien estaba escondida entre los árboles y con casi su última fuerza, antes de caer sin energia al suelo, desvió el objeto mágico y absorbió parte de su energia, causando que el traslador solo quedara con magia para una sola persona.

Esto le dio esperanzas a las personas y como prueba de fé empezaron a levantarse para tratar de llegar a sus varitas.

Pero el grito de Draco los hizo paralizarse.

Voldermort le había lanzado un hechizo paralizante causando que todos intentaran ayudarlo.

-No te daré tu final feliz, si no te vas conmigo, entonces no me sirves.

Cuando iba a lanzarle un Avada, Severus por impulso tomó su varita y desvío el hechizo hacia él para recibirlo en lugar de Draco.

-¡SEVERUS!- Gritó Draco intentando llegar a su padrino, pero la magia se lo prohibió.

Voldermort envío un hechizo paralizante a todos para que no se pudieran mover. Harry podía, pero tenía miedo de que lastimaran a Draco por su culpa.

Un grito se escuchó.

A lo lejos, rápidamente un gran y oscuro lobo corrió hacia ellos en sus cuatro patas. Lucius, quien estaba montado en su lomo, empezó a lanzar protecciones para quitar el hechizo paralizante de todos los chicos.

Sirius, quién llegó con velocidad en forma de perro, cambió a su cuerpo humano y contuvo la poca vida que le quedaba a Bella y miró con horror el cuerpo sin vida de Severus.

-SEVERUS.- Gritó de dolor.

Tom y James llegaron segundos después, pero ya era muy tarde.

Voldermort molesto y al verse acorralado por todos, miró a su antiguo Yo en estado de shock. La magia que había sentido antes y el motivo por el cual había enviado a sus mortifagos a las afueras de su mansión se veía claramente frente a él.

-Veo que las presentaciones no serán necesarias.- Dijo Tom sabiendo que Voldermort había captado rápido su presencia.

El Lord no necesitaba sumar sus variables para saber que el recuerdo de su diario estaba trabajando con sus enemigos. Eso no le importó. Lo que si asustó su negro corazón fue ver la presencia de un Tom joven sin el diario.

Tom lo miró.

-Está destruido.- Dijo el chico refiriéndose al diario. -Y así acabaré uno por uno con tus Horrocrux, hasta que solo sean cenizas y tu seas un mal recuerdo en nuestras vidas.

El miedo invadió a Voldermort quien daba un paso atrás.

-Que patético final.- Miró a Draco y luego a su antiguo Yo. -Lastima que no hayas elegido bien tu bando.- Y sin más lanzó a Draco por el acantilado para usar el traslador un segundo después.

Todo sucedió en cámara rápida para Harry y todos los que estaban lejos de Draco.

Pero para el rubio todo aconteció en cuestión de segundos de manera muy lenta.

Vio su vida pasar por sus ojos.

Vio a su madre irse con una maleta y nunca mirar atrás.

Vio a su padre tratar de no llorar por la impotencia que tenía al ver como lastimaban verbalmente a un Draco de cinco años en la escuela.

Vio su primer cumpleaños sonreír ante los regalos de Severus.

Vio su inesperado encuentro con Harry.

Vio fugazmente algunos de los acontecimientos que le sucedieron en sus años en Hogwarts.

Pero lo más importante.

Vio como un hombre mayor, que tenía una máscara plateada en la mitad de su rostro, cayó al precipicio segundos después que él cayera.

El cuerpo del rubio estaba entumecido y frío de la adrenalina. Sabía que estaba a punto de morir, pero no sintió nada.

Solo una tranquila paz al ver al hombre que se le acercaba para sujetarle la mano en medio del aire.

-Toma mi mano, Draco.- Medio gritó el hombre.

Pero el joven no lo sujetó, no obedeció su orden.

Con suavidad, y a unos pocos centímetros de ser golpeado por las rocas y las olas del mar violento, el rubio le tocó la mejilla al hombre, causando dos cosas.

La primera, que un jadeo fuera expulsado por ambos.

Y la segunda, que la máscara se rompiera en miles de pedacitos, revelando su rostro.

Draco Malfoy se desmayó, no por el impacto de la caída, sino por ver su propio rostro en un cuerpo mayor tratando de salvarlo.

Lo último que pensó Draco fue que su Yo adulto tenía una bonita cicatriz en su ojo izquierdo.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

No tengo ABSOLUTAMENTE nada que agregar.

Impactada estoy por este capítulo y la revelación del señor X.

La pregunta del millón con voz de Adam Sandler: ¿valió la pena?

Mi corazón: valió cada maldito segundo.

Hasta luego.

*se esconde en un rincón al llorar y esperar buenos comentarios*

Chapter 25: Papá está en peligro

Chapter Text

Unos ojos grandes y verdes veían toda la escena con preocupación. Escondidos entre una barrera invisible para no ser vistos o escuchados, la chica pelinegra vio al mayor de todos ellos.

-¿Qué haremos ahora, James?

El castaño miraba desde lejos como su papá se lanzaba hacia el acantilado para salvarse a sí mismo en su versión joven.

Con un suspiro miró a su hermana.

-Sabes que significa, Luna. La identidad de papá ha sido descubierta. Sabes perfectamente que tanto nuestro Draco como el Draco de este mundo no podían verse o tocarse.

-Sí, y pensar que papá impuso esa regla absoluta y fue él mismo quien la rompió, es un poco irónico.- Dijo el rubio de ojos verdes.

Cuatro cabezas miraron al chico.

-No creo que sea momento para ser sarcástico, Scorpius. Sabes tan bien como nosotros que esta misión ha durado décadas, esto será un golpe duro para papá.

La cara de Scorpius se tornó roja de la vergüenza.

-Lo siento, hermano.

Una mano gentil se colocó en el hombro del menor y le sonrió.

Scorpius le sonrió a su hermana mayor.

-Papá ha sido descubierto, saben que deben hacer.- Dijo la rubia de ojos grises.

-¿Plan B?- La voz angelical del pelinegro de ojos grises llamó la atención de todos.

Los cinco hermanos quedaron en silencio.

El plan B nunca se había planeado correctamente porque su papá les había asegurado que no necesitarían un plan de escape si el plan original no funcionaba.

"Es imposible que no funcione" Dijo su papá el día en que todo su mundo se fue de cabeza.

-Hemos estado ocultandonos por años ante los ojos de todos.- Decía James.

-Hemos ayudado al papá y al padre de este mundo por años.- Dijo la rubia.

-Nosotros les mostramos Hogwarts.- Seguia la pelinegra viendo a sus hermanos.

-Yo levite a tío Sev. en primer año.- Contaba el rubio.

-Y yo al abuelo Lucius.- Recordó otra vez James.

-Yo...bueno, yo no he ayudado mucho.- El pelinegro decía con culpa.

Sus hermanas lo abrazaron y sus hermanos mayores le dieron una palmada.

-Severus, tú le diste la información a papá sobre esas algas para respirar en el lago en la prueba del torneo de los tres magos, fuiste muy inteligente ¿Recuerdas?

El pequeño Severus les sonrió.

El grito lamentable y de dolor de Sirius los devolvió a la realidad.

-Debemos hacer algo.- Dijo James.

-Papi dijo que solo fuéramos espectadores en este juego de ajedrez.

-Papá está en peligro.

-Mi padre también nos necesita.- Dijo la rubia, quien siempre había sido más apegada a su padre Harry y le dolió el corazón cuando lo vio ponerse de rodillas para que no lastimaran a su papá Draco.

-Están pensando lo mismo que yo.

Todos vieron a su hermano mayor.

-Oh, por Merlín, no. Otra de tus ideas locas no.

James les sonrió.

-Debemos hacer un gran espectáculo y dar nuestra entrada triunfal.

-Papá dijo que...

-Que no revelaramos nuestras identidades, pero eso ya se fue al demonio, Luna.

-No lo sé, hay tanto en riesgo, Casi.

-Es por eso que debemos ayudar directamente. Ya basta de actuar tras bambalinas.

Todos se miraron y luego miraron a Severus.

-Lo siento, cariño.- Dijo la rubia. -Creo que tienes que usarlo.

El labio inferior del chico tembló. Pero se dijo que tenía que ser fuerte por sus padres.

-Él no me gusta.

-Lo sabemos, pero es la única carta bajo la manga que tenemos. No sabíamos que papá se iba a tirar al vacío y aparecer frente a todos. No te lo pediríamos si no existiera otra forma.

El menor de todos los hermanos se tocó el pecho y un segundo después sacó un pequeño collar.

El collar era una serpiente y se podía ver que tenía una pequeño bolita en su boca. Severus sacó la esfera y con su magia la hizo levitar en medio de todos.

-Revelate ante nosotros.- Dijo el mayor con dureza.

Todos apuntaron a la pequeña bola de cristal que empezó a brillar y lanzaron magia a ésta, uniendo todos los núcleos mágicos.

-Soy James Harrison Potter Malfoy. Primogénito de Harry Potter y Draco Malfoy, escucha mi llamdo.

-Soy Casiopea Bella Potter Malfoy, segunda hija de Harry y Draco Malfoy, escucha mi llamado.

-Soy Scorpius Octavius Potter Malfoy, tercer hijo de Harry Potter y Draco Malfoy, escucha mi llamado y no me hagas esperar.

-Soy Luna Lilium Potter Malfoy, cuarta hija de Harry Potter y Draco Malfoy, escucha mi llamado.

El menor de todos miró la esfera que contenía la magia de sus hermanos y sus ojos se volvieron completamente negros. Con cuidado, un silbido salió de sus labios y empezó a usar el parcel para conjurar el hechizo, sus palabras eran suaves y parecian un angelical canto.

-Soy Severus Lucius Potter Malfoy, quinto hijo de Harry Potter y Draco Malfoy. Estamos en problemas y te imploramos tu ayuda. Salva a nuestros papás, ayúdalos y dales el don de la vida. Como muestra de nuestra buena voluntad te otorgamos una parte de nuestro núcleo mágico, ayúdalos por favor.

La esfera se tornó blanca y de ella emergió una figura negra como la noche. No se le veía la cara y levitaba entre ellos sin necesidad de usar la varita. Con lentitud se acercó a Severus y quiso acariciar su mejilla, pero James se lo impidió lanzándole un hechizo.

-Mi hermano no es parte del trato, muerte. Apegate a nuestro convenio y deja a Sev. tranquilo.

La muerte no dejó de mirar a Seveur y con una inclinación ante el pelinegro, el espectro se lanzó hacia el acantilado.

Todo esto fue visto desde lejos por una chica quien lloraba de alegría y tristeza.

-Tranquila, Luna. Cierra los ojos, cariño.- Le decía Pansy quien también lloraba por la supuesta muerte de su amigo.

Luna cerró los ojos y por un momento fugaz quiso que sus sueños fueran mentira porque si se convertían en una realidad, entonces nadie estaría a salvo en este mundo por las desgracias que se avecinaban para todos ellos.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

No sé si fui lo suficientemente práctica y nada sutil con esto, pero...

Los prefectos que vimos en los primeros años de Hogwarts de los chicos son hijos de Harry Y Draco en la realidad del Señor X (o sea Draco) en el futuro.

Empezando el lunes con otra revelación jeje

Gracias y adiós. ❤️

Chapter 26: Señor X

Chapter Text

Sirius corrió hacia Severus con lágrimas en los ojos.

Su corazón gritaba y su mente no podía aceptar el estado de su amante.

-NO. NO, POR FAVOR.- Gritó sin parar. Se arrodilló frente a su amado y lo tomó en sus brazos. -Por favor, por favor, te lo suplico.- Lo mecia con delicadeza y cerró los ojos. Sus lágrimas nunca se detuvieron. -Por favor, despierta. Despierta y gritame, juro que nunca más me quejaré de tus gritos. Despierta y dime que soy un perro oloroso y que un día voy a sacarnos canas blancas. Por favor, amor, por favor.

-Sirius.- Llamó Remus abatido, pero nadie lo escuchó. Incluso Lucius estaba petrificado viendo el cuerpo de su mejor amigo en el suelo.

Nadie podía reaccionar lógicamente con tantos sucesos al mismo tiempo. Primero Severus sacrificó su vida por Draco y cuando todos vieron como Draco caía por el acantilado, un adulto saltó a su rescate, seguido de una sombra negra que los salvó de la caída y posible muerte de ambas personas.

-Por favor, por favor.- Pedía una vez más Sirius. -Te juro que no volveré a morderme la cola, te diré siempre que rompa los jarrones de la casa y nunca más diré una mentira, pero por favor abre los ojos.

-Tal vez podamos ayudar.- Dijo una voz lejana.

Sirius miró a un chico idéntico a Harry y James. Era muy extraño para su mente procesar todo esto.

-¿Son los antiguos prefectos?- Dijo la chica Pansy, desde atrás.

-No hay mucho tiempo.- Dijo una rubia.

-Severus...- Lloré. -Draco...

Era mucho dolor para tener encima.

-Controla tus emociones, Sirius.- Decía un pelinegro. -Draco y pa...- Paró sus palabras. -Estarán bien, mira.

Con la visión borrosa vi como Harry esperaba justo en el acantilado y, de sus ruinas, un espectro oscuro sostenía con magia negra a los dos hombres que segundos antes habían caído a las profundidades del mar.

Mi corazón se alegró cuando Harry tomó sin pensar a Draco y lo abrazó, colocándolos en un barrera protectora. Pero al ver al hombre en mis brazos, mis lágrimas volvieron con más ganas.

-Nada es lo que parece, querido Sirius.- Me habló una pelinegra.

Todos esos chicos desconocidos para mí caminaron hacia la persona que se había lanzado por Draco, con levitación lo recostaron en unos arbustos y pusieron su atención en Harry.

-Severus te necesita.- Le dijo el castaño a mi ahijado.

Harry estaba temblando, su magia estaba muy inestable y solo abrazaba a Draco con fuerza.

-No puedo ayudar a nadie en estas circunstancias. No tengo el poder para ayudar a Severus.- Me miró con lágrimas contenidas. -No puedo, tío. Estoy un poco....- Las lágrimas siguieron y abrazó aún más al rubio con un sollozo saliendo de sus labios. -Estoy tan cansado.

Para mi consternación y la del propio Harry, los cinco chicos traspasaron las barreras y se acercaron a él.

-Sé que no confías en nosotros.- Dijo el chico castaño. -Pero somos tus aliados, te hemos ayudado por tanto tiempo, que no te pido que creas en nuestra palabra, pero si en nuestros actos. Solo te hemos servido y ayudado desde nuestros años en Hogwarts. Esto es importante pad...Harry, te prometo que volverás con Draco en un segundo, pero necesitamos que actives la marca que le hiciste a Severus hace seis años.

-¿Qué?- Dijo Harry. -¿Qué marca? Yo no hice nada de eso.

-Seguramente no le ha devuelto la memoria.- Dijo la rubia.

-Que lista eres, hermana.- Susurró el rubio. -Claro que no lo ha hecho, esto nunca estuvo en sus planes.

-Por favor.- Suplicó Sirius, mirando al extraño grupo. -Si pueden ayudarme.- Miró directamente a Harry. -Hazlo, por favor, te lo suplico.

-Harry...- Sonó la voz llorosa de Lucius. -Yo estaré con Draco, ve con Severus por favor. Si ellos pueden ayudar, te imploro que confíes en su palabra.

Con pasos aprensivos, Harry dejó a Draco en los brazos de Lucius y caminó hacia Severus y su tío.

Se arrodilló y miró a los chicos.

-No sé que hacer.

-Solo confía en tu magia.- Dijo el pelinegro. -Ella siempre sabrá guiarte.

Con lentitud, Harry colocó sus manos en el pecho de Severus y cerró los ojos. Después de unos segundos, las manos de Harry empezaron a temblar nuevamente. Cuando Harry abrió los ojos, estaba como en un trance. De sus dedos salió parte de su núcleo mágico y empezó a rodear todo el cuerpo de Severus.

-¿Cómo es posible?- Decía Harry mientras veía incrédulamente como sentía que la magia del profesor de pociones volvía. Era casi inexistente, pero el chico podía sentirla regresar conforme avanzaba el tiempo. Miró a los prefectos. -Explíquenlo ahora.- Ordenó.

Los prefectos, que estaban alrededor del hombre mayor, no dijeron nada.

-No puedes obligarnos a...- Empezó a decir James.

-Te borraron la memoria cuando tenías doce años, es por eso que no recuerdas haberle lanzado un maleficio a Severus. Esa es la razón por la cual tiene una oportunidad. Cuando Voldermort lanzó la maldición cayó justo en el corazón y la magia que le lanzarte hace años sirvió como un puente para que rebotara y poder conservar la vitalidad del hombre.

Los hermanos vieron incrédulos al rubio.

-Te mataré.- Le dijo James a Scorpius.

Scorpius lo miró con rabia.

-Estoy hasta el culo de esta mierda. La tapadera se arruinó, James. El Glamour indestructible de papá al parecer sí se podía destruir con un toque.

-¿James?- Preguntó Remus mirando con otros ojos al chico. -¿Papá? ¿Quiénes son realmente?

Justo cuando Scorpius iba a contestar, una tos los interrumpió.

-SEVERUS.- Gritó Sirius mirando la respiración volver al cuerpo del hombre. En el instante en que Harry cayó desmayado un Draco, ya despierto y debilitado, fue a su encuentro.

-Shhh, estoy aquí amor.- Le susurró a Harry. -Estamos juntos, todo está bien. Te amo.- Juntó sus frentes y vio con alegría el cuerpo de su padrino.

Severus abrió los ojos lentamente y lo primero que hizo fue quejarse cuando miró a Sirius.

-Incluso en el infierno me persigues. Lamento mi existencia ahora.

-SEVERUS.- Volvió a gritar Sirius y lo besó con fuerza. Para sorpresa de todos, Severus lo sujetó y lo besó también.

-Pensé.- Beso. -Pensé que nunca volvería verte.- Beso. -tuve mucho miedo.- Susurró lo último solo para Sirius.

-La muerte no podía separarnos tan cruelmente.- Le dijo Sirius.

-Bueeno...- Los hermanos golpearon a Scorpius antes de decir un disparate y el rubio permaneció callado.

-Te amo.- Dijo Severus. -Lamento que tengas que luchar con mi mierda y mi mal humor. No lo digo mucho y tal vez sea porque literalmente estuve muerto por unos minutos, pero quiero que sepas que cada día te amaré más y más.

-Te amo.- Continuó Sirius. -Agradezco mucho este nuevo comienzo a tu lado. Gracias por ser mi ancla y no renunciar a nosotros.

Con otro beso ambos se abrazaron.

Severus cuando se pudo escapar del abrazó de Sirius se quedó atónito cuando vio a los prefectos. En especial al pequeño pelinegro casi idéntico a él ser abrazado por una rubia y tomando la mano de un hombre mayor idéntico a Draco.

Por primera vez en su vida, Severus se rió de las desgracias que estaba viviendo.

-Solo me morí por cinco minutos y todo es un caos. ¿Por qué me sorprendo? ¿Y ellos de dónde diablos salieron?

-Estamos aquí para escuchar eso.- Dijo Tom acercándose un poco más a la escena.

-Todo es muy confuso. Debemos esperar a que despierte el hombre, ya que estoy seguro que los chicos no querrán decir nada.- James miró a Tom con anhelo. Habían pasado tantos meses. Tantas cosas en tan poco tiempo. Pero desgraciadamente sabía que no era el momento ni el lugar.

Aunque no podía desperdiciar la oportunidad.

-Gracias por alertarme sobre Hogsmeade.- Miró a Tom con una sonrisa. -Pudimos evacuar a todos, segundos antes de la explosión.

-No hice nada. Voldermort destruyó el pueblo.

-Pero no lastimó a ningún animal, persona o ser vivo del pueblo y eso fue gracias a ti.- En un susurro le dijo. -Me alegré tanto de ver tu Patronus, aunque haya sido tristemente en estas circunstancias.

-James.- Casi flaquea Tom. -No es el momento, hay muchas incógnitas que necesitan de tu atención.- Miró al chico que al parecer también se llamaba James y era una mezcla aterradora de James y Harry. -Tu tiempo debe ser utilizado para cosas importantes.

-Tú eres importante.- Tocó su mejilla. No pudo evitar acariciar al hombre. -Pero entiendo lo que quieres decir. Tal vez luego de que todo se aclare podamos tomar algo, aún me debes ese café.

Tom no lo soportó. De verdad lo intentó, pero su cuerpo no pudo reaccionar a la negativa y tomó la mano de James para acercarla a sus labios y colocar un suave beso.

-Un café podría funcionar.- Dijo la promesa al aire.

Ambos sonrieron con tristeza y se centraron en la escena delante de ellos.

Había muchas cosas que exigían una explicación.

Y todo comenzaría con interrogar al hombre que aún no despertaba.

Cada persona en ese lugar, sin decir palabra, hizo un círculo y rodeó al hombre y a los prefectos.

-No desconfiamos de ustedes.- Empezó a decir Lucius.

-Pero.- Siguió Remus.

-Comprenderán que hay muchos cabos sueltos.- Siguió Sirius.

-Y esta vez.- Exclamó James.

-Nadie se irá.- Continuó Severus.

-Hasta que todo se haya esclarecido.- Siguió Harry con una voz ronca despertando en los brazos de Draco.

Con un intento de fuerza y poca energía, todos los presentes rodearon a los extraños y levantaron sus varitas hacia ellos.

-De aquí nadie sale hasta resolver esto.- Concluyó Draco abrazando a Harry y diciéndole que todo estaba bien.

-¿Qué diablos? Tanto drama y problemas al mismo tiempo afectan mi piel.- Dijo Blaise.

-¿Quieres irte?- Preguntó Pansy en voz baja.

Blaise miró con molestia a su mejor amiga.

-Aunque me ofrezcan millones de galeones, yo no me muevo de aquí hasta entender esta mierda.

Luna sonrió y tomó la mano de Pansy.

Con gratitud y unos ojos llorosos, le dijo.

-Los dragones finalmente se encontraron, eso es muy lindo.

____________________________________________

Cuando abrí los ojos todo estaba nublado en mi cabeza.

"¿Estará muerto?" Escuché preguntar.

"¿Cómo va a estar muerto, idiota? Vimos una sombra oscura salvarlos hace unos minutos"

"Es que tiene mucho tiempo con los ojos cerrados, yo solo tengo los ojos cerrados cuando duermo y cuando tengo un orgas....AHHH, me callo"

Las voces eran un remolino en mi mente, pero lo único que mi vista conectó fue a un par de ojos grises idénticos a los míos a un par de metros lejos de mí.

Suspiré pesadamente y tuve que hacer la pregunta más estúpida que había hecho desde que llegué a este mundo. Toqué mi cara, que ya no tenía máscara ni Glamour y hablé.

-¿Ustedes me ven?- Mi voz sonó ronca.

-Oh, te vemos, te vemos bien.- Dijo Severus.

Miré al hombre sin emoción. No me sorprendía que estuviera bien.

Después de todo yo fui el que le dio el hechizo al Harry de doce años y lo obligué, con el Imperius modificado por mí, para que se lo lanzara a Severus cuando estaban en su primer año en busca de la piedra filosofal.

-Me refiero a ¿si me ven sin mi Glamour?

-Oh, mira que pregunta más inusual.- Contestó Blaise. -¿Quieres saber si vemos que eres una versión adulta y sexi de mi mejor amigo? Sí. Ahora mi pregunta es: ¿Quién eres?, ¿Por qué hay tres de ustedes?, ¿Por qué hay un Draco joven y uno Adulto y además un chico aún más joven que es idéntico a Harry y Draco si tuvieran un bebé?

Eso llamó mi atención y de un solo golpe me aparté de ellos. A pesar de que me estaban apuntando con sus varitas mo me importó en lo absoluto. Me apresuré, tomé a Blaise y apreté la mano del moreno para que me mirara.

-¿Cómo que un tercer Draco?- Mi mente aún no estaba lúcida y tenía dificultad para estar de pie.

-Oye, rubio mayor. Tal vez seas igual a mi amigo, pero me estás lastimando y el único dolor que acepto es en la habitación y de mi novio.

-Papá.

La voz de Scorpius llamó la atención de todos.

Miré a mis hijos sin medir mis emociones. Habían estado detrás de mí sin salir del círculo que aparentemente nos estaba rodeando.

-¿Dónde están sus protecciones?- Les gruñi. Los Glamour eran muy importantes, se habían convertido en una segunda cara para nosotros, el hecho de que hayan dejado que los vieran como realmente eran me tenía dando dolor de cabeza.

-Bueno, es algo gracioso.- Empezó James.

-Tuvimos que llamar a Muerte.- Dijo Casiopea.

-Lo lamento.- Me miró Severus con esos ojos que me hacen querer encerrarlo en una jaula de cristal para que el mundo no lo toque. -No tuvimos elección, iban a morir ambos si muerte no los salvaba.

-Iba a usar mi varita.- Me molesté. -Acaban de arruinar muchas cosas.- Miré a James. Mi primogénito me miraba aceptando su error y mi mierda. -Maldita sea James, sabes lo que sucede cuando muerte aparece y ve a Severus.

-No nos vengas con tu mierda Papá, si alguien arruinó todo en un principio fuiste tú, cayendo como héroe para salvarte a ti mismo. No creí que tuvieras sangre de Griffindor en tus venas.

Miré al único que me ponía cara y me decía las cosas a la cara.

Scorpius.

Mi adorado y pragmático hijo. Era una copia exacta de mí, pero tenía el carácter de Harry.

-No intentes aparentar que mi decisión de actuar en consecuencia es la razón por la cual ustedes salieron de nuestro escondite.

-Salimos a defenderte.- Se quejó James.

-Tuvimos que usar a Muerte porque las probabilidades....- Empezó Casiopea, pero la interrumpi.

-No me hables de probabilidades a mí, sé cuales son las probabilidades de cada paso que he dado por años. Pero esto...

Esto no lo tenía en mis planes. No sabía que Voldermort lastimaria a Draco. No sabía que iba a caer, tampoco sabía que Harry no estaba tan cerca para ayudarlo. Actué por impulso y fracasé terriblemente.

Mis planes. Todos mis planes estaban arruinados por este acto de vanidad. Quería que Draco no se lastimara, quería que tuviera otra oportunidad, yo quería que todo terminara, pero no de esta forma.

Mi respiración empezó a volverse errática y no podía tener suficiente oxígeno.

-¿Papá?- Se asustó Luna.

-¿Está...?

-Oh, mierda.

No podía escuchar más allá de un zumbido en mis oídos y mis rodillas flaquearon.

-Está teniendo un ataque de pánico.- No sé quién lo dijo, pero no tuve la fuerza de contradecir sus palabras.

Habían pasado años desde que no experimentaba un ataque, mi cuerpo no me respondía, las manos empezaron a temblarme y las lágrimas caían sin poder ordenarles que se detuvieran. Mi corazón latía a mil y se me cortó la respiración.

Todos mis planes, todo lo que he construido y todas las esperanzas que había puesto en este mundo los últimos dieciséis años se fueron a la mierda.

Antes de derrumbarme sentí un tacto en mis dos manos, pero no tuve la energía para levantar la cara.

-Respira lentamente, papá.- Escuché la voz de Severus.

-Cuenta hasta diez y respira más lentamente cada dos números.

Esa voz.

Levanté la cabeza y vi a Draco frente a mí. Con sus manos colocadas en mi mano derecha y mi hijo sujetando mi mano izquierda, el zumbido empezó a calmarse.

-Cierra los ojos y ve a un buen lugar. Un lugar que te de felicidad.- Seguía el joven rubio.

Era tan absurdo. Yo tenía casi cuarenta años y aquí estaba, escuchando los consejos de mi versión más joven.

Cerré los ojos y la vida con mi familia volvió rápidamente a mi mente.

James jugando con sus carros voladores.

Casiopea con sus libros de colores sentada en el árbol.

Scorpius con su Nimbus diez mil volando cerca de James.

Luna siendo rodeada por mariposas y, al parecer, cada animal de la mansión.

Y Severus....mi hermoso hijo siendo dormido por Harry.

Lloré, me da vergüenza admitirlo, pero solté su agarre y coloqué mi palma en mi frente para tratar de tranquilizarme. Esa imagen era tan real, la había vivido hace tantos años que ahora parecía un sueño lejano y no mi antigua vida.

Nadie dijo nada por mucho tiempo, lo cual agradecía mucho. Mis hijos se sentaron a mi lado y se quedaron ahí para darme apoyo emocional.

Me sorprendió que Draco también se quedara.

Cuando finalmente abrí los ojos, miré a mis hijos. Ellos no tenían la culpa de mis acciones y fui duro con mis palabras.

-Lo siento.- Les dije. -Ustedes solo intentan ayudarme y aquí estoy actuando como un hijo de puta.

-Lamento mis palabras.- Dijo Scorpius. -Soy el peor.- Un ligero temblor en sus labios me demostró que mis palabras le habían afectado más de lo que quisiera.

-Eres increíble.- Le dije tocandole la mejilla. -Mi más lindo tesoro.- Los miré. -Todos ustedes.

Mis hijos se acercaron para abrazarme, pero los detuve en el último segundo. Aún me sentía entumecido e incómodo y pese a que solo quería recostarme con ellos y olvidarme de todo, aún había un asunto que atender.

Miré a mi alrededor y veía como teníamos una audiencia que, aunque habían bajado sus varitas, estaban esperando una respuesta de mi parte. Me levanté con lentitud y no miré a nadie excepto a Draco, quien estaba al lado de Harry.

Como siempre.

Antes de decir algo, Harry me interrumpió.

-Draco, tu Draco adulto dice groserías, nunca pensé escucharte decir palabrotas.

-Cariño, eso no importa en este momento.- Le dijo en cambio.

Susurró un poco, pero lo pude escuchar.

-Tiene una cicatriz en su ojo.

-Sí, sí tiene una cicatriz, Harry.- Le dijo Draco. -Déjame hablar a mí, amor.

Se volvió a enfrentar a mí y trató de parecer natural.

-Supongo que ninguno necesita de presentaciones.

Reí con sarcasmo.

-Supongo que no.

-Pero las haré de todas formas.

-No esperaba menos.- Le dije.

-Soy Draco Lucius Malfoy Black.- Se presentó.

-Sé perfectamente quien eres.- Le dije.

Draco me miró mal.

-Estoy esperando. Preséntate correctamente, por favor.

Tal vez sea porque estaba al borde, pero no recordaba que mi actitud de joven fuera tan mandón y eso me hizo defenderme.

-Nadie me dice que hacer, niño.

-Cuidado.- Harry estaba detrás de Draco, su calma se había ido. -Mi chico te ha hecho una pregunta.

-Si no la quiere contestar, nadie lo va a obligar.- La voz de mi hijo James salió detrás de mí. Sus hermanos rápidamente se pusieron a mi favor, uno al lado de otro con sus varitas en mano -No eres nadie para ordenarle cosas a mi padre. Mide tu tono cuando hablas con él, te ha salvado la vida más veces de las que puedes imaginar.

Harry se quedó sin aliento cuando vio más de cerca a mis hijos. Draco estaba igual, veía a Scorpius y a Severus sin pestañear. Harry veía más a James, Luna y Casi.

En un susurro, Sev. me dijo: -¿Uso el escape O?

El escape O. Quería usar el hechizo Obliviate, lanzarlo y tener tiempo para escapar. Tal vez funcionara. Tal vez sería una buena forma de salir de este desastre.

Cuando vi como mi pequeño hijo tocó su collar para invocar a ese espectro, lo detuve con la mano tapando el objeto que colgaba en su cuello.

-No somos cobardes, nunca lo hemos sido.- Dije en cambio.

Severus me miró y asintió. Todos mis hijos suspiraron y se prepararon para lo que sea que yo haya decidido.

Luchar.

Huir.

¿Cuál era el camino que debía seguir ahora?

Lady Magic nunca me advirtió de esto.

Tal vez era una prueba.

Tal vez este era el momento de no llevar toda la carga sobre mis hombros y conseguir ayuda externa.

Miré al rubio frente a mí y al castaño a su lado. Su presencia juntos me daba tantos recuerdos dolorosos que era imposible no tener sentimientos de envidia por su cercanía. Con pasos lentos me acerqué más a Draco y lo encare.

Tal vez todo se fuera a la mierda después de esto.

Tal vez las cosas que tenía planeada meticulosamente ya no tuvieran valor.

Pero hay algo que nunca iba a dejar de hacer: confiar en mí mismo.

-Permiteme presentarme.- Vi a Tom y James quienes estaban con caras anonadadas. -Ellos me llaman el idiota X. Sin embargo, tu puedes llamarme Draconis Lucius Malfoy Potter-Black.

Cuando esas palabras salieron de mi boca, todo tuvo más peso.

La pregunta que volaba entre nosotros salió a flote.

-¿Quién eres realmente?

Suspiré. Casi veinte años de preparación, de extrema precisión botados a la basura.

-Soy tu versión adulta casi veinte años en el futuro.

Nadie dijo nada por lo que pareció una eternidad.

-Creo que eso ya me quedó claro.- Dijo Draco mirándome sin pestañear. -Lo que quiero saber es ¿Qué haces aquí, ¿por qué siquiera estás aquí?

-Es una larga historia.- Miré a mis hijos. -Tal vez demasiado larga.

Tom y Harry sin ponerse de acuerdo, empezaron a hechizar pequeñas piedras para convertirlas en el triple de su tamaño, una para cada persona de ese lugar.

Todos tomaron asiento, excepto mis hijos, Draco, Harry y yo.

Harry se acercó y me encaró por primera vez.

-Te sugiero que empieces a hablar.

-Padre.- Bella me miró. Cuando nuestras miradas se encontraron ella solo asintió en silencio. -Es la hora.

Agarrando aire, Miré a Draco.

-Todo comenzó en la torre de astrología....

____________________________________________

Espero les guste.

Dios mío me tenían mal con Severus, no aguantan una bromita😭

A partir de aquí se hablará de la vida de Draco y Harry en el universo del señor X, así que espero poder escribir bien esa parte.

Feliz lectura 💜

P.d. Siganme en ig: Maripaz_Arjona/reseñas para llegar a los 1300💙

https://www.instagram.com/maripaz_arjona?igsh=MWF4NjF6bDRldzhobA==

Chapter 27: Nuevo comienzo

Chapter Text

-No vayas a estresarte, mantén la cabeza en alto y hazme sentir orgulloso, Draco.- La voz de mi padre resonó en mi cabeza.

-Lo haré padre, ya debo irme.- Miré como todos los chicos ya estaban subiendo al tren que nos llevaría por primera vez a Hogwarts.

-Ten un buen año, no causes problemas.- Se despidió el Malfoy antes de darle la oportunidad a su esposa de despedirse también.

Draco permaneció intacto, a la espera de su madre.

-Cuídate, cielo.- Narcissa se acercó para darle un beso en la mejilla y antes de retirarse le susurró en el oído. -No lo arruines pequeño idiota, no seas una vergüenza para nuestro apellido.

Años atrás su voz me causaba escalofríos, pero desde hace mucho tiempo he perfeccionado mi máscara sin emociones. Solo la miré y antes de que mi padre se diera cuenta, le enseñé el dedo medio.

Lo sé, no era el comportamiento de un hijo de once años hacía su madre, pero si dicha madre era un demonio cuando papá no estaba, entonces todo el mundo me comprendería.

Desde mi nacimiento se me ha obligado a ser perfecto y encajar en los estándares sociales que debe tener un sangre pura, para que mis padres estuvieran orgullosos. La diferencia era que Lucius Malfoy aún tenía algún hueso de empatia hacia mí y siempre me decía que debía esforzarme para conseguir lo que quería. Sin embargo, mi madre era otra historia.

"No estás derecho"

"Habla sin trabarte"

"No pierdas el tiempo en niñerías como pintar un tonto árbol"

"No me avergüences"

Y mi favorita.

"El internado era una mejor opción"

Pero todos sus comentarios, todos los desprecios y todas sus acciones escondidas por fin quedarían en el pasado por casi un año. Hogwarts era más que una escuela para mí. Era la oportunidad de tener paz y tranquilidad y lograr ser yo mismo.

-Cuidado por donde vas, pequeña ardilla.- Un pequeño empujón me sacó de mis pensamientos y me hizo girar mi cabeza a la persona que me empujó y me alejó de la cabina que iba a ocupar en el tren.

Era un chico pelirrojo.

-Hola.- Dije. -Podemos estar juntos y viajar a Hogwarts si quieres. Yo no tengo problemas.- Intenté decir, pese a que él había sido el grosero que me empujó.

-No lo creo. Mis amigos ya van a venir y queremos esta cabina.

-Ron, ¿dónde estás?- Dijo un voz.

-Por aquí, Harry.

Ese nombre me hizo voltearme para ver al chico de manera correcta.

Harry.

Harry Potter.

Mi corazón latía rápidamente de la emoción.

Todos sabían quien era el niño que vivió.

Incluso mi madre, cuando ocurrió la caída del Lord, aceptó que era algo impactante y poco creíble que un bebé le ganara al mago más poderoso del mundo.

Yo solo podía sonreír a mi yo del pasado cuando recibí la carta y ansiaba mucho conocerlo.

-Aquí hay una cabina sola, intenté decirle a Malfoy que ya la había tomado, pero cruzamos y me empujó.

Eso hizo eco en mi cabeza.

¿Qué yo había hecho que...?

¿Siquiera me conoce? ¿Quién le dijo que yo era un Malfoy?

-Eso no es....

-No me parece bien que te impongas ante Ron solo porque tengas más dinero que nosotros, Harry también tiene mucho dinero, acaba de comprarnos todo el carrito de dulces y por eso queremos la cabina grande. El clasismo es tan anticuado que irradia en lo patético.- Decía una chica, quien se puso a su lado a media conversación.

Miré a Harry y un peso cayó sobre la boca de mi estómago.

Esa mirada.

Yo conocía perfectamente esa mirada. La veía todos los días en la cara de mi madre. Era una mirada de crítica. Estaba juzgandome sin ningún derecho de explicarme o defenderme.

Le estaba creyendo al otro chico.

Ese gesto me hizo levantar mis defensas y arremeter. Si bien, el castaño no me había hecho nada, tampoco le iba a dar la oportunidad de hacerlo. Yo era un Malfoy, nadie podía ser más ácido y áspero en sus palabras que yo; después de todo, había aprendido de dos grandes maestros.

Miré a la chica.

-El clasismo es lo que rige este mundo, lamentablemente para ti, niña tonta.- Le di una mirada poco asombrado. -Ya lo notarás cuando lleguemos a Hogwarts, yo me encargaré de eso. Te darás cuenta que no solo la inteligencia te ayudará a escalar a la cima, sino que también lo hará la clase social, la cual seguro no tienes.- Ahora fue el turno de mirar al pelirrojo. Le di una barrida rápida con los ojos y chasqueé la boca. -Debería haberme dado cuenta de quien eras mucho más rápido. Mi error, lo siento. Esa ropa usada y ese cabello tan despeinado. Debes ser un Weasley.

Harry se cruzó en mi vista.

-Eres Harry Potter ¿cierto?- Le pregunté sabiendo la respuesta, esa cicatriz era inconfundible. Él asintió. -Estos chicos no son buenos para ti. Permíteme presentarme, soy Draconis Malfoy.- Le tendí la mano.

Quería decirle que no tuve la culpa de sus acusaciones falsas. Quería decirle que nunca empujé a nadie y que ellos empezaron a criticar y juzgar mi presencia como si fueran mejores que yo, quería decirle muchas cosas, pero una rápida mirada de molestia de su parte, me calló.

Harry no tomó la mano que le había ofrecido. En su lugar, me miró serio y dijo.

-Yo puedo elegir a mis amigos propiamente, gracias igual, Draco.- Su voz Quería sonar autoritaria, pero el ligero temblor en sus labios me hizo reconocer que no quería decir eso y que seguramente los chicos a su lado ya lo habían predispuesto a escoger un bando.

Gran error.

Lamentaba que fuera el caso. Su mirada me decía que estaba pidiendo ayuda con todo lo que estaba sucediendo, pero tristemente para él, yo no me caracterizaba por ser bondadoso.

No con una madre como la mía.

-Espero que no te muerdas tu propia cola después, Potter.- Y sin más, bajé la mano tendida y me marché, sintiendo como me temblaba la boca y me tuve que morder la mejilla internamente para que mis emociones no me ganaran en esta situación.

Tonto Potter. ¿No podía ver que esos chicos no querían estar con él? Bien, que lo descubra por sí solo.

-No me importa.- Dije en voz alta.

-¿Estás hablando solo? Pansy, mira. Creo que encontramos a nuestro tercer compañero de viajes para llegar a Hogwarts, es un loco que le habla a la nada.- Dijo un moreno en la cabina con la puerta abierta. Tenía una sonrisa por mi molestia. Lo odié de inmediato.

La nombrada chica rodó los ojos y le sonrió a Draco.

-Aún nos queda un asiento, cuando dejes de hablar solo, como un loco, puedes unirte a nosotros.

Miré a los chicos frente a mí y pensé en los otros dos con los que había hablado antes. Este era el momento de saber si eran iguales a ellos.

-Sí.- Dije seguro. -Gracias. Un gusto, soy Draco.

-Yo soy el increíble Blaise y ella es la fantástica Pansy.

Justo cuando iba a entrar al compartimento, un sentimiento de ser visto cruzó en mi cuerpo y giré la cabeza.

Harry me estaba mirando. Antes le hubiese sonreído o despedirme con la mano, pero el hecho de que no haya confiado en mi palabra y que haya creído ciegamente en las mentiras del Weasley me hizo devolverle una mirada hostil que, a juzgar por la reacción que tuvo, pensó que lo odiaba.

Bien, mejor que pensara eso y que no viera las ganas que, de manera tonta, tenía por conocerlo.

Así era mejor.

Este año iba a tratar de alejarme completamente de esos tres.

__________________________________________

El primer año fue un poco raro.

Veía como el favoritismo se inclinaba en Harry, desde Dumbledore siempre dándole puntos que no merecía a Griffindor, hasta que todos le rendían honor por levantar un simple lápiz. Sin embargo, para mi sorpresa, no me molestó.

Me molestaba que los otros dos quisieran tomar el apellido de Harry y atribuirse un poco de su gloria a ellos.

-¿No sabes de quienes somos amigos?- Dijo Ron un día cerca de las vacaciones de diciembre. -Si no me ayudas con mi tarea no podré irme con mi familia.

-Pero...- Decía un apacible Lombottom. -Le dijiste a Harry que te quedarías.

-Cállate.- Decía Hermione. -Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas.

-Eso no es asunto tuyo, ¿vas a hacer mi tarea o no?

-¿Por qué no te ayuda Hermione?

-Ella está muy ocupada ayudando a Harry.

Eso era mentira. Yo veía como Harry se esforzaba en la biblioteca hasta el toque de queda y trataba de entender este mundo del cual no sabía nada hasta que tenía once años y le había llegado su carta.

-Van a pelear.- Decía Blaise a mi costado.

-Vamonos de aquí antes de que...- Iba a decir Pansy, pero mi mal humor interrumpió su idea.

-¿Por qué mejor no usas el cerebro y tratas de hacer tu estúpida tarea? Hasta un niño de ocho años puede escribir la diferencia entre un Dragón del norte y uno del oeste.

Los tres chicos se voltearon y vieron nuestra presencia.

Ron se puso rojo.

-No te metas, Malfoy. No me importará que Harry nos dijera que no discutieramos contigo, te dejaré ese perfecto rostro hecho una mierda.

-Quiero ver que intentes tocarme un solo cabello.- Lo reté. -Solo inténtalo.

-Por favor, no....- Decía Nevill.

-Eso es amigo.- Lo calló Blaise. -Que sepa que no se debe meter con una serpiente.

Ron y yo nunca nos hemos caído bien desde nuestro viaje en el tren y eso, con el pasar de los meses, nunca cambió. La clasificación en diferentes casas generó que la riña fuera más intensa por los compañeros de Griffindor y Slytherin y siempre me causaba molestia que se viera como el mejor amigo ante todos cuando la realidad era que solo estaba con Harry por conveniencia.

El idiota no lo sabía. Creía que sus amigos eran buenos y que Griffindor era su verdadera casa por excelencia. Infundado por todas las tonterías que le decía el director, Hagrid y varios en la escuela, eso hizo que los sesgos de Harry por mi casa aumentaran negativamente.

Cuando Ron levantó su varita hacia mí, no lo pensé y le mandé un contra hechizo que hizo que volara por los aires.

Eso lo vio un Harry asustado que estaba llegando.

-¡Ron!- Corrió hacia él. -¿Estás bien, amigo?

Ron exageró sus movimientos y puso cara de dolor.

-Te dije que no podías confiar en Malfoy. Mira lo que me hizo. Lo acabas de ver lastimarme.

-Él empezó, Potter.- Me defendió Pansy.

-Así es, Draco solo quería ayudar a....

-Siempre quieres lastimar a Ron.- Dijo Harry. -Yo quería que todos nos lleváramos bien, pero al parecer tu odio hacia su familia puede más que todo.

Lo admito, me dolió. No me molestó lo que dijo de mi odio. Era verdad al fin de cuentas. Me molestó que era la segunda vez que no escuchaba las dos versiones.

Puse mala cara y me acerqué a mis amigos.

-Vámonos. La cara rajada ya llegó para ser el gran caballero blanco.- Dije con sarcasmo.

-Draco.- Me llamó Nevill. Con una sonrisa de vergüenza me miró. -Gracias.- Miró al trío de oro y luego a mí. -Yo hablaré con Harry, le explicaré...

-No me importa.- Lo callé. Si el chico quería seguir ciego ante las actitudes de sus amigos, eso no era asunto mío.

Sin más, me fui a mis clases. Severus era un cascarrabias cuando llegábamos tarde a pociones. Vi mis clases, obtuve puntos para mi casa e ignoré a Potter todo el día.

Justo cuando me disponía a subir a mi cama, ya que era la hora de dormir, una pequeña hoja se deslizó en mi puerta. Al tomarla y leerla me dio mucha rabia admitir que sonreí como un idiota.

"Disculpa mis palabras. A partir de ahora siempre escucharé tu versión, Nevill habló conmigo. Lo lamento, Draco"

Sin firma. No la necesitaba.

Esa noche dormí muy bien.

Luego de eso, llegaron muchos problemas como Trolls en el castillo queriendo causar desatres, toques de queda quebrantados y un Harry herido que pasó días en la enfermería.

Pronto volveríamos a casa por las vacaciones, pero con ayuda de mis amigos logré meterme en la enfermería y verlo. Estaba dormido y tenía miles de chocolates y regalos por todo el lugar.

-Siempre quieres dártelas de héroe.- Lo regañé. -No ves que es peligroso.- Le pasé la mano por su enredado cabello. -Idiota, si te lastimas, yo te lastimaré a ti.

Pensé en mi hogar. Pensé en que volvería a ver a Narcissa y en lo mucho que eso me afectaría emocionalmente, pensé en las exigencias de mi padre y en el poco tiempo que tendría para divertirme, pero al ver a Harry y lo delgado y pálido que estaba, supuse que ambos teníamos problemas.

-De seguro tú la tienes más difícil ¿cierto?

Sin más, le coloqué mi regalo en sus manos y me fui.

Antes de salir de ese lugar me giré.

-Hasta el otro año escolar, Harry. No te mueras, por favor.

Cuando la puerta se cerró, Harry abrió los ojos y apretó el regalo. Eran sus chocolates favoritos. Nadie lo sabía. Bueno, al parecer solo una persona.

Sonrió y abrió el chocolate de fresa con coco.

-Hasta el próximo año escolar, Draco.

____________________________________________

Cuando conocí a toda la familia Weasley en la tienda del tonto Gilderoy Lockhart, supe la razón del comportamiento de Ron.

La madre era una víbora.

Y no como la mía, que con su elegancia y porte me hacía sufrir emocionalmente para ser perfecto. La tal Molly era una mujer con deseos de escalar rápidamente en nuestra sociedad. La historia que sé de ellos es poca, pero hasta un pobre niño sabe que si traicionas a un sangre pura y rompes un acuerdo entre dos familias, estás traicionando a medio mundo mágico, ya que al ser traidores de sangre ellos nunca volverán a formar parte de la escala social adecuada.

O eso pensé, hasta que vi como empujaba a su pálida hija hacia Harry.

El pobre cara rajada se veía incómodo, así que cuando vi como mi padre y el de Ron empezaron a pelear, fue el momento indicado para sacarlo de ahí. Lo tomé del brazo y lo llevé hacia un lugar sin tantas personas. Cuando estuvimos en un rincón de la librería, el chico por fin tomó un suspiro de alivio.

Me miró y me dedico una pequeña sonrisa.

-Gracias.

-No hice nada.- Dije sin emoción.

-Gracias por los chocolates.- Dijo luego.

No tuve tiempo ni de ponerme rojo de la vergüenza, cuando mi padre me llamó para irnos. Con pasos rápidos me alejé de él.

-Nos vemos en la escuela.- Le escuché decir.

Esas fueron sus últimas palabras directamente hacia mi persona, ya que cuando volvimos a Hogwarts las cosas se volvieron más difíciles.

Me uní al equipo de Quidditch por la presión de mi madre. Según sus palabras:

"Un Malfoy siempre debe estar en primer lugar, intelectual y deportivamente. Que bochorno que mis amigas hablen de que  Potter sea el más joven en estar en el equipo. Este año tú serás de quien hablen. ¿Está claro?"

Y aquí estaba, con un uniforme que me quedaba grande, la mejor escoba que el dinero puede pagar y una actitud mezquina para el grupo de Griffindor.

-¿Crees que la Nimbus que te compró tu padre le ganará a Harry?- Dijo Ron.

-En Griffindor se ganan su puesto por su talento, no lo compran como lo hiciste tú.

Respiré lentamente y pensé en todas mis vacaciones, en como no paraba de entrenar, de dormir poco y comer hasta vomitar mientras volvía a entrenar, una y otra vez. No iba a permitir que viniera esta chica y desmeritara por completo un trabajo de meses en los que no pude ver a mis amigos porque estaba entrenando.

No presté atención a mi ira y estallé.

-Nadie pidió tu opinión, sangre sucia inmunda.

Harry sin dudarlo me empujó. No lo suficiente para caerme al suelo, pero si lo necesario para dar algunos pasos atrás.

-Creí que habías cambiado.

Lo miré con reproche.

-Yo creí que ahora escuchabas las dos versiones. No me extraña que casi fueras expulsado.- El rumor crecía como la espuma.

Se quedó de piedra, consolando a Hermione.

-Mi error. Nos vemos en el campo.

-Suerte, la necesitarás.- Ambos nos dimos la vuelta en diferentes direcciones.

Perdimos el juego.

"No me extraña viniendo de ti" leí la carta de mi madre y lo arrugué sin pensar.

Gracias a Merlín que nadie se estaba burlando de mi derrota, estaban más ocupados en creer que Harry era el descendiente de Slytherin y que pronto se abriría la cámara de los secretos.

-Es muy raro.- Decía el tal Goyle. -¿Sabes algo, Malfoy?

-Solo lo que te dije ayer, amigo.

-¿Podrías repetirlo? Sabes que soy muy torpe.

-Claro.- Me acerqué a él y con una sonrisa fingida, los congele con mi varita. -Yo nunca he hablado con ese par de idiotas.- Miré a Crabbe. -Patético. De verdad que eres patético, Weasley.- Ahora fue el turno de ver a Harry en el cuerpo de Goyle. Con lástima en mi cara le dije. -Veo que tú y yo nunca podremos ser amigos ¿en serio desconfías tanto de mí? Ingenuo. Seguramente, tus amigos te metieron veneno en la cabeza. No me extraña que seas el títere del viejo.

-No soy títere de nadie.- Dijo Harry escapando de mi hechizo, lo cual me dejó impresionado. Era un hechizo fuerte. -¿Qué quieres que piense? Insultaste a mi amiga. Siempre menosprecias a Ron y todos saben que tu familia es oscura y que tienes algo que ver con la cámara. Disculpa por pensar que todo apunta a ti.

-Claro, y el gran Harry Potter debe salvar el día otra vez. Que poético.- Lo miré con rabia. Pensé que este año sería diferente, pensé que ambos podríamos tener una conversación tranquila sin llegar a las discusiones. Quería que él viera que nuestras peleas son causa de terceros, pero si quería pelear conmigo, yo le daría la oportunidad. -Aléjate de mí y no vuelvas a dirigirme la palabra. ¿Quieres seguir ciego? Bien, ese no es mi problema. Vete antes de que lance a toda la sala común de mi casa sobre ti.- Le sonreí y miré a Ron, quien seguía congelado. -Ya quiero saber que le harían a tu querido amigo si descubren que un traidor de sangre está de polizón en Slytherin.

Harry me miró un largo rato. Veía decepción en sus ojos, pero no me importó.

Yo siempre veía esa mirada de la mujer que me dio la vida, y siempre le he devuelto la mirada con orgullo. La mirada de Harry no me haría sentir mal, a pesar de que el corazón me estuviera latiendo muy rápido.

El chico, de nuevo para mi consternación, desbloqueó el hechizo y cuando Ron volvió a moverse iba a enfrentarse a mí, pero Harry lo agarró del brazo.

-Vámonos.

-Pero él...

-Ya no tenemos nada que hacer aquí. Vámonos.- Volvió a ordenar. El Weasley no tuvo otra opción que seguirlo.

En el segundo en que se fueron corrí a mis aposentos y le envié una carta a mi padre. Cuando recibí su respuesta, un mal presentimiento quedó en todo mi cuerpo.

"Eso no es asunto tuyo, Draco. Si ves algo extraño, no intervengas. Es una orden"

Esas palabras cobraron sentido semanas después cuando se supo que la chica Weasley había sido una víctima de la cámara y Harry la salvó.

Mi mente me gritó que mis padres habían tenido toda la culpa de los horrores que habían sucedido en la escuela este segundo año.

-¿Por qué?- Le pregunté una noche a mi padre. Ya estaba de vacaciones y fui directamente a su oficina en la mansión. -No creo que un tonto libro valiera la pena el pase directo a Azkaban.- Me había contado que él fue quien había colocado el diario en el caldero de la pelirroja.

-Muchas cosas van a suceder, Draco. Sea con mi ayuda o no. Nuestro Lord se levantará de las cenizas y debemos estar listos.

Un frío aire recorrió mi cuerpo ante sus palabras.

-Ha estado muerto desde hace años, padre. Potter acabó con él.- "Gracias a Merlín" pensé para mis adentros.

La sonrisa de mi padre me hizo estar en guardia.

-¿En serio crees que un bebé puede vencer a un Lord Oscuro? Tú solo siéntate y disfruta del espectáculo. La paciencia es el mejor atributo en un sangre pura.

Esas vacaciones no fueron las más alegres que he tenido, ya que en lo único que pude pensar fue en las palabras de mi padre y en lo que eso implicaba.

En algún momento.

Sea pronto o lejano.

Voldermort regresaría.

No sabía que sentir al respecto.

__________________________________________

El tercer año para mí fue el más tranquilo.

Agradecí los pequeños favores. Después de las palabras no verbales de mi padre estaba muy ansioso.

-¿Estás así por los dementores? Supuestamente solo están aquí para encontrar a Sirius Black.- Dijo Blaise.

-Tranquilo, Draco. Sea lo que sea que te esté distrayendo, seguro se resolverá.- Pansy me miraba.

Solo le devolví una sonrisa.

Odiaba admitirlo, pero este nuevo año mi única concentración era Harry.

Todo era muy confuso, pero sabía que algo estaba mal con el cuatro ojos. El único momento en que lo vi dar una sonrisa sincera fue con el nuevo profesor de DCAO y cuando cabalgó al hipogrifo que me mordió.

Tuve un pensamiento tan estúpido, pero mi inconsciente pensó que si esa sonrisa fue producto de mi mordida, entonces recibiría un par de mordidas más para que el idiota no tuviera esa cara de muerto otra vez.

No sé como mis padres se enteraron, pero el hipogrifo iba a ser sacrificado. Intenté convencer a mi padre, pero mi madre dijo que no se vería bien que mi reputación fuera sepultada por un animal salvaje. Les expliqué que había sido culpa mía, pero no me prestaron atención.

El día en que iba a tratar de salvarlo, el trío de oro apareció y rápidamente me acusaron de la posible muerte del animal.

-Espero que estés feliz.- Me dijo Ron.

-No tengo tiempo para tu mierda. Harry yo...- Quería decirle que mi padre iba a venir en cualquier momento, pero Hermione me interrumpió.

-Es un animal indefenso y tus quejidos y malas intenciones van a lastimar al hipogrifo.

-Que tristeza que sea el hipogrifo y no tú.- Lo admitía, había sido una frase dura, pero el golpe que recibí de ella y que no me defendí me hizo pensar que estábamos a mano.

Al final del día, el hipogrifo escapó y me encontré a Harry en la torre de astrología.

-¿Qué haces aquí?- Dije.

-Te seguí.

-¿Y eso para qué? ¿Quieres pelear?

Sin estar preparado, Harry me abrazó por un segundo antes de alejarse.

-Sabía que no estabas ese día en la casa de Hagrid para lastimar al hipogrifo.

Me veía como si supiera algo que yo no, como si me hubiese visto tratar de ayudar, pero eso era imposible. Yo estaba solo ese día.

-¿Qué? No sé de qué hablas. ¿Aún estás preocupado por Sirius Black? Escuché que lo atraparon y se escapó. De seguro tuvo ayuda de alguien ¿cierto, Potter?

Una sonrisa salió de su boca y solo me miró encogiendose los hombros.

-No lo sé, este año pasaron muchas cosas.

-Lo sé.- Lo miré. -Felicidades, supe por los idiotas de tus amigos que ahora haces un Patronus Corpóreo.

-¿Tú no puedes?

No dije nada.

Podía hacer un Patronus, pero cuando lo quería llevar a la parte corpórea me costaba mucho.

-Es difícil para los que son tontos Griffindor que se creen héroes.- Dije con sarcasmo.

Sin embargo, Harry no le prestó atención a mis palabras y se acercó.

-Solo debes concentrar toda tu magia y tu núcleo mágico en los movimientos de tu Patronus. Luego, cuando salga de tu varita con tu recuerdo feliz, debes agitarla hacia abajo y conectar otra vez tu núcleo en el último movimiento para que el Patronus salga con fuerza. Así.

Vi el patronus de Harry. Era un lindo ciervo.

Intenté hacerlo, pero no funcionó.

-No a todos nos sale a la primera.- Me defendí.

-Es cierto. Estás muy tenso.- Sus manos, sin esperarlo, se colocaron en mis hombros, con él atrás. -Respira y relájate un poco. Tu recuerdo feliz hará el resto. Solo cierra los ojos y que tu magia se encargue.

La respiración de Harry estaba muy cerca de mi oído. Con mucha resistencia le hice caso y pensé en mis recuerdos felices.

El día en que fui al lago con mi padre cuando tenía diez años.

El día en que compré mi primera varita.

El día en que recibí mi serpiente blanca, antes de que Narcissa la matara.

Los recuerdos venían y cambiaban con rapidez. Me sorprendió uno en específico que llegó a mi mente y que no pude alejar.

El día en que conocí a Harry.

El día en que recibí la nota de Harry.

El día en que miré sonreír a Harry hacia mí en segundo año.

El día en que me dio las gracias por el chocolate.

Este momento. Este momento que se convertiría en un bonito recuerdo.

El patronus salió con facilidad.

Oh, mierda.

Era una serpiente blanca. Como lo había sido Star antes de que Narcissa decidiera que tenerle cariño a un simple animal era señal de debilidad cuando tenía seis años.

Harry, sin decir nada, también invocó su Patronus y cuando salió su animal, tanto el ciervo como la serpiente empezaron a rodearse el uno con el otro.

Sin saberlo, vi como nuestras caras estaban muy cerca. Mi mirada se cruzó con la de él hasta estar tan juntas que nuestras respiraciones estaban sincronizadas. Mis nervios estaban a flor de piel. No sé por qué estaba tan tímido, pero desvíe la mirada hacia abajo y algo llamó mi atención.

-Tienes marcas en el cuello.

Cuando dije eso, el cuerpo de Harry se volvió rígido y se alejó rápidamente. Tapándose lo más que podía con su túnica me miró.

-Me caí.

Mentira.

Yo reconocía una marca de agresión cuando la veía, porque yo también las tenía a veces cuando algo no le gustaba a mis padres o no era lo suficientemente perfecto. Según mi madre yo necesitaba una lección para no desviarme de mis metas.

-Eso son moretones, Harry.- Luego, mi mirada se volvió más apacible y traté de encontrar las palabras. -¿Tu...tus tíos te agred....?

-Cállate. Lo que pasa en mi vida no es de tu incumbencia.

Eso me tomó por sorpresa.

-No intento ser chismoso o meterme en tus cosas, es solo que se ve doloroso.

-¿Y eso por qué tendría que importarte?

-Yo....

-Estoy bien.

-Creo que...

-Ese es tu problema, crees que puedes opinar y no somos tan amigos como para que intentes meterte en mi vida.

Está bien. Aquí ponía los límites. Sabía cuando alguien ponía defensas para que nadie entrara y Harry estaba haciendo eso, solo que sus palabras me golpearon más de lo que iba a admitir.

-Tienes razón, tú y yo no somos amigos.

En ese momento vi como la comprensión de Harry se reflejaba en su cara e intentó dar un paso hacia mí.

-No, no, espera. No lo quise decir así.

-Solo me diste una clase para mi patronus, no es la gran cosa.

-Draco, espera, lo sien...

-¿Qué? El gran Harry Potter no puede ver a una persona triste porque su sangre Griffindor le impide mirar a otro lado. Sinceramente es patético ver como quieres ser el héroe del mundo mágico todo el tiempo.

Eso hizo que Harry frunciera el ceño.

-Yo no pedí ser el héroe de nadie. Yo nunca quise...- Me miró con rabia. -No es mi culpa que no sepas hacer un hechizo siendo el perfecto y grandioso Draco Malfoy. Todo es tan fácil para ti por tu poder y la posición de tus padres. Yo no tuve ni tendré eso nunca, no puedes juzgarme por no querer hablar de mis problemas cuando nunca has tenido ninguno.

Esas palabras hicieron que mi sangre hirviera. ¿El idiota creía que no tenía problemas? ¿Cómo se atrevía a decirme algo así?

-No te hagas el mártir ahora. Nos ahorraré la despedida. Gracias por la clase, pero ya puedes irte. Y Descuida, no le diré a nadie que estuviste conmigo. El gran niño que vivió no puede ser visto con un Malfoy ¿que dirían tus supuestos amigos si se enteraran? ¿Qué diría Dumbledore? Oh, pobre de ti, Potter. Hasta nunca.

Me giré, dando por terminado esta conversación. Sentía su presencia como un gran peso en mis hombros. Cuando vi como su sombra desaparecía, pude volver a respirar.

-Idiota.- Me regañé. -Idiota, mil veces idiota. Te odio.- Caí de rodillas, con lágrimas en los ojos de la rabia. -Te odio, mis padres tienen razón, solo eres un chico con complejo de Dios porque todo te lo han dado en bandeja de plata. Solo con ver tu estúpida cicatriz te cantan alabanzas y te miran como si curaras la viruela de Dragón.- Sabía que debía parecer un loco por hablar solo, pero no pude evitarlo. -¿Sabes cuantas lágrimas he derramado por cada crítica que me han hecho desde que tengo dos años? ¿Sabes cuántas noches sin dormir he tenido por practicar el Quidditch y mis lesiones? ¡No lo sabes!, no sabes una mierda sobre mí. No sabes que me han golpeado por no decir una maldita palabra correctamente cuando tenía tres años, no sabes que me obligaron a escribir con la derecha y me ataron la mano izquierda por horas a mi espalda porque un perfecto sangre pura es diestro. No sabes que sufro de insomnio por desvelarme desde los diez años para aprender idiomas que no sirven para nada. No sabes que he permanecido parado por horas en el sol con cicatrices en la espalda porque no recité de memoria los trescientos veintiséis ancestros que tiene mi familia, ¿¡A mí que mierda me importa saber cuantos familiares muertos tengo!?- Estaba arrodillado y temblando de la rabia. Harry Potter tenía esa influencia en mí y nunca supe en qué momento le di ese poder. -No tienes idea de lo que implica ser un Malfoy, maldito cuatro ojos. No lo sabes y nunca lo sabrás porque no estás en mis zapatos.

Me quedé por horas en la torre. Cuando ya veía a lo lejos las primeras impresiones del amanecer, decidí que era tiempo de llegar a mi habitación, bañarme y tratar de ponerme un Glamour para que nadie viera mis ojos hinchados. Lo bueno del dinero es que te conseguía cosas. Cosas útiles, como por ejemplo la oportunidad de tener una habitación solo para mí.

Cuando llegué a mi habitación mi cara hizo una mueca extraña al encontrar otra carta, esta vez tenía una pequeña cajita.

Las tomé y cerré la puerta. Cuando abrí la carta quería golpear a alguien, específicamente a alguien con lentes.

"Lamento mis palabras. No quise decir que tú vida sea color de rosa, me encantaría escuchar sobre los trescientos veintiséis ancestros que tiene tu familia"

El hijo de puta me había escuchado.

-Lo mato, yo lo mato.- Dije en un susurro.

Abrí la carta y tenía una pequeña nota. Pero no era solo una nota común. El papel era de color azul intenso. Eso significa que una vez que lea el contenido, la nota se quemará por sí sola para que nadie más pueda leerla. Suspiré y me preparé mentalmente.

Abrí el contenido del papel y dejé de respirar.

"Mi tío me agrede mucho físicamente, es por eso que tengo los moretones, nadie lo sabe, por favor no lo comentes"

Al leer la nota lo único que hice fue acostarme en el piso con el cuerpo cansado y miré el techo.

-Así que ambos estamos jodidos ¿No, Harry? No me extraña que seamos como el día y la noche.

Pero desde ese día, y por el resto de mi vida, mi pecho se apretaba siempre que lo miraba.

A este punto no sabía si era bueno o malo.

__________________________________________

Luego de un par de meses, cuando entramos al otro años escolar, y luego de burlarme en el juego de Quidditch profesional del Weasley, veía como los amigos de Harry no lo dejaban ni a sol ni a sombra. Todos lo veían como algo normal, ya que supuestamente habían visto la marca tenebrosa en el cielo y los mortifagos aparecieron en sus tiendas de acampar.

Mortifagos.

Mi padre posiblemente estaba esa noche en que casi matan a Harry. No quería pensar en eso ni obtener un castigo doloroso por ser curioso. O como dice mi madre "Un niño idiota que mete sus narices en donde no lo llaman"

-Ven Harry, siéntate aquí conmigo.- Llamó la Weasley menor.

"No dejaba a Harry ni para ir al baño" pensaba Draco. Estaba muy seguro que era otra oportunista como lo era su hermano mayor.

Toda la escuela los veía como una linda pareja. Pero yo era más arisco con mis pensamientos.

-Solo quieren la fama que tiene el cuatro ojos ahora que es el cuarto participante del torneo de los tres magos.- Dije en voz alta. -Ninguno de sus amigos, en especial esa zorra de la Weasley, quiere al soquete como realmente es: un chico que solo quiere estar tranquilo en sus años en la escuela. Todos lo acosan y no ven su cara de incomodidad. Están viendo lo mismo que yo ¿cierto?

-Él se lo buscó. Nadie lo mandó a romper las reglas y meter su nombre en el cáliz.- Argumentó Blaise comiendo su pastel de carne.

-No fue él.- Dije seguro de mis palabras. -El pequeño mequetrefe es demasiado moralista para hacer trampa en algo que tenga que ver con el ministerio y sus ridículas leyes.

Ambos chicos me miraron. Cuando sentí sus miradas tan intensamente me giré hacia ellos.

-¿Qué?

-¿Aún sigues enamorado de Potter?- Medio se rió Pansy.

-¿QUÉ?- Grité. -De ninguna manera. Nunca lo he estado.

-Siempre lo has mirado con ojitos de borrego medio muerto. Seguro que tus piojos suspiran por él.

-Primero, no tengo piojos, Blaise. Segundo, no suspiro por nadie. Me da completamente igual si se lastima o no.

-¿Seguro?

-Muy seguro.- Mi mirada volvió a Harry y en como su supuesto amigo le gritaba que era un falso por participar en la competencia.

-No me importa.- Volví a decir, tal vez si me lo repetía muchas veces lo creería. -Harry Potter no me importa.

_________________________________________

Me importaba.

Me importaba que ese ridículo cuatro ojos se estuviera lastimando. Mi cara era de dolor al ver como corría sin descanso y salía herido con algunos rasguños de la primera prueba.

Su varita cayó a un lugar alejado de él y como el idiota que soy me escabullí para buscarla.

-Merlín, me darán el premio al más lamebotas y arrastrado de Hogwarts.- Me decía a mí mismo mientras corría entre rocas gigantes y esquivaba el fuego del dragón para tratar de obtener la varita de la cara rajada y dársela. -Si Pansy y Blaise pudieran verme no me dejarían olvidarlo.

Cuando me caí en una zanja para tomar la varita juré que mis acciones no quedarían impune.

-Me vengaré, juro que vas a pagar por esto, Harry.- Justo en ese momento, el nombrado estaba corriendo hacia mi dirección. Tal vez haya visto que su varita se había caído por ese lugar. Cuando me vio sus ojos se agrandaron, esto debido a mi estado actual cubierto de suciedad. -Ni una palabra o el Dragón no es lo único que te matará.- Estaba a unos metros de distancia y le lancé su varita. -Toma, espero que no seas tan idiota para no ganar esta tonta prueba.

Harry me miró y sonrió.

-Ganaré.- Me prometió. -Solo observame. Te ves muy bien, por cierto.- Harry se fue antes de que le lanzara una maldición.

-Me veo como la mierda.- Dije en voz alta mirando mi vestimenta llena de tierra y barro.

No me sorprendió que haya salido victorioso, me sorprendió que para la segunda prueba el ministro y Dumbledore me hubiesen llamado.

-El señor Malfoy es el que debe ser su objeto preciado.- Dijo Bartemius.

La cara de Dumbledore no me gustó para nada.

-Es un error obviamente. Ambos chicos no se toleran. Es bien sabido por toda la escuela que Harry odia a Draco Malfoy.

Está bien, eso me dolió. Pensarlo era una cosa, pero escucharlo de otra persona ya sobrepasaba mis defensas.

-Si ya terminaron de hacerme perder el tiempo, debo retirarme. Tengo mucho trabajo.

-Claro que sí, Draco.- Dumbledore me despidió, no sin antes escuchar como le decía al ministro. -La magia no siempre es exacta, mi querido amigo. Busca a sus amigos y empecemos la prueba.

No entendía el significado de sus palabras hasta que vi de que trataba la segunda prueba y como Harry sacaba a Hermione y a Ron del agua.

¿Eso significaba que yo era importante para Harry?

No quería darme ilusiones de que nuestra relación pudiera traspasar la barrera del odio y la enemistad, pero que Salazar me ayude si yo no quería ser amigo del cuatro ojos.

Días después me lo encontré en el pasillo solo.

-¿Dónde están tus perros guardianes que impiden que cualquiera te hable?- Pregunté con sarcasmo. En las últimas semanas esos dos no dejaban que nadie se acercara a Harry. Eso me estaba dejando de los nervios. Aún no podía creer como hizo Harry para invitar a una de las gemelas al baile de Navidad.

-Hoy decidí estar un tiempo a solas.- Luego de un segundo dijo. -También quería verte.

-¿A mí? ¿Tienes algún problema conmigo?

-No todo siempre tiene que ser un problema Draco. Solo quería agradecerte por ese día que me diste la varita.- Me encogí de hombros con indiferencia. -También agradecerte que no hayas contado...el otro asunto.- Susurró lo último.

Hablaba de la confesión que me había hecho meses atrás.

-Yo también lidio con mis propios problemas para estar tan concentrado en ti, Potter. No sé de qué me hablas.- Lo vi como si pudiera transmitirle mi verdadero mensaje: tu secreto está a salvo conmigo.

Tal vez si entendió el mensaje porque me volvió a sonreír.

-Bien, entonces supongo que te veré por ahí.- Se dio media vuelta y se marchó.

En otro momento yo iba a tener tiempo para reprochar mis acciones.

Este no era ese momento.

-Harry.- Lo llamé.

-¿Sí?- Se giró rápido.

Quería preguntarle si era verdad que yo iba a ser el que ocupara el puesto de Granger y el Weasley. Quería preguntarle si su tío volvió a lastimarlo y también quería saber si yo podía hacer algo para ayudar.

Pero no hice nada de eso.

-Tus...digo, más te vale que ganes la tercera prueba. Hogwarts debe ganar.

Harry se rió.

-Cedric también está participando por la escuela.

-Desde que quiso besarme el otro día no le doy ni la hora, así que no me importa que ese idiota pierda.

-¿Él quiso qué?- La cara de Harry se puso roja. -¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Qué hiciste?

Le sonreí.

-¿Viste su ojo morado?

Harry también empezó a darme una sonría astuta.

-¿Fuiste tú?

-Digamos que el pobre se da la media vuelta cada vez que me ve?

-Bien.- Fue lo único que dijo y no sé por qué esa simple palabra me hizo sentir orgulloso de haber golpeado al Hufflepuff.

-Suerte en la prueba.

-Un beso me daría más suerte.- Me soltó de repente.

Mi estómago empezó a sentir sensaciones extrañas y empecé a sudar, cosa que no me gustó. No sé qué me poseyó para hacer lo que hice, pero no pude dar vuelta atrás. Con pasos decididos me acerqué mucho a él hasta que nuestras narices estuvieron muy cerca, ambas se estaban tocando por un segundo hasta que mi cara empezó a descender lentamente hasta su cuello. Inhalé un poco de su aroma a limpio y a vainilla. No tenía aroma o perfume encima de su cuerpo. No lo necesitaba. Con suavidad coloqué mi nariz justo entre su hombro y su barbilla y con mucha lentitud mis labios tocaron esa parte de su piel y vi como se puso rígido de inmediato.

Ninguno se movía de su lugar, como si al hacerlo, la magia se rompería.

Tristemente estábamos en un lugar público y en cualquier momento alguien iba a pasar por aquí, así que me alejé y me encontré con sus orejas rojas y su mirada intensa sobre mí.

-Mas te vale que ganes.

-Si gano....¿Si gano me darás otro beso?

Por primera vez en mi vida una escena subida de tono apareció en mi mente. No sentí asco como el día en que Diggory quería besarme a la fuerza, fueron nuevos sentimientos que no me molestaba tener.

Me vi besando a este idiota en la boca y el sueño que tuve despierto era tan perfecto que me dio rabia lo mucho que lo quería hasta que pensé en ello.

-No hago promesas. Gana y luego hablamos.

Me fui del lugar con una sonrisa en mis labios.

Una sonrisa que tuve todo el día y que se me borró cuando vi como Harry cargaba el cuerpo sin vida de Diggory y exclamaba las palabras que no quería escuchar por el bien de mi familia y el mío propio.

-Ha vuelto, Voldermort ha vuelto.- Dijo Harry antes de caer desmayado y que todo el mundo se volviera loco.

__________________________________________

"¿Tú me crees? Por favor, debes creerme. Dime que tú familia no tiene nada que ver en esto"

Leía una y otra vez la carta que me había enviado Harry. La primera interacción que teníamos fuera de la escuela y era por toda esta mierda.

Te creo, Harry. Pero te ciega tu amor hacia las personas y su supuesta bondad, es por ello que ves todo blanco y negro, no sabes que no es tan sencillo escapar de las garras de la oscuridad y menos cuando estás tan metido en la mierda como lo está mi familia.

-Draco.- Interrumpió Narcissa. -Es la hora, espero que te portes a la altura y no arruines todo para nosotros.

-Como siempre me impresiona la delicadeza con la que te expresas hacia mí.

La mujer tuvo una pequeña mueca que podría haber sido una sonrisa. Con unos pasos hacia mí me tocó el hombro.

-Siempre has sido una decepción. Han pasado años y sigo sin creer que algo como tú saliste de mi ser, pero esta es tu oportunidad de enmendar todo lo que me has hecho y ayudar a crear un nuevo mundo.

-¿Por qué me odias tanto?- Le dije. -No es normal tu odio hacia mí, incluso la loca de Bellatrix me saluda a veces, pero lo único que obtengo de ti son insultos disfrazados y miradas despectivas.

-No puedes culparme de no amarte. No tengo obligación de quererte solo porque eres mi hijo. Le di a Lucius lo que estipulaba el contrato: un heredero.

Una rabia se instaló en mí con tanta intensidad que quité con rudeza su mano.

-No puedo esperar para ser el patriarca de los Malfoy y desterrarte para siempre de la familia.

Su mirada penetrante me miró con oscuridad.

-¿Crees que te dejaría?

-Una vez que tenga ese anillo de poderío en mis manos te lo quitaré todo, desde la joya más preciada hasta los zapatos más gastados que tienes. Tu sueño, tu tranquilidad y tu vida cambiarán, yo me aseguraré de eso.

-¿Le harías eso a tu madre?- Preguntó fríamente.

Le di una gran sonrisa.

-No tengo la obligación de quererte solo porque eres mi madre.- Repetía sus palabras con acero en mi voz.

Pasé por un lado de ella y preparé mi mejor máscara sin emociones.

El Lord me estaba esperando y juraba por todo lo que era sagrado que si salía de esa reunión sin un Crucius en mi cuerpo podría contarlo como una pequeña victoria.

No me reconocía. Tenía ojeras, estaba débil y nunca más volví a dormir plácidamente desde que mis padres me dijeron que tendríamos un invitado muy especial cuando comenzó el verano.

Harry, idiota y cuatro ojos Harry, no quisiera ver tu cara si te enteras que Voldermort está viviendo en mi casa desde su resurrección.

__________________________________________

Algo era muy extraño.

Desde que volvimos a Hogwarts Harry y yo no hablábamos. Tal vez era algo normal para el mundo, pero habíamos hablado por cartas durante todo el verano, pero de repente cuando llegamos a las últimas dos semanas, el chico dejó de escribirme. Decidí mantener la calma, pero cuando llegué a la escuela e intenté saludarlo, me dio la vuelta sin pensarlo, dejándome con la mano arriba y el saludo a la mitad.

En el momento en que estuve en el comedor, lo supe.

-Potter fue enjuiciado por hacer magia sin varita en el mundo Muggle. De no ser por el viejo Dumbledore podría haber tomado el lugar de su padrino en Azkaban. Es por eso que tiene su cara de trauma, porque todos creen que es un loco obsesionado por Voldermort y porque el ministerio dice que es peligroso. Tus padres también están regando el chisme de que es una persona inestable, tal vez por eso no te da ni la hora.

Nunca había agradecido tanto que mi amigo fuera tan chismoso.

-¿Cómo lo sabes?- Pansy me sacó la pregunta de la mente.

-¿Sabes quien es mi madre?- Respondió solamente.

Justo cuando iba a decirle algo, la voz de los profesores me detiene.

-Démosle la bienvenida a la secretaria del ministerio, Dolores Umbridge, quien será la nueva profesora de DCAO.

Mi mirada se dirigió a esa mujer de traje rosa.

-Merlín, es un insulto para la moda.- Decía Pansy. -Espero que no nos cause problemas.

Cuando su mirada se cernía sobre mí, un escalofríos me corrió en la sangre. Claramente esa mujer gritaba peligro por todas partes.

Debía alejarme lo más posible de ella.

__________________________________________

-Draco, querido ¿puedes venir un momento?

Sí, mi plan de alejarme no funcionó. Vi que Harry nos miraba mientras yo me acercaba a la mujer, su mirada se frunció y dio media vuelta.

