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Más que un sirviente (SidLink)

Summary:

La corona aún reposaba sobre la frente de Sidon, pero ya no existía el mundo más allá de esa cama. El nuevo rey había llevado la corona consigo al lecho, como si el acto de reinar comenzará ahí, entre sus piernas y muslos húmedos.

Link jadeaba bajo su cuerpo, con los muslos abiertos, los labios hinchados de tanto beso y el cuello marcado por promesas que se tatuaban con los dientes de su rey. Sidon se deslizaba sobre él como un maldito tifón, con cada movimiento presionando, frotando, dejando que el deseo se convirtiera en un incendio lento y perfecto, que les quemaba el cuerpo y les hacía arder el alma.

—Cuando te cases conmigo… —ronroneó el rey contra su oído, y su voz resonó en cada fibra del cuerpo del Hyliano, haciéndole abrir aún más las piernas. — Tú también serás un rey. Nadie podrá ordenarte nada. Nadie podrá tocarte. Solo yo… y solo si me lo ruegas.

Link se estremeció con un gemido ahogado. Sentía el corazón golpearle en el pecho como un tambor de guerra. El calor subía, lo invadía, le nublaba el juicio. Sus piernas rodearon la cintura del rey zora, sus uñas se clavaron en las escamas de su espalda húmeda, deseándolo más que a cualquier corona, más que al mundo entero.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Prólogo:

Sidon era feliz, vivía una vida tranquila junto a su hermana y a su padre, y aunque no tenía casi ningún recuerdo de su madre él sabía que había sido muy amado por ella.

Jamás había querido nada en especial, a pesar de ser un príncipe tenía gustos simples y lo material no lograba cautivarlo tanto todavía, su hermana siempre le decía que en cuanto cumpliera cierta edad las joyas comenzarían a parecerle lo más hermoso de la tierra. Pero él dudaba que esa edad llegará algún día.

Jamás había querido nada para sí mismo. Hasta que él apareció en su palacio.

Cabello dorado como el sol, ojos azules como el mar y piel blanca como la leche.

Sidon no podía entender lo que le ocurría a su estómago cada que aquel hermoso Hyliano se presentaba en su reino, su corazón era demasiado joven como para comprender porque se aceleraba cuando lo veía, lo único que sabía era que verlo era un deleite para sus jóvenes sentidos, que deseaba con toda su alma continuar viéndolo.

“Link” era su nombre, y era el acompañante y guardia personal de la princesa de Hyrule, Zelda. Recordaba la primera vez que se presentaron ante el reino, la mujer rogó durante más de 2 horas una audiencia con su padre, quien se negó rotundamente a atenderla, sin embargo Muzun al ver la insistencia decidió que podría ser un asunto importante, por lo que concedió únicamente una audiencia con Mipha, su hermana y princesa de los Zora.

Desde que lo vio al lado de la princesa quiso acercarse a él, mirarlo de más cerca para asegurarse que sus ojos de verdad fueran tan azules como el mar, que su piel fuera tan blanca como la espuma y que su cabello de verdad brillará como el sol.

Pero él era demasiado tímido como para acercarse, limitándose únicamente a ver de lejos esas dos extrañas figuras que no se parecían en nada a él. Zelda era hermosa, pero toda su belleza era eclipsada por la belleza de su guardia, quien cubría su lechosa piel con algo que Sidon desconocía, la princesa también cubría su piel con lo mismo, pero con formas y colores diferentes que a él no le llamaban tanto la atención.

El cuerpo del guardia real era cubierto en su totalidad con algo azul, rojo y dorado, sus piernas eran cubiertas con una cosa gruesa y blanca que le llegaba a las rodillas y su cabello amarillo era cubierto con un circulo azul que Sidon consideraba lindo.

¿Por qué los Hylianos cubrían tanta extensión de su piel con aquello? ¿Había algo maravilloso debajo de todo eso, tan increíble que deseaban ocultarlo al público?

Antes de darse cuenta el príncipe se escabullía en las piscinas alrededor del trono para mirar a Link, quien de vez en cuando encontraba su mirada y le regalaba una sonrisa como diciendo “sé que estás ahí”, pero por más que aquello lo avergonzaba no podía dejar de verlo. Era como si tuviera un imán que lo atraía sin importar cuánto quisiera voltear la mirada.

Aquel Hyliano de mirada determinada, tan alto como su hermana y con un aroma delicioso que él solo podía comparar con el paraíso le hacía temblar las piernas, hacía que se le olvidara nadar y que olvidara como respirar con sus pulmones.

Las visitas de ambos Hylianos continuaron, poco a poco se hacían más extensas y Sidon tuvo más tiempo para ver a Link, le sorprendió muchísimo el hecho de que este no hablará, hasta que un día lo vio mover las manos y algo hizo “CLICK” en su cabeza, ¡Por eso todos los Zora tenían clases de LSH desde pequeños! ¡Para poder comunicarse con gente como él!

Se sintió un idiota por nunca poner atención en su clase, pero agradeció a su timidez el no acercarse al Hyliano antes, habría muerto de vergüenza si este comenzará a hablar y el no entendiera nada.

Todas las noches procuraba ensayar frente al espejo las señas que le enseñaban durante su clase, fingiendo conversaciones que podía tener con el rubio, “¿Cómo estás?” “¿Cuántos años tienes?” “¿Cuál es tu pescado favorito?”. Si tuviera que decir la verdad diría que realmente no sabía qué tipo de conversación tendría con el Hyliano, así que prefería practicarlo todo.

Una noche, mientras practicaba, la bella voz de su hermana lo distrajo.

—¿Cómo vas con tus clases? — Le pregunto Mipha dulcemente, ese día la princesa Zora había tenido otra audiencia con ellos y acababa de despedirlos en la entrada del palacio.

Mipha tenía la mala costumbre de entrar a su habitación sin llamar, pero Sidon la amaba y sentía que su habitación de cristal se iluminaba ante su hermana, quien parecía brillar más que las piedras luminosas aún parada en el marco de la puerta.

—B-Bien… es que… es difícil.

La princesa sonrió y caminó hacia su hermano, la habitación de su hermanito era enorme, casi como la sala del trono y Mipha no podía imaginar a su hermano llenando la piscina algún día, su hermanito era tan pequeño. Se acercó a él y se arrodilló para estar a su altura.

—¿Te agradó Link? No dejas de mirarlo y me dijo Muzun que no paras de hablar de él a tus profesores — Sidon sintió que sus mejillas se ponían calientes pero asintió energéticamente ¡Claro que le había agradado Link! Y es que el Hyliano le llamaba tanto la atención, quería acercarse a él lo más pronto posible. — Me alegro tanto, entonces deberás practicar más tu LSH, es la única manera de que puedas entender lo que él dice.

—¡Lo sé! ¡Pero es muy muy muy difícil! — el niño hizo una cara de puchero — ¿Cómo lo aprendiste tú, hermana?

Mipha sonrió— Cuando amas a alguien, aprender algo para que esta persona se sienta feliz y cómoda contigo se vuelve un placer.

El pequeño príncipe no sabría decir qué sintió ante esas palabras, pero no le agradó del todo, su frágil corazón se estrujo ante la idea de que su hermana amara a Link, pero ¿Exactamente porque? Siempre supo que su hermana tenía múltiples pretendientes, incluso sabía que su hermana tenía un matrimonio arreglado y jamás se sintió celoso al respecto.

Sin embargo sabía que quería estar cerca del Hyliano, pensó que, si tan solo su hermana se casara con Link él podría estar cerca de él todo el tiempo, de todas maneras sería su cuñado.

Pronto, la chispa de la curiosidad le azotó el corazón. Sus ojos dorados se clavaron en los de Mipha, quien de repente se sintió intimidada, los ojos de su hermano destellaron como los de un depredador.

—¿Hermana, la armadura que estás fabricando es para….?

Pero la zora se levantó con el corazón acelerado antes de dejarlo terminar de hablar y Sidon tuvo que verla nuevamente hacia arriba, su hermana era muy alta, se dio cuenta de que la mirada de Mipha era de sorpresa total, quizá aquella armadura era más bien un secreto.

— ¿Cómo es que sabes eso?

El pequeño príncipe sonrió con todos los dientes.

— Hace unos días fui a tu habitación a ver tu lanza Zora y alcance a ver la armadura sobre tu estante, es hermosa, pero pensé que no le quedaría a ningún Zora, es muy pequeña.

Las mejillas de Mipha se pusieron azules de la vergüenza.

—Sidon, no deberías entrar a la habitación de tu hermana mayor sin su permiso.

— ¡Tú entras a la mía todo el tiempo!

Y Mipha sintió que se quedó sin argumentos. Trato de desviar la mirada avergonzada pero Sidon continuó hablando.

—¿Crees que la princesa te deje casarte con él? Parece que se niega a cederle a su sirviente a alguien.

La palabra “sirviente” resonó en los oídos de la princesa, los ojos de Mipha se afilaron con coraje.

— ¡Link no es un sirviente Sidon! ¡Es él campeón de Hyrule! ¡Es tan digno de su libertad como nosotros!

Pero los oídos del menor ya eran totalmente funcionales fuera del agua, él había escuchado como la princesa presentaba a Link como “su sirviente” y “su guardia personal”.

— Pero la princesa Zelda dijo…

— ¡Se lo que dijo! ¡Pero eso cambiará cuando Link derrote a Ganon! ¡Le declararé la guerra a Zelda si no le da a Link su libertad! — la zora jadeo como si tratara de contener la ira que había dentro de ella, Sidon la miro tocar su rostro y luego suspirar, se preguntó ¿Por qué a su hermana le molestaba tanto que le recordará la posición jerárquica de Link? Si bien la esclavitud había sido abolida con los Zora desde hace 9 siglos, con los Hylianos seguía perfectamente vigente. Se le ocurrió que quizá a su hermana le molestaba sentir que se enamoró de un sirviente, aun así no lo entendía y decidió preguntar.

— ¿Por qué estás tan molesta hermana…?

Escuchó un largo suspiro por parte de su hermana, como si meditara sus palabras, al cabo de unos segundos sus pupilas regresaron a su estado habitual.

—Sidon, aun eres muy pequeño para saber de esos temas… o para entenderlos del todo — Mipha acercó su dedo a sus labios como pidiéndole silencio — Algún día, cuando seas mayor, entenderás muchas cosas.

— ¡Ya soy mayor! ¡Ya soy mayor! ¡Tengo 22 años!

Mipha rió sonoramente — Y yo tengo 116, cuando tengas mi edad te prometo que hablaremos de esto ¿De acuerdo?

La mayor se dispuso a salir de su habitación de forma muy elegante dejándolo solo frente al espejo.

 Aquella conversación solo llenó de determinación al pequeño príncipe.

La siguiente vez que el dominio Zora recibió a Link, el príncipe decidió ser menos tímido, pensó que sería una buena idea acercarse más al Hyliano junto con su hermana y ser presentado formalmente, después de todo también era un príncipe, era su derecho ser reconocido como tal.

Se paró en la entrada del reino al lado de su hermana y esperaron hasta que vieron llegar el carruaje de los Hylianos.

Se sentía un mar de nervios, jugaba con sus pulseras con ansiedad mientras esperaba. Hasta que el carruaje de los Hylianos se hizo presente, fue entonces cuando pensó que era muy hermoso, pero innecesario porque ¿No era más fácil simplemente ir nadando?

Vio como el carruaje se abría y se sintió tentado a acercarse, pero sabía el protocolo, debía esperar. El primero en bajar fue Link quien ayudó a la princesa a descender del vehículo tomándola de la cintura y bajándola con cariño, Sidon miró como la mirada de su hermana se afilaba nuevamente ante aquella interacción, pero él estaba más entretenido admirando los colores que cubrían al Hyliano.

Aquel “uniforme” azul (Como su hermana le había explicado que se llamaba) le llamaba la atención, su vestimenta no era para nada similar a la suya, no eran joyas de oro blanco con incrustaciones de piedras preciosas para adornar sus escamas, era algo similar a una segunda piel, con muchos botones que en definitiva no eran un metal precioso.

—Sean bienvenidos al dominio Zora. — Saludo su hermana con cortesía en la entrada del dominio cuando ambos Hylianos se acercaron— Este es mi hermano menor, su nombre es Sidon.

—¡Es hermoso! — Gritó la princesa Zelda, y sin que el príncipe tuviera tiempo de reaccionar lo tomó en sus brazos haciéndolo gritar de sorpresa — ¡Es tan pequeño! No había visto nunca a un Zora tan pequeño.

De algún modo el comentario lo hizo avergonzar, él se sentía grande, de todos los renacuajos de 22 años él era en definitiva el más alto y el más pesado. Mientras la princesa lo acunaba en sus brazos miró al espadachín detrás de ella, quien lo miraba con una sonrisa “Es muy bello” pensó el pequeño príncipe sintiendo unas fuertes ganas de tocarlo.

Zelda lo llevó en brazos al interior del dominio y Sidon se sintió tan pequeño cuando estuvo nuevamente en el suelo.

La princesa Zelda se dirigió hacia su hermana, y cuando el hyliano hizo un ademán de querer ir con ella esta la detuvo con una mano.

—Link, por favor cuida del pequeño príncipe— Ordenó la princesa de Hyrule dirigiéndose hacia Mipha frente a la estatua de su padre en la plaza central — La princesa Mipha y yo iremos a hablar con el rey, príncipe Sidon, le aseguro que Link lo protegerá con su vida.

—Eso no será necesario — Agregó la princesa del dominio riendo —Dentro del dominio es seguro princesa, no debe preocuparse.

La rubia sonrió dulcemente —Aun así, príncipe, disponga de mi sirviente como usted guste, mientras estemos en el dominio él será su guardia personal.

El pequeño se sonrojo al pensar que por fin tendría un guardia personal, y uno tan hermoso para variar, miró a su hermana y a la princesa comenzar a subir las escaleras brillantes mientras él sentía su frágil corazón a punto de desbocarse como si subiera una cascada a toda velocidad.

Miró al Hyliano quien le sonreía con ternura.

—¿Qui-quieres que vayamos a nadar?

Tocaba sus dedos nerviosamente y miraba a Link hacia arriba, quien sonrió y asintió con la cabeza.

—D-De acuerdo… Sígueme…

El príncipe lo dirigió hacia las piscinas comunitarias que en ese momento estaban vacías pues varios Zora habían ido al embalse por la temporada de apareamiento.

El rubio miró al pequeño príncipe sumergirse en el agua y lo siguió sin siquiera quitarse los zapatos.

— ¿Eso que llevas sobre tus escamas…? — Sidon nadó hacia él y tocó aquella cosa similar a un papel grueso sobre la piel del Hyliano, se sentía suave, pero pesada por el agua — ¿Es algún tipo de armadura? No parece muy resistente.

《No ** *** ********, ** un uniforme *******》

Las manos del Hyliano se movían de una manera magistral, pero eran demasiado rápidas para que Sidon pudiera entender del todo lo que decía. Aquello entristeció al príncipe.

— Lo siento mucho, aun tengo que estudiar como poder comunicarme contigo… no entendí la mitad de lo que dijiste.

Los ojos azules de Link le sostuvieron la mirada, pero en ningún momento lo miró mal por no poder comunicarse.

《¿** sabes ** Alfabeto?》

—¿Preguntas que si me se el alfabeto? — Pregunto algo avergonzado, pero el hombre sonrió y asintió— S-Si, hice mi examen de dictado hace unos días.

《D. E. A. C. U. E. R. D. O. (de acuerdo) 》 Los ojos de Sidon se iluminaron ¡Link estaba deletreando! ¡Y todo para que él pudiera entenderlo! ¿Qué tipo de ser de Luz era aquel Hyliano? 《D. E. E. S. T. A. M. A. N. E. R. A. E. S. T. A. B. I. E. N. (De esta manera está bien)》

— ¡Muchísimas gracias! ¡Eres alguien verdaderamente amable! ¡Eres genial! ¡Eres increíble Link!

El niño se abrazo al Hyliano y olvidó por completo el tema de lo que llevaba sobre la piel.

Pasó el resto del día nadando con Link, yendo al fondo de la piscina a recoger joyas para dárselas al Hyliano como ofrenda, aun sin saber porque sentía la ferviente necesidad de llenarlo de regalos. Pero Diosas, sentía que necesitaba darle tantos regalos como pudiera, quería llenarlo de piedras preciosas, de zafiros, de perlas, y ver el rostro conmovido del Hyliano cuando le entregaba una joya le resultaba adictivo.

—Ustedes no tienen escamas ¿No es así?

《A. S. I. E. S. (Así es)》 firmó Link sentado en el filo de la piscina mirando una perla y poniéndola en la pila de joyas.

— ¡Eso es extraño! Aunque también explica porque nadas tan lento — El sonido de la risa de su guardia personal lo distrajo e hizo que sintiera que su rostro se ponía caliente, de repente sintió que las pequeñas joyas y perlas que había traído y apilado junto al Hyliano no eran suficientes.

《M. I. R. A. Z. A. E. S. M. U. Y. M. A. L. A. N. A. D. A. N. D. O. P. E. R. O. A. L. M. E. N. O. S. P. O. D. E. M. O. S. H. A. C. E. R. L. O. N. O. C. O. M. O. L. O. S. G. O. R. O. N. P. O. R. E. J. E. M. P. L. O. (Mi raza es muy mala nadando, pero al menos podemos hacerlo, no como los Goron, por ejemplo)》

— ¡Waaaah! ¡Conoces a los Goron! ¡Eso es genial! ¡yo solo he leído de ellos en libros! ¡Háblame de ellos!

Link pasó las siguientes dos horas explicándole al curioso príncipe sobre las demás razas en Hyrule, le sorprendió mucho la curiosidad del pequeño, pero pensó que Mipha había comentado que al ser príncipe y princesa no podían salir del dominio por seguridad de la línea de sucesión.

Al cabo de un rato la princesa y su hermana regresaron anunciando que ambos Hylianos debían marcharse al pueblo de los orni, Sidon sintió que podía llorar, no quería que el Hyliano se fuera, pero cuando lo vio tomar las joyas y perlas en sus bolsillos la amenaza de irse se convirtió en algo real.

De repente una idea surcó su cabeza, si Link era un sirviente para Zelda ¿No podría comprarlo? Quizá a su hermana no se le había pasado esa idea por la cabeza, pero él estaba dispuesto a dar toda su renta por el resto de su vida si eso era lo que quería la princesa para darle a ese hermoso hyliano.

El lo liberaría y entonces Link podría casarse con su hermana y jugar con él para siempre en los estanques reales.

Se paró lo más imponente que podía y miró a la princesa con determinación.

— ¿Princesa Zelda, Link puede quedarse conmigo? — Preguntó el príncipe tomando entre sus manos la falda del vestido de la princesa

— ¿Quedarse… contigo? — preguntó la mujer sin entender.

— Si — Hablo el pequeño con determinación y Mipha se sonrojo ante las acciones de su hermano — Como príncipe dispongo de una renta diaria, usted dígame una cantidad, estoy seguro que podré pagarlo.

— ¡Sidon! — Gritó la heredera zora horrorizada. — ¡Link no es algo que se pueda vender!

Pero la risa de Zelda y de Link hicieron callar a Mipha, la rubia se agachó para quedar a la altura del pequeño, quien lo miraba con sus grandes ojos dorados.

— Si Link fuera un sirviente normal yo no tendría problema en cedérselo, pequeño príncipe — Dijo la mujer sonriendo — pero Link es muy importante para todo Hyrule, él será quien derrote a Ganon, él es el elegido por las Diosas en el cielo. Así que no puedo cedérselo ni vendérselo, príncipe, pero me siento halagada de que lo considere digno del dominio Zora.

Sidon parecía analizar toda la información que acababa de recibir, no tenía idea de que Link fuera alguien tan importante, alguien cuya vida estaba escrita en una profecía, volteo a ver los bolsillos del Hyliano llenos de joyas y perlas y la cantidad le pareció insignificante en comparación a lo que el Hyliano merecía, sus bolsillos no se miraban siquiera abultados.

Sin embargo no estaba dispuesto a ceder.

—¡Cuando termine de matar a Ganon! ¿Podría quedarse conmigo?

Zelda rio dulcemente, cubriendo sus labios.

— Disculpen a mi hermano, princesa Zelda — Hablo Mipha con la cara azul de la vergüenza — Parece que Link le agrado mucho.

《A mi ******* ** agrada, ** un niño *** tierno》 Habló Link, pero esta vez no deletreo, cosa que entristeció a Sidon, pues de nuevo no entendía del todo 《 No ** regañes, ** dijo **** malo》

—Link… eres realmente alguien muy bueno — Dijo su hermana mientras sus ojos se cerraban y ponía sus manos en el pecho. Luego le regaló una sonrisa cálida— será un honor para mí pelear a su lado.

—¡Oh Mipha! ¿Ya lo has decidido? — Zelda gritó con lágrimas en los ojos.

— Ver la pureza en el corazón de Link, ver como trata a mi pequeño hermano y como lo protege aún cuando ha sido descortés con él me ha conmovido. Voy a pelear con ustedes.

Sidon se sintió algo desplazado en aquella conversación, sin embargo decidió ya no decir nada.

Ese día miro a Zelda y a Link partir de su dominio.

Las siguientes veces que visitaron el dominio el rubio se dio 2 horas libres para jugar con él, sin embargo pasaba mucho tiempo hablando, entrenando y siendo curado por su hermana, cosa que, dada la armadura azul que su hermana estaba fabricando con tanto amor por las noches le llenaba el estómago de un sentimiento que aún no sabía reconocer. Deseaba que el Hyliano pasara más tiempo con él, y no con su hermana ni con la princesa.

Pero un día, cuando su hermana salió a caminar con Link, la vio regresar llorando desconsolada a su habitación, El sonido de su llanto le destrozó el corazón, escuchar a su hermana llorar le provocaba un sentimiento que poco le agradaba.

Pero aquello no podía ser por ese hombre, Link era puro, y jamás haría nada por lastimar a su hermana ni a nadie que no fuera Ganon.

Se vio tentado a preguntar qué le pasaba, pero cuando entró en su habitación la miró tan frágil flotando sobre la piscina que simplemente pudo subirse a ella y acurrucarse en su pecho, dejando a su hermana rodearlo con sus brazos y llorar.

Desde su pecho la miro, la armadura que su hermana fabricaba con amor estaba rasgada por garras (probablemente de ella) y tirada en una esquina de la habitación, la fotografía de los campeones estaba tirada y rota en el suelo.

Sidon se abrazó más a su hermana, sabiendo que tenía el corazón roto y la escuchó sollozar hasta que se quedó dormida. Se vio tentado a leer su diario para enterarse bien de lo que estaba pasando, pero pensó que aquello sería demasiado descortés de su parte, por más curiosidad que tuviera.

Poco sabía que 2 semanas más tarde su hermana moriría, al igual que aquel hermoso Hyliano.

Y aquí el prólogo!!! La verdad este fanfic viene desde la necesidad JAJAJAJJAJA odio con mi alma que en los pocos ff buenos de esta pareja me ponen a Link como un pasivote con problemas de autoestima y una aversión a la responsabilidad horrible, cuando el wey CANONICAMENTE ES UN SOLDADO QUE LLEVO LA RESPONSABILIDAD DE SALVAR A TODO UN REINO EN LOS HOMBROS, literalmente Link hacia cuanta misión secundaria se le pasará por los ojos, porque sabía que servir a Hyrule era su responsabilidad.

Así que, si quieren a un Link que permita que Yona se case con Sidon, esta no es su historia jajajaja aquí Link va a tener todo el poder que yo se que puede tener si tan solo se le da la oportunidad.

¡Este Link si tendrá el temple y el carácter de un soldado, vamos!

Próximo capítulo: 28 de Julio

Con amor.

Dulce de Luna.

Por cierto! La portada es obra de la hermosa SoutaW26 ¡Vayan corriendo a seguirla a su IG y Facebook. ¡Es una gran artista!

 

 

Chapter 2: Capítulo 1: Mandoble Zora. 

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 1: Mandoble Zora. 

La tableta Sheika era en demasía útil, una de las funciones favoritas de Link era el visor, desde el podía poner marcadores de seguimiento, lo que facilitaba enormemente su desplazamiento por aquellas montañas.

“Es aquí”

Aun así, la ansiedad que le provocaba tener esas enormes zonas azules en el mapa era más fuerte que él, ansiaba aumentar su condición física con los templos, pero ansiaba con más locura recuperar su mapa y con ello su memoria, estaba seguro de que en la antigüedad esas tierras eran tan conocidas para él como la palma de su mano, pero en ese momento y con su memoria rota no tenía siquiera la capacidad de recordar la posición geográfica de las poblaciones.

Llegar a las cima de esas torres le generaba placer, salvo cuando al llegar a la cima ya había alguien arriba, justo como en ese momento en donde, cuando subió hasta lo más alto de la torre vio un ser parado del otro lado.

Su piel estaba cubierta de escamas azules y temblaba de miedo ante la altura, se armó con su mazo, aquella criatura no parecía tener interés en atacar, pues aún no se había percatado de su presencia. Con cuidado puso su tableta en aquella base, el mapa siempre sería su prioridad hasta conseguirlo todo, una vez que la gota de información geográfica cayó en la tableta la tomó y se armó, listo para luchar si la criatura era feroz.

Toco su hombro lentamente pero…

— ¡Uaaaah! ¡QUE SUSTO! — y el rubio no pudo evitar reír, a pesar de ser considerablemente más grande y pesado que él, aquel ser parecía sin duda también más cobarde, ante su risa la cara del ser se volvió azul — Ejem… Perdóname— Dijo y su voz pasó a ser una de mucha propiedad, Link pensó que parecía no ser una criatura salvaje — Me llamó Gruve y pertenezco a la tribu de los zora.

“Tribu de los zora” pensó el campeón, definitivamente los zora no se parecían a los Hylianos, con esas escamas afiladas que parecían cortar el agua como mantequilla, con esa altura tan atroz (¿No les daría vértigo?) Y esos ojos filosos y brillantes como los de un animal de las profundidades.

— Salta a la vista que tu eres un viajero — Dijo el zora, y pareció tratar de escucharse formal — ¿Qué te trae por aquí?

“Ojalá lo supiera” pensó suspirando. “Esa pregunta suena más filosófica cuando no recuerdas una puta mierda”

《¿Y tú qué?》Respondió y el zora abrió los ojos a más no poder, sorprendido.

— ¡Eehhh! ¡T-Tus manos…! — El Zora sonrió y se alzó tan alto como era y comenzó a usar sus manos al hablar — ¿Eres sordo?

Link sonrió.

《Si, pero no es necesario que uses tus manos al hablar, puedo leer tus labios perfectamente》

Mentira, pero era más sencillo decir eso a tener que explicar (Sobretodo cuando ni él mismo sabía él porque carecía de la capacidad de hablar), es difícil imaginar a alguien capaz de oír, pero incapaz de emitir palabra, la gente te quiere jodido así que no tener ambas capacidades hacía más fácil la empatía.

—¡Cielos! ¡Y yo que pensaba que podía usar esta habilidad por primera vez! — Pero el joven no respondió, haciendo sentir a Gruve incómodo — Emm… Estoy ayudando al príncipe Sidon a encontrar a un Hyliano… aunque creo que me quedé dormido… por más que intento no logro bajar, así que intento que el príncipe ahí abajo…

Link miro divertido como Gruve se daba cuenta de su raza y comenzaba a gritarle al “príncipe Sidon” sin éxito alguno dada la altura.

El rubio llamó su atención con la mano.

《¿Debería ir yo?》

Una amplia sonrisa apareció en los labios del zora. — ¡Ohh! ¡¿Me harías ese favor?! E-El príncipe debe estar en el puente de allá, por favor, ve con él.

El guerrero agradeció con la cabeza y se dispuso a saltar con la paravela sacándole un grito de asombro a Gruve.

Sin embargo su estamina no había sido suficiente, se regañó a sí mismo por no entrenar lo suficiente en los templos para obtener más resistencia y condición, tuvo que bajar antes pero en menos de 10 metros llegó al puente.

—¡Eh! ¡Joven! — Gritó alguien desde lo alto — ¡Aquí arriba!

Link alzó la vista de golpe, alerta. Y entonces lo vio.

Una figura colosal, de escamas rojas como el carmesí más intenso, descendía con una gracia antinatural desde las alturas. Sus movimientos eran tan fluidos que parecía que danzaba en el aire, como si cada salto estuviera acompañado por una sinfonía invisible que solo él podía escuchar. El hyliano contuvo la respiración. Por un instante, todo pareció ralentizarse.

Su mente enmudeció.

Aquel ser era majestuoso. No tenía otra palabra. Su silueta irradiaba poder, seguridad… y algo más difícil de explicar. No era miedo lo que sintió, aunque se le erizó la piel. Era la misma sensación que le producía enfrentarse a un centaleón, pero sin el instinto de supervivencia activado. Era vértigo, era impacto. Era belleza pura.

“Si, definitivamente es un príncipe” pensó, mirándolo de arriba abajo mientras el príncipe se levantaba “Un príncipe enorme”

Y era cierto, fácilmente aquel zora era tres veces su tamaño y peso.

Sin embargo mostraba una sonrisa amable, Link sintió algo que no pudo describir, el sentimiento de estar frente a aquel ser era increíble, podía compararlo con estar frente a un centaleon, pero sin la sensación de estar a punto de morir.

El guerrero no supo qué sentir primero. Algo en su pecho se agitó de forma dolorosa. El zora lo miraba, y él sintió que lo atravesaba como una lanza. No era la primera vez que lo miraban así… pero esta vez no le molestó. De hecho, le ardían las mejillas.

—¡Lo sabía!... Tu eres un Hyliano ¿No? — Link se sorprendió ante el tono tan amigable con el que el príncipe hablaba, miró como el príncipe extendía los brazos cuan largos eran — ¡Entonces tú y yo tenemos que hablar!

“Hablar” pensó nervioso mientras se mordía los labios rezándole a las Diosas en el cielo por que aquel zora entendiera el Lenguaje de Señas Hyliano.

—¡Y yo que pensaba que jamás encontraría a un Hyliano… ¡Oh! Qué modales los míos, ¡Soy Sidon! ¡El príncipe de los zora!

El rubio intentó concentrarse en lo que decía, pero su atención iba y venía entre la boca que hablaba y el pecho que brillaba por la joyería que apenas lo cubría. ¿Estaba desnudo? ¿Eso era común entre los zora? ¿Debía mirar a otro lado? No… sería descortés. Además, él acababa de presentarse. Era justo responder. Tragó saliva.

《Me llamo L. I. N. K. y mi seña es “Enlace”》

—¡¿Link?!— Gritó el zora entusiasmado — ¡Es un gran nombre!... Aunque… juraría haberlo oído antes… ¡Pero es un nombre genial!

El mencionado sintió que se le encendía la cara. No estaba acostumbrado a recibir halagos. O tal vez lo había estado, pero no lo recordaba. Con su memoria hecha trizas, a veces no sabía si las emociones eran nuevas… o viejas que regresaban sin avisar. Algunas veces no se atrevía a hacer un juicio en base a su memoria rota.

—¡Tengo que confesarte que llevo un tiempo observándote!

Y ahora se había sonrojado completamente ¿Tiempo mirándolo? ¿Es que era un acosador? ¡¿Los príncipes actuales se dedicaban a espiar jovencitos?! Cuántas cosas habían cambiado en un siglo, en su tiempo los príncipes se dedicaban a la diplomacia.

—Solo hay que fijarse en tus movimientos, en el aura que despide tu figura para entender que no eres alguien común!

¡Por la Diosa! ¿Cómo que se fijaba en sus movimientos y en su figura? Ese zora hablaba como si Link fuera una obra de arte y no un sobreviviente polvoriento con ojeras. Además parecía que a aquel príncipe no le paraba la boca, como si tomara su silencio como una invitación a seguir hablando.

—¡Apuesto a que eres un poderoso guerrero Hyliano!

¿Lo había sido alguna vez, no? Aunque no lo recordaba, lo dudaba ya que aunque su memoria física parecía algo de otro mundo, su condición y resistencia estaban por los suelos. Se sentía todo menos poderoso considerando que su primer arma al despertar del templo de la vida había sido una rama de árbol.

《Yo… yo no diría tanto》

Pero el príncipe no le permitió continuar, tomó sus manos impidiéndole comunicarse. El joven entró en pánico al sentirse acorralado, y es que, aquel príncipe era tan grande que estaba de rodillas ante él y aún así media el doble de su altura. Sus manos eran enormes. Calientes. Abarcaban las suyas por completo. Link sintió el impulso automático de retroceder, pero su cuerpo no respondió. El contacto lo dejó sin aire. Sentía que el corazón se le salía. El príncipe estaba demasiado cerca de él, invadiendo su espacio personal, normalmente todo aquello que se acercaba a cierto perímetro de él terminaba muerto, pero en ese caso no sabía cómo debía actuar.

—¡Por favor, no seas tan modesto! Se distinguir a alguien fuera de lo común a simple… ¿Te encuentras bien?

Link quería decir que no, se encontraba de todo menos bien, se sentía tan avergonzado de ser tocado por el príncipe que quería tomar la tableta Sheika y teletransportarse al templo de la aldea Kakariko para decirle a Impa que renunciaba rotundamente a la bestia divina Vah Ruta. Que con las otras 3 jodidas bestias debía ser más que suficiente.

Se sentía como si todas las hadas del Bosque Kolog le revolotearan en el estómago. Como si fuera a explotar en brillos. Quería correr. O quedarse. O ambas cosas al mismo tiempo.

—¿Estás… cambiando de color?--- Pregunto el príncipe al ver las mejillas rojas del guerrero, el príncipe pareció cuestionarse un poco, para después continuar hablando — ¿Por qué no vienes a la región zora conmigo? Realmente necesitamos la ayuda de un Hyliano. — Sidon soltó las manos del campeón sin despegar la vista de encima y se levantó pero extendió los brazos rápidamente hacia el rubio — Sube, te llevaré conmigo.

Pero el joven negó con la cabeza, tenía primero que controlar su corazón

—¡Oh! ¿Quieres ir a pie? — El rubio asintió avergonzado — Bueno, de todas formas debo avisarle a todos que te he encontrado para que dejen de buscar a un Hyliano, mira, sigue este camino, pero habrá monstruos eléctricos más adelante… te seguiré de cerca por cualquier cosa ¿De acuerdo? — Link asintió — Toma, un elixir electrizante, es para que no te hagan mucho daño.

¡Ohhhh su estómago! Su estómago había sido invadido por un montón de hadas. Tomó el elixir con las manos temblorosas y sonrió presionándolo contra su pecho, el príncipe se despidió de él y se tiró al río en un movimiento que a Link le pareció genial.

“Ay, mi corazón!” Pensó el guerrero suspirando mirando al río “Sidon…” pensó sonrojado, Usaría la seña de tiburón y guapo para su nombre.

Se burlo de sí mismo por sentir atracción por un príncipe, aquello era tan cliché que rayaba en lo ridículo. Un sirviente enamorándose de (prácticamente) su jefe ¡Que decepción de trama amorosa!

Por otra parte, el príncipe se sentía el peor futuro gobernante de Lanayru. Había mentido. Tardó menos de 3 segundos en avisar a todos su equipo que había encontrado a un Hyliano y que dejaran de buscar y, enseguida, procedió a comenzar a ver a ese hermoso Hyliano seguir el camino hacia el dominio zora.

Necesitaba ver aquel pequeño cuerpo en acción. Se ocultó en el agua, dispuesto a ver las cualidades físicas del Hyliano, se sorprendió al verlo pelear, Ni los keese eléctricos o los lizalfos parecían una amenaza para ese guerrero.

Su rubia cabellera mojada le daba un toque místico, que el monarca sentía haber visto en algún lado.

Miró curioso como Link recogía los cuernos, las colas y las vísceras de los lizalfos, luego procedía a soltarse el cabello y exprimirlo entre sus manos. Sidon pensó que ese Hyliano era muy atractivo.

“¿Todos los hylianos serán así de pequeños?” pensó mirándolo, incapaz de despegar sus ojos de él.

Entre los zora machos había algunos que iban a la aldea Onaona a aparearse con hylianas, uno de sus amigos le había mencionado que tener sexo con hylianas era muy placentero, pues su cuerpo no estaba diseñado para el tamaño zora, por lo que la experiencia sexual resultaba inigualable.

Pero Sidon jamás se vio atraído hacia eso, él prefería las hembras zora, hermosas, sensuales y fuertes, con las que podía aparearse de forma salvaje sin sentir que se rompían como papel bajo de él.

Sin embargo, ahí estaba embobado viendo a un pequeño hyliano moverse con destreza, deseando ver qué había debajo de esa armadura.

Se rió por lo bajo, hacía años que no sentía ese tipo de atracción. “Amor a primera vista” pensó divertido, por suerte para el rubio él ya no era un renacuajo que se ilusionaba ante un flechazo, él ahora era el príncipe de la corona que sabía controlarse.

Ver al Hyliano pelear era un verdadero espectáculo, su cuerpo se movía con una destreza sin igual y no podía evitar tratar de llamar su atención de vez en cuando, llamándole desde el agua, haciendo que el rostro del hyliano cambiara de color.

El rojo le sentaba de maravilla, jamás había escuchado que la piel de los hylianos hiciera ese tipo de cambios pero le resultaba tremendamente adorable.

Verlo llegar al puente de Lartis representó una alegría insuperable, la ferocidad y el salvajismo de Link eran algo digno de asombro, el joven recibía las flechas eléctricas con su cuerpo, apenas quejándose y las arrancaba de su piel con furia para regresarla con maestría a su rival.

Definitivamente era lo que Sidon necesitaba.

Se rió de sí mismo ante su propio comentario, definitivamente no había nada más divertido que la atracción sexual inmediata, tenía años que no se sentía así.

Incluso verlo pelear contra ese monstruo era un deleite.

Por su parte, el campeón sentía que cada vez el paisaje se hacia mas y mas bello, la presencia de estructuras talladas con piedra luminosa era una maravilla a sus ojos, cuando llego al puente del dominio no pudo hacer más que abrir la boca contemplando el puente, era enorme e indiscutiblemente bello, tocó uno de los pilares antes de avanzar por el puente, aquella manera de tallar la piedra era espectacular, y al ser de piedra luminosa parecía que el dominio brillaba con luz propia.

“Deben ser asquerosamente ricos” Pensó recordando como el castillo de Hyrule estaba hecho de piedra y ya le había parecido una estructura gloriosa.

Camino por el puente mirando como se iluminaba a su paso, pero al llegar al pie de la plaza los fuertes pasos del príncipe le hicieron voltear. Verlo correr hacia él lo hizo sentir pequeño, si ya había pensado que el príncipe se miraba imponente, guapo e increíble en aquel puente alejado de las manos de la diosa, ahora, verlo en su territorio le hacía temblar las piernas. La piedra luminosa parecía específicamente tallada para iluminar sus escamas, dándole un brillo tornasol.

—¡Bravo! — Gritó el príncipe al verlo, y el guerrero sintió nuevamente ganas de correr— ¡Te esperaba Link!

Ahhh ¿Qué carajos podía decirle? Sentía que podía decirle si a todo lo que saliera de la boca de aquel monarca. Y es que era tremendamente enorme, varonil y guapo, cosas por las que desconocía tener debilidad.

—¡Se bienvenido a la región de los zora! Acompáñame, te presentaré al rey.

Aahhhh y le quería presentar a su padre ¡Aquello iba demasiado rápido! “Estamos en guerra” pensó el soldado apretando los puños, era verdad, El príncipe lo necesitaba porque la profecía así lo dictaba, el debía aplacar la furia de las bestias divinas.

El príncipe le dio la espalda indicando que lo siguiera, pero Link se adelantó hasta quedar a su altura, cosa que pareció gustarle a Sidon, pues le sonrió con ternura, lo guio a través de la plaza principal, el guerrero tenía un sentimiento de Deja Vu que no podía quitarse del estómago, la enorme y hermosa estatua de una mujer Zora, que a simple vista parecía tener su edad llamó poderosamente su atención, era bellísima.

Sin embargo su atención se desvió al santuario detrás de ella y como si de un imán se tratara corrió hacia el mojándose los pies a su paso pues la sala donde estaba tenía agua y varios cangrejos recios que aprovechó para capturar.

—¡Ohh! — Grito el monarca detrás de él — ¡Veo que has encontrado el santuario! Es bonito, pero con su luz naranja desentona un poco, además no sirve para… nada…

Ante la mirada atónita de Sidon, el campeón puso la tableta Sheika en la base del santuario, en un instante la luz del santuario se volvió de un azul muy bonito y el príncipe grito emocionado.

—¡Por las Diosas! ¡¿Cómo hiciste eso?! Por décadas nuestros sabios, filósofos e historiadores han tratado de abrirlo — Link no pudo evitar sonrojarse ante la mirada del príncipe —¡Eres verdaderamente increíble Link!

《No hice nada》Dijo avergonzado 《Dentro de estos santuarios hay como… salas de entrenamiento, además me sirven para trasportarme》

— Así que eso eran — Link miro como el príncipe se acercaba a tocar el santuario y no pudo evitar mirar en detalle los brazos del príncipe, sabía que no eran algo genético, los demás zora en el dominio no se veían ni de cerca tan desarrollados como el, el príncipe debía tener un régimen de entrenamiento exhaustivo para tener los musculos asi de torneados — ¿A que te refieres con transportarte?

—¿Eh? ¡Ah! —Gritó Link sintiéndose avergonzado por dejar salir su voz rota, cubriéndose la boca casi al instante, ver al príncipe tenía un efecto en el que desconocía, era como si lo sacara de la realidad.

《Me refiero》Dijo descubriéndose la boca, noto como el príncipe lo miraba como si no hubiera escuchado su voz lastimada, pero sabía que lo había hecho, aquello le resultó tan elegante y digno de la realeza 《Cuando estoy lejos puedo transportarme a través de esto》Mostró la tableta en su mano.

—Esto… — Sidon miro la tableta en la mano del rubio. —¿Dónde lo conseguiste?

El príncipe tenía la sensación de que aquel objeto era algo tremendamente valioso, algo que había estado perdido, pero no quería incomodar al hyliano con reclamos de los cuales aún no estaba seguro. El guerrero pareció no tener respuesta a ello.

《¿No ibas a presentarme a tu padre?》

—¡Es verdad! ¡Vamos! — el mayor lo tomó de la mano haciendo sonrojar al Hyliano, lo llevó hasta unas escaleras enormes que Link podría jurar que, adicional a la piedra luminosa contaba con incrustaciones de diamantes.

El rubio notaba como su corazón iba a mil por hora mientras el príncipe lo sostenía de la mano, pero también notaba las miradas de los zora a su alrededor, sobre todo aquellos que parecían más viejos. Lo miraban con desagrado, como si él fuera un animal feo que apenas ves, pisas. Y otros lo miraban simplemente como si trataran de recordarlo, era la misma mirada que él supuso tener al ver a Impa.

Sidon condujo a Link hasta la gran sala del trono, y con cada paso que daban, sentía cómo el mundo se volvía un poco más pesado.

El lugar imponía respeto. Frente a ellos se alzaba el trono real, majestuoso, tallado en un blanco resplandeciente que recordaba al mar en calma bajo la luz de la luna. Sentado allí, con una presencia que llenaba el salón entero, estaba el rey Dorphan, el zora más imponente que el rubio había visto jamás. A su lado, un anciano decorado con joyas llevaba la autoridad grabada en cada arruga: el confidente del rey.

El soldado avanzó con calma, sintiendo cómo el príncipe soltaba su brazo suavemente antes de tomar su lugar a la diestra del rey. A su lado, Sidon parecía encogerse. Como si, frente a su padre, aún fuera solo un renacuajo.

El rey comenzó la conversación, pero su vista fue rápidamente dirigida a la cintura de Link, donde la tableta Sheika lo delató, el rey lo recordaba, y el hyliano sintió nuevamente vergüenza por no reconocerlo, por no recordarlo en absoluto. Pero parecía que el más sorprendido era el propio príncipe.

—¡¿El campeón Hyliano?! ¿Se llama Link? — El alma del príncipe cayó como una piedra. Lo supo al instante. Como si el nombre hubiera sido una llave oxidada girando en la cerradura de su memoria. La imagen llegó con una claridad insoportable: el joven hyliano, de ojos brillantes, sonriendo mientras su hermana lo miraba como si fuera el sol. Mipha, tan dulce, tan delicada, tan enamorada. Y él… él también lo había estado. O algo muy parecido. Lo admiraba tanto que cada joya que encontraba, cada concha pulida o piedra luminosa, la guardaba para dársela a él. Al héroe. Pero ahora… Ahora Link estaba otra vez frente a él. Joven. Inmutable. Como si los años no lo hubieran tocado ni un poco. Como si hubiera salido directo de sus recuerdos más enterrados. Sidon sintió que la sangre se le iba al rostro y se le subía al mismo tiempo. ¡Diosas! ¿Qué clase de castigo cósmico era ese? — C-Con razón me sonaba tu nombre… ¡Vaya coincidencia!

¡Aquello era más que una coincidencia! ¿Cómo es que seguía vivo? Se suponía que los Hylianos no vivían más de 100 años, viendo al campeón, no parecía mayor a los 20 años, ¡Diosas! Es que se miraba tan joven como cuando su hermana se enamoró de él… ¡Ese era el hyliano del que su hermana había estado enamorada! ¡Y él acababa de tener un flechazo por el mismo hombre! ¡Un flechazo tan absurdo y poderoso que había olvidado respirar!

Sidon no había escuchado gran parte de la conversación que su padre tuvo con Link, su cerebro estaba haciendo estragos en su corazón, se sentía el peor hermano menor del universo, había profanado la memoria de su hermana con pensamientos sexuales hacia quien había sido su amor platónico. ¡Y lo que es peor! Ahora que recordaba todo con su mente madura ¡El también había estado enamorado de ese soldado cuando era pequeño! Lo había admirado, sí, pero ese brillo en su pecho, esa emoción al verlo... era amor. Amor infantil, silencioso, lleno de devoción.

Las diosas debían juzgarlo. Castigarlo. Hacerlo pagar por su traición emocional. Era el peor hermano menor del universo

Escuchar el nombre de su hermana lo regresó a la realidad, su padre intentaba que el rubio la recordara, la mirada del Hyliano se tornaba triste al intentar hurgar en sus propios pensamientos. El heredero al trono sintió un aguijón helado en el pecho.

—¡Padre! No creo que sea de mucha ayuda seguir hablando de mi hermana, Link parece un tanto confundido…

Para su alegría el rey estuvo de acuerdo con aquello, quien no estuvo de acuerdo con la situación fue Muzun, quien de inmediato solicitó que el ex guardia de la princesa Zelda saliera del palacio, Muzun se miraba realmente dolido por la presencia de cualquier hyliano en el territorio.

Y no tardó en hacerlo notar con su afilada lengua.

—¡Deberías disculparte Muzun! — Ordenó Sidon, aun sabiendo que no podía ordenarle nada al confidente de su padre — Link es mi invitado, y solo vino a nuestro dominio porque yo pedí su ayuda. — Link no pudo evitar que un sinfín de mariposas ígneas le revolotearan en su estómago, aquello parecía una situación digna de los libros que le gustaba leer de pequeño (Acababa de recordarlo) donde el príncipe se enamora de una de sus mucamas y lucha contra viento y marea para casarse con ella. Trato de no reír ante sus propios pensamientos— No hay forma de que pare de llover. La ayuda de un hyliano puede ser nuestra única opción. Además, ya habíamos hablado sobre esto, pensé que habíamos llegado a un acuerdo. Estoy seguro que se unirá a nuestra causa y nos ayudará a salvar el dominio.

Pero a pesar de las palabras del príncipe zora y de las propias palabras del rey, Muzun parecía seguir odiándolo con locura, hablando tristemente como por la culpa de Link y de Zelda la princesa Mipha había muerto, el rubio quería decirle que sin dudarlo el cambiaria de lugares con Mipha, si le hubieran dado la opción él se habría sacrificado sin dudarlo.

***

La revelación de que Link era de quien estaba enamorada su hermana había sido suficiente para Muzun para comenzar a confiar en él, aun así le había pedido flechas eléctricas, y el rubio tenía que enfrentarse a un Centaleon para conseguirlas.

Link suspiro mirando el palacio desde el balcón de la parte superior, aquello representaba un trabajo sin igual, jamás había matado a un centaleon desde que despertó en el templo de la vida y por sus vagos recuerdos de haberlo hecho en el pasado le parecía algo imposible dada su condición actual.

—No te preocupes, sé que lo harás bien — dijo Sidon, apareciendo a su lado con una sonrisa cálida. Su voz tenía ese tono envolvente que parecía abrazar — ¡Ahora vamos! Antes de que vayas con el centaleon quiero mostrarte el palacio.

El joven sintió que enrojecía.

《¡No es necesario! Se que el tema de las flechas es algo urgente y…》

—¡De todas formas no te hará mal recordar viejos tiempos! Se que no lo recuerdas, pero antes tu y yo jugueteábamos por cada rincón del dominio, éramos inseparables.

El futuro rey habló con una ligereza que no sentía.

Porque por dentro, su mente y su cuerpo iban en direcciones opuestas.

Su conciencia le gritaba que debía mantener distancia, que no debía acercarse a ese guerrero de esa forma, que estaba deshonrando la memoria de su hermana. Mipha lo amaba, y él, que juró recordarla siempre con respeto, ahora se encontraba deseando a ese mismo hyliano. Su cuerpo, sin embargo, era una traición viviente. Su pecho ardía. Sus manos lo buscaban. Sus ojos lo recorrían con descaro y necesidad.

Link era más que hermoso. Era magnético. Un faro imposible de ignorar. Sus ojos brillaban como zafiros pulidos, su piel clara se teñía de rosa con una facilidad encantadora… y cada gesto torpe, cada silencio suyo, era un suspiro que Sidon deseaba atrapar entre sus manos.

Y sin pensar, lo hizo.

Le tomó la mano.

El rubio alzó los ojos, sorprendido, sin resistirse. Sus mejillas se tiñeron de un rosa suave y encantador. El mayor quiso golpear una pared por lo adorable que le resultaba esa expresión. Lo jaló suavemente para guiarlo por los corredores del palacio, decorados con joyas y cristales marinos que reflejaban la luz del agua. Todo brillaba. Todo relucía. A los zora, claramente, les fascinaba todo lo que brillara… aunque ninguna joya en ese lugar brillaba tanto como Link.

—Quiero mostrarte la biblioteca —dijo con un entusiasmo que no necesitó fingir.

Sidon lo dirigió a la enorme biblioteca del palacio, entraron a una sala colosal. Las paredes estaban cubiertas por estantes altos, curvos, hechos con piedra tallada, perlas y nácar, tenía libros hechos de un material que el campeón no recordaba haber visto, era un papel grueso, recubierto de alguna sustancia que lo hacían impermeable.

—¿Te gusta? — Pregunto el príncipe mirando al menor ver cada rincón de la biblioteca con entusiasmo

《Sin duda es fascinante, tienen muchísimos libros》

—Y no has visto todo, esto solo es la sección de un siglo. Tenemos registros desde que llegamos aquí.

《¿Ustedes no son de aquí?》el guerrero tomó un libro entre sus manos, era muy pesado, como cargar una roca, la textura de las hojas era lisa como la piel de un delfín, pero la tinta brillaba con luz propia no estaba seguro si era una propiedad de las hojas, o de la misma tinta.

—Mis ancestros vinieron del mar, nosotros evolucionamos para poder respirar en el aire, pero de eso hace varios milenios.

《¿Y guardan registro de todo eso?》

—Sí. Aquí creemos que olvidar la historia es el camino más rápido para repetirla. Ningún pueblo comienza en paz. Por eso escribimos todo. Lo bueno y lo malo.

El más joven pensó que aquello debía ser tremendamente cansado. Pero también… hermoso. Había algo noble en recordar todo. Incluso lo triste.

El mayor lo guio luego a la sala de entrenamiento. El cambio de atmósfera fue inmediato. Donde antes había silencio y sabiduría, ahora todo era metal, fuerza y reflejos afilados. Había lanzas, espadas, mazas y tridentes. Algunas armas estaban decoradas, otras parecían haber sido forjadas solo para matar.

Link parecía un niño frente al árbol de Navidad.

Sus ojos brillaban. Caminaba lentamente, como en un sueño, pasando los dedos por el filo de cada arma como si las reconociera sin saber de dónde. Sidon lo miraba en silencio, hipnotizado por su expresión. Era hermoso… y algo en él seguía siendo profundamente triste. Como si buscara algo perdido entre el acero.

—Puedes quedarte con todas si quieres. — Dijo sin pensarlo.

《¿Hablas enserio?》

—¡Claro! Estoy seguro que le darás un mejor uso que yo a cualquiera de estas armas.

El soldado las miro detenidamente, tomando entre sus manos la enorme espada Zora, para el eran un mandoble, pues no había manera de usarlo con una sola mano, pero para el tamaño del príncipe era una espada cualquiera. Decidió guardarla como un tesoro, no todos los días un miembro de la realeza le regalaba una espada tan hermosa.

El palacio resultó ser más hermoso de lo que él rubio había imaginado siquiera en sus sueños más delirantes.

A cada paso que daba junto al príncipe, más evidente se volvía la magnitud del lugar: construido enteramente en piedra pulida que emitía un suave resplandor azulado, como si hubiera sido tallada de la misma luz del océano. Columnas altísimas se alzaban como corales gigantescos, adornadas con cristales marinos y fragmentos de diamante que centelleaban con cada gota de agua. El techo, lejano y abovedado, reflejaba los destellos como una aurora subacuática. Era como caminar dentro de una concha madreperla viviente. Una sinfonía de ecos suaves, agua fluyendo y luz danzando entre los muros.

Sidon lo llevó por corredores que parecían más bien canales de agua viva, hasta llegar a una de las cámaras más restringidas: la bodega real.

El umbral se abrió sin esfuerzo, y una oleada de luz lo envolvió todo. Link entrecerró los ojos.

Joyas. Joyas por todas partes. Apiladas, suspendidas, incrustadas en cofres, exhibidas como trofeos eternos. Rubíes, zafiros, topacios, ópalos, esmeraldas… Piedras tan antiguas que parecían tener memoria. Algunas brillaban con luz propia, otras parecían cantar en silencio. El menor contuvo el aliento.

No pudo evitar sentirse fuera de lugar, hacía poco había recordado cuando su padre, también un caballero, lo vendió al castillo de Hyrule. En esa ocasión recibió 1 bolsa con 15 monedas de oro por la venta. Estaba seguro de que una sola de esas joyas superaba con creces ese valor. Por lo que todo lo que estaba dentro de esa bodega valía más que el mismo.

Para Link todo era maravilloso, parecía que la obsesión de los zora por todo lo brillante trascendió generaciones, en aquella bodega habían joyas con más de 10 siglos de antigüedad.

《Ustedes son muy ricos ¿no?》el guerrero no recordaba haber visto tantas joyas en el castillo de Hyrule, pero la realidad es que también podría deberse a que su posición estaba exageradamente lejos del solo pensar en acercarse al tesoro real.

Los zora parecían ser más abiertos en ese sentido.

—¡Para nada! — Exclamó —Nuestra riqueza no es nada en comparación a la que tenía el dominio hace un siglo, cuando nací existía una tradición, cada que los huevos eclosionan el rey y la reina salían a lanzar joyas y oro a los súbditos como muestra de que éramos verdaderamente bendecidos por las Diosas, eso se terminó hace 100 años, el oro y las joyas se usan para emergencias.

Sidon tomó una tiara de rubíes que descansaba sobre un cojín de seda. Era delicada, exquisita, el rojo vibrante de sus gemas brillaba como brasas vivas. El soldado sintió que no debía mirarla. Como si no tuviera derecho. Como si posar sus ojos sobre algo tan valioso fuera una falta de respeto.

《Entonces… ¿El cataclismo también los empobreció?》

El príncipe miro la tiara por un momento, como si meditara, Link no pudo evitar mirarlo melancólico, sintiéndose totalmente apenado, Si Sidon en ese momento se encontraba así era principalmente por su culpa.

El no había cumplido su deber hace 100 años. Él perdió ante la calamidad. Él destruyó a Hyrule. A veces agradecía no recordar nada. Quizá era una bendición para no cargar con la culpa sobre sus hombros.

—Creo que a todas las naciones. Pero a nosotros nos limitó especialmente. Ya no podemos salir del dominio sin poner en riesgo nuestras vidas. Antes había comercio, embajadas, exploración. Hoy en día… llegar a Onaona es una odisea. Y rara vez vale la pena.

Luego, sin previo aviso, alzó la vista.

—Acércate —dijo.

La voz sonó suave… pero cargada de intención.

El rubio pareció casi respingar ante la repentina solicitud del príncipe. Tragó saliva. Su corazón empezó a latir con fuerza desmedida. Cada paso que lo acercaba al príncipe lo hacía sentir más pequeño. Más expuesto. Cuando estuvo frente a él, el futuro rey alzó los brazos y, con solemnidad, colocó la tiara sobre su cabeza.

Link sintió que el tiempo se detenía.

Un calor sutil le recorrió la piel, como si las gemas se hubieran activado. Como si, en ese momento, algo simbólico hubiera ocurrido. No sabía si era el poder de los rubíes… o el roce de las manos del príncipe acomodando su cabello con una delicadeza reverencial.

— Como lo suponía, se te ve preciosa — Las mejillas de él hyliano se colorearon de rosa, los dedos del príncipe seguían sobre su cabello, acariciando suavemente las hebras doradas — Tu “cabello” es muy suave ¿Exactamente que función tiene?

El más joven se obligo a no decepcionarse ante el comentario, aunque tenia sentido, el príncipe no podía estar interesado en acariciar su cabello por algo mas allá de la curiosidad. Tampoco es como que quisiera, pensó. A todo esto ¿Qué función tenia el cabello en los hylianos? Link pensaba que realmente no servía de nada, a decir verdad, muchos, de hecho, despojaban su cuerpo de cualquier rastro de vello o cabello. Sin embargo sentía que no darle una respuesta a alguien de la realeza haría que se viera como un ignorante y de momento no quería sentirse así.

 《Nosotros podemos sobrevivir en muchísimos climas, el cabello y el bello de mi cuerpo sirve para sobrevivir en el frío, Nos mantiene calientes》Se inventó, aunque sonaba bastante lógico.

—¡Eso es increíble! — Exclamó el príncipe mientras soltaba a Link — ¡Ustedes son realmente fascinantes! ¡Unos sobrevivientes naturales! ¡Oye! ¡¿Eso quiere decir que tienes más cabello en otras partes?!

El campeón asintió sintiendo nuevamente el calor en su pecho.

—¡¿Puedo verlo?!

Y los colores volvieron rápidamente a las mejillas del joven, se imaginó a si mismo desnudándose, dejando que el príncipe explorara su cuerpo con la mirada y aunque la fantasía le resultó tremendamente antojable; era también la cosa más sucia que había pensado en lo que ahora sabía que había sido un siglo. Lamentablemente su expresión normalmente neutral había sido corrompida ante la mirada del príncipe, quien lo miraba extrañado.

—¿Pasó algo? ¿Dije algo malo? — La expresión del soldado, de vergüenza le resultó divina, las joyas brillaban y su luz rebotaban en la blanca piel del héroe haciéndolo ver aún más lindo. Link trató de desviar la mirada aturdido y algo hizo CLICK en la mente del príncipe — ¿L-Lo tienes en… lugares muy íntimos?

Ah, el guerrero podía morirse de la vergüenza. Por su parte Sidon comenzaba a querer morir también, nunca había visto a nadie que no fuera de su raza desnudo, pero ahora, la idea de desnudar a Link no se apartaba de su mente, y el hecho de que el Hyliano tuviera tanta ropa encima no ayudaba, al contrario, lo tentaba más, quería ver qué era lo que se ocultaba detrás de esas ropas, y justo ahora la conversación había ido hacía ahí. Trato de mirar hacia otro lado, pero miro las manos del menor moverse

《En realidad por todo el cuerpo, pero si, hay lugares muy íntimos donde también tengo》

Los ojos dorados del príncipe vagaron por los brazos y las piernas de Link, deseando verlas, deseando ordenarle que se desnudara, pero por amor a Hylia, no había manera de que aquello saliera de su boca. Carraspeó y decidió que era el momento de cambiar de tema.

—Entiendo… ¿N-No tienes hambre? —Aquello había sonado tan patético que casi se abofetea por ello, pero el menor asintió aun sin verlo. Miro como el campeón, quien había comenzado a quitar la tiara de su cabeza, lo detuvo tomándolo de la muñeca— No te la quites, se te ve muy bien

《No puedo conservarla》

—¿Por qué no? Te la estoy regalando. —insistió el mayor, con un atisbo de desconcierto en su tono.

¡No podía aceptarla! Aquella corona valía más que él mismo, no había manera en que pudiera aceptar algo así, rápidamente se la quitó y se la entregó a un desconcertado príncipe.

—No entiendo…

Link levantó la mirada, sereno, y movió las manos con seguridad.

《No necesito ninguno de esos tesoros》, firmó con claridad.

Sabía que Sidon no aceptaría un simple "no". Probablemente, nadie le había negado nunca nada en su vida. Era un príncipe. Estaba acostumbrado a dar, y que sus gestos fueran recibidos con gratitud o admiración.

Pero el hyliano no quería deslumbrarse con coronas. No se las merecía. Un sirviente no podía poseerlas.

《El único tesoro que necesito para ser feliz es tu amistad》

El futuro rey sintió que algo dentro de él vibraba, temblaba, se deshacía. Como si el corazón le hubiera latido demasiado fuerte, como si esa simple frase hubiera quebrado las defensas que aún intentaba levantar.

 Miró a el hermoso hombre frente a él, que ahora le sonreía con una calidez desarmante. Esa sonrisa, leve pero honesta, le pareció más brillante que todas las joyas en la bodega real.

Y entonces no pudo evitarlo.

Lo tomó en sus brazos como si no pesara nada y lo alzó, girando una vez en el aire con la fuerza de una ola que arrastra todo a su paso. Link soltó una risa entrecortada, suave y rota, como si reír aún fuera un acto que su cuerpo estaba aprendiendo otra vez.

Sidon lo sostuvo con firmeza antes de que sus pies tocaran el suelo y declaró, con entusiasmo y los ojos brillando:

—¡Pero por supuesto que tienes mi amistad! ¡Es un honor para mí, Link!

El hyliano no dijo nada. Solo apoyó la frente sobre el hombro del príncipe un segundo, dejando que el temblor en su pecho se calmara. Porque en ese instante, sin importar todo lo que no recordaba, se sintió querido.

Y para alguien que durante años solo había sido propiedad de otros, eso ya lo hacía sentir valioso.

Notes:

¡Y he aquí el primer capítulo! Amo tanto lo personal y sentimental que es el derrotar a la bestia divina Vah Ruta, es tan… crudo, tan doloroso que fue lo que me hizo enamorarme del BOTW y el TOTK, Mipha es un personaje hermoso y con muchísimo peso ¡Pero es doloroso como Link no la recuerda! Y cuando al fin la recuerda, pues ya es muy tarde.

Amo a Sidon totalmente enamorado de Link, y dispuesto a poner todo cuanto quiera en sus manos, de hecho de eso hable con mi hermano hace tiempo: Zelda (de BOTW) JAMÁS compartiría el trono con Link, pero Sidon le pondría el dominio zora en las manos sin dudarlo ni un momento ¡Y eso es justo lo que va a hacer! Jajaja no saben lo que nos espera.

Espero que el capitulo les haya gustado tanto como a mi ¡Las amo!

Próximo capitulo: 04 de agosto

Con amor.

Dulce de Luna

Chapter 3: Capítulo 2: Víscera de Hinox

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 2: Víscera de Hinox

Sidon no dejaba de pensar en Link, aquel Hyliano se había apoderado de sus pensamientos como si de un monopolio se tratara, su paso por el dominio había sido relativamente corto y aun así el príncipe sentía que lo veía en cada esquina.

Aun cuando llenaba documentos en la biblioteca del palacio, aún cuando entrenaba, aún cuando comía ese hermoso guerrero invadía sus pensamientos, deseaba con toda su alma verlo de nuevo, su rostro era precioso, su cuerpo era magnífico, y su cabello era la cosa más suave que había tocado alguna vez. Recordó que Zelda usaba vestidos de seda, se atrevía a decir que el cabello de Link era incluso más suave que eso.

Luego de salir de la bodega el campeón le dijo al príncipe que debía irse, extrañado el príncipe preguntó porqué, Link le explico que ni su vitalidad, ni su condición física eran lo mismo que hacía 100 años, debía entrenar si no quería morir contra el centaleon, los santuarios eran su prioridad en ese momento. Sidon jamás se había cuestionado si había más de los que podía ver en el dominio, pero decidió que preguntarle sería estresarlo aún más de lo que ya debía estar.

Sin embargo lo extrañaba. Sobre todo cuando escuchaba lo que la voz pública tenía que decir respecto a él.

—Es un descarado

—No se como se atreve a presentarse aquí

—¿Tu le crees que haya recordado a Mipha?

— ¡Ni siquiera creo que la haya olvidado! ¡Es solo una excusa para no aceptar su responsabilidad!

Aquellas voces llenas de veneno hacían que el estomago del zora se contrajera dolorosamente mientras se le llenaba la boca con su propia bilis. Si bien él y su padre no le guardaban ningún tipo de rencor a Link, los habitantes del dominio lo habían puesto a él y a Zelda en el mismo saco, culpándolo por la muerte de su hermana.

Aquello claramente molesto a Sidon, pero sabía que la opinión pública era algo que debía fluir como la marea, aquella opinión cambiaría con el tiempo, en cuanto Link los salvará de Vah Ruta la opinión de todos en el dominio se modificaría, ya fuera para bien o para mal.

—¡Su majestad! — La voz de Basun lo distrajo de los documentos que tenía sobre su escritorio, las escamas de Basun se movían inquietas mientras entraba en la puerta.

—Habla.

—¡Es Link! ¡Ha regresado!

El mayor casi tira el escritorio al levantarse tan bruscamente, dejó los documentos de lado y se dirigió a la plaza principal, mirando a al rubio frente a la estatua de Mipha, mirándola con cariño, no pudo evitar correr hacia el Hyliano y cargarlo contra su cuerpo, poco le importaba que los miraran, había fantaseado por 2 semanas con abrazar a aquel pequeño ser.

—¡Link! ¡Mi amigo! ¡Regresaste!

Al cabo de unos minutos (Y de recordar que el hyliano no podía comunicarse con él a menos que tuviera las manos libres) Sidon soltó a su pequeño amigo, quien jadeo sintiendo que había olvidado respirar. El príncipe miró más detenidamente las vestimentas del Hyliano, su ropa parecía muy cómoda, pero no le gustó para nada la cosa roja que Link había envuelto en su cabello, a él le gustaba mucho más su cabello que esa cosa roja.

—¿Cómo has estado? Comenzaba a preocuparme por que no regresabas.

《En realidad aun no termino, ya hice los santuarios de los picos gemelos y de Necluda, aún me quedan los de esta región, son solo 9, pero ya hice este》señalo al santuario detrás de la estatua de Mipha con una sonrisa 《Así que solo me quedan 8》

Sidon sonrió — Realmente eres increíble Link, has entrenado muchísimo.

El rubio se encogió de hombros 《También te traigo algo》

—¿Traerme-? ¿Te refieres a…?

El más joven asintió 《¿Vamos a un lugar más privado?》Link no esperaba que aquello sonara tan íntimo, pero de algún modo le resultó chistosa la reacción ajena. Las mejillas del príncipe se tornaron azules a la par que apretaba los labios. Diosas el príncipe era guapísimo.

El hyliano había pensado en él todo el tiempo que exploró la región, no podía evitar pensar en él, cada cosa que veía se lo recordaba, en algún punto de su viaje decidió que le daría un buen uso a su nueva cámara y comenzaría a tomarle fotos a cualquier cosa que pudiera impresionar al príncipe, fotografío el pueblo de Hatelia, fotografío todos los animales y hongos que podía, incluso se permitió regresar a la aldea Kakariko a tomarle foto a los cucos y a las calabazas.

De vez en cuando Link pensaba que era muy ingenuo al sentirse así de atraído por alguien de la realeza, pero luego de un rápido paseo por la biblioteca de la aldea Kakariko se dio cuenta de que aquello era incluso un género literario, había millones de libros de romance escritos a partir de la primicia de un príncipe y una sirvienta enamorándose, donde el príncipe dejaba todo por escapar al lado de la sirvienta y ser libres para vivir su amor.

Pero bajo ninguna circunstancia veía a Sidon renunciando a su corona ni por él ni por nadie, tampoco es que él lo mereciera.

Decidió, luego de meditarlo mientras mataba Bokoblins que podía permitirse cierta atracción hacia el príncipe, pero hasta ahí, jamás haría algo al respecto, ni intentaría absolutamente nada y con suficiente suerte, en algún punto aquel flechazo pasaría.

El agua golpeaba su cara mientras se abrazaba con fuerza al cuello del príncipe heredero, quien subía la cascada detrás del castillo a toda velocidad, una velocidad que él jamás había alcanzado siquiera galopando un caballo, aquello era emocionante, el aire y el viento le golpeaban el rostro y le hacían recordar lo vivo que estaba, lo efímero de la vida.

El cambio brusco de acuático a terrestre era un contraste exquisito, ver como la vegetación marina era cambiada por la vegetación de la tierra era increíble, Link pensó que si a eso era lo que estaban acostumbrados los Zora tenía lógica que fueran un sitio tan feliz.

—¿Aquí está bien? — La pregunta del príncipe lo hizo salir de su ensoñación, la pregunta del príncipe le pareció ser pronunciada con la voz más emocionada que había escuchado. Pensó que tenía lógica, Sidon era un príncipe y evidentemente había sido acostumbrado a recibir regalos casi todos los días y dada la personalidad del monarca debía seguir siendo algo realmente agradable.

Asintió tratando de que sintiera sus movimientos, y luego bajo mojando su set de escalada para rápidamente regresar a tierra, sentía sus piernas temblar agradablemente por mantenerlas tensas contra la espalda del monarca, trato de que su mente no vagara a lo agradable que debía ser tener sus piernas en otras posiciones contra el príncipe, pero fue inútil.

Señalo el pasto indicando a Sidon que se sentara, el príncipe obedeció sentándose en posición de flor de loto, fue ahí cuando una idea macabra se formó en las profundidades de la mente del rubio, sentarse en las piernas del príncipe lucía tentador, de hecho, lucía hasta antojable.

Entonces lo supo, justo era aquello por lo que estaba esperando, la idea inocente de “Dejare que me guste pero no intentaré nada al respecto” No era más que una excusa para no hacer nada en contra de los sentimientos que se formaban poco a poco en su corazón por el príncipe y heredero al trono Zora. Sonrió y sin esperar invitación previa se acomodó en el regazo del príncipe.

Pero sentir la mirada del mayor en su trasero cuando se acomodo frente a él y bajó lentamente para acomodarse como si el regazo del príncipe fuera una silla fue impresionante para su cuerpo. Sintió el cuerpo musculoso tras él tensarse y se atrevió a decir que sintió cuando los pulmones de Sidon se llenaron de aire nuevamente.

Sentía sus orejas calientes debido al sonrojo, y un cosquilleo en su nuca que sabía que era la mirada intrigada del príncipe recorriendo su espalda. Con el corazón más acelerado que nunca tomó la tableta Sheika de su cintura y abrió la galería.

De pronto el cuerpo del príncipe pareció saltar.

—¡Ohhh! ¡Eso es…! — Los brazos del príncipe lo rodearon para tomar la tableta en sus manos, el guerrero miro de reojo la expresión emocionada del príncipe — ¡¿Esto es un rancho?!

Link sonrió 《Lo es》Sidon parecía analizar cada objeto en la fotografía que el hyliano le presentaba.

—¡Jamás había visto tanta madera junta! Aunque no parece una construcción muy resistente…

Link había visto cajas y barriles de madera en el dominio zora, pero se notaba a kilómetros que la infraestructura zora estaba basada en la piedra luminosa.

《También usamos la piedra para construir, mira》 con un movimiento cambio de fotografía, el gran puente de Hylia se mostraba en esa foto, los ojos del zora se iluminaron mientras veía la foto y Link sentía que su pecho se inflaba de orgullo.

—¡Es él gran puente de Hylia! ¡Cielos! ¡Esa foto es mucho mejor que la de los viejos pergaminos. ¡Es como verlo a través de una ventana! ¡¿Cómo es esto posible?!

Los minutos se convirtieron en horas, el campeón sentía una felicidad incalculable mientras el príncipe lo rodeaba con sus manos, quizá el cosquilleo que sentía en su cuello, su oreja y su mejilla no era correcto, pero no tenía ni la fuerza ni las ganas de detenerlo. La respiración de Sidon era agradable contra su piel.

—¡Mira eso! Que construcciones tan mas interesantes… — Exclamó mirando una fotografía del hermoso templo de Impa, en Kakariko. —Me pregunto si podrán resistir el peso de alguien como yo.

《No tendría porque no》Agregó Link con una sonrisa. Sidon se sintió conmovido, el guerrero había tomado de su valioso tiempo en la aventura para traerle todas aquellas hermosas fotos de un mundo que, probablemente no llegaría a conocer jamás, pues cuando él ascendiera al trono todo aquello habría cambiado, quizá para peor, quizá para mejor. Rodeo con fuerza al hyliano contra él, sintiéndolo, suave, pequeño y lindo contra su cuerpo.

—Gracias Link, este es el mejor regalo que me han dado.

La risa del soldado se hizo presente, aquel sonido era lindo, el príncipe pensó que le encantaría escuchar la voz del héroe, se había preguntado porque no hablaba, pero sabía que sería grosero preguntar, su risa sonaba tan hermosa que el solo imaginar su voz le causaba escalofríos. Las últimas noches de hecho, su mente le había jugado en contra y como si de un renacuajo se tratara había soñado con aquella voz, imaginando su belleza y posteriormente imaginándola descompuesta en placer gimiendo su nombre.

《Mentiroso》Dijo cuando su risa se detuvo《Son solo fotos, estoy seguro de que tan solo tu club de fans debe de darte cosas mejores diariamente》

Esta vez fue Sidon el que soltó una carcajada, quizá por vergüenza pues, aunque estaba orgulloso de tener un club de fans, el hecho de que el hyliano lo dijera en voz alta le hacía avergonzar de sobremanera.

—Lo bueno siempre será algo relativo — Trato de decir pegando mas la cintura de su amigo a su cuerpo — Tú me estás mostrando un mundo que quizá nunca veré, para mi, eso vale más y es más precioso que cualquier joya que puedan entregarme.

Ohhhh, las hadas de su estómago, Link sentía que podía acostumbrarse a esa sensación, no lo diría, pero eso del amor platónico estaba resultando más divertido de lo que pensaba. Se preguntó ¿Cómo es que el príncipe de un reino tan rico no podía ver el mundo como él? Sonaba casi ilógico el hecho de que él, siendo poco más que una herramienta humana, un esclavo de la voluntad de una princesa caprichosa, tuviera una libertad mayor de explorar aquel mundo devastado que alguien de la realeza con más riqueza solo en el cinturón que llevaba puesto que toda la monarquía hyliana.

Una idea brilló en su mente haciéndolo sonreír.

《Yo te lo mostraré》

—¿Qué dices…?

《Que yo te lo mostraré》Habló el guerrero con determinación y una sonrisa tan amplia como un atardecer, el zora sentía que podía perderse en aquellos ojos azules que parecían perforarle el alma《Cuando derrote a Ganon ya no habrá razón para que no puedas salir de Lanayru, entonces, te llevaré a todas partes, conocerás todo Hyrule y yo te protegeré》

Los ojos del príncipe se abrieron de par en par, no, nadie en sus 122 años de vida le había dicho algo tan hermoso nunca, jamás nadie había estado dispuesto a matar al mismo demonio para que él pudiera dejar aquella jaula de joyas y diamantes en la que, por primera vez en su vida, se sentía prisionero.

—L-Link…

《Para eso debo hacerme más fuerte, debo liberar a todas las bestias divinas y toma tiempo ¿Sabes? Pero prometo que lo haré, espérame, por favor》

Podía besar a ese campeón, todo su cuerpo le rogaba por un beso. Pero Sidon no hizo siquiera ademán por acercarse, sonrió tan ampliamente como pudo y abrazó tan fuerte al hyliano que este tuvo que aguantar la respiración por unos segundos.

—Muchísimas gracias, mi amigo.

***

La luna roja se cernía sobre Hyrule una vez más, si bien, la primera vez entró en pánico al ver su cuerpo, cubierto de sangre de Bokoblins, humear mientras todo a su alrededor se teñía de carmesí, ahora era un evento casi esperado. Su entrenamiento requería un sin número de enemigos y “limpiar las zonas” era el mejor entrenamiento que podía tener. También era lo mejor que podía hacer para probar las nuevas armas que, si bien su cuerpo reconocía apenas las tocaba su mente tenía dificultades para recordar exactamente qué es lo que hacían y qué estrategias podría utilizar para usarlas de la forma más ventajosa posible.

Normalmente después de una luna roja debía comenzar de nuevo a matar, pero esa vez era diferente, la Luna roja, más que anunciar que las almas de los monstruos regresaban a su cuerpo, anunciaba otra cosa.

La media noche. Su cita con el heredero a la corona zora.

Y es que el monarca lo había citado a nadar en su estanque privado a la media noche, donde nadie pudiera verlos mientras nadaban. Debía admitir que la idea sonaba íntima, muy íntima, pero la realidad era algo más alejado de cualquier escenario romántico con el príncipe. Sidon había estado muy ocupado con cierto papeleo para una celebración próxima, en su privilegiada vida de príncipe sus mayores preocupaciones eran organizar una fiesta. Link no se mentiría diciendo que no lo envidiaba. Pero el zora no tenía la culpa de nacer en cuna de oro, ni de que él naciera prácticamente en un pajar.

Guardo sus armas y se dirigió al rancho más cercano a ducharse.

Por su parte Sidon miraba la luna roja asomarse sobre el palacio, era sombría sin importar de qué parte de Hyrule se viera, pensó, al palacio le daba un tono morado oscuro, similar a sangre coagulada de días que era aterrador de ver. Aún así, por esa ocasión, más que estremecerlo lo animó, sin preocuparse mucho por guardar los documentos en su escritorio se levantó y dirigió a la puerta, donde Basun lo reverencio abriéndole paso.

—Que nadie me siga.

—Si, su alteza.

—Eso te incluye.

—P-Pero…

—Sin peros, regresaré antes del amanecer.

Tenía la boca seca e intentó no ver a su capitán de la guardia, aquello era de verdad excitante, pero no por eso se pondría a saltar de alegría como su pecho le pedía a gritos. De un salto llegó a las aguas del río bajo el palacio, subir la cascada jamás le pareció más emocionante que esa noche. Agradeció tanto que Basun le obedeciera sin decir preguntas, como debía ser, pues cuando llegó a la localización del estanque suspiró notando la gloriosa cantidad de hadas en tarros de cristal, iluminando y dándole un toque místico al estanque de aguas cristalinas.

Le agradecería por la mañana a Rivan por ser tan eficiente cuando de hadas se trataba.

Extendió sus manos dándole forma a las aguas, decidió que, quizá unas pequeñas decoraciones de hielo no estarían de más, sin mucho esfuerzo las aguas se unieron al punto de congelación, y siguiendo las formas que hacían sus dedos se moldearon y retorcieron como el decidía, creando un hermoso arco de hielo cristalino que resplandecía como el cristal más fino. Suspiro feliz y procedió a sacar un frasco con una sustancia viscosa de su cinturón, aquel elixir (Se suponía) debía hacer que las luciérnagas se detuvieran en la superficie donde fuera puesto y se quedaran por un rato deleitándose con el sabor.

Apenas alcanzó a hacerlo cuando los pasos del campeón hyliano se hicieron presentes. Su corazón latió con fuerza y lanzó el frasco con la promesa mental de regresar más adelante a recuperarlo.

—¡Link! ¡Mi amigo! ¡Llegaste, temía que no vinieras! —Aquello era una mentira, jamás dudo que su amigo llegaría. El héroe le sonrió dulcemente

 《Esto es hermoso》Dijo señalando detrás del príncipe 《¿Tu lo hiciste? Había pasado anteriormente por aquí y no lo había visto》

“Un Kolog se hubiera ocultado en ese arco, definitivamente” pensó el campeón, divertido.

Las mejillas de Sidon se colorearon de azul —S-Si… jeje… e-es un agradecimiento, tú me has mostrado tantas maravillas a pesar de que tienes muchísimo sobre tus hombros, pensé en hacer esto para agradecerte.

Los ojos de Link se iluminaban mientras se acercaba por el reflejo de la luz de las luciérnagas que comenzaban a delinear el árbol contiguo mientras ellos hablaban. Se miraba tan hermoso como una sirena, pensó el mayor.

《Me encanta》 No recordaba que nunca nadie hubiera hecho algo así por él, aquello era tan hermoso y tan perfecto que parecía sacado de un cuento de hadas.

El flashback lo hizo jadear mientras la imagen de Zelda, vestida totalmente de blanco, con un libro de cuento de hadas en sus manos y una sonrisa triste en los labios se apoderaba de su mente. Zelda miraba el libro mientras lloraba susurrando “Ojala pudiera simplemente despertar mis poderes igual…”

—¿Estás bien? — Pregunto al verlo recuperar el aire, Link suspiro tocando su cabeza.

《Si… yo… la recordé》

—¿Recordar? ¿A quién?

El zora miro como las manos del héroe formaban la señas para “Corazón” y “Hermoso”《Zelda, parece que en algún punto fuimos amigos》

—Oh… — Trato de decir, sintiéndose mal, también la recordaba, había sido tan hermosa, tan amable y tan tierna que era difícil de olvidar. — Yo… Lo siento tanto Link.

El mencionado negó con la cabeza《Estoy seguro que sigue viva, tan viva como lo estoy yo》

Sidon prefirió dejar de lado el tema, a decir verdad, él tenía el presentimiento de que la situación de Link era una excepción y no la norma. Pensó que, de seguir viva, Zelda sería una anciana de 117 años y por ello su poder mágico estaba menguando. Pero decir eso, se sentía como un insulto a la lucha del campeón.

—Bueno, no podemos hacer nada en este momento ¿Te parece si nadamos?

Fue hermoso ver como la expresión del rubio cambiaba con sus palabras, el chico asintió quitándose la tableta Sheika de la cintura, apretó unos botones y se puso su armadura zora. El corazón del príncipe dio un vuelco al verlo con aquella armadura, las escamas de su hermana resplandecían como si pequeños zafiros preciosos se tratara.

Recordó las palabras de Muzu cuando le habló de cómo se sentía con Link a su alrededor. Muzu, fuera de regañarlo por esto, se vio más decepcionado por como hablo de Mipha.

—Mipha era la zora con el corazón más grande del universo — Había dicho con indignación — Ella te amaba y ahora sé que lo amaba a él. No hay forma de que no se alegrará si ustedes se enamoraran. ¡Pero seguiría siendo terrible para el reino! ¡Te recuerdo que él provocó la muerte de tu hermana! ¡Tienes prohibido enamorarte de él!

Aún así, esas palabras hicieron algo en su corazón. Mipha había sido la zora más buena y noble que tocara la faz de la tierra. Si sus sentimientos siguieran escalando se los dedicaría totalmente a ella, sin avergonzarse, porque ahora sabía que su hermana estaría feliz por él.

《¿Entramos?》las palabras del campeón lo hicieron regresar a la vida real. ¿Link nadaría con la armadura puesta?

— ¡Claro! ¡Entró primero! — Y con esas palabras el héroe miró al príncipe caer hacia atrás, el agua pareció tragarlo, su forma de entrar al agua era tan limpia que apenas había formado hondas, Link pensó que sería agradable tener ese poder sobre el agua.

Cuando el príncipe se asomó Link se armó de valor y dio un clavado.

Sidon parecía una fuerza natural, era uno con el agua y parecía que su condición física no menguaba para nada, pero la del hyliano era un asunto distinto, luego de la mediocre (según él) cantidad de treinta minutos los calambres comenzaron.

—¡Wow! ¡Cuidado! — Grito sosteniéndolo por la cintura al verlo apenas poder patalear bajo el agua — ¿Estás bien?

Link negó con la cabeza

《Calambre》

—¿Qué es un calambre? — Pregunto mirándolo sin entender, Pero al ver que Link parecía no poder contestar de dolor se tiró de espaldas contra el agua, subiendo al héroe sobre el como si fuera una balsa, vio como aquel tono rosado volvía a invadir las mejillas de su amigo, vio como escondió su cara en su pecho y pensó que un “calambre” debía ser algo verdaderamente insoportable — ¿Cómo te ayudo?

El menor negó con la cabeza《Un momento》

Los segundos se convirtieron en minutos, Sidon comenzaba a desesperarse, pensó en tomar aquel pequeño cuerpo y echárselo a la espalda para ir directo al palacio por su doctor personal. Pero Link le regresó la mirada con una sonrisa tímida.

《Ya esta, lo siento》Habló e hizo un ademán de querer bajarse, pero no era nada contra la fuerza titánica del zora, quien se negó a quitarle las manos de encima 《Mi resistencia aún no es lo que era antes》

—Evidentemente— Se regaño casi enseguida por sonar tan condescendiente, pero al rubio pareció no importarle, lo miró de arriba abajo, quizá, si no tuviera tanta ropa puesta su cuerpo no se cansaría tanto, pensó que los hylianos tenían una obsesión casi enfermiza por esconder su cuerpo ¿O es que nacían con la ropa puesta y por eso la desnudez era tabú?

Por su parte Link trato de no sentirse intimidado por la mirada inquisitoria de Sidon, quien lo miraba, no, lo examinaba como si de un escáner se tratara, normalmente que lo vieran le era indiferente, pero desde que los ojos dorados del príncipe se encargaron de hacerle saber que era el foco de bien seleccionada atención, aquello lo mataba, lo ponía de nervios, lo hacía estremecer. Y lo peor es que le resultaba delicioso.

《Lamento si te incomode》

El mayor pareció respingar — ¡Para nada! No fue así, solo me preocupé, digo, mi raza no conoce algo como “El cansancio” cuando se trata del agua.

“Digno de un tiburón” Pensó Link divertido, si el príncipe quería continuar la conversación en aquella posición tan malinterpretable ¿Quién era él para negarse? Nadie más que un sirviente. No le importaría comenzar a servir a la familia real de Lanayru una vez derrotar a Ganon. ¿Debería ir mandando su currículum?

《Supongo que ya lo sabias, pero los hylianos no somos así, nos cansamos muy rápido al nadar, es un ejercicio para el que no estamos diseñados, incluso aprenderlo nos es difícil》

—¿Ustedes “aprenden” a nadar?

《Como ustedes ¿No?》

—¡Para nada! — El Hyliano noto que Sidon comenzaba a patear el agua, haciendo que vagaran en círculos por el estanque mientras charlaban amistosamente — No conozco a un solo zora que no haya nacido con la capacidad de nadar, de hecho creo que si un zora naciera así permitiríamos que las pirañas se lo comieran. — La mirada de terror de Link fue algo digno de una fotografía, El príncipe se sintió avergonzado por hacer ver a su raza como una bola de salvajes ante el campeón hyliano, pero lo hecho hecho estaba, además, aquel escenario era algo imposible. — Aunque… imagino que a ustedes no les enseñan a respirar como a nosotros.

《¿Ustedes aprenden a respirar?》

—Si, respiramos bajo el agua, así que nuestros pulmones tardan más en desarrollarse, cuando lo hacen es difícil respirar al principio, como si tuvieras que pensar en hacerlo… también aprendemos a escuchar fuera del agua, aunque eso es casi instintivo.

Aquella conversación resultó ser muy agradable para ambos, las diferencias entre ambas culturas era indiscutible, la diferencia biológica, la diferencia ideológica, el héroe pensó que las diosas eran muy benevolentes al hacer a los zora verdaderamente razonables, parte de su cultura mantenía que las demás razas debían ser respetadas mientras mostraran un mínimo de civilización. De no ser así probablemente habrían invadido hace años el reino consiguiendo fácilmente el dominio total de hyrule.

Las horas pasaron entre risas y divertidas bromas por parte de Sidon quien se esforzaba por qué la risa de Link saliera a la luz. Aún no se atrevía a preguntar respecto a su voz, se preguntaba si algún día se atrevería.

Cuando los primeros rayos de sol los golpearon en la cara del monarca se sobresaltó. Tomó a su amigo y lo depositó rápidamente en la orilla.

—Hora de volver al palacio.

Ante aquel anuncio el campeón alzó una ceja.

《¿Tienes hora de llegada?》

—Más que eso — y soltó una carcajada avergonzado— No debería estar aquí en la noche sin un guardia. Mi padre aún cree que podría morir si asomo mi cabeza por las ventanas de mi habitación. Si fuera por él no saldría del palacio nunca. Desde lo que pasó con Mipha…

Hubiera preferido morderse la lengua, miró como la mirada azul de Link se ensombrecía.

《Pero… te permitió salir cuando debías buscar un hyliano, ¿no?》

—Si, luego de pedírselo por 70 años.

《Maldición》

Sonaba a que el rey zora tenía una convicción inamovible. El soldado pensó que ya había estado solo con Sidon en otras ocasiones, cuando le mostró las fotos por ejemplo. Lo miró intrigado.

《¿Cuándo te mostré las fotos no estabas solo verdad?》

Las mejillas del príncipe se volvieron azules.

—No, había 3 guardias conmigo, pero les di indicaciones de esconderse y no interferir a menos que me vieran en peligro.

A Link la idea de que Sidon, el zora más enorme y pesado que hubiera visto (Luego del rey, claro) fuera resguardado por alguien le pareció curiosa.

***

Sidon no tenía problema con que los vieran tomados de la mano, aquello, se podría decir, de hecho le daba igual. El héroe lo había descubierto una de sus tantas visitas al dominio zora. El príncipe lo abrazaba y lo recibía siempre con gusto para posteriormente tomarlo de la mano y arrastrarlo por donde fuera su voluntad. Link ya no sabía si lo miraban de esa manera por estar tomado de la mano con el jodido príncipe de la corona o por la muerte de Mipha. No le sorprendería que fuera por los dos.

Viéndose arrastrado hasta el gran salón, el príncipe le mostró lo que era un gran descubrimiento zora, un enorme pez remo, algo considerado un manjar para ellos, traído de las profundidades más recónditas del mar. El campeón hyliano no podía compartir su felicidad, aquel pez era feo y no se veía como algo comestible.

Los zora tenían 15 celebraciones a lo largo del año. Su cultura dependía muchísimo del calendario lunar, la luna controlaba la marea, la fertilidad, la cosecha, por lo que los zora tenían muchísimas celebraciones y rituales al respecto, aunque, por más espiritual que fuera un ritual, terminaría siempre en una fiesta, ya que su cultura consideraba las celebraciones como imanes energéticos para mas y mas prosperidad.

Y en esa ocasión, el dominio estaba a punto de celebrar la fiesta de la cosecha de almejas y abulones.

— ¡Este será el manjar principal de la celebración! ¡No sabes lo que fue encontrarlo! ¡Esto vale más que 10 diamantes juntos!

《Puedo verlo》 Mintió, incluso conociendo su valor no se le antojaba. Recordó entonces que Zelda acostumbraba a comer caviar, ella lo amaba y lo consideraba una delicia, miro intrigado a Sidon《¿Ustedes comen caviar?》

—¿Caviar?

《Huevas de pescado》

—¡¿Hue-?! ¡Por la sagrada trifuerza! ¡¿Quién haría algo como eso?!

“No había dicho el que si un zora no nacía nadando se lo darían a las pirañas?” Pensó con sorna decidiendo que los monarcas tenían derecho a tener una doble moral cuando lo decidieran.

《Nadie》Mintió

—¡Eso sería escandaloso! ¡¿Qué tipo de monstruo comería huevos?!

Link prefirió no responder eso después de haber desayunado un omelette con queso de Hatelia.

Los hylianos y los zora pensaban diferente a muchas cosas, se dijo el héroe otro día mientras escalaba una gran montaña en busca de su penúltimo templo, el ruido del radar lo tenía harto y si no encontraba aquel santuario en los siguientes 20 minutos saltaría al vacío de cabeza.

Aun así, la idea de sus manos tocando las manos del otro lo mantenía con una curiosidad casi enfermiza. Por un lado era imposible negar que entre él y Sidon había una química sexual bastante… buena. Muy buena si se atrevía a decir. Sin embargo, sabía que de aquello no podía salir más que dolor, ahora bien, el príncipe parecía bastante dispuesto a todo aquello, la ocasión que tocaron sus manos por primera vez se había sentido tan íntimo, luego estaba el tema de las múltiples citas a medianoche luego de la luna roja, donde Sidon adornaba de una forma hermosa el estanque y ellos nadaban hasta cansarse y luego solo conversaban de todo y de nada a la vez hasta que el amanecer los condenaba a separarse.

El campeón podía embriagarse en aquel amor platónico, su cabeza le daba vueltas mientras pensaba en el zora, mientras recordaba lo enorme y fuerte que se sentía contra él.

Saco la espada del ojo del Hinox negro y se dejo caer en el pasto mientras el humo negro terminaba de esfumarse, los cofres cayeron pero se quedo mirando al cielo. Sidon se le antojaba tanto.

***

Link amo la expresión del rostro del heredero a la corona zora cuando le dijo que por fin había terminado con todos los santuarios de la zona, amó tanto como lo cargo por los aires y lo recogió en sus brazos mientras le daba vueltas, amo tanto como anunció a la multitud que debían celebrar que el héroe de la profecía por fin se lanzaría a por las flechas eléctricas como si de un logro se tratara. Y amo con locura que Sidon no lo despegara de él mientras esta celebración se efectuaba.

El hyliano noto que luego de hacer varios recados para algunos zora su reputación había cambiado de sobremanera, comenzaban a verlo menos como el desgraciado que provocó la muerte de la amada princesa heredera al trono y más como Link, el campeón hyliano, quien estaba dispuesto a ayudar a quien le solicitara su ayuda. Dicha situación no solo trajo una recompensa ocasional, si no que también le trajo sonrisas casuales y uno que otro saludo con la cabeza dentro del dominio. Cosa que no le desagradaba mucho.

—¿Te gusta? Esta celebración es solo para ti — inquirió el príncipe sentado a su lado mirando como el rubio se servía una sardina salteada hecha especialmente para él.

《No creo que mereciera tanto》La honestidad en la voz de Link era palpable, pero parecía que no despreciaba la comida por nada pues su porción era muy generosa.

— Esto es poco en comparación a lo que me gustaría darte. — Las mejillas del menor se sonrojaron y el mayor se dio cuenta de que nuevamente dijo algo inadecuado. — Me refiero… has ayudado tanto al dominio, por aquí no se habla de otra cosa que no seas tú, vas ayudando a cuanto te lo pide, esas son el tipo de cosas que un pueblo agradece.

《Es mi deber》

—No lo es — Agregó sonriendo, luego tomó la mano de Link, obligándolo a mirarle a él y no a la sardina en su plato, dorado y azul se conectaron como ya tantas veces lo habían hecho, pero seguía causando en ambos una sensación agradable y adictiva — Eso es lo que hace que quiera agradecerte, haces tanto por todos sin que eso sea tu responsabilidad. Eres alguien increíble Link.

El corazón del hyliano era un lío, nadie jamás reconocía lo que hacía, y eso estaba bien, él era una herramienta, un medio para un fin, un sirviente, no merecía reconocimiento por hacer su trabajo, pero para el príncipe parecía que todo, por más pequeño que fuera merecía una enorme fiesta llena de pompa y joyas preciosas colgando del cielo. Era bastante halagador.

Lo abrumaba, lo aterraba. Era como estar a punto de caer y desear el dolor del impacto contra el concreto helado de un castillo. Lo mareaba, lo tentaba, quería levantarse de su silla y plantarle un beso al príncipe de una vez por todas. Pero aún había algo de dignidad corriendo por sus venas.

《Creo que la comida es lo mejor, siempre he pensado que lo que tus chef cocinan es delicioso》A pesar de solo haberlo comido dos veces el campeón podía decir que no estaba mal, como una receta seguida al pie de la letra y sazonada con sal de mar. Tomó un bocado grande de su plato tratando de no pensar más en cuanto lo tentaba el príncipe y lo dirigió a los labios del monarca 《Prueba, veo que todo lo que tu comes está crudo》

Miro como el rostro del monarca se tornaba azul, luego desviaba la mirada a su alrededor y la regresaba al bocado frente a él, abriendo su boca rápidamente y degustando el bocado ofrecido.

Poco espero Link escuchar los cuchicheos a su alrededor ¿Había hecho algo indebido? Dirigió su mirada a la multitud pero los zora le desviaron la mirada avergonzados.

¿Eso quería decir que el príncipe y él podían ir tomados de la mano por todo el dominio y nadie decía nada, pero si le daba de comer en la boca era algo obsceno? La cultura zora era muy difícil.

—Cielos, es realmente rico, gracias Link.

《¿Qué fue todo eso?》

Sidon suspiro sonriendo y trato de no ver al menor mientras le explicaba:

—Los dientes zora no son cualquier cosa, ¿Sabes?

Link se lo imaginaba, aquellas afiladas navajas a las que los zora llamaban dientes habían sido diseñadas por siglos y siglos de evolución para desgarrar la carne, se veían tan afiladas que se sorprendía de que no se cortaran su propia boca al masticar, aunque ahora que lo cuestionaba jamás había puesto atención en si los zora masticaban o no.

—En mi cultura solo los esposos se dan comida en la boca, como una muestra de confianza considerando que nuestros dientes podían arrancarle la mano a cualquiera que se acerque sin cuidado.

El rubio no esperaba aquello, se sintió profundamente avergonzado, no por haberlo hecho, si no por hacerlo delante de tantas personas.

《Bueno, ya que lo mencionas》Agrego tratando de sonar casual, como si la explicación del heredero a la corona no lo hubiera afectado. 《Tomarse de las manos también es algo íntimo para los hylianos, y también es algo que solo hacen los esposos.》

— ¡¿Eh?! ¡Algo como eso! — Grito tratando de callarse casi al instante, no quería llamar la atención mas de lo que ya lo hacían, pero pensar siquiera que tomarse de las manos, un gesto tan fraternal para un zora, fuera algo que solo hacían los hylianos entre esposos lo sorprendía mucho. — ¿Quieres decir que te he incomodado cuando te tomo de la mano?

《No, realmente no》 La mirada de Link conectó con la de Sidon de forma cómplice 《¿Te molestó que te diera comida?》

—No, realmente no.

Nuevamente las mariposas en su estómago, el guerrero sentía que podía acostumbrarse a aquella situación.

《¿Puedo hacerlo nuevamente? 》Preguntó casi sin pensarlo.

El rostro del príncipe se volvió azul de golpe, su corazón se aceleró mientras pensó en lo bien que se sentía recibir aquel gesto tan significativo por parte del Hyliano, aquel gesto que no había recibido de nadie nunca.

—S-Solo si puedo seguir tomando tu mano.

Escuchar al elocuente príncipe tartamudear era tan curioso, sonrió siendo más consciente que nunca del latido desbocado de su corazón. Tímidamente acercó su mano a la enorme mano de Sidon y la poso encima, haciendo al príncipe sonreír y voltear su mano, permitiéndose mutuamente entrelazar sus dedos.

Se sonrieron mutuamente y miraron al banquete, donde algunas miradas curiosas los veían de reojo, mientras los cuchicheos comenzaban. 

 

Notes:

¡Ya tenemos el capitulo dos! La verdad amo tanto la dinámica de Sidon y Link, estas escapadas y visitas de contrabando me dan muchísima ternura ¡Pero no se confíen! Las cosas se comenzarán a poner más serias en el próximo capítulo, y es que estos dos se atraen como imanes!

Espero que les haya gustado.

Próximo capítulo: 11 de Agosto

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 4: Capítulo 3: Tomates Hylianos.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 3: Tomates Hylianos.

Sidon no podía estar más impresionado por Link, el espadachín había traído consigo las 20 flechas eléctricas necesarias para ir a la bestia divina. Incluso Muzun, con sus ojos molestos parecía impresionado por la fuerza que presentaba el pequeño Hyliano.

Y no era para menos, el campeón parecía tener una destreza sin igual, cada arma que tocaban sus manos era manipulada de una manera magistral, algo que solo podía conseguirse a través de años y años de entrenamiento. La memoria física era algo impresionante.

—¡Eres increíble! — Le halagaba el príncipe mientras el rubio guardaba las flechas en su bolsillo — ¡¿Mataste al Centaleon?

Link desvió la mirada avergonzado 《No, solo espere a que me lanzará las flechas y las tomaba, lo mataré después de calmar a la bestia divina, lo prometo》

Sidon sonrió, pero esa sonrisa tenía algo más que simple aprobación. Sabía que debían partir cuanto antes hacia la Bestia Divina… y aun así, algo dentro de él se rebelaba contra esa urgencia. No estaba listo para despedirse de Link ni de aquella paz que sentía a su lado. Lo quería cerca, aunque fuera unas horas más. Fascinante. Increíble. Glorioso. Cada instante con él era un regalo que no estaba dispuesto a desperdiciar.

Sin previo aviso, tomó sus manos. El contacto fue firme, cálido, envolvente. El menor apenas pudo reaccionar antes de que Sidon, con un tono que no admitía rechazo, dijera:

—Ven conmigo al lago Toto, divirtámonos esta noche.

Link apretó los labios sintiendo su corazón latirle en las orejas. Quería decir que no, que debían ir con la bestia divina, pero…. No podía, sus manos estaban apresadas, miró de reojo a los Zora quieren los miraban interesados. Link asintió lentamente mientras Sidon sonreía complacido.

—¡Me alegro de que dijeras que sí! — el príncipe lo tomó por la cintura y se lo echó a la espalda, Link estaba tremendamente avergonzado de lo fácil que el príncipe lo cargaba. —Me lanzaré al agua, sostente.

El soldado quiso renegar, pedirle que esperara, pero sus manos luchaban por aferrarse al cuello del príncipe, mientras esté se lanzaba al agua del dominio Zora, Link aguantaba la respiración mientras Sidon lo dirigía a la cascada, donde sus escamas cortaban el agua y les permitían desplazarse a velocidades que el guerrero no alcanzaba ni montado en Epona.

Link aprovechaba para respirar cada que el zora saltaba, ya no estaba seguro de a donde lo estaba llevando, se abrazaba al príncipe como si de un Koala se tratara y se enfocaba en respirar de vez en cuando.

—¡Llegamos! — Gritó el mayor y Link se permitió abrir los ojos.

El aire le fue robado, pero no por falta de oxígeno.

 Bajo el lago Toto, oculto tras una cortina de rocas y raíces sumergidas, había un espacio milagroso: una cueva subterránea con una burbuja de aire en su centro. Las paredes estaban cubiertas de piedras luminosas en bruto, de un azul profundo y verde esmeralda, que parecían atrapar la luz de algún sol secreto. Algún musgo plateado y algas de tonos suaves trepaban por la roca, y peces que brillaban como fragmentos de luna nadaban perezosamente cerca de la superficie. El ambiente olía a agua pura y piedra antigua, húmedo y acogedor, como si aquel lugar hubiese existido desde antes que el tiempo.

Link se soltó, nadando lentamente hasta la pequeña orilla que formaba una lengua de roca. Salió del agua y se dejó caer de espaldas, respirando hondo, sintiendo el calor residual del esfuerzo en sus músculos.

—¿Es hermoso, no? — Preguntó el príncipe entusiasmado — Es mi lugar secreto, la encontré luego de la muerte de Mipha, venía aquí cuando era niño y me sentía solo.

《¿Es correcto que me traigas a este lugar?》 Preguntó sintiendo un vacío en el pecho cuando Mipha fue mencionada, aquel nombre… había sido su culpa, que ella estuviera muerta era solo su culpa y Sidon lo llevaba a ese lugar.

—¿Por qué no lo sería? ¡Mañana será nuestro gran día! ¡Debemos relajarnos un poco!

Avanzó hacia una esquina de la cueva y, para sorpresa de Link, allí había un enorme sartén hyliano junto a una pequeña hornilla portátil.

《Pensé que ustedes comían pescado crudo》, comentó, arqueando una ceja.

El azul del príncipe se intensificó en sus mejillas, y el rubio tuvo que contener una risa. Le parecía… adorable, como si estuviera viendo al príncipe convertirse en un muchacho nervioso ante su primer secreto descubierto.

 —¡Ah! Esto… n-no es… ¡Es decir! —Sus movimientos, normalmente elegantes, se volvieron torpes; un cucharón cayó al suelo con un golpe hueco y casi derribó una pequeña repisa improvisada. Finalmente, se dio la vuelta y, mirándolo por encima del hombro, murmuró—: ¿Podrías guardar un secreto?

Link asintió.

 —A decir verdad… he estado coleccionando artículos hylianos desde hace un tiempo. Bueno… no solo hylianos. ¡También goron, gerudo, incluso sheikah! —Sus ojos brillaban mientras hablaba, y al levantar una manta que cubría parte de la pared, el soldado descubrió la magnitud de la confesión. Allí, alineados con un cuidado casi reverente, había armas pulidas, vasijas de barro pintadas, cestos trenzados, una máscara gerudo de baile, herramientas agrícolas, telas de lino dobladas y hasta un banco de madera carcomido.

《¿Por qué?》

— Bueno… Como nunca he salido del dominio, era mi manera de intentar entender las demás culturas de Hyrule… Cada objeto tiene una historia, y cuando los encuentro, es como si pudiera tocar un pedacito del mundo exterior… Además, son tan interesantes — Link miro como Sidon tomaba un cucharón — ¡Cuando encontré esto en un río pensé que ustedes eran enormes!

Y entonces el joven guerrero no pudo contener la risa. No fue una risa suave, sino una que le sacudió todo el cuerpo, un sonido roto y sincero que llenó la cueva con un eco cristalino. El monarca se quedó inmóvil, fascinado. Jamás había escuchado algo así, y juraría que podría pasar horas escuchándolo sin cansarse. Sus ojos dorados recorrieron sin disimulo el cuerpo del hyliano, observando cómo se encogía ligeramente, cómo se tocaba el estómago mientras pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas debido a la risa.

《Eso es para la comida》, explicó, aún con una media sonrisa, caminando hacia él. Tomó el cucharón con manos seguras. 《Déjame mostrarte.》

Los siguientes quince minutos fueron un espectáculo para Sidon. Ver a Link moverse entre los ingredientes, encender la hornilla y manipular cada utensilio era como presenciar una coreografía perfectamente ensayada. Sus movimientos eran precisos, fluidos… casi felinos. El aroma de la comida llenó el aire húmedo de la cueva, y el mayor sintió que no estaba mirando simplemente a un guerrero, sino a alguien capaz de crear belleza con las manos.

El príncipe se acercó más, tanto que podía sentir el calor que irradiaba el cuerpo del hyliano y ver cómo el vapor de la comida dibujaba una ligera neblina entre ellos.

Link pensó que de poder, el heredero a la corona de Lanayru ya le habría tomado varias fotos que publicaría en algún tipo de estudio Hyliano.

—¿Todos los Hylianos son tan lindos cuando cocinan?

El menor suspiro ante la voz ajena, volteándolo a ver enseguida con su rostro sorprendido. Sidon sintió un calor feroz treparle desde el cuello hasta las puntas de las aletas.

—¡Quiero decir! ¡Se ve que lo haces genial! ¡Me preguntaba si todos los Hylianos cocinaban como tú!

El rubio apretó los labios y negó con la cabeza, sentía su corazón latirle en la garganta, tener tan cerca al príncipe le estaba resultando difícil, y ahora, cuando hacía ese tipo de comentarios que podían malinterpretarse le resultaba todavía más difícil.

《No, muchos de los míos no saben cocinar, realmente no es algo necesario, tenemos muchos restaurantes y la comida no es muy cara》

—Ya veo, nosotros no tenemos como tal restaurantes, si no comedores, para nosotros es muy normal estar unidos, incluso dormimos juntos muchas veces en las piscinas comunitarias.

《¿Duermes junto a todos?》A Link esta idea le parecía divertida, como tener una pijamada eterna. Recordó entonces que cuando él estaba en el cuartel de Hyrule dormía junto con otros 39 soldados en catres alineados uno junto al otro. Muchas veces se escapaba para dormir en el techo, buscando aunque sea un poco de intimidad. Dormir en silencio, sin ronquidos molestos, era un lujo que a veces tenía que pagar con 5 vueltas alrededor del cuartel cuando su sargento se daba cuenta de que había escapado.

—En realidad al ser el príncipe tengo mis aposentos privados, quizá algún día puedas venir y durmamos juntos.

El campeón sintió que toda su sangre se le subió a la cabeza, dormir con el príncipe, aquel comentario había salido tan casualmente de los labios de Sidon que había tomado por sorpresa a Link.

—¿Dije algo…? — el príncipe noto como el cuerpo del menor se tenso y como sus orejas se pusieron rojas, lo tomó de los hombros y lo volteo— ¿Malo…?

Sus ojos dorados no podían con lo que estaban viendo, el rostro de Link, normalmente de un color crema sumamente pálido ahora estaba cubierto de rosa, la piel de sus mejillas y de arriba de su nariz se coloreaba de una manera hermosa, casi como si simulara el color de sus escamas, jalo al rubio y lo cargo, obligando al rubio a sostenerse con sus piernas a su cintura y con sus brazos a sus hombros mientras él lo examinaba.

—Esos colores… no tenía idea de que los de tu raza pudieran cambiar de color, en ninguno de mis libros dice que hagan estas cosas— La mano de Sidon vago por la mejilla de Link, su piel se sentía caliente y suave, era el tacto similar a tocar una fruta acuosa cuando aún estaba tierna, pero conforme sus dedos tocaban la suave piel está cada vez se ponía más y más roja — Tan lindo.

Por su parte el rubio sentía que podía morir, sentía su corazón latirle con la fuerza de una flor bomba, el de sangre real lo miraba como si de una curiosidad se tratara, como un niño descubriendo un animalito nuevo y eso lo estaba volviendo loco.

Las manos del príncipe tocando su rostro… se preguntó cómo se sentiría ser tocado por esas enormes manos en todo su cuerpo, los intensos ojos de Sidon se tornaban cada vez más oscuros, como si de un anillo de oro se tratarán.

Sidon, por su parte, sentía que ya no estaba pensando con la cabeza. La proximidad, el calor, los pequeños temblores del hyliano en sus brazos… todo le nublaba la razón. Su mano bajó lentamente, rozando el cuello de Link, y el rubio dejó escapar un pequeño gemido contenido.

—Nhg…— Gimió Link cuando los dedos del príncipe se aventuraron a su cuello también enrojecido por la vergüenza.

—Esos sonidos… — se relamió los labios haciéndolo temblar — ¿Tocar esta parte de ti tiene ese tipo de reacción?

Continuó tocando la piel del avergonzado guerrero, sentir aquel pequeño cuerpo temblar le estaba haciendo estragos en la mente, poco es decir que el príncipe ya no pensaba con claridad, su cuerpo había tomado el control y ahora solo se movía buscando más reacciones por parte del rubio.

Link quería detener al príncipe.

No, no quería detenerlo, debía detenerlo, aquella forma de ser tocado no era propia de un guerrero, mucho menos de un príncipe como Sidon, debía detener todo aquello antes de que eso escalara más.

Pero, no lo hizo.

—Ngh… mh…— Sidon arrancaba esos sonidos de su garganta como si fuera sencillo, Link no podía hacer más que agachar las orejas y dejarse tocar por el príncipe.

—Diosas, eres tan…— el mayor no pudo terminar la oración, los ojos de Link, cerrados ante sus toques se abrieron, el azul zafiro de sus orbes lo hipnotizó, su rostro se miraba tan lindo, tan devorable. Quería morderlo, quería marcarlo.

Acercó su rostro al cuello del guerrero quien continuaba temblando, y olfateó su perfume. ¡Maldita sea, olía tan bien! El aroma de Link no era como nada que hubiera olido antes, su piel emanaba un aroma exquisito que Sidon no tenía con qué comparar más que con el paraíso.

—¡Hyaaa! — Grito el guerrero lastimeramente sintiendo la lengua del príncipe pasar por su cuello, Sidon lo apretó más contra él y el rubio solo pudo suspirar, sentía su erección apretarse contra sus pantalones y su corazón latirle con tanta fuerza que sentía que se le saldría.

—Tan bueno — Gruñó el príncipe contra su cuello, su sabor era exquisito, abrió la boca preparándose para encajar sus dientes en la tierna piel del guerrero.

Sus dientes ya casi acariciaban la suave piel, pero…

Pero un sonido lo detuvo.

El sonido de la hoya en el fuego desbordándose, Link suspiro como regresando al mundo real, empujó a Sidon y saltó hacia atrás, el príncipe miró perplejo la situación, el campeón apartaba la hoya del fuego y la removía con el cucharón.

El zora parpadeo dos veces antes de que la ola de realidad golpeara su cabeza ¿Qué demonios estaba haciendo? ¡¿Qué diablos estuvo a punto de hacerle a Link?! ¿Por qué no lo detuvo?

Se sentía tan culpable, tan malditamente miserable que si el guerrero le pedía que le rogara por su perdón de rodillas lo haría sin dudarlo. Se cubrió la boca con las manos totalmente consciente de lo que estuvo a punto de hacer, había tocado a Link de forma lasciva y estuvo a punto de marcarlo. “Jamás había hecho esto, Diosas ¿Por qué?” Se regañaba mentalmente.

—¡Link! ¡Lo lamento muchísimo! — Dijo juntando sus manos, totalmente avergonzado.

Pero el menor hizo un ademán para que se callara, él mismo estaba organizando sus ideas. ¿Qué diablos estaba haciendo? Dejándose tocar de esa manera por el príncipe de los zora, había tantas formas en la que eso estaba mal que Link no podía más que sentirse miserable al respecto.

《Comamos》 Indicó, la comida lograría tranquilizarlo. Sidon trago saliva y asintió con la cabeza, yendo hacia el agua “como cualquier príncipe” pensó Link, el monarca definitivamente estaría acostumbrado a que le sirvieran, tomó dos cuencos y sirvió algo de sopa de tomate y pescado.

El mayor miraba los movimientos de su amigo, dándose cuenta de cuan descompuesta estaba su ropa, el azul cubrió su rostro, había hecho eso para poder tocar aún más la piel del Hyliano. Aquella piel de olor exquisito.

“Mipha, perdóname” pensó, su atracción por el guerrero estaba comenzando a llegar a un punto de no retorno. Un punto al que Sidon no sabía que Link accedería.

El campeón le dio un cuenco y miró como el príncipe observaba la comida, como analizando, no había cucharas así que Link puso el plato en sus labios y sorbió la sopa, siendo rápidamente imitado por el príncipe.

—¡Delicioso! — Gritó desde su corazón— ¡Link! ¡Esto es riquísimo! ¡Jamás había comido algo así! ¡¿Cómo se llama?!

《Sopa de tomates con pescado》Dijo nuevamente sonrojándose, Sidon trago saliva, ¿Link haría eso a propósito? ¿Sabría el efecto que tenía sobre el ese cambio tan dulce de color? El menor lo miró aún con las mejillas rojas 《¿Te gusta?》

—¿Q-Qué?

《Que si te gusta la sopa》 Repitió

—¡Ahh! ¡Si, es deliciosa! — Dio otro gran sorbo— Los zora normalmente comemos todo crudo y por separado, supongo que debes creer que somos primitivos en ese aspecto

《Para nada》 Firmo sonriendo 《Sí nosotros los Hylianos pudiéramos, lo haríamos también, pero nos hace daño comer comida cruda, así que debemos usar el fuego para mantenernos saludables》

La realidad es que Link había tenido que comer comida cruda en varias ocasiones en su aventura; a veces estaba a horas del pueblo más cercano y soportar el hambre con la cantidad de actividad física que debía realizar era una proeza que no podía soportar, así que se había visto orillado a comer desde pescado crudo hasta carne cruda. Pero jamás lo diría en voz alta.

Ojalá existiera la forma de llevar una cocina portátil con él.

—Entonces ¿No es cultural su comida, sino que es una necesidad?

《Ambas cosas》

—¿Y cómo es eso?

De repente Link se sintió algo intimidado por la sed de conocimiento de Sidon, más bien, le preocupó no ser lo suficientemente inteligente para responder esas preguntas.

《Los Hylianos tenemos platillos típicos, que comemos en celebraciones, eso es parte de nuestra cultura, pero nuestra gastronomía nace desde la necesidad de eliminar los gérmenes y las bacterias de los alimentos, nuestros estómagos no pueden matarlos a todos, por lo que enfermamos cuando comemos ciertos alimentos sin cocinar》

—Ustedes son demasiado interesantes.

El rubio sonrió agradecido. No pasaron ni 5 minutos cuando terminaron de comer, el heredero a la corona parecía encantado con la sopa, cosa que halagó de sobre manera al menor, quien aún recordaba un poco de las caricias anteriores y se sentía avergonzado.

—¿Por qué no vienes al agua conmigo?

《Me cansaré de nadar》

—Si lo haces puedes subirte encima de mí.

《¿Te refieres a como hace rato?》

El rostro de Sidon era un poema, la vergüenza y excitación se mezclaban haciendo ver su rostro aún más azul.

—Yo… no… digo… Lo siento — Por primera vez en su vida el príncipe se ocultó hasta media cara debajo del agua haciendo a Link reír, el sonido de su risa le parecía tan lindo a Sidon que no pudo evitar sonreír por debajo del agua.

《Dejaré los cuencos e iré contigo, pero si me canso tendrás que cargarme o me ahogaré》

—Jamás dejaría que te ahogues —dijo, con la voz grave y segura, mientras sus ojos dorados seguían cada paso de Link. El hyliano dejó los cuencos sobre el buró, y volvió a acercarse con las mejillas encendidas, pero con una determinación que atravesaba como flecha—. ¿No vas a quitarte la ropa?

Nuevamente el príncipe le hacía temblar las piernas, claro, para el príncipe era lo más natural nadar desnudo, ya había visto que lo miraba extraño cuando se metía al agua con su armadura, pero para Link nadar desnudo con alguien era más sexual.

Sexual, definitivamente aquella palabra describía muy bien a Sidon, el rubio se sentía fuertemente atraído por lo enorme que era el príncipe en comparación a él, por su voz, por sus intensos ojos.

Link no era un niño, y sabía que deseaba al príncipe y por lo que había ocurrido con anterioridad suponía que él también lo deseaba.

Una sonrisa se acomodó en sus labios. Si, si iba a salvar a todo Hyrule se merecía un premio, tomaría a aquel príncipe como suyo.

《¿Quieres que me quite la ropa?》 Preguntó alzando una ceja, moviendo sus manos con lentitud.

Sidon pareció revolotear en el agua ¡Eso había sonado tan…! Y es que Link era demasiado sugerente, la forma en que se movía era demasiado seductora, y ahora, cuando miraba a Sidon con esos ojos de zafiro brillante, el príncipe sentía que no podía contenerse.

—N-No es lo que quise decir… yo solo…

《Me desvestiré si es una orden real》

El zora sintió que toda la sangre que había en su cuerpo se dirigía a sus genitales, el guerrero le sonreía de una forma coqueta que no había visto jamás. El príncipe había tenido relaciones sexuales anteriormente, pero nunca se había sentido así de atraído por ninguna Zora, y ahora, sentía que quería echársele encima y destrozar a aquel hombre Hyliano, apresándolo debajo de él le estaba resultando extraño.

—No… no tienes que hacerlo si no quieres— escucho a Link reír un poco.

《Sí su alteza me lo ordena, no podré negarme》 Agregó mordiéndose los labios, aquel juego estaba resultando demasiado excitante hasta para el, se recargo sobre el buro y cruzó sus piernas.

La provocación era clara, directa, como una flecha envenenada. Sidon entendió entonces que deseaba con locura lo que estaba ocurriendo, deseaba con locura dejarse llevar por sus instintos, dejarse tentar por el pecado que era ese hermoso Hyliano.

El mayor se mordió los labios, decidiendo que podía ceder un poco ante el héroe.

—Link, desvístete— Miró como la sonrisa traviesa de su acompañante se ampliaba a la par que sus brillantes ojos azules lo miraban con intensidad — es… es una orden.

《Sirvo a su gusto, su alteza》

Ante la mirada intensa y oscura del príncipe, el hyliano se acercó lentamente hacia el estanque, sosteniéndole la mirada a Sidon, parpadeando casualmente como si no estuviera muriendo de los nervios.

Link se acercó al borde del estanque sin apartar la mirada de él, parpadeando de forma tranquila aunque sus manos temblaban apenas. Se quitó las botas, dejando que el sonido hueco resonara en la cueva húmeda, y desabrochó el cinturón del pantalón. La tela cayó a sus tobillos con un susurro, revelando unas piernas blancas, firmes y marcadas por cicatrices pequeñas que parecían contar historias.

Sidon tragó saliva. Sus pupilas se habían dilatado tanto que sus ojos eran apenas un anillo dorado alrededor de un negro profundo. Quería tocar esa piel, saborearla, sentir el latido de Link bajo sus manos… bajo sus colmillos.

Levantó la vista viendo al menor alzarse la túnica azul lentamente, sus pequeños dedos acariciaban su piel mientras subía y Sidon tuvo que apretar la mandíbula para no intervenir en el espectáculo que estaba recibiendo. Cuando Link llegó a la altura de su pecho Sidon miro dos pequeños botones de carne, rosados, redondos y lindos, ¿Qué eran esas cosas? Le daban curiosidad, quería tocarlos ¿Cómo reaccionaría su compañero a que los tocara? ¿Dolería? ¿O haría esos sonidos tan lindos que había hecho hace unos minutos?

Miró embobado como Link tiraba la túnica al suelo, luego, las manos del Hyliano comenzaron a acariciar su pecho y su abdomen, bajando lentamente ante la mirada del Zora hasta su ropa interior negra, metiendo los pulgares en esta, Sidon esperaba impacientemente a que el guerrero bajara aquella ligera tela, pero Link quitó las manos.

《Esto se queda》

El príncipe gruñó, se vio tentado a ordenarle de mala manera que se desnudara completamente pero dentro de su cultura el consentimiento era muy importante. El príncipe jamás pediría nada que supiera que Link no quería.

—Ven— Ordenó con la voz ya enronquecida, no sabía que pasaría dentro del agua, pero sabía que quería que pasara.

El menor obedeció sentándose en la orilla, metiendo sus piernas en el agua, las manos del zora se dirigieron a estas como si fuera un imán, permitiéndose acariciar las piernas de Link desde las pantorrillas hasta los muslos, sintiendo como el Hyliano se estremecía con su toque. “Tan obediente” pensó satisfecho.

Link miraba como Sidon acariciaba sus piernas, como si fueran algo totalmente nuevo para él, sentía su propia erección chocar contra la tela de su bóxer, era incómodo, y el estímulo que el príncipe le daba a sus muslos solo hacía que su erección goteara de necesidad.

—Más — Gruñó jalando más a su amante hacia él, obligando a Link a meterse por completo en el agua, flotando junto al zora. — Diosas, eres… tan hermoso.

Aquello solo provocó que el soldado se sonrojara como nunca, escondió su cara en el pecho de Sidon intentando que este no lo viera, pero el príncipe lo tomó del mentón, obligándolo a verlo.

—Quiero verte mientras te toco.

No había manera humana de que eso sonará bien, pero al príncipe no le importo y a Link muchísimo menos, sintió la mano apenas recorrer su espalda, haciendo que un escalofrío le recorriera, Link se tuvo que sostener de los fuertes brazos de Sidon, suspirando ante su toque.

No pasó mucho tiempo antes de que el príncipe comenzará a recorrer el cuerpo del guerrero, sus manos hambrientas tocaban cada extensión de la piel del Hyliano quien no podía hacer más que temblar y gemir ante aquellas manos necesitadas.

El monarca amaba las expresiones del soldado, los sonidos que salían de su boca eran la mejor estimulación del mundo, sus manos viajaron hacia el pecho de Link, encontrándose con aquellos botones de carne que tanto le asombraron cuando los vio. Acarició uno con sus dedos.

—¡Haaa!— ¡Diosas, aquel sonido! Sidon miró a Link, quien intentó cubrir su boca con su mano a la par que desviaba la mirada, pero ya era demasiado tarde, el zora necesitaba más de aquel sonido. Relamiéndose comenzó a jugar con sus dedos con el botón derecho, viendo como su amante arqueaba la espalda y trataba en vano de quitar su mano de ese lugar mientras gemía necesitado — ¡Mgh!

—Quita la mano, quiero oírte, es una orden.

El campeón tembló y obedeció sumisamente, sentía que su pene palpitaba por todo lo que estaba pasando, necesitaba que el príncipe lo atendiera de inmediato, pero parecía que su príncipe estaba más apasionado por sus pezones que por lo que ocultaba su ropa interior

—¡Aaahh!— Gimió al sentir al príncipe apretar su pezón con los dedos, para el príncipe todo fue claro en ese momento, necesitaba más, necesitaba hacer suyo a ese guerrero, poseerlo, hacerlo gemir debajo de él mientras profanaba su cuerpo con su hombría, hacerlo gritar con esa voz mientras lo llenaba con su semilla.

Link vio con terror y deseo cómo los ojos del zora perdían todo rastro de dorado, quedando negros, intensos, casi bestiales. El príncipe bajó su mano libre hasta sus caderas, apretando con fuerza, arrancándole un jadeo que resonó en la cueva. Su boca atacó su cuello, marcando cada centímetro con saliva y calor, mientras su otra mano recorría su pecho con avidez. El rubio se aferró al cuello del zora, intentando sostenerse mientras el placer le nublaba la mente.

Entonces ocurrió.

 Las escamas del príncipe comenzaron a brillar. No era un destello cualquiera: un fulgor dorado con matices rojizos se desplegó en patrones perfectos, bajando en forma de diamante por todo su cuerpo. La luz se reflejaba en el agua, pintando la cueva como si fuera un santuario sagrado.

Link, desconcertado, le dio una palmada en la espalda.

《Oye…》

Estaba brillando. Dio un suspiro y se apartó totalmente del menor quien por poco y se hunde en el agua, Link miro a Sidon verse a sí mismo sorprendido, miraba sus manos y brazos, miraba sus costados y su reflejo en el agua.

《Brillas》 Atinó en decir, parecía que ni el mismo Sidon sabía que podía hacer eso.

—Esto no puede ser… — Dijo mirándolo y luego volteando a verse— No puede ser.

《¿Está mal? ¿Estás enfermo? 》Pregunto. De más estaba decir que la mirada de terror y sorpresa del Zora había roto totalmente la burbuja de excitación que había entre ellos. Aun así el guerrero estaba bastante preocupado por si ese brillo representara una enfermedad en la raza del príncipe.

Una enfermedad muy hermosa, si se le permitía opinar.

—No, es solo… que tu no eres una zora.

Link frunció el ceño sin entender.

《Me descubriste, pensé que no te darías cuenta》

El mayor lanzo una carcajada, y la sonrisa no desapareció de sus labios. Link lo miró brillar durante un largo rato antes de que Sidon nadara hacia él y lo abrazara con fuerza.

El rubio sintió que el abrazo era diferente, no era lascivo como hacía unos minutos, las manos hambrientas del príncipe no buscaban tocarlo, era un abrazo diferente, pero no desagradable, pensó que tomaría ese abrazo como su premio también.

Enredo sus brazos en el cuello del mayor jugando con su aleta de tiburón, el príncipe lanzó una risita, satisfecho y luego se separó un poco para poder unir su frente con la de Link.

—Vamos al dominio.

El campeón fue llevado al dominio por el mayor cuando tanto su erección se bajo y el brillo de Sidon se apagaba. El príncipe parecía irradiar felicidad, cosa que el soldado no terminaba de entender, para él aquello había sido fantástico, pero no había tenido ni un solo orgasmo y era incómodo, aunque ver a Sidon así de feliz le hacía bien en el alma.

El zora lo escoltó hasta la posada, en su interior Link quería que lo invitara a sus aposentos privados para continuar con lo que dejaron en la cueva, pero el príncipe parecía estar en las nubes.

—Descansa, Link — Dijo dejándolo en la posada, lo había llevado cargando al estilo nupcial, a Link no le molestaba ser cargado, después de lo de la cueva, podía soportarlo.

《Descansa》 Dijo por fin en el suelo 《Mañana nos vemos en el embalse oriental a las 9, ¿está bien?》

—¡Cuenta con eso! ¡Hasta mañana!

Sidon espero como todo un caballero a que Link se perdiera de su vista para voltear y correr a la biblioteca, Bazun rápidamente se posicionó detrás de él.

—¿Ocurre algo su alteza?

—Ocurrieron muchas cosas — Dijo Sidon con una ferviente necesidad de gritar, jamás pensó que la bioluminiscencia se presentará en él, de hecho, jamás pensó que realmente fuera verdad. — Bazun… la bioluminiscencia es real. ¡En mí! ¡Ahora!

Bazun frunció el ceño. —¿Qué… qué está diciendo…?

—¡La Bioluminiscencia, Bazun! ¡Todas las leyendas son ciertas! —lo interrumpió, con una sonrisa tan amplia que parecía un niño—. ¡Y ocurrió por Link!

El capitán lo miró como si hubiera oído una locura. El príncipe no podía haber presentado la bioluminiscencia con un hyliano, se suponía que aquello era un acontecimiento que sólo ocurría si el zora en cuestión había encontrado a una pareja ideal.

Y, por más poderoso e increíble que fuera el campeón Hyliano, con su pequeño cuerpo, con su útero inexistente y su nula compatibilidad genética, sonaba a todo menos a una pareja ideal.

—Alteza… ¿no es esto… precipitado?

—¡No! —respondió el noble, riendo—. Al contrario. Me he tardado décadas.

—¿Décadas…?

—Sí. Hace mucho que quería romper mi compromiso con Yona, pero ahora tengo una razón que incluso el consejo de ancianos respetará. ¡No puedo casarme con alguien que no amo si mi bioluminiscencia se presento!

Bazun palideció, ¡¿El príncipe entendía lo que estaba haciendo?! ¡¿Entendía el impacto social y político que tenían sus propias decisiones?! Cuando el capitán de la guardia le juró lealtad al príncipe, a la tierna edad de 42 años, le juró que estaría con él en la paz y en la guerra ¡Pero jamás pensó que el príncipe provocaría una guerra menos de un siglo después de prometerle entregar su vida por su nombre!

Bazun trago saliva, tratando de que no se notara la duda en su voz.

—Entonces… ¿quiere que envíe un mensaje al mar norte?

—Exacto. Voy a cancelar ese compromiso —dijo Sidon sin la más mínima duda.

El zora suspiró, resignado, mientras veía a su príncipe desaparecer hacia su habitación con paso ligero, todavía brillando débilmente bajo la luz tenue del pasillo.

—Comenzaré a entrenar a los soldados con más rigor — se dijo, cabizbajo.

 

 

Notes:

Este capítulo es cortito pero con mucho amor jsjjsjss podemos comenzar a ver dos cosas: la primera la creciente tensión sexual que hay entre Sidon y Link, y la segunda el tema de Yona jssjsjjsjss que no se preocupen tomara un roll muy importante más adelante.

Muchísimas gracias por todo el apoyo que me han dado con este fanfic! Se que esta es una pareja muerta jsjsjsjjss pero los amo tanto que tenía que escribir de ellos si o si! Les agradezco mucho!! Las adoro!

Próximo capitulo: 18 de agosto

Con amor

Dulce de Luna.

Chapter 5: Capítulo 4: Caracol Aguzado

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 4: Caracol Aguzado

La bestia se movía. Sidon vio como los zora miraban la máquina con horror, en seguida corrió al balcón, mirando a la bestia moverse y lanzar un violento rayo rojo, en dirección del castillo de Hyrule.

Los nervios le golpearon de lleno en el estómago, hacía apenas unas horas que había dejado a Link en la bestia divina, ¡¿Cómo es que en tan poco tiempo el campeón había conseguido domarla?! De verdad era impresionante.

—¿L-Lo… Lo logró?— Escucho a Muzun decir con nerviosismo.

—N-No lo sé…—El príncipe sentía las escamas temblar, estuvo a punto de ordenar a su capitán de la guardia desplegar un batallón para investigar, pero entonces la bestia divina berreo… Aquel sonido era el sonido característico de Vah Ruta, aquel sonido que los Zora conocían bien, pues era el sonido que hacía cuando Mipha lo piloteaba.

—¡Lo ha logrado! — Gritó una zora.

—¡La bestia se ha calmado!

Los gritos comenzaron con júbilo, Sidon sintió su estómago llenarse de orgullo.

—¡Link ha vencido! — Gritó orgulloso, llamando la atención de todo el reino — ¡Mi pueblo! ¡Hay que festejar a lo grande!

El príncipe miró a los zora gritar orgullosos y comenzar a correr de un lado a otro, estaban tan emocionados que temió que no hicieran gran cosa antes de que Link regresara. Podía ver los rostros emocionados de su pueblo, la forma en la que sonreían dulcemente mientras corrían de un lado al otro, alzando a los renacuajos y señalando a la bestia divina a lo lejos.

—Muzun, por favor organízalos, preparen comida, pongan música y preparen un show. — Ordenó con la emoción a flor de piel, olvidando olímpicamente que no podía darle órdenes al consejero personal de su padre.

Muzun por un momento carraspeo, pero luego sonrió y se dirigió a la plaza suspirando aliviado. El monarca miraba como su pueblo se organizaba, llevando de un lado a otro comestibles, sillas y mesas.

Rivan se dedicó a organizar a las zonas del club de danza y nado, mientras Bazun organizaba a los domadores de bestias que con el idioma de los zora daban órdenes a los calamares brillantes para que danzaran en secuencia en las cascadas a modo de decoración.

Sidon miraba con ansiedad la entrada del dominio esperando que en cualquier momento llegara aquel hermoso Hyliano, mayúscula fue su sorpresa al verlo materializarse, cabizbajo, con las orejas caídas y los ojos brillosos. Aquel no era el rostro de alguien que triunfaba en la batalla.

—¡Link! ¡Mi amigo!—Gritó dando un salto del balcón a la entrada — ¡Sabía que lo conseguirías!

Pero el pequeño Hyliano negó con la cabeza, casi encogiéndose en sí mismo, avergonzado. Link sentía que había fallado, la oscuridad en su corazón lo envolvía totalmente.

Sabía que era su culpa. Había guardado la esperanza de que ella…

—Pero…— el mayor no entendía el porqué de la actitud del campeón —La bestia ¿No la liberaste?

Link asintió sin verlo, entonces sus manos formaron las palabras curar y hermosa. “Mipha” reconoció el príncipe.

Si Sidon tenía que ser honesto él no esperaba que Link trajera a su hermana de vuelta. Mipha había muerto y él, su padre y su pueblo habían pasado el luto hacía décadas.

《Lo lamento tanto, ella…. No estaba ahí… no físicamente》 el príncipe lo miró, cabizbajo y con las orejas caídas, sonrió con ternura, lo tomó de los brazos y lo alzó por el aire haciéndolo gritar. Lo tomó antes de que cayera contra el piso y lo abrazó como si de un peluche se tratara.

—¡Anímate amigo mío! ¡Has liberado a la bestia divina, estás un paso más cerca de derrotar a Ganon! — Los ojos dorados se encontraron con los azules ojos del joven—¡Vamos a festejar!

Link sintió una ola de mariposas en su estómago, rodeó los brazos alrededor del torso de Sidon y suspiro agradecido, el príncipe era tan amable con él, sentía que estaba totalmente indefenso contra las palabras del príncipe, sentía que cualquier cosa que le ordenara él diría “Sí señor” y la haría sin dudarlo.

Sidon sentía el pequeño cuerpo del Hyliano abrazarlo y lo rodeó con más fuerza, casi tronando su espalda, abrazarlo se sentía… realmente bien, era como si el mundo a su alrededor se detuviera.

—¡Príncipe! —Gritó Muzun sacándolo del trance, Sidon jadeo soltando a Link quien cayó de pie al suelo — ¡El campeón primero debe ver al rey!

—¡E-eso es verdad! ¡Vamos con mi padre Link!

***

La audiencia con el rey fue difícil para Link, sentía que el rey estaría molesto y sinceramente no lo culparía, él y Zelda habían sido los culpables de la muerte de Mipha, si la princesa hubiera despertado sus poderes… no, culparla era cruel cuando realmente era él quien tenía la culpa. Si hubiera sido más fuerte no habría importado que la princesa despertara o no la trifuerza. Pero él era débil y la catástrofe había sido su culpa, definitivamente no merecía ni un tipo de reconocimiento por domar a la bestia divina cuando incluso eso había sido su culpa en primer lugar.

De hecho no le hubiera sorprendido que el rey negara nuevamente el acceso a todos los hylianos al dominio zora, sin embargo el rey fue muy benevolente. Abrió nuevamente las puertas al comercio con los hylianos, incluso dijo que su raza estaba perdonada.

Link se sentía avergonzado, los zora le hacían reverencia y le agradecían, mientras bajaba las escaleras en compañía del príncipe.

—¡Bien! ¡Ahora a festejar! — exclamó el príncipe tomándolo del brazo con tal entusiasmo que el rubio apenas pudo reaccionar. El contacto fue eléctrico, una calidez húmeda que le recorrió la piel hasta hacerle erizar los vellos de la nuca. Pensó que, al menos ese día, Sidon no le permitiría estar triste. ¿Y quién era él para negarle algo a alguien con sangre real fluyendo por sus venas?

El príncipe lo arrastró con suavidad hacia el bufet, y de pronto, la plaza central se desplegó ante sus ojos. El menor abrió los labios con asombro: las mesas estaban repletas de comida, tanto que parecían temblar bajo el peso de los banquetes. El aroma de hierbas, mariscos y pan recién horneado lo golpeó de lleno, y un nudo se le formó en la garganta. Eran platos hylianos, cuidadosamente preparados… como si alguien hubiese abierto un rincón de su pasado y lo hubiera puesto sobre la mesa.

El zora le explicó que habían desempolvado viejos libros de recetas por la ocasión, mismos que habían sido usados para las reuniones con diferentes monarcas hace más de 1 siglo.

—¡Come de todo! Preparamos todo esto para ti

《No puedo comer todo esto》

—Bueno, la noche aún es joven, tienes tiempo — Sidon rio dándole una palmada en la espalda — Iré por algunas bebidas, tu sírvete.

Link vio al príncipe alejarse. Tomó en sus manos un plato, que más bien parecía una charola hyliana por lo enorme que era y comenzó a servirse. El mayor regreso luego de unos minutos con dos copas que contenían un líquido rosado.

《¿Qué es?》 Preguntó sirviéndose unos cuantos camarones.

— Es vino de coral, nuestra mejor cosecha hasta el momento, de hace 75 años. Es delicioso, te encantará, además, va muy bien con el pescado.

El rubio pareció meditar un momento antes de extender su mano, atrayéndola casi al instante, dudando.

《No puedo beber alcohol hasta dentro de 4 años》

Sidon soltó una fuerte risa.

—¿Me estás diciendo que tienes edad suficiente para salvar Hyrule pero no para beber una copa de vino?

《Irónico ¿No?》

Y ambos rieron, el soldado pensó que la risa de Sidon era un sonido al que podía acostumbrarse.

El príncipe le extendió una vez más la copa y Link por fin la aceptó, el aroma del vino le cosquilleo la nariz, era un aroma fuerte, floral, especiado, pensó que en efecto eran del tipo de sabores que olían bien con los mariscos.

—Voy a servirme — Dijo sonriéndole—búscanos lugar para el show.

《¿Show?》

—¡Si! ¡Nuestras bailarinas harán un espectáculo en tu honor! Será hermoso, estoy seguro que te encantará.

El campeón asintió muerto de curiosidad, se llevó la copa a los labios, el sabor era fuerte y perfumado, algo amargo y con un sabor a sal, no le desagrado pero sinceramente por la descripción del príncipe, y el aroma tan perfumado, esperaba más.

Aun así tomó su charola y la copa y las llevó a las mesas, no entendía bien cómo harían la danza, no veía algo tal como un escenario. Al poco rato llegó el príncipe con él, llevaba dos platos repletos de comida y una botella enorme de vino.

Link comió tanta comida que pensó que su estómago reventaría, pero no estaba ni cerca de la cantidad que comió Sidon, quien en cuanto veía que su amigo estaba a punto de terminar su copa de vino corría a llenarla.

El espectáculo fue hermoso, el guerrero no sabía si era por el alcohol, pero miraba aquel espectáculo como algo increíble, las zora saltaban desde el río bajo el palacio, subían y bajaban dando vueltas y alzándose cuan hermosas eran mientras sus escamas eran iluminadas por el brillo natural del palacio, dándoles un matiz tornasol muy coqueto.

Link no pudo evitar aplaudir de alegría cuando las bailarinas saltaron a la plaza haciendo una reverencia.

—¡Fue hermoso! ¿No crees? — le dijo Sidon al oído y el hyliano sintió un escalofrío recorrerlo. Volteo a ver al príncipe, a escasos centímetros de su rostro, había tenido que acercarse por el ruido.

El guerrero sentía el olor de alcohol en el aliento de Sidon y unas poderosas ganas de cerrar el espacio que había entre sus labios y beber vino directo de la boca del príncipe se apoderaron de él.

Trató de levantarse, aquello era verdaderamente impropio, pero el piso debajo de él se movió, el palacio entero daba vueltas. Estaba borracho. El príncipe lo sintió caer y lo tomó por la cintura.

—Cuidado— Ohhh tocarlo había sido un error, sus escamas parecían recordar a Link y una chispa de luz fue subiendo por sus brazos.

El mayor vio como algunos zora suspiraban al verlo y los señalaban. Momento de irse. No estaba entre sus planes que sus congéneres vieran su luminiscencia aun. Cargó a su joven amigo y se lanzó al agua.

Se ocultó bajo el palacio, Link se había abrazado a él con brazos y piernas y respiraba el aroma de su cuello, suspirando suavemente, haciéndole cosquillas.

《Mareo》 Dijo y Sidon lanzó una carcajada.

— Es el alcohol, cariño— Casi se golpea a sí mismo cuando esa palabra salió de su boca.

Link lo miró con esos grandes ojos azules, fue como si un dragón aleteara en su estómago cuando el príncipe lo llamó así.

《Más》 pidió sin pensar.

—¿M-más?...

Sidon no tenía idea en qué se estaba metiendo, el rubio lo miró con un rostro suplicante, como si le rogara algo que desconocía. Trago saliva asustado, el rostro ajeno era en extremo seductor y tenerlo tan cerca, abrazado a él no estaba ayudando.

《Más, dime más así》 Rogó mirando los pectorales del príncipe sus escamas brillaban, sonrió complacido y sus manos torpes acariciaron los pectorales ajenos, haciéndole temblar las escamas《Brillas… te ves muy guapo》

Sidon se sentía de piedra, Link se pegó más a él volviendo a oler su cuello “Aahh, que bien huele” pensó. El príncipe olía a algas, arena y sal, olía delicioso. Algo dentro de él le pedía que parara, le decía que eso estaba mal, que tocar a un príncipe así era inadecuado y que recordará su lugar, pero otra parte de él se sentía “caliente”, su cuerpo y su mente actuaban por separado, sus manos bajaron de los pectorales del mayor hacia su abdomen perfecto, donde delineó con sus dedos cada abdominal a su alcance.

Y Sidon también se dejó llevar, puso sus manos en la espalda del guerrero comenzando a acariciarlo, sus manos rápidamente encontraron el borde de la tela de su túnica y se aventuraron al interior. La piel de Link era tan suave, gruñó abrazándolo más fuerte, podía volverse adicto a tocarlo.

Una voz en su interior lo azotaba con órdenes: detente, no es correcto, recuerda tu lugar, recuerda lo que representa. Su hermana lo había amado, y esa herida todavía era un peso en su pecho. Aceptar lo que su cuerpo le gritaba ahora se sentía como traición. Pero había otra voz, más baja y ardiente, que le hervía en la sangre y lo hacía perder pie: el instinto. El fulgor de su bioluminiscencia lo traicionaba frente a todos, proclamando lo inevitable. Link era su pareja ideal. No había marcha atrás. Y ese reconocimiento lo partía en dos.

El cuerpo del príncipe se tensó, pero sus pensamientos se disolvieron cuando las manos de Link se deslizaron por su torso, delineando cada uno de sus abdominales como si los dibujara con fuego. El contacto era suave y al mismo tiempo urgente, y se sintió impotente, como si cada fibra de su ser obedeciera solo a ese roce.

Por su parte, el rubio sentía su piel arder bajo el tacto del príncipe. Quería más, la ropa le estorbaba, necesitaba que su príncipe lo desvistiera, su mente vagó al día de la cueva y sonrió.

《¿No me ordenaras que me desvista?》 Dijo acariciando el abdomen del príncipe con una mano mientras lo miraba y se relamía los labios. Sidon tragó saliva. Su mente giraba como si estuviera atrapado entre dos corrientes opuestas. Sabía que no debía, que estaba mal… pero ¿cómo resistirse? Link era un imán, hermoso, travieso, imposible.

El príncipe sentía que la mente le daba vueltas, tenía tantos sentimientos encontrados y tantos conflictos internos con aquello. Sintió como la mano del hyliano buscaba bajar más.

—L-L-Link… espera…—sabía que no estaba bien, pero había demasiado alcohol en su sistema y no pensaba con claridad, sus escamas seguían brillando bajo los dedos del menor, quien lo acariciaba dulcemente.

《Sidon》 y rió aún con olor etílico 《Me gusta tanto como brillas》

—Que bueno que te guste— Dijo el príncipe sin pensar — Porque eres tú quien lo provoca.

Las mejillas del menor ardieron 《¿Por qué?》

—No…— ¡Claro que lo sabía! Sus erecciones que luchaban por alcanzar el trasero de Link bajo el agua lo confirmaban, deseaba al rubio, necesitaba poseerlo — No lo se.

Pero al rubio no le gustó esa respuesta, acercó sus manos a su rostro. Link se sentía como flotando en una nube mágica, su cuerpo se derretía ante el tacto de Sidon, su cuerpo se movía solo buscando besarle, acercó sus labios cada vez más a los del príncipe.

El rostro del príncipe se tornó azul conforme los carnosos labios de Link se acercaban a los suyos, ¿iba a besarle? Pensó aterrado, aquello no estaba bien, por más acelerado que estuviera su corazón, por más que lo deseara, aquello no estaba bien, si permitía al guerrero besarle no habría vuelta atrás.

Porque no sabría cómo detenerse.

—¡Espe-Espera! — Apartó al menor, tratando de no empujarlo tan fuerte que Link se sostuvo de sus muñecas y el príncipe decidió que no podía más. Tomó el pequeño cuerpo del hyliano y lo llevó a la orilla, sentándolo en lo seco.

《¿Qué… pasa?》

—P-Perdí… perdí una joya — Mintió, sintiendo que haber perdido aquel beso era un pecado, pero su lado racional le decía que había hecho lo correcto — Iré a buscarla, espérame aquí…

Se sumergió de nuevo en el agua, maldiciéndose. La bioluminiscencia aún chisporroteaba débilmente en su piel, recordándole con crueldad lo que significaba: Link era su destino. Pero eso lo aterraba. Desearlo ya era un problema inmenso… ¿quererlo como pareja? ¿Como todo? Eso era un abismo del que no sabía si podría salir.

—Esto tiene que ser una maldita broma… —murmuró en zora, ahogado.

Cuando por fin su luz se extinguió, regresó a la superficie con la esperanza de que Link hubiera partido. Pero las Diosas, caprichosas, no lo habían escuchado.

El hyliano seguía allí, sentado donde lo había dejado, balanceándose por el mareo del alcohol. Cuando sus ojos azules lo enfocaron, le sonrió con tal dulzura que Sidon sintió que el suelo se le desmoronaba.

《¿Lo encontraste?》

Sidon asintió ante tal escena, el campeón era hermoso en toda la extensión de la palabra.

《¿Vamos a tus aposentos?》 Pregunto de forma traviesa.

Y el príncipe… simplemente se rindió. Al diablo la moral, al diablo su código de ética, al diablo la mismísima Mipha. Necesitaba a ese hyliano.

Su cuerpo se movió solo, lo alzó en brazos como si cargara un tesoro y lo llevó a través de las cascadas artificiales, entrando por la ventana de sus aposentos. Mientras Link lo abrazaba con fuerza alrededor del cuello, Sidon sintió que, pese a todo, jamás había estado tan vivo.

Dejó al campeón en el suelo y el menor miro toda la habitación borrosa frente a sus ojos.

《No hay una cama》 señalo con una sonrisa, volteando a ver al príncipe 《tendremos que dormir juntos, supongo》

El príncipe asintió con la respiración agitada. Tomó a su amante de la mano y lo dirigió a su piscina, parecía que Link le entendía aún sin palabras, pues se metió con él a la piscina y se sentó encima de él a horcajadas.

—Link— Susurró tocando la espalda del Hyliano haciéndolo estremecer. Link sentía que el mundo daba vueltas, se sentía caliente, estaba en la habitación de un príncipe, en su cama, arriba de él. Aquello era verdaderamente excitante .

《Sidon》 llamo con los ojos ensombrecidos de deseo. Tomó el rostro de su amante entre sus manos, mirándolo como si le pidiera permiso, los ojos dorados estaban oscurecidos y no le despegaban la mirada de encima, Link se lamió los labios y Sidon no pudo más.

Jaló al rubio hacia él, besándolo. El hyliano enredó los brazos alrededor del cuello del príncipe, sintiendo que podía volar con ese beso, la lengua de Sidon se aventuró entre sus labios y comenzó a acariciar su lengua haciéndolo gemir.

—Mmhn… — Gimió el menor con la voz más hermosa que Sidon había escuchado alguna vez. El príncipe sintió como el rubio comenzaba a menear sus caderas por encima de él, insinuándosele, como pidiéndole más, más contacto, más intimidad.

Las enormes manos del zora viajaron al interior de la túnica de Link, sin dejar de besarlo. Acariciando su piel. Deleitándose con el perfume de la piel del guerrero mientras lo besaba como nunca había besado a nadie. Las manos de Link tomaron sus muñecas dirigiéndolo hacia su pecho, el príncipe se deleitó ante lo duros que estaban los pezones del hyliano comenzando a jugar con ellos.

—¡Aaah! — Gimió Link echando la cabeza para atrás, rompiendo por fin el beso, los ojos del príncipe se deleitaban con la imagen frente a ellos. Link gemía y suspiraba con los ojos cerrados y el rostro completamente sonrojado, las caderas del menor se meneaban tratando de liberar su erección.

El zora lo acercó nuevamente para devorar sus labios una vez más, el sabor de la saliva de Link era increíble, la lengua del guerrero luchaba con la suya por el control del beso, pero era evidente que no podía hacerle frente. Las manos hambrientas de Link bajaron por su pecho y su abdomen. Mientras que sus propias manos dejaron el pecho del hyliano para dirigirse a su cintura, tan fina en comparación con la de un zora. Las manos de Sidon comenzaron a bajar por la cintura ajena, dispuestas a llegar a su trasero.

—¡Príncipe Sidon! ¿Es usted? — Rivan gritó por fuera de la puerta, y Sidon sintió como si un balde de agua fría le cayera encima.

¿Qué carajos estaba a punto de hacer? Empujó un poco al hyliano apartándolo de él mismo, el rostro de Link ardía de vergüenza, sus ojos estaban cristalinos. El zora se dio cuenta entonces del propio estado de su cuerpo. ¿Qué había estado a punto de hacerle a Link?

—¡Si! ¡S-Soy yo! — Contestó rápidamente antes de que Rivan quisiera entrar a su habitación, encontrándolo de esa manera, con Link encima de él.

El rubio sonrió divertido y se acercó a su cuello, pero Sidon lo detuvo por los hombros negando con la cabeza.

—¡Ah, muy bien príncipe, me preocupo cuando deje de verlo en la fiesta! ¿El campeón hyliano fue a la posada? Tampoco lo he visto

—Él está aquí conmigo — Dijo, arrepintiéndose casi al instante.

— ¿Está con usted? ¡Santa Hylia!... ¡Lamento interrumpirlo príncipe! ¡Me retiro!

El príncipe sabía que a esas alturas ya no importaba que dijera que no era lo que parecía, definitivamente iba a ser lo que parecía.

Link rió tiernamente. Entonces Sidon noto como se acercaba nuevamente a sus labios y lo detuvo.

Aquello estaba mal, ambos estaban realmente ebrios y no había manera de que el campeón pudiera consentir cualquier acto sexual en esa condición.

—No, no Link, por favor… no así…

El rubio lo miró extrañado, sin entender realmente qué estaba pasando. Sidon lo abrazó contra sí mismo y poco a poco los corazones de ambos regresaron a su ritmo normal. Antes de darse cuenta Link se había quedado dormido sobre él.

***

El campeón estaba despierto desde hacía 10 minutos. Sin embargo no podía abrir los ojos, era como si su cuerpo se negara a reaccionar, jamás le había costado tanto despertarse. Trato de tallarse los ojos, pero el suave sonido de “tun tun” debajo de él lo ayudaba, no tenía idea que en la posada de los Zora las almohadas fueran tan cómodas.

Se tallo los ojos y bostezo estirando su cuerpo, pero entonces tocó agua. Agua. ¿Por qué había agua bajo su cama? Abrió los ojos enseguida y jadeo aterrado mientras los colores se le subían al rostro.

Estaba arriba de un dormido príncipe Sidon, quien flotaba despreocupado en una piscina. Miró a su alrededor aterrado, no conocía aquella habitación, estaba totalmente hecha de piedra luminosa y diamantes, en las columnas habían incrustaciones de zafiros y topacios. Los muebles eran altos y elegantes y en las paredes múltiples armas decoradas lucían gloriosas.

Aquellos eran sin duda los aposentos de un príncipe. Los aposentos del príncipe Sidon, en el cual yacía Link sentado a horcajadas mojándose las piernas.

Se cubrió el rostro tratando de no gritar ¿Qué carajos había hecho anoche? Recordaba más bien poco, estaban viendo el espectáculo de las zora y de repente todo se puso negro en la mente de Link.

¡¿Qué carajos había hecho?! ¿Se había acostado con el príncipe? Se soltó el rostro y se miró el cuerpo, no, estaba completamente vestido y su cuerpo dolía, pero no como debía doler luego de tener un encuentro sexual con alguien tan enorme como el príncipe.

Se sonrojo hasta las orejas y luego se regaño a sí mismo por atreverse a semejante barbaridad como imaginarse teniendo sexo con alguien de una posición tan elevada.

“Diosas, tengo que salir de aquí” pensó tratando de moverse sin despertar al príncipe, se inclinó un poco rezando porque el sueño del príncipe fuera pesado. Pero en cuanto su pierna tocó por completo el agua los ojos dorados del príncipe se abrieron.

—¿Qué…? — Dijo el príncipe rápidamente, y de inmediato su mirada captó la figura de Link, arriba de él, tratando de bajar. — ¡Santa Hylia! ¡Link!

Link sentía que el corazón se le saldría 《Hola》 atino a decir. De inmediato Sidon recordó porque estaban así. Se recordó a sí mismo besando desesperadamente al hyliano, quien guiaba sus manos hacia donde quería ser tocado, lo recordó moviendo sus caderas arriba de él, pidiendo por más.

—¡Por las Diosas! — Gritó avergonzado olvidando cómo flotar. Tanto él como el rubio se hundieron en la piscina. Link nado hacia arriba tratando de llenar de aire sus pulmones pero el zora se hundió como una roca

¡¿Qué carajos había hecho?! Se sentía mierda, se sentía un maldito cabrón por aprovecharse de la vulnerabilidad del menor.

“Quizá no estaba tan borracho” pensó tratando de calmar su conciencia. Respiro profundo y subió nuevamente a la superficie, viendo como el Hyliano nadaba hacia la orilla, sentándose.

—P-Perdón… entre en pánico — Dijo avergonzado mirando el rostro avergonzado del hyliano, que parecía más fosforescente que color coral. El zora pensó que aquella vergüenza, que aquel rostro que se negaba a verle a los ojos era por que Link no sabía que decir respecto a lo de la noche anterior, estaba a punto de preguntar cuando vio las manos de su amigo moverse tímidas.

《Discúlpame…. ¿Cómo es que llegamos a tus aposentos?》

En ese momento la sangre que corría por las venas de Sidon se helo como si estuviera en el monte Lanayru. Sentía que caía en un profundo vórtice de arrepentimiento. Si el hyliano no recordaba llegar a sus aposentos menos recordaría lo que hicieron.

Aquello sonaba terrible, ahora el príncipe sentía que cualquiera que lo mirara desde lejos podría interpretar toda esa situación como que él había emborrachado a su amigo para aprovecharse de él, para tenerlo indefenso ante sus deseos.

Link lo miraba con las orejas bajas y las manos sobre sus rodillas viéndolo con preocupación.

“Maldita sea ¿Qué hice?” se regañó a sí mismo.

《¿Sidon?》

Definitivamente debía decirle. Definitivamente Link debía saberlo, y si pedía que lo castigaran por eso lo aceptaría, eran las consecuencias de sus actos.

—¡Link! — Grito determinado haciendo respingar al caballero —Antes que nada, quiero que sepas que lo lamento mucho.

《¿Lamentar?》 preguntó asustado.

—S-Si… —Sidon siempre se había caracterizado por ser alguien elocuente, no por nada tenía más de 100 años de lectura. Tenía un léxico muy amplio, sin embargo, ante esa situación, sentía que no podía escoger adecuadamente sus palabras ante los grandes y redondos ojos azules del rubio— Anoche… Ayer en la noche… tu… estábamos… ¡Santa Hylia!

El menor miraba como su amigo trataba en vano de decirle que había ocurrido, se movió ligeramente tratando de sentir su cuerpo, definitivamente no habían tenido sexo, incluso su pene se sentía normal, no como cuando tenía un orgasmo y se negaba a creer que Sidon fuera tan hijo de perra que solo se preocupara por su propio placer. Pero si no habían tenido sexo ¿Entonces porque el príncipe estaba así?

—Mira… tú y yo bebimos demasiado vino de coral… e-entonces estabas a punto de caer y… b-bueno — el menor miro fijamente al zora, notando como los ojos dorados del príncipe bajaban a sus labios, fue una fracción de segundo, menos de un momento. Y Link lo entendió todo. Se echó para atrás sobre su espalda y tocó sus labios con la punta de los dedos. —E-Eso…

Ahora si, el guerrero sentía que el corazón se le saldría. Había besado al príncipe, se habían besado… y no había estado consciente para disfrutarlo. No podía negar que estaba decepcionado. De nuevo las mariposas en su estómago lo hicieron estremecer. ¡Diosas! ¡Había besado a un príncipe! No importaba no recordarlo, necesitaba marcar esa fecha en su calendario y celebrarlo cada año como su logro personal.

Sin embargo… Sidon lucía tan arrepentido… y lo peor es que entendía el porqué..

“Soy un sirviente, él es un príncipe… es obvio que está avergonzado de haberme besado” pensó tristemente. Pero Diosas, acababa de salvar el dominio zora de la ira de Vah Ruta. Pensó que un beso de aquel guapo príncipe era lo menos que merecía.

Se acomodó y miró al mayor

《Supongo que…. Era inevitable… después de lo de la cueva… 》 dijo teniendo que escoger cada palabra.

El rostro de Sidon se puso azul de la vergüenza.

—¿Eso quiere decir que… no estás molesto conmigo?

Link rio 《Probablemente ahora soy la envidia de tu club de fans 》 Dijo sacándole una risa al mayor 《Estábamos borrachos Sidon, estas cosas pasan. Piénsalo; pudo haber sido peor.》 “Pudiste tener sexo con un sirviente” pensó tristemente.

“Peor” resonó en la mente de Sidon ¿O sea que para el guerrero el ser besado por él era algo malo? Pensó que después de lo de la cueva… quizá solo se estaba haciendo ideas en su mente, era lógico, Link era alguien increíble, por sus venas corría la bendición de las Diosas, él era el elegido. Era obvio que nada de lo que pudiera ofrecerle, así fuera un palacio hecho de diamantes sería suficiente.

《¿Quieres que vayamos a comer?》 Preguntó sonriendo 《Debemos desayunar o comenzará a dolernos la cabeza》

—¡Tienes toda la razón mi amigo! — Hablo disimulando su tristeza. — Adelántate, en unos momentos entraran los modistos para vestirme.

Link rio 《¿Te visten modistos?》

— ¡Claro! ¿Quieres intentarlo? Es muy agradable.

《No, puedo vestirme solo》 Dijo levantándose 《Además, eso es algo que solo se le hace a la realeza. Recuerdo que también a Zelda la…》

Las palabras quedaron suspendidas en el aire. De pronto, una imagen atravesó su mente como un destello de luz. El mundo a su alrededor se difuminó, y la bruma de un recuerdo emergió sin pedir permiso.

Vio a Zelda. Su cabello dorado brillaba bajo el sol, cayendo como un río de oro sobre sus hombros. Una mujer la vestía con delicadeza, acomodando cada pliegue de su túnica blanca como si tocara un objeto sagrado. Link estaba a su lado, y con sus propias manos le indicaba el camino más seguro hacia la Ciudadela Gerudo. Podía oír el murmullo del viento del desierto, sentir el calor que golpeaba las rocas, y la seriedad en el rostro de la princesa mientras lo escuchaba.

El recuerdo se quebró con un jadeo. Link parpadeó, y la realidad volvió de golpe, la humedad de la sala, la presencia de Sidon, el peso del presente.

— ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué pasó?!

El príncipe lo miraba asustado, el rubio se tocó la cabeza.

《Recordé…. A Zelda… la vestían mientras planeábamos ir a un lugar… la ciudadela gerudo… 》

—La ciudadela… ¡El desierto gerudo! — Gritó Sidon emocionado — ¡Sí! ¡Quizá debas ir ahí ahora! ¡Es una señal Link!

《No se donde esta》

—En cuanto terminen de vestirme iremos a la biblioteca a ver un mapa, ningún zora va para esa zona, pero sabemos por donde llegar.

***

Link notaba como los zora lo miraban, no era con recelo, como antes. Ahora lo miraban con otro sentimiento que no podía distinguir.

— ¿Necesitas algo más? — Pregunto el príncipe con preocupación, su lado racional le decía que Link, al ser un hyliano, no necesitaba de ninguna aditamento especial para sobrevivir en las infernales condiciones de vida que había en el desierto gerudo, donde ni un solo zora podía sobrevivir por más de 10 minutos, pero su lado irracional le pedía a gritos darle una corona de zafiros para mantenerlo seguro.

Link miró a su alrededor de reojo. Podía sentirlo. Podía sentir los cuchicheos de los zora a su alrededor, podía sentir sus miradas, la forma en la que lo miraban y señalaban, mientras susurraban erráticamente. El mayor parecía no notarlo. Era normal. Al ser un príncipe tan amado debía estar acostumbrado a que hablaran de él, a que lo miraran, supuso que en algún momento simplemente normalizó ese tipo de cosas al punto de que no lo molestaban en lo más mínimo.

《Estoy bien》 Dijo con una sonrisa, sacando la tableta Sheikah y abriendo la ubicación del santuario de Soioh, listo para transportarse 《Te mantendré informado, cuando tenga mi mapa actualizado vendré a regresarte los que me prestaste》

—¡Oh, no es necesario! — Dijo el príncipe, negando con las manos — Puedes conservarlos.

Link soltó una carcajada, que hizo que todas las escamas del príncipe se erizarán en un escalofrío cálido.

《Déjame tener una excusa para volver a verte》

— ¿Necesitas una excusa para verme?

Link se encogió de hombros, esbozando esa sonrisita que a Sidon le derretía hasta el alma. Esa vez el soldado no respondió, solo hizo un ademán con la mano, como una despedida, y apretó el botón de la tableta, desmaterializándose en un millón de moléculas azules.

El monarca suspiro, deseando volver a ver al joven Hyliano lo antes posible. Dio media vuelta y comenzó a caminar al interior del palacio, seguido por su fiel capitán de la guardia, quien sacó unos archivos, comenzando a leer en voz alta su itinerario del día y sus tareas pendientes.

Y fue como si el dominio cobrará vida.

—¿Viste eso? — Dijo una zora mientras saltaba desde la cascada, cayendo en la plaza central, junto a sus amigas — ¡Les dije! ¡Yo les dije que a nuestro príncipe le gustaba el campeón hyliano!

—¡Esto no significa nada! — Gritó una zora de escamas rojas, visiblemente pigmentadas por finos pigmentos de coral en busca de parecerse lo más posible a la familia real — ¡El príncipe solo es amable!

— ¡Pero todos vimos por la noche la bioluminiscencia! ¡El príncipe brillo!

—¡Además el campeón Hyliano olía a él esta mañana!

—¡Yo no vi ni olí nada! — Chillo otro zora — Además, la bioluminiscencia puede simularse, ¡En las regiones del mar ártico usan una pintura de caracol Aguzado como parte de su rito de cortejo!

— ¡¿De dónde sacaría el príncipe pintura de caracol aguzado en esta época del año?!

— ¡Preguntémosle a Rivan! — Chillo la primera zora, mientras sus escamas vibraban de emoción. — ¡Él es quien encuentra todos los caprichos del príncipe! ¡Si el príncipe compró esa pintura, él sabrá!

Y el grupo de zoras se lanzó a la cascada, en busca de Rivan, en busca de respuestas. La noche anterior, muchos zora habían visto como las escamas del príncipe se iluminaban al tocar al campeón Hyliano, eso, aunado a que ambos desaparecieron de forma dramática después del baile los había vuelto la comidilla de todo el dominio.

Porque solo había una cosa que le gustaba más a un zora que las joyas: ¡Los chismes!

 

Notes:

Oigan ustedes se han emborrachado así? Jajajajjaa yo tengo muy buena resistencia al alcohol, así que nunca me he emborrachado al punto de sentir que no me acuerdo de algo jajaja por mucho tiempo yo creí que ese desmadre nomas era leyenda urbana jajajaja.

Me gusta jugar con temas de consentimiento y alcohol porque neta siento que tenemos que darle más visibilidad a esto ¡Hay demasiadas autoras romantizando abuso! Y pues no, este es mi granito de arena jajajaja

¡Espero que les vaya gustando! ¡Ya se besaron! Poco a poco estos dos se acercan más ¿Qué pasará ahora que Link irá por su segunda bestia divina? ¡Averigüémoslo!

Próximo capitulo: 25 de agosto.

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 6: Capítulo 5: Sandía del oasis

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 5: Sandía del oasis.

La interminable búsqueda de flechas llevó a Link al intercambio de piedras preciosas por rupias. Esto le resultaba muy interesante y considerando que podía conseguir decenas de joyas solo con una bomba aquello se volvía adictivo.

No pasó mucho tiempo antes de que se llenará de rupias, tantas que había dejado de preocuparse por comprar todas las flechas que Hyrule podía ofrecerle. Siempre que necesitaba flechas regresaba al dominio zora, aunque él mismo sabía que aquello no era más que una excusa. La razón por la que iba era realmente por el príncipe de la corona.

Aún se veían en la luna roja. No importaba dónde estuviera, ni que estuviera haciendo; si la luna roja iluminaba el cielo, iba directo a aquel estanque que tanto les gustaba para conversar con Sidon y nadar por horas.

— ¡Link, mi amigo! — Grito el príncipe, haciéndolo respingar — ¡es bueno verte!

Link volteo hacia las escaleras, encontrándose con la figura del príncipe, levantándose, como si hubiera estado sentado durante un tiempo en aquel lugar.

《Gracias por recibirme 》 sonrió sintiendo sus mejillas calientes 《¿Qué hacías aquí?》

El mayor se puso azul de la impresión por la pregunta.

—A-a decir verdad… siempre que tengo unos minutos libres vengo aquí…

Aaaahh, el pecho de Link se calentaba con un sentimiento hermoso, se preguntó si el príncipe sabía lo que hacía con su corazón.

《Bueno ¿te parece si vamos a la cima del lago Lulú y comemos algo? Traje algunos ingredientes nuevos》

—¡Suena genial! — Dijo ilusionado al ver al espadachín sonreír. —Iré a entregar un documento a mi padre y voy para allá ¿de acuerdo?

Link asintió feliz.

《Entonces comprare primero algunas flechas》

—¿Flechas? ¿Ya encontraste a la bestia divina Vah Naboris?

La risa del rubio resonó en la sala del santuario.

《Te cuento mientras comemos》

Y Sidon no pudo más, tomó a Link por la cintura apretándolo contra su cuerpo, había pasado casi 3 semanas sin tocar aquel pequeño cuerpo que tanto le enloquecía y escucharlo reír era demasiado como para seguir resistiéndose. La risa de ese guerrero era hermosa.

—No tienes idea de cuanto te extrañe.

Si el corazón del zora era un torbellino de emociones este torbellino se terminó de desbocar cuando Link enredo sus brazos alrededor de su cuello, como si dijera un silencioso “Yo también”

Lo soltó luego de algunos minutos. El rubio tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras se despidieron con la promesa de verse al cabo de un rato en el lago Lulú

Solo las Diosas sabían cuanto amaba Link ser cargado por Sidon.

El espadachín no estaba orgulloso de admitir que desde que despertó una mañana arriba del cuerpo del príncipe sus sentimientos por él habían aumentado.

Habían noches en las que soñaba con besar al príncipe, en tener encuentros románticos con él, y otras donde al recordar lo ocurrido no podía evitar sonrojarse, pensando en las manos de Sidon, en su voz, en su cuerpo, en sus ojos.

Deseaba a Sidon como no recordaba haber deseado a nadie, era como si el cuerpo del príncipe fuera un imán que lo jalaba hacia el pecado.

“Definitivamente él quiere lo mismo” pensaba, no había manera en que el zora lo tocara como lo hacía sin desearlo también. La realidad es que al campeón no le molestaba la idea de tener sexo casual, o de convertirse en el amigo sexual del príncipe por algún tiempo. El príncipe era tan magnífico que de verdad quería compartir la cama con él al menos una vez, y si el príncipe quería ¿Que había de malo en ello?

Se sentía bastante seguro de poder obtener aquello con bastante facilidad, sobre todo después de las clases con Nasha, en la ciudadela Gerudo: Las Gerudo eran una raza únicamente conformada por mujeres, un matriarcado en toda regla, sin embargo, como cualquier ser consciente y pensante, tenían necesidades fisiológicas que buscaban ser satisfechas, y, al ser una tribu donde no nacían hombres requerían de clases de sociabilidad masculina.

No mentiría diciendo que no le ofendía un poco que consideraran a los “voe” como seres tan inferiores intelectualmente a ellas, pero no era quien para refutar dicha idea considerando que no había recibido ningún tipo de educación formal.

Aun así, los consejos que esas mujeres daban sonaban tan lógicos y tan sencillos que se moría de ganas de poner en práctica todo lo que había aprendido.

Una vez obtenida una gran cantidad de flechas se dirigió al lago Lulú, poniéndose al pie de la cascada; aquella era una buena vista. Rápidamente hizo una fogata y puso la cacerola comenzando a picar los ingredientes que sacaba de la alforja.

—¡Estás aquí! — Escucho la voz de Sidon. Rápidamente el príncipe se posó junto a él con el corazón latiendo de felicidad— ¡No tienes idea de lo feliz que me hace esto Link!

El mencionado se sonrojó, miró al príncipe con inocencia. Era el momento de comprobar si lo aprendido en sus clases de “voe” con Nasha eran efectivas.

《No te creo》 dijo despreocupado, lanzando a la cacerola un par de champiñones, junto a un poco de mantequilla, mientras el príncipe se sentaba a su lado.

—¡No miento! — Dijo con honestidad, mirando los ingredientes — ¿Por qué no me crees?

《No estás brillando》 Sidon abrió sus ojos dorados cuan grandes eran, sintió como si le aventaran un balde de agua fría. La expresión del príncipe era exactamente la que Link buscaba.

No era estúpido, siempre que se tocaban el zora brillaba, supuso que ocurriría con el deseo sexual, pero en ese momento quería lucir como le habían dicho que debía lucir en sus clases: travieso e inocente.

《Brillas cuando eres feliz ¿No?》

Mientras tanto la mente de Sidon hacia corto circuito, había sido muy estúpido al pensar que Link no se daría cuenta tarde o temprano que su bioluminiscencia estaba estrechamente relacionada a el. Sin embargo, que la asociará a la felicidad lo ofendía muchísimo. Culturalmente la bioluminiscencia era algo con tintes incluso espirituales para los zora, banalizarlo al punto de creer que era una muestra de felicidad era ridículo.

—N-No… no es porque sea feliz… —Explico — De ser así el dominio entero estaría envuelto en luz todo el año. Somos un reino muy feliz.

El rubio alzó la mirada curioso, acercándose al zora con la mirada fija en sus orbes dorados, Sidon miró como en cámara lenta como la mano de Link se dirigía a su muslo, los largos falanges se posaron suavemente en sus escamas, acariciándole, mientras su mano libre se alzaba para comunicarse.

《Si no es porque eres feliz conmigo ¿Entonces porque es?》 El monarca miraba fijamente el rostro del campeón su mirada coqueta , sus labios en una sonrisa rosada, sus mejillas rojas cual manzana madura, no pudo evitar pensar que pasaría si se permitiera perder el control. 《¿Sidon?》

—L-L-Link…

El mencionado se relamió los labios y el recorrido de su lengua fue seguido por los ojos dorados.

《No es elegante que un príncipe tartamudee, y menos por un sirviente》

Sidon sintió como si un fuerte POOP reventara la burbuja de excitación que se estaba formando entre los dos ¿Cómo se había referido Link a sí mismo? ¿Se había llamado a sí mismo un sirviente? ¡Eso era inaceptable!

Se sintió tan profundamente ofendido que se levantó de la roca donde estaban sentados cortando el toque de la mano ajena con su pierna, sorprendiendo al Hyliano.

—¡No eres un sirviente! ¡No vuelvas a decir eso!

El rubio rió un poco comenzando a remover la cacerola y agregar la mojarra que había pescado hace unas horas. Pensó que el “coqueteo” se le daba bien, pero necesitaba practicarlo un poco más. ¡Las clases de Nasha eran fabulosas!

《No se porque te alteras, soy muy consciente de mi posición en este reino, Sidon》

El mencionado torció el gesto.

—¿A si? ¿Y cuál es esa posición? — Preguntó poniendo sus manos en su cadera.

《Soy un sirviente asignado a la princesa Zelda como guardia personal》 Dijo tranquilamente, recientemente había recordado el día que, de rodillas, le juró lealtad a la familia real, jurando su vida y su obediencia absoluta, las palabras, aun frescas, surcaron sus dedos como si aquella verdad estuviera más clara que el agua. 《Soy una herramienta de la familia real de Hyrule》

Link no entendió porque el rostro del príncipe pasó del azul al verde y después al blanco, totalmente horrorizado.

—¡¿Es así como te ves?! ¡Link! ¡Eres muchísimo más que eso! ¡Eres mi amigo! ¡Eres el campeón hyliano! ¡El héroe de la profecía! ¡Eres el Hyliano bendecido por las 3 Diosas!

《Si, y sigo siendo un sirviente》 Dijo sonriendo, como si fuera lo más natural 《 No entiendo porque te molestas》

—¡Eso es porque…! — ¿Cómo decirle que era porque lo deseaba con locura? ¿Cómo decirle que odiaba que dijera eso porque su corazón latía con fuerza cuando pensaba en él? Chasqueo la lengua y Link sonrió mientras servía brochetas.

“Consejo 3: aprovecha cada oportunidad que tengas para insinuar un matrimonio”

Link sonrió y pensó que aquella era su oportunidad.

《Sea como sea Sidon, siempre seré un sirviente, a menos que…》

Sidon lo miró y apretó los labios— ¿A menos que…?

《A menos que me case con algún miembro de la realeza, así que, si tanto te molesta que sea un sirviente entonces cásate conmigo》

—¡¿QUÉ?! — Gritó con el rostro azul cual mora, tensando todo el cuerpo, el guerrero rió con fuerza haciéndolo avergonzar — ¡Diosas! ¡No juegues así!

Pero el menor seguía riendo 《Perdón, perdón》 Le extendió un plato 《Come conmigo》

El príncipe sonrió agradecido y se sentó junto a su amigo, probando su comida, la comida de Link era deliciosa y él se lo hizo saber de múltiples maneras. Al cabo de un rato el soldado sacó más ingredientes y realizó nuevamente otra receta . Ver cocinar al hyliano era un deleite, era como si el tiempo se detuviera a su alrededor a la par que el ambiente se llenaba de un olor delicioso y la dulce melodía de un tarareo suave y roto los envolviera.

Para Sidon esas fueron las mejores 4 horas de su vida , sólo terminaron cuando Link indicó que ya no tenía pescado.

—¿Quizá la siguiente vez podamos intentar con otras carnes?

《Pensé que solo podrías comer carne de pez》

—No, puedo comer de todo. Evolucionamos hace siglos para poder digerir varios tipos de carne. Aunque recientemente descubrimos que también podemos comer carbohidratos como el arroz, y frutas… al parecer somos omnívoros y no lo sabíamos.

《 ¿“Recientemente”, dices? ¿Hace cuanto es recientemente?》

—Unos doscientos años.

Link sonrió sintiendo que se le abría un panorama más grande de cosas que podía preparar, le pregunto a Sidon si al día siguiente podrían repetir aquello, a lo que el príncipe asintió feliz.

—Sería una gran oportunidad para ver de cerca la cacería hyliana, siempre me pregunté cómo cazan ustedes sin garras ni dientes.

El campeón sonrió, recordándose que tenía algunos buenos arcos en la alforja 《Te enseñaré, mañana lo verás, no se si es tan sorprendente como lo que tu puedes hacer bajo el agua, pero al menos satisfacerá tu curiosidad》

Regresar al palacio fue divertido para el rubio, pues el zora se lo puso a los hombros y lo llevó nadando hasta el dominio.

《Me quedaré hoy en la posada》 Dijo cuando estaba en el suelo.

Sidon lo miró extrañado, sin darse cuenta de que todos a su alrededor lo miraban de reojo.

—¿No dormirás conmigo hoy?

Aquello fue como un switch, los zora a su alrededor detuvieron en seco sus actividades para mirar a su príncipe ¿Acaso habían escuchado bien?

Vieron como la sonrisa del campeón Hyliano se ensanchó mientras se acercaba más al príncipe.

“Consejo 2: Finge que cualquier comentario es una insinuación y házselo saber”

El rubio sonrió con la mirada más afilada que un cuchillo.

《¿Acaso quieres que duerma contigo?》

El zora sintió que su corazón era sacudido con fuerza. Su rostro se puso tan azul que los Zora a su alrededor se sorprendieron, jamás en los 122 años del príncipe lo habían visto así.

—¡No! ¡E-Eso no es…! ¡Pensé que…!

Sidon se sentía tan avergonzado, Link tenía razón, aquella vez durmieron juntos porque ambos estaban borrachos, pensar que volvería a ocurrir era una majadería de su parte.

“Consejo 6: Finge tristeza ante rechazos imaginarios”

El espadachín bajo las orejas y la mirada haciendo una mueca triste.

《Si no quieres, entonces está bien》 Dijo tratando de lucir lo más desanimado que podía, Sidon estuvo a punto de preguntarle si acaso él quería, pero Link tenia todo el control de la situación y rápidamente le hizo un ademán de que no hablara, seguido de uno que le pedía al príncipe bajar. El príncipe se agacho para quedar a su altura y el rubio se acerco hasta quedar a 10 cm de su rostro, quitándole el aliento《Buenas noches, su alteza》

El guerrero acercó sus labios a los del príncipe quien se sentía intoxicado por el olor del hyliano, como si no pudiera pensar mientras tenía su perfume a escasos centímetros de su rostro, ya casi saboreaba el beso, pero en el último minuto la trayectoria del beso se desvió, yendo a la mejilla de su amigo, besándolo, haciendo un desastre con su corazón.

Link se apartó, siendo plenamente consciente de lo que provocaba, se despidió con una reverencia, dio media vuelta y se dirigió a la posada ante la mirada del príncipe.

Sidon se levantó tocando su mejilla con la punta de los dedos, sentía una jauría de pirañas revoloteando dentro de su estómago. De repente se sintió observado, volteo hacia la plaza, todos los zora en ella lo estaban mirando sorprendidos y en cuanto vieron al príncipe voltear desviaron la mirada fingiendo estar ocupados.

El príncipe se sintió tremendamente avergonzado.

***

La noche pasó de forma tortuosa para el heredero de la corona zora. El agua tibia de su habitación real, que normalmente lo consolaba, ahora se sentía sofocante. Cada vez que cerraba los ojos, el recuerdo de Link lo asaltaba: su aroma único, mezcla de hierba salvaje y aventura; la calidez imposible de su piel pálida que definitivamente no podría encontrar en ninguna hembra zora; la suavidad de sus labios contra los suyos…

Se dio la vuelta en su lecho acuático por centésima vez esa noche. Por un momento desesperado, la idea de ir a la posada y solicitar ingreso a la habitación de Link resonó en su cabeza como una súplica. Pero eso sería impropio de un príncipe. Impropio e impulsivo.

Tratar de dormir era inútil. Tratar de encontrar una posición cómoda era imposible. Incluso modificó tres veces la temperatura del agua de su alcoba, alternando entre fría para calmar su sangre ardiente y tibia para imitar la calidez que había sentido en los brazos del héroe.

Pero en algún punto de la madrugada, cuando las primeras luces del amanecer se filtraban por las ventanas de cristal tallado, su mente traicionera viajó a territorios más sombríos.

Al final, si lo analizaba fríamente, él era el único monarca de todo Hyrule completamente atado a su reino. La nobleza de los orni podía viajar libremente por todo el continente; había escuchado rumores de que incluso había visitado países lejanos en misiones diplomáticas. Los líderes Goron escalaban montañas por placer. Las matriarcas Gerudo cruzaban el desierto en expediciones comerciales.

Pero él... él estaba condenado a esas aguas cristalinas.

—"El último heredero directo," — se repetía constantemente en el consejo de ancianos

—"El futuro del pueblo Zora."

—"Su vida debe ser resguardada mejor que cualquier joya ancestral."

Eso nunca lo había molestado antes. Siempre había aceptado su destino con la dignidad que le correspondía como príncipe. Pero ahora, con Link en su vida, esas cadenas doradas se sentían más pesadas que nunca.

Link viajaba por todo Hyrule. Link conocía cada rincón del reino, cada aldea, cada santuario. Link hablaba con comerciantes hylianos de sonrisas encantadoras, con guerreros goron de brazos poderosos, con hermosas mujeres gerudo de caderas fértiles y ojos ardientes como el desierto, con guerreros orni con la habilidad de surcar el cielo.

¿Qué podía ofrecerle él a cambio?

Un príncipe prisionero en su propio palacio. Un heredero que jamás podría acompañarlo en sus aventuras. Un zora que solo podía estar con él cuando Link decidiera visitarlo, como si fuera... como si fuera una parada conveniente en sus viajes.

La semilla del veneno se plantó entonces, creciendo con cada latido acelerado de su corazón.

¿Y si aquel beso no había sido especial para Link? ¿Y si Link hacía eso con todos sus... amigos? ¿Con todos los líderes que conocía en sus viajes?

La imagen se formó cruel y vívida en su mente: Link besando al joven líder goron Yunobo después de alguna aventura compartida. Link permitiendo que algún guerrero hyliano lo tocara de la misma forma que él lo había hecho. Link riendo con alguna guerrera gerudo, compartiendo la misma intimidad tierna que Sidon había creído única.

Después de todo, ¿qué sabía él realmente sobre las costumbres hylianas? Link había perdido la memoria. Tal vez para él, la intimidad física era... casual. Natural. Algo que compartía libremente con quienes lo ayudaban o lo hospedaban.

¿Y qué era Sidon sino otro anfitrión más en la larga lista de aliados de Link?

—Joder, no— El príncipe se incorporó bruscamente, sintiendo cómo el agua se agitaba a su alrededor. Sus branquias se expandieron y contrajeron rápidamente, signo inequívoco de su angustia.

Él era solo un zora atado a su trono, mientras que Link era libre como el viento. Link era el elegido de la diosa, el héroe de la leyenda, el salvador de Hyrule. ¿Qué héroe se conformaría con un príncipe que ni siquiera podía aventurarse más allá de las fronteras de su propio dominio?

—Todos querrían estar con él, — Se dijo con amargura creciente. —Cualquier persona sensata del reino daría cualquier cosa por tener la atención del héroe de Hyrule.

¿Y él qué tenía para ofrecer? ¿Riquezas? Link parecía no necesitarlas, pues iba de aquí allá comprando flechas y suministros, normalmente diciendo “me lo llevare todo” sin ver los precios o pagando directamente con un diamante. ¿Poder? Link era más influyente que la mayoría de la nobleza. ¿Aventuras? Eso era precisamente lo que él no podía darle.

Solo podía ofrecer... eso. Esas aguas cristalinas. Ese palacio hermoso pero estático. Esa compañía limitada a las ocasiones en que Link decidiera que valía la pena visitarlo.

Cuando finalmente llegó el amanecer, Sidon no había pegado el ojo. Las ojeras bajo sus ojos dorados eran evidentes, y su postura usualmente perfecta se veía encorvada por el peso de sus pensamientos. Sus guardias notaron su aspecto demacrado pero fueron demasiado bien entrenados para comentar. El séquito de criadas y modistas que llegó con su desayuno y las joyas del día intercambiaron miradas preocupadas, pero mantuvieron el silencio profesional.

Mientras se colocaba los brazaletes ceremoniales y la corona que marcaría otro día de deber principesco, Sidon se miró en el espejo de agua pulida.

—Tal vez, — se susurró a sí mismo, —debería preguntarle directamente. Pero … ¿Cómo puedo preguntarle eso…?

***

Aquellos pensamientos tóxicos se habían vuelto una tortura constante. Mientras Link cazaba con una gracia letal que debería haberlo llenado de admiración, Sidon solo podía pensar en todas las otras personas que habrían sido testigos de esa misma elegancia mortífera.

La túnica azul que el hyliano llevaba puesta resaltaba cada línea de su cuerpo ágil, cada movimiento fluido al tensar el arco. Debería estar concentrándose en la belleza de ese momento, en el privilegio de estar junto al héroe de Hyrule. En cambio, su mente enferma solo podía preguntarse: "¿Cuántos otros han visto esto? ¿Cuántos otros han estado tan cerca?"

Un zorro cayó con una flecha limpia entre los ojos. Después una garza. Luego un jabalí que Link abatió sin siquiera inmutarse. Cada tiro era perfecto, letal, hermoso.

Y Sidon se sentía cada vez más pequeño a su lado.

"Link conoce a cientos de personas," se repetía su mente traicionera. "Aventureros, comerciantes, nobles, soldados. Todos lo admiran. Todos querrían estar con él. ¿Qué me hace pensar que yo, un príncipe enjaulado, podría ser especial para alguien tan extraordinario?"

El pecho del príncipe no era una bodega, y las dudas se desbordaron como una presa rota:

—L-Link... —su voz sonó más quebradiza de lo que hubiera querido—. ¿Tú... besas a todos tus amigos?

Link alzó ambas cejas y bajó el arco, destensándolo al instante. Su expresión mostraba sorpresa genuina.

《No. ¿Por quién me tomas?》 Sus gestos eran nítidos, casi ofendidos.

—Pero... es que ayer... —Sidon se retorció las manos, odiándose por sonar tan inseguro— yo pensé... tal vez para ti era normal...

《Eso lo hice porque eras tú》 Link guardó el arco, con sus movimientos más bruscos de lo usual.

Sidon se quedó mirándolo como tratando de descifrar un acertijo imposible. ¿Era verdad? ¿O Link solo estaba siendo cortés?

—¿Por qué yo? —la pregunta salió como un susurro desesperado—. Es decir, tú conoces a tanta gente, viajas por todo Hyrule, tienes aventuras con...

Link lo interrumpió poniéndose las flechas en el carcaj con movimientos irritados, dedicándole una mirada que era puro reproche.

《Sidon》 Sus gestos ahora eran cortantes, molestos. 《Tú me has tocado, ¿verdad? ¿Tú tocas así a todos tus amigos? ¿Debo suponer que tocas de la misma manera a Rivan o a Bazun?》

—¡Por las diosas, no! ¡Ni pensarlo! —la sola idea de tocar a su guardia o capitán con la misma intimidad le revolvió el estómago—. ¡Jamás!

El campeón sonrió entonces, pero había algo peligroso en esa sonrisa. Se acercó con pasos felinos, sosteniéndole la mirada como un depredador que ha encontrado a su presa.

《¿Entonces...?》 Se detuvo tan cerca que el mayor podía sentir el calor radiando de su piel. 《¿Por qué solo conmigo? ¿Por qué solo me tocas a mí?》

Sidon se sintió hipnotizado por esos ojos azules que parecían ver directamente en su alma. Por un momento, toda su inseguridad, todo su miedo, toda su necesidad desesperada de ser especial para alguien tan extraordinario amenazó con desbordarse en palabras.

Él quería decirle que lo amaba. Que cada día sin él se sentía vacío. Que estar atado a este dominio era soportable solo porque sabía que Link regresaría. Que la amistad le sabía a migajas cuando lo que realmente quería era devorar cada momento, cada sonrisa, cada gesto de Link para sí mismo.

Apretó los puños, reuniendo el coraje que había heredado de generaciones de reyes zora.

—Link —dijo con toda la firmeza que pudo reunir—, yo...

—¡Príncipe Sidon! — Pero sus palabras se quedaron en el aire cuando Rivan llegó gritando — Su padre quiere verlo. Dice que es urgente.

— ¿Urgente? Pero-

Volteó a ver al rubio, cuyos ojos azules aún brillaban con la intensidad del momento interrumpido. Podía ver cuánto quería continuar esa conversación, cuánto necesitaba una respuesta real.

Link, más que nadie, sabía lo que era el deber. Con un suspiro que sonó casi... ¿decepcionado?, asintió lentamente.

—Continuaremos después, Link. Gracias —murmuró, siguiendo a su guardia con pasos pesados.

Pero mientras se alejaba, no pudo evitar mirar hacia atrás una vez más. Link permanecía inmóvil entre la hierba alta, observándolo partir, y en su postura había algo que hizo que el corazón de Sidon se encogiera.

"¿Y si cuando regrese ya no esté aquí?" El pensamiento lo golpeó como un rayo. "¿Y si decide que no vale la pena esperar por un príncipe que ni siquiera puede terminar una conversación sin ser interrumpido por sus deberes?"

La distancia entre ellos se hizo más grande con cada paso, y Sidon se preguntó si no estaba perdiendo la única oportunidad real que tendría de ser honesto con Link sobre sus sentimientos.

***

Se podía cortar con un cuchillo la tensión en la sala del trono de su padre, incluso la iluminación parecía más lúgubre de lo habitual. El príncipe se presentó delante de su padre, mirando a todos lados buscando la razón por la cual estaba ahí. El único zora, adicional a su padre y el que se encontraba ahí era Muzun, mirándolo con una expresión desaprobadora.

—Padre, he venido como lo ordenaste— Escuchó a su padre hacer un sonido de desaprobación con la garganta — ¿Está todo bien?

Pasaron largos minutos en donde el rey Dorphan miró intensamente los ojos dorados de su hijo, quien, sin culpabilidad alguna en su alma lo miraba sin entender del todo la situación. El rey no era estúpido, en aquel palacio de piedras preciosas los chismes corrían rápido, y el coqueteo constante entre el heredero al trono y el héroe de la profecía había sido un chisme jugoso durante los últimos meses. Sin embargo había información que el rey no podía pasar por alto.

— Hijo mío — Dijo el rey con la voz más calmada del reino — Ya eres un adulto, por lo que voy a hablar contigo como tal. Estás actuando de forma imprudente, ¿Como es que se te ocurrió cancelar tu matrimonio con la princesa del mar del norte? ¿En que estabas pensando?

Ah, así que se trataba de eso. Sidon había recibido la respuesta de la región norte hacía unos días, pensó que quemando la carta la información moriría ahí, pero al final del día la carta pasó por varios filtros antes de llegar a sus manos, era normal suponer que uno de esos filtros era el mismísimo Muzun.

—En que no pienso casarme con alguien que no ame, padre. Tu más que nadie deberías entenderlo.

El rey suspiró y Sidon por primera vez se sintió en control. El rey había perdido muchísimo. No se iba a permitir perderlo a él también y evidentemente se aprovecharía de eso. Los ojos del rey miraron a los de su vástago con dulzura, tratando de ser razonable.

—Eso lo entiendo, jamás planee permitir que te desposes con alguien que no sea de tu gusto o que no sea capaz de ganar tu corazón, pero, Muzun ¿Podrías ilustrarnos cuando fue la última vez que Sidon tuvo contacto con la princesa Yona?

—Si, su majestad.— Habló Muzun poniendo su mano en el pecho — Hace aproximadamente 105 años.

— Poco más de un siglo ¿Eh? — Dijo el rey con una sonrisa en los labios — Hijo mío, si bien no estás enamorado de la princesa Yona, también debes ser consciente que es por el poco contacto que ustedes han tenido, llevan más de un siglo sin conexión, quizá si te permitieras a ti mismo tener algo más de contacto con la princesa podrías enamorarte de ella como es debido.

—Padre, no me mal entiendas, amo a Yona — Agregó dando unos pasos al frente — Pero no la amo como a una mujer, la amo como amaba a mi difunta hermana. Jamás podría verla de esa manera, no puedes pedirme algo que es imposible padre, cuando era más joven lo veía factible, pero entre más pasaba el tiempo menos me agradaba la idea. La idea me resulta incluso perversa considerando que nuestra convivencia nunca fue de prometidos, si no de hermanos.

Escuchó a Muzun murmurar algo, pero no entendió bien, sin embargo, pareció que su padre sí. Los ojos del rey chispearon de repente.

—Hijo mío ¿Esto tiene algo que ver con el campeón Hyliano? ¿Tu decisión tuvo algo que ver con los sentimientos que al parecer albergas por el?

Sidon sintió que un balde de agua fría le caía encima, su cuerpo entero se estremeció ante las palabras de su padre. No era sorpresa que su padre supiera de sus sentimientos por Link, en realidad jamás pensó en ocultarlo, aun así resultó más incómodo de lo que pensó que sería.

—I-Independientemente de eso padre… — Se aclaró la garganta — La decisión está tomada, pienso tomar la responsabilidad ante la ruptura de mi compromiso.

—La responsabilidad aún no es tuya hijo mío, yo sigo siendo el rey.

— Aun así padre-

— Me habría gustado que consultaras esta decisión conmigo antes. Jamás te obligaría a hacer algo que no quieras, habría entendido esta situación si me la hubieras expuesto antes de actuar tan impulsivamente y por tu cuenta. — Sidon no pudo responder, en efecto había tomado esa decisión en un arranque, sin embargo no se arrepentía, pero él tenía razón, él era el rey, cualquier cosa que él como príncipe hiciera recaía totalmente sobre los hombros de su padre. Miro los ojos del zora que le dio la vida, en sus ojos se veía reflejado un profundo dolor, como si tuviera el corazón roto. — Puedes retirarte.

— Padre… yo…

—He dicho: puedes retirarte.

Sidón bajo la cabeza. Había herido a su padre, le había roto el corazón insinuando una desconfianza que no existía. Quizá había pecado de imprudente, pero sabía que debía hablar con él de ello ya que las aguas se calmaran.

Hizo una reverencia, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, cabizbajo, sus pasos se dirigieron hacia las escaleras, cuando escuchó los torpes pasos de Muzun dirigirse hacia él a toda velocidad.

— ¿Es verdad…? — Dijo el hombre, jadeando por haber corrido tras él. — ¿Es verdad lo de la bioluminiscencia?

Sidón se sintió palidecer. No iba a mentir. No iba a mentirse a sí mismo, porque sería negar lo que sentía por Link, y lo que quería conseguir de eso.

— Si — Sentencio, y escucho algunos gemidos a su alrededor, Muzun sintió como si el mundo se cayera bajo sus pies.

— Pero… es un… Hyliano — Muzun pareció retroceder — Alteza, ¿Está seguro que…?

— Completamente. — Sentenció, continuando su camino hacia sus aposentos privados. Muzun no lo siguió. Solo se quedó ahí, viendo a ese renacuajo que él mismo había criado irse, con una determinación que, para su desgracia, él mismo había alimentado en su crianza.

***

La ciudadela Gerudo se alzaba majestuosa bajo el sol abrasador del desierto, sus muros de piedra arenisca brillaban como oro fundido contra el cielo despejado. Las torres esbeltas se elevaban hacia las nubes, adornadas con telas de seda que ondulaban suavemente en la brisa cálida, creando un espectáculo de colores vibrantes: rojos carmesí, naranjas intensos y dorados resplandecientes. Los jardines interiores, alimentados por el manantial sagrado, ofrecían un oasis de verdor donde palmeras datileras y flores exóticas perfumaban el aire con su dulce aroma.

Esas hermosas construcciones que dependían de un manantial, esa belleza sofisticada que sólo tenían las mujeres lo envolvía como una nube de fragilidad y dulzura. Y Link la amaba. Poco tenía que ver con que amara las joyas que ahí vendían, que Avoor tuviera una selección de flechas mas rica que cualquier otro comerciante. No. Lo que verdaderamente amaba Link, era que sentía que por primera vez tenía una amiga.

—¿Entonces qué dijo exactamente el príncipe? —preguntó Riju desde su trono, su voz sonaba cargada de autoridad a pesar de su juventud. Su cabello rojo como las llamas del desierto enmarcaba un rostro que intentaba parecer maduro con maquillaje cuidadosamente aplicado, pero sus ojos verdes brillaban con la curiosidad propia de una adolescente. A su lado, Andine se mantenía erguida como una estatua, aunque Link notó cómo sus nudillos se tensaban ligeramente sobre la empuñadura de su cimitarra.

Link dejó el pedazo de sandía sobre el plato dorado y suspiró antes de responder con gestos fluidos y expresivos.

《No logramos terminar la conversación porque el rey lo llamó 》 el rubio era nuevo en eso del coqueteo, pero su historia de amor se había hecho famosa en la ciudadela Gerudo, pues todas amaban con locura la idea de que la “vai” pequeña, flacucha y rubia tuviera un romance con alguien de la realeza. 《Pero me pregunto si beso a todos mis amigos, le dije que no, por supuesto…》

—¡¿Qué te dijo que?! — Gritaron Andine y Riju, al mismo tiempo, después solo continuo la menor — ¡¿Cómo se atrevió a preguntarte algo así?! ¡Andine, dime que escuché mal!

—No escuchaste mal, mi señora. El maldito príncipe zora acaba de insinuar que nuestra pequeña Link es... es...

《¿Qué hay de malo con eso?》

—¡Link! ¡El príncipe Sidon piensa que eres una cualquiera! — Riju parecía en extremo molesta — ¡¿No entiendes la gravedad de lo que insinuó?! ¡Se atrevió a sugerir que te comportas como una cortesana barata!

《¿No significa solo que está celoso? Nasha dijo que puedo jugar con eso y -》

—¡¡Link!! —gritaron ambas Gerudo al unísono.

Andine comenzó a caminar de un lado a otro como una leona enjaulada, y sus pasos resonaron con furia en el mármol pulido.

—¡Por las siete arenas sagradas! ¡Link, ese no es un comentario de celos normales! ¡Ese... ese pez presumido está cuestionando tu honor!

《¿Mi honor?》 Link parpadeó confundido.

Riju se levantó de su trono, temblando de indignación.

—¡Link, escúchame bien! Cuando un Voe le pregunta a alguien si "besa a todos sus amigos", lo que realmente está preguntando es si eres promiscua, si te acuestas con cualquiera que tenga un título o poder político.

Los ojos azules del guerrero se abrieron con horror mientras el significado real de las palabras de Sidon comenzaba a asentarse.

—¡Exacto! —Andine se detuvo frente a él, con sus manos en las caderas—. ¡Ese idiota acuático está insinuando que eres una cazafortunas que usa su cuerpo para escalar socialmente! ¡Como si nuestro héroe, el maldito salvador de Hyrule, necesitara prostituirse para conseguir atención real!

—Es más que una ofensa —continuó Riju, su voz temblaba de rabia—. ¡Es una humillación calculada! ¡Está cuestionando si tus sentimientos hacia él son genuinos o si simplemente estás jugando con él por conveniencia! ¡Es más! ¡El idiota debe estar cuestionando si no te acuestas conmigo también!

Link palideció completamente. Sus manos temblaron mientras procesaba la verdadera magnitud del insulto.

《¿Por qué... por qué creería algo así de mí?》

—¡Porque es un idiota! — Chilló la niña — ¡Debes dejarle en claro que no eres, bajo ninguna circunstancia, una cualquiera que se acuesta con cualquier persona con una corona!

Riju continuó hablando, gritando sobre cuán indignada estaba y cuán irrespetuoso había sido Sidon por llegar a esa suposición.

La realidad es que Link ya no escucho más allá de eso. Estaba molesto. Si bien, no estaba en contra del sexo casual, que Sidon insinuara que se acostaba con cualquier monarca que veía le producía un nudo en el estómago que pocas veces había sentido.

El no era así, le gustaba el príncipe, pero no por la corona en su cabeza, y le ofendió muchísimo el hecho de que pensara así de él. Se obligó a culparse un poco, quizá había parecido muy fácil en su intento de dejar en claro sus intenciones. Quizá si hubiera parecido una cualquiera.

Pero ya no más.

Las próximas semanas fueron un infierno para el guerrero. Cada vez que cerraba los ojos veía la expresión incómoda de Sidon, escuchaba esa pregunta maldita repitiéndose una y otra vez. Se había concentrado en sus misiones, evitando el Dominio Zora como si fuera un lugar maldito. Después de todo, con Vah Ruta apaciguada, ya no lo necesitaban, ¿verdad?

Pero las Diosas tenían otros planes. Su infiltración al clan Yiga requería ingredientes específicos, y el Dominio Zora tenía las mejores flechas bomba de todo Hyrule. Se maldijo internamente mientras se transportaba silenciosamente al santuario de Kiddha, con el objetivo de no usar el santuario de Ihloma, pues el sonido de este siempre alertaba a Sidon.

—¡Mi señor Link! — Grito Orphel, al verlo caer con la paravela (Link estaba bastante feliz, sin este método jamás habría encontrado al kolog en la cima del palacio). — ¡¿Cómo ha estado?! ¡El príncipe Sidon estará muy contento de que usted-?!

《No quiero hablar con él》Sentenció 《Por favor, no le informe de mi presencia》

—¡¿Y-Y eso porque?! — Pregunto con nerviosismo, con sus escamas temblando de anticipación.

Link dio un golpe en el suelo, y su bota resonó como un trueno.

《Por qué tu príncipe piensa que soy una cualquiera, y no hablo con personas que piensan que me acuesto con todos los monarcas de Hyrule》

El guerrero escuchó varios jadeos a su alrededor. Pero poco le importó. Se dirigió a la tienda, pagó, y se transportó antes siquiera de tomar el cambio.

Link podía decir que estaba enojado, sin embargo resulto que canalizar su enojo para destrozar a cada imbécil que se le acercaba perteneciente al clan Yiga mientras buscaba el estúpido casco del trueno era muy gratificante. El rostro de aquel tiburón subdesarrollado se le venía a la mente con esa estúpida mueca de incomodidad que puso al preguntarle básicamente si era una ramera.

Al principio no lo pensó mucho, pero luego de mencionarlo en la clase de coqueteo con Nasha, en busca de una segunda opinión, se dio cuenta de cuán grave había sido aquella conversación. Sidon pensaba que era un fácil, que se metía con cualquiera mientras tuviera una corona en la cabeza.

Los días se convirtieron prontamente en semanas y el soldado no se sentía con ganas de ir al dominio zora, pero debía ir por las malditas flechas bomba que jamás iban mal, la idea de llegar nuevamente a pie, desde el santuario de Kiddha para evitar hacer ruido y que de esa manera el maldito príncipe no se diera cuenta de su presencia le resultó antojable. Pero no podía hacer eso. Debía ser valiente.

El sonido del santuario no pasó indiferente al príncipe. Quien rápidamente se dirigió al resintió del santuario, Aquello resultó hasta cómico para el resto de los habitantes del palacio, quienes vieron a su príncipe correr a toda velocidad hacia el santuario mientras el campeón Hyliano salía de este tan rápido como podía yendo directo a la tienda, los ojos de varios curiosos del pueblo se abrieron viendo como Link extendía la tableta Sheikah en sus manos dispuesto a transportarse a cualquier otro lugar cuando las flechas le fueron entregadas, un suspiro colectivo se presento cuando el príncipe tomo su mano, evitando que pudiera presionar los botones.

—¡Espera! — Grito, sujetándolo con fuerza. — Tu y yo tenemos que hablar — Ordenó el príncipe, y los ojos azules resplandecieron de furia. Jalo su mano con violencia haciendo que las garras del zora rasgaran su piel mientras lo soltaba.

En segundos, las escaleras se llenaron de Zoras "discretamente" curiosos: sirvientes que de repente necesitaban limpiar los mismos escalones cinco veces, guardias que encontraron las columnas cercanas fascinantes, comerciantes que dejaron sus puestos para "estirar las piernas", y hasta los ancianos del consejo que "casualmente" necesitaban aire fresco en los balcones superiores.

《Tu y yo no tenemos nada de qué hablar》

—Link, lamento profundamente lo que dije en nuestra última conversación —se apresuró a decir—. Entiendo perfectamente que estés molesto.

Link ladeo la cabeza y alzó las cejas con sarcasmo, una expresión que claramente decía "¿en serio eso es todo?", sus brazos se cruzaron a la altura de su pecho, fue en ese momento que Sidon fue consiente de como lucia, la ropa del guerrero era por demás reveladora, su cintura quedaba perfectamente al descubierto, sus pantalones acentuaban sus caderas y las transparencias en sus brazos y su rostro le daba la imagen de cualquiera de las princesas Gerudo de las historias antiguas.

Pero no era momento de admirar su belleza, no cuando se sentía el mayor idiota de todo Lanayru.

Todos sabían la historia. Los rumores se habían extendido como las ondas en el agua: el príncipe había insultado gravemente al héroe sugiriendo que era promiscuo, Link se había ido enfurecido, y desde entonces Sidon había estado completamente insoportable. El príncipe nadaba furiosamente por las cascadas, suspiraba dramáticamente durante las reuniones oficiales, y miraba hacia el santuario cada treinta segundos como un cachorro abandonado.

Poco era decir que aquello se había convertido en el mejor espectáculo en el dominio desde que el rey Dorphan comenzó el ritual de cortejo con su difunta esposa.

《No planeo hablar con alguien que me considera una ramera》

Los jadeos colectivos fueron audibles esta vez. Varias Zora se taparon la boca con horror.

—¡N-No fue lo que dije! —protestó Sidon, desesperado.

《Lo diste a entender. Pensaste que dejaba que cualquiera me tocara como tú lo haces.》

El silencio que siguió fue sepulcral. Ambos fueron dolorosamente conscientes de las docenas de miradas clavadas en ellos. En los balcones superiores, las Zora se inclinaban peligrosamente tratando de escuchar mejor. Los vendedores habían abandonado completamente cualquier pretensión de trabajar.

—¡Oh por Nayru! —murmuró alguien desde arriba— ¡¿El príncipe realmente le dijo eso?!

—¡Qué escándalo!

—¡Pobre Link!

Link chasqueó la lengua con irritación y volvió a dirigir su mano a la tableta, pero Sidon, acostumbrado a que sus súbditos obedecieran sin cuestionar, lo sujetó nuevamente con fuerza.

—Necesitamos privacidad para esta conversación —declaró.

Sin esperar respuesta, levantó a Link en sus brazos al estilo princesa, ignorando completamente cómo el rubio comenzó a patear el aire indignado. Los "ooohs" y "aaahs" de los espectadores resonaron por todo el palacio mientras Sidon se dirigía a toda velocidad hacia los pasillos interiores, llevándose a su amigo, que consideraba seriamente sacar una espada eléctrica y freír al maldito tiburón presumido.

Una vez en un pasillo más privado (aunque el hyliano notó varias cabezas asomándose discretamente desde las esquinas), el mayor lo depositó suavemente en el suelo. Sus ojos dorados se movían nerviosamente, verificando que no hubiera demasiados curiosos cerca.

—Escucha, lamento muchísimo lo que dije —comenzó, con su voz real entrenada resonando incluso en un susurro—. De verdad no me di cuenta de que te estaba ofendiendo.

《Me di cuenta》

—¡Por favor no seas tan cortante conmigo! ¡Estoy tratando de disculparme! —Sidon parecía al borde de un colapso nervioso.

Link suspiró, derrotado por un momento. 《Me ofendiste muchísimo, Sidon. Más de lo que puedas imaginar.》

—Lo sé, y me odio por ello. Pero te juro por las corrientes sagradas que no fue mi intención...

El campeón soltó una carcajada amarga que hizo que Sidon se encogiera.

《¿Entonces cuál fue tu intención? ¿Ilumíneme, Su Alteza Real.》

La formalidad sarcástica en el gesto de Link fue como una bofetada. Sidon tragó saliva, sabiendo que esta era su única oportunidad de arreglar las cosas.

—Yo... —desvió la mirada con sus aletas temblando ligeramente— tuve miedo. Un miedo terrible y egoísta que me hizo decir algo imperdonable.

Link cruzó los brazos, esperando.

El zora respiró profundamente y cuando volvió a hablar, su voz llevaba toda la elocuencia y dignidad que le habían enseñado desde la infancia:

—Link, desde que llegaste a mi vida, cada amanecer tiene un color diferente. Cuando escucho el sonido del santuario, mi corazón se acelera como si fuera la primera vez. Tus sonrisas silenciosas valen más para mí que todos los tesoros de Hyrule, y la forma en que tus ojos se iluminan cuando me ves... —su voz se quebró ligeramente— es lo más hermoso que he visto en mis ciento veintidós años de vida.

《Sidon...》Ah, aquello había sido un golpe bajo, las mejillas del rubio se calentaron y más que nunca agradeció aquella tela sobre su cara, su corazón se sentía explotar mientras veía al príncipe con la cara totalmente azul de la vergüenza y sin poder mirarlo a los ojos. Aquello estaba mal. Aquello estaba terriblemente mal, él era un sirviente, no debería ser algo tan especial para alguien con el poder que tenía Sidon. Aquello debía terminarse.

Pero pensarlo era más fácil que hacerlo, sus piernas temblaron mirando a aquel enorme príncipe que le encantaba, deseando tranquilizar el torbellino de emociones que surcaban su corazón comenzó a mover sus manos.

—¡No, déjame terminar! —sus ojos dorados brillaban con lágrimas no derramadas— Como príncipe, he crecido rodeado de aduladores, de personas que buscan mi favor, mi título, mi influencia. Y cuando comenzamos esto... lo nuestro... tuve una crisis de pánico pensando que quizás para ti yo era solo otro noble más en tu larga lista de conquistas políticas.

El rubio parpadeó, sorprendido por la vulnerabilidad cruda en la voz del príncipe. “¿Conquistas políticas? ¿Yo?” pensó.

—La pregunta que te hice fue cruel, fue estúpida, y fue el miedo hablando por mí. No porque piense mal de ti, sino porque no podía creer que alguien tan extraordinario, tan valiente, tan puro de corazón, pudiera querer estar conmigo cuando… cuando cualquier otro monarca puede ofrecerte más de lo que yo puedo en estos momentos.

El silencio se extendió entre ellos. A lo lejos, Link podía escuchar los susurros ahogados de los Zora tratando de espiar y este sonido solo era eclipsado por el sonido de su corazón, latiendo como si estuviera a punto de tener un infarto.

—Pero eso no justifica haberte lastimado —continuó el príncipe, y su voz real ahora temblaba— No justifica que te haya faltado al respeto de esa manera. Eres el héroe de Hyrule, Link. Has sacrificado todo por este reino, has puesto tu vida en riesgo una y otra vez, y yo... yo te traté como si fueras cualquier cortesana buscando favores reales.

Sidon se dejó caer de rodillas frente a Link, una imagen impactante: el imponente príncipe Zora, heredero del trono, arrodillado frente al pequeño Hyliano. Y el espadachín sintió que podía gritar, desmayarse, despertar y volver a desmayarse ¡Aquello lucia como una propuesta de matrimonio! ¡Oh por las tres Diosas en los cielos! ¡¿Por qué carajos se sentía tan feliz?!

—Te ruego que me perdones. Porque lo que siento por ti... —su voz se hizo apenas un susurro— es tan intenso, tan abrumador, que me aterra pensar que no es correspondido.

Los ojos de Link se llenaron de lágrimas. Pudo sentir el peso de docenas de miradas desde las esquinas, pero en ese momento no le importó. En ese momento, no podía pensar en nada más que en esos ojos dorados, mirándolo con dulzura.

Aquello había sido una confesión de amor en toda regla. Y él no podía aceptarla, porque Link sabía que no se pertenecía a sí mismo. Era el sirviente de Zelda. Le pertenecía en cuerpo y alma a ella. Debía rechazarlo. Debía decirle que no era correspondido. Que buscara a alguien de su posición o al menos de su raza.

Pero no quería hacerlo. No quería rechazar al príncipe, así que, decidió ser lo más ambiguo posible, mientras pudiera, al menos.

《¿De verdad pensaste que yo...?》

—Pensé que era demasiado bueno para ser verdad —admitió Sidon— Pensé que alguien como tú nunca podría querer a alguien como yo teniendo tantas opciones mejores.

El hyliano se acercó y puso sus pequeñas manos en las mejillas escamosas de su amigo, obligándolo a mirarlo a los ojos.

《Para mi también es especial… yo… jamás he hecho este tipo de cosas con nadie más que contigo 》”Creo” pensó para sí mismo, recientemente había recordado ciertas cosas sobre sí mismo y se atrevía a decir que aún le quedaban muchísimas cosas que recordar de lo que sea que haya hecho hacía 100 años.

Los ojos dorados de Sidon se abrieron como platos, y el rubio pudo ver esperanza real brillando en ellos.

—¿De verdad? —susurró, como si fuera demasiado frágil para decirlo más alto.

《De verdad, tiburón tonto.》

—¡Link! —gritó, haciendo que el rubio saltara— ¡¿Puedo abrazarte?! ¡Por favor!

El corazón del menor se derritió por completo. A pesar de todo el dolor, toda la angustia, definitivamente quería ese abrazo. Extendió los brazos hacia el príncipe, que sonrió con todos sus dientes afilados y lo envolvió cuidadosamente en sus brazos, como si fuera el tesoro más preciado del reino.

Los "awwws" colectivos de los Zora espía fueron audibles desde todos los rincones del pasillo, pero ninguno de los dos les prestó atención. Estaban demasiado ocupados sintiendo el calor del otro, tratando de memorizarlo.

***

Un chillido emocionado surco el cielo nocturno de la ciudadela Gerudo, la matriarca chillaba abrazando su morsa del desierto mientras se revolcaba de un lado a otro en su cama. Andine la miraba sonriendo con las mejillas igualmente sonrojadas. No dejaba de ser una mujer, el romance ajeno siempre resultaba emocionante.

—¡¿Y qué pasó después?! — Preguntó la matriarca mordiendo sus labios — ¿Ya son pareja? ¿Te propuso iniciar el cortejo?

Las mejillas del Hyliano ardieron 《No, nada de eso, luego de abrazarnos fuimos a ponernos al día del tiempo que no fui al dominio, le mostré las fotos que saque del desierto y esas cosas》

—¡¿Cómo que “Y esas cosas”?! ¡Debes ser más seductor!

—¡Matriarca! — Hablo Andine — ¡Es usted muy joven para hablar de esas cosas!

—Eso fue lo que leí, déjame aconsejarlo.

《Agradezco los consejos de verdad, pero creo que no vamos a ser pareja, después de todo soy un sirviente, Sidon debe casarse con una princesa》

La matriarca pareció pensar algo —Tengo entendido que no hay una ley al respecto, quizá el único impedimento sea que sigues unido a Zelda.

《Pertenezco a la familia real de Hyrule, legalmente y según el juramento que hice le pertenezco a Zelda, por lo que no puedo tener una relación sin su autorización 》

—Eso es verdad — Dijo Riju — Sin embargo La familia real de Hyrule fue erradicada hace 100 años, Zelda es la única que puede o no estar viva. Es la princesa de Schrödinger en este momento, hasta que no confirmemos que está viva o muerta tú le perteneces al 100%

—Son leyes antiguas que quedaron en desuso — Hablo Andine con dolor, Link no entendía porque ambas mujeres hablaban con tanta lastima respecto a ese tema.

—No quedaron en desuso porque la familia real lo haya dicho así, quedaron en desuso porque el resto de los monarcas no creemos en la esclavitud, si ellos siguieran en el poder habrían hecho todo lo posible porque esas leyes siguieran vigentes, te recuerdo que a la mismísima Urbosa la princesa de Hyrule le regaló 100 esclavas cuando encontraron a la bestia divina en esas excavaciones.

Link apretó los labios 《¿Que fue de esas esclavas?》

—Urbosa los liberó, fueron ciudadanas Gerudo a partir de ahí, pero al casarse tuvieron que dejar la ciudadela porque ellas sí daban a luz a varones, varones Hylianos. — La matriarca miró a Link con una mirada que el rubio no fue capaz de interpretar — Como ves, tu hermosa princesa no era tan buena como tú pensabas.

Fue entonces cuando Link lo entendió, Riju no era especialmente fan de Zelda, más bien, parecía repudiar a la familia real de Hyrule. Sin embargo esa mujer seguía siendo su dueña, insultarla a ella correspondía a insultarlo a el.

《Hacia lo que podía con las herramientas que tenía》

—Un monarca que usa a su propio pueblo como herramienta es indigno de gobernar. — el mayor chasqueó la lengua — Entiendo que esta sea tu normalidad Link, pero tú debes admitir que la familia real de Hyrule era verdaderamente despreciable.

El campeón miró al suelo por algunos minutos, hasta que sus ojos se encontraron nuevamente con los de la matriarca.

《Soy el sirviente de Zelda, no estoy en facultades de juzgar la manera de gobernar de su padre, ni las decisiones de ella》Riju sintió que la conversación había tomado un rumbo que ninguno de los dos quería, trato de decir algo, pero Link se apresuró a hablar《Mañana me dirigiré a la bestia Divina, ¿Vas a ayudarme?》

La niña bajó la mirada con tristeza — Si, ahí estaré.

 

 

Notes:

¡Que capítulo tan intenso! ¡Y es que para mi no tiene ningún sentido que sea Link el inseguro! Siempre me ponen que es Link el morrito emo que siente que no merece nada ¡Y ni madres! Link sabe perfectamente que es un buen partido, pero lo que lo detiene es que legalmente no puede comenzar una relación, pues le pertenece a Zelda ¡Es Sidon el que le da inseguridad el no tener nada que ofrecer a Link! Realmente Link no es del tipo de personas que ocupen una pareja, el wey literal empieza de 0 el juego y termina con un montón de diamantes jajajajajjaa así que quería explorar esto aquí.

Y no se preocupen ¡Ya casi se hacen pareja estos dos! Porque como podemos ver, Link si es consciente que no puede comenzar una relación como el quisiera, pero ya vimos que se pasa muchas cosas por el arco del triunfo jajajaja.

¡Espero que les este gustando!

Próximo capítulo: 01 de septiembre.

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 7: Capítulo 6: Zafiro.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 6: Zafiro.

Cuando la bestia divina Vah Naboris comenzó a moverse Riju pensó que podía llorar, tapo su boca con ambas manos mirándola rugir en todo su esplendor dirigiéndose a la posición que, según las leyendas que le contaban cuando era más pequeña, debía haber tenido desde hace mucho tiempo. Cuando por fin lanzó un rayo rojo dirigido al castillo de Hyrule no pudo evitar emocionarse hasta el punto de las lágrimas viendo a sus Gerudo alzar las armas y gritar emocionadas llenas de júbilo y alivio, casi desgarrándose la garganta de la emoción.

Los segundos pasaron y la figura de Link comenzó a materializarse, sintiendo que temblaba bajo corriendo las escaleras y se lanzó a su cuello aun temblando. El guerrero se tenso al principio, pero terminó por tomar a la chica por la cintura apretándola contra su cuerpo con cariño.

—Gracias por todo Link— Dijo Riju con lágrimas en los ojos mientras se abrazaba al campeón — El pueblo Gerudo estará siempre en deuda contigo. Link, como matriarca de las Gerudo te concederé todo lo que me pidas.

El rubio asintió, a decir verdad, no quería nada, no merecía nada, ni siquiera las gracias, sólo estaba cumpliendo su deber. Separó a Riju y secó sus lágrimas con los dedos.

《No necesito nada 》 sonrió 《más que tu amistad》

La niña lanzó una fuerte carcajada.

—No fuera yo el príncipe Zora porque me pides casarme contigo.

Link retrocedió cubriendo su rostro avergonzado ante la risa de Riju y su guardia.

《Pensándolo bien, si quiero algo; quiero que olviden que les conté eso》

— ¡Petición denegada! — Dijo la matriarca y el guerrero pensó que quizá no habría sido buena idea contarle aquello.

La fiesta que dio Riju fue gloriosa, las Gerudo danzaban en bailes violentos con sus armas como si fueran un accesorio más, lanzándolas al aire o dejándolas caer y saltando para esquivarlas, las espadas volaban por los aires y eran atrapadas en medio de aquellas danzas que a veces parecían más bien combates con música. Link pensó que era totalmente diferente a los zora.

Si hubo algo que no le gusto tanto era que la gastronomía Gerudo incluye demasiada fruta, incluso en la carne, si bien, no era del todo desagradable no era algo a lo que pudiera acostumbrarse.

En algún punto de la noche Link se canso de la música estridente, el alcohol con olores más dulces que un perfume y las mujeres gritando con fuerza y fue a dar a los techos de la ciudadela, recostándose en el canal de agua que mantenía la temperatura estable mientras miraba al cielo, escuchar el sonido del festejo como si fuera algo lejano le relajaba y poco a poco fue cerrando sus ojos.

— Es curioso como el agua te llama— Hablo la matriarca desde arriba obligando al campeón a abrir los ojos.

Link vio cómo la niña se quitaba las sandalias y se sentaba al borde mojándose los pies con el agua del canal.

— ¿Pensabas en tu tiburón?

《No es mi tiburón》repuso avergonzado.

—¡Oh por favor! En cuanto aplacaste la ira de Vah Naboris querías salir corriendo a sus brazos, de no ser porque te pido que te quedes te habrías ido con él.

El espadachín se rió sonoramente, sabía que Riju tenía razón.

La chica lo miro hasta que dejó de reír, la risa de ese hombre era hermosa y aquello despertó su curiosidad, se escuchaba como una risa normal pero forzada, la curiosidad la invadió, sabía que de estar ahí su guardia no se atrevería a semejante acto de imprudencia, pero ahora estaba sola con el campeón.

— Link, tengo curiosidad— Hablo dulcemente— ¿Por qué no hablas? Por lo que veo puedes reír bien.

El mencionado suspiro, de hecho, era algo que recordó llegando con el clan Yiga. Definitivamente no era algo de lo que quisiera hablar, pero no podía negarse a los deseos de la matriarca, miro al firmamento con un suspiro, como intentando concentrarse en las estrellas mientras hablaba.

《Cuando mis padres me entregaron al cuartel de soldados de Hyrule… me hicieron una modificación》 Riju frunció el ceño 《 ellos cortaron algunas de mis cuerdas vocales》

La pelirroja se levantó aterrada, casi como un reflejo, al sentir un escalofrío recorrer su cuerpo.

Mutilación. Sabía que en aquel entonces, en una época que ella consideraba troglodita, a los soldados de la familia real se le realizaba alguna clase de mutilación. A veces olvidaba que Link nació, creció y vivió en aquella época troglodita que consideraba tan ajena a ella y a su reinado.

—¡¿Qué? ¡¿Pero por qué te hicieron eso?!

Riju sentía que temblaba, pero Link se miraba tan tranquilo.

《Por quién soy. Cuando se dieron cuenta de que era el salvador de la profecía me hicieron esto》

—No lo entiendo.

Y era verdad, la matriarca se imaginaba lo imponente que sería Link dirigiendo un ejército, dando órdenes a diestra y siniestra a sus tropas, gritando comandos de guerra e instrucciones. No entendía porque le quitarían la voz a un soldado tan hábil como Link.

《Es un símbolo 》 Link se incorporó tocando su garganta 《 un recordatorio de que no tengo ni voz ni voto, que solo soy un sirviente al servicio de la princesa Zelda. 》

Riju pateó el suelo con furia y las gotas de agua mojaron un poco a Link, pero él no se quejó. Nunca se quejaba.

— ¡¿Me estás diciendo que esa estúpida de Zelda permitió que te hicieran esto?! ¡¿No se le ocurrió en ningún momento detener esa barbarie?!

《Tranquila 》 Link se sentó al estilo indio y le hizo un ademán para que respire《Eso fue cuando yo tenía 7 años, ella era demasiado joven para dar una orden y ni siquiera nos conocíamos. Nos conocimos a los 15 años, muchísimo tiempo después》

Riju pensó que todo aquello era una injusticia , si había alguien que merecía hablar era el campeón Hyliano.

Esa noche Riyu lloró por Link, lloró por la injusticia, lloró por como lo mutilaron únicamente para dejarle claro su lugar. Y el guerrero tuvo un Flashback mientras la abrazaba. El estaba sentado en la sombra de un árbol con las piernas abiertas y entre ellas Zelda lo abrazaba sentada, llorando desconsolada sobre su pecho mientras gritaba “perdón, perdón, te juro que de haberlo sabido…” pensó que de conocerse, la gerudo y Zelda compartirían muchísimos valores e ideales.

Miro al cielo, mientras abrazaba a la pequeña matriarca contra su pecho. Ojalá algún día ellas dos pudieran conocerse.

***

A la mañana siguiente Riju se levantó lo más temprano que pudo, necesitaba ver a su amigo y despedirse adecuadamente, después de todo era su salvador.

Por poco y no llega a la posada pues Link ya tenía la tableta Sheikah en sus manos dispuesto a teletransportarse.

— Link— gritó al verlo, el espadachín volteo y la saludo — ¡Por poco y no llego! ¡Ya te ibas! ¡y sin despedirte!

El rubio rió avergonzado y luego corrió hacia ella.

《No es una despedida, regresare》

—¡No, si tu tiburón te come primero!

La risa de del campeón resonó con fuerza.

《No creo, él es puro de corazón》

—¡Por Hylia Link! — dijo ella — Ya activaste su bioluminiscencia ¡La tienes muy fácil a partir de aquí!

《No se de que hablas》

—No seas modesto , es cuestión de tiempo para que empiece a cortejarte, debes estar preparado, durante siglos el cortejo zora ha sido tema de debate en todas las demás razas, ellos lo mantienen como…

《Hablo en serio》 Dijo mirándola interrogante 《No se a que te refieres》

La matriarca ladeo la expresión.

—Bioluminiscencia… cuando él brilla… así se llama

Link hizo una expresión, como si dijera “Eso ya lo sabía” y a la gerudo le pareció adorable.

—¿Link, sabes que significa la bioluminiscencia en un zora?

El mencionado se sonrojo, desviando ligeramente la mirada《¿Qué está excitado?》

Y esta vez fue Riju quien rió sonoramente.

—¡Por las diosas! ¡No! — Parecía que la risa de la niña no fuera a parar — ¡¿Acaso no aprendiste nada en la escuela?!

《No, realmente no》 la risa de la matriarca se detuvo lentamente 《Por mi posición no tuve una buena educación, solo leer y escribir para recibir información en el frente, soy un soldado, solo la nobleza recibe educación con los hylianos》

Conforme las palabras surgían de las manos de Link la sonrisa de Riju se desvanecía hasta solo ser una línea recta en sus labios. ¿Es que el hyliano no entendía la gravedad de lo que estaba diciendo? ¿No era capaz de ver lo que estaba mal en toda esa situación?

Con furia tomó al hombre de la túnica.

—¡Escúchame bien! ¡Cuando encuentres a la maldita Zelda vas a decirle que erradique esas injusticias! ¡Si no lo hace yo y mi ejército nos levantaremos contra ella y la sacaremos a patadas del trono!

—¡Aaaah! — Gritaron las Gerudo de la plaza alzando sus armas indicando que estaban de acuerdo.

《Estoy seguro que lo hará》 Dijo Link y Riju lo soltó 《”Princesa Zelda”, no Zelda》

— Ella será una princesa, pero yo soy una matriarca. Ella es quien me debe respeto a mi.

Por un momento, mientras Link la veía voltear y dirigirse a las escaleras del trono, el guerrero miró a Urbosa, Riju era dignamente descendiente de ella.

—Ahora ven, debemos explicarte mucho de los zora.

Para la sorpresa de Riju Link no había recibido siquiera educación primaria formal, si Link sabía cosas era únicamente por lo inteligente que era, sabía de todo cuanto le fuera útil, esa manía de ir leyendo cuanto documento llegaba a sus manos le había permitido adquirir una cantidad abismal de conocimiento. Adicional a su enorme sentido común adquirido a base de prueba y error. La joven se preguntó morbosamente ¿Cuánto podría haber aprendido Link de haber tenido educación?

“Solo una herramienta” Repitió en su mente con tristeza mirando a Link leer rápidamente un manuscrito de la bioluminiscencia zora. Quizá, sólo quizá, aquel ritual de cortar sus cuerdas vocales, y negarle el conocimiento era por miedo, quizá la corona de Hyrule vio todo el potencial que tenía Link y les aterró que se revelara y diera un golpe de estado. Pero descarto esos pensamientos tan rápido como llegaron a su mente “De todas maneras, todos los de esa época están muertos, no tengo a nadie a quien preguntarle”

Riju se encargó de explicarle a Link que los zora no “brillan” a voluntad, sino que es un rasgo evolutivo que les permite encontrar una pareja adecuada.

—Pero aun así, es muy difícil que pase, muchos zora se casan pero jamás presentan bioluminiscencia con sus parejas.

《¿Viven en matrimonios sin amor?》

—La bioluminiscencia no tiene nada que ver con el amor, hubo un rey zora, el abuelo del actual rey, que se casó, pero siglos más tarde su bioluminiscencia se presentó con una de sus guardias. Su esposa la desterró por celos. Pero se dice que el rey amó y veneró a su esposa hasta el final de sus días, hay leyendas que cuentan que el y la guardia solo intercambiaron 2 palabras a lo largo de toda su vida.

El mayor solo alzó una ceja, mirando el documento, donde había una representación de varios zora, con sus escamas cubiertas de oro, dando ese efecto brillante sobre las hojas que, al parecer, no era posible replicar con ningún tipo de tinta.

《¿Entonces… no sirve para nada?》

—Lo que pasa es que es tan poco usual que ningún zora la está esperando. Si lo hicieran podrían vivir una vida entera sin enamorarse, casarse y tener hijos. Su especie se extinguiría al cabo de unas pocas generaciones. Además, sólo significa que encontraste a tu pareja ideal, no necesariamente que vayas a amarla. El amor es algo que se construye Link, no algo que nace de la nada. Pero con la bioluminiscencia es seguro que al menos “sepas por dónde empezar”

Link recapacito sobre la afirmación de su amiga, Riju lo miró y sonrió enternecida.

— Pero te diré algo, yo creo que Sidon y tu podrían hacer una buena pareja, tienen buena química y él brilla contigo, estoy segura que lo mantendrá en cuenta — Riju vio cómo el hombre se sonrojaba hasta las orejas — Ahora ve con él.

Las mejillas de Link se sonrojaron de una forma linda. La matriarca sonrió enternecida rezándole internamente a las 3 diosas por el amor de su amigo.

***

Los ojos de Link se deleitaron unos minutos con la belleza del dominio zora, aun en la cámara del santuario se veía la riqueza y el esplendor de la arquitectura zora. El guerrero no sabía que tan moral era comparar a todos los demás dominios con ese, pero definitivamente era el lugar que más le gustaba.

—¡Link! ¡Mi héroe! — Escucho la masculina voz del príncipe y sintió las piernas temblar, para su suerte no tuvo que sostenerse mucho tiempo, pues los fuertes y fornidos brazos del príncipe lo rodearon despegándolo del suelo, Link se abrazó al mayor con fuerza — ¡Estaba tan preocupado por ti! ¡Cuando la bestia divina se movió y no viniste pensé que…!

Le dio dos palmaditas al príncipe indicándole que definitivamente no podía comunicarse si no se le permitía usar sus manos, el príncipe entendió y se separó un poco, Link sintió que la sonrisa del monarca le movía el corazón.

《Te dije que regresaría》

Sidon sonrió con cariño mientras dejaba a su amigo en el suelo, casi vibrando de la emoción.

—¡Daré la noticia, debemos comenzar a festejar!

“¿Otra fiesta?” pensó el Hyliano, prueba de la prosperidad de los zora era la enorme cantidad de fiestas y celebraciones que tenían.

—Por favor, quédate esta noche en el dominio, déjame recompensarte por estar salvando Hyrule.

《Solo cumplo mi deber》 pero sus mejillas ardieron de una forma agradable, cosa que hizo que el estómago de Sidon temblara. Quería tocar al Hyliano. Quería volver a tocarlo como la vez de la cueva.

Lastimosamente no había sido posible debido a la guerra. La bestia divina Vah Naboris había sido más compleja que Va Ruta, por lo que el guerrero apenas había podido pasar tiempo con él, y en las lunas rojas, a pesar de que se veían, el rubio pasaba más tiempo durmiendo sobre su pecho, mientras él se encargaba de dar vueltas en el estanque, buscando más arrullarlo que otra cosa.

La planeación de la fiesta fue viento en popa, y es que cada día Link se sentía más conectado a los zora, incluso con los niños quienes lo miraban con cariño, la comunidad lo incluía de una forma que el menor no recordaba haber sido incluido en ninguna comunidad Hyliana. Si tenía que ser honesto podría decir que ese tipo de convivencia sería imposible si la familia real Hyliana siguiera viva.

Poco a poco el dominio comenzó a verse más hermoso, las burbujas con aroma se alzaban gloriosas en todas partes, las luciérnagas brillaban hermosas mientras la comida comenzaba a ser puesta sobre las mesas.

Link era llevado de un lado a otro por el príncipe mostrándole todo cuanto se ponía en el dominio, los zora sonreían al verlos juntos.

Los zora comenzaban a cuchichear entre ellos la buena relación del príncipe Sidon con el héroe de Hyrule, desde hacía un tiempo existía el rumor de que ambos podrían llegar a ser pareja y aunque el rumor al principio fue tomado como un grano de sal pronto fue adquiriendo fuerza, había incluso apuestas donde se proponía el tiempo en el que el príncipe solicitaría comenzar el cortejo al fuerte Hyliano que con toda seguridad traería la prosperidad a la región.

Aquellos cuidados chismes y rumores no tardaron en llegar a los oídos del rey, quien miraba enternecido desde lo alto del castillo como su hijo iba de un lado al otro jalando al Hyliano de la mano mientras este trataba de seguirle el ritmo con una sonrisa.

La opinión pública es como la marea, y el soldado parecía dominarla al igual que un tiburón. Aunque el rey tenía la teoría de que el Hyliano no era consciente de su propia habilidad.

—Probablemente Link es más listo de lo que pensamos en un principio.

—Su alteza, pero hay que recordar que el cuerpo de los hylianos-

—Tonterias Muzun — Habló el rey — Los Hylianos podrán vivir menos que nosotros, pero en 100 años nosotros no hemos movido este mundo como ese pequeño Hyliano que probablemente no viva más de un siglo.

Muzun no dijo nada, aun cuando vio al pequeño rubio acercar un bocado de comida a los labios del príncipe en un acto lascivo que el príncipe aceptó encantado, los jóvenes de ahora no tenían respeto alguno por las tradiciones.

—¿Qué sabe el de gobernar un dominio tan glorioso como el dominio zora? — Habló el consejero poniendo las manos atrás — Si apenas sabe leer.

—Muzun — Lo regaño el rey, haciéndolo callar.

Link se sentía feliz entre tanta comida, Mirta le hablaba animadamente de cómo, cuando ella era solo una renacuajo Link le ayudó a perderle miedo al agua del mar llevándola a Ona Ona de contrabando junto a la princesa Zelda. Escuchar las historias que los zora tenían que contar sobre él iba poco a poco quitando aquella bruma agobiante que había en su cabeza, poco a poco los recuerdos fluían y ver la estatua de la princesa Mipha se volvía algo más nostálgico.

—¿Qué piensas? — habló el príncipe regresando junto a él con un enorme salmón en las manos. — ¡No es momento de estar melancólico! ¡Domaste a una bestia divina Link!

El chico asintió masticando

《Pensaba en ella》 Dijo señalando a la estatua de la princesa 《Me habría gustado… ojala hubiera sido mas fuerte en ese entonces》

Sidon sonrió tristemente y jalo a Link de la mano, como ya parecía costumbre, lo llevó hacia una de las pequeñas plazas en los pasillos aéreos del dominio, su amado parecía brillar con luz propia en aquel lugar, era como si el azul de las gemas luminosas irradiara a su paso. Se detuvo al llegar a la parte más alta y se recargo en la barandilla cómodamente, Link no tardó en imitarlo.

— ¿Sabes? Cuando pasó todo eso, yo apenas era un renacuajo, realmente no entendía del todo lo que pasaba — el zora hablo con una voz suave como la seda, tan tranquila que Link sintió como si hubiera practicado aquellas palabras durante todo un siglo. — Ella se entristecía cuando tu no venias a las celebraciones aunque te invitáramos.

El hyliano lo recordaba, recordaba tener varias invitaciones guardadas bajo de su cama en las trincheras del castillo, aquel lugar que fue destruido y del que ya no debía quedar ni polvo, en ese entonces él pedía a la princesa permiso para asistir, sin embargo Zelda se lo negaba una y otra vez, por lo que nunca pudo asistir a aquellas majestuosas celebraciones y tenía que conformarse mirando a la ventana de su habitación, no podía ver el castillo zora, pero podía imaginarlo, glorioso e iluminado.

《Bueno, ahora puedo asistir》Una risa escapó de sus labios 《La última vez nos emborrachamos ¿Lo recuerdas?》

La comodidad del príncipe se fue a la borda, salto del susto mientras jadeaba.

—¡N-No…! ¡E-Es decir-! ¡Santa Hylia! — Las mejillas del príncipe ardían en una hermosa sangre azul, el recuerdo de Link sobre sus piernas, borracho de deseo y alcohol, rogándole más contacto era algo con lo que había tenido que lidiar todas las noches desde que ocurrió, levantándose como si apenas tuviera 70 años con sus erecciones perfectamente llenas de sangre dispuestas a introducirse en el pequeño Hyliano.

Esa situación había escalado de una forma vergonzosa, pues el príncipe se veía incapaz de llegar al clímax del placer sin pensar en las piernas del Hyliano abiertas para él mientras su piel se pintaba con su propia sangre víctima de las mordidas que solo él podía ofrecerle. Se había encontrado a sí mismo fantaseando con morder toda la piel del Hyliano mientras se masturbaba, cosa aterradora considerando que sabía que no podía morderlo, no debía marcar a nadie hasta el día de su primera unión. Pero joder, marcar la suave piel que el menor le ofrecía era… tentador.

《¡No te avergüences!》 Dijo entre risas 《Fue algo de borrachos, no pasa nada》

—¡¿Cómo puedes decir eso tan a la ligera?! — Decía aun cubriendo sus rostro con las manos como si aquello pudiera protegerlo de la vergüenza. — ¡E-Eso…! ¡N-No debió pasar así!

Un suave “Ohhh” salió de los labios del menor, los pasos del Hyliano se escucharon en el lugar, era como si el dominio zora se hubiera quedado callado para escuchar la conversación entre el héroe y el monarca, y dado los rumores que crecían y crecían, el monarca pensaba que quizá aquel silencio no era del todo producto de su imaginación. Sintió las pequeñas manos del Hyliano sobre sus antebrazos y cedió finalmente dejando su rostro expuesto a la mirada color del mar que poseía el hombre frente a él. El menor sonreía de una forma que le sacaría un suspiro a más de una persona, incluyéndose, mientras lo miraba parado de puntitas tratando de no parecer tan pequeño, pero lo era.

《¿Como debió haber sido entonces?》 Los ojos del Hyliano brillaron con curiosidad y deseo, cosa que no fue pasada por alto por el príncipe de los Zora, quien apenas podía respirar ante lo que pasaba.

—¿C-Cómo dices?

《Me refiero》 se acercó otro paso a el, parpadeando lentamente totalmente consciente de lo que hacía. 《No te molesta haberme besado mientras estaba borracho, te molesta que estuviera borracho ¿O me equivoco?》

El mayor trago saliva, hipnotizado por la belleza del Hyliano, por aquellas pestañas que parecían diseñadas específicamente para sacarle suspiros mientras el Hyliano hacía solicitudes. Su mirada dorada siguió la rosada lengua del hombre frente a el que humedeció sus labios de una forma coqueta e incluso erótica.

《Bueno, no estoy borracho ahora》

Y el cerebro de Sidon hizo corto circuito, o al menos así lo sintió él mientras sus escamas se iluminaban como si de una luciérnaga se tratara, escucho suspiros a su alrededor, pero no pudo desviar la mirada de los azules y profundos ojos de Link que ahora reflejaban los colores de su bioluminiscencia con intensidad en una danza de colores brillantes que hacían que sus ojos parecieran vórtices de luz que impedían que su vista de fijara en otro punto que no eran ellos.

Poco a poco sus cuerpos se fueron acercando, lentamente, como imanes lejanos que poco a poco se atraen, casi con miedo a lo desconocido pues ambos sabían que una vez desatada cualquier cosa que pasara entre los dos no habría cómo regresar a lo que alguna vez fue.

—Diosas— Jadeo con la voz ronca por el deseo, tomó a Link de la cintura, cargándolo para que sus rostros quedaran a la misma altura, el deseo de acorralarlo lo hizo pegar la espalda del Hyliano contra una de las columnas que mantenían en piel el pasillo y así lo hizo, Link suspiro sintiendo el frío en su espalda mientras miraba al príncipe con los ojos oscurecidos — ¿Estás seguro que quieres esto?

《Más que nada》 3 palabras fueron suficientes para acortar la distancia entre sus cuerpos, el príncipe acorraló a Link contra la columna de piedra luminosa y los labios del Hyliano fueron atacados por los labios del zora.

En un beso desesperado donde ambos buscaban a toda costa la profundidad, el deseo carnal les impedía que fuera de otra manera, ambos se deseaban con locura, con la locura que implicaba a un sirviente y a un miembro de una monarquía tan bien posicionada como la de los zora.

Link enredó sus brazos en el cuello del príncipe impidiendo que este se alejara, la lengua del monarca se enredaba en la suya y podía sentirla arrancarle gemidos rotos mientras ambos saboreaban la saliva ajena.

Sidon no se quedaba atrás, sus manos hambrientas tomaron posesión rápidamente del cuerpo del más joven, introduciéndose bajo la túnica en busca de un mayor contacto, la suave piel del Hyliano le pedía a gritos ser marcada por sus dientes, pensó que incluso era un insulto no marcar aquella piel así como seria un insulto no comerse una fruta acuosa perfectamente madura.

La falta de aire los hizo separarse por fin, ambos jadearon viéndose a los ojos, la sonrisa del campeón se torció en una sonrisa victoriosa que solo provocó que el príncipe volviera a unir sus labios con desesperación, como si lo hubieran deshidratado y la saliva ajena fuera un elixir capaz de regresarle su fuerza vital.

《¿Este es mi premio por derrotar a la bestia divina?》 Habló sonriendo y sosteniéndose del trapecio de su amado, quien solo rio mientras sentía que temblaba de la felicidad.

—Si, creo que sí.

《Es un gran premio》 Hablo con honestidad.

El sonido de un chiflido hizo que salieran de su ensoñación, un estruendoso PUM dio inicio a los fuegos artificiales. Sidon sonrió mirándolos brillar en el cielo, casi con los mismos colores de su bioluminiscencia. Y antes de darse cuenta él rubio se le había escabullido entre las manos, sonriendo victorioso como quien escapa de las manos de la muerte.

《Veamos los fuegos artificiales, es la primera vez que veo unos》 indicó el menor, señalando al cielo.

Y Sidon sentía que le diría que sí a todo. Tomó la mano de Link y ambos se dispusieron a mirar los fuegos artificiales.

El rubio podía decir que esos fueron los fuegos artificiales más hermosos que vio en toda su vida. Su corazón le latía en la garganta mientras su cerebro era más consciente que nunca de su mano, siendo tocada por la mano del príncipe como si aquello fuera lo más normal. De hecho se sentía de esa manera.

Poco a poco la bioluminiscencia de Sidon se fue apagando, hasta que los fuegos artificiales fueron lo único que brillaba en la reflectante superficie del palacio zora.

Los fuegos artificiales se vieron opacados luego de dos horas, y entonces la música volvió a sonar inquieta, invitando a los zora a danzar en el agua. Con gran emoción Sidon pidió a Link bajar para bailar.

《Yo no sé bailar como ustedes》 Dijo preocupado mirando a los zora saltar y dar vueltas en el aire como si aquello fuera natural, el hyliano solo podía pensar en la fuerza descomunal que deberían tener en la cintura para poder mover todo su peso en el aire como si fuera tan fácil como mover una pluma.

— ¡Te enseñaré! ¡no te preocupes!

“No creo que sea el problema aprender” pensó el rubio asintiendo no muy seguro antes de comenzar a ser jalado por el príncipe.

Bajar las escaleras fue algo nuevo para Link, ambos tenían todas las miradas sobre ellos, el rubio noto que aquello no inmutaba al príncipe, quizá décadas de ser el centro de atención lo había desensibilizado a las miradas inquisitorias.

—Voy a pedir una canción— Hablo en príncipe con una sonrisa mientras Link miraba a su alrededor incómodo — Por favor, ponte tu armadura Zora.

El príncipe se alejó rápidamente y el guerrero sonrió tímidamente tomando su tableta Sheikah para ponerse su armadura.

—Tú — Habló bajo él un pequeño zora tomando su túnica, El rubio respingo, notando cómo el niño le sonreía — hueles de nuevo como el príncipe ¿Eres su esposo?

Las mejillas del guerrero se sonrojaron mientras sus labios se abrían en un jadeo sorprendido.

—¡Larita! ¡No de nuevo! — Gritó la madre del pequeño corriendo hacia él y tomándolo en sus brazos — ¡Lo lamento tanto Sr. Link! ¡Aún no tiene idea de reglas sociales!

《No es problema》 manoteo con vergüenza volteando a la tableta como si fuera algo exageradamente interesante.

—¡Lo sentimos! ¡Nos retiramos!

Link sintió que el corazón se le saldría con aquella interacción. Pero decidió ignorar al pequeño y seguir vistiéndose.

Por su parte el príncipe miraba desde lejos al hyliano ser interrogado por el pequeño, no mentiría diciendo que no le agradaba la idea de tener su aroma marcando a ese hombre, de hecho, le resultaba exageradamente cautivante la idea de que todos en la fiesta fueran conscientes de que había besado al hyliano al sentir el aroma de su saliva en los labios del rubio.

—¿Bailara su canción, su alteza? — preguntó Basun mirándolo con una sonrisa amplia, casi orgullosa. Sidon asintió y su capitán de guardia se dispuso a pedir la canción del príncipe, no sin antes tocar su hombro con orgullo — Estoy verdaderamente feliz por usted, príncipe. El campeón hyliano es alguien excepcional, con la virtud necesaria para enriquecer nuestro reino. No podría imaginar a nadie más digno de estar a su lado.

—Gracias Basun, significa mucho viniendo de ti, has sido mi amigo desde que tengo memoria — Hablo el príncipe con honestidad.

—¿Cuándo lo anunciará a todo el dominio?

—¿Anunciar que? — preguntó extrañado el príncipe.

—Anunciar que comenzó el cortejo con el campeón hyliano, por supuesto.

Ah, eso.

Sidon se sentía un verdadero estúpido por pasar por alto todas las tradiciones de su tierra por verse consumido por el deseo hacia aquel adorable hyliano que le hacía revolotear el estómago. ¡Claro que quería comenzar a cortejar a Link! ¡Claro que quería marcarlo! Pero joder, tener al joven hyliano tan dispuesto a entregarse a él, tan cómodo con la idea de pertenecerle físicamente le hacía imposible pensar claramente.

Y para su mala suerte Basun lo noto

—Hey… no me irá a decir que no ha comenzado el cortejo ¿Verdad?

—Ahora que lo mencionas…

—¡Su alteza! ¡Esto va contra todas nuestras tradiciones sagradas! ¡El cortejo debe preceder cualquier muestra de intimidad! ¡Todos en el dominio dan por hecho que usted ya ha comenzado el cortejo pero que solo falta anunciarlo!

—¡No hemos hecho nada inapropiado! —se defendió Sidon, aunque su cara se tiñó de un azul más profundo.

—No puedo creer que mi príncipe sea un adúltero… — Hablo con pesar el guardia — ¿Que pensaran las diosas de nosotros? ¡Al menos hubiera cubierto su olor! ¡Usted huele al campeón hyliano! ¡Todo el mundo pensara que-!

—¡Y pensaran bien! — Dijo Sidon con una sonrisa — Definitivamente quiero cortejarlo, y claro que voy a hacerlo mi príncipe, solo necesito tiempo para-

—¡Entonces mantenga la distancia apropiada! —Bazun cruzó los brazos con firmeza—. Príncipe, si desea hacer las cosas correctamente con el campeón, hágalas bien desde el principio. Todo el reino quiere verlo feliz, y el campeón ha sido muy bien recibido por nuestro pueblo. No decepcione al dominio.

—Tienes razón, tienes razón —admitió y su cara se torno completamente azul—. No necesitabas recordármelo. Definitivamente quiero hacer las cosas como corresponde con él.

Con esas palabras resonando en su mente, Sidon se dirigió hacia donde Link esperaba, decidido a bailar su canción y comenzar el cortejo de la manera apropiada.

La música comenzó a fluir por todo el dominio, una melodía ancestral que hacía eco entre las cascadas cristalinas. Los zora se agruparon en las plataformas superiores y los bordes de las piscinas naturales, con los ojos brillando de emoción al presenciar este momento histórico ¡Y es que el príncipe y él campeón Hyliano eran en definitiva la sensación en aquella fiesta!

—Link —dijo Sidon, extendiendo su mano hacia el hyliano—, ¿me concederías el honor de este baile?

Link miró hacia las cascadas rugientes, luego hacia los zora que se lanzaban graciosamente desde las alturas, ejecutando piruetas perfectas antes de sumergirse en las aguas turquesas.

《Sidon, yo... no sé si podré hacer eso 》admitió, señalando hacia los bailarines que parecían volar entre el agua y el aire.

La sonrisa de Sidon se suavizó hasta convertirse en algo tierno y comprensivo.

—No necesitas ser perfecto, mi querido héroe. Solo necesitas confiar en mí.

Tomó la mano de Link con delicadeza y lo guió hacia el borde de la cascada principal.

—Los bailes zora no se tratan solo de la técnica —murmuró cerca del oído de Link, su voz era apenas audible por encima del rugido del agua—. Se tratan de la conexión, de moverse como uno solo con tu pareja y con el agua que nos da vida.

Link asintió, aunque Sidon podía sentir el ligero temblor en su mano.

—¿Confías en mí? —preguntó Sidon, y sus ojos dorados se quedaron fijos en los azules de Link.

《Siempre》respondió Link sin dudarlo.

Se lanzaron juntos. Sidon sostuvo firmemente a Link mientras caían, girando lentamente en el aire. Link no pudo evitar reír de pura alegría cuando sintió la libertad del vuelo y el agua salpicando suavemente su rostro.

Al sumergirse, Sidon nunca soltó su mano, guiándolo en movimientos fluidos bajo el agua. Cuando emergieron, Link estaba sonriendo de una manera que hizo que el corazón de Sidon se saltara un latido.

《¡Eso fue increíble! 》Firmo Link, el agua goteando de su cabello dorado le daba un aspecto casi erótico.

Desde el agua los zora aplaudían y vitoreaban, charlando entre ellos en el idioma que los zora solo eran capaces de hablar dentro del agua.

—¡Miren a nuestro príncipe! —gritó una anciana zora—. ¡Finalmente ha encontrado a alguien digno de su corazón!

—¡El campeón y el príncipe! —corearon otros—. ¡Qué hermosa pareja hacen!

Sidon sintió que su pecho se llenaba de orgullo y felicidad. Atrajo a Link un poco más cerca en el agua.

—¿Listos para otro salto? —preguntó, pero esta vez su voz llevaba una promesa de algo más profundo

Link lo miró con ojos brillantes, sin entender del todo el significado de esas palabras.

《Estoy listo, Sidon. 》

Y mientras se preparaban para el siguiente salto, todo el Dominio Zora los observaba con amor y celebración, sabiendo que estaban presenciando el nacimiento de una historia de amor que se convertiría en leyenda.

***

Sidon sentía que podía salírsele el corazón, tocaba sus labios como si aún pudiera recordar los de Link, su suavidad, su color. Se recordó a sí mismo bailando con el Hyliano, haciéndolo saltar a través de la cascada, dejando que el agua empapara su hermoso cabello rubio y viéndolo reír al caer nuevamente en sus brazos, en esos momentos todo lo que podía pensar era en que quería pasar su vida entera con él.

No había duda y no había cómo dar marcha atrás: se había enamorado completamente de ese joven Hyliano.

Su mente comenzó a proyectarle imágenes de cómo sería su vida a su lado y era maravilloso. Necesitaba iniciar el ritual de cortejo ya, su corazón explotaría si su amado le permitía besarlo nuevamente sin haberlo marcado como suyo con su olor. También estaba el tema social. Los zora lo animaban silenciosamente a comenzar una relación seria con el campeón Hyliano, sonriéndole con más fuerza al verlo juntos. Estaba claro que Link era una joya andante que enriquecía cualquier lugar donde se parará. Evidentemente habría guerras por la mano del campeón hyliano si Hyrule estuviera en otra posición.

Estaba claro que debía comenzar el cortejo. Pero ¿Cómo carajos le propondría eso? parecía ser más sencillo invitar a Link a un encuentro sexual casual que pedirle cortejarlo, pero El monarca no quería algo casual con el guerrero, quería algo eterno, que aún después de morir sus súbditos siguieran contando la leyenda de su amor, pero ¿Como carajos era el cortejo Hyliano? Había leído tanto acerca de los Hylianos pero aún tenía tantas dudas. En los libros solo hablaba de sus métodos de reproducción, los anticonceptivos que usaban y sus métodos abortivos pero en ninguna parte decía cómo se cortejaban.

Sidon llegó a pensar que el cortejo Hyliano era algo tan íntimo que lo guardaban sagradamente en sus palabras, traspasando este conocimiento de padres a hijos de generación en generación y pidiendo guardarlo con el mayor celo posible hasta llegar a la edad adecuada para comenzar a buscar parejas sexuales. Se vio tentado a preguntar a los hylianos que llegaban al palacio como turistas amistosos, pero le pareció tan grosero como tentador.

Temió que tal vez las perlas no sean suficientes, en la cultura zora para dar inicio al cortejo se regala una perla tan costosa como el zora sea capaz de encontrar. Él tenía su perla, heredada por sus padres, una perla rosada extremadamente cara y difícil de encontrar, pero Sidon quería que no quedará lugar a duda que el cortejo había comenzado. Su mente creaba miles de escenarios donde Link aceptaba la perla, pero en su cultura aquello era más bien poco para comenzar con un cortejo.

¿Debería regalarle una propiedad? Jamás había visto, leído o escuchado de un Hyliano preocupándose por la vivienda, quizá aquella era la razón. ¿Quizá la vivienda debía ser proporcional con el valor del Hyliano? Decidió que de ser así debía regalarle a Link cuando menos un castillo.

—Eso podría tardar meses — Hablo Basun entre cerrando los ojos, como visualizando el tamaño de la construcción — No, años, me refiero, la propia planeación, los planos y la organización de los acabados podría tardar al menos un año su majestad, ¿Cree que el campeón Hyliano permanezca soltero tanto tiempo?

No, definitivamente no, se dijo, era obvio que, ahora que Link había encontrado la ciudadela Gerudo recibiría muchísimas invitaciones indecorosas diariamente, y aunque la riqueza de las Gerudo no era comparable con la riqueza de los zora, era más que obvio que su cuerpo militar era superior al de ellos. Si Link buscaba desposarse como estrategia militar era obvio que escogería casarse con una hermosa Gerudo.

Debía actuar ya.

— Majestad — Habló Basun mirando como el príncipe se quedaba mirando a la nada, estresado — ¿No cree que con solo pedírselo está bien? Me refiero, el señor Link es muy consciente de su posición, estoy seguro de que no espera algo muy rebuscado en estas cosas, me atrevería a decir que siquiera espera que usted se lo pida.

“Su posición”

“Su posición”

“Su posición”

El príncipe sintió su cuerpo calentarse ante tal afirmación, miró a su capitán de la guardia con una mirada fría.

—¿Y se puede saber de qué posición debe ser consciente Link?

—Usted sabe a qué me refiero — Basun no bajó la mirada — Sabe mejor que yo que Link es un sirviente de la corona Hyliana, ante los suyos no es más que una herramienta del castillo.

— ¡No vuelvas a decir eso! — Exclamó el príncipe apretando los puños — En el dominio zora Link es tan libre como tu, Basun.

—Eso lo sé yo. ¿Pero lo sabe él? — Sidon respingo por un momento — Su vida entera gira alrededor de la profecía, estoy seguro de que él se siente tan libre como una espada. — el monarca desvió la mirada, Basun tenía razón, Link se sentía un sirviente, se lo habían implantado en la cabeza, los fantasmas de su pasado le impedían verse a sí mismo como una persona libre y con derechos. — Aun así, también estoy seguro de que está enamorado de usted, puedo ver como lo mira.

—¿D-De verdad?

—Si, se puede ver desde el espacio, príncipe —Ambos rieron un poco más tranquilos— Solo pídale comenzar el cortejo y ya, estoy seguro de que aunque intente negarse al final terminara aceptando. Después de todo, se ve que es justo lo que desea, aunque sea en el fondo de su corazón.

Sidon sonrió entristecido. Esperaba que algún día, en el futuro, Link fuera consciente de lo poderoso, valioso y maravilloso que era, lucharía cada segundo de su vida para hacer que esto sucediera. Agradeció a Basun y regresó a paso veloz a su habitación con la convicción por los cielos.

Decidió utilizar el siguiente festival para pedirle al Link ser cortejado.

***

Link comenzaba a sentirse muy a gusto con las miradas de los zora, quienes ahora lo miraban orgullosos. Era una mirada curiosa, como si poco a poco se hubiera convertido en parte de los suyos. No podía negar que se sentía muy a gusto con los Zora, quizá incluso más a gusto que con los propios hylianos.

—Tú hueles al príncipe Sidon — lo detuvo un niño— ¿Por qué? ¿Tú no eres una…?

 —¡Keyo! ¡Eso no se pregunta! — dijo su madre jalándolo— Lo siento muchísimo.

El rubio miro a la madre regañar a su hijo, sin entender muy bien la situación, olió discretamente su túnica, no, definitivamente si olía a que la había lavado ¿A qué se habrá referido el niño?

 No pasó mucho tiempo antes de que Sidon llegara a él corriendo y lanzándose a abrazarlo tirándolo contra el piso.

—¡Link, mi amigo! ¡Qué bueno que viniste!

El príncipe se separó un poco dejándolo hablar.

《No me perdería el festival de la marea roja por nada》

Sidon se levantó dándole la mano para ayudarle a levantarse, Link noto la mirada de lo zora sobre ambos. También miro el rostro del príncipe, azul, en un Hyliano aquello significaba una clara falta de oxígeno, pero con el tiempo había aprendido que, valga la redundancia, el príncipe tenia la sangre azul, por lo que parecía que estaba sonrojado de una forma dulce.

《¿A qué hora será?》Pregunto tratando de no ver directamente a los ojos del príncipe, quizá vería en sus propios ojos lo encantado que estaba por verlo sonrojado al verlo, La dulce fantasía de que aquel azul en las mejillas del heredero al trono fuera por él le hacía sonreír.

—¡Oh! comenzará a las 4, ahora se está organizando todo.

 El zora miro como las cejas del menor se alzaron sin entender del todo la situación.

《¿Y por qué me dijiste de venir tan temprano?》

Entonces Sidon sonrió, su corazón golpeaba en su pecho como el galope de un caballo salvaje, no le sorprendería tener un infarto, pero no era el momento, Tomó la mano de Link entre las suyas y sonriendo su voz salió como un suspiro, casi una súplica.

—Acompáñame.

***

Link podría volverse adicto a ser llevado en la espalda de Sidon, la velocidad que alcanzaba era increíble, como ser jalado por 50 caballos pura sangre. El zora lo llevaba al mar a una de las cuevas subterráneas que había bajo Ona Ona.

El menor jamás se imaginó que hubiera tanta vida debajo del agua, tantos colores, sus ojos ardían por el agua salada y sus pulmones se sentían apretados dentro de él por la profundidad pero con la mano Sidon le Indicó que estaban por llegar a su destino, la presión del agua lo obligaba a pegar su pecho contra la enorme y trabajada espalda del príncipe, agradeció a la madre naturaleza por brindar aquella deliciosa presión al agua pues, entre más cerca estuviera su cuerpo del cuerpo del príncipe más feliz sería.

Pocos segundos después miró una luz sobre ellos y cuando Sidon entró pudo respirar con un “Waaah” profundo tratando de llenar sus pulmones de oxígeno.

 Tosió un poco antes de poder abrir sus ojos y quedar sorprendido, frente a él en aquella burbuja de Agua cientos, no, miles de Zafiros se incrustaban en las paredes de la cueva, había tantos que a Link le costó un poco no comenzar a calcular cuánto valía esa cueva en rupias. Debían haber suficientes zafiros para construir el castillo de Hyrule únicamente con aquella hermosa piedra preciosa.

Había algunos que habían sido tallados con rústicas formas de corazón, que de algún modo daban un toque encantador al lugar, como si, a pesar de ser una mina subterránea, tuviera cierto encanto místico y romántico.

—¿Te gusta? — la voz de Sidon le regresó a la realidad. Miro al príncipe, su piel roja se tornaba de un hermoso tono tornasol, como si el rojo y el morado se disputarán quien prevalecía sobre la piel del príncipe. Link pensó que Sidon jamás se había visto más guapo que en esa ocasión.

《Es impresionante》 el mayor lo dirigió a la orilla permitiéndole sentarse, Link se lamentó de no ponerse la armadura zora, su túnica estaba húmeda 《¿Es una mina?》

Sidon negó con la cabeza— Por su ubicación, no se puede extraer sin comprometer la estabilidad de la población de Ona Ona. Las excavaciones podrían provocar un colapso que hundiría toda la aldea en las profundidades.

El rubio se había sentido tentado a sacar la tableta sheikah para verificar qué tan abajo de Ona Ona Estaba pero si su amigo lo decía debía ser cierto, Link sintió las manos ajenas posarse en su cintura y le dirigió una mirada, el príncipe lo miraba con ternura, como si el rubio fuera lo más lindo que él había visto en todo el mundo, cosa que hizo sonrojar al Rubio, quien solo atinó a sonreír.

—Link —la voz de Sidon adquirió un tono reverente, casi ceremonial—, este lugar es sagrado para mi raza, el corazón mismo de nuestras tradiciones más ancestrales. Y espero... con todo mi ser espero que pronto sea igual de importante para ti.

Los ojos del mencionado se abrieron como platos. Su boca se secó instantáneamente. De repente, como piezas de un rompecabezas que encajan perfectamente, todo cobró sentido: el viaje misterioso, las cuatro horas específicas para las que había sido citado, los corazones grabados en aquella cámara subterránea, el brillo romántico de las caracolas luminosas. “Esto... esto es una declaración de amor.” Pensó en pánico.

El oxígeno pareció abandonar sus pulmones. Un mareo lo envolvió con tal intensidad que pensó que podría desmayarse allí mismo.

 —Mi querido Link —continuó Sidon, y su voz se volvió aún más suave, como terciopelo líquido—, estaré eternamente en deuda contigo. No solo salvaste al dominio zora de la calamidad, no solo nos devolviste la esperanza de que Ganon pueda ser derrotado. Tú eres la luz que atraviesa la oscuridad de esta guerra interminable, eres la melodía que nuestros corazones habían estado esperando escuchar durante décadas de silencio y dolor.

Por un momento doloroso, la realidad lo golpeó como una bofetada helada. “Habría sido muchísimo más fácil que me pidiera sexo casual,” pensó con amargura. “O incluso una relación sin nombre, sin compromisos. Eso... eso podría haberlo aceptado sin sentirme tan miserable.”

Porque no sentía que mereciera esto. ¿Cómo él, de entre todas las criaturas del mundo, podía ser digno de estar lado a lado con un príncipe tan maravilloso como Sidon? Jamás lo merecería, ni en un millón de años, ni en mil reencarnaciones. Habría aceptado algo casual sin dudarlo, porque era todo lo que sentía merecer, todo lo que podía ofrecer sin sentirse como un impostor.

Pero ahí estaba Sidon, mirándolo con esos ojos que parecían forjados de oro líquido y luz de estrellas, ojos que sentía que podían desnudar su alma con un simple parpadeo.

—Por eso, mi amado Link —y la forma en que pronunció "amado" hizo que Link sintiera que podría disolverse— me gustaría dedicar cada latido de mi corazón a honrarte y venerarte por toda la eternidad. Me sentiría bendecido por las diosas mismas si me concedieras el privilegio de tenerte a mi lado como mi compañero de vida, como mi alma gemela.

El rostro de Link se encendió como un amanecer carmesí. Sidon tomó sus manos con una reverencia casi religiosa, y Link se avergonzó profundamente de lo diminutas que parecían entre las del príncipe. Sidon acercó las manos de Link a su rostro y besó cada dedo como si fueran reliquias sagradas.

—Permíteme... —su voz se quebró ligeramente por la emoción— permíteme alabarte cada mañana como se alaba a la aurora, permíteme desearte por las noches como las flores desean la lluvia. Permíteme dedicarte cada canción que escuche, cada verso que se escriba, cada poema que nazca del amor verdadero. Permíteme construir mil palacios en tu honor, esculpir tu nombre en las montañas más altas. Bendíceme con tu amor, Link, y yo moveré los océanos y cambiaré el curso de los ríos eternos si así lo deseas.

Link sintió que las lágrimas se agolpaban en sus ojos, su cuerpo temblaba pero Sidon no detectó rechazo en su expresión, solo una abrumadora confusión de emociones.

—Quédate a mi lado, mi luz, mi salvación —continuó Sidon, su voz era ahora un susurro ardiente—. Como mi compañero, como mi pareja, como mi amante, como la otra mitad de mi corazón. Y te juro por el nombre de mis ancestros que no te daré menos que mi devoción eterna, mi amor incondicional y cada fragmento de mi ser.

Las lágrimas finalmente se derramaron por las mejillas de Link. Diosas, eso había sido devastadoramente hermoso, tan malditamente perfecto que le dolía. Deseaba tatuar cada palabra en su corazón para no olvidarlas jamás, pero... todo esto no podía estar bien. Definitivamente debía estar mal.

Se movió, soltando suavemente las manos de Sidon.

《Pero… pero yo no soy un miembro de la realeza》

 —Yo me encargaré de que lo seas— renegó Sidon, venía preparado para ese tipo de alegaciones, Pensó aumentar el salario de su guardia, el maldito se encargó de prepararlo bien para cualquier alegación que el rubio tuviera para ofrecerle— Si eres mi pareja, si me permites cortejarte tu posición será tan elevada como la mía.

《No creo que a tu gente le guste eso, no te quiero meter en problemas políticos》

— Mi pueblo te ama, Link. Estarán más que orgullosos de que quien los protegió se convierta en parte de nuestra familia real.

《No soy digno Sidon》 dijo Link con lágrimas amargas, Sidon tomó su rostro y limpio con sus pulgares las lágrimas en el rostro de la espadachín 《Mereces una princesa, yo soy un sirviente, ni siquiera soy libre》

—La esclavitud no existe en el dominio zora —declaró Sidon acercándose más—. Ante los ojos de mi pueblo, ante las leyes de mi reino, eres tan libre como yo. Y no amo a ninguna princesa, Link. —Sus ojos dorados se intensificaron— Te amo a ti. Solo a ti. Siempre te he amado solo a ti.

El corazón de Link prácticamente explotó en su pecho. Jadeó asustado pero no tenía dónde escapar, estaba acorralado entre Sidon y una pared de zafiros relucientes. Aterrado por la intensidad de sus propios sentimientos, se escondió contra el pecho del príncipe.

Era demasiado. Quería decir que no, que esto era imposible, que era una locura.

Pero mentiría. Al contrario, quería gritar que sí con cada fibra de su ser. Quería pertenecer a Sidon, al dominio, quería ser parte de algo hermoso y eterno. Pero no merecía ese sí, no merecía nada de lo que Sidon le ofrecía tan generosamente. No tendría nada equivalente que ofrecer a cambio. Esto era incorrecto, inmoral, indigno de un príncipe.

Y lo deseaba con una desesperación que lo aterraba.

《Tu padre》 Dijo sobre el vientre de Sidon tratando de que sus manos tocaran su abdomen para que pudiera sentir sus señas, 《Él se opondrá, te hará casarte con alguien con una buena posición, alguien con sangre real》

—Antes de ser mi rey, él es mi padre y me ama incondicionalmente —respondió Sidon con convicción absoluta—. Jamás me obligará a casarme con alguien a quien no amo. Soy toda la familia que le queda en este mundo, y mi felicidad es lo único que realmente le importa.

Link sentía que podría morir ahí mismo. La yuxtaposición brutal de emociones lo desgarraba: la tristeza de saberse poca cosa, la felicidad imposible de que Sidon lo quisiera a pesar de todo, la ira de recordar que no era más que un sirviente glorificado, la vergüenza de su voz quebrada por las torturas de la corona hyliana, la alegría surreal de tener a un príncipe prácticamente suplicándole por su amor.

Todo era tan abrumador que sentía que podría ahogarse en su propio mar de sentimientos contradictorios.

《No soy de tu raza》 dijo 《Ni siquiera soy una mujer》

—Nadie de mi raza, y tampoco ninguna mujer en todo Hyrule, me ha hecho sentir lo que tú despiertas en mí —respondió Sidon tomando su rostro y obligándolo a mirarlo a los ojos—. No hay nadie, en este mundo o en cualquier otro, más digno que tú de estar a mi lado. No existe nadie tan noble, tan valiente, tan hermoso por dentro y por fuera. Eres exactamente quien quiero, Link. No una versión ideal de ti, no una fantasía, sino tú, exactamente como eres en este momento.

Sidon cerró la distancia entre sus labios, y Link sintió que se derretía completamente al ser besado por el príncipe. ¿En qué me estoy metiendo? Pero no tenía manera de procesar pensamientos coherentes mientras sentía la lengua hambrienta de Sidon explorando su boca, sus manos fuertes rodeando su espalda, su corazón latiendo al ritmo desbocado de un caballo al galope.

Cuando Sidon se separó, Link quedó jadeando y temblando como una hoja.

—Por favor —susurró Sidon contra sus labios—, déjame cortejarte como te mereces. Déjame amarte como has soñado ser amado.

Maldita sea, sí, pensó Link, aún sintiendo que las piernas le temblaban traicioneramente. Eso era trampa, pura y simple. No podía negarse a nada después de un beso como ese, después de sentir el alma misma de Sidon fundiéndose con la suya.

Link sabía que si se negaba en ese momento se arrepentiría toda su vida, se condenaría a una existencia de "qué habría pasado si...". Asintió lentamente, y su mente traidora le susurró: Después de todo, ¿quién soy yo para ir contra los deseos de un príncipe?

Sabía que era una mentira que se decía a sí mismo para justificar lo que realmente quería. No era obediencia ciega lo que lo motivaba. Era amor puro, desesperado, aterrador en su intensidad.

La sonrisa de Sidon se amplió hasta iluminar toda la caverna mientras abrazaba a Link con reverencia.

—Te juro por mi honor que no te arrepentirás jamás de esta decisión.

“No soy yo quien podría arrepentirse” Pensó Link aun mareado por lo que acababa de pasar, noto como las manos de Sidon se enredaban entre las suyas, un peso desconocido se presentó en su mano.

《¿Que es-?》

Sidon no lo dejó terminar la pregunta, devoró sus labios una vez más. Este beso se tornó profundo y desesperado, como si Sidon buscara transmitirle a través del contacto físico exactamente cuán amado, cuán preciado, cuán irreemplazable era para él.

La cabeza de Link daba vueltas cuando finalmente se separaron. Bajó la mirada a sus manos y sus ojos se abrieron hasta parecer imposibles.

Una perla rosa perfecta, tan grande como el ojo de un dragón, reposaba en sus palmas. Estaba engarzada en hilos de oro blanco que se extendían hasta formar un collar de una elegancia sobria pero innegable.

—La idea inicial era hacerlo completamente de oro macizo —explicó Sidon, su voz teñida de nerviosismo—, pero después de considerarlo cuidadosamente, pensé que sería incómodo para ti llevarlo durante tus largas jornadas fuera del dominio. La practicidad debe acompañar a la belleza cuando se trata de ti, mi zafiro.

Nuevamente las lágrimas surcaron las mejillas de Link. No era idiota; había visto esa misma perla en los retratos de la biblioteca, adornando el cuello de la abuela de Sidon, de su madre, de generaciones de reinas zora. No solo tenía un valor monetario incalculable, sino que había pertenecido a la familia real durante milenios. Era historia viva, tradición hecha joya.

Y ahora estaba en sus manos temblorosas.

《Gracias》 Logró articular luego de un momento de silencio, poniéndose el hermoso collar y prometiendo cuidarlo con su alma. 《Yo… no se que decir… esto… es demasiado hermoso, demasiado… 》

—No tienes que decir nada —murmuró Sidon, acunando sus mejillas con una ternura que podría hacer llorar a los dioses—. Solo permite que este collar sea el símbolo de mi promesa: que mientras lleves mi corazón junto al tuyo, nunca estarás solo, nunca dudarás de tu valor, y nunca tendrás que enfrentar la oscuridad sin saber que alguien te ama más que a la vida misma.

Link cerró los ojos, sintiendo el peso reconfortante de la perla contra su pecho, justo sobre su corazón acelerado. En ese momento, rodeado por el resplandor etéreo de la caverna, sostenido por los brazos del hombre que acababa de prometerle el mundo, Link finalmente se permitió creer que tal vez, solo tal vez, merecía ser feliz.

 

Notes:

Mientras yo viva la realeza de Hyrule tendrá un hater!! Jajajjajaa es que me acuerdo de que cuando juegue BOTW si chocaba mucho con muchas cosas, la pinché Zelda (igual la amo) que nomas no dejo a Link hacer su puto trabajo, a la gente que nomas no hacia nada contra los monstruos jajajaja al rey de Hyrule, a la persecución de los Sheikah, ay no, de verdad que dije “Hay que plasmarlos como lo que son, burgueses de mierda que estaban dispuestos a usar a un niño de 5 años como herramienta contra literalmente un demonio” porque recordemos que según el canon, a los 5 años el padre de Link (también un soldado) vendió a su hijo al cuartel de Hyrule, lo que solo me indica una cosa: Como soldado ni siquiera tenía un sueldo digno que le permitiera mantener al su familia y se vio orillado a vender a su hijo para asegurarle mínimo alimento diario.

¡Qué coraje me da! Siento que se habla muy poco de esto.

Jajajaa perdón por hablar demasiado de mi frustración, pero es parte fundamental de la historia jajajaja es el contraste entre el trato que se le da a Link en el dominio zora y el que se le da en Hyrule.

Jsjsjsjs las amo.

Próximo capitulo: 08 de septiembre.

Besitos en el deste.

Dulce de Luna.

Chapter 8: Capítulo 7: Armadura de espectro.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 7: Armadura de espectro.

Llegar al dominio fue extraño para Link, se sentía extraño, ¿Ahora era la pareja de Sidon? Diosas todo había pasado tan rápido. Se sostenía del cuello del príncipe, estaba a punto de llegar al dominio y aún no entendía cómo procesar tanta información. A lo que había entendido, el heredero a la corona zora lo cortejaría Pero ¿Qué significaba eso exactamente? Sentía que preguntarlo le haría quedar como un estúpido y de momento no quería eso. Sidon le había pedido no quitarse aquella perla del cuello, la idea inicial de Link era comprar una casa y una caja fuerte, luego esconder la piedra ahí hasta que su “pareja” la pidiera de vuelta. Pero este plan fue fácilmente echado a la basura por el príncipe.

Llegar al dominio fue todo un reto para Link, una parte de él quería tomar la tableta y teletransportarse al poblado orni, lanzarse de cabeza al río y dejar una carta tras de sí agradeciendo lo vivido, otra parte quería ir directamente al castillo de Hyrule como un Kamikaze y una parte muy pequeña en el interior de su corazón quería quedarse a la celebración, emborracharse y coger con el príncipe antes de que este considerara que había tomado una decisión precipitada y le pidiera olvidar las palabras dichas.

La última opción sonaba tremendamente tentadora.

Cuando llegaron el dominio estaba tan adornado como si aquella celebración fuera la mayor de las celebraciones zora. Sabía que no era así, era el equivalente al festival de la cosecha de Hatelia.

Las hadas revoloteaban iluminando todo, drogadas con veneno de pez león para evitar que salieran volando. Las burbujas danzaban dulcemente reventando al encontrar cierta altura, dejando tras de sí un dulzor digno de la marea nocturna de una isla paradisíaca. La música sonaba dulce, la comida relucía, brillante y esponjosa, luciendo tan apetitosa que el rubio pensaba estar en un sueño. Incluso los zora tenían mejores joyas de lo que usaban normalmente.

—¡Es hora, vamos Link! — Hablo el príncipe, dejándolo bajar de su espalda y tomándolo de la mano antes de que este renegara o dijera algo.

A su paso los zora miraron al campeón y una sonrisa colectiva lo inundó. Sabía que habían visto la perla en su pecho y al parecer sabían lo que significaba.

—¡Príncipe, lo felicito! — Se acercaron algunos zora masculinos al príncipe, este les lanzó una mirada que Link no supo descifrar y después todos aquellos Zora regresaron a sus puestos iniciales, fingiendo que el comentario no había ocurrido.

Sin embargo la música se volvió evidentemente más animada, varios zora comenzaron a lanzarse a bailar en las cascadas al ritmo de la música.

《¿Quieres que guarde la perla…?》Preguntó tímidamente.

—No — Sentenció. — Al contrario, quiero que todos te vean.

En ese momento el soldado pudo haberse derretido.

Prontamente los cuchicheos comenzaron, Link notaba como había zoras que se pasaban por delante de él, fingiendo servirse una cantidad incomible de camarones solo para ver la perla en su pecho, sus mejillas, orejas y cuello no podrían estar más rojos para ese momento, temió por su vascularidad o por sufrir algún tipo de derrame.

—Es la perla ¿Verdad?

—Si, te dije que lo era, es tan hermosa como las leyendas.

—Que envidia, combina tan bien con ese tono rosado de su piel.

—Si, parece que fue hecha para él.

—¡Vean que hermoso es! Era obvio que el príncipe iba a cortejarlo.

—Ojala hubiera sido yo, soy un poco más alta que él ¿Sabes?

—¡Si! Pero no eres ni de cerca tan hermosa.

Tantas palabras y el sentirse observado fue demasiado para el menor, noto como Sidon lo miraba de reojo con una sonrisa tímida, aquello era demasiado para su joven corazón y, temiendo por sufrir un infarto tomo la tableta y miro hacia Sidon.

《Lo lamento, debo ir enseguida, parece que hay un cambio en el comportamiento de Vah Medoh, necesito ir enseguida》Mintió, aunque en realidad era una mentira descarada y el príncipe no pareció creer.

—De acuerdo — Dijo aun sonriendo. Se acercó más al Hyliano y unió sus labios en un casto beso de apenas dos segundos, mismo que sirvió para que Link tapará su boca con ambas manos y su rostro terminara de ponerse más rojo que un tomate. —Con cuidado.

El rubio no respondió, cuando ya había tomado la tableta Sheikah y se había descompuesto en un brillo azul.

***

Inconscientemente había ido a parar al santuario de Sevgik donde rápidamente cambió sus ropas a las ropa femeninas de una Gerudo. Camino casi como si quisiera enterrar los pies en el piso de la ciudadela, mientras que las Gerudo, Orni y Goron a su alrededor miraban la perla en su pecho.

“¿Es que jodidamente todos lo saben?” Pensó subiendo los escalones de dos en dos hasta el salón del trono de la matriarca, no le sorprendió para nada el no verla ahí, considerando que aquella hermosa niña debía estar durmiendo plácidamente en su habitación. Redirigió sus pasos a la habitación de la chica y abrió la puerta de par en par.

Un fuerte jadeo despertó a la matriarca, quien enseguida se quitó la máscara de dormir y miro a Link tratando de enfocar sus jóvenes ojos en él, viéndolo aun borroso por el sueño.

—¿Link? — Pregunto viendo al Hyliano acercarse — ¿Qué haces tú…? ¡O por las diosas!

La chica se levantó casi de un salto de la cama y corrió hasta donde el campeón, rápidamente tomó entre sus manos la perla que descansaba contra su pecho.

—¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! ¡AAAAHhhhh! — Chillo emocionada comenzando a dar saltos en círculos por la habitación, el rubio ya no sabia si era posible sonrojarse aun mas de lo que ya estaba, pero joder, aquel día su sistema circulatorio debió haberse envejecido unos 20 años. — ¡Dime cómo lo conseguiste! ¡¿Cómo te la entrego?! ¡¿Te llevo a la zona de cortejos?! ¡¿Es tan pesada como las leyendas?! ¡DIMELO TODOOOO!

El soldado tardó unos minutos en hacer que la chica se tranquilizara, parecía estar supremamente emocionada y sin intenciones de dejarlo ir sin contarle absolutamente todo.

Le habló de la declaración de amor de Sidon, le habló de las palabras dulces, de las promesas de amor, de cómo a pesar de su posición el príncipe decía quererlo. Le dijo que lo beso frente a todo su pueblo, que le había pedido de favor no quitarse aquella valiosa joya del cuello con el objetivo de que todos la vieran.

—¡Diosas! Que cosa tan romántica — Suspiro la chica abrazando su morsa de peluche. — No tenía idea de que el príncipe Zora fuera tan romántico, quisiera conocerlo.

《Es encantador》

—Bueno, ya lo tienes en tu red, no dejes que se te escape.

《Ojala supiera como hacer eso》Dijo tristemente.

—¡Se acabó, no puedo más! — Dijo la chica — No dejaré que estés ahí, sintiendo lástima por ti mismo un segundo más Link, ¡eres el jodido campeón Hyliano! ¡el héroe de la profecía!, derrotaste al clan Yiga tu solo, algo que ni todo mi ejército pudo, salvaste a mi pueblo, salvaste al pueblo zora.

《Era mi deber》

—¡Y una mierda con el deber! ¡No eres un esclavo, ya no más! — Habló la chica levantándose sobre la cama, tratando de verse más imponente— Cuando derrotes a Ganon, si la princesa ya murió yo misma te liberaré.

Link rió tristemente.

—Ahora no es momento de pensar en eso— habló la chica tratando de entender lo abrumado que estaba su amigo — Debes prepararte para el cortejo, el cortejo de los zora es súper hermoso.

《Justo de eso quería hablar, ¿exactamente que ocurre en el cortejo?》

La matriarca pareció saborear las palabras en su boca, meditando si era correcto o no hablar respecto al tema con el rubio.

—No quiero arruinarte la sorpresa. Me lo agradecerás, créeme.

***

Cuando Link terminó el último santuario de la torre de Tabanta La creciente sensación de querer ir al dominio zora le azotó el alma, no se mentiría diciendo que no estaba aterrado, aterrado de que en esas 3 semanas que no se había parado en el dominio Sidon se hubiera olvidado de él, quizá tuvo tiempo de reflexionarlo adecuadamente, dándose cuenta de que ese tipo de relación con alguien como él era una mala idea. Quizá cuando se transportará lo recibiera una pancarta con un “Lo siento, regresa la perla de mi familia y olvidémonos de todo”

Suspiro derrotado. Quería ver a su príncipe aunque fuera para despedirse de él antes de entrar a la bestia Divina Vah Medoh. Link estaba enamorado, no podía negarlo. Quería besar a Sidon al menos una vez más teniendo oportunidad.

Suspiro y tomo la tableta entre sus manos, estuvo un corto rato mirando al santuario de Ihloma brillando de azul, hasta que con un movimiento rápido decidió apretar el botón.

Unos segundos después su cuerpo se materializó en azul en el puerto del santuario. No alcanzó a abrir los ojos cuando unos fuertes brazos lo rodearon completamente.

—¡Mi zafiro! — Exclamó la fuerte y masculina voz del príncipe de los zora, Link abrió los ojos sorprendido, incrédulo hasta cierto grado de que los fuertes brazos del príncipe lo rodearan de esa forma, apenas pudo suspirar cuando fue lanzado por el aire y tomado antes de caer mientras daba vueltas como princesa sobre el eje de equilibrio de Sidon — ¡No tienes idea de como te extrañe!

《¿Estabas esperándome?》Pregunto parpadeando incrédulo, mientras un sentimiento cálido se apoderaba de su pecho y de su estómago.

—¡¿Y que si no?! — Sidon sonrió poniéndolo sobre el suelo — Has tardado un poco esta vez, pero todo este tiempo me ha dado tiempo de preparar la primera parte del cortejo.

“¿Quiere seguir con esto?” el hyliano sentía que nuevamente la cabeza le daba vueltas. Su corazón se aceleró de una manera agradable y sintió de repente muchísima energía, como si pudiera ponerse a saltar y gritar como jodido desquiciado de la felicidad.

—¡Ven conmigo! — Hablo tomándolo de la mano, Link solo se dejó hacer consciente de lo fuerte que latía su corazón y de lo rojo que debía estar su rostro.

Sidon lo dirigió a un pasillo interior, de repente noto como los tallados en los pilares se volvían mas y mas finos conforme avanzaban.

“Los aposentos del príncipe” Pensó el menor tragando saliva. Sintió un fuerte nudo en el estomago, ahora que lo pensaba era lógico que dentro del cortejo Zora el sexo estuviera involucrado de alguna forma, de hecho probablemente era lo que más esperaba, pero el pensar que seria así solamente lo decepcionaba un poco, internamente había deseado un poco mas de romance, cariño y dulzura dentro del cortejo, quizá algunas citas, quizá algunas cartas o cosas por el estilo.

Dunma se inclinó ante ellos, hacia guardia en la puerta de la habitación de Sidon, lo que el Hyliano considero un trabajo extremadamente aburrido, luego de un momento de silencio la zora abrió la puerta a par en par permitiéndoles pasar.

La emoción recorrió las venas del príncipe, había pasado cada día de las últimas semanas buscando y recolectando solo lo mejor para su amado, había sido tan meticuloso como alguien como el campeón Hyliano, el elegido de la gran diosa se merecía. Estaba orgulloso de su trabajo y era el momento de cosechar la recompensa.

Entrar en aquella brillante habitación le quitó el aliento al campeón, era muchísimo más bella de lo que había podido ver la primera vez que estuvo ahí. Los acabados en las paredes, el brillo del oro delineando finamente cada joya incrustada en la pared, el resplandor de las piedras luminosas y el blanco de las perlas que caían del techo como bellas y valiosas gotas le hicieron sentir que la sola habitación de Sidon costaba mas que el castillo de Hyrule.

—Quiero que cierres los ojos. — Ordenó el monarca yendo hacia un enorme cofre junto a uno de los zoras, que para Link no parecía nada cómodo ya que estaba hecho también de joyas y piedras preciosas.

《Es realmente difícil, tu habitación es verdaderamente hermosa, jamás había visto tantas joyas en un solo lugar》 La risa de Sidon lo hizo sonrojar, no entendió que fue lo divertido que dijo, pero atino a sonreír tímidamente.

—Eso está a punto de cambiar, cierra los ojos, mi perla preciosa — Ahhhhh, sus piernas temblaban, aquel apodo había sido tan dulce, empalagoso y tierno que el rubio pudo sentir que flotaba, sonrió y cerró los ojos mientras ponía las piernas y las manos en posición de descanso.

Sintió el aire a su alrededor moverse, escuchó el movimiento seco de su pareja acercando algunas estructura que lo ayudará a posicionar el cofre delante de él. Rio un poco al escucharlo maldecir, parecía que el príncipe se había lastimado entre el ajetreo emocionado.

—¡Listo! Puedes abrir los ojos.

Lentamente abrió sus ojos y lo que vio lo dejó sin aliento.

Frente a él Sidon había puesto una mesa hecha de gema luminosa, sobre esta brillante estructura había un arsenal de joyas posicionadas una al lado de la otra en una hermosa y brillante fila de hermosas alhajas.

Sus ojos se permitieron examinar cada una, decir que eran hermosas era poco, parecían trabajadas con una gracia y gentileza digna de un maestro artesano que había perfeccionado su técnica por siglos. Tomó entre sus dedos unos aretes de topacio, el topacio colgaba con gracia y bajo él caían finas gotas de oro, daba la impresión de que el topacio se derritiera con gracia. Jamás había visto joyería tan fina, tan elegante y hermosa.

— ¿Te gusta? — Pregunto inquieto, Link parecía no reaccionar, por un momento tuvo miedo de haberlo ofendido con alguna de las joyas, no había tenido en cuenta el tema cultural con aquel acto, en su mente no podía imaginar una sola cultura que no apreciara una buena joyería.

《Me encanta》 Logró articular con una sonrisa tímida y las mejillas tan rojas como manzanas maduras. En seguida sus manos vagaron a un hermoso collar de diamantes, el cual era tan grande y tosco que parecía hecho con el único fin de resaltar la opulencia de quien lo portará, una parte de él quería probarse esas joyas, otra, se negaba considerándolo inapropiado. 《Son hermosas, Sidon》

Las mejillas de Sidon se tornaron azules de una forma alegre.

—¡Me alegra que te gusten! ¡Todas son tuyas ahora!

Para el príncipe fue divertido ver como su amado se crispó, el hyliano tenía un signo de interrogación tatuado en el rostro.

《¡¿Todas?!》Preguntó dejando de en el mismo lugar el collar 《Es demasiado, no puedo aceptarlo》

—Debes de — el príncipe no lo dejo terminar, tomo entre sus manos las del campeón esperando evitar que continuara negándose — Cada una de estas joyas fue diseñada especialmente para ti, a partir de ahora, y como mi pareja, recibirás solo las mejores joyas, las más exclusivas y los diseños más hermosos destinados únicamente a embellecerte.

Link negó con la cabeza, pero el príncipe lo tomó por el mentón y agachándose lo beso con dulzura. Un beso corto, y tierno, pero suficiente para recordarle a Link sus sentimientos por él.

—Te amo Link, eres mi zafiro, mi perla, la luz que ilumina mi reino, no puedo más que ofrecerte lo mejor que puedo darte.

Ah, se quería morir, el Hyliano no sabia que era lo que había hecho bien en alguna de sus vidas anteriores, pero parecía que el destino lo estaba recompensando.

***

—Diosas, te ves tan bien — Suspiro Sidon viendo a Link moverse de un lado a otro, había soltado su cabello, haciendo que los pendientes de zafiro fueran a penas unos destellos azules que sobresalían cuando se movía.

Luego de algunos besos embriagadores el príncipe había convencido al guerrero de modelar para él todas las joyas de las que ahora disponía, el campeón Hyliano no sabía mucho de modelaje, de hecho pensaba que era una industria que se había perdido con la calamidad. Aun así hizo lo mejor que pudo con las herramientas que tenía a su disposición, cambio de armaduras, sacó armas y peleó contra enemigos imaginarios mientras los aretes destellaban en sus orejas, y mientras las pulseras sonaban cual cascabeles en sus muñecas.

Sidon parecía encantado y aquello le fascinaba.

—Acércate— De vez en cuando le pedía que se acercara, con la voz más profunda de lo usual, y Link sentía que era atacado por una horda de centaleones, su cuerpo terminaba debajo del de Sidon mientras este lo acorralaba con los brazos y recorría su boca con la lengua, como tratando de memorizar cada parte de esta. Link amaba ser besado por Sidon.

Hubiera aceptado solo los besos, pero debía admitir que las joyas le gustaban. No, le gustaba ver la reacción de Sidon al verlo usándolas.

—Ahhh— Suspiro entre el beso y su pareja se alejo un poco de él, tratando de verlo.

El príncipe se sintió satisfecho al ver al pequeño Hyliano totalmente indefenso debajo de él, con sus ojos cristalizados y las mejillas rojas cuál manzanas, los labios tan rosados como una cereza.

—Eres tan hermoso. —Dijo antes de volver a besarlo.

Los minutos se convierten en horas antes de que pudieran percatarse, en algún punto de la sesión de modelaje habían comenzado a hablar. El guerrero comenzó a contarle los recuerdos que había tenido, los lugares que debía encontrar en todo Hyrule. Lo único que no le dijo fue el recuerdo de aquellos sacerdotes amarrándolo a una cama, rezando mientras le inyectaban una sustancia que le impedía moverse y enterraban un cuchillo en su garganta mientras le imploraban perdón a la diosa. Sabía que aquello sería demasiado para el príncipe. Había sido demasiado para Riju en su momento.

—¡Debe ser genial poder ver todo el mundo!

《No todo el mundo》 Habló 《A veces creo que nadie más lo ve, pero al otro lado de la cordillera de Hebra hay otra nación, he estado buscando información al respecto, pero nadie sabe nada, es como si quisieran aislarnos de lo que hay más allá》

—¿La cordillera de…? ¿Te refieres a Termina?

Link no conocía la señal para Termina, y no quería sentirse ignorante en ese momento.

《¿Sabes de qué nación habló?》

—Si, la nación al lado de Hyrule se llama Termina, es un país muchísimo más pequeño que el Hyrule, me atrevería a decir que no es siquiera una tercera parte del territorio.

La quijada de Link cayó hasta el suelo, había más del otro lado de las montañas, había más sitios que explorar, más lugares qué conocer, de repente se sintió aún más pequeño de lo que era, ahora sentía que nunca podría terminar de conocer al mundo y aquella sensación le encantaba.

《¿Puedes hablarme más al respecto?》El ceño de Sidon se frunció, preguntándose porque Link no sabía de Termina, si había sido una nación tan importante para el comercio Hyliano hacía apenas 1 siglo. Debían haberle enseñado en su educación respecto a aquella nación.

Pero una idea surcó su mente — Tengo una idea, ya es bastante tarde, quédate a dormir y responderé todas tus preguntas.

《Me encantaría, pero honestamente dormir bajo el agua no es muy saludable para los de mi raza》

—Tengo la solución para eso. — Dijo el príncipe sonriendo.

Sidon solo tuvo que chasquear los dedos y dos guardias entraron a sus aposentos, dio una orden y en menos de 10 minutos los guardias habían regresado.

El menor se sorprendió al notar lo rápidos que eran los guardias de su amado para acomodar una cómoda cama de agua junto a la piscina que servía de cama del futuro monarca. Sus mejillas se sonrojaron al darse cuenta de lo que significaba todo aquello mientras sus ojos se cruzaban con los del príncipe.

Ahora no tenía motivos para no compartir la noche (ni ninguna noche) cada que quisiera. Sonrió sintiendo nuevamente las mariposas cruzar por su estómago. Ah, estaba terriblemente mal sentirse como se sentía con todo aquello, pero aquellos eran los deseos del príncipe y no tenía manera de negarse. O eso se decía a sí mismo para no sentir que estaba rompiendo algunas reglas con su relación.

***

Link sentía que flotaba en el viento, Teba había sido muy comprensivo al hablarle de que derrotaría a la bestia divina después de que el cortejo con Sidon terminara. Parecía que Teba respetaba aquella decisión pues su raza también efectuaba un ritual muy similar.

—¡Sé amable cuando te regale sus plumas! No importa si están escarpadas, quitarlas siempre es doloroso, ¡Debes recibirlas con cariño!

El joven dudaba mucho que aquello fuera parte del ritual de cortejo de los zora, dudaba siquiera que Sidon tuviera que arrancarse sus escamas en algún punto. Pero aun así agradeció al consejo.

Había pasado la última semana regresando al dominio zora con el único objetivo de dormir lado a lado con Sidon, su cuerpo se sentía tan bien luego de descansar al lado del heredero al trono que temía pronto necesitar estar a su lado para dormir si o si. En algunas ocasiones el zora se aventuraba a tomarlo entre sus brazos y acomodarlo sobre su pecho y barriga, tratando de que se mojara lo menos posible. Las últimas dos noches que había pasado aquello habían sido las mejores noches de sueño para el Hyliano.

Muchas veces se preguntaba si podría acostumbrarse poco a poco a dormir en la piscina de su amado, sobre su pecho, o junto a él, y quizá en un acto de rebeldía propia decidió comenzar a pasar mas y mas tiempo en el agua para acostumbrar su piel.

Incluso la bioluminiscencia de Sidon, que se activaba en algún momento de la noche le resultaba encantadora y lejos de espantar le el sueño le ayudaba a dormir mejor.

Ese día Link se sentía especialmente perezoso. Quería regresar con su pareja lo antes posible.

Aunque eso no era todo. Ese día era el segundo día de su cortejo. Ese día su amado le tenía preparada otra sorpresa. Link seguía sin ser un fanático de las joyas, pero admitiría que no se reusaría si el mayor le presentaba mas.

Siendo las 4 de la tarde tomó su tableta y se transportó enseguida al palacio Zora.

***

Fuera del recibimiento habitual, donde recibía besos, abrazos y algunos halagos, esa vez lo recibió Basun, con una sonrisa amplia y una posición de descanso inamovible.

—Mi señor Link — Habló con un tono de voz orgulloso — El príncipe lo espera.

《Basun, no necesito escolta para ir a los aposentos de Sidon》

—Es que el día de hoy el príncipe no lo espera en sus aposentos, mi señor, por favor acompáñeme.

La curiosidad invadió el corazón del Hyliano, siguió a Basun casi pidiéndole que fuera más rápido, a su alrededor los zora lo miraban y sonreían. Pero un gesto lo hizo detenerse casi en seco.

Reverencia.

Le habían hecho una reverencia, los dueños de los locales comerciales se habían agachado cuando pasó a su lado, aquello no podía ser cierto. “Mi imaginación, debe ser mi imaginación” Pensó tratando de borrar aquel recuerdo de su mente.

Contrario a lo que había pensado el campeón, Basun lo dirigió a la cocina, el Hyliano anteriormente había estado ahí y sabía que no debería haber ningún zora haciendo guardia, pero los había. Cosa que solo podía significar que Sidon estaba dentro.

Nuevamente la reverencia, Link sentía que se le secaba la boca cada que veía a los zora a su alrededor agachar la cabeza hacia él.

—¡Mi señor, le damos la bienvenida, el príncipe lo espera! — Dijeron Ambas zora al unísono y las puertas de la cocina se abrieron de par en par.

Una combinación de olores desconocidos (Y deliciosos si le permitían decir) Se apoderaron rápidamente de sus fosas nasales. Casi como en un trance avanzó hasta que pudo ver a Sidon al otro lado de la puerta con una sonrisa de satisfacción amplísima.

—¡Bienvenido, mi perla! ¡Ven, mira tus regalos!

Trago saliva y dio algunos pasos al frente. Casi con la necesidad de cubrir su boca de la impresión. Había mesas y mesas repletas de comida, ingredientes y especias que no conocía. Aquello era un despliegue de aromas, texturas y sabores nuevos. Una delicia para sus sentidos.

Había frutas que en su vida había visto, había trozos de carne que no reconocía, incluso habían bebidas en botellas tan preciosas que parecían albergar ambrosía.

《¿Que es todo esto?》 Preguntó sorprendido.

—Me di cuenta que dado el trabajo que estás desempeñando por Hyrule — Comenzó a hablar el príncipe orgulloso— Las joyas no son el regalo más adecuado, pensé que quizá, ayudarte con tus provisiones podría ser mejor y más seguro para ti, así que comencé a traerte comida de todo el mundo, ¡Hay tantas cosas que no se pueden conseguir en Hyrule! Y me encargue que tuvieras de todo.

Para Link, aquellas mesas valían muchísimo más que el oro, muchísimo más que el más fino de los diamantes, no tenía palabras para la felicidad que albergaba. Casi sin darse cuenta tomó la tableta entre sus manos y amplió la cámara, tratando de enfocar cada cosa, cada fruta y trozo de carne, cada nuevo vegetal. Sintió una emoción abrumadora al darse cuenta de que la mayoría de las cosas sobre la mesa siquiera estaban en la enciclopedia Hyliana.

—¡Sabía que iba a gustarte! —Tal como Sidon sospechaba, la sed de conocimiento que tenía Link era lo que verdaderamente lo movía. El querer conocer más, el querer explorar más. Una vez descubierto esto solo fue cuestión de mover los hilos para que todas las naciones con que tuviera contacto le mandaran vía marítima un sin fin de comida e ingredientes.

《Ni siquiera estos pescados están en la enciclopedia》Dijo sonriendo emocionado 《¿Cómo se comerá esto?》

—¡Es verdad! — Hablo tomando al rubio por la mano — Vamos a sentarnos, uno de los Chef realizará una receta tradicional por cada uno de estos ingredientes.

《¿En serio?》

La emoción en el rostro de Link era palpable, Sidon se sentía feliz.

Según el cortejo Zora existían 3 tipos de reacciones ante cada fase del cortejo. La primera reacción era una débil sonrisa, un agradecimiento que dejaba ver cuán exigente era la o el zora que estaba siendo cortejado, culturalmente aquello debía motivarte a esforzarte más por conseguir alguna de las siguientes reacciones. La segunda reacción era una emoción controlada, que normalmente era acompañada con algunos besos de agradecimiento por los detalles más caros y brillantes que el zora pudiera conseguir. La última reacción era una emoción visible, aquella estaba destinada únicamente al día que se recibiera el zafiro de compromiso.

El príncipe había esperado la primera reacción de Link, pensó que aquello lo motivaría a ser mejor, como había leído por décadas en los libros de historia de su biblioteca, sin embargo, las reacciones de Link eran embriagantes, quería más. Quería verlo sonreír y sonrojarse tanto que no hubiera duda de cuan halagado se sentía por los detalles que tenía.

《¡Esto es delicioso!》 Dijo comiendo el primer bocado de “sashimi” que el Chef zora, quien miraba orgulloso cada platillo que realizaba, le entregó. 《¡No hay sabores así en Hyrule! Sidon, prueba esto》

Ahhh, El zora podía morir de alegría mientras el Chef desviaba la mirada fingiendo que no veía de reojo como el pequeño campeón Hyliano le daba comida en la boca a su príncipe. Aquel pequeño acto, destinado únicamente a los esposos, le despertaba el sentimiento cálido de querer más y más, necesitaba eso más.

—¡Si es muy bueno! — Habló el príncipe — No te preocupes, el Chef se encargará de darte las recetas de todo lo que comas el día de hoy.

《No puedo creer que hicieras esto por mi》 Hablo el campeón avergonzado 《Esto… Es lo mejor que alguien ha hecho por mi》 Link amaba que, después de ayudar a alguna persona le diera comida, amaba tener nuevas recetas, amaba probar sabores nuevos. 《Cuando estaba en el entrenamiento, y más tarde en el frente, solo podíamos comer comida que tardara en perecer, había ocasiones en que era tan mala y sabía tan salada que había que tomar litros y litros de agua para poder comerla.》

—He escuchado del servicio militar que tenía Hyrule antes de la calamidad, no pensé que les dieran comida tan mala, pensé que era lógico pensar que debían alimentar a los soldados bien para que cumplieran su función.

El rubio rió amargamente y luego comió un poco más sonriendo casi de inmediato.

《La comida buena estaba destinada a la realeza y a los nobles, como los duques o los condes, hace tiempo fui a la posición donde estaba la casa de un conde que conocí, no quedaban ni los cimientos. En un rancho me contaron que todas esas familias fueron…》

—Erradicadas. — Hablo el mayor, era bien sabido que las familias nobles de Hyrule habían caído el día del ataque, incluso niños y mujeres embarazadas habían sido asesinadas, aquel ataque era un ataque específico para la corona, no querían dejar ni un solo noble en pie. Ahora, las familias nobles constaban únicamente de la realeza Zora, Goron, Orny y Gerudo, y culturalmente jamás habían tenido más nobles que sus gobernantes por temas relacionados al linaje y la sucesión real — Aun así; tú cocinas muy bien ¿Cómo aprendiste a cocinar?

Link sonrió ampliamente, Sidon sintió que podía pelear guerras por esa sonrisa.

《Robaba》 Dijo y rió un poco 《Cuando nadie me veía tomaba los champiñones que había en el camino, o cuando nos permitían bañarnos en el río tomaba algunos pescados y los escondía entre mi ropa, cuando regresaba al cuartel prendía fuego y asaba lo que podía》

—¡Podrías haber muerto por el CO2!

《Habría valido la pena》Dijo comiendo un poco más, El zora lo miró incrédulo. 《Poco a poco pude hacerme de cacerolas, incluso en mi día libre que tenía cada 6 meses pude ahorrar lo suficiente para comprar una barra de mantequilla, ese día comí mejor que nunca en mi vida, luego, cuando conocí a Zelda ella me dio muchas libertades, mientras ella hacía investigaciones o tenía que hablar con los monarcas me permitía cocinar algo mientras armaba el campamento, incluso una vez me regaló un pequeño libro de recetas.》

—¿Que le paso a ese libro? — Pregunto notoriamente conmovido por la historia de su pareja.

Link pareció saborear las palabras y reír un poco por lo bajo

《Cuando recordé todo esto me dirigí rápidamente al castillo. En las afueras estaba el cuartel, mate a todos los guardianes, y comencé a recorrer todos esos pasillos conocidos, mi habitación había sido… especialmente… destruida, no quedaba siquiera rastros de la habitación donde dormía, más que una mancha en el suelo》

—Las historias cuentan que cuando Ganon tuvo en su poder a los guardianes te buscaron a ti y a Zelda, imagino que tu habitación fue de los primeros lugares visitados.

Link asintió, pero no volvió a decir nada al respecto, se centró en disfrutar de los nuevos sabores y de la compañía de su príncipe.

***

Sidon se sentía por los cielos. Luego de que Link se sintiera lo suficientemente satisfecho para no poder probar bocado más de todos esos sabores nuevos para él fueron directo a sus aposentos. El guerrero jamás se había portado tan cariñoso con él como aquella noche.

Lo besaba con dulzura, como si quisiera expresar su agradecimiento, se abrazaba a él como si no pudiera dejarlo ir, sus manos traviesas y pequeñas recorrían su espalda y sus dorsales. Poco a poco Link lo iba dirigiendo hacia la cama, donde el zora tuvo que usar todo su autocontrol para controlarse, ya que esa vez sentía que su amado quería más que una conversación íntima en hasta altas horas de la noche.

A pesar de eso Link parecía seguir feliz y durmió toda la noche a su lado abrazándolo con dulzura, en la mañana cuando el príncipe tuvo que refrescar sus escamas en su cama convencional Link salió casi de inmediato de la habitación con rumbo a la nueva aldea que estaba creando junto a Karid.

Fue entonces cuando comenzó con su plan.

***

La nueva aldea que Link estaba formando prometía. Al principio tuvo sus dudas, pero ahora tenía la certeza de que sería un lugar grande y hermoso, su esperanza era tener un lugar que albergará a todas las razas de Hyrule, a todas esas personas que sentían que no encajaban del todo en sus tribus, o que necesitaban más.

Sonrió contento yendo a contarle su nueva idea a su pareja, recientemente quería contarle todo al príncipe, amaba quedarse conversando por horas, saber los deseos del otro, los sueños y los anhelos más puros de su corazón. Sabía que el sueño más grande de Sidon era conocer todo Hyrule de pies a cabeza, y no descansaría hasta poder cumplirle la promesa de llevarlo a recorrer cada parte, cada reino, cada montaña donde pudiera llevarlo, cada río, lago o laguna.

Grande fue su sorpresa cuando regresó al palacio, deseoso de conversar con Sidon respecto a este nuevo proyecto que tenía entre manos, cuando lo recibió un brillo inusual apenas aparecer en el santuario.

Era un brillo azul fuerte, era como si el palacio estuviera brillando más de lo habitual, camino a penas unos pasos sobre las escaleras y se quedo sin palabras ante lo que miro.

La plaza entera estaba cubierta centímetro a centímetro de campanas mudas, que brillaban gloriosas por la luz de la luna, a su alrededor no había nadie, como si la plaza estuviera destinada solo a él, quedó hipnotizado ante la belleza y el aroma tan dulce y característico de las flores llenando le los sentidos, incluso había flores trepando traviesas por la estatua de Mipha. ¿Qué era todo eso?

Antes de que pudiera pensar en buscar a alguien a quien preguntarle una voz lo sacó de su ensoñación.

—¿Es hermoso, no crees? — La voz de su novio lo hizo voltear hacia arriba, donde el príncipe lo miraba con una sonrisa, se dio cuenta entonces de que no solo la plaza estaba cubierta de aquellas hermosas flores, si no que todo el palacio. Sidon dio un salto y de repente se encontraba junto a él con una sonrisa de triunfo — Me dijiste que la flor de “princesa de la calma” te recordaba a Zelda, bueno, esta flor me recuerda a ti.

Sidon se agacho un poco y con sus manos recogió una flor, Link sentía su corazón latirle en la garganta mientras su novio dirigía la flor hacia él, como un gesto romántico, como el gesto romántico que tantas veces había leído en aquellos cuentos infantiles donde un príncipe se enamoraba de su sirvienta.

— Ambos brillan, aunque su voz no suene, ambos iluminan con esperanza este reino mutilado. Y ambos se han ganado un lugar en mi corazón por los siglos venideros. Quería que vieras cuán importante eres para mi y esto es imposible que no lo veas. — Link no pudo evitar suspirar mientras tomaba entre sus manos la flor que el príncipe le entregaba, sus manos temblaban de emoción — Eres en este momento Link, lo más preciado para mi.

Y el guerrero no pudo más, dejó de lado la flor y se lanzó a los brazos de aquel elocuente príncipe quien apenas pudo reaccionar cuando ya tenía los labios del Hyliano sobre los suyos.

Un grito de emoción y gloria se hizo presente. Link abrió los ojos y se apartó un poco de Sidon, en su emoción no se dio cuenta de que todos los estaban viendo desde los pasillos flotantes alrededor del palacio, los zora gritaban emocionados, aplaudían y festejaban.

La vergüenza lo golpeó en la cara, pero su príncipe lo tenía abrazado por la cintura y a al menos 1 metro del piso, por lo que no pudo hacer más que ocultar su rostro en el pecho del príncipe quien se rió.

《Lo siento》 Hablo tímidamente, temiendo haber cometido un error.

—No tienes porqué disculparte. Creo que todos saben lo que estamos haciendo aquí ¿Sabes?

“Lo que estamos haciendo aquí” Repitió el rubio en su mente. Si, ahora era la pareja de un príncipe, estaba recibiendo el cortejo de la segunda persona más poderosa dentro de ese palacio. ¿En qué posición lo dejaba eso? ¿En qué posición lo dejaba eso con Zelda? Cuando ella regresara (Si es que lo hacía) él volvería a ser oficialmente un esclavo para ella, no podría continuar con esa relación si ella se lo impedía.

Él no era libre. Link solo estaba aprovechando el tiempo, sabía que lo suyo con Sidon no tenía futuro. Sabía que en cuanto terminara con la calamidad las cosas dejarían de ser así. Tendría que dedicar su vida nuevamente a la princesa porque era su deber, era una herramienta de la que Zelda jamás se atrevería a dejar de disponer.

No quería romperle el corazón a su novio. Solo quería que aquello durara lo que tuviera que durar, para esas alturas ya sabía que Sidon no se arrepentiría de pedir cortejarlo, estaba más que claro que tenía un objetivo y que haría todo lo que estuviera en sus manos para conseguirlo. Quizá era egoísta de su parte querer aprovechar el tiempo que tuvieran juntos, quizá incluso estaba mal no hablar claramente con su pareja respecto a su sospechas de que Zelda seguía viva dentro del castillo. Pero no estaba dispuesto a dejar de sentirse amado tan pronto.

Sidon lo hacía sentir como el ser más valioso sobre el planeta tierra, no renunciaría a eso mientras pudiera.

La idea de volver a besar al príncipe se apoderó de él. Si. Iba a disfrutar de aquella fantasía mientras pudiera.

《Vamos a tus aposentos》Firmo, mirando a los ojos dorados del príncipe.

—¿Mis aposentos? —Reto el príncipe — Querrás decir, nuestros aposentos ¿No?

Las mejillas del campeón resplandecieron en un tono rosado hermoso, mientras desviaba la mirada y se abrazaba del cuello del príncipe. “Nuestros aposentos” pensó emocionado.

***

¿Qué tan malo era sentirse en un cuento de hadas? ¿Sentir que el mundo entero le pertenece cuando se encontraba al lado de aquel hermoso príncipe que besaba como si no hubiera un jodido mañana? Y es que, aunque habían pasado dos semanas desde el día que Sidon lleno el dominio zora de flores para él, sentía que su cuerpo seguía ardiendo de deseo y amor. Por lo que ni corto ni perezoso tomo la tableta Sheikah, dispuesto a transportarse.

El rubio amaba a las hadas, sabía que en una habitación especial los zora las criaban con el objetivo de drogarlas y hacerlas flotar en sus bailes como una atracción morbosamente hermosa. Link jamás había cuestionado que tan moral era todo aquello. Y en ese momento menos pudo cuestionárselo.

Apenas entró a sus aposentos (Sentía que jamás podría decirlo, pero amaba pensarlo, su mente, al menos, era libre ahora.) el revolotear de las hadas lo atrajo, había hadas danzando de un lado a otro, bajando y subiendo por toda la habitación, dando un espectáculo de luces y polvillo brillante que no tenía comparación.

Suspiro feliz buscando con la mirada a su novio, quien nadaba en su piscina, sonriéndole ampliamente.

—Mi perla preciosa — Saludo el príncipe — Es un placer verte, como todas las noches.

Link no pudo evitar reír un poco.

《¿Qué es todo esto?》Preguntó intrigado, mordiéndose los labios a la espera de su siguiente regalo. Sidon lo estaba volviendo alguien malcriado.

Sidon dio un salto para ponerse de pie, miró a Link y con una seña le pidió que se cubriera los ojos, el rubio negó jugando y procedió a obedecer. Intrigado, tratando de olfatear o escuchar alguna pista de que sería el siguiente regalo que recibiría. Escucho algo arrastrarse, pero esta vez sonaba ligero y fácil de manipular al menos para Sidon. Sus ojos se mantuvieron en la oscuridad por varios segundos antes de que las enormes manos de su novio se posaran sobre las suyas.

—Abre los ojos, zafiro mío. — Ohhhh, esos apodos cariñosos le derretían por dentro. Link bajo las manos y abrió los ojos lentamente, casi temiendo atragantarse con su propia saliva.

Frente a él se desplegaban una serie de armaduras y ropajes de todo Hyrule, también habían hombreras y cinturones similares a los que usaban los Zora, se detuvo a ver cada una de las nuevas armaduras que le obsequiaba Sidon, algunas de ellas ya le eran conocidas, pues tenía alguna prenda, pero verlas ahí, todas reunidas le acelero el corazón.

《¿Como lo hiciste?》 Preguntó con los ojos iluminados, las hadas comenzaron a posarse traviesas sobre las armaduras, las cuales se sostenían gracias a maniquíes de su tamaño. 《Muchas de ellas llevan siglos escondidas, son… No puedo creerlo, debió tomarte tanto tiempo conseguirlas todas》

El mayor río mientras abrazaba al pequeño Hyliano contra su pecho, sintiéndose supremamente feliz cuando el abrazo fue correspondido con entusiasmo.

—¿Recuerdas que te hable de nuestra biblioteca? Bueno, en los registros antiguos estaban escritas las leyendas de donde se encontraban estos tesoros, solo fue cuestión de pedir a Jaht de que interpretará algunas de ellas con un mapa topográfico de Hyrule, después de eso fue fácil ir a buscarlas.

《Haces que parezca que lo estuve haciendo todo mal》 Se rió el Hyliano, había algunas que llevaba un tiempo buscando. 《Gracias Sidon》

—Haría cualquier cosa por ti Link, lo que sea, esto es solo una pequeña parte de lo que puedo ofrecerte — Un escalofrío recorrió al Hyliano de pies a cabeza — Se que aun tienes dudas respecto a nosotros, se que el fantasma de Zelda te acecha y piensas que podría separarnos, pero créeme, pelearía mil guerras por estar contigo, y si tengo que levantarme contra la corona Hyliana por estar contigo lo haré gustoso.

Ah, su corazón podría detenerse. Dio un salto como si escalara a Sidon y enredo sus brazos alrededor de su cuello besándolo profundamente, la saliva de aquel príncipe sabía a ambrosía contra sus labios. Se sentía tan amado, tan valioso. Tan libre a su lado.

No quería que esos momentos terminaran nunca. Si la idea de abandonar a Zelda y quedarse únicamente al lado del príncipe de Lanayru no involucrara la muerte de miles de civiles más, quizá lo hubiera tomado en cuenta.

Pero no era el caso. Y en efecto el fantasma de esa princesa caprichosa que se negó a liberarlo una vez lo acechaba.

《No se como agradecerte todo lo que has hecho por mi》 Dijo separándose, confiando en que las manos del príncipe lo sostuviera 《Todo hasta ahora ha sido maravilloso, es… no tengo palabras》

Sidon sintió que su pecho se expandía de orgullo 《¿Yo también debo cortejarte a ti? cómo traerte regalos o algo por el estilo》

De repente la mente de Sidon hizo cortocircuito ¿Link? ¿Cortejarlo a él? Parpadeo un par de veces ante la idea, le resultaba cuando menos descabellada. Jamás ningún príncipe o princesa, en más de 9 milenios de historia había sido cortejado. La familia real siempre era quien cortejaba a sus parejas, pues, tradicionalmente se creía que si alguien de la familia real se fijaba en otra persona, esta persona debía ser en demasía excepcional y por ende ser merecedora de un cortejo tan costoso como las estrellas, se decía también que el cortejo del futuro rey o reina siempre debía ser costoso pues esto aseguraba la prosperidad del pueblo.

—No, en realidad sería incluso ofensivo que lo hicieras

《¿Ofensivo?》

El príncipe pensó un poco antes de explicarle a Link aquel choque cultural, preguntándose también como seria en los hylianos. La conversación sobre la cultura zora fue amplia, tanto que tuvieron que sentarse en la cama de agua de su pareja mientras comían unas brochetas que el Hyliano tenía ya preparadas.

Resulta que había muchas diferencias entre ambas culturas.

Link le explicó que con los hylianos tanto el hombre como la mujer se dan regalos, pues se considera que el amor es algo mutuo, aquello resultó tan descabellado para Sidon que no pudo evitar gritar.

—Si ya acepto estar contigo ¿Porque no sería mutuo?

A lo que el menor no supo responder. Resultó también que los zora no abortaban, no por que su sociedad lo impidiera, sino porque el cuerpo zora por sí mismo no tiene la capacidad de entrar en celo a menos que existan las condiciones básicas para mantener a un bebé, su celo y a su vez la natalidad estaba tan relacionado a su estabilidad como nación que eso explicaba el porque eran un pueblo tan próspero. Debían serlo si no querían extinguirse.

《Eso me recuerda》 Las mejillas del mas joven se sonrojaron 《El sexo con ustedes… ¿Cómo es?》

Ah, si, Sidon había pensado que aquel era un tema del que debían hablar en determinado punto. No era idiota, después de lo ocurrido en la cueva aquella tarde había investigado como loco todo lo que pudo encontrar relacionado al celo de los Hylianos, no había algo como tal, habían ciclos de ovulación, y solo las mujeres hylianas lo presentaban, aun así el cambio que provocaba en su forma de actuar y en su apariencia física era tan mínimo que muchas mujeres hylianas no se daban cuenta de cuando estaban ovulando. Un hombre Hyliano podía fecundar en cualquier época del año.

Cuando investigo mas de sexo descubrió que los hombres hylianos también podían ser penetrados, solo que no contaban con una vagina (Le sorprendió bastante el hecho de que las mujeres solo tuvieran una) si no que la penetración debía ser analmente. La idea de penetrar al Hyliano lo mataba de curiosidad y deseo, había fantaseado tantas veces con eso que podía desgarrarse las vestiduras en cualquier momento y hacerlo suyo. Justo por eso procuraba tener más autocontrol, quería hacer las cosas bien con el rubio.

—S-Supongo que igual que ustedes.

《¿No habías mencionado algo de huevos?》

— Si… supongo que ahí radica la diferencia — Hablo lanzando una carcajada — A diferencia de ustedes, que tienen genitales externos, los nuestros son internos, tenemos una membrana en nuestra pelvis que solo se abre cuando tendremos coito, una vez existe una fecundación la hembra crea en su interior huevos, mismos que expulsa al cabo de 3 semanas, a partir de ese momento la gestación se realiza en las piscinas comunitarias.

《¿Como saben cuál es su hijo?》Pregunto escandalizado.

— El aroma — el monarca señaló su rostro, después sus costados — En principio tenemos branquias, pero como rasgo evolutivo de los zora de río contamos con olfato fuera del agua. Nuestros hijos huelen a nosotros, no hay lugar a errores.

Link sabía que existían dos razas de zora: Los de río y los de mar. Jamás había visto un zora de mar, pero moría de curiosidad. Sin embargo, no le correspondía hacer ese tipo de preguntas.

Aún.

《Yo soy un hombre》Recalco《No podrás tener hijos conmigo, y tampoco… sexo de la manera convencional…》

Link se sonrojo y bajo la mirada desviando ligeramente. Esperando que Sidon entendiera lo que quería decir: el rubio era muy consciente de que al no contar con una vagina, habría sexo anal si o si. No era idiota y sabia que debía ilustrarse lo más que pudiera respecto a ello, por lo que en sus muchas visitas a la biblioteca Gerudo, encontró por fin un libro que le sirvió de maravilla.

Descubrió términos nuevos como “dilatación”, que era, probablemente, lo más importante que había descubierto. Descubrió lo que era el lubricante y como usarlo, y más pronto que tarde se encontró a sí mismo escabulléndose a un rancho, pagando tanto dinero como le pedían por una habitación lo más alejada de las demás, y abriendo las piernas para usar el lubricante recién adquirido (Gracias Terry, por ser un vendedor tan discreto) e introducir uno o dos dedos en su cuerpo.

Y aunque al principio casi llora del dolor, no siendo capaz de utilizar sus dedos por más de 4 minutos, con el tiempo (y mucho, MUCHO, lubricante) llegó a disfrutarlo bastante, fantaseando con Sidon sobre él, fantaseando con envolver las piernas a su alrededor implorándole por mas calor, mas profundidad.

Así que el campeón Hyliano se sentía bastante emocionado por tener sexo con su pareja.

—¿E-Ese no será un problema para ti? — preguntó al ver que las manos de Link se mantenían quietas.

Link tardó un rato en contestar.

《De hecho, es justo lo que estoy esperando》 Fue el turno de que las mejillas de Sidon se encendieran.

 

 

Notes:

Cada vez más cerca de que estos dos tengan sexo y no saben como me emociona! Jajajajjaa estoy amando muchísimo este ff, y de verdad me alegra todo el amor que estoy recibiendo con él! De verdad gracias a todas las y los que leen sobre este shipp al que llegue muy tarde jajaja

La verdad amo el tema del cortejo zora, se me hace lo más romántico del mundo, pero siempre tengo este choque cuando la gente lo escribe porque ponen que Sidon esta bien pendejo jajajaja, es que seamos honestos, Sidon es un príncipe, al ser un príncipe además de la educación privilegiada que debe tener, también debe tener estudios en política y cultura de todas las regiones con las que comercie su reino, así que se me hace ilógico que no sea capaz de adaptar las etapas de su cortejo con las costumbres Hylianas, acá nomas tuvo broncas con las joyas y a partir de ahí ya supo por donde ir jajajajaja

¿A ustedes que les pareció? Eso si, el cortejo aun no termina jsjsjsjs

Próximo capitulo: 15 de septiembre.

Besitos en el deste.

Dulce de Luna

Chapter 9: Capítulo 8: Piedra luminosa.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 8: Piedra luminosa.

Una sonrisa tonta se desplegaba en sus labios cada que recordaba cada uno de los días del cortejo, era imposible no recordarlo cuando ya tenía sobre su piel las nuevas armaduras que Sidon le había regalado con tanto cariño.

Además de 500 diamantes, que habían sido su último regalo. Link jamás había visto tantos diamantes juntos al mismo tiempo. Se sentía en ese momento la persona más rica de Hyrule.

Se apareció en el santuario de Ranhtoe y guardó la perla de la familia real de Lanayru debajo de su armadura. Abrió la paravela y cayó directamente en la tienda de la aldea Kakariko. No había un lugar donde las flechas de fuego fueran mejor que en Kakariko.

Esperaba solo tener que bajar la mirada y no hablar con nadie. Pero apenas pagó cuando uno de los guardias le cerró el paso.

—La jefa quiere hablar contigo.

El guerrero suspiró y lo siguió a regañadientes a la casa de Impa, quien en cuanto entró lo recorrió con la mirada de arriba a abajo, como buscando algo que ya no estaba ahí.

—¿Has recuperado todos tus recuerdos? — preguntó mirándolo fijamente.

Link negó con la cabeza 《No todos》

—Eso me parecía —dijo la anciana, y su tono llevaba el peso de algo no dicho—. ¿Hay algo que quieras contarme? ¿Alguna... novedad?

El rubio entrecerró los ojos. 《No, nada, en unos días iré a apaciguar a la bestia divina Vah Medoh, pero no hay nada más.》

—¿Ni siquiera un curioso collar? —Las palabras de Impa cortaron el aire, y Link no pudo evitar que su cuerpo se tensara—. Los rumores viajan rápido por estas tierras, tan rápidos como el viento. O como las mareas, en este caso.

El menor apretó los labios y rodó los ojos.

《No tengo tiempo para rumores en este momento, tengo una misión y lo sabes》

Un largo silencio se hizo presente en la sala. Impa parecía dolida, como si incluso le doliera físicamente todo aquello.

— ¿De verdad no lo recuerdas? ¿O es que no quieres recordarlo?

《No sé de qué hablas, Impa.》 frunció el ceño, y toda su frustración acumulada comenzó a desbordarse. 《Si quieres que recuerde algo específico, podrías decírmelo. Una ayuda de verdad me vendría bien, ¿sabes? Llevo meses salvando Hyrule solo. Lo único que has hecho por mí es darme una túnica y un montón de fotografías que no me dicen nada.》

Link manoteaba de una forma violenta, casi como si quisiera cortar el aire con las manos, con movimientos cargados de una amargura que había estado conteniendo demasiado tiempo.

《Has recorrido todo Hyrule durante estos cien años, ¿no podrías al menos decirme dónde están los lugares de esas malditas fotos? Pero no, es más cómodo quedarse ahí sentada, filosofando sobre recuerdos, mientras esperas a que el héroe lo resuelva todo solo.》

La anciana se estremeció como si hubiera recibido una bofetada. Sus ojos se llenaron de algo parecido al dolor, mirando a Link como si no lo reconociera.

—Jamás pensé... no creí que te sintieras así. Como si estuvieras completamente abandonado.

Pero Link ya había cruzado esa línea, y no había vuelta atrás. Las palabras salían de él como agua de una presa rota.

《Porque lo estoy. Tu "ayuda" es tan útil como una gota de agua en el océano. Hago todo esto sin quejarme porque es mi deber, pero no toleraré que juegues conmigo pidiéndome que recuerde cosas que tú sabes perfectamente y que te niegas a compartir.》

Impa bajó la mirada, con las manos temblando ligeramente.

—Lo siento, Link. De verdad que lo siento. No es nuestra intención que te sientas solo, pero debes entender... hemos perdido la esperanza. Estos cien años han sido una agonía lenta. El reino...

《Entonces deja de pedirme que recuerde cuando no piensas hacer nada para ayudarme a hacerlo.》

Sin más palabras, el soldado salió de la habitación dando un portazo que resonó por toda la casa.

Caminó apenas unos pasos antes de activar la tableta Sheikah para transportarse al primer santuario que sus dedos pudieron tocar, y tan pronto como apareció en el lugar sagrado, se desplomó de rodillas, jadeando. Su corazón latía desbocado contra sus costillas.

"¿O simplemente no quieres recordarlo?"

Las palabras de Impa se repetían en su mente como un eco enloquecido, rebotando una y otra vez sin darle tregua. Su respiración se volvió errática, como si hubiera olvidado cómo funcionar. ¿Qué era eso que había perdido? ¿Y por qué cada fibra de su ser se resistía a recordarlo? ¿Qué significaban esos vacíos en su memoria, esos espacios en blanco que dolían cuando intentaba explorarlos?

Instintivamente, su mano se dirigió a su pecho. Sus dedos encontraron la perla bajo la armadura y la sacó, permitiendo que su luz azul iluminara la penumbra del santuario. Era hermosa, hipnótica en su brillo, y sin embargo...

¿Por qué se había esforzado tanto en ocultársela a Prunia e Impa? ¿Por qué sentía que mostrarla sería como abrir una herida que prefería mantener cerrada?

Honestamente, no quería saberlo.

***

Teba había resultado ser más paciente de lo que Link había pensado, al principio pensaba que el futuro patriarca de los Orni solo le daría unos cuantos días, quizá una semana para el tema del cortejo con el príncipe de los zora, pero habían pasado casi 3 meses y Teba parecía seguir tranquilo respecto al tema de volar a la bestia divina. Cuando Link investigó a que se debía esto descubrió que el cortejo de los Orni duraba aproximadamente 1 año, pensó que si habían esperado 100 años a que la bestia divina dejara de chillar incansablemente por los cielos podían esperar 1 año más sin problema.

Pero al cortejo de Sidon no le quedaba mucho tiempo. El hyliano temía que era lo que sucedería al final de dicho cortejo, rezaba secretamente porque lo único que pasara fuera una ronda de sexo salvaje en compensación por todo el trabajo que había causado la planeación y ejercitación de cada uno de sus regalos. Y en el fondo de su corazón temía que el cortejo acabará con un anillo de compromiso que tendría que rechazar. No podía comprometerse a algo que no podía cumplir.

Le pertenecía en cuerpo y alma a Zelda, y sabía que una vez la rescatara esa mujer no le permitiría regresar al dominio zora en mucho tiempo, el tener un anillo en su dedo era como tener la cabeza puesta en una guillotina. Su novio había mencionado la posibilidad de alzarse en armas si era necesario. Sabía que Riju deseaba con su alma el escenario propicio para levantarse en armas contra la corona Hyliana y aunque los Orni tenían una posición más pasiva respecto a él y la guerra debido a su lejanía y a que objetivamente habían sido la región menos afectada por el cataclismo, Link sabía que deseaban en secreto mas poder, mas reconocimiento por parte de las demás tribus.

De momento no había tenido contacto con los Goron, además de los pocos que encontró en la ciudadela Gerudo, aun así, no se imaginaba a aquellos gigantes de piedra siendo pacíficos y no deseando aprovechar una guerra para obtener lo que sea que desearan.

Por el bien y el honor de Hyrule debía rechazar la posibilidad de casarse con su pareja si es que este lo proponía.

“Ojala…” Por un momento, el deseo de que al igual que los campeones, Zelda hubiera perecido en batalla se apoderó de su cabeza. Echando la idea a un lado casi de inmediato. No podía pensar así de la princesa a la que había jurado proteger con su propia vida.

***

A más de un Zora le pareció extraño el acto del príncipe Sidon aquel día.

El príncipe había mandado a sacar de la colección real una serie de joyas y retratos de antiguos miembros de la familia real. Aquellas eran joyas, hombreras, cinturones, algunos brazaletes que no se habían visto en más de 2 siglos, no cabía duda de la belleza de aquellas alhajas, habían sido pulidas meticulosamente por Dagio hasta el punto que parecían tan nuevas y hermosas como el día que se crearon.

Link había dicho en dos ocasiones que no podía aceptar algo de tal valor, antes de que el príncipe diera un monólogo de cómo de ahora en adelante el Hyliano era parte de los zora, y que aquellas joyas le pertenecían de aquí en adelante al igual que él le pertenecía al dominio. Fue realmente bello ver al rubio lanzarse en brazos del príncipe a besarlo mientras el príncipe lo envolvía en sus brazos con fuerza y dulzura.

O eso había dicho Kayden quien había espiado el momento tan íntimo desde una de las ventanas, procurando no ser visto usando unas joyas como espejos.

Cuando el Hyliano se había ido ya era la comidilla de todo el mundo, se hicieron recuento de joyas, incluso algunos con posiciones más privilegiadas se habían dado a la tarea de revisar en el inventario de las bodegas para ver qué joyas faltaban y ver a cuánto ascendía la fortuna del Hyliano. Algunos estaban tan alarmados con la cantidad que se comenzaba a hablar de pedirle al príncipe ponerle al menos 1 escolta al campeón Hyliano por si era asaltado por el clan Yiga.

—¿Pero el zafiro sigue en las bodegas?

—Si, sigue en las bodegas reales, no hay nada en los inventarios de que se haya movido de ahí.

El zafiro de los zora, la pieza de arte y la joya más antigua del dominio zora, se decía que aquella joya estaba en la familia real desde la guerra del destierro, era tan antigua que no existía el registro de que fuera fabricada y muchos consideraban factible la probabilidad de que aquella majestuosa joya fuera realizada cuando los Zora aun siquiera dominaban el idioma de la superficie.

Según la tradición aquella era la joya con que todos los príncipes y princesas pedían a sus parejas desposarse en la penúltima etapa del cortejo. Aquel día, entre todas las joyas que Link había recibido aquel zafiro brillaba por su ausencia.

—¿Será que el señor Link es solo un juego para el príncipe?

—¡Eso sería adulterio!

—¡El príncipe no se atrevería jamás a algo así!

—¡Es verdad! El concejo de ancianos ya habría mandado a castigar al príncipe de ser así, debe haber una buena razón por la que no le dio el zafiro zora.

Entre tanto ajetreo y cuchicheos el palacio estuvo ocupado casi todo el fin de semana. En algún punto fue Rivan el de la idea de oro. Su idea consistía en pedirle a Basun, el capitán de la guardia de Sidon, preguntarle directamente al príncipe por qué de aquella decisión. Al ser alguien tan cercano al príncipe la pregunta no sería nada de qué sospechar.

Luego de unas horas de pedírselo incansablemente Basun aceptó.

Caminaban en medio de la plaza al medio día, mientras el príncipe miraba de reojo la estatua de su hermana y media de vez en cuando con las manos desde lo lejos, parecía meditar algo mientras hablaba entre dientes.

Basun, sintiéndose especialmente sucio con esa decisión llamó al príncipe.

—S-Su alteza

—¿Mmm? ¿Ocurre algo? — Hablo el príncipe volteando ligeramente, viendo a su guardia, azul como el mar y con los labios rectos en una mueca de vergüenza.

—S-Si… Y-Yo… qui-quisiera saber… ¿Por qué no le dio el zafiro de los zora al señor Link? S-Según la tradición…

—Conozco mis tradiciones Basun — Dijo Sidon con una sonrisa, consciente de que los observaban y escuchaban — Creci con ellas.

—S-Sí principe.

Luego de un largo silencio, el heredero al trono lanzo una carcajada, divertido.

—Nuestras tradiciones no son las únicas que importan, ¿Sabes? — Hablo con tranquilidad, y varias bocas quedaron abiertas en un “o” de sorpresa —En mi relación las tradiciones del pueblo de Link también son importantes, siendo Link alguien tan importante como es, era obvio que deberíamos respetar una o dos tradiciones, así como él ha respetado las mías.

—¿A que se refiere, alteza?

—Hablé con el concejo de ancianos hace unos días ¿Recuerdas? — Dijo amablemente tratando de que su voz sonara clara — Le pediré a Link que se case conmigo, pero en el momento adecuado según las tradiciones hylianas.

—No tenía idea que las tradiciones hylianas fueran tan estrictas respecto al tema del tiempo ¿Eso cuanto es?

—Aproximadamente 10 años — Dijo y escuchó un suspiro colectivo que nuevamente lo hizo sonreír ampliamente, 10 años para los zora era casi un suspiro. — Les hable al concejo de esto y aceptaron esperar sin declarar que Link y yo estábamos en adulterio esta cantidad de tiempo. Así que este será probablemente el cortejo más largo en la historia zora.

—¡Cómo se esperaba del príncipe!

—¡10 años de cortejo! ¡Eso es tan hermoso!

—Definitivamente será un cortejo muy caro, ¡nos esperan décadas de muchísima prosperidad!

—¡Quizá incluso podamos construir un palacio más grande!

Los cuchicheos no se hicieron esperar, Sidon se sentía incluso culpable de todo aquello.

Había mentido dos veces, una con el concejo de ancianos, y otra, en ese momento.

La tradición Hyliana era una mentira, no existe algo tal como eso, había tenido que mentir porque en efecto no consideraba que Link estuviera listo para un compromiso tan grande, no al menos que Zelda lo liberara, aquella era una batalla que estaba dispuesto a luchar, pero que no podía luchar con el zafiro zora en el cuello de su pareja.

En algún punto de la reunión con el concejo de sabios le habían preguntado respecto al sexo, tuvo que mentir nuevamente. Sabia que Link deseaba que su relación se volviera mas carnal, él mismo lo deseaba, y según su cultura no podía mantener relaciones sexuales con el Hyliano fuera del matrimonio o seria ejecutado con deshidratación.

Mintió con la promiscuidad de los Hylianos, hablo de como tenían relaciones sexuales sin estar casados a modo de encontrar una pareja sexual a la altura y que con esta pareja se casarían pues un buen desempeño sexual les garantizaba una buena cantidad de hijos sanos que mantuvieran la especie. Culpo a los registros de no estar actualizados a las cambiantes costumbres de otras razas y dijo que cuando fuera rey la antropología sería mucho más versátil con las demás culturas.

Claro que los ancianos se escandalizaron, pero les dijo que había llegado a un acuerdo con su novio, un acuerdo donde este no buscaría más parejas sexuales hasta terminar el lapso del cortejo y que si no se sentía satisfecho con su desempeño podría irse y él recibiría las consecuencias según la ley Zora.

No se sentía especialmente orgulloso de haber mentido, pero se sentía orgulloso de haber sonado tan convincente que ningún anciano dijo nada cuando entre las joyas de Link no venía el zafiro zora.

A veces por amor hay que mentir. Esperaba que sus mentiras sirvieran para el futuro.

***

Link estaba emocionado, Aquel era el último día del cortejo, trato de ir a unas aguas termales para asegurarse de que su piel estuviera extra suave, incluso pasó horas en el spa de la ciudadela Gerudo con el mismo fin, al cabo de unas horas (casi medio día) su piel estaba tan suave e hidratada que sentía que podía resbalarse por cualquier superficie. Trato de que su ropa se viera mejor que nunca, incluso peino su cabello en una coleta más apretada de lo normal dejando ver perfectamente sus orejas con un par de aretes que su pareja le había regalado y que según había dicho eran de su bisabuela. La mujer tenía muy buen gusto, juzgo.

Cuando se sintió listo para ver al príncipe zora se transportó al dominio sintiendo su corazón latirle en las orejas. Esperaba esa noche tener un acercamiento más íntimo con el príncipe, quizá incluso tener relaciones por primera vez.

En cuanto abrió los ojos se encontró con Sidon, sentado en las gradas de la cámara del santuario, verlo sentado con las piernas abiertas le dio una vista increíble de lo torneadas y enormes que estaban las piernas del príncipe, deseando que todo su cuerpo fuera proporcional se acercó a su amante con una sonrisa, posicionándose entre sus piernas, enredando sus brazos alrededor del cuello de su amado y besándolo profundamente.

Sintió las manos del príncipe a su alrededor, acariciando lentamente su espalda mientras sus lenguas se entrelazaban en una danza suave y deliciosa.

—Te esperaba — Jadeo el príncipe con dulzura.

《Oh, ¿De verdad?》 dijo con una sonrisa 《Pensé que mi visita era una sorpresa》

Sidon rio sonoramente.

—En estos casos, mi perla preciosa, el de las sorpresas, debo ser yo — y lo beso nuevamente, pero se separó casi al instante — Por favor, cierra los ojos.

¿Ahí mismo? Link entendió entonces que ese día, el regalo que le tenia Sidon no era una unión carnal, trato de no decepcionarse y sonriendo cerró los ojos.

No pasó mucho tiempo antes de que sintiera como el zora tomaba su mano, extendiéndola sobre la suya, entonces sintió el peso de un pergamino.

—Puedes abrirlos.

Link abrió los ojos encontrándose con un pergamino perfectamente enrollado en su mano, tenía el sello de la corona zora y el papel era azul, lo sintió entre sus manos, se sentía de una buena calidad y probablemente el gramaje fuera tan alto debido a su resistencia al agua. Miro los dorados ojos del príncipe antes de desenredarlo.

El pergamino era realmente un decreto. Un decreto donde se nombraba a Link oficialmente la pareja de Sidon, con todos los derechos que esto implicaba. Leyó sintiendo un nudo en el estómago y unas ganas de gritar tan grandes que tenía que contenerse.

Su sonrisa y unas pequeñas lágrimas se asomaron por sus ojos, no podía dejar de leer aquellas palabras. En el final del pergamino había un decreto adicional, el príncipe le había otorgado una renta diaria equivalente a 1500 rupias, renta que solo se vería suspendida con la muerte de Sidon, y misma que ascendería a 2500 rupias si su pareja subía al trono.

El rubio en ese momento era más rico de lo que había sido Zelda cuando estaba viva (Y si es que no seguía viva)

No lo podía creer.

—No puedo regalarte tu libertad… aún — Hablo — Se que hasta que culmines con esta guerra no te sentirás libre, tu mente seguirá siendo esclava del fantasma de la corona hyliana, pero si puedo regalarte la esperanza de todo lo que podemos hacer cuando esta guerra se termine.

Link sentía que le temblaban las piernas.

《Es… demasiado》 Dijo desviando la mirada.

—No lo es, se que eres una persona de gustos sencillos, pero también se que te gusta ayudar a todo el que se cruza por tu camino pidiéndote ayuda, esta es mi manera de apoyarte con eso — Tomó entre sus manos las manos del Hyliano, quien tembló — Usa esto para ayudar Link, convierte el reino de Hyrule en lo que tu corazón sabe que debe ser, úsalo para caridad, úsalo para terminar esa aldea nueva de la que tanto hablas, úsala para comprar tantas flechas que Ganon no sabrá siquiera que lo golpeó, úsalo para cualquier cosa que necesites, perla mía. Yo, y mi reino entero, estamos completamente a tus pies.

¿Qué tan feliz se le permitía a Link ser? ¿Dónde estaba el límite? ¿Qué tanto podía aferrarse a esa idea de, dicho entre líneas, gobernar junto a Sidon cuando la guerra terminara?

El campeón solo quería dejarse llevar, de un salto escalo sobre el cuerpo de Sidon, abrazándolo por el cuello y besándolo deliciosamente.

***

Sidon no era ajeno a las habladurías de la gente, desde que su cortejo inició se había negado a ocultarlo, era imposible no verlos o escucharlos y el pueblo lo notaba.

—¿No vendrá Link hoy, príncipe? — Pregunto Darne con una sonrisa.

Sidon no mentiría, estaba muy sorprendido de la reacción del pueblo, parecían amar la idea de que el campeón hyliano fuera su pareja, incluso se preguntaban donde estaría cuando pasaba mucho tiempo sin aparecer en el dominio.

— ¡No! Aunque ya no debe tardar, ya venció a 3 bestias divinas.

—¡Es realmente muy fuerte! — Dijo la zora luciendo complacida— estoy muy feliz por usted príncipe.

Sidon se sonrojo, viendo a la mujer irse a perseguir a sus renacuajos.

Y el príncipe era inmensamente feliz con eso. Su corazón se aceleró al escuchar el inconfundible sonido del santuario iluminarse, Link se estaba teletransportando. Corrió tan rápido como le dieron las piernas, llegando a tiempo a recibir a Link.

—¡Mi perla! — gritó al ver la rubia figura materializarse.

En cuanto Link vio a su novio, una emoción increíble lo invadió. Corrió hacia el príncipe y de un salto se encaramó a su torso, enredando las piernas alrededor de su cintura. El rubio no perdió tiempo y le plantó un beso en los labios, que el zora no tardó en corresponder, apresándolo más contra sus brazos. El beso era apasionado, intenso, haciendo que Link se mareara y necesitara más. Se separaron entre jadeos, cubriéndose de miradas amorosas.

—Te extrañe tanto.

《Yo también.》 se bajó de un salto. 《Te traje algo.》

Sidon sonrió ampliamente —¿Debo interpretar esto como el cortejo Hyliano? Te dije que no era necesario

《No es un cortejo, es solo un regalo de parejas, eso sí es tradición hyliana, nos regalamos cosas cada tanto para demostrar cariño》 rió y sacó una cajita transparente, mostrándosela a Sidon quien la tomó con delicadeza

Era hermoso, dentro de la cajita había una especie de cilindro cubierto de algo blanco, habían fresas decorando y un corazón rojo en el medio, era hermoso, supuso que sería algún tipo de adorno para la habitación

—Es hermoso, lo conservaré por siempre.

Link negó rápidamente con las manos.

《No, no, debes comerlo》 se apresuró a quitarle la tapa al pastel 《Mira, aunque creo que es muy pequeño para ti》

Sidon lo examinó más detenidamente. Como adorno era hermoso, pero si tenía que comérselo... su opinión cambiaba radicalmente.

—¿Debo comérmelo solo? —trató que el desagrado no se le notara en la voz, pero ¿qué demonios era eso? Jamás había visto algo así; definitivamente no parecía comestible.

Pero el rubio asintió con una sonrisa hermosa, y Sidon pensó que si Link podía recibir su cortejo, él debía recibir el suyo, aunque no fuera técnicamente un cortejo.

Respiró profundo y con su garra rasgó la parte superior. La textura era similar a espuma marina. Se la llevó a la boca y una explosión de sabores inundó su paladar.

Miró asustado a Link, quien lo invitó a continuar. Bajo la capa que parecía espuma había algo similar a una esponja marina. Tomó un trozo y... ¡por las Diosas! Nunca había probado algo así. Era un sabor completamente nuevo, sin comparación posible. ¿Así sabía el paraíso?

—¡Está riquísimo! —gritó, comenzando a devorarlo con entusiasmo.

《Se llama “pastel”》 Dijo 《Me di cuenta que ustedes no comen nada dulce, es lógico, debe ser un sabor muy difícil de conseguir en el agua, nosotros usamos azúcar en casi todo》

—¿Azúcar? ¡Diosas! Esto es realmente extraordinario.

Pocos minutos después ya no había pastel y Link sonrió complacido.

—Muchas gracias mi zafiro, ¿Debo darte algo a cambio?

《No, no, como te dije los hylianos no tenemos como tal un ritual de cortejo, pero en el pueblo de Hatelia hay una leyenda, si comes este pastel te enamoras de quien te lo dio》

—¿Debo suponer que querías enamorarme aún más?

Link se sonrojo.

《No empieces》

Sidon amaba tanto a Link. Lo tomó de la mano como él le había enseñado y lo dirigió hacia la plaza. A pesar de saber que no era necesario darle algo a cambio, esto era algo en lo que había estado pensando demasiado tiempo. Por lo que pensó que era un gran momento para ello. Y ante los ojos de confusión de su pareja lo llevó hasta la estatua del centro de la plaza.

—Yo también tengo una sorpresa. —el príncipe hablaba con una emoción que ocultaba cálculos más profundos. Link observaba a Sidon, su porte, sus escamas, su elegancia natural. Debía ser alguien muy amado por las Diosas—. ¡Mira!

Link observó la estatua sin entender.

《¿La estatua de Mipha?》 Lanzo una carcajada. 《No creo que quepa en mi alforja.》

—¡Siempre tan bromista! —Sidon se acercó a la estatua y extendió los brazos teatralmente—. ¡Aquí habrá una estatua tuya!

Los zora a su alrededor miraron a su príncipe con orgullo y aplaudieron. Pero Link no pudo evitar preocuparse.

《¿Mia? ¿No será…? No merezco eso》

—Link, perla mía — Sidon se acerco hacia él arrodillándose y tomando sus manos — No hay nadie en este mundo que merezca más reconocimiento que tú, nos salvaste de la inundación, nos liberaste de Vah Ruta — miró a su pueblo —¿No es así?

Un “Siii” colectivo y gritos de afirmación se escucharon. El menor bajo la mirada, se soltó del agarre del príncipe, retrocediendo.

《No… ¿Qué harás con la estatua de Mipha? Es ella quien merece estar ahí, ella dio su vida en la catástrofe》

—La estatua de mi hermana ha estado ahí por 100 años, el luto terminó hace muchísimo tiempo.

De algún modo aquello le molestaba al hyliano, ¿Cómo podía él, ser más merecedor del reconocimiento que representaba una estatua que una princesa? ¿Qué alguien de sangre real? Definitivamente Sidon hacia eso en un arranque de amor, seguían en medio del cortejo y supuso que los regalos exageradamente caros era lo mínimo que podía esperar de un príncipe. Sidon se lo tomaba muy a pecho.

《No lo aceptaré. Mipha merece seguir siendo reconocida. Me molesta que quieras quitar su estatua.》

El príncipe chasqueó la lengua. —Mi perla, que tendrás una estatua es algo inamovible. Ya está decidido, ya la están fabricando.

Link sintió que se le helaba la sangre. Volteó a ver la estatua de su amiga, la zora que se había enamorado de él y que murió por una lucha que no era suya.

Miró a su pareja con determinación, pero no podía negarse a nada que un príncipe quisiera. ¿Cómo podría oponerse a los deseos de la realeza? Era imposible y motivo de...

Entonces una idea cruzó su mente. Había una manera de satisfacer a su príncipe y mantener intacta la memoria de Mipha.

《Reubiquémosla.》 Casi sonó desesperado. 《Dame un mapa y dos horas. Te mostraré un lugar perfecto donde podríamos ponerla.》

Sidon escuchó los murmullos a su alrededor: "Realmente respeta a la princesa", "Es alguien muy gentil, digno de nuestro príncipe", "Muestra tanto amor por la princesa como uno de nosotros".

Sonrió. Los comentarios eran exactamente lo que había esperado. Link no solo estaba ganando el respeto de su pueblo, sino que estaba demostrando las cualidades de un verdadero líder. Podía ver cuánto podría llegar a influir su pareja en los zora si le diera más...

Poder.

La palabra resonó en su mente como una revelación. No había nada más seductor que el poder. Si el menor veía cuánto poder podía ofrecerle, cuán importante podría llegar a ser en su dominio, cuánta influencia podría ejercer... se enamoraría perdidamente de él. Lo seguiría eligiendo incluso si Zelda regresara.

Y si no lo elegía a él... elegiría el poder al que lo haría acostumbrarse.

El zora observó a su pareja negociando frente a él sobre la reubicación de la estatua. Era perfecto. Cada gesto diplomático, cada palabra cuidadosa, cada sonrisa que conquistaba a un zora más... todo esto era una prueba viviente de que Link tenía instintos de gobernante.

¿Era manipulador pensar así? Absolutamente. ¿Era su única esperanza de retener a Link? También.

El príncipe zora tomó una decisión que cambiaría el equilibrio de poder en su reino. Le daría a Link tanto poder como quisiera. Por las Diosas, pondría todo el dominio zora en sus manos si eso le aseguraba el amor eterno del hyliano.

Después de todo, ¿qué era un reino comparado con el corazón de Link?

Y si Link resultaba ser tan buen gobernante como amante... bueno, entonces el zora habría encontrado la manera perfecta de mantener ambos tesoros para siempre.

—Te escucho— dijo sonriéndole a su hyliano.

El rubio miró hacia arriba, como si estuviera a punto de señalar las montañas tras el dominio, pensando a toda velocidad.

《Un parque… se me ocurre que podríamos construir un parque de estanques y fuentes para que los niños naden, y en la parte superior la estatua de Mipha》

Los ojos de Sidon brillaron. ¡Sonaba una idea maravillosa! ¡¿Y esa era la idea que se le había ocurrido a Link en tan poco tiempo?!

—¡Es una idea increíble, mi zafiro! Suena estupendo, y resolverá una necesidad que había desde hace tiempo... —el rubio no lo sabía, no tenía manera de saberlo aún, pero los ancianos habían estado conversando sobre construir una guardería para los renacuajos. Desde que el comercio volvió a abrirse con las demás naciones, muchos padres debían salir al mar a pescar o a los ríos a buscar materiales. El parque que mencionaba su pareja podría cumplir perfectamente esa función—. Muy bien, me acompañarás a la biblioteca para que señales dónde quieres este parque y veremos qué tan factible es la construcción.

El guerrero no sabía de qué necesidad hablaba el príncipe, pero pensó que, al menos por el momento, había salvado la estatua de su mejor amiga.

—Ahora que esto se resolvió, ¿aceptas tu estatua en la plaza principal?

Link se mordió el labio inferior. No, aquello seguía siendo incómodo. Definitivamente no se merecía eso. Pero en los ojos de Sidon notó que no cambiaría de opinión. Suspiró derrotado.

《¿Y... si es nuestra?》

—¿Nuestra, dices? —el menor asintió y Sidon lo miró enternecido. Sin entender por qué Link no aprovechaba la oportunidad de tener una estatua para sí mismo, pero con la firme convicción de no negarse a nada que su pareja dijera, sonrió—. Si así lo deseas, no veo por qué no, mi amor.

"Ooohh" se escuchó tras ellos. Algunos zora seguían observándolos con los ojos.

—Vamos a la biblioteca. A decir verdad, no tengo idea de dónde sería bueno poner la estatua. —No mentía; efectivamente no tenía idea de dónde Link quería ubicarla.

Por su parte, Link estaba casi en pánico, sin saber en qué se había metido. Trató de recordar rápidamente una zona propicia, cercana al palacio para que los pequeños zora pudieran trasladarse fácilmente. Además, debía ser plana. Aunque le vino a la mente el conocimiento de que los zora controlaban el agua y las mareas; pensó que quizá pudiera usar ese poder para aplanar cualquier relieve. Después de todo, el agua a cierta presión rompe cualquier cosa.

"También está el tema de los materiales." Pero el brillo del suelo bajo sus pies le recordó que los zora amaban las joyas; sobre todo, su arquitectura se basaba en piedra luminosa. Además de encontrar un lugar, debía conseguir una mina adecuada que proporcionara gran cantidad de ese material. Aquello saldría carísimo.

Mientras observaba el mapa en la enorme mesa de la biblioteca, los goron llegaron a su mente. Quizá podría pedir ayuda y, de paso, abrir una ruta comercial, lo cual haría que el costo de trasladar y construir alrededor de este capricho suyo fuera más rentable y menos dañino para la economía zora.

《Debo hacer algunas cosas para que esto funcione.》 Dijo el hyliano con la mirada decidida de alguien con una nueva misión secundaria jugosa. Los ojos de Sidon brillaron viendo que su idea no estaba nada mal.

Nadie puede resistirse al poder.

Si Sidon tenía algo que Zelda no tenía, era eso. Poder. Porque Zelda jamás compartiría su poder con alguien que se arrodilló ante ella y le juró su vida, pero él sí.

—¿Qué harás? —preguntó inocentemente.

《Iré a la ciudad goron. Estoy seguro de que encontraré una mina. Pienso que los goron podrían querer ayudar con el traslado de bloques de piedra luminosa.》

—¡Mi zafiro! —habló el mayor emocionado. Link lo había sorprendido. Jamás pensó que en tan poco tiempo su amado hiciera un análisis completo de los pasos a seguir para la construcción. Miró a Link guardar el mapa y sonreír—. ¡Eres genial! Piensas en absolutamente todo. ¿Puedo dejar esto en tus manos?

"En mis manos", pensó el soldado analizando. De ese modo usaría el dinero de la renta diaria que recibía, y así no importaba cuánto gastara; los zora no se verían afectados. Sin saber que no era a lo que Sidon se refería, asintió emocionado.

《Déjalo en mis manos, pero hasta que yo termine no puedes quitar la estatua de Mipha. Trataré de que sea lo más pronto posible, pero honestamente no sé cuánto podría tardar.》

El zora sonrió con todos los dientes, se acercó al hyliano y lo besó con dulzura. Casi enseguida, el hyliano desapareció en una luz azul.

Basun dio un paso al frente. Había escuchado todo desde la puerta y, lleno de curiosidad, se acercó a su príncipe para cuestionar por qué había dejado algo tan importante en manos del hyliano.

—Príncipe Sidon —comenzó Basun con tono diplomático pero firme—, por más que esté cortejándolo, el traslado y construcción de una estructura así requiere autorización del consejo de ancianos. Es un proyecto que involucra fondos del reino, negociaciones con otras naciones... —hizo una pausa significativa—. Además, no es protocolo que alguien que aún no porta el zafiro zora pueda tomar decisiones de esta magnitud.

A sabiendas de que otros zora en la biblioteca escuchaban atentamente, Sidon irguió el pecho con autoridad real.

—Link lo hará adecuadamente. Es muy capaz, y confío completamente en su juicio. —Su voz se alzó lo suficiente para que resonara en la biblioteca—. Algún día él gobernará este pueblo a mi lado. Es momento de que comience a realizar este tipo de responsabilidades.

Una ola de murmullos se extendió por la biblioteca, y el heredero al trono se preguntó si no se había apresurado al decir aquello.

Basun bajó la voz, pero su tono se volvió más urgente:

—Mi príncipe, con todo respeto, ¿está usted oficialmente delegándole autoridad administrativa al héroe? Porque eso implicaría... —miró nerviosamente a los otros zora—. Eso lo convertiría, de facto, en su consejero real. Tendría derecho a voto en el consejo, acceso a los fondos del tesoro real, autoridad para firmar tratados comerciales en nombre del reino...

Sidon sintió un escalofrío de emoción. No había considerado todas esas implicaciones, pero ahora que Basun las mencionaba…

Sonaba mejor de lo que había pensado.

—¿Y cuál sería el problema con eso? —preguntó, fingiendo inocencia mientras calculaba internamente.

—¡El problema, alteza, es que eso requiere aprobación unánime del consejo de ancianos! —Basun gesticuló nerviosamente—. Y tradicionalmente, solo los miembros de la familia real o zoras de alto linaje pueden ocupar esas posiciones. Nunca un extranjero, por muy héroe que sea...

—¿Estás cuestionando mi autoridad para designar a mis propios consejeros, Basun? —La voz de Sidon adquirió un matiz peligroso.

El zora mayor se enderezó, comprendiendo que había pisado terreno delicado.

—Por supuesto que no, mi príncipe. Simplemente señalo que este... precedente... podría generar... resistencia política. Los ancianos esperarán explicaciones, protocolos, ceremonias apropiadas...

El príncipe sonrió lentamente. Era perfecto. Los obstáculos burocráticos obligarían a Link a involucrarse más profundamente en la política zora, a aprender sus costumbres, a depender de él para navegar las complejidades del poder.

La realidad es que el heredero al trono sabía que todos aquellos protocolos y ceremonias requerían de un servicio de mínimo 3 décadas a la corona para llevarse a cabo. No planeaba que pasara tanto tiempo antes de proponerle a Link oficialmente ser su esposo, por lo que ¿Para qué preocuparse? Pero 30 años era un suspiro para su gente, era normal que lo consideraran factible. Así que decidió jugar con ello.

—Entonces supongo que tendremos que preparar esas ceremonias, ¿no crees? —dijo con aparente casualidad—. Después de todo, no queremos que Link se sienta... desorientado... cuando comience a ejercer sus nuevas responsabilidades.

Los murmullos en la biblioteca se intensificaron. Algunos zora intercambiaban miradas de sorpresa, otros de preocupación, y unos pocos de emoción. Basun tragó saliva, comprendiendo finalmente la magnitud de lo que su príncipe estaba orquestando.

—¿Cuándo... cuándo planea hacer el anuncio oficial, alteza?

—Oh, no hay prisa —respondió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Dejemos que Link se acostumbre gradualmente a sus nuevas... oportunidades. Después de todo, el poder es algo que se debe saborear lentamente, ¿no te parece?

***

Por la tarde la noticia se había extendido como la pólvora y por la noche su padre ya lo había mandado a llamar, pidiéndole una audiencia en la sala del trono.

—¿Querías verme padre?

El rey le regaló una mirada de preocupación genuina.

— Hijo mío, estoy seguro de que sabes porqué estás aquí.

Sidon recordó las múltiples veces que estuvo en esa sala del trono, muchas veces se sentía diminuto en comparación a su padre, sobre todo mientras era reprendido, pero ahora no era así, en ese momento se sentía enorme, como una fiera defendiendo a su pareja. Se sentía preparado para cualquier cosa que su padre pudiera decirle.

—Es por Link.

El rey lanzó un suspiro.

— Es así, hijo.

El menor afilo los ojos, como indicando que estaba listo para un combate si aquello era necesario, pero Dorphan no se inmuto, los años le habían traído sabiduría, y la sabiduría le trajo a su vez paz.

—Di lo que tengas que decir padre, pero creo que ya conoces mi respuesta.

El rey torció el gesto con una sonrisa triste.

— Hijo mío, me temo que eres tu quien desconoce lo que diré.

La mirada de Sidon fue de total sorpresa.

—¿No te opondrás a lo que estoy haciendo con Link? —El rey negó con la cabeza—. ¿Entonces... de qué se trata esta conversación?

Un largo silencio envolvió al rey y al príncipe. Pasaron aproximadamente diez minutos antes de que el rey hablara. Sidon pensó que, luego de vivir más de seiscientos años, los minutos se saboreaban de manera diferente.

—Hijo mío, en situaciones normales, ustedes serían el orgullo de los zora. El pueblo entero se regocijaría por su amorío y haríamos festivales en su honor. De hecho, me he dado cuenta de que desde que inició su cortejo, el pueblo ha estado más animado. Tan animado como cuando tu hermana estaba con vida.

Sidon mido al suelo —¿Lo sabías, padre?

—Este es un palacio, pero sigue siendo una comunidad, los rumores viajan como los peces en el agua a la espera que alguien los pesque.

El de escamas rojas miró a su padre, tratando de analizar su rostro, pero el rey tenía una cara de Poker totalmente ilegible para el príncipe.

—¿A qué te refieres con “situaciones normales”?

Un largo suspiro se hizo presente en los labios del rey.

— A que Link no se encuentra en una situación normal, Ganon sigue con vida, y para que uno de los dos pueda vivir en paz, el otro debe estar muerto — el príncipe sintió que una corriente eléctrica lo recorría haciéndolo estremecer— Eso dice la profecía y temo… Temo que Link no salga con vida de esa batalla.

—¡Eso no lo sabes! — Exclamó el príncipe y Muzun le lanzó una mirada de tristeza.

—Príncipe, escuché a su padre.

— ¡No, Muzun!, el debe escucharme a mi — Sidon miro a su padre y dio un par de pasos al frente — Link es muy fuerte, él derrotara a Ganon sin duda, es un guerrero sin igual, ha entrenado toda su vida y…

—Y tu hermana también —interrumpió el rey. Sidon sintió que se mordía la lengua—. No te permito que ensucies el nombre de tu hermana comparándolos. Ella también era una guerrera sin igual, ella también entrenó durante más de un siglo, a diferencia de Link, que apenas entrenó dos décadas. Y aun así, tu hermana pereció ante la ira de Ganon.

La voz del rey se hizo más grave, más cansada.

—Ganon no es una persona, hijo. Ganon es una calamidad, como un tsunami, como la marea roja. Es una fuerza de la naturaleza, y no es fácil ir contra la naturaleza misma.

El más joven sentía que no tenía nada que alegar ante los argumentos de su padre. Tenía razón, y en principio el también estaba aterrado de que Link fuera a por Ganon, rezaba todas las noches a las Diosas por su bienestar, ponía ofrendas y daba caridad para que las Diosas favorecieran a su pareja durante sus batallas. Pero hacía todo eso porque tenía miedo de que Link un día simplemente no regresará.

Dorphan vio que su hijo guardaba silencio y decidió continuar, pero su voz se quebró ligeramente.

—Hijo mío, este pueblo ya vivió el luto por tu hermana. Fueron años oscuros, Sidon. Años en los que las risas se apagaron, en los que los niños dejaron de jugar en las plazas, en los que incluso las aguas parecían más turbias. —El rey hizo una pausa, recordando—. Vi a nuestro pueblo marchitarse, vi cómo la esperanza se desvanecía de sus ojos día tras día.

Sidon sintió un nudo en la garganta al recordar aquellos tiempos.

—Y ahora —continuó el rey—, veo cómo Link ha traído de vuelta esa luz a sus rostros. Los veo sonreír otra vez, escucho a los niños hablar de él con admiración, veo a los ancianos caminar más erguidos. Link se ha convertido en más que un héroe para ellos, hijo. Se ha convertido en esperanza personificada.

—Padre…

—Si Link muere, y si lo has presentado formalmente como tu futuro consorte ante el reino... —La voz del rey se quebró completamente—. No será solo tu corazón el que se destroce, Sidon. Será el corazón de todo un pueblo. No quiero otro día de luto nacional, hijo mío. No quiero ver a nuestro pueblo caer en esa oscuridad otra vez.

El menor negó con la cabeza, sintiendo lágrimas formándose en sus ojos.

—No puedes pedirme que no lo ame solo porque podría caer en batalla.

—Jamás haría algo como eso —respondió el rey, y Sidon lo vio moverse en su trono, como si quisiera acercarse—. Eres la única familia que me queda, Sidon. Jamás haría algo que te alejara de mí, y eso incluye impedirte amar a quien desees.

—¿Pero sí puedes impedirme demostrarlo? Link no es alguien que merezca ser ocultado entre las sombras. No es alguien que merezca ser un secreto susurrado entre las paredes del palacio.

El rey suspiró profundamente. —Solo hasta que derrote a Ganon. Quisiera que...

—¡No, padre! —el príncipe se dio la vuelta, dispuesto a abandonar la sala del trono—. Link no morirá. Apaciguará la ira de las cuatro bestias divinas y matará a Ganon. Regresará aquí, estoy seguro.

El rey rió con una tristeza que parecía pesar toneladas. —Eso decía Muzun de tu hermana.

Sidon jadeó y volteó para ver al consejero, quien bajó la mirada con dolor, como si las palabras del rey fueran dagas clavándose en heridas nunca cicatrizadas.

—Mi querida Mipha…—murmuró Muzun con voz quebrada—. Mipha era tan valiente, tan determinada. Y yo... yo estaba tan seguro de que regresaría. Le dije al rey que no había de qué preocuparse, que ella era invencible.

El silencio que siguió fue ensordecedor.

—Será diferente, padre —dijo el más joven finalmente, su voz temblando pero firme—. Confío en Link. Él regresará, estoy seguro. No voy a fingir que no lo amo por más aterradora que sea la idea de que no vuelva.

El rey Dorphan cerró los ojos, y cuando los abrió, Sidon pudo ver en ellos el peso de todos sus años, de todas sus pérdidas.

—Entonces reza, hijo mío. Reza como nunca antes lo hayas hecho. Porque si te equivocas... si nos equivocamos... no será solo tu corazón el que deberemos recomponer de entre los pedazos.

***

Unos pocos días más tarde, Link se presentó en el dominio zora con una serie de planos y mapas en sus manos. Aunque los bocetos eran rudimentarios y toscos, dejaban clara la idea principal que el hyliano quería realizar.

Detrás de él se agruparon alrededor de dieciocho goron, cargando en sus espaldas diez enormes tablillas de piedra luminosa cada uno. El palacio zora parecía resplandecer ante la presencia de tantos goron transportando con sonrisas el tan preciado material.

—Link, ¿tú organizaste todo esto? —preguntó el príncipe sorprendido, viendo cómo los goron dejaban el mineral cuando Link hacía un ademán. En ese momento, el rubio se veía mayor de lo que era: como un experimentado general dando indicaciones.

《Hace tiempo escuché la leyenda de una mina.》 Dijo el campeón, quien parecía haber estado ansioso por contar aquella historia. 《Indagué un poco y, luego de una investigación que me llevó todo un día, di con ella. Unos goron me debían un favor, así que no les molestó ayudarme a extraer la piedra luminosa, pero el transporte sí me lo cobraron.》

—¿Quieres decir que en cuestión de días descubriste una mina que llevaba siglos siendo solo una leyenda? —Los ojos del zora no podían creer lo que veían. Si lo que decía Link era cierto, entonces aquellas gemas debían tener siglos de antigüedad. Link lo miró con una sonrisa amplia.

《Sí, lo resumiste muy bien.》 Tomó uno de sus mapas y lo abrió frente a su pareja, señalando el monte del trueno. 《Esta será la ubicación. El monte trueno y el cabo valiente. El clima es adecuado, además la luz en ese lugar es muy agradable. Después de comer iré a eliminar a todos los monstruos de los alrededores para que podamos comenzar las construcciones.》

—¿Las construcciones? —Estaban en la plaza central, por lo que los zora a su alrededor escuchaban atentamente la conversación.

《Sí, construiré el parque de Mipha ahí.》

***

—No hay duda de que será un excelente rey.

—¡Es increíble cómo tiene todo bajo control!

—En el concejo no todos estaban contentos al principio. Escuché que cuando presentó la propuesta inicial, algunos ancianos quisieron intimidarlo para que mostrara más respetos protocolares, pero él apenas se inclinó ligeramente...

—¡Y cuando quisieron cuestionarlo sobre los costos y la logística…! ¡Waaaah! ¡Fue como ver una batalla!

—¡No dejaba de darles soluciones a todos los problemas que planteaban! Había calculado cada detalle: materiales, mano de obra, impacto ambiental, rutas de comercio...

—¡Fue una verdadera demostración de liderazgo!

—Escuché que el príncipe Sidon estaba tan impresionado que no pudo articular palabra durante varios minutos.

—No es por presumir, pero pude ver un poco por las ventanas superiores. ¡El señor Link parecía dirigir a los ancianos como si estuviera comandando una batalla estratégica!

—Lo más impresionante es que está financiando todo con sus propios recursos. Ni un solo rubí del tesoro real...

—Eso ha cambiado por completo la opinión del consejo. Incluso los más escépticos se han quedado callados.

Las noticias sobre Link se habían convertido en la comidilla del palacio. El héroe se movía por el dominio como uno más, distribuyendo tareas y compensaciones a todo aquel que se acercara a ofrecerle ayuda para que el parque de Mipha fuera construido lo más pronto posible. Su estilo de liderazgo era diferente: horizontal, inclusivo, eficiente.

Incluso los niños se sentían encantados con el campeón. Mientras otros adultos los hacían a un lado, el campeón hyliano les había encomendado la importante tarea de seleccionar joyas y perlas para adornar los escalones. Los pequeños se tomaron tan en serio la responsabilidad que habían desarrollado criterios de observación específicos para encontrar solo las gemas perfectamente dignas del memorial de la princesa.

Sidon contemplaba todo aquello desde el balcón de su oficina, con Basun de pie a su espalda.

—Debe sentirse orgulloso, alteza. Muchos ni siquiera sabrían qué hacer con tanto poder, y mucho menos lo ejercerían tan... naturalmente.

—Link puede hacer todo esto porque él no lo considera poder —dijo el mayor sonriendo—. No creo que entienda bien cuánta autoridad real se requiere para tomar decisiones sin mi consentimiento directo, o el de mi padre. Para él, esto no es más que otra misión que completar.

—¿Teme que cuando se dé cuenta pueda abusar de esta influencia, alteza?

Sidon rió con amargura. No. Temía que cuando Link se diera cuenta rechazara todo aquello. El héroe no se sentía merecedor de ningún poder. Llevaba las cadenas de la servidumbre grabadas en el alma, y quitárselas sería un proceso largo y delicado.

Pero ya había dado el primer paso sin saberlo.

—Cuando se de cuenta ya será tarde — Dijo el príncipe con una sonrisa sombría — Tendrá tanto poder en sus manos que le será imposible deslindarse de él, no le quedará más remedio que aceptar sus nuevas responsabilidades.

—¿Planea darle tanto poder al sr. Link?

—Le pondría el palacio en las manos si me lo pidiera, Basun.

El zora mayor apretó los labios. Sabía que el príncipe vivía aterrorizado pensando en el día que la princesa Zelda regresara. Sentía que el amor que Link le profesaba jamás podría competir con su sentido del deber hacia su señora. La princesa tenía al héroe encadenado espiritualmente, condicionado a obedecer desde la cuna.

Darle poder a Link era la única forma que tenía Sidon de luchar en igualdad de condiciones. Le pondría una corona en la cabeza al campeón antes de que la princesa pudiera tirar de las cadenas para llevárselo de vuelta al castillo de piedra en el centro de Hyrule.

***

Link se abrazaba a su novio con desesperación, mientras sus labios eran devorados por el príncipe, quien lo tenía acorralado contra la pared, cargándolo, impidiéndole escapar de aquel beso tan exigente.

Al Hyliano los besos comenzaban a saberle a nada, quería más, buscaba más contacto enredando las piernas como podía a la cintura del príncipe, deleitándose con el calor de su bioluminiscencia. Una mordida traviesa hizo que el príncipe se separará por fin.

—E-Espera... —dijo el príncipe, pero el menor no estaba dispuesto a esperar. El pasillo estaba solitario, no importaba mucho si los veían. Necesitaba a ese príncipe sobre él con desesperación, la boca se le hacía agua imaginándose siendo poseído por semejante espécimen masculino—. L-Link...

De algún modo, escuchar su nombre en un hilo de voz del príncipe lo hizo estremecer. Su mano derecha fue a la nuca de Sidon, jalándolo desesperadamente en busca de un beso profundo, sintiendo que su cabeza comenzaba a embriagarse de placer.

El príncipe apartó a Link jadeando, viendo cómo aún los unía un hilito de saliva.

La mirada azul lo decía todo: no estaba feliz de ser separado de esa manera.

—Lo siento, no creo que sea el momento apropiado para eso. —el menor alzó una ceja inquisitiva—. E-Es que... no aquí... cualquiera podría escuchar y venir.

Link rió un poco. El zora tenía razón, se había emocionado de más olvidándose de aquel "insignificante" detalle.

《Lo siento, me emocioné.》 Dio un par de palmaditas indicándole a su pareja que quería bajar. Sin protestar, Sidon lo bajó, y en cuanto tocó el piso Link recordó por qué había ido al dominio en primer lugar. 《Eso me recuerda: Arkadia está terminada.》

Los ojos del zora se iluminaron. —¡Eso es increíble! ¡Debe ser hermosa!

Con una sonrisa radiante, el campeón sacó su tableta sheikah, dispuesto a mostrar todas las fotos que había tomado de tan hermoso lugar. Esperaba que fuera una aldea digna de respeto, donde todos pudieran tener un hogar independientemente de su raza o condición. Sidon pasó al menos una hora viendo cada foto, preguntando por todas las maravillas que no conocía. Ver tantos paisajes nuevos a través de las imágenes que su pareja le mostraba era fascinante.

《Karid se casará pronto. Su novia es hermosa, mira.》 Y le mostró una foto de la radiante gerudo.

—¡Una gerudo! Es realmente hermosa. —A Link le pareció gracioso cómo Sidon se iluminó al ver a la mujer, pero no debía sorprenderse; después de todo, eran mujeres casi tan altas como el príncipe—. ¿Qué esperan para casarse?

《Un sacerdote. ¿Conoces alguno?》

—¡Sí! El padre Kaporen. No ha tenido mucho trabajo últimamente.

《¿Los zora no se están casando?》

—Nuestros matrimonios son diferentes a lo que estás acostumbrado, mi perla. —el menor no quiso indagar al respecto—. Y no hemos tenido nacimientos en al menos veinticinco años, así que el sacerdote no ha sido necesario. Deberían hablar con él; estoy seguro de que le encantará oficiar ese tipo de ceremonias.

Las mejillas del hyliano se sonrojaron mientras sus manos parecieron temblar por unos segundos.

《Por cierto, debo llevar acompañante... ¿Te gustaría venir conmigo?》 El rubio lo miró con esos ojos grandes y azules. 《Es tradición hyliana llevar a tu pareja a este tipo de eventos.》

Fue el turno del mayor de sonrojarse, su cara no tardó en ponerse azul. Como reflejo, volvió a tomar a Link de la cintura para cargarlo por los aires, escuchando al campeón reír mientras se abrazaba a él.

Lamentablemente, su situación no le permitía complacerlo, y no tardó en comunicárselo.

《No lo entiendo. Eres un príncipe, se supone que puedes hacer lo que quieras.》

Claro que lo entendía. Ya habían hablado de ello en el pasado: Sidon era el heredero al trono, su padre ya no podía tener descendencia, la línea sanguínea terminaba con él. No podía darse el lujo de salir del dominio a un mundo lleno de monstruos que no dudarían en arrebatarle la vida. Simplemente estaba haciendo un berrinche.

—Eso mismo le dije a mi padre hace décadas —dijo con una sonrisa triste—. Lo lamento, mi zafiro. De verdad me gustaría acompañarte.

La mirada penetrante de Link se quedó sobre su pareja unos momentos, como si analizara la situación.

《Cuando mate a Ganon, lo primero que haré será mostrarte Arkadia.》 Nuevamente sacó la tableta sheikah, buscando algo en el mapa mientras esa mirada determinada permanecía en sus ojos. 《Ya no habrá peligro, y podré enseñarte el mundo, como tú me enseñas todo lo que hay en tu cultura.》

Sidon sonrió. —No dudo que derrotarás a Ganon, mi diamante.

El rubio asintió. De un salto le robó un rápido beso al príncipe antes de sonreír y permitir que su cuerpo se descompusiera en luz azul.

El príncipe sonrió dulcemente, comprendiendo a dónde había ido Link.

La montaña de la muerte lo esperaba.

***

Había días en los que incluso el rey Dorphan se sorprendía. Desde que Link había comenzado con la construcción del parque de Mipha la cantidad de peticiones que recibía como rey habían sido reducidas considerablemente.

Cuando cuestionó a Muzun al respecto la respuesta fue sorprendente.

— Ahora le piden las cosas al campeón Hyliano.

—¿Qué?

—Como escucha, su majestad, le han comenzado a pedir todo tipo de cosas al campeón, todos los zora están encantados con él.

—¡Pero eso es terrible! ¡No es necesario saturarlo! ¡El debe centrarse en detener a Ganon!

Muzun rio un poco — A él no le molesta para nada, al contrario, parece bastante entretenido últimamente, pasa mucho tiempo aquí en el dominio, aunque sigue yendo se por días con los Goron por el tema de la bestia divina Vah Rudania.

El rey se acarició las sienes — ¿Qué dice el príncipe de todo esto?

—Está muy complacido con tener a su noviecito en el dominio más seguido

El rey alargó un suspiro sonoro, tratando de tranquilizar su corazón. Los malos presentimientos con respecto a Link no dejaban de azotarlo desde hacía meses, sentía que su hijo seguía entregando más y más su corazón a ese hyliano quien cada vez estaba más cerca de enfrentarse a la calamidad que representaba Ganon. El rey tenía el presentimiento de que Link no sobreviviría.

Y aquello lo aterraba porque ¿Qué sería de su pequeño renacuajo si su amor moría? El rey no había podido desposar a otra zora después de la muerte de su esposa, y temía que Sidon no pudiera desposar a nadie más si el pequeño Hyliano moría.

— De entre tantos hylianos ¿Por que tuvo que enamorarse de él?

Pero Muzun solo lanzó una carcajada.

 — Justamente eso se preguntó su padre cuando usted se enamoró de nuestra difunta reina consorte — dijo el consejero, divertido — Una zora sin una posición privilegiada, y que le hacía suspirar como un pez globo cada que le lanzaba una sonrisa. ¿Recuerda cómo usted mismo abolió la ley que le impedía a la nobleza casarse con nada más que nobles de otros mares para poder casarse con su difunta esposa? Usted mismo creo la ley donde se estipula que un miembro de la realeza puede casarse con quien quiera, sin pedir la autorización ni del concejo, ni del rey. Y ahora, esa misma ley respalda a su hijo para poder casarse con el campeón Hyliano. Es muy kármico, si me lo pregunta a mi.

Y el rey tuvo unas ganas inmensas de despedir a su consejero.

 

Notes:

Y aquí terminamos el capitulo de hoy! Ay, la verdad estoy muy emocionada, es el primer cap donde vemos como poco a poco Link va obteniendo poder, este capítulo se centro en eso, pero ya tendremos el romance habitual, sobre todo, Link esta a punto de conseguir las 4 bestias divinas, y con ello deberá ir por Ganon.

Me pareció muy significativo que este capítulo tratara del poder de Link, considerando que hoy es el día de la independencia de mi patria ¡Viva México!

¿Qué pasara cuando se encuentre de nuevo con Zelda? ¡Ya quiero que lo lean!

Jsjsjs cuando regrese Zelda, recuerden que hay un transcurso de mínimo 7 años entre BOTW y TOTK ¡Y veremos más del romance de estos dos desarrollarse! Lo amarán, estoy segura.

Gracias todas y todos los que me dan su amor cada semana ¡Las amo!

Próximo capitulo: 22 de septiembre.

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 10: Capítulo 9: Hadas.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 9: Hadas.

La construcción del parque de Mipha tardó 6 semanas en concretarse.

Link iba de aquí para allá, organizando a los zora, cobrando favores, gestionando todo lo relacionado con la estatua de su amiga, junto con el parque acuático que solo era la excusa para la construcción y el traslado.

Agradeció en demasía que Sidon no se diera cuenta de que aquello era una excusa y aceptara tan felizmente, honestamente no sabría qué hacer si su novio le hubiera dicho que no podía hacer aquella construcción. Jamás se perdonaría que la estatua de su amiga quedara en el olvido, mientras él tenía una estatua que sentía que no merecía por su posición.

Sidon era realmente bueno con él permitiéndole hacer todo aquello.

—¡Mi señor Link! — Grito Rivan, llegando hacia él, sosteniendo un diamante en las manos — ¿Nos concede el honor?

Pero Link negó con la cabeza.

《Eso le corresponde al príncipe》 Dijo, sonriendo, aquel diamante era el diamante “perfecto” según las escalas que los niños habían desarrollado. Link no se mentiría diciendo que ese diamante no era hermoso ¡Por supuesto que era espléndido! Los niños habían usado laser, reglas, aparatos para medir su pureza y su corte, era, en efecto, un diamante precioso.

Pero no le correspondía a él entregarlo, aquello era trabajo de su novio, Sidon, al ser el príncipe, debía poner el último diamante en las escaleras, al pie de Mipha, que consagraría esa construcción como terminada y daría paso a la fiesta que su novio había estado organizando días antes para ese momento.

Sin embargo…

—¡Oh! El príncipe está ocupado — Dijo Rivan, extendiendole el diamante — pero mencionó que ya que esto fue su idea, sería fantástico que usted lo inaugurará.

Las cejas de Link se alzaron, confundido.

《¿Puedo hacer eso?》 Pregunto. 《¿No es el trabajo de la realeza?》

Y entonces la risita de los zora les taladro los oídos ¿Qué era tan gracioso?

—Por supuesto que usted puede hacer esto.

Link tomó el diamante con cuidado, sintiendo su peso y perfección entre sus dedos. Las escaleras de piedra luminosa se extendían ante él, cada peldaño pulido hasta brillar como cristal bajo el sol de la tarde. Al final, la estatua de Mipha lo esperaba con su sonrisa eterna, tallada con tanto amor y detalle que parecía que en cualquier momento podría cobrar vida.

Subió lentamente, consciente de que todos los zora presentes lo observaban en silencio expectante. Cada paso resonaba con el peso de la ceremonia, cada escalón lo acercaba más a ese momento que había estado planeando durante semanas. Al llegar a la cima, se detuvo frente al pequeño hueco que habían dejado especialmente para este diamante, justo a los pies de su amiga.

《Mipha... espero que te guste》 firmo, como si su amiga pudiera verlo, antes de colocar cuidadosamente la gema en su lugar.

El diamante encajó perfectamente, y un destello de luz se reflejó en toda la estructura cuando los rayos del sol lo atravesaron. Por un momento, Link sintió como si Mipha misma hubiera sonreído un poco más.

Los zora estallaron en gritos de júbilo y aplausos que resonaron por todo el Dominio. Link bajó las escaleras con una sonrisa, esperando que la multitud comenzara a dispersarse hacia el palacio donde Sidon los esperaba para la celebración, pero... nadie se movía.

Todos permanecían ahí, mirándolo expectantes.

—Mi señor Link —se acercó Rivan nuevamente, con una sonrisa divertida— creo que están esperando que usted les dé la señal para dirigirse a la fiesta.

《¿Yo?》 Link parpadeó, confundido. 《¿No deberían simplemente... irse?》

—Bueno, usted inauguró el parque. Ellos esperan que les diga unas palabras y los invite oficialmente a celebrar —explicó Rivan— El príncipe está esperando en el palacio y... bueno, sería un poco grosero dejarlo plantado, ¿no cree?

Link sintió como si el suelo se moviera bajo sus pies.

《Yo no doy discursos》 dijo rápidamente. 《No sé cómo hacer eso》

—Oh, vamos —Rivan le dio una palmadita alentadora en el hombro— solo dígales que agradece su ayuda y que vayan a divertirse. Nada complicado.

Link miró a la multitud de zora que lo observaba pacientemente. “Nada complicado” se dijo, quizá podría intentarlo. Respiró hondo y se dirigió hacia ellos, sus manos temblando ligeramente mientras se preparaba para comunicarse.

《Eh... gracias》 comenzó, notando como sus gestos se miraban un poco torpes por los nervios. 《Todos ustedes... hicieron esto posible》

Link esperaba que aquello fuera suficiente, que los zora sonrieran y dijeran “Bueno, es todo, nos vamos”, pero no fue así: Los zora lo observaron atentamente, algunos inclinando sus cabezas para seguir mejor sus movimientos. Así que supo que tenía que continuar, por más incomodo que se sintiera.

《Sin su ayuda, sus ideas, su trabajo duro... este parque no existiría》 continuó, sintiéndose un poco más seguro. 《Mipha... ella estaría muy feliz de vernos a todos juntos, celebrando》

Una sonrisa genuina apareció en su rostro. Sintiéndose un poco más confiado.

《Ahora vamos... el príncipe Sidon nos está esperando para festejar》 gesticuló hacia el palacio. 《¡Que comience la celebración!》

Los zora rugieron de aprobación y finalmente comenzaron a moverse en dirección al palacio, charlando animadamente entre ellos. Link suspiro aliviado ¡Al fin se iban, joder! “Que malditamente incómodo” pensó, ¿Como hacía la realeza para hacer eso cada tanto? Sonrió de lado al recordar que ni Zelda, ni su padre, el rey, escribían sus discursos, sino que tenían a todo un equipo designado para escribir sus ideas por ellos de una forma elocuente.

—¿Mi sr. Link? — Dijo Rivan, acercándose — ¿Nos vamos?

Link asintió, sin saber porque el zora de escamas negras no se iba junto a los demás y prefería esperarlo. Miro por última vez la estatua de su amiga. Sonriendo para ella. Había sido tan hermosa ¿Que habría pensado ella de su relación con Sidon?

“Seguramente lo habría aceptado” pensó “Ella era el ser más puro que he conocido”

《Vámonos》

Mientras Link los seguía a cierta distancia junto a Rivan, no pudo escuchar las conversaciones que se desarrollaban entre los grupos:

—¿Vieron cómo habló? Tan natural, como si fuera lo más normal del mundo —comentó una zora mayor a su compañera.

—Y la forma en que organizó todo el proyecto... realmente tiene madera de líder —asintió otra— El príncipe Sidon eligió bien.

—¿Y viste la dulzura con la que le hablaba a los renacuajos? Siempre los incluye en todo —murmuró un zora joven— ¿Porque no dará órdenes? Siempre pide las cosas por favor… está totalmente fuera de lugar, debería ordenar de vez en cuando.

—Es diferente a otros líderes que he conocido —dijo un guardia— Pero diferente en el buen sentido. Se preocupa genuinamente por cada detalle, por cada uno de nosotros.

—Y pensar que al principio algunos dudaban de él por ser hyliano... —suspiró una zora anciana, que, si los jóvenes no recordaban mal, era de esas que dudaban de él justamente por ser Hyliano. — Ahora no puedo imaginar el Dominio sin él.

—El reino está en buenas manos con él y el príncipe —concluyó otro— Hacen un buen equipo.

Las voces se fueron perdiendo entre el murmullo general de la multitud que se dirigía alegremente hacia la celebración, mientras Link caminaba sin sospechar las palabras de admiración que dejaba a su paso.

***

El palacio del Dominio Zora se había transformado completamente para la celebración. Las cascadas naturales que rodeaban la estructura brillaban con un resplandor especial, iluminadas por cristales luminosos que los zora habían colocado estratégicamente. El agua danzaba con destellos dorados y plateados, creando un espectáculo hipnotizante.

Las hadas flotaban por todas partes, sus pequeñas formas luminosas creando constelaciones móviles en el aire. Liberando burbujas perfumadas que estallaban suavemente al tocar la superficie del agua o la piel de los invitados, llenando el ambiente con aromas de flores acuáticas y brisa marina.

Los zora se habían lanzado a celebrar con toda su naturaleza acuática. Nadaban en formaciones perfectas a través de las cascadas, saltando y girando en el aire antes de sumergirse nuevamente con la gracia de verdaderos artistas. Sus voces se elevaban en cantos armoniosos que resonaban entre las paredes de cristal del palacio, creando una sinfonía que parecía brotar del mismo corazón del agua.

Link observaba maravillado desde una de las terrazas elevadas, una copa de vino de coral en sus manos. Nunca se cansaba de ver a los zora en su elemento natural; había algo profundamente hermoso en la forma en que se movían, como si fueran parte del agua misma.

—¿Disfrutando del espectáculo? —La voz profunda y cálida de Sidon resonó junto a él.

Link se giró para encontrar a su novio acercándose con dos platos de comida: pescado fresco preparado con especias que solo ellos conocían, algas marinas crujientes, y esas pequeñas perlas comestibles que estallaban con sabor a océano en la boca. Link amaba el hecho de que, desde que pasaba más tiempo en el dominio, los chef parecían tener verdadero trabajo.

Antes de su llegada apenas y trabajaban, pues todos los zora preferían comer pescado crudo por practicidad.

Link sinceramente esperaba que les hubieran subido el sueldo.

《Es increíble》 gesticuló, aceptando el plato con una sonrisa. 《Nunca había visto algo así, los bailes de las Gerudo son más… violentos, los orni son…》 Link recordó que los Orni solo bailaban durante su ritual de cortejo, o de apareamiento, sintiendo un escalofrío 《incómodos, y los Goron no entienden el concepto de bailar》

—Con esos cuerpos tan grandes es normal que no puedan bailar, para nosotros es incluso un deporte. Pero este baile es especial, es para ti. —Sidon hizo una pausa, buscando las palabras correctas mientras el ceño de Link se fruncía— Los zora querían impresionarte.

《¿Impresionarme a mí?》 Link casi se atraganta con el vino de coral 《¿Por qué?》

Sidon se rio, esa risa profunda y melodiosa que siempre hacía que el corazón de Link saltara un poco.

—Bueno, eres importante para mí, lo que te convierte en importante para ellos. Además, después de lo de hoy con el parque... creo que oficialmente te ven como parte de la familia real.

Link sintió que sus mejillas se sonrojaban. La idea aún lo tomaba por sorpresa. Había pasado tanto tiempo siendo un forastero, un viajero solitario, un esclavo, que la sensación de pertenencia todavía lo desconcertaba.

Se sentaron juntos en el borde de la terraza, sus piernas colgando sobre el agua donde algunos zora jóvenes jugaban, creando remolinos luminosos con sus movimientos. Sidon había puesto su brazo alrededor de los hombros de Link, y el hyliano se había acurrucado contra el costado cálido de su novio.

《Oye 》Dijo Link, después de un rato de contemplar la celebración 《probablemente mañana o pasado mañana tendré que partir.》

Sidon lo miró con curiosidad, sin tensarse, ya acostumbrado a las partidas constantes de Link. Saboreo las palabras antes de pronunciarlas. No era idiota. Link le había dicho, antes de comenzar las construcciones del parque de Mipha, que había terminado con todos los santuarios de Hyrule. El príncipe sabía los pasos a seguir: Domar a Vah Rudania, y enfrentar a Ganon.

—¿A dónde esta vez? — Inquirió dulcemente.

《A la Montaña de la Muerte》 gesticuló Link. 《Necesito domar a Vah Rudania》

—Suponía que sería eso —Los ojos de Sidon se iluminaron con interés genuino— Cuéntame de ella.

Link sonrió, animándose al hablar de sus aventuras.

《Es increíble, Sidon. Imagínate una criatura mecánica gigante, del tamaño de una montaña, pero con forma de salamandra. Está hecha completamente de la tecnología sheikah antigua》Sus manos se movían con entusiasmo mientras describía. 《Y los goron... oh, tendrías que conocerlos. Son increíbles. Fuertes como rocas, literalmente, pero con corazones tan grandes como su fuerza. Su líder, Daruk... bueno, su espíritu está atrapado dentro de Vah Rudania, ellos le hicieron una estatua, es impresionante.》

—¿Su espíritu? —Sidon frunció el ceño, preocupado.

《Es una larga historia》 Link suspiró. 《Daruk era uno de los Campeones, como Mipha. Cuando Ganon corrompió las bestias divinas hace cien años, sus espíritus quedaron atrapados dentro. Pero él... A él le tenía mucho cariño, me trataba como si fuéramos iguales, hablaba conmigo como si no fuera una herramienta》

La expresión de Link se suavizó. Sidon quiso preguntar más sobre ello. Sabía del espíritu de su hermana, pero jamás imaginó que los espíritus de los demás también hubieran sufrido el mismo destino.

《Es… más bien era, como un hermano mayor, ¿sabes? Siempre bromeaba, siempre me animaba. Los goron en general son así... tienen esta forma de ver la vida donde todo es una aventura, donde cada desafío es solo otra oportunidad de demostrar lo fuertes que son, como nacen de rocas, ellos consideran que todos los que nacimos en esta tierra tenemos el mismo valor. No necesitan un líder porque necesiten a quien seguir, necesitan un líder porque las demás naciones lo tienen y quieren que haya un balance político》

—Suena como si realmente disfrutaras estar allí —comentó Sidon con una sonrisa — Jamás has hablado así de Hyrule.

Y las mejillas de Link ardieron. En efecto. Jamás hablaba de Hyrule más que para compartir sus (bien seleccionados) recuerdos agradables. La realidad es que Link a veces ya sentía que, al menos su alma, no pertenecía a ese lugar.

La realidad es que no quería regresar ahí. Pero era su deber. Y siempre cumplía con su deber.

《Sí, lo disfruto》 admitió Link, acercándose más a su novio, acariciando las escamas de su pierna con los dedos. 《Pero... últimamente he estado pensando en otras cosas también》

—¿Cómo qué?

Link tomó un sorbo de su vino de coral, organizando sus pensamientos. 《¿Recuerdas que te conté sobre la casa que construí en Hatelia?》

Sidon asintió.

《Bueno, últimamente... hay días en que termino tan herido, tan agotado, que necesito un lugar donde simplemente... existir. Sin tener que ser el héroe, sin tener que salvar a nadie》 Sus gestos se volvieron más lentos, más pensativos. 《A veces solo quiero un lugar que se sienta como... como hogar》

Sidon lo miró con esa expresión que Link había aprendido a reconocer: la mirada del príncipe que estaba considerando cuidadosamente sus palabras antes de hablar.

El príncipe sabía que su pareja tenía al menos un poco de vanidad, que le impedía llegar al dominio con heridas o con la ropa rasgada por una batalla. Link siempre llegaba viéndose perfecto. Oliendo delicioso, sonriendo como si su vida fuera perfecta, aunque todos en el dominio sabían que su vida peligraba en cada momento, pues los ecos de sus aventuras llegaban al palacio en forma de comerciantes y viajeros, que estaban dispuestos a contar las aventuras del Hyliano por una módica cantidad de rupias.

Pero Sidon no quería que su pareja se sintiera así. Quería que llegara al dominio cuando estaba herido, buscando su cuidado, quería que se dejara amar, consentir, cuidar. Pero entendía que permitirse ser cuidado era un lujo que Link no podía siquiera considerar porque ¿Cómo podía el héroe de la profecía añorar los cuidados de alguien?

Y aquello sonaba como una puta maldición. Ser elegido por la diosa sonaba tan duro. Como un destino maldito que te condenaba a una vida de servicio, dolor y soledad.

Y el príncipe no quería eso para su pareja.

—Link —dijo finalmente, con la voz suave pero firme, decidiendo que si la Diosa no le daba mas opciones a su amado, el mismo se encargaría de creárselas— entiendo por qué no usas el Dominio para eso. Sé que no quieres preocupar a nadie aquí, que no quieres que nos sintamos obligados a cuidarte.

Link lo miró, sorprendido de que Sidon lo conociera tan bien.

—Pero... —Sidon continuó, girándose para mirarlo directamente a los ojos— cuando esta guerra termine, cuando Ganon sea derrotado y ya no tengas que cargar con todo ese peso... me gustaría que consideraras la posibilidad de quedarte aquí. Permanentemente.

El corazón de Link se detuvo por completo.

—No como huésped, no como visitante —la voz de Sidon era suave pero intensa— sino como... como mi pareja. Como parte de esta familia. Que el Dominio sea tu hogar real, Link. Conmigo.

El pánico golpeó a Link como una ola helada. Sus manos comenzaron a temblar y tuvo que poner la copa a un lado antes de que se le cayera. Su mente se llenó de un torbellino de pensamientos contradictorios: la imagen de Zelda, de su deber, de las expectativas del reino, de todo lo que había venido antes de Sidon.

Quería decir que sí. Oh, por las diosas, quería decir que sí con cada fibra de su ser. La idea de despertar cada mañana junto a Sidon, de tener un lugar donde pertenecía realmente, donde era amado sin condiciones... era todo lo que había soñado sin atreverse a admitirlo.

Pero Zelda...

Si Zelda seguía viva, si lograba salvarla, ¿qué pasaría entonces? ¿Cuáles eran sus obligaciones hacia ella? ¿Hacia el reino de Hyrule? ¿Podría realmente elegir su propia felicidad por encima del deber?

Sus gestos se volvieron erráticos, fragmentados. 《Sidon, yo... no sé... es complicado... hay cosas que...》

No podía terminar una frase coherente. El pánico le cerraba la garganta y hacía que sus manos temblaran tanto que apenas podía hablar.

Sidon pareció darse cuenta inmediatamente del estado de Link. Sin decir una palabra, se acercó y lo besó suavemente, sus labios cálidos y seguros contra los de Link. El beso fue tierno, paciente, lleno de todo el amor que no podía expresar con palabras.

Cuando se separaron, Sidon apoyó su frente contra la de Link.

—Oye —murmuró— no tienes que responder ahora. No tienes que responder hasta que estés listo, hasta que sepas qué quieres realmente.

Link sintió que las lágrimas amenazaban con desbordarse. 《¿No estás molesto?》

—¿Molesto? —Sidon sonrió con esa sonrisa que había enamorado a Link desde el primer día— Link, te estoy pidiendo que cambies toda tu vida. Sería extraño si no necesitaras tiempo para pensarlo. — “Y que renuncies a Zelda, de paso” pensó el príncipe para sus adentros. Sus dedos acariciaron suavemente la mejilla de Link. —Solo quería que supieras que la opción existe. Que hay un lugar para ti aquí, siempre, sin importar qué decidas.

Link se acurrucó contra él, sintiéndose abrumado por la paciencia y comprensión de Sidon. En el fondo, las voces de los zora continuaban cantando, las hadas seguían flotando, y las burbujas perfumadas siguieron estallando suavemente a su alrededor, creando un momento de perfecta intimidad en medio de la celebración.

《Gracias, Sidon… yo…》 gesticuló Link contra el pecho de Sidon.

—Yo también te amo —respondió Sidon, a sabiendas de lo que quería decir su pareja, besando la coronilla de su cabeza. Link jamás lo decía, pero el príncipe siempre respondía con cariño. No lo obligaba a decirlo, no lo presionaba. Pero siempre estaba ahí, profesándole su amor — Y eso no va a cambiar, sin importar qué decidas.

***

El eco de las últimas palabras de Daruk aún resonaba en los oídos de Link mientras contemplaba el paisaje desde lo alto del santuario de Himot. La última ira de Ganon había sido derrotada. El poder de Daruk ahora fluía a través de él, una protección férrea que se sumaba a las bendiciones que ya portaba.

"Ya solo queda el castillo", murmuró Link, observando a lo lejos las torres ennegrecidas de Hyrule que se alzaban como dagas contra el horizonte. El peso de su destino parecía más real que nunca. Ganon lo esperaba allí, en el corazón de la devastación que había sembrado cien años atrás.

Pero entonces, como una brisa fresca que corta el aire caliente del volcán, llegaron a su mente las palabras de Sidon: "Me gustaría que consideraras la posibilidad de quedarte aquí. Permanentemente."

Una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios al recordar los ojos dorados del príncipe Zora, llenos de una sinceridad que lo había conmovido hasta los huesos. "Quedarme a su lado..." Las palabras se sintieron como miel en sus pensamientos, dulces y tentadoras. La idea de no tener que cargar solo con el peso del mundo, de tener a alguien que genuinamente se preocupara por él y no solo por lo que representaba...

Pero la realidad golpeó como un yunque. "No puedo." Su lealtad a Zelda era inquebrantable, había sido forjada desde la infancia. Si ella seguía viva, atrapada en esa batalla eterna contra Ganon, entonces él... él sería básicamente… básicamente su… su…

Link frunció el ceño. La palabra "esclavo" había estado a punto de formarse en su mente, pero algo extraño ocurrió. Durante meses, tal vez desde que había comenzado su relación con un príncipe, esa sensación de servidumbre ciega había empezado a desvanecerse. Ya no se sentía como una simple herramienta en manos del destino. Había comenzado a tomar sus propias decisiones, a sentir sus propios deseos…

Había decidido aceptar el cortejo del zora que amaba. Deseaba permanecer a su lado.

"No", se dijo firmemente, sacudiendo la cabeza. "No es momento para esto."

Se dirigió hacia la ciudad Goron, repasando mentalmente las armas que había recolectado en sus aventuras. La Espada Maestra pulsaba suavemente en su espalda, pero sabía que necesitaría más que eso. Arcos con flechas de distintos elementos, escudos resistentes, armaduras que pudieran soportar el poder destructivo de la Calamidad...

《Necesito estar completamente preparado》se dijo, mientras examinaba un arco real que había encontrado días atrás, como si se diera indicaciones solo. Pensar a veces no era suficiente. 《No puedo permitirme fallar.》

Minutos después, cuando había organizado su inventario y se sentía más confiado en su equipamiento, Link alzó la vista hacia el cielo. Las estrellas comenzaban a aparecer tímidamente en el crepúsculo, y entre ellas, su mente voló hacia el Dominio Zora.

"Podría... podría ir a verlo antes de dirigirme al castillo", pensó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante la posibilidad. "Solo para... despedirme adecuadamente."

Pero sabía que no sería solo una despedida. La tensión que había estado creciendo entre él y Sidon durante sus últimos encuentros era innegable. La forma en que el príncipe lo miraba, cómo sus conversaciones se llenaban de silencios cargados de significado, cómo sus manos se rozaban más tiempo del necesario...

Link cerró los ojos, permitiéndose por un momento imaginar lo que podría pasar si se permitiera sucumbir a esos deseos que habían estado creciendo en su interior. La piel escamosa de Sidon bajo sus manos, el calor de su cuerpo, los sonidos que podría arrancarle...

Un estremecimiento lo recorrió de pies a cabeza.

"Una noche", susurró al viento nocturno. "Solo una noche antes de que todo termine."

Y con esa decisión tomada, Link saco la tableta Sheikah, dirigiendo sus dedos no hacia el castillo de Hyrule, sino hacia las aguas cristalinas del Dominio Zora, donde cierto príncipe de escamas rojas lo esperaba sin saberlo.

***

Le temblaban las manos mientras guardaba las flechas bomba, sentía que su espalda pesaba por el escudo, sus piernas se sentían temblorosas.

Había domado a las bestias divinas. Tenía el poder de los cuatro campeones en su pecho. Había conseguido también todos los recuerdos de la tableta, aunque aún sentía que había partes de su cabeza vacías, como si faltaran datos importantes que harían que la historia que recordara tuviera más sentido.

Pero en ese momento no le importaba, miraba el filo de la espada maestra, brillando, incentivandolo a la batalla. Debía ir a cumplir su deber. Debía ir a salvar a Hyrule, y a Zelda. Pero…

Pero sabía que podía morir en aquella batalla. De hecho sería un desenlace incluso catártico. Quizá debería dar su vida para que Zelda regresara, como última prueba de lealtad. No le sorprendería. De hecho, muy en el fondo era lo que esperaba.

Viendo la puesta del sol se tiró al manantial de Lanayru en busca de limpiar su cuerpo, cuando se sintió lo suficientemente limpio se puso su set de escalada y se dirigió al dominio zora.

Eran alrededor de las 10 de la noche cuando llegó, no quería ser escuchado, había decidido ir desde el santuario de Kidda y lanzarse en picada con la paravela, desgraciadamente y por los nervios no calculo bien y terminó en la plaza central. Silenciosamente se dirigió a la habitación de Sidon, y cuando estuvo abajo del balcón del príncipe comenzó a escalar.

Pero por más que tratara de ser silencioso la escalada nunca era especialmente sigilosa. Y cuando llegó por fin a la ventana escuchó como el príncipe se acercaba a la ventana.

—¿Quién está ahí?

Link se sostuvo como pudo y saludó con la mano y una sonrisa.

《Hola》

 

Notes:

En el siguiente cap ya tenemos escena sexual de estos dos! Jajajajaja en realidad iba a quedar en este cap, pero el capitulo quedaba tan largo que no tenía manera de dividirlo sin partir esa escena, así que este cap quedo corto por lo mismo jsjsjsjs

En este ff hay varias escenas de estos dos, así que estoy muy emocionada de que lean la primera, sobretodo considerando que no hay muchas de estos dos circulando en los ff, debo admitir que hasta cierto punto es difícil de escribir, pero uno tiene sus métodos de investigación, así que las cosas se facilitan jajajajaja.

¡Espero que les haya gustado!

Las amo!

Próximo capitulo:

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 11: Capítulo 10: Tónico feérico (Escena sexual)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 10: Tónico feérico (Escena sexual

La sorpresa en la cara del príncipe era mayúscula.

—L-Link… ¿Escalaste todo eso? — preguntó sosteniéndolo en brazos, había escuchado un ruido fuera de su habitación, pensó que sería un lizalfo intentando entrar, pero resultó ser su pareja, lo que no era menos sorpresivo. — ¿Por qué?

《Necesitaba verte》

—Eso puedo entenderlo — el mayor miró hacia abajo, más de 40 metros de altura separaban su ventana del agua, a esa altura no había manera humana de que Link sobreviviera a la caída si se quedaba sin estamina — pero ¿Por qué no tocaste la puerta? Mis guardias siempre te permiten entrar a la hora que dispongas.

Y el rubio enrojeció, estaba tan nervioso que olvidó que existían las puertas… y los modales.

《Lo siento》

Pero Sidon sonrió y lo abrazo contra si, besando de paso su coronilla.

— No tienes que disculparte, perla mía, a decir verdad también quería verte, ha pasado mucho tiempo desde que dormimos juntos.

Link se sintió temblar y atinó únicamente a alzarse para abrazarse al cuello del tiburón, besándolo con todo el amor que podía, el príncipe tomó su espalda abrazándolo más contra él, cerró la ventana y se dirigió a la cama de agua aún besando a su Hyliano.

—Escuche… — Dijo sentando al rubio en la cama, mirándolo temblar sin saber exactamente por qué, pero no cuestionaría, pues le daba un aspecto tierno a Link. — Que por fin aplacaste la ira de las 4 bestias divinas.

《Así que… ya lo sabías》 La mirada del soldado bajó al suelo. Los chismes corrían rápidos por Hyrule.

—Las noticias viajan rápido ahora que los Orni pueden salir de su ciudad, me preocupe mucho al ver que habías aplacado a las 4 bestias y no venias a visitarme — Sidon se puso de rodillas para quedar a la altura de Link — tuve miedo de que quisieras ir a por Ganon tan pronto…

《De hecho, justamente por eso tardé tanto en venir contigo 》 Hablo lentamente, como si temiera que su pareja se perdiera algún ademán 《Ya estoy preparado para luchar contra Ganon, tengo mis flechas, mis armas y mis escudos. Planeo ir mañana a derrotarlo, me iré al amanecer》

Sidon sintió que se desmayaba con cada palabra que Link formaba con sus manos, eran las nueve de la noche, faltaba nada para que el héroe se fuera. La desesperación lo invadió.

Se levantó de la cama y caminó desesperado por la habitación cual Centaleon enjaulado. Sabían que ese día llegaría tarde o temprano, sabía que su novio debía cumplir con su deber a costa de dejarlo solo, sabía que debía arriesgar su vida por el bien de cada una de las almas que poblaban Hyrule. Pero…

Pero quería ayudar a Link, quien en ese momento le parecía tan frágil, rojo cual tomate y mirando al suelo mientras temblaba y jugaba con sus manos, quería tomar todas sus armas e ir a la batalla con él, ayudarlo con todo su poder… ¿Y por qué no?

— ¿Y- Y si voy contigo? — Y conforme hablaba la idea le parecía menos y menos descabellada — ¡Si! ¡Es una magnífica idea! ¡No tienes por qué pelear solo! ¡Podría ayudarte y-!

Pero el hyliano levantó la mano pidiendo silencio. Sidon era la primera persona que se dignaba en ofrecerle ayuda directamente, nadie más en Hyrule lo había hecho. Él estaba bien con eso, porque era su deber. Por qué se suponía que nadie más debía ayudarlo. Pero Sidon se había ofrecido a ir con él casi al instante, y por más que esto lo conmoviera profundamente no había ido esa noche a solicitar ese tipo de ayuda.

《No puedes salir del dominio, Sidon》 apretó los labios 《Ya no hay otro príncipe que te supla en la línea de sucesión si mueres, no hay manera de que tu padre te permita venir conmigo》

—¡Mi padre no tiene por qué saberlo! ¡Vamos! Podemos saltar por la ventana y…

Pero Link negó con la cabeza lentamente.

《Jamás me perdonaría si algo te pasa》 el campeón le dedico una sonrisa tierna 《Te amo Sidon, no voy a permitir que mueras》

El silencio que siguió después de esas palabras fue casi sepulcral. Sidon no pudo evitar sentir que ese “te amo” venía cargado con un deje de “te amo, nos vemos en la próxima vida”, como la despedida de un amante. Y aunque quiso liberarse de ese pensamiento, este se implantó en su cabeza como una semilla envenenada.

Sidon miró a Link por un largo rato — Creí que nunca lo dirías.

《Yo creí que estarías más feliz cuando lo dijera》

— Estoy feliz de que lo dijeras pero… — el mayor se toco la frente con una mano, como si le doliera la cabeza — estoy demasiado asustado para ponerme sentimental. Link, el solo hecho de pensar en que des tu vida por Hyrule… Santa Hylia, no quiero ni pensarlo.

《Justamente por eso estoy aquí》 desvió la mirada 《También tengo miedo de lo que pasara, vine porque no se que pasara en el castillo, no sé si… regresaré》

—¡Por la gran Diosa! ¡No digas eso!

Las piedras luminosas brillaban con intensidad, dándole a las escamas de Sidon un tono duocromatico, Link trago saliva.

《Es la verdad》

— ¡No vas a morir mi amor!

《Sidon, tu no sabes eso》Link se levantó de la enorme cama de agua, caminando hacia su pareja sosteniéndole la mirada, el zora tenía la respiración agitada y los puños cerrados. 《Yo… podría volver a quedar congelado en el tiempo, o morir, o ¿yo que se? El punto aquí es que no se si volveré.》

Sidon sentía que se le secaba la boca con cada palabra de Link, pensar en un mundo donde esos hermosos ojos azules no le mirarán con amor era cuando menos escalofriante, quería confiar en él, quería confiar en que todo saldría bien, pero no podía, necesitaba un seguro, algo que le diera la seguridad de que su pareja regresaría.

Lastimosamente no existía nada así.

Fue entonces cuando miró como Link se acercaba más y entonces tocaba su mano, Sidon sintió como su corazón se aceleraba ¿Qué estaba pasando? ¿Qué era esa atmósfera?El rostro de su amante sonrojado, su respiración entrecortada, pesada, casi como si jadeara, la luz de las piedras luminosas que adornaban su habitación y se reflejaban en el agua hacían que el rostro de Link adquiriera un tono casi onírico, como si estuviera en un sueño.

—¿Qué…? — Trato de decir, pero Link lo interrumpió.

《Sidon… Si no regreso… no me quiero ir arrepintiéndome de nada…》

Los ojos del menor destellaban con un brillo que Sidon pocas veces había visto, sus ojos estaban más oscuros que de costumbre, como un remolino en el fondo del mar, absorbiendo de a poco su cordura. Link soltó su mano y posicionó sus manos sobre la cadera del príncipe, y casi como si se tratara de un interruptor las escamas del zora comenzaron a iluminarse.

《Quiero irme con la satisfacción de haber estado… contigo… como tu amante》

¡Oohhh! O las diosas amaban a Sidon o lo odiaban con locura, tener a Link así, tan dispuesto, entregándose a él en bandeja de plata cual bocadillo dispuesto a ser devorado era una bendición, o una jodida maldición. El mayor se debatía internamente entre hacer lo correcto y decirle a su amado que no, que debían esperar hasta el matrimonio, o devorar el pequeño cuerpo que se le entregaba como siempre había querido.

— Espera… — Su mente era un caos, susurro apenas sin voz, tratando de retroceder, pero su bioluminiscencia no mentía, quería lo que Link le ofrecía, podía ver el reflejo de su propia luz rebotar en las paredes — ¿Todo esto que dijiste… era para…?

 El hyliano miraba fascinado el espectáculo de luces y colores que Sidon le regalaba, a la par que se deleitaba divertido con el azul que cubría el rostro de su amado, jamás creyó tener un efecto tan fuerte en el príncipe, pero vaya que le gustaba, azul, morado, naranja y amarillo bailaban y danzaban en el cuerpo del príncipe, estaba seguro que Sidon no lo controlaba y de algún modo aquello era aun mejor.

《Si… quiero 》Pero de repente toda la valentía de Link se fue al carajo, las manos de su novio se posaron en sus hombros, la diferencia del tamaño era abismal, y si todo en el cuerpo de Sidon era proporcional, el miembro de Sidon seria igual de enorme. ¿En que se estaba metiendo? Respiro con dificultad y continuo, la sensación de peligro era increíblemente excitante en esa situación 《Quiero que hagamos el amor》

— Santa Hylia… — sentía que se le bajaba la presión. No, Link no podía estarle pidiendo eso. No ahora, no antes de una batalla, no antes de la batalla donde se jugaría la vida. De todos los jodidos momentos en los que se lo podía pedir decidía justamente en ese momento. Necesitaba una salida, por más que quisiera, por más que deseara aquel pequeño cuerpo debía ser responsable. — Es que… Ya te explique como nos apareamos los zora… tu cuerpo… No vas a soportarlo.

《¿Me estas diciendo que puedo ir a derrotar a Ganon solo, pero no puedo tener sexo con el hombre que amo?》Maldecía tanto la memoria de Link.

Sidon se alejó unos pasos, pasándose una mano por la cara con frustración.

— No es eso, mi perla... Por favor, entiende. — Su voz sonaba angustiada. — No es que no te desee, las diosas saben cuánto te deseo. Pero justamente ese es el problema: no soy un hombre, ¡Por la Diosa! Soy un Zora.

Link dio un paso hacia él, pero Sidon levantó una mano, pidiéndole que se detuviera.

— Cuando un Zora se aparea... es diferente. En cuanto comience a tocarte, entraré en frenesí. — La palabra salió cargada de advertencia. — Mi instinto tomará el control. No voy a poder detenerme hasta estar totalmente satisfecho, y no sé si tu pequeño cuerpo lo resista.

《Pero yo quiero eso》, intentó signar con desesperación.

— ¡No lo entiendes! — el príncipe alzó la voz, algo poco usual en él. — Podría lastimarte seriamente. Mis garras, mi fuerza... Link, soy el doble de tu tamaño. Podría romperte sin siquiera darme cuenta. — Su voz se quebró ligeramente. — No podría vivir conmigo mismo si te hiciera daño.

"Frenesí" repitió Link en su mente. La sola idea de tener a Sidon arriba de él, totalmente descontrolado cual bestia salvaje devorando a su presa... aquello era lo mínimo que esperaba del príncipe. Era justamente lo que estaba esperando y esa noche no pensaba irse sin recibirlo.

Ignorando la petición de Sidon, Link acortó la distancia entre ellos. Se abrazó a su cuerpo, mordiéndose los labios y mirándolo con un deseo que no podía ocultar.

《Sidon, te amo. No voy a querer que te detengas. Lo voy a resistir. Confía en mí》

— Link, no... — El mayor cerró los ojos con fuerza, su respiración volviéndose más pesada. — He escuchado historias. Zoras que perdieron el control con parejas de otras razas. No terminaron bien.

《¿Y si vamos despacio al principio?》 Link signó, deslizando sus manos por el pecho del Zora. 《Podemos parar si es necesario》

— No voy a poder parar. — Sidon atrapó las manos de Link, deteniéndolas. — Eso es lo que intento explicarte. Una vez que comience, no habrá vuelta atrás hasta que el frenesí pase. Podrías estar gritándome que pare y yo... yo no podría escucharte.

La cordura del zora quería escaparse de su cuerpo. Estaba tensando cada uno de los músculos para no tirársele encima al joven hyliano que se estaba entregando a todas sus fantasías. Tenía a su pareja dispuesto, ofreciéndose, y cada fibra de su ser le gritaba que lo tomara. Pero debía ser fuerte, debía resistir, debía proteger a Link... incluso de sí mismo.

— Por favor, Link. Dame tiempo para pensar en cómo hacerlo seguro para ti. Tal vez podamos consultar con alguien que sepa sobre...

Pero Link era del tipo de personas que cuando quería algo, hacia hasta lo imposible por conseguirlo.

— Ahh... — Un gemido familiar lo interrumpió, haciendo que Sidon regresara bruscamente a la realidad.

Miró hacia abajo y se arrepintió de haberlo hecho. El rostro de su amado lo observaba con una expresión suplicante que le robó el aliento. Link tocaba su propio miembro ya erecto por encima de su pantalón de escalada, dejando escapar otro suspiro entrecortado.

— Haa... Ngh…

La última hebra de autocontrol del Zora se rompió como una cuerda gastada.

— Maldita sea...

Los ojos de Sidon se oscurecieron, sus pupilas dilatándose hasta convertirse en anillos dorados brillantes. Un sonido gutural salió de su garganta. Jaló al rubio por el cabello, arrancándole una queja que sonó más a placer que a dolor. Enseguida lo tomó por la espalda baja, alzándolo sin esfuerzo para ponerlo a su altura, atacando sus labios mientras sus manos se apoderaban de sus nalgas con una posesividad primitiva.

Link sabía a manjar. Sabía mejor que los frutos acuosos con miel, mejor que cualquier cosa que Sidon hubiera probado jamás. El Zora pensó que nunca había besado a nadie con tanto deseo, con tanta hambre, como en ese momento besaba a Link. Era como si se fundieran en aquel beso ardiente, como si sus almas se entrelazaran tanto como sus cuerpos.

Y en el fondo de su mente nublada por el instinto, el zora rogó en silencio a la diosa Nayru que Link realmente pudiera resistir lo que estaba por venir.

Antes de poder reaccionar el menor había sido aventado a la cama de agua, aquella misma que Sidon había mandado a poner para poder compartir habitación.

El rubio miró a su novio mientras jadeaba, el príncipe lo miraba como a una presa, con aquellos ojos dorados brillando como oro al rojo vivo. Sidon se movió sobre la cama sosteniéndole la mirada y sonriendo con los dientes.

El campeón trago saliva nervioso y Sidon volvió a besarlo sin dejarle procesar lo que estaba pasando. ¡Diosas! Aquel beso, eso no se podía considerar como tal, era mas caliente, mas sucio, un hilo de saliva recorría la mejilla de Link bajando por su barbilla.

— Mmhh… — Gimió el más joven mientras Sidon comenzaba a tocar su cuerpo.

Sidon lo acariciaba por encima de la ropa, intentaba por todos los medios posibles no perder la cordura, intentaba no perderse a sí mismo y lastimar a Link, pero estaba siendo horriblemente difícil.

— ¡Ahh…! Mmhhg…— “Maldita sea” Pensaba el zora ¿En que momento había bajado a su cuello? Link gemía y suspiraba tratando de sostenerse a sus hombros, mientras él lamía la piel de su cuello. Su olor, su textura, su calidez, lo estaba volviendo loco.

Sintió las uñas del hyliano enterrarse en las escamas de su espalda. Y se perdió a sí mismo.

— ¡Hyaaaa! — Link grito de dolor cuando los afilados dientes de Sidon se enterraron en la piel de su hombro, como si de navajas se tratara, pero Sidon ya no escuchaba, aquel sabor era lo mejor que había probado nunca, la sangre pura de su amante sabía a cielo, a paraíso, necesitaba más, necesitaba bañarse completo en aquella deliciosa sangre.

Se separó dispuesto a apreciar su obra de arte, Link gemía con el rostro descompuesto de excitación, tenía las piernas abiertas alrededor de su cadera de una forma hermosa, su rostro, rojo de excitación, sus labios rojos y sangrantes lo calentaban de una manera increíble. Pero definitivamente Link se miraría mejor sin ropa.

De un movimiento rápido Sidon arrancó el set de escalada del cuerpo de su amante.

 “Diosas” Pensó Link con lágrimas en los ojos, aun escurría sangre de su hombro y podía ver la sangre en la boca de su amado.

Y eso lo calentaba a niveles indecentes.

Sentía que su pene iba a explotar, esperaba que Sidon estuviera igual o…

— ¡Haa! — Suspiro asustado viendo la entrepierna de su amado, no supo que lo sorprendió más, si el tamaño o la cantidad.

Sidon miró el rostro sonrojado de Link, aquellos ojos no podían estar más abiertos, Y no era para menos, Sidon tenia un tamaño descomunal, Link solo podía compararlo con su antebrazo, pero multiplicado por dos, pues de la membrana de Sidon habían salido 2 penes.

— Es muy tarde para arrepentirse— Dijo el príncipe volviendo a atacar los labios del guerrero, quien solo pudo gemir como protesta, aquellas palabras no podían ser pronunciadas por Sidon en la vida real, fue entonces cuando Link se dio cuenta de que había ocurrido, Sidon había entrado en frenesí.

El pequeño cuerpo de Link temblaba debajo de él. Sidon bajo por su cuello lamiendo su sangre, deleitándose con su sabor, decidiendo por fin bajar por el pecho del chico.

— ¡Ahh! — Maldita sea, los gemidos de Link le estaban volviendo loco, sentía sus penes palpitar de necesidad, necesitaba profanar a su compañero. Hacerlo suyo, destrozarlo, que el único pensamiento que tuviera Link fuera su nombre mientras lo penetraba con locura clavándolo en el colchón.

Mordió con poca fuerza aquel botón rosado de carne que siempre le había llamado tanto la atención mientras pellizcaba el otro. Por su parte el guerrero se sentía incapaz de pensar, su mente estaba en blanco y solo podía pensar en el placer y el dolor. Sidon le mordía, su pecho sangraba, también su cintura y sus hombros, todo aquello estaba siendo más salvaje de lo que pensaba.

Antes de darse cuenta Sidon había levantado sus caderas, Link sentía que moría de la vergüenza, el zora se relamió los labios ante la vista y enterró su cara entre las nalgas de su amante, quien sintió su húmeda lengua rodear su entrada.

— Ahhh… Aaaahhh — Link gemía sin control, el príncipe aprovechó totalmente esa posición para tocar el caliente miembro del hyliano, el cual estaba tan duro y caliente que se le antojaba morderlo, pero en ese momento prefería preparar su entrada para recibirlo.

Link sentía que moriría tanto de la vergüenza como de las sensaciones que embriagaban su cuerpo. Aquella sensación eléctrica recorriendo su cuerpo lo estaba volviendo loco. Sidon introducía su lengua o más bien la punta de esta, humedeciéndolo y abriéndolo, estirando lo más que podía su entrada y lubricándola.

Y era malditamente delicioso. El menor sentía que se venía, gemía sin control, Sidon tenía todo el control de su cuerpo. Podría destrozarlo si quería y eso a Link lo excitaba a niveles que consideraba imposibles.

Y entonces Sidon se detuvo dejando a Link temblando y jadeando, sintiendo espasmos por todo su cuerpo.

Con ambas manos tomó las piernas de su pequeño amante abriéndolas para él. La imagen era tan erótica que Sidon sentía que podía explotar, se dio cuenta entonces que necesitaba morder más esas blancas piernas, blancas y tersas y sin ninguna marca de propiedad.

— Voy a entrar — Gruño con los ojos oscurecidos, Link gimió y en ese momento, más que nunca en su vida le habría gustado tener la capacidad de hablar. Sintió una de las calientes y enormes puntas de su novio rosarse sobre su entrada y le agradeció a las 3 diosas en el cielo que no quisiera usar ambos penes dentro de él.

Sidon acaricio su punta contra su húmeda entrada y Link podía sentir lo pequeño que era en comparación, el pene de su pareja bien podía llegarle al estómago, definitivamente aquella intromisión dolería como los mil infiernos.

Lentamente el zora comenzó a perderse entre sus piernas.

— ¡Aahg! ¡A-Aaahhh! — Link gimió lastimeramente sintiendo aquel enorme trozo de carne entrar lentamente. Sidon apretaba la quijada tratando de sostenerse desesperadamente a la poca cordura que le quedaba, no quería lastimar al Hyliano.

Pero aquel agujero era lo más apretado en lo que había estado nunca y escuchar los gemidos de su amante era increíble…

— ¡Ahhh!... Ngh… ¡Haa! — Y eso fue todo, tomo al campeón de la cintura enterrándose hasta el fondo de el. — ¡Kyaaaa!

Las lágrimas de Link salieron de sus ojos, aquello dolía como los mil infiernos. Sentía que el pene de su novio en efecto llegaba hasta su estómago, tan caliente como una barra de metal al rojo vivo.

El “Pene de arriba” de Sidon rozaba el suyo, no podía creer que el gemelo de aquel pene estuviera en su interior, era demasiado grande y si no estuviera sintiendo el dolor de la intromisión, probablemente no creería que estaba pasando.

Lo sentía palpitar, lo sentía resbalar en su interior gracias a la lubricación natural que producían los miembros de Sidon, y cuando las manos de su amante se dedicaron a tocar su torso y sus piernas, acariciándole como si fuera lo más sagrado del mundo, Link supo que jamás había tenido un sexo tan intenso como aquel.

Necesitaba todo lo que Sidon pudiera darle.

El zora lo miraba y la imagen no podía ser mejor, su amante lloraba, sangraba y respiraba entrecortadamente por la boca, su cabello era un desastre, su rostro estaba más rojo de lo que jamás lo había visto nunca. Link era hermoso en toda la extensión de la palabra.

Y Sidon no pudo mas, comenzó a penetrar a Link con toda la fuerza de su pelvis, Link sentía que su novio iba a dividirlo en 2, mentiría si dijera que era el dolor más atroz que había experimentado, al ser un guerrero había experimentado dolores peores, pero ese definitivamente era el dolor más caliente que había tenido.

Y por la diosa, el rostro lascivo del zora arriba de él le excitaba tanto, lo miraba como a una presa que devoraba, como a un animalito indefenso que había caído en su trampa.

— ¡Ahhh! ¡Ahhhh! ¡Haaa! — Los gemidos de Link invadían la habitación, el sonido húmedo del pene de Sidon adentrándose en su cuerpo era tan erótico. Los sonidos del chocar de sus pieles, sus gemidos, jadeos, gruñidos, todo aquello formaba una sinfonía desordenada, caótica, vulgar. Y el soldado sentía que podía venirse en cualquier momento.

— Diosas, estar dentro de ti es tan bueno — Gruño Sidon en su oreja, y Link arqueo la espalda de placer.

Su cabeza daba vueltas, el pene de Sidon acariciaba su próstata con su larga extensión haciéndole el cuerpo temblar.

Apenas podía respirar, su cuerpo entero ardía en llamas, la sangre brotaba de sus heridas, las lágrimas salían de sus ojos y no podía dejar de llorar por la intensidad de ser tomado de esa manera. Sidon lo reclamaba, tomando control de cada milímetro de su cuerpo, lo poseía, lo marcaba. Y era tan intenso y tan rico que no quería que se detuviera.

Su próstata era acariciada con ese largo miembro, mientras su pene se apretaba y restregaba contra el gemelo del miembro dentro suyo, no pudo evitar pensar que quería sentir aquellas dos vergas en su interior en el futuro.

Jamás pensó que le gustaría tanto ser usado de aquella manera, el zora no tenía compasión, lo penetraba hasta el fondo, lo usaba como un recipiente que debía ser llenado.

Y el campeón ya quería saber lo que se sentía ser llenado por la esencia de su amante.

— ¡Link! — Gimió Sidon viniéndose dentro y fuera de él.

El pequeño cuerpo de Link se arqueó gritando con fuerza, estaba cubierto de semen y su interior ardía como si la semilla de su amado fuera lava. Estaba tan lleno de aquel líquido.

Sidon se deleitaba con la vista. Link jadeaba sin control, tratando de cubrir su rostro con las manos, su vientre y su pecho estaban manchados con su semilla, sus piernas abiertas le daban un toque encantador y ver como de su interior el fluido blanquecino luchaba por salir le resultaba tan sexi.

El príncipe aún no estaba satisfecho

Con brusquedad tomó una de las manos del héroe y lo jaló mientras salía de él haciéndolo gritar.

Link fue posicionado arriba de Sidon sentado a horcajadas sobre su “pene de arriba”.

“¿Por qué aún sigue duro?” Pensó aterrado sintiendo como su entrada era restregada contra la punta del enorme miembro.

《¿Qué… Que es-?》Intento decir, pero Sidon apretó sus manos con fuerza. Besándolo con fiereza haciéndolo suspirar.

— Baja, quiero ver que lo metas tú solo.

Las palabras de Sidon fueron como viagra para su cerebro, Sintió toda la sangre de su cuerpo ir directo a su pene. El príncipe sonrió satisfecho ante la excitación de su compañero. Se recostó contra la cama poniendo los brazos atrás de su cabeza preparándose para mirar el espectáculo.

Link se mordió los labios y se ayudó de sus manos para separar sus nalgas dispuesto a recibir aquel enorme miembro dentro suyo.

Centímetro a centímetro introdujo el pene de su amante dentro suyo hasta quedar sentado sobre la pelvis del príncipe, sentía el “pene de abajo” de su amante rozar contra sus nalgas palpitando de necesidad,

— Buen chico— Lo alabo el príncipe levantándose, para quedar sentado y besar a Link quien no pudo más que abrazarlo por el cuello, sintiendo que todo a su alrededor desaparecía mientras el pene de Sidon palpitaba en su interior.

— Muévete para mí — Ordeno haciendo a Link estremecerse.

El rubio sintió las manos de Sidon tocar sus nalgas y su mirada oscura mirarlo como si intentara grabar en su memoria el momento.

— ¡Hyaaaa! — Gimió al levantarse de aquel miembro y dejarse caer con fuerza. Link dio varios saltos más antes de que el Zora gruñera con desesperación, el ritmo del hyliano era delicioso, pero en ese momento él quería más.

Tomó las piernas del guerrero y se levantó de la cama aún penetrándolo, obligando al héroe a sostenerse con desesperación a su cuello.

Y entonces las embestidas comenzaron, pero no eran lentas y pausadas como había propuesto su pequeño amante, sino que eran erráticas y feroces sacando el miembro completo antes de meterlo hasta el fondo.

El rubio sentía que su amado lo estaba matando de placer, quien gemía descontrolado, viéndose totalmente indefenso y sometido ante los deseos de su príncipe.

—¡Aaahh! ¡Aaah! — Link intentaba gemir el nombre de Sidon sin efectividad, sentía que se iba a desgarrar la garganta de tanto gritar, su pene palpitaba ante la estimulación, estaba a punto de venirse.

—Maldita sea, eres tan bueno Link, tu culo es tan bueno.

El príncipe no dejaba de alabarlo con palabras sucias que solo servían para excitar más al hyliano quien acostumbrado a tener siempre el control se sentía tan indefenso incapaz de controlar siquiera su voz, pues Sidon le arrancaba gemidos cada que su enorme pene se enterraba en él.

“Diosas que rico” Pensaba el menor incapaz de comunicar cuanto le estaba gustando ser penetrado en esa posición. Se sentía duro, caliente, vergonzoso, doloroso y delicioso, las olas eléctricas que golpeaban su cuerpo lo obligaban a poner los ojos en blanco mientras trataba de sostenerse con sus brazos entumecidos al cuerpo de su amado para no caer al vacío. Sus muslos sangraban ante el toque del zora pues este enterraba sus garras en su piel.

El sonido socio de su entrada siendo profanada y humedecida le estaba volviendo loco.

— ¡Aaahh! — Gritó con tuerza echando la cabeza para atrás y viniendo se entre ambos manchando a Sidon en el proceso, quien no pudo evitar que una sonrisa macabra se asomaba en su rostro al sentir su pene apretado por el interior de su compañero.

Salió del hyliano quien aún trataba de recuperarse del mejor orgasmo de su vida y lo lanzó con fuerza a la cama viendo con orgullo como su dilatada cavidad expulsaba su semen.

— Date vuelta — Ordenó, pero el menor se sentía incapaz de controlar su propio cuerpo, así que Sidon terminó tomándolo con fiereza, acomodándolo como quería, con el pecho sobre las sábanas y las caderas levantadas sosteniéndose por las rodillas.

— ¡Por la Diosa! Que bueno estas— Dijo haciendo al Hyliano llorar de la vergüenza ante la posición en la que se encontraba, pero Sidon no espero una invitación y lo penetró con su enorme miembro sacándole un grito desesperado al rubio que sentía que apenas podía respirar.

El ritmo era tan fuerte y tan hostil que Link trataba de sostenerse a las sábanas sin éxito pues ya no tenía fuerzas para nada.

Finalmente Sidon gimió con fuerza llenando el interior del Hyliano por segunda vez haciendo a Link gritar sintiendo su estómago invadido por aquel líquido. El zora jadeo con fuerza escuchando a su novio hacer lo mismo aún con su pene dentro. Sonrió satisfecho mirando la hermosa obra de arte que tenía ante sí.

La espalda de Link estaba totalmente llena de su esencia, incluso manchando su cabello y sus brazos, era una imagen que muchos en el reino pagarían por ver, pero tendrían que aguantarse, esa imagen era solo para el.

Salió del Hyliano quien trato con toda su fuerza mantenerse consiente, pero en cuanto Sidon lo acuno en sus brazos y lo acostó contra su pecho todo se volvió negro y cálido.

Se dedicó a acariciar su rubio cabello con los dedos y contemplarlo “dormir” sobre él en la misma posición en la que nadaban cuando el Hyliano se cansaba.

— Te amo tanto Link — Dijo en voz baja tratando de no despertar a su compañero. Aparearse era genial.

***

El sol entraba por la ventana y se reflejaba en la piscina de Sidon, proyectando ondas de luz acuática por toda la habitación. El príncipe abrió los ojos lentamente, sintiendo sus escamas tirantes y secas. No estaba en su piscina. Necesitaba hidratarse.

Se movió ligeramente y entonces lo vio.

Link descansaba sobre su pecho, profundamente dormido. Su respiración era suave, casi imperceptible. Estaba completamente desnudo, su piel pálida manchada de rojo oscuro. Sangre. Por todas partes.

El azul cubrió las mejillas de Sidon mientras los recuerdos de la noche anterior inundaban su mente. Los sonidos que emanaban de los labios de su compañero, su rostro descomponiéndose de placer, la delicada forma de su cuerpo arqueándose mientras lo penetraba. En su cultura, despertar así era señal de una unión perfecta. Las marcas de mordidas, la sangre compartida... era la prueba física del amor consumado, del placer llevado a su punto más alto.

Entre los Zora, más sangre significaba más pasión, más entrega mutua.

— Buenos días mi perla — Dijo dulcemente mientras lo besaba — ¿Cómo amaneciste?

Pero no hubo respuesta

Link ni siquiera se movió.

— ¿Mi perla? — Sidon frunció el ceño, su voz perdiendo la calidez inicial — ¿Te encuentras bien?

Lo sacudió gentilmente por el hombro. Nada. El cuerpo de Link se balanceó inerte, como una muñeca de trapo.

Un escalofrío helado recorrió la espina dorsal de Sidon.

— ¿Link? — Su voz subió de tono, el pánico comenzando a filtrarse — Hey... no estés jugando. Por favor.

Lo movió con más fuerza. La cabeza de Link cayó hacia un lado, su cuello expuesto mostrando marcas profundas de dientes. Demasiado profundas.

— No, no, no... — Sidon jadeó, el terror apoderándose de él como garras heladas — ¡Link! ¡LINK!

Comenzó a sacudir al hyliano con desesperación, dándole golpecitos cada vez más fuertes en las mejillas. El rostro de Link permanecía pálido, demasiado pálido, sus labios ligeramente azulados.

— ¡No me hagas esto! ¡Despierta! — Su voz se quebró — ¡Por favor, despierta!

El pánico se transformó en horror puro.

— ¡GUARDIAS! — El grito de Sidon resonó por todo el palacio, cargado de una angustia que nunca antes había expresado.

Las puertas se abrieron de golpe y dos guardias Zora entraron apresuradamente.

— ¡Estamos aquí, alteza! — dijeron al unísono, pero sus voces murieron al ver la escena.

— ¡Traigan al médico! ¡AHORA! — Sidon rugió con una autoridad nacida del terror absoluto — ¡QUE CORRA!

Los guardias salieron disparados, sus pasos resonando por los corredores.

En cuanto se cerró la puerta, Sidon tomó a Link en sus brazos con un cuidado extremo, como si fuera de cristal a punto de romperse. Lo llevó rápidamente a su piscina, sumergiéndose con él.

El agua fresca rodeó sus cuerpos y Sidon comenzó a limpiar suavemente la sangre seca de la piel de Link. Cada pasada de su mano revelaba más marcas. Mordidas en el cuello, en los hombros, en el pecho. Arañazos largos en su espalda. Moretones oscuros con la forma exacta de sus dedos en las caderas, en los muslos.

— Dioses... — susurró Sidon, su voz temblando — ¿Qué he hecho?

Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, mezclándose con el agua de la piscina.

Y entonces lo vio. El agua a su alrededor se tiñó de rojo. No era solo sangre seca. Link seguía sangrando. Sidon dirigió su mirada horrorizada hacia la cama de agua donde habían dormido. Había un charco carmesí en las sábanas blancas, aún goteando hacia el suelo en un hilo constante.

Los hylianos tenían una cantidad limitada de sangre en sus cuerpos. Lo había leído una vez, en uno de esos libros sobre las diferentes razas de Hyrule que nunca pensó necesitaría. No como los Zora, que podían regenerar fluidos rápidamente en el agua.

Link había perdido demasiada sangre.

El estómago de Sidon se revolvió violentamente. Una náusea intensa lo golpeó y tuvo que apretar los dientes para no vomitar. Sus manos temblaban mientras sostenía el cuerpo frágil e inmóvil de su amado.

— ¿Qué te he hecho? — gimió Sidon, su voz cargada de una culpa que amenazaba con destrozarlo — Por favor, Link... por favor no me dejes. No así. No por mi culpa.

***

El doctor se movía bajo la mirada expectante del príncipe, quien, producto de los instintos zora, gruñía de vez en cuando al ver al doctor tocar la piel desnuda de Link. Contrario a lo que se podía pensar, esto sólo provocaba una sonrisa de satisfacción en el zora de escamas verdes.

—¿Esta… Está bien? — preguntó nervioso viendo al doctor poner unos elixires en una jeringa para inyectarlos en su amado.

—Sobrevivirá— Dijo el médico— Las mordidas que tiene ya fueron suturadas, no se preocupe, procure que dejaran marcas visibles, se que es la primera vez que marca a alguien, preservar las cicatrices es necesario.

Sidon asintió lentamente. Jamás pensó que la primera vez que marcará a alguien sentiría tanto arrepentimiento. Se suponía que debía estar feliz, a punto de comenzar a organizar la fiesta de la primera unión. Pero no era así.

Inocentemente había creído poder tener sexo con Link sin marcarlo, como había hecho anteriormente en una juventud bastante alocada. Pero decirlo y hacerlo habían sido cosas totalmente diferentes. No había podido controlarse. Y ahora Link presumía de 4 marcas en todo su cuerpo: hombros, cintura, pecho.

—No se preocupe — Mencionó el doctor al notar como su príncipe no dejaba de ver el cuerpo de su pequeño esposo. — La pérdida de sangre no será problema con este tónico feérico.

—Gracias a la gran Diosa — Dijo sintiendo que el alma le regresaba al cuerpo, ver el color en las mejillas de su pareja regresar también era algo tranquilizador.

Suspiro aliviado sentándose en la cama junto a su amado.

—Alteza, si me permite opinar. — Habló el médico inclinándose.

Sidon se sintió de repente amenazado, pero decidió ceder.

—Habla.

—Estoy muy feliz de que haya encontrado un buen esposo, estoy seguro de que en nombre de todo el pueblo zora hablo al decir que todos estamos muy orgullosos de usted por convertir al señor Link en su compañero — Se levantó, había terminado y solo faltaba que Link despertara, pero eso ya no dependía de él— Sin embargo, es necesario conseguir un médico de su raza… para este tipo de situaciones.

— ¡¿Haa?! ¡¿A qué te refieres con estas situaciones?! ¡Esto no se volverá a repetir! ¡La próxima vez seré más cuidadoso! ¡No volveré a hacerle daño!

Pero el médico Zora negó con la cabeza.

— Alteza, se muy bien que este es su primer apareamiento con alguien que pretende que sea su pareja a largo plazo. — Sidon casi se muerde la lengua, agradecido de que nadie más escuchara esas palabras. El adulterio era un delito en su raza. Un delito que él había cometido cuando era más joven y no tenía plena conciencia de las repercusiones de sus actos. — Créame cuando le digo que usted no puede “ser más cuidadoso”. Es nuestro instinto zora, usted no puede ir en contra de la naturaleza. Imagínese que ocurrirá con el señor Link cuando sea la temporada de apareamiento… — Miro a Link, quien al fin respiraba con regularidad. — Lo que debe hacer es buscar a alguien capaz de tratar cualquier lesión Hyliana que surja, yo no estoy acostumbrado a la biología de los hylianos.

Pero Sidon ardía en cólera. ¿Cómo se atrevía ese maldito bastardo a insinuar que lastimaría a Link nuevamente? Haría cualquier cosa para evitarlo así perdiera la vida en el proceso.

Y que ese zora se atreviera a asegurar que no tenía manera de evitar lastimar a su amado era… quería mandarlo a decapitar.

Pero no le iba a hacer eso. Le debía su vida a ese médico. Lo sabía. Y ahora le debía también la vida del hombre que amaba. Sin embargo…

— ¡Lárgate de aquí! ¡Fuera! ¡¿Cómo te atreves a hablar así de tu príncipe?! ¡¿Cómo te atreves a insinuar que tu príncipe lastimaría a quien ama?!

—Pero Alteza…

— ¡Largo he dicho!

El médico zora hizo una reverencia y salió de la habitación del príncipe.

Sidon jadeo mirando a Link aún inerte en la cama y se maldijo a sí mismo.

***

Un calor agradable le acariciaba el rostro, abrió los ojos lentamente mirando el techo de la habitación de su príncipe.

Se sonrojo hasta las orejas al recordar la noche anterior, se había entregado a Sidon, habían hecho el amor salvajemente, apretó los labios recordando lo sexi que se miraba Sidon arriba suyo, su rostro lascivo y sus ojos lujuriosos, sentirse apresado por él era delicioso. Su piel se erizo al recordar aquel orgasmo tan increíble que le invadió el cuerpo al sentir a Sidon hasta el fondo de sus entrañas.

Miro a su alrededor buscándolo con la mirada, necesitaba besarlo.

Lo miró a su derecha sentado al filo de la cama mirando al suelo agarrándose la cabeza.

Sonrió mirando su masculina espalda y se levantó un poco intentando alcanzarlo pero un fuerte dolor de la cadera lo detuvo.

—¡Ahhg! — Grito, el dolor lo hizo volver a acostarse con dificultad.

—¡Oh diosa! ¡Mi perla! ¡Despertaste! — El alivio en la voz del zora era casi palpable, abrazo al rubio con cariño y este lo abrazo también sonriendo con amor. Ser abrazado de esa manera se sentía tan bien.

—¿Cómo te sientes? — Dijo Sidon mientras lo sostenía — Estaba tan preocupado… pensé que… pensé...

《¿Preocupado por que?》

—T-Tu… — el mayor se separó sintiéndose indigno de hablarle siquiera — No despertabas… tuve que llamar al médico y … estaba tan asustado de que jamás despertaras…

Link lanzó una risita, sintiendo su propio cuerpo. No era para tanto, dolía, pero nada que una buena comida no pudiera solucionar.

《Tranquilo, estoy bien, aunque eso explica estas suturas》

El menor tocó su torso y su hombro, las mordidas de Sidon estaban cubiertas de hilos, Link se sonrojo mientras sonreía, aquellas marcas representaban cuanto lo deseaba su príncipe, pero la mirada de su novio se ensombreció, aquellas mordidas casi desangran a su pareja.

Si tan solo no lo hubiera mordido…

Link miro la culpa en el rostro de Sidon y decidió actuar. No entendía porque su pareja se miraba tan arrepentido, pero no quería que eso siguiera así. Se suponía que era su primera vez, debían estar felices, contentos.

《¿Sabes? Siento que me duele todo》Dijo con una sonrisa traviesa, Sidon sintió como si le lanzaran piedras ante las palabras de Link, se sentía mierda. 《¿Qué vas a hacer al respecto?》

—¿E-Eh?

《Si, mira, mi plan inicial era salir antes de que te levantaras a por Ganon, pero dadas las circunstancias no podré hacerlo》 Aquello se sintió como otra pedrada directo al corazón del príncipe. Sidon sentía que Hyrule entero lo odiaría por eso《Así que no tendrás más opción que cuidarme》

—¿Cuidarte?

《Así es》La sonrisa de Link se ensanchó 《Deberás llevarme a nadar y mimarme dándome de comer en la boca y llevándome donde yo quiera》

Y el rostro del príncipe se iluminó con cada palabra que el Hyliano decía ¿Podía cuidarlo? ¿Link le permitiría semejante honor? Sonrío emocionado y lo abrazo. Link se sentía en el cielo estando en los brazos del príncipe.

— ¡Claro que cuidare de ti! ¡Ya verás! ¡Te sentirás mejor pronto!

Durante la siguiente semana Link fue consentido al extremo por Sidon, lo llevaba a nadar todos los días, se encargaba de que los cocineros reales le hicieran todos sus platillos favoritos y, lo que más le gustaba a Link; le llenaba de besos y abrazos cada que estaba libre.

Link sabía que podía vivir así , ser consentido era genial, así que le estaba costando mucho trabajo irse del dominio zora.

Pero el deber era el deber.

—Si necesitas ayuda…

《No Sidon, pero gracias》 Despedirse le estaba siendo difícil, se encontraban en el santuario de Ishokka, Sidon se había ofrecido al llevarlo hasta ahí. Pero Link sabía que si pareja quería ir con él. No podía, aquello era algo que debía hacer solo.

—S-Solo prométeme que pase lo que pase regresaras a mi.

《Si, si muero regresare en forma de fuego fatuo》

— ¡No juegues!

Link soltó una carcajada《Te amo Sidon》

— Y-Yo… te amo a ti Link… por favor… derrótalo.

Link asintió, abrió la alforja revisando todo, estaba listo, tomó la tableta Sheikah y Sidon vio como su cuerpo se desvanecía en azul.

—Tu puedes, mi perla.

***

La espada atravesó el núcleo púrpura y la explosión de luz dorada cegó a Link momentáneamente. Había usado cada gota de energía que le quedaba, cada técnica que había aprendido, cada flecha antigua que poseía. Ganon rugió una última vez antes de desintegrarse en partículas de malicia que se dispersaron en el aire como cenizas. La Espada Maestra vibró en sus manos, exhausta, su brillo apagándose lentamente. Link cayó de rodillas, sintiendo que sus músculos gritaban en agonía. Lo había logrado. Después de cien años, después de todo... lo había logrado.

La calamidad había desaparecido. Link respiraba con dificultad, le dolía el costado, producto del fuerte golpe que recibió durante la batalla final.

Miró hacia los lados. El cielo rojo comenzaba a despejarse, revelando un azul pristino que no había visto desde... ¿cuándo? Volteó a ver la figura de la mujer frente a él, descendiendo lentamente desde el castillo, rodeada de una luz dorada.

¿Era la verdadera Zelda?

Su cuerpo... parecía que el tiempo la había perdonado. Quizá admitirlo en voz alta estaba mal, pero había tenido miedo de que cuando Zelda fuera liberada, esta fuera una anciana viviendo sus últimos días.

La mirada de Link se ensombreció.

"Maldita sea", pensó, mordiéndose la lengua para no gritar.

Zelda estaba viva. Joven. Y eso lo reducía a él a su sirviente.

—Durante todo este tiempo— habló la rubia dándole la espalda, Link sintió algo de tristeza en su voz —Nunca he dejado de vigilar tus pasos y admirar tus esfuerzos.

Link se detuvo en seco ¿Cómo que nunca dejó de vigilarlo? ¿Lo miraba? ¿Había visto todo? Pensó en que la voz de Zelda siempre le hablaba en momentos muy precisos.

Definitivamente lo había estado viendo. Todo. Sus batallas, sus viajes, sus momentos de debilidad...

Sus noches con Sidon.

El pánico comenzó a trepar por su garganta como hiedra venenosa.

— Estaba completamente segura de que tu destino era derrotar a Ganon de una vez por todas — La chica lo volteo a ver y Link sintió que se paralizaba, sus ojos verdes estaban llenos de dolor — Gracias Link… Héroe de Hyrule… dime ¿Te acuerdas de mi?

Lágrimas comenzaron a recorrer las mejillas de la princesa y algo dentro de Link se removió violentamente. Fue como si su cuerpo actuara sin su permiso, como si un instinto antiguo, enterrado bajo capas de amnesia, tomara el control.

Corrió hacia ella.

"¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué corro hacia ella?" Su mente gritaba, confundida, pero sus piernas no se detenían. Cerró la distancia entre sus cuerpos y la tiró contra el pasto, abrazándola con una desesperación que no comprendía. ¿Por qué necesitaba consolarla? ¿Por qué le dolía tanto verla llorar?

La princesa lloró y lloró sobre su pecho, y algo dentro de Link le decía que no lloraba por sus compañeros caídos, ni por el reino perdido.

Lloraba por un corazón roto.

— Tú y yo... tú y yo... — sollozaba la princesa sin mucho éxito, sus manos apretándose sobre la túnica de Link con una familiaridad devastadora — Éramos...

La chica levantó la mirada, azul y verde se conectaron. El rostro de Zelda, cubierto de lagrimas, con sus ojos de esmeralda nublados de dolor.

Y fue entonces cuando lo recordó.

El cuerpo desnudo de Zelda bajo el suyo. Las marcas de besos y mordidas en sus senos. Las uñas de la chica arañándole la espalda. Su voz descompuesta de placer chillando su nombre. Sus dedos entrelazados mientras prometían encontrarse después de la batalla. El anillo que había comenzado a forjar en secreto. Las palabras "te amo" susurradas contra su cabello.

Habían tenido una relación.

Se iban a casar.

Y Link lo olvidó.

La empujó aterrado, como si su toque quemara. La chica cayó contra el pasto nuevamente, sorprendida.

— Vaya, por fin lo recordaste — dijo limpiándose las lágrimas.

Link sintió que su cuerpo podía retorcerse de dolor. Su pecho se apretó como si una mano invisible le estrujara el corazón. Sentía que su cabeza explotaría, que su cráneo no podía contener todas esas memorias que regresaban en tropel. Sus pulmones no podían obtener el oxígeno suficiente a pesar de que respiraba jadeante, desesperado.

Estaba hiperventilando.

Estaba experimentando un ataque de pánico.

"Pasto verde, cielo celeste, nubes blancas, vestido blanco, túnica azul", pensaba tratando de recomponerse, usando la técnica que Sidon le había enseñado cuando las pesadillas lo atormentaban. Pero no funcionaba. Seguía viendo el rostro de Zelda superpuesto con el de Sidon. Zelda esperándolo cien años. Sidon amándolo en el presente. Zelda sacrificándose por él. Sidon dándole una razón para vivir.

"La lastimé. La olvidé completamente. Cien años sola y yo... yo estaba con..."

Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro sin permiso. Su cuerpo temblaba violentamente.

Zelda tuvo la consideración de guardar varios minutos de silencio antes de que Link pudiera regular su respiración y dejar de temblar, aunque las lágrimas seguían cayendo silenciosas por sus mejillas.

—Necesitamos hablar, Link — Dijo Zelda aún llorando.

Link asintió cuando su respiración se calmo, miró a Zelda quien tenía el rostro hinchado y rojo por el llanto.

La chica se sentó en el pasto y Link hizo lo mismo, sintiendo las manos temblar. Todo tenía sentido ahora. Esos lapsos de tiempo que no recordaba, esos comentarios que recordaba y que parecían fuera de contexto. Todo cobraba sentido al recordarlo todo.

Zelda y él se habían enamorado en el pasado, ya eran una pareja cuando Mipha le declaró su amor, y la rechazó, un par de semanas después ocurrió la calamidad, y los campeones murieron.

Y ahora estaba ahí, frente a la que había sido su pareja, frente a quien le prometió la libertad a cambio de su amor incondicional.

Frente a la mujer que lo esperó cien años.

Mientras él se enamoraba de otro.

—Tu… ¿Realmente lo amas, verdad?

Link sintió que el mundo se detenía. No preguntó quién. No preguntó cómo lo sabía. Ella había estado viéndolo todo este tiempo.

Ella sabía de Sidon.

Sus manos se cerraron en puños sobre el pasto. Quería negarlo. Quería decirle que no, que había sido un error, que ella era la única. Sería tan fácil mentir. Tan fácil devolverle algo de la paz que ella merecía después de un siglo de sufrimiento.

Pero cuando abrió la boca, cuando miró esos ojos verdes llenos de dolor y esperanza desesperada, lo único que pudo hacer fue asentir.

Lentamente.

Honestamente.

Devastadoramente.

《Tú… ¿Nos viste… haciéndolo?》

Y las lágrimas volvieron a inundar los ojos de Zelda.

—Todo… Los vi desde que comenzó su romance… pensé que no llegaría a nada… que el rey te rechazaría, que el pueblo zora se opondría… pero al final ustedes dos… ustedes dos…

No pudo terminar la frase.

Link sentía que moría de la vergüenza. Quería que la tierra se lo tragara. Sentía sus mejillas arder, su corazón latiendo desbocado contra su pecho, y su alma desgarrándose en mil pedazos.

La estaba lastimando. A la persona a la que le juró lealtad. Estaba hiriendo a la princesa a la que juró obediencia absoluta. A la mujer que pasó cien años en agonía por salvarlo.

《Lo lamento tanto, Zelda》

—Yo también…

《De verdad no recordaba》Trato de decir, pero sentía que cualquier excusa se sentía vacía. Porque en el fondo él sabía la verdad. 《… no recordaba cuánto te había amado》

"Quizá porque no quería recordarlo", se dijo a sí mismo con una honestidad brutal que le dolió en el alma.

Por eso escondía la perla que Sidon le había obsequiado cada que estaba en Kakariko o en Hatelia. Porque se escondía de la verdad. Se escondía de que Prunia e Impa pudieran ver aquella perla y obligarlo a recordar que no podía aceptar a Sidon en su vida, por más que lo amara.

Por eso evitaba a Prunia y a Impa. Por eso no preguntaba sobre su pasado.

Porque una parte de él sabía que había algo que no quería recordar.

— ¡¿Y crees que no lo se?! ¡Link! ¡Te estuve viendo! ¡Me olvidaste! — y la bomba explotó, Zelda lo señalaba con el dedo, sus ojos