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1.
Esa Persona
“Te reconoceré en otra vida entera, en diferentes cuerpos, diferentes tiempos, y te amaré en todo esto, hasta que la última estrella en el cielo se queme en el olvido”
Ser el mejor nunca había sido un "tal vez", un "ojalá", un "esperemos", no, nunca había estado como opción: era un destino.
Era algo que sabía, que nació conociendo. Max Verstappen sabía que muchos culpaban a su padre de su infancia trágica, estricta..."perdida".
Él lo culpaba también.
Pero la verdad era que no hubiera importado si Jos hubiera sido su padre o no, él sabía que estaba destinado a ser el mejor y perder el tiempo disfrutando una niñez no estaba en la lista de sus arrepentimientos.
Aunque, sí debía admitir que tal vez tendría muchos menos problemas para manejar sus emociones si Jos hubiera sido un mejor padre.
Especialmente tendría muchos menos problemas para manejar las emociones que siente por esa persona si Jos hubiera sido un mejor padre y si él mismo fuera un mejor hombre.
Max suspiró mientras seguía recargado en esa extraña plataforma parte del set donde estaban tomando las fotos promocionales, el turno era de su compañero Sergio Perez, mejor conocido como Checo y mejor conocido en su mente como esa persona. Los ojos de Max estaban fijos en él mientras varios pensamientos venían a su mente.
Le habían dicho que la semana pasada esa persona ya había estado en la fabrica de RedBull en Milton Keynes por primera vez y aparentemente
—¡Se había presentado con todos nosotros como si no lo conociéramos ya! "Hola soy Checo" fue muy lindo Max, lo hubieras visto—
Le contó su asistente con una sonrisa, ella no noto la mueca de descontento de Max "lo hubieras visto" bueno, lo hubiera podido ver si alguien le hubiera dicho que esa persona iba a estar ahí la semana pasada
Max apretó su mano en un puño de solo acordarse. Se supone que le deberían decir esas cosas ¿no? Y no podía quejarse porque ¿cómo se vería que EL Max Verstappen se molestara porque no lo invitaron al primer día de su nuevo compañero? ¿ESE Max Verstappen que cambiaba de compañero como si fueran calcetas? Algunos incluso se atrevían a decir que él era el que destrozaba a cada uno de los que osaban estar en el segundo asiento de Red Bull
Eso no era verdad, a él le importaba muy poco quién ocupara ese lugar, para todo lo que le importaba podía ser Helmut Marko y ni se iba inmutar
O al menos ese era el caso hasta que llegó esa persona
Esa persona, esa persona, esa persona, Sergio, Sergio, Sergio, Checo, Checo
—¡CHECO!—
Max salió de su ensoñación al escuchar en voz alta el nombre que estaba en su cabeza, pero no lo había pronunciado él, era el fotógrafo anunciando que ya habían terminado
—¡Checo! Eso estuvo genial, todo un modelo ¡eh!— dijo en broma el fotógrafo guiñándole un ojo al pecoso mientras el staff reía y aplaudía
Checo se sonrojó por esas palabras y lanzó una sonrisa tímida
Esa persona
Max sentía que se enfurecía cada vez que sentía...¿qué sentía? ¿Qué era eso que sentía cada vez que su compañero hacia esas muecas, soltaba esas sonrisas, se comportaba todo...todo...todo malditamente tierno?
Relajo su postura mientras se acercaba al grupo de gente
—¡Max! Ya casi terminamos, gracias por la espera, solo necesitamos unas cuantas fotos con los dos y ya puedes irte a practicar con el simulador— el grupo rió, Sergio rio tímidamente, parecía un poco...perdido
Max se le quedo mirando unos segundos más de la cuenta, Sergio sintió su mirada y volteo a ver a Max, entonces el rubio, agradeciendo a sus reflejos, alcanzó a voltear a ver a otro lado para evitar ser descubierto
—¿Simulador? Si esta es mi parte favorita de ser un piloto, mi objetivo siempre fue pasar horas tomándome fotos— dijo Max sarcásticamente, él creía que lo había dicho con humor pero aparentemente su voz no lo reflejó ya que el grupo rió más a fuerzas que con ganas, con cierta incomodidad mientras se miraban unos a otros.
No había sido su intención poner a todos incomodos, ¿no acaso habían dicho una broma unos segundos antes? Esto era algo que le pasaba a Max continuamente, parecía que todo lo que hacía era una agresión para los demas, volvió a apretar los puños frustrado...
—¡PFFF!— todos voltearon a ver a Sergio sorprendidos, Max abrió los ojos como platos al ver a esa persona con las manos en la boca, sus hombros temblando ligeramente tratando de ahogar su risa y fallando visiblemente
Max relajo las manos, sus ojos encontraron los ojos divertidos de Sergio...y sonrió.
Algo extraño pasó en ese momento, le vino de repente un sentimiento de...¿orgullo?¿triunfo?
—¿No era ese tu sueño también Sergio? Estar aquí para las fotos— dijo Max riendo y dandole palmadas a Sergio en el hombro
—no, la verdad lo mío es más la actuación— respondió Sergio con una sonrisa complice
Max estallo en una carcajada doblandose de risa, el grupo de personas a su alrededor que para ese entonces ya estaban más relajadas voltearon a ver a Max extrañados, pero aún así rieron con los pilotos también.
No era que Max fuera una piedra, o que no bromeara, vamos, Max no era Kimi Raikkonen. Pero en Redbull no era normal últimamente verlo relajado, ya no era el adolescente que hacia el ridiculo con Daniel después de todo. Ya no quería estar perdiendo el tiempo, cuando empezó en la F1 sentía que tenía tiempo de probarles a todos que era el mejor, y en cierta forma lo había hecho, rompiendo récords y siendo la joven promesa...pero aún con todo eso todavía no había ganado el campeonato. Todavía no era el mejor.
Eso lo estaba desesperando, y era notorio, incluso su amistad con Daniel se había visto afectada por lo que pasaba en la pista.
Max era agresivo porque Max quería ganar y no le importaba a quién se llevaba en el camino.
Entonces verlo tan relajado en el primer día con su nuevo compañero era...una rareza en RedBull, pero nadie se atrevió a comentar nada.
Sin embargo Max ni siquiera estaba pensando en el campeonato ese día. Para él, un pensamiento que le llego en ese momento y que sin saberlo lo tendría casi como promesa inquebrantable fue:
"necesito hacer reír siempre a esa persona"
Ese objetivo había sido fácil al principio, hasta que llego el 2022 junto con esos sueños y la promesa inconsciente que se había hecho a sí mismo un día de febrero de 2021 en Milton Keynes se estaba volviendo más difícil de mantener que su segundo campeonato.
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2
El primer sueño
Mirando en retrospectiva Max debió haber sospechado algo desde el principio. La primera vez que vio a Che…a esa persona, había sentido como si tuviera un imán que lo hacía acercarse a él casi como magia.
Era un evento de principios de temporada en el 2017, si se pudiera a pensar sobre que era ese evento tal vez lo recordaría pero la verdad le importaba poco. Aún así tenía muy presente esos momentos que compartió con el Mexicano, una presentación poco memorable, una plática mundana, hablaron del clima, cosa que Max recordaba con extráñesa, él no era de hacer “small talk”, como Holandés si había algo que odiaba eran las platicas mundanas.
Pero aún así, eso había pasado, y si recordaba bien, él era el que había comenzado esa plática sobre el maldito clima
—Uf, hace un poco de calor hoy ¿no? Es Mexico igual de caluroso?— en el momento que terminó de hablar se arrepintió de lo que dijo, ¿que diablos había dicho? ¿Él preguntando por el clima? ¿Por el clima de Mexico?
Sergio le sonrió, ambos estaban lado a lado, sobre el escenario como muñecos de exhibición, el chico en ese entonces piloto de Force India se tomó su tiempo para contestar lo que puso a ese Max de 19 años nervios..no, impaciente, lo puso impaciente, para nada nervioso, no.
—bueno, depende del año, no del año, perdón, de la época del año— Sergio hablaba con las manos, tratando de cachar las palabras que buscaba mientras se acercaba a Max para que lo escuchara sobre todo el ruido —pero Guadalajara, de donde yo soy…que ahora que lo pienso me imagino no tienes idea de donde esta en Mexico…es un clima agradable pero inclinándose más a lo caluroso…al menos para ti, así que sí, creo que sí es igual de caluroso—
Sergio terminó su explicación, fue paciente ya que parecía buscar con cuidado las palabras que quería decir, Max pensó que pudo haber dicho simplemente “sí, es igual de caluroso” pero no lo hizo, lo que puso más tranquilo a Max (que no estaba para nada nervioso, calor que no).
—Guada..Guala..Guajara ¿puedes repetirlo?— ¿porqué de repente era importante que pudiera pronunciar bien la ciudad natal de Sergio?
—Gu-AH-da— dijo lentamente el mexicano —…lajara— y esto último lo pronuncio lo más rápido posible
Al final del evento todos tenían que tomarse una foto juntos, no era la foto oficial de la temporada así que Max buscó a Sergio quién ya estaba de cuclillas junto a su compañero Esteban Ocon preparándose para la foto.
Max hizo un gesto para mover a Ocon, este negó con la cabeza pero se lo pensó nuevamente al ver por una fracción de segundo ver el gesto de enojo que hizo Max, Esteban nunca supo si el mismo rubio lo hizo a propósito o no pero así como se estaba dando a conocer ese chico de “impulsivo” prefirió no enemistarse por algo tan trivial y le cedió el lugar al entonces adolescente.
Max volteo a ver inmediatamente a Sergio sin si quiera decirle gracias a Esteban y dijo orgullosamente:
—¡Guadalajara!—
Ambos pilotos rieron sin darse cuenta que ese momento quedaría capturado por un fotógrafo.
Monza 2022
Max estaba nuevamente en Monza recordando esa primera vez que cruzo más de un simple hola y adiós con su ahora compañero. Acababa de ganar ese fin de semana y esa persona había quedado en sexto, otra vez fuera del podio como había pasado en una semana antes en Zandvoort. Se sentía culpable pero no quería admitirlo para sí mismo, él sabía que él había sido el causante de la distracción de su compañero, lo había sido desde Monaco ese año.
Pero es que, era injusto, injusto que solo él tuviera que cargar con ese peso, injusto que el testarudo de Sergio no tratara ni siquiera de entender.
No estaba loco, era solo…esos malditos sueños, cada vez más vividos, cada vez más reales.
Cada vez más…creíbles.
¿Porque solo lo atormentaban a él? ¡Si esa persona también era parte de todo esto!
Se llevó ambas manos a su cabello apretando los mechones rubios de su cabeza en frustración. Sabía que él no quería escucharlo, mucho menos ahora un día después de la carrera, pero si no hablaba con él no lo volvería a ver hasta 2 semanas después, en Singapore.
Max se levantó del sofá que estaba en su habitación de hotel, recordaba exactamente el número de la habitación de Sergio. Después de todo, él siempre recordaba.
Monaco 2022
Estaba feliz por su compañero, en serio. Después de todo él ya había ganado el año pasado, era “justo” que su compañero ganara esta vez. Sabía también que “justo” era una palabra que no sentía realmente ese día, después de todo si su compañero no hubiera chocado en la cual él tal vez…Max cerró los ojos, tratando de tranquilizarse.
Estaba feliz por Checo, estaba feliz por Checo…
Tal vez si lo dijera una vez más ahora sí lo creería.
Se odiaba un poco por eso, lo odiaba un poco a él por eso. Su amistad era verdadera, en serio que lo era. Eran amigos.
¿Porqué entonces tenía que ser tan jodidamente egoísta? ¿Acaso le molestaba tanto el no ganar que era incapaz de sentirse feliz por quién él mismo consideraba casi su mejor amigo?
Aparentemente ese era el caso.
¿Y cómo que mejor amigo? Él tenía más amigos, no solo su compañero de equipo a quién solo conocía realmente desde hace poco más de un año ¿cómo iba a ser su “mejor” amigo? Él que solo lo había ayudado a obtener su primer campeonato…ah sí…tal vez no era tan descabellado eso de “mejor amigo”…aunque seguía sonando mal…
—¿vienes más tarde?— le había preguntado Checo después de topárselo en el pasillo del hotel, estaba empapado —ya sabes, me van a organizar una fiesta por mi primer lugar y también podemos aprovechar tu tercero, le pedí a Carlos que fuera algo tranquilo, pero va a ser divertido, después de todo ¡estamos en Monaco!-
Checo lo veía con una gran sonrisa esperando su respuesta, sus rizos mojados se pegaban a su frente, sus mejillas algo coloradas por la emoción ¿o había estado bebiendo?
—tal vez…no me mires así— Max movió uno de esos rizos de la frente del mexicano que estaba cayendo sobre su ojo, Checo ni se inmutó —tengo algunas cosas que hacer aquí, todavía quedaron pendientes de la mudanza a mi departamento, debo aprovechar que estamos en Monaco—
—no tenemos carrera hasta dentro de 2 semanas— le recriminó Checo, sus ojos entrecerrando acusatoriamente -¿en serio piensas estar sobrio esta noche? ¿Tu?
—¡hey! Lo dices como si fuera un alcohólico— le respondió Max fingiendo estar ofendido
—el primer paso es aceptarlo “Señor Gin&Tonic”, que si me permites decir se me hace una mamada porque ¡básicamente es alcohol rebajado!— Checo intento parecer serio mientras decía esto pero se quebró al final de la frase con una sonrisa
—¡con mi Gin&Tonic no Checo! Yo no digo nada de tu tequila— Max le contesto igual de divertido, ¿porque había estado enojado con el mexicano?…ah sí, ya lo recordaba…—intentare ir, aunque sea un rato— le terminó diciendo resignado
—ya estas mi güero— Max no entendió ni una sola palabra pero asintió mientras le decía adiós a su compañero
Esa noche no fue. Y esa noche fue cuando llegó el primer sueño:
Estaba en una mesa, se sentía…más pequeño, ¿era esto un recuerdo?, miro sus manos, eran más pequeñas…y estaba rodeado de niños de unos 14 años, “adolescentes” pensó molesto, nunca había disfrutado la compañía de adolescentes ni cuando él había sido uno. Estaban en un salón grande, en un espació abierto, donde se podían ver los rayos de sol desde adentro. Había comida. Comió. Alguien le hablo. Y habló.
Eso parecía natural, común, cotidiano. Él se movía y actuaba sin tener que pensarlo, como si fuera solo un espectador dentro de su cuerpo…no le dio importancia hasta que lo vio.
Sus ojos se encontraron, era él…pero no era él…¡pero sí era! Solo más pequeño, adolescente.
El chico pelinegro el devolvió la mirada extrañado…¿donde estaban sus pecas? Se preguntó Max.
El otro chico parecía…¿ofendido? Algo habían dicho los chicos cerca de él…le lanzó una ultima mirada enojada a Max antes de levantarse de la mesa y dirigirse a la salida.
El corazón de Max empezó a latir fuertemente, ¿porque se iba? ¿Porque lo evitaba? Debía mirarlo, ¡esa persona debía mirarlo!
Todo pasó…muy raro, sintió como lo persiguió, como él encontró a Checo en una habitación extraña, con barriles, con las rodillas en su pecho, sollozando.
No quería que llorara, no quería que su Checo llorara.
Ese pensamiento lo sorprendió, sin darse cuenta su cuerpo se movió, su boca habló, ese Checo respondió, cosas pasaron, hablaron con gente, hubo una clase, tocaron un instrumento…Checo lo retó, él aceptó el reto sin titubeos…todo esto era rápido, confuso y totalmente fuera de sus control, era como si alguien más hablara y actuara por él, pero al mismo tiempo seguía siendo él…
—Quiero que sea mi compañero— le dijo a su padre
Espera, ese no era Jos
—¿porqué este chico?— le preguntó su padre que definitivamente no era Jos
—porque es sorprendente— se escuchó decir
Sentía la mirada de Checo…de ese Checo joven, pero no quería voltear a mirarlo, no mientras hablaba con su padre…su padre aceptó ¿Jos aceptó? ¿El mismo Jos que se había quejado porque le pusieron de compañero a un mexicano?
Volvió a sentirse un pasajero de su propio cuerpo, ni cuenta se dio cuando ya se encontraba de nuevo sentado en esa mesa larga rodeado de los mismos adolescentes
Estaba confundido.
Hasta que vio entrar a Checo al salón, Checo se veía igual de confundido como él se sentía.
Típico de Checo. Max se levantó entusiasmado, alzando su mano para llamar la atención de Checo y abrió su boca para llamar su nombre:
—¡Patroclo!—
Max despertó agitado, sentándose rápidamente en su cama. Miro a su alrededor, sí, era su cama, era su cuarto, su departamento. Kelly dormía a lado de él.
—¿qué diablos?—
Susurro mientras se levantaba y se dirigía al baño, se vio en el espejo, no era adolescente, su corazón latía rápido.
Ese sueño…¿qué diablos fue ese sueño? Trataba de aferrarse a los pequeños fragmentos que recordaba y que se estaban borrando de su memoria…había soñado con Checo…pero ¿sí había soñado con Checo?
Monza 2022
Toco la puerta de Checo, tocó 2 veces de la forma que había visto a Jo hacerlo anteriormente.
No tuvo que esperar mucho para que Checo abriera.
—¿y ahora qué Jo?— lo escucho decir en español mientras abría, su tono ligero…hasta que vio a Max y su media sonrisa se convirtió en una mueca, intento cerrar de nuevo pero Max fue más rápido, puso su pie para evitarlo y empujó la puerta mientras se hacía paso a la habitación, Checo retrocedió inmediatamente tratando de evitar cualquier contacto con Max.
—Cabrón ¡¿qué estas haciendo?!—
—Sabes que sé lo que significa “carbón”— Max se cruzó de brazos
—por eso mismo lo dije— Checo retrocedió un poco casi chocando con la pared detrás de él pero siguió intentando matar a Max con los ojos
Max se acerco a él y puso una mano en la pared detrás de Checo, su otra mano la llevo al bolsillo de su pantalón, en ningún momento tocó al mexicano
—me estas ignorando— dijo mientras se agachaba ligeramente para estar a la altura de los ojos de Checo —tú sabes como odio que me ignoren—
Checo tragó saliva, estaba tenso, parecía querer fundirse contra la pared para evitar estar cerca de Max
—¿qué esperabas que hiciera? Si cada vez que me buscas empiezas a hablar de…de…—Checo volvió a tragar saliva
—¿de qué? dilo— Max no se había movido ni un milímetro
—¡de tus locuras! De esos sueños que TÚ tienes— Checo empujó a Max con su dedo indice en el momento que dijo “tú” —no soy tu psicólogo, no soy tu padre tampoco, ve con Christian a decirle de tus…de tus…loqueras”—
—¿qué significa loqueras?— preguntó “inocentemente” Max
—¡Ay me lleva la chingada!— Checo empujo esta vez a Max para hacerse paso hacia la mesita que había en su habitación —¡cómo sea que se diga en inglés cuando le dices a tu compañero que aparentemente son la reencarnación de Aquiles y Patóloco!—
Max soltó un bufido y miro tan intensamente a Checo que hizo que este último se agarrara al filo de la mesa nervioso
—Checo…— se acercó a él —a veces olvido que nunca haz sido bueno para la historia—
Max estaba ya frente a frente nuevamente de Checo y con dos dedos un golpecito a la frente del mexicano
—Es Patroclo— dijo con suavidad —tú eras Patroclo.—
Notes:
diganme: ¿les gusta? ¿les confunde?
va a haber varios saltos en el tiempo (aparte de los obvios en las eras de reencarnación) y no van a ser lineales, lo que quiero es poder jugar con todos los momentos Chestappen que se vayan adaptando a la historia aunque no siempre vayan a ser estrictamente correctos
espero que les guste y dejen sus comentarios ^_^
Chapter 3: Stickers de perrito
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Monaco 2022, Lunes después de la carrera
Max había olvidado casi la mayoría de los detalles de ese primer sueño, pero las sensaciones habían quedado escritas en piedra, recordaba vívidamente haber soñado con Checo y al mismo tiempo que la cara que había visto en su sueño no era su Checo.
Ese día después de la carrera ya no vio a Sergio…trataba de corregirse y llamarlo Sergio para ya no llamarle en su mente ni esa persona, ni Checo y mucho menos de llamarlo SU Checo…¿y si le decía por su segundo nombre? Michel, que aunque ese nombre a él le parecía lindo a Sergio le parecía horrible…Max sacudió la cabeza, se estaba perdiendo en sus pensamientos nuevamente.
Ese día sí vio en redes sociales que lo que según su compañero latino iba a ser una fiesta “tranquila”…fue todo menos eso, se sintió un poco incomodo y hasta culpable, si él hubiera ido no hubiera permitido que Checo llegara a tal exceso…o tal vez sí y posiblemente su incomodidad venía de saber que no había estado ahí para disfrutar el exceso juntos.
Había unas fotografías borrosas pero comprometedoras de Checo con una modelo rubia y fue ahí cuando lo sintió. No era claro ni obvio, pero estaba ahí, dentro de él, no sabía si en su corazón o en su mente pero lo sentía debajo de la piel. Como si alguien más ocupara el mismo espacio, algo o alguien que al ver la foto de Sergio con alguien más le despertó un sentimiento de posesión que nunca había sentido.
Kelly lo notó, aunque sin saber exactamente la razón.
—¿Crees que sí lo haga hecho?— le preguntó acercándose a su hombro mientras se asomaba a ver el teléfono que Max tenía en la mano con la foto comprometedora de su compañero en la pantalla. Max se tensó un poco.
—¿Importa? No sería el primero ni el último— dijo irritado lanzando el teléfono a la mesita de centro que estaba frente a él -solo sería muy estúpido si lo atraparan
Kelly alzó una ceja, sorprendida por el enojo de su novio —¿ah sí? Entonces tu no serías tan estúpido para hacerlo o para que te atraparan?—
Max pareció darse cuenta de sus palabras sin filtro y se arrepintió de si quiera abrir la boca
—Yo no tengo tiempo para eso Kelly, lo sabes, además no sería un cobarde que necesite estarse escondiendo— Max cruzó los brazos volteando a ver hacia la ventana, hundiéndose un poco más en el sillón.
A Kelly no le pareció que su actitud fuera de un hombre descubierto con las manos en la masa, más bien parecía alguien haciendo berrinche, a la chica le intrigó esto ¿porque a su novio le molestaba tanto cómo se comportaba su compañero?
—Entonces, si alguna vez te sintieras atraído por alguien más, me lo dirías directamente ¿no? ¿No tratarías de andar a mis espaldas?— dijo ella algo divertida, no estaba molesta, ella misma no se iba a dársela de santa, recordaba muy bien cómo había empezado su relación con Max, pero le parecía que su novio al nunca haberse encontrado en una situación donde tendría que escoger entre dos personas, estaba siendo muy rápido para juzgar.
—¿Qué? ¡Claro que no!— soltó Max indignado —ya sabes que no soy alguien que ande cuidando lo que dice o hace, definitivamente no tendría la paciencia para andar ocultando algo, además ¿quién sería tan estúpido como para echar a perder todo: carrera, reputación y futuro por una simple pareja…o las que sean?—
Kelly lo volteó a ver sin expresión en su cara, Max sintió una gota de sudor resbalarle por la frente
—Aunque contigo no tengo que preocuparme porque tengo todo eso— Max se aclaró la garganta —pero bueno mira la hora, vamos a comer algo ¿no?—
Kelly entrecerró los ojos mientras veía a Max levantarse y caminar hacia la cocina. Suspiró, ella sabía cómo era Max, no era una persona muy romántica ni pasional, o al menos no en el ámbito de pareja, toda su emoción y pasión la enfocaba en su deporte, en su sed de ganar y ella ya estaba resignada a eso y lo entendía, ni siquiera con su propia familia era tan afectuoso entonces daba por sentado que así era y siempre sería Max.
———
Después de comer Max salió a la terraza del departamento, tenía una linda vista hacia al mar pero más específicamente desde ahí podía ver claramente el circuito de Monaco. Max volvió a sacar su celular, sentía un cosquilleo en las manos, una inquietud debajo de la piel que no se había podido quitar desde ver esa foto.
“vaya fiestación que tuviste este fin de semana…estas en todos lados”
Max envió el mensaje, sabía que en Mexico debía ser muy temprano y que esa persona no era particularmente madrugadora, además no quería preguntar directamente pero no podía sacárselo de la cabeza, así que decidió mandar un mensaje “casual”
“¿fiestación? Creo que la palabra que buscabas era festejo o como le llamaría yo: una pedota :)”
Max no esperaba una respuesta tan rápida pero al ver el mensaje no pudo evitar sonreír.
“me imagino que sigues sintiendo la resaca, a tu edad no es tan fácil aguantar ese tipo de festejación”
"¿a mi edad? Te recuerdo que soy un par de años más joven que tu novia, cuida lo que dices o te acusare con ella :P”
Max torció la boca, no sabía porque se sintió un poco irritado que Sergio mencionara a Kelly, después de todo estaban hablando ellos dos solamente
“hablando de novias…¿no te acusaron a ti con tu esposa?
Ok, tal vez eso no fue tan casual como había intentado, su irritación anterior lo hizo escribir sin pensar, arrepintiéndose inmediatamente pero seria imposible que Sergio no lo hubiera leído ya.
“…” aparecía en el chat como que Sergio escribía y después ya no
Eso solo hizo que Max se pusiera ansioso
“Lo siento, no quise decirlo así, es solo que hay demasiadas notas y…—solo quería saber si eran verdad, pensó Max pero no lo escribió—…y nada, ¿cómo estas con eso?”
Checo mandó un sticker de un cachorro yéndose de espaldas ¿porqué todos sus stickers eran de perros?
“no te preocupes, lo mismo de siempre, un montón de chismes, decidimos ignorarlos”
“¿decidimos?”
“Carola y yo, ella sabe que es mentira, pero sí tuvimos una discusión sobre mi comportamiento, no le gustó que tomara tanto y que me filmaran”
Mandó un sticker de un perro apenado
“Hay un video de ti con tu zapato en la mano y tratando de bajar por el barandal de un yate”
“definitivamente eso no esta dentro de mis mejores momentos jajaja”
Max sonrió, le pareció gracioso que su compañero escribiera “jajaja” en lugar de “hahaha” y ahora se sentía más tranquilo sabiendo que no paso nada con esa rubia y Checo
“no lo sé, ese estilo de cabello no se te veía mal, me gusta”
Checo mandó un sticker de un perro riendo
“bueno saberlo, intentaré llevar ese estilo la próxima vez que te vea”
Checo mandó un sticker de un perro con una peluca…Checo mandaba muchos stickers.
“no puedo esperar”
Max sintió que tenía que agregar algo más después de eso
“¿te veré este jueves en la fabrica?”
“No, pedí unos días más a Horner para pasarla en Mexico, ya sabes, celebrar acá un poco aunque sí llegare a Azerbaiyán antes, desde el domingo”
Sticker de perrito llorando. Max sonrío de nuevo, en el chat de pilotos Checo solía responder solo con sí o no, o incluso solo con el emoji de pulgar arriba, pero su chat con él estaba lleno de stickers, Max no los usaba demasiado, él estaba más acostumbrado a unos cuantos emojis.
Aunque su sonrisa disminuyó cuando procesó lo que su compañero le escribió, esa semana después de Monaco no había carrera pero usualmente se veían desde el jueves para repasar actualizaciones o nuevas estrategias pero por lo que le decía entonces no lo vería hasta el próximo jueves, que es cuando Max debería estar llegando a Azerbaiyán.
Tenía sus dedos por encima de la pantalla, dispuesto a contestar el mensaje sin saber exactamente qué decir cuando lo sorprendió la voz de Kelly
—Aquí estas, voy a salir de compras con P, ¿vienes?— Max casi deja caer el celular, se apresuró a guardarlo en el bolsillo de su pantalón
—¿Eh? Ah, no, estoy bien, me quedo, tengo que revisar algunas cosas con Horner— dijo nervioso…¿porqué estaba nervioso?
Kelly lo vió con la ceja levantada —¿estabas hablando con él? ¿No te deja descansar ni siquiera ahora?— dijo ella negando con la cabeza
—Sí…era un mensaje de él…ya sabes como es— ¿porqué le estaba mintiendo a Kelly?
—de hecho me dijo que me necesita en Azerbaiyán desde el domingo— Max ni siquiera pensó lo que acababa de decir, simplemente salió de su boca
—¡¿Desde el domingo?!— Max asintió tratando de no mirar a la chica —pues que se le va a hacer…pero deberías hablar con él, no puede presionarte tanto especialmente cuando vas ganando—
Kelly se acerco a él para darle un beso en la mejilla —Bueno, te dejo, ya volvemos— le dijo mientras salía de la habitación
Max sacó rapidamente su celular
“pues entonces te veo el domingo”
“¿también vas a llegar allá el domingo? ¿Porqué?” El mensaje lo acompañaba un sticker de un perrito muy sorprendido
“Bueno si mi memoria no me falla te debo un tequila…y tu me debes un Gin&Tonic”
“Ah sigues con tu bebida de alcohol rebajado” le mandó Checo junto el sticker del perrito riendo “pero ¿sabes qué? Lo acepto y me parece perfecto”
Max sonrió
“Me parece perfecto a mi también”
Chapter 4: El Segundo Sueño
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Azerbaiyan. Un domingo antes de la carrera
Max llegó a Azerbaiyán por la tarde noche. Como siempre Red Bull se encargaba de hospedar a todo el equipo en el mismo hotel. Sabía que Sergio ya había llegado pero todavía no se lo había topado y se resistía a preguntarle a su asistente sobre él.
¿Dónde esta?
Había traído su simulador pero no quería instalarlo en su cuarto de hotel y todavía no estaba listo el hospitality de Red Bull. Max no podía dejar de preguntarse ahora que estaba ahí ¿porqué había tenido el impulso de venir este día? Era demasiado pronto en la semana para hacer alguna preparación para la carrera, definitivamente podría estar más cómodo en su casa en Mónaco…
¿Dónde esta él?
Sintió un escalofrío, desde que llegó había sentido esa extraña…¿voz? ¿presencia? ¿sombra? En su cabeza, era suya pero a la vez no, ni siquiera le quedaba claro si la escuchaba, solamente estaba seguro de tener esos fugaces pensamientos, haciendo esa pregunta…¿qué le estaba pasando? No sabía ni siquiera distinguir en qué idioma escuchaba esa voz, pero podía entenderla, podía entender muy claramente.
—…y aquí esta tu pase, no lo pierdas, todavía no es necesario que lo traigas contigo, el hospitality todavía no esta listo y la mayoría del tiempo de aquí al miércoles el equipo estará instalado en el hotel—
Max pestañeó un par de veces, es verdad, estaba hablando con su asistente. Tomó el pase que le daba la chica junto con la llave de su habitación.
—¿Necesitas algo más? ¿Piensas salir hoy?— preguntó viéndolo con los ojos entrecerrados, siendo parte del equipo del campeón ella tenía que estar cuando él estuviera ahí pero ella no entendía porqué habían tenido que llegar tan temprano en la semana y Max no se lo había dicho. El mismo Max no sabía bien porqué lo había hecho.
Por él, pregúntale ¿dónde esta?
—No lo voy a hacer— dijo Max un poco apresurado —digo, no pienso salir, estoy cansado, pediré algo a la habitación—
El piloto agarró su mochila y se dirigió al elevador, sus demás maletas ya las habían subido. Se detuvo un momento como acordándose de algo pero sin voltear a ver a su asistente
—Por cierto…Sergio, ehm— se aclaró la garganta tratando de no darle mucha importancia
—él…¿ya esta aquí o vendrá después?—
Preguntó cómo si no supiera la respuesta
—¿eh? ¡Ah! Creo que sí, llegó hoy un poco más temprano ¿quieres que lo contacte?— la chica sacó su celular esperando indicaciones de Max
¡Sí!
—No, esta bien, solo tenía curiosidad, en algún momento lo veré de todas formas— el holandés siguió su camino al elevador, su corazón latía rápido, inquieto, como si algo dentro de sí mismo quisiera salir.
———
Max se encontraba nuevamente en ese extraño lugar, extraño pero a la vez familiar. Su cuerpo seguía siendo el de un adolescente, su voz, su andar, sus manierismos, todo era él…y a la vez no. Se sentía confundido pero su cuerpo parecía saber exactamente qué hacer y hacía donde ir.
En ese momento se encontraba caminando por un pasillo, las luces de las antorchas eran la única iluminación en el lugar, el cielo estaba ya oscuro. Había más adolescentes alrededor, de vez en cuando se topada con ellos, todos lo conocían y saludaban con reverencia…era una sensación rara, ya que él no reconocía a ninguno.
Dobló una esquina y ahora el había puertas a lo largo, estaba menos iluminado ese pasillo.
Los jovenes desconocidos para él pasaban escurridizos, susurrando y ansiosos, acompañados algunos con chicas colgadas de sus brazos, chicas muy apenas de la misma edad que ellos. De algunas habitaciones se podían escuchar quejidos y sonidos muy obvios.
Max frunció la boca. Le parecía…asqueroso. Indigno.
Cruzó un extenso patio hacía una gran puerta, la abrió y entró en la habitación decididamente, Max no tenía idea a dónde iba pero sabía que tenía que estar ahí.
Había una especie de sala, con sillones sencillos llenos de almohadas y mosaicos decorando las paredes, había una gran alfombra. En uno de los sillones estaba sentado un hombre alto y robusto, le daba la espalda a Max pero supo reconocerlo.
“Padre” se extrañó a sí mismo, porque aún de espaldas Max sabía que ese no era Jos Verstappen.
Se fue acercando más a esa figura y casi cuando ya estaba detrás de él pudo reconocer otro cuerpo, ahí acostado boca abajo sobre la alfombra con los pies alzados moviéndolos distraídamente estaba otro chico.
“Sergio”
Pero como con aquel primer sueño en Monaco, era y no era Sergio. Era una figura pequeña, rizos castaños caían sobre su cara, estaba agachado leyendo lo que parecía un pergamino. Al parecer sintió la mirada de Max porque en ese momento levantó la cabeza y sus ojos se encontraron.
Este Sergio le sonrió y el estomago de Max dio un vuelco.
-¡Ah! Aquiles, hasta que te dignas a compartirnos tu presencia- su padre se volteó a verlo también, le señaló con la mano uno de los sillones
Max no dirigía ese cuerpo, simplemente sintió como él caminó al sillón más cercano a Sergio sin siquiera pensarlo.
Al pasar cerca de él, de nuevo sin si quiera Max conscientemente planearlo, agarró a Sergio del tobillo arrastrandolo un poco para que quedara más cerca de dónde se dirigía a sentarse. Sergio soltó un gritito sorprendido mientras sus manos se aferraban a la alfombra sin exitoso de evitar su arrastre.
Su padre soltó una carcajada —Aquiles deja tranquilo al pobre Patroclo, él ya casi termina su lectura y tu todavía ni haz empezado—
Patroclo—¡no!—Sergio le lanzó una mirada de reproche, esto solo hizo que Aquil-¡Max! Que Max sonriera traviesamente.
—No tengo ganas de lecturas ahora— se sorprendió contestando, sintiéndose como si fuera un observador externo.
—Bien, dejemos las lecturas para otro día— Su padre lo miró con perspicacia — tal vez deberías visitar a la criada de la cocina…he escuchado que andaba rondando tu puerta en noches anteriores, es de tu edad también—
Max sin voltear a ver a Sergio pudo sentir aún así como el chico se tensaba en la alfombra.
—Tal vez, padre— otra vez escuchó su propia voz, diferente como la recordaba pero lo que más llamó su atención fue su contestación desafiante, casi enojada —pero ahora estoy cansado—
Su “padre” volvió a reír —estoy seguro que ella podría ayudar a quitarte lo cansado—
—No, necesito dormir— la voz de Max seguía cortante y firme —vamos Patroclo— se dirigió a Sergio con suavidad.
Sergio lo miró confundido, después miró al padre de Max.
—Esta bien, retírense a descansar— dijo el hombre mayor con un dejo de diversión mientras movía la mano, como echándolos.
Sergio se levantó y agarró sus cosas, los pergaminos e instrumentos de escritura que tenía sobre la alfombra. Max salió rápidamente de la habitación cuando supo que Sergio lo seguía,
Caminaba a prisa, dando pasos largos, este cuerpo adolescente, aunque más pequeño que el que Max recordaba, era más grande que el de Sergio de este sueño. El chico más bajo casi tenía que trotar detrás de él para mantenerle el paso.
Entraron en una habitación, su habitación, Max estaba seguro de eso aunque no recordara haber estado nunca ahí. Había muebles, alfombras y dos camas, una más grande que la otra. Ambos hicieron sus rituales para dormir. Max simplemente dejandose llevar por ese cuerpo que ahora era el suyo que tenía vida propia.
Sergio le daba la espalda mientras acomodaba su cama, esa cama pequeña que estaba cerca de una pared.
—Esa chica— dijo Sergio casi en un susurro y sin voltearlo a ver —¿te gusta?—
Max sintió una punzada en el pecho, un enojo que se estaba empezando a formar en su interior.
—¿Porqué? ¿Te gusta a ti?— la voz que salió de Max fue para su sorpresa, muy fuerte, pero sin gritar, fue como un latigazo. Se sentía molesto.
Sergio volteo a verlo con los ojos muy abiertos, sorprendido —No, no…eso no era lo que quería decir— Sergio tenía en sus manos una frazada, bajó la mirada a esta, nervioso, como si no pudiera ver a Max —me refería a que si tu querías…—
El chico no termino de decir esas palabras cuando Max en un instinto que no supo de donde llegó ya se encontraba al otro lado de la habitación, empujando a Sergio sobre su espalda en su pequeña cama, subiendo sobre su cuerpo, con sus manos una a cada lado de la cabeza del chico más pequeño.
—Estoy cansado de hablar de ella— dijo Max mirando cada detalle de la cara de Sergio, quedando casi nariz con nariz…con tal cercanía pudo ver como Sergio en se momento tragaba nerviosamente y Max…sonrió.
———
Max, el adulto, el piloto de la F1 Max, el Max holandés que definitivamente no se llamaba Aquiles se levantó de un salto en la cama, se sentó y miró a su alrededor la oscuridad de la habitación de hotel.
Se llevo una mano a su pecho, este latía estrepitosamente.
¿Qué había sido eso?
Al contrario de aquel primer sueño que parecía estar borroso en su mente, este último era tan nítido que todavía recordaba la respiración de Sergio…de ese Sergio…sobre su cara
¿QUÉ DIABLOS HABÍA SIDO ESO?
Chapter Text
—¡Ah! ¡Max!…— su asistente lo alcanzó casi corriendo antes de que entrara al elevador, la chica detuvo el cierre de la puerta, se notaba emocionada, Max se limitó a levantar una ceja en respuesta.
—¿Recuerdas que ayer me preguntaste por Checo? Ayer lo vi…bueno en realidad estuve rondando el lobby hasta que me lo topé—esto último lo dijo la chica en un susurro mirando hacía un lado, sacudió la cabeza e inmediatamente volvió a su tono normal hablándole muy rápido al holandés —Y le pregunté si tenía planes para desayunar y dijo que no ¡entonces les organice un desayuno en un restaurante cerca del hotel! Vamos, que no se te haga tarde—
La chica lo empujó al elevador ocasionando que este casi se estrellara con el fondo y presionó el botón del lobby antes de que su jefe pudiera protestar —ya debe estarte esperando abajo—
—¡¿Qué?! ¡Espera, no! ¡¿Q-qué fue lo que le dijisteeeeeee…— Max gritó desesperado mirando con los ojos muy abiertos a su asistente mientras las puertas del elevador se cerraban entre ellos.
La chica sonrió llevándose las manos a la cintura, contenta con su trabajo —¡uff! Que buena asistente soy, es como si pudiera leer su mente—dijo dándose la vuelta, sin tener idea del manojo de nervios y preocupación en el que había convertido a Max en ese momento
———
Max estaba pegado al fondo del elevador, volteando a ver a las paredes a su alrededor con una expresión de terror en su cara…¿y ahora qué? ¡No podía verlo! No ahora, no después de ese sueño raro y esta voz de su cabeza que lo atormentaba con los pensamientos más desquiciados.
“Yo quiero verlo, tú quieres verlo, deja de ser un idiota y vamos a verlo”
Max tragó saliva. Algo estaba mal con él. Debía estarlo, no era normal escuchar voces…no, era el estrés del campeonato, sí, debía serlo, además los sueños…eso era por la presión del equipo, de los medios diciendo que su primer campeonato había sido robado, la presión de su padre que constantemente le recordaba que no podía confiarse, de los otros pilotos susurrando que cualquiera con su carro podría hacer lo mismo…la presión de su compañero compitiendo con él por el campeonato…y aún así…él era el único que no lo presionaba, que no parecía querer obtener algo, el único que lo hacía sentir…suficiente solo por ser Max, simplemente Max.
Parecía haberse tranquilizado con este último pensamiento, las puertas del elevador se abrieron y salió un poco olvidando si quiera porqué estaba ahí.
“¡Ahí esta!”
La voz en su cabeza se escuchó emocionada, el corazón de Max empezó a palpitar como si hubiera bajado las escaleras corriendo, enfocó su mirada hacia la sala del lobby y sí, ahí lo vio.
Sergio sentado en un sillón con su cabeza agachada viendo algo en su teléfono. Su compañero alzó la mirada y le dedico una sonrisa al encontrarse con los ojos de Max.
Una imagen del sueño que tuvo apenas la noche anterior llego a la mente del holandés, justo así había encontrado a aquél Sergio del sueño
“Patroclo”
La voz en su cabeza pronunció el nombre casi en un suspiro.
Max sacudió la cabeza “es solo el estrés, es solo el estrés” se repitió mientras se acercaba a su compañero que ahora lo veía algo confundido.
—¡Max!— Sergio se levantó para estrecharle la mano, Max pensó que sus movimientos iban por un abrazo por lo que quedaron en una extraña posición donde el más alto abrazaba al mexicano y este quedaba con el brazo que estiró para dar el apretón de manos entre sus cuerpos.
—Ah..lo siento— Max se disculpó embarazosamente mientras se alejaba del latino
“Eres algo raro ¿eh?”
Genial, ahora la voz de su cabeza lo insultaba
Sin embargo Sergio solamente río y volvió a acercar a su compañero para darle propiamente un abrazo
—¿Estas bien? Te veo algo…¿cansado?— le preguntó Checo dandole unas palmadas en la espalda cuando terminó el abrazo
—Ah…sí, cansado, llegué ayer por la noche y no pude dormir— Max metió sus manos a los bolsillos de su pantalón —tuve unos sueños algo raros—
—¿Pesadillas? Te entiendo, a veces cuando hay algo que me preocupa suelo tenerlas también— la sonrisa del pecoso había desaparecido, tenía el ceño fruncido —¿hay algo que te preocupa?—
—Eh, en realidad no son pesadillas tal cual— Max trató de evadir la pregunta —solo son sueños…raros—
Sergio sonrió al escuchar esto —¡ja! También tengo de esos, una vez soñé que no podía alcanzar a la señora del puesto de elotes— dijo casi como si le diera orgullo haber tenido un sueño así
Max olvidó por un momento sus preocupaciones —no podías alcanzar a…¿qué? ¿Porqué no?—preguntó sonriendo
—¡Sí! ¡No podía! Iba en mi monoplaza y todo, pero la señora iba en el triciclo lleno de elotes y por más que lo intentara no la alcanzaba— Checo hacía señas con las manos, imitando una persecución —¡parecía que traía el DRS activado todo el rato!
Max se dobló, literalmente, de la risa
—Y cuando casi sentía que la alcanzaba se acabó el sueño ¡y me desperté con un antojo enorme de elotes!—
Max tenía lagrimas en los ojos de tanto reír —ok, definitivamente tienes que llevarme a probar estos elotes cuando estemos en Mexico, si te hacen soñar así por ellos deben estar deliciosos—
Checo sonrió tiernamente mientras veía a Max limpiarse las lagrimas y soltando algunas risas todavía —ok güero, pero tú invitas—
—Por cierto, ¿estas listo para desayunar?—dijo el mexicano mientras revisaba su celular para ver la ubicación del restaurante —tú asistente me dijo que te “morías” de ganas por ir a desayunar conmigo—
Max sintió como sus orejas y mejillas se ponían calientes, podría apostar que estaba tornándose lo más rojo posible en ese momento
—¡No! ¡Claro que no!— “mentiroso”
Checo lo volteó a ver alzando una ceja
—Q-quiero decir— Max se aclaró la garganta después de que se escuchara a sí mismo con una voz muy aguda —quiero decir que me moría de hambre, y ella dijo que somos los únicos del equipo…de hecho no sé porqué ella no quiso venir con nosotros ¿qué le hiciste Checo? ¿Acaso no se llevan bien o algo?
Max volteó a ver hacia la salida, tratando de ocultar su cara roja de la mirada de su compañero mientras se rascaba la nuca “casualmente”
—¿llevarme mal yo con ella?— Checo soltó una carcajada sarcástica —nos llevamos muy bien, de hecho yo diría que el que no se lleva tan bien con ella eres tú ¿porqué hiciste que viniera desde el domingo?—
Max parpadeó confundido —¿cómo que porqué? Porque yo estoy aquí—
—aha ¿ves a Alice por aquí acaso?— le preguntó Checo cruzándose de brazos
Ahora que lo mencionaba era verdad, no había visto a nadie del equipo de Sergio todavía, aunque él sí había visto al grupo de personas que trabajaban día a día para él: su asistente, su preparador físico y su community manager.
Checo viendo que la mente del rubio seguía trabajando para encontrar una razón por la que el equipo del mexicano no estaba con él decidió facilitarle la tarea:
—Ellos pudieron llegar el miércoles Max—le dijo como si le estuviera explicando las formas geométricas a un niño de 5 años —no necesitabas arrastrarlos a ellos tan pronto, básicamente lo único que necesitamos revisar estos días es con los ingenieros, más bien, yo soy el que necesito revisar cosas con los ingenieros…¿qué haces tú aquí?—
“Estar contigo”
—¡Cállate!—
Checo abrió mucho los ojos.
Max se aclaró la garganta después de su arrebato. ¿Qué tan rojo se podía poner?
—digo…¡cállate! ¡que vienes solo tú!— dijo tratando de poner una sonrisa y fallando como aquella vez que fingió que le dio risa que lo compararan con Sid, y para agregarle más credibilidad le dio un golpecito con el puño al brazo de Checo
Checo entrecerro los ojos.
—Estas raro—
—Claro que no, así hablan los jovenes de ahora—
Checo entrecerró más los ojos, viéndolo con sospecha
—Tú nunca haz hablado como los jovenes de ahora—
Max rió llevándose la mano al pecho pretendiendo estar sorprendido
—¿Me estas diciendo viejo?—
Ahora fue el turno de Checo de relajarse —no podría, si te dijera viejo me estaría diciendo a mi mismo fósil jajaja—
“Me encanta su risa…¡hay que besarlo!”
—¡que NO!—
Max se llevo la mano a su boca como queriendo callarse a sí mismo
—digo…que no eres tan mayor…—
—Max…¿estas borracho? ¿Tan temprano?—le preguntó Checo quedando más cerca de él, parecía tratar de olerlo, como si pudiera reconocer si tenía alcohol en su sistema o no
“¡¿Cómo no vas a querer besarlo teniéndolo tan cerca?!”
Max agarró a Checo de los brazos apartándolo ligeramente, el rubio pudo sentir como Checo se tensaba por el agarre
—No, no estoy borracho,— lo soltó rápidamente y dudo un poco pero al final se decidió a agarrarlo de la muñeca y arrastrarlo a la puerta de salida —ya mejor vamos a desayunar—
———
La voz pareció calmarse durante el desayuno, su nerviosismo también. El lugar era una cafetería no tan concurrida ni pretenciosa, tal vez por eso la escogió su asistente.
Cuando llegaron él se sentía tenso, pero su compañero empezó a hacerle comentarios simples sobre temas que a él le soltaban la lengua, siempre tratando que no fueran directamente sobre la carrera: Checo le preguntaba sobre sus streams, sobre su gatos (—¿y ahora qué más te ha roto Sassy? ¿Se volvió a quedar en un closet Jimmy?—), incluso lo hizo hablar sobre geografía (—¿cómo es eso de que Azerbaiyan también esta en Europa?—) con esa última pregunta hizo que Max abriera google maps para explicarle mejor. La mayor parte del tiempo era Max hablando emocionado y Checo solo hacía comentarios, preguntas de vez en cuando o simplemente lo escuchaba atento. A Max le encantaba ser escuchado así.
Se habían acercado más uno al otro desde que Max sacó su celular para enseñarle a Checo dónde quedaba Azerbaiyan y ya no se habían separado, seguían charlando animadamente cuando se acercó la mesera.
—¿Les puedo ofrecer algo más?—les dijo con una sonrisa dirigida casi exclusivamente a Checo. El holandés pudo notar también como la chica se inclinaba más hacía su compañero cuando dijo esto.
“¿Qué le pasa?” La buena actitud de Max cambió drásticamente, cuando llegaron la chica los había reconocido y desde ahí había notado su “interés” en su compañero
—Otro café Americano por favor— contestó el pelinegro con su característica sonrisa —¿tú Max?
La chica seguía con su mirada en Checo, Max apretó los labios haciendo una mueca y no contestó.
—eh…creo que para él estaría bien un Red Bull— Checo miro algo indeciso a Max para después voltear y confirmar con la mesera, esta asintió alegremente y se retiró.
Max lo seguía mirando con el ceño fruncido
—¿Alguna vez te han dicho que pareces un conejo?— soltó el rubio hablando entre dientes y casi salpicando veneno en su voz.
Checo parpadeo.
—¿p-perdón?—
—un conejo— sin apartar su vista de él, Max entrecerró los ojos —por los dientotes—
—mis…¿mis dient…?— Checo se recompuso rápidamente de la confusión —ja, mira quién habla…Sid—
La mandíbula de Max cayó súbitamente, dejando su boca abierta sorprendido
—tú empezaste— dijo Checo llevándose una mano a su boca tratando (y fallando) de impedir que el rubio viera su sonrisa burlona
Justo cuando Max le iba a contestar que él se parecía a Tom Cruise (espera…¿eso era un insulto o un cumplido?) llegó la mesera con sus bebidas
—Aquí está lo que pidieron— la chica le entregó el Red Bull a Max casi sin mirarlo —Señor Perez, disculpe molestarlo, pero queríamos preguntarle si nos permite tomarnos una foto con usted—le dijo mientras señalaba a su espalda, donde un par de meseras y un cocinero lo saludaban tímidamente desde una esquina
—No.— dijo Max lanzándole una mirada intensa al grupito —no puede—
Checo lanzó una risa nerviosa
—Mi compañero bromea, no sería problema, en un momento vamos con ustedes para la foto— la mesera los dejó agradeciéndole a Checo, se veía ahora más cohibida después de la respuesta de Max
—¿Vamos? Te lo pidieron a ti— el rubio le dio un sorbo a su Red Bull y lo volvió a dejar sobre la mesa visiblemente molesto
Checo se quedó callado mientras lo observaba, después de unos segundos en silencio alargó su mano para tocar la de su compañero que todavía estaba agarrando la lata de Red Bull
Max se sobresaltó un poco al contacto, miró la mano del mexicano y luego volteó a verlo con los ojos muy abiertos, nuevamente se hacía consciente del latido de su propio corazón
—Max, creo que solo me están pidiendo la foto porque yo fui el que ganó aquí el año pasado…pero tu sigues siendo el campeón del mundo— le dijo Checo con una sonrisa suave.
Max volvió a quedar boquiabierto. ¿Acaso su compañero pensaba que estaba celoso porque le pidieron una foto a Checo y no a él?
—No Checo…yo no…— Max negó con la cabeza y se echo a reír —no me molesta que no me pidan una foto a mi—
Checo retiró su mano confundido
—¿Entonces qué es lo que te molesta?—
“Que nos quieran robar tu atención”
Max se tensó, otra vez esa voz
—No me molesta que tengas más fans Checo, no me sorprende tampoco— dijo Max suavemente
—No creo que yo tenga más fans— le respondió Checo con una sonrisa ladina —vamos, ¡tú eres el campeón!—
“Y tú eres nuestro”
Max sonrió nervioso, tratando de no ponerle atención a la voz —sí, bueno, la mitad de las personas piensan que ese título era de Hamilton— la vez del chico se tornó fría al pronunciar el nombre del siete veces campeón —no lo hubiera logrado sin ti “ministro de defensa”—Max volvió a agarrar la mano que Checo había retirado para darle un rápido apretón
Su compañero sonrió —ok, entonces no entiendo porqué estas tan molesto ¿no tienes suficiente Red Bull en tus venas? ¿Por eso estas berrinchudo?—
—¡Yo no estoy haciendo berrinche!— Max se llevó una mano al pecho ofendido —simplemente…—tenía que pensar rápido en una excusa— se me hace poco profesional que te pidan una foto cuando nos están atendiendo, nada más— ¿Porqué necesitaba una excusa? y más importante, ¿porqué estaba realmente molestó? Max sentía que la repsuesta era obvia pero aún así no podía verla.
—pff, vamos, sabemos que es algo común— Checo hizo un ademan como para restarle importancia —además la chica fue muy dulce al pedirlo—
—¿Dulce? Más bien algo acosadora…no ha dejado de verte desde que llegamos—
—Ay Max, no es como si pudiera evitar que la gente me vea— Checo dirigió su atención a su taza de café mientras le daba un sorbo, ignorando la intensidad de la mirada del rubio en ese momento
—Pues no debería verte así— “solo nosotros podemos hacerlo” —es incómodo—
“eres mío”
La lata que estaba en el agarre de Max crujió, el liquido que estaba dentro salpicando su mano y la mesa. El rubio la había presionado demasiado fuerte.
Max se levantó repentinamente —ah…tengo que ir al baño— ni siquiera volteó a ver a Checo cuando se alejó de la mesa.
Dentro del baño, se recargó contra la puerta, cerró fuertemente los ojos mientras respiraba agitado…ese último pensamiento en su mente no parecía haber venido de aquella voz…ese último pensamiento había sido completamente suyo.
Notes:
Espero les haya gustado el capítulo y si no, por favor también díganmelo, puedo aguantar las críticas :')
Vamos despació que llevamos prisa :) este capítulo y el que sigue los necesito para llevar poco a poco a Max a la locura, o más bien, a llevarlo a que entienda sus sentimientos por el viejo sabroso antes de que se convierta en el acosador obsesivo que vieron en el segundo capítulo
y bueno este fanfic no es omegaverse pero tal vez puedan ver las similitudes entre la voz de Aquiles y los "lobos" pero no se va a convertir en omegaverse, solo tomé eso como inspiración...y lo del conejo creo que ya es casi canon en el Chestappen, ¿a quién no le gusta los fanfic con Chebunny?
Chapter 6: Interlude
Summary:
Un interludio es un período o pausa breve entre dos eventos o acciones más largas
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Max estaba de regreso en su habitación, se disculpó con Checo diciéndole que tenía algo que hacer —Olvidé que tenía una videollamada con un patrocinador— y salió de la cafetería sin siquiera esperar la respuesta de su compañero
Recordó que ni siquiera se ofreció a pagar la cuenta aunque, admitámoslo, no es como si fuera problema alguno para Checo pagar por unos cafés y RedBulls pero aún así Max sentía que él debió de haber pagado por ambos.
Después de todo acostumbraba hacer eso con todas su citas
"¿Era eso una cita?" Max sintió un escalofrío, hubiera preferido que ese pensamiento viniera de esa voz que últimamente escuchaba en su cabeza pero sospechosamente estaba muy callada ahora.
Si hubiera venido de esa voz Max todavía podría poner de excusa que esos pensamientos no eran suyos, que era el estrés, que se estaba volviendo loco...o algo, cualquier cosa.
Pero no, en este momento él sabía que lo que estaba pensando y sintiendo era suyo y no tenía que ver ni con locura ni con estrés.
Y tenía miedo.
Y es que no era cómo si esta idea no se le hubiera venido a la cabeza antes.
Su compañero era atractivo, lo sabía desde que lo conoció, no le asustaba reconocer la atracción física hacia alguien de su mismo sexo.
Vamos, Max sabía que era bisexual, lo sabía y no tenía miedo de aceptarlo, había incluso tenido "citas" (que eran más como encuentros casuales, realmente) con los hombres que le parecían "atractivos", la mayoría de las veces esos encuentros solo terminaban en una mañana incómoda pidiendo discreción.
Porque aunque Max no tenía miedo de reconocer sus preferencias, tampoco estaba inclinado a que su vida privada fuera comentario de todo mundo.
Especialmente estando en la F1.
No le temía a la FIA, ni a los periodistas, ni a los prejuicios de los otros pilotos, pero él no era idiota, sabía que podía ahorrarse muchos problemas e inconvenientes si se guardaba ese aspecto de él.
Además nunca había realmente considerado una relación seria con un hombre, muy apenas había considerado una relación seria con una mujer, vamos, con Kelly fue conveniente, todo en su vida era conveniente después de todo.
Todo estaba seleccionado por él para no ser un estorbo a lo que realmente le importaba: ser el mejor piloto de la F1.
Eso era todo lo que le había importado, era todo lo que Max pensaba que le iba a importar. Así que tener una relación oficial con Kelly no solo era lógico, era como una transacción, una compra. Una compra muy cara.
Pero esto no se sentía cómo algo lógico, ni conveniente, ni transaccional.
Esto le hacía sentirse confundido, temeroso, nervioso...tranquilo...feliz...
Suficiente
—nonononono...— Max empezó a dar vuelas alrededor de su habitación — de todos menos de él— dijo como plegaria mientras se cubría la cabeza con las manos y se dejaba caer en la cama
—De todos menos de él, por favor— volvió a susurrar a la nada de su habitación
-------
Notes:
Aqui vienen 3 capítulos juntos, público primero en wattpad porque se me hace más fácil pero prometo que no me olvido de actualizar aquí.
Chapter 7: Ganador
Chapter Text
El resto de la semana Max trató de evitar a Sergio, lo cual no era una tarea fácil ya que tenía que pelear con sus enormes ganas de estar cerca de él.
Y justo por eso no podía permitirse acercarse demasiado.
No podía si quiera permitirse a ponerle nombre a lo que sentía, aunque ya tuviera una idea muy en el fondo de lo que era.
Tenía que resistir, ignorarlo y ese sentimiento se iría, se aburriría, se distraería con algo más, además en cuanto viera de nuevo a Kelly olvidaría todo esto que estaba sintiendo.
Aunque Kelly nunca le causaba tantas emociones como esa persona...
Lo único positivo de estos últimos días era que esa extraña voz ya no hablaba en su mente.
————
—¡Hey mate!— Sergio se acercó a saludarlo dándole una palmada en la espalda. Era jueves de Media Day así que no había forma de evitar a su compañero ese día.
En cierta forma lo agradecía.
—¡Hey!— contestó tratando de no sonar demasiado emocionado.
Obviamente falló.
—¿Dónde haz estado? Casi no te he visto en la semana— Sergio le dio una de esas sonrisas que lo desarmaban,
¿era siempre así? ¿Acaso siempre le había provocado mariposas en el estomago esa sonrisa?
—Ah...sí, estaba ocupado con cosas de patrocinadores, ya sabes— trató de sonar convincente.
La sonrisa de Sergio se apagó un poco, tal vez no sonó tan convincente.
—No me haz dejado invitarte ese Gin&Tonic tampoco— le dijo el mexicano tratando de animar el ambiente
—Ah...¿sabes? Creo que debería bajarle al alcohol, después de todo tengo que enfocarme en el campeonato...y eso— Max desvió su mirada, no muy lejos pudo ver a Alice acercarse
—¿Bajarle al alcohol?— Sergio frunció el ceño —¿tú?—
—¡Oye!— eso hizo que Max volteara a ver a Sergio, algo ofendido, pero cuando lo miró se dio cuenta que Sergio estaba bromeando, eso hizo reír un poco al holandés
—siento que no tienes una muy buena imagen de mi—
—Al contrario. competitivo, millonario, borracho y con una tendencia a maldecir cada 5 palabras— Sergio le guiñó el ojo —justo mi tipo—
Max casi se atraganta.
—¡Coff, coff, COFF!—
—¡Max! ¿Estas bien?— Checo se apresuró a darle unos golpecitos en la espalda mientras el rubio casi escupía un pulmón.
No era la primera vez que hacían ese tipo de bromas, de hecho la mayoría de las veces era él el que comenzaba a coquetear con su compañero y lanzarle comentarios con doble sentido y usualmente el que terminaba sonrojado y riendo era Checo. Y eso Max disfrutaba enormemente.
Pero debido a toda su agitación interna de los últimos días ese comentario de su compañero le movió el piso completamente, lo peor era que Max sabía y sentía que en esos momentos sus orejas se estaban volviendo tan rojas como los trajes de los Ferraris.
¿Porqué tenía que ser tan blanco?
—Coff, estoy bien, ejem—
—Estas rojo como tomate—
—¿Qué? No, solo me atraganté con la saliva—
—Uhm...— Checo lo vio con sospecha —no te preocupes mate, eres mi tipo pero soy hombre casado — le dijo retomando la broma riendo y empujándolo ligeramente con el hombro
Ay dios, haz que pare...o que continúe...ya no sé que quiero
—Aunque me ofende un poco que prefirieras auto desvivirte con saliva simplemente por la insinuación— ahora Checo estaba casi carcajeándose
Max se alarmó —¡tú también eres totalmente mi tipo!— dijo casi gritando —moreno, latino, amable, bromista, rápido, nunca te rindes, bajito...—
—¡¿Cómo que bajito?!—
—¿Quién es bajito?— Alice por fin los había alcanzado, interrumpiendo la indignación del bajito.
—Definitivamente no soy yo, lo que pasa es que Max a veces se me desubica— dijo Checo mirando de reojo a Max con los ojos entrecerrados, visiblemente ofendido por lo de bajito.
Max se apretaba los labios para no hablar más, ¿qué diablos había sido esa verborrea? Nunca antes había entendido tanto como ahora la frase de querer que la tierra lo tragara.
¿Se habría dado cuenta su compañero? ¿Que estaría pensando de él? ¿Estaría realmente enojado porque le dijo bajito? ¡¿Porqué le dijo bajito?!
—Max, estas sudando— preguntó Alice. La forma de hablar de la mujer no era para nada suave, de hecho le pareció como si lo abofeteara con esas palabras.
—ahhh yo solo..t-tengo que ir a...a— Max se sobó la nuca evitando ver a Checo —¡a la enfermería! Creo que tengo un resfriado, coff, coff—
Checo lo detuvo tocándole el hombro
Dios, ¿acaso siempre se tocaban tanto?
—¿Y cuándo nuestro Gin&Tonic? Aunque sea para tu despedida del alcohol—
—¿Quiere dejar el alcohol? ¿Él? ¡Pfff!— Alice dijo más para sí misma, no esperando respuesta y mirando con una ceja levantada al rubio...Max pensaba que a veces era muy obvio que el favorito de la mujer era Checo
Checo ignoró el comentario, esperando que Max contestara.
—Eh...¿que tal después de la carrera?—
———
Max estaba en su monoplaza, estaban todos listos para salir. Hace apenas unos minutos Checo se había acercado a él a desearle buena suerte, Max tenía todavía la sensación de las malditas mariposas en su estómago por esa pequeñísima interacción.
No había nada de raro en que su compañero le deseara suerte, eso siempre lo hacían, era tan común que ya ni siquiera le ponía atención. Pero esa conversación que tuvieron antes seguía rondando en su cabeza, aumentando su atención a todo lo que hacía o decía el mexicano
"¿Así que a Checo le gusta que sea competitivo?" Esta bien, lo dijo en broma, pero eso fue lo primero que dijo ¿no?
¿Porqué seguía dándole vueltas a eso?
Después de todo también le había dicho alcohólico millonario y bueno, mentiras no eran, ¡pero dijo competitivo primero!
El tipo de Checo eran los ganadores
Volteó a ver a su retrovisor, atrás de él estaba uno de los Mercedes, era George, pero eso le trajo a la mente el otro piloto de esa escudería y no pudo evitar pensar en la estúpida amistad de Checo con Hamilton
—¿Sabes quienes son nuestros favoritos en casa?— le preguntó Checo mientras agradecía el regalo de Max por el nuevo bebé del mexicano, era un babero y otros accesorios con el número 33 de Max —obviamente yo,— empezó enlistando con los dedos —Lewis,— Max sintió un tic en el ojo —¡y tú!—
Recordaba esa interacción del primer año con su compañero, incluso había quedado grabada por los de marketing y aunque sabía que había sido un intento de elogio de parte del latino, ese video quedó por siempre ahí recordándole que Hamilton, el 7 veces campeón, era uno de los favoritos de Checo.
Max apretó sus manos sobre el volante con más fuerza de la necesaria, su mirada dura y fija a las luces de salida que en ese momento se encendieron, faltaban segundos para que se fueran apagando una a una y empezara la carrera. Las mariposas en el estómago seguían ahí pero ya no le molestaban, la mente de Max estaba ahora enfocada, libre de todos los pensamientos excepto de uno que se repetía en su cabeza como mantra:
"Pues si le gustan los ganadores, me aseguraré de ser yo el único ganador"
———————
Fue una masacre contundente, Max no solo ganó, quedó muy por encima de todos, a más de un minuto de distancia de Hamilton. 71.679s para ser exactos (se dio a la tarea de comprobarlo él mismo), Lewis quedó en 4to lugar, ni siquiera subió al podio.
Lo que hizo que la victoria le supiera aún mejor.
Y es que en segundo lugar llegó Checo, ambos estaban eufóricos, George quedó en 3ero pero muy apenas se dieron cuenta de la presencia del británico cuando estuvieron en el podio, con los aplausos y vítores de todos, con las botellas de champaña, con el conocimiento que Lewis miraba desde abajo y que Checo estaba ahí, sonrojado por la emoción, sudoroso por el esfuerzo, feliz y a su lado
Max sentía que su corazón estaba por salirse de su pecho, pensaba que era imposible que la gente a su alrededor no escuchara los fuertes latidos que le provocaba la adrenalina. Su piel estaba hipersensible a cualquier tacto de su compañero, incluso a través de su traje, donde tocaba Checo sentía que su piel ardía, un calor que lo recorría el cuerpo y las malditas mariposas seguían ahí, y eso lo emocionaba.
Y es que en ese podio, jugando con Checo y la champaña, escuchando el clamor del público, sintiendo que solo eran ellos.
Ellos dos victoriosos y felices.
Max por fin entendió algo.
Ya sabía lo que quería. Quería que esas emociones no terminaran, quería estar con esa persona a su lado y sentirse así siempre.
Y Max, siendo el ganador que era, siempre obtenía lo que él quería.
Y lo que quería era a Sergio Perez
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Este capitulo iba a ser uno entero junto con el que sigue pero se fue haciendo muy largo, y creo que sí queda mejor separado.
Por fin Max aclaró sus sentimientos, ya nada más falta que esa voz en su cabeza se presente y le ayude a conseguir a su pecoso. Aunque también recuerden que por algo esta historia esta ambientada en el 2022...hay un evento canónico que tiene que pasar.
Chapter 8: El Tercer Sueño
Chapter Text
Ya lo había decidido. Si algo se le metía a la cabeza a Max era imposible sacárselo. Después de todo él había nacido para ganar, el poder de lograr grandes cosas, de tener lo que se pusiera en mente.
Había tenido miedo. Casi se siente ridículo por eso, ¿miedo? ¿Él? No podía dejarse debilitar por algo tan simple como el miedo.
Sí, no eran las mejores circunstancias. Después de todo era su compañero, casado, con un montón de hijos, católico e igual de hambriento que él por ganar el campeonato. Básicamente era su principal rival y un hombre que no estaba disponible.
Hace algunos días, en su momento de debilidad, había implorado no tener estos sentimientos por esa persona, había implorado que fuera cualquiera menos esa persona.
Y era justamente porque esa persona parecía imposible, inalcanzable.
¿Pero cuántas veces Max Verstappen no había logrado lo imposible?
Ahora esto se había vuelto un reto, ahora esas dificultades alimentaban su fuego competitivo. Max ganaba, Max siempre ganaba.
Y no sabía todavía exactamente cómo, pero él iba a ganarse el corazón de Checo. Sergio Prez iba a ser suyo.
"¡Por fin!"
Esa voz había vuelto pero ya no le inquietaba a Max, decidió ignorarla definitivamente, mientras no interfiriera con su plan de robar el corazón del mexicano y ganar su segundo campeonato, no le importaba si seguía o no en su cabeza.
Claro que nunca imaginó que esa voz buscaría llamar su atención en sus sueños.
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Max estaba en un paraje, era soleado, extenso, le recordaba a los paisajes de la toscana en Italia. Pero no recordaba haberse ido a dormir en Italia, de hecho la siguiente carrera era en Canadá.
Estaba nuevamente en ese cuerpo adolescente que habitaba en esos extraños sueños donde siempre aparecía ese Sergio.
Pero ahora estaba solo, volteó a ver a su alrededor. Ni siquiera se veía algún asentamiento cercano, solo el paraje y un camino aparentemente interminable.
Él no estaba sobre el camino, si no en cuclillas detrás de unos arbustos y arboles, su cuerpo le decía que esperaba algo...o a alguien.
Se sentía ansioso, tenía la sensación de haber esperado horas. Max quería levantarse, investigar un poco más, tratar de salir de este sueño.
Pero su cuerpo no le respondía, seguía cercano al suelo siendo posible para él solo girar la cabeza para seguir observando.
No tardó mucho cuando escuchó pasos apresurados y un aliento agitado. Alguien se acercaba corriendo, la persona fue deteniéndose tan solo unos metros adelante de él. Esa persona se agachó para tocar sus rodillas, estaba exhausto, al parecer no podía correr más.
Max lo vio a través de las hojas de los arbustos. Era él.
Sergio. Pero no su Sergio. Era ese Sergio que aparecía siempre en estos sueños.
Sintió como su corazón se aceleraba, su cuerpo se sentía emocionado. La espera había terminado.
Sergio (este Sergio adolescente) pareció percatarse de la presencia de alguien, dejó de respirar agitadamente, se tensó y empezó a enderezarse lentamente pero con miedo.
Max ni siquiera tuvo tiempo para procesarlo, instintivamente él ya estaba abalanzándose sobre el adolescente.
El chico soltó un gemido de sorpresa y temor. Max lo empujó al suelo, agarrando las manos de Sergio sobre su cabeza y manteniéndolo abajo con una rodilla en su espalda, cuidando de no lastimarlo demasiado. El chico trató de zafarse pero Max simplemente era más fuerte, se acercó al oido de Sergio y susurró con una voz divertida:
—Pa-tro-clo— pronunció su nombre enfatizando cada sílaba.
Instantáneamente sintió como el cuerpo de este Sergio se relajaba debajo de él.
Max rió y dejando momentáneamente su agarre en las muñecas del otro chico, lo volteó para quedar cara a cara, todavía con el pelinegro en el suelo.
Sergio lo miró con esos ojos marrones de cachorro, una sonrisa apenas formándose en su cara pero antes de que Max pudiera hacer o decir algo Sergio simplemente desapareció.
Max quedó sobre el suelo boca abajo, se levantó rápidamente asustado, volteando a ver a todas partes buscando a Sergio.
Fue entonces cuando lo vio.
—Ese no era tu Sergio, era mi Patroclo—
Max conocía esa voz, era la que lo había escuchado cuando estaba despierto y ahora podía ver que también esa voz era el dueño del cuerpo que habitaba en estos sueños. Un chico rubio, alto, fuerte y atractivo. No había un espejo pero Max sabía que se estaba viendo a sí mismo, por más ilógica que fuera esa idea.
—¿Quién es Patroclo? ¿Quién eres tú?— preguntó Max.
El otro joven simplemente rió, empezó a rodear a Max, viéndolo detenidamente.
Max miró hacía abajo, a sí mismo, su cuerpo había cambiado, ahora realmente era él. El piloto de la F1 de 26 años.
—Eres algo...curioso aquí— dijo el adolescente señalando sus ojos —están como separados...como un pez—
Eso enfureció a Max —¿qué dijiste?— preguntó entre dientes apretados, ¿quién se creía este puberto?
—Además te he visto...te pones demasiado rojo, como ahora, es...algo vergonzoso— el chico seguía rodeándolo con las manos en la cintura mientras miraba a Max de arriba a abajo, criticándolo.
—¡Ah! pero tu Sergio— el chico soltó un silbido largo —es precioso, igual que mi Patroclo...no es para más, en todos los tiempos su alma siempre se mantiene como la más bella, la más brillante — dijo esto último con dulzura, mirando hacía arriba como recordando y con una sonrisa libre de burla, diferente a la que le había dado a Max cuando empezó a criticarlo.
Eso...el cumplido a Checo, fue lo que enfureció más al holandés.
—A ver, escúchame pequeño idiota, ¿quién te crees para hablarme así?—
—¿Qué quién me creo?— el adolescente se detuvo para estar frente a Max, su mirada fijándola sin miedo ni titubeos con la del más alto. Como retándolo.
—¿Quién te crees tú? ¿Cómo es posible que dejarás a Patroclo alejarse de nosotros?— le recriminó mientras que empujaba fuertemente el pecho de Max con un dedo
—¿Cómo es posible que dejarás que Patroclo se casara?— lo volvió a empujar ahora más fuerte
—¡¿Qué tuviera hijos?!— otro empujón (que con la fuerza ejercida ahora ya podía considerarse golpe) y el chico alzo la voz casi gritándole:
—Lo conoces hace 6 años ¡¡¿Cómo es posible que lo dejaras ir?!!—
—¡Auch!— Max tuvo que retroceder esta vez, se llevó una mano al pecho sobándose por el último golpe, los ojos del adolescente le recordaban a los de su padre cuando estaba enojado.
El más joven suspiró.
—¡Tú tienes el alma de un campeón!— el adolescente rubio se llevó una mano al pecho, como señalándose a sí mismo —¡de un semidiós!, ¡podemos destruir ejércitos con nuestras propias manos! ¿Y me estas diciendo que no puedes hablar con tu Patroclo sin ponerte rojo?— ahora era el chico el que se estaba poniendo rojo de furia pero Max prefirió no hacérselo notar.
—Espera...—
¿porqué todavía no despertaba de este extraño sueño?
—¿Qué estas diciendo? ¿Quién diablos es Patroclo? ¿Quién eres tú? ¿Cómo que podemos destruir ejércitos?— Max se llevó las manos a su cabello, alborotándolo con la esperanza de hacerse despertar —¡Es la última vez que tomo 5 Red Bulls antes de dormir!—
—Soy Aquiles, hijo de Peleo rey de Ftía y de Tetis una de las diosas ninfas del mar, el guerrero más formidable de mis tiempos y el héroe más poderoso enviado a la guerra de Troya— dijo con un tono de voz que ya no parecía al de un adolescente —y tú...— Aquiles suspiró con un dejo de decepción —posees mi alma reencarnada—
—Aunque no entiendo como llegamos a...esto— Aquiles señaló a Max —todavía no entiendo exactamente qué haces pero al menos eres un campeón...tu estatura es decente, tus músculos necesitan más trabajo pero al menos están ahí, no podemos hacer mucho con esos ojos tan separados pero al menos sé que eres capaz de tener el temperamento de alguien fuerte y un instinto asesino—
El tono de Aquiles volvió a ser el de un adolescente, se llevó una mano a la barbilla mientras enlistaba las características de Max
Max se quedó un momento congelado en su lugar, procesando la información, hasta que rompió el silencio soltando un bufido burlón
—¿Aquiles? ¿El de la Iliada? ¿El poema mítico griego? ¿El de la película con Brad Pitt? ¿El de la debilidad del talón?—
¡Zap!
Aquiles le dio una cachetada a Max en ese momento
—¿Poema? ¿Película? ¿Débil en el talón?— el menor agarró a Max del cuello de su camisa para bajar su cara a su altura, viéndose amenazante en ese momento, Max tragó saliva
—Vayamos al punto: quieres a tu Patroclo a tu lado ¿cierto?—
—No tengo idea de quién diablos sea Patroclo— Max se soltó el agarre de Aquiles, tengo que despertar —yo a quién quiero a mi lado es a Sergio Perez.—
Aquiles apretó su nariz con los dedos índice y pulgar en señal de frustración, una mano en su cintura mientras dejaba salir un suspiro.
—Max Verstappen— dijo mirando al aludido con extrema seriedad —Tú eres la reencarnación de un guerrero semidiós, es decir, yo. Aquiles...—
Max abrió la boca para decir algo
—No, cállate y escucha— continuo Aquiles — Yo soy Aquiles, en mis tiempos y en los que han venido he sido recordado por mi fuerza, por mi grandeza, porque simplemente yo no pierdo...nunca—
—Pero yo soy el que recuerda mi verdadera historia y la de Patroclo, y sí, siempre busqué la grandeza...pero eso nunca fue suficiente sin él— en ese momento el paisaje cambió, se encontraban en una playa, a lo lejos se podían ver dos niños jugando, Max los reconoció. Era el "él" de sus sueños y ese "Checo" de sus sueños también.
—Patroclo era un príncipe que fue adoptado desde niño por mi padre para ser parte de mi comitiva, yo lo tomé cómo mi compañero, crecimos juntos, jugamos, lloramos, sufrimos y amamos juntos— Aquiles le dio la espalda a Max viendo con nostalgia a aquellos niños jugando a lo lejos —no fue casualidad, somos almas gemelas, yo no existo sin él y él no existe sin mi. A través de los siglos, épocas y universos estamos destinados a encontrarnos. Ambos con la misma alma dividida hasta que nos encontramos y volvamos a ser uno. Yo y mis reencarnaciones estamos destinados a ganar, tenemos la maldición de buscar siempre ser el mejor y siempre lograrlo. Pero nunca nos llenamos, nunca estamos satisfechos no importa cuántos triunfos tengamos...nunca seremos felices a menos que tengamos a Patroclo a nuestro lado—
Aquiles se sentó en la arena, parecía cansado, se veía incluso mayor. Max no dijo nada pero también se sentó frente a él.
—En mi vida cometí el error de verme cegado por mi soberbia, descuidé todo a mi alrededor por mi orgullo...lo descuidé a él, lo perdí y...fue mi culpa— los ojos de Aquiles estaban llorosos, miro intensamente a Max, este pudo sentir el dolor en su propio pecho.
—La gente a nuestro alrededor nos va a ver siempre cómo el campeón...pero nosotros sabemos la verdad, Patroclo es el mejor...nosotros no somos más que la sombra que lo ama profundamente— Aquiles sonrió —pero siempre se nos va de las manos, estoy cansado de ver que eso pase. Nosotros somos los que recordamos, es lo justo, después de todo si Patroclo recordara no creo que si quiera se dignara a voltearnos a ver después de todo lo que hemos hecho, de todo lo que nos hemos equivocado—
Aquiles se quedo un momento pensativo, cabizbajo, Max aprovechó ese momento para hablar
—¿Estas...estas diciendo que Checo es Patroclo?—Max lo dijo seriamente, sin burlarse ni sonreír —¿Cómo sé que esto no es más que mi egocéntrica y soberbia cabeza tratando de crear un cuento fantástico para no sentir culpa por...— Max titubeó—...por sentir lo que siento— "por querer destruir la vida de Checo solo por mi egoísmo" fue lo que no se atrevió a decir el holandés
—Esto ES tú egocéntrica y soberbia cabeza...pero eso no lo hace menos verdadero— Aquiles sonrió de lado —sé lo que estas pensando, lo quieres a pesar de todo, lo quieres a tu lado quiera él o no—
—Y-yo no quiero herir a Checo—
—Pero lo harás— Aquiles rió maliciosamente —lo harás porque somos estúpidos, porque no podemos escapar de nosotros mismos, porque siempre queremos ganar...lo lastimarás...y él nos perdonará, pero solo si él nos ama. Tenemos que recordárselo...—
Aquiles se levantó —Y se te esta acabando el tiempo, si lo lastimamos y él no nos recuerda...si el no recuerda que somos almas gemelas, que estamos destinados a estar juntos...entonces lo habremos perdido en esta vida y no habrá nada más que hacer—
Max sintió una presión en el pecho, esas palabras retumbando en su cabeza, todo se volvió negro. Sintió un sobresalto, como si hubiera caído de un barranco y despertó, despertó en su habitación de hotel en Montreal, Canada.
El comienzo del día filtrándose por su ventana. Su cara húmeda. Max se llevó sus manos a sus mejillas, la humedad era causada por las lagrimas que no sabía que había derramado.
Agarró las sabanas en un puño. Sabía que eso no había sido un simple sueño.
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Era jueves, ese día tenían una agenda apretada, no solo tenían sus entrevistas obligatorias con la prensa, también estaban agendas varias activaciones con patrocinadores y contenido para Marketing.
Max se levantó muy temprano por culpa del sueño, a las 5am ya no pudo volver a dormir. Se bañó, vistió (con una de las tantas playeras de Red Bull), bajó a la sala donde el equipo los había citado y abrió su Laptop.
Buscó a Aquiles, miles de resultados aparecieron, empezó leyendo la pagina de Wikipedia. Después de leer y dejarse llevar por links y más links sobre la historia de Aquiles, Max entendió porqué la cachetada.
Aparentemente Aquiles no tenía una debilidad en el talón, eso fue siendo agregado con los años en diferentes interpretaciones. La película de Brad Pitt no era una buena fuente tampoco, y estaba bien, de todas formas recordaba que a él no le había gustado esa película.
Pero aparecía Patroclo...siempre aparecía Patroclo a lado del nombre de Aquiles dónde fuera que buscara, algunas fuentes lo ponían como su amante, como su gran amor, otras como su mejor amigo, como un simple compañero.
Max suspiró. También era verdad lo que le dijo el Aquiles del sueño: Patroclo murió por su culpa. Patroclo tratando de salvar a sus compañeros, a su gente en esa cruel batalla que había sido abandonada por el orgullo y enojo de Aquiles, se tiró de lleno a liderearlos siendo asesinado por Hector, el príncipe de los troyanos y uno de los guerreros más reconocidos. Todo por culpa de Aquiles, él orilló a Patroclo a su muerte.
Todas las paginas que visitó, todos los relatos que leyó, todos y cada uno de los historiadores y fanáticos de la mitología griega, aunque no estuvieran de acuerdo en si Patroclo era o no el gran de amor de Aquiles, estaban de acuerdo en una cosa:
Después de la muerte de Patroclo, Aquiles cayó en la desesperación, la locura y la ira. Destruyó todo a su paso, buscó venganza, mató a Hector y humilló su cuerpo arrastrándolo por días, molesto de que ese guerrero le arrebatara a su alma gemela. Se convirtió en leyenda y murió con el corazón roto, Aquiles pidió que sus propias cenizas fueran mezcladas con las de Patroclo para pasar la eternidad juntos.
—¿Qué haces? ¿Te estas googleando a ti mismo?—
Max casi salta del susto, se apresuró a cerrar con fuerza su laptop. Checo había llegado a sentarse a su lado, curioso y acercándose al hombro de Max para ver qué es lo que leía con tanta concentración. Sonrió travieso al ver la reacción de Max.
—¡Sí te estabas googleando a ti mismo!—dijo con un tono de burla
Max negó rápidamente con la cabeza...en parte era verdad, se estaba googleando al sí mismo pero de vidas pasadas, aunque eso no lo iba a admitir.
—¡Claro que no! Estaba leyendo algo de historia...solo que me asustaste, es todo— dijo tratando de no darle importancia
Checo hizo una mueca —¿historia? ¿Porqué estabas leyendo sobre historia?—
—Me gustan varios temas, ya sabes, uno siempre tiene que saber cosas sobre la cultura— dijo Max queriendo sonar interesante
Checo se carcajeó dándole una palmada en la espalda a Max
—¿Y eso de qué nos va a servir como pilotos? A mi no me gusta la historia...no me gustaba ninguna materia en la escuela de hecho— Checo se recargó en su asiento pasando una pierna sobre la otra y cruzándose de brazos, era una posición cómoda. —lo bueno que llegué a la formula 1, muy apenas terminé la prepa y no recuerdo la mayoría de lo que estudié—
—Pero ¿que no haz dicho que si no fueras piloto serías abogado?— preguntó curioso Max dándole toda su atención a su compañero
—Eso le digo a los medios nomás por decir...no creo que hubiera tenido la concentración necesaria para ser abogado— sonrió de lado el mexicano
—Tal vez me hubiera gustado ser veterinario— continuó mientras veía al techo —me gustan mucho los animales...pero igual, no creo haber tenido la concentración necesaria para estar en un aula—
—Muy apenas tienes la concentración necesaria para estar en el paddock— le dijo Max en tono de broma mientas jalaba uno de los rizos de Checo que se asomaban por debajo de su gorra
—¡Oye!— protestó Checo siguiendo la broma —no todos somos unos nerds como cierta persona que tengo enfrente de mi
—¡No soy un nerd!—
—Sí lo eres—
—Simplemente yo sí pongo atención—
—Si hubiéramos ido a la escuela juntos yo te hubiera bulleado...por nerd—
—¡Oye!— Max empujó ligeramente el hombro de Checo en reproche —No te creo, no tanto porque no sea nerd...porque admito que lo soy un poco...pero porque tu nunca podrías ser un bully—
—¿Qué? Claro que podría ser un bully— dijo Checo haciéndose hacía adelante en la silla, con ese movimiento Max y él quedaron más cerca, sus rodillas rosándose y sus cabezas casi juntas —¿acaso no crees que tengo la apariencia de uno? Alto, fuerte, intimidante— Checo flexionó sus brazos cómicamente
Max río con ganas.
—Mmm...serías un bully muy bajito—
—¡Oye!—
—Y a menos que por intimidar te refieras a causar ternura con esos dientes de conejo y esas pecas...no creo que serías un buen bully—
Checo soltó un bufido indignado
—Déjame te informo que Carlos una vez se quejó de que yo lo estaba intimidando en carrera— dijo orgulloso
—Claro, en un monoplaza a 350km/hr no es difícil ser intimidante...pero fuera del carro tú eres incluso más pequeño que Carlos—
Checo soltó un grito ahogado llevándose la mano al pecho
—El mismo Charles tiene más madera de bully que tú y eso ya es decir mucho— Max se estaba divirtiendo mucho con la falsa indignación de su compañero, se veía incluso aún más adorable cuando pretendía estar enojado
—El mexicano de barrio soy yo güero, yo soy el peligro—
—Cálmate peligro— dijo Max mientras le bajaba el visor de la gorra al latino "peligroso" haciendo que le cubriera la mitad de la cara, Checo se apresuró a acomodarla lanzándole una mirada "asesina" al holandés
—Igual, si hubiéramos ido tu y yo a la escuela, no importaría que no fueras para nada intimidante, yo sería tu guardaespaldas así que podrías pretender ser un conejo rabioso todo lo que quisieras—
—Ay sí, tú si muy malote ¿no?— dijo Checo mientras se acomodaba mejor la gorra
—¿Qué? ¿No recuerdas que soy "Mad Max"? ¿El león holandés?—
—Eso es porque estamos rodeados de puros güeros europeos de cristal, tú nunca me haz parecido ni remotamente malo, más que un león eres como un gato naranja— dijo Checo sonriendo
"Claro, eso dices tú, porque a ti siempre te he tratado diferente" pensó Max, pero tampoco le iba a decir eso al mexicano
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Los llamaron a hacer una actividad sobre preguntas y respuestas de curiosidades sobre Canadá. Una de las preguntas era sobre geografía.
¿Es Canadá el segundo país más grande del mundo? ¿Falso o verdadero? Decía la pregunta, a Max le tocó hacerla mientras esperaba que su compañero respondiera.
Checo la pensó por unos segundos para responder: Falso.
Max sonrió —Verdadero—
—¡¿Verdadero?!— dijo Checo sorprendido
Max dirigió su mirada a los de Marketing —¡Ustedes sabían! No me dieron esta pregunta para que yo la adivinara malditos— dijo sonriente.
Regresó su atención a Checo para continuarle explicando pacientemente —es que Canadá es muy extenso, tiene mucha tierra hacia arriba—
Checo lo escuchaba atento.
Llegó otra pregunta: Canadá tiene más lagos en su territorio que todo el mundo junto.
Checo volvió a pensarlo...—pues sí tiene muchos, pero ¿más que todos los lagos del mundo combinados? ¡Falso!— dijo orgulloso por su lógica.
Max casi no quería corregirlo, pero simplemente no podía dar un dato geográfico que no fuera correcto —Verdadero— dijo suavemente
—y es lógico que uno piense que no sean más que los de todo el mundo— Max sacó su celular y se acercó más a Checo —pero mira...—
Tardó 5 minutos enteros explicándole a Checo sobre la cantidad de lagos en Canadá, los chicos de Marketing se miraban los unos a otros impacientes, ambos pilotos los habían olvidado.
Max seguía hablando, explicándole a Checo de cerca y Checo lo escuchaba, concentrado en el holandés.
Cuándo pasaron los 5 minutos uno de los de Marketing tuvo el valor suficiente para aclararse la garganta, eso hizo a Max darse cuenta que no estaba solo con Checo, se alejó disimuladamente y guardó su celular
—...y por eso tiene tantos lagos— dijo algo apenado
Checo sonrió amablemente —¡una muy buena lección de geografía!—
Terminaron de grabar, Max todavía seguía un poco apenado por dejarse llevar, algo similar había pasado en Azerbaiyan, dónde él hablaba y hablaba y Checo lo escuchaba con atención, pero eso no había sido grabado y presenciado por media docena de personas.
Checo se acercó a él justo cuando iba saliendo de la sala
—¿Sabes? Tal vez el problema no sea mi concentración— le dijo mientras caminaban juntos por el pasillo —más bien me faltó tener un buen maestro, como tú...todo eso lo entendí perfecto y se quedó aquí— se tocó la cabeza con el dedo
Max sintió un calorcito de orgullo en el pecho.
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Carola estaba en el paddock.
Max no la había visto personalmente pero sabía que estaba ahí porque Checo lo había dejado solo. Usualmente cuando no estaba la esposa de su compañero, el mexicano y Max se la pasaban juntos, desayunaban, caminaban por el paddock, iban a las entrevistas a las juntas del equipo y en general estaban alrededor uno del otro todo el tiempo.
Pero Carola estaba en el paddock.
Entonces Checo estaba con toda su atención hacía ella y parecía haberse olvidado de Max.
Eso lo enfurecía y se notaba. Los ingenieros y su equipo no sabía exactamente la razón, pero sí sabían que Mad Max había regresado, trataban de no meterse en su camino para evitar ser regañados por el holandés.
La quali no fue buena para el mexicano, Max hizo un comentario:
—Tal vez si no estuvieras distrayéndote tanto paseando por el paddock recordarías cómo necesitas conducir para calificar como deberías— le dijo casi escupiendo las palabras.
Checo se veía ofendido, Max no cedió. El mexicano prefirió ignorarlo.
—Ahora no Max— dijo algo derrotado.
Eso hizo sentir al rubio algo culpable, pero en su cabeza la distracción era Carola, por eso su compañero había cometido esos errores.
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Llego el domingo, Max tomó el liderazgo en la primera vuelta aprovechándose de un error de Alonso.
Estaba furioso. Tenía esa hambre de ganar recorrerle las venas justo como había pasado la carrera pasada, pero ahora no era alimentaba por su competitividad contra Hamilton, dónde quiso demostrarle a Checo que Max era mejor que uno de sus ídolos de la F1.
No, hoy el enemigo era Carola. Y por una extraña e ilógica razón sentía que si ganaba esta carrera, con Carola ahí presente, con Checo y su mala quali, entonces el mexicano lo vería como una mejor opción que su esposa.
Max no despegó su pie del acelerador, tomaba las curvas con maestría y veía a Sainz cerca, pero no le daba tregua, Mad Max estaba en la pista, decían los comentaristas.
Tenía que ganar.
Y lo hizo.
Pero no se dio cuenta hasta que la carrera había finalizado que Checo no terminó, salió en la vuelta 8 por problemas con el motor.
Su compañero estaba desconsolado, o eso le habían dicho sus ingenieros. Una mala quali y luego un DNF tan pronto en la carrera era definitivamente un mal día para cualquier piloto.
Max lo buscó, tenía que darle su apoyo, asegurarle que la próxima carrera ellos tendrían un 1-2 y subirían juntos al podio, también debía admitir que buscaba al mexicano para recibir una felicitación suya, para que le dijera felicidades por ganar con una de sus sonrisas.
Max encontró a Checo, pero hubiera deseado no hacerlo.
El latino estaba en su taller, desde ahí había estado viendo la carrera, pero no estaba solo. Carola estaba con él, abrazándolo, consolándolo, estaban demasiado cerca. Checo tenía una sonrisa tranquila mientras se dejaba acariciar por su esposa.
Max apretó los puños.
"Briseida" Aquiles, que Max ya había identificado como la voz en su cabeza, pronunció ese nombre con veneno y con un enojo igual de intenso que el que sentía Max.
¿Quién?
"La esclava troyana" dijo Aquiles en su cabeza "esa perra estaba enamorada de mi Patroclo...y Patroclo en cierta forma también lo estaba de ella" lo último lo dijo con tristeza y en un susurro
¡¿Qué?!
Max se tuvo que alejar de ese lugar, en parte para no seguir viendo a Checo ser tocado y acariciado por esa mujer y también porque tenía que procesar lo que había dicho Aquiles. Llego a su camerino y se sentó sobre la pequeña cama, con las manos sobre las rodillas.
Espera ¿qué? Tú dijiste que Patroclo...que diga, Sergio y yo somos almas gemelas, ¿y ahora me sales con que Patroclo estaba enamorado de otra persona?
Dije que en "cierta forma", la voz de Aquiles sonaba frustrada Patroclo no la amaba amaba, él nos amaba a nosotros, solo a nosotros...pero también te dije que cometí muchos errores, descuidé a Patroclo en mi afán de obtener la grandeza...en ese momento fue cuando llegó la estúpida de Briseida, ella lo consolaba, lo acompañaba y lo amaba a mis espaldas, mientras yo no estaba, se aprovechaba de la bondad de Patroclo y de su soledad.
Él nunca la amó de esa manera, pero sí la amó, era su mejor amiga...después de todo era su única compañía cuando yo lo dejaba...la única vez que él llegó a desafiarme a mi fue por culpa de esa...Aquiles suspiró, tratando de calmarse...de esa mujer.
Max escuchó atento, "ok, entonces ¿cómo te deshiciste de ella?"
"Ella se aventó al mar" respondió con indiferencia Aquiles, demostrando que realmente no tenía ni una pizca de aprecio por Briseida "...se aventó al mar después de la muerte de Patroclo" dijo esto último con profunda tristeza
Max gruñó, "genial, ¿me estas diciendo que nunca pudimos deshacernos de ella? ¿Qué? ¿Estamos también destinados a que interfiera entre Checo y yo?"
¡No!...no creo...
¡¿Cómo que no crees?!
"¡Hey! ¡Yo no fui el que permitió que Patroclo se casara y tuviera hijos con Briseida!" Resopló ofendido Aquiles "En mi tiempo Patroclo estaba conmigo, amándome a mi. Mira lo que haz hecho tú con tu debilidad, deberías ser tú el que tuviera en sus brazos a nuestro Patroclo no la esclava troyana"
Max se mordió el labio, estaba tratando de pensar, tenía que sacar a Carola de la jugada, todo había estado bien con ellos hasta que ella llegó a Canadá. Checo lo veía a él, lo escuchaba a él, le ponía atención a él cuando ella no estaba.
El cuarto de su camerino se abrió.
—Así que aquí estas, deberías estar festejando allá afuera pero en parte me alegra, sabes que no estoy de acuerdo en bajar la guardia con festejos banales—
Era Jos, su padre.
Max sonrió. Sí, era hora de jugar sucio.
Chapter 9: ¿Y porqué el León?
Notes:
Si quieren ver el video de la dinámica que sucede en este capítulo, aquí esta el link: https://www.youtube.com/watch?v=j2O7VC7Z-gA
Chapter Text
Max solo sabía tomar las cosas de una sola manera: a la fuerza.
———Silverstone 2022——
—…y van a tener que calificar las frituras— les estaban poniendo los micrófonos mientras les explicaban la dinámica, ambos chicos de Red Bull estaban sentados en un sillón anticuado, en una habitación anticuada y con un mayordomo a su lado igual de anticuado…era una dinámica extraña
—Deja ver si entendí: un “mayordomo”…— Max hizo comillas con sus dedos —¿va a traernos una sola y triste fritura y nosotros la calificamos del 1 al 10?—
El chico de marketing asintió y procedió a dejarlos solos a cuadro
—¿Y por esto les pagan?— le susurró Max a Checo procurando no mirarlo
Max estaba…irritado, no podía evitar estar un poco resentido con Checo…ok, un mucho muy resentido con Checo desde Canadá.
Lo cual era una total locura, Checo definitivamente no estaba traicionando a Max con Carola, no tenía ningún derecho para sentirse como…una mujer despechada
Y sí, Max sabía que ese pensamiento era sexista. Pero no encontraba una mejor comparación, Max no estaba acostumbrado a rogar, no estaba acostumbrado a buscar, Max no pedía, él tomaba.
Pero Checo le hacía querer arrastrarse hasta que fuera solamente suyo.
Y sabía que últimamente se estaba desquitando con Checo por esa misma razón.
Era como si quisiera castigarlo por lo que le hacía sentir, un castigo con cariño, pero el cariño de Max era…agresivo.
Llegaba y agarraba a Checo del hombro más fuerte de lo necesario, llegaba y lo empujaba para quedarse pegado (literalmente) junto a él aunque hubiera un mar libre de espacio a su alrededor, veía desconcentrado al pecoso y llegaba Max a asustarlo agarrándolo del cuello.
Hubo veces que hasta le jaló el cabello.
Le metía el pie cuando caminaba para ser él el que lo cachara. Le quitaba la cachucha a Checo para después volver a acomodársela él mismo.
Una vez filmaron un promo comiendo helados, no se pudo resistir y empujó el brazo de Checo cuando él apenas iba a saborearlo, el pecoso se llenó la nariz y labios del postre, todos rieron, ahí terminó el video pero lo que no se vió fue a Max limpiando gentilmente la nariz y comisuras de la boca del mexicano con la manga de su chamarra segundos después.
Era muy confuso para Max, el holandés ya podía admitirse a sí mismo que quería en desmedida al mexicano, lo que no se imaginaba era que su forma de querer iba a ser…algo brusca.
Por ejemplo, ese día, Max mordió a Checo.
Le trajeron las tristes frituras, la primera fue de queso, Max odiaba las de queso.
—Eso es un menos uno– dijo Max asqueado —puedes hacerlo mejor— le dijo al “mayordomo”
Checo rió…Max se envalentonó por la aprobación
—¡Puedes hacerlo mejor! ¡Fuck!— le gritó ahora al “mayordomo” que ya estaba saliendo de la habitación, Checo se carcajeó y Max sonrió satisfecho.
Le preguntaron a Checo qué calificación le ponía él
—Ah no, a mí sí me gustó, un 10, ¡me encantan!–
La cara de Max cayó instantáneamente “¿es en serio Checo?”, Max se sentía un poco idiota ahora.
Trajeron más, Max calificándolas excesivamente mal y sin reparo mientras que Checo las calificaba medianamente bien tratando de ser educado, hasta que llegó una que no le gustó tanto.
—Ew no— el pecoso trato de imitar la actitud ruda de Max
—¡Puedes hacerlo mejor!— le dijo al mayordomo que asintió en respuesta, y honestamente el débil grito del mexicano salió más como una pregunta que como un regaño
“Este no serviría para hacerla del policía malo” pensó divertido Max
—Y…gracias— Checo le había dicho gracias al mayordomo cada vez que le traían una de las frituras
Max trataba de mantener una expresión seria y neutral porque si no estaba seguro que su cara delataría que se estaba derritiendo de ternura por su compañero.
Quería…estrujarlo en sus brazos hasta que su piel quedara marcada.
La filmación acabó rápido, el equipo empezó a guardar todo, el actor que hizo de mayordomo ya estaba afuera de la habitación, el personal iba y venía dejando todo en orden, ambos pilotos seguían sentados, Checo tomó una de las frituras, solo les habían dado una probada a cada una así que las tenían todas todavía en el plato frente a ellos.
—¿En serio no te gustó esta?— preguntó Checo levantando la que era de queso, a la que él le había dado un 10 —fue la única que sí sabía bien—
Checo tenía la imitación de un cheto en su mano, llevándola a la altura de sus ojos para examinarla.
Max miró al cheto, luego a Checo, luego al cheto de nuevo.
¡Hazlo!
Ni si quiera lo pensó.
Max agarró la muñeca de su compañero, haciendo que los dedos del pecoso sujetando la fritura se acercaran a su boca, todo fue tan rápido que Checo ni pestañeó.
Max abrió la boca y la cerró alrededor del cheto y de los dedos de su compañero.
Y mordió
—¡Ay!— en ese momento y solo en ese momento no había nadie en la habitación más que ellos dos, Checo abrió lo ojos como platos después de soltar el quejido
Max todavía agarraba la muñeca de su compañero, saboreó el cheto y tragó, después relamió los dedos de Checo sin vergüenza alguna
—Mhm…— soltó la muñeca del pecoso casi empujándola —tienes razón, no está nada mal—
Max se levantó sin siquiera voltear a mirar al muy sorprendido mexicano y salió de la habitación.
Lo que no vió Checo fue la sonrisa traviesa de Max mientras se alejaba.
————————
Max estaba ansioso. Y sabía exactamente porqué.
No es que estuviera en contra de jugar sucio. Para él, ganar era ganar, incluso no le molestaba si otros intentaban sus trucos contra él, porque eso le daba carta abierta para regresar el golpe más fuerte y sin remordimiento.
Lo que todavía no dominaba era su relación con la prensa, nunca admitiría públicamente que tantas reglas, tantos códigos, tanto “jugar bonito” le parecía aburrido, estaban compitiendo después de todo, buscaban ganar, no un trofeo por participar.
Aún recordaba el “inchidente” que alguna vez tuvo en su adolescencia con Charles Leclerc:
De ahí aprendió que no era que no se permitiera jugar sucio.
Después de todo Leclerc hizo algo que para él era pan de cada día, pero a diferencia de Charles, cuando Max lo hacía era crucificado por los medios como agresivo y Charles, con sus ojos grandes de venado, su cara de niño bueno, era festejado por “defenderse”.
Hipócritas.
No le importaba ser señalado como el malo mientras la victoria estuviera en sus manos.
Entonces, ¿por qué se sentía nervioso por lo que había empezado en Canadá? Definitivamente no era por arrepentimiento…
Tal vez solo tenía miedo que el plan no le garantizara la victoria.
Ese día que llegó su padre después de la carrera en Montreal, Max tomó la decisión de activamente quitar a Sergio de los brazos de Carola.
—¿Tienes el contacto de ese investigador privado?— Max le preguntó a su padre casualmente.
Jos había contratado un investigador privado cuando se estaba divorciando de Sophie, su madre, con la intención de quitarle la custodia de Max. Y lo logró. Max prefería ignorar los sentimientos que tenía sobre eso.
—¿El que usé en el divorció?— Jos se puso pensativo —Sí, debo tener su contacto todavía ¿por qué?—
Max estaba preparado para esa pregunta.
—Quiero mandarlo a investigar a Carola— dijo como si no fuera la gran cosa.
Jos se acomodó en su asiento, con toda su atención a Max.
—¿La esposa del mexicano?— Jos se carcajeó —¿qué? ¿buscas quitarle la pareja otra vez a tu compañero de turno?—
Jos lo decía por Kelly, que antes había estado emparejada con Daniil Kyviat (con quién incluso compartían una hija).
Si tan solo supiera su padre
—Claro que no— “ahora voy por mi compañero” pensó Max
—Pero necesito conocer más la debilidad de Pérez— cuando hablaba con su padre acerca mexicano este siempre era “Peréz”
Jos sonrió ante esa respuesta
—Se esta acercando demasiado en el ranking de pilotos ¿sabes?— continúo Max, tenía que vender esta idea sin que el hombre que estaba enfrente de él sospechara la verdadera razón. —Más vale saber desde ahora dónde le duele—
—Me alegra ver que volviste a pensar como el León que eres— Jos se veía…orgulloso.
—Ya me estaba preocupando que ese circo de “buenos compañeros” fuera real, estabas muy cerca de ese perro faldero…— Max apretó los puños ante el insulto a Checo —…ya estaba pensando en involucrarme yo mismo—
Max no pudo evitar sentir algo de pánico ante eso, ¿había sido tan obvio como para dejar que su padre viera su debilidad por Checo?
“¿Porqué permites que este idiota hable así de Patroclo?”
Mal momento para tener la voz de Aquiles en su cabeza, pero era verdad, no podía permitir que Jos pusiera su atención en Checo.
—Él es solo una herramienta, padre— dijo Max tratando de mantener la calma —¿haz visto la limpieza que hizo de mi imagen? Me conviene mantenerlo a mi lado, pero tengo que empezar a buscar las opciones que hay para que no cruce la línea.
—Bien, bien, tienes razón, es buen Marketing— Jos tenía una sonrisa maliciosa —pero no puedes dejar que te sobrepase, no puedes dejar que gane como lo hizo en Mónaco, tú competencia es ese…ese mexicano…no lo olvides—
Max sintió como su tic en el ojo se hizo presente por la forma en la que Jos pronunció la nacionalidad de Checo. Decidió levantarse de la mesa y voltear a ver hacia la ventana en su habitación de hotel para no delatarse frente a su padre.
—De hecho quería hablar contigo sobre eso…— Jos había perdido la sonrisa, su cara endureciéndose instantáneamente —sobre Mónaco…—
Max lo volteó a ver ligeramente, aún tratando de darle la espalda
—¿Mónaco? ¿Qué hay con Mónaco?—
—Max…a veces me sorprende lo ingenuo que puedes ser— Jos pronunció esto con veneno en la voz, Max sintió un ligero temblor en las manos, las puso inmediatamente en los bolsillos para ocultarlas
—Ese perro ya hizo su primera jugada en tus narices y tú se lo permitiste—
Los ojos de Jos estaban fijos en Max, se sentía desnudo ante él, tenía miedo que pudiera leer sus pensamientos y encontrar lo que sentía por Checo…su corazón dió un vuelco, no podía dejar que Jos pusiera sus manos en su compañero…
—¿De qué hablas?—
¡Toc, Toc!
Ambos holandeses voltearon a ver hacia la puerta, alguien tocaba.
Max se acercó —¿Sí?—
—¿Max? Soy yo, venía a recordarte que tienes llamado en 10 min— era la voz de su asistente
Max abrió la puerta, la asistente estaba ahí con una sonrisa que se esfumó en el momento que vió a su padre en la habitación. Max sabía que la chica le tenía un miedo paralizante al hombre mayor.
Su asistente lo miró a él y luego a Jos y de vuelta de nuevo a él. La mujer tragó visiblemente.
—Eh…¿Entonces nos vamos?—
Max asintió, un poco aliviado por la interrupción. Amaba a su padre y le temía en igual medida, definitivamente todavía no estaba preparado para discutir sobre Checo con él.
“Eres débil…ahora entiendo porque Patroclo no esta contigo”
Max decidió ignorar a Aquiles en ese momento. La realidad era que su “antepasado” tenía la misma actitud aplastante que su padre y no quería lidiar con ambos al mismo tiempo.
—Me tengo que ir…— dijo Max agarrando su chamarra
—Hablaremos después…y me aseguraré de mandarte lo que me pediste— dijo su padre
Max asintió, cerrando la puerta y siguiendo a su asistente.
———————————
Esa misma tarde recibió el contacto del investigador privado.
Max habló con él en cuanto pudo. El plan era simple: vigilaría muy de cerca a Carola, tenía que conocer cada movimiento de su adversario.
En algún momento ella tendría que dar un paso en falso, y si no lo daba, Max se aseguraría de empujarla a hacerlo.
Así es como podría quitarle a Checo de sus garras, lo quisiera Checo o no.
———————————
Llego el día de la carrera en Silverstone.
Como con los recientes días desde Canada, Max no se separaba de Checo en ningún momento. En ese instante ambos estaban caminando por el paddock, ya habían tenidos sus pre-entrevistas y estaban tratando de evitar más periodistas.
—…entonces el color naranja se podría decir que es el color oficial de Países Bajos— explicaba Max animado y moviendo las manos mientras ambos caminaban casi hombro con hombro, la realidad era que el hombro de Checo quedaba más abajo que el del rubio, pero la idea era la misma.
—¿Y por qué el León?— preguntó Checo volteando hacia arriba para mirar a Max.
—…porque el León es el animal oficial— contestó Max alzándose de hombros
—Sí, sí, ya me dijiste eso, pero ¿por qué? ¿Por qué es el animal oficial?—
Max se paró en seco, ambos con la mirada fija uno en el otro
— … —
Una sonrisa picara se empezó a formar en la cara de Checo y con teatralidad fingió un gemido de sorpresa llevándose la mano al pecho
—¿Será posible…?—
— … — Max sentía el calor subir a sus mejillas
—¡Tú no sabes por qué!— dijo Checo triunfante
—No es que no sepa, técnicamente no hay una razón…—
—No, no, no, no…— Checo movió su dedo de un lado a otro en negación —tú siempre me dices que hay una razón para todo…¡vaya Max Verstappen no sabe por qué el León es el animal oficial de su propio país!—
Checo rió triunfante y empezó a caminar, Max abría y cerraba la boca quedándose unos segundos en su lugar sin nada que decir
—¿Sabes? Le preguntaré a Alice— Checo ya estaba a unos cuantos pasos del holandés pero eso hizo que Max saliera de su shock
—¡¿A Alice?!— Max se apresuró a alcanzar a Checo —¿por qué le preguntarías a Alice?—
Checo ignoró la forma desdeñosa en la que el rubio pronunció el nombre de la mujer encargada del PR de Red Bull
—Porque Alice lo sabe todo— respondió simplemente, a Max le dio un tic en el ojo
—¡Ja! ¿Qué va a saber ella de Países Bajos siendo que es de Inglaterra?— Max bufó ofendido
—Pues tú eres Holandés y no sabes por qué— Checo podía ahora identificar claramente el muy visible tic de su compañero…tal vez se había pasado un poco con su broma, pero antes de que pudiera disculparse Max lo miró con determinación escrita en toda su cara
—¿Ah sí? Pues ahora mismo vamos a saber por qué países bajos tiene un maldito león como animal— dijo enojado el rubio mientras agarraba la muñeca de su compañero jalándolo de regreso al home station de Red Bull…este tipo de búsqueda ameritaba una computadora, no iba a bastar una simple búsqueda en el celular.
Checo casi iba siendo arrastrado, tenía que trotar para mantener el paso largo del holandés.
—¡Woah! ¡Espera Max, me vas a tirar!—
Max bajó la vista hacia su compañero, una sonrisa maliciosa apareció en su cara, apretó el paso pero esta vez soltó la muñeca del mexicano para agarrar directamente su mano, Checo se sorprendió tanto por la acción que dejó de quejarse.
No pasaron ni unos cuantos segundos para que la pareja chocara contra los chicos Ferrari que estaban hablando parados en medio del camino, Max no los había visto por estar distraído mirando al pecoso.
—¡¿Qué…?!— gritó sorprendido Carlos —¡Joder tío! ¿qué diablos?—
El español volteó a ver quién lo había empujado por la espalda, se encontró de cara a la pareja de Red Bulls, que estaban igual de sorprendidos por la “colisión”
Carlos y Charles los miraron por unos segundos y lentamente bajaron la mirada a las manos conectadas de sus rivales.
Max y Checo salieron de su sorpresa notando a dónde se dirigían los ojos de los vestidos de rojo y rápidamente se soltaron.
—¿A dónde con tanta prisa?— preguntó Charles con una sonrisa ladina
Max le iba a responder que se metiera su pregunta en dónde mejor le cupiera pero Checo se apresuró a contestar
—Max es un ignorante de su propio país— contestó el pelinegro seriamente
El holandés casi se desmaya.
—¡Estoy bromeando! ¡Estoy bromeando!— Sergio ahora estaba riendo, poniendo su mano en el brazo de Max,
Carlos y Charles se miraron extrañados.
—¡Oye! pero tal vez ustedes puedan responder mi duda: ¿por qué el León….mphhh!— antes de que pudiera terminar la pregunta Max le tapó la boca y lo volvió a jalar, arrastrándolo del brazo.
—¡Cómo si ellos fueran a saber! ¡Vámonos!—
Nunca supieron la respuesta a la pregunta de Checo ya que al llegar ambos fueron emboscados por los de marketing para hacer unos cuántos videos para redes sociales antes de que empezara la carrera.
————————————
La carrera fue un caos.
Al menos para Max. Quedó en un embarazoso séptimo lugar y es que aunque su carrera empezó muy bien (a pesar del choque de Zhou que afectó a varios en las primeras vueltas), a la mitad su llanta aplastó un pedazo de caucho, lo que hizo que tuviera que hacer una parada extra y que la llanta no estuviera en condiciones para que el auto fuera competitivo.
Terminó séptimo y su compañero en segundo.
Max no sabía como sentirse con eso.
Y no porque Checo quedara en una mejor posición que él, después de todo Max estaba consciente que la razón por la que no había quedado en el podio era por problemas del carro.
Y aunque nunca lo admitiría enfrente de su compañero, él sabía que en igualdad de circunstancias, Max no tendría problema en vencer a Checo.
Era algo que sabía pero que intentaba no materializar en su cabeza.
Esta vez ese no era el problema.
El problema era por la bomba de emociones a punto de explotar que había estado teniendo desde Canadá.
Zhou había tenido un fuerte accidente en donde milagrosamente salió ileso. Ese tampoco era el problema.
El problema era que al bajar de su monoplaza, cuándo el pecoso se enteró, se apresuró a ver cómo estaba Zhou. Lo buscó en su garaje, platicó un momento con él y ¡hasta le dio un breve abrazo!
Todo lo vió Max con los puños apretados, el maldito de Zhou ni si quiera tenía un rasguño, además ¿cómo se atrevía a aceptar el abrazo de Checo? Muy apenas habían cruzado un par de palabras esos dos.
Pero no solo quedó ahí.
Al parecer el “heroico” George Russel, salió de su monoplaza para socorrer a Zhou en el momento del choque.
—¡Wow! Eso fue muy heroico de parte de George ¿no crees?— le dijo Checo a Max cuándo uno de los mecánicos les explicaba lo que había pasado y pudieron ver la repetición en las pantallas.
—¿Heroico?— Max casi escupe la palabra mientras veía al pecoso esperar a ser pesado —¿no será que simplemente el “curioso George” quería enterarse de la primicia?—
—¡Vamos Max! Hay que asumir lo mejor— le dijo divertido Checo, sin darse cuenta que Max no bromeaba en lo absoluto.
Maldito “heroico” George.
Pero ese, otra vez, tampoco era el problema.
Checo había quedado en segundo lugar y estaba compartiendo podio con los dos pilotos que Max procuraba tener más alejados del mexicano como fuera posible.
Carlos Sainz en primer lugar y Lewis Hamilton en tercero.
Ambos apresando a SU mexicano entre ellos, abrazándolo, tocándolo, rociándolo con champaña y sonriéndole.
Max ardía de celos. Celos incontrolables que nunca antes había sentido…ok, esta bien, él sabía que era algo…posesivo…
…pero esto rayaba en la ridiculez, no podía ver a alguien si quiera respirar cerca de Checo y él ya sentía que necesitaba destruir algo.
“¿Cómo puedes dejar que esos idiotas toquen a nuestro Patroclo?”
Su nombre es Checo
“Checo o Patroclo, el punto es: ¿por qué dejas que todos lo toquen menos tú?” Podía sentir los mismos celos en la voz de Aquiles
Antes de que pudiera seguir clavándole los ojos al español y al británico que parecían tener un concurso sobre quién tocaba más al mexicano, escuchó una notificación en el celular.
Era el investigador privado, le mandaba unas fotos que se apresuró a abrir Max ahí mismo, al pie del podio.
Una sonrisa ladina se formó en la cara de Max.
“Vaya, Briseida sí que esta en problemas” escuchó la voz satisfecha de Aquiles en su cabeza.
Max guardó las fotos y borró el mensaje del investigador, abrió un mensaje nuevo y escribió:
“Vamos a celebrar tu podio, me debes ese Gin&Tonic…búscame hoy en la noche en mi habitación”
Era para Checo, que aunque todavía tenía que planear bien sus siguientes movimientos respecto a lo que haría con Carola y esas fotos, ya era siendo hora de dejar de aguantarse el cariño desbordante que sentía por su compañero.
Y es que…
Max solo sabía tomar las cosas de una sola manera: a la fuerza.
Chapter 10: Pijamada
Chapter Text
Checo caminaba con cuidado por la fabrica de Red Bull.
Los habían citado para ajustar los nuevos asientos, ni siquiera se detuvo a saludar propiamente por tratar de seguir pasando desapercibido.
Ésta era probablemente la única vez que agradecía ser más bajo que el promedio de sus colegas, porque su misión de no ser reconocido parecía estar funcionando, solo tenía que llegar al área del taller donde iban a hacer el ajuste de su asiento, esperar un par de horas a que la espuma secara y salir lo más rápido de ahí.
Aunque no resistió pasar por un café.
Se encaminó a la cocineta más cercana al taller, esperando encontrarla vacía y afortunadamente se cumplió su deseo. Sacó lo necesario para prepararse un café: una taza, crema y azúcar.
Estaba saboreándolo lo más rápido que podía sin quemarse, cuando escuchó que alguien entró, posicionándose detrás de él.
Checo alzó los hombros y agachó su cabeza.
—¿De quién te escondes?—
El mexicano soltó un suspiro de alivió y se volteó para ver a Alice, su asistente de PR, la mujer tenía una ceja levantada y los labios apretados. Checo sentía que eso fue un regaño.
—¿Esconderme? ¿Yooo?— Checo alzó su taza para tomarle un sorbo, evitando la mirada de la pelirroja —claro que no—
Alice entrecerró los ojos.
—¿Te escondes de Max?—
Checo se atragantó.
El mexicano casi se va con San Pedro con el ataque de tos, Alice se mantuvo estoica, no movió ni un dedo para aliviar el atragantamiento del hombre enfrente de ella.
Checo tomó grandes bocanadas de aire tratando de recuperar el aliento, después se inclinó con una mano sobre la cocineta y la otra en su cintura como si no hubiera pasado nada
—¿Max? ¿Cuál Max?— al momento de responder Checo pudo escuchar lo ridículo que sonó eso pero no iba a ceder ante Alice.
—Mhm-juhm— Alice lo siguió mirando con ojos imperturbables.
—Me dijo su entrenador…— Checo sintió una gota de sudor caer sobre su frente —…que él ha estado algo…”triste” — Alice hizo una señal de comillas con sus dedos —aunque yo usaría la palabra…insoportable…por que casi no coincide contigo estos últimos días, me preguntó si era por que tenías demasiados compromisos de PR—
Alice se acercó al mexicano con los brazos cruzados.
Checo tragó saliva.
—Pero no hemos tenido ningún pendiente que te impida salir a jugar con tu amiguito ¿verdad?—
La chica entrecerró los ojos haciendo que Checo sintiera escalofríos de temor.
Checo volvió a suspirar dándose por vencido, agachando la cabeza.
—Es…no es que yo…uhmm— el mexicano no sabía exactamente qué palabras usar
—¿Te esta acosando?— preguntó Alice cambiando inmediatamente su postura —¿te esta intimidando de alguna forma? ¿Chantajeando?—
—¿Qué?— Checo abrió los ojos sorprendido —Nonononono—
Alice lo miró incrédula
—¡No! Él nunca haría algo así— respondió Checo ofendido, sintiéndose protector del holandés —¿Cómo se te ocurre?—
—No sería la primera vez…que intimida a uno de sus compañeros— la chica lo decía como si fuera lo más normal del mundo —No sabes las historias que me han contado, no sé si sea consciente o no, pero la presión que él ejerce sobre sus compañeros y los demás pilotos no es normal…es propiamente un bully, especialmente si las cosas no salen como él dice—
Checo apretó los puños, eso no le sonaba para nada a Max
—Pues no, no es así…sí, es algo…temperamental en pista pero nunca ha sido ni remotamente agresi…— Checo se interrumpió de repente, llegándole a la mente un recuerdo del fin de semana de la carrera en Inglaterra…tragó saliva
—Nunca se ha comportado como un bully conmigo— dijo cambiando la oración
—Ajá…¿pero sí ha sido agresivo entonces?—
¡Diablos! Alice es demasiado inteligente
—Checo, tienes que contarme estas cosas, yo puedo ayudarte, yo estoy de tu lado ¿recuerdas? No queremos que el “Team Verstappen” sean los dictadores en RedBull—
—¿Team Versteppen? Lo haces sonar como una conspiración— Checo se volteó al fregadero para lavar su taza, ni siquiera se había terminado su café
—Suena a conspiración porque lo es…no es solo por ti Checo, el equipo funciona mejor si todos ponemos de nuestra parte y tener a un niñato temperamental manipulable por su padre dictando lo que se hace o no, no es realmente…—
—¡Alice!— la regañó Checo —¿de dónde vienen todas estas ideas sobre Max?, ambos somos los pilotos de Red Bull, no creo que debas hablar así de él…—Checo fue perdiendo la valentía de defender a su compañero con la mirada fría de Alice
—¡Ay por dios Checo! Para tener tanto tiempo en la Formula1 eres demasiado ingenuo—
—¡Pues él nunca se ha portado así conmigo!— Checo subió un poco el tono de su voz
—¡Aja! ¿Entonces porqué lo evitas?—
Checo quería patearse a sí mismo, otra vez la mujer lo atrapó con sus propias palabras
—Aghhh…¡si supieras lo parecidos que son los dos! ¡Igual de tercos!— Checo agarró el brazo de la chica y la encaminó a una sala menos abierta para el paso de los demás
—Ok, te voy a decir— le dijo una vez que hubiera cerrado la puerta
—No es que lo evite…bueno un poco…— Checo agarró la orilla de su chamarra nerviosamente
—Pero es que…desde Inglaterra ha estado un poco…raro— el mexicano evitaba la mirada de la pelirroja
—¿Raro? Define raro—
—Contrario a lo que tú piensas Max es una persona muy…sensible y dulce— dijo Checo bajando un poco la voz
¿Por qué sentía que le estaba contando un secreto a Alice? Era verdad que Max era así.
—¿Dulce? ¿Sensible? ¿Mad Max?— Alice soltó un bufido de burla
—Y dale con eso…— Checo suspiró cansado
—Ok, sensible y dulce, ¿qué? ¿Por eso lo evitas?…¿acaso ya te empalagó?—
Checo abrió la boca para responder y luego la cerró, sus mejillas empezaron a ruborizarse
—…—
—…espera…— dijo Alice dándose cuenta —¿es ESO?—
La mujer estaba sorprendida
—¡¿Me estas diciendo que lo evitas porque se ha puesto “más dulce y sensible” contigo?!—
—…o sea, no tan así…pero sí— Checo se pasó una mano por su cabello —es que es…una dulzura agresiva…es como si quisiera…siento que él…—
“Es como si me quisiera comer”
Era un pensamiento extraño, muy raro, por eso no lo dijo en voz alta y mucho menos se lo iba a decir a Alice.
Pero era justo así, últimamente Max había estado…agresivamente sofocante, Checo no sabía exactamente qué era lo que el holandés quería de él. Y eso le intimidaba un poco, pero no de la manera que Alice decía.
Y no es como si no hubiera estado algo acostumbrado a un poco de posesividad de su compañero, Checo ni se inmutaba por eso, él sabía que el holandés siempre trataba todo y a todos los que lo rodeaban como si fueran su posesión.
Checo sabía que Max podía ser egoísta, que estaba enfocado solo en una cosa y que al haberla obtenido (el campeonato) por consecuencia el holandés se aferraba aún más a las condiciones que lo habían ayudado a obtener ese objetivo…una de esas era él mismo: Checo, el compañero que ayudó a quitarle a todos del camino de Max.
Así que Checo sentía que era normal que Max tratara de alejarlo de los otros pilotos, que se molestara porque hablaba con Hamilton o Nico, o simplemente que no le pareciera bien que tuviera una amistad con Lance y Alonso.
Para Checo, Max solo estaba tratando de asegurarse que “esa herramienta” que le había ayudado con el campeonato no se convirtiera en ventaja de otra escudería o de otro piloto.
Sabía que eso hacia ver a Max algo inmaduro, pensar que el rubio veía a Checo como nada más que una herramienta.
Pero la verdad era que Checo nunca había visto particularmente raro esos comportamientos, los pilotos una vez que ganaban un campeonato parecían comportarse similar, Hamilton incluso era un poco así también, aún más si se sentían amenazados con perder su título de campeón.
Y especialmente este año el mexicano sentía que su relación como compañeros había mejorado, Checo se atrevía a decir que Max era su amigo y esperaba que Max pensara lo mismo.
Tal vez eso era lo que estaba pasando ahora, tal vez Max no estaba acostumbrado a tener amistades sinceras en esta industria y por eso se comportaba…tan raro.
———————————————————
Max estaba ansioso, se preguntaba si Checo realmente le haría caso al mensaje que le mandó más temprano.
Después del GP de Inglaterra la mitad del equipo de Red Bull había regresado a casa (después de todo muchos vivían en Londres o Milton Keynes) solo algunos se habían quedado una noche más, entre ellos Max y Checo.
“Toc Toc”
Max sonrió, esperaba que fuera su compañero el que estaba tocando.
—¡Hola Max!— Checo le sonrió en el momento que abrió la puerta —¿listo para ir por ese Gin&Tonic? ¡Vamonos!—
Checo estaba ya alzando un pie para dirigirse al elevador al final del pasillo esperando que Max lo siguiera cuando sintió que el rubio lo jaló hacia atrás metiéndolo en su cuarto y cerrando la puerta
Por lo inesperado del movimiento Checo quedó casi pegado al pecho del holandés una vez ambos estuvieron dentro del cuarto.
Checo alzó la cabeza para encontrarse la cara de Max sonriendo
—¿Sabes? Creo que ya no tengo ganas de salir, quedémonos aquí— le dijo Max, tenía agarrado a Checo de los brazos, ambos estaban casi pecho con pecho de lo cerca que estaban
—Eh…ok— Checo asintió, pero empezó a sentirse un poco incómodo cuando el más alto no parecía querer soltar su agarre —eh…¿Max?—
—Ven— Max lo llevó del brazo hacia la cama, en la habitación había un sofá, Checo no pudo evitar mirar hacia el sofá confundido “¿porqué no se sentaban allá?”.
Se dejó guiar por su compañero y se sentó en la orilla de la cama.
—¿Quieres algo?— Max se acercó al minibar
—Eh…— “tal vez este cansado…o tal vez siga molesto porque no terminó la carrera” pensó Checo, tratando de encontrar una razón para este inusual comportamiento.
Nunca antes habían entrado a la habitación del otro, solían “visitarse” para salir y usualmente sabían en qué numero de habitación se quedaba cada uno…pero esta era la primera vez que Checo estaba sentado en la cama de Max con Max a lado.
—¿Una coca cola?—
—¿Una coca cola?— Max lo miró extrañado —¡no vamos a celebrar tu podio con una coca cola! Aquí hay una de esas botellas pequeñas de tequila, te voy a servir—
“¿Estamos festejando mi podio?…¿Así?” Checo sacudió su cabeza, estaba sobre pensando las cosas, se limitó a ver alrededor de la habitación, era amplia, y aunque no era una suite se veía “cara”…era exactamente igual a la de Checo y el mexicano no sabía porqué eso le sorprendió…tal vez estaba tan acostumbrado a la preferencia del equipo con su compañero que se había imaginado que hasta en la habitación de hotel Max tendría una mejor que él.
—Tú habitación es igual a la mía— dijo simplemente
Max regresó con un vaso con tequila para Checo y otro con quién sabe de qué para él, “de seguro de ginebra”
—Me imagino que sí, ¿por qué sería diferente?— dijo el rubio mientras se sentaba a lado del pecoso, extremadamente cerca del pecoso, pero Checo no se movió
—Brindemos— le dijo Max cambiando el tema, levantó su propia bebida hacia Checo, este último hizo lo mismo y chocaron los vasos.
Checo bebió…Max no.
————————————
Max tuvo cuidado de solo servirse agua fría en su vaso, tenía que mantener la cabeza despejada…o al menos tan despejada como pudiera ser posible considerando…
“¡Ya esta aquí! dile y bésalo”
Considerando eso.
Max ignoró a Aquiles, no le iba a decir a Checo que él era Patroclo y estaban destinados a estar juntos. No quería asustarlo. ¿Se suponía que eran almas gemelas no? Entonces Checo debía sentir lo mismo, aunque todavía no lo supiera.
No tenía un plan para esa noche, no sabía qué quería decirle…Max solo sabía que lo quería ahí, con él.
————————————
—¿Piensas regresar a Mónaco antes de la próxima carrera?— le preguntó Checo, sus mejillas algo enrojecidas por el alcohol. Ya iba por la segunda botellita de tequila.
Max se inclino más hacia Checo, ambos estaban hombro con hombro recargando sus espaldas en la cama, en algún momento Checo era el que se había bajado de la cama para sentarse en la alfombra y Max lo siguió.
—No lo sé, ¿tú piensas quedarte en Milton Keynes o volar a Suiza?— era bien sabido que Checo tenía una casa en un discreto pueblo de Suiza
—¿Importa si me quedo o si me voy?— preguntó Checo burlón
—Sí— Max se le quedó viendo seriamente a su compañero
—Ah…— Checo volvió a darle un sorbo a su vaso —¿y si me quedo?—
—Pues yo también me quedo— dijo simplemente Max
—¿Y si me voy?—
—No voy a permitir eso…a menos que vaya contigo—
—¡Coff!— Checo se atragantó levemente —uhm…esta algo fuerte el tequila…coff—
Max agarró la barbilla de Checo para que lo volteara a ver, quedando ambos cara a cara, muy cerca.
—¿Entonces? ¿Nos quedamos o nos vamos?—
—¡Ah! ¿E-estas…t-tomaste antes de que viniera?— Checo se apresuró a levantarse pero no se paró completamente, volvió a sentarse en la cama.
Max se puso completamente de pie, rodeó la cama y se puso detrás de Checo, agarrándole los hombros
—Te ves algo tenso— el holandés empezó a masajear los hombros de Checo, apretó especialmente fuerte cerca de la clavícula…
—¡Ahjajaja!— Checo se retorció soltando una risa involuntaria, Max sabía bien que el mexicano tenía cosquillas en esa área
—jajajaBastajajaja— el cuerpo de Checo se hizo hacía atrás tratando de escapar de las manos de Max sin éxito —jajaMaxjajaja¡MAX!—
Max lo soltó, Checo se dejó caer completamente en la cama, boca arriba, viendo a Max con ojos muy abiertos y sorprendidos, Max seguía sentado en la cama, viéndolo con una sonrisa ladina en la cara.
—Siempre me he preguntando dónde más tienes cosquillas…— Max empezó a tocar a Checo por todos lados, el mexicano se empezó a retorcer de la risa y sin darse cuenta Max ya estaba encima de él.
—es-espejajajarajajajaMajajajaxnoooooojajaja—
Max no pudo evitar reír también cuando Checo empezó a manotear tratando de hacerle cosquillas a él pero fallando, Max simplemente no tenía la misma reacción de Checo.
—nooojajajajayaajajajayajajayayayaya¡YA!— Checo puso sus dos manos en el pecho de Max y las estiro lo más que pudo, Max paró pero siguió riendo todavía, Checo se quedó así, respirando fuertemente tratando de recuperar el aire.
Max en ese momento le puso especial atención a Checo: sonrojado, agitado, algo sudoroso…un pensamiento intrusivo le llegó en ese momento al holandés “¿así es como se vería Checo estando debajo de mi cuando…”
Max dejó caer todo su peso en las manos que Checo tenía todavía sobre su pecho, el pecoso por la sorpresa dobló los brazos lo que hizo que Max quedara literalmente encima de él.
—¡Ay!—
Max volvió a reír. Escondió su cabeza en el cuello del mexicano, dejando caer todo su peso sobre el más bajo.
—Maaax…— el pecoso estaba batallando para quitar a Max de encima suyo, en realidad no estaba poniendo toda su fuerza, tampoco quería herir a su compañero, pero definitivamente el holandés era más pesado.
—¿mhm?— Max seguía “flojo” sin mover un músculo aplastando sin reparo a Checo
—Me estas aplastando— dijo Checo con dificultad
—¿Yo?—
—Pinche pesado…uff—
—Lo siento, no habla español—
—pincheeuropeogigante—
—¿Te vas a quedar o te vas a Suiza?—
—¿Qué?¡uff!quítate—
—¿Te quedas o te vas?—
—ññññ…— Checo intentó nuevamente quitarse a Max de encima pero esta vez lo sentía aún más pesado, el holandés lo estaba haciendo a propósito
—¡Me quedo!—
Max se levantó con sus manos quedando todavía encima de su compañero, lo miró a los ojos con una sonrisa
—Excelente decisión— le dijo mientras se daba la vuelta para quedar acostado a lado del mexicano
—¡Cabrón!— Checo se levantó, quedándose sentado sobre la cama, volteó a ver a su compañero con una mirada de reproche —¡casi me matas!—
—¿De la risa o aplastado?— Max se llevó sus brazos atrás de la cabeza
—Ni me reí tanto— dijo Checo apenado, dandole la espalda a Max.
—¿En serio? Podría jurar que casi te orinas encima— Max pasó su mano por la espalda del mexicano, trazando su columna de arriba a abajo.
Checo dió un salto, poniéndose de pie.
—B-bueno, creo que ya es tarde, nos vemos en Milton Keynes entonces…te dejo para que descanses— el mexicano se dió la vuelta para dirigirse a la puerta.
“¡Detenlo”
—No—
Max lo agarró de la muñeca, se había acercado a la orilla de la cama para detener a su compañero
—¿N-no?—
—No te vayas— el tono de Max era autoritario, su mirada intensa y fija en los ojos de Checo
Checo tragó saliva.
—Eh jejeje, ¿Qué? ¿Querías hacer pijamada?— preguntó Checo tratando de sonar cómico pero era evidente su nerviosismo en su voz
—Sí, quédate aquí—
Otra vez esa mirada.
Checo trató de zafar su mano aprisionada por Max…no pudo y Max lo agarró más fuerte.
—Ah…Max, ya tengo que regresar a mi habitación— Checo forcejeó de nuevo, empezaba a sentir un ligero temor formarse en su estómago…¿temor a qué? ¿A Max? Ese pensamiento sonaba ridículo.
Tal vez Max lo notó, porqué soltó la muñeca del mexicano en ese momento.
—Ve…regresa a tu habitación, se ve que necesitas descansar— le dijo casi como reproche —Principito—
Eso detuvo a Checo en su lugar
—¿Cómo me dijiste?—
—¿O prefieres que te diga Conejo?—
—¡Ah! Hijo de la chingada…— Checo se acercó a Max agarrando una de las almohadas que tenía mas cerca y empezó a “golpearlo” con ella.
Max se tapó la cabeza con los brazos mientras reía a carcajadas por los intentos de “venganza” de Checo.
Estuvieron un rato jugando así, después siguieron platicando hasta que el verdadero cansancio llegó por ellos y se quedaron dormidos.
Checo nunca le diría a nadie que básicamente sí tuvieron una pijamada esa noche.
————————————
—…Solamente siento que tengo que estar más concentrado, por eso estoy tratando de evitar cualquier distracción…no solo a Max— le dijo Checo a Alice, no le había contado lo que pasó ese día en Inglaterra —es más, tú misma me estas distrayendo justo ahora, tengo que ir al taller—
Checo abrió la puerta, esperando a que la mujer saliera.
Alice lo miró con ojos entrecerrados. Después de unos segundos sonrió maliciosamente.
—Bien, ya no te distraigo— Alice pasó a un lado de él al salir de la sala —y que bueno que en realidad tu compañero no es el problema…—
Se detuvo quedando cara a cara con Checo, la mujer cruzó sus brazos, en ese momento, con esa imponente postura, Checo sentía que Alice media 2 metros.
—…porque justo hoy me preguntó cuándo vendrías a hacer el ajuste del asiento, yo tenía pensado mentirle y decirle que otro día porque estaba preocupada por ti, me imaginé que tenías una razón para evitarlo— la mujer lo miró victoriosa —me alegra que haya estado equivocada, porque justo ahora tu dulce compañero te esta esperando en el taller—
Con eso la mujer se dio media vuelta alejándose de Checo.
“¿Le tienes miedo a Alice?” Le habían preguntado una vez “No, solo ella cree que sí” había contestado él…pero la verdad si había alguien en este mundo a la que Checo temia era a ella…y a su hermana.
Checo se estremeció.
——————————————————
—¡Hola Checo!— el encargado del taller lo recibió con una apretón de manos —ya estamos listos para ajustar tu asiento, va a tomar un tiempo y va a ser aburrido, así que si te quieres dormir siéntete libre de hacerlo—
Checo sonrió
—Gracias, sí, sé lo tardado que puede ser la espuma—
Empezaron a acomodar algunas cosas, más gente llegaba con la preparación para la espuma, la practica era sencilla: Checo tendría que sentarse en el auto, verterían alrededor de él la espuma que se amoldaría a su cuerpo y cuando estuviera seca, él podría salir y seguir con su día.
Checo le dio un vistazo rápido a su alrededor, no se veía a Max cerca y aunque eso era en teoría lo que quería, no pudo evitar sentirse un poco decepcionado.
—————————————————
Checo tenía los ojos cerrados, llevaba solo unos 5 min sentado con la espuma a su alrededor, su audífonos puestos escuchando canciones de Morat y RBD.
A la mitad de la canción “Sálvame" de RBD sintió que alguien le jalaba uno de los cordones de sus audífonos.
Checo abrió los ojos para encontrarse a Max recargado con sus brazos cruzados recargados sobre el auto a su lado derecho, su barbilla descansando sobre los brazos, el holandés se había puesto el audífono que le había quitado a Checo y lo miraba fijamente.
“Tiene los ojos muy azules” Checo se sorprendió a sí mismo con este pensamiento.
—¿Qué escuchas?— le preguntó Max sonriendo, Checo pudo ver que el holandés estaba en cuclillas a lado del auto.
—Una canción de pop mexicano— le contestó Checo mientras le jalaba el cordón, sus movimientos eran limitados pero como el rubio estaba tan cerca de él no tuvo problema en recuperar su audífono.
Max sonrió.
“¿Por qué se me queda viendo así?” Checo no pudo sostener esa intensa mirada.
—¿Por qué estas aquí Max?— Checo esperaba que el rubio le diera una excusa.
—Quería verte—
“¡Agh! ¿Porqué hace eso?” La cara de Checo permanecía calmada pero por dentro estaba gritando.
—Podrías entrar a mi insta…hay muchas fotos mías ahí— Checo trataba de sacar su tono burlón pero lo que dijo sonó casi a un susurro.
—Neh…no es lo mismo— Max acercó una mano a su frente, acomodando el mechón de cabello rebelde de Checo. El mexicano recordó que lo mismo había hecho su compañero en Mónaco…aunque aquella vez no lo había puesto nervioso como lo estaba haciendo ahora.
—Las pecas no se ven igual en la pantalla—
Checo no supo que decir a eso así que desvió la mirada hacia al frente, fingiendo encontrar muy “interesante” la pared.
Se quedaron unos segundos en silencio, Checo podía sentir la mirada de Max, el holandés no disimulaba nada que lo estaba observando.
—…¿hice algo que te molestara?…—
Eso hizo a Checo voltear, el rubio tenía la vista baja, una triste sonrisa en el rostro…se veía más joven así, o más bien, así realmente se notaba lo joven que era su compañero.
—No, no haz hecho nada—
Max lo miró, todavía recargando su cabeza en sus brazos
—Siento…siento que me evitas—
Checo tragó saliva.
—N-no, solo he estado…ocupado—
Max bufó.
—Según tu asistente sabelotodo no haz estado tan ocupado— Max empezó a rasgar la orilla del auto ausentemente.
—Mhmm…— Checo sudó frío…le reclamaría a Alice después (si se atrevía)
—He estado ocupado con cosas de los niños— y no era mentira, últimamente había dormido poco para poder videollamar a sus hijos más seguido, el año pasado había estado tan ocupado con Red Bull y el campeonato que sintió que se había perdido un montón de momentos con ellos.
Eso hizo que Max levantará la cabeza rápidamente, parecía sorprendido…cómo si apenas se hubiera dado cuenta que Checo tenía hijos.
—Ah…claro, claro…entiendo— Max pestañeó —¿y cómo están?—
Checo levantó una ceja, Max nunca le había preguntado por sus hijos, estaba seguro que era solo una pregunta por educación, no creía que su compañero tuviera nada de interés en saber sobre actividades escolares y sobre las caricaturas favoritas de unos niños de 5 años.
—Bien— se limitó a decir para no aburrir a Max.
—¿Bien?— ¿porqué parecía que Max estaba incomodo con esa respuesta? —ah…bien…—
—eh…¿ya los haz llevado a practicar karting?— insistió Max, Checo casi sonríe ante eso…¿porqué este súbito interés en sus hijos?
—Todavía son muy pequeños Max—
—¿Pequeños? Yo empecé a los 4—
—Sí, bueno…tu naciste básicamente en los pits— Checo rió
Max sonrió.
—Pues ellos podrían estar aquí también, ¿porqué casi no los traes? Yo recuerdo estar casi todas los fines de semana de carrera acompañando a mi padre…e incluso cuando él dejó de correr me seguía trayendo—
—Bueno, tu vives en Europa…un vuelo de 2 horas te mueve a dónde quieras— le dijo Checo sonriendo, adiós a su nerviosismo, era fácil hablar con Max cuando el holandés no estaba sobre él.
—Ellos tienen su vida en México, su escuela, sus amigos, su mamá…no quiero que se pierdan su niñez solo por mi egoísmo de tenerlos junto a mi—
Checo lo dijo casi sin pensar y se arrepintió en cuanto vio la cara pensativa de su compañero
—Ah…no me refería a que tú…estoy seguro que tu niñez…o sea yo me refería…—
Max lo interrumpió
—No te preocupes, lo entiendo…— Max le lanzó una mirada ensoñadora —…eres un gran papá, Checo—
Checo no supo por qué pero eso lo hizo sonrojarse
—Ah…gracias…tu eres un gran bonus dad también, Kelly se sacó la lotería— el mexicano trató de devolverle el cumplido pero eso solo hizo que Max se pusiera serio “¿qué fue lo que dije?” pensó Checo extrañado
Max se separó del auto, sentándose en el suelo, usando sus brazos para recargarse, el rubio agarró una masking tape que estaba cerca y empezó a juguetear con ella.
—Sí, bueno…aún así no es como si estuviéramos casados— le lanzó una mirada a Checo que el mexicano no pudo descifrar —además P tiene a su papá…—
—B-bueno, claro, tiene a Daniil— Checo nunca le había preguntado a Max si los rumores de que le había robado la novia al ruso eran ciertos, y tampoco lo iba a hacer ahora —pero pues cuando tú y Kelly se casen vas a ser oficialmente un papá, aunque no seas el biológico…—
Eso último pareció hacer enojar a Max
—¿De dónde sacas que me voy a casar con Kelly?—
—Ah…no, de ningún lado…solo supongo que…—
—Pues no lo hagas…no supongas nada, no tengo planeado casarme con Kelly—
—Bueno tal vez no ahora pero eventualmente, tal vez en algunos años…—
—No—
Checo pestañeó confundido.
—¿No?—
—No—
—¿No te quieres casar nunca?—
—No dije eso—
—…—
—…entonces ¿no te quieres casar con Kelly?— preguntó Checo genuinamente sorprendido
Max no respondió, tenía el ceño fruncido.
—¿Eso lo sabe Kelly?— siguió preguntando Checo —Max, espero que no estes jugando con ella, se ve que te quiere mucho y…—
¡PUM!
Max aventó la cinta que tenía en la mano hacia la pared
—¡Deja de hablar de Kelly! ¡ESTAMOS HABLANDO TU Y YO! ¿PORQUÉ TIENES QUE METERLA EN LA CONVERSACIÓN?—
Max estaba genuinamente enojado, rojo en la cara y con los ojos oscurecidos.
Checo se sintió intimidado…Max nunca le había gritado así.
—L-lo siento Max…—Checo evitó la mirada del holandés, simplemente no podía con esos ojos enojados —tienes razón, eso no es de mi incumbencia perdóname si sobrepase un límite—
Checo escuchó como Max se levantaba rápidamente y se acercaba a él, el mexicano se sintió atrapado.
—Nonono…— la voz de Max sonaba nerviosa, el rubio puso sus manos sobre el auto mientras se volvía a poner en cuclillas
—No…yo…lo siento, no debí reaccionar así— ya no quedaba nada del Max enfurecido, Checo se le quedó viendo sorprendido, ahí estaba de nuevo su Max dulce y sensible
—Es que…estamos hablando tú y yo, no necesitamos hablar de nadie más…eso es todo— dijo Max en voz baja
—…pero tú fuiste el que me preguntó por mis hijos— ahora Checo estaba realmente confundido
—Eso es diferente, son tus hijos…—
A Checo no le hacía ningún sentido, el mexicano sospechaba que tal vez Max se había puesto…¿celoso por Kelly? Aunque Checo nunca le había dado razones a Max para pensar que él se acercaría a Kelly de esa manera.
Aún así debía ser cuidadoso, no quería volver a molestar a Max.
———————————————
Max llegó a su habitación cerrando la puerta de un portazo, todavía estaba molesto.
¿Qué fue todo eso? ¿Porqué Checo quiere que él se case con Kelly?
¿Acaso no le importa?
—Dijiste que somos almas gemelas…¿porqué entonces parece ser que yo soy el único que siente esto?— dijo Max hablando entre dientes, se llevó la mano a su pecho, agarrando su camisa en un puño.
“Patroclo aún no lo recuerda…”
—¡Pues haz que recuerde!—
“Yo no puedo hacer nada”
—¡Entonces dime que hacer!— Max se llevó sus manos temblorosas al cabello.
—¡Tú lo viste! ¡Me tuvo miedo! ¡No quiero que me tenga miedo! ¡No él! Quiero que me vea…quiero…lo quiero a él…—
Max se dejó de caer de rodillas, no iba a llorar, no se iba a permitir llorar porque lo que sentía era impotencia y desesperación, nunca se había sentido así ni siquiera por una carrera.
“No debiste gritarle…él no fue el que te hizo enojar”
Max levantó la cabeza, sus ojos con una determinación encontrada.
—Kelly— dijo casi con desprecio
Max se levantó del suelo, sacó su celular, trató de tomar aire al ver que sus manos todavía temblaban ligeramente del coraje. Después de encontrar el contacto que buscaba se llevó el celular a la oreja.
—Necesitamos hablar—
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