Bueno, era comprensible que Harry tratara de estar lo más alejado de Umbridge. Desde hace meses esta mujer no hace otra cosa que desmeritar y acusar indirectamente a Harry de mentiroso y que estaba siendo el responsable de la ola de pánico que estaba llenando el corazón de magos y brujas, tanto en el castillo como en las calles de nuestro mundo. Supongo que verme a su lado no ayudaba a que me tuviera confianza para contarme que le pasaba y preguntarle la razón de por qué dejó tan abruptamente de escribirme.

-¿Qué quiere?- Pregunté.

Ella solo sonrió.

-Los modales de tus padres son impecables, no heredaste eso de ellos por lo que veo.

-Si quiere hablar de mis padres...

-No por el momento.- Me cortó.

-Entonces de mis notas....

-Tus notas son excelentes.- Siguió mirándome.

-Si no tiene nada más que decirme, me retiro. Buen día, profesora.

Antes de darme la vuelta, sus siguientes palabras me helaron.

-Sé quién está viviendo recientemente en tu mansión.

Me paralicé y le devolví una mirada fría, tratando de controlar mis emociones. Me había agarrado de sorpresa, pero no podía exteriorizar nada de lo que sentía.

-Recientemente estuvo un socio de mi padre en la mansión, pero no veo la relevancia de eso.

Ella me sonrió mientras seguía caminando conmigo a solas por el jardín, alejándonos de todos.

-Que casualidad que ese socio sea la misma persona que el señor Potter dijo que vio en ese cementerio. Me gustaría enviar a los aurores y hablar con su padre, tal vez él, junto con Lady Black podrían contarme más sobre esta coincidencia.- Me miró con fingida alegría. -Y ya que harán una cálida visita le podrían preguntar a tu madre si ha visto recientemente a su hermana, Bellatrix Lastrange, desde que escapó de Azkaban las cosas han estado un poco raras con su paradero.

Mis manos temblaban y mi varita estaba en mi mano.

-Si me haces algo, ya di la orden para que visiten a tus padres.

-¿Qué quiere?- Me dejé de rodeos.

-Quiero algo tan insignificante que no será problema ayudarme.

-¿Qué?

-Quiero que encuentres el lugar donde Potter está dando lecciones de DCAO y me lo digas inmediatamente.

-¿Para qué?

-Los rebeldes deben ser castigados, querido. Seguro tú lo entiendes.

Retrocedí un paso.

Esa mujer quería implementar esos horribles castigos que había visto de lejos a media escuela. Lo sabía porque los rumores de que la mayoría de las casas estaban practicando a escondidas Eran muy fuertes y todos hablaban de ello. Esta mujer había vuelto el castillo su centro de tortura personal. Los profesores no tenían voto, el viejo decrépito se había ido  y nadie parecía darle pleito, salvo Harry.

Tal vez si seguía a esa tal Lovegood podría encontrar el camino.

¡No!

No, Draco. No caigas en su trampa. Esas amenazas y provocaciones solo te traerán problemas.

Sin embargo....

No podría tener seguridad que no iría tras mis padres que, a pesar de ser horribles, eran la única familia que tenía.

-¿Cómo sabes lo que dices saber? Mi padre tiene un socio y mi madre no ha visto a Bellatrix en años.

-Que mentiroso eres, tal vez me sirvas en unos años, cuando tengas un puesto en el ministerio y yo sea la primera ministra.- Se acercó a mí y me susurró. -No me importa si Voldermort acaba con todos los muggles del mundo, pero escuché de fuentes muy cercanas que quiere exiliar y exterminar a las criaturas mágicas.- Sonrió. -Eso es algo grande. Quiere hacer una limpieza total en este mundo y yo no haré nada, pero...- Me tomó del hombro. -Sería una pena que una simple llamada a los aurores para que hagan una redada a tu casa se convierta en una masacre. Tu padre es bueno, pero no creo que pueda contra cientos de magos para proteger a su Lord que, ambos sabemos, aún está débil.

-¿Qué obtiene con todo esto? Solo está buscando quemarse si juega en ambos bandos. ¿Quién le dijo dónde estaba el Lord?

-Alguien muy poderoso que tal vez quiere lo mismo que yo, una limpieza total en la sangre de los magos y las brujas. Espero no me decepciones, cariño; sería una pena tener que verte como uno más de los rebeldes que van contra el ministerio.

Cuando se alejó de mí, la escuché con esa voz chillona que me hacía querer vomitar.

-Puedes ir con tus padres, están a salvo, pero si le comentas a alguien nuestra charla puede que mande a los chicos con bata negra a darles un saludo de mi parte, en lugar de los aurores.

Los chicos de bata negra.

Los dementores no podían ir a la mansión. La magia no los mataba. Nada lo hacía ¿Cómo matas algo que ya está muerto? Si intentaran luchar contra ellos solo se desvanecerian por unos segundos hasta que volvieran a renacer y siguieran la lucha como si nada.

Llegué a la casa ese día con un traslador que solo se debía usar en caso de emergencias para ver que estuviera todo en orden.

-Deberías estar en la escuela, lejos de aquí.- Dijo Narcissa sin apartar la mirada de su libro.

-¿Dónde está mi padre?

-En su oficina. No te aconsejo que vayas, hizo muy mal su tarea y está teniendo unas palabras con nuestro señor.

Cuando dijo eso, los gritos llegaron a mis oídos. Corrí a toda prisa para abrir las puertas de la habitación. Lo primero que vi fue a mi padre en el suelo por haber recibido maldiciones que le dejaron cortes ligeros y otros más profundos en partes diversas de su cuerpo.

-Mi señor.- Intenté decir con voz sumisa a Voldermort. -No sabía que estaba aquí, vendré más tarde.- Simulé que me iba, pero el Lord me llamó.

-Ven muchacho, ya he terminado con tu padre. Es agradable tu compañía.

Mi sangre se enfrió y podía escuchar como mi estómago estaba hundiéndose cuando Voldermort se acercaba a mí y me tocó, con sus manos huesudas y grises, mi mejilla. Luego tocó con su índice mi cuello y se acercó tanto a mi cara que su lengua recorrió mi mejilla derecha.

-Sabes delicioso. Cuando te tome como mi mortifago te haré mío de todas las formas posibles. ¿Te gustaría eso?

Quería llorar. Este hijo de puta no le importaba que mi padre estuviera aquí. Que fuera menor que él o que no quisiera verlo. Me daba tanto asco y repulsión que no podía entender la razón por la cual lo veneraban tanto.

No quería hacer otra cosa que huir y alejarme, pero ver a mi padre en el suelo hace unos minutos atrás me recordaba que esto no era un juego. A pesar de estar débil, Voldermort seguía siendo alguien oscuro y capaz de matar hasta a su propia sombra si veía alguna señal de traición.

-Sería un honor para mí servirle, mi señor.

Quería vomitar.

Quería llorar.

Quería gritar de impotencia.

Quería...quería volver a leer las cartas de Harry.

-Tal vez no espere hasta tu ceremonia, te ves listo para mí ahora.

Antes de que el tipo me volviera a tocar y yo entrara en pánico, mi padre habló.

-Mi señor, no es mi intención ser una molestia pero debo recordarle que la reunión es en cinco minutos, ya varios de sus aliados están en la sala.- Respiraba pesadamente y se sostenía la herida con su brazo.

El Lord me miró con intensidad.

-Nuestro tiempo juntos tendrá que esperar.- cuando se iba dijo. -Cuando mate a Potter tu serás mi gran festín. Ahora el chico no sabe de nuestra conexión, estoy esperando el momento adecuado para usarlo a mi favor. Solo espera querido Draco, las cosas cambiarán a nuestro beneficio en el tablero.

En el momento en que se fue, vi a mi padre con rabia.

-No hiciste nada para defenderme. Yo intento protegerte y tú no haces lo mismo.- No le dije nada de Umbridge, no valía la pena.

Lucius solo me miró.

-Estamos sobreviviendo. Eso hace nuestra familia, adaptarse y sobrevivir. ¿Crees que él no puede matarnos y quedarse contigo? Claro que puede. Intentemos no morir, hijo. La única solución es ser fieles a nuestro líder.

-Te ha lavado el cerebro. Ese hombre quiere violarme, padre. ¿No te parece asqueroso? Tengo quince años, maldita sea.

Mi padre solo suspiró y desvío la mirada.

-Has lo que sea necesario para sobrevivir hijo. Así es la vida.- Y se fue, dejándome un vacío horrible en el pecho.

Con lágrimas no derramadas me fui a la escuela.

"Lo que sea necesario para sobrevivir" Me dije a mí mismo.

"Lo que sea necesario para sobrevivir" Seguí repitiendo esas palabras cuando acosé a Luna.

"Lo que sea necesario para sobrevivir" Me dije lo mismo una y mil veces cuando encontré el escondite de los supuestos rebeldes como decía Umbridge.

"Lo que sea necesario para sobrevivir" Me dije cuando vi como, por primera vez, Harry me veía con odio en su mirada cuando Umbridge interrumpió la sala secreta en la cual estaba enseñando defensa a los estudiantes.

"Lo que sea necesario para sobrevivir" volvió a recordar mi mente cuando le di una mirada igual de odio.

Si debía sobrevivir en esta guerra, no lo iba a conseguir siendo débil. Debía pensar en mí primero y alejar estos tontos sentimientos que ya sabía su significado, pero nunca lo diría en voz alta.

Cuando el conserje se llevó a todos a sus posibles castigos, Harry pasó por mi lado.

-No esperaba menos de ti, Malfoy. Espero que tus padres estén orgullosos.

-Al menos yo tengo padres.- En cuanto dije esas palabras, me arrepentí. -Mierda, Harry, no quise...lo lamento, yo solo....

Harry se rió con rudeza y alto, asustando a todos.

-No sabes cuanto agradezco nunca haber aceptado tu amistad ese día en el tren.

Y sin más se fue, dejándome solo, con lágrimas y sollozos que ya no podía contener y con un corazón que, años después, supe que se había roto en ese momento por sus palabras.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Espero que les esté gustando la vida de este Draco que es el señor X. Es difícil, Draconis no tuvo la vida amorosa que tuvo el Draco de la línea de tiempo Canon de este fanfic, pero poco a poco eso cambiará.

Pero antes deben sufrir y estar rotos para salvarse mutuamente ambos.

En esta línea sí hay más que todo un amor-odio entre los protagonistas. Pero eso cambiará, solo que antes deben sufrir por lo que les tiene preparado la vida.

Ya estamos en el quinto año. Resumí mucho porque solo quería dar una pequeña sinopsis de como era la vida de este Harry y este Draco antes de estar juntos, tener a sus hijos y que todo se fuera a la mierda, motivo por el cual Draconis tuvo que viajar en el tiempo a otra línea temporal.

P.d. si odiaban a Narcissa en la otra línea temporal, en esta la querrán matar.

P.d. siganme en ig: Maripaz_Arjona/ reseñas hoy por mí, mañana por ti

Feliz lectura.❤️

Chapter 28: Entre la espada y la pared

Chapter Text

-Escuché qué su tío murió.

Susurró Blaise muy cerca de mí.

-En serio Draco, no creo que sea buena idea acercarse a Potter en este momento. También se dice que sus amigos y él fueron atacados por tú ya sabes quien y sus más leales servidores.

Lo sabía.

Fue atacado por los mortifagos, es decir, por la mayoría de las familias de los Slytherin. Seguramente ahora su odio hacia mi casa aumentó mucho más.

Veía como Harry intentaba no llorar, pero sus ojos rojos lo delataban completamente. No le prestaba atención a nadie, ni siquiera sus amigos lograron sacarlo de sus divagaciones.

-Solo quiero decirle que lo siento y si lo de Sirius Black es cierto, entonces le daré mis condolencias.

-Cariño.- Pansy me miró. Los tres estábamos alejados del trío de oro, pero aún así podíamos observar como su líder estaba a miles de kilómetros de distancia. -Sé que tienes buenas intenciones, pero en este momento las cosas son muy delicadas en ambos bandos. Una conversación se puede malinterpretar y todo podría estallar en nuestras caras, ¿comprendes?

Eso era verdad. Desde la desaparición de Dolores, hace unos meses, y la llegada de los mortifagos, Hogwarts se convirtió en una guerra entre casas, familias y bandos.

Todos ya conocían de que lado querían estar y, aunque era un secreto a voces, se sabía que la guerra estaba a la vuelta de la esquina. Los servidores del Lord estaban haciendo estragos en el mundo mágico y el ministerio, junto con los aurores, trabajaban para que el pánico no albergara los corazones de las personas.

-Joven Malfoy, recuerde que esta noche tomaremos el té con otros estudiantes en mi oficina. Será algo sencillo, espero seguir contando con su presencia.- La voz del profesor Horace me sacó de mis divagaciones.

-Estaré ahí, profesor. Gracias por tenerme en cuenta.- Tras una sonrisa se fue.

Horace Slughorn era el nuevo profesor de DCAO y, pese a que el hombre tenía una inclinación con unas casas más que otras, era un buen profesor.

Bueno, todos eran mejor que Umbridge.

Eso me hizo recordar lo que le hice a Harry hace meses. Le había dicho a la mujer donde estaba la tal orden del felix  y pagué el precio por ser un horrible soplón.

Harry no me miraba ni siquiera para insultarme. Era la primera vez que estaba de acuerdo con una frase muggle: la mejor venganza es la indiferencia.

-Que viejo de quinta. ¿Cómo se atreve a no invitarme?- Gruñó Blaise.

Pansy rodó los ojos.

-Tal vez si dejaras de hacerle ojitos a todo lo que usa falda y pantalón y prestaras más atención en clases el profesor podría invitarte.

Blaise fingió pensarlo y sacudió la cabeza.

-Nah, que se quede con su aburrida fiesta de té.

Pansy se acercó y me susurró algo que me hizo levantarme y caminar hacia una dirección. Con sus palabras en mi mente, no miré atrás.

"Escuché qué Harry también estará en la reunión. Tal vez ahí podrías hablar con él. Solo espera, amigo"

Y eso fue lo que hice.

Me fui de ese lugar rumbo a mis aposentos y me vestí con la mejor ropa que podía comprar. Me coloqué una hermosa túnica verde esmeralda y mi traje era plateado. Tal vez era un poco extravagante para una reunión a media noche, pero yo era un Malfoy y, a pesar de todo lo que se decía de mi familia actualmente, aún teníamos el poder de deslumbrar en cualquier parte que estuviéramos.

Cuando faltaban quince minutos para la media noche ya estaba caminando hacia las oficinas del profesor.

-No es un matrimonio, solo es té con galletas rancias.- La voz de Harry me sobresaltó. Estaba sentado en un gran ventanal, pero como la luna estaba oculta solo se podía apreciar sombras y siluetas abstractas de su cuerpo.

-Pensé que ya estarías allá.- Le digo una vez que se me pasó el susto.

Harry siguió mirando hacia abajo.

-Lo creas o no, no soy un lamebotas de los profesores.

-No dije que lo fueras.- Cuando me acerqué más por fin vi que lo mantenía con la cabeza abajo.

Un libro.

-¿Lees en la oscuridad?

-Eso no es asunto tuyo.- Luego de unos segundos asimiló lo que me había dicho y su cuerpo intentó calmarse para tratar de arreglar sus duras palabras. -Cuando era niño le robaba los libros de cuentos a mi primo. No podía encender la luz o se darían cuenta que no estaba callado y dormido como siempre me querían así que, a través de las sombras y las luces de la única ventana que tenía, veía las imágenes y palabras del libro y trataba de decifrar que decía.- Como si fuera algo tardío susurró más para sí mismo. -Estoy acostumbrado a la oscuridad.

Para tratar de que no se hiciera un silencio incómodo y me hablara más, traté de hacerle un cumplido. Piensa, Draco. Di cualquier cosa.

-Me gusta tu corbata.

Mierda. Matame Salazar y tragame hasta vomitar.

El chico no estaba usando corbata.

Harry me miró por un segundo antes de volver a su libro.

-Me gusta tu túnica.- Dijo suavemente.

Mi corazón saltó ante su elogio, pero intenté disimularlo. Gracias a los dioses que estábamos a oscuras o vería la vergüenza reflejada en mi cara.

-Aunque es muy cara y ostentosa para una simple reunión de estudiantes, pero te queda bien.

No dije nada.

-¿A quién pretendes impresionar?

"A ti" pensó mi estúpida inconsciente.

-Harry.- Era el momento, ahora o nunca. -Sobre lo que pasó el año pasado con Umbridge, yo...

-Ya es la hora.- Me interrumpió el chico. Se levantó del asiento donde estaba sentado en el gran ventanal y se alejó de mí.

-Harry, por favor...

No se volteó a verme, pero sus palabras fueron afiladas y duras.

-Cada noche que duermo sueño con los gritos de todos esos estudiantes que recibieron el castigo de esa hija de puta.- Dijo recordando los sucesos de ese día. Se giró un poco para verme por el rabillo del ojo. -Te veo y recuerdo ampliamente como me traicionaste.- Su voz, al final de sus palabras, se quebró un poco. -Pensé que éramos....- Él mismo se calló. -Olvídalo, yo mismo me imaginé ridículas fantasías.

Y con eso se fue hacía los demás estudiantes para empezar con la reunión.

-Solo quería pedirte perdón.- Susurré a la nada. Y con un ánimo de mierda y un malestar en mi cuerpo, fui el último en entrar a la oficina de Horace.

Al pasar las horas, la reunión fue lo que me esperé. Todos se regodeaban por estar en este lugar y haber sido invitados personalmente por el profesor.

-Es un honor.- Decía una Ravenclaw.

-El profesor sabe que somos los mejores.- Decía un Slytherin.

-No sé que hago aquí, pero es comida gratis.- Una Hufflepuff pensó lo mismo que yo. Excepto por la comida.

No sabía que hacía aquí.

Al cabo de las tres de la mañana sin ser visto ni despedirme, me fui de ese lugar. Mi madre podría abofetearme por esa falta de educación e irrespetuoso acto, pero ya estaba cansado de fingir y sonreír.

Caminé hacia mí habitación.

-Voy a pensar que me estás persiguiendo, aunque es absurdo creer eso, no soy tan atractivo.

-Harry.- Dije sin mirar bien al chico.

Demonios. Estoy tan obsesionado con el cuatro ojos que el solo sonido de su voz me hace reconocerlo.

-Vuelves a estar solo.- Dije.

-Me gusta estar solo. No hay ruido, no hay problemas ni molestias, es como la calma antes de la tormenta. No sé si me entiendes.

Más de lo que quisiera.

Desde que Voldermort irrumpió en mi casa, era una felicidad absoluta cuando tenía cinco minutos a solas.

-Harry.- Mi voz sonaba suave. Estábamos solos en un pasillo poco concurrido, Harry sentado en el suelo y yo a unos cuantos centímetros de distancia.

-¿Qué quieres, Draco?- Me dijo mirándome rápido con poco brillo en sus ojos para luego girar su cabeza e ignorarme y seguir leyendo su libro.

Hace semanas que no hablaba mucho con nadie, solo se le veía leyendo páginas tras páginas. Tal vez estaba sobrellevando el duelo de su padrino a través de ese extraño libro negro. Aunque no tenía ninguna oportunidad, de igual forma, quería intentarlo. Quería hablar con él sin ver la decepción en sus ojos.

Me quedé respirando profundamente.

-Yo... bueno yo-eh...es que...- Rápido, di lo que querías decir y vete. -No sé si es cierto, pero escuché rumores.

-¿Y que hay con eso?- Decía sin verme aún.

-Yo solo quería darte mis condole....

-No te atrevas.- Me interrumpió. Con algo de luz y sombras logré ver su cara molesta. Ahora sus ojos verdes estaban directamente mirándome mientras se levantaba. -No tienes derecho a sentirte triste por mí si esos rumores de mierda son por la muerte de mi padrino. Tú y yo sabemos quien estuvo ese día en la sala de las profecías.

Respiré profundo, tratando de que mis labios no temblaran.

Mi padre.

-Tu padre estuvo ahí, junto a Bellatrix. Nos atacaron entre varios mortifagos y nadie me creyó cuando lo dije. Debe ser increíble que la posición de tu apellido te salve de la mierda tan horrible que hace tu familia.- Su risa salió ahogada y sin vida. -Al menos ya no me creen un loco de mierda y me dieron la razón sobre el regreso de Voldermort.- No despegó su mirada de mí. -¿Puedo pedirte un favor? Dile a tus queridos amigos mortifagos que la vida de mi padrino no quedará en el olvido, yo me encargaré de cobrar cada lágrima, cada grito y cada dolor que me han hecho todos estos años. No importa si debo mancharme las manos para conseguirlo. Me han enseñado bien, es hora de devolverles mi agradecimiento.-  Dijo con odio en su voz y lágrimas cayendo de su cara. -Les devolveré el golpe cuando menos lo esperen.

-Lo siento.- Las lágrimas querían salir de mis propios ojos sin poder evitarlo. -Lo siento mucho.- Quería decirle que yo no era mi padre. -No lo sabía.

-¿Habría cambiado algo si te hubieses enterado a tiempo?

Me callé.

Pensé en las amenazas del Lord. En el peligro inminente que corren mis padres y en como mi vida estaba en manos de ese asqueroso mago.

Bajé la cabeza y no dije nada.

-Eso pensé. Descuida, sé de qué lado estás, no te culpo por estar de parte de ellos. Después de todo, es lo único que se te ha enseñado, ¿cierto?. Ser el perfecto hijo, el perfecto heredero sangre pura. No te duele ni un poco todo mi sufrimiento.- Las palabras de Harry, dichas con tanta intensidad y ahogo por el llanto, se clababan en mi pecho como fuertes puñetazos.

Sin pensarlo, lo tomé de su túnica con ambas manos y bajé la cabeza.

Si mi familia me viera en este momento me lanzarian un Crucio.

-Perdón. Han pasado muchas cosas, Harry. La guerra no perdona edad o posición, no todo es blanco y negro.- Le recordé. -Yo no quiero estar en ningún bando, solo quiero que termine todo esto.

-Quieres que termine, pero no haces nada para detener a los mortifagos. Han lastimado a personas, han matado sin compasión a mujeres, a niños....-Me tomó con fuerza mis muñecas. -A mi padrino.- Lo último salió con voz quebrada. -La guerra no se gana con tener deseos de ganarla, se gana con actos y cada día debemos luchar por nuestros ideales, sea luz u oscuridad. La muerte de inocentes es algo que no puedo olvidar, Draco. No me pidas que mire hacia otro lado cuando todos tus conocidos han pasado la vida entera tratando de lastimarme, de lastimar a los que me importan.

-Perdón.- Le pedía perdón como si yo hubiese cometido ese acto, pero no pude evitarlo.

-¿Quieres que termine la guerra? Yo también, pero antes de eso me aseguraré que cada persona que me ha hecho daño pague por todas las lágrimas que he derramado.- Me miró tan salvajemente que nuestras respiraciones se conectaron de manera muy pesada. -Una última cosa.- Me agarró del cuello y acercó mi cara a la suya. Harry se deslizó hasta mi oído y me dijo. -Dile a Voldermort que ya sé sobre nuestra conexión y que estaré esperando que venga por mí.

-No sé a que te refieres.- Dije sin ánimo.

-No me engañas. Tu padre es su más leal seguidor. Está recuperando fuerzas y por eso mandó a Lucius a buscar la profecía. Llegó en el último momento porque pensó que nos tenían acorralados, pero no contó con que Dumbledore estaría allí. Si no está oculto en algún lugar asqueroso debe estar resguardando su magia en un sitio seguro.

-Har...

-Un lugar como tu casa ¿cierto, Draco?

-Yo...

-No me importa donde está, sé que tarde o temprano me buscará para matarme, pero ahora que sé lo que sé, y gracias a ese conocimiento tal vez tenga una oportunidad.

-¿Lo que sabes?- Pregunté.

-No tiene importancia. Pensarías que estoy loco si te digo lo que Horace me mostró, así que no hablemos sobre ello. Solo asegúrate de que Voldermort reciba mi mensaje y que si quiere matarme le deseo buena suerte con eso.

-No sabes lo que dices.

Se burló.

-Ha intentado matarme desde que era un bebé, seguro está tan cabreado como yo de todo este circo.

-Harry.- Dije pausado y muy áspero. -Él es muy peligroso, no deberías burlarte de ese hombre tan oscuro.

Su boca tocó mi oído y me quedé sin poder moverme.

-Me ha quitado todo cuanto más amaba. Mis padres, mi padrino, la oportunidad de tener una vida tranquila y una familia feliz ¿Crees que me importa hablar en contra de él? Esto no terminará hasta que alguno mate al otro, pero tristemente para él, las perdidas que he tenido me han hecho mas fuerte. Ese hijo de puta vendrá por mí y estaré preparado para entonces.

Y sin más se fue. Se fue con una confianza que nunca le había visto y apretando el libro hasta que la punta de sus dedos estaban blanco.

Cuando me iba del lugar, coloqué mis manos en los bolsillos y sentí un papel. Al sacarlo y abrirlo no pude evitar suspirar.

"Demuéstrame con hechos que puedo volver a confiar en ti"

Aunque las cosas aún estaban tensas, una pequeña rama de esperanza se colocó en mi corazón y se afianzó para no irse.

Harry aún quería creer en mí.

-Ay, Harry. Que diferente hubiera sido nuestra vida si ambos nos hubiésemos llevado bien ese día en el tren. ¿Cómo habrían sido nuestros destinos si fuésemos amigos?

________________________________________

-De seguro tiene viruela de Dragón y por eso anda así con cara de estúpido.- Decía Blaise tocándome con su dedo índice mi mejilla.

-No tiene nada. Solo está despistado hoy.- Siguió Pansy. -¿En que piensas, Draco?

-En cierto cuatro ojos con complejo de héroe.- Dijo mi amigo con burla intencionada.

-No estoy pensando en nadie. Deja de burlarte o te lanzaré una maldición.

-Está bien, está bien.- Hizo un gesto de paz con la mano. Luego de un segundo saludó a alguien detrás de mí y gritó. -¡Hola, Potter!

Eso llamó mi atención y giré.

No había nadie. Blaise comenzó a reírse como un loco.

-Te mataré, hijo de perra.- Antes de sacar mi varita, Pansy me tomó del brazo.

-No, no, con mi mami no. Es una santa.- Dijo Blaise.

-Sí, es un idiota, pero en algo tiene razón. Tus divagaciones de hoy son por Potter ¿verdad?

La miré sin ponerme en evidencia. Mientras Blaise era burlas y carisma, Pansy era más crítica y quisquillosa. Sabía que estaba ocultando algo y nunca había sido bueno en mentirle a mi amiga.

-Supongo que....- Suspiré. -Supongo que Potter tiene algo que ver con mi distracción el día de hoy.

-¡LO SABÍA!- Blaise se giró a Pansy. -Me debes cincuenta galeones, te dije que eran novios a escondidas y que se escabullian a la sala de Griffindor para hacer cochinadas.

-¿Qué? No hacemos nada de eso.- Negué con la cabeza.

-Pero te gustaría.- Siguió Pansy.

-Sí, digo no....digo....- A veces quería no tener amigos. -Solo intento ser su amigo. Me dijo que me daría una oportunidad de confiar en mí con actos y no palabras y solo pienso que actos podría hacer para que eso suceda.

Ambos se miraron.

-Dios mío, está tan enamorado. Espero que te mantenga por el resto de tu vida o no seré el padrino de tu boda, solo voy a eventos magníficos y tu boda debe ser más que perfecta.

-No nos vamos a casar, no hay boda, ni nada de lo que tu cabeza con forma de chupete tiene en mente.

-Ya sé lo que pasa.- Exclamó Blaise al parecer sin tomar en cuenta mis palabras. -Es pobre ¿verdad?. ¿Tú pagas las citas clandestinas que tienen? Te dije que le aceptaras los coqueteos a Cedric....bueno, eso ya no es posible, porque debe estar bien frío en su tum....

Pansy lo golpeó antes que yo.

-Sé más prudente y no menciones a los muertos en vano.- Lo regañé. -No me importa el dinero. Las personas siempre cambian cuando hay dinero de por medio, así que eso no es lo primero que busco en una relación.

-¡Oh, por Salazar! ¿Es pobre?- Se llevó la mano en el corazón como si estuviera desmayadose y haciendo sonidos como si le estuviera dando un infarto. -Encima de todo, es pobre. Esto es una tragedia. No solo te enamoras de tu enemigo, sino que también vivirás con él debajo de un puente. No te crié de esa manera, Draco.- Decía Blaise con falso lamento y critica.

-Harry no es pobre.- Dijo Pansy antes de que pudiera hablar. -De hecho, su fortuna trasciende a varias generaciones Potter gracias a los inventos de los patriarcas de la familia, específicamente de Fleamont Potter, está posicionado como uno de los magos más ricos de nuestro mundo. Además, escuché rumores que también es dueño de la fortuna Black, como Sirius no tuvo herederos, se lo dejó todo a su ahijado con un lazo de sangre. En resumen, mequetrefe, toda la fortuna de varias familias y linajes importantes es de Potter.

Cuando vi la cara de mi amigo, supe inmediatamente que lo único que escuchó fue una cosa. Rodé los ojos antes de sus próximas palabras.

-¡Es rico!, gracias a Merlín. Que orgulloso me siento de ti, amigo.

-Lo único que te interesa es que tus novios y novias tengan dinero.- Se burlaba Pansy.

-No.- Negó el moreno. Luego de un segundo sonrió. -Deben ser hermosos también. Una pareja perfecta para alguien tan perfecto como yo.

-Harry no es perfecto.- Dije sin pensar. -De hecho, es la persona más imperfecta que conozco. Siempre está intentando ayudar. Todos los días saluda y tiene una cortesía que irradia a la molestia. También ayuda a recoger su parte del comedor cuando termina de comer y siempre que ve a los elfos limpiando les agradece hasta el punto en que las criaturas lloran. A veces va al lago y se sienta a leer para no ser interrumpido. Le lee en voz alta al calamar gigante cuando cree que está solo. En los días de prueba se cerciora que los de primer año no estén asustados y a veces les ayuda a repasar sus lecciones en la biblioteca. Todos creen que no es inteligente, pero tiene calificaciones casi tan perfectas como Granger o las mías en varias materias. A veces su amabilidad le trae problemas, no me gusta que quiera ver lo mejor de las personas sin creer que no tienen segundas intenciones y casi todas las noches divaga por las escaleras porque cree que es divertido cuando cambian de lugar. Siempre pone a las personas que ama primero y....y...él, él es...- Respiré profundo. -Él el tan hermosamente imperfecto que odio que sea tan perfecto en ser imperfecto ¿me entienden?

Cuando Draco terminó de hablar sus amigos solo lo veían en shock. Una con vergüenza en sus ojos y el otro con una sonrisa de zorro.

-Sí. Y decías que no estabas enamorado.

Draco los miró de regreso y suspiró con cansancio.

Maldita sea.

Tal vez si estaba algo enamorado de ese cuatro ojos.

__________________________________________

-Abran paso a los reyes de esta escuela.- Decía Blaise al llegar al jardín. El día de hoy todos los grados buscarían plantas especiales para Horace. Quien consiguiera todos los ingredientes, el profesor le haría un Felix felicis.

-No llegó nadie importante, no sé por qué tanto drama.- Susurró Ron.

-Se creen tan perfectos.- Dijo Hermione. -Son personas comunes y corrientes, no crean que por tener dinero eso les hace mejor que nosotros.

-¿Corriente, yo?- Dijo para sí mismo Blaise con horror.

Iba a responderles, pero en ese instante llegó Harry y me mantuve callado. El cuatro ojos quería darme un voto de confianza y para obtenerlo debía tratar de no discutir con sus amigos.

Así que me mordí la lengua y disimuladamente miré a mis amigos. Ellos me devolvieron la mirada de manera sutil con una pregunta en sus ojos.

Solo pude asentir ligeramente con la cabeza.

Tal vez yo no podía meterme con la Granger y el parásito del Weasley, pero no había nada que detuviera a mis amigos de hacerlo.

Además, le habían dicho corriente a Blaise. Estaban en serios problemas.

-Oh, Pansy, amada amiga, te tengo un chisme.- Dijo Blaise en voz alta para que el trío de oro escuchara.

-Amo tus chismes. ¿Qué sucede?

-Adivina, adivinador ¿quién es el nuevo regulador contra el uso incorrecto de artefactos muggles y no mágicos en el ministerio?

-¿Quién?

-El nuevo esposo de mi madre.

-Eso es algo nuevo.

-El hombre quiere empezar desde cero, como sus antepasados y para eso se va a sacrificar en ese puesto de mierda. Ya verás que será ascendido en algunos meses.

-¿Y quien estaba antes?

-No lo sé.- Dijo falsamente. -Era algún don nadie que acaban de despedir el día de hoy. Supongo que la vida es como una montaña rusa.- Miró directamente a Ron. -No se sabe cuando tendrás suerte o la mierda te alcanzará.

La cara de Ron se puso blanca y salió corriendo del lugar. Seguramente para enviar cartas a sus padres.

-Pobre, ahora sin el sueldo de ese hombre no sé como esas mil personas van a comer y sobrevivir en esa pocilga que llaman casa.- Dijo la castaña.

-No somos mil personas, envidiosa.- Gine calló a Pansy.

Todos miraron a la pelirroja.

-Oh, disculpa renacuajo, no te vi. Eres tan insignificante que no sabía que estabas detrás, escuchando conversaciones de tus mayores.

-Harry.- Llamó la chica al hombre. -Diles algo. Acaban de quitarle el trabajo a mi padre. Esto destruirá a mamá. Defiendelos, ellos han sido como tus padres. Somos tu familia, debes ayudarnos.

-Sirius Black fue quien quiso ser el padre de Potter. No importa si fue por poco tiempo, no compares a un Black con un Weasley. Es irrespetuoso.- Dije sin poder detenerme. -No uses la manipulación emocional para que Potter haga lo que quieres. Además, si tu padre fue despedido fue por su incompetencia y sus bajos resultados en su departamento.

-Harry.- La chica lo tomó del brazo. -Tienes que hacer algo. Mi madre podría morir de la angustia. Ella podría sentirse muy mal, Harry. Es la mujer que siempre te teje suéteres en Navidad ¿no lo recuerdas?- Miró a Pansy. -No entenderías el concepto de amor familiar ni aunque te golpearan con una piedra. Eso es lo que Harry tiene con mi familia, debe ser un pensamiento difícil de entender para ti, serpiente. Mi madre...

Pansy le sonrió tan condescendiente que incluso fue gracioso.

-Tu madre. ¿Molly Weasley?- Preguntó Pansy, como si le estuviera preguntando a una niña de cinco años. -¿Esa mujer que nunca ha trabajado en su vida y espera que su marido le de lo poco que tiene? Estamos hablando de esa mujer ¿cierto?

-Pansy, no.- Le dije para calmarla.

Pansy no escuchó.

-Mi madre sabe quien es. La encontraron hace unos días en la tienda de moda más cara del callejon Diagon.

-Pansy.- La llamé más fuerte. La miré y una orden no dicha salió de mis ojos.

"No abras la boca" traté de que viera mis palabras no verbales.

Pero fue demasiado tarde. Ginevra había hablado demás sobre lo que era el amor familiar. Era un concepto extraño entre los sangre puras, no lo niego. Sin embargo, que viniera alguien externo a nuestro entorno y no los restregara en la cara, eso ya era cruzar la línea.

Mi amiga, a pesar de mis súplicas discretas, le haría pagar a la Weasley.

-Quiso pagar con monedas de oro y diamantes. Es algo impresionante, ya que sólo las bóvedas de los pura sangre contienen monedas de ese valor. Y es aquí donde viene mi duda, niña neurótica ¿Quién fue el sangre pura inocente al que tu madre le pudo sacar, o mejor dicho, robar ese dinero?- Miró directamente a Harry.

Harry me miró a mí.

Mierda. No quería que se enterara de esa manera.

-¿De qué está hablando, Parkinson?- Me preguntó Harry.

-No le creas, Harry. Es una serpiente, solo dicen mentiras.- Dijo Gine.

-Seguro que miente, Harry.- Siguió Hermione.

-¿Corriente yo?- Seguía repitiendo una y otra vez, Blaise.

-No miento. El dinero y el poder son cosas que nosotros no nos tomamos en juego. Si no tiene nada que esconder entonces Potter podría escribirle a sus responsables para preguntar por su dinero.

-¿Responsables?- Siguió Harry.

Lo miré con simpatía escondida. El pobre chico supo de la magia hace pocos años y aún no se ha familiarizado con todo lo que este mundo representaba.

-Los responsables de tu dinero son duendes que solo cuidan estrictamente tu fortuna, reliquias, libros y todo objeto de valor que los antepasados le dejaron a sus herederos, en este caso, a ti. Sería buena idea que los visitaras.- Miré a Ginevra. -Estoy seguro que tendrían muchas cosas que decirte.

-Harry no los escuches, vámonos.- Chilló la chica, tratando de jalar la camisa del castaño, pero éste no se iba.

-¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué tanto alboroto?- Preguntó Snape y miró a Harry con desprecio. -Típico que haya problemas donde está un Potter.

-Draco y yo tenemos los ingredientes. Debemos entregárselos al profesor Horace antes de las cinco, faltan siete minutos, debemos apurarnos.- El chico tomó mi brazo y nos apartó del lugar, dejando la pelea a flor de piel y sin resolver.

Nos guió más entrado al bosque y cuando se cersioró de que no había nadie alrededor, me miró.

-Habla.

-Lo que dice Pansy es verdad. Su madre vio como la mamá de los Weasleys hizo un escándalo porque no querían aceptar sus monedas de oro. Ese dinero no se puede registrar, pero es imposible que sea de ella, Harry. Cuando fueron sentenciados como traidores de sangre, se les quitó el derecho de usar oro, solo pagan y venden a través de pagarés, cheques o galeones de bajo costo. Incluso la mamá de Pansy, cuando se fue, vio como el gerente dijo que iba a contactar con los duendes. Ella lo robó Harry, y si no fue a ti, se lo robó a alguien más. Esto es un delito grave.

-Si eso es cierto, es imposible que fueran mis bóvedas, los duendes ya me habrían avisado y no lo han hecho.

Lo que dije a continuación quise que fuera con mucho tacto.

-O....- Dije con cuidado. -O los duendes sí te contactaron, pero no recibiste la carta.

-¿Eso es posible?- Dijo con asombro.

-Con terceras personas que puedan meter sus manos donde no deberían, todo es posible.- Pensé en cómo yo era un ejemplo de ello. Siguiendo las órdenes de un hombre sin valores solo porque tenía amenazados a todos los que amaba.

-No lo sé, tengo mucho en que pensar. No digo que Pansy mienta, pero es difícil de creer que la mujer que me dio su cariño maternal por años me haya robado.

-Piensa lo que quieras, pero si estuviera en tus zapatos, yo investigaría lo que pasó ese día con los duendes en Gringotts.

Harry me miró y suspiró.

-Lo haré. Gracias por preocuparte.

Mis mejillas se tiñeron de rojo y lo traté de disimular encogiendome de hombros.

-No me importa. Puedes hacer lo que quieras, no es mi dinero. Solo te lo dije porque no me gusta que te vean la cara de idiota más de lo que ya la tienes, cara rajada. Ya medio mundo mágico te quiere usar y tener para sí mismos, no permitas que ganen.- Dije con autoridad. -No permitas que te vuelvan un títere, no seas un peón en este juego, Harry.- Me miró asombrado por mis palabras. Tosi un poco y agité la mano restándole importancia de nuevo. -De igual forma, no es asunto mío.

Se rió.

-Igual, gracias por preocuparte, Draco.- Harry se acercó, ambos nos acercamos, pero ninguno dio un paso más allá de que nuestras narices estuvieran casi pegadas.

Estuvimos en silencio por un rato, pero ninguno se daba la vuelta para irse.

-Harry.- Mi voz sonó sin aliento. No sé qué me pasaba, pero sentía como si hubiese tenido una batalla y todo mi cuerpo quisiera caer.

Al cabo de lo que pareció una eternidad, Harry habló.

-¿Por qué quieres joderme la cabeza?- Se lamentó el castaño. -Aún recuerdo como estuviste de parte de Umbridge el año pasado y siento una cólera muy grande, pero...- Su nariz tocó la mía. -Pero luego vienes y te preocupas por mis intereses y por mí y no sé que pensar. Me dejas sin aliento cada vez que actuas así- Juntó nuestras frentes. -Gracias.

-¿Por qué?- Susurré con lentitud, incapaz de asimilar lo que estábamos haciendo.

-Gracias por no verme como una pieza más de ajedrez.

-Eres más que eso, Harry.- Dije sin poder detenerme.

Me sonrió con los ojos cerrados. Yo no pude cerrarlos. Tenía miedo de que si lo hacía este pequeño y perfecto momento se arruinaría. Así que tenía mis ojos abiertos. Miré cada pequeña mancha y lunar que tenía, nunca había estado tan cerca de su ojos, de su nariz.

De su boca.

-Hazlo.- Dijo Harry con los ojos cerrados. -Por favor, no tengo la valentía para hacerlo yo. No quiero sentirme como la mierda si leí mal las señales.

Con lentitud, mi nariz acarició la suya otra vez, luego su mejilla hasta que bajé un poco.

Con nuestras bocas a un suspiro de distancia.

-No estás leyendo mal las señales.- Fue lo único que dije.

Justo cuando rocé su boca, un grito nos sobresaltó y causó que nos alejaramos con rapidez.

"Maldita sea, espero que la persona que llamó se muera" pensé con odio.

-¡Harry!- Gritó Ron.

-Debo ir, sino vendrá con la caballería.

"Sí, que se muera" volví a pensar.

-Seguramente le daría un infarto si te ve aquí conmigo.- Dije con sarcasmo. -Ve, no hagas esperar a la damicela en apuros.

Con una sonrisa, se alejó poco a poco.

-Harry.

El nombrado se giró tan rápido que me asustó y nuevamente se acercó a mí.

-¿Sí?- Su mirada era intensa, a la espera de mis palabras.

-Dile al idiota que su padre no fue despedido. El padrastro de Blaise es su jefe, no le quitó el puesto.

-Casi se le cae el cabello del susto.- Medio rió, medio regañó el castaño.

Le di una gran sonrisa.

-Era mi objetivo.

-Que astuto.- Un segundo después, se acercó más y me besó la mejilla. -Gracias de nuevo por preocuparte.

-Siempre me preocuparé por ti, cuatro ojos.

A estas alturas iría al infierno por ser tan lamebotas, pero esa sonrisa era mi perdición.

Quería más de esas sonrisas solo para mí.

___________________________________________

La vida de Draco fue tan mágica en los meses antes de las vacaciones que daba miedo.

Las miradas con Harry se incrementaban y las sonrisas discretas siempre estaban en su plato cada vez que el Griffindor se cruzaba con él. Las cartas entre ellos también se volvieron algo cotidiano y el rubio siempre esperaba el final del día para ver el sobre escondido detrás de la puerta y leerlo varias veces hasta dormirse. No hablaban de cosas complicadas, a veces solo era para hablar de algún profesor o si la práctica de Quidditch de ese día había sido un verdadero infierno y querían morir.

Eran conversaciones simples y a veces sin sentido, pero el cuerpo de Draco sentía miles de cosquillas en el interior cuando Harry se acercaba disimuladamente y le preguntaba "¿Leíste mi carta?" o le decía "Anoche no me escribiste" y su favorita "Lo último que hago antes de dormir es leer tu carta, tienes una letra perfecta"

Que Merlín lo ayudara, estaba cayendo tan fuerte que daba miedo.

-Es tan asqueroso verte enamorado.- Pansy lo miró.

-No estoy enamorado.- Dije sonriendole a Harry cuando se fue con su grupo de amigos lejos del comedor.

-Claro, y yo no soy hermoso.- El sarcasmo en la voz de Blaise era inconfundible.

-Lo único bueno de esto es que te veo sonreír más, Draco.- Dijo Pansy con cariño. -Hace mucho tiempo no te veía así de resplandeciente. No desde....- Se calló a media frase. Pero sabía lo que quería decir.

"No desde que Voldermort vive en tu casa"

-Lo sé, tengo un poco de vergüenza verme como un idiota. Las cosas son muy frágiles, pero creo...creo que podría hablar con Harry sobre eso. Hemos sido una especie de amigos secretos por meses y hemos hablado de muchas cosas. Creo que puedo decirle lo que está pasando.

Me refería a contarle a Harry sobre el señor oscuro, sus amenazas, su obsesión hacia mí e incluso creo que podría pedirle ayuda.

-No lo sé, Draco.

-Él sabrá que hacer, confío en él.

-Sí, pero ¿él confía en ti?

Me quedé en silencio. Hace pocos meses que me dijo que mis actos hablarían más que mis palabras. A este punto no sabía si ya había regresado su confianza en mí o no. Esperaba que sí.

-Se lo diré.- Dije convencido. -Luego de las vacaciones hablaré con Harry.

-Que Salazar tenga piedad de ti, amigo.- Se lamentaba Blaise.

-Estamos contigo. Sea lo que sea.- Dijo Pansy colocando su mano en la mesa.

Blaise colocó la suya encima.

-Si no me matan, estoy contigo en todo.

Con una suave sonrisa puse mi mano arriba de las otras dos.

-Después de las vacaciones.

En unas semanas las cosas iban a cambiar.

___________________________________________

Que iluso fui.

¿Cómo podría creer que iba a ir en contra de alguien tan oscuro y cruel como lo era Voldermort?

En los días en que había regresado a la mansión el aire se podía cortar con una tijera. Todos caminaban como si un Avada les quitaría la vida en cualquier momento.

Eso solo podía significar una cosa.

El Lord estaba molesto.

No sabía la razón. Creo que incluso sus mortifagos no lo sabían tampoco. Sin embargo, una noche las cosas estaban más oscuras que de costumbre. Incluso mi tía no hablaba o se burlaba de todos como siempre lo hacía.

-Ve a tu habitación y no salgas.- Me ordenó mi padre.

-No es un niño.- Siguió Narcissa. -Ya es lo suficientemente grande para que vea los sacrificios de nuestro señor.

-¿Sacrificios?- Pregunté extrañado.

Y fue entonces que lo escuché.

Eran chillidos.

Chillidos de niños.

Provenían del salón donde todos comían o hacían reuniones.

-Draco.- Llamó mi padre. -A tu habitación.

-Ve, niño. Así aprenderás algo.- Contrarrestó Narcissa.

Con pasos como el plomo caminé hacía la sala y abrí la puerta con el corazón retumbando a mil por hora.

La escena fue tan grotesca que aún cuando mi cerebro reaccionó, no lo soporté, y vomité todo lo que había comido horas antes a un lado de la entrada.

Encima de la mesa habían niños. Entre cinco y once años de edad máximo, siendo brutalmente asesinados por Naggini. Incluso el Lord estaba cortando el interior de una niña mientras le decía a su serpiente algo para que ella la mordiera.

-Basta.- Susurré tan bajito que solo me escuché yo. Los gritos de agonía y miedo se pegaron en mis entrañas y no salían de mi mente.

Algunos mortifagos también estaban presente. Pero pocos, los más retorcidos, fueron los que participaron en esta crueldad.

Habían un total de quince niños. Todos gritaban y trataban de huir de las cuerdas que los tenían prisioneros, pero era imposible. Vi como los mayores lloraban y se mordian las manos para tratar de arrancar las cuerdas, pero todo fue en vano.

Entonces lo supe.

No podían usar magia porque eran muggles.

Unos ojos verdes muy parecidos a los de Harry me miraron antes de exhalar su último aliento. Cuando vi como el brillo de sus ojos se desvanecia, no pude soportarlo más.

-HE DICHO BASTA.- Grité, causando que todos se voltearan para verme.

Voldermort sujetó el cuello de una niña y me sonrió.

-Joven Malfoy llegas a tiempo para el banquete.

-¿Banquete?- Dije sin creerlo. -Están matando a niños. Son...son personas.

-No son personas, Draco; son sacrificios.

-¿Sacrificios?- Repetí con incredulidad. -¿Sacrificios para quien?

-Para nuestro señor.- Dijo Bellatrix. -Debemos atesorar su poder y agradecerle su magnificencia.

Miré a mi padre. A los padres de Blaise y Pansy e incluso a Snape. Ninguno participaba en esta masacre, pero eran tan miedosos que no se atrevían a decir nada para detener esta carnicería. Entonces recordé lo que dijo Harry.

"Quieres que la guerra se acabe, pero no haces nada para detenerla"

-¿Con qué propósito?- Seguí.

"Cálmate, no actúes más aterrado o podrías salir muerto de esta" pensé.

-Para rendirle plegarias a nuestro Dios.- Dijo un mortifago.

Una risa sin humor escapó de mi cuerpo.

-Un Dios que debe ordenarle a sus creyentes que crean en él, no es un Dios verdadero ¿cierto, mi señor?

Un silencio sepulcral reinó la sala.

Lo sabía. Había cavado mi propia tumba. Pero si iba a morir, al menos que fuera con satisfacción por ver sus rostros asombrados. Un Malfoy nunca dejaría su orgullo de lado.

-Es cierto, joven Malfoy.- Miró la escena e hizo un gesto de asco. -Salgan, de aquí.

-Los niños...- Dije. El Lord no me escuchó y terminó ahogando a la niña que tenía en sus garras.

-Cumplieron su propósito en esta vida, y fue rendirme tributo. Todos, largo.-Ordenó y luego me miró. -Quiero hablar contigo, Draco.

-Mi señor...- Empezó a hablar Lucius.

-Dije que se fueran.- Dejó desprender su magia tóxica y asfixiante por todo el lugar, causando mareos y náuseas. -No me hagas repetirlo.

Me miró con intensidad. Solo pude devolverle la mirada en señal de pelea.

Con un movimiento de cabeza le dije que todo estaba bien.

"No voy a morir hoy" Quise decirle, pero incluso mis palabras sonaban muy esperanzadoras en mi inconsciente.

Una vez que todos se habían alejado, solo estábamos el Lord y yo. Voldermort empezó a acercarse hasta estar muy cerca. Su molestia era palpable.

-Creo que te he malcriado, chico. He matado por menos de lo que tú hiciste esta noche. No solo interrumpiste mi banquete, sino que te creiste con la autoridad de hablarme como si tuviéramos la misma posición. ¿Es eso? ¿Te crees superior o igual a mí?

-No, mi señor. Jamás estaría en el mismo nivel que su magnificencia.- Traté de calmarlo. Lo mejor que podías hacer con una bestia salvaje era mantener la calma y actuar con mucha delicadeza.

-Entonces creíste que este acto de rebeldía delante de mis seguidores sería bien visto ante mis ojos.

-No, mi señor.- Dije con voz apacible repitiendo una y otra vez su posición. -Solo pensé...

-¿Pensaste?- Preguntó Voldermort, luego sonrió de lado. -Ese fue tu primer error, joven Malfoy, pensar. No tienes que pensar, solo debes ser algo bonito para mirar.- Luego su voz se heló y me miró con intensidad. Un sentimiento de peligro me invadió. -No hagas que deje de pensar en ti como algo lindo, chico.

-Sí, mi señor. ¿Puedo retirme?

El Lord sólo hizo un movimiento con su cabeza.

Cuando me di la vuelta solté una bocanada de alivio. Gracias a Merlín que salí ileso. Sin emabrago, cuando estaba caminando a la puerta escuché como se reía y antes de tocar el pomo, su voz volvió a sonar.

-Nunca te dije que te fueras. La fiesta acaba de empezar y tú lo arruinaste. Debes quedarte a solucionarlo.

-Lo siento, mi Lord.- Con pasos firmes, pero sin ninguna confianza caminé hacia él.

-¿No vas a preguntarme?

Me giré para mirar su horrenda apariencia.

-¿Mi señor?-

-Dije que pensar era tu primer error, tuviste dos de ellos.

El corazón se me iba a salir por la boca.

-Por supuesto, discúlpeme. ¿Cuál ha sido mi segundo error?

Voldermort me miró con seriedad.

-Tu segundo error fue arruinarme la diversión abiertamente delante de todos.

Podía sentir como el color se iba de mi rostro.

-No, mi señor. Yo junca podría....

En un segundo se acercó a mí. Su aliento nauseabundo estaba a centímetros de mí cara.

-Eres alguien admirable, Draco. Una fina joya de la más alta apreciación.- Me miró con desdén. -Pero sigues siendo un diamantes sin pulir, sigues siendo un carbón a la vista de todos.- Miraba mi cuerpo como si fuera un jueguete con el cual podría jugar cuando quisiese. -Creo que ya es momento de probar tu lealtad.

-Aún estoy aprendiendo, mi Lord.- Se me salió. Mi voz Quería sonar quebrada, pero no le di la satisfacción de verme temeroso de su poder. -Yo le soy fiel...

Me interrumpió tomándome de la boca duramente con su mano grisácea.

-No te creo, chico. Ahora, por tus acciones, vas a probarme que eres alguien que puede serme útil.- Me miró con severidad. -De lo contrario, solo serías una puta más de mi séquito.

-¿Qué quieres?- Con frío en mi voz, dejando el formalismo atrás y alejándome de su agarre.

-Quiero que me sirvas en bandeja de plata al hombre que ha sido una molestia en mi zapatos desde hace años.

Mi corazón casi se paraliza y mis rodillas empezaron a temblar, causando que por poco cayera al suelo.

Me arrancaría los ojos antes de matar a Harry.

El Lord me miró y agitó su mano como si fuera aburrida nuestra conversación.

-Albus Dumbledore. Debe morir por tú propia mano. Sólo así probarás tu lealtad a mi causa.

Solté el aire que no sabía que estaba aguantando.

-El día en que me traigas la cabeza de Dumbledore a mis pies, dejaré de verte como el lobo más débil de la camada.- Sonrió. -Espero que traigas una victoria sobre tus hombros, joven Malfoy, de lo contrario, tendría que entregarte a mis mortifagos y dudo que tu padre vea con buenos ojos como su único heredero es carne de cañón para estos carroñeros.

-Yo, yo no...- Mi voz sonó tan hueca que no la reconocí como propia.

-Debes rendirme lealtad o solo serás uno más en la lista, Draco. No hagas que te vea con ojos críticos o eso acabaría mal para ti.

-Nunca lo haría.- Calma, me dije a mí mismo. Respira, sal con vida de ahí y luego podrás descansar.

Voldermort se acercó a mí otra vez y me tocó la mejilla. Un frío recorrió mi ser.

-Que buen chico. ¿Quieres complacerme?

¡NO!

-Sí.- Dije casi con voz muerta.

-Entonces complaceme en algo, querido.

-¿Mi señor?

La sonrisa de Voldermort se hizo más grande.

-Prueba tu valor hacia mí y mi causa.

Los gritos empezaron a escucharse en una habitación cercana.

Me giré.

Esas voces.

Conocía esas voces.

-Sabes quienes son mis invitados especiales, Draco. Ellos están aprendiendo quien es su amo y recibirán un regalo de mi parte. Deberían estar agradecido.

-Mis amigos.- Dije con voz quebrada, tratando de que no se notara, pero fue imposible.

-Van a tomar mi marca.- Luego susurró hacia mí. -Igual que tú.

-Mi Lord, por favor. Necesito más tiempo para prepararme. Déjeme cumplir su orden y traerle la cabeza de Dumbledore. Se lo juro, no tendrá quejas de mi trabajo, solo deme más tiempo. Mis amigos no están listos, ellos aún no...

-¿Más tiempo?- Preguntó Voldermort con falsa estima interrumpiendo mi súplica. -¿Para qué querido? ¿Para que sigas enviándole cartas a Potter por las noches? O ¿para decirle que estoy aquí?- Su voz sonó como hierro en mis oídos.

Lo sabía.

Él lo sabía.

Mierda.

-¿Creíste que Harry sería tan fuerte para cerrar nuestra conexión con sus débiles barreras? Que iluso eres joven Malfoy. Admito qué fue difícil, pero no imposible. Nuestra conexión es ligera, pero lo suficiente para saber lo que quiero saber.

-¿Cómo?- Solo pude preguntar aterrorizado.

-Su cabeza siempre es un caos. Vergüenza, lástima, poca autoestima, exigencia, puedo sentir sus sentimientos. ¿Y sabes en quién piensa todo el tiempo?

No respondí.

-En ti.- Me miró. -Eres su pensamiento más intenso. Incluso por encima de mi existencia y recuerdo. Es algo impresionante este nivel de entrega de un chico de dieciséis años. El primer amor es tan grotesco.- Hubo una mueca de asco.

-Solo quería obtener información para usted.- Dije con falsa entrega, aunque ambos sabíamos que era mentira. Tal vez no podría entrar en mi mente gracias a mis paredes mentales, pero mis ojos no mentían.

El Lord no dijo nada, en un abrir y cerrar de ojos sacó su varita y me apuntó al cuello.

-Obtendrás mi marca o tus amigos, tus padres e incluso tu preciado Potter sabrá el alcance de mi ira y molestia.

Mi ira estalló y con severidad lo miré.

-Harry sabe algo sobre ti ¿cierto?.- Dije dejándome de formalismos y miedo. El miedo que sentía en este momento no era comparable a la rabia de sus amenazas. -Harry descubrió algo sobre ti y por eso ahora tienes miedo de él. Porque ahora existe una posibilidad de que pueda vencerte un chico que no pudiste matar cuando era un bebé.

-CRUCIO.- Gritó el imperdonable, causando que me cayera al suelo por el dolor tan repentino que sentí. -Nadie puede causarme miedo. Yo no siento miedo. Que grosero eres.

Con un dolor tan inmenso no pude notar como Voldermort también estaba marcándome como un mortifago. El dolor en el cuerpo y la quemadura del brazo hicieron que blanqueara los ojos y casi me desmayara. Era muy intenso y cada segundo que pasaba la agonía me hacía gritar y llorar de dolor.

-Para...para, te lo imploro.

Hizo sangrar mi brazo y con su sangre unió ambos líquidos hasta que nuestros núcleos se intentaron unir con salvajismo. Mi magia se rehusaba, pero estaba tan adolorido y cansado que no tuve fuerza para luchar contra él y este ultraje. Su magia era tan agresiva que mi núcleo destellaba con violencia para apartarse.

Sin más, caí al suelo en un desmayo ensordecedor.

Lo último que escuché fueron los gritos de mis amigos.

¿Cómo iba a explicarle esto a Harry? Nunca me lo perdonaría.

No solo la marca, sino también el hecho de que le quitaría a otra persona que amaba.

________________________________________

El regreso a clases, luego de las vacaciones, fue una mierda.

Mis amigos y yo hablábamos muy poco, cada uno metido en sus pensamientos y dolor.

Pansy lloraba todas las noches. Blaise ya no tenía ese brillo y sonrisa pícara que le ofrecía a todos. Ahora solo hablaba con nosotros o permanecía callado.

Tomar la marca en contra de nuestra voluntad nos había afectado tan dolorosamente que a veces me era imposible verlos y no bajar la mirada hacia sus antebrazos. Antebrazos que cubrían con camisas grandes, suéteres o túnicas. No salíamos. No reíamos y no mirábamos a nadie más allá que a nosotros mismos. Se sentía casi como una violación. A veces veía como las lágrimas caían de la cara de mi amiga sin que ella se diera cuenta y me daban ganas de mandar a todos a la mierda.

A Voldermort.

A nuestros cobardes padres.

Al mundo que nos trata como si fuéramos los culpables de los actos de los patriarcas de nuestras familias.

Sentía como estaba balanceándome en una fina y delgada cuerda que se rompería en cualquier momento. Estaba entre la espada y la pared y no podía tomar una decisión que beneficiara a todos.

-Draco, ¿podemos hablar?

Ignoré la pregunta formulada y seguí mi camino a las mazmorras, dejando a la persona que me hablaba atrás.

Esa era otra cosa que me dolía mucho. Dejé de hablar con Harry. De escribirle o siquiera de mirarlo. Cada vez que me buscaba la mirada y me sonreía con cariño sentía que iba a vomitar.

-Draco, por favor.- Harry estaba a mi lado. -¿Qué hice mal?

Nada. No hiciste nada Harry. Tu error fue confiar en mí, eso es todo.

-¿Dónde están tus perros guardianes? ¿No deberías estar con ellos?

-Estoy contigo, ahora.- Me tomó del antebrazo y mi reacción fue golpearlo hasta que me soltara.

-No me toques.- Le dije con fuerza en mi voz.

Cuando su mano me tocó pensé en la conexión que tenía con Voldermort. No podía permitir que el Lord se enterara que Harry había hablado conmigo. La vida de muchas personas estaba en juego.

-Lo siento. ¿Qué pasa?- Su voz sonaba suave y suspiraba como si quisiera acercarse. -Dime que sucede y tal vez lo pueda solucionar. Te escribí miles de veces, pero no lees mis cartas, así que pensé en tener un tiempo para nosotros dos solamente, lejos de todos. Podemos vernos el día antes del solsticio de verano, sucederá en una semana, por la noche se ven las constelaciones y dijiste la última vez que hablamos que te hacía mucha ilusión encontrar tu estrella. Quiero verla también.- Me sonrió. -Podría ser una especie de cita, solo si estas de acuerdo. Podría llevar comida y....y bueno, tal vez ver el amanecer, es muy bonito, quisiera que lo vieras. Por favor, dime que pasa, podría ayudarte.

Reí con ahogo. Quería llorar. Mi corazón se estaba rompiendo con el plan tan lindo que Harry me decía, pero no podía tener esperanzas, no después de las palabras de Voldermort.

"La vida de tu familia y la de tus amigos está en tus manos y en los resultados que obtengas en esta misión, Draco. No me decepciones y creas que puede jugar a los dos bandos. No querrás saber lo que les hago a los espías"

-Tú eres la última persona que podría ayudarme.- Dije con vaga emoción. Me dirigí a los baños del segundo piso, en lugar de mis aposentos, tratando de que se alejara, ya que nadie iba a ese lugar. -Déjame en paz. Olvida nuestras cartas, olvida que alguna vez intentamos lo que sea que hayamos intentado y no vuelvas a acercarte a mí.

-Draco.

No iba a parar, su sangre de héroe no se lo iba a permitir y yo con todo el dolor del mundo tuve que actuar para alejarlo.

"Lo lamento, Harry, tal vez algún día me perdones"

Mi cara tomó forma de asco y oculte cualquier emoción de mi rostro. Harry sabría lo que era ser el objeto de destrucción de un Malfoy.

-Fue divertido jugar contigo, pero ya me aburrió esta farsa.

-¿Farsa?- Preguntó Harry. -Draco. ¿Qué dices?

-¿En serio crees que alguien como yo estaría cómodo hablando contigo y escuchando tus problemas?

Los ojos de Harry se agrandaron de sorpresa.

-Yo...

-Era muy patético ver como hablabas de tus problema familiares y me daba risa ver que no eras valiente como para volver a la casa de tus tíos.

-Draco.- Su voz sonó aguda. -Ellos me matan de hambre, me hieren física y emocionalmente, dijiste que lo entendías.

-Ya no tengo tiempo de jugar al buen samaritano y seguir leyendo como aún lloras por la muerte de Sirius, o por estar lejos de Lupin o peor...- No lo digas, no lo digas, no lo digas, Draconis Lucius Malfoy. -Como quieres ser el héroe del mundo mágico para que todos te alaben y creas que perteneces por fin a un lugar.

Un sollozo salió de los labios de Harry, y sus ojos me miraron como si estuviera viendo a una persona extraña por primera vez. Y con el asombro, vino la molestia y la rabia.

-Que hijo de puta eres. Usar mis miedos y mi vulnerabilidad como un juego y luego alejarme como si fuera un desperdicio de mierda.

-Solo dije que ya no quería estar hablando contigo, fuiste tú el que quería una explicación.

Perdón.

-Ahora puedes dejarme en paz.

Te lo suplico, perdóname.

-No quiero que me vean contigo.

Te imploro que no me creas.

-Adiós, cara rajada.

HARRY, POR FAVOR.

Cuando me iba, en un acto reflejo, Harry volvió a tocar mi brazo, pero esta vez, con mucha fuerza para detenerme y el grito que solté nos dejó helados.

Nos paralizamos por un segundo, pero Harry fue más rápido y en un segundo me tomó de la muñeca y subió mi túnica.

La comprensión hizo que jadeara.

Mi brazo estaba hinchado, adolorido y con una capa que estaba cicatrizando la herida de la marca. Me dio vergüenza que Harry la viera.

Una mirada de rencor y resentimiento cruzó su cara.

-Así que solo fui un juego, ¿Voldermort te dijo que me sacaras información? ¿Todo era mentira? ¿Cada palabra? ¿Cada consejo y chiste que me escribías eran mierda que hacías por órdenes del maldito que me quiere ver muerto?

-Yo...

-¿Tú también me quieres ver muerto?

Negué con la cabeza, saliendo de su agarre. Sin embargo, Harry estaba fuera de sí.

-Todo este tiempo pensando en tus palabras y en desconfiar de mis amigos. Todo este tiempo de tener dudas sobre si elegí correctamente mi casa y a las personas que considero amigos y familia. Tantas dudas que implantaste en mi cabeza fueron engaños y mierda. Te encargaste de que me alejara de ellos y creyera en tus palabras.- Me miró con odio y lagrimas de frustración. -Seguramente ahora que me desechaste tienes otra misión ¿cierto? ¿Qué te ordenó ahora ese animal?

-No te importa.- Intenté salir del baño, pero no me lo permitió.

-Dímelo.- Exigió.

-Aléjate o te haré daño.

-¿Más?- Me miró con lágrimas que se limpio rápidamente. -De aquí no sales hasta que me digas que planea ese malnacido.- Volvió a acercarse a mí y yo reaccioné mal.

Le envié un Desmaius que casi lo golpea.

Cuando intenté disculparme, Harry me apuntó con su varita y, como pensó que yo lo había hecho para lastimarlo, hizo lo mismo que sucedió en segundo año en esa batalla de práctica: me devolvió el ataque.

-Sectumsempra.

El dolor llegó de inmediato.

Ambos nos paralizamos cuando mi camisa blanca se teñía de carmesí.

-DRACO.- Gritó Harry y corrió a mi lado.

Caí al suelo por el dolor de la herida. Se sentía como si un cuchillo se clabara en mi estómago. Grité de dolor.

-¿Qué hago? ¿Te cargo? ¿Te llevo a la enfermería? ¿Draco? ¿DRACO? respira, yo...

-Creo que ya hiciste suficiente, Potter.

El sonido de la voz de Snape me hizo gemir de dolor.

-Yo...él....es mi culpa, lo siento muchísimo. ¿Puede ayudarlo?

-Lárgate, yo me haré cargo.

-Yo lo lastimé, quiero ayudarlo.

-Si no quieres que medio mundo mágico sepa que lastimaste al heredero Malfoy te sugiero que te vayas y esto no lo comentes con nadie.- Decía Snape mientras me lanzaba un hechizo reparador que me contenía la sangre.

-Es mucha sangre.- Susurró Harry con horror. -No sabía, no sabía que haría eso, pensé que lo aturdiria o se desmayaría. Lo siento, Draco.- Su mirada suplicante fue lo último que vi antes de ver todo negro.

-Genial.- Dijo Severus. -Más problemas que debo solucionar.

La ultima compresión del profesor fue descubrir quien era el nuevo dueño de su libro.

-Típico de un Potter.

Y con eso, llevó a Draco a la enfermería.

_________________________________________

La última persona que esperé que me visitara en mi ultimo día de descanso fue la rubia que tenía parada en frente de mí.

-¿Qué quieres Lovegood?- Dije sin emoción. Aún me dolía, pero era más un dolor sordo que molesto. La enfermera dijo que en un par de días estaría como nuevo.

Tenía chocolates, libros, acuarelas y toda clase de objetos para distraerme cortesía de mis amigos. Pero las flores fue lo que más llamó la atención de todo y eran las responsables de las quejas de madame Ponfrey.

"Ese admirador tuyo de seguro quiere que lo perdones. Sigue mi consejo y hazlo sufrir hasta que se sus tornillos se salgan por todas partes. Que le cueste tu perdón, chico" había dicho esa mañana cuando toda la enfermería estaba rodeada.

Había muchas rosas blancas y tulipanes del mismo color. De hecho todas las flores eran blancas y tenían en cada ramo una flor que destacaba entre todas.

Era una flor verde.

Sabía sin preguntar que Harry se había escabullido para colocarlas aquí.

-Que bueno que estés mejor, Draco.

-¿Por qué me estás visitando? No somos amigos.

Me sonrió.

-Quiero pensar que lo somos.

Sonreí con locura. Aun me dolía el cuerpo,  pero me moví para estar más derecho.

-Luna, creo que esta es la primera vez que hablamos o que nos vemos directamente.

-No es la primera vez que tú me vez a mí.- Dijo con voz angelical.

Me dejó sin habla.

-¿Qué quieres decir?

-Las mariposas siempre me cuentan todo. Aunque no me dicen donde están mis cosas extraviadas, si me dicen quien está cerca de mí.- Me miró con una sonrisa. -Siempre me lo dicen, Draco.

Hablé sin fingimiento o engaños. Ya sabía lo que me quería decir indirectamente.

-Tú sabías que yo te estaba espiando.- No fue una pregunta. La rubia me miró y luego miró las flores para olerlas.

"Son mías" pensé con celos. Pero no dije nada, sonaba muy obsesivo incluso en mi cabeza.

-Lo sabía.- Exclamó después de un rato en silencio.

-¿Por qué no dijiste nada? Habrías evitado el castigo de todos. Habrías evitado muchas cosas.

-No lo sé. Las mariposas me susurraron que no lo hiciera. Me dijeron que tú tienes una misión muy importante.

-¿Una misión? No seas ridícula ¿Qué misión podría ser?- ¿Ella sabría de Voldermort? ¿Sabría qué me ordenó matar a Dumbledore? Sentía como se me paralizaba el corazón.

-Tampoco lo sé, pero durará muchos años.

Está bien, Luna no lo sabía, solo estaba diciendo incoherencias, aunque debía admitir que esa absurda idea me hizo sonreír después de mucho tiempo de no hacerlo.

-Tienes ojos tristes. No debes preocuparte, Draco, las mariposas me dijeron que tú mundo no siempre será negro.

-¿Y debo creerle a las mariposas?

-Sí.- Dijo con firmeza.

-En serio eres rara, Lovegood. Ahora entiendo por qué te dicen lunática.- Luego de un segundo le sonreí. -Pero yo debo estar igual de loco porque me caes bien.

-A mí también me caes bien Draco, ahora si me disculpas debo buscar mis zapatos en la cuarta estrella cerca del sol.

Bajé la vista y vi sus pies descalzos.

-Claro, Luna. Ve a buscarlos donde sea que hayas dicho.

Con un gesto de despedida se fue dejándome solo con mis pensamientos.

¡Por Merlín! Que chica más extraña, pero para mí sorpresa era la única otra chica, a parte de Pansy, que me agradaba.

_________________________________________

Pocos días después mis amigos irrumpieron en mi habitación.

-Te ves como la mierda.

Miré al moreno y le saqué el dedo medio.

-Gracias, me siento de la mierda.

-¿Aún estás lamentándote por romper con tu novio?

-No éramos novios.- Dije tapándome completo con la sábana. -No éramos nada. Eso ya se acabó. Solo fue una tontería pasajera.

-Como dice el viejo y conocido refrán: de los cuernos y de Snape nadie se salva.

Me destape la mitad de la cara y lo miré con confusión.

-¿Qué?

-Es un idiota, no lo escuches, se refiere a que Snape.- Pansy se acercó y me sonrió con tristesa. Su mirada, al igual que la de Blaise, había perdido tanto brillo desde la marca que lo odiaba. -¿Qué pasa?- Preguntó Pansy. -Faltaste a clases. Severus te quiere arrancar la cabeza. ¿Aún sigues lastimado? Poppy ya te dio de alta, pero si quieres volver, podemos....

-No es eso.- La corte.

¿Cómo le decías a alguien que tú corazón te dolía? ¿Cómo explicaba que mi depresión era por un malestar emocional y no físico?

-¿No dormiste anoche? Te entiendo, si no fuera por mis obligaciones como el gracioso del grupo yo también estuviera en cama como tú, pero tendría ojeras y eso es algo que no puedo permitir.

Mentiroso. Tenía tiempo que no se arreglaba o presumía su cara. Los tres habíamos cambiado mucho desde esa noche. Pero agradecía que intentaran hacer ver que todo estaba bien y que todo seguía normal.

-¿Qué día es?

Pansy y Blaise se pusieron serios y se sentaron a un lado de mi cama.

-Han pasado dos días, Draco ¿No has salido de la habitación?

Mi estómago hizo un sonido horrible, respondiendo la incógnita de mis amigos.

Al pasar unos minutos, pidiéndole a los elfos un poco de comida, volvieron a sentarse en la cama, esta vez uno en cada lado, podíamos estar los tres perfectamente ya que la cama era inmensa.

-¿Qué pasa?

-No tengo ganas.- Dije con dolor de cabeza. -Harry sigue odiandome. Mis padres creen que soy un traidor. Los de la luz creen que soy un doble espía y....y no tiene nada que ver pero por masoquista me compré una linda camisa ayer.- Lloré como idiota. -Me iba a ver tan sexi y hasta conseguí ese estúpido aparato muggle para captar las imágenes vivientes y plasmarla en papel para siempre. Todo eso lo hice ayer en un ataque impulsivo y ahora estoy tirado aquí queriendo morir.

-Es una cámara, Draco.

Les había dicho lo que pasó. Sobre la cita, sobre el accidente, yo no les ocultaba nada.

-Esa mierda. Me iba a tomar muchas fotos.

Al cabo de unos segundos, Blaise se paró de mi cama decidido.

-No. No te ibas a tomas una foto. Te vas a tomar la estúpida foto, porque vas a ir a esa cita.

-Harry no llegará. Le dije cosas muy hirientes para que se alejara de mí y piensa que lo odio porque me lastimó.

-Me importa una mierda que no vaya. Tú vas a ir, tú vas a cumplir con tu parte del trato y tú no serás de las personas que abandonan el barco solo porque las cosas se ponen mal. Si el idiota no llega, está bien, eso te hará entender que no vale la pena seguir llorando por sus huesitos.

-Pero...

-Blaise tiene razón.

-Siempre la tengo.- La interrumpió.

Pansy rodó los ojos y me miró con una sonrisa tierna.

-Escucha, se cura más rápido un corazón roto que un corazón que añora una ilusión que nunca pudo suceder ¿me entiendes?

Ella tenía razón. No podía morir de tristeza en mi cama y esperar que todo cayera en su lugar. Yo debía actuar también. Los miré. Limpié mis lágrimas y empecé a pararme de la cama.

-Estaré tan hermoso que los ángeles me cantarán alabanzas.- Dije tratando de sonar confiado, pero mis labios temblaban.

-Ese es nuestro Draco.

En el momento en que se fueron, empecé a ver que iba a ponerme. Luego de varios minutos una tela de color blanco llamó mi atención y sonreí. Era la camisa de seda color perla con encaje que había comprado y que tiré ayer.

Harry Potter no tienes idea de lo que te espera. Si te presentas o no, eso ya es decisión tuya, pero yo sí cumpliré e iré a esa cita de la que me hablaste días atrás.

___________________________________________

Mis manos sudaban.

¿Por qué le hice caso a ese par de tontos?

Estaba tan nervioso. Tenía una hora esperando y ya mis esperanzas estaban desechas.

-Está bien.- Me dije en voz alta. -Al menos yo cumplí.

-Yo también cumplí.- Me sobresaltó una voz que se escuchaba subiendo las escaleras de la torre de astrología.

Harry.

-Pensé que no vendrías.- Exclamo con lentitud.

-No lo iba a hacer.- Me dijo. -Pero en un segundo mis pies me sacaron de mi escondite y me obligaron a tomar un paseo nocturno y bueno, terminé aquí.

-Me alegro.

Harry miró de mi cara a mi estómago.

-Lo lamento.- Se disculpó. -No lo sabía. No sabía que haría eso. Debes pensar que soy un idiota ¿quién con tres neuronas en la cabeza utiliza un hechizo sin saber cuál es su función?

-Descuida.- Le reste importancia. -Yo también dije cosas hirientes ese día. Ambos salimos lastimados de una u otra forma.

-Dijiste lo que pensabas, no te disculpes por eso.

-Es que eso no fue lo que pensaba en absoluto.

El chico me miró confundido.

-Yo nunca quise tomar la marca. Todo fue premeditado por Voldermort. No podía hacer nada Harry, tenía la vida de mis amigos en sus manos. La de mis padres. No me importa si son muy malos padres, son los que tengo y no puedo hacer la vista gorda mientras son lastimados o asesinados.- Mi cuerpo temblaba con cada palabra. Pestañee rápidamente para alejar las lágrimas que querían caer. -La conexión que tienes con el Lord es fuerte, Harry. Él dice que no lo es, pero descubrió que nos escribíamos en secreto, así que no pude seguir fingiendo que estábamos bien. Si estamos cerca, él lo sabrá y yo...mis amigos, mi familia, ellos...tú podrías salir lastimado.

Harry en un segundo me abrazó. Me aferré desesperadamente a su cuerpo como si fuera un ancla en medio del océano.

-Nunca quise lastimarte.- Me dijo. -Lo lamento. Fue un hechizo que leí en un antiguo libro y no sabía sus consecuencias.

-¿Aún lo tienes?

Se alejó un segundo para mirarme, pero aún me sostenía.

-Ya no lo tengo, no después de saber quien era el propietario.

Lo miré sin entender.

-No tiene importancia, dice que es el principe mestizo, debe ser un gordo con complejo de Dios y después de lo que te hice me prometí no volver a usarlo.- Me miró con dolor. -Lamento mucho todo lo que pasaste por mi culpa.

-No fue tu culpa.

-Lo fue. Si Voldermort no se hubiese enterado, no te habría obligado a tomar la marca. Ni tus amigos ni tú se hubiesen sacrificado. Debió ser duro.

Lloré pensando en todo lo que sucedía en mi casa.

-He visto cosas horribles, Harry. Fechorías y atrocidades que me duele decir no he podido detener y...y solo quiero que esto termine. Si viniste fue porque esto es un adiós ¿verdad?

-Draco...

-Es muy peligroso estar juntos como amigos o...- No tuve el valor de seguir la frase. -Mi mente me dice que lo más lógico es acabar con esta cercanía.- A pesar de decir eso, mis manos se afianzaban a su camisa para que no me soltara. Él me tenía sujeto de manera dura en mi cintura. -¿Esto es un adiós, Harry?- Pregunté con lástima.

Ninguno dijo nada por lo que pareció una eternidad.

-Odio tanto lo que siento por ti.- Soltó de repente.

Sus palabras me paralizaron.

-Odio como me haces sentir cuando te veo llorar. Odio siempre estar pensando en ti. Odio no poder estar a tu lado cuando te sientes triste o cuando una alegría invade tu corazón. Odio que siempre estés a la defensiva porque eso demuestra las barreras que tuviste que construir para no salir lastimado. Odio no saber lo que te gusta o lo que te produce una sonrisa. Odio no saber cuál es tu color favorito. Odio no saber las cosas mundanas que invaden tu mente. Odio mucho no tener el derecho de protegerte y el honor de caminar a tu lado en cada logro que consigues. Odio que nuestro primer encuentro se haya visto manchado por terceros. Odio que hayamos desperdiciado tantos años en odiarnos, en lugar de crear un bonito lazo. Odio....- Tomó aire. -Odio tanto que la guerra nos haya puesto en bandos diferentes.- Juntó su frente con la mía y si fuera posible me abrazó más. -Te odio tanto.- Dijo en un susurro.

Fue un sentimiento.

Un soplo de aire.

Una confesión disfrazada que albergaba años de anhelos y molestias.

Yo entendí su añoranza.

-Yo también te odio, Harry- Le dije con fuerza. Poniendo todos mis sentimientos en esa frase y revelando una confesión de años atrás.

-Odio que estés en mi puta cabeza todo el tiempo. - Y sin más, me tomó de la cabeza con fuerza y me besó.

El beso fue desesperado y todo lo que había soñado. Lo agarré del cuello y lo sujeté para pegar nuestros pecho y que no quedara distancia entre nosotros.

Nunca esperé que mi primer beso fuera así de intenso, pero estaba viendo las estrellas al saber que Harry era mi primero.

En un acto casi salvaje, Harry baja sus manos de mi cabeza a mi espalda y segundos después las vuelve a bajar hacia mi trasero.

Con un apretón hizo que jadeara de la sorpresa. Nunca me había imaginado que Harry podría tomar el control de esta manera. Su lengua no pidió permiso y me invadió la boca sin titubeos. Yo no fui capaz de resistirme. Sentía que estaba soñando y no quería despertar. Mis uñas se clavaron en su piel y gimió.

-Te odio.- Me besaba. -Te odio mucho.- Me volvió a besar esta vez en los ojos. -No debería pensar en ti día y noche.- Me besó la nariz. -Odio que mi corazón se acelere cuando te veo.- Me besó en los labios. -Odio pensar que estás en peligro, no debería importarme. Nos hemos hecho tanto daño.- Me volvió a besar más fuerte. -Pero que Merlín me ayude, todo lo que haces me importa. Me importa y mucho. Incluso me vuelve loco cuando alguien se te acerca.- Me miró antes de volver a invadir mi boca con rabia. -Ese hijo de puta de Notts cree que con su rostro inocente me engaña, quiere estar contigo el muy cabrón.

-¿Estás celoso?- Le pregunto con una sonrisa.

-No.- Responde muy rápido. Demasiado para su propio bien.

-Claro que lo estás.- Le sonreí mientras lo besaba en todas partes de la cara.

-¿Te gustaría que estuviera celoso?- Preguntó a cambio.

Draco tardó un segundo en responder.

-Me gustaría.- Lo miró intensamente para luego volver a besarse.

Para Draco tener dieciséis años y estar en este momento con la única persona que lo ha hecho sentir emociones de este tipo fue un concepto tan surrealista que no sabía donde tocar. Al parecer Harry también estaba tomando el control de eso. Colocó mis manos en su pecho en señal de quitarle la camisa, mientras que él con suavidad sacaba el borde de mi camisa de encaje de mi pantalón.

-Esa camisa se te ve perfecta.

Saqué un poco el pecho ante el elogio.

-¿Te gusta?

-Cuando te la vi, lo primero que quise fue arrancartela.

Mi respiración estaba agitada.

-Hazlo.- Ordené.

Para este punto los dos estábamos sin camisa y nos besamos sin parar. Harry transfiguró varias almohadas en el piso y nos empezó a guiar hacia ellas.

-Harry...- Le dije con la voz nublada. -¿Tú acabas de...?

-¿Te asusta?- Preguntó por un segundo con ojos miedosos. -Nadie lo sabe, me enviarían a Azkaban en un parpadeo por pensar que soy lo suficientemente fuerte para no usar mi varita. No es muy intenso mi poder, solo puedo transfigurar algunas cosas y hacer otras pocas del día a día.- Sus ojos se desviaron. -Esa es la razón por la que el libro que encontré me fascinaba, tenía teorías al azar y algunas recomendaciones para personas que no usaban varita y aunque el autor no podía usar magia por su propia cuenta y necesitaba de la varita, sus ideas y consejos me ayudaron mucho. ¿Te molesta?

Lo miré. Acaba de hacer magia sin varita. Me acaba de explicar que nadie lo sabía, solo yo. Y aquí estaba, no pensando en si iba a delatarlo, sino preguntando si me había asustado.

Mi respuesta fue besarlo hasta que ambos nos quedamos sin aire.

Harry se sentó en las almohadas, con su espalda contra la pared para sujetarse mientras me atraía a su cuerpo y me sentaba en su regazo con ambas piernas abiertas posicionadas en la parte lateral de su estómago.

Estaba vulnerable, en una posición tan vulgar que los pura sangre me criticarian y me verían como un desvergonzado.

La idea de escandalizar a esas personas me hizo sacar una sonrisa arrogante. Sin embargo, en el momento en que me acerqué y nuestros miembros se tocaron detrás de los pantalones, mi sonrisa cayó.

Ambos estábamos al borde del deseo y Harry no ayudaba tocando mi trasero y acercándome más para que nuestras pollas bailaran en deliciosas sensaciones.

Entre besos y toques me susurró.

-Encontraré una manera de ayudarte Draco. Tus amigos y tú no están solos, yo trataré de hacer lo posible para devolverles la libertad que perdieron. Te lo prometo, solo dame tiempo.

Tiempo.

Eso era lo que no tenía.

El Lord me había hechizado para que mi marca se activara cuando hablara de la misión que me había impuesto sobre matar a Dumbledore. No tenía tiempo que perder. Pero con Harry a mi lado y esa cara de determinación que tenía no pude evitar sonreír y tener una minúscula esperanza.

-Como siempre queriendo ser un héroe.

Me sonrió.

-Aunque no lo creas, esta es la primera vez que de verdad quiero ser un héroe y poder ayudarte.

-Me has ayudado tantas veces aunque no lo sepas.

Harry estaba en mis pensamientos cuando tenía un mal día. Estaba en mis recuerdos lejanos cuando veía como sus amigos se aprovechaban de él y siempre estaba presente indirectamente cuando tenía que fingir delante de todos en la mansión y decir que estaba bien.

-Siempre pienso en ti.- Dijo como si leyera mis pensamientos, en medio de los besos. -Este año creo que mi obsesión contigo escaló un nivel superior y cada día me preguntaba donde estabas o con quién.

-Mira de nuevo esos celos.- Jugué con su cabello, dándole caricias y mimos,  amando que él estuviera igual de jodido que yo con lo que sea que nos estuviera pasando.

Harry tomó mis caderas y empezó un firme vaivén entre nuestros cuerpos para que nuestros miembros pudieran sentirse más entre sí.

-Harr...¿Qué...? ¡Ahhh!- Gemidos salieron de mi boca sin pudor. Este no era momento de pensar en nada más que en lo que Harry me hacía sentir.

Dejó una mano en mi cintura y la otra la deslizó hacia mi trasero nuevamente para marcar un ritmo en el que ambos estábamos muy excitados.

-Me encanta como gimes. Es mi nuevo sonido favorito.- Aumentó los empujes de mi cuerpo hacia su miembro y ya para este punto sentía como mis pantalones estaban mojados. -Yo seré tu primera vez.- Dijo con mando y voz gruñona.

-¿Estás seguro?- Pregunté entre gemidos. Claro que iba a ser mi primero en todo, yo ya lo había decidido, pero eso no significaba que no jugara un poco y lo hiciera estresar. -Puedo irme con otra persona y decirle que me...

-¡No!- El agarre de mi cintura me dolió y me estaba agarrando tan fuerte que estaba seguro que sus manos me harían una marca en donde sea que me tocara. -Nadie te verá así.

-¿Así como?- Me acercó hasta que su boca mordió mi oreja y me susurró.

-Gimiendo como un libertino por mi polla.

Sus palabras en vez de avergonzarme me excitaron en gran medida.

-Solo contigo actúo así, idiota.- No quise que sonara tan suave, pero Harry vio la vulnerabilidad en mis palabras.

-Lo sé, ángel. No tienes que decirlo. Yo sé que ambos somos sinceros el uno con el otro en lo que respecta a nuestro verdadero yo.

-¿Soy tu primero también?

-Lo eres.

Luego recordé algo.

-¿Fui tu primer beso?- Pregunté con recelo.

Me miró y había disculpa en sus ojos.

-Lo siento.- Fue lo único que dijo.

Celos recorrieron mi cuerpo y me hicieron reaccionar sin medida.

Empecé a dar pequeños brincos en su polla y aunque aún teníamos pantalones eso no desmeritaba el hecho de que podíamos sentir la curvatura y lo duro que ambos estábamos.

-Nadie más te tocará a ti tampoco. Si me entero que alguien te besó o si quiera intentó un roce con segundas intenciones voy a buscar al primer idiota de los Griffindor y le diré que me coja.

Me miró. Ambos sabíamos que era una mentira abismal. Ambos sabíamos que yo nunca haría eso y que primero me sacaría los ojos antes de dejar que un Griffindor me tocara, pero en el calor del momento Harry entendió mi amenaza y gruñó internamente antes de pegar sus labios con los míos. Mientras nos besamos me mordió fuerte el labio hasta sacarme sangre, como si fuera un recordatorio de quien era la persona que estaba debajo de mi y a la que le estaba cabalgando la polla.

-Nadie te va a tocar de esa manera. Quien se atreva...- Dijo Harry con voz oscura. -Lo juro por los dioses serán cenizas y huesos en mis manos.

Su amenaza logró que mis brincos fueran más intensos y cada vez que yo bajaba Harry subía su pelvis para sentir más nuestros miembros.

-Harry, yo...- Intenté decir con voz entrecortada. -Siento algo que nunca...yo....Ahhh.

-Lo sé.- Dijo Harry. -Vas a tener tu primer orgasmo.

-¿Cómo...? ¿Cómo lo sabes?- Dije entre jadeos.

Sin esperarlo, Harry traspasa la tela de mi pantalón y toca la piel de mi trasero.

-Porque es lo que yo experimento cada noche mientras me toco pensando en ti desde hace un año, cariño.

Sus palabras y lo que significaba fue demasiado para mi cerebro. Con un último grito de placer me vine y para mi conmoción mucho líquido salió de mis pantalones dejándolos mojados y pegajosos.

Con pequeños gemidos sentía como todo mi cuerpo explotaba en una sensación nueva que nunca había sentido. Sabía teóricamente lo que era un orgasmo, no era ignorante, pero nunca lo había hecho, simplemente no tenía forma o razón lógica para hacerlo o practicar este acto en mi cabeza.

Hasta que supe por que las personas lo hacen y entendí que era increíble. Agregando que mi primera vez fue con Harry eso me dejó sonriendo aún más.

Harry siguió moviendo nuestras pollas por un rato más hasta que siento como su corazón se agita y sus ojos se dilatan soltando un gruñido de satisfacción. Su orgasmo fue intenso de ver.

Quería verlo siempre.

Solo yo podía verlo ahora.

Nadie más.

-Harry.- Dije chiquito. No sé que me pasaba pero me había puesto sensible de repente.

Harry entendió mi llamada y me colocó de manera más cómoda aún en su regazo, abrazándome y diciendo palabras de consuelo.

"Que buen chico eres"

"Lo hiciste perfecto"

"Eres tan hermoso"

"No soy digno de ser tu primera vez, pero lo agradezco"

Cada palabra iba directo a mi corazón.

Con una sonrisa nos seguimos besando y aunque estaba incómodo por mi semen en mis pantalones, no quería arruinar el momento.

-Disculpa, ángel, pero no puedo dejar que se desperdicie. Llevo meses imaginando esto.

La mano de Harry, sin esperarlo, se metió en mis pantalones y me sacó un gemido. Traspasó mi ropa interior y tomó mi polla.

-Ahhh, Harry...mmm.

Su mano era lenta y deliciosa en mi pene, pero justo cuando volvía a levantarse por la sobreestimulación Harry sacó la mano.  Cuando le iba a reclamar, vi su mano.

Estaba cubierta con mi semen.

-Ni siquiera lo pienses.- Dije.

Harry me sonrió y mirándome directamente a los ojos empezó a lamerse los dedos y a gemir.

-Tienes el sabor más delicioso.

Mi cara estaba segura que era roja como tomate. Esto ya sobrepasaba mis límites y me quitaba el aliento.

Fue vulgar.

Fue lascivo.

Fue intenso.

No aparté la mirada.

Vi como se metía a la boca sus dedos manchados de mi semen y para sorpresa empecé a ponerme duro de nuevo. No entendía como este acto podía excitarme pero cuando Harry probó el último dedo con mi semen y me besó las chispas de la vergüenza y el deseo bailaron en un estruendoso baile.

Nos besamos con mi sabor entre ambos, sin problemas, sin peleas y sin preocupaciones de lo que nos deparará la mañana. Fue tan desproporcionado todo lo que experimenté esta noche que mi ultimo pensamiento, cuando quedé dormido viendo las estrellas, fue solo uno.

"También quería probar su semen y que esta noche nunca terminara"

__________________________________________

Días después de nuestro encuentro todo se fue a la mierda cuando en la misma torre de astrología, ese lugar tan mágico y que significó mucho para mí, tuve que matar a Dumbledore en frente de Harry.

Cuando vi sus ojos aterrorizados y conmocionados no tuve el valor de hacerlo.

Iba a morir.

Sabía que iba a morir en el instante en que bajara la varita. O a manos de Harry y Dumbledore por mí traición o a manos de Voldermort por mi deslealtad.

Mi familia, mis amigos, todos pagarían el precio de mi cobardía.

No tuve tiempo de sentir lastima por mí mismo porque, como un acto fugaz, mis ojos captaron el hechizo verde del imperdonable y como éste salía de una varita y se lanzaba al corazón del director para que el hombre cayera al abismo lejos de la torre.

Sin poder creerlo vi como Severus mataba a Dumbledore y se escapaba del lugar, siendo perseguido por un Harry muy molesto.

Caí de rodillas preso del pánico y la desesperación.

¿Ahora que iba a pasar conmigo?

¿Qué pasaría con mis amigos?

Mierda, que año de porquería. Esperaba que esto no me explotara en la cara después.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Estamos a pocos cap de que derroten a Voldermort, de que se casen tengan hijos y todo se vaya a la mierda 20 años después de sus "felices para siempre"

Tal vez no les guste la vida de este Draco y este Harry y solo quieran saber por qué Draco viajó a la línea original, pero creo que deben entender el contexto largo de como empezó su historia, de como vivieron felices casados y con hijos y como todo se fue a la mierda aún con Voldermort muerto.

Espero les esté gustando esta línea temporal.

P.d. Aún le siguen tirando Hate a James, me da risa porque me piden que no aparezca y yo solo pienso que es mi personaje favorito junto con su pareja Tom, así que estarán hasta el final. Si lo van a funar que nos funen a los dos *saca el machete oxidado de su abuela para caerse a piña con quien sea*

P.d. 2 siganme en ig (Maripaz_Arjona|Reseñas) tengo dos, uno es el personal y el otro es de reseñas y donde recomiendo libros bl y todo lo que me gusta.

Feliz lectura❤️

Chapter 29: Tiempo

Chapter Text

-Es un traidor.

Miré a Harry.

-No sabemos las razones ni el por qué lo hizo. Te dije una vez que no todo es blanco y negro. A veces debemos tomar decisiones y actuar de cierta manera por circunstancias que se nos escapan de las manos.- Dije sutilmente, recordándole la mierda que yo estoy pasando con la marca tenebrosa y mi puesto con el Lord.  Harry estaba aprendiendo muy rápido Oclumancia y ya le era más difícil a Voldermort entrar en su mente, pero aún así el miedo en mi cuerpo no se iba.

-Mató a Dumbledore, es lo único que debe importarme.- Miró a la nada por un rato. -Y pensar que él es el autor del único libro que he amado en mi corta vida, me siento confuso y las emociones que me provoca ese hombre por sus actos es una ambivalencia que no quiero tener.

En un silencio apacible lo miré antes de dar un par de pasos lejos de él. Estábamos en la mansión Black. Sirius le había dado todo en herencia a Harry y ahora él podía hacer uso de la mansión y darme el acceso para visitarlo. Hace semanas que sucedió el entierro de Dumbledore y el mundo mágico aún lloraba su perdida.

-Sus actos hablan por él, y ya decidió en que bando está luchando, Draco. Es tu padrino pero recuerda a quién mató. Creo que lo más lógico es que pague por su delito.

Mi cuerpo reaccionó ante la pequeña amenaza.

-Mis amigos y yo tenemos la marca, ¿eso significa que vas a mandarnos a Azkaban por estar en el bando de la oscuridad? Así haya sido en contra de nuestra voluntad, todos saben de quienes somos hijos y saben que nuestros padres son sus fieles seguidores. ¿Vas a acusarme por los crímenes que hice y los que haré si no tengo más opciones para seguir viviendo?

Harry se dio cuenta de su error y corrió a abrazarme.

-Tu situación es diferente, precioso. Te obligaron a tomar la marca. En cambio Snape mató al director sin cohesión de por medio.

-No lo sabemos.- Dije apoyando mi cara en su cuello y tranquilizando mi ansiedad.

Harry y yo habíamos estado días discutiendo sobre lo que había sucedido hace semanas en la torre.

Severus había matado a Dumbledore.

El funeral del director fue al día siguiente de su muerte y todos se entristecían por la pérdida de su líder. El mundo mágico estaba de luto por la muerte del hombre que venció a Grindelwald y la esperanza de derrotar a Voldermort se habían hecho trizas.

Ahora todo recaía en Harry.

Al cabo de un rato, en un silencio pesado, fuimos a descansar en el jardín. El hombre estaba con su cabeza en mis piernas mientras hablábamos por milésima vez de los sucesos que habían pasado esa noche.

-No intentes defenderlo, Draco.

Le estaba acariciando el cabello salvaje que tenía y escuchaba atentamente su molestia.

-Mató a Dumbledore. Quizás no sé la razón verdadera de su actitud, pero eso no desmerita su atrocidad. Albus Dumbledore era un pilar para la guerra y ahora...ahora no está y...- Su respiración empezó a agitarse. -Todos me preguntan qué debemos hacer y yo no lo sé. Tengo miedo de que todos confíen en mí y los defraude. Voldermort está destruyendo nuestro mundo para encontrarme y yo estoy aquí ocultándome como un cobarde.

Harry tenía un punto. Sin embargo, él se culpaba de la situación cuando en realidad fueron algunos ministros y miembros de la orden quienes le dijeron a Harry que no debía ver la luz en un buen tiempo, ya que el Lord estaba creando disturbios y destrozos en todas partes.

Me acurruqué más hacia él y a pesar de estar en una posición incómoda, no me importaba.

-Nunca podrás defraudar a nadie Harry. Te sobreexiges mucho, tómate un día a la vez. Mándalos a todos a la mierda.

Una sonrisa salió de sus labios.

-¿A la mierda?- Preguntó con gracia.

Me encogí de hombros.

-No hay un lugar más lejos.- Junté nuestras frentes y le hablé. -Nadie puede encargarte una responsabilidad que no te corresponde.

-Lo sé.- Cuando me alejé un poco besaba con lentitud mi brazo, específicamente donde estaba la marca tenebrosa. -Gracias, Draco.- Susurró.

Giró la cabeza de mis piernas y me miró, en una suave indirecta para inclinarme y besarlo.

Y eso fue lo que hice.

Desde esa noche hemos estado juntos. Pero no fue oficial hasta hace unos días donde Blaise intervino mientras tomábamos una cerveza de mantequilla en un pub lejos del mundo mágico ya que aún no se sabía lo que la orden decidiría con Harry.

Eran las tres de la mañana, así que solo estábamos nosotros y el encargado que habíamos desmayado hace un rato.

FLASHBACK.

"Encuentrame en el callejón Diagon, cariño. Es urgente.

H.P."

-Idiota, nunca debes firmar algo con tus iniciales en tiempos de guerra.- Dije en voz alta. -Te patearé el trasero cuando te vea.

-Espero que tu hombre nos compre un fino vino o una rica langosta por exponer mi delicioso cuerpo de esta manera a los rayos del sol por su nota secreta.- Dijo Blaise.

Miré el cielo con desconcierto.

-Son las tres de la maldita madrugada, Blaise.

-La luna lo tapa, pero el sol sigue ahí.

Miré a Pansy mientras ella solo se estampaba su mano sobre su cara como si el escuchar a nuestro amigo fuera lo más difícil del mundo.

-Falta poco. Dijo que estaría aquí en...

-Vaya, vaya, vaya...miren lo que trajo el gato.

-Esa voz yo por desgracia la conozco.- Dijo Blaise. Los tres nos dimos la vuelta y para mi pena si era quien creía.

-Vámonos.- Le dije a mis amigos. Estábamos en uno de los callejones más ocultos de Diagon.

-¿Qué hacen aquí?- Preguntó Ginevra. -Seguramente quieren hacer disturbios o desastres. Es típico, los de su calaña solo dejan caos donde vayan.

-No te sorprendas Giny.- La voz de Ron se escuchó cerca. -Los grandes reyes de Slytherin creen que con la muerte de Dumbledore ahora podrán hacer lo que quieren.

-Creen que nadie va a hacer algo si quieren lastimar a las personas.- Ahora fue Granger quien hablaba. -La orden va a detenerlos a todos, a ustedes, a sus padres a...

-¿Te lavaron el cerebro, amiga?- La calló Zabini con aburrimiento.

-Somos mejores que ustedes, somos los buenos y nuestra lucha...

-¿"Nuestra lucha"? Suenas igual que Dumbledore, definitivamente les lavaron el cerebro. Esta guerra no se trata de bandos, se trata de la sangre, el poder sobre la dictadura y a quien queremos como gobernante. Pensé que eras la lista.

Hermione se puso roja de rabia.

-Eres un mortifago, no puedo esperar neuronas funcionales en alguien como tú.

Blaise se rió.

-Pobre ilusa.- Dijo Blaise. -Se cree una perra, pero es sólo una gata del basurero.

-Blaise.- Dijo Draco tratando de callar a su amigo.

-No me voy a callar.- Mi amigo me señaló con su dedo en un aire acusador.

-Así es amigo, dile sus verdades a la muy zorra.

-Pansy.- Exclamó el rubio sorprendido por la motivación de su amiga hacia el moreno.

-Escuché qué tu madre va por su quinto marido, debe ser horrible saber que es una puta.

Oh, habló de la madre de Blaise, estaba muerto.

Antes de que mi amigo dijera algo, le lancé un maleficio a Ron que lo hizo estamparse contra la pared bruscamente. En ese momento todos ya teníamos las varitas para contraatacar.

-Te recuerdo que la pobre infeliz de tu madre tiene como mil hijo, a mi parecer la puta es otra, mi querido Weasley.- Dije con sarcasmo y prepotencia. -No sabía que la pobreza era sinónimo de la estupidez.

Casi podía ver los ojos de Ron salirse de su cara por lo horrible que me vio.

-Estoy hasta la mierda de que siempre quieras hacerme menos. Quieres que Harry crea en tu buen corazón, pero a mí no me engañas, eres un parásito que quiere meterse entre nosotros.- Me miró con desprecio. -Digno hijo de tu padre, el mortifago. ¿Cómo puedes conseguir estudiar aún en Hogwarts? ¿Le abriste las piernas a Dumbledore antes de morir o qué? Espera, seguro ese murciélago grasiento hizo algo y....

El golpe que le di en la cara le hizo caer como peso muerto al suelo, generando que su nariz sangrara.

Me abalancé sobre él, olvidando usar la varita y me quedé encima de su cuerpo. Mis golpes en su cara no se hicieron esperar.

Descargué toda la rabia que tenía sobre mis problemas en el pelirrojo. Después de un rato de golpes y moretones, Blaise, Pansy y Granger nos detuvieron. Ginevra sólo motivaba a su hermano de seguir la pelea.

-Pequeña zorra.- Ron se alejó, pero se veía que quería devolverme la paliza, ya que él tenía mas heridas que yo. -No creía que las princesas se mancharan las manos.

Lo miré con burla.

-Han pasado casi siete años y aún eres una mierdecilla en insultos.- Señalé su camisa. -Tienes un agujero pequeño en la manga que intentas tapar desde que estamos aquí, pobre, seguramente los gemelos, cuando te donaron su ropa, no vieron esa camisa tan gastada...oh, espera.- Puse cara de lastima fingida. -Todo lo que ustedes usan, comen o respiran es gastado.

-Hasta aquí. Te daré la paliza de tu vida.

-¿Tú y cuantos más?- Exclamé arrogante.

En el instante en que Ron iba a golpearme, una mano lo sujetó.

-¿Qué crees que haces?- La voz de Harry sonaba molesta.

-Harry.- Su voz autoritaria de hace un rato se esfumó, dando paso a una de víctima. -Hola, amigo, que bueno verte, mira lo que ellos estan haciendo con nosotros. Como siempre Malfoy queriendo molestarnos. No sabes lo que me dijo.

-Lo escuché.- Por un segundo me preocupé de que le creyera a Ron, pero Harry solo miró al Weasley. -Pero también te escuché a ti, Ron. No fue nada bonito lo que le dijiste a Draco y la madre de Blaise. ¿Qué hacen ustedes aquí?

-¿Nosotros? ¿Qué haces tú aquí? Se supone que debes estar oculto.- Nos miró a mis amigos y a mí. -No sabemos qué espías o hijos de puta le pueden decir al Lord que estas aquí y....

-Y nada, Ron. ¿Qué hacen aquí?- Dijo Harry serio volviendo a repetir sus palabras.

Ambos hermanos se vieron sin decir nada y vieron a Granger.

-Estábamos, bueno, nosotros....eh, ¡Ah! Estábamos haciendo rondas y guardia, ya sabes, para vigilar que todo estuviera en orden, no nos des las gracias.- Decía Hermione.

Harry la miró con seriedad.

-La guardia de hoy le toca a Charlie y al ministro Sprixh. ¿Estaban siguiéndome?- Su voz sonó afilada.

-Harry, es muy peligroso que estés solo.- Dijo Ron dejando la farsa. -Solo queríamos saber que estabas bien.

-Estaré bien, pueden irse.

-No te dejaremos con ellos.- Ron nos señaló. -No somos iguales Harry, debes comprenderlo. Son peligrosos, no son como nosotros.

-Es verdad.- Dijo Blaise. -Lo que me diferencia de ti es que yo si me baño y no vivo en una casa en ruinas que si no fuera por la magia ya sería escombros y suciedad.- Dijo Blaise.

Vi a Harry. Éste solo suspiró.

-Estaré bien, por favor, necesito hablar con Draco.

-Sobre mi cadáver.- Dijo Ginevra.

-Eso se puede arreglar.- La voz divertida de Pansy sonó en el aire.

-¿Es una amenaza?- Giny apuntó su varita hacia la castaña. -Te aconsejo que tengas cuidado conmigo.

-No recibo consejos que no he pedido y menos de una mierda con patas como tú.- Chilló Pansy indignada.

-Harry.- Susurré para que arreglara esto. -No se irán.

Harry suspiró y me miró con intensidad.

-Promete que tus amigos no dirán nada.

-No lo harán, confío en ellos con mi vida.

-Y yo confío en ti.- Ante su afirmación Harry levantó su mano y todos se paralizaron excepto nosotros dos. Se giró a sus amigos y después de lo que parecían años lo escuché hablar en parcel.

"Regresen con la familia Weasley, nunca me vieron y no vieron al trío plateado en el callejón Diagon"

Los ojos de los tres estaban nublados y casi dormidos. Con mucha lentitud vimos como cada uno se daba la vuelta y se iba. Luego de estar solo nosotros cuatro, Harry desbloqueó la magia que paralizaba a mis amigos.

Lo primero que dijo Blaise fue.

-Eso fue sexi.

-Cuidado.- Le dije con seriedad colocando mis manos alrededor de la cintura de Harry.

Blaise solo levantó las manos en señal de rendición.

-Amigo, solo expreso lo que veo. Tu hombre no sólo hizo magia sin varita sino que combinó el parcel con el Imperius, eso está en otro nivel.

-Tienes que tener mucho cuidado, Potter. Cualquiera mataría por esta información. Dudo que tu "bando" lo sepa.

-No lo saben y espero que así se mantenga.- La orden estaba tan directa que no podía ser sutil ni aunque se intentara.

Pansy sonrió.

-Mientras Draco no esté triste por tú patético trasero me importa poco lo que hagas.

-Eso quiere decir que guardará el secreto.- Dije. Harry me vio y sin esperarlo me tomó con una mano de mi cabello y me estampó un beso.

Luego de un segundo su frente se juntó con la mía.

-Hola.

Sonreí como un niño en dulcería.

-Hola.

-Sí, hola a todos, que gusto ¿podemos irnos?- Como siempre mis amigos siendo los reyes de las sutilezas.

Todos nos fuimos al bar que había dicho Harry que era seguro, ya que había pagado para alquilar todo el sitio durante la noche entera. Nos sentamos en un silencio tranquilo mientras cada uno lidiaba con sus pensamientos intrínsecos.

Luego de un rato en el cómodo silencio, la voz de mi amigo salió disparada.

-Mi amigo no es una zorra.

Harry escupió su bebida, mientras tosía le preguntaba a Blaise el por qué de sus palabras.

-Veo que le tomas la mano debajo de la mesa y le das besitos cursis en su nariz y cabello.

-Bueno, eh, yo...yo, nosotros...

-No me importa si mi amigo está saltando en tus huesitos, pero Draco merece que su relación, si es sería, sea oficial y no un secreto que quieras ocultar de tus amigos.

-Blaise, es suficiente.- Dije.

-Él tiene razón.- Dijo Harry sacando un estuche. -Te lo iba a dar cuando estuviera a salvo, pero no sabemos lo que sucederá mañana.- Cuando se abrió la caja un lindo anillo plateado con incrustaciones de piedras esmeraldas que lo bañaban alrededor se reflejó ante mí. -El punto es que de verdad he querido estar contigo desde que éramos niños, solo que fui muy idiota para verlo y ahora han pasado tantas cosas.- Me miró. -Hemos pasado por tanta mierda que estar junto a ti es un bálsamo de agua fresca y cada vez que tengo el honor de tocarte o solo compartir tu tiempo me alegro muchísimo, quiero más. Más días, más encuentros, más de nosotros.

-Harry...

-Blaise es un hijo de perra muy sabio, tú no eres ni serás nunca mi secreto. Es tu decisión absoluta lo que hagas con este anillo si lo deseas o no, pero me harías muy feliz si aceptas que yo sea tu novio.

Mi respiración estaba muy acelerada.

Cuando iba a hablar, mis idiotas amigos intervinieron.

Blaise silbó.

-Mira el tamaño de esas esmeraldas.

Pansy se acercó y simuló hacer una lupa con su índice y su pulgar para ver el anillo.

-Efectivamente, es real y caro. Yo digo que sí.

-Lo apruebo también.- Dijo Blaise.

Los miré con tortura en mis ojos.

Ellos silbaron y dijeron algo de ir al baño.

-Discúlpalos.- Luego sonreí. -Es la primera vez en meses que los veo emocionados y siendo ellos mismos, creo que hasta Blaise sonrió un poco cuando lo llamaste hijo de perra.

Harry se puso rojo y sonrió con vergüenza.

-Perdón por eso.

-Descuida.- Miré el anillo. -¿Esto está pasando en verdad?

-Espero que sí, de lo contrario si es un sueño voy a lastimar a alguien por despertarme.

Reí y con lágrimas contenidas me incliné para besarlo.

-Sí.

Una triste sonrisa apareció en los labios del castaño.

-Quería planear algo especial y bueno, no sé, algo digno de ti. Te mereces solo lo mejor y que una pedida de noviazgo sea perfecta. Disculpa si es muy humilde o sencilla.

Me colocó el anillo y lo admiré en mi mano.

-Esto es mejor que un banquete extravagante.- Mi incliné a besarlo. -Tú, yo- Miré de reojo. -Y los dos idiotas que están a unos metros espiándonos.

-No estamos espiando.- Se escuchó decir a lo lejos.

-Cállate.

Los ignoré.

-Oye, Draco.

Lo miré.

-¿Sí, Harry?

-Somos novios.

Sonreí sin poder contenerme.

-Lo somos.

-Gracias por decir que sí.

-Gracias a ti por creer en nosotros.

-Siempre he creído en nosotros.

FIN DEL FLASHBACK.

Recordar ese momento me trajo nostalgia agridulce porque días después la orden le prohibió a Harry acercarse a alguien que no sea del bando de la luz y prácticamente lo encerraron en la mansión. Gracias a Salazar que él podía decidir quién entraba y quien no. Es por este motivo que yo siempre me escabullia en la madrugada para verlo.

En este instante estábamos en el jardín, ahora Harry estaba recostado en un gran árbol con hojas negras, encantado exclusivamente para que nunca pierda su color y pudiera resistir para siempre. Yo estaba en su regazo con mi trasero en sus piernas y mi torso apoyado en su pecho. Su camisa estaba desabotonada y mi mano subía y bajaba por su estómago. A veces colocaba mi mano en su corazón y solo escuchaba sus latidos.

-¿Confías en mí?- Me preguntó Harry al cabo de casi media hora sin hablar, sumidos en nuestros pensamientos. Me hizo girar mi cara y con sus manos me apretó más el cuerpo.

-Siempre.- Le dije sin dudar.

-Por favor, no olvides que todo lo que hago es para nosotros y para tener un futuro donde no tengamos que escondernos por alguien.

-¿Qué pasa, cariño?- Pregunté. Harry no era de hablar por hablar. Muchos decían que divagaba con sus palabras, pero yo no estaba de acuerdo, él se expresaba diferente y debías entenderlo como si fuera un enigma que debías aclarar.

-Solo...solo te pido...- Se calló.

-¿Qué quieres?

-Tiempo.

-¿Qué pasa, Harry? ¿Sucedió algo?

Harry me miró y luego me besó con fuerza hasta morderme el labio y sangrar. Algo debía estar pasando porque mi novio solo era así de intenso y apasionado cuando sentía que las cosas estaban tomando un curso diferente.

Luego de lo que pareció una eternidad me encontré con su mirada.

-Este año no voy a ir a Hogwarts.

No dije nada. No me sorprendía su decisión. Pero mi lógica no podía decirle a mi corazón que se calmara, así que empecé a tener ansiedad por lo que esta revelación nos causaría.

-No te voy a ver si no vas al castillo.- Dije más como una afirmación. Ver a Harry sería imposible si no era en Hogwarts. Todos los ojos de la luz y los mortifagos estaban sobre nosotros. Los encuentros en la mansión ya eran más difícil porque todos los de la orden siempre se quedaban para, según ellos, proteger y resguardar a Harry. Esta visita era la primera en varios días que teníamos.

Todos estaban sobre nosotros.

A mí por creerme un traidor.

Y a Harry porque esperaban que este fuera el año en que derrotara a Voldermort.

-¿Dónde estarás? ¿Cuándo podré verte?

-Pasará un tiempo, amor.

-¿Cuanto tiempo será? ¿Días, semanas?- Pregunté con temor.

Fue el turno de Harry de callar.

-Harry.- Lo hice verme tomando su mejilla y acercandola a mí.

-No lo sé. Dumbledore nos dio una misión, Draco. Debo...- Suspiró. -Debo cumplirla y tratar de ayudar a todos para...

-¿Para qué?- Dije con resentimiento alejándome de él y colocándome de pie. -¿Qué ha hecho el mundo mágico por ti? ¿Por nosotros? ¡Nada! Nada Harry. Nos han quitado tanto y ahora tú les permites que nos alejen, tal vez por meses, y estás tan tranquilo. No es justo. ¡No es justo!.- Harry se acercó rápido y me abrazó para consolarme. -No es justo, estamos tan bien, somos felices, somos libres y...y...

-No somos libres, ángel. La libertad no debe saber a desesperación. La libertad no debe estar por debajo del miedo y la incertidumbre por un hijo de puta que nos quiere ver muerto y a todo aquel que no esté a favor de sus ideales. Eso no es libertad.

Mis lágrimas salieron con molestia.

-Esta no es tu guerra. No deberías ser el héroe del mundo.- Dije miserable.

-Se convirtió en mi guerra el día en que ese hombre mató a mi familia. Debo hacer esto.

Pasó un rato hasta que hablé con voz temblorosa.

-Eres todo un Griffindor. Godric estaría feliz de ti.

-Casi soy uno más de tu casa. También tengo algo de Salazar en mí.

-¿En serio? ¿Cómo....? Harry, mierda, casi vamos a la misma casa ¿eso es lo que me estás diciendo?

El castaño sonrió.

-Te tengo una sorpresa. He guardado este hechizo desde que nos besamos por primera vez en la torre de astrología.

-Han pasado semanas...

-Lo sé.

-¿Por qué ahora?

-Porque no sé cuando vuelva a verte, amor.- Dijo Harry serio. -Y quiero que veas a través de mis ojos todo lo que he vivido, mis recuerdos, mis sentimientos, mis emociones. Quiero que veas todo lo que he vivido los últimos diecisiete años. Quiero mostrarte. Quiero que lo veas.

Y Harry lo hizo.

El hechizo era como una gran gota de agua en el cielo donde se veía reflejado los recuerdos de Harry.

Vi su primer año.

-Que feo era.- Dije refiriéndome a Voldermort o la parte del hombre que estaba pegado al cuerpo de Quirell.

-Lo era.- Estuvo de acuerdo Harry.

-Ese juego de ajedrez casi te deja sin cabeza.

-Ron salió lastimado.

-Me importa muy poco.

Harry solo negó con la cabeza.

Segundo año pasó en un borrón.

-Lockhart era un hijo de perra. Mira que querer lastimarlos para que no dijeran su secreto.

-No te preocupes por él. Lo último que supe de su patético trasero es que estaba en San Mungo.

Tercer año fue tan surrealista que le di un empujón.

-Idiota. Con razón todo fue tan extraño con el hipogrifo. Debo admitir que un giratiempo es algo increíble. Tu primo es un idiota totalmente, si aún es una molestia, yo me encargo.

Harry me abrazó por la cintura.

-Mi héroe.- Su susurro me excitó un poco, así que para distraerme seguí mirando.

Se me revolvió el corazón en el cuarto año.

-Es una hija de puta. Lástima que los centauros no la retuvieron para siempre.

-El ministerio podría haber actuado en contra de las criaturas mágicas y nadie quería eso. Aunque si la hicieron sufrir un poco.

-Me alegro.- Dije sin remordimientos.

Quinto año me dejó un nudo en la garganta.

-Ya lo he dicho muchas veces, pero en serio lamento lo que pasó con tu padrino.

Harry solo me besó la mejilla.

-Lo sé, aún me duele, pero atesoro el tiempo que estuvimos juntos.- Cuando llegó el sexto año Harry se alejó un poco de mí. -Quiero que veas mis recuerdos de él año pasado y podrás decirme que opinas.

-¿Qué pasó el año pasado?

Y entonces lo vi.

Sus recuerdos.

El profesor Horace.

Tom Riddler.

Voldermort.

Como el profesor le revelaba al Slytherin una manera terrorífica de almacenar su alma y dividirla en partes.

Siete partes para ser preciso.

-Ha...- No tenía palabras.

-Esa es mi misión, Draco.- Dijo en voz baja. -Yo...yo debo encontrar las partes de su alma que tiene escondidas y destruirlas. Ya he acabado con varias.

-¿Qué?

-El diario. Era una parte de su alma. Debo hacerlo.

-Pero Harry...- Lo vi sin poder creerlo. -Tú, tú no puedes hacerlo solo.

Harry se calló.

-¡Díme algo, maldita sea!- Exploté ante su silencio.

-No iré solo.

Mi rabia se instaló en todo mi cuerpo.

-¿En serio vas a ir en esta maldita travesía con personas que te he dicho que no son de fiar? Ron y Hermione no son tus amigos, Harry. No puedes poner tu vida en riesgo y creer que ellos son de confianza y te ayudarán en un momento crítico.

-Draco.

Lo interrumpí con furia.

-¡HARRY POTTER!- Lo golpeé en el pecho. -¿Qué mierda te pasa? ¿Cómo puedes decirme todo esto a la ligera? ¿Cómo crees que harás para encontrar los fragmentos de su alma?- Ahora le gritaba. -ES MUCHA RESPONSABILIDAD.- Empecé a llorar de la rabia. -Eres tan irresponsable con tu propia vida. Tú....tú crees que tu vida no vale, pero sí lo hace, Harry. Tu vida es importante, tu vida vale, ¿Cómo puedes lanzarte a los lobos de esa manera? ¿Crees que no dejarás a nadie atrás? Pues sí lo harás hijo de puta.

-Cariño...

-A mí. Vas a dejarme a mí atrás y yo...yo prometí.- Las lágrimas salían. -Yo prometí estar contigo en las buenas y en las malas y ahora me alejas.

Harry intentó abrazarme, pero se lo impedí, luego de un rato de forcejeo sucumbí al dolor y la tristeza. Nos fundimos en un abrazo y caímos al suelo cerca de la laguna y el árbol donde antes estábamos.

-No te alejo. No quiero que salgas lastimado. A mi me puede pasar infinadades de peligros, pero a ti no. Eres tan valioso para mí.

-Pero Harry, ellos....

Me besó los ojos llorosos.

-Yo me cuidaré. Cuando haya una pequeña duda sobre ellos tomaré cartas en el asunto ¿Te parece?

Suspiré. Tantos pensamientos, preguntas y dudas en mi cabeza que querían explotar y decirle mil cosas, pero el estrés y la presión que mi novio tenía eran muy grandes, así que decidí guardar silencio.

-¿Sabes donde está alguna de sus otras partes?

Harry permaneció callado y susurró algo que mi cerebro no quiso procesar.

-¿La perra?

-Sabemos que Dolores tiene el guardapelo, ahí empezaremos.

-Mierda, tú vas sonriente a la guillotina sin parpadear y creí que yo era el francés.

Harry sonrió y se acercó.

-Me gusta cuando dices palabras en francés.- Volvimos a caer en el césped.

-J'aime quand nous sommes seuls, comme ça je peux parler français juste pour toi (Me gusta cuando estamos solos, así puedo hablar francés sólo para ti)

-Eso sonó sexi.

-No fue sexi.- Me reí.

Harry suspiró hondo y me atrajo más a él, donde nuestros cuerpos estaban a centímetros el uno del otro. Sin pudor alguno yo mismo me levanté un poco y me coloqué en sus piernas y me senté hasta que sentía como su gran miembro se acomodaba en mi trasero.

-¿Quieres escuchar algo sexi?- Me incliné a su oído y le susurré. -Je veux que tu me serres dans tes bras, maintenant. Je veux me souvenir à jamais que ma première fois, c'était avec toi. (Quiero que me cojas ahora. Quiero recordar por siempre que mi primera vez fue contigo)

Luego de decirle la traducción el miembro de Harry se endureció y su rostro se enrojeció.

-Quería que fuera especial.- Medio dijo Harry negándose.

-Lo será.- Le prometí. -Quiero que mi primera vez sea en un lindo lugar.- Miré las estrellas, el lago de la mansión y el árbol que nos daba un cálido abrazo. -Que mejor lugar que la mansión de nuestras familias. Ambos somos Black y nuestra conexión se respira en esta casa.- Empecé a restregarme contra él, sacando algunos gemidos.

-Cariño.

-Por favor Harry, no me lo niegues.

Harty tomó mi trasero y lo juntó más a su polla.

-Nunca te negaría nada.

Y con un beso sellamos este momento.

Fuimos lento. Como si no tuviéramos preocupación alguna. Como si el amanecer no estuviera a la vuelta de la esquina y Harry no tendría que irse a una misión imposible. Con pasión nos tocamos y empezamos a quitarnos la ropa.

Habíamos transfigurado una piedra para que fuera una gran manta alcolchonada y acostarnos en ella.

-Esta camisa es muy suave.- Dijo Harry y al cabo de un segundo dio un jalón donde todos los botones de mi camisa de encaje saltaron por todas partes causando que se viera mi pecho.

-Era una buena camisa.

-Te daré cien iguales a esa.

-¿Para que puedas arrancarlas después?

-Sí.- Empezó a quitar el botón de mi pantalón y besar mi pezón. -Todos los días te arruinaré una nueva.- Besó mi piel sonrojada. -A veces con los dientes. -Besó mi pezón izquierdo. -Luego solo con una mano. -Besó mi pecho. -Y también solo utilizaré mi varita.

-Ahhh.- Gemidos salieron de mi boca cuando me dejó solo en ropa interior. -Tú estás muy vestido.

-¿Qué harás al respecto?

Con manos confiadas pero a la vez nerviosas empecé a quitarle su ropa. Quedó también en ropa interior y respiré admirando su cuerpo.

-Eres hermoso.- Dije viendo sus cicatrices.

-No es necesario ser amable, cariño. Sé que tengo algunas marcas permanentes que nunca podré borrar.

-¿Fueron...?- No terminé la frase.

-Sí.

Malditos. Si yo tuviera la oportunidad de enviar a sus tíos a Azkaban lo haría sin dudar. Un beso de los dementores sería un castigo muy rápido para esas personas tan horribles.

-No pensemos en eso.- Dijo Harry. -Quiero que esta noche sea un buen recuerdo.

-Lo será. Sólo relájate.- Me alejé de su regazo y me incliné hacia él. Poco a poco besaba sus cicatrices. Una por una fue tratada con amor, causando que Harry respirara entrecortadamente.

-Dra-Draco yo....mmm, eso se siente bien.- Dijo cuando había parado mis besos y empecé a tocar su pene con mis manos una vez le quité la última prenda que le quedaba.

-Te daré un masaje que no olvidarás nunca.- Le aseguré.

Con movimientos hacia arriba y abajo empecé a estimular su pene y cambié turnos para tocar sus bolas. Mis dedos acariciaban por todos lados y masajeaba alrededor de su tallo y grosor.

-Que grande es. No veo la hora en que me cojas y me llenes con tu semen.

Lo sabía. Era una puta.

Pero si vieran a un hombre alto, hermoso y con una polla como la que yo estaba viendo, ustedes también actuarían tan vulgarmente.

-Draco, si sigues haciendo eso con tu dedo no duraré mucho.

-Tu semen lo quiero en mi trasero, no te atrevas a negarmelo.

Harry con su fuerza nos colocó en otra posición, está vez yo estaba boca abajo.

-Eso se puede resolver.

Con burla tocaba el elástico de mi ropa interior.

-Harry...no, ahhh, no seas burlón.

En un segundo su cabeza bajó hacia la parte inferior de mi cuerpo y sus dientes tomaron la última prenda de ropa que me salvaba de mi desnudez y la deslizaba hacia mis piernas para quedar completamente desnudo.

No me dio tiempo de reaccionar a mi desnudez ya que empezó a esparcir besos por el interior de mis muslo.

-¡Ahhh! Ha-harr...aahhhh.- Sus besos rodearon mi polla y en un segundo sentí una calidez que invadió todo mi ser cuando Harry tomó con su boca mi miembro. -¡Harry Potter!

-Eso es.- Dijo luego de sacar su cara de mi entrepierna. -Ese es el nombre que debes gritar cuando ese culito tome mi polla.- Y sin más volvió a lamer mi pene. Cuando la excitación estaba por las nubes la adrenalina me invadió porque sentí su lengua bajar de mi miembro y seguir bajando.

-¿Harry?

-No tengo nada de esencia o pociones, así que debo preparar muy bien tu delicioso trasero.- Y sin más sentí como su lengua se mudó a mi agujero sacándome un grito de sorpresa y deseo.

Mis gritos y gemidos se escuchaban por todas partes.

-Grita.- Dijo Harry cuando rápidamente se colocaba encima de mí y me besaba mientras un dedo se introducía en mi interior. -Grita mucho amor, esos sonidos tan perfectos son los que me acompañaran en mis sueños y lo harán en mi viaje.- Volvió a meter su lengua en mi agujero rosa.

Sin vergüenza alguna tomé su cabello y lo empujé más hacia mí. Tratando de lograr que su boca no se alejara y siguiera en mi sexo. Luego de unos minutos volvió a mis pezones y le hacía moretones a mi cuello con sus mordidas. Su dedo volvió a entrar esta vez sin resistencia.

Un dedo se transformó en otro y sentía como mi cuerpo quemaba por las nuevas sensaciones. Inconscientemente levantaba mi pelvis para que sus dedos entraran más.

-Harry, deja...ahhh, deja de jugar y complaceme. ¡Ahora!

Harry sin esperar sacó sus tres dedos y como si fuera una eternidad acercó su miembro a mi entrada.

-Lento.- Le dije. -Eres un salvaje, si mi primera vez me duele te corto las bolas y se las doy de comer al hipogrifo.

Harry se rió.

-Seré más lento que una tortuga.

Y poco a poco sentía como entraba en mi interior.

Primero sentí molestia, luego incomodidad. Al pasar los segundos, Harry empezó a besarme para relajar mi cuerpo. Con el pasar de los minutos sentí un dolor que me hizo gemir.

-¿Quieres que pare?- Preguntó.

Negué con la cabeza. Lo tomé con fuerza de sus hombros y clavé mis uñas.

-Es algo incómodo, se siente raro, pero no pares.

Entre empujones y besos salvajes sentí un dolor insoportable que tuve que morderme para no gritar, causando que me sangrara la boca. Harry seguía tratando de calmarme, y poco a poco el dolor era más soportable.

-¿Puedo meterla toda, amor?

Mis ojos se abrieron con incredulidad.

-¿No estás todo adentro?

-Aún falta.- Dijo.

-Maldita sea, de todas las personas que pude tener como mi primer novio tuve que escoger al más bestia.

Harry me sonrió con amenaza.

En un solo empujón la metió toda, haciendo que mi interior gritara de dolor y placer.

-El Primero y el último.

-Sí.- Gemí poco.

-Voy a moverme ¿de acuerdo? Te sientes muy bien.

Solo pude asentir.

Harry me tomó del trasero y levantó la parte inferior de mi cuerpo mientras el descendía el suyo, provocando que ambos sintieramos el dolor y el placer del sexo que estábamos experimentando por primera vez en nuestras vidas.

Los empujones no se detenían y por fin, luego de siglos, pude sentir algo más que dolor.

El miembro de Harry salía y entraba sin reparación. Mi agujero, para mi sorpresa, lo recibía con dolor, pero ansioso de más.

Entre embestidas deliciosas, una puntada se instaló en mi pene y me asusté.

-Ha-harry yo siento que voy a orinarme. Aléjate.

-No quieres orinar, cariño, vas a correrte.

-Yo...

Un empujón fuerte me calló y sin saber que me pasó mi miembro que ya estaba súper duro empezó a salir semen por todos lados. Con vergüenza absoluta mientras me corría vi como mi semen saltaba por todos partes y cayó en el pecho de Harry y su labio.

Mi vergüenza estaba a otro nivel, pero la excitación me ganó y no tuve tiempo de querer morirme de pena, ya que todo mi cuerpo estaba temblando.

Con varios empujones más sentí como el pene de Harry se agradanba y segundos después experimenté como mi interior se hinchada de líquido.

Era el semen de Harry.

Mierda.

Se sentía irreal.

-Ha-harry...tu tu semen, yo....

-Merlín, se siente como el paraíso.- Susurró para sí mismo.

El semen no terminaba y sin esperarlo, sacó su miembro y se lo tocó, segundos después volvió a salir más.

Vi la cara de disculpa de Harry, pero sus ojos estaban dándome una mirada codiciosa y posesiva. Entendí su mirada cuando chorros de semen caían en mi cuerpo y cara.

-¡HARRY JAMES POTTER EVANS!

-Perdón, pero he soñado tanto en hacerte esto. Lo siento de verdad.

-Mentiroso.- Chillé.

-Me conoces tan bien.

Iba a mandarlo a la mierda hasta que sin previo aviso bajo hasta mi pecho.

-Te mataré si haces lo que creo que harás.

Una sonrisa fue mi única respuesta.

Su lengua se deslizó desde mi pezon hasta mi cuello y llegó a mi boca. En todo ese recorrido tomó parte de nuestros semen ligados y aceptando mi destino abrí mi boca para darle la bienvenida a la suya.

Fue tan vulgar.

Las ladys más puristas gritarían de horror.

Harían un escándalo.

Sin embargo, entre el deseo y los temblores de placer solo pude seguir besando a mi chico y tratar de acomodar mi cuerpo a ciegas para que su polla volviera a donde pertenecía: A mi interior.

Así estuvimos toda la noche.

Entre orgamos interminables y toques obscenos que nos hicimos en nuestros cuerpos.

Cuando la mañana se veía en el horizonte lo abracé más.

-No te vayas.- Lloré mientras me llenaba la cara de besos. -No sé cuando vuelva a verte, Harry. Acabamos de estar juntos, somos novios hace menos de cuatro meses, no puedes solo irte. Por favor.

-Lo siento.- Fue todo lo que dijo. -Esto lo hago por nosotros. Para nunca más volver a tener miedo.

Pero Harry no sabía que yo ya tenía miedo.

Miedo a lo que pasará este último año.

Miedo a lo que Voldermort nos hará a mis amigos y a mí por no serle de utilidad en esta guerra y porque nos negamos a matar a personas inocentes. No tuve la valentía de decirle a Harry que las cosas eran muy tristes y peligrosas para nosotros, no quería preocuparle más con mis problemas, él ya tenía suficiente con tratar de salvar al mundo mágico.

-Te quiero, cuídate mucho.- Le susurré cuando ambos nos levantamos y caminamos hacia los límites de la mansión para despedirnos. -Te adoro mucho, Harry. Vuelve a mí, vuelve a salvo.

Harry me estampó un gran beso y por un segundo pude imaginar una vida así.

Una vida donde todos los días fueran así de felices. Donde nos abrazaríamos luego del trabajo y donde dormiríamos juntos.

Por un segundo me permití tener esperanza y tomar las ilusiones que Harry me transmitía en ese beso.

-Estaremos juntos pronto, lindo ángel, solo dame tiempo.

Asentí con lágrimas y una sonrisa para no estresarlo por mis inseguridades.

-Vuelve a mis brazos.

-Pronto.- Me dio otro beso mientras ambos tomábamos caminos diferentes con la promesa de que Harry encontraría una manera de contactar conmigo.

Cuando volví a la mansión ese día, la noche anterior tan perfecta que había tenido con mi novio se había olvidado en el instante en que vi como Voldermort tenía amarrados a mis amigos y sus familias.

Mis padres me veían sin medir palabra. Narcissa ni siquiera me miraba.

-Vaya, veo que mi invitado estrella se ha dignado en venir.

-¿Qué...?- No tuve palabras para describir esta escena.

Voldermort solo me miró y sus ojos se volvieron de un rojo tan intenso como la sangre. Caminó hacia mí. Con mucha sutileza tomé mi varita a la espera de cualquier cosa.

Me miró de los pies a la cabeza y su cara se tornó con burla.

-Supongo que si pareces un ángel.

Me paralicé.

Esas palabras.

Una soga mágica me hizo arrojar mi varita al suelo.

-"Estaremos juntos pronto"- Repitió con burla Voldermort las palabras de Harry.

La conexión. Esa debía ser la única forma de que este idiota supiera de mi encuentro con Harry.

-Que inesperado giro de los acontecimientos. Mientras yo estaba preocupado por ti, tú estabas de puta con mi enemigo. Esa traición es inconcebible, precioso.

-Yo no soy tu precioso.- Dije con asco.

-Estabas con él.- No era una pregunta.

Vi a mis amigos. Blaise tenía una mirada de suficiencia. Pansy me veía y, a pesar de sus lágrimas, me dio un mensaje a través de su mirada.

"No dejes que gane"

Con rabia en mi cuerpo miré al hombre/monstruo frente a mí.

-Sí, estaba con él. Estaría con él siempre si dependiera de mí.

-Cállate.- Dijo el mayor con cara de molestia.

-¿Y sabes que pasó hijo de puta?

-Draco.- Ordenó mi padre en una indirecta que me callara.

-Me hizo suyo.- Dije.

-¡Draco, es suficiente!

-Una y otra y otra vez.

-CÁLLATE, HIJO.

-Toda la noche vi estrellas y juré que el suelo tembló mientras me cogía.

-DRACONIS MALFOY.- Gritó Narcissa.

No miré a nadie más que a Voldermort.

No me daba miedo la muerte, me daba miedo ser un prisionero de esta guerra. Y aunque mis palabras me sentenciaron a una muerte segura, no me iba a ir de brazos cruzados. Si iba a morir, moriría diciéndole algo que he tenido guardado desde hace años cuando me miró de esa manera tan asquerosa.

-Moriría antes de permitir que me tocaras. Soy de Harry y solo él tiene el derecho de tener mi alma y mi cuerpo. Si me vas a matar, hazlo. Me sabe a mierda si tus planes se arruinan.- Ahora era yo el que lo veía de los pies a la cabeza. -Que patético debe ser tener casi setenta años y tenerle miedo a un adolescente de diecisiete.

El silencio reinó en la sala.

Voldermort me veía sin emoción en su cara y se acercó a mí mientras aun seguía inmovilizado por las ataduras.

-Que triste final para una cosa tan bonita, supongo que tu final feliz termina ahora.- Con su varita dijo el imperdonable.

-Por favor, no.- Dijo Lucius caminando hacia mí, pero llegó tarde.

No cerré los ojos cuando me apuntó con su varita. No le daría ese poder.

-Avada Ked....

Un rayo de luz iluminó todo el lugar antes de que Voldermort dijera el maleficio. Después de un rato, la luz desapareció. Voldermort me miró con ojos acusadores.

-¿Qué hiciste?- Dijo.

No respondí. Volvió a querer usar su varita.

-Avada keda...

Otra vez una luz me protegió del imperdonable.

Con rabia empezó a recitar otros hechizos.

-¡CRUCI...!

La protección desconocida impidió que el hechizo me alcanzara, causando que la concentración de la magia saltara por todas partes.

-¿Qué protecciones usas? Deben ser fuertes sin un Avada no te puede tocar.

No dije nada. Se acercó a mí, con burla me miró con nuevos ojos.

-Debiste abrir bien las piernas si Potter te lanzó ese hechizo.

-¿Qué hechizo?

Voldermort no dijo nada hasta que se separó de mí y comenzó a caminar hacia mis amigos.

-Unió su magia con la tuya. Su núcleo de magia te protege, parece que el chico no es un debilucho como le hace creer a todos, casi puedo decir que es muy inteligente de su parte.- Me miró con rabia. -Pero ¿sabes que no es inteligente? Tener personas que amas en una guerra en la que eres un traidor.

Miró a mis amigos.

-¡NO TE ATREVAS MALNACIDO!

-Ustedes son mis invitados, que mal anfitrión soy.- Se acercó aún más a los Parkinson. -Me han sido leales, lástima que la bastarda de su hija piensa todos los días en verme muerto.- Sonrió a la castaña. -Tus defensas son terribles, querida.

En el instante en que Voldermort quitó la atadura de su boca, Pansy le escupió la cara.

-No tenía las defensas mentales. Quería que vieras como imagino tu muerte. Sería lenta y dolorosa, casi puedo saborear el día en que Potter te gane.

-Potter no ganará esta guerra.- Dijo confiado el Lord. Sacó su varita y desató los nudos alrededor de Pansy. -Disculpa mis modales. Sé que estás molesta porque no te he prestado toda mi atención.

-No necesito tu estúpida atención.

Una magia densa salió de su cuerpo, causando que el aire se sintiera pesado. Quería moverme, pero no podía.

-Pero la tienes, querida. Siéntete halagada.- Con un movimiento de su varita sus padres empezaron a gritar de dolor a pesar de tener tapada sus bocas.

-¡NO!- Gritó Pansy, pero a pesar de estar desatada de su boca y manos, aún permanecía inmóvil. -Déjalos en paz.

El Crucio fue tan fuerte que Draco casi vio como los ojos de la señora Parkinson se volvían blancos.

-¿Quieres ver de primera mano como viven los Lombottom en San Mungo? El crucio es un hechizo tan hermoso.

-BASTA, POR FAVOR.

-Puede hacer que la mente más astuta y fuerte se haga pedazos si recibe un nivel muy alto de dolor.

-PARA, TE LO SUPLICO.

Los gritos no se detenían.

La chica imploraba.

Draco se odio en ese momento por sus palabras y las consecuencias que sus amigos estaban recibiendo por su culpa.

-¿Quieres que pare?- Dijo Voldermort cuando la sangre del Papa de Pansy salía por la boca y la nariz.

-SÍ, SÍ TE LO SUPLICO. PARA POR FAVOR.

-Pero primero debes hacerme un regalo.

La chica lo vio con odio.

-¿Qué quieres?

Al dar tres golpes en la mesa dentro de la habitación, un hombre entró. Era un señor de mediana edad, calvo, con un bigote horrible, con sobrepeso y ojos tan codiciosos que la chica casi podía sentir el hedor tan horrible que su magia desprendía.

-Mi señor.- El hombre se arrodilló para besarle la capa al Lord.

-Alfred, es bueno verte.

-Estoy a sus órdenes, mi señor.

-Lo sé mi buen amigo, y por tus actos tan leales y trabajo para nuestra causa, te tengo un presente.- La mano de Voldermort se dirigió a Pansy y la señaló. -Quiero presentarte a Pansy Parkinson. Ella estará encantada de ser tu nueva esposa.

-¿Qué?- Dijo con pánico la chica.

-Quiero que seas un presente para mi leal discípulo, querida.

Los padres de Pansy, a penas se estaban recuperando del imperdonable cuando escucharon vagamente lo que el hombre decía.

-Mi hija no....

El Crucio volvió más intenso que nunca.

-POR FAVOR, PARA.

El hombre que estaba de rodillas al Lord sonreía con maldad viendo la escena. Los padres de la chica, cuando el hechizo paró, estaban temblando de dolor y sentían su sangre hervir dentro de sus cuerpos. Encogiéndose de agonía por tan grado de dolor, no intentaron volver a decir nada.

-Esas son tus opciones, querida. Tomas como esposo a Lord Alfred Rajoy o puedes estar del lado de la luz, pero tus padres se quedarían conmigo como invitados especiales.- Su voz sonaba ronca y peligrosa. -Es decir, estarías en mi contra.- Voldermort dejaba salir magia roja de su varita como muestra de amenaza. -Te doy completamente libre albedrío.

Mentira.

Era una completa falsa.

No tenía derecho a elegir.

Pansy veía como el hombre de cincuenta años con dientes amarillos y una horripilante sonrisa se la comía con la mirada y quiso vomitar. Por un segundo imaginó una vida irreal y ficticia al lado de ese lindo chico frágil y tierno que, en sexto grado, le pegó goma de mascar mágica en su cabello y luego se pegó en el suyo propio para decirle que ahora eran esposos y nadie los separaría gracias al chicle que compró en la tienda de bromas.

Duraron horas con las cabezas pegadas.

Ella en ese momento lo odiaba.

Ahora anhelaba tanto que ese recuerdo fuera verdadero.

-Papá.- Suplicó la chica con lágrimas en los ojos. No podía parar o contener su tristeza. -Por favor....

En cuanto vio la mirada de miedo de su padre por el Lord, supo que no recibiría ninguna ayuda. El Crucio le había nublado su valentía y mientras escupió sangre de todas partes, sus ojos se cerraban una y otra vez para tratar de mantenerse despierto y no sucumbir a desmayarse.

-¿Qué decides, querida?

Pansy con lágrimas y sin emociones miró un punto ciego en la habitación.

-Lo haré.- Dijo Pansy con un susurro.

-¡NO!- Gritó Blaise cuando sintió que el Lord le había quitado la mordaza mágica. -No puedes sacrificarte.- Miró al hombre. -Si la tocas te mataré.

-¿Es tu novia?- Dijo el hombre barrigón. -No te preocupes, chico. No la quiero de esa forma. Tengo unas veinte mujeres con las que puedo divertirme.- Se levantó y miró a Pansy. Le sonrió y con su mano sudorosa le tocó su piel. -Esta piel se verá tan hermosa llena de moretones y sangre. No lo sabes, pero me especializo en jugar juegos muy divertidos. Sin emabrago, no todas las chicas logran sobrevivir a ellos.- Se acercó más. -Espero que no seas como ellas y te rompas fácilmente, sería un desperdicio.

Pansy quería gritar.

Permaneció callada.

Blaise miró con desolación la cara de su amiga y como Voldermort se acercaba a él.

-Por favor.- Suplicó Draco. -Lo lamento, lamento mis palabras, por favor, para con esto, usame a mí, haré lo que me pidas.

Voldermort apuntó a Draco una vez más y le envío un maleficio. Pero la respuesta era la misma, no podía lastimarlo por las protecciones.

Voldermort miró sus manos.

-Ese anillo.- Se quedó un rato en silencio. -Supongo que sería imposible quitártelo a la fuerza, es inteligente. Ahí es donde guarda su magia y por eso estás protegido.- Se acercó a Blaise. -Es una pena que ellos no tengan ningún anillo.

-Por favor.- Volvió a suplicar Draco.

Pero el Lord no lo escuchó.

-Mi estimado chico Zabini. Tan arrogante y narcisista para tu edad.

-Me sabe a mierda lo que me hagas.- Dijo Blaise.

En el segundo en que le quitó la mordaza a su madre, ella lo miró sin emoción alguna.

-No esperé que cuando me invitaste a tomar el té terminara de esta forma.- Le había dicho a Narcissa, aunque la mujer solo veía un punto muerto lejos de ellos. -Supongo que no debería sorprenderme.- Observó a Voldermort. -Yo no soy como los Parkinson. Yo sí puedo resistir un Crucio toda la noche si quieres, nene.

Voldermort le sonrió con maldad.

-Lo sé Lady Zabini, no por nada eres una gran bruja y fuiste entrenada en tortura y duelo. Mis hombres tardaron en inmovilizarlos a todos, pero contigo tardaron más.

-Díez hombres contra una mujer no creo que haya sido justo para ellos. Supongo que me atraparon en un mal día.

-Eres fuerte.

-No creo que me dejes vivir por mi fuerza y valor.

-Tristemente no.- Apuntó su varita. -Serás una lección de vida para tu hijo.

-¡NOOO!- Gritó mi amigo. -Matame a mí, te lo suplico.- Con cara de pánico Blaise miraba de su madre a Voldermort.

-Eres lo que él más ama. Vamos a ver que sucede si le quitas a un adolescente presumido lo que más adora y atesora.

-¡MAMÁ, MAMÁ POR FAVOR!- Los gritos se escuchaban en toda la habitación.

Lady Zabini miró a su hijo.

-Nunca bajes la cabeza piccolo passerotto.

-NOOOOO, POR FAVOR, TE LO SUPLICO.- Gritaba mi amigo entre lágrimas.

-Esto es lo que sucede cuando creen que pueden desafiarme.- Voldermort miró a la mujer y pronunció el imperdonable.

Pero antes de que se lanzara en el cuerpo de Lady Zabini ella sonrió.

-Quanto sarà triste non vedere la tua morte. (Qué triste será no ver tu muerte)

Y con esas palabras, Lady Zabini le dio la bienvenida al Avada con una sonrisa serena.

El grito que lanzó Blaise fue tan desgarrador que sintió como sus cuerdas vocales se lastimaron y su garganta ardía, pero no le importó.

Pansy lloró su destino y la pérdida de su amigo. Miró a Draco y solo pudo transmitirle desolación.

Blaise, quedó en blanco luego de los gritos y las lágrimas. No emitió un solo sonido después de eso y solo veía el cuerpo sin vida de su madre.

Voldermort miró a los Malfoy.

-Su lealtad será recompensada.

-Mi señor.- Dijo Narcissa. Lucius solo inclinó la cabeza.

-Llevenlos a los calabozos.

-¿Qué?- Susurré con agitación.

-Mi señor, mi hijo...- Empezó Lucius.

-Tu hijo debe besar el suelo por el que camino por tener misericordia de su vida.¿Crees que después de su traicion voy a permitir que vean la luz del día de nuevo?- Miró de Lucius a Draco. -Iluso niño. Los tres no veran mi ascenso a la victoria, se pudrirán en suciedad y mierda hasta que no puedan resistir un día más.- Miró al hombre que le había prometido a Pansy. -Tu juguete permanecerá en mis instalaciones, pero podrás visitarla siempre que quieras.

-Es un honor.- Expresó el viejo.

Mientras los mortifagos se llevaban a todos a las jaulas de la parte subterránea de la mansión, Voldermort le susurró a Draco.

-¿Dónde está tu gran héroe ahora?

Y con eso y que mis padres no habían hecho nada Draco, por primera vez, no pudo creer en Harry y en su lucha ciega de querer vencer a Voldermort.

__________________________________________

Ya habían pasado días desde que los tres estábamos en los calabozos de la mansión.

Nos dejaban morir de hambre, estábamos en un estado deplorable y ninguno hablaba con nadie. Al principio les dije que teníamos que tener esperanza y que pronto Harry nos ayudaría a escapar. Ellos sólo me ignoraron.

Conforme pasaban las semanas y luego los meses, mis amigos nunca más volvieron a hablarme. A pesar de llorar y lamentarnos todas las noches, nadie habló con nadie.

Un ruido me sacó de mis lamentos.

-Hola preciosa, hoy vine más temprano para jugar.

Pansy solo se levantó sin vida de su pequeño lugar. Parecía muerta en pena. El hombre no la violaba, pero la torturaba hasta que los gritos se escuchaban en todas partes.

-Pansy, no vayas.- Dije miserable. -Si los tres nos unimos podemos deten....

-¿Por qué? ¿Por qué tu novio, el héroe, nos ayudará?- Dijo con sarcasmo.

Esas palabras eran las primeras que le había escuchado decirme directamente en meses. Su boda fue días después de traernos aquí. Fue horrible. Pansy se arrodillaba negando a casarse, tuvieron que amarrarle las manos y pies para no intentar escapar. El hijo de puta se casó con ella a pesar de estar en contra de su voluntad.

-Veamos si hoy cantas como canario.- El hombre se la llevaba casi todos los días a petición de Voldermort para tratar de encontrarle algo.

Pero no lo iba a encontrar. Harry meses atrás había almacenado sus recuerdos para que nadie los encontrara. Ellos dieron su permiso y para sacarles información tendrían que decirlo voluntariamente.

Esa era otra cosa. Aunque la torturaban y a Blaise le daban latigazos y marcaban su rostro hasta dejarle cicatrices por quemaduras, ninguno de mis amigos habló. No tenían mucho que contar de todos modos, pero lo poco que sabían no lo dijeron.

Nunca traicionaron la confianza que Harry depositó en ellos. Por esa razón es que, a pesar de las duras palabras de Pansy, podía decir que aún tenían esperanzas.

Podía admitir que llegó un punto en que sentía como me miraban con odio. No fue por mucho tiempo, solo un par de días, cuando todos se dieron cuenta que no podían lastimarme por mis protecciones.

Cuando vieron que no podían hacerme algo dañino empezaron a darnos poca comida hasta el punto de solo ser una al día.

-Hubiera sido lindo que tu novio nos hubiese dicho que necesitábamos protecciones. Tal vez yo no la estuviera contando, pero mi mamá...- Dijo Blaise cuando llegó Pansy sollozando y con un ojo morado.

Ella no permitió que la tocaramos.

-Ella no se merecía este final. Ella...Harry dijo que nos ayudaría, que él vencería a Voldermort. ¿A caso no se acuerda de nosotros?

-Él no sabía todo lo que nos iba a pasar.- Dije defendiendo a Harry. -Él no tiene la culpa de que Voldermort sea un hijo de perra y él no tiene la culpa de que todos esperen que salve el mundo.

-Solo...- Lloró Blaise tapándose la cara. -Solo necesitábamos.- Las palabras no le salían -Necesitábamos...

-Tiempo.- Dije también llorando recordando las palabras de Harry. -Tiempo. -Volví a repetir. Luego en un acto reflejo y estando seguro de que nadie venía, me quité el anillo para apreciarlo y abrazarme junto a éste en mi pecho. -Ya no tenemos tiempo, amor. Por favor, lo que sea que estés haciendo hazlo rápido.

Después de lo que parecieron horas yo todavía seguía con el anillo en mis manos. Sin embargo, algo llamó mi atención. El objeto empezó a brillar y reflejar algo en la parte interior. Tenía una inscripción dentro. Draco veía como la magia del anillo reflejaba una oración.

Solo eran palabras en un anillo, pero mi corazón lloró de dolor al leerlas.

"En esta vida y en mil más"

Lloré desconsolado.

-En esta vida y en mil más, Harry.- En el instante en que susurré las palabras un ruido furioso se escuchó en el calabozo.

-¿Qué es esto?- Preguntó Blaise.

-Tengan cuidado.- Dijo Pansy bajito.

Los tres, luego de meses, nos acercamos en una esquina del lugar y nos cubrimos el cuerpo mientras el calabozo empezaba a derrumbarse y varios pedazos de pared se caían al suelo.

Un "Poof" mágico sonó y una criatura emergió en el centro de nuestra cárcel.

Mejor dicho, un elfo.

-¿Dobby?- Dije perplejo.

El pequeño elfo miró a todos lados y cuando puso sus ojos en mí empezó a saltar de felicidad.

-Amo, amo Draco. Por fin lo encontré. ¡Por fin! El amo Harry estará muy contento. Llevo meses buscándolo.

-¿Cómo que buscándome? Puedes entrar a la mansión.

-No puedo amo, ya no soy un elfo doméstico, soy un elfo libre. No puedo entrar sin permiso del patriarca.

-¿Cómo nos encontraste?

-La magia amo, su magia me llamó.

-¿Qué?

-La magia del anillo que le dio el amo Harry. Él dijo que solo debía esperar a que la magia del anillo se uniera con su núcleo mágico y el anillo reflejaría las palabras para encontrarlos.

Miré la frase dentro del anillo y mi cuerpo quería convulsional de la incredulidad.

-Dijiste que no podías entrar.- Dijo Blaise.

-No puedo, el amo Lucius seguramente me reconoció y me dio permiso.

Los tres nos vimos en estado de shock.

-Mi padre....- Empecé a decir. -Él te ayudó a encontrarnos.

-Seguramente, amo Draco.

-¿Por qué Harry nunca me buscó?

Esa pregunta me calcomia día y noche.

-El amo Harry no puede amo. Su paradero es incierto. Tiene a miles de mortifagos siguiendo sus pasos. Se mueve de lugar cada dos días, nadie puede encontrarlo.

-¿Qué? ¿No sabes dónde está?

El elfo negó con la cabeza.

-Él solo me envía las cartas para que yo pueda dárselas al amo Draco, pero nunca pude entregarlas. Tienen un campo muy concentrado de magia entre ustedes que impide localizarlos, por eso he tardado tanto.

-¿Cartas? ¿Campo? Explicate mejor.

-¿Sienten la densa neblina y el aire pesado de este lugar?

-Sí.- Dijimos los tres al mismo tiempo.

-Eso es magia concentrada y se está utilizando para que no se sepa donde están. Es como si los estuviera cubriendo para que nadie pueda encontrarlos.

Maldito seas Voldermort. Juro que no me importará mi final, pero lo último que haré será verte de rodillas suplicando el perdón de mis amigos y el mío.

-Mencionaste cartas.- Recordó mi amiga.

El elfo sonrió.

-¡Sí! Cartas, muchas cartas. Tengo miles de cartas para el amo Draco.

Con un chasquido de sus dedos las cartas empezaron a flotar por todo el lugar.

No eran miles. Pero si eran cientos de cartas a nuestro alrededor.

Con manos temblorosas tomé la que se veía más desgastada y vieja. La abrí y odié mi debilidad, pero las lágrimas empezaron a fluir.

"Querido Draco...

Empecé esta travesía con la única esperanza de encontrar los objetos y destruirlos. Pronto volveré, espero poder conocer ese sitio del que me contaste y beber una gran cerveza de mantequilla a tu lado.

Logré que Dobby me siguiera el paso y tomará las cartas que te voy a enviar de ahora en adelante. Espero estés bien.

Con cariño"

Abrí otra.

"Querido Draco...

Han pasado un par de días y no he sabido nada de ti. Le di instrucciones a Dobby de esperar por tu respuesta, pero dice en sus telegramas que no sabe nada de ti.

Me preocupas, cariño. ¿Dónde estás?

Con amor"

-Draco.- Pansy me pasó una carta. La abrí.

"Querido Draco...

Encontré la espada. Destruí un guardapelos con ella. No te imaginas lo que tuve que hacer para obtenerlo.

Solo te diré que incluyó magia, terror y un horrible sapo rosa.

Con amor."

Me dieron otra carta.

"Querido Draco...

Los disturbios del callejon Diagon fueron mi culpa.

No me importó.

Te extraño mucho, pequeño ángel.

Con cariño"

"Responde por favor, estoy que dejo todo y voy a buscarte yo mismo"

Mis manos abrieron más y más cartas automáticamente.

"Hoy me contaron una historia de tres hermanos. Admito qué me dio miedo saber los objetos que poseían.

Más me dio miedo saber que yo soy el dueño de uno de esos objetos.

¿Crees en los cuentos de fantasía?

Con cariño"

"Ángel, ¿Dónde estás? ¿Qué pasó? Tengo miedo por ti.

Con cariño"

"¿DONDE ESTÁS"

"Sueño contigo todas las noches. Ron actúa extraño. Hermione dice que le de tiempo. No quiero pensar que mi mejor amigo ya no es mi mejor amigo, pero supongo que las cosas cambian cuando creces

Con cariño"

"Debo confesarte algo, antes de embarcarme en este viaje visité a los duendes...lamento mucho no haberte creído. Lo mantengo oculto hasta encargarme personalmente del asunto cuando la guerra haya terminado. A partir de ahora, si me dices que el cielo es verde yo lo creeré ciegamente

Con cariño"

"Anhelo tus besos y me despierto siempre gritando tu nombre. Hermione se molestó y Ron no me habla.

No me importó en lo absoluto

Con Cariño"

"Ron se fue del campamento. Me dio miedo no sentir tristeza por su partida"

"Dobby tiene instrucciones de buscarte, pero no lo ha podido conseguir. Sé que estás en problemas. Han pasado meses y no sé nada de ti desde nuestro encuentro en la mansión Black. Aguanta, amado, Dobby está haciendo todo lo posible para encontrarte

Con cariño"

"A veces tengo pesadillas y en ellas tú sales lastimado. No sé si lo sabes, pero el anillo te protege. Tiene magia muy poderosa y se hizo con mi núcleo mágico, los duendes cobraron una fortuna pero los convencí, tiene hechizos en parcel y usé el libro de la gran biblioteca Black.

Te protege de todo

Con cariño"

"Te extraño, han paso meses, pequeño ángel"

"Sé que estás vivo, pero temo por la seguridad de tus amigos. Dobby tampoco los encuentra. Por favor, aguanta, sé que es egoísta y no merezco tu esperanza en mí, pero dame tiempo. Hoy encontramos otro pedazo de su alma. Sentí su angustia y sonreí

Con cariño"

"Sé que eres su prisionero. Es la única respuesta que tengo a tu silencio

Con cariño"

"Te amo. Lamento decírtelo en estas circunstancias"

"Draco Malfoy más te vale que sigas con vida o voy a ponerme muy muy loco

Te amo"

"Los carroñeros nos persiguen y Ron volvió. No sentí nada, solo pienso en ti.

Te amo"

-Esta es la última, Draco.- Me la tendió Blaise.

"¿Qué hace un Dragón cuando está enjaulado?"

Draco leyó la pregunta y la volvió a leer.

-Busca una forma de escapar por su enrejado.- Dije simplemente.

Miré a los presentes.

-Debemos escapar de aquí.

-De la mansión que tiene miles de mortifagos, claro Draco, nada puede salir mal.- Dijo Pansy.

-Conozco este lugar al derecho y al revés, si Dobby encuentra nuestras varitas, podemos salir y yo me aseguraré de conducirlos a los puntos ciegos de la casa.

Mis amigos me miraron y no dijeron nada. Dolor, desesperanza y tristeza se veía en sus rostrso. Ya no tenían fé en nada, ya no lograban encontrar la motivación para vivir.

Blaise perdió a su madre.

Pansy se enteró que sus padres no salen de casa y necesitan de un medimago para la mayoría de las cosas, debido al maltrato en sus mentes.

Ninguno de los dos tenía ganas de seguir adelante.

Lo entendía. Sin emabrgo, no podía permitir que su espíritu se ahogara con ellos. Si perdían eso, lo perderían todo.

-Lo lamento.- Dije. -Lamento que por mi culpa estén viviendo una vida de mierda en estos momentos. Si quieren alejarse de mí cuando todo esto acabe, lo respetaré. Pero en este momento tenemos una oportunidad que no podemos perder.

-¿Perder?- Dijo Pansy con lástima. -Miranos Draco, ya perdimos. No somos ni la sombra de lo que éramos. Odio que me toquen, Blaise a juras penas habla.

-Olvidaste mis marcas de belleza.- Señaló sus heridas permanentes en su cara con quemaduras.

-Acéptalo, tal vez Harry venga a salvarte, pero nosotros....- Dejó las palabras al aire. -Nosotros ya hemos sufrido bastante para volver a ilusionarnos y que nos rompan el puto corazón.

-¿Creen que no he sufrido? ¿Creen que no me duele ver como mis padres son títeres de ese monstruo? ¿Creen que no me dolió lo que les pasó por mi culpa? Lloré por meses sin que nadie me tendiera una mano.

-Perdón por no ayudarte mientras lloraba la muerte de mi madre, amigo.- Dijo Blaise.

Fue un golpe tan duro en mi pecho que tuve que dar varios pasos hacia atrás.

-Lo siento.- Le dije. -Sé que no lo merezco, pero, por favor, por favor tengan paciencia.

-¿Paciencia? ¿Paciencia para que?

-Para vengarnos. Para vengar cada lágrima que hemos votado, cada amigo que hemos perdido. Todo acabará muy pronto. Sólo...solo tengan paciencia. Cuando...- Se me cortaba la respiración. -Cuando todo esto termine y decidan no volver a verme yo lo respetaré y saldré de sus vidas para siempre, pero en serio los necesito chicos.- Lloré. -No puedo hacer esto solo.

Ninguno habló.

Los segundos se convirtieron en minutos.

Mi esperanza se derrumbaban por su silencio. Justo cuando le iba a decir a Dobby que me ayudara a encontrar nuestras varitas o por lo menos nos sacara del calabozo, una sombra estuvo frente a mí.

-¿En serio crees que te vas a deshacer de mí tan fácilmente?- Preguntó Blaise.

Lo miré con intensidad.

-¿Quieres alejarte de nosotros?- Dijo suave Pansy.

-Nunca lo he querido.- Conteste rápido.

-Estamos en la mierda.- Dijo Blaise.

-Tengo un hambre que te cagas.- Siguió Pansy.

-No nos hemos bañado en una eternidad.- Medio reí yo.

-Pero así como hemos estado en la grandeza y en los mejores momentos juntos también debemos estar en los momentos de mierda y penumbra.- Siguió Pansy. -Lamento ser una perra. Mi esposo no es el principe azul con el que soñé.

Un nudo se me formó en la garganta.

-Pansy...

-Te ayudaré con una condición.

-Dímela.

Ella se acercó y por primera vez en meses me colocó la mano en mi hombro.

-Prométeme que del hombre que se hace llamar mi marido me encargaré yo misma.

Veía un fuego que no había visto en mucho tiempo.

-Es tuyo.

Me sonrió.

-Estoy dentro.

-Como siempre, tenemos que ser los tres mosqueteros. Las tres Marías. Los reyes magos, la triada de...

-¿De qué estás hablando?

Blaise se encogió de hombros.

-Son expresiones muggles. Tal vez...tal vez cuando esto termine me vaya un tiempo a su mundo. Podría comprar un casita. Mi madre siempre ha querido una casa pequeña con un rio cerca.- Nos vio con lágrimas contenidas. -¿Me visitarán?

-Por supuesto.- Dijimos Pansy y yo.

-Está bien jefe. ¿Cuál es el plan?

-Dobby debe sacarnos de aquí y yo los guiaré al ala norte de la mansión.

-Espera un segundo, ¿ese no es donde...?

-No hay tiempo. Dobby ayúdanos a teletransportarnos fuera de aquí.

-Lo que el amo Draco desee.- Nos tomamos de las manos y esperamos.

Con un chasquido salimos y corrimos lejos del lugar que nos mantuvo prisioneros por mucho tiempo.

Cuando llegamos a la puerta del calabozo estaba cerrada.

-Mierda ¿ahora qué?

-Su anillo, su anillo, amo.

-¿Mi anillo?

-El amo Harry siempre decía en las cartas "Sí tienes problemas, el verde siempre es la solución"

Miré hacia mí anillo y sin pensar tomé una esmeralda entre mis dedos. La piedra salió con facilidad y la coloqué en el orificio de la cerradura de la puerta. Segundos después explotó en un silencio suave y nos abrió la puerta.

-Estoy empezando a creer que el cuatro ojos de tu hombre no es tan enclenque como lo pintan sus amigos.

No tuve tiempo ni de sonreír.

-No tenemos tiempo. Pronto se darán cuenta que escapamos.

Los pasos por los pasillos eran silenciosos pero mi mente los captaba como bombas y granadas. Con cada paso que dábamos hacia el ala norte, mi corazón sufría pequeños calambres. Burlamos todos los posibles encuentros de varios mortifagos y Dobby se encargó de noquear a varios de ellos. Cuando estuvimos en la puerta deseada, suspiré.

Abrí la puerta sabiendo quien estaría ahí.

-Supongo que no hay tiempo para una conversación padre e hijo ¿cierto?- Pregunté.

-Supongo que no.- Dijo Lucius.

-Vas a dejarnos ir.- Dije.

-¿En serio? ¿Y se puede saber por qué lo haría?

Caminé hacia él.

-Porque si tienes un gramo de respeto por mí vas a dejarme libre de este infierno. No me ayudaste cuando grité por ayuda, no me defendiste o ayudaste a mis amigos y sus pérdidas. Nunca te he pedido nada, ni cariño, ni amor, ni una palabra de aliento, pero lejos de esta casa está alguien que sé que puede darme todo eso y quiero ir hacia él. Así que si tienes un poco de empatia por la felicidad de tu hijo vas a dejarme ir.

Al cabo de un silencio pesado, Lucius sacó algo de su túnica.

-Draco.- Dijo Pansy.

-Cuidado.- Siguió Blaise casi al mismo tiempo. Ambos pensando que sacaría su varita. Pero para consternación de los tres el hombre mayor había sacado nuestras varitas y me las tendió.

-No soy un buen hombre. No soy un buen padre y no soy para nada un encantador esposo, pero....- Se calló. -Si puedo hacer algo para que tu vida sea menos miserable supongo que podría intentarlo.

Mi respuesta nunca salió de mi boca porque se escuchaban pasos cerca.

-Rápido. Sabes donde está.

Asentí corriendo a la repisa gigante llena de libros de la habitación.

Tiré un libro de la esquina superior.

Luego otro en la parte baja.

Siguieron dos uno detrás del otro.

Y el último fue el libro dorado en medio de la pequeña biblioteca.

Cuando todos los libros salieron, la repisa empezó a moverse hacia la izquierda, dando paso a un escondite secreto.

-Rápido, entren.- Mis amigos entraron junto con Dobby.

Antes de entrar miré a Lucius.

-Quiero decirte tantas cosas.

-Supongo que no habrá tiempo para compartir una cerveza de mantequilla.- Medio sonrió Lucius.

Ambos sabíamos que no nos volveríamos a ver después de esto. Sin poder detenerme corrí hacia él y lo abracé.

-Fuiste un mal padre.- Le dije. -Pero eres mi padre y te perdono.

Lucius le tembló el labio y por primera vez en toda mi vida vi como su máscara se cayó y demostró una sonrisa triste.

-Lamento todo.- Me dio un pequeño empujon para entregarme las varitas. -Corre, no hay tiempo.

La puerta que había sido trancada empezó a sonar fuerte. En un segundo una explosión destruyó la puerta y el Lord apareció. En su mirada había odio y decepción.

-No me sorprende, siempre has sido débil con tu bastardo. No lo hagas, Lucius. Esto es considerado como traición.

-Lo siento mi señor. Es algo tarde para redimirme.- Miró a Draco. -Nunca seas como yo, Draco.

Un segundo después Lucius empujó a Draco hacia el pasadizo secreto y cerró la entrada, bloqueando el grito de Draco al llamar a su padre.

____________________________________________

-¿Dónde estamos?

-Sigan y no griten.- Dije sin emoción en mi voz. Mis pensamientos solo me dirigían a Lucius y lo que el Lord le pudo haber hecho por esta desobediencia.

Blaise me tomó del brazo.

-Estamos aquí.

Pansy secó las lágrimas que no sabía que estaban cayendo de mi cara.

-Lo sentimos. Actuó como todo un héroe.

Me reí como nunca.

-Vaya que sí lo hizo. Mira que venir a hacerse el héroe a estas alturas del partido, solo alguien como él lo haría.

No estaba triste. Sin embargo sentía un peso muerto en mis hombros. No esperaba que ese hombre diera la vida por mí o mis amigos. Si Lucius ya no estaba en este mundo  intentaría recordarlo con honor por este acto humano.

-Llevamos caminando horas, Draco.

-Aún falta mucho.

-¿Sabes donde estamos?- Volvieron a preguntar.

-Estamos en los pasadizos secretos del mundo mágico.- Respondió Dobby.

-¿Qué? ¿Es real?- Preguntó Pansy.

Solo asentí.

Era un secreto a voces que en la era más oscura del mundo mágico y la primera guerra liderada por Grindelwald se utilizaban túneles para conectar las casas de sus más fieles allegados. Esto se hacía para no utilizar la magia y que el ministerio, que en ese momento estaba como loco haciendo redadas contra los seguidores del Lord oscuro, no pudieran rastrear sus varitas o detectar la magia que desprendían de ellos. Cada casa estaba conectada a otra que, a su vez, cuando llegaban a su destino, el dueño de dicha casa daba permiso para avanzar y seguir de mansión en mansión hasta llegar a su destino.

-¿Cómo sabes de este lugar? ¿Cómo sabías dónde estaba? Nunca pude encontrar los pasadizos ocultos en mi casa

-Conozco la mansión Malfoy como la palma de mi mano, ¿Crees que no encontraría este túnel?

Recordé como en el segundo en que abrí la puerta di un paso hacia adelante solo para ser interceptado por Lucius.

Tenía seis años.

"Nunca comentes esto con nadie. Ni tus amigos, ni tus parientes y mucho menos cuando vayas a Hogwarts"

Nunca abrí mi boca. Su amenaza no era necesaria, sabía que no debía decir este descubrimiento.

Lucius se arrodilló para estar a la misma altura.

"Un día vas a necesitar utilizar este pasadizo, sé inteligente y no falles. Mira hacia adelante en todo momento y si hay un obstáculo utiliza tu ingenio"

"¿Es peligroso?"

"Si haces lo que te digo, no tendrás problemas. Solo debes usarlo cuando tú vida corra peligro. Se audaz y recuerda cada lucha y lección que has tenido"

-Draco.- La voz de Pansy me sacó de mis recuerdos.

Había una gran pared bloqueando nuestro camino.

-Dobby, ayúdame, por favor.

-Sí, amo.

Con la ayuda de Dobby logramos concentrar nuestras magias y empezar a mover la gran pared. Luego de un rato, me sentía débil.

-Draco, te estás poniendo más palido de lo normal.- Exclamó mi amigo.

Era cierto.

La roca estaba absorbiendo mi magia mientras que Dobby se concentraba en que no me desmayara.

Era el precio que debía pagar para que los túneles nos dieran una salida.

-Draco, déjanos ayudarte.

-No.- Negué. -Necesitan su magia para lo que viene.

Cuando la pared estaba dándonos un mínimo de espacio a la salida, Dobby bloqueó su magia y caí al suelo.

-DRACO.- Mis amigos me ayudaron a levantar.

-Amo, no puedo retenerla por tanto tiempo.

-Rápido, entren.

Dobby soltó la pared y logramos atravesarla en el último segundo. Antes de que caminaramos un paso más, los detuve.

-Usen sus varitas cuando les diga, hay dos caminos. Uno es el que conoce el Lord y el otro es el que mi padre selló. Necesito que se concentren para no caer en el que es  falso, ya que nos estarían enviando a la casa de otro mortifago.

Pansy y Blaise asintieron muy seriamente.

-¿Listos?

-¿Para qué?

Dobby sonrió.

-La mejor parte.

-La parte divertida.- Seguí y tomándonos a todos de la mano los hice saltar al vacío que estaba frente a nosotros. El agujero era inmenso y los gritos de mis amigos no se hicieron esperar.

Nunca había ido a un parque de diversiones, pero creía que esto era casi lo mismo. Solo que a un nivel más aterrador.

Nos deslizamos por una eternidad hasta que logré captar un punto ciego donde sólo había una salida.

-Apunten un hechizo para romper la pared izquierda.- Grité con el eco en mi voz.

-¿Estás loco? Es una pared aún más grande que la anterior. No podremos abrirla así tan fácil.

-Nuestra salida está ahí, confíen en mí. Es la verdadera conexión entre la mansión Malfoy y el lugar que nos espera. Si caemos en la salida ya premeditada, llegaremos a la casa de uno de los mortifagos.

-Draco....

-Rompan la pared.

-Amigo.

-1...

-Esto no me gusta.- Dijo Pansy.

-Confíen en el juicio de mi padre. 2...

-No soy religioso, pero viergencita....- Suplicó Blaise.

-¡3!

Las varitas, junto a la magia de Dobby apuntaron hacia la pared y la bomba de humo que era se destruyó. Sin embargo, cuando nos deslizamos hacia la verdadera salida, Dobby se agarró de una raíz para no seguir con nosotros.

-¡DOBBY!- Grité.

-Debo ayudar al amo Harry. Está en la mansión.- Dicho eso desapareció ante mis ojos.

Harry.

Harry estaba en mi hogar.

Debió tener éxito en encontrar todas las partes de Voldermort.

Mi mente no pudo procesar todo ya que nuestro viaje estaba llegando a su fin con la luz que veía ante mis pies y se hacia cada vez más cerca.

El túnel nos escupió en el bosque prohibido.

Nos trajo directamente a Hogwarts.

Salimos golpeados y magullados de ahí. Pero no tuve tiempo de descansar.

-Cierren la salida. Alguien podría tomar este camino.

Los tres corrimos para rodear el círculo y sellarlo con nuestra magia. Tal vez no detendría a Voldermort, pero era casi imposible de abrir una vez terminamos de cerrarlo. Tras quedar exhaustos, caímos al suelo sin fuerza.

-Tu padre ha tenido esta conexión desde siempre y nunca dijo nada.- Dijo Pansy en voz alta asombrada. -Las protecciones del castillo no le hubieran hecho nada a Lucius si hubiese querido entrar por aquí.

-Me dijo que solo lo usara si fuera de vida o muerte. Narcissa no sabe de esta salida, solo tiene conocimiento de la primera.- Pensé en la palabras de mi amiga. Lucius tenía el poder de entrar a Hogwarts, pero nunca lo hizo y a pesar del dolor de su posible muerte mi corazón se alegró un poco al saber que ese hombre no había perdido completamente la cordura por los ideales del Lord.

-Vamos.- Dije.

Los tres corrimos sin descanso al castillo. Al llegar nos encontramos que todo el lugar estaba sumido en niebla y penumbra.

-Señor Malfoy.- Dijo una cansada Minerva. -¿Qué hacen aquí? ¿Cómo lograron....?

-No hay tiempo profesora. Harry vendrá en cualquier momento.

Todos empezaron a rodearnos. Mis amigos se colocaron junto a mí.

-Miren quien apareció.- Dijo Dean.

-¿Dónde están tus amigos mortifagos.- Siguió un Ravenclaw.

-Solo queremos ayudar. Voldermort tiene a sus filas listos para atacar. Debemos estar listos. En los meses que estuve cautivo escuchaba cada palabra que decían los seguidores del hombre. Hablaban de una guerra como nunca se había visto. Dicen que tienen criaturas mágicas, hombres, mujeres y seres oscuros listos para pelear por Voldermort.

-¿Estuviste cautivo?- Preguntó Mcgonagall. -¿Están bien, chicos?- Su preocupación era notable.

-No le crea profesora.- Dijo Giny.

Blaise escupió en el suelo.

-Devuélvanme al encierro. Prefiero esa tortura que escuchar a la loca.

Un coro de gritos y disgusto estalló en el gran comedor. Muchos queriendo que nos fueramos. Otros exigiendo explicaciones.

-¡Silencio!- Exclamó la profesora. -¿No les da vergüenza pelearse entre compañeros y amigos? Les recuerdo que el enemigo no está en esta habitación, pero sí llegará pronto, guarden esa energía que tienen para luchar y pelear y usenla en la batalla que se avecina.- Nos miró y sonrió. -Me alegra que estén bien.

Nos llevó a la sala con ella. Me giré a mis amigos.

-Pansy. Ve a mi habitación, utiliza mi chimenea, localiza a todos los que puedas de los miembros anteriores de las diferentes casas que jugaron Quidditch y diles que los necesitamos. Hay una conexión entre cada jugador de los últimos tres años. Espero que te escuchen.

Pansy asintió.

-Blaise, envía un Patronus a los miembros del ministerio, a los aurores, al mismísimo Wizengamot si hace falta, no queda mucho tiempo para que el lunático se canse y decida ya no ser tan bondadoso con su paciencia y nos invada.

-¿Qué harás tú?

Miré mi anillo.

-Yo necesito ayudar a Harry.

Los tres corrimos en diferentes direcciones. Cuando llegué a un pasillo oscuro y miré el anillo.

-Muéstrame a Harry. Si está cerca quiero ir en su encuentro.

Desde lo de Dobby y la explosión de la puerta en los calabozos, ya había intuido que el anillo tenía una fuente poderosa de magia y podía captar mis preocupaciones.

Segundos después, el anillo empezó a emitir un sonido casi imperceptible, pero a medida que corría el ruido era cada vez más claro.

Me llevó a la sala de los Griffindor. Con mi varita desmayé a varios que querían lastimarme y levité el cuadro de la sala común.

Había una pared.

El ruido se hacía cada vez más fuerte.

-¿Qué quieres? ¿Qué atraviese cemento y concreto?

El anillo emitió una luz verde y se estrelló directamente contra la pared. Con impresión en mis ojos, caminé lentamente hacia adelante. Con perspicacia levanté mi mano y poco a poco la movi hacia adelante.

Lo que conseguí fue que mi mano atravesara la pared.

-Tiene que ser un jodido chiste.

Atravesé todo mi cuerpo y me encontré con un túnel oscuro.

-Lumos.- Cuando la luz brotó de mi varita empecé a caminar sin rumbo, solo mirando hacia adelante.

Caminé de una mierda de tiempo sin saber a donde iba. Al tener un tiempo en el túnel siento una garrafa de aire y, ante mis ojos, se abre el otro extremo del túnel, causando que un jadeando Harry estuviera frente a mí.

-Har...

-DRACO.- Gritó Harry corriendo para abrazarme.

Solté un grito de ingenuidad y alegría.

Me levantó con sus brazos y yo coloqué mis piernas en su cintura.

El abrazo duró una eternidad.

Yo lo sentí como si fuera un segundo.

En un segundo ambos nos besamos con desenfreno. Todos esos meses sin vernos. Tanto tiempo en el que casi perdía la esperanza y mi único consuelo eran las palabras de mi amado. Todo eso fue olvidado en el instante en que estuve nuevamente junto a él.

-Es bueno verte de nuevo, pequeño ángel.

Paré el beso y vi a Luna en un rincón.

-¿Dónde estamos?

-No lo sabemos ni nosotros. El hermano de Dumbledore. Él nos ayudó.

Miré alrededor.

-¿Dónde está?

-Dijo que solo me ayudaría en decirme como volver, no quería nada que ver con esta lucha.

Miré a Luna. Estaba ojerosa, muy pálida y casi en los huesos.

-Luna. ¿Cómo están juntos? No lo entiendo.

-Su padre tuvo que tomar decisiones difíciles porque los carroñeros se la habían llevado. Ella fue muy valiente.

-Sentía tu presencia. Estabas abajo de mí. En los túneles de tu mansión. Fue una sorpresa saber que habían calabozos debajo de los calabozos.

-¿Es cierto?- Me preguntó Harry. -¿Todo este tiempo estuviste ence....?

-No quiero hablar de eso ahora.- Lo corté. Todo este tiempo fue muy doloroso. Ver como mis amigos se quebraban y yo no lo podía evitar.

-Vamos, amor. Volvamos a Hogwarts.

Algo no me cuadraba. Me tomó un instante darme cuenta del silencio que había.

-¿Dónde están Granger y el Weasley?

Harry miró al piso y luego compartió una mirada con Luna.

-Ellos....ellos están...- Harry calló.

-Están cantando a mis lindos cuervos.

-¿Qué?

-Fallecieron, Draco.

El shock llegó a mi cara.

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Estás bien?

-Fuimos a la mansión Malfoy para rescatar a Luna hace horas y pasaron muchas cosas. Las tragedias no se hicieron esperar. Nos torturaron y ellos....ellos no lo lograron. Si no fuera por Dobby....

-¿Dónde está?

En ese momento Harry empezó a llorar de la rabia.

-Fue el mejor elfo que he conocido.- Fue lo único que dijo mi novio.

No tenía que decirme nada. Yo ya lo sabía.

Muerto.

Dobby estaba muerto.

Las lágrimas llegaron y con ellas abracé más a Harry. Ambos tuvimos muchas perdidas y estábamos tan cansados de sufrir. Al cabo de unos segundos nos alejamos un poco, pero aún seguíamos buscando el tacto del otro.

-No tuve tiempo de despedirme.- Dije.

-Los recuerdos y momentos de los caídos quedarán en nuestras memorias y corazones para siempre.- Dijo Luna.

-Es cierto.- Respondió Harry. Me tomó la mano. -No podemos llorar a nuestros muertos ahora, no cuando seguramente Voldermort está cerca del castillo.

Era cierto, no podíamos bajar la guardia en este momento.

-Lo siento.- Fue todo lo que dije.

Harry me besó duro y apretó mi mano.

-Necesitamos seguir, gracias a la conexión que tengo con él descubrí que hay otras almas de él en el castillos.

-Mis amigos nos ayudarán.

-Cuento con eso.

Y así, los tres nos devolvimos a Hogwarts por el puente mágico entre un lugar a otro.

Cuando llegamos de nuevo al gran comedor. El silencio fue lo que nos dio la bienvenida.

No fue por la llegada de Harry o el que Luna estuviera bien.

No.

Fue porque Harry tenía nuestras manos entrelazadas.

Con rabia, el castaño habló.

-Un Lord oscuro quiere matar a cada persona presente de este lugar. Yo le pondría más atención a salvar mi propio trasero y no meterme en lo que no me importa.

Harry besó mi mano delante de todos. Esa acción fue lo que hizo despertar a Minerva, quien minutos después se enfrentó contra mi padrino cuando llegó con otros dos carroñeros. Minerva ganó, pero no vio que mi padrino no se estaba defendiendo y que ayudó en desmayar a los otros dos acompañantes.

-Severus...- Dije suavemente.

Cuando el profesor de pociones se fue un objeto fue lanzado hacia mí.

Lo abrí y las lágrimas eran algo que no podía controlar.

Era el anillo de poderío de la familia Malfoy.

Si Severus lo tenía eso quería decir que mi padre estaba muerto y el anillo ahora me pertenecía.

Harry sabiendo lo que pasaba me tomó en sus brazos.

-Lo siento también por tu perdida.

Negué con la cabeza.

-No sé en qué estaba pensando cuando creí que estaría bien después de dejarlo en esas terribles circunstancias.

-Solo vi a tu madre y tía en la mansión junto con muchos mortifagos.

Mortifagos. Pronto llegarían al castillo y destruirían todo a su paso.

-Vamos, mis amigos están llamando a todos los que pueden, pero no hay tiempo.

En el medio del corredor principal nos encontramos con los chicos. Harry los miró impresionado por sus cambios físicos, pero no dijo nada. Lo único que recibió fue un golpe en el pecho de Blaise.

-Gracias por enviar a Dobby.

Harry me miró.

-Habría ido yo mismo, pero...

-Lo sabemos, tenías una misión.- Le había contado a mis amigos hace un par de horas donde estaba Harry, debía decirles que él también estaba arriesgando su vida allá afuera.

Un ruido se escuchó en todo el castillo.

Ya estaban aquí.

Todos corrimos hacia el centro del castillo hasta que Luna habló.

-La diadema de Rowena, Harry.

Nos explicó que podría ser uno de los objetos que buscamos.

-Falta la copa de Helga también.- Harry sacó la copa de su escondite y la mostró.

-Somos muchos, te ayudaremos.

Harry nos miró y vio como una luz verde cubría el castillo. Dando a entender que los mortifagos querían entrar.

-Blaise, Pansy destruyan la copa. Hay un colmillo en la cámara de los secretos que puede usarse para eso.

-¿Cómo entraremos?

Rodé los ojos y le expliqué a mi novio.

-El escondite de Salazar fue encontrado por ti en segundo año usando parcel, ellos no lo saben. Nadie habló de eso.

Harry, ya sin importarle nada, tocó la mente de Pansy y su frente se iluminó por un segundo.

-Solo tendrás una oportunidad de recitar estas palabras.

-Es todo lo que necesito.- Pansy tomó a Blaise y ambos se fueron.

-Vamos por la diadema.

Nunca había corrido tanto en mi vida. Se sintió como si mis pies ya no quisieran ceder, pero aún así no pause mi marcha hasta entrar a la sala de los menesteres.

Nos pusimos a buscarla desesperados y luego de lo que parecieron siglos, logramos encontrarla. Cuando ibamos a buscar la forma de destruirla, una voz nos paralizó.

-Mi hijo...

Volteamos al mismo tiempo y frente a nosotros se hayaba Molly Weasley.

-Molly...- Empezó Harry.

Molly envío varios hechizos sobre nosotros. La mujer se veía fuera de sí.

-Él solo era un niño y por tu culpa está muerto. Lo vi en el reloj de la familia. Su nombre desapareció. ¡Maldito! Todo es tu culpa.

-No fue culpa de Harry, Molly.- Intenté decirle creando campos de contención para protegernos.

-Mi hijo y su futura esposa están muertos gracias a ti, eres un monstruo. Si ellos nunca te hubiesen conocido estarían vivos.

-Harry no tiene nada que ver con el destino de sus amigos. Todos estamos en una guerra, a veces se gana y....

Me lanzó un Avada que Harry bloqueó tan rápido que ambos nos vimos sorprendidos por la cantidad de odio que tenía la mujer para que pudiera lanzar un imperdonable tan fácilmente.

-¡Mentira! Harry siempre le había tenido envidia a Ron, siempre anhelando lo que no podía tener. Su familia, sus regalos, sus padres, todo lo quería para él. Se suponía que no tenías que vivir.

Un momento, ¿acaso la mujer dijo lo que creo que dijo?

La lucha se hizo más intensa hasta el punto en que la pelirroja volvió a lanzarme otro imperdonable.

-Te enseñaré lo que es perder a alguien. Si Voldermort no te mata primero, entonces lo haré yo. Ya no me importan mis planes.- Apuntó hacia mí y lanzó el hechizo.

Estaba listo para bloquearlo, pero no estaba preparado para que su varita expulsara fuego.

Era un fuego descomunal.

Parecía que quería quemar el mismo infierno.

Sin esperarlo, la mujer lanzó un objeto afilado y me golpeó la cabeza. Un pequeño brote de sangre salió de mi cuerpo donde ella me golpeó.

Harry al ver eso se paró frente a mí. Su aura había cambiado totalmente y sentía el peso de su magia en todas partes.

Mierda. El hombre frente a mí había usado un hechizo de contención para esconder su magia, con razón siempre se veía cansado o agitado. Estaba ocultando su verdadero poder.

-¿Quieres saber la verdad? Te la diré, para ser una Weasley tienes algo de cerebro.- Harry la vio con odio. -Sí, tienes razón, yo los maté.

Mis ojos se abrieron muchísimo ante las palabras de Harry.

-Tú....tú....

El fuego iba arrasando con todo a su paso.

-¿Crees que siempre iban a jugar conmigo? ¿Qué sería una marioneta toda mi vida? Ustedes no me acogieron por cariño ni por su noble corazón. Lo hicieron porque yo representaba una oportunidad de cambiar sus vidas.

-Harry.- Lo llamé.

Él no me vio porque estaba mirando los movimientos de la bruja.

-Hace casi un año que usaste mi dinero para comprar túnicas nuevas. Tus hijos me querían convencer que todo era un malentendido.- Me miró por un segundo. -Pero luego me dijeron que algo no estaba bien y debía acudir al banco ¿Sabes que pasó? Logré hablar con ellos ¿puedes imaginar mi cara cuando me dijeron que yo había dado permiso de que los Weasleys y los Granger utilizaran mi dinero cada vez que quisieran?

Me quedé de piedra.

-No bloqueé las bóvedas, pero logré que se necesitara mi autorización física para que no siguieras robándome. Esa es la razón por la que ya no puedes quitarme ni un galeón más. ¿Sabes lo peor del caso? Que el personal del banco me dijeron que no era la primera vez, que había sucedido desde que tenía doce años.- Su voz era rabia pura. -Mientras yo me moría de hambre y dolor ustedes se daban un banquete con el dinero de mis antepasados.

-Te cuidamos por años, nos merecíamos ese dinero.- Escupió la mujer, acercándose más ya que el fuego empezó a tapar las salidas. -Eso no fue motivo para que los mataras.

-No, pero la conversación que tuvieron mientras creían que me había desmayado de dolor fue lo que me hizo tomar la decisión de que debía sobrevivir el mejor. Cuando entramos a la mansión Malfoy para rescatar a Luna, ellos decidieron que no todos íbamos a volver con vida.

Harry recordó por un segundo lonque había sucedido horas atrás.

FLASHBACK

-¿Hasta cuando tenemos que seguir con esta falsa?

-Ya hemos esperado años, Ron. Podemos esperar un poco más.

-Mi madre me dijo que solo debíamos esperar a que Giny se casara con él para ser Lady Potter y que este mismo año el idiota sería asesinado por Voldermort.- Tiró una piedra imaginaria. -No ha pasado ninguna de las dos cosas, Hermione.

-Parece una cucaracha en plena bomba nuclear, ha podido escapar de tantos intentos de muerte.

-Más le vale que cuando todo esto termine nos de una gran recompensa por ser sus amigos. Hemos sobrevivido por años a sus lloriqueos, sus ridículas palabras sobre la vida y la muerte y ya estoy cansado de fingir que me importa su patética existencia.

-Hemos esperado mucho. Si esto termina y Harry no se le declara a Giny entonces usaré el plan B.

-¿La amortentia?

Hermione sonrió.

-Será una Amortentia tan perfecta que el soquete no podrá salir de su poder.

-Y pensar que desde niños lo hemos aguantado. Todo es para un final muy bueno. Mi madre nos dijo que Harry no merecía ese poder, ese dinero. No merecía nada más que nosotros. Pronto todo acabará, él morirá y podremos vivir en cualquier lugar del mundo y disfrutar por el resto de nuestras vidas.

Hermione calló un segundo y miró a Ron con determinación en su rostro.

-Estoy segura que con los permisos que falsificó tu madre podremos seguir gozando de su fortuna.

-¿Qué estás diciendo?

-Hablo de que estamos ocultos en la maldita mansión Malfoy para salvar a una loca, tenemos todo lo necesario para que nos crean de que no pudo sobrevivir. Estoy cansada de ser enviada a los lobos y esperar a no ser asesinada.

-Pero, él debe acabar con Voldermort.

Hermione se rió.

-En serio Ron, ¿de verdad crees que alguien como Harry logrará ganarle a Voldermort? Le hemos seguido el juego de la búsqueda del tesoro por meses, ya estoy cansada. Debemos asegurarnos que no salga de aquí y luego podremos ver como le vaciamos todo su dinero.- La mujer puso una mano en el cabello del chico y lo besó. -Tendrás todo lo que quieras en el mundo, cariño.

-Todo lo que quiera.- Repitió Ron.

-Todo lo que te mereces. Todo lo que Harry te ha negado.- Seguía convenciendo al hombre.

-Tendré todo lo que he querido.- Sonrió Ron. -Todo lo que me merezco.

-¿A costa de mi muerte, "amigo"?- Harry escupió lo último como un insulto.

Ambos adolescentes se congelaron al ver a Harry.

-A-amigo, no te escuchamos despertar, yo...eh, bueno nosotros...

-Nunca estuve dormido, Weasley.

Ron miró a Hermione y la chica asintió.

-No es lo que parece, Harry. Si estás pensando algo erróneo es por el guardapelo. La magia que quedó en ti te hace ver y creer cosas que no son ciertas.

-Déjense de falsas. Hablé con los duendes antes de este viaje, sé sobre las transacciones ilegales que han hecho.- Harry desprendió magia negra y los rodeó a los tres sin la oportunidad de escapar. -Sé sobre las compras que hicieron a mis espaldas con mi dinero. Sé sobre el robo de varias joyas familiares de Giny y Hermione. Sé sobre la cantidad descomunal que guardan en sus propias bóvedas a costillas de las mías. Mientras yo creía que vivía en la miseria ustedes gozaban de las comodidades de mi dinero.

-Es lo que merecemos.- Escupió Ron.

-Ron, para.

-Te hemos soportado por años. Hemos aguantado tus lágrimas, tus ridículas conversaciones, tu criterio ridículo de la moral y toda la mierda que has vivido en Hogwarts. Nosotros siempre hemos estado para ti.

-No creí que fuera porque indirectamente les estaba pagando.- Dijo Harry con sarcasmo.

-Lo merecemos.

-No.- Negó el chico. -Solo creen que se lo merecen por la mierda que les metió tu madre.- Sonrió con tristeza. -Draco tiene razón, tú madre es una auténtica zorra.

-Retractate.- Dijo Ron con su varita apuntándome.

-No.

La magia de su varita alcanzó a Harry hasta estar un segundo de impactarle. Sin embargo, no lo hizo.

-¿Qué?- Hermione se quedó conmocionada. No había visto a Harry sacar su varita.

Miró a sus manos y vio la ausencia del objeto.

-Ron, mantente alerta.- Ahora ella apuntaba a Harry. -Puede usar magia sin varita.

-¿Qué?- Dijo asustado Ron.

-En serio eres la bruja más inteligente de nuestra época, que decepción. Todo este tiempo me han engañado, me han utilizado como lo han hecho los demás.- Con un movimiento los atrajo hacia él y los hechizó para dejarlos como estatuas. -Pero eso acaba hoy. Los llevaré a la fuerza si es necesario, pero ustedes se van a pudrir en Azkaban por el resto de sus vidas. No puedo creer que haya sido tan ciego y nunca desconfié de ustedes. Mi error. Un error que no se volverá a repetir. Terminaré esto yo solo.

La carta de Dobby apareció con un chasquido en el aire. Seguramente para decirme que aún no había encontrado a Draco y que no podía entrar a la mansión donde estaba seguro que lo tenían, justo cuando me volteé para atraparla, me distraje y como aún no dominaba al cien por ciento mi magia pura con las manos, hubo un fallo en el hechizo que fue aprovechado por Ron.

-No voy a esperar para que Voldermort te mate, lo haré yo mismo.

-¡RON, CUIDADO!

-Avada Kedavra

Con toda sus fuerzas Harry lanzó una bola de magia y gracias a sus habilidades en el Quidditch logró desviar el hechizo a tiempo, causando que solo quedaran cenizas en el aire.

Harry, con la respiración agitada, miró al par. Sonrió con mucha satisfacción y empezó a caminar hacia ellos. Volviendo a inmovilizar bien al pelirrojo, su mano empezó a brotar magia.

-Es mi turno.- Dijo Harry.

-Por favor, lo sentimos, lo sentimos mucho.- Lloró Hermione.

Harry se rió.

-Hermione tenía razón en algo.- Miró a sus amigos con lágrimas contenidas. -Para el final del día sí tendrás todo lo que te mereces.

Les envió un hechizo desconocido que hizo que su piel se volviera morada.

-Nunca pensé que las pociones fueran divertidas. Lo que corre por sus venas en este momento es sangre de Basilisco, es un veneno mortal si se combina con la sangre humana.

-Ha...- La cara de Ron se tornaba amarilla grisácea.

-Ayud...- Hermione se tocaba el cuello tratando de buscar aire.

-No podrán respirar en unos segundos. Es increíble lo poderoso que son los hechizos cuando los lanzas en parcel. Con razón Voldermort parece invencible.

-Por favor.- Gemía la chica antes de caer al suelo sin vida.

-Hermio....- La sangre salió por la boca de Ron y miró a Harry.

-Nos encontraremos en el infierno, querido amigo. Gracias por todos estos años de amistad.- Dijo Harry sin piedad.

El silencio reinó. El trío de oro había muerto, dando paso a una nueva realidad. Una realidad que Harry debía aceptar.

Todo había sido un juego para ellos. Él había sido su marioneta.

-¿Amo?- La voz de Dobby lo sacó de sus pensamientos.

Harry miró y a su lado tenía la mano sujeta de Luna.

-¿Draco?- Pregunté sin emoción. -¿Dónde está?

-A salvo, amo. Lo ayudé como me dijo.

Respiré con alivio.

Miré a Luna.

-¿Tienes algo que decir?- Me refería a lo que había visto segundos atrás. Estaba listo para lo que dijera la rubia.

-Los cuervos no pueden ver tu vida, pero será larga e inolvidable. Todo el mundo siempre te recordará.

Sin tratar de entender a Luna la tomé del brazo y salimos del lugar.

-¿Se van tan pronto?- Narcissa nos interceptó en medio del pasillo.

Miré hacia arriba y vi el techo.

-Sujetate bien de mi brazo.- Le susurré a Luna.

-A los cuervos no les gusta tu idea.- Pero igual lo hizo.

-Dobby...- Dije sin apartar la mirada de la mujer.

-Sí, amo.

-No entiendo lo que Draco ve en ti. Pero tristemente no tendrán tiempo para estar juntos.- Apuntó su varita. -Serás un gran trofeo para mi señor. Tu cabeza estará al lado de la de Lucius en la chimenea. Ambos se harán compañía y me gustará verles los ojos vacíos a ambos siempre que pase.

Lucius.

Lucius había muerto y esta mujer lo decía tan tranquilamente.

Cuando la mujer lanzó el hechizo yo Grité.

-SUJETENSE.- Con mi magia destruí parte del techo y Dobby logró levitarnos hacia arriba.

-AVADA KEDAVRA.- Gritó la mujer, pero yo fui más rápido y en el impulso de subir hacia el techo, desvié su maleficio y con mi magia se lo devolví.

-Esto es por Draco.- Lancé el hechizo. La mujer empezó a convulsionar y cayó sin fuerza al suelo. Sus ojos se volvieron blancos y sus convulsiones se detuvieron luego de un segundo. El cuerpo sin vida de Narcissa Malfoy fue lo único que vi antes de mirar hacia arriba.

-MALDITO SEAS.- En un segundo Bellattix apareció y lanzó una daga hacia nosotros.

-¡Amo!- Gritó Dobby.

-DOBBY.- Vi todo en cámara lenta.

La daga.

La vida de Dobby siendo arrebatada.

Mi cerebro volvió a funcionar cuando Luna me dijo que había que darle honor al cuerpo del pobre elfo.

FIN DEL FLASHBACK.

-Eres un maldito.- Dijo Molly con ojos llorosos.

-La única maldita eres tú. Le metiste tanta mierda a tus hijos menores de que debían merecer todo sin hacer nada. Es deplorable.

-Vas a pagar.

Con un movimiento, Harry alejó el hechizo que les lanzó y con su magia levitó una escoba, yo tomé la diadema y nos montamos en el objeto. El fuego se hacía cada vez más intenso y la única salida que había ahora era una pequeña ventana en la parte superior de la gran habitación.

Harry esquivaba cada hechizo que nos mandaba.

-No podemos dejarla.- Le dije mirando su cabeza hacia atrás.

-Tiene que ser una broma.

-Harry.

Un segundo después retrocedimos para ayudarla y para nuestra sorpresa ella envió un hechizo para lastimarnos. Harry en un movimiento rápido esquivó la magia y por el impacto del movimiento brusco la diadema se cayó, dejando que el fuego la consumiera junto con el cuerpo que ahora se calcinaba de la señora Weasley.

Cerré los ojos ante la escena y Harry me tapó la cabeza para traspasar el vidrio.

Logramos salir vivos por un segundo. Ambos descendimos y no tuvimos tiempo de tomar energía porque ya los gritos se escuchaban en todas partes.

-Están aquí.

Asentí.

-Mis amigos llamaron a todos, ojalá que haya sido suficiente.

-Vamos.

-Harry.- Lo llamé. Me acerqué y lo besé con mucha fuerza. -Hiciste lo que tenias que hacer para sobrevivir. No te culpes.

-Me da terror no sentir culpa, Draco. Eso es lo que no me deja tranquilo.

-Ellos escogieron y actuaron en consecuencia. Sus actos merecían castigos.

-¿Pero yo era el elegido para impartir ese castigo? Me cegué por la rabia y la traición. Pero tienes razón, supongo que no se habría hecho de otra forma.

Volvimos a besarnos y corrimos hacia las escaleras principales. Mis amigos nos encontraron.

-¡Lo logramos!- Dijo feliz Blaise.

-También nosotros.

Y con eso nos adentramos a la lucha que ocurría en el castillo.

El peligro acechaba cada rincón de la escuela. Muchos intentaron ayudar, pero nuestro bando estaba perdiendo.

Muerte.

Heridos.

Llanto y dolor en la cara de los afectados.

Hogwarts estaba sumido en un velo de sufrimiento.

Luego de varias horas de lucha y caídos de ambas partes una voz serpenteante se escuchó por todo el lugar.

"Entreguen a Harry Potter y dejaré de atacar el castillo. Si eres listo Potter te encontrarás conmigo en el bosque prohibido"

Cuando la voz desapareció miré por todos lados para ver a Harry solo para darme cuenta que no estaba.

No, no, no, por favor, no.

Corrí por todas partes hasta encontrar a Harry quien estaba a un lado de Snape.

Severus Snape estaba tumbado en el suelo con sangre en su cuello.

-Mierda, padrino.- Corrí hacia él.

-Mis...mis lágrimas, tomalas. Ve al pensadero.

-Shhh, no hables, te pondrás bien.- Dije con gentileza.

-Los Malfoy y su costumbre de siempre mentir.- Me miró y una mueca, casi una sonrisa salió. -Vive.- Miró a Harry. -Tienes los ojos de tu madre. Lamento su muerte.

Sus ojos, al igual que su cuerpo dejaron este mundo esa noche.

Con lágrimas en los ojos, Harry me abrazó y luego de unos segundos intentamos ver que haríamos a partir de todo este desastre.

-Hay un pensadero en la oficina del director.

-Ve. Yo ayudaré a los que pueda.

Me tomó de la cara y me dio un beso en mi frente.

-Te amo.

Las lágrimas no paraban.

-No me lo digas.

-Te lo dije en cartas.

-No me lo digas en este momento, suena a despedida.

-No lo es. Te lo prometo, confía en mí.

-Eso es lo que he hecho desde siempre.

-Te amo.- Me dio una caja redonda negra. -Ábrela cuando creas que es el momento correcto.

-¿Qué...?- Pero Harry ya se había ido corriendo hacia la oficina principal.

Cerré los ojos de mi padrino y exclamé la mismas palabras que dije con mi padre al saber de su muerte como lo estipula la tradición de nuestro mundo.

"Tu vida fue un recuerdo que atesoraré por siempre. Descansa en paz y que tu alma consiga viajar al paraíso mágico"

Una explosión sacudió el castillo.

Corrí y una vez que estuve en el corazón del castillo ayudé a todos los que podía. El mensaje que había enviado mis amigos había sido escuchado. Muchos vinieron, daban pelea y tristemente también caían al velo de la muerte.

Vi un rastro de cadáveres a mi paso, entre ellos el de uno de los gemelos Weasley, el de Pomfrey, algunos chicos muy jóvenes y el de Remus.

Mierda, Harry no debería seguir perdiendo personas que estimaba. Esto le dolerá mucho. A lo lejos vi como mis amigos tenían una batalla con varios de nuestros compañeros de casa.

Pasaron varias horas. El amanecer se lograba ver a lo lejos.

-Cariño ¿No estás feliz a mi lado?- Dijo el hombre que había lastimado a Pansy.- Tenia el cuello ensangrentado y se estaba ahogando con su propio vómito.

Pansy tenía un cuchillo y lo usaba sin vacilación. Vi como le daba puñalada tras puñalada. Cuando la castaña se puso encima de él tomó el cuchillo y lo miró.

-Considera esto nuestro divorcio.- Y con un golpe certero le clavó el arma en el ojo tan profundo que Draco casi podía ver que la punta del objeto afilado traspasó parte de su cabeza.

Su amiga lo miró.

-Fue un mal esposo.- Y sin más siguió luchando con más mortifagos.

Conforme pasaba las horas de la larga noche Draco miró otra pelea.

-Traidor nauseabundo.- Dijo un Slytherin de sexto año. -Nunca me gustó tu cara, por fin dejaré de verte.

Blaise le envio un Desmaius y lo liquidó.

-Suerte en la otra vida, perra.

Pansy luchaba contra Bellatrix, pero estaba perdiendo.

-¿Dónde están tus papis, querida?- Dijo la mujer.

Cuando lanzó un Avada logré desviarla.

-Con mis amigos no, perra.

Le lancé un Crucio tan rápido que no pudo detenerlo. Con un movimiento ágil le quité la varita y le sonreí.

-Morirás esta noche. Harry le quitó la vida a mi madre, ya me lo dijo y ahora yo hago lo mismo contigo. Larga vida a las hermanas Black.

No me importaba si estaba hablando de mi madre y mi tía. Ella me ha hecho tanta mierda y con la muerte de mi padre no tuve reparo en dejar caer la sangre.

El cuerpo sin vida de Bellatrix fue lo último que vi antes de que un ruido ensordecedor y agresivo causará que el castillo se derrumbara más de lo que ya estaba.

Un solo pensamiento llegó a mi mente.

Harry.

Corrí todo lo que mis piernas lastimadas estaban. En el patio, en medio de muertos, sangre y personas luchando de ambos bandos estaban Voldermort y sus mortifagos sonriendo con el cuerpo desmayado de Harry en los brazos de Hagrid.

-Harry Potter está muerto. La varita de Saúco es mía por derecho y todos deben doblegarse a mi nueva era.

Mis oídos escucharon un grito tan fuerte que mi mente no procesó que era yo el que gritaba. Todo sucedió tan rápido que a penas mi cuerpo me respondía. Mis amigos fueron hacia mí mientras yo repetía una y otra vez las palabras del hombre.

Nevill dio un discurso sobre el legado de Harry y como éste nunca moriría.

Voldermort se burló y me miró.

-Si eres bueno, prometo darte una oportunidad.- Me miró con odio y castigo en sus ojos rojos. -Te daré una lección que nunca te dio el inservible de Lucius. Ven a mí Draco.

Mis piernas respondieron sin saberlo.

-Draco ¿Qué diablos...?- Escuché decir a Blaise.

Cuando caminé hacia él vi en una esquina el cuerpo de Harry como si no fuera él. Con manos temblorosas abrí la caja que me había dado porque no habría mejor momento que este.

Al abrir la caja una piedra negra se veía en todo su esplendor. Seguida de una pregunta.

"¿Estaremos juntos para siempre?"

-Sí.- Dije triste. -Sí hoy, sí mañana y sí en un millón de años.

La piedra levitó rápidamente y cuando me di cuenta que Luna era la causante de que flotara una nueva esperanza floreció.

-LUNA.- Grité para que lo que sea que hiciera lo hiciera rápido.

La rubia encantó la piedra y se la colocó directamente en el corazón de Harry.

Sus ojos se abrieron de repente.

Saltó de los brazos de Hagrid y no lo pensé. En el segundo en que Harry se levantaba para correr y Lombottom mataba a Naggini con la espada de Griffindor todo lo demás dejó de importar.

-No esperaba que mi séptimo Horrocrux fuera fácil de matar.- Dijo Voldermort dejándome sin habla por tal noticia.

-Si debo morir lo haré con una sonrisa, pero te llevaré al infierno conmigo.

-¡HARRY!- En el segundo en que el castaño me miró y vio que estaba a salvo dejó sus restricciones de lado y expuso todo su poder, mientras yo corrí en dirección contraria al Lord.

Un campo de magia salió disparado de ambos hombres. Uno con la varita más poderosa del mundo y el otro con sus manos y la magia que salía de ellas. Una explosión mágica nos hizo caer al suelo mientras veíamos como ambos intentaban resistir y permanecer de pie.

-Esto siempre ha sido entre nosotros, Tom. Terminemos de una vez con esto.

El rubio vio como por última vez ambos usaban toda su energía y lo concentraban en su magia. En esta ocasión sucedió en cámara lenta como Harry lograba terminar por fin con el hombre que lanzó oscuridad en nuestro mundo por años y todos vieron como se esfumaba con el viento, ahogando su grito por su final.

Harry cayó al suelo sin fuerza.

Habían cientos de personas en este momento presenciando la caída del Lord, pero Draco podía escuchar como un alfiler caía al suelo debido al silencio.

Me acerqué con pasos de plomo a Harry quien estaba en el piso. Su cicatriz estaba arruinada con mucha sangre, como si se hubiese abierto un agujero pequeño en la frente y se hubiera sacado algo.

El alma. El alma de Voldermort.

Los gritos de alegría y alivio se escucharon por todas partes, pero era como si nosotros dos fuéramos los únicos aquí y ahora.

Cuando estuve de rodillas lo miré.

-¿Ganamos?- Pregunté tontamente.

Una sonrisa cansada salió de él.

Me tomó del brazo.

-Te dije que solo necesitaba...

-Tiempo.- Terminé la frase cayendo a sus brazos y besandolo. -Gracias a Merlín, gracias a Merlín. Te amo. Te amo mucho. No vuelvas a asustarme así o te mato.

-Te amo.

-Te amo. ¿Era en serio la frase?

Harry tiró de la piedra negra y me la guardó en mis manos.

-La piedra de resurrección es tuya. Y con ella te doy mi más honestas palabras. Quiero ser tuyo. Hoy y siempre. Si me aceptas quiero compartir esta vida contigo.

Cerré los ojos y mordí mis labios para evitar ser un debilucho.

-Ya te lo dije hace mucho tiempo.- Lo miré y acerqué nuestras narices. -Donde tú vayas yo siempre estaré a tu lado. Sea un día o cien años quiero compartir mi vida contigo.

-Sé mío.

-Lo soy.- Dije y lo besé. -Siempre lo he sido.

___________________________________________

El ruido de la fiesta se podía escuchar a kilometros de distancia.

Harry Potter permanecía en el puente que conectaba la salida a Hogwarts con el mundo mágico y lo veía en ruinas.

-Muéstrate. Sé que estás vigilándome como perro.

Una figura oscura surgió de la nada. Parecía un dementor pero su aura era más peligrosa y una tenía una concentración de magia oscura muy poderosa que sobresalía de él. El espectro tenía cadenas en sus túnicas y no se le veía la cara, solo un comienzo de unos ojos rojos.

-Amo.- Su voz sonaba gruesa y ronca.

-No quiero ser tu amo.- Harry vio la varita que tomó luego de matar a Voldermort. -Cuando destruya la varita seré libre de ti.

Justo cuando Harry iba a romperla el espectro lo tocó y en la mente de Harry empezaron a pasar miles de imágenes de todos los años de su vida.

Sin poder evitarlo, el chico volvió a revivir su vida.

Vio como su tío le pegaba hasta casi matarlo.

Vio como su tía lo mataba de hambre y le quemaba la ropa que llevaba por ser "un monstruo"

También vio cosas y momentos que no logró percibir cuando aún su inocencia y niñez se lo impidieron.

Vio la mirada maligna de Molly cuando lo conoció por primera vez y él fue tan ingenuo para no darse cuenta.

Vio como si fuera una persona externa las miles de conversaciones que tenían Hermione y Ron sobre lo que harían cuando muriera y ellos fueran los dueños de su fortuna. Cada año, desde que los conocían, ellos sólo lo veían como un trofeo.

Volvió a ver los recuerdos de Severus y como en ellos el Director Dumbledore creía en él como un simple peón.

Un cerdo para el matadero.

-No soy un cerdo.- Dijo Harry molesto con los ojos blancos por la magia negra que le estaba mostrando la muerte.

Y lo que más le dolió a Harry. Vio como Draco sufría lesiones. Era víctima de un trato horrible por sus padres. Las amenazas de Umbridge hacia su persona. También vio como fue castigado esa noche que estuvieron juntos. Observó a una velocidad inhumana todos esos meses en los que la pasó llorando en el calabozo con sus amigos pronunciando su nombre.

-Draco.- Las lágrimas salían de Harry sin saber como detenerlas.

Luego de que la magia y los recuerdos se fueron, el corazón de Harry se sentía a punto de explotar.

-¿Por qué me muestras esto?

-Te haré una pregunta. ¿Crees que eres fuerte?

-Hago magia sin varita, claro que soy fuerte.

-Podías hacer magia sin varita desde hace años y aún así no impediste que lastimaran a tu pareja.

Harry permaneció en silencio. Atónito por las palabras de la criatura oscura.

-Cambiaré la pregunta. ¿Crees que eres lo suficientemente fuerte como para proteger a Draco Malfoy y la familia que tendrás con él de los futuros peligros que se avecinan por siempre?

-Yo....- Decía Harry. -Yo, no lo sé.

-Yo te puedo mostrar. Te puedo enseñar lo fuerte que podrías ser, amo.

Lanzó magia alrededor de Harry y este veía a Draco feliz con Harry, a su lado veía niños y veía como todos los que abusaron de Draco sufrían castigos severos por tales hazañas.

-Este puede ser tu futuro, amo.- Le susurraba la muerte detrás de su oído. -Solo debes pedirlo.

-¡Harry!- Gritaba Draco. -Cariño, vamos. Todos te esperan y ya viene un ejército de aurores que quieren hacerte preguntas.- La muerte había desaparecido dejando a Harry solo.

Cuando Draco llegó le sonrió a su novio.

Harry lo veía como si fuera la primera vez que sus ojos precensiaran tal belleza.

-¿Amor?

Harry besó a Draco hasta sacarle sangre.

El beso duró un segundo, pero solo eso le bastó a Harry para darse cuenta que haría lo que fuera necesario para seguir besando a Draco, para seguir estando a su lado y para impedir que vuelva a derramar una lágrima de tristeza.

-Seremos felices.- Sentenció Harry. -Nadie nunca más te lastimará, te lo juro.

-Soy feliz. Contigo a mi lado siempre seré feliz.

-Lo seremos. Nadie volverá a lastimarte.

Draco frunció las cejas.

-¿Te pasa algo? ¿Qué sucede?

Harry sonrió con una confianza falsa.

-Nada, cariño. Vamos. Vayamos antes de que toda la escuela nos busque o bueno, lo que queda de ella.

Draco le dio un empujón.

-Que chiste tan cruel. Date prisa.- El rubio se iba alejando.

"Recuerda Harry Potter"- Decía la voz de la muerte en su cabeza. "Eres el poder detrás del poder"

-Soy el poder detrás el poder.- Dijo Harry con seriedad y un pensamiento muy claro.

"Nunca más voy a volver a ser debil" se dijo así mismo mientras guardaba la varita de Saúco en su traje y volvió a la fiesta.

Sin saber que, al no romper la varita, había aceptado convertirse en el nuevo amo de las reliquias de la muerte y que eso venía con un alto precio que debía pagar tarde o temprano.

La muerte veía a su nuevo amo caminar detrás de su pareja y por primera vez en milenios sonrió.

-Esto será muy divertido.- Su voz era mortal y cada palabra era una amenaza.- La línea entre el bien y el mal por fin se tambalea. Veremos si tu fuerza de voluntad es mayor que la mía. Me encantará romperte amo y hacer de esta línea de tiempo mi nuevo jueguete.

Miró al cielo y levantó lo que se suponía era un brazo hacia arriba.

-Yo ya moví mi pieza, veremos que haces cuando sea tu turno de jugar.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Yo no sé que me estoy fumando al escribir tanta loquera junta, pero aquí está.

¿Qué les pareció?.

Siento que en el medio se vuelve muy denso pero espero les guste.

Ya lo que viene serán los años felices de los chicos y como poco a poconesa felicidad es arruinada por la manipulación de muerte hacia nuestro Harry.

Ya la muerte entró al chat, veremos que otro ser mágico se une al grupo.

Feliz lectura. Gracias por esperar. Los quiero mucho. ❤️❤️

Chapter 30: Una difícil misión

Chapter Text

Cuando Harry y yo decidimos vivir juntos nadie lo impidió.

-Todos están muertos, no creo que les importe.- Dijo Harry.

Draco se atragantó con un pedazo de pollo que estaba comiendo en la mansión Black.

Había pasado un año desde la derrota de Voldermort.

El día que Harry me pidió matrimonio tampoco fue como me lo esperaba.

Estábamos saliendo a cenar, tomados de la mano rumbo al restaurante y recorriendo un pequeño atajo. Sin embargo, en un segundo Harry me acerca a él y ve a mi izquierda.

-Abre los ojos.- Me dice cuando ambos vemos a Ginny al final del callejon bloqueando nuestro destino.

-Yo...- Empezó a decir Harry, pero varios ex alumnos de Griffindor también empezaron a llegar y unirse a la chica.

-Ahórrate tus explicaciones.- Decía la pelirroja. -Te podría perdonas tantas cosas. La muerte de mi hermano, de una amiga, de mi madre, pero el que hayas dejado todo para estar con un mortifago y traicionar a la luz eso es imperdonable.

Era muy maldito de mi parte reírme, pero no pude evitarlo.

-Le duele más la lucha de la luz que la muerte de su madre, eso deja claro donde están sus prioridades.

Un chico cerca de Ginny miró a Draco.

-Azkaban debería ser tu lugar, sucia serpiente. Por culpa de los tuyos muchos de mis amigos murieron.

-Tienen que pagar.- Decía uno.

-Vengaré a mi familia este día.- Seguía otro.

-Hemos esperado nuestra venganza, chicos.- Cantaba con alegría la pelirroja. -Es ahora o nunca.

Antes de que un hechizo nos tocara, Harry levantó un bloqueo mágico y los lanzó por los aires. Pero ellos no tuvieron piedad y se prepararon para luchar en un segundo luego de levantarse.

-Yo quería cenar ese delicioso filete de carne.- Dije con nostalgia sacando mi varita.

-¿Quieres ir a cenar?- Preguntándome Harry con una sonrisa.

Le devolví la mirada con diversión.

-Esto es más divertido.

Y con eso, la lucha empezó.

-No es muy justo esta batalla.- Decía Harry lanzando y ezquivando maleficios. -Mejor pongamos en igualdad las cosas.- Y tras decir eso dos de los hombres se desmayaron.

-¿Están muertos?- No me preocupaba, ya que todo era en defensa propia, pero a pesar de que Harry puso un hechizo protector para que nosotros no lastimaramos a nadie y no saliera un hechizo mal ejecutado hacia las personas de nuestro entorno, eso no podía ayudarnos si uno de ellos moría.

-Desearía.- Susurró Harry centrándose en Ginevra. -Tu madre solo dio a luz a puros parásitos. Si no fuera por los gemelos, Charlie y Bill que eran buenas personas, yo mismo acabaría con tu linaje.

-Te arrepentirás de todos los desplantes que me hiciste vivir Harry Potter.- Su voz era hueca y llena de desesperación.

Lanzó un maleficio que era poderoso, pero no lo suficiente para lastimar a Harry. Mientras yo seguía esquivando y desarmando a varios chicos, Harry tomó a varios de ellos y los paralizó. Miró a Ginevra.

-Los manipulaste con odio y sed de venganza para que nos atacaran. Es una lástima que esto termine así para ellos.- La envió lejos y se golpeó contra unas piedras que estaban en una esquina, ya que el callejon donde nos tomaron por sorpresa era muy pequeño de espacio.

Varios cayeron al suelo y los que quedaban se detuvieron cuando vieron a sus cómplices desmayados.

Draco veía en sus ojos que habían tomado una mala decisión desde la rabia, pero Harry no era tan benevolente y encaró a los hombres.

-Yo mismo los llevaré a Azkaban después de esto.- Dijo Harry. -Me aseguraré que cada día los dementores se alimenten con sus almas hasta que sean cascarones rotos y vacíos.

Esa amenaza logró que algunos de sus amigos dieran un paso atrás, pero la pelirroja estaba roja de rabia.

Justo cuando Harry estaba desviando un hechizo y yo me encontraba a su espalda desviando los imperdonables que me lanzaba la mujer, luego de despertarse y arrojar su furia contra mí, el muy hijo de puta se volteó, me sonrió y me lanzó la bomba.

-Te amo, hoy y siempre. ¿Quieres casarte conmigo?

Por poco dejó que la pelirroja me alcance con su varita de la impresión que tuve al escuchar esas palabras.

-Que hijo de puta eres.- Dije entre los forcejeos y los gritos. -Solo alguien con dos neuronas en su cabeza pide matrimonio en medio de una batalla a muerte, ¡infeliz!

-¿Eso es un no?

Cuando estuvimos a un centímetros de distancia lo tomé de la camisa con fuerza y lo empujé hacia mí con rabia para besarlo.

Duró un segundo, pero lo recordé como el mejor beso que nos hemos dado.

-Es un "Maldita sea, claro que sí"

-Te daré los diamantes y las flores después de que terminemos con estos idiotas.

-Más te vale.- Con un hechizo paralicé a Ginevra. -Mierda, por fin, no dejabas de moverte, parecías una cucaracha sin cabeza. Encontrarás que Azkaban será un buen lugar para ti y cualquiera que intente lastimar a Harry.

Mi cabeza se giró hacia el castaño mientras él también neutralizaba a los amigos de la Griffindor.

En el segundo en que todos estaban sin sus varitas, golpeé a Harry en el brazo.

-Auch, eso dolió.- Se quejó el chico.

-Era mi intención. Más te vale que no hayan sido palabras del momento.

Un serio Harry me miró.

-Te amo. Te he amado siempre. No jugaría con algo tan significativo para mí como lo es tu mano en matrimonio. Si me das la dicha de ser tu esposo y acompañante en tu vida, prometo serte fiel, adorarte y siempre poner tu bienestar por encima del mío. Te protegeré, cuidaré y procuraré que nunca te falte amor, risas y momentos increíbles. Quiero envejecer a tu lado, quiero ser parte de tus logros, tus caídas y estar para ti cuando necesites un abrazo, un consuelo o simplemente compañía.- Harry se arrodilló.

-Oh, mierda.- Susurré con ardor en mis ojos.

-Por favor, Ángel. Acepta mi corazón, cuidalo, como yo cuidaré el tuyo. Te imploro que unas tu vida con la mía.- El Griffindor se sacó una caja de terciopelo y la abrió.

En la caja se encontraba un reluciente collar. Tenía la forma de una serpiente bañada en plata con una esmeralda muy hermosa y cara en su boca.

[⚠️⚠️SPOILER⚠️⚠️ no sé si lo recuerdan pero es el mismo collar que tiene su hijo, Severus, cuando invoca a la muerte en el capítulo "Papá estáen peligro"]

-Te doy este collar como símbolo de mi amor. Se mío, así como yo soy tuyo.

Mi cuerpo temblaba de extasis y todo burbujeaba en mi interior.

-¿Tú y yo?- Pregunté con una gran sonrisa.

-Tú y yo.- Aseguró Harry.

Asentí.

-Teniéndote a ti es lo único que necesito para ser feliz.

Harry se levantó, me colocó el collar y me dio vueltas que me hicieron reír. Mi corazón saltaba de felicidad. En el segundo en que me bajó, lo besé.

No sé si duramos una eternidad o un segundo besándonos, pero no me importaba. El hombre que amaba iba a ser mi esposo y yo no podía estar más feliz.

-Pero miren que espectáculo están dando en medio de este horrible callejón.

Nos giramos y me paralicé. Harry y yo nos encontrábamos alrededor de Ginevra y sus amigos desmayados y paralizados y haciendo un gran círculo sobre nosotros estaban varios Aurores, el nuevo ministro y muchas personas con la boca abierta.

Un flash me cegó por un segundo.

-Que sonría la feliz pareja.- Gritó un periodista. -Esta portada será la más vendida de la semana.

Blaise y Pansy nos miraron. El moreno negando con la cabeza y con una sonrisa en su cara.

-Típico de un Potter, siempre querer ser el centro de atención en donde llega. ¿Cómo te atreves a proponerle matrimonio a mi niño sin sus padrinos y mejores amigos?- Se indignó el chico. -¿Qué tienes que decir en tu defensa, mastodonte?

Lo único que hizo Harry fue volver a besarme.

-¡HARRY POTTER!- Escuché gritos y alaridos, pero mi mente se había desconectado desde que vi a Harry de rodillas con ese collar, así que los ignoré y disfruté de los mimos y cariño de mi prometido.

___________________________________________

La boda ocurrió meses después de ese espectáculo bochornoso en el callejon Diagon.

"Escuché qué lo hechizó"

"Yo Escuché qué está embrujado con Amortentia"

"Que listo es, mira que cazar al mejor partido de los magos"

"No se me hace justo que un hijo de unos mortifagos se case con el Salvador del mundo mágico"

"Ese matrimonio no traerá nada bueno"

"Les doy un año"

Suspiré.

Cada comentario que he guardado y he ignorado siempre era la misma mierda. Que yo no era digno de Harry, también se jactaban en decir que yo lo llevaría a la oscuridad. Muchos empezaron a cuestionar a Harry en su trabajo como Auror y empezaron a darle la espalda.

-¿Quién te ha dicho tanta mierda?- Preguntó una noche.

Sonreí con sarcasmo.

-Es más fácil decirte quien no me ha dicho nada.- No quería sonar débil, pero maldita sea, era Harry. Éste hombre me había visto en mi mejor y peor momento, podía ser honesto y expresar mis sentimientos con él porque sabía que no sería juzgado y encontraría consuelo en sus brazos. -A veces sus palabras son hirientes. Dicen que nuestro matrimonio estará hecho para fracasar porque nada bueno sale de las entrañas de un mortifago.- Limpié una lágrima molesta. -Que su "Salvador" se mereces más.

Odiaba admitir que una parte, muy minúscula, en mi pecho también lo creía.

-Que se jodan.- Harry me besaba y consolaba en la cama.

Sin embargo, sus ofensas hacia mí no pararon y ya habían pasado meses desde que nuestra cara salió en el Profeta anunciando nuestro compromiso.

-Tal vez no deberíamos...- Intenté decir, luego de una ronda increíble de sexo.

-No te atrevas a terminar esa frase.- Me besaba la cara y tocaba en todas partes. -Solo ignoralos, cariño. No necesitamos de sus habladurías, tampoco dependemos de ellos, ¿por qué te mortíficas?

-He visto como llegas más cansado a casa.- Le digo, tirándole el cabello. -Tu jefe te asigna misiones imposibles y debes ir solo porque nadie quiere ser tu compañero. Todo es por mi culpa. Estás siendo víctima del ostracismo por mí y yo...

La polla de Harry entró sin pudor en mi agujero causando que gritara de dolor y sorpresa al mismo tiempo.

-Harr...ahhh...mmm.

Sus embestidas eras duras. Cada vez que bajaba para meterme más su miembro tomaba mis caderas para subir y que el movimiento fuera más intenso.

-¿Quién te está cogiendo?

Suspiros y gemidos eran lo único que salía de mi boca.

-Dímelo.- Ordenó.

-Tú.

-Y lo hago porque pronto seré tu esposo y me diste la dicha de convertirme en tu pareja para toda la vida, que importa lo que digan los demás cuando en nuestro hogar somos tú y yo. Cada minuto que pasas en pensar en ellos es un minuto en el que esas personas tienen el poder sobre ti. No les des esa oportunidad.

-Harr....¡AHHH!- Una dura embestida entró tan fuerte en mi punto dulce, haciendo que me corriera de manera gloriosa ya que estaba muy sensible de la ronda de sexo anterior. Harry lo descubrió hace meses y desde entonces no ha parado de cogerme para ver mi cara cuando llego a ese punto de placer.

Los calambres y la excitación me dejaron mareado. Toqué el hombro de Harry en una pedida silenciosa, él rápidamente sabía lo que estaba pidiendo y se inclinó para besarme. A veces quería llorar por lo bien que llegamos a conectar y entendernos con un simple movimiento.

-No les daremos el gusto.- Dije. Era verdad, no dependiamos ni económica ni socialmente de nadie, las palabras de esas personas debían ser olvidadas.

-Eso es, Ángel.

Cuando nos acostamos, con nuestros cuerpos enredados, y mi cabeza en su pecho, caí al borde del sueño pensando en lo increíble que sería nuestra vida de casados.

Harry miró a su prometido. Con cuidado limpió las lágrimas que salían de sus ojos y quitó el Glamour que tenía en su mano. Sus dedos negros fueron lo primero que visualizó el castaño. Movía sus articulaciones con lentitud y asombro. Cada parte de él burbujeaba con actuar.

"Yo cumpliré cada orden que me digas, amo" Susurró la muerte en su cabeza.

-No lo sé.- Susurró Harry.

"¿Quieres exponer a tu futuro esposo a burlas y críticas toda su vida? Nunca cesarán si no tomas la justicia por tu propia mano, amo"

Harry permaneció en silencio.

"¿Quieres que Draco sufra?"

Eso hizo que Harry reaccionara.

-Draco nunca volverá a sufrir.- Y dicho eso, envió un hechizo para que Draco durmiera profundamente y no se diera cuenta que Harry iba a salir esa noche.

Con rapidez se colocó su túnica y tomó la varita de Saúco.

-¿Sabes quienes lo han lastimado con sus burlas?

"Sé el nombre de cada bruja y mago que lo ha hecho volver a casa, doblarse en sus rodillas y llorar por sus duras palabras, mientras tú estás en el trabajo, amo"

El pecho de Harry se llenaba de rabia.

-Él...él no me ha dicho nada hasta esta noche.

"Hoy fueron particularmente decadentes y miserables con sus palabras en el trabajo"

Harry estaba saliendo de la mansión para tomar un traslador personal que no estaba registrado.

-¿Qué le dijeron?

Muerte permaneció callada.

-Te ordeno que me lo digas.

"Dijeron 'Cuando Potter no esté en la casa deberías llamarnos, si abriste las piernas y te casarás con el mago más rico del mundo, deberías ser muy bueno en la cama' eso y más cosas obscenas, amo"

Varios árboles se quemaron por la magia de Harry.

-Visitaremos a esos amables caballeros primero y luego me dirás el nombre del resto. Cuando termine con ellos cersiorate que parezca un accidente.

"Por supuesto, amo. Estoy a sus órdenes"

Harry tomó el traslador. Fue una noche llena de gritos, sangre y muchas torturas.

En el momento en que Harry volvió a los brazos de Draco limpio de sangre, la muerte los miró fijo por un segundo. Quitó el Glamour de la mano de Harry. Una especie rara y atroz de una sonrisa cruzó por el espectro al notar que ahora sus dos manos estaban manchadas con magia negra.

"Será un proceso lento, pero está bien. La mejor virtud es la paciencia" miró a la pareja otra vez "Será muy interesante su matrimonio"

__________________________________________

-Me siento como payaso.

Pansy rodó los ojos.

-Hey, sé que puedes escucharme.

Pansy siguió sin hablar.

-Psss- Silbó Blaise. -Parezco un asesino de una película muy barata de terror.

Pansy lo miró.

-Quieres callarte.

-No sé que hago parado aquí si mis quemaduras aterran a cualquiera.- Susurró.

Pansy se ablando.

-Te dijimos que podías usar un Glamour. Ahora, si vuelves a decir otra cosa te meteré en esa fuente de chocolate gigante hasta que lo único que salga de tus orificios sea cacao venezolano.

-Esa mierda me hace parecer otra persona, lo poco o nada bonito que tengo de mi cara se pierde con ese hechizo. Por eso no lo quise usar en la jodida boda de mi mejor amigo.

-Luces increíble, ahora silencio.

Pasó un segundo.

Luego otro.

-Psss, Pansy. El chico de la esquina me picó el ojo, ¿Crees que me esté coqueteando o es que tiene una basura? Puede ser contagioso, mejor no lo veo.

-Maldita sea, ¿quieren callarse?- Dijo Draco, asustando a sus dos amigos. -Es mi maldita boda. -Miró a Blaise. -Claro que te está coqueteando, no estás deforme, solo tienes algunas pequeñas quemaduras que pronto se harán más pequeñas.- Miró a Pansy. -Deja de amenazar a nuestro amigo.- Luego de un segundo la volvió a mirar. -Aléjate de mi fuente de chocolate.

Ambos chicos sonrieron y vieron como Draco volteaba hacia Lovegood, el padre de Luna, la persona que estaba llevando a cabo la ceremonia, y al lado del rubio se veía un Harry que estaba tapándose la boca para contener su risa, ya que había escuchado todo.

Pansy rió y Blasie sonrió.

Hoy se estaba casando su amigo y no lo podían creer.

-Amo las bodas.- Decía Blaise con nostalgia.

-Yo no.- Siguió Pansy.

Blaise la miró con cara de muerte.

-Pero que idiota soy, disculpa, lo sé. Dejalo, yo mismo me golpeo.

Pansy rió apenada viendo como Blaise se golpeaba la cabeza y volvía a disfrutar de la ceremonia.

Todo parecía como un cuento de hadas.

Decidieron hacerlo en el bosque que tenía la mansión Black, donde vivían.

Cada árbol del lugar estaba iluminado con luciérnagas, fue un hechizo muy increíble de parte de Harry cuando su amigo le dijo que quería brillo en su boda.

Y baya que Harry le concedió su capricho.

Los bancos estaban de ambos lados y en el centro había un enrejado de flores y luces entre Harry y Draco. Había velas y linternas flotantes que iluminaban todo alrededor del lugar, aún más a nuestros amigos, dándole ese toque de fantasía que Pansy creía que era lo más lindo del mundo en esta boda. La chica podía escuchar la música tocada por los fantasmas de la escuela y parecía un canto celestial, estaba muy sorprendida.

Los árboles parecían cubrirnos como si estuviéramos en una gigantesca casa del árbol y ver como todo estaba iluminado y decorado, la Slytherin podía jurar que era la boda más encantadora y elegante a la que había ido en su vida.

Pero no esperaba menos, ya que Draco fue quien lo organizó todo.

"Yo quiero ayudar" Dijo con puchero, hace algunos meses Harry, cuando veía como los tres estábamos con el proveedor de las flores.

Draco le sonrió y lo besó hasta dejarlo sin sentido. Con algunos gemidos de Harry que nos dejaron algo incómodo a todos, excepto al rubio, luego de un segundo, se separaron.

"Tú solo debes aparecer lindo y bien vestido ese día, amor. Déjamelo todo a mí"

"Bueno, si tú quieres" dijo sin seguir objetando el castaño y siguió besándolo.

Y aquí estábamos, meses después, en el gran día.

Harry estaba vestido de rojo y dorado. Mi amigo estaba vestido de un traje verde y plateado. Cuando le pregunté el motivo de sus vestimentas, Draco solo sonrió.

"Ha sido una vida llena de odio y resentimiento por culpa de los prejuicios de nuestras casas, queremos que todos sepan que eso terminó y que tanto la casa de Slytherin como la de Griffindor estarán unidas en nuestro matrimonio para siempre"

Mierda, ese día casi me pongo a llorar por sus palabras.

Pansy le dio una vista rápida a la boda en general y el como Blaise y ella estaban a un lado de su amigo, mientra Luna, Nevill y Mcgonagall estaban del lado de Harry.

La chica tenía razón. A ella ya no le gustaban las bodas, debido al sufrimiento y el dolor que pasó con ese hombre que la obligó a casarse con él, pero las lágrimas no pudieron parar cuando vio que los pocos invitados que estaban presentes eran personas que verdaderamente estaban felices por este matrimonio y sonrió con nostalgia cuando escuchó los votos de los novios.

-Eres mi ancla, eres lo que me mantiene cuerdo y cada día que pasa mi amor por ti crece y nunca dejará de crecer. Te amo en esta vida y en las miles de vidas que sé que tenemos juntos porque estoy seguro que una vida no nos alcanzará para disfrutar de nuestro amor. Mi alma es tuya, mi corazón te pertenece y mi único deseo es que tu vida sea próspera y dichosa a mi lado, te amo.- Harry sacó una joya y con su magia la colocó en el anillo que ya le había dado a Draco, ya que mi amigo le había dicho que ese era el único anillo que quería tener en su mano izquierda por siempre. En su derecha tenía la del patriarca Malfoy reflejando cuanto poder, en ambas casas, tenía.

-Yo creía que podía tener una vida sin complicaciones.- Draco duró un segundo en silencio hasta que volvió a hablar. -Y luego llegaste tú.- Algunas risas se escucharon. -Pero desde que entraste a mi vida como un huracán, no he tenido un día aburrido. Gracias por ser mi confidente, mi amigo, mi novio y mi persona. Siempre he estado rodeado de lujos y dinero, pero cuando estamos juntos siento que no necesito de galeones para ser feliz porque mi felicidad está en tu sonrisa, en tus locuras y en tus palabras de aliento y cariño hacia mí.- Las lágrimas empezaron a caer de Draco y Harry inmediatamente lo abrazó. En un susurro le dice en el oído. -Te amaré en esta vida y en mil más porque tú eres mi isla.

-¿Isla?- Susurró también Harry con lágrimas.

-Mi lugar seguro, mi lugar tranquilo y soleado. Donde puedo ser yo mismo y donde solo abunda cariño y amor en nuestros corazones.

Juntaron sus frentes y se besaron sin esperar un segundo más.

-Te amo.- Dijeron al unísono con los aplausos de todos de fondo.

-Que hermoso final.- Dijo Blaise mientras veían meterse a los recién casados a la mansión y todos se quedaban en la fiesta al aire libre.

-No.- Dijo Luna a su lado. -Es un comienzo.- Miró las estrellas. -Tendrán muchas pruebas. Algunas no podrán alcanzar y otras serán superadas, pero será una vida juntos impresionante.

Blaise miró a Pansy. La chica solo se encogió de hombros.

-Su madre era una gran adivina.- Dijo su amiga. -Supongo que ser profeta está en sus venas.

Blaise se burló.

-¿Qué obstáculos pueden tener? Ya han superado todo, merecen ser felices. Ya la época de los problemas terminó. A partir de ahora sólo espero noticias que me hagan desmayar de felicidad.

___________________________________________

-¿ESTÁS QUÉ?- Gritaron Pansy y Blaise al mismo tiempo.

-No griten.

-¿Cómo quieres que no gritemos si mi mejor amigo me está diciendo que está embarazado?

Draco rodó los ojos.

Ya había pasado casi un año desde su matrimonio y no podía ser más feliz.

-Si les estoy diciendo esto es porque Harry dijo que necesitaba amor, compresión y apoyo.- Los miró con cara de muerte. -No estoy sintiendo ninguna de esas tres cosas.

Blaise trató de recomponerse.

-Lo siento, pero lo último que esperaba saber, luego de mi viaje a las Islas Canarias, es que estabas preñado.

-No es una vaca, idiota.- Dijo Pansy. Se sentó a su lado en la cama y le tomó la mano. -Pero danos un resumen, Draco. Yo también estaba tomando unas vacaciones de Hogwarts y no esperé esta noticia tampoco.

Draco miró a sus amigos.

Blaise era un gran activo en la brigada de aplicación de la ley mágica y Pansy estaba siendo aprendiz de Mcgonagall en Hogwarts, donde también daba algunas tutorias en astrología y runas. Hace casi un año muchos regresaron a Hogwarts sólo para tomar sus exámenes y como varias personas (se contaban ellos mismos), perdieron el último año, tuvieron que hacer un examen casi imposible, pero lo lograron y ahora podían aplicar al puesto o trabajo que quisieran ya que técnicamente gracias a ese examen estaban graduados.

-Bueno, es algo muy resumido. Hace tres meses Harry me dijo que quería tener un hijo. Cogimos y ahora la torta está en el horno.

Los chicos esperaron y más nada salió de los labios del rubio.

Pansy casi lo golpea pero recordó su estado.

-Disculpa mi atrevimiento, querido amigo, pero eso lo sabemos, lo que queremos saber es....

Blaise explotó.

-¿Cómo diablos estas embarazado si tienes un maldito pene colgando en tus cositas?

Draco lo miró mal.

-No seas tan vulgar.- Con un suspiro explicó más a fondo. -Hay hechizos y pociones...- Intentó buscar la palabra. -Son, bueno...son algo...

-¿Súper ilegales?- Sugirió Pansy.

-Sí.- Respondió Draco. -No es para cualquier pareja homosexual que quiera tener un niño, se necesita muchos requisitos.

-¿Entre esos requisitos está ser el Salvador del mundo mágico?

Draco hizo un gruñido.

-Aunque odie admitirlo, la influencia de Harry en el ministerio está creciendo como la espuma y es gracias a su posición y su cargo de auror estrella que el ministro nos otorgó el permiso legal de encontrar esas pócimas y poder tomarlas.

-Pero aún no explicas como...- Blaise señaló su miembro.

-¿Por qué tu dedo está tan cerca del pene de mi esposo?- La voz de Harry sonó graciosa, pero había un mote de seriedad en la pregunta. Blaise Chilló del susto.

-Quieren saber cómo estoy embarazado.- Draco recibió a su esposo con un beso codicioso y sus párpados empezaron a cerrarse.

-Descansa, yo los echaré para que duermas.

-De aquí no me saca nadie hasta que no me expliquen bien como es que tu gran pene embarazó a mi amigo.

-Por Salazar, deja de estar obsesionado con los penes.- Se lamentó Pansy.

Draco había caído como peso muerto, solo estaba despierto para esperar a Harry cuando llegaron a visitarlo sus amigos.

-Las pócimas que tomó son muy específicas y requieren de mucha magia. Estos hechizos ayudan a...- Ahora era Harry el que intentaba buscar las palabras. -Lo simplificaré, Draco tomó una poción que hizo que su aparato reproductor se convirtiera en un aparato reproductor femenino que será capaz concebir a nuestro primer hijo.

-¿Como que primer hijo?

-Yo quería cinco.

-¿CINCO QUE?- Gritó Blaise. -Espero que sean cinco chuletas de cerdo para comer. No vas a tener gordo e incómodo a mi amigo por tus sueños de muchos minis Harry corriendo por tu gran mansión.

Pansy recordó el día en que Draco le dijo que Harry siempre había querido una familia numerosa, por eso la traición de los Weasleys le había dolido tanto, porque él había visto esperanzas de que esa familia fuera suya también.

Lo único que dijo fue. -Draco se ve cansado.

Harry se puso serio. Con suavidad, acarició el cabello de su esposo.

-Las pócimas...- Empezó Harry. -Son fuertes.- Duró un segundo en silencio -Son caras, muy caras, valen millones de galeones, básicamente gracias a esto, Draco, si vuelve a querer quedar embarazado, solo debe dejar de tomar sus remedios y los hechizos en su interior harán el resto.

-Le cambia su cuerpo de por vida.- Dijo Blaise horrorizado. -¿Estás diciendo que ahora puede quedar embarazado siempre si no se cuidan y son unos adolescentes hormonales?- Miró a su amigo. -Es muy valiente. No sé si yo podría hacer eso.- Blaise no se perdió el como Draco respiraba con dificultad. -Se siente mal.

-Son las...

-Deja de decir que todo es por las pócimas. No hemos visto a Draco en casi cuatro meses, solo hemos hablado por cartas, pero la última vez que lo vimos no tenía ojeras y está un poco más....

-Se ve como la mierda.

-¡Blaise!

-Está desmayado, lo puedo decir. Se ve como una hoja de papel. Mis pergaminos en el trabajo no lucen tan blancos como lo hace su piel. No creo que sea por su trabajo como aprendiz de sanador.

Entonces, en ese momento, Pansy entendió.

-Este "gran regalo" del ministerio viene con un precio ¿verdad?- Preguntó Pansy.

-El bebé...- Suspiró Harry. -El bebé necesita de una gran cantidad de magia para empezar a desarrollarse.

-Básicamente ¿estás diciendo que el bebé le está quitando el núcleo mágico a Draco?- Blaise se quedó sin palabras.

-¿Ustedes sabían de esto?- Pansy quedó en shock.

-No. Cuando nos dimos cuenta, hace casi dos meses, intenté decirle a Draco que pararamos el proceso con los hechizos y las pócimas, pero Draco no lo permitió.

Se me revolvió el estómago ante un pensamiento. Por enfermizo que fuera debía salir de dudas. Miré a la pareja.

-¿El ministerio sabía de esto cuando les dio el permiso?

Una mirada de rabia salió de los ojos de Harry y se volteó para ver a Draco y lanzarle un hechizo para que el dolor disminuyera ya que se estaba quejando mucho.

-Supuestamente dicen que no lo sabían.

-Pero no les crees.- Blaise dijo la frase que todos pensábamos.

-Harry.- Pansy lo siguió cuando el chico fue a la cocina y quiso hablar con él. Sacarse la duda que tenía en su pecho. -Han habido algunas muertes en el ministerio...- Dejó la frase al aire.

-Han sido accidentes, según el Profeta.- Dijo como si nada.

Pansy siguió mirándolo sin dar crédito de sus palabras.

-Solo digo que las personas que han muerto son personas importantes en el ministerio y en nuestra sociedad.

-¿Y?- Un Harry serio le devolvió la mirada. -¿Estás insinuando algo?- Medio dijo en broma y a la vez con un tono de cuidado. -Hay confianza, puedes decirme.

"Confianza" claro, pensó la chica con sarcasmo. Pansy sabía que si decía más de lo que creía, posiblemente se quedaría sin lengua.

-Nada, es solo que es muy raro porque, sacando las cuentas, fue en la misma fecha en que Draco salió...

-Pansy.- La calló Harry. Le puso una mano en el hombro y le sonrió. -Es una casualidad. Si me disculpas, iré con Draco.

Pansy lo miró y se mordió el labio con preocupación.

-Y una mierda tu "casualidad"

____________________________________________

El 31 de mayo nació James Harrison Potter Malfoy.

-Parece un pequeño topo.- Dijo Blaise.

-No le llames topo a mi hijo.- Dijo Harry.

-Bueno, es que si parece una ratita rosada.- Dijo Draco sonriendo. Las hormonas de las pociones y los hechizos ya estaban haciendo efecto y desde que dio a luz hace dos horas vivió un verdadero infierno y ahora todo era color de rosa.

"Sí me vuelves a dejar embarazado te corto las bolas, hijo de puta" le había dicho en el último empujón. Luego se desmayó ante tanto dolor y esfuerzo. Cuando abrió los ojos tenía a su hijo en brazos.

Ese recuerdo hizo sonreír a Draco.

Dándole un besito en la cabeza a su hijo suspiró feliz.

-No importa si pareces una ratita, eres perfecto y eres mío.- Susurró. -Serás alguien increíble y te amaremos mucho.

___________________________________________

-¿Por qué tienes el ojo morado?- Preguntó Luna, quien después de una jornada intensa de trabajar en la selva como Magizoóloga y rescatar a varios animales en peligro de extinción, quiso visitar a la pareja, pero los encontró gritando por toda la casa.

Bueno, mejor dicho, Draco le aventaba cosas a Harry y el hombre que le sacaba una cabeza de altura y era más corpulento por su trabajo como jefe de los aurores, corría para esquivar cada objeto mágico y suplicando perdón.

Luna se sorprendió como ese pedazo de mantequilla voló de la mano de Draco e impactó la cabeza de Harry. Pero eso no explicaba el ojo morado.

Harry sonrió con nerviosismo y se frotaba la cabeza.

Draco lo miró con rabia mientras sus ojos reflejaban muerte lenta y dolorosa.

-Dile quien te hizo eso.

-Tú...-Medio dijo Harry.

-Dile por qué.

Harry volvió a quedar callado y salir corriendo.

-HARRY JAMES POTTER VEN PARA ACA EN ESTE INSTANTE.

Luna sonrió y vio a la pequeña personita con quien se había quedado sola. Un risueño James reía en su mesita de comer mientras trataba de comer su gelatina de zanahoria.

-No creo que eso sepa bien, hermoso.- Dijo Luna, pero a juzgar por la sonrisa del niño supuso que a él le gustaba.

Se acercó y le tocó la mejilla.

-Serás un gran hermano mayor.- Dijo la rubia cuando escuchó un grito de Draco.

"¿CÓMO PUDISTE VOLVER A EMBARAZARME, IDIOTA?

"No fue mi culpa"

"NO ME TOMÉ LA PASTILLA POR UN DÍA. UN MALDITO DÍA Y TU PENE DIJO: ES EL MOMENTO DE OTRO BEBÉ"

Gritos y más gritos se escuchaban de parte de Draco y puros "perdón" de Harry.

Luna volvió a reír y se quedó con el pequeño James hasta que la pareja terminara de hablar.

O hasta que Draco terminara de matar a Harry y se convirtiera en un lindo viudo.

___________________________________________

-De nuevo.

La pequeña mano se movió con la varita.

-Más fuerte.

El cuerpo se movió con poca elegancia.

-De nuevo.

Un movimiento hizo caer al niño mientra se reía.

-Harry James Potter espero que no estés entrenando a tu hijo de nuevo.- Draco caminaba hacia el jardín con una bebé en sus brazos.

Casiaopea Bella Potter Malfoy.

"Por qué le pusiste Bella" preguntó una vez Blaise.

Draco sonrió triste.

"No tengo nada más que malos recuerdos de mi familia, pero...hace años, cuando era niño, antes que la locura la cegara por completo, Bellatrix era muy buena conmigo, una vez Narcissa le gritó por darme chocolate, solo quería que mi hija llevara algo de los Black en su nombre y mi tía es la única de las hermanas que odiaba menos, así que...."

Blaise miró a la recién nacida y sonrió.

"Es una niña hermosa, amigo"

Volviendo al presente, Harry en un movimiento se escondió la varita detrás de su espalda, James sonrió y lo imitó.

-No estamos haciendo nada malo.

Draco sonrió y lo besó tiernamente.

-Es solo un niño, Harry. Su magia aún no se desarrolla, faltan años para que eso suceda. Deja que se divierta.

-Sí, amor.

-Vuelvan pronto a la casa, la cena estará en 15 minutos.

-En un segundo voy.- Lo besó de nuevo y a su hija. -Pronto te daré tu atención, Casy, tu papá necesita un momento.

Balbuceos salieron de la niña junto con una risa.

Cuando Harry vio que su esposo e hija se fueron miró a su hijo.

-¿Quieres practicar otra vez?

El niño asintió.

-Recuerda que papi no puede saber sobre tu chispa mágica.

-Shí, paapá.

-¿Me ayudarás a proteger a papi?

-SÍ.- Gritó el niño. -io potejo a papi.

-Que buen niño.- Harry lo abrazó. Se levantó de nuevo y miró secretamente como su brazo estaba negro y subía hasta su cuello. Negando con la cabeza escondió su apariencia y se centró en su hijo.

-De nuevo, James.

__________________________________________

-Feliz aniversario, ángel.- Harry se estaba cogiendo a Draco sin piedad.

Gemidos y embestida fue lo único que sentía y escuchaba Draco.

-Amor.

-Esta mañana dijiste que querías un regalo especial.

-SÍ.- Sentía como el pene de su esposo entraba y salía con fuerza.

-Que me pediste, amado.

-Un...ahhh, un hijo.

-¿Eso quieres? ¿Otro hijo? Otro hijo para amar y cuidar.

-Sí, lo quiero Harry, debes complacerme.

-Para eso vivo, ángel, para complacerte.

Cuando Draco llegó al orgasmo sabía a ciencia cierta que Harry se encargó de embarazarlo esa noche.

____________________________________________

-ESCORPIUS OCTAVIUS POTTER MALFOY BAJATE DE ESE ÁRBOL AHORA MISMO.- Gritó Harry.

-Eso es hermano.- Apoyó James. -Busca mi balón, estás muy cerca.

-¡JAMES!

El pequeño se calló.

-Digo, digo, baja de ahí.- Pero no engañaba a nadie.

-Escor, Escor.- Gritaba Casy con los brazos abiertos para que su hermano bajara hacia ella, pero aún así no lo hizo.

El lindo y pequeño rubio sólo volaba con su magia accidental y reía cada vez que trataba de escalar las ramas para llegar más alto.

Harry miró a su esposo.

-Dile algo a tu hijo.

Draco lo miró

-¿Cómo es tu hijo cuando se sale con la suya y vuelve loco a Blaise, pero cuando no te hace caso es mi hijo?

-Así funciona, amor. Llevamos años casados, ya deberías saber que no me gusta cuando mis propios hijos me traicionan y no me hacen caso. En este momento ese lindo rubio de mejillas rosadas es un desconocido para mí.

-Y el gran jefe de los aurores de gran Bretaña no puede permitir eso.- Se rió Pansy.

Harry volvió a mirar a Draco.

-No quiero discutir, dile que baje, amor.

Draco le dio una mordida a su pan con pollo y mermelada de maní. Las caras de asco no se hicieron esperar.

-Estoy gordo, molesto y hambriento, soy el último con el que quisieras discutir en este momento.

-Estás embarazado, no gordo.

A pesar del desastre de ese picni, Harry tocó la barriga de su esposo con preocupación.

Hace un par de meses Draco tuvo un atentado. Eran personas sin cerebro que, luego de años, aún seguían creyendo que ellos no debían estar juntos y que al ser hijo de mortifagos no debería estar casado con Harry, asi que lo acorralaron en un callejon y empezaron a lastimarlo, gracias a Merlín que Nevill y Luna estaban cerca para tomar el té con el rubio y debido a su tardanza empezaron a buscarlo. Draco tuvo ataques de pánico por semanas, no podía bañarse con la puerta cerrada y duraron casi dos meses durmiendo con la luz prendida.

El día en que el Profeta anunció la muerte de esas personas en una celda de Azkaban, ese día casi todo volvió a la normalidad.

Bueno, casi todo, excepto que parte del cuerpo de Harry estaba muy contaminado con la magia de la varita de Saúco ya que él se había encargado de hacerles pagar a esas personas por todo lo que le hicieron pasar a su esposo.

La hospitalidad de Azkaban era poco comparado a la rabia que tenía Harry, así que, como ya hacía desde hace mucho tiempo, escuchó a muerte y ambos viajaron para hacer justicia por su propia mano.

Un chillido de sorpresa lo sacó de sus pensamientos.

Harry miró hacia donde estaba su tercer hijo quien ya tenía el balón de su hermano mayor.

-Tanto drama por un balón.- Draco seguía comiendo.

Harry sonreía con amor y adoración.

-Te ves tan hermoso.

-Parezco una vaca. Estoy hinchado y no veo mis pies desde hace un siglo.- Comiendo su pan golpeó a Harry. -Es tu culpa.

-Perdón.- Sonreía Harry sabiendo que esta conversación la tenían siempre que Draco quedaba embarazado. A pesar de que el rubio intentaba sonar despreocupado y alegre, Harry podía ver que con cada embarazo y la pérdida de su núcleo mágico para alimentar a su hijo en camino, el chico perdía brillo y se agotaba mucho.

Harry paró de decirle a su esposo que tenía la opción de finalizar el embarazo cuando un maleficio se lanzó en su lengua y no pudo hablar bien por una semana completa. Así que solo restaba en cuidarlo y siempre tratar de enviarle toda  su magia a Draco para que se sintiera mejor cuando los hechizos de alimentación eran muy pesados y a veces el rubio no podía resistirlo.

"¿Por qué pasas por este dolor una y otra vez? Estoy feliz como estamos. No necesitamos que vuelvas a sentir esta agonía" Dijo Harry una noche cuando vio a su esposo vomitando sangre y en el suelo incapaz de tener fuerzas para llegar a la cama.

Draco se limpió y sonrió.

"Me siento completo, Harry" Dijo Draco. "Era hijo único y solo veía oscuridad y frialdad en mi casa, pero cada vez que veo la felicidad en la cara de mis hijos, cada vez que juegas con ellos o corren todas las tardes para esperar tu regreso después del trabajo, cada día, cada momento y cada risa es un regalo que atesoro. Si vienen más embarazados, y Merlín me permite tenerlos, lo voy a hacer" besó a su hombre. "Sé que lo dices porque me ves sufrir, pero puedo ver tu alegría cada vez que tenemos a un nuevo bebé en nuestro brazos para colmarlo de cariño, sé que tu también los esperas y los amas desde el segundo en que lo sabes"

Harry sintió que quería llorar ante el recuerdo.

De nuevo un grito lo sacó de su trance.

Ahora Escorpius estaba sobrepasando el árbol.

-¡DRACO!- Gritó Nevill. -No quiero que esta salida de amigos se convierta en una visita a San Mungo, ya voy todas las semanas a ese lugar y no me apetece visitar sus grises habitaciones dos veces esta semana

El nombrado pensó en los padres del chico y prestó más atención a la situación para ayudar.

Es verdad, hoy se habían enterado que Draco tendría una niña, así que no era momento de un accidente. Se acercó para que Escorpius lo pudiera ver.

-Escorpius Malfoy, voy a contar hasta tres y más te vale que estés en el suelo para el último número o puedes despedirte de tu colección de escobas en miniatura y tu pequeño pavo real dormirá afuera de tu habitación.- Eso hizo que el niño mirara a su padre.

-Sigo sin superar que tiene un pavo real de mascota.- Susurró Pansy.

-Uno.- Empezó Draco.

-No creo que con eso puedas...- Decía Blaise.

-Dos.- Pasó un segundo. -Dile adiós a esa Nimbus de niños que pediste para Navidad.

La cara del niño era de susto verdadero.

Antes de que Draco dijera tres el niño estaba en los brazos de Harry.

-Eso pensé.- Y terminó de comerse su comida. Miró a James. -Lleva a tu hermana a ver los patos negros, estaba muy emocionada por verlos en este parque.- Volvió a ver a su copia pequeña. -Si vuelves a volar sin escoba yo mismo te mandaré volando a casa porque estarás castigado.

Desde que Escorpius entendió que era un castigo y porque James y Casy se abrazaban sin poder soltarse con cuerdas mágicas por pelear entre ellos el pequeño rubio no quería ser castigado nunca. Aunque Harry creía que el más revoltoso y el que le sacaría canas verdes a su esposo iba a ser su propio reflejo miniatura.

James llevó corriendo a su hermana cerca de los adultos y Escorpius permaneció en los brazos de su padre.

Todos miraron el silencio el poder del hombre sobre los niños.

Luna sonrió.

-¿Quieres otro pan con pollo y mermelada, pero esta vez de arándanos, Draco?

Draco juró que si había un ángel en la tierra estaba en el cuerpo de Luna. La abrazó y le susurró.

-En este momento eres mi persona favorita en el mundo, si tiene atún con jarabe de miel y huevos rojos de Dragón le pondré tu nombre a mi hija.

-No puedes hablar en serio, no creo que...

Las palabras de Nevill se pararon cuando la rubia sacó de su bolso la comida específica que dijo Draco.

-Mierda.- Dijo Harry.

-Son las hormonas.- Dijo Blaise.

Draco chilló y abrazó fuerte a la chica.

Harry se rió. Pansy susurró un "tramposa" con diversión.

-Parece que habrá dos Lunas en nuestro grupo.- Dijo Harry feliz.

Y así fue como, semanas después, nació Luna Lilium Potter.
___________________________________________

-Quiero un hijo.

Draco lo miró y se dio la vuelta para volver a dormir.

Muchos besos inundaron su mejilla.

-Quiero otro hijo, amor.

-Son las cuatro de la mañana, cariño.

-Por favor.- La súplica de Harry despertó por completo a Draco.

-¿Qué pasa Harry?

El castaño no dijo nada.

Draco intentó abordar el tema.

-¿Es por lo que sucedió con esas horribles personas?

Harry miró a su esposo.

Hace medio año, un grupo de rebeldes intentó secuestra a Draco mientras estaba de paseo con Escorpius. Inmovilizaron a Draco porque eran como siete personas y el rubio no pudo contra ellos al mismo tiempo. Cuando intentaron tocar a su hijo su magia accidental los desmayó a todos dándole el tiempo suficiente a Draco de escapar y alertar a su marido con un Patronus.

Dos meses atrás los encontraron descuartizados y envueltos en palos enterrados en medio del callejon Diagon. Intentaron incriminar y sentenciar a Draco, pero no tuvieron nada para detenerlo. Nevill y su bufet de abogados no descansaron hasta que el rubio no tocara ni el tribunal.

-Desde hace mucho tiempo se dice que hay un mago o una bruja que es peligroso y mata en medio de la noche.

Harry no dijo nada.

-Harry...

-Solo quiero tener otro hijo con la persona que amo.

Harry miró las manos de su esposo, con miedo de que, si lo veía a los ojos, el rubio descubriera la verdad.

Desde hace algunos meses Harry estaba mal. Él sabía que era el responsable de las muertes de las personas que lastimaron de alguna forma a Draco, eso no lo sentía. Sin embargo, han ocurrido accidentes donde Harry a veces estaba lleno de mucha ira y se desquitaba con cualquier infeliz que encontraba en los bares.

Él podía controlar a muerte. Lo sabía. Pero a veces....a veces no podia explicar como iba a un lugar y luego despertaba en otro con un cuerpo de algún vagabundo en sus manos sangrientas.

El pensamiento, por primera vez en casi trece años juntos le hizo estremecer.

El Glamour era cada vez más difícil de soportar y a veces no ocultaba su verdadero cuerpo. La magia negra y áspera que rodeaba casi todo el cuerpo de Harry se volvía fuerte y en ocasiones Harry no podía verse en el espejo, aún con el Glamour puesto, solo podía pensar que la única parte de su cuerpo sin cubrir de un intenso negro carbón era su pecho.

-Por favor....- Dijo Harry de nuevo. -Quiero un hijo. Un hijo antes....

Se calló.

"Antes de que pase lo que sea que pase conmigo y esto que me está cubriendo mi alma y mi cuerpo sea algo más difícil controlar" No pudo decir eso, pero tal vez sus ojos gritaban su agonía, ya que Draco lo abrazó sobre su cuerpo y empezó a darle mimos.

-Tranquilo Harry, estas bajo mucho estrés.

-Quiero...- Empezó a besas a Draco.

Draco solo podía suspirar y sentir el cariño y las caricias que Harry le daba.

-Draco...

-Sí.- Susurró Draco.

Una sola palabra fue lo que necesitó el Griffindor para tener la aprobación de traer al mundo a su quinto y último hijo.

__________________________________________

Habían pasado años desde que Draco había experimentado este sentimiento, pero no podía dejar que ese pensamiento dejara su mente.

Tenía una mala corazonada.

Todo había empezado hace tiempo. Con el nacimiento de su quinto hijo, Severus Lucius Potter las cosas se tornaron un poco diferentes en la mansión Potter Malfoy.

Sus hijos eran muy protectores con Sev con el pasar de los años.

-Es mi hermano menor y el honor de mi padre lo que está puesto en juego.- Dijo James luego de llegar de sus vacaciones de la escuela. -Claro que voy a defenderlos.- Fue su última oración cuando recibió su castigo por golpear y enviar a San Mungo a un niño con una nariz rota y una cola y orejas de cerdo por decir que posiblemente Draco le habia sifo infiel a Harry ya que Severus no se parecia al castaño.

-Es mi lindo hermano, no hables mal de él y de los cuerpos ajenos, ¿no te enseñaron a respetar en tu casa?- Dijo Casiopea mientras le dejaba la mitad del cabello azul y la otra parte pelona a una niña que dijo que su hermano era muy pálido y delgado.

-¿Dilo de nuevo, idiota?- Golpe tras golpe le estaba dando Escorpius a un niño más grande que él porque dijo que Severus era raro por silbarle a las serpientes. -Te reto, di lo que dijiste hace un segundo de mi hermanito. Tanto tamaño y tan poco cerebro.

-No llores, Sev yo te cuido.- Lilium abrazaba a Sev porque éste lloraba porque un niño de la guardería le dijo que era raro. -El niño ya no te dirá más nada, le saqué cuatro dientes y ahora le da vergüenza sonreír.

Pero el que realmente le preocupaba era su esposo.

-¿Qué pasa?- Con mi mamo tomé la mejilla de Harry. -Estoy aquí, ¿que te pasa? Ya basta de tanta incertidumbre, sé que no estás bien. Lo sé desde hace mucho, pero quería que me lo dijeras tú. Pero ya no puedo seguir esperando. Dímelo, amor.

Harry le temblaba el labio.

-Yo....

Cuando vio el pecho de su esposo agitarse con fuerza, trató de calmarlo.

-Somos un equipo. Un solo corazón. Tu problema se vuelve mí problema. Sea lo que sea lo resolveremos juntos.

-Esto no se puede solucionar tan fácilmente, ángel.

Con pesar, Harry se inclinó hacia un lado casi cayendo al suelo. Draco lo ayudó y lo sentó en la cama.

-Desde hace mucho tiempo te veo cansado. Primero pensé que era tu trabajo, incluso te iba a sugerir que renunciaras y descansaras un poco, pero ahora con tu actuar veo que no es lo que había pensado ¿cierto?

Harry miró a otro lado.

-No es el trabajo, Draco.

Draco permaneció en silencio.

-A veces pides días en el trabajo y vas a misiones por tu cuenta. Es imposible que me seas infiel.- Draco no solo lo decía porque estaba confiado, lo decía porque en sus votos hicieron un juramento inquebrantable de fidelidad hasta el día de su muerte, así que debía ser otro problema. -¿Qué haces cuando te vas por días?

-Busco.

-¿Qué buscas?

-Una solución, Draco.

-¿A QUÉ?- Gritó Draco cansado de este juego.

-¡A LA MIERDA QUE HICE HACE TRECE AÑOS!- Harry también gritaba, pero en su cara se veía desesperación. Desesperación por ser comprendido, por ser perdonado.

Draco trató de calmarse.

-¿Qué es?

-Tomé una decisión hace años.- comenzó Harry. -Una decisión que pensé que podía controlar y....

-Harry.- Le tomé las manos, pero el castaño se soltó y se levantó de la cama para empezar a caminar por toda la habitación.

-Yo solo quería que estuvieras a salvo.- Las lágrimas querían salir. Su voz empezó a quebrarse. -Que mi familia y mis amigos estuvieran a salvo.

Draco empezó a ver como la magia de Harry empezaba a brotar de su cuerpo y no le gustó la incomodidad que estaba sintiendo por eso. Algunos objetos empezaron a moverse.

-¿Qué hiciste?- Preguntó por fin.

-Un trato.- Susurró el hombre. -Un trato con el diablo.

-¿Qué?- El rubio no entendía nada.

Harry se volteó, no podía ver la cara de su esposo.

-Hace años, en la batalla de Hogwarts, contra Voldermort, yo...yo no destruí la varita.

-Harry...- Draco no lo podía creer.

Harry le contó todo.

Le contó que él era el responsable de cada muerte que se publicaba en el Profeta. Le contó que no le tembló la mano para vengarse de las personas que lo habían lastimado. Le contó sobre su magia oscura. Le contó como la muerte ahora no lo escuchaba.

Harry se quitó el Glamour y Draco jadeo con horror.

Todo el cuerpo de Harry estaba cubierto por magia negra. La cara estaba empezando a cubrirse y las marcas se veían por todos lados.

-Al principio solo fue para defenderte y no permitir que nadie volviera a lastimarte, pero después....- Harry se golpeaba la cabeza con fuerza. -Hace algún tiempo no he podido controlarlo. Tal vez...tal vez yo haya sido el culpable de esas muertes que han escandalizado al mundo mágico y por el cual los aurores empezaron a patrullar el doble. No lo sé, no lo sé, Draco.

Fue como si Draco hubiera recibido un Crucio.

-Esos niños.

Las lágrimas de Harry corrían de sus ojos sin parar.

-No sé si fui yo. No sé si lo hizo Muerte. Todo lo que sé es que desperté en medio de mucha sangre.- Se tapó la cara con pesar para evitar los sollozos. -Era tanta sangre, Draco. No puedo dejar de pensar en eso. Me atormenta en mis sueños no saberlo. He intentado ver mis recuerdos, pero están bloqueados.- Cayó de rodillas por el dolor fisico y emocional. -He guardado silencio por años, he intentado buscar una solución en los libros de la mansión, he consultado en los barrios bajos, pero nadie me da una solución.- Entre lágrimas y culpa, Harry miró a Draco. -Yo...yo creo que ya no soy el Harry con el que te casaste. Yo...perdóname....yo, yo entenderé si ya no quieres....

Un peso muerto cayó hacia el cuerpo de Harry.

Harry no entendía el motivo del abrazo, solo sabía que su cuerpo atrapó al rubio y no lo soltó hasta que casi le quitó la respiración de lo fuerte que lo tenía.

-Has cargado con tanto.- Decía Draco. -Lamento todo lo que has tenido que callar. Buscaremos una solución, Harry.

-Lo lamento.- La cara de Harry estaba oculta en el cuello de su esposo. -Lo arruiné todo, perdóname. Intenté ordernarle que parara. Soy su dueño, pero lo único que me dijo fue "solo estoy siguiendo tus ordenes, amo" y siempre me hace sentir debil y a veces me desmayo por unos segundos.- Empezó a temblar de la ansiedad. -No merezco nada, ni tu comprensión ni mucho menos a mis hij....

Draco lo silenció con un beso en su nariz roja por el llanto.

-Buscaremos la forma de volver todo a la normalidad.

Harry, por primera vez fue honesto y dijo lo que tanto gritaba su corazón en relación a su situación actual.

-Tengo miedo.

-Yo también tengo miedo.- Confesó el otro. -Pero eso es bueno, el miedo te despierta y nos motivará a buscar más rápido la respuesta a nuestros problemas.

Harry lo miró.

Draco sonrió.

-¿Juntos?- Preguntó Draco.

Harry volvió a llorar.

-Juntos.

Se besaron.

Para uno, ese beso le supo a tristeza.

Para el otro, ese beso le sabía a despedida.

__________________________________________

Draco duró una semana entera en la mansión Malfoy.

-No entiendo.- Dijo James en una esquina apilando libros. -¿Qué estamos buscando?

-Un libro sobre runas.

-¿Por qué papá no está aquí?- Preguntó Casiopea.

-Papá está indispuesto.- Intentó decir Draco.

Escorpius se burló.

-Mentira. Desde hace días sabemos que está en su habitación y no despierta.- Con cara de pánico miró a su padre. Una copia idéntica de dos partes de la misma moneda. -¿Está grave?

-No me gusta que duerma.- La voz suave de Luna salió. -Hay muchas flores negras a su alrededor actualmente. Papá no estaba rodeado de esas flores antes.

-¿De qué color eran?

-Blancas y verdes.- Respondió la niña.

-Papá...- El mayor de los cinco miró al hombre. -¿Qué pasa con nuestro padre?

Draco miró a todos y luego depositó su vista en Severus. Eran un ángel, pero aún era tan pequeño y frágil. Sabía que debía decirle la verdad a sus hijos, ellos no eran tontos, cada uno de ellos tenían una inteligencia y agilidad única, eventualmente lo descubrirían y se enojarian, sobre todo Escorpius. Sin embargo, una parte de Draco quería protegerlos lo más posible.

Estaba tratando de ganar en un contrato con la misma muerte. Tratar de buscar una laguna legal no le haría ninguna gracia. Por ese motivo debía tener mucho cuidado.

-Tienen razón. Su padre está mal.- Los chicos se acercaron a su papá. -Hace una semana me contó un problema y de un momento a otro se desmayó y desde entonces descansa en nuestra habitación.

-¿Despertará?

-No lo sé.

-¿Cuánto tiempo durará así?

-No lo sé.

-¿Hay cura?- James quiso saber angustiado de las escasas respuesta de su padre.

-Si dices "No lo sé" una vez más...- Escorpius se estaba volviendo loco. Su familia, su amada familia de la noche a la mañana ahora tenían que luchar contra una enfermedad que no sabían nada.

Como si Draco leyera sus pensamientos le dijo.

-No está enfermo. Su padre hizo un trato, un trato muy peligroso y ahora es nuestro deber ayudarlo a salir de ese contrato.- Podía ver las miles de preguntas en la cara de sus hijos, pero intentó sonreírles y motivarlos. -Sé que tienen dudas y preguntas, pero serán contestadas en otra ocasión, ahora lo importante es ayudar a su padre.

-¿Es por eso que buscamos libros sobre runas?

-¿Quieres hacer una runa de protección?

-No es de protección.

-¿Entonces?

Draco suspiró.

-Necesito encontrar una runa que me ayude a...bueno, a sacar la magia negra que contamina a su padre de su cuerpo.

Los cinco se miraron entre ellos y luego a su padre.

-¿Quieres hacerle una exorcismo?- La cara de James era de terror puro.

-Es algo más complicado que eso y a la vez diferente. Hace años leí sobre runas que ayudaban a los Squibs a tener magia. Usaban este método para traspasarles núcleos mágicos de pequeño alcance que los ayudaba en su día a día.

-Así que piensas....- Empezó James.

-Que si hay runas para meter cosas a la personas....- Siguió Casy.

-También debe haber runas...- Continuó Escorpius.

-Que ayuden a quitarle magia a los magos.

Severus empezó a inquietarse y abrazó a su papá.

-No me gusta que papá esté enfermo.- Su voz salía como un suave silbido. Para muchos era raro, pero para su familia era de mucha alegría. El niño no habló hasta los tres años por tenerle miedo a su voz, pensó que no sería querido por no escucharse como sus hermanos, pero con mucho esfuerzo y cariño de parte de todos, incluso los amigos de sus padres, el niño empezó a tener más confianza y soltura en sus actos.

-A mí tampoco me gusta, por eso necesito que cualquier cosa que vean sobre runas lo traigan directamente a mí.

-¿Por qué no buscamos en nuestra casa? Los Black eran conocidos por su basta biblioteca.- Sugirió James.

-Porque los Black eran conocidos por sus maleficio y sus maldiciones, pero los Malfoy amaban las runas y todo conocimiento de ellas.

Sin más que agregar todos se pusieron a trabajar. Duraron horas buscando. No fue hasta el amanecer que encontraron algunas páginas que podían ayudar.

-¿Será suficiente?- Quiso saber Severus.

-Tenemos que intentarlo.- Dijo Draco. Pero antes de decir otra cosa una punzada de su magia lo alertó.

Las protecciones habían sido traspasadas.

Alguien había entrado a la mansión.

El elfo llegó corriendo y dijo el nombre de su visita.

Sus hijos sonrieron.

El corazón de Draco empezó a latir con violencia. Con las páginas arrancadas del libro en su mano, miró a sus hijos.

-Escondanse.

James frunció el seño. Los demás miraron a su papá como si estuviera loco.

-Papi, es papá. ¡Despertó!- Gritó Escorpius.

Luna puso cara triste.

-Ese no es papá.

James y Casiopea entendieron mejor la situación y tomaron a los chicos de las manos para ir a uno de los cuartos de arriba.

-Que no los vea.- Ordenó Draco.

-Papi.- Severus comenzó a llorar en silencio.

Draco lo besó en la frente.

-Estaré bien, haz todo lo que James te diga, él los protegerá.

James quiso llorar. Todos estos años de entrenamiento y arduas prácticas con su varita por parte de su padre al fin tenían sentido en su cabeza.

¿Cómo podría proteger a un padre atacando al otro?

Draco no le dio tiempo de responder su interrogante, le apretó sus mejillas.

-No quiero que seas mi héroe. Quiero que seas un hermano mayor y cuides de tus hermanos mientras yo veo a que nos enfrentamos ¿De acuerdo?

James se mordió la mejilla internamente y asintió. Luego de algunos hechizos protectores, Draco encaró a la visita.

-¿Me extrañaste?- Sonrió Harry.

Ya no usaba su Glamour. Parecía un demonio, lo único humano de su cuerpo era su voz. Su ojos eran negros también y esa sonrisa que antes lo hacía suspirar ahora le calaba de miedo en todo su cuerpo.

-Quiero ver a Harry.

-Yo soy Harry.

Draco permaneció serio.

-El verdadero Harry.

El hombro inclinó la cabeza hacia un lado y sonrió.

-Soy un Harry nuevo y mejorado.

-¿Qué le hiciste a mi esposo?

-Mejor dicho, que le hiciste tú.

El rubio frunció el entrecejo.

-¿Yo?

-Le diste esperanza a mi amo. Esperanza de que yo desaparecería.- Sus ojos cambiaron y brillaban de rojo como la sangre. -Eso no lo puedo permitir.- En un segundo tomó al rubio del cuello y empezó a quitarle el aire.

Justo cuando los ojos de Draco se volvieron casi blancos, cayó al suelo. Vio como el cuerpo de Harry dio un paso hacia atrás porque alguien le lanzó un hechizo y miró en la esquina de la habitación. Draco siguió su visión y casi pierde la cabeza.

Harry se rió.

-Hijo, solo estaba hablando con tu papá.

-No creo que quitándole el oxígeno sea una manera muy amable de conversar.- James tenía la varita en mano.

-Eres un niño, no deberías meterte en conversaciones de adul....

Una bola de fuego inesperada salió de su varita directo a Harry. El castaño se asombró y por poco no lo esquivaba. La risa malvada salió de su boca.

-Que buen duelista serás. Eres inteligente y hábil.- En un movimiento a James se le cayó la varita ya que Harry usó magia sin varita para desarmarlo. -Pero te falta experiencia, niño.

Harry levantó la mano hacia el pequeño y Draco se puso frente a él.

-No te atrevas.

La muerte miró a Draco y bajó a su cuello.

-Ese collar es lo que me impide acabar con tu vida.- Harry lo miró. -Te sugiero que te lo quites o tu lindo primogénito será carne a la parrilla.

Draco no sabía que hacer, si le daba el collar a la muerte estaría indefenso. Sabía que no era rival con varita o sin ella. Cuando vio la cara de su hijo mayor que no proyectaba ningun tipo de miedo, sus opciones se redujeron a nada.

Con pesar y rencor se empezó a quitar su collar.

-Tiralo.

Draco hizo lo ordenado. Con su varita en mano, a pesar de todo, lo apuntó.

Harry le sonrió y miró hacia su mano sin utilizar.

-¿Crees que esa basura te servirá para alejarme de mi amo? Harry y yo estamos unidos, es imposible que me puedas hacer daño. Esas patéticas runas no me harán nada.

-No te quiero hacer daño. Quiero que salgas del cuerpo de mi maldito esposo.

Con un movimiento de mano, Harry arrojó a James hacia el techo y quedó florando un buen rato. En unos segundos, todos sus hijos llegaron levitando hacia él

-¿Que diablos?- Decía Escorpius.

-SUELTENME.- Gritaba Casiopea.

-Me siento incómoda.- Exclamó Luna.

Draco miró a sus hijos y luego a Harry.

-¡PAPÁ!- Gritó Severus en el suelo.

-¡NO! No lo metas en esto.

La muerte miró al niño.

-Eres alguien especial.- Dijo la muerte. -Tienes el don del habla de las serpientes y serás muy poderoso intelectualmente, puedo verlo.- Lo miró de arriba hacia abajo con codicia. -Tal vez seas el único al que no mate.

James miró a su hermanito temblando y a su padre tratando de lanzar hechizos que no le hacían nada a este ser maligno y no podía permitir eso. Pensó en todos los consejos y el entrenamiento de su padre y canalizó toda su magia hacia su pecho. Un segundo después, una luz irradió en la habitación y James salió del hechizo que lo tenía pegado al techo.

La muerte lo miró con asombro.

-Tú también serás muy fuerte. Un guerrero sin igual y un digno héroe. Que tristeza que tu baja autoestima te diga que nunca serás como Harry Potter. Con esos pensamientos vivirás el resto de tu vida en sus sombras.

-No...no insultes a mi hermano.- Decía Escorpius tratando de salir.

-Claro, no puede faltar la oveja negra de cada familia.

-Escorpius no es ninguna...

-No nos olvidemos de la gran Santa Casiopea, protectora de los desafortunados.

Miró a Luna.

-Ni siquiera me voy a molestar con la rarita de mis hijos.

-Yo no soy tu hija.- Decía Luna. -Nunca sería hija de alguien tan malo como tú.

-¿Malo? ¿Yo malo? Solo me estoy divirtiendo.- Los miró con resentimiento. -Llevo siglos esperando mi oportunidad. Esperando para no ser olvidado y dejar de ocultarme en la sombras de Ella y por fin que tengo mi oportunidad, un par de niños energéticos y un hombre enamorado quieren destruir lo que me tomó años crear. Esto termina ahora.- Levantó su mano hacia todos ellos. Con magia los agrupó. -Deben estar extasiados, morirán como una auténtica familia unida.

Una magia negra impactó sobre todos ellos. Draco los abrazó tratando de que le impactara solo a él y cerró los ojos, pero el dolor nunca llegó. En cambio, una luz segadora y poderosa los cubrió con su manto. Antes de que el rubio pudiera entender que ocurría vio como la cara de su esposo se tornó agresiva y horrible mientras gritaba.

"Te encontraré" ya no era la voz de Harry, ahora era una voz más profunda, un tono que generaba miedo. "No habrá lugar en este mundo en que no te busque. Tus hijos y tú no van a acercarse nunca más a mi amo"

-No...- Susurré llorando pensando en lo asustado que tendría que estar Harry.

Antes de desaparecer, Harry sonrió y se despidió con la mano.

"Vas a conocer lo que es ser un verdadero Lord oscuro. Yo me encargaré de desaparecer las sonrisas de cada mago y bruja de esta inmunda existencia"

Y con esas palabras, sus hijos y él desaparecieron.

_________________________________________

-Agitar por diez segundos.- Decía sin tono ni emoción Draco.

-Papi.- Empezó James, pero el hombre no le hizo caso.

-Remover los ojos de tarántula azul.

-Papi.- Ahora era Luna.

-Esperar otros cinco segundos.

Una mano impactó en la mesa haciendo que los ojos sin vida de Draco miraran a su hijo Escorpius.

-¿Qué vamos a hacer?- Preguntó.

-¿De qué estás hablando? Estoy tratando de hacer una pócima para....

-¿Para qué, papá? Es la pócima número cincuenta que haces y ninguna llega a un buen resultado.- James lo miró. -Ha padado casi un año, el mundo se está yendo a la mierda y nosotros estamos ocultos como cobardes.

Draco no se molestó en limpiar sus lágrimas, desde hace meses dejó de intentarlo. Su cuerpo parecía casi una sombra de lo que era y dejó de verse en el espejo cuando sus ojeras eran más grandes que sus ojos.

Sentía como su mundo, su vida, todo lo que había logrado se hundía hasta los cimientos y le daba mucha impotencia no poder hacer nada para solucionarlo. El panorama actualmente era una real mierda y por primera vez en casi trece años Draco no veía nada seguro.

El día en que llegaron a este lugar todo fue muy borroso. Sólo recordaba que desaparecieron de la mansión Malfoy y aparecieron en esta pequeña casa. Lo que tenía a Draco sin dormir es que estaban atrapados en este lugar. Cuando intentaron salir y escapar, un bloqueo lo impedía. Desde ese momento Draco hacia pociones y hechizos para escapar, pero no lo conseguía. Durmió con sus hijos por días porque tenía miedo de que en cualquier momento la muerte iba a llegar y lastimarlos. No fue hasta que pasó un tiempo que Draco pudo alejarse a más de seis metros de ellos. Todos tenían su varita pero ¿de qué serviría con alguien como ese espectro?

Nunca se había sentido tan inútil.

-Esta vez sí funcionará, estoy seguro.

-Eso dijiste hace dos días.- Casiopea lo miraba con lástima.

-Yo solo quiero salir de aquí y poder volver a casa.

-¿Casa? Ya no tenemos casa, papá.

Ese era otro problema sin explicación. En la sala había una ventana mágica donde se podía ver lo que sucedía en el mundo exterior.

Y las cosas no podían estar peor.

Caos.

Destrucción.

La muerte acabó con todo a su paso.

Primero cayó el ministerio.

Draco no pudo dormir por días por los gritos y la sangre que se veían en la especie de pantalla. Si no se hubiese desmayado del agotamiento aún estuviera tratando de salir de ahí, junto con sus hijos, para ayudar.

Lo segundo que cayó fue Hogwarts.

El rubio pensó en sus amigos y rezó para que estuvieran bien.

Pero cuando vio como todos esos niños le rogaban a su Salvador para que los salvara y Harry lo que hacía era sonreirles antes de desmembrarlos o cortarles el cuello fue cuando Draco enfermó casi un mes completo.

Vómito.

Fiebre.

Agotamiento extremo.

El mundo mágico se sumió en una fría y densa oscuridad que Draco no había visto nunca. Ni siquiera con el corto reinado de Voldermort.

Duró un mes entre divagaciones y alucinaciones.

Gracias a Merlín que ese lugar tenía comida y sus pobres hijos debían cuidarlo hasta que se pudo recuperar un poco.

-Lo siento.- Le dijo un día a James. -No deberías cuidar mis desastres. Soy un estorbo. No tengo fuerzas y yo solo pienso....- Las lágrimas volvieron. -Solo pienso en él.

-También pensamos en él papá, todo el tiempo, pero sabemos que mi padre no le gustaría que estuvieras así. Te ves muy cansado siempre y...-Su labio tembló. -He hablado con mis hermanos y queremos decirte que estamos aquí contigo y....- Lágrimas salieron. -No queremos perderte a ti también.- Un sollozo salió del niño.

Fue como recibir un golpe en el estómago, no sólo porque mi hijo de trece años me estuviera consolando, sino por el hecho de que no tenían esperanzas.

Yo permití que eso sucediera. Yo les dejé creer que no había escapatoria y lo lamentaba mucho.

-Escúchame.- Miró a la puerta, sabiendo que sus hijos estaban espiando. -Escuchenme todos.- Con pasos lentos, sus hijos se acercaron a él. -Lamento haber colapsado, no todos los días la misma muerte secuestra el cuerpo de tu marido y lo utiliza para crear caos y destrucción en el mundo en que vives. Pero quiero que sepan que no deben perder las esperanzas, yo buscaré la forma de traer a su padre de nuevo.

Todos tenían caras tristes, excepto Luna. Con alegría abrazó a su papá y miró a sus hermanos.

-Papi nunca nos ha mentido. Yo confío en él.

-¿Por qué estás tan segura?- Preguntó Casy. Luna sólo le sonrió.

-Es lógico, hermana mayor, Harry y Draco siempre deben estar juntos, es imposible que algo los separe.

Mi corazón se ablandó ante las palabras de mi hija y con esfuerzo le sonreí. Todos se acercaron y me abrazaron.

-Estamos contigo, papá.

-Siempre vamos a seguirte.

-Tienes nuestro apoyo incondicional.

-Si estamos juntos podemos lograrlo.

-Le patearé el trasero a quién te haga llorar, papi.

Severus se paralizó y empezó a alejarse.

-¿Cariño?- Pregunté con miedo.

-Alguien llegó.- Dijo con un asento muy marcado entre silbidos. -Está en los límites de las protecciones que nos impide salir.

Con mi varita en mano fui hacia él.

-Quédate aquí con tus hermanos. Veré si no hay peligro.

-No quiere lastimarnos.

-Quédate aquí.- Ordené. No sé qué tenían con mi hijo menor, pero toda entidad mágica y oscura estaban locos por su magia y sus habilidades. No iba a permitir que este extraño viera a ninguna de mis hijos indefensos.

En el segundo en que cerré la puerta de la casa un estallido de magia me atravesó y aparecí muy lejos del lugar, justo donde dijo mi hijo, en los límites de las protecciones.

-Muéstrate.

Nada.

-Sé que estás ahí. Mi hijo te sintió.

Confiaba en que no venía a lastimar, pero tenía mi varita listo para atacar. No veía a nadie y así de desesperado estaba que intenté mi amenaza más letal.

-Si no apareces le voy a decir a Casiopea que cante hasta la madrugada.- La amaba y daría mi vida por ella, pero no confiaba en sus dotes de cantante.

-No te atrevas.- Una voz resonó detrás de mí y cuando me di la vuelta caí sobre mí propio trasero porque intenté alejarme muy rápido y me tropecé.

-Mierda y más mierda.

-Es encantador tal recibimiento.- Decía la mujer.

-Tú...tú eres....mierda santa.- Volví a exclamar.

La mujer casi sonríe, pero no lo terminó, en su lugar levitó hacia mí.

-Hola Draco.

Con temblor en mi cuerpo, me coloqué de pie.

-Lady Magic.- Susurré.

La divinidad está vez sí sonrió.

-Veo que las presentaciones son innecesarias.

-Todo el mundo alaba tus historias, tus retratos y tu poder, claro que sé quien eres, pero no sé la razón por la cual me conoces. No soy muy especial en el mundo mágico ahora.

Ella me miró y luego a mi alrededor.

-Caminemos.

Con lentitud me coloqué a su lado y la seguí. Al cabo de un rato, no pude contenerlo más.

-Tú nos ayudaste ese día en la mansión Malfoy ¿cierto?

Ella no dijo nada.

Yo no necesiba una respuesta verbal, ya que sabía la verdad. Ella nos había enviado a este lugar.

-¿Conoces al espectro que tiene a mi esposo cautivo y privado de libertad?

-Lo conozco.

Quería gritar, pedir explicaciones, pero hasta yo sabía que habían límites y que estaba hablando con un ser celestial.

-Por favor, necesito respuestas, mi mundo está en ruinas. Necesito tu conocimiento para saber como actuaré a partir de ahora.

Ella no dijo otra cosa más que una frase que yo ya sabía.

-La muerte te está buscando por todas partes.- Dijo la mujer.

En ese momento quería preguntar tantas cosas. Pero necesitaba saber algo muy importante.

-¿Mis amigos están bien?

La divinidad se quedó callada.

-¿Están vivos?

-No todos lo lograron, Draco. Esta nueva guerra fue inesperada. Nadie sabía que su Salvador se iba a convertir en su verdugo. Muchos no pudieron escapar a tiempo.

-¿Quién fue?

Un segundo en silencio pasó.

-Neville.

Mi corazón lloró por nuestro amigo.

"Algún día seré un gran botánico y crearé una medicina natural tan buena que ayudaré a mis padres y podrán volver a casa conmigo" Ese recuerdo fue lo primero que pensó el rubio. No podía soportarlo más.

Cayó de rodillas y lloró.

-Por favor, para esto. Tienes el poder, tienes la fuerza. Paralo.

-No es tan simple, Draco. No puedo ir en su contra. Lo único que puedo hacer es ayudarlos.

-NO NOS ESTÁS AYUDANDO.- Le gritó desde el suelo olvidando las sutilezas aún sabiendo que era una diosa. -¿Dónde estabas cuando Neville tuvo su último aliento? ¿Dónde estabas cuando esas madres lloraban a sus hijos muertos? ¿Por qué no salvaste a esos niños? Vienes ante mí, me colocas imágenes del mundo exterior y me muestras la mierda que está haciendo la muerte en el cuerpo de mi esposo Y NO HACES NADA.- Grité lo último con dolor.

La deidad se inclinó con delicadeza y me miró con una mirada tan triste y serena al mismo tiempo que parte de mi enojo intentaba alejarse.

-Todos iban a morir. Luna logró salir y escapar a tiempo, pero Parkinson y Zabini no lo iban a lograr, sus hechizos son fuertes. Sólo pude ayudarlos a ellos. Neville estaba muy mal herido, no llegué a tiempo.

-Esa criatura estaba aburrido y empezó a jugar a la ruleta rusa con mi vida y el mundo mágico. Harry no se merece todo el sufrimiento que está sintiendo. Sé que debe estar lleno de culpa y su alma se marchitará con el pasar del tiempo si no logro que regrese a la normalidad.

-Harry no fue manipulado cuando aceptó el trato con muerte, Draco. Él sabía lo que estaba haciendo.

Una rabia se apoderó de mi.

-Es cierto, pero no contaba con la traición de la muerte. Hacía que perdiera el conocimiento y lo usaba para matar a inocentes. Harry era su amo y usó eso a su favor. No intentes defender sus acciones, es gracias a ese monstruo que mis hijos lloran cada noche la pérdida de su padre y lo reprimen para no lastimarme.

-Entonces tienes que ser más fuerte y no derrumbarte ante la primera oportunidad delante de tus hijos. Si eres debil, tus hijos seguirán tu ejemplo. Llorar no soluciona nada.- Su voz sonó dura, no molesta o juzgandome, sino como si estuviera diciendo un hecho. Tal vez ella no entendía todo el significado de la familia o tal vez siglos y siglos de ser un dios omnipresente le han hecho endurecer su corazón. Pero no iba a permitir que hablara de mis hijos y creyera que llorar era sinónimo de debilidad.

-Me permito llorar porque mi mundo está en cenizas, tanto emocional como literalmente. Han pasado meses y yo solo puedo ver como la muerte quema y destruye el mundo mágico. Gritos me acechan en las noches y tengo pesadillas todo el tiempo. Si me permito llorar es porque es la única manera de drenar todas las emociones de mi cuerpo ante la mierda que se ha convertido mi vida.- La miré. -Llorar no te hace debil, te hace humano.

Ella permaneció callada y estudiandome. Como si fuera una pieza de ajedrez que no sabía como resolver.

-Tu sentimentalismo no ganará la guerra.

-El desapego emocional que quieres proyectar tampoco.

-Cuidado.- Dijo. -Creo que olvidas quien soy.

-No necesito recordarlo. Pero creo que estoy uniendo las piezas de este rompecabezas. La muerte arruinó mi mundo, quiso matarme, tú me salvaste, ayudaste a mis hijos y ahora me proteges en este lugar con hechizos muy antiguos que no puedo quitar. No necesito sumar dos más dos para saber que algo pasa entre la muerte y tú y nuestro mundo se vio involucrado en su juego.

Lady Magic, por un segundo miró el cielo y extendió la mano hacia arriba como si quisiera tocar algo.

-En algo tienes razón Draco. Tú mundo no debió caer en las garras de la muerte.

-¿Por qué hizo todo esto? Tiene poder, mucho poder, no encuentro una razón para encapricharse con mi mundo.

-Es que no es solo tu mundo el que quiere, Draco.

-¿Cómo?

Magia brotó de la mujer y varias líneas doradas salieron de su manto. Todas se entrelazaban y fluían con armonía. Las miles de líneas salieron disparadas y rodearon a Draco.

-Presta atención a esta explicación porque no volveré a decirlo. Cada línea que estas viendo es una línea temporal de tu vida. Estas vidas pasan en varias épocas de tu mundo. Presente, pasado y futuro. Siempre es con la misma persona y todo el tiempo debo vigilar tu vida para que el destino de tu amado y el tuyo se conecten.- Miró como los hilos cambiaban de color. -Cada línea de tiempo de una vida se interconecta con otra línea temporal. Si una tiene un final feliz, la otra, por agrupación, también la tiene.- La mujer agitó su mano y cientos de hilos negros brotaron hacia el otro lado del lugar. -Estas son las líneas que cuida Muerte. Son diferentes universos donde ustedes no terminan juntos. Son pocas líneas, pero las suficientes para que la muerte se interese y haga el trabajo personalmente, en lugar de darle la orden a otra entidad. Yo controlo su felicidad en cada vida en la que renacen y la muerte controla su triste despedida hasta que vuelvan a encontrarse las mías.

-No entiendo. Si tu te encargas de tus líneas temporales y yo formo parte de ellas ¿Por qué la muerte me quiere joder?

-Mira sus líneas.

Draco miró como un hijo se agrandaba hasta el punto de ver el reflejo de una pareja. Se veía a él mismo y a Harry. El castaño había lanzado un hechizo y tristemente le dio a Draco cayendo sin fuerza y muerto en el suelo con Harry gritando por su amado.

-Sigue esa línea.

Draco siguió la orden y el hilo negro que cuidaba la muerte se volvió roja. Dicho hilo empezó a moverse y levitar hacia los hilos de Lady Magic y se tornó un color dorado, igual que los hilos que controlaba la mujer. Luego todo cambiaba y el rubio veía como la historia que había presenciado segundos antes se alteraba y tanto Harry como el Draco de ese hilo se esfumaban y se creaba un nuevo mundo y otra realidad junto a la diosa.

-¿Lo entiendes ahora? La muerte no controla tu vida llena de tristeza, controla el tiempo en que los Harry's y los Draco's están juntos hasta que uno de los dos muera y luego ese hilo de vida pasa a ser mío debido a que reencarnan como dos nuevas almas donde tienen su final feliz. Pero si las líneas de la muerte se unen con mis propias líneas temporales y no se hace nada antes de que ambos mundos se conecten podríamos tener la mayor catástrofe antes vista.

-¿Cuál sería el daño mayor?

Ella sin ningún tipo de sutileza me miró.

-Todos los Harry's y los Draco's podrían desaparecer. Sería como si ustedes nunca hubiesen existido. La muerte actuó para su beneficio y alteró siglos de tradición y trabajo celestial, es por eso que hay que solucionar lo que intentó destruir en tu mundo para que otros mundos no se vean afectados.

-¿Pero que mierda? Me estás diciendo que ese espectro horrible me cagó la vida porque está cansado de hacer su trabajo.

-No. La muerte está cansado de ver como sus hilos no tienen un final triste.

-Claro que tienen un final triste. Uno de nosotros muere.

-Sí, pero en el instante en que eso pasa su hilo pasa a ser mío. Ya está cansado de ver como su trabajo se reduce a nada y por eso hizo lo que hizo. En mi mundo se sabe que no puede haber alegría sin tristeza, pero la muerte está molesto de que siempre todo vuelva a su ciclo con las reencarnaciones y por eso creó un nudo para evitar que esto continúe. Esa es la razón de por qué se metió en una de mis líneas, la tuya, y cambió tu final feliz y, con ello, el destino de todos en este plano terrenal.

-Si cambió uno de tus hilos no puedes simplemente quitar el nudo.

Una sonrisa que casi sonaba a incredulidad salió de la mujer.

-No es tan fácil, Draco. Olvidas que Harry tomó la decisión de usarlo como arma para ser más fuerte y, aunque lo haya hecho por motivos heroicos y protectores, eso no quita el hecho de que la muerte usó su ingenuidad y amor por ti en su contra. Pero si haces lo que te digo y cruzas hacia la otra realidad y esta permanece sin intervención de la oscuridad, que la muerte creó, entonces todo podrá resolverse.

-Hablas de interferir en la línea de tiempo que está conectada a la mía. ¿Eso no va en contra lo que dices? Estaríamos haciendo lo mismo que hizo la muerte.

-Esa línea de tiempo podrá ayudar a la tuya y ambos volverán a convivir en perfecta sincronía. No estarías interfiriendo, porque no necesitarías hacer nada más allá de encuentros y crear situaciones que ya deberían existir, pero con la llegada de la oscuridad en esa línea las cosas pueden cambiar, quiero que estés presente para evitar eso.

-¿Qué pasa si esa línea también termina recibiendo el poder de la muerte?

Lady Magic miró hacia otro lado.

-Si la muerte tiene éxito en su plan todos los hilos de tus diferentes vidas colapsarán y sus ciclos podrían llegar a su fin. Él quiere juntar ambos mundos, sus hijos y los míos. Que todo se reduzca a muerte y caos. Vida y muerte. Y sea un círculo sin principio ni fin.

-No soy tan soberbio. Yo no soy rival para un dios. ¿Qué podría hacer para ir en contra de él y sus planes?

-No podrías derrotarlo, eso es cierto. Es por eso que te daré una oportunidad de cambiar las cosas.

-¿Cómo?

-Vas a encerrar a la muerte.

No pude evitarlo, me burlé.

-Creo que olvidas que, al igual que tú, es una deidad mágica, tengo confianza en mi magia pero hasta yo conozco mis límites.

-La muerte debe ser atrapado para que mi plan resulte.

-No entiendo, si quieres atraparlo eso no significaría que ganamos y todo se resolverá.

-Te dije que no es tan simple.

Volvió a lanzar su magia al aire, creando dos agujeros negros. Uno blanco y otro negro. Se hayaban separados. -Nuestros mundos nunca deben unirse. Pero gracias a su manipulación creó una grieta en donde ambos universos se conectan.- Volví a ver los agujeros y esta ves tenían una pequeña conexión. -Aunque la muerte no volviera a hacer nada para juntar los hilos ya el daño está hecho, nuestros destinos se mezclaron y se necesita de mucho valor y poder para hacerlo. Pero no lo puedo hacer yo, ya que estaría cayendo en su juego si interfiero en su mundo y cambio sus líneas de tiempo.

-Y tú encontraste otra solución ¿cierto? O no estarías aquí en primer lugar ni me hubieses ayudado hace un año.

-La encontré.- Estuvo de acuerdo Magic. -Como te dije tu línea está conectada a otra línea de tiempo que aún no se ha visto afectada por las acciones de la muerte. Para que eso no pase uno de los dos involucrados debe acceder a dicho mundo y hacer que siga su curso como estipula su destino y la vida de todos en ese hilo. Ya que Harry está siendo utilizado por Muerte....

La interrumpí.

-Tú quieres usarme para que yo me encargue de que esa línea no sea manchada por el impacto entre tu mundo y el de la muerte.

-Tienes razón.

-Tal vez ese mundo siga su curso como lo tienes planeado para ellos sin la necesidad de interferir. Si no tiene la oscuridad de la muerte, puede ser que nunca sean testigos de ella.

-Imposible. Cada hilo está conectado con otro. Cada vida de ustedes dos está conectada con otra vida, si una se altera la otra también lo hace.

-¿Cuánto tiempo tendría antes de que tu mundo y el de la muerte terminen de unirse y manden todos a la mierda?

La divinidad hizo un gesto condescendiente ante mis rudas palabras, pero no me importaba. Indirectamente aceptó que por culpa de su enemistad y su odio con la muerte todas las líneas de mi vida estaban pagando el precio y que Harry y yo podríamos dejar de existir gracias a sus peleas.

-Podrían ser años.

-¿Años?- Gritó un James corriendo hacia mí. -¿A dónde vas? ¿Por qué tardarás años? Vamos contigo.

Antes de decir algo a mis hijos, la mujer me habla con fuerza.

-Si tus hijos viajan contigo debe ser bajo tu responsabilidad.

-Ellos no...

-Papi, estamos juntos en esto.- Me abrazó Casy, callando mi negativa.

-No te queda mucho tiempo, mi hechizo para ocultarlos no lo detendrá por siempre. Sé inteligente, olvida el sentimentalismo y mantén tu cabeza fría si quieres que tus hijos no mueran.

Y con eso una magia oscura cayó sobre nosotros causando que la barrera se derrumbara ante nuestros ojos. En un parpadeo miré con horror quien estaba frente a nosotros.

-No sabía que te gustaban las escondidas, querido esposo.

El cuerpo de Harry se movía con fuerza. Ya no reconocía a mi esposo, solo quedaba una silueta oscura donde una túnica mágica lo cubría.

-Aléjate y mantente justo donde estás.- Le ordené. Para mi asombro, el hombre se contuvo donde estaba y me sonrió con peligro en su cara.

-Pero cariño, ¿Cómo me pides que me aleje de ti? Debemos recuperar el tiempo perdido ¿no crees?- Su sonrisa se borró. -Te he buscado por casi un año y no me gusta dejar cabos sueltos en mis juegos con mi querida amiga Magic.

Harry lanzó un hechizo tan fuerte que me tomó por los pies y me hizo caer.

-PAPÁ.- Gritaron mis hijos.

Me arrastró hacia él mientras yo le lanzaba hechizos para salir de su control. Pero nada funcionaba. Cuando me tuvo cerca miró mi cara y una especie de mano grotesca salió para tocarme la mejilla.

-Todo esto por una cara bonita.- Justo cuando siento como su magia me impacta el corazón empiezan mis gritos de dolor siento una gran capa de magia entre nosotros.

Tratando de salir de sus garras siento como mi cuerpo se siente frío. No fue hasta que la muerte sonrió que escuché el grito de mis hijos otra vez.

-Suéltalo.- Miré hacia ellos y vi como todos tenían sus varitas. Nunca había estado tan agradecido con Harry cuando me obligó a comprarles varitas en el mercado negro en el segundo en que su magia accidental salió a flote cuando todos aún eran muy pequeños. No sólo los ayudaba a canalizar su núcleo mágico, sino que tenían un poco de control sobre ellas.

-Oh, el caballero de brillante armadura viene a salvar el día.- Se burló de James. En un segundo su cuerpo se convirtió en el de Harry y miró a mis hijos. -Cariño, ¿le harás daño a tu propio padre?

James se paralizó al ver a Harry. El hechizo que impactó a la muerte y lo hizo retroceder fue de Escorpius y Luna.

-James ama demasiado a mi padre como para ver a través de tu disfraz humano.- Dijo Escorpius. -Pero, como dijiste esa vez, que suerte que yo soy la oveja negra ¿verdad?

Con eso, todos reaccionaron y lanzaron sus hechizos al mismo tiempo. La muerte me soltó y empezó a reírse.

-Esto es mi culpa, nunca juego con mi comida antes de matarla, pero ustedes eran una bonita excepción. Supongo que yo también debo ponerme serio para estar a la altura y no decepcionarlos.- Me miró. -¿Recuerdas ese hechizo en sexto año?

Jadee de pánico.

Quería lanzarle un Sectumsempra a mis hijos.

Antes de reaccionar corro hacia ellos y los lanzó hacia atrás, pero era tarde.

El hechizo había tocado mi cara.

Gimiendo de dolor, me acerco a ellos para tratar de interponerme y que el dios no los tocara. Mis hijos intentaron ayudarme, pero ellos no conocían el antídoto para el Sectumsempra y yo estaba muy adolorido para recordar ese día y como mi padrino lo había resuelto todo.

-¡PAPÁ!- Gritó James.

-Papi, ¿dónde...?

Sus preguntas se marchitaron cuando vieron mi cara. No tenía que verla. A juzgar por la sangre que caía de un lado de mi cara y manchaba mi mano sabía que me había traspasado un poco el ojo y parte de mi mejilla.

Me había hecho una horrible cicatriz.

En ese momento recordé la cicatriz en mi estómago y supe que nunca podría deshacerme de esta nueva.

Había recibido dos Sectumsempra de la misma persona y aunque mi cerebro sabía que no era Harry quien lo había hecho la segunda vez, mi corazón se estaba rompiendo en mil pedazos.

-Tienes buenos reflejos.- Dijo muerte. -Veamos que haces cuando mi propia magia impacta sobre ti.

Así fue como, parecido a un rayo, la muerte se abalanzó sobre mí y solo pude detectar un destello negro del cabello de uno de mis hijos correr hacia el espectro antes de tocarme.

-¡NOOO!- Gritamos todos tratando de llegar a Severus.

Sin esperarlo, Severus sacó el collar que la muerte me había obligado a desechar hace un año en la mansión Malfoy de su cuello y casi pude ver como Lady Magic estaba junto a él para ayudarlo. En un movimiento que no pude parar se colocó frente a mí y recibió el impacto de la magia de la muerte.

Fue como si todo estuviera en cámara lenta.

-TÚ.- Gritó la muerte refiriéndose a Lady Magic.

Vi como la rabia de la muerte se reflejaba en sus movimientos bruscos, pero fue demasiado tarde. El collar lo estaba absorbiendo poco a poco.

-Es muy tarde.- Dijo con dificultad. -El daño está hecho.- Miró a Lady Magic con arrogancia.

-No pretendo dejar las cosas así, no seré más compasiva contigo.

-¿Y crees que encerrandome lograrás acabar conmigo? Olvidas que soy igual de poderoso que tú. No conseguirás matarme.

Ella sonrió por primera vez mostrando una perfecta sonrisa.

-No quiero matarte. Quiero obtener tiempo. Todo el tiempo que necesite para solucionar tus acciones y enmendar tus errores con cada línea y mundo que lastimaste.

-¿Qué...?- La muerte me vio y luego a la divinidad. -No serías capaz. No puedes enviarlo a otra línea temporal. Está prohibido.

-Mira quien habla de actos prohibidos.- La cara de odio de la mujer se reflejada sin piedad.

-Eso es...- Ya estaba casi completamente atrapado en el collar. -Eso es trampa.

-Aprendí del mejor.

Dicho eso el collar absorbió completamente a la muerte dejando una densa neblina y un aire pesado a nuestro alrededor.

-Papi, yo...- Empezó a decir Severus antes de caer desmayado en los brazos de Lady Magic.

-SEVERUS.- Todo dolor que tenía fue olvidado. Corrí hacia él y se lo quité de sus manos. -¿Qué hiciste?

-Detuve a la muerte.

-NO.- Le grité. Vi a mi hijo pálido y a mis otros hijos llorando junto a nosotros. -Tú...tú...no puedo creerlo.

-Dejame ver esa cicatriz.- Intentó acercarse a mí.

-NO ME TOQUES.- No sabía que me sobraban más lágrimas, pero al parecer sí lo hacían. Tal vez mi cerebro no era un buen consejero en este momento, porque gritarle por segunda vez a una diosa el mismo día no era buena idea, pero no me importaba. -¿QUÉ LE HICISTE A MI HIJO?

Ella me miró.

-Era la única forma de ganar tiempo, Draco. Pude ver el interés de la muerte en Severus y yo pensé...

-¡Pensaste algo inconcebible!- Dijo James llorando. -¿No es suficiente todo este dolor? ¿Quieres que mi pequeño hermano sufra más de lo que lo ha hecho?

-Severus estará bien.- Aseguró la mujer.

-Papi, ¿Qué le pasa a mi hermano?- Dijo Luna.

La vi y luego a mis hijos pequeños.

Como podía explicarle a una niña de casi nueve años que su hermano menor unió su magia con la misma muerte.

-No es para siempre Draco. Solo necesitaba un contenedor para...

Me reí casi inhumanamente.

-No acabas de llamar a mi hijo "contenedor"

-No será por siempre, solo hasta que finalices tu misión.

Negué con la cabeza, esto iba más allá de mi capacidad.

Luna miró a la mujer y caminó hacia ella. Casiopea intentó retenerla, pero Escorpius no la dejó. Cuando estuvo cerca de la divinidad inclinó la cabeza a un lado.

-Señorita, usted ayudará a mi papi ¿cierto?

-Eso quiero.

-¿Podrá devolvernos a nuestro padre? Él dijo que cuando cumpliera nueve me iba a regalar un perrito blanco con un corazón en la frente.

Ante las palabras de mi hija, la mujer quedó sin habla.

-No sé si Harry pueda cumplir esa promesa en este momento, pero quiero ayudarte a recuperarlo.

Luna sonrió.

-Esta bien. Gracias, señora. Es muy bonita. Me gustan sus ojos blancos. Parecen estrellas.

-Luna, ven aquí.- Le ordené cuando vi que Severus empezaba a despertar.

Paso un largo silencio hasta que yo volví a plantarle la cara.

-¿Qué tienes en mente?

-Será difícil Draco. Querrás huir y terminar con la misión cada día, pero no debes flaquear. Tienes una ventaja que antes no tenías.

Me reí con sarcasmo.

-Sí, que mi hijo sea un prisionero del dios de la muerte.

-No. Has conseguido que la muerte sea un aliado. No te dañará, no podrá lastimar a ninguno de tus hijos, siempre y cuando siga enlazado con Severus.

Apreté más fuerte a mi hijo pequeño.

-Tienes los recuerdos de Harry de esta vida, muchas cosas son diferentes en la otra línea de tiempo. Sin emabrgo, lo esencial aún está conectado con los sucesos de esta realidad. Debes ser astuto. El camino será peligroso. No puedes perder el rumbo y debes usar tus habilidades. Todas ellas.- Miró a su hijo.

La rabia se apoderó de mi otra vez.

-Más te vale que no estés sugiriendo lo que creo que estás sugiriendo.

-Lo hago. No hay otro escape. Eres hábil, pero tu magia tiene un límite. No podrás solucionar nada al menos que uses la magia de Harry.

-¿Me estas pidiendo que le robe magia del núcleo mágico a mi esposo. Estamos hablando del padre de mis hijos y quieres que yo cometa ese acto de...de violacion hacia él?

-No es por siempre, Draco. Si quieres que todo vuelva a la normalidad debes estar dispuesto a tomar sacrificios y recibir los dones que se te presentan.

Lady Magic creó una bola de fuego mágica y se acercó a mí.

-Esto contiene los sucesos que pasarán en un tiempo de veinte años en la otra línea de tiempo. Te estoy entregando los recuerdos de ese mundo. Debes hacer que todo lo que está aquí pase o de lo contrario la brecha entre tu mundo y el de ellos se irá haciendo más corta hasta que se toquen y todo estalle en nuestras caras.- La bola de magia se introdujo en mi mente haciendo que mis ojos se volvieran negros por unos segundos, tratandonde asimilar todo el conocimiento nuevo.

-Estos recuerdos despertarán cuando sea el momento adecuado. Recibirás ayuda, intentaré darte parte de mi magia y tendrás la magia infinita de Harry, también recibirás ayuda de la muerte, así no lo quieras usar, debes hacerlo. Está conectado con tu esposo y con tu hijo. Debes mantener la mente en eso y no dejarte llevar por tu corazón. Se frío, usa todo lo que esté a tu alcance para conseguir loque quieres.

-No pensé que fueras de las que creía que el fin justifica los medios.

Ella me dio una mirada astuta.

-Si quieres volver a ver a tu familia reunida yo te aconsejo que no molestes a las personas que intentan ayudarte. En esta ocasión todo lo que hagas será usado para un propósito, intenta no arruinarlo y que tu mundo no desaparezca.

-Siento que estoy haciendo tu trabajo.- Susurré con resentimiento. -No se supone que eres tú la santa diosa. La que debe ayudarnos.

Ella permaneció sería.

-Te estoy entregando regalos y una ruta de salvación a tu gran problema, esto nunca lo he hecho con las otras líneas que cuido y protejo, eres una excepción enorme. La muerte tenía razón en algo: lo que estoy haciendo irradia un poco en jugar sucio y las trampas no me caracterizan.- Sus ojos brillaron. -Sé agradecido y recibe esta última oportunidad.- Con un giro de muñeca trató de curarme el ojo pero frunció el seño ante su incapacidad. Al menos el dolor se había ido. -El principe mestizo era muy hábil al crear sus hechizos. Quedará la cicatriz, lo siento.

Lloré en silencio abrazando a mis hijos y tratando de consolarlos.

-¿Cuanto tiempo me tomará completar esta misión?

Ella inclinó la cabeza en confusión.

-No funciona así. No hay fecha límite. Durará años antes de que puedas ver que el plan está en marcha y puedas actuar en consecuencia.

-¿Mi vida....mi vida la pasaré cuidando de otro Harry y otro Draco para que ellos sean felices y yo...?

Ella acercó su dedo a mi frente.

-No es "otro Draco y otro Harry" eres tú y harry, sea cual sea la línea o el universo, son ustedes dos.

Tantos recuerdos vinieron a mi mente por esa frase. Recuerdos de promesas, recuerdos de palabras de amor, todo eso sumido en un mar de lágrimas y tristeza que me invadían actualmente.

"Siempre te protegeré" me dijo una vez Harry mientras sostenía a mi hijo James. "Los protegeré a los dos"

Mi amado Harry, esta vez yo soy el que hará todo lo posible por protegerte a ti.

-Lo voy a lograr.- Dije con fuerza. -Así me tome diez, treinta o cien años en conseguirlo, voy a proteger esa línea de tiempo con mi vida para volver a la mía.

-Eso quería escuchar. Debes tener claro una cosa, no puedes alterar todo de un solo golpe, debes ser paciente y empezar con los recuerdos que te di sobre ese mundo y sus historias. No puedes permitir que todos te vean. Eventualmente sabrán de tu existencia, pero tu identidad debe ser anónima y solo tus hijos y tú deben saber quien eres realmente. Tendrás muchas caras y tal vez seas considerado para muchos como un villano o un héroe, pero no debes dejar que eso te afecte, esa no es tu línea, no es tu vida, solo irás allá para ayudar y dejar que todo siga el curso que debe seguir.

-Pero...

-No me queda mucho tiempo.- Lady Magic se acercó a mis hijos y los cubrió con su magia. -No podrán crecer más allá de su adolescencia, tendrán que ayudar mucho a su padre. Usen los Glamour que les envié en sus varitas ya que son Glamour más fuertes que los habituales.- Cada uno de ellos la miró intensamente, incluso los pequeños. -Confíen en su padre y tengan fe en él. Cuento con su apoyo y su valentía, niños.

James sacó el pecho y dio un paso adelante.

-Yo los cuidaré.

La divinidad le sonrió y le acarició la mejilla.

-Sé que lo harás, James. Así como la muerte tiene sus ojos en Severus, yo los tengo en ti. Sé hábil y guía a tus hermanos por el camino correcto. Tendrán muchas pruebas emocionales en esta misión, sé un ancla para tu familia y mantenlos en tierra firme.- Para mi sorpresa besó el cabello de mi hijo antes de desaparecer. -No me defraudes.

-Pero no sé qué hacer.- Susurré con un poco de miedo cuando vi que empezaba a desaparecer.

-Lo sabrás, eres Draconis Lucius Malfoy Black, esposo de Harry James Potter Evans, tú puedes lograr lo que sea que te propongas.

Y con eso Lady Magic nos transportó a mis hijos y a mi a otro lugar antes de que ella desapareciera por completo.

Lady Magic miró a su alrededor.

-Moviste la primera pieza y no me diste tiempo de reaccionar.- Refiriéndose a lo que había dicho la muerte hace casi catorce años, en la batalla de Hogwarts  cuando manipuló a Harry Potter. -Ahora es mi turno de mover mi mis cartas, viejo amigo.

___________________________________________

Cuando Draco abrió los ojos estaba en el suelo con el sol calentando sus mejillas.

-¿Estoy muerto?

-No, pero creo que desearías estarlo por el dolor de espalda que tendrás en unas horas, papá.

Miró a sus hijos, quienes lo rodeaban a la espera de que despertara.

-¿Estás bien?- Preguntó Severus en un susurro.

-Sí, amor. No te preocupes por mí, eres tú el que debe descansar.- Miró a su alrededor y se levantó. Inmediatamente tomó a sus hijos y empezó a caminar sin rumbo. Al cabo de unos segundos de caminata y con la mente más despejada, fueron sus hijos mayores quienes quedaron paralizados ante la vista frente a ellos.

-Díganme loca, pero creo que estoy segura de que estamos en un lugar que todos conocemos muy bien.- Dijo Casy.

Draco, a pesar del dolor de cabeza, giró en la dirección que veía su hija.

Era la pared de ladrillos que conducía a la plataforma 9 3/4 para ir a Hogwarts.

Antes de decir cualquier cosa una voz lo alertó.

-¡Rápido, Remus! Perderemos el tren.- Decía un chico de unos diecisiete años gritando.

-Pero si fuiste tú quien se quedó peinando su cabello por casi una hora.- Se quejó el castaño.

-Te quedas en el pasado. Ahora, dame un beso antes de que tengamos que fingir que no somos..Oh, disculpe.- Dijo el chico cuando tropezó con Draco.

Draco estaba en shock.

Era su padre Lucius tomado de la mano de Remus Lupin.

Un recuerdo fugaz de este mundo llegó a su mente donde se reflejaba un beso prohibido y dos corazones entrelazados, pero alejados por la codicia y las críticas sociales entre magos y criaturas. Vio a la pareja y gracias a los recuerdos y la magia de la diosa sabía que ellos se iban a  separar ese mismo año.

-Lo lamento señor.- Antes de que pudiera decir algo, los chicos traspasaron la pared y desaparecieron dentro de ella. Nonsin antes escuchar de Remus "Ese hombre era idéntico a ti" y a Lucius decir "Imposible, tu novio es más hermoso"

-¡POR MERLÍN! ESTO ES UN ESCANDALO.- Se escuchó detrás de Draco quien se giró otra vez. -Lucius Malfoy saliendo con Remus Lupin. Abraxas morirá por esta noticia. Seguramente obtendré un ascenso. Yo sabía que perseguir al heredero Malfoy me traería una noticia bomba.

Antes de que la mujer pudiera dar la vuelta, Draco la retuvo y la agarró del brazo.

-¿Pero qué...?

Draco no sabía lo que lo impulsaba para actuar de esa manera, solo sabía que ella no podía delatar la relación de su padre con el tío de Harry.

Merlín, todo esto era tan irrealista.

-¿Qué crees que haces? ¿No sabes quien soy? Te enviarán a la cárcel por esto.- La mujer miraba mi cicatriz y su rostro se volvió lleno de asco. -Que desagradable, al menos tapate para no incomodar a las personas.

La mujer no sabía que yo era un mago, por lo que dedujo que no nombró Azkaban de manera deliberada, solo se centró en mi cicatriz.

-Papi.- Severus lo miró y sacó el collar.

-Estamos contigo, papá.- Mis hijos me tocaron en cualquier parte de mi cuerpo con devoción y apoyo. Sin pensarlo toqué la mano de Severus, quien se encargó de traspasarme la magia de Harry para obtener más fuerza y recuperarme de todo lo que habíamos pasado. Sin esperar un segundo más toco la frente de la mujer y por primera vez en mi vida, gracias a mi esposo y su gran núcleo mágico, hice magia sin varita.

-Obliviate.- Lancé el hechizo y vi como la mujer empezó a nublarse la vista. -Olvidarás lo que viste entre Lucius Malfoy y Remus Lupin. Llegaste a este lugar y no encontraste nada, te irás directamente a tu trabajo y le dirás a tu jefe que no hay ningún chisme o noticia jugosa sobre los Malfoy. ¿Entendido?

La mujer asintió y sin más se fue lentamente del lugar. Antes de que se alejara aún más Draco tomó su blog de notas. Luego de abrir el cuaderno pegó una carcajada tan grande que tanto sus hijos como muchas personas lo vieron extraño.

Suspiró con incredulidad luego de reírse y leyó la fecha.

"15 de septiembre de 1977"

-No hay vuelta atrás.- Dije en voz alta al ver la mirada en mis hijos supe que cualquier dificultad o problema lo iba a solucionar para que ellos volvieran a tener sus vidas normales. -Vamos, debemos crear un plan de contingencia.

-¿Pero no debemos ir a Hogwarts?

Sonreí con locura.

-Harry ni yo hemos nacido aún en esta línea de tiempo, cariño. Tendremos varias oportunidades para visitar Hogwarts. Es por eso que Lady Magic me dijo que tuviera la mente fría y no actuara por mis impulsos. Pasarán varios años antes de empezar a mover los hilos en este mundo.

Activando un Glamour para ellos, nos encaminamos al banco de Gringotts.

Tenía una cita con los duendes que no podía esperar.

_________________________________________

Y ASÍ ES COMO DAMOS POR FINALIZADO EL ARCO EN LA VIDA DE DRACONIS (SEÑOR X)

Ahora veremos como Draconis fue el causante de muchas cosas en la vida del harry y el draco de la línea original.

En este capítulo sucedieron muchas cosas, creo que fue una montaña rusa. Espero haber reflejado muy bien la razón de por qué Draconis tuvo que viajar a este línea de tiempo.

¿Qué les pareció?

Espero que la explicación de las líneas temporales y la conexión que tienen unas con otras la haya escrito de manera entendible. A veces me perdía, pero lo intenté.

Por si aún no lo saben:

ESTO TIENE MUCHAS REFERENCIAS A EPIC THE MUSICAL.

sobretodo como Lady magic (atenea) envía a Draco (odiseo) a su misión y como debe pensar con frialdad e inteligencia.

Feliz lectura❤️

Chapter 31: Una vida prestada

Summary:

Ig: Maripaz_Arjona|Reseña

Chapter Text

Estos sucesos pasan en alineación a todos los años de los protagonistas de la línea original. Trata sobre como Draconis y sus hijos ayudaron siempre que hacía falta. Espere UN AÑO para escribir este capítulo ya que es el final del viaje del señor X haciendo esto solo junto a sus hijos, ya que ahora cuenta con la ayuda de todos. Recuerden que es mi primer fanfic largo y aquí se aprecia como esas cosas inconclusas se resuelven, pero si aún hay lagunas, déjenlo pasar, porque no supe como arreglarlo jejeje. Espero les guste.

__________________________________________

-No veo viajeros en el tiempo todos los días, es un gran placer tenerlo en mi banco, Lord Malfoy.

Draco suspiró.

Obviamente los duendes habían percibido su magia, eran muy hábiles y sumamente inteligentes. Si no fuera por su gran amor por el oro, algunos magos debían preocuparse que quisieran gobernar el mundo mágico.

-¿Cómo lo sabes?

-Lady magic dijo que vendrías.

-¿La conoces?

-Conocemos a cada entidad divina que existe. Lady Magic es nuestra favorita, aunque el espectro que tienes guardado no es el mejor dios para molestar. Ten cuidado con él.

-¿Cómo...?- Draco se quedó impresionado.

El duende sólo sonrió.

-Somos muy muy antiguos. Cuando Merlín nació, nosotros ya estábamos trabajando en Gringotts.

Draco no sabía que fue más impactante, que Lady Magic ya había anunciado su llegada a este mundo o que el duende intentara hacer un chiste.

-Ya todo está listo. Gracias a la sangre de sus hijos, al ser familiares y nietos, se podrá desbloquear las mansiones Potter cuando...- El elfo se calló.

Sabíamos lo que quería decir.

"Cuando los Potter murieran"

-Por el momento ellos están vivos, necesito un lugar en el que mis hijos y yo no seamos detectados. ¿Hay una mansión en desuso de alguna familia que podamos usar sin ser encontrados?

Al cabo de unos segundos, el duende asintió.

-Puedo sugerirle una cabaña muy amplia en los límites de la región. Es de los padres de James Potter, específicamente de Euphemia Potter, ellos no estipularon en su testamento que podía ser usado por su hijo, así que está a la espera de ser reclamada por un familiar, en este caso, su primer heredero.

-Por favor revisa los papeles pertinentes para darle uso.

El duende no tardó mucho y en unos minutos las escrituras de una cabaña estaban a nombre de James Potter Malfoy como primogénito.

-También está disponible una de las bóvedas de los Potter y de los propios Malfoy para cualquier eventualidad. Todo es estrictamente confidencial, nadie lo notará.

-Gracias por su competencia, estaremos en contacto.- Dije seriamente. Cuando me levanté para irme, el duende habló a mis espaldas.

-Mi Lord.- Lo llamo el jefe de los elfos. -No quiero meterme en problemas que no me incumben...

Draco rodó los ojos con diversión y se volteó hacia la criatura.

-Habla con confianza.

-Faltan años para que su misión empiece. ¿Podría recibir un consejo de un viejo duende que ha visto muchas cosas en esta vida?

El rubio sólo asintió.

-Viva tranquilo.- Le dijo la criatura. -Trate de no ser miserable con los problemas que cree tener y encuentre los pequeños momentos que harán de su vida y corazón latir y alegrarse en este mundo. Le puedo asegurar que esta línea de tiempo tiene su encanto.

-Lo intentaré.- Y sin más se fue del banco para aclimatarse a su nueva vida.

_________________________________________

Habían muchas cosas que podía hacer Draco, pero ninguna podía emplearla en este momento, así que se dio la tarea de ver como funcionaba la vida de las personas que conocía en el futuro y entender como estaban en esta línea de tiempo.

Con negación y rabia hizo que su hijo tomara magia del collar y se lo sediera para poder viajar sin transportador para ir a Hogwarts y ver a los viejos estudiantes.

En los meses que estuvo espiando a las personas que conocía, y a las que no, suspiró con pesar por algunas y sonrió ante la vida de otras. Intentaba sólo quedarse algunos minutos y no violar anto su privacidad. Gracias a este gesto se enteró de cómo operaba este mundo.

El corazón de Draco sufrió por este Lucius y el abandono por parte del hombre lobo. Sufrió por la cara que puso Severus cuando Sirius Black negó su relación. Se lamentó la partida de ambos merodeadores y el corazón roto de su padre y padrino. Los cuatro vivirían unos años triste por la separación.

-Quisiera darles de cabeza entre ustedes, todo se puede solucionar si no fueran tan tercos y orgullosos.- Tristemente Draconis sabía que sin la separación de estas parajes el futuro Draco no nacería y Sirius o Remus estarían ocupados criando a Harry, así que no hizo para para impedir ambas rupturas. Vio en silencio la tristeza de su padre y la decepción de su padrino.

Era como si Draco estuviera viendo una película en cámara lenta, pero esta historia era parte de la vida del Draco y el Harry de esta línea. Todo era importante. Todo era significativo.

Conforme pasaban los los años veía y escuchaba la vida de todos.

Vio la boda de su padre.

Vio como Narcissa se le metía por los ojos a un triste y deprimido Lucius.

Vio como Severus se volvía cada vez más gruñón y arisco, solo aceptando la presencia de Lucius en su vida.

No quería ver la vida de Sirius y Remus porque no sería objetivo. Esas dos personas lastimaron a Lucius y Severu. Si Draco no estuviera jugando su vida en esta misión estaba seguro que les enviaría un Crucius desde los árboles y no se lamentaría.

Su vida actualmente se resumía en entrenar, proteger a sus hijos y esperar su momento.

__________________________________________

Draco veía a sus hijos entrenar entre ellos.

-De nuevo.- Ordenó.

Varios gemidos de dolor se escucharon.

-Papá, llevamos entrenando por horas.

-Parece un campo de batalla.- Se quejó Escorpius.

-La batalla podría suceder en cualquier momento, Escorp.- Miró a sus hijos con simpatía. -Sé que tienen sueño y hambre, solo unos minutos más y vayan a dormir.

Eso hicieron, veinte minutos después todos estaban descansando. Al pasar las horas, todos estaban durmiendo.

Todos menos uno.

Severus veía desde la ventana a su padre luchar contra sombras mágicas. Sabía que se esforzaba mil veces más que ellos y se sentía mal por no ser más fuerte como su hermano mayor.

James.

Severus caminó hacia la ventana opuesta a la que estaba viendo a su padre para ver que su hermano estaba en la otra punta del jardín luchando con palos enterrados en el piso cuerpo a cuerpo. Su hermano tenía varios moretones y se veía lo cansado que estaba, pero seguía entrenando.

En el jardín, James estaba sufriendo, llevaba más de dos horas tratando de romper esos palos y no podía, pero no debía flaquear.

Su papá necesitaba que lo protegiera. Su padre contaba con él para proteger a todos.

-James.- La voz de su papá le hizo ruido a todos sus pensamientos. -Tengo que recordarte que el papá soy yo. Yo soy el que debe estar a cargo de su seguridad y ser responsables de ustedes.- El rubio se acercó y le envío un hechizo para calmar los moretones de sus horas de entrenamiento. Le besó la frente y lo abrazó. Con cuidado le susurró. -Estoy aquí, hijo. No necesitas ser fuerte para mí, solo tomarte un respiro, no cargues con tantas malestar tú solo, ¿está bien?

James siempre se sorprendía de lo bien que su padre los conocía. Él decía las palabras correctas todo el tiempo.

Un sollozo salió del chico y le devolvió el abrazo a su papá.

-Lo extraño. Lo quiero de vuelta.

Las primas lágrimas de Draco caían mientras lo abrazaba aún más. Levantó la vista y vio a su hijo menor en la esquina de la puerta de la entrada. Extendió la mano a la espera de su otro hijo. Sev corrió hacia ellos y se fundió en ambos.

-Ha pasado más de un año.- Susurró James.

-Debemos tener paciencia.- Intentó apaciguar la ansiedad de su hijo. -En un abrir y cerrar de ojos estaremos en casa. Ahora a dormir. Los acompaño a sus camas que ya es tarde.

-Me gusta esta casa.- Dijo James una vez ambos estaban en sus camas con sus hermanos. Por el momento todos querían dormir juntos, pero Draco ya estaba acondicionando las habitaciones para instalar a sus hijos en cada una de las recamaras. El duende le había dicho que era una cabaña, pero no se comparaba con la mansión rustica y campestre en la que se estaban alojando.

-Es desordenada.- Contrastó Draco. -Siempre hay sorpresas que no esperas en los rincones más horribles y...

-También te gusta esta cabaña, papi.- Dijo Severus con una sonrisa.

-Supongo.- Susurró Draco. -No sé emocionen con este lugar, pronto nos mudaremos.

-¿A dónde?- Preguntó Casiopea escuchando todo.

-¿Tendrá jardín?- Preguntó un Escorpius dormido. Probablemente su cerebro nunca descansaba y estaba atento a la conversación. -Debe tener jardín, debo practicar mi Quidditch.

Draco intentó sonreír, pero no pudo. Probablemente si les decía que los dueños de la mansión en la que vivirían en unos meses pronto morirían no creía que a sus hijos les gustaría vivir en ese lugar.

Los Potters. El hombre mayor pensó con tristeza en ellos.

James y Lily Potter. Una pareja fuerte y poderosa que tenía toda una vida a sus pies y que tristemente Draco no podía ayudar o cambiar su lamentable destino. Uno murió tratando de proteger a su familia y la otra murió sacrificando su último suspiro por amor hacia su hijo.

En unos meses su lindo Harry sería huérfano y la sangre se le calentaba por no poder salvar a sus suegros. Duró días en una lucha interna sobre si debía interceder o no, pero la lógica ganó el debate.

"Este no es tu mundo. No es tu vida. No debes ablandar tus sentimientos. Este Harry no es tu Harry, Draco. No te dejes guiar por sentimientos que no necesitas en este momento" mi cerebro me repetía una y otra vez.

Miró el tempus. Ya eran las dos de la mañana.

-Descansen, mañana será un día libre para explorar más este lugar.

Aunque Draco no quería aceptarlo, el duende tenía razón. Aún faltaba mucho para ayudar a los chicos. Tal vez su misión comenzaría en un par de años así que mientras eso sucedía Draco trataría de cuidar y resguardar a sus hijos para que ellos pudieran defenderse solos y adaptarse a esta vida.

Draco los miró dormir y volvió a entrenar por otra hora en el jardín.

Sus hijos podían descansar, pero él no. Debía ser fuerte lo más rápido posible y eso no lo iba a conseguir durmiendo.

__________________________________________

Era muy extraño como trabajaba el tiempo.

A veces un día se le hacia eterno al rubio y luego, en un parpadeo, ya había pasado otro año.

Draco ya estaba por media botella de vino cuando sus piernas lo hicieron caer en el sillón de la mansión.

-Feliz cumpleaños a mí.- Susurró. -En este momento estoy cumpliendo un año. ¿Cómo será el Draco de esta línea?

-Alguien muy rubio y perfecto, por algo soy tu copia y yo soy hermoso.- La voz de Escorpius casi le saca una sonrisa a Draco. Pero estaba muy deprimido para hacer eso.

-Creí que estabas dormido, hijo.

-¿Cómo podríamos dormir el día de tu cumpleaños, papá.- Ahora era la voz de James quien se acercaba junto con mis otros hijos.

-Feliz cumpleaños, papi.- Dijo sonriente Luna.

La miré con brillo en mis ojos.

-Gracias, cariño.

Todos quedaron callados y se veían entre ellos. Eso me alertó.

-Está bien, ¿que están tramando?

Todos miraron a James. Mi hijo, como siempre, tomó el liderazgo del grupo y dio un paso alante.

-Creo que tenemos un regalo para ti.

-¿Crees?- Pregunté.

-Tal vez no te guste como llegamos hasta el punto de darnos cuenta de eso, pero te prometo que no pasó nada.- Con lentitud le dijo a Severus que caminara a su lado.

Al ver a su hijo menor temblar y caminar con su hermano mayor toda la sobriedad de Draco volvió a su cuerpo.

-Revelate, por favor.

El aire cambió a una niebla pesada y oscura, dando paso a la muerte entre nosotros.

Draco lo apuntó con su varita.

-¿Qué creen que hacen?- Miró como sus hijos se acercaban.

-Estamos en una misión, lo sabemos.- Exclamó Casiopea.

-Pero incluso en las guerras podemos descansar un segundo, papá.- Dijo Luna.

-Nos costó meses para que el cara de puré aceptara. Es muy malo y me da miedo, pero lo que hace es muy cool.- Siguió Escorpius.

James miró a su padre.

-Solo...solo queremos verte sonreír de nuevo. Hace meses que no lo haces papá.

El Slytherin veía como sus hijos traspasaron energía al collar que fue codiciado por el espectro oscuro, ya que se alimentaba de la energía y el núcleo mágico de todo lo que le rodeaba. Al cabo de unos segundos, James habló.

-Muestranos lo que te pedimos ayer.

La muerte duró un rato sin hacer nada hasta que vio como Sev empezaba a caminar lejos de él.

En un segundo la figura de la muerte cambió al físico de Harry.

Draco se paralizó.

Habían pasado dos años desde que había visto la cara de su esposo. Con un suspiro, caminó casi hipnotizado al hombre. Se paró frente a él y lo miró por un largo tiempo.

Sus hijos se sorprendieron cuando Draco traspasó su mano hacia la cara de Harry con brusquedad y su figura se desvaneció en el aire.

-No es su padre. Ese ser oscuro lo tiene de rehén. No se dejen influenciar por él.- Miró las caras tristes de sus hijos y sin poder negarlo sacó algunas lágrimas. -Es el mejor regalo que me pudieron hacer. Me dieron unos segundos de esperanza y casi pude saborear la sonrisa de su padre ante mí, pero si no tienen cuidado, querer verlo a través de la muerte, solo los obsesionará y podrá controlar sus corazones, no le den esa oportunidad.

Se acercó a sus hijos y los abrazó.

-Y me da rabia, porque digo todo esto y solo puedo pensar en los segundos tan maravillosos que me regalaron, gracias hijos, los amo mucho. Su padre también los ama.

Se quedaron viendo las estrellas acostados en carpas mágicas, contando historias y escuchando los malos chistes de Escorpius.

Esa noche el sabor agridulce de su cumpleaños había desaparecido.

___________________________________________

Draco se mordió los labios hasta sangrar. Trató de hacer cualquier cosa para no matar a esta Narcissa.

-Veo que tu trato hacia mi persona sigue siendo asquerosa. En este mundo también eres una perra.

Ya había logrado que la mujer no matara a su pequeña versión más de una vez. Tuvo que hechizar el cuerpo del niño para que fuera más resistente a los objetos filosos y las tazas hirientes de la cocina, donde lo envíaba con solo dos año de edad.

Lo que le sorprendió, al punto de abrir los ojos, fue lo buen padre que era Lucius con este Draco. Eso le hizo pensar en su propio padre y sintió nostalgia de lo que pudo haber sido si ese Lucius se pareciera un poco a este.

Estaba en la mansión Malfoy mirándose a sí mismo en el jardín.

Miró el regalo que había conseguido oculto en la mansión Potter, lugar donde ya hace un año se habían mudado.

"Esto no está en su futuro, muchacho" La voz seria de Lady Magic se escuchó en su mente.

-Draco necesita a alguien que esté con él hasta que conozca a Harry.- Había dicho el rubio.

"No debes cambiar mucho las cosas, te lo dije"

Un poco de enojo salió de su pecho.

-No permitiste que matara a Narcissa cuando quiso matar varias veces a mi pequeño yo, me negaste a evitar que Remus abandonara a mi padre y vi, por años, como sufrió la ausencia del lobo. No me permites cambiar actos y sucesos que sé que alterará de manera fructífera la vida de todos ellos y ahora que le quiero hacer un simple gesto de cariño al mini Draco no me dejas?

"Draconis..."

-No.- Corté la línea de pensamiento. -En esto no voy a dar marcha atrás. Si tienes alguna objeción entonces ven tú misma a este mundo y toma mi trabajo.

"Cuidado Draco. Olvidas quien te ha dado este poder"

-Este poder me lo dio Harry. Te recuerdo que estoy robando su magia y me siento tan culpable cada día que pasa. No vengas con aires de grandeza a decirme que todo es gracias a ti, porque te recuerdo que si estoy en este mundo y en este problema es porque no hiciste tú trabajo y la muerte tomó ventaja de eso.

Un silencio absorbió mi mente.

"Estamos del mismo lado, Draconis. Sería bueno que lo recordaras"

Cuando sentí que se había ido de mi cabeza, rodé los ojos.

-Eres muy fría. ¿Qué daño hará darle una mascota para que no se vuelva loco. Es solo un niño y ya ha pasado por tanta mierda.- Sonrió a su regalo. -Estoy seguro que le encantará. Hola, amiguita- Le susurró a pesar del cascarón. -Protege a Draco, linda serpiente, ahora eres parte de su vida y debes cuidarlo de todos.- Tomó el pequeño huevo y lo levitó hasta donde un Draco clasificaba piedras por colores y tamaños.

Días después el rubio suspiró con suficiencia.

-Te dije que no haría daño.

"Ya veremos que pasa" Fue todo lo que dijo la deidad.

La risa extasiada del Draco pequeño cuando vio romperse el huevo, y ver a una serpiente blanca salir de el, no tenía precio.
___________________________________________

Los años pasaban y todos sus hijos y él mismo se fortalecían. Intentaban no tomar energía o magia de Harry y se centraban en estudiar magia (blanca o negra) para estar preparados para cualquier eventualidad.

Y así, como llegaron hace años, temerosos y sin saber que hacer, ahora era el momento de iniciar su misión.

-Irán a Hogwarts.- Sentenció su padre. -Lady Magic dijo que podíamos usar la magia para crear un Glamour muy poderoso que cambia tanto la parte física como los años de vida. Sus mentes y pensamientos seguirán igual y no se verán afectados. A veces tendrán sus verdaderos rostros, pero no importa, ella dijo que nadie podrá reconocerlos o asociarlos con los Potter o los Malfoy ya que sus mentes serán distorsionadas.- Miró a su hijo James quien tenía casi dieciocho años. -No creo que sea buena idea que vayas hijo. Deberás inicial todo de nuevo. Tu mente será aún el de un adulto, pero ante todos serás un mocoso de once años.

-¿Por qué debemos empezar en el castillo si Harry y Draco aún les falta dos o tres años para entrar?- La voz de Escorpius resonó en el lugar.

-Deben ver el terreno primero que nadie. Recuerden que su misión cuando lleguen los chicos es protegerlos y eso solo lo pueden hacer si son "mayores que ellos" y se reflejen ante todos como prefectos o estudiantes de último año. Conforme pasen los años ganarán estatus, poder y un nombre en cada casa que sean elegidos. Usen todo lo que obtengan en el castillo a su favor y sean inteligentes con todo lo que les rodea.

James suspiró. Miró a su hermana y Casiopea solo escuchaba atentamente a su padre con un tic nervioso en la mano. Escorpius subía y bajaba la pierna. Luna sonreía con gentileza como si ella supiera todo en el mundo y tratara con ignorantes.

Y Sev....bueno, Sev era tan valiente. James creía que si él hubiese conseguido el collar, sellar a la muerte y atrapar a su padre, sabía que no lo habría logrado con éxito. Muy a su pesar, aceptaba en su cabeza que él hubiera ido en contra de las normas y las reglas de Lady Magic y las de su papá, todo para rescatar a su otro padre.

Gracias a Merlín que tenían a Severus.

Draco se paró e instintivamente todos sus hijos se pusieron de pie.

Con movimientos decidios Draco conjuró el hechizo y veía como sus hijos mayores empezaron a cambiar a los niños que eran hace tantos años.

Niños que no tenían la culpa de nada.

Niños que habían renunciado a su infancia y vida por esta misión.

Niños que solo querían volver a su mundo junto con sus dos padres y que todo volviera a la normalidad.

El rubio suspiró y a pesar de decirles que usaran la cabeza con frialdad no tuvo dureza para parar el abrazo que les dio a todos ellos. Sus hijos inmediatamente lo abrazaron con fuerza. Severus casi lloró pero se dijo que debía ser fuerte igual que sus hermanos.

-Los voy a extrañar mucho.

-Y nosotros a ti, papi.- Dijo Luna.

Cuando el abrazo terminó todos se dirigieron a su destino.

El espresso 9 3/4.

Sintiendo que su pecho subía y bajaba con intensidad vio como sus hijos subían al tren y se despedían con sus manos.

Draco les sonrió y se desplomó en la pared cuando vio como el transporte se llevaba a sus hijos, la única familia que le quedaba, lejos de él.

"No debes titubear, Draco" la voz de Lady Magic resonaba en su mente.

Recomponiendose, se levantó, se alejó las lágrimas derramadas y siguió su camino.

Era hora de estropear algunos planes.

____________________________________________

Draco sentía que era un espectador de una vida que no era suya. Sin embargo, sabía que sí lo era, pero era otra línea temporal.

Al paso de los años se escribía con sus hijos en su tiempo en la escuela y los esperaba en todas las vacaciones y navidades.

Todos fueron a Slytherin.

"Papá el sombrero seleccionador sabe de nosotros" Escribió James el primer día de llegar.

Claro que lo sabe, pensó Draco con ironía. Pero esas nimiedades no tenían la atención del rubio. Lo único en su punto de mira era la crianza de esos dos niños.

Esos niños que debían seguir al pie de la letra todo lo que este mundo les tenía preparado y no desviarse o su propio mundo terminaría de colapsar.

Vio el abandono de Narcissa.

Impresionante, pensó Draco. Esta Narcissa era más hija de puta que su propia madre.

Casi se atraganta con el nudo en la garganta que sintió cuando vio a este Lucius tratar de consolar a Draco y sentirse impotente al no tener los recursos necesarios para la condición de Draco. Admiró como el rubio se desvivía estudiando y visitando miles de expertos para darle a Draco la mejor calidad de vida.

Consecutivamente a la vida de su yo más pequeño no pudo dejar de mirar la vida de el Harry de este mundo.

Risueño.

Travieso.

Un alma deseando aventura.

Draco sonrió con nostalgia.

Gracias al poder que había robado de su Harry, Draco tenía la facilidad de entrar y salir de las mansiones sin que lo detectaran, así que no fue sorpresa estar frente a frente con un Harry de casi once años.

Lo que si sorprendió a Draco fue la reacción del pequeño castaño.

-Hola.

-Hola.- La voz de Draco sonó rasposa.

-¿Eres amigo de mis tíos?

-No.- Era verdad. Draco no tenía intensión de ser amigos en este lugar.

-¿Estás perdido? ¿Cómo lograste entrar en...?- Sus palabras fueron silenciados cuando Draco lo apuntó en la cabeza y el niño se paralizó. Sus ojos se volvieron nublosos a la espera de una orden. Draco se inclinó y se posicionó a la altura del chico.

-Antes que nada quiero ofrecer una disculpa por esta invasión a tu vida y a tu mente. No me conoces, pero te juro que no soy tu enemigo. Quiero un gran favor Harry y debes ser muy obediente ya que no voy a estar en Hogwarts siempre. Tengo a mis hijos allá y pronto Draco y tú estarán bajo su compañía y protección, pero necesito de tus habilidades para esta misión.

-¿Qué quieres?- Harry no estaba bajo el hechizo de un Imperius. Este hechizo no obligaba completamente a la persona a seguir órdenes pero quitaba los inhibidores mentales y hace que la persona sea más dócil, pero sin llegar al extremo de ser sumisa. En teoría, Harry podía aceptar o no las órdenes del rubio y eso no asustó a ninguno de los dos.

-Cuando llegues al callejon diagon para comprar tus útiles escolares con tus tíos, un gran hombre se pondrá frente a ti cuando ellos se distraigan. Su nombre es Hagrid, querrá ganarse tu amistad y que confíes en él, creerá que lo conseguirá si te lleva al banco porque te dirá que tiene una mision super importante y solo tú eres el elegido para acompañarlo. En su poder tiene una piedra, una piedra muy poderosa.- Lo miró a los ojos. -Necesito que robes esa piedra sin que se entere.- Tomó su mano y tocó la cien de Harry traspasando parte de la magia del Harry del futuro y algunos de sus recuerdos. -Tendrás recuerdos de un Harry de otra vida. No sabrás que es de otro Harry, ya que tu magia reconoce su propio núcleo y no te confundirá. Serás más fuerte, hábil, inteligente y poderoso.

Harry poco a poco, gracias a la nueva magia, estaba parpadeando más claramente y mirando al rubio, alejando el hechizo de contención.

Draco sonrió. Era obvio que Harry eliminaría el hechizo, no por nada era uno de los magos más fuertes y poderosos en su línea temporal.

-Te estoy devolviendo lo que te pertenece.- "lo que te he estado robando por años" pensó con miseria. -Los recuerdos no se interpodrán en tu mente, pero tal vez te hagan actuar y hablar de manera diferente. Espero contar con tu apoyo.

-¿Quién eres?

-Yo...yo solo soy un amigo que necesita de tu ayuda.

-Mi tío Remus dice que siempre debemos ayudar a las personas.

-¿Y tú tío Sirius?

Harry sonrió

-Que mientras no lo molesten todos se pueden ir al diablo, excepto tío Remus y yo. Aunque siempre murmura algo que nunca escucho.

Draco rodó los ojos. Seguro murmuraba el nombre de su padrino.

-Recapitulando. ¿Puedo contar con tu ayuda?

La mirada de Harry se oscureció.

-No quieres mi ayuda. Si digo que sí prácticamente estaré bajo tu control y no lo sabré porque creeré que soy yo el causante de los actos que haga, pero en realidad serás el culpable de todo ¿cierto?

No Preguntó en ningún momento, así que el niño sabía todo lo que pretendía Draco.

-Sí.- No iba a mentir.

Harry se inclinó un poco y tocó el corazón de Draco ya que estaban al mismo nivel.

Al cabo de unos segundos, Harry sonrió.

-Tu corazón es lindo.

-No lo es.- Negó Draco. -Es verdad lo que dices, quiero manipularte para mis propios objetivos. Para conseguir que mi misión tenga éxito. Posiblemente cuando eso pase no volverás a verme o recordar nada de esta conversación. Se borrará todo lo que te obligué a...

-Mi tío dice que tengo un don excepcional para escuchar el corazón de las personas y saber si tienen un alma limpia o no. Tú la tienes.- Lo interrumpió Harry.

Draco lo miró.

-Remus es muy sabio.

Harry sonrió.

-No fue tío Remus.

Antes de decir algo, Harry hizo que se levantaran y se paró más derecho.

-¿Esa persona que voy a conocer será mi amigo?

Draco casi se ahoga con su saliva.

-Será alguien inolvidable para ti, Harry. Al igual que tú lo serás para él.

-¿Por qué te tomas tantas molestias? No soy tan importante.

Sin poder reaccionar de manera estable, Draco lo abrazó. Olvidando el espacio que quería poner entre ellos para no sentir cariño por la versión de un Harry pequeño y que no le doliera dejarlo cuando se fuera a su mundo. El niño se sorprendió tanto, pero la calidez que lo envolvía era tanta que lo tomó con los brazos abiertos.

-Escúchame bien, tú vales todo el peso del mundo mágico en oro. Eres alguien increíble, amable y la mejor persona que he conocido. Tus valores y principios son entrañables. Siempre cuidas de las personas y familiares que amas y pones a todos por encima de ti. Lo vales, Harry, claro que lo vales. Si no quieres ayudarme, está bien, te lo repito: lamento ponerte en esta situación, no quiero que te sientas incómodo.

Sin saber por qué Harry derramaba lágrimas abrazó más al extraño y se quedó un rato respirando su olor tan confortable.

Un suspiro salió de los labios del castaño y se separó.

-Está bien. Acepto.

-No me conoces, no sabes quien soy.

-Solo sé que quieres que conozca a alguien que será parte de mi vida y me llenará de alegría. Te preocupas por mí y por esa persona, eso es suficiente para mí.

-Lo hago por razones egoístas.- Y era cierto. Draco no sabía nada de estas vidas hace años y no sabía si él sacrificaria su vida por la de este mundo si el propio universo de Draco no estuviera en problemas.

-Las razones no son egoístas, son siempre emocionales y personales. Si estás haciendo esto es porque te preocupas por mí y el niño que conoceré.

-¿Cómo sabes que es un niño?

-Si fuera una niña le jalaria el cabello.- Dijo con travesura.

Draco cerró los ojos y sonrió un poco, casi olvidó por todo este tiempo que Harry solo tenía once años.

-¿Listo?

-Nací listo.- Decía arrogante el niño.

La magia cobró vida con las palabras del niño y antes de saberlo, Harry se desmayó en sus brazos.

Draco lo miró como si nunca lo hubiera visto.

-En todos los universos, en cada vida y en cada mundo siempre me dejas sorprendido, Harry.- Levitó al niño cerca del jardín.

Cuando Harry despertó desorientado, al parecer de tanto jugar en el jardín, su emoción llegó a los cielos cuando por fin había recibido la carta que estaba esperando por semanas.

"Estimado señor Potter..."

__________________________________________

Fue como un sueño. Un sueño que lo llevó al gran día.

Harry y Draco por fin irían a Hogwarts.

"Todo está listo papá. Estamos esperando a los niños" había dicho James en su carta.

"Quiero expresar una queja porque no se valora mi trabajo" escribía Escorpius.

"Le cortaste el cabello de dos formas diferentes a Luna y se lo pintaste de azul"  Regañó Casiopea.

"Quiero dar constancia de que no me estoy quejando por el corte, sino por el color azul, yo lo quería verde y amarillo" la voz de Luna soltó en la carta.

"Luna, te ves como la loquita del callejon Diagon. Ella tiene el cabello rojo y azul" Dijo James. A través de la carta se le notaba que estaba llegando al límite con sus hermanos.

"Nadie comprende a Julieta, ella es una bruja incomprendida" Seguía defendiendo su hija.

"Papi, ¿hablaste con papá?

La pregunta de Sev calmó a todos y esperaron que las oalabras aparecieran del otro extremo. Cuando lograron crear una carta que tuviera la misma función que el diario de Tom Riddler, Draco sonrió con inteligencia. Así que cada vez que sus hijos se quisieran comunicar con él, solo debían escribir en la carta que tenía cada uno y Draco recibiría el mensaje desde su propio pergamino.

El rubio sonrió con emoción.

"Lo vi. Es un niño increíble y tan inteligente. Su padre es alguien digno de ser el hombre en el que se convertirá. Espero que lo cuiden todo lo que puedan"

"Hemos esperado años para esto, papá. No te preocupes, deja todo en nuestras manos"

"Confío en ustedes, chicos. Los amo"

Draco observaba como Harry entrababa a la cabina de Draco y una invisible sonrisa apareció en su rostro.

-Bueno, que inicie el espectáculo.

__________________________________________

James recordaba las palabras que su padre le había enviado a través de la carta hace horas.

"Ya están en el tren"

Miró a sus hermanos y sonrió, tratando de apaciguar el nerviosismo que veía en sus rostros.

-No tengo nada que decirles. Todos están preparados y hermos practicado día y noche. Hemos acabado como la mierda de todo el entrenamiento que nos dio nuestro padre y cada uno sabe que hacer.

Casiopea sonrió y también miro a los más pequeños.

-Saben que tenemos edades diferentes para estar en este lugar y, aunque nos veamos como nuestros antiguos yo de hace años, nadie puede asociar nuestras caras con el apellido Potter o Malfoy.

-¿Y si lo arruinamos?- Ese pensamiento había estado en la mente de Escorpius desde hace un buen rato. -No soy fuerte como James o inteligente como tú.- Le decía a su hermana mayor. -Tal ves lo arruine.

James se acercó y le colocó la mano en el hombro.

-Eres Escorpius Potter Malfoy, eres un chico que ha pasado por muchas dificultades, al igual que nosotros, y ha sobrevivido. Sabes lo que está en riesgo. Nuestras vidas anteriores depende de nosotros. Ese mundo mágico al que pertenecemos nos necesita, no vas a arruinarlo porque eres muy tenaz, capaz de luchar y nunca aceptas un no por respuesta.- Lo último hizo reír al rubio.

Luna lo abrazó y Severus le sonrió con timidez, dándole todo su apoyo.

El mayor de los hermanos suspiró.

Las campanas sonaron.

Los estudiantes de primer años ya habían sido seleccionados.

Era la hora.

-¿Cuál es nuestra única misión?

-Que Harry y Draco no salgan lastimados y nadie los separe.- Dijo Severus con tranquilidad ya sabiendo las reglas de memoria.

-No debemos ser personas que entren en sus vidas.- Dijo Casiopea. -Somos invisibles para ellos.

Todos asintieron.

James se colocó su broche de prefecto, justo como sus hermanos y sonrió.

-Hagan sentir a nuestro padre orgulloso.

-Lo haremos.- Dijeron todos al mismo tiempo.

Todos se fueron para darles la bienvenida a Hogwarts a un Draco y un Harry emocionados por su primer año en el castillo.

___________________________________________

Los hermanos Potter Malfoy eran muy protectores entre ellos mismos.

Eran muy celosos y siempre ponían los intereses de su papá primero que nada.

Sin embargo, no pudieron ser fríos o duros con el Harry y el Draco de once años que conocieron en la entrada de la sala común de Slytherin.

Aunque estaban detrás del escenario, los hermanos siempre cuidaban a los chicos.

Cuidaron de Harry cuando Hermione quiso lanzarle un aturdidor.

Protegieron a Draco siempre que pudieron de las palabras malintencionadas del Weasley menor.

Les dieron muchas oportunidades a Lucius y a Severus de secuestrar a Quirrell.

-No conocí al tío Severus y al abuelo Lucius de nuestro mundo, pero espero que hayan sido más inteligentes que estos dos.- Dijo con sarcasmo Escorpius al ver como, por quinta vez, esos dos no lograron atrapar al profesor de DCAO.

James le dio un golpe.

___________________________________________

Draconis veía a su hijo con seriedad.

Severus casi se desmayaba de la impresión.

Nunca había sido objeto de la mirada de su padre. Casi siempre era Escorpius. Pero ahora había decidido que no le gustaba.

-¿Te divertirte en tu tiempo con Harry y Draco?

El niño gimio de cansancio.

-Papi.

-Ningún "papi" estuviste en peligro y nos pusiste a todos en riesgo, Severus.- Draco casi sonrió. -No, esos ojos de cachorro no funcionan. Generalmente espero esto de James o de Escorpius, es raro tener que darte un sermón. No me hagas volver a hacerlo.

-Lo siento.- Dijo el niño con sinceridad.

-Papá, Severus solo estaba practicando, no es su culpa que Harry lo encontrara.

Draconis ahora veía a su hijo mayor, siempre sacando el pecho por sus otros hermanos.

-No estoy molesto porque Sev estuviera practicando. Estoy molesto porque se dejó atrapar por Harry mientras estaba convertido en gato.

James casi sonrió con orgullo.

-Es un animago. Lo hizo a tan temprana edad. Es algo increíble. Puede convertirse en un gato, papá.

-Sí. Y luego se dejó atrapar y Harry lo vio tan lindo que se lo regaló a su Draco.

Está bien, en eso James no podía ayudar.

-Debemos buscar un sustituto rápido antes de que se dé cuenta. Mi hijo no será la mascota de nadie.

Antes de que su padre se fuera, se acercó a él y le susurró algo que hizo sonreír a Severus.

"Eres el primer animago en mi familia. Estoy orgulloso, pero la próxima vez no dejes que te atrapen"

Y con eso, todos se encargaron de solucionar el tema del gato y alabar a Severus por su increíble habilidad.

Su navidad la pasaron juntos y todos contaron historias de sus meses en Hogwarts para distraer a su padre. En esta época del año su humor bajaba mucho y casi siempre no hablaba.

-A partir del año que viene tendré un nuevo invitado.

Todos lo veían. Sabía de quien se trataba.

-Deberán trasladarse a la antigua mansión cabaña mientras yo estoy cuidando al hombre.

-¿Cuidando o encarcelando?- Dijo Escorpis burlándose y ganándose una mirada de Draconis.

-Recibirás carbón a partir de hoy por tu insolencia.

Entre risas y lloriqueos del chico pasaron una linda noche de Jules.

Meses después viajaron con su papá hacia las montañas.

-Odio la naturaleza.- Dijo Escorpius fingiendo desmayarse.

Estaban sucios y cansados. Pero alegres, ya que habían encontrado el escondite del huevo.

-Harry debe encontrarlo en un lugar difícil. Lo pondré en un nido de águilas en lo alto de la montaña más grande de este lugar.- Dijo Draco.

Escorpius, desde el suelo, suspiró.

-Al menos lo encontrará en las montañas y peleará con águilas. Nosotros lo encontramos en las profundidades de una cueva que no veía la luz solar. Peleamos con varias criaturas que no sabía que existían y como cereza del pastel ese guepardo de tres cabezas creo que me mordió mi trasero cuando corría por mi vida.

Todos rieron.

-Espero que ese huevo tenga en su interior a la mismísima reencarnación de Merlín.

Su papá rió.

-Será una criatura muy amada e importante para los niños.

Días después todos veían, a través de las protecciones de invisibilidad, como el pequeño Draco le daba la bienvenida a Riyuu el día de su cumpleaños.

-Valió la pena esa mordida en el trasero.- Sonrió Escorpius.

__________________________________________

Al paso de los meses, los hermanos, estuvieron creando el escenario hasta que por fin ambos adultos estuvieron en contacto con el profesor.

-No me gusta que Quirrell esté tan interesado en mi papi.- Dijo Luna.

-Amor, ya hablamos de esto, ellos no son nuestros padres.- Intentó decirle por milésima vez James.

-Son nuestros papis. Siempre serán nuestros papis, no importa en que mundo estemos.

Todos los hermanos se les ablandó el corazón y siguieron observando los acontecimientos de este año.

Gracias a que Harry tenía los recuerdos mezclados y no percibía la diferencia entre los suyos y los alterados por Draconis, se pudo resolver muchas cosas sin llegar a espantar a nadie en el primer año.

Fue James quien le dio el arpa a Harry para que el niño se lo diera a Severus.

Fueron los chicos quienes dejaron la puerta abierta para que Lucius y Severus entraran directamente porque estaban tratando de ocultarse de Dumbledore y el velador del castillo.

También fueron ellos quienes ayudaron a Harry (mientras el niño usaba la piedra filosofal para salvar a Lucius) a levitar y sanar al par de idiotas que se enfrentaron a Quirrell.

-Están a salvo.- Había dicho James.

-Estoy orgulloso. No esperaba menos de ti, hijo. Nos vemos en la casa. No olvides mi recado.

James miró la carta que se le ordenó enviarla a Dumbledore. No sabía el contenido que le había dado su padre, pero el director se puso blanco como la leche, así que solo pudo sonreír ante las ideas retorcidas de su papá.

"¿Qué hiciste?" Le había preguntado.

"Gracias a los recuerdos que tengo de tu padre puedo divertirme un poco con el viejo" Fue su única respuesta.

"¿Lady Magic lo aprueba" Siguió preguntando por cartas.

"Que se joda"

James se rió tan fuerte que todos en la sala lo miraron.

Con una carcajada se acercó a sus hermanos para volver a la mansión y descansar en sus vacaciones antes de estar listos para su segundo año.

___________________________________________

-Aún no entiendo por qué no solo mato al viejo.- Dijo Draco viendo como todos los adultos discutían por las cartas. -Quiero decir, el viejo hizo que esas cartas nunca llegaran a su destino. Falsificó documentos y firmas de lores importantes como lo son Sirius y Lucius, todo para que ellos nunca se buscaran y siempre me dijiste que no debía interferir en eso.- Seguía hablando al aire. -Y ahora me pides no solo que no los ayude, sino que entre a la mansión Black y robe las cartas para que Sirius y Remus queden como mentirosos.

"Draco"

-Todo se podía evitar si yo hubiese...

"Nada se podía evitar, Draconis. Ellos debían estar separados.

La cara de Draco fue de puro malestar y rabia.

-No es justo. Yo pude interferir y ellos tal vez hubiesen solucionado las cosas antes. Hiciste que sufrieran por casi trece años.

"Tú memoria es corta, muchacho. Debo recordarte que fue Lupin quien abandonó a Lucius y fue Black quien negó a Severus"

-No discuto eso. Es solo que si ellos hubieran leído las cartas antes...

"Lucius nunca se hubiera casado con Narcissa y el Draco de este mundo nunca hubiera nacido. A la par de que Remus no habría estado en la crianza de Harry y no le habría dado ese grado de amor y comprensión que sabemos que Sirius no hubiese podido darle solo. Todo se marcó de esta manera porque así debe ser, Draconis. Recuerda que..."

-Lo sé. "No debo interferir más de lo necesario"- Dijo de memoria el rubio entrando en la mansión Black para hurtar esas famosas cartas y luego debía hablar con un elfo para que lo ayudara en este nuevo año

_________________________________________

-Si sigues mis órdenes me ayudarás mucho Dobby.- Le dijo Draconis al elfo.

El pequeño elfo chilló.

-Dobby espera serle útil al amo Draco.

-No puedes decir mi verdadera identidad ni a los niños ni a nadie.

-Seré una tumba.

-Gracias, amigo. Ahora, esto es lo que debes hacer....
__________________________________________

El segundo año fue estresante incluso antes de empezar.

-Miren a la zor...- Un golpe calló a Escorpius.

-No seas un idiota. Es una niña.- Dijo Casiopea.

-Sí, una niña que será un estorbo en la vida de mis padres.- Dijo Luna.

James miraba la escena con muchas ganas de interferir y alejar a la pelirroja de un Draco estresado y un Harry que estaba a punto de quemarlo todo, pero tuvo que contenerse.

Solo estaban aquí por una razón.

Todos veían como su padre, usando su Glamour, empujó al pequeño Draco para colocar el diario de Tom Riddler en sus pertenencias.

-Sigo diciendo que no me gusta Tom.- Siguió Casiopea.

-En este momento está lleno de oscuridad, pero conforme pasen los años y cuando papi lo influya positivamente será un centro de luz para todos en este mundo.- Dijo Luna.

Severus sonrió a su hermana mayor y se dejó abrazar y consentir por sus hermanos mientras esperaban a su padre para que los acompañara al colegio para su nuevo año escolar.

_________________________________________

-Déjame James.- Dijo molesto Escorpius porque su hermano mayor lo tenía sujeto de la parte de atras de la túnica. -Yo si la dejo calva, no soy tan comprensivo.

-¿Qué crees que haces?- Dijo molesto James.

Todos veían con una barrera de invisibilidad como Ron Weasley estaba conspirando contra sus pequeños padres (así los llamaba Luna, así que todos empezaron a llamrlos también de ese modo).

-Míralo.- Dijo Luna con maldad. -Espiando a mis papis como una sanguijuela en busca de sangre.

Todos observaron como Ron estaba escondido detrás de los arbustos. Harry y Draco estaban jugando con Star y Riyuu. Mostrándole trucos y hechizos, pensando que nadie los veía.

-Encárgate de desaparecer la evidencia, Escorpius.- Dijo Casiopea.

Escorpius empezó a tronarse los dedos y sonarse el cuello, como si fuera alguien muy peligroso cazando su próxima comida.

-Mis puños le darán una...

Casiopea lo golpeó.

-Nada de puños, tonto. Hablo de borrarle la memoria al Weasley y hechizarlo para que regrese a la escuela y no le pique nunca más la curiosidad por volver al bosque. Eres bueno en eso.

-¡Ohhh!- Ahora el rubio puso mala cara. -Así no es tan divertido.- Sin embargo, hizo lo que se le ordenó y Ron volvió al castillo olvidando lo sucedido y sin recordar nada de su paseo en los límites de la escuela.

-Miren.

A lo lejos el guardabosques veía a Ron y salió corriendo.

-Uno de los espías de Dumbledore va a derramar la sopa y le dirá a todo el mundo que vio al idiota en los límites del colegio. Espero que lo castiguen hasta que tenga treinta.

Sus hermanos mayores rodaron los ojos, pero en el fondo también esperaban eso.

Severus miró a sus padres felices sin saber lo que ellos estaban haciendo y sonrió. La mano de Luna tocó su hombro.

-Ellos deben ser felices. Nosotros los ayudaremos todo lo que podamos.

Todos estuvieron de acuerdo con las palabras de la chica y se fueron dejándoles privacidad a los chicos y a sus familiares.

_________________________________________

Los hermanos le contaban todo a su padre.

Draco sabía sobre la intensidad de la chica Weasley por ser Lady Potter.

-En tus sueños, niña.- No pudo evitarlo, a Draconis nunca le cayó bien Ginevra.

El rubio mayor sonrió sin poder evitarlo cuando le hicieron saber la nueva amistad que tenían con Pansy y Blaise.

-Extraño a los tíos. Es una lastima que el tio Neville no sea un amigo tan presente en esta dimensión.- Dijo una vez James.

Draco solo permaneció en silencio, pero algunas lágrimas salieron ante el recuerdo de sus mejores amigos.

También le informaron sobre las incesantes molestias de Ron hacia Draco.

-¿Puedo convertirlo en cerdo? Por favor.- Dijo Casiopea. -Sería un buen regalo de cumpleaños.

Su padre rió y tristemente negó su pedido.

Aunque lo que le interesó a Draco fue cuando sus hijos le contaron que todos sabían que la cámara de los secretos había sido abierta de nuevo.

-¿Puedo hablar con el basilisco?- Preguntó  Severus. -Siento su tristeza, se siente muy solo.

Draco miró a su hijo y lo abrazó.

-Lo siento, cariño. Esto es algo que deben hacer los chicos. Recuerda que no debemos incitar o alterar tanto las cosas.

-Tú lo haces todo el tiempo cuando Lady Magic te dice que no.- Le recordó Escorpius.

Auch.

-Tú no eres mi hijo. Eres adoptado.

El hijo rodó los ojos.

-Lo creería si no fuera tu reflejo versión miniatura.

-Creí que el reflejo de mi papi era el Draco de este mundo.- Se extrañó Luna.

-Saben que todo es confuso. Olviden quién se parece a quien. Recuerden lo que les dije que debían hacer.

-Sí, papá.- Todos respondieron.

__________________________________________

Le indicaron a Dobby que debía decirle a Harry y el elfo cumplió sus órdenes y alertó a Harry sobre las tuberías.

-Impresionante que el pequeño elfo sea más competente que el idiota de Lockhart.- Severus no quería ser cruel, pero no podía seguir viendo como el hombre se jactaba de ser un gran mago y solo era un impostor.

-No es nuestro problema, cariño. Recuerda que somos...

-Una sombra, lo sé, hermana.

Todo había salido como su padre quería, aunque en algún punto de este año los chicos no estaban de acuerdo con un tema en específico.

-No me gusta que este Draco sea quien debe abrir la cámara.- Dijo Casiopea. -Papá es muy severo con su versión más joven.

-No es culpa de papá.- Decía James mientras veían a un pequeño Draco caminar lentamente y escribir la advertencia en la pared con sangre. -Sabes que este mundo es diferente. Lo hemos visto desde hace años. Es muy egoista culpar a nuestro padre. Las cosas deben suceder de este modo.

La chica calló. Aunque quería decir más sabía que su hermano tenía razón.  Aunque su corazón quería ayudar, sabía que su padre pegaría el grito en el cielo si hacía algo que no estaba alineado a sus metas.

_________________________________________

Una noche Harry despertó por un pequeño empujón. Su mente, aunque muerta de sueño, empezó a trabajar y recibir recuerdos que el hombre le estaba proyectando.

Tras unos segundos, Harry despertó completamente.

-Hola, Harry.

El chico se frotó los ojos y sonrió.

-Hola extraño.- Draco rió. -¿Quieres mi ayuda nuevamente?

-Sí, amigo. Quiero que te enfrentes a alguien. Un igual. Una persona que ha estado lastimando a Draco. Necesito que uses toda tu fuerza y le coloques esto.- El hombre le entregó un pequeño collar. -Es muy peligroso, pero sé que podrás con él. Debes anular parte de su poder ya que aún no sé si es de ayuda para mí. En el momento en que se lo pongas, su magia se conectará a una hechizo de contención.

-Será un prisionero.- Dijo Harry sin preguntar. -No lo sé.- Dudando.

-Draco ha actuado extraño por su culpa, Harry. Tom Riddler quiere extraer el núcleo de Draco y obtener un cuerpo fuerte a costa de la vida de tu mejor amigo.

Eso alertó a Harry.

-Lo haré. Haré lo que me pidas, no puedo permitir que lo lastimen.- Miró al rubio quien dormía en su cama y lo abrazó aun más. -Yo protejo a mi Dragón.- El corazón de Draco se ablandó ante las palabras del chico por el niño.

-Esto es lo que debes hacer.

________________________________________

Los chicos suspiraron de alivio cuando, meses después, Harry ayudó a Draco con el diario. Permanecieron en silencio cuando su papá se llevó a Tom Riddler y les dijo que dejaran a un débil Harrry en sus aposentos mientras él se llevaba al joven Tom. Les recordó a sus hijos que a partir de ese día debían ocupar la mansión antigua, ya que el adolescente ahora sería quien viviera ahí y el propio Draco debía vigilarlo.

Todos aún seguían sin decir nada y cumplieron las órdenes.

Días después James no pudo soportar la curiosidad.

-Metiste la mano, ¿cierto?- Preguntó su hijo mayor mientra comía con su padre en su habitual día de compartir información sobre la semana.

-Claro que metí la mano. Veía como Harry sufría por el malestar de este Draco y debía actuar, ya era la hora.

James le sonrió con lástima a su padre.

-¿Sabes? No todo gira en torno a Harry.- Su padre lo vio sin comprender. -Actuaste porque Harry sufría, pero tu versión joven también estaba siendo afectado, papá. Tu visión debe ir en ambas direcciones. No tengas favoritismo en esto.

-No lo tengo.- Ambos sabían que era mentira. -Es solo que...Harry ha sufrido tanto, sigue sufriendo cada día atrapado dentro de ese maldito espectro y yo...yo solo quiero...

-No es bueno que proyectes los problemas que tuvimos en nuestra línea temporal y los reflejen en esta. Recuerda que este Harry no ha sufrido como lo hizo papá. Este Harry fue criado con cariño y amado por todos. Agradezco que hayas ayudado porque todos en Hogwarts estaban muy tensos con la situación de la camara, pero debes recordar que ambos niños te necesitan.

Draco miró a su hijo y sonrió

-Pareces de dieciséis, pero siempre olvido que eres mayor.

-Estoy hasta el cansancio de este Glamour.- Se quejó el chico. -Una chica me invitó a salir y me sentí tan asustado, casi le dobló la edad. Solo quiero volver a tener mi verdadero cuerpo, ya estoy muy viejo para esto.

Draco sonrió.

-Pronto todo acabará, hijo, te lo prometo.

_________________________________________

-El basilisco terminó siendo familiar de papá. Me hubiese encantado que eso pasara en nuestro mundo. Hubiera sido increíble tener a la serpiente en el jardín.- Se lamentó Escorpius.

-No te metas en esto.- James miró a su hermano menor con seriedad. -Aléjate del familiar de Harry.

Escorpius levantó la mano en señal de paz. Sin embargo, cuando todos se fueron a sus rondas nocturnas como prefectos, el rubio tomó de la túnica a su hermano menor antes de que éste escapara.

-¡Ay no!- Se lamentó Severus.

-Querido hermano, te doy la oportunidad de ser parte de algo increíble. Siéntete bendecido.

-Me quieres usar para hablar con él basilisco.- Dijo directamente Sev. -No me siento muy bendecido. Solo quieres ver a la enorme criatura.

-Precisamente.- No lo negó el rubio.

-No creo que sea buena idea, James dijo...

-James debe aprender a relajarse. Además...- Dijo el chico con una sonrisa malévola. -Nunca se sabe cuando necesitaremos a la pequeña serpiente. Solo debes decirle que no diga que la visitamos y que sus miles de dientes no hablen sobre nosotros a los mini papás.

-Esto no me gusta.- Pero aún así el pelinegro se dejó llevar por su hermano.

________________________________________

Este año escolar ya había llegado a su fin y lo unico que Escorpius tenía para decir era una cosa.

-Al fin, maldita sea. Los exámenes me iban a volver loco.

-Calla, que te pueden escuchar.

Todos estaban más cerca de lo necesario de sus padres, ya que Harry abrazaba a Draco y le decía palabras y promesas tan bonitas que los chicos no querían alejarse mucho.

-Esto es contenido para futuros sobornos contra papá.- Decía en broma Escorpius

-Su amor es tan puro y lindo.- Suspiró Luna.

-Deben volver a estar juntos.- Dijo serio Severus refiriéndose a sus propios padres. Miró a sus hermanos. -Ellos deben estar juntos.

Sus hermanos entendían el sentimiento.

-Estamos haciendo lo posible para que esta línea no sea alterada o destruida por nuestra propia línea, cariño.- Calmó Casiopea. -Es cuestión de paciencia y mucha voluntad.

____________________________________

-Quiero irme.

-No.

-Quítame este collar, no soy un perro.

-Estás ladrando como uno.- Draco ya tenía dolor de cabeza.

-Si quieres pelea, yo voy a...- Los gritos del chico se pararon cuando vieron los retratos que Draco puso específicamente para este momento. Cuando preguntó por el hombre en el retrato, el rubio sonrió.

-Él es James Potter.

"Tu futura pareja" Dijo Draco internamente con diversión.

________________________________________

Algo extraño ocurría con Draconis.

Él sabía que estaba pasando, pero decidió que prefería ignorar su problema que afrontar la realidad de saber que su mente, desde hace mucho, empezó a conectarse con la del Draco de esta realidad.

-Eso es lo que me faltaba.- Exclamó el rubio con mal humor. -Si lo ignoro desaparecerá.

"No creo que funcione así" Lady Magic comentó con humor.

-Draco dijo que este no es su primer delito.- Dijo el rubio mayor refiriéndose a los chicos y su búsqueda de las cartas en el despacho de Dumbledore. -Gracias a Merlín les dejé una nota para que no siguieran metiendo sus narices donde no los llaman.- Pensó por un segundo en su encuentro con su amiga Luna y sonrió inconsciente, pero luego borró su sonrisa por las palabras de su yo menor. -Draco piensa que ya ha cometido un delito, pero está equivocado. No estaba hablando de él, o sea, él piensa que no es su primer delito, pero si lo es, él estaba hablando de mí.- A Draco ya le dolía la cabeza. -Nuestras mentes empiezan a ser difusas. Será mejor que coloque una barrera mental entre nosotros.

"Eso no lo detendrá por mucho tiempo"

-Más nos vale que sí.

Draco lo odiaba, en serio odiaba usar el poder de Harry para sus planes.

-No soy tan poderoso.- Exclamó a Severus. -Lamento esto.

-Estoy seguro que tu papá lo entenderá.- Su hijo llamó a la muerte y el espectro apareció.

-Que débil eres.- Su voz sonó rasposa. -Usar la magia de mi amo. Patético.

-Cállate.- Dijo el pequeño hijo. Para sorpresa del rubio la muerte se calló y solo le dio el poder que necesitaba.

-Gracias.

-No le des las gracias.- Dijo su padre. -Recuerda que por este monstruo estamos aquí. La única razón por la que no nos mata es porque está contenido.

-Lo siento.

La muerte miró a Draco.

-No vuelvas a molestar a Severus. Estoy preso, pero no soy tan fácil de contener. Si me lo propongo puedo acabar con todos ustedes.

-¿Y por qué no lo haces?

Miró a Severus otra vez y desapareció.

__________________________________________

Draco rodó los ojos ante la escena.

-Es la peor pedida para una cita que he visto.

Lucius debía de estar aún muy enamorado  de Remus ya que, no sólo dijo que sí, sino que obligó a su padrino a ir con Sirius.

-Eso no es asunto mío.

Antes de irse sintió como le daban un latigazo con magia. Su cuerpo tuvo que sostenerse de la pared donde estaba escondido.

-¿Qué mierda...?

"Esa cita es importante Draconis" La deidad le dijo mentalmente. "Siento como las líneas mágicas que conectan tu mundo con éste empiezan a mezclarse"

-Pero...he seguido todo al pie de la letra. No deberían tocarse.

"Lo que estás haciendo es retener el tiempo de las líneas. Su fusión es muy lenta gracias a que has intervenido, pero ya empezaron a tocarse. Esa cita terminará en tragedia sino te encargas"

-¿Qué se supone que yo...?- Sus palabras se callaron cuando entendió lo que quiso decir la divinidad.

Con un suspiro de dolor se marchó de ahí y llamó a James.

-¿Qué quieres qué?- Preguntó su hijo.

-Vamos a espiar una cita de cuatro cuarentones que son más cabezas duras que Escorpius cuando no quiere comer verduras.

___________________________________________

Draco quería estar en todas partes menos aquí viendo como esos hombres se les caía la baba por su padre y su padrino, pero tuvo que meter sus manos y actuar.

Fue él quien le dio el traslador defectuoso a Sirius.

Vio una imagen en su cabeza donde el traslador real los enviaría a Cicilia y le coquetearian a Lucius y Sirius pelearía con alguien, causando un gran alboroto, así que Draconis debía enviarlos a otro lugar y por ello alteró el traslador e hizo que Sirius lo comprara. Se puso un Glamour y se lo vendió al Black.

Para tortura de Draco, no podía hacer esto solo debido a la gran cantidad de magia y ya estaba cansado de pedírselo a la muerte, así que recurrió a lo más bajo que podía hacer un padre de casi cuarenta años.

Le pidió ayuda a sus hijos.

Casiopea los envío a Ámsterdam.

-Es tan lindo en esta época del año. La cita perfecta.

-Aburrido. Deben divertirse.- Dijo el tercer hijo con una sonrisa descarada y usando su magia para trasladarlos a otro lugar -Un vez fui a Bras...

-¿Tú qué?- Preguntó Draconis.

Escorpius se asustó.

-Quiero decir que Brasil es increíble, por eso los envié allí.

Brasil fue una locura. Draco casi pierde de vista a Escorpius y lo encontró bailando en una coreografía con varias bailarinas mientras alzaba los pies.

Lo tomó de las orejas y se fueron de ese lugar.

-Envienlos a otro sitio.

-¡Oh! Lo tengo.

Minutos después todos los hermanos miraron a Severus.

-¿Qué? El muro de Berlín tiene una historia impresionante y su protagonismo en la segunda guerra mundial es debatida  aún años después de construirse, es una buena cita.

-Déjamelo a mí, papá.

-¿Que sabes de citas? Rechazas a todos los que te piden una.- Se rió su hermana del castaño.

-Soy un alma libre. Ya verás donde los enviaré.- El traslador volvió a activarse con la magia del hijo mayor.

Los gritos del cuarteto hicieron sonreír a James.

Su padre lo miró mal.

-Necesitaban un "baño de realidad" ¿entienden? Porque están en medio del agua.

Casiopea se frotó la frente.

-Pareces el menor James.

-Mi turno.- La rubia sonrió. Cuando los hombres de la cita se dispusieron a darse por vencidos, la chica suspiró con alegría.

-Los países asiáticos son lo mejor del mundo. Siempre he querido ver Corea del Sur, esta es la oportunidad.- Luna lo dijo con orgullo.

Cuando volvieron a desaparecer la mujer del puesto de comida iba a gritar por la magia que presenció, pero Draconis la paró y le dio el doble de dinero para que olvidara esto.

-Mi hija ve anime, pero creo que esto es mejor.

Antes de decir otra cosa, Draco le borró la memoria.

Todos querían enviarlos a diferentes sitios y mientras discutían sus núcleo mágicos se conectaron y todos desapecieron.

Draconis suspiró.

-Mexico, amo méxico.- Dijo Escorpius.

-Si no me dicen quienes son ustedes, no lo amarás en unos segundos, chico.

Un hombre los tenía apuntando con la varita. Al parecer había presenciado toda la escena.

-Espero que tengan una buena explicación de por qué no se han registrados en el gobierno mágico de este país.

Draconis lo miró y de inmediato viajó a su mente. Su corazón casi sintió simpatía por el hombre, pero debía usar lo que ahora sabía para sus propósitos.

-Tu hija necesita un trasplante de corazón y es muy caro. Siendo auror necesitarías de cinco años para obtener ese dinero.

-¿Qué diablos?- El hombre se quedó atónito-¿Cómo lo sabes?

-¿Quieres ganarte diez mil galeones?

-La droga, en ambos mundos, está prohibida, rubio bonito

-Solo debes hacerme un favor.

Pasaron unos segundos y el mayor pudo ver el dilema del otro. Al cabo de un rato suspiró derrotado.

-Te escucho.

-¿Cuál es tu nombre?

El hombre bajó lentamente la varita y los miró con duda en los ojos.

-Juan Pablo.

____________________________________________

La cita no fue un asco total. Draconis estaba orgulloso del resultado.

Cuando se dieron cuenta que el traslador estaba mal y que debían ir al gobierno Draco tuvo que usar la magia de Harry para que todos olvidaran lo ocurrido por el traslador.

-Fue una noche esplen...

Casiopea paró lo que iba a decir cuando vio entrar a la mansión a una señora.

Todos se quedaron sin habla, menos Draconis, quien ya sabía quien era la mujer.

-¿Ella es...?- Intentó decir James pero no pudo conectar el cerebro con su boca.

-Conozcan a su abuela, chicos.

-Esto traerá problemas.- Se lamentó la rubia.

__________________________________________

Días después, Draconis volvió a la mansión y utilizó los tuneles secretos para adquirir un cuadro.

-Aún me cuesta procesar que ellos sean pareja.- Dijo en voz alta.

Encontró a Tom haciendo un espectáculo y destrozando todo por una rabieta, ya que el chico quería salir. Pero justo antes de mandar a Draconis al diablo vio el regalo y se paralizó.

-¿Quién eres?

-Soy James.

________________________________________

Cuando volvieron a Hogwarts, Draconis aún tenía un mal sabor de boca por la conexión con este Draco.

-Draco puede ver a los Thestrales por nuestro vínculo. Él ha visto la muerte a través de mi alma y por eso ve a las criaturas mágicas. Es injusto que tenga que cargar con el peso de mis muertos.

"Estás en este mundo desde hace tantos años que ya el Draco de esta línea y tú están creando, sin saberlo o quererlo, una conexión fuerte"

-Él no puede saberlo.

"Debes centrar tus pensamientos en lo que realmente importa"

-Lo sé. Han culpado a Sirius Black de asesinato. No puedo permitir que lo inculpen injustamente.

En los días  que pasaron Draconis permanecía mucho en la escuela.

-¿La capa de invisibilidad no es mejor?

-Mi presencia podría ser detectada, hijo. Es mejor así. Con las barreras no se detecta mi magia.

Fue gracias a su estadía en el castillo que el rubio escuchó la conversación que Dumbledore tenía con Harry y su sangre empezó a calentarse de rabia.

Draconis se quedó paralizado por lo que estaba diciendo el viejo. Su magia empezó a ponerse tan densa que fue un milagro que Dumbledore no lo sintiera.

"Estoy conteniendo tu magia. Usa la cabeza. Dumbledore puede sentirte"

-Me importa una mierda. Si envían a Harry con sus tíos enviaré todo al demonio y no me temblará la mano para actuar como he querido hacerlo desde hace años.

"Eso no sucederá. Céntrate Draconis"

-Si cumple su amenaza yo mismo lo mataré.

"Eso no te corresponde a ti"

-No me importa. Será mejor que alguien de este mundo haga algo o yo me encargaré y más de uno no saldrá muy bien librado.

_________________________________________

Draco no podía quedarse sin hacer nada.

Tenía la información en su mente. Sabía lo que debía cambiar y ya que Lady Magic nunca le había prohibido estrictamente que no lo hiciera el rubio decidió tomar eso como un permiso no dado para ayudar a Sirius y evitar que Harry no se fuera a vivir con sus tíos.

-Te tengo otro regalo.- Le lanzó ropa en la cama. -Vas a salir de la mansión. Harry nos necesita.- Draconis miraba a Tom quien dormía con el retrato de su suegro y presenciaba como James lo sacaba de la cama para que ayudara a su hijo. El rubio nunca dejará de sorprenderse de que en este mundo esos dos tenían o tendrán una relación. Y lo que es peor aún, que él debía ayudarlos. -Vamos a un lugar encantador.

Tom se quejó.

-El bosque prohibido no es tan hermoso en esta época del año.

_________________________________________

-¿Podemos quedarnoslo?

James miró a su hermana y contó hasta diez.

-¿Quieres quedarte al perro que estamos cuidando?

-Sí.- Sonrió Lilyum.

-Les recuerdo hermanos que ese perro no es un perro común, es Sirius Black en su estado de animago.

-Pero es que es tan lindo.- Protestó la menor.

Iba a decir algo, pero la llegada de Casiopea con el perro lo hizo callar. Ellos no debían hablar delante de Sirius. Lo estaban cuidando y alimentado, pero cuando fuera el momento Severus Snape se encargaría de su ex.

-Es mucho trabajo para mí. Le diré a mi papá que quiero unas vacaciones en Italia.

____________________________________________

-¿Puedo matar a Hagrid?

"No"

-Está bien ¿Y a Dumbledore?

"Draconis"

-Que quieres que piense. Hagrid está tratando de ayudar a Pettigrew a escapar por órdenes de Dumbledore y ahora Sirius Black, como el buen Griffyndor que es, está metido en miles de problemas por ayudar. Su cara está en todos lados.

Draco no lo dijo en voz alta, pero tenía tantas ganas de matar a Peter.

"No puedes matarlo. Céntrate en el regreso del Lord"

Rabia inundó el corazón de Draco.

-Olvidé por un segundo que tu alma es fría Lady Magic. Yo llevo años rogándote para eliminar directamente las almas de Voldermort y vienes y me recuerdas casualmente que el hombre que le ha hecho tanto daño a Harry debe revivir este año.

"Te he dicho que tus emociones no te controlen. Voldermort debe volver.

El hombre no dijo nada, pero aún estaba en desacuerdo.

___________________________________________

Era curioso.

Hace años, su miedo más grande era ese pensamiento constante de soledad. De no sentirse suficiente para sus padres. Pero ahora Draco podía ver que su Boggart había cambiado.

Después de que se fueron de clases, Draco se metió al salón y por un segundo vio a sus hijos muertos.

Vio a Harry matandolos.

Su pulso se aceleró.

-Eso no pasará.- Dijo con rabia. -Riddiculus.

James miró por el rabillo de la puerta como el Boggart de su padre no pudo ser ridiculizado y el rubio sólo lo devolvió al armario con rabia.

El castaño se prometió que los planes de su padre tendrían éxito. Así diera su vida por ello.

_________________________________________

-Resumiendo. Si ayudamos a Dranquinqui...

-Tú nos darás una hora con James Potter...

-Pero un James Potter que está en un cuadro mágico porque es su recuerdo....

James miró a los gemelos. Ni siquiera Escorpius lo alteraba tanto como ese par de idiotas.

-Tendrán una hora con él.- Y solo será en la hora en que Tom está practicando porque, según las palabras de mi padre, el chico era muy celosos con el tiempo que tenía con el hombre en el cuadro.

-Deben recordar que les borraremos la memoria cuando terminen de hablar con él.

-No me suena un buen trato.- Dijo George.

-Pero conoceríamos al segundo líder de los merodeadores.- Comentó Fred. -La firma de Sirius y Remus se puede apreciar, pero el alma del grupo sabemos que siempre ha sido James Potter.

Los gemelos se miraron y hablaron silenciosamente. Miraron a sus prefectos y sonrieron.

-Aceptamos.- Dijeron al mismo tiempo. -En que quieren que ayudemos al rubio?

-Deben despojarse de su objeto más preciado.- Dijo Sev a lo que los gemelos se cuestionaron por un segundo si alejarse del mapa del merodeador valía la pena para conocer a su ídolo.
__________________________________________

Draco tenía una misión.

Encontrar a Granger.

Tomar el giratiempo, ayudar a los chicos y destruir el objeto que en manos equivocadas era un gran peligro.

Fácil.

Bueno, fácil decirlo.

-Nuestra misión comienza ahora.- Todos vieron como Granger salía del baño. Rápidamente el hombre le lanzó un Desmaius.

Los viajeros del giratiempo también vieron la escena el día en que iban a ejecutar al hipocrifo. James no pudo contenerse y le ordenó a Tom que le lanzara una piedra al pelirrojo que cayó justo en su nariz.

Draco, con ayuda de sus hijos, envió una carta falsificada a Lucius para cambiar el lugar donde el patriarca de los Malfoy enviaría a los aurores y el ministro.

A Draco le asustó aceptarlo, pero necesitaba la ayuda de Escorpius.

-Déjamelo a mí.

-Luego hablaremos tú y yo sobre tu conocimiento en falsificar firmas.

-No te escucho, te veo distorsionado.

-Estoy frente a ti, hijo.

El hijo miró su muñeca vacía.

-Que tarde es. Debo irme, adiós.

Escorpius se lamentó y se fue rápido a cumplir su parte del plan.

Todos estaban ayudando detrás de escena para que Sirius saliera bien librado de esto. Cuando vieron como los dementores estaban tomando la vitalidad del Black, Draco iba a actuar hasta que James le imploró a Tom que ayudara.

Tom miró a Draco y señaló el collar que contenía su poder.

"Todos merecen una segunda oportunidad" Dijo Lady Magic en su mente.

-Si cometes algo sospechoso, no seré tan amable nunca más.- Y con esas palabras, el mayor le quitó el collar que impedía que Tom utilizara todo su poder. El más joven sentía como su núcleo mágico se hacía más fuerte. Tomó la varita que le tendió el mayor y con un giro de muñeca conjuro el hechizo.

-EXPERTO PATRONUM.- Draco nunca lo diría, pero estaba impresionado de saber que el patronus de Tom era un basílisco gigante.

Luego de eso, Draco encontró a las criaturas mágicas y les pidió ayuda.

-No me conocen, pero Sirius, el padrino de Harry está en peligro y...

Riyuu corrió rápido para abrazarlo y restregarse en él.

-Amigo, no soy el rubio que piensas que soy.

Un chillido del Dragón casi le da a entender a Draco que estaba equivocado.

-Debemos actuar rápido. Cuento con su ayuda.

Buckbeak y Riyuu se fueron volando en la ayuda de Sirius tras ser transportados por Draco a Azkaban.

____________________________________________

Todo había salido más o menos como se esperaba.

-Estoy muerto.- Escuchó decir a Tom.

Draco iba a decir algo, pero la puerta se escuchó.

-Nunca hemos recibido visita.- Dijo extraño James Potter.

Draco los dejó con la palabra en la boca y fue a la puerta. Si las protecciones no habían vibrado seguramente era alguno de sus hijos.

El rubio miró extrañado al pelinegro.

-¿Sev? Sabes que no puedes venir aquí. Ellos no te pueden ver.

-Papi, te necesitamos. No sabemos que hacer.

-¿Qué sucede?

-Ella lo buscó. Está hablando con Draco y quiere...

-Quiere manipularlo con el amor maternal que nunca le dio la muy hija de puta.-Terminé de expresar las palabras que mi dulce hijo no quería decir.

Suspirando, salió de la casa sin decir media palabra y siguió a su hijo. Sin contenerse sonrió.

-Narcissa sufriría un infarto si ve a dos Dracos ante ella. Sería divertido. Tal vez así nos desearíamos de ella más rápido.

Severus solo lo miró mal.

Draco calló y se preparó para enfrentarse a otro problema.

____________________________________________

Miraba la escena con desprecio.

-Harry es muy benevolente en sólo desterrar a Narcissa. Yo le hubiese quitado su magia.- Decía Escorpius con rabia.

Draco no le dijo nada a su hijo. No tenía la moral para hacerle cambiar de opinión.

Sus hijos estaban escuchando todo en completo silencio. Luna y Casiopea se acercaron más al rubio y la menor lo tomó de las manos.

-Lamento que hayas tenido una madre tan mala, papá. Gracias por no ser igual.

Un nudo en la garganta calló las palabras de Draco y solo pudo sonreír.

"Porque fui yo quien le ordenó a Harry que te atrapara" las palabras del menor de los Dracos sacó a todos de sus pensamientos.

-Yo sabía que no podías ser tan crédulos papá. En todos los universos eres el más listo de tu generación.- Felicitó James.

Todos querían ayudar y alejar a Narcissa del lado de Draco porque tenían miedo de que el pequeño rubio fuera manipulado. Sin embargo, Draconis sabía que había algo oculto en las intensiones de su yo de este mundo y, como siempre, no se equivocó.

-Fuiste tú ¿verdad? ¿El hombre misterioso que encontró a Draco en Francia cuando Narcissa lo quiso abandonar cuando era pequeño?- Preguntó James a su padre.

-Fui yo.- Respondió Draconis. También había enviado a Lucius antes de su hora de salida para llegar a casa temprano y le advirtió a los elfos que Draco estaba ahogandose en el lago.

Esa noche Narcissa terminó exiliada y despojada de su propia dignidad. Dejaron a los chicos que se divirtieron con su comida y el juego de las escondidas.

_________________________________________

-Gracias a Merlín que esa pesadilla terminó.- Suspiró feliz Casiopea.

-Sí.- James dijo. -Este año debe ser más tranqui.....

-DRACO MALFOY.

Los cinco chicos, que estaban en el comedor, giraron para ver como Dumbledore tenía el nombre de su padre para que éste conpitiera en el torneo de los tres magos.

Draconis, quien estaba escondido, fue el único que vio como su yo más joven y sus cinco hijos dijeron "Mierda" al mismo tiempo.

Casi rió si no hubiese estado acompañado de James y de Tom para visitar a Narcissa y asegurarse de que no escapara de su visita con el basilisco.

Los tres hombres se asegurarian de que esa mujer, o lo que quedaba de su alma, no volviera a ver la luz del sol.

__________________________________________

-Este año Voldermort volverá.

Sus hijos lo miraron.

-¿Vamos a permitirlo?

-Te dije hace meses que lo haríamos.

-Ese hombre va a lastimar a todos. Si nosotros pudiéramos....

Draco calló a James.

-He tenido miles de discusiones de este tema con Lady Magic. No podemos hacer nada. Ustedes saben que las líneas de nuestro mundo y este ya están empezando a conectarse, debemos impedir eso. Ya no podemos alterar más las cosas de lo permitido. Confío en su buen juicio y en que dejarán todo como está.

Los chicos asintieron con rabia por la situación. Estaban atados de manos, pero más era el miedo de que ambos mundos colapsaran, así que se mantuvieron sin hacer nada y empezaron a experimentar el cuarto año en Hogwarts de Harry y Draco.

Gracias a los recuerdos que Draco colocaba estrategicamente cada año en Harry, el chico sabía cosas. Un ejemplo de ello fue cuando su voz sonó en la mente de Igor y le dijo que era un mortifago.

-Krum no sabe en que mierda se está metiendo. Tal vez una broma le haga entrar en razón por ver con ojos alegres a mi papá.

James y Draco rodaron los ojos ante las palabras de Escorpius.

-Ya sabes que Krum y el tio Blaise serán pareja.

-Ese Victor no está en nuestro mundo. Así que lo vigilaré hasta que confíe en él.

Nadie intentó que Escorpius cambiara de opinión, eso era algo imposible.

Días después a Draco se le hizo gracioso que sus hijos aún estuvieran de mal humor.

-Parece que todos este año quieren estar detrás de los huesitos de papá.- Dijo Sev recordando como Cedric coqueteaba con el Draco de esta línea.

-Harry es capaz de encargarse de todos ellos si los mat....

-Escorpius.- Calló Draconis.

-Está bien, me callo.

-Harry parece que está en dos lugares a la vez.- Se rió Casiopea. -Si no está espantando a los pretendientes de papá está tomando un castigo de Snape.

-Sus castigos son horribles.- Se lamentó Escorpius.

__________________________________________

La primera prueba fue un éxito.

El año del torneo pasó en un borrón.

-¿Se divirtieron en la fiesta del castillo?- Le preguntó Draco a sus hijos cuando los visitó en la mansión.

James le dio una mirada astuta.

-Deberías saberlo, sé que estuviste ahí mirando a Harry y Draco. Pero cuando empezaron a bailar y, seguramente, a decirse cosas súper cursis, te fuiste.

-Solo estaba serciorandome que Notts no intentara nada.

Mis hijos cambiaron a una cara seria. Desde que les dije que Notts era malo, ellos actuaron diferente con él. Lo castigaban y le daban muchas responsabilidades sin llegar a ser visto como abuso de poder.

No me importó. Se lo merecía.

-¿Él será un problema en que año? Debemos estar preparados.- Preguntó Casiopea. Ella era la que más odiaba al chico.

-Un problema a la vez.- Fue Luna quien respondió. -Primero evitamos que papá muera y luego matamos a Notts.

Draco no dijo nada, solo siguió a sus hijos y escucho todo lo que estaba pasando en la escuela, ya que al tener a Tom día y noche casi ordenandole que sacara a James de ese cuadro el rubio podía entender el sentimiento de Luna. Después escucharía tranquilo las amenazas y rabietas de Lady Mahic si hacía eso, así que descartó la idea.

Todos intentaron ayudar a Draco en la segunda prueba. Sus hijos estaban muy nerviosos, pero su padre les dijo que todo estaría bien.

Incluso su hijo Sev fue el que le dijo sobre las algas que hacían respirar en el agua.

Eso fue impresionante.

-Si esto hubiese pasado en nuestro mundo ¿Crees que el que estaría en el agua fuera Lucius?- A veces James era molesto y le preguntaba cosas a Draco que el rubio no quería responder.

Como esta ocasión.

Draco sabía la respuesta a eso.

No.

Lucius no era la persona favorita de Draconis. Quien hubiese estado en el agua sería Harry.

A veces sus hijos olvidaban que su vida era muy diferente a la de este Draco. Él no tuvo un padre que se desviviera por el cuidado de Draconis. Lucius cumplió su parte del trato en tratar de mantenerlo vivo, pero ambos Lucius eran la luna y el sol y, aunque a veces le generaba tristeza recordar que el único acto de amor desinteresado de su padre fue sacrificarse por él en la mansión, la verdad era que a veces le guardaba rencor por no luchar antes. Por no ayudarlo cuando lloraba por las noches. Todo era diferente en este mundo y a Draconis eso le generaba mucha ambivalencia.

James no volvió a preguntar nada más cuando vio como una lágrima caía de la cara de su padre sin que éste se diera cuenta.

__________________________________________

Lo que tenía toda la atención de Draconis fue la culminación del torneo. El momento que había estado planeando con Tom para tomar la sangre de Harry en su momento más crudo y obtener el último ingrediente para devolver a James Potter a la vida.

"Usa tus habilidades" Dijo Lady Magic.

Draco resopló.

-Voldermort volverá, fueron lastimadas muchas personas y aquí estoy haciendo una maldición para traer a la futura pareja del que se convertirá en el dueño del mundo. Todo es un chiste de pies a cabezas y estás aquí recordándome mis habilidades.

"James es la pieza final que le falta a Tom para destruir la maldad que hay en él y usar su gran poder para mejorar las cosas en este mundo"

Rodé los ojos.

-"Tom esto, Tom aquello" Suspiras por ese hombre siempre.- Susurré.

"Escuché eso"

-Era la intensión.- Seguía batiendo el hombre la poción.

No volvieron a comunicarse hasta que Draconis cayó al suelo por agotamiento y durmió por días.

__________________________________________

Cuando fue la oportunidad de la tercera prueba Draconis esperaba que todo se fuera a la mierda y secuestraran a Harry. Draco pensó en toda la magia que le había dado a Harry este año. Tenía la fuerza para enfrentarse a Voldermort, así que esperaba que saliera ileso del cementerio.

-Tienes una oportunidad.- Le dijo a Tom.

-Es lo que necesito.- Dijo confiado.

En el segundo en que James y Tom ayudaron a Harry a escapar de Voldermort, el castaño miró furioso a Draco.

-No vas a meter a mi hijo en tus planes.

Draco sonrió y pensó: Tú hijo ha estado en mis planes desde antes de nacer.

No le respondió. Solo tomó la pócimas que había preparado, levitó el cuadro, y empezó a recitar el maleficio de los muertos vivientes que había encontrado en la biblioteca secreta de los Black. Dicha biblioteca necesitaba de magia y sangre familiar, así que Draco duró días en cama por la inconsciencia y las miles de pócimas que hizo.

-En lugar de molestarte conmigo debes agradecer todo lo que hago.- Le susurró al hombre en el cuadro antes de ver como de la pintura salía el cuerpo desnudo de James Potter.

__________________________________________

Antes de que éste año terminara, Draco recordó enviarle una carta a Dumbledore para agradecerle por facilitarle el envío de Harry al cementerio, el regreso de Voldermort y la gota de sangre que ayudó a devolver a la vida a James.

-Me hubiese encanto ver tu cara, hijo de puta come caramelos.

___________________________________________

Tiempo después sus emociones estaban agrietadas. Draco miró a un Tom cansado en el suelo siendo ayudado por James.

No iba a permitir que estos dos, con sus hormonas y planes sin sentido para ver a Harry, arruinaran un plan que sus hijos y él habían planeado por años.

No esté día.

Ahora el chico sabía que le había devuelto su magia con varita, pero aún su núcleo estaba contenido. Esa era la razón por la cual no podía hacer magia con sus manos.

Draco no le haría daño a ninguno, lo de devolverlo al diario era una mentira, pero estaba a su límite. Hoy se cumplía otro año en que sus hijos y él habían caído en este mundo y siempre en estas fechas se ponía de mal humor ya que los recuerdos le invadian dolorosamente.

Miró a James Potter.

-Dile que deje de comportarse como un niño. Su adolescencia se fue hace años.

-No tiene la culpa de eso. Ha sufrido y pasado por tanto.

"Yo también lo he hecho" quiso gritar Draco.

-Vete antes de que cumpla mi amenaza.

El hombre sabía que no era rival para mí sin su varita en la mano, así que tomó a un débil Tom y se fue.

Draco salió de la mansión hacia el bosque que estaba lejos de los límites de las protecciones. Miró a sus hijos que iban llegando y trató de tranquilizarse.

-Feliz aniversario.

-Feliz aniversario.- Todos empezaron a decir.

Desde hace años, ellos intentaron que este día no fuera triste, así que estimaron que este día sería como si estuvieran cumpliendo años otra vez. Todos empezaron a conjurar una mesa, sillas y algo de comida.

Draco miró al cielo y extendió un brazo hacia arriba, como queriendo tocar las estrellas.

-Falta tan poco, que ya lo puedo saborear.

-Papá.- Lo llamó James. -¿Vienes?

Draco miró a sus hijos y dio un paso adelante.

_________________________________________

Ahora el que estaba nervioso por este año era Draconis.

Sabía sobre el juicio que le hicieron a Harry.

Sabía que Dolores ya estaba en la escuela haciendo estragos y educando, de manera medieval, a los chicos. Sus hijos no le hablaban.

Ninguno de ellos podía creer que les había ordenado no hacer nada cuando Umbridge tenía cautivo y amenzado a Draco.

-Está sufriendo, papá.

-Ya no habla con sus amigos. Ya no habla con nadie, solo con Star.

-¿Cómo puedes permitir que Draco sufra? Ambos son la misma persona. Está muy débil y mal.

-¿Por qué no haces nada?- Con esa pregunta dolorida de parte de Escorpius todos se fueron y no hablaron con él por días.

Un mes después de su ley del hielo. James se acercó un día.

-Ya no estamos molestos.

Reí sin gracia.

-¿Sirius ya les dijo a todos lo que tiene Draco?

-Lo hizo.- Respondió Escorpius detrás de mí.

-Lamentamos nuestra rabieta, es solo que...

-Se encariñaron.- Dije sin emoción. -Deben recordar que este mundo no es real para nosotros, sino para los que sí viven aquí. Cuando todo acabe nos iremos y nadie recordará nuestros nombres. Su sentimentalismo por él está causando que no piensen con claridad.- Dije con rabia.

-No estamos sentimentales, papá.- Dijo Luna. -Somos protectores porque el Draco de aquí puede vivir una vida feliz, a pesar del dolor que a veces puede experimentar y eso nos hace ver que tú has pasado por tanto sufrimiento en nuestro mundo que...

Siguió su otro hijo.

-Que solo queremos proteger esa alegría que a veces no vemos en tus ojos.- Terminó de decir Severus. Con cuidado lo abrazó. -Sé que te sentías celoso de nuestro cariño hacia Draco, pero no es malo tener amor hacia una parte de ti, lamentamos este mes en que nos distanciamos. A veces tu modo de actuar nos sorprende y ahora sabemos que es muy difícil contenerse en solucionar las cosas como sabemos que tú lo haces. Lo lamento. Lamento tus pérdidas. Lamento tu dolor cada día. Lamento todo, papá.

Draco intentó no llorar, pero la rabia y los celos se apoderaron de él, era verdad.

-Gracias por ayudarlos.- Dijo Casiopea también muy sensible.

-¿De qué hablas? No he hecho nada.

-No mientas. Fuiste tú quien envió a Sirius a Hogwarts para que viera a Draco ¿cierto?

Mi silencio contestó por mí.

-Tú también quieres a Draco y a Harry, pero creaste una barrera sobre tu cuerpo para no ver la felicidad de los que te rodean.- Sev estaba llorando. -Por favor no nos impidas estar junto a ti. No nos alejes como quieres alejar tus sentimientos por ellos.

Para mi sorpresa yo también estaba llorando.

Era verdad.

En estos años había creado una coraza que me impedía ver como Draco y Harry se amaban y con el pasar de sus años no quería ver como construían su amor.

Un amor que me arrebataron a mí.

Una felicidad que me quitaron a mí.

Estaba celoso.

Muy dentro de mi ser quería lo que ellos tenían. Quería volver a tener a mi esposo, quería volver a mi época y regresar a cuando mis hijos no tenían ojeras en los ojos por el cansancio, a cuando solo debía preocuparme de que Escorpius no se ahogara por nadar con el pulpo gigante de nuestra casa y ordenarle a James que descansara en los entrenamientos.

Yo quería volver a casa con mi familia.

-Lo lamento.- Les dije. -Siento que a veces es mucho para respirar.

-Por eso estamos aquí. Apóyate en nosotros. Puedes ser vulnerable, papá. La vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad, es la capacidad de saber que puedes sentirte susceptible cuando las cosas te sobrepasan y sabrás que estaremos allí para cuidarte.

-Estamos aquí.- Volvió a repetir mi hijo.

Y con eso lloré. Lloré en sus brazos.

Lloré porque me partía el corazón ver a Draco sufrir por esa mujer aunque cada noche me decía que no me importaba.

Lloré por mis hijos y porque tenían que crecer tan rápido.

Lloré por mi mundo y mis amigos. Amigos que no me tenía permitido olvidar.

Lloré por el destino que estaba viviendo.

Y Lloré por un Harry de cuarenta años que estaba siendo prisionero y no tenía la dicha de ver a sus hijos o compartir con nosotros.

Me dije a mí mismo que sería más agradecido y me permití sentir libremente por primera vez en mucho tiempo, rodeado del amor más puro que tenía en mi vida.

________________________________________

Tom ayudó a Draco a liberar a Bellatrix y le devolvió algo de su cordura perdida.

A pesar de tener sus reservas con la mujer, para sorpresa de todos, la Black quería ayudar.

-Espero que sea cierto.- Le dijo Draconis antes de enviarla a un centro de recuperación. -Debes estar lista antes de presentarte con todos o muchos meterán su varita en tu corazón para matarte.

-Estaré lista.- Prometió la mujer.

___________________________________________

Para finalizar el quinto año, Remus ya sabía lo de James con Tom y al parecer todas las parejas estaban de Luna de miel. Por otro lado, Tom tomaba sus EXTASIS.

Draco solo suspiró cansado. Bellatrix daba buenas señales de recuperación y al parecer Sirius y Lucius también estaban sospechando de la existencia de James.

Todo estaba saliendo bien, pero cuando Draco detectó que Tom se iba a enfrentarse a Harry, no pudo evitar hablar.

-¿Crees que Harry te llamará papá?- Preguntó Draco con burla y le entregó la última parte para liberar completamente su magia. -Espero que sigas vivo para el desayuno.

El chico se fue.

-A partir de aquí no sé qué ocurrirá a ciencia cierta. Lady Magic dijo que debía fluir con la corriente.- Hizo una mueca de asco. -Soy muy ansioso para dejarle el rumbo de mi vida a la suerte y esperar lo mejor.

Se puso su túnica, entró al cuarto y le quitó el hechizo paralizante a James. Le entregó la ropa y le dijo que estuviera preparado, ya que esa noche pasarían muchas cosas.

___________________________________________

Por fin, luego de años, Tom y Harry se encontraron.

Draconis no había llegado aún, pero sus hijos ya estaban allí.

Vieron como Tom se enteró de que su papá le había borrado la memoria a Harry y se sorprendieron que no delató al rubio.

-Mi papá lo tiene hechizado con la magia de nuestro padre. Tom y James no dirán nada.- Recordó James a sus hermanos.

También escucharon como ambos magos se gritaban y empezaron una batalla.

-Apuesto mi dinero a mi padre.- Dijo Escorpius. -Tom no tiene oportunidad.

James iba a apostar también, pero en ese momento llegó su papá al escondite y con vergüenza permaneció callado.

-¿Ya se mataron?- Dijo casualmente Draco.

-Casi.- Respondió Casipeoa. -Ninguno ha dado su brazo a torcer.

-Y no lo harán.- Siguió Luna. -Las serpientes son orgullosas por naturaleza.

Vieron como uno a uno de sus amigos y familiares empezaron a aparecer. Sonrieron con el emotivo abrazo de Harry y su padre y suspiraron cuando Tom la cagó cuando dijo que se lo estaba cogiendo.

-Y se hace llamar el heredero de Slytherin. Idiota.- Casipea sólo negó con la cabeza. -Míralo, también se atribuye ayudar a Harry por años. Nosotros somos los que han ayudado incluso antes del nacimiento de Harry y Draco. Tom es un...

-Controla tu ímpetu, hija.- La calmó Draconis. -Ellos deben solucionar esto.

-Será un desastre.

-Lo será.- Estuvo de acuerdo su padre. -Pero será divertido de mirar también.

En el momento en que Tom recibió el maleficio que iba dirigido a Draco sus hijos silvaron en contemplación.

-Nada mal.- Apoyó Escorpius.

-Al parecer nadie morirá hoy.- Se lamentó Escorpius cuando vieron que sus familiares calmaron la batalla entre ambos magos.

Sus hijos se fueron cuando escucharon que habría una cena.

-No quiero estar en los zapatos de ninguna de esas personas.- Se despidió James.

-Pobres desgraciados.- Dijo Escorpius. -Mi padre los dejará a todos como tomate destripado.

Draconis permaneció otro rato mirándolos a todos desde su escondite. Sabía que Tom lo había visto, pero no le importó.

Un pensamiento llegó a su mente y no se fue. Harry no podía darse el lujo de ser blando. Cuando llegara la batalla final contra Voldermort el chico debía estar preparado y no permitir que la rabia nublada su vista.

Todas las esperanzas de este mundo y el suyo propio estaban en las manos de un chico de dieciséis años.

-Que Merlín nos ayude.- Dijo el rubio antes de desaparecer detrás de sus hijos.

___________________________________________

Días después, Draco miró a la mujer.

-Es la hora. ¿Estás lista?

Bella sonrió.

-Lo estoy.

-Muy bien, tienes una cena que espera por ti, Lady Black.

___________________________________________

Draco estaba sorprendido. Lo único que no pudo predecir fue la ruptura entre James y Tom.

Draco miró a Tom, quien se iba por la chimenea.

Podía decirle algo, cualquier cosa. Podía decirle que todo saldría bien, pero él no era hipócrita. Ambos hombres ya habían sanado mágicamente y ahora debían tomar caminos separados. Draco comprendió que por fin el tablero de ajedrez que antes jugaba solo ahora lo hacía de la mano de un contrincante.

Y ese era el destino.

No sabía que haría. No sabía como actuarian las personas ahora con James Potter y Tom Riddler de vuelta en el mundo mágico.

Pero de algo estaba seguro. La batalla era cada vez más real y nadie podía bajar la guardia en este momento. Ni siquiera por un corazón roto.

-Buena suerte, Tom.- Fue lo único que dijo y vio al hombre salir de la mansión.

__________________________________________

Con el regreso de Voldermort, Draco pudo ver como el mundo mágico se dividía rápidamente en dos bandos.

Los que estaban a favor de los ideales del hombre y los que peleaban y sacrificaban sus vidas por derrotarlo para que reinara la paz.

Cuando el profesor Horace me dijo que mi núcleo era extraño me sentí mal. Sabía que mi magia estaba cambiando por años de usar la de Harry. Mi núcleo mágico estaba luchando con mi cuerpo para seguir tomando magia que no me pertenecía. Sin embargo, yo no estaba en ese lugar para hablar de mi magia, sino para convencer al hombre de ser profesor en Hogwarts.

Horace estaba triste por ser el que certificó la teoría de Voldermort y los Horrocrux. Pero no había tiempo para lamentar el pasado, la guerra estaba a la vuelta de la esquina, así que una vez que el rubio sabía que el profesor iría al castillo, se dispuso a visitar a un viejo amigo.

___________________________________________

-Cada vez que vengo hace más frío en este lugar.

-Tengo años sin verte.- Dijo Regulus molesto. -Te han salido canas y varias arrugas en la cara.

Rodé los ojos.

-Los chicos te envian saludos. Y te recuerdo que tu tiempo es diferente al resto del mundo. No te veo en casi 3 años, eso para ti son dos días. No seas dramático. Estaba ocupado.

-¿Ocupado en qué? Viviendo miles de vidas que no son tuyas, me parece

Conté hasta cinco.

-Esta es la razon por la cual no te visito.

Regulus sonrió. A pesar de tener los ojos vacíos sentía que podía ver mi alma y traspasar en ella. Cuando Lady Magic me contó sobre él y su maldición de ver el futuro, duré un tiempo asimilando esa información. Lady Magic le había regalado ese don y le había dado un hogar en este mundo. A pesar de estar muerto, Regulus apreciaba la vida que tenía y siempre le decía a Draco que debía respirar más y ser menos estirado.

-Este lugar se convertirá en la guarida de muchos mortifagos.- Le dijo el rubio.

-Lo sé.

-La guerra comenzará pronto y miles de personas morirán.

-Lo sé, Draconis.

-No podemos hacer nada.

-Lo sé.

Mi humor se estropeó.

-¿Tienes otra cosa que decirme que no sea "Lo sé"?

-Sí. Lady Magic me dijo que te dijera que le digas a James que su cuerpo no es un juguete, debe dejar de sobreexigirse tanto y dormir más.

Las prácticas y los combates de mi hijo en la madrugada también me preocupaban. Le dije que se calmara, pero lo único que me indicó fue que todos debían estar listos para que Voldermort sea derrotado en este mundo y volver al nuestro y para ello necesitaba ser fuerte.

-Hablaré con él otra vez.

-También me dijeron que Tom Riddler y James Potter terminaron.

Lo miré con suspicacia.

-¿Te dijeron o lo viste?

Él solo sonrió.

-Chismoso.

-Culpable.

-Creí que solo veías el futuro de tu familia.

-Harry tiene sangre Black por adopción de Sirius, pero también tiene sangre Potter, así que puedo ver lo que sucede en la vida de James Potter.

-Esa laguna legal es muy beneficiosa para ti.

-No me importa.- Sonrió aún más el chico.

-Concéntrate en el motivo de mi visita. Harry vendrá pronto.

-Lo sé.

-Estará en problemas.

-Ese niño siempre está en problemas.

Sonreí.

-Sería de mucha ayuda que lo guíes si te encuentras con él y sus amigos.

-¿Y que obtengo yo a cambio?

Sabía que diría eso. Podrá ser un tipo de ser celestial y maldito, pero no se mueve sin algo que lo motive.

-La oportunidad de ver a Severus, que a la vez, estoy seguro te traerá a Sirius.

La sonrisa de Regulus desapareció y una cara melancólica se reflejó.

-Volver a ver a Sirius...- Dijo para sí mismo. -Volver a ver a Severus.- Al cabo de un rato sonrió. -Acepto. Los ayudaré.

Draco dejó un traslador en el suelo.

-Diles que usen esto para regresar a Hogwarts. Estarán muy confundidos, sobre todo Draco al verte, así que sé sutil y no reveles tu identidad.

-No voy a usar una máscara como tú, eso es tan pasado de moda.

-Solo sé sutil, Regulus.

-Soy el rey de la sutileza.

Draconis suspiró con pesar y conjuró un pequeño tablero.

Regulus saltó de alegría.

-Pido ser las piezas blancas.

El rubio sonrió. A veces era extraño jugar ajedrez con un profeta, pero era divertido ver las caras que hacía Regulus cada vez que Draco cambiaba las piezas, así que imaginaba que pasar algunas horas jugando con su amigo era una buena idea para disculparse por sus años de ausencia.

-La próxima vez que juguemos voy a apostar dinero.

Draco se burló.

-¿De dónde vas a conseguir dinero? Dudo que los mortifagos tengan bolsas en sus disfraces horrorosos.

-Tú solo espera. Tendré un montón de dinero.

__________________________________________

El rubio sabía que pronto Harry se acercaría a Horace para descubrir sus recuerdos sellados y la información de los Horrocrux se sabría después de tantos años de espera.

Este mundo estaba pasando por su momento más oscuro. Habían redadas, saqueos, destrucción y los mortifagos estaban matando a todos los que se resistían en seguir a Voldermort.

Todos intentaban ayudar, desde que salí de la mansión Potter, los merodeadores han intentado sellar y proteger cada mansión que puede. Han mantenido sus protecciones más fuerte y han ayudado a magos y brujas para que se resguardaran.

"Están acosando a Harry, papá" había dicho Luna en las cartas. "Son tan cobardes que envían anónimos"

"Las cosas están muy feas aquí, papá" Fue el turno de escribir de Severus.

"Pero no todo es malo. Los chicos intentaron perdonar a Hermione y la chica pidió perdón. Tal vez ya no los moleste" Luna sonaba esperanzada. No podía decirle a mi linda hija que eso no me importaba, así que solo le escribí que eran buenas noticias.

_________________________________________

-La chica otra vez volvió a darle AMORTENTIA a papá" Escribió Casiopea molesta

-¿Puedo matarla?- Preguntó Escorpius.

El rubio contó hasta veinte. Su dolor de cabeza ya era grande cuando Bella le dijo que había hecho un hechizo inquebrantable con Lucius y ahora su hija dice que los chicos tienen problemas.

-Calma papá.- Dijo James mirándome. -Ellos sabrán solucionarlo.

Casiopea sonrió.

-Nuestra mente debe estar en este año, James. Debemos prepararnos para cualquier eventualidad.

Mis hijos habían salido de Hogwarts hace un tiempo. Desde que se graduaron han estado practicando y haciendo batallas entre ellos para volverse más fuerte. No me negué, ya que Casiopea, desde que le dije que James practica hasta desmayarse, su hermana se encargaba de que descansara, durmiera y se tomara las cosas con tranquilidad. Ya las ojeras que tenía mi hijo estaban desapareciendo y eso lo alegraba.

Todo estaba casi listo para empezar la busqueda de los Horrocrux cuando el tiempo sea el adecuado. Sin embargo una carta de Escorpius me hizo casi ahogarme con mi propia saliva.

"¿Sabías que Harry y Draco se casaron?"

"No se casaron papá" Negó Luna. "Harry le dio el anillo"

-¿Le dio ese anillo?- Preguntó en voz alta James.

Como si mis otros hijos lo supieran, otra carta se reflejó.

"Sí, es ese anillo"

-Mierda, están más que casados.- Se quedó perplejo el castaño. El rubio no pudo decir nada.

Eso no lo había visto en los recuerdos que Lady Magic le había dado de esta vida.

Un sentimiento extraño se apoderó de su cuerpo. Intentó no pensar en ello, pero su mente no lo dejó olvidarlo.

"Sientes celos" la voz en su cabeza le decía "sientes celos que ellos ya están teniendo su final feliz"

-Yo también lo tendré.- Dijo con determinación. Miró a sus hijos. -Vámonos, debemos preparar todo.

Debíamos alertar a todos sobre la explosión que Voldermort quería hacer en Hogmeade.

_________________________________________

-PAPÁ.- El patronus de Luna que era un ruiseñor voló por todo el cuerpo de Draconis. -SE LLEVARON A DRACO. THEODORO NOTTS SE LLEVÓ A DRACO.

Eso alertó al rubio.

-¿Qué?- Se asustó Draco. -Eso no debía pasar...

-PAPÁ. HARRY ESTÁ COMO LOCO- El patronus de Escorpius, un tigre, corría agitado a través del césped. -AYUDALOS, PAPÁ, NOS NECESITAN.

-Lady Magic ¿Qué mierda está pasando?

"Hay recuerdos que no podía darte, Draconis"

-¿Qué?- Se quedó sin habla el hombre. -Pero...pero tú prometiste ayudarnos.

"Yo prometí que sus mundos estarían a salvo"

-Draco va a sufrir.

No recibió respuesta.

-DIME ALGO, MALDITA SEA.- Gritó corriendo para buscar un lugar despejado y transportarse. Tenía mucho tiempo sin usar la conexión que tenía con Draco, pero era tiempo de volver a activar ese vínculo. -Te lo juro por mis hijos que si Draco sufre o si Harry sale lastimado por tu soberbia y ego yo mismo voy a destruir nuestros mundos.

"No lo harías"

-Pruebame.- Mis hijos se acercaron y me dijeron que ya habían mandado a llamar a mis otros hijos.

"Sí actúas en contra de mis reglas, ambos mundos se destruirían entre sí. Dudo mucho que quieras ver tu plan de años acabado"

-No me importa.

"Harry nunca te lo perdonaría"

Draco, antes de desaparecer de ese lugar, se quedó en blanco por un segundo.

-Harry...

"Este no es tu mundo" Me volvió a recordar la mujer.

-Papá.- James lo miró intensamente.

-Estamos contigo.- Casipea le sonrió.

Luna, Escorpius y Severus aparecían frente a mí.

-Todos estamos contigo, sea la decisión que sea.

Les sonreí y le hablé a la divinidad.

-Harry estaría de acuerdo en salvar a Draco. Mi Harry es la mejor persona del mundo, pondría a los chicos por encima de su propia vida y sí, este no es mi mundo, pero ellos son Draco y Harry y en cada línea, en cada vida, en cada mundo nosotros nos cuidaremos.

"Estás cometiendo un error, Draconis. Los sucesos que pasarán a continuación son inevitables. Voldermort tiene..."

-Oh, no te preocupes.- La interrumpí. Sabía que lo odiaba cuando le hacia esa descortesía. -Si me voy al infierno planeo divertirme mucho sacándole yo mismo el corazón a Voldermort.

Y con un 'Poof' todos desaparecimos.

__________________________________________

Habían pasado horas desde el secuestro de Draco.

Estuvieron en el segundo en que Regulus enviaba a Harry, Tom y Severus a una de las casas de algún mortifago.

Regulus me vio.

-Ya es tiempo. No puedes esconderte más, Draconis. Ellos necesitan de tu ayuda. El Voldermort de este mundo es más listo y más malévolo.

-Lo sé.- Suspiré. -Debo ayudar a Draco.

-Te deseo suerte amigo.- Los ojos de Regulus miraron un punto muerto. -Ninguno debe bajar la guardia.- El hombre muerto se refería a sus hijos quienes hacían guardia lejos de ellos para vigilar a los mortifagos para saber alguna información valiosa que los pudiera ayudar.

-Pronto vendré con ellos y haremos una visita.

Regulus sonrió.

-Me gusta jugar damas chinas con Luna, siempre me gana.

Rodé los ojos con diversión y desaparecí

_______________________________________

Sus hijos y él sentían que el tiempo iba lento.

Sabían que Draco estaba en la mansión de Voldermort. Gracias al vínculo que tenían ambos rubio, una ligera casi invisible línea dorada, salió del corazón de Draconis desde que había dejado el faro donde estaba con Regulus.

-Nos guiará a Draco, demonos prisa.- Había ordenado.

Y aquí estaban, horas después, tratando de entrar.

-Mi magia no le hace nada.- Dijo Draco extraño.

-La nuestra no funciona.

-Tal vez...- Intento decir Escorpius.

-No. No voy a usarlo, deja tranquilo a tu hermano, sabes que se agota mucho cuando muerte sale. En este momento necesitamos de toda nuestra energía y....

Los pasos de Severus callaron a Draco. Con suavidad el chico veía las protecciones que hacían invisible la casa.

-Hay cientos de serpientes en este lugar.- El silbido del parcel comenzó y duró unos minutos. -Siganme, me dicen que hay un agujero mágico donde ponen a sus crías, podemos arrastrarnos por ahí.

-¿Arras-que?- Se lamentó Escorpius.

Efectivamente, todos vieron el diminuto espacio que era la única entrada.

-Bueno, lo intentamos.- Dijo Escorpius antes de darse la vuelta. James lo tomó del cuello y lo volvió a voltear hacia el agujero.

-Entraremos.

-Espero que no hayas dicho lo que creo que dijiste.

-Vamos.- Dijo Draconis. Se puso de rodillas y fue el primero en entrar. -Esta mierda es muy pequeña.

-Le diré que nos ayuden.- Dijo Sev.

-No, espera un minu....

Pero ya era tarde, las serpientes se deslizaron por el cuerpo de todos y empezaron a arrastrarlos sobre el lodo.

Al cabo de unos minutos de quejas (más que todo por el tercer hijo) lograron entrar.

-¿Sigo igual de hermoso?- Preguntó el rubio.

James miró a su hermano.

-Te ves como una mierda odiosa. Así que sigues igual para mí.- El rubio sólo le sacó el dedo del medio.

Draconis uso magia para limpiarlos y dijo que estuvieran alerta.

-Nada nos separa de Voldermort y un avada, tengan todos sus sentidos despiertos.

Sus hijos asintieron y lo siguieron.

Cuando aparecieron, con la Red de invisibilidad rodeandolos, se asustaron muchísimo.

Voldermort estaba lastimando a Draco.

Harry estaba corriendo muy rápido, pero no iba a llegar a tiempo.

-¡Rápido!- Gritó Draconis. -Envíen runas por toda la casa. Presiento que Harry va a destruirla, debemos proteger las columnas, Harry no sabrá quien está en la mansión hasta que entre, pueden salir herido.

La magia de sus hijos empezó a salir de sus varitas, enviando varias runas antiguas para proteger las bases de la casa. En el momento en que Harry empezó a hechizar la mansión para que temblara, ellos ya tenían protegido varias partes para que no se cayera a pedazos.

Pero esa magia era muy poderosa, Harry estaba cansado y agotado.

-Papá, debemos ayudarlo.- Gritó Severus cuando vio que un mortifago lastimó al castaño.

-Que nadie los vean.- Dijo Draco empezando a correr una vez que salió de las protecciones. -Yo me haré cargo, quédense bajo las protecciones. Recuerden que ya no están usando Glamour, son ustedes mismos ahora, no pueden verlos.- Y con esa orden, Draconis se colocó una máscara y a los chicos les colocó un Glamour temporal, pero de igual forma se parecia mucho a sus verdaderos rostros. Ya sabía que la ilusión de que sus caras se distorsionaran para todos en este mundo ya no serviría, pero eso ya no le importaba en este punto de los acontecimientos. Desde que habían ido en contra de las órdenes de Lady Magic, los Glamour ya no funcionaban. Tal vez era su modo de castigarlos por ayudar directamente en la búsqueda de Draco, pero a este punto a sus hijos y a él les importaba una mierda.

Veinte años de no decir nada.

Veinte años de agachar la cabeza y esperar que esa mujer hablara en su mente.

Veinte años de ver y escuchar a sus hijos llorar por su padre.

Veinte años de risas, sufrimiento, nostalgia, anhelos, corazones rotos y una duda en la esperanza.

Ya la familia Potter Malfoy estaba cansada de seguir órdenes.

Ellos seguirían ayudando, seguirían ocultándose, pero esta vez lo harían a su manera.

Draco debía poner a salvo a sus hijos.

-Ocultense y sigan invisible.

-Pero...

-No.- Draco los calló y los abrazó. -Si me aman, van a protegerse. Por favor.

-Está bien.- James dijo a regañadientes. -Pero no me gusta.

-Lo sé. Gracias, cariño.

Draco corrió hacia un lado cerca de la batalla. Con toda su energía canalizó su magia y sacó el diminuto frasco que tenía desde hace un año.

-Esto me daría un pase a Azkaban pero no me arrepiento.

Vertió la sangre que tenía en el envase, que era de los amigos de Harry y Draco, y conjuró las runas que lo ayudarían a debilitar las protecciones de la mansión.

La magia salió disparada hacia el cielo y causó que la barrera se rompiera en miles de pedazos. Una vez que las runas dejaron de funcionar. Usó el hechizo que tenía la sangre de Blaise, Pansy y Luna y los trasladó al lugar. Si alguien más llegaba podía entrar fácilmente ya que las protecciones ya no funcionaban.

Al cabo de unos segundos cayó de rodillas por el dolor y toda la energía que utilizó, pero su cerebro procesaba la voz de los amigos de Draco, así que suspiró con calma.

Draco y Voldermort ya no estaban en la mansión, no le dio tiempo de buscar a sus hijos, ya que los ojos de Luna Lovegood lo miraron con asombro. Preso del pánico se fue directamente hacia donde Harry estaba corriendo y lo siguió desde las sombras, mientras veía como sus amigos le ganaban a los mortifagos.

Draconis había llegado a los límites del lugar y veía como Draco estaba siendo utilizado como escudo humano para que Harry no pudiera lastimar al Lord y él tuviera la ventaja de lastimarlo.

-No puede ser.- Susurró Draconis con el corazón acelerado de tristeza cuando vio como todos, amigos, familia y el mismo Harry se arrodillaban al lord para que no matara a Draco. -Esto....esto nunca debió pasar.

Draconis no sabía que sucedería.

Por primera vez, en casi veinte años, no sabía lo que el destino haría. Pero si sabía una cosa: Draco no iba a morir esta noche.

Todo sucedió muy rápido. Miró el Avada quitarle la vida a Severus, eso ya lo sabía, él mismo le había dado el poder a Harry para que el chico, en sus doce años, hechizara a Snape para que no muriera en el sexto año.

Pero lo que paralizó a Draconis fue cuando Voldermort lanzó a Draco por el acantilado y desapareció.

Sin pensarlo ni un segundo Draconis se lanzó al abismo para ayudar al chico.

-¡Toma mi mano, Draco!-  Le gritó.

Pero claro, Draco, como buen Malfoy no siguió la orden y tocó su mejilla, causando que la máscara se hiciera pedazos y se revelara su verdadera identidad y la cicatriz que tenía en su cara.

Una cicatriz que siempre se esforzaba en ocultar. Una cicatriz que era la prueba de todo lo que había vivido en su anterior vida. Una cicatriz que lo impulsaba a volver a su vida.

"Te dije que esto era una mala idea" Fue lo último que escucho de Lady Magic antes de caer en la oscuridad, tomado de la mano de su yo joven.

__________________________________________

-Supongo que eso es un resumen de todo lo que he pasado.- Dijo Draconis viendo como el amanecer llegaba a tocar su rostro. A juzgar por el nuevo día, debió pasar horas contando su misión y su vida.

No se secuchaba nada. Todos en ese lugar estaban perplejos. Sus hijos estaban cerca de él.

Poco a poco empezaron a reaccionar.

-¿Nunca fui pareja de Remus?- Lucius estaba aturdido.

-¿Tuve un hijo?- Remus no podía creer eso.

-¿Todos creían que yo había matado a mis amigos?- Sirius estaba triste.

-No me sorprende como terminé yo.- Severus solo se ganó un abrazo ansioso de Sirius. Pero el mismo pelinegro también lo necesitaba.

-Yo nunca existí fuera del segundo año.- Se paralizó Tom. -Yo fui recordado como alguien que no soy.

-Nunca pude ayudar a los que amaba.- James miró a la nada.

-¿Me casé?- Preguntó Pansy.

-No me gusta esa vida sin Pansy.- Dijo suavemente Luna.

-Mi vida...- Blaise no tenía palabras

-¿Severus es el príncipe mestizo?- Dijo Harry con cara de terror.

-¿Es en serio?- Preguntó Pansy. -¿De todo lo que este viajero del tiempo dijo solo te importa esa información?

-Mi autor favorito es mi profesor menos favorito, disculpame si necesito un minuto para asimilarlo.

-Harry.- Harry miró a su pareja y de inmediato lo abrazó. El rubio se fundió en el aroma para calmarse y cuando lo miró a los ojos, el castaño lo besó tan delicadamente que dolió.

-Te tienen prisionero, Harry.- Draco lloraba sin poder creer todo lo que su yo del futuro decía. -Debemos ayudar. Harry, ellos...ellos...- Empezó a hiperventilar y Harry lo sostuvo.

-Mi niño bonito, calma. Los ayudaremos. Solo debes calmarte, Dragón.

Draco miró a un hombre igual a él pero con cuarenta años y para sorpresa de todos se acercó para darle un extraño abrazo que paralizó a más de uno.

Soltando lágrimas, el chico lo miró.

-Gracias. Gracias por ayudarnos. Gracias por hacer que mi vida sea buena.

-¿Eres feliz?- Preguntó Draconis con voz temblorosa.

-Lo soy. Y tú también lo serás.

-Yo también quiero eso. Creo que Lady Magic me dejó solo en esto porque no cumplí con sus órdenes.

-No estás solo, Draconis.- Draco sonrió y señaló a todos en ese lugar, quienes se veian a la espera de una palabra por parte del rubuo mayor. Todos tenían cara de determinación y a pesar de su cansancio, se veian listo para la batalla mas importante que se avecinaba. -Ya no estás solo. Nunca más.

Un nudo se le instaló en la garganta al hombre. Estas personas lo aceptaron sin pedir nada a cambio. Aceptaron su historia y se veían listos para ayudarlo a recuperar su vida.

Antes de decir algo todos vieron como un gran círculo de dibujaba en el suelo.

"No deberías ser recompensado por tu falta de palabra" Se escuchó Lady Magic "Pero ya no puedo ayudarte. Así que necesitarás toda la ayuda posible. Te deseo éxito, Draconis"

Todos quedaron con la boca abierta cuando de las marcas y las líneas mágicas bañadas en sangre emergieron dos personas que se veían demacradas y mal físicamente, pero Draconis sonrió con tanta tristeza al verlos.

Dos personas de unos cuarenta años miraron a su alrededor hasta que sus ojos conectaron con la mirada de Draconis.

El primero se burló.

-Veinte años y aún no puedes tener un cabello más fabuloso que el mío.- Dijo el hombre mayor con arrogancia a pesar de toser sangre por su estado tan lamentable.

-Más te vale que tengas mucho tiempo, porque necesitas darnos tantas explicaciones Draconis Lucius Malfoy Black. El que seas un cuarentón como nosotros no te va a salvar de un Avada por mi varita.

Draconis corrió hacia sus amigos y se arrodilló para abrazarlos.

-Chicos.- Susurró mientras sus amigos lo abrazaban con la fuerza que podían. -Los extrañé tanto.

-Es que somos así de inolvidables, siempre te lo he dicho.- Seguía el moreno.

A lo lejos, dos personas específicas vieron la escena.

-Pansy....- Dijo un joven Blaise. -Hay dos como nosotros, pero más viejos.

-Lo veo.- La chica quedó anonadada.

Parece que no iban a irse de ese lugar en un buen rato.

__________________________________________

GRACIAS POR ESPERAR.

Sé que tarde mucho, espero les guste.

Ya falta tan poco. Literalmente solo la busqueda de los Horrocrux y la batalla contra Voldermort de esta línea de tiempo.

¿Que les pareció?

Chapter 32: ¿El inicio de una era?

Chapter Text

Los tres amigos se abrazaron tan fuerte que las personas en ese lugar dudaban que pudieran alejarlos, incluso con magia.

Después de un largo rato, lo primero que preguntó Draco fue por su amiga.

-¿Y Luna?

Blaise y Pansy se vieron por un segundo y bajaron sus cabezas.

-Cuando desapareciste las cosas se volvieron un poco...caóticas.- Intentó decir medio en broma Blaise.

-Lo sé.- Dijo tembloroso Draconis. -Sé lo de Neville.

-Fue muy valiente.- Dijo Pansy con voz contenida. -Un héroe de principio a fin. Todo fue tan rápido y horrible. En un segundo estaba haciendo la compra y al siguiente vi a todos corriendo por una manta negra que empezó a cubrir el cielo, aún tego pesadillas con ese día.

Draconis lo sabía. Antes que la muerte fuera atrapado por sus hijos y Lady Magic, el espectro (en venganza) había lanzado miles de dementores por todo el mundo mágico, causando que magos, brujas, criaturas mágicas e incluso los Squibs se asustaran y llegara el pánico y la desolación en Gran Bretaña.

Muchos lucharon una gran batalla contra estos espectros. Sus amigos eran magos que estaban en esa lucha. Neville no lo logró y, al parecer, su amiga tampoco.

-Luna...Luna salvó a cientos de niños que estaban siendo lastimados en una escuela.- Lloró Pansy. -Supe de su lucha por unos magos que estaban ayudando también. Nuestra amiga se sacrificó para que esos magos se fueran con los niños. No lo dudó dos veces y se sacrificó por personas que no conocía. Vimos los recuerdos de esos hombres...- Pansy paró un segundo su relato para tomar aire y tranquilizarse. -Sus gritos, Draco...sus gritos viven en mis memorias cada día de mi vida.- Pansy vio a todos alrededor luego de intentar tranquilizarse. -Supongo que este mundo es diferente al nuestro. Espero que pueda darme un baño, lo necesito urgentemente. No he tomado un baño caliente en años.

Eso trajo de vuelta a Draconis de su miseria.

-¿Qué pasó? ¿Por qué están...?- Draco paró, intentó ser sutil, pero no sabía como lograrlo, Blaise se burló.

-¿Por qué lucimos como la mierda?- Blaise suspiró. -Muchos murieron Draco, se controló la ola masiva de los dementores, pero nuestro mundo sufrió muchos daños. Los edificios más importantes ahora son escombros. Grandes tiendas y mansiones son sólo recuerdos. Hogwarts no existe y las pocas personas que aún estamos vivas lo hacemos sobreviviendo día a día. Luchamos desde que nos despertamos hasta que anochece. Peleamos cada comida, sacrificamos muchas cosas y...bueno, supongamos que ya el dinero y el estatus no valen nada en nuestro mundo, así que ya no nos importa mucho si estamos limpios o no. Debemos estar más concentrados en que nadie nos apuñale por la espalda que en vestir una camisa de diseñador.

-Lo intentamos.- Juró la mujer con lágrimas de rabia. -Te juro que intentamos ayudar, pero el mundo mágico no estuvo preparado para una guerra como esa, era como si los dementores se multiplicaran, cada vez que acababa con uno, a los segundos resurgían una docena más. Fueron meses horribles, fueron....fueron muchas muertes, Draco. Había...había tanta sangre ¡mierda! los medimagos no se daban a basto en recoger tantos cadáveres y-y cuando vi el cuerpo sin vida de nuestros amigos yo...yo me rompí. Aún veo cara de Luna sin vida en mis sueños. no quiero volver a recordar eso.- Pansy lo miró y lo golpeó. -Cuando nos los vi a ustedes y a los niños casi me vuelvo loca, pensé lo peor.

-Shhh.- La abrazó Draconis. -Está bien, Pansy, fuiste muy valiente.- Miró a Blaise. -Ambos lo fueron.

-No lo creo, amigo.- Estuvo en desacuerdo Blaise. -No sabes lo que es nuestro mundo ahora. Ya nadie sonríe, se armó una rebelión después de la caza de los dementores. El mundo mágico cambió. Los puristas están escondidos en sus mansiones, muchos se volvieron locos, los nacidos de muggles controlan parte de nuestro mundo y al parecer han guardado mucho resentimiento hacia los sangre puras todos esos años.

Eso desconcertó al rubio.

-¿Qué quieres decir?

-Han esclavizado, torturado y matado a muchos, Draco. Pansy y yo hacemos todo lo que podemos para ayudar a escapar a los más afectados. Les encontramos refugios si sus mansiones no son lo suficientemente fuertes y tratamos de no morir en el intento, pero no es el mundo de arcoiris que dejaste hace veinte años.

Ahora Draconis entendía la razón de su vestimenta. Ropa sucia y sin color, perfecta para no ser vistos como sospechosos. Debían pasar desapercibidos. No podían causar ruido frente a los nuevos líderes. Habían pasado casi veinte años y sus amigos aún trataban de ayudar a un mundo que sólo les había dado mierda toda su vida. Draco solo pensaba en como dejaron de lado sus vidas, pensó en esa familia que ellos anhelaban cuando eran pequeños y que, al parecer, el único que la consiguió fue él.

-No te preocupes.- Dijo Pansy como si leyera su mente. -No todo fue malo. Me hice amiga de una extranjera, es comerciante. Ella me ayuda a pasar a las personas a escondidas en su barco, es una buena amiga. A veces me da comida y un lugar donde dormir cuando mis escondites son saqueados.

-Yo me casé.

Draco volteó su cabeza con incredulidad.

-Me habría encantado presentártela. Era una mujer ruda, de las que no le tenía miedo a nada. Luchó contra rebeldes y dementores al mismo tiempo. Era perfecta.

Un nudo se instaló en la garganta de Draco.

-¿Era?

La cara de Blaise se oscureció.

-Descubrieron donde estábamos escondidos y nos tendieron una emboscada en plena madrugada. Luché con todas mis fuerzas, pero no fue suficiente. Es una culpa que llevo guardando por mucho tiempo. Ella merecía más. No sé que le vio a un hombre tan inepto como yo.

-Ella vio el hombre tan increíble que eres, amigo.- Consoló Pansy con una mano en su hombro. -Victoria, fue muy feliz contigo. Creía mucho en ti.

Blaise resopló.

-Y mira lo que sucedió por creer tanto en mí. No pude salvarlos al final del día. No fui lo bastante fuerte.

-¿Qué? "¿Salvarlos?"- Draco parecía estar en una dimensión sin sentido con todo lo que le decían sus amigos.

-Victoria estaba embarazada.- Respondió Pansy con tristeza. -No lo consiguieron.

-Fue hace años.- Expresó Blaise. -Ella fue lo único bonito que he tenido en ese mundo de mierda, junto con Pansy.- Le sonrió tristemente. -Ella aún me saca de problemas y es mi ancla a la cordura. Me hubiera suicidado hace años, si no fuera por ella.

-Te dije que no hablaras sobre eso.- Lo reprendió la castaña.

-Me mantuviste con vida. Siempre lo haces, desde que éramos niños.

-Siempre lo ha hacho.- Respondió James acercándose a ellos poco a poco. -La tía Pansy siempre ha tenido ese poder.

Mis amigos quedaron en shock y al cabo de unos segundos intentaron ponerse de pie con poca estabilidad y corrieron a los brazos de mi hijo. Algunas lágrimas se me salieron al ver como mi hijo mayor (el que tenía más recuerdo de mis amigos) lloraba por el reencuentro con sus tíos honorarios. Pansy lo besaba como si nunca lo hubiera visto y Blaise le decía lo grande y fuerte que lo veía.

Draco pensó en Luna y en Neville. Rezó una oración familiar por ellos. Para que encontraran la paz donde sea que estuvieran. También lo hizo por la esposa de Blaise. Les Prometió que su muerte no iba a ser olvidada y que trataría de ayudar en todo lo que pudiera para volver a la normalidad.

James no paraba de llorar y abrazar a Pansy.

-Ya, ya, aun eres un niño grande.- Como si fuera una madre, Pansy lo abrazó más fuerte. -Que bueno volver a verte, cariño. Aquí está tu tía Pansy, no llores.

-Es que...es que siento mucha tristeza por todo.- Dijo James. -Por los tíos Neville y Luna, por la tía Victoria, no pude conocerla, de seguro era una mujer increíble. Y...y...-Volvió a llorar. -Han sido años difíciles para la familia también, tía.

-No prestes atención, tía. Es un niño de cuatro años atrapado en el cuerpo de un hombre de dos metros y medio de altura.- Dijo Casipea tomando de la camisa a su hermano mayor con cariño, pero también con fortaleza y lo abrazó. -¿Qué te he dicho sobre tu deseo de salvar a todo el mundo?

-Que no puedo hacerlo todo yo solo.- Dijo James recitando las palabras.

-¿Y que más?

-Que papá no debe saber que te besaste con...¡AHHH!- Gritó el chico luego del golpe en el brazo que le dio la chica.

-Idiota.- Miro a su padre con ojos de cachorro. -No tengo idea de lo que habla, papi.- Y se dispuso a abrazar a sus tíos.

Draconis resoplo.

-Luego hablaremos tú y yo, pero ahora no es el momento.- Se acercó a sus amigos. -No tenemos mucho tiempo para ponernos al día o decirles que he hecho en los últimos 20 años en este mundo.

-No necesitas hacerlo. Es lo mismo de siempre.- Sonrió Blaise. -Harry o tú la cagaron, el mundo mágico está al borde de la destrucción infinita y necesitan toda la ayuda posible para que sus vidas no sean polvo. Ya tenemos una idea, amigo. Somos expertos en mundos postapocalíticos.

Pansy sonrió, sintió como su mente se llenaba con recuerdos que no eran suyos y actualizaciones de la vida de su amigo y sus sobrinos. Seguramente Blaise tambien estaba recibiendo el hechizo de Draco.

-Solo dinos que hacer y podremos ayudarte.- Le puso una mano en el hombro. -Como en los viejos tiempos.

-Como en los viejos tiempos.- Estuvo de acuerdo Draconis.
___________________________________________

Nadie hablaba del elefante en la habitación, así que Blaise se tomó esa responsabilidad para él.

-Supongo que esta es la parte donde tengo permitido ver a mi yo del futuro.- La voz más tranquila de un joven Blaise llenó los oídos de Draconis.

Todos voltearon hacia donde estaba el otro grupo de magos y brujas.

Pansy y Blaise miraron a sus yo del pasado y empezaron a caminar con miedo hacia ellos. Una vez que estuvieron cerca, ninguno habló.

Luego de unos segundos, el Blaise joven silbó.

-Me veo como la mierda. Los años no perdonan a los morenos sexys.

Un resoplido de burla salió del Blaise adulto

-Seguro que me veo como la mierda. Lamento no cumplir los estándares de mi yo más joven, tenía una guerra que no me permitía ser el rey de las pasarelas en Milán.

Eso hizo que Blaise pusiera una cara de tristeza.

-Soy sexy todo el tiempo, eso nunca cambiará.- Dijo Blaise para tratar de salvar sus anteriores palabras. -Soy un moreno sexy aún, no importa la ropa.

El Blaise mayor miró al chico igual a él y se rió.

-Lo mismo digo renacuajo.

-¿Al menos soy el mejor rebelde de la historia en tu mundo? ¿Qué chiste tiene estar en contra del sistema si no pateo traseros todos los días?

El Blaise mayor rodó los ojos con diversión.

-Merlín, tenga piedad, ¿era así de intenso a esa edad?

-Peor- Contestaron Draco y Pansy.

-No me importa si ya todos somos amigos y estamos del mismo lado para atrapar a Voldermort, esto sigue siendo muy raro.- Exclamó la Pansy joven estando frente a la mayor.

-Esto es....- Decía Pansy mirando a su rostro más joven.

-Extraño.- Completó la chica a lo que su alter ego quería decir.

La Pansy mayor miró como su yo más joven estaba tomando la mano amorosamente de una rubia encantadora y su corazón se encogió de nostalgia.

-¿Luna? ¿Estás con Luna?

-Sí, ¿es eso un problema?- La menor salió en defensa de la rubia.

La Pansy mayor levantó las manos en señal de rendición.

-No, no; para nada. Solo se me hace peculiar, eso es todo. Pensé que te casarías con ese chico, en primaria. Ese que siempre tenía goma pegada en el cabello.

Pansy puso mala cara.

-¿Tú estás casada?

La Pansy mayor permaneció callada. Al cabo de unos latidos intentó hablar nuevamente, alejando sus recuerdos de años atrás.

-Lo estuve.- Dijo al fin.

-¿Eras feliz con tu esposo?- Quiso saber la otra castaña.

Pasó un rato antes de volver a responder.

-No. No lo creo.- Miró a ambas chicas. -¿Tú eres feliz?

-Sí.- Dijo rápido la castaña. -Luna me hace feliz. Siempre sonrío cuando la veo. Y quiero estar con ella todo el tiempo.

El corazón de la mayor se agitó con algo que no pensó que volvería a sentir en mucho tiempo.

Envidia.

Sonrió un poco y con sinceridad en su voz le dijo.

-Que bueno, cariño. Mereces ser feliz.

-¿En tu mundo eras feliz?

-Mi mundo.- Repitió la mujer mayor, recordando toda la mierda en la que se había convertido su línea temporal. Según la información que le pasó Draconis en su mente, este lugar también podría reducirse a cenizas si no actuaban pronto y detenían a Voldermort. Miró a la joven llena de ilusiones y esperanzas por una vida tranquila al lado de su novia y suspiró con resignación. -No importa mi mundo, linda Pans, sé feliz en el tuyo. Te ayudaremos.- Miró a todos los presentes y luego al Draco joven que estaba siendo abrazado por un Harry muy serio. -Ayudaremos en todo lo que podamos.

-Pansy habla por los dos.- Siguió Blaise. -No soy tan inteligente como Draco o muchos de aquí, pero si necesitan una varita y un mago que patee un par de traseros, yo soy su hombre.

-Primero debemos saber que pasa allá afuera y como están las cosas después del desastre en Hogsmeade.- Dijo Draco. -Debemos tener una idea de lo que el mundo piensa.- Miró a su amigo. -Habla.

Blaise hizo cara de desconcierto.

-Oye, me halagas, pero no lo sé todo.

-¿Qué dice la gente?- Hasta el propio Lucius habló y se dirigió al moreno.

-Que yo no soy...

-Eres el rey del chisme.- Interrumpió Severus. -Tienes que saber al menos que dicen sobre todo esto.

-Prefiero la palabra chismelogía. Es un concepto que engloba la información y los criterios empíricos sobre una historia que yo me ofrezco desinteresadamente en obtener para luego debatirla con ustedes.- Puso cara de pocos amigos. -Sean agradecidos.

Todos rodaron los ojos casi al mismo tiempo y Snape contó hasta diez. No podía castigarlo en este momento, como él quería.

-Lo único que sé, antes de aparecer en este lugar hace horas, es que muchas personas han salido de Gran Bretaña. Todos los conocidos que son sangre puras se han ido y los que no, creo que han desaparecido por voluntad propia. El Profeta culpa a Dumbledore y el viejo ha lanzado una red masiva de odio contra los Malfoy y culpa a muchos de los amigos de mi madre de crear escándalos en el callejón Diagon. Ella le dijo que si volvía a expandir mierda y mentiras sobre sus amigos iba a enviarlo a Rusia en una bolsa negra de cadáveres para que sienta el agua fría de Siberia. Fue algo aterrador cuando me envió la carta.

-¿Sus amigos que dicen?- Todos sabían que los amigos de Lady Zabini no les gustaba aparecer en público o ser protagonistas de un escándalo.

Eso no era bueno para el negocio.

Preferían estar detrás de los vestidores. Sin embargo, muchos magos y brujas que apreciaban a la mujer eran sumamente poderosos, poseían riquezas y controlaban muchos departamentos fuera y dentro del ministerio.

Eran una magia silenciosa con la que no querías meterte.

-Le dijeron que si volvían a saber que Dumbledore los difamaba por esta nueva guerra, no habría director para este año.

-Bendito sea, Merlín.- Dijo una voz.

-¡SCORPIUS!- Lo Regañó Draconis.

-Lo siento, pensé en voz alta.- Dijo con voz tan inocente que nadie le creyó.

-¿Scorpius?- Preguntó con voz enternecedora Pansy. -¿Se puede saber por qué no me has dado un beso, jovencito? Te recuerdo que yo te cambié los pañales.

El rubio sonrió a la mujer con alegría y vergüenza.

-Hola, tía. Cuanto tiempo, justo iba a darte toneladas de mi infinito amor, pero decidí darte un tiempo con tu mini tú.- Se abrazaron.

-Todo un terror, sigues igual que siempre.

Esa fue la oportunidad de que los chicos miraran a sus tíos honorarios, ya que James había acaparado toda su atención y querían darle ese tiempo a su hermano mayor.

-Estás hecho un hombre.- Blaise se acercó a Scorpius. -La última vez que te vi me llegabas a las rodillas.- Le sonrió al chico que ahora era más alto que él.

-Que bueno volver a verte, tío Blaise.

-Han pasado tantas cosas.- Casiopea volvió a abrazar a Pansy con los ojos llorosos, intentando no llorar.

-Estoy muy feliz de que estén aquí.- Ahora era el turno de Lilyem de hablar. Ella no los recordaba tanto, pero su cuerpo estaba lleno de burbujas frente a ellos, así que su corazón ya los amaba infinitamente por ello.

Los mayores con una sonrisa se acercaron y abrazaron a todos, hasta llegar a Severus.

Pansy intentó contener las lágrimas.

-Cuando te vi por última vez eras solo un bebé. Te cargué en mis brazos por horas cuando naciste. Es muy bueno verte, querido. Eres igual a tu padre.

Severus sin pensarlo le sonrió. No los conocía. No los recordaba de su vida anterior, pero sus hermanos siempre hablaban de ellos y de la tía Luna y el tío Neville. Así que su corazón los reconoció como familia.

-Es bueno conocerlos por fin.- Dijo y se metió en el abrazo en el que lo esperaban ansiosos.

La escena lastimaba mucho a Draconis.

Este reencuentro era tan agridulce. Le recordaba todo lo que sus amigos vivieron y todo el lamento y las tragedias que tuvieron que experimentar para que sus almas y voluntades se vieran tan decaídas.

Eso lo motivó a no seguir perdiendo el tiempo y empezar a dar algunas órdenes.

-Podremos hablar conforme nos movamos a la mansión o cuando estemos en un lugar mejor para empezar a crear nuevas estrategias de combate. No hay tiempo que perder. Voldermort lleva la delantera, agrupense para crear equipos de....

-¿Te estás escuchando?- Le preguntó Draco a Draconis. -Sabemos que debemos ayudarte, no necesitas vernos como tus agentes o militares. Debes tomar un respiro.

-Si no hay estructura, los objetivos se arruinan. Créeme, lo digo por experiencia.- Lo miró con seriedad, tratando de transmitirle toda su preocupación.

-¿Y entonces qué? ¿Seremos parte de tu ejército?- Dijo Harry. -No somos tus hijos, no nos puedes dar órdenes y pretender que no tengamos opinión propia y aceptemos tus palabras sin pensarlo dos veces.

-El mundo está en peligro, yo...

-¿El mundo o tú mundo?- Dijo esta vez Severus sin poder seguir en silencio. -Ya nos diste la versión larga de la situación y también comprendemos que nos jugamos muchas cosas si el Lord gana esta nueva guerra.- Sin esperarlo, tomó la mano de Sirius. -Todos estamos en riesgo y sabemos que podemos perder, pero debemos formar una alianza de respeto, no una unión arcaica militar. Si no empiezas a vernos como aliados, en lugar de títeres, esta unión se va a ir a la mierda.- Severus pensó en la vida de Bellatrix. -No sé si te diste cuenta, viajero del tiempo, pero Bellatrix está muerta. Dio su vida para salvar a Draco, de no ser por ella, algo horrible hubiera sucedido. Ella...ella creyó en ti y en tu palabra, ella...-Severus fue sostenido por Sirius. -Ni siquiera me disculpé correctamente.- Terminó en un susurro.

-Ella se comportó como toda una Black.- Dijo Sirius. -Cuando llegue a casa me encargaré de que tenga una tumba junto a nuestra familia y una despedida.- Miró a Draconis. -Debes empezar a confiar en nosotros y vernos como tus aliados. Todos estamos dando la vida por esta lucha, estamos sacrificando mucho y...

-No necesito verlos como nada.- Interrumpió el rubio. -La muerte de Bella es una muerte mas que cargaré en mi conciencia, fue una mujer muy valiente y fuerte, yo soy el responsable de su deceso, pero eso no debe desviarnos del camino. Solo necesito que confíen en mis planes. Sé exactamente lo que pasará este año. Debemos estar en el momento indicado, en el lugar indicado. Draco debe comenzar a viajar a...

-¿Disculpa?- Se rió Harry con peligro en su risa. -Draco no va a ir a ninguna parte. Te recuerdo que casi muere hace un par de horas. Fue secuestrado, lastimado y el agua casi se lleva su último aliento. Mi chico no va a ir a ninguna parte porque tu cabeza quiere convertirlo en carne de cañón.

Draconis miró a Harry.

-Eras más dócil cuando eras niño.

-Te recuerdo que me manipulaste cuando era niño, y eso no lo olvido. Y ahora, de la noche a la mañana quieres que confíe, con los ojos cerrados en ti y ponga en tus manos la vida de mi prometido. Quieres que te entregue, sin chistar, a mi pequeño niño.- Negó con la cabeza. -No. Eso no va a suceder.

-Hay vidas en riesgo.

-Ahora mismo me importa una mierda. Lo más importante para mí en este momento es llevar a Draco a casa, que coma, se bañe y duerma dos días si es necesario para que descanse.

-Deja de tratarlo como un niño. Es un hombre capaz de enfrentarse a Voldermort, una vez lo hizo. En mi mundo...

-Él no lo hizo, fuiste tú. Deja de comparar tu mundo con el nuestro. Deja de decir que sabes que pasará porque está comprobado que no lo haces.

-Amor...- Draco intentó apaciguar la conversación, pero el castaño estaba molesto, Draco lo sabía porque Harry le apretaba fuerte la mano, tanto que le dolía. Harry nunca lo lastimaba.

-No sabías que Voldermort iba a destruir el pueblo, no sabías que secuestrarían a Draco, no sabías que lo iban a lanzar por el acantilado, tu falta de conocimiento de este año es la razón por la que te revelaste y ayudaste directamente, pero si esto no hubiese pasado, nunca sabriamos de tu existencia ¿Estoy en lo cierto?- El silencio fue su única respuesta. Harry se enfrentó frente a frente con el hombre. Si bien el rubio era más grande y alto, por ser un adulto, eso no detuvo a Harry de verse molesto y poco impresionado. -Estoy en deuda contigo por siempre, ayudaste a Draco y eso no lo olvidaré nunca, pero eso no significa que voy a dejar que lo uses como un peón para tus planes. A partir de ahora todos ayudaremos y aportaremos ideas. No es necesario que lleves toda la carga, si nos dejas ayudarte sé que podemos terminar esto de una vez por todas.

Draconis no se dejó impresionar.

-¿Y a quién quieres que le deje esta responsabilidad? ¿A unos chicos de diecisiete años? No puedo, Harry.- No sonaba molesto, sonaba cansado. -No es momento de ser el héroe, es momento de escuchar.

-Creo que olvidas que no estamos solos.- Fue el turno de Draco de hablar. -Tienes la ayuda de uno de los duelistas más fuertes y precisos de todos.- Lucius sonrió. -También está el pocionista más joven y talentoso del mundo.- Snape no dijo nada, pero sus ojos brillaron. -Tienes a los merodeadores, ¿Qué más puedes pedir?- Remus, Sirius y James sonrieron ante su discurso. -Y creo que olvidas que tenemos a familias muy poderosas en conocimiento, tácticas y estrategias, y...bueno...no quiero sonar engreído, pero...

Todos vieron a Tom. El hombre solo se encogió de hombros.

-Claro, pueden usarme como carnada. No es la primera vez.

-No te usarán como nada.- Dijo James con una voz que no dejaba derecho a queja alguna.

-Necesito pensar.- Dijo Draconis. -Sé que todos quieren ayudar y yo lo aprecio, en serio lo hago.- Miró a su alter ego. -Pero es contigo con quien formó una especie de obsesión. Eres tú quien obtuvo su atención, si tan solo....

-Olvidalo.- Le volvió a cortar Harry.

-Creo que Draco puede decidir que quiere y no quiere hacer.

Harry miró a Draconis.

-Si le haces daño...

Draconis interrumpió su amenaza con una risa irónica.

-Tus amenazas son poco razonables cuando hablamos de la oportunidad de salvar a millones.

-Solo quieres salvar tu línea temporal. Es un extra que no lo puedas hacer sin salvar el nuestro primero. Recuerda que somos un equipo, no puedes utilizarnos a tu antojo, si lo haces, me voy a dar cuenta.- Lo miró con ojos rojos. -No me va a temblar la mano para mandar a la mierda tus planes e irme con Draco al fin del mundo.

-¿Qué mundo, Harry?- Preguntó Draconis ya molesto de perder el tiempo. Sus hijos y amigos se acercaron para que sintieran su apoyo, al igual que la familia de Harry dio un paso adelante y se acercó a Harry y a Draco. Tom solo se quedó en el medio sin mucho ánimo. -Sí, es verdad. No puedo volver a mi vida si no soluciono la tuya, disculpa mi ansiedad, pero he esperado décadas para este momento. He sudado y vomitado sangre en mis entrenamientos. He cuidado sus vidas cada día, desde que llegué aquí. No lo hago a propósito, no quiero que me vean como un dictador, pero es lo único que he hecho, ser objetivo. Ser objetivo en todo, si no lo hago de esa manera, podría tener un colapso y rendirme. Sé que quieres proteger a Draco, pero él también podría ser nuestra moneda de la victoria contra el hijo de puta que está causando destrozos en este momento. Si no acabamos con Voldermort y ustedes no terminan con su maldito final feliz, mi mundo se va a la mierda.

-Perdón, amigo, pero ya está en la mierda.- Dijo Blaise interrumpiendo la pelea verbal de ambos hombres. -Y sí, entiendo vagamente lo que explicaste sobre las líneas de tiempo interconectadas y todo eso, pero es verdad lo que dice mini Harry. No nos veas como peones en tus estrategias. Somos amigos, hermanos y familia. He matado y he visto a personas morir. No quiero volver a pasar por eso aquí. Te ayudaré, pero debes relajarte. Tienes el respaldo de todos en este momento.

Al oír esas palabras un enorme peso que no sabía que tenía cayó un poco de la espalda del rubio. Sabía desde hace mucho tiempo que no debía sobrepensar tanto las cosas. Debía confiar en que sería resguardado y que todos lo ayudarían.

Era difícil. Años de pensar que solo contaba con sus hijos y ahora su mente no procesaba que tenía un pequeño ejército que estaba dispuesto a sacrificar muchas cosas por ayudarlo, era algo nuevo.

Era algo revelador para él.

-Lo lamento.- Se escuchó decir, sorprendiendo a todos. -Es solo que...

Luna le sonrió.

-Es solo que estás tan cerca ¿cierto?

Draconis la miró. Recordó a su amiga y una presión en su pecho volvió a él. Su Luna siempre sabía lo que estaba pensando o lo que quería decir sin usar las palabras.

Era cierto.

Draconis estaba tan cerca.

Tan cerca de volver a su vida.

Tan cerca de cambiar el destino de sus amigos y de todos en su mundo.

Tan cerca de volver a besar a Harry.

Tanta presión y responsabilidad era agotadora. Las expectativas eran altas y él solo quería que todos fueran felices.

-No soy el enemigo.- Se escuchó decir. -Yo no quiero que nadie salga lastimado, quiero que todos tengan vidas largas y felices. Es difícil ceder y dejar el mando cuando es lo único que me ha mantenido cuerdo todos estos años, bueno, eso y mis hijos. Supongo...supongo que es verdad, estamos en el mismo lado. Lo siento, tienen razón, todos debemos ayudar.

Eso hizo que la mayoría se relajara y empezaron a oír sus propios pensamientos por un rato, ya que ninguno habló por unos minutos.

Luego de un tiempo, Harry aprovechó que todos estaban hablando y se llevó a Draco a una esquina un poco lejos de la multitud.

Besó al rubio con intensidad.

Draco le devolvió el beso y lo apretó en sus brazos. El rubio sabía por qué Harry estaba actuando así.

-Estoy aquí.- Le recordó el Slytherin, juntando sus frentes. Las respiraciones se juntaban y parecía que ambos no podían respirar. -No me voy a ningún lado, cariño.

Más besos sonaron alrededor.

Harry respiraba profundamente como si le faltará el aire. Tomó, con sus manos, la cara de Draco y lo besó por toda la cara hasta descansar en su cuello. Unos segundos después Draco sintió su camisa humedecerse.

-Te amo, estoy aquí.- Volvió a decir el rubio.

-Tuve tanto miedo de perderte.- Susurró Harry. -Me hice el fuerte, pero estaba tan asustado. Te amo, te amo, me moriría si te pasara algo. Eres lo que le da sentido a mi vida. Casi mato al Draco viejo cuando insinuó usarte como carnada.

-Lo dijo en un momento de ansiedad, no te preocupes.

-Lo hubiese hecho.- Dijo con pesar. -Si hubiese seguido con esa estúpida idea no sé que hubiese pasado.

-Él también está asustado, Harry. Se hace el hombre sin sentimientos, pero veo en sus ojos el anhelo por recuperar su vida. Él quiere volver con su Harry. Si yo...si a mí me hubiese pasado eso, yo...yo no podría seguir...yo...

-Shhh.- Harry lo cargó e hizo que su niño se ajustara en su pecho con sus piernas alrededor de la cintura. -Nada va a pasarme. Nada nos va a pasar. Lo prometo.

-Tenemos que ayudarlo. Si yo estuviera en peligro...

-Quemaría todo si eso pasara.

Draco miró a su Harry. Lo miró y dio gracias a lo que era divino de tenerlo en su vida. Sentía mucha tristeza por su yo del futuro, por estar alejado de su otra mitad durante veinte años y se prometió ayudarlo hasta que volviera a su mundo.

-Te amo.

-Te amo.

-Mi corazón quema por ti.

-Mi corazón quemaría a todos por ti.

Eso provocó una risa en Draco y lo besó.

El beso se volvió más intenso y justo cuando Harry apretaba el cuerpo de Draco hacia el suyo, los chicos sintieron una magia rodeando el lugar donde estaban.

Era un Patronus.

Específicamente un Fénix.

"Harry, debes encontrarte conmigo de inmediato, hijo. Voldermort es un peligro para ti. Encuentrame en mis oficinas de Hogwarts, por favor, es mejor que vengas solo"

Sin bajar a Draco, Harry suspiró.

-Aún podemos mandar a la mierda todo y viajar a Rusia. Estoy seguro que el padrastro de Blaise nos daría una de sus miles de casas.

Draco sonrió y lo besó por última vez antes de bajarse de su cuerpo, ya que escuchó las pisadas de los adultos.

-Cuando todo esto termine voy a irme contigo a donde quieras.- Se le acercó rápido al oído y ocultando toda su vergüenza le susurró. -Podemos pensar que es una luna de miel adelantada.

Las manos de Harry apretaron sus caderas.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

Antes de decir otra cosa, Severus gruñó.

-Estás muy cerca de mi ahijado. Aléjate unos cuatro metros antes de que te quite esa mano que está en su trasero.

Harry abrió los ojos con falso asombro.

-Oh, Merlín ¿cómo llegó eso ahí?

El castaño apretó una nalga, causando que Draco chillara.

-HARRY POTTER.

Harry empezó a ocultarse en el bosque otra vez mientras Severus iba detrás de él con cara de asesino.

-¿Ahora que sigue?- Preguntó Tom a Draconis viendo, al igual que todos, como el pocionista alcanzaba a Harry. Aún estaba haciéndose la idea de que éste hombre fue quien lo ayudó, vivió con él y le dio su fuerza mágica de nuevo. También los manipuló y los usó a su beneficio, pero Tom pensaba que él, en esas mismas condiciones, habría hecho algo peor, así que intentaba comprender y aceptar como operaba la mente de este hombre.

Era eso o se volvería loco.

-El Patronus de Dumbledore quiere que Harry vaya a Hogwarts, no podemos hacerlo esperar.- Dijo Draconis con sarcasmo. -Debemos ir.

Eso atrajo la atención de Tom.

-"¿Debemos?"

-Sí.- Miró al hombre junto a él. -Tú serás mi regalo para él.

Tom suspiró.

Al parecer aún seguía siendo una pieza de ajedrez en el juego de este viajero en el tiempo.

El pelinegro, escuchando el eco del grito de Harry, pensó que sería divertido ver a Dumbledore frente a frente después de años en el anonimato.

-Supongo que me pondré mi mejor traje para este gran evento.- Fue lo único que dijo.

____________________________________________

Dejaron a Blaise y a Pansy al cuidado de los hijos de Draconis.

El rubio no quería, pero al parecer el Blaise joven se cortaría un dedo antes de permitir que un Blaise, viniera del mundo que viniera, no estuviera más que fabuloso. Pansy también quería descansar y tomar un baño y seguir hablando con su yo más joven. Así que le dio la responsabilidad a sus hijos de prepararlos para que estuvieran listos para la batalla.

-Que coman hasta reventar. Y obligalos a dormir.- Dijo Draconis a su hijo mayor.

-¿No quieres venir? -Le dijo Harry a Luna.

Luna sonrió y negó con la cabeza.

-Me gustan los lirios de los valles cuando llueve, son muy lindos.- Harry esperó un poco, sin interrumpirla. -Ya no crecen flores en Hogwarts, no quiero volver.

-Esta bien, cariño.- Se escuchó decir al rubio mayor. -Descansa, también te ves agotada.

Luna le sonrió a los chicos y con suavidad tocó la mano de Harry y la tunica de Draco (sabía que aún Draco no se sentía del todo cómodo con el contacto que no fuera de Harry).

-Vean más allá. Hay alacranes esperando morder a varias serpientes.

Los chicos entendieron.

-Seremos cuidadosos. Cuídate y a Pansy.

-Yo cuido mis más lindos tesoros. Yo la cuido.

Y sin más, todos se fueron del lugar, dejando al primer grupo resguardados.

Hicieron el viaje tedioso en trenes y autobuses y, varias horas después, se encontraban en las afueras de Hogwarts.

-Podría habernos aparecido en un chasquido.- Dijo Draconis.

Lucius sonrió de manera elegante.

-Ya no estás en el anonimato. Somos muchos, se vería muy sospechoso llegar tan rápido luego del mensaje de Dumbledore.

Draconis vio a Lucius.

Caminaron un poco más adelante que los demás.

-Gracias.- Dijo el rubio.

Draconis lo miró.

-¿Por?

-Por ayudar a Draco. Por siempre estar ahí, aunque nunca nos dimos cuenta. Gracias por mantenerlo a salvo cuando era pequeño. Te debo su vida y estoy en deuda contigo, hijo. Estoy orgulloso de todo lo que has logrado. Tus hijos son increíbles y estoy seguro que pronto volverás a tu vida y serás muy feliz. Estoy muy contento de conocerte. El Lucius de tu mundo de seguro también estaba orgulloso.

Draconis ya era viejo, tenía muchos años de experiencia y vivió batallas que nadie podía imaginar, pero fue increíble como este hombre logró desestabilizar su corazón con unas simples palabras.

-¿Podrías repetirlo?- Le dio vergüenza, pero nadie los escuchaba, así que lo dijo.

Lucius le sonrió con sinceridad.

-Estoy muy orgulloso de ti. Estoy orgulloso del hombre que eres y del buen padre en el que te convertiste, Draconis.

El hombre respiró profundamente para que sus ojos casi llorosos se calmaran. Dejó que las palabras de Lucius brotaran y volaran en su corazón y se encontró sonriendo.

-Gracias por ser un buen padre para Draco.- Terminó diciendo el viajero.

Con un apretón de Lucius en el hombro del hombre, ambos se miraban sonriendo el uno al otro. Draconis siguió caminando a su paso, dejando a Lucius atrás.

-No sé que le dijiste, pero su caminar se ve más liviano y ya no huelo estrés en su cuerpo. ¿Qué sucedió?

Lucius le sonrió a Remus y le tomó la mano.

-Solo le dije lo que un padre debe decirle a su hijo siempre.

Remus le sonrió y el rubio lo atrajo a un beso. Pensó en lo que fue su vida en la otra línea temporal, en su matrimonio con Narcissa, en su alianza con Voldermort y, por primera vez, Lucius Malfoy agradeció su vida en este momento y en la oportunidad de estar con el amor de su vida.

-Debemos ganar. No hay caminos de resignación o un plan B. Debemos ayudarlo.

Remus lo abrazó y lo besó suavemente.

-Le ayudaremos. Daremos todo de nosotros. También es nuestra lucha.

Con eso siguieron caminando.

-Me encantaría besarte.- Dijo James.

Tom no pudo evitar sonreír.

-No creo que sea el momento, tenemos muchas cosas que hacer y conversaciones que tener.

-Lo sé, ángel. Pero eso no quita que he deseado besarte desde hace mucho tiempo. Tenemos tanto tiempo sin vernos.

-Trescientos cuarenta y seis días, ocho horas y varios minutos que ya no quiero decir porque me escucharía muy acosador y desesperado.

-Yo puedo decir sin vergüenza que estoy desesperado por ese café.

Tom volvió a reír. Sin poder contenerse besó la mejilla de James y le tomó la mano.

-Luego, lo prometo.

James sonrío con cariño.

-Como tú digas, cariño.

-Te veo más silencioso de lo permitido para ti.- Dijo Severus a Sirius mirando hacia adelante. -No me digas que estás preocupado.

Sirius miró a Severus y algunas respiraciones ansiosas comenzaron.

-No quiero perderte. No quiero perderte de nuevo. Esta nueva guerra traerá mucha sangre, muertes y sacrificios. No quiero volver a sentirme tan impotente porque creí que no había logrado ayudarte o salvarte. Me cuesta mucho pensar en el futuro porque no quiero....

Severus lo besó.

Luego de unos segundo se alejó y acercó su nariz para acariciar la mejilla de su pareja.

-Dices cada tontería, chucho. No voy a irme de tu lado. Vamos a luchar codo a codo porque eso es lo que hace una pareja. No creas que soy débil o pienses que debes salvarme. Somos una unidad, si tú piensas en mí, yo también me preocupo por ti.

-¿En serio?- Sirius tenía la voz agitada, pero era por las caricias de Severus.

-Claro que sí. Eres como un niño de dos años, siempre te metes en problemas quieras o no, obviamente pienso en tu seguridad. Debemos usar estos pensamientos y motivarnos para ser más fuerte por el otro y ayudarnos cuando lo necesitemos.

-Te amo.- Sirius besó otra vez a Severus. -Cuando esto termine vamos a viajar por todo el mundo y nos casaremos en las montañas de Cervino.

El corazón de Severus se apretó.

-¿Lo recuerdas?- Preguntó el pelinegro. Severus siempre había querido ir y visitar esas montañas. De pequeño leyó un libro sobre ellas y se maravilló. Años después aún prevalecia su amor hacia ese lugar. -¿Después de tantos años?- Recordaba habérselo dicho a Sirius hace décadas.

-Siempre.- Lo besó. -Siempre recuerdo cada palabra que dices. Nos casaremos allí.

Severus no tenía nada que decir. Había quedado en blanco, así que recurrió a su sarcasmo como siempre lo hacía.

-Más te vale que este no sea tu pedida de matrimonio, porque estaría fatal.

Sirius se rió. Olvidándose de sus anteriores preocupaciones.

-Te daré una pedida de matrimonio digna de un rey europeo, tú solo espera, cariño.

Y con eso, siguieron caminando, tomados de la mano.

Todos se encontraban a unos centímetros de las barreras impenetrables de Hogwarts.

-¿Quieres hacernos los honores?- Le dijo Draconis a Harry.

Harry medio gruñó y se acercó a Tom.

-No lo disfrutes mucho.- Dijo el pelinegro.

-No puedo hacer promesas que no voy a cumplir.- Y con ello, Harry lanzó un hechizo directamente a Tom, con una mano y con la otra tocaba la barrera del castillo.

Un gruñido de dolor salió de la boca de Tom, alertando a James.

Tom lo paró con una mano en su pecho.

-Un poco de dolor nunca ha sido un problema para mí, nene.

James se puso rojo y poco a poco volvió a su lugar, pero atento a cualquier problema.

Al cabo de unos minutos de magia y desbloqueos, Draconis se acercó a Tom. Con suavidad, lanzó el último hechizo que faltaba hacia el hombre para que éste pudiera entrar en los límites de la escuela y los acompañara.

A Tom le costó un poco mantenerse de pie, pero lo consiguió, una vez estable los hombres dieron un paso en el lugar y se centraron en caminar hacia las instalaciones.

Sin embargo, Draconis se quedó atrás.

-Ya me vas a decir que haces aquí o quieres que "accidentalmente", cuando llegue a la mansión, rompa tu Nimbus 3000.

-NO, MI BEBÉ.- Una voz salió de la nada.

Draconis miró seriamente al chico.

Poco a poco el rubio se quitó la capa de invisibilidad.

-¿Cómo sabías que era yo?

-Te tuve nueve meses en mi barriga, te di a luz y limpié tu mierda. Claro que sabía que estabas espiando, Scorpius.

-Lo siento.

-No. No lo sientes. Lamentas el que te haya atrapado.

Scorpius sonrió.

-Eso también.

Draconis contó hasta diez. No recordaba ser así de invasivo y energético en su vida.

-Son los genes de tu padre.- Terminó diciendo. -Eres mi retrato por fuera. Pero por dentro, eres igual a él.

-Gracias.- Sonrió Scorpius.

-No era un halago.- Dijo Draconis, pero terminó sonriendo.

-Ya vi esa sonrisa.- Señaló con el índice. -Ya me salvé.

Rodó los ojos y caminó con su hijo hacia la escuela.

-Ponte un Glamour hasta que lleguemos a la oficina.

-Ya no quiero...

-Entonces usa la capa.

Scorpius siguió a su padre escondido y se acercaron al grupo, quienes lo estaban esperando, en las escaleras del director.

-Tom, colócate esto. No queremos revelar la sorpresa.

El hombre miró como el hijo de Draconis levantaba la capa para darle espacio.

El rubio joven miró a su padre.

-Es por eso que me permitiste seguirlos: para ocultar a Tom. Me da miedo como opera tu mente a veces, papá.

-Shhh. La función del circo va a comenzar. Escondete bien.

Severus dijo la contraseña y empezaron a subir las escaleras.

No habían terminando de entrar cuando empezaron los problemas.

-¡Harry!- Dijo Alastor. -Ven aquí, muchacho.

-Severus.- Sonrió Minerva. -Que bueno que estás bien, me tenías preocupada.

-¿Qué hacen los Malfoy aquí?- Preguntó Tonks con mala cara. -Podrían ser espías del Lord.

Kingsley miró a todas las personas que estaban entrando a la oficina y empezó a pensar que esta reunión no terminaría bien. No había creído las palabras de Dumbledore cuando le dijo que tenía a Harry controlado y que no había problemas, pero el hombre (en vista de la escena frente a él: Harry rodeado de Malfoy y Black) sabía que tenía razón en desconfiar.

-Harry...- Empezó a decir Dumbledore. Pero miró a James Potter, quien lo veía serio y cortante. Aún era increíble su regreso, lo que molestó al director, ya que era aún más difícil tratar de convencer a Harry para que luchara por ellos y su causa. Sin embargo, intentó relajarse, no había ningún problema que un buen Imperius no solucionara. Intentó volver a escucharse dócil y suave. -Es bueno verte a salvo, ¿Dónde esta....?

Pero Nymphadora lo interrumpió.

-Esto solo le compete a Harry.

-Creo que olvidas que soy su padre y Harry es menor de edad. Vigila ese aire de superioridad. Te recuerdo que eres solo una aurora inexperta.

Tonks quiso decir algo, pero James tenía razón. Así que se fue hacia los demás.

-Ustedes no deberían estar aquí. Como aurora les debo pedir que se retiren.- Miró a Remus y sonrió, acercándose mucho le guiñó el ojo al hombre lobo y le susurró. -Si quieres te puedes quedar, pero luego me invitas una copa y veremos que sucede.

Lucius se puso delante de Remus para que la mujer no lo siguiera observando y reveló una mirada asesina.

-Eres aurora.- Estuvo de acuerdo Lucius. -Pero estás en la mierda de la jerarquía de cuerpos de los aurores. Una llamada mía podría bastar para que nunca más vuelvas a trabajar en el ministerio. Con gusto podrías conseguir trabajo en una heladería de algún lugar muggle, le harías compañía a tu madre.

Tonks sacó su varita, pero Sirius se interpuso.

-Basta, Dora.

-No debo escucharte solo porque somos parientes. Malfoy sabrá lo que sucede por meterse con una aurora.

-Dije que no, deja de actuar como una niña.

-Nymphadora sólo se está defendiendo, Black.- Dijo ojo loco, ayudando a la mujer.

Sirius sonrío.

-Y claramente tú, como su jefe, lo disfrutas. Te recuerdo que aún estás en revisión de daños desde que te usaron para entrar a Hogwarts y causar tales daños. Sería una pena que varias firmas de personas poderosas se quejaran por tu incompetencia y poco profesionalismo y eso terminara de quitarte el puesto que, a duras penas, conservas por los hilos que mueve Dumbledore.- Exclamó Severus.

Ante la falta de respuesta del hombre, fue Dumbledore quién habló.

-Caballeros, todos estamos del mismo lado. Tenemos el mismo objetivo, defender a Harry de Voldermort. Podemos resolver esto como personas civilizadas.

-Sigo diciendo que los Malfoy...

-Vuelve a hablar de los Malfoy y haré que tú misma te metas tu varita en el ojo.- Exclamó Remus.

Tonks miró a Remus con incredulidad.

-¿Cómo puedes estar con ellos? Desprecian todo lo que no sea puro. Tienen tantos prejuicios.

-Los prejuicios los tienes tú. No sé si estás enterada, pero Lucius fue quien presentó la ley 934 que se encarga de darle voz y derecho a las criaturas mágicas y Draco ha realizado tantos eventos benéficos para los niños en el orfanato donde hay muchos nacidos de muggles y todo eso lo hace mientras estudia, lo cuál es impresionante. Eso es lo que hacen por las criaturas mágicas, deberías saberlo antes de emitir un juicio despectivo hacia ellos.

-Pero...ellos, no sé cómo puedes estar con ellos.- Miró a Lucius, quien puso una mano para rodear la cintura de Remus. -Con él.

-Te estás poniendo en un escalón muy alto, aurora.- Dijo lo último con sarcasmo. -Eres un ocho, cariño. Te falta mucho para ser como yo, quien soy un diez, copia mis pasos y tal vez aprendas algo.- Se burló Lucius.

-¿Cómo pueden estar tan tranquilos haciendo chistes?- Preguntó el ministro que aconpañaba a Tonk y a Alastor. -El ser mas ocuro del mundo mágico está suelto y en espera de atacar. Sus mortifagos están liderando tropas y convenciendo a todos de luchar y morir por su señor.- Miró a Harry con un poco de desprecio. Su rabia aumentó cuando vio que el chico solo besaba tiernamente al joven Malfoy en la mejilla. -Harry Potter.- Lo llamó, haciendo que Draco se retirara un poco y pausara los besos de Harry. -¿Crees que esto es un juego? Voldermort te matará en cuanto tenga la oportunidad y estás aquí, sin preocupaciones, creyendo que todos te salvaremos, no sé quién te crees que eres, pero deberías estar más agradecido de que muchos, en la orden del fénix, darán la vida por ti. El plan es que todos nos parezcamos a ti y despistarlos para que puedas escapar a un lugar seguro, pero al parecer estás más interesado en lamerle la cara al heredero Malfoy.

-Oh, estás muerto.- Susurró Sirius. -Regla número uno: nunca hablar mal de Draquito.

Unas palabras fueron dichas de los labios del castaño y siguió besando a Draco, ahora en su cabello.

-¿Qué?- Dijo el integrante de la orden ya con los nervios al límite.-¿Qué dijiste?

Harry le sonrió con arrogancia, sus ojos estaban casi negros y una densa oscuridad empezó a salir de su cuerpo, rodeandolos a todos.

-Dije que no me importa. Dije que no me importa que quieran ser mis niñeras, porque nunca se los pedí; dije que tu discurso me llega al culo, dije que me importa muy poco si Voldermort te mata. También dije no se llenen la boca por la ideología barata de querer "salvarme" porque todos sabemos que esto lo hacen solo para darle la responsabilidad a otra persona, en este caso a mí, ya que ustedes son tan débiles de cuerpo y mente que prefieren poner sus vidas en las manos de un chico de diecisiete años que afrontar la guerra y dar pelea.- Se puso frente a frente con el hombre y sonrió con desprecio. -También dije que su aliento huele a alcohol, seguramente por quedarse hasta la madrugada bebiendo y que su camisa está pintada con lápiz labial, que no creo sea el de su esposa, y también te estoy diciendo que no vuelvas a hablar de Draco, no me hagas enojar mientras lo beso. Eso es lo que estoy diciendo, ministro.

El silencio volvió a la sala. El hombre trago saliva sin saber que decir.

-¿Cómo te atreves a hablarle así al ministro?- Tonks estaba indignada. Miró a Remus y a Sirius. -¿Esta es la clase de educación que ustedes le están dando? Ya veo porque el chico es tan impertinente. Pobre, con razón es tan....

-Vuelves a insultar a Harry y no me importará que tu madre sea mi tía, voy a cortarte la lengua.- La voz de Draco sonó suave, pero no le quitó fuerza a su amenaza.

-Oye, niño, esto no es de tu...

-Esto huele a clase baja por todas partes.- Dijo Lucius tapándose la nariz simulando que había un olor desagradable. -No tienes el derecho de dirigirte a mi hijo de esa manera. Te recuerdo que eres un auror y estás en presencia de un heredero. Esto se verá tan mal en mi queja hacia ti.

-Yo estoy haciendo de mediadora, no eres quien para desautorizar mis órdenes. Yo soy la persona encargada de que se cumpla...

Severus se lamentó.

-Yo no puedo matarla, pero tú sí.- Tomó a Sirius de las solapas de su camisa. -Matala y luego te devuelvo el favor. Es tu familia, será casi poético su muerte, viniendo de tu mano.

Sirius sonrío con humor.

-No puedo. Hay muchos testigos.

-Si la matas, yo me encargaré de sacarte al siguiente día, Black. Piensa en los beneficios.- Dijo el patriarca de los Malfoy con diversión.

-Eres un buitre.- Dijo Tonks refiriéndose a Lucius.

-No le digas buitre a mi padre.- Dijeron Draco y Draconis al mismo tiempo.

Dumbledore miró mejor al hombre que estaba con el grupo y casi se desmaya cuando el mago quitó su Glamour.

-Hola, Dumbledore. Es un placer que me conozcas finalmente después de las cartas que te he mandado. Se podría decir que somos casi amigos.

Frente a él estaba una copia idéntica de Draco Malfoy años en el futuro. Todos en la sala, quienes eran de la orden, quedaron con la boca abierta. El director, pese a sus ideales, era muy inteligente y solo tuvo que sumar dos más dos para saber que ese hombre era un viajero del tiempo y la misma persona que le estaba enviando cartas desde hace años.

-Yo...yo...tú...

-Muy largo tu discurso, si vas a entrar en colapso, hazlo en la esquina, no tenemos tiempo de una crisis existencial en este momento.- Dijo Scorpius, saliendo de la capa, dejando a Tom aún cubierto.

Toks casi se desmaya de la impresión. Los que integraban la orden se quedaron perplejos.

Habían cuatro Malfoy en la sala.

Uno más vanidoso que el otro.

-Sí, sí. Esto es increíble y no pueden creerlo, ya he escuchado ese discurso en los últimos años.- Se molestó Scorpius. -Ahora, lo que me importa es saber el motivo de tu llamada a Harry y por qué le dijiste que debía venir solo, viejo depravado.- Le dijo a Dumbledore.

Dumbledore se recompuso rápidamente y llegó a la conclusión que niguno de los cuatro rubios le gustaba.

-Oye, chico. Soy mayor que tú, no te permito que...

Draconis miró a Dumbledore.

-Termina esa frase y quemaré esta oficina de mierda contigo adentro. Será una gran fogata de fin de año para los estudiantes.

-Esto no va a ningun lado.- Trató de decir el auror, intentando recomponer su mente de todo lo que estaba pasando. -Todos llamamos a Harry, se usó el Pateonus de Dumbledore para ser más rápido. Tenemos información sobre los mortifagos destruyendo todo buscando a Harry. Es por eso que debe venir con nosotros, estará a salvo en nuestras instalaciones. Voldermort no podrá encontrarlo.

Y con esas palabras, Dumbledore intentó tomar de nuevo el liderazgo.

-Harry, no te preocupes. Voldermort no podrá hacerte daño. La orden del fénix está creada para salvarte, podrás ir con ellos y resguardarte para....

-¿Puedo matarlo?- Dijo Scorpius. -He esperado años para colgar su cabeza en mi pared de trofeos.

El director hizo una cara de indignación y se movió hacia el joven rubio.

-Cuidado, chico. Te recuerdo que yo soy la máxima autoridad en este casti...

Sus palabras se paralizaron cuando sintió como su magia detectaba una oscuridad en el salón. Era poderoso, era denso, le hizo sentir escalofríos por primera vez en años.

Una mirada hacia la esquina de la oficina le hizo darse cuenta por qué su cuerpo reaccionó con miedo, pero no con asombro.

Dumbledore ya conocía esa magia.

Solo que antes no era tan vigoroso.

Tom se rió.

-Es la misma mirada que me diste hace décadas. Supongo que dejé una huella en tu podrido corazón. Que lindo que recuerdes mi núcleo mágico, después de todo, fuiste tú el que quiso quitármelo cuando era un niño.

-Es...es imposible...tú...tú no puedes entrar.- Balbuceos salieron de la boca de Dumbledore mientras agitaba su varita hacia Tom. -Se supone que tu diario fue destruido por Harry, se...se supone que estás muerto y no puedes...

Harry rodó los ojos con impaciencia.

-Noticias nuevas: el idiota está vivo y frente a ti. Yo destruí la barrera que le impedía entrar. No es la gran cosa.

Sirius le susurró a James.

-Estamos progresando, ya no le dice "hijo de puta" ahora bajó a rango de "idiota" en esa línea a veces estoy yo.

James contó hasta diez y volvió a contar. Todo era un desastre.

Dumbledore no daba crédito de lo que veía.

-Harry alejate de él.- Intentó tocar a Harry, pero el chico se retiró rápidamente de su camino. -No lo entiendes, él quiere matarte.

-Siempre quiero matarlo.- Dijo Tom sin emoción. -Pero supongo que matar a tu futuro hijastro es algo que no está bien visto.

-No me vuelvas a decir así.- Se molestó Harry.

Tom le hizo un gesto con la mano.

-Oye, no debes darme la mierda a mí, sino a tu querido director.- Sonrió. -Después de todo es él quien quiere llevarte con Penutia y Vernon Dursley ¿Cierto, Dumbledore? Es por eso que querías que viniera solo.

Dumbledore quedó sin habla.

-¿Quieres hacer qué cosa?- La voz de James sonaba muy molesta.

-Es por eso que reuniste a la orden, para que se llevaran a Harry, sin que el chico pueda desafiarlos, ya que son más que él.- Tom no dijo que Harry podía matarlos a todos en un segundo. -Esa es tu gran idea.

-Dumbledore.- Dijo Sirius mirandolo con dagas en los ojos.

-Habla, viejo.- Remus no estaba mucho mejor.

-Es...es una buena idea.- Ni sabía cómo Tom llegó a sus recuerdos. -La sangre muggle de tus tíos son un repelente perfecto contra la magia de Voldermort. Ellos pueden ser un escudo que le impida a los mortifagos encontrarte.

-Sigo diciendo que hay más opciones que solo dejar al joven Potter en la casa de las hienas.- Dijo con voluntad Minerva, quien permaneció callada hasta ahora. -No podemos decidir sobre una persona, eso no es algo que un profesor, y menos un director, haría.

-Es algo muy inteligente, Minerva. No creo que estes pensando en la gran oportunidad que tenemos de tener a Harry como nuestro as bajo la manga.- Siguió Tonks mirando a Harry. -Deberías creer en el director, es quien te ha protegido todos estos años.

Harry lanzó una carcajada y nego con la cabeza.

-¿Crees que haré lo que digas después de toda la porquería que me diste los últimos seis años?- Harry lo miró con diversión. -Prefiero arrancarme un dedo antes de escuchar tu estúpido plan.- Miró a Tonks. -Si no sabes de lo que estás hablando no deberías hablar en absoluto.

-Eres tan...- La mujer fue interrumpida sin pudor alguno por James.

-Además, eso no es legal. Te recuerdo que yo estoy vivo y soy auror.- James lo miraba mal. -Y jamás permitiría que Harry viera o estuviera con esos insufribles y prejuiciosos de los Dursley.

-Es para mantener a Harry seguro, no deberían interferir, esto es algo que va más allá de solo una pelea familiar.- Intentó defender Tonks.

-Y tú sabes de problemas familiares ¿cierto?- Se burló Lucius. -¿Cómo está tu madre con todos los lujos que le da tu padre en el mundo muggle?

-Me tienes harta.- Dora levantó su varita. -En este momento declaro que eres alguien que está entorpeciendo un trabajo extraoficial, así que serás resguardado.

Remus gruñó tan fuerte que la mano de la mujer tembló.

-Quiero ver que lo intentes.

Nadie supo quién dio el primer golpe, pero un segundo después la oficina se convirtió en un campo de batalla.

Todos empezaron a interceder para acabar con esa absurda disputa que llegó hasta en lo físico. Incluso Dumbledore terminó paralizado por un hechizo que le cayó a él. Los maleficios salían de un lado, mientras las protecciones se lanzaban de otro. Luego de unos segundos, todos estaban agitados.

Fue Draco, quien estando en una burbuja de protección rodó los ojos y empezó a caminar hacia la bola de personas que estaban en la pelea.

-Harry.

Harry, divertido de como se estaban matando todos entre todos, al ver a Draco caminar hacia los mayores, se paró y caminó a su lado. En un segundo, todas las personas que estaban discutiendo fueron paralizadas y se acomodaron en fila, para que el rubio no saliera lastimado.

Scorpius se sintió orgulloso al ver como su padre estaba de guardian de su papá y paraba la pelea tan ridícula que tenían. De lo único que se sorprendió mucho fue de que su padre Draconis también se metiera en la discusión. No sabía la razón, solo que al ver a Dumbledore ser derribado, en ese instante también se metió Draconis en la pelea.

Dejando la pelea de lado. Draco se puso frente a Harry y lo abrazó. Harry, contento de tener a su chico en sus brazos se dejó llevar a donde el rubio quería.

-Quiero descansar un rato, Harry.- Le susurró Draco.

Harry entendió la orden indirecta.

Se giró al grupo de familiares.

-Ya saben donde estaré.

-Harry, no puedes irte.- Lo paró Dumbledore. -Estás portandote como si fueras alguien sin importancia. Eres el niño que vivió y venció, debemos prepararte para que...

-No tengas duda de que voy a prepararme, pero no lo haré bajo tus hilos. No soy tan fácil de manipular como crees. No soy tu titere, ni de la orden, deja de joderme. Preocupate por los estudiantes que de verdad necesitan de tu protección.- Tomó un traslador que ocultaba en su túnica y sujetó a Draco por la cintura. -Se vienen tiempos oscuros, espero que esta vez sí hagas algo.

Y con eso, Draco y Harry desaparecieron.

-Eso...eso no es legal...- Intentó decir Tonks.

-Déjalos.- Ahora fue el turno de Alastor de callar a la novata. -No vale la pena meterse con Harry. Que haga lo que quiera, si no quiere la ayuda, no voy a rogar para dársela.- Intentó irse. -Vámonos.- Le dijo a Tonks.

-Pero...pero, él...- Señaló a Lucius.

Alastor resopló molesto.

-Si no empiezas a caminar voy a meterte directo en la oficina con tanto papeleo que no saldrás de esas cuatro paredes por lo que queda del año. Vámonos.- Ordenó nuevamente.

La mujer, con rabia, miró al rubio.

-Esto no se quedará así.- Y se fue detrás de ojo loco.

El ministro también los estaba siguiendo.

-No puedes irte.- Dijo Dumbledore. -Ellos no pueden estar caminando libremente en nuestro mundo.- Refiriéndose a Draconis, Tom y Scorpius. -Deben ser capturados y llevados a Azkaban para ser enjuiciados y procesados.

El ministro, preso de la humillación que le dio Harry y de la pelea reciente, donde terminó con un ojo morado, le gruñó al viejo.

-No sé de qué hablas, Dumbledore. Para los reportes que haré solo estaban Severus Snape, Sirius Black, Lucius Malfoy, Remus Lupin, James Potter, Draco Malfoy, Harry Potter, Alastor Moody, Nymphadora Tonks y mi persona, nadie más.- Dijo con fuerza. -No vuelvas a llamarme, he terminado con tu orden o el intento de ella.

Y sin más se fue.

La cabeza del director iba a explotar de la rabia.

-Parece que te dejaron solo.- Scorpius se burló. Aún recordaba toda la mierda que este hijo de puta les quiso hacer a sus padres y le tenía mucho rencor. -Pobre, pobre director. Tú castillo de naipes se derrumba poco a poco.

-Scorpius.- Lo paró Draconis. -Es suficiente. Vámonos. No tenemos nada que hacer aquí.

-Es cierto.- Estuvo de acuerdo, Sirius. -Harry ya no está, no necesitamos seguir en este lugar.

Dumbledore los miró con rencor. Su varita estaba siendo fuertemente apretada para no levantarla y lanzarles una maldición.

-No saben lo que están haciendo. Harry es nuestra única esperanza.

-Dirás que es tu única esperanza para volver a ser un héroe.- Dijo Severus. -Aún recuerdo como me dijiste que ibas a usarlo para que se peleara con Voldermort hasta que uno de los dos ganara. No te importa Harry, te importa que le gane a Voldermort para que puedas tomar el crédito. Que lamentable.

-Estás despedido.- Gritó furioso Albus.

Seveus rió por primera vez ante los oídos del director.

-Métete tu despido por el culo.- Y sin más se fue, tomando a Sirius de la camisa, aunque el Black se le veía muy feliz.

-Que gran salida dramática, cariño.- Se escuchó por las escaleras.

-Cállate.

-Ya cuando hay despidos esa es nuestra señal para irnos.- Dijo Lucius. -Espero que este lamentable episodio sea el último que te vea hacer, Dumbledore. Si vuelves a importunarnos, te voy a recordar, con abogados, que no debes tocar, dirigirte o cohesionar a los chicos, ya que son menores de edad y ninguno de sus tutores te ha dado permiso. Si te veo cerca de Draco no me importará ser llevado a Azkaban.

Remus solo le dio una mala mirada y se fue junto a Lucius.

James se acercó a Dumbledore.

-No vuelvas a acercarte a mi hijo. Primera y única advertencia.

Scorpius se acercó.

-¿Qué se siente siempre perder? Debe ser duro para ti. Lástima que no me importe.

Y se fue también dando pequeños saltos y hablando sobre su Nimbus y como la salvó de un horrible final.

Y con ello, solo quedaron tres en la sala.

Dumbledore miró con ojos inyectados de sangre a Draconis.

-Tú me has estado acosando por años.

Draconis solo le dio una mirada inocente.

-No lo llamaría acosar, solo intentaba demostrar cuanto desprecio tu trabajo.- Le susurró con rabia. -Los chicos no están solos. Sé lo bajo que puedes llegar a caer por tu "Bien común" eres la persona que les ha tirado obstáculos tras obstáculos a todos y eso llegó a su fin. No vuelvas a creer que estas personas están solas, porque no lo están. Yo que tú me iría con cuidado para que el resto del mundo mágico no sepa la bazofia que eres y se te caiga la falsa imagen de héroe.

Ahora fue el turno de Tom. Sin embargo, lo único que hizo fue mirar al hombre.

-Nunca esperé ver como tu reinado caía. Como tus ovejas más fieles te daban la espalda y tus grandes planes se caían frente a ti. Es triste ver que no siento alegría alguna. Supongo que esto es lo que necesito para saber que soy mejor persona que tú. Que todo lo que me dijiste cuando era un niño era mentira y que en realidad yo no era el problema, lo eras tú.

Antes de salir de la oficina, Dumbledore habló.

-Crees que ellos te aceptan. Que te ven como uno de los suyos. Pero te equivocas. Eres Voldermort y ellos jamás te aceptarán, porque siempre te verán como un Lord oscuro.

Tom sonrió, aunque el hombre no lo vio.

-Solo debo aceptar mi pasado y a mí mismo, con eso es suficiente. Además, tengo la aceptación de la única persona que me importa. Te dejo, debo tomar un café con alguien muy importante antes que la guerra estalle completamente en nuestras caras.

Dumbledore se quedó solo.

Por primera vez, en lo que parecían siglos, su corazón empezó a latir por el miedo que estaba sintiendo.

-Me las pagarán, juro que me las pagarán.

Su cabeza giraba por la rabia. El hombre ya no era capaz de pensar con claridad sus actos y pensamientos. Sin esperar mucho más, fue hacia la chimenea y susurró el lugar hacia donde quería ir.

No querían que fuera el héroe que estaba destinado a ser, está bien.

Entonces sería el villano.

__________________________________________

Justo en el pasillo, cuando todos estaban caminando al jardín, Draconis por fin habló.

-¿La tienes?

Minerva miró al hombre.

-Espera....¿Ella lo sabe?- Preguntó Severus. Por dentro estaba feliz de contar con su ayuda y que su vieja amiga estuviera de su lado.

-Claro que lo sé.- Minerva miró al hombre que le había enviado miles de pensamientos en la cabeza y quien fue el responsable de que su cabeza le doliera con tantos acontecimientos que estaban sucediendo actualmente. -Cuando hablaste conmigo, hace horas, no esperaba que tu señal para tomar el objeto que querías fuera una pelea. Supongo que estoy demasiado vieja para seguir con esto.

La mujer sacó una Snitch dorada de su vestimenta.

Draconis la abrió y sonrió.

Frente a él estaba la piedra de resurrección.

-¿Pero que mierda?- Preguntó Scorpius.

-¿Cómo...?

-Necesitaba una gran distracción, le dije a Lucius, antes de subir a la dirección, que creara una gran pelea.

-No fue dificil hacerlo una vez que esa mujer vio a Remus con ojos de mapache. Supongo que ese rasguño en mi cara valió la pena.

-Es por eso que te metiste.- Dijo Severus a Minerva. -Odias las pelea, pero te metiste en esta cuando Dumbledore también se metió.- El pelinegro había visto a Draconis meterse y con culpa reconoció que le había puesto más atención al rubio que a la mujer.

Minerva se encogió de hombros.

-¿Quién sospecharía de una pobre anciana?- Medio sonrió. -Cuando eres invisible tienes un don infinito para que las personas jamás piensen que les harás algún daño.

-Coloqué varios hechizos en Minerva para que las barreras de Dumbledore no la detectaran cuando tomara la piedra, esa fue la única razón por la cual me metí en esa discusión, las protecciones se debían colocar en el momento preciso, ya que si lo hacía antes, estoy seguro que el viejo las detectaría, en cambio, si su cabeza estaba en otra cosa, no le prestaría atención a que Minerva le tocara el pecho.

-Eso requiere de mucho poder.- Dijo Lucius. -Deberías estar en tu límite.

Scorpius vio el momento en que su padre miró al suelo con culpa. Sabía, sin necesidad de preguntar, que su hermano Severus le había dado parte de la magia de su padre Harry y de muerte a su papá para que éste pudiera hacer tal hechizo.

-Eso es irrelevante.- Terminó diciendo Draconis. -Lo importante es que tenemos dos de las tres reliquias.

Cuando el hombre les había hablado de las reliquias, hace un par de horas, parecía casi imposible tenerlas o pensar que reliquias tan poderosas pudieran hacer tanto daño. Sin embargo, ver la piedra y la capa en manos de Scorpius, les devolvía algo de esperanza para esta batalla.

-¿Qué quieres hacer?- Le preguntó Lucius a Draconis, ya estando en los límites del colegio.

-Controlar las reliquias de la muerte significa controlar un poder sin precedentes. Inclinaremos esta guerra a nuestro favor.

-Quieres combatir poder oscuro con más poder oscuro.

-Es la única forma. No sé lo que sucederá. En mi mundo, todo fue diferente y ya no tengo la ayuda de la diosa. No podemos ser ingenuos y pretender que todo los acontecimientos de este año pasarán igual que en mi otra vida. Debemos pisar con cautela y tener en nuestro poder toda la magia posible, sea oscura o no.

Lucius miró al hombre quien se convertirá su hijo y suspiró.

-La locura y la genialidad bailan en una delgada línea, Draco.- Le dijo Lucius al hombre. -¿Cuál serás?

Draconis lo miró.

-Ambos.- Y con un giro agitó su varita y desapareció junto a Scorpius.

____________________________________________

Enviaron varias cartas.

O mejor dicho, Draconis le ordenó a Scorpius que escribiera, a mano forzada, las cartas sin usar magia, como castigo por meterse en el castillo.

-Pero si fue parte de tu plan desde el principio.- Se quejó su hijo. Pero cuando Miró como su padre tocaba peligrosamente su escoba para volar, tomó rápidamente la pluma. -Está bien, está bien, solo aléjate de mi niña.

Tal vez no fue la mejor idea darle esa responsabilidad a Scorpius, ya que todo lo que escribió fue:

"Si no quieres terminar con tu cabeza cortada y tus órganos fuera de tu cuerpo por Voldermort te aconsejo que vengas cuanto antes a la mansión Black"

-Fue un poco exagerado.- Le susurró Sirius.

-Funcionó.- Sonrió el rubio.

Y era cierto.

Al cabo de veinte minutos todos los amigos y familiares de la familia Black, Potter y Malfoy estaban en Grimmauld Place.

Los padres de Blaise y Pansy no despegaban sus ojos de la Pansy y el Blaise del futuro.

-Oh, ¿Eso significa que tengo otro hijo?- Dijo el Ruso para sí mismo. -Supongo que la isla de cumpleaños podría dividirse en dos partes.- Dijo el gran y corpulento hombre, ya que al tener una magia muy peculiar podía sentir la familiaridad mágica en el hombre mayor que era idéntica a la de su nuevo hijo, Blaise. Era extraño, pero confiaba en sus instintos y sabía que las personas nuevas en la mansión eran amigos y familia. Estaba feliz, nunca había crecido con una familia amorosa, así que esta oportunidad de tener y dar cariño le alegraba el corazón.

Le daría una isla a todos si se lo pidieran.

-Mikhaelis, no es necesario...- Empezó a decir Lady Zabini.

-Oye, si el hombre quiere darme la mitad de una isla, ¿quién soy yo para negarle algo de su gran corazón? Además, tengo años que no duermo en un buen colchón, esto es un gran regalo.

Eso trajo una ola de culpabilidad en Draconis. Recordando que sus amigos ahoran vivían en una situación muy precaria, lejos de las comodidades que tenían y sobreviviendo en su línea temporal.

-Amigo...

Blaise hizo un gesto con la mano para restarle importancia a sus palabras.

-Olvídalo. Sabes que soy un dramático.- Esperó un segundo. -¿Podrías explicarles nuestra presencia y la tuya? Me está dando ansiedad como me ven y como no dejan de mirarte la cicatriz de tu ojo. No sé por qué no tienes un Glamour.

-Ya no usaremos eso.- Dijo James mirando a sus hermanos, quienes a su vez asintieron en acuerdo. -Nunca más nos vamos a volver a ocultar, tío.

-Eso está bien, James, pero aún nos miran fijamente, no saben si somos aliados o no, recuerda: el conocimiento es poder, es mejor que todos estemos en la misma página.

-Sí.- Dijo Pansy. -Nos miran como si fuéramos una atracción de circo.- Sin humor miró a Draconis. -Están mirando mucho a mis sobrinos, Diles rápido quienes somos.

Draconis, junto con sus hijos, se encargaron de administrarles toda la información a través de imágenes mentales sobre quienes eran, qué estaban haciendo en ese mundo y las actualizaciones más novedosas de los últimos dos días a través de esferas de magia.

-Guarda una para Krum.- Le recordó el joven Zabini al rubio. -Puedes hacerlo después de sacarle una joya por atreverse a no venir rápido.

-El pobre hombre estaba a merced de los mortifagos.- Dijo Harry mirando mal a Blaise, con las manos apretando a su Draco. -Dale un respiro.

-Shhh, tranquilo, amor. Blaise también está preocupado.- Dijo Draco besando el cuello de su novio sin perderse como su amigo le temblaba las manos de los nervios y como se apretaba la túnica hasta que sus nudillos estaban blancos.

-Solo quiero verlo, las joyas pueden esperar.- Dijo sin preocupación, pero ya nadie le creía su indiferencia.

Luego de un buen par de minutos, terminaron su transferencia mágica y los padres, excepto el ruso, seguían sin creerlo.

Quedaron anonadados.

-¿Blaise?- Dijo Lady Zabini con voz de incredulidad.

El mayor quedó sin palabras para decir o alguna broma y solo sonrió con tristeza.

Tenía decadas sin escuchar la voz de su madre dirigirse a él. A veces, en la fría habitación que tenía, solía soñarla, pero esa dulce melodía ya se estaba desvaneciendo de su cabeza. Volver a escucharla fue un bálsamo de aire fresco.

Sus ojos se humedecieron un poco al acercarse a ella.

-Hola, mamá.- Ambos caminaron lentamente y Blaise la abrazó, la mujer no podía creer lo que veía.

-Hijo...hijo, amado mío.- Fue un abrazo tan fuerte que todos los miraron por un segundo. -Lamento todo lo que has pasado en tu mundo, Blaise. Aquí está mamá, todo está bien.

Con lagrimas, Blaise vio al ruso y sonrió. Le susurró a su madre.

-¿Es él?

Lady Zabini sonrío.

-Lo es.

-Estoy muy feliz por ti.- Con suavidad se acercó al hombre. -Es un placer, gracias por destruir la maldición.

-Nunca creí que fuera una maldición amarr a esta mujerr. Estoy muy feliz de conocerrte otrra vez Blaise Zanini. Como te dije hace tiempo, a tú yo más joven, y te lo digo de nuevo: Grracias por darrme espacio en la vida de tu madrre y en la tuya.

Blaise lo abrazó con calma. La tormenta que tenía en su mente a causa de toda la mierda que había vivido los últimos años se calmó.

-Es un placer.- Dijo nuevamente.

En la otra punta del salón, una chica evitaba ver la cara de todos, sobretodo de dos personas en particular.

Pansy no quiso ver a sus padres. No podía, no iba a ser como el reencuentro de su amigo con su mamá. Ella tenía mucha rabia y decepción hacia sus verdaderos padres. Volver a verlos abriría una herida muy grande.

La Pansy menor fue hacia ella y le sonrió con empatía.

-Oye, no son los padres que te hicieron daño. Mis padres nunca te lastimarian, son increíbles.

Esas palabras hicieron recordarle a la mujer mayor que estas personas eran diferentes, con emociones y lealtades diferentes a los de su mundo. Ellos luchaban por los que amaban y se sacrificarian por su familia. Nunca estarían con Voldermort.

Suponía que eso era digno de admirar.

-¿Pansy?

-¿Hija?

La voz de sus padres resonó en ella y con eso, miles de imágenes volvieron de aquella noche en la que sus verdaderos padres no la ayudaron el día de su horrible boda. Su voz quería temblar, pero no podría lucir así de débil.

Ella ya no era débil.

-Yo no soy su hija.- Dijo sin emoción. -Yo estoy muy vieja y estropeada para ser hija de alguien. Su hija está por allá.- Señaló a la Pansy joven abrazando y calmando a Luna. -Se ve que es una chica muy educada y feliz. Eso es bueno. Al menos una de nosotras lo es.- Dijo con resentimiento a lo que era su vida. Pero estaba inmensamente feliz por su yo más joven, ella era valorada, ella era amada, ella sí tendría un final feliz.

Pansy se aseguraría de ello.

Los Parkinson vieron a la mujer mayor y se acercaron. El hombre le tocó el hombro y Pansy miró como su madre le tendía una mano hasta su cara para limpiarle las lágrimas. No supo en que momento empezó a llorar.

-Eres mi hija, en este mundo y en todos los que existan.- Sin pedir permiso abrazó a la mujer delante de ella y sonrió. -Lamento todo lo que pasaste. Perdona lo horribles padres que fuimos en tu mundo. Te amamos mucho.

-Oye, tengo una casa secreta en el mundo muggle, si no quieres volver a tu mundo y quieres vivir con nosotros, solo debes pedirlo.

-No te gustaba el mundo muggle.- Le recordó la castaña.

-Pero te amo a ti, si quieres una vida tranquila aquí, yo lograré que eso pase, hija. No tienes que ser tan fuerte, a veces es bueno apoyarte en las personas que te quieren.

Sin más, la mujer dejó de hacerse la ruda y aceptó el abrazo que le daban.

Había anhelado este abrazo por tantos años.

Después de unos minutos, los dos amigos del futuro vieron a la única persona que tenían vergüenza de ver y lo enfrentaron.

Blaise miró con tristeza al señor Lovegood.

-Lo lamento mucho. Luna... la Luna de nuestro mundo no pudo...

-Está bien hijo, Luna está aquí.

Ante la cara de confusión del moreno porque no señaló a la Luna joven en ningún momento, el hombre sonrió.

-Ella está aquí.- Señaló su propio corazón. -Y aquí.- Ahora tocó la frente de Blaise. -Está en los recuerdos de las personas que la amaron en vida. Atesora esos momentos y nunca la olvidarán.

Un nudo en la garganta se instaló en los tres amigos de la otra línea temporal al pensar en la rubia.

El padre de Luna tomó a su hija cuando la vio acercarse y la abrazó fuertemente.

-Estoy orgulloso de ti, en todos los mundos posibles, siempre agradeceré que seas mi hija.

Luna sonrió y también abrazó a su papá.

-Ella era increíble.- Dijo Draconis, después de un rato.

-La mejor.- Prometió Pansy.

-Era un soplo de aire.- Siguió Blaise con un suspiro triste.

Todos quedaron en silencio, recordando tantas cosas y momentos que tuvieron con Luna.

-Te habría encantado conocerla.- Dijo Pansy a Luna. -Ella era tan increíble.

La joven Luna sonrió.

-Ella dio su vida por aquellas personas que necesitaban su ayuda.- Les dio una mirada linda. Los dos mayores se quedaron congelados. -Sé que fue alguien increíble. Gracias por ser sus amigos. Estoy segura que ella los apreciaba mucho.

Esas palabras fueron como una escapatoria para los viajeros y le sonrieron de igual forma.

Nadie pudo decir otra cosa, porque Sirius anunció que las barreras habían detectado a alguien.

-Yo le dije que estábamos aquí, tío.- Dijo Harry en el mueble con Draco en sus piernas.

Segundos después, el Black se relajó y esperó a que el invitado llegara mientras veía como Lucius y Severus discutían con Harry por estar haciendo un acto tan poco educado con su hijo y ahijado en sus narices.

-Te castigaría por tres meses si no hubiese sido despedido.

Viendo la escena, escuchó la puerta abrirse sin pudor.

Krum estaba abriendo la puerta un poco agitado y viendo a todas partes en busca de alguien.

Blaise sonrió y se abalanzó sobre él para besarlo.

Eso dejó impactado al Blaise mayor.

-Eso no lo esperaba, para ser sinceros.

Pansy se rió.

-Tu novio es lindo, amigo.- Se burló del hombre.

El adulto resopló.

-Claro que es lindo, yo no escojo una pareja que no sea digna y menos que perfecta. Más le vale al mini yo ser duro con él.- Draconis miró a su amigo y sabía que su cinismo era un disfraz. De verdad le impactó ver al Blaise de este mundo besar a Víctor Krum.

-Felicidades por tu compromiso con Victor Krum. Recuerdo que lo idolatrabas en nuestro mundo.- Ahora fue el turno de Draconis de burlarse.

Blaise le dio una mirada asesina.

-Si cometo suicidio en este línea, eso no perjudicaría mi estatus criminal en mi mundo ¿Cierto?

-Nadie va a matar a nadie.- Dijo el joven moreno bajándose del pecho de su novio. Lo vio y al cabo de unos segundos su sonrisa cambió. Todos quedaron confundidos cuando el Slytherin le golpeó el brazo.

-Idiota. ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Casi mando a la fuerza de aurores a buscarte.

-Lo lamento, cielo.- Con su varita sacó una línea delgada de magia de su mente. -Te devuelvo lo que es tuyo.

Cuando la magia impactó a Blaise, todo cobró sentido. Esa noche si habían visto a Igor. Lo habían seguido y hasta tuvieron que actuar de dobles espías para que Krum se uniera a sus filas como un posible mortifago. Todos los recuerdos estaban volviendo y con eso la rabia creció en Blaise.

-De verdad que eres imposible. Estabas bajo mucho peligro. Te dije que no era buena idea meterte como chivo expiatorio. Si los mortifagos te hubieran descubierto...

-Es que si me descubrieron.

-¿Qué?- Se asustó Blaise.

-Esa es la razón por la que no te busqué antes. Necesitaba deshacerme de ellos y asegurarme que no habían más detrás de mí. Todos estaban asustados después de la explosión y...- Las palabras se apagaron cuando vio al Blaise, la Pansy y, básicamente, a todas las caras nuevas. -Blaise, hay otro como tú.

-No estamos en ese problema ahora mismo. Borraste mi memoria, eso es una violación a mi privacidad. Y para colmo, te pusiste en un gran peligro.

Krum, tratando de comprender los nuevos acontecimientos, dejó todo de lado y se centró en su novio. Lo tomó de la cintura y le besó el cuello. Con un toque sutil sacó un anillo masculino pero elegante de oro y diamantes y se lo colocó poco a poco en el dedo de su novio.

-¿Estoy perdonado?

Blaise sonrió y le susurró algo oído.

"Te ganaste una gran mamada"

Krum le apretó duro una nalga y provocó un pequeño gemido.

-Hijo/Mini Blaise.- Dijeron tanto su mamá como el Blaise mayor al mismo tiempo.

Una vez que le dieron las últimas actualizaciones a Krum, el grupo volvió a caer en una pesada incertidumbre.

Debido al silencio tan incómodo que había en la mansión, James llamó a sus hermanos. Todos se colocaron en un círculo y se cubrieron entre ellos.

-¿Plan C?- Preguntó Luna.

-El plan C es matarlos a todos y escapar.- Dijo James.

-No. Ese era el plan E.

-¿El plan E no era matar a Dumbledore nosotros mismos?- Dijo Severus.

-Ese era el Plan D.

-Olvídense de los planes.- Señaló James con impaciencia. -Ejecutemos la misión CAP.

Todos corearon un "Ohhh"

-Operación Calmar a papá activada.

Vieron a la masa de personas que estaba en el lugar.

-Pero ¿cómo los sacamos afuera?

-Déjamelo a mí.- Dijo Scorpius.

El rubio se paró en frente de todos y gritó.

-AHHH, VOLDERMORT ESTÁ EN LOS LÍMITES DE LA MANSIÓN, CORRAN.

Todos, a excepción de Draconis, Harry, Draco, Severus y Tom, corrieron afuera de la casa.

Al ver que solo había oscuridad y estaban en el gran bosque de la mansión empezaron a sacar palabras sobre matar a un pequeño rubio y cosas de ahogamiento.

-Eso no se hace.- Dijo James con el corazón en la mano.

-Lo siento, abuelo.

Todos se paralizaron con esas palabras.

El rubio sólo se burló.

-¿Qué pasa? Es mi abuelo, superenlo.

-Lo soy.- Dijo James, olvidando todo. -Estás perdonado.

-Con esa sonrisa siempre se ha librado de los problemas.- Se quejó Casiopea.

-¿Para qué querías que saliéramos de la mansión?- Preguntó Sirius.

-¿Saben lo que dicen cuando ya llevas horas estudiando para un examen?- Preguntó James.

-Sí. Seguir estudiando hasta que caigas desmayado.- Dijo sin maldad Lucius. -O eso es lo que decía mi padre.

Remus lo miró con simpatía.

-No, amor. Dicen que debes descansar cuando llevas mucho tiempo estudiando.

-Exacto, así que hemos decidido que debemos descansar.- Dijo Luna.

-¿Y que proponen para olvidarnos de que un loco quiere matarnos?- Dijo Blaise medio en broma.

Los chicos rieron y señalaron el lago.

-No pienso nadar en ese lago.- Se negó rotundamente Severus. -Debe estar helado.

-Lo está.- Le dio la razón James. -Pero no es para nadar.

Los hijos de Draconis apuntaron, con sus varitas, al lago y comenzaron a lanzar su magia.

Unas palabras en parcel de Severus aumentó el poder del hechizo y todos quedaron asombrados cuando el agua empezó a solidificarse.

Un par de minutos más tarde tenían ante ellos una pista infinita de hielo.

-Bueno...eh...no tenemos zapatillas para el hielo.- Intentó decir Snape en un intento de parar esta loca idea.

El ruso sonrío.

-Hielo, el hielo es mi especialidad, amigo pálido, no te prreocupes.- Exclamó emocionado Mikhaelis. Y sin más, empezó a tomar su varita y apuntarla en los tacones de su mujer. Poco a poco empezó a recrear una capa fina, pero resistente, para el hielo en la suela de sus zapatos.

-Querida.- Le sostuvo la mano y con más poder empezó a crearle las zapatillas a todos.

-Ni lo intentes.- Severus se negó y creó sus propios zapatos para patinar. Sin decir otra palabra o rabieta, le creó unas a Sirius.

Riyuu voló sobre el hielo y Star se deslizó sobre Draco para no perderse también la experiencia.

Harry tomó a Draco de la mano.

-Supongo que un par de horas de diversión no le harán daño a nadie.- Le sonrió Harry a Draco.

-Cierto.- Juntos fueron una de las primeras parejas en patinar.

Todos empezaron a ver sus nuevos zapatos y volvían a ver el lago completamente congelado con otros ojos.

Draconis rodó los ojos y, como si fuera telepatía, él y Draco empezaron a hechizar los árboles con luces para que el bosque estuviera lleno de luces blancas y de colores relajantes para una noche tan fría.

-EL ÚLTIMO EN LLEGAR ES UN BEBÉ DE CALAMAR.- Gritó Scorpius, siendo perseguido por sus hermanos.

Todos empezaron a caminar y deslizarse en el lago. Pero Draconis vio a dos personas que aún no se metían.

-Hay una mesa, con café esperando por ustedes.- Señaló en voz baja a James y Tom.

-Vaya, no eres tan cruel como pensábamos.- Tom veía como una mesa, hecha de fuertes raíces de los arboles del bosque, estaba decorada con flores negras y verdes, parecía extraída de un libro de fantasía y a su alrededor estaba iluminado con luces muy opacas para mayor privacidad.

Draconis gruñó y fue hacia sus hijos, quienes lo estaban llamando.

-Idiota X.- Le llamó James. -Obtendremos la victoria, no te preocupes. Lo conseguiremos juntos.

Con esas palabras, James y Tom fueron a tomarse ese café que se debían desde hace un año.

__________________________________________

Parecía como si esa noche de diversión y vueltas en el hielo hubiese sido hace siglos.

Después de ese día, todo se volvió sombrío y peligroso.

Hogwarts había sido dividida en bandos finalmente. Muchos tuvieron que ser expulsados inmediatamente debido a la gran ola de batallas que empezaron en los pasillos. Minerva tuvo que tomar el puesto de directora del castillo porque Dumbledore había desaparecido desde ese día. Muchos culparon a Lucius y Sirius, pero nadie tenía pruebas, solo la palabra de una aurora inexperta a quien nadie escuchó.

El grupo intentó dividirse entre proteger los diversos lugares del mundo mágico y encontrar los Horrocrux de Voldermort.

Con la madrugada dándoles la bienvenida, ambos rubios se vieron. Uno más frustrado que el otro.

-Yo iré contigo.- Dijo Draco a Draconis.

-Claro que no, sería suicidio.

-Tenías razón. Voldermort también me quiere a mí, sino logramos tenderle una trampa podríamos....

-Draco no lo has entendido. Si Harry sabe que fuiste conmigo, podría cometer una locura y ponerse en bandeja de plata a Voldermort, por favor mantente al margen de esto.

Draconis se dirigió al grupo que lo estaba esperando en el gran salón, dejando a Draco molesto en su habitación.

Estaban en la mansión Malfoy listos para la búsqueda.

Había llegado el gran día.

-Muy bien.- Todos tenían equipaje de mano y vestuarios para la misión. -El diario fue destruido y Harry está a salvo. Hay que centrarnos en los Horrocrux que están ahí afuera y no en los que ya no existen o que el Lord no puede tener acceso a ellos, en este caso eliminamos a dos de los sietes pedazos de Voldermort y nos interesamos en el anillo de su familia, la copa, el guardapelo, la diadema y su serpiente, Naggini.

Se giró a sus amigos y les dio las coordenadas, junto con una bola de magia.

-Blaise y Pansy, junto con los Parkinson irán por el anillo de Sorvolo Gaunt.- Les entregó un mapa. -Yo mismo hice esta ruta, estén atentos, muchos mortifagos podrían estar cuidando esa casa. La bola de magia les dirá donde está econdido el anillo.

-Los cuatro idi...digo, Remus, Lucius, Sirius y Severus irán por la copa de Helga, está en las bóvedas de Bellatrix.

-¿Cómo puede estar en su posesión si fue considerada como traidora?

-Una vez que algo está en tus bóvedas es imposible sacarlo de ahí. Los duendes tienen una barrera muy poderosa que lo impide.

-Si Voldermort es incapaz de tomar la copa ¿Qué te hace pensar que nosotros sí podremos?- Medio gruñó Snape.

Draconis ocultó su sonrisa.

-Estoy seguro que se les ocurrirá algo. Usen la imaginación.

-Lady Zabini, Mikhaelis y Lovegood irán por el guardapelo de Salazar. Antiguamente lo tenía Kreacher.

-¿Qué?- Dijo Sirius. -No he visto a ese elfo en años. Después de darle su libertad, se fue.

-Escapó para tener más oportunidades de destruir el guardapelo, pero fracasó. El guardapelos a caídos en manos de diversos dueños.

-¿Quién lo tiene ahora?- Remus tenía miedo de preguntar.

-Lo tiene Umbridge.

-Oh, mierda.- Exclamó una voz que lo dijo en voz alta por todos.

-Esto es suicidio colectivo.- Dijo Severus.

-Será fácil.- Dijo Sirius. -Entramos, matamos y salimos. Nadie saldrá lastimado.

-Olvidaste mencionar como vamos a destruir los Horrocrux.

Draconis miró a sus hijos. Dos en particular.

-Creo recordar que ustedes hace muchos años se hicieron muy amigos de alguien en el castillo.

-Nosotros...bueno, nosotros eh....- Scorpius empezó a tartamudear.

-Te dije que papá lo sabría.- Le susurró molesto Severus.

Scorpius levantó las manos en señal de rendición.

-Juro que solo lo alimentamos y le hacemos compañía, la pobre solo quiere estirar su cola.

-¿Conocen a mi serpierte?- Preguntó Harry.

-Corrección: Tú serpiente nos conoce.

Draconis estaba empezando a impacientarse.

-No voy a discutir eso ahora.- Extendió la mano. -Por favor.

Scorpius miró a Severus, quien con un suspiro se sacó su objeto de la túnica.

-Solo era un recuerdo. Estaba mudando de colmillo.

Scorpius hizo lo mismo.

En sus manos tenía dos colmillos de basílisco. Se acercó a Harry, mientras colocaba los dientes en la mesa.

-Es tu turno, Harry.

Harry se acercó a la mesa y poco a poco se cortó la palma con un hechizo. Dejó caer el líquido en ambos colmillos hasta que éstos se hicieron polvo.

Con rapidez y algunas palabras en parcel de parte de Harry y Severus, el polvillo se juntó con la sangre y levitaron la mezcla hacia la punta del filo de varias dagas que estaban colocadas en la mesa.

-Hay varias formas de destruir un Horrocrux, pero no hay algo más efectivo que un Horrocrux acabando con otro. La sangre de Harry junto con una parte del basílisco es el arma más potente que les puedo dar para su cacería. No es un juguete, sean cuidadosos y no lo utilicen salvo para destruir el alma fragmentada.

Cada equipo tomó la daga y la guardaron.

-¿Qué hay de los otros Horrocrux?- Dijo Lady Zabini.

-De eso nos encargamos nosotros.- Respondió James, quien tenía a Tom a su lado. -Encontraremos la diadema.

-Nosotros nos encargaremos de Naggini.- Dijo Draconis. -Krum, Luna, Pansy y Blaise ocupense de que los aurores estén alertados que Hogwarts será atacada esta noche. Dile al incompetente del ministro que se prepare con todo la caballería pesada y recluten todos los ex alumnos que estén dispuestos a ayudarnos.

Todos asintieron y empezaron a despedirse para emprender su viaje.

Harry y Draco miraron a Draconis.

-Sabes que iremos ¿Cierto? No importa lo que nos digas.- Draco lo miró. -No vamos a quedarnos aquí sin ayudar.

-Lo sé.- Agitó su varita. -Por eso no puedo dejar que eso pase.

Les tardó un segundo darse cuenta que el hijo de Draconis estaba ahí, escondido con la capa de invisibilidad. Sin poder reaccionar rápidamente, Severus tomó su collar e invocó a la muerte, paralizando a todos como en cámara lenta.

"No soy tu fuente de bateria" gruñó la muerte.

Severus le dijo en parcel.

"Solo te pido que los duermas, mi papá no quiere que salgan lastimados. Ellos deben quedarse aquí"

La muerte se acercó a Severus, pero Draconis se lo impidió.

-Aléjate.

Severus miró a la muerte. Hace años le aterraba su poder. Ahora comprendía mejor la magia que estaba conteniendo y trataba de equilibrar su poder con la del espectro.

"Papá no lo sabe, pero no solo quiero que los duermas. Quiero que los retengas hasta que caiga el sol. Quiero que ellos puedan despertar por sí solos"

Fue casi imposible, pero Severus podía jurar que la muerte se reía.

"Eso no le gustará"

"Ellos deben estar cuando la batalla comience, ya no son niños. Deben hacer lo que crean que es correcto y no lo conseguirán quedándose aquí durmiendo por un hechizo"

La muerte lo miró.

"Tu padre está muy débil por toda la magia que le has quitado"

El corazón del chico se apretó.

"Pronto todo terminará"

"¿Crees que conseguirás la victoria antes que uno de tus padres ya no lo resista más?"

Y con esa pregunta la muerte envolvió a Harry y Draco en un profundo sueño.

Draconis los miró.

-Les dije a sus tutores que ustedes no estarían en esta guerra y lo pienso cumplir.- Vio a Severus y le besó la frente. -Eres muy valiente. Vamos.

Severus miró a sus padres jóvenes. Esperaba no haber cometido un terrible error.

La mansión quedó sola con Harry y Draco como únicos habitantes, siendo resguardados por Riyuu y Star a su lado, también víctimas del sueño. No esperaban despertar una hora después con gritos de sus amigos chillando en sus oídos.

__________________________________________

A veces Draconis veía su vida como si fuera una tercera persona.

Conforme pasaban las horas y el sol se ocultaba en el horizonte, el rubio empezó a sentir temblores en el cuerpo, una alerta de que algo estaba mal.

Todo parecía muy fácil está mañana. Tal vez sus ganas de acabar pronto con todo esto lo cegaron y no se dio cuenta de que sus instintos le gritaban que no creyera en el oro al final del arcoiris.

Su cuerpo no respondió cuando Minerva le dijo muy asustada que muchos de los chicos del castillo fueron lastimados severamente.

Tampoco reaccionó cuando escuchó explosiones en los límites de la escuela y muchos gritaban de terror.

Sabía que James le gritaba en el oído, pero eso no lo despertó de su entumecimiento.

No fue hasta que Tom le envió un hechizo que le hizo sangrar el brazo dominante que Draconis miró al chico.

-Tenemos problemas.- Fue lo único que dijo antes de que todo se volviera un caos. -Mikhaelis acaba de enviar una alerta. Varios Mortifagos empezaron a atacar a plena luz del día en el ministerio. Se llevaron a Umbridge. El guardapelos estaba con ella. No pudieron tomarlo a tiempo. Hay un caos en ese lugar.

-No.- Negaba Draconis, incapaz de reconocer las palabras de Tom. -Es imposible. -Ellos no pueden....ella, ella tiene que estar en el ministerio en este momento.

-DRACONIS.- Gritó James Potter y lo sujetó de la camisa. -¡La Copa. La Copa no está!- Lucía palido y angustiado. -Mandaron un mensaje, dicen que no está. Lucius está gritando por el bociferador. Severus está muy tenso y Sirius fue lastimado por varios Mortifagos. Se llevaron la copa, Draco.

Pero fueron sus palabras las que alertaron al hombre.

-Imposible. Los Horrocrux están guardados desde hace muchos años.

Un grito los alertó.

Un Patronus.

Era una pantera negra.

Blaise.

-Pues este juego de las escondidas se pone interesante, Draco.- La voz del moreno se escuchaba estresada. -No está el jodido anillo en ninguna parte. La casa fue destruida, preguntamos a los vagabundos que habitan cerca de aquí y dijeron que anoche escucharon una gran explosión.

Draco negaba incontrolable la cabeza.

-Im...imposible.

Draconis vio con incredulidad como Harry y Draco corrían hacia ellos entre la multitud de estudiantes que estaban siendo custodiados por los profesores para mantenerlos a salvo en las mazmorras.

-Vas a pagar por lo que nos hiciste.- Dijo Harry molesto.

-¿Qué hacen aquí?- Preguntó James.

Draconis miró con asombro a su hijo Severus.

El chico no se dejó intimidar.

-Necesitamos toda la ayuda posible, papá.

-Luego podrán ajustar cuentas. ¿Qué pasa?- Dijo Tom.

Harry y Draco pusieron mala cara.

-Recibimos un mensaje de auxilio de nuestros amigos, es por eso que nos despertamos. Están atrapados en la mansión de Olliver Wood, cuando lo estaban reclutando para la batalla. Varios mlrtifagos llegaron y no pueden salir sin ser vistos. Hasta ahora están bien, pero dudo mucho que los mortifahos no se vayan a cansar de solo esperar. Debemos ayudarlos. Draco y yo iremos a...

La respiración del rubio se hacía cada vez más entrecortada. No escuchaba la voz de Harry. Lo único que sentía era frío en sus huesos.

-Es como si supieran hacia donde vamos. Es como si alguien les estuviera diciendo.

Draconis quería vomitar cuando las palabras de Tom cobraron sentido en su mente.

-Minerva dijo que varios estudiantes fueron atacados, pero nunca se le vio la cara al culpable. Eso quiere decir que pudieron entrar al castillo sin ser detectados.

-La barrera es casi perfecta. Alguien de afuera debió encontrar el modo para entrar.

No.

Alguien de afuera, no.

-Alguien de adentro los ayudó para entrar.- Dijo con un hilo de voz. -Alguien de adentro sabía lo que estábamos buscando y nos traicionó.

-¿Quién podría...?- James se calló.

-No.- Negó Minerval.

-No creo que sea tan idiota.- Resopló Scorpius.

-Si no han metido a los mortifagos aún es porque quieren algo.- Miró a Minerva. -¿El accidente con los estudiantes fue cerca de la torre de astronomía?

Minerva se sorprendió.

-¿Cómo lo sabes?

-¿Crees que entrarán por ahí con su batallón?- Preguntó Draco.

-No quieren luchar, quieren encontrar algo.- Dijo Harry.

Una gran explosión se escuchó a lo lejos.

-Protejan a los estudiantes, que nadie salga lastimado.- Fue lo último que le dijo el rubio a James y a sus hijos.

Tom y Draconis empezaron a correr al mismo tiempo, con la misma idea en la cabeza, siendo perseguidos por los demás.

-Quieren encontrar la sala de los Menesteres.- Medio Gritó Tom esquivando a los alumnos y corriendo todo lo que podía hacia la torre de astronomía.

-La diadema es lo último que los mortifagos no han obtenido.- Dijo Draconis con la respiración agitada por tanto correr.

Cuando llegaron al lugar, un enorme agujero había destruido gran parte de la torre. Sin pensarlo, subieron las escaleras que estaban arruinadas y esquivaron muchas partes de la construcción que se caía.

Grandes raíces tomaron prisionero a Riyuu, enredando sus alas tan fuertes que no pudo seguir adelante. Conforme intentaba salir, las raíces más salvajemente lo atrapaban. Cuando se quedaba quieto las raíces no le hacían nada.

-RIYUU.- Gritó Draco.

-Star quédate con Riyuu.- Ordenó Harry. -No sabemos si saldrán lastimados. -

Llegaron a uno de los grandes pasillos donde vieron como un fuego ensordecedor empezó a consumir todo el lugar.

Draconis intentó entrar, pero el único hijo que no lo escuchaba se lo impidió.

-¿Estás loco, papá? Esto es fuego maldito. Puede tener grandes consecuencias en tu magia.- Scorpius lo atrajo hacia atrás.

-Ellos están adentro.- Rugió Draconis.

-¿Quienes son ellos?

-Vaya, tardaron menos de lo que esperaba.

El fuego empezó a consumirlo todo. A lo lejos se veía como salían, de la sala de los menesteres, dos figuras muy conocidas.

-¿No escucharon que el enemigo de tu enemigo es tu amigo?- Dijo Dumbledore con burla.

Draconis solo pudo mirar la diadema en la mano de Voldermort y la varita de Saúco en posesión de Dumbledore. Draco nunca supo, en su línea temporal, de donde había sacado Harry la varita de Saúco. Pensaba que estaba destruida y nunca se interesó por preguntar. Que mala decisión.

Un segundo después, Harry lanzó hechizos por todas partes.

Dumbledore los esquivó con la varita.

Tom miró la escena enviando protecciones a su bando y lanzándole todas las maldiciones que conocía a Voldermort.

-No pensé que te vería como aliado de Voldermort.- Escupió James.

-Ya sabes lo que dicen Potter, si no puedes con el enemigo, únete.

-Sí. Hablando de eso, mi estimado, amigo, creo que ya es momento de decirte que las cosas han cambiado un poco.- La voz serpenteante de Voldermort se escuchó a pesar de las llamas devastadoras del lugar.

Entre el fuego y las maldiciones que se lanzaban por el lugar, Dumbledore no tuvo tiempo de esquivar el maleficio que le envió Voldermort, provocando que cayera al piso y no pudiera tomar la varita que estaba a unos centímetros de su cuerpo.

-Pero, pero Tom...¿Qué...? ¿Qué crees que haces?.- Empezó a gritar. -TENÍAMOS UN TRATO.

-Las cosas han cambiado, Albus.- Dijo Voldermort tomando la varita de Saúco y creando una barrera que nadie pudo romper. -Te prometí que serías el gran héroe del mundo mágico, pero eso significa que debo darte todo el crédito.

-Y lo tengo.- Dijo con odio, tratando de liberarse del hechizo paralizador. -Yo fui ante ti, te juré lealtad y te dije que estaban en busca de tus Horrocrux.

-Eso me llevó a la gran pregunta del año ¿Cómo sabías sobre mis Horrocrux?- Dumbledore no dijo nada. -Seguramente fuiste tú el que lo mató para sacarle la información ¿cierto?

Horace.

Tom supo de la muerte del pobre anciano hace semanas y le dolió. Dijeron que se había suicidado, pero al aprecer no era cierto. Él, junto con algunos pocos magos, fueron los únicos que acudieron a su funeral.

-No creas que me importa.- Siguió el Lord. -Pero eso quiere decir que si no te hubieran dado la espalda, tú nunca habrías venido ante mí con esa información.- Voldermort se acercó y, destruyendo la diadema con su magia para absorberla en su interior, sonrió. Tenía la sonrisa de un monstruo y los ojos rojos como la sangre. -Los que traicionan a su bando los considero ratas sin valor.

Le susurró en su oído palabras que a Dumbledore dejaron sin respiración.

"Ahora entiendo por qué Grindelwald te abandonó. No valías nada para él"

Con la poca fuerza que tenía, Albus logró salir del hechizo y arremetió contra Voldermort, pero éste, al tener el poder de una de sus almas, empezaba a cambiar su fuerza mágica por algo más oscuro y poderoso. Ese poder, junto con la varita, lo hacían casi imparable.

Tomó el pecho del viejo y con solo tocarlo, el hombre se congeló.

-Gracias por tu ayuda. Siempre serás recordado como un traidor. Salven al gran Albus Dumbledore.

Y con esas palabras, la mano de Voldermort empezó a tomar la vitalidad y núcleo mágico del director de Hogwarts.

Albus empezó a ponerse más viejo. Llenándose de arrugas y su piel estaba más pegada a los huesos. Segundos después la piel empezó a rasgarse, dando visibilidad a la carne y los órganos que tenía dentro. Se veía horrible. Era algo grotesco de ver. Sangre por todas partes y líquidos saliendo del anciano.

Lo último que todos vieron fue como se convertía en huesos y polvo frente a los zapatos del Lord.

Todos por inercia apuntaron al Lord al mismo tiempo, pero el hombre esquivaba todo con tanta facilidad que no era gracioso. Éste abrió un portar de energía y frente a él empezaron a salir mortifagos.

-No.- Dijo Draconis aún luchando para parar el fuego y destruir las protecciones de Voldermort. -¡NO!

Eran los mortifagos que estaban recolectando los Horrocrux.

Se arrodillaron y le colocaron cada uno de los objetos robados frente al Lord.

Todos vieron con terror como Voldermort absorbía los Horrocrux que almacenaba en los diversos objetos y, en cámara lenta, las partes divididas de su alma volvieron a su cuerpo.

Voldermort, quien tenía levitando sus almas fragmentadas con fuertes protecciones, sonrío con cinismo a todos los que veían aterrorizados y anonadados lo que hizo.

-Este es el día en que yo mismo lideraré un nuevo mundo mágico.- Miró a su alter ego y lo despreció. -Patético, la batalla será esta noche y ni siquiera me llegas a la suciedad de mis zapatos, que gran decepción. -Sus ojos recorrieron a Draco. -Te haré llorar tan fuerte que tu querido novio tendrá que cortarse las orejas para dejar de escuchar tus dulces sonidos.

Más hechizos y maldiciones le fueron enviados por parte de Harry, pero aún con la mano y la varita no pudo hacerle daño. Voldermort, ahora era el mago más fuerte del mundo mágico, los derribó sin problema.

-Este es el inicio de una nueva era, lastima que ninguno estará vivo para verla.

Y desapareció junto con sus mortifagos.

Un segundo despues, la torre estalló por el fuego, causando que toda la estructura saliera disparada por todas partes. Todos intentaron cubrirse, pero salieron muy lastimados.

Incluso Harry se lastimó al enterrarse un trozo de madera en la pierna por tapar con su cuerpo a Draco.

-¿Estás bien?- Preguntó abrazando a Draco.

-Sí, lo estoy, ven aquí, déjame ver esa pierna, amor.- Draco trataba de ayudar a Harry con las manos temblorosas hasta que su magia sacó con éxito la madera y empezó a bendarlo.

-Solo es un...- Empezó a decir Tom.

-Cállate.- James le tomó el brazo y empezó a rasgar su túnica para vendar la herida. -Esto es una mierda.

Tom resopló, tratando de no quejarse mucho de su herida, aunque James sabía que le dolía.

Draconis empezó a tratar de levantarse para buscar a sus hijos, pero su mano había quedado gravemente lastimada.

Sin embargo, eso no fue lo que le causó pánico.

Frente a él podía visualizar varias líneas doradas en un círculo mágico dibujado en el aire.

Eran las líneas que conectaban su mundo con este y observó como las líneas se rompían rápidamente. Desde hacía años que ambos mundos intentaban seguir alineados y cohesionando juntos de manera orgánica, pero eso empezó a desmoronarse frente a Draconis y sus hijos, quienes también se quedaron anonadados en el momento en que llegaron. Con rapidez trataron la herida de su padre y la lesión en la cabeza de Scorpius.

-NO. NO, NO, NO.- Aun con heridas y un sangrado en su pecho, corrió hacia la imagen y trato de hacer algo, pero fue imposible. Él no tenía la magia para parar eso. No tenía la fuerza para sostener esas líneas y volver a unirlas.

Era débil.

Siempre lo había sido.

El mundo en el que antiguamente vivían se había acabado. Las líneas ya no estaban juntas.

-Las líneas...- Dijo James con el corazón en la mano. -Papá ya las líneas no están unidas.

-¿Qué pasará con nuestro mundo?- Preguntó temerosa Luna.

-MIREN.- Gritó Scorpius.

Una línea, casi inexistente, era lo único que unía ambos mundos.

Se veía tan débil. Pero estaba manteniendo ambas líneas temporales juntas.

¿Eso significa que tenían una última oportunidad? Se preguntó Severus.

Pero Draconis no lo veía de ese modo.

Todo quedó en silencio por unos segundos, hasta que el grito desgarrador de Draconis despertó a todos del impacto. Cada uno de sus familiares y amigos, empezaron a llegar, viendo con miedo todo lo que la escena tan desgarradora les mostraba.

Ellos veían lo que había desestabilizado al hombre y también se asustaron.

-Oh, mierda.- Dijo la Pansy mayor.

-Pans....ese...ese es nuestro mundo.- Blaise quedó sin palabras. Esto era algo que nunca esperaba ver. -Por Salazar, esto está tan jodido.

Ellos nunca lo habían dicho en voz alta, y menos a Draconis, quien ya tenía mucho peso en sus hombros, pero esta vez creían que habían perdido.

El rubio cayó de rodillas y con sus manos sostuvo su peso. Sus lágrimas salieron sin notarlo y los gritos y el llanto parecía que venían de otra persona y no de él.

-Papá.- Un sollozo salió del Casiopea.

James no pudo decir nada, las lágrimas también salieron sin poder evitarlo.

Luna tenía un ataque de pánico que estaba siendo controlado solo porque Scorpius tenía su mano en el hombro y le agarraba muy fuerte el brazo hasta doler.

-Ha-Harry...- Los lamentos del hombre mayor eran muy lamentables. El dolor no lo dejaba pensar y todo era borroso por la neblina roja que veía. -¡NOOO! MALDITA SEA.

Nadie tenía palabras para consolarlo. Nadie sabía que pasaría ahora con el mundo del rubio y con su propio mundo con este cambio tan drástico de los acontecimientos.

Draconis sin saber que hacer se hizo bolita en la tierra y respiraba con dificultad tratando de tomar aire. Cerraba los ojos pidiendo y suplicando que esto fuera una pesadilla más.

Que despertaría el día de su boda y todo estaría bien.

-Ha...- Intentaba hablar, pero las palabras no podían salir fácilmente. -Harry....- El sudor empapaba su cuerpo y el temblor de sus manos era algo que no podía controlar. -¡HARRY! ¡HARRY!

Los gritos hicieron reaccionar a Draco, quien afligido por ver a todos sufrir, tomó a su prometido y lo llevó hacia su yo más adulto.

-Harry, ve.- Susurró Draco. -Está sufriendo mucho.- Decía el Slytherin gracias a la conexión que tenía con su alter ego. Él tambien estaba llorando.

Harry con pasos lentos intentó llegar a la familia, especialmente a Draconis. Con suavidad se arrodilló ante él, pero el hombre le gruñó salvajemente.

-VETE.- Gritó Draconis. -VETE.- Ya sus gritos parecían de un animal herido. -Eres una ilusión. ¡VETE!- Sus hijos se pusieron a su alrededor para darle espacio, pero también para darle consuelo, aunque tristemente ellos también estaban muy afligidos.

Todos pusieron protecciones en Harry y levantaron sus varitas cuidadosamente debido a que sabían que el hombre en ese estado podría ser peligroso por no controlar su propia magia.

-Hijo, creo que es mejor...- Decía James, pero Harry lo ignoro.

-Draconis, calma. Todo estará bien.

-VETE. TÚ NO ERES MI HARRY.- Draconis por fin lo vio con los ojos inyectados de sangre. Miró a sus hijos y levantó su mano.

Los cinco chicos corrieron hacia su padre y sin saberlo sus núcleos crearon una fuerza mágica que levantó una protección para todos ellos, incluyendo a Pansy y Blaise.

Harry miró alrededor.

-No soy tú Harry, no lo seré nunca, porque yo tengo a mi propio Draco junto a mí.- Un llanto salió del hombre. Las palabras del chico eran crueles y sin pudor. Sin embargo, siguió caminando, pese a que no podía entrar a la barrera. -Pero no puedo imaginar el dolor que estas pasando. Me moriría si alguien me arrebata a Draco o si mi mundo y mi vida se va a la mierda.- Seguía hablando mientras la familia Potter-Malfoy lo escuchaban. -No podría comprender su dolor y egoistamente no quiero hacerlo. Lo único que puedo darte es mi promesa de que esto no se va a quedar así, Voldermort no va a ganar.

-Tu promesa no me sirve de nada.- Dijo con rencor Draconis, apretando el brazo de James y de Severus. -Ya nada me sirve. Ya...ya no puedo seguir. Voldermort ganó, yo...yo no puedo...

-Claro que puedes.- Fue el turno de Draco de acercarse al lado de Harry. Le tomó la mano y miró a la familia también. -Claro que puedes, has sobrevivido a cosas más dolorosas, eres fuerte, eres una de las personas más fuertes que he conocido.

-Estoy cansado.- Dijo en un susurro.

Draco poco a poco se acercó y lo ayudó a levantarse, alejando las barreras de ellos. Harry ayudó a sus hijos y se miraron con dolor.

-Hay una oportunidad.

Draconis resopló.

-Una casi inexistente.

-Pero la hay. Debemos aferrarnos a ella.

-Esa línea que une ambos mundos podría colapsar cualquier momento.

-Pero no lo ha hecho, debemos tener ese gramo de motivación y saber que no todo está perdido.

Draconis empezó a limpiarse las lágrimas, miró a sus hijos, quienes tenían caras de tristeza y su corazón se marchitó.

Él odiaba verlos así.

Miró a Draco.

Vio en sus ojos algo que él ya no tenía.

Esperanza.

Esperanza de que no todo estaba perdido. Suponía que debía probar un último intento antes de caer en un bucle de dolor y autocompasión

-¿Qué pretendes que hagamos?

Draco le medio sonrio a Draconis.

-Somos Malfoy, podemos hacer lo que sea.

Draconis medio resopló con malestar.

-Mi apellido no me sirve en este momento.

-No, pero a mí sí.

El rubio mayor lo miró sin comprender.

-¿Qué quieres decir?

Draco se levantó y miró a la docena de personas que estaban esperando su decisión.

-Voldermort tiene un ejército. Nosotros también lo tendremos.

-¿Qué piensas hacer?- Preguntó su padrino.

Draco miró a Harry.

-Creo que es tiempo de que tu familiar respire aire fresco ¿no crees, cariño?

Harry le sonrió cuando comprendió que quería hacer su chico.

El rubio miró a Remus.

-Y que las criaturas mágicas le agradezcan a mi padre sus nuevos derechos.

Un grito sacudió el lugar y todos vieron a Riyuu sobrevolar arriba de ellos.

Star se deslizó hacia el cuerpo de Draconis y le silbó.

-No tengo idea de lo que dices.

Seveus sonrió y miró a su padre.

-Ella dice que es tiempo de patear traseros de motifagos.

Otro silbido.

Esta vez Severus se rió.

-También te promete que morderá a Voldermort tan fuerte que se cagará encima.

Eso inesperadamente provocó una risa genuina de Draconis. La acarició y le sonrió con tristeza.

-Gracias por tu apoyo, linda.

-No todo está perdido. Pero te necesito.- Dijo Draco. -¿Lo harás?

Draconis miró a sus hijos quienes lo miraban de vuelta a la espera de una decisión. Ellos habían sufrido. Estaban cansados de siempre ser fuertes, y aún así, aquí estaban listos y dispuestos para ayudar.

Con un suspiro cansado se le extendió la mano a su yo joven.

-Tú lo dijiste. Somos Malfoy. Estamos juntos en esto, sea bueno o malo.

Draco le devolvió el saludo.

-Voldermort ahora es el ser mas peligroso y poderoso del mundo.- Dijo el Blaise mayor. -Necesitamos un milagro.

-O...- Sugirió Draco, levantado su cabeza en dirección a una persona. -Otra parte de él que no esté loco.-

Todos miraron a Tom.

El hombre solo suspiró y caminó más cerca del grupo, alejándose del intento de protección de James.

-Sabía que no sería fácil.- Miró a Draco. -¿Cual es el plan?

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

No tengo excusas, me perdí dos meses y vuelvo como si nada, pero así te hizo tu ex y lo perdonaste, así que imploro también tú perdón.

¿QUE LES PARECIÓ?

Amé mucho los reencuentros de los chicos con sus padres.

Mi linda Pansy es la que más ha sufrido. Basta, déjenla.

Yo no sabia que Voldermort en esta historia sí recuperaría sus Horrocrux, pero me dije: debes escribir algo que sea interesante.

¿Que más interesante que ver la mega batalla final alfa maravilla?

Casi saboreo el gran final.

Feliz lectura 📖❤️

Notes:

Espero les guste esta historia, no soy escritora, solo soy una chica que ama este shipp y los quiere ver felices en cualquier universo.

Series this work belongs to: