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The Other Men

Summary:

Algo pasaría la expectación era palpable, pero en algún momento de la noche, nadie los vio.

— Creo los Wingfield-Ishigami debieron irse — susurro alguien —. El congresista estuvo enfadado toda la noche, debió sentirlo y se fue mejor.

— ¿Pero y los Snyder?

— Cuando un alfa está irritado lo mejor es tener el aroma de su pareja.

Y ese último no estaba muy alejado de la realidad, pero no de la manera que pensaba.

O:

Dos parejas Swingers que les gusta coger

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter Text

Alfas, la cima de la cadena.

Omegas, el fondo de ella.

Y como todo en el mundo hay reglas estrictas.

Los alfas no pueden salir con betas, los omegas no pueden salir con otros omegas, los alfas no pueden salir con otro alfa y los betas solo pueden salir con omegas o su género opuesto.

Y muchas cosas más que rigen el mundo donde existen.

Cuando la sociedad llegó a un nivel de natalidad casi bajo el mundo entró en shock, la era oscura llego y con ello muchas muertes; la natalidad seguía baja, el ser humano corría riesgos de en un par de décadas desaparecer, así que tuvieron que recurrir a algo experimental, que milagrosamente funcionó.

Gracias al complejo genético AOB existían las castas o también conocido como segundo genero.

El complejo genético fue creado con el propósito de dar vida, de incrementarla y asegurar el crecimiento poblacional. Las relaciones románticas entre personas del mismo género secundario eran consideradas ilegales y antinaturales.

Las castas eran vistas como una bendición: representaban la posibilidad de duplicar la tasa de natalidad. Gracias al nudo y los celos, se facilitaba la fertilidad y se incrementaban las probabilidades de concebir con éxito.

Era un mundo cerrado, con una regla clara y firme: Preservar la vida.

Por eso era imposible un beta saliera con un alfa; dos hombres no reproducirían la humanidad y aún si era con una mujer, era muy probable no lograran una fecundación exitosa ante la improbabilidad de que el beta no soportara el nudo o fuera incapaz de mantenerlo.

Un Beta con un omega era posible, aún sin nudo, la alta fertilidad que los omegas poseían lo haría probable, pero era inaudito una relación de mujeres beta con una omega.

Lo mismo pasaba con la relación omega / omega, los penes de los omegas masculinos no tenían un espermatozoide fuerte y sano que pudiera fecundar algún ovulo.

El mundo era rígido, pero las personas vivían sus vidas bajo los techos. Si te juntabas con las personas adecuadas, tenias lo que querías.

Eso pasaba con los Snyder.

Con un matrimonio concertado entre el Teniente Stanley Snyder y el hijo de un congresista a la edad de 18 años, la vida de Gen era aún más rígida que el resto del mundo. De los soldados del Imperio Edén se esperaban grandes cosas y como Gen era hijo de una línea directa de omegas, se esperaban hijos grandes, fuertes y dignos.

Aparentaban bien. Convivían lo suficiente frente a las multitudes, apestaban al aroma del otro, y la mordida de unión permanecía fresca y visible para todos.

Stan era todo lo que se esperaba de un alfa: posesivo, fuerte, respetable, dominante y serio. Gen, por su parte, representaba el ideal del omega: sumiso, callado, sonriente, hogareño, cálido y maternal.

Y la gente se comía su farsa como era lo esperado.

Como esa noche.

La fiesta de celebración por el nuevo congresista del rubro científico había sido organizada en la mansión Snyder por el mismísimo Gen.

Cada detalle, aperitivo, bebida, flor y decoración había sido vigilado bajo su afilada mirada azul para que todo fuera perfecto para Xeno Houston Wingfield, el mayor enemigo de Stanley Snyder.

Las personas creían era una competencia. El doctor Wingfield era todo un alfa: prepotente, imponente, inteligente y maligno. Aterraba a las personas y muchos creían que eso chocaba con el Teniente Stanley. Dos alfas dominantes era guerra asegurada.

Y luego estaba Senku Ishigami, el esposo omega del Doctor Wingfield. A diferencia de Gen Snyder, Senku era un omega que ningún alfa quería: respondón, dominante, inteligente, antipático. Entre un omega tan tradicional y otro tan rebelde, debía haber seguramente tensiones.

Así que, los rumores de la fiesta de esta noche eran sencillos: Los Snyder presumen sobre los Wingfield - Ishigami que la tradición gana sobre la rebeldía.

Las feromonas explosivas de Snyder olían fuerte sobre todo el salón. Era tan sencillo para todo el mundo ver los gestos de molestia de Wingfield ante el aroma fuerte que venía de cada esquina de la casa.

Las cosas no era uni direccionales.

El enojo de Stanley al ver al doctor bailar algo tan indecente y fuera de los pasos establecidos con su omega era intimidante. Sus ojos llenos de ira no se perdían ni un solo paso de ese hombre en gabardina negra ajustada.

Era una noche llena de drama.

Cada palabra que cruzaban estaba llena de agresividad, las veces que se miraban al otro lado del salón y hacían gestos disconformes con lo que el otro hacía, la forma en que Xeno hablaba sin dejar Stanley lo hiciera, como el teniente lo mandaba a callar en las pláticas.

Y luego estaba la pelea de los omegas. Senku se divertida corrigiendo ideas que alfas o betas daban, corregía hasta a su propio alfa; reía ante las respuestas que él consideraba tontas y criticaba los gestos refinados del Omega Snyder.

Todos sabían que al final de la noche habría algo; dudaban de una pelea, ambos eran lo suficientemente respetable como para lanzarse cual salvajes a pelear. Algo pasaría la expectación era palpable, pero en algún momento de la noche, nadie los vio.

— Creo los Wingfield-Ishigami debieron irse — susurro alguien —. El congresista estuvo enfadado toda la noche, debió sentirlo y se fue mejor.

— ¿Pero y los Snyder?

— Cuando un alfa está irritado lo mejor es tener el aroma de su pareja.

Y ese último no estaba muy alejado de la realidad, pero no de la manera que pensaba.

Las sábanas se deshacían bajo sus dedos, sus ojos se cerraban ante las sensaciones caliente de una boca al rededor de su pene y de la succión profunda acompañada de movimientos coordinados. El aroma a eucalipto, ozono y cedro inundaban la nariz de Gen haciéndole papilla el cerebro.

Sus muslos aprietan la cabeza entre sus piernas, sus caderas se mueven buscando más satisfacción y mayor calor.

— Senku Chan — gimió con una risa suave apretando las sábanas —. Me voy a venir, Senku

La boca de Senku abandona su pene al oír la declaración. Un hilo de saliva fino se rompe cuando los labios finos de Senku embosan una sonrisa presumida.

— Que poco aguante tiene, señor Snyder — burló Senku saliendo de entre sus piernas.

Las piernas de Gen son alzadas y juntadas en lo alto. Su trasero es todo lo que el otro omega ve.

Una vista linda.

Los muslos llenos de lubricante natural, su entrada ansiosa abriéndose lentamente y apretándose por la excitación. Gen está ansioso del siguiente paso de esta noche, se ve en como su cuerpo responde al sentir las manos del hombre que ama masajear las nalgas con firmeza.

—. Ni siquiera quiero saber cuánto te tomará llegar a tu límite cuando haga algo aquí abajo

Su dedo pulgar acaricia su ano superficialmente, un jadeo involuntario escapa de los labios de Gen cuando una suave presión se ejerce en el músculo sensible.

— Ishigami Senku — interrumpió otra voz. Un metálico sonido va acompañado de la mecha encendiéndose—. No hagas sufrir a mi omega, se pone insoportable cuando lo dejas sufriendo

El humo de la primera calada de su cigarrillo sale de sus labios con un jadeo profundo. Xeno sale de entre sus piernas con enojo, así que Stanley no lo puede tomar muy enserio cuando hace segundos se la estaba mamando increíble.

— No fumes, estas teniendo sexo, no es nada elegante.

— No entiendo tu queja, fumo muy pocas veces — afirmó con una sonrisa burlona — ¿verdad, Gen?

— Stanley Chan solo fuma en ciertas situaciones — la mentira es palpable al otro lado de la habitación

Antes de que pueda continuar, Senku decide interrumpir la mala mentira diciendo:

— Claro, Stan solo fuma en el pre sexo, post sexo, durante el sexo y cuando piensa en ello — sus afilados ojos miran al rubio con diversión

— Y cuando trabaja — agregó Gen con una sonrisa subiendo su pierna al hombro de Senku—. Senku Chan — ronroneó el de cabello bicolor —, si no me prestas atención a mi me pondré celoso

— Siempre estas celoso — afirmó volviendo su atención al sexy omega acostado frente suyo

— Apaga eso — ordenó Xeno — No haré absolutamente nada, hasta que lo hagas. No es elegante fumar y es mucho menos hacerlo mientras te dan una mamada.

Un exasperado suspiro bajo se escapa de sus labios. Una última calada es dada para concluir su cigarrillo golpeándolo contra el cenicero más cercano.

— Eres más exigente que mi esposo — bromeó con una sonrisa

— Yo soy tu esposo ahora, recuérdalo

La boca pequeña de Xeno vuelve a engullir su pene de una. El gruñido que Stanley crea satisfacción en el otro alfa. Xeno sujeta los muslos del rubio impidiendo se mueva de como está.

Stan suele moverse para mejor comodidad y él termina ahogándose. Los dedos del hombre se enredan en su cabello blanco para mover su cabeza al gusto del otro, pero no hay gran cambio, Xeno ha aprendido la fuerza necesaria de succión y los movimientos certeros para complacer al alfa. Bendita sea su mente brillante.

Es sencillo hacer gemir a Stan. Después de tener todo el pene en su boca sube hasta la punta para succionar un poco, pasa su lengua por toda la extensión hasta la base donde solo tiene que succionar una de sus bolas para oírlo gemir de forma contenida. Ningún mejor sonido que eso.

Al otro lado del cuarto en la cama; Gen arquea su espalda y se esfuerza en contener un gemido sonoro cuando ha por fin conseguido que Senku le penetre. La sensación de su interior siendo llenado, los dedos en su muslo clavándose con rudeza, y los movimientos lentos y calculados que le generan descargas de placer en todo el cuerpo al punto de doblar los dedos.

Gen se tapa la boca con sus propia manos evitando gemir, no pueden hacer mucho ruido, hay gente abajo y todos morirían si son descubiertos.

— Mírate, fue tu idea e intentas no hacer ruido — bromeo Senku —. Imposible imaginar hace un rato estabas haciéndome gestos durante la cena

— Senku Chan no lucía nada molesto en la cena — aseguró entre jadeos —. De hecho, cuando me metí bajo la mesa te vi muy encantado — una sonrisa malévola se pone en sus labios

En una distracción de la cena, Gen se había ido bajo la mesa y le había realizado una mamada durante toda la comida. Mantener la calma y el rostro neutro había sido uno de los más grandes problemas que Senku se ha enfrentado en su vida.

Pensándolo bien, quizá era demasiado blando y bueno con Gen.

— Oye, Stanley — un gruñido escapó entre las palabras. Senku decide es mejor detenerse aún contra las quejas de Gen — ¿Sí castigo a tu esposo me dirías algo?

— Mientras no le hagas daño corporal visible no tengo problema alguno — afirmó entre jadeos graves —. Espero sepas le haré algo parecido a tu esposo

— Estamos a mano entonces

Confundido, Gen se deja mover por Senku a su gusto. Su cara termina enterrada entre la multitud de almohadas en su cama, los brazos hacia atrás siendo sujeto por las muñecas, su trasero elevado y la espalda arqueada.

Gen quiere preguntar que hará, pero no alcanza. Senku entra dentro suyo sin aviso sacándole el aire por completo. No le permite recuperarse, se comienza a mover con fuerza, violando cada espacio en su interior hasta dejar su marca, su forma, hasta volver a dejar su aroma en él. Los gemidos se ahogan entre las suaves almohadas llenas de saliva, sus ojos se ponen en blanco con cada embestida y su cadera comienza a moverse al tiempo de las estocadas para lograr una mayor profundidad.

— Mmm, eso se ve divertido ¿Te gustaría intentando, señor elegante?

Stanley se contiene, no puede venirse, no puede terminar porque el formar un nudo retrasaría toda su noche. Soltando un suspiro deseoso jala los cabellos claros del otro alfa para alejarlo de él. La expresión de Xeno es adorable, sus ojos llenos de lagrimas, la boca roja e hinchada y los hilos de saliva que lo unen a su pene son toda una obra de arte.

Aprovechando la niebla mental de Xeno, los dedos hábiles del soldado deshacen la corbata del hombre para darle un mejor uso.

Xeno no pone resistencia, de hecho, coopera quitándose la ajustada gabardina y la poca ropa que había bajo ella. Sentado en su silla, Stan disfruta del espectáculo de Xeno desvistiéndose hasta quedar sin nada cubriendo su cuerpo. Cuando le da la espalda, Stanley le toma de los brazos para cruzarlos sobre su espalda uno sobre el otro. La corbata se envuelve entre ellos y para mejor agarre, usa su propio cinturón.

— No sabía eras fan de este tipo de cosas, Stan. — es curiosidad expresada con un ronroneo divertido

— No lo soy, pero Senku lo hizo lucir divertido. Claro, a mi me gusta usar mis manos para otras cosas

Le guía hasta la enorme cama del matrimonio Snyder. Solo un empujón basta para que el pecho de Xeno sea lo único que toque el colchón. Sus piernas separadas, el culo al aire y los brazos y inmovilizados. Stan no podría pedir más, tiene una vista bonita de ese trasero respingón; un bello trasero que sus manos grandes masajean separando las nalgas para escupir en ellas, puede escuchar las quejas ahogadas de Xeno y aunque no las entiende, Stan es capaz de saber que dice.

— Cállate, Xeno. Por las quejas que escucho en este momento jamás las vuelvo a oír cuando terminamos — afirmó Stan divertido —. Y eso que siempre calificas y aconsejas mi desempeño

Con las mejillas bien separadas, Stanley acomoda sus caderas para dejar la punta de su verga lista para adentrarse en el alfa. A diferencia del sexo con omegas, Stan no puede solo penetrar sin cuidado. La diferencia entre el sexo con un alfa es que ellos no producen un lubricante natural que humecte su interior y ano.

Senku parece entender el problema de Stan. Los brazos de Gen son soltados por unos segundos mientras el chico cebollín se estira al cajón de Stan para darle el lubricante y un condón.

— Apresúrate, hay que cambiar pronto — ordenó el salvaje omega— No creo yo o Gen aguantemos tanto

Senku vuelve a lo suyo. Stan se pone el condón para después derrama mucho lubricante en su verga para acariciarla un poco recolectando todo en lubricante sobrante en la palma para aplicarlo en el trasero del otro alfa.

El tiempo no es importante en el sexo. Puedes durar tres horas cogiendo, pero si el sexo deficiente no lo ves como una ganancia; asimismo, puedes tener un rápidito de 10 minutos en el baño y si sabes lo que haces esos minutos serán la gloria.

— Quiero que sepas que es absolutamente vergonzosa esta posición — declaró con jadeos Xeno

— Durará poco, solo necesites estes a punto de venirte

Cuando hay suficiente lubricación, Stan sujeta con firmeza las caderas anchas del alfa y se adentra en el cálido y estrecho interior que le abraza para jamás soltarlo. Un gruñido sale de ambos, y los gemidos de Xeno se mezclan con los de Gen cuando Stan comienza a moverse.

Las caderas de Xeno se alzan y mueven para ayudar al otro alfa. Stan siempre ha sido bueno en el sexo, los movimientos precisos y potentes que le dejan las piernas de gelatina, la rudeza con la que toma su cuerpo, la forma en que el rubio acomoda su cuerpo para llegar más profundo.

Xeno no cambiaria por nada del mundo la manera en la que lo están cogiendo ahora.

La gran mano de Stan es puesta en su espalda baja presionándolo contra el colchón, él hace caso cuando siente una corriente eléctrica que le hace gritar. Sus uñas se entierran en sus brazos al no tener gran movilidad y los dedos de sus pies se ponen en punta cuando otro golpe rudo golpea ese punto.

Su cabello despeinado es demasiado largo, Stan lo toma entre sus dedos para alzarle la cabeza y oírlo más claro.

Le gusta mucho oírlo, oír como se queda sin aire con cada penetración, la forma en que sabe le gusta porque sus gemidos se vuelven agudos. El sonido de sus cuerpos chocando y sus jadeos acelerados cada que está al límite.

No quiere dejar a Xeno, le gusta su calor, lo estrecho que es y como todo su cuerpo está diseñado para él.

Pero siente ese cosquilleo en el abdomen bajo y el estirón suave en la base de sus bolas indicando está por correrse.

— Senku, cambio — gruñó sin gusto

Salirse de Xeno es de las cosas más difíciles que tiene que hacer. Un movimiento hábil deshace el cinturón y la corbata en sus brazos. Disgustado, el Alfa platinado se se levanta de su lugar sintiéndose vacío.

Gen se queja al oír eso. Esta tan cerca, no es justo.

Sentado sobre Senku dando saltos pequeños y movimientos de cadera hábiles. Un vaivén tentador que tiene a Senku encajando sus uñas en la piel de sus caderas. No quiere cambiar, enserio no quiere.

Senku le besa mientras ruedan por la cama hasta dejar a Gen boca arriba. Las manos del bi color se aferran al rostro del otro omega disfrutando del último momento que tienen antes de que los separen.

La excitación ayuda a una pareja a procrear más rápido. El calor corporal es el ideal y las hormonas a punta de piel aceleran el proceso.

 

Stan se quita el condón y cambia de lugar con Senku. Acomodándose entre las piernas del omega que es su esposo.

Gen y Stan llevan más tiempo casados, han intentado tener hijos, pero la poca atracción y gusto que sienten por el sexo entre ambos ha dificultado mucho ese proceso. Por eso recurren a este cambio, a este acomodo que funciona para ambas parejas.

Los ojos de Gen se cierran con dolor al tener ahora a su alfa dentro suyo, llenando su interior más de lo que le gusta y apretando su cintura con rudeza. Senku está casi igual, puesto en cuatro cerca de Gen, acariciando su rostro para relajarlo y besándole para poder relajarse. Sus labios se unen en un beso profundo, en algo necesitado y urgente que los vuelva a mantener en la ilusión de seguir juntos.

Las manos de Senku de Senku juegan con los pezones de Gen buscando distraerlo, intentando mantenerlo interesado en esto. La mano de Gen se estira hasta tener el pene del omega comenzando a bombear al ritmo de las embestidas.

Han hecho esto muchas veces, saben como funciona, como debe hacerse y en que distraerse. Por eso Xeno no puede evitar admirar al otro alfa.

La forma en que su mandíbula se marca. El desastre que era la poca ropa que aún poseía, junto con su cabello caído que se pegaba a su rostro enmarcándolo tan bellamente. El labial corrido por los besos pasionales, y el marcar de sus músculos mientras sujetaba al omega.

Maldición, como envidiaba Xeno a ese omega.

— Stan — jadeó necesitado

Sus ojos castaños le miran y Xeno no pierde tiempo en besarle, en comerse su boca. Con necesidad urgente y posesiva.

Sus lenguas jugueteando y sus labios mordisqueandose son todo ahora mismo. Xeno suelta la cintura de su omega para enterrar sus dedos en la espalda del alfa, sabiendo que le gusta el dolor, la rudeza y el ardor. Xeno puede imaginar lo duro que eso debe poner a Stan, lo bien que se debería sentir ser penetrado por ese gran pene tan duro que le hace poner los ojos en blanco.

Un gemido urgido se le escapa de los labios ante la imagen de un Stanley subido encima suyo golpeando su interior sin cuidado alguno, con tanta rudeza que le haría las piernas gelatina y el cerebro líquido inservible.

Siente algo dentro suyo, un dedo de Stan dentro suyo presionando cada pared, cada zona antes de introducir otros dos. Los mete y saca haciendo a Xeno distraerse demasiado. Su pene está cálido y apretado en el interior de Senku, siendo usado por las caderas del mismo por lo que pasa en su propio mundo; su interior es abierto por los dedos toscos de Stan, presionando con habilidad su prostata, masajeándola de forma tentadora y tortuosa.

Su cuerpo vibra listo para venirse, siente la base de su pene hincharse marcando así el nudo lo suficiente para que ya no pueda moverse. Una última presión a su próstata le hace correrse dentro del omega con un gemido muy alto que le hace separarse de su alfa.

El pecho de Senku cae contra el colchón. Su respiración agitada, su interior caliente y llenándose poco a poco por la gran descarga de semen. Esta hecho papilla; el sudor le cubre todo el cuerpo y la saliva gobierna su cuello lleno de marcas de Gen. Su pareja ronronea, un ronroneo agotado y necesitado de atención cuando su propio alfa se ha corrido en él.

Senku quiere mimarlo, quiere besar todo su rostro y decirle el buen omega que ha sido. Quiere decirle esas palabras y oírlas también. Desea abrazar a Gen y protegerlo de todo hasta que esté recuperado de todo esto. Pero no puede acercarse, no puede tocar al otro omega.

Los alfas son territoriales, se quieran o no, se amen o no. Stanley es un alfa tradicional guiado por sus instintos después del orgasmo. Si se acerca a su omega a consentirlo, llenarlo de palabras bonitas y besos cansados, Senku duda salir vivo de eso.

— Buen omega — las palabras arrastradas de Xeno hacen el cerebro de Senku cosquillear —. Lo haz hecho bien Senku

Sus ojos se cierran cansados. Su cerebro se emociona ante las bonitas palabras y todo se siente menos pesado, menos disgustante.

Un sonido de queja suena del otro lado de la cama acompañado de un movimiento en el colchón. Sus ojos se abren con rapidez, queriendo buscar a su pareja, queriendo calmarlo y consolarlo al reconocer el sollozo.

El brazo musculoso de Stanley le sujeta de la cintura con protección. Pegando sus cuerpos para estar más cómodos, más juntos. El omega se acurruca contra su cuerpo, buscando calma contra el pecho de su alfa. Stan los ha acomodado de forma que el delgado omega esté acostado sobre su pecho, acurrucándose contra sus pectorales.

La idea hace enojar a Senku, sus dientes pican y los celos lo poseen. No quiere eso, no quiere a Gen así con el otro alfa.

— Buen omega — logra escuchar de la voz ronca del otro hombre. Sus dedos acarician el cabello bi color con movimientos suaves y delicados —. Mi buen omega, lo haz hecho bien, aguantaste bien

Gen ronronea, un sonido cansado y más adormido que consciente. Un beso es depositado en su frente, y esa acción hace hasta a Xeno gruñir molesto.

Entienden las dinámicas, entienden las necesidades de un omega y los rituales post sexo que hay que hacerse; pero no pueden pelear contra la naturaleza en sus cerebros. La vasopresina inunda su cerebro, haciéndole hervir la sangre y generando sentimientos de posesividad que no deberían existir.

— Se un buen omega y duerme ¿sí? — murmuró el alfa.

No hay cariño amoroso en su voz, no hay dulzura en las palabras, pero tampoco hay rudeza, no hay algo malo en ellas. Son solo palabras y acciones que hacen a Senku querer lanzarse a Stanley y arrancarle el rostro por tratar así a su omega.

— Debemos irnos, Senku. Es tarde — la voz de Xeno suena distante, lejana. Esta enojado.

— Será lo mejor — murmura Senku de acuerdo —. No queremos meternos en problemas

La mano de Stan sigue en la cadera del omega, su brazo cubre un poco su trasero y lo acuñan como si fuera algo bello, como un tesoro.

Xeno no está lejos de dos pensamientos recelosos. La forma en la que Gen es bienvenido en el pecho duro y en forma de Stan, la manera en que es sujeto y protegido por el rubio. Los halagos, las palabras cariñosas.

Le gustaría ser él.

Stan y Gen no les prestan tanta atención como ellos lo hacen. Son esposos desde hace 5 años, han convivido mucho más tiempo que el reciente matrimonio de Senku y él, se conocen mejor y tienen una relación más estrecha. Amor o no, ellos se concentran en el otro porque así están acostumbrados, porque así es su biología.

Durante esos cinco años, Stan y Gen formaron un lazo. Senku y él no. Ellos sabían debían estar así: juntos, unidos porque por cinco años fue así. Senku y él apenas llevan dos años y no han establecido ese lazo, esa conexión, esas uniones se establecieron con su respectiva otras parejas.

Que triste.

Xeno aún tiene su nudo formado. Es duro y no parece querer bajar pronto, pero con el máximo cuidado se asegura de salirse de Senku para reducir los daños. Quiere irse ya.

Senku entiende debe irse. Entiende que Gen no va a mirarlo otra vez porque duerme en brazos de su esposo, de su alfa. Pero a Senku le gustaría ser él quien se quedara aquí esta noche cuidando al omega.

Resignado, como su alfa, Senku se viste con rapidez e intenta la ropa se vea lo menos arrugada y acusatoria posible.

La pareja sale de la habitación sin mirar atrás, se escabullen por los pasillos que conocen bien y se suben a su auto para irse a casa.

Para quitarse este sabor agridulce de la boca de otro hombre en los brazos de su hombre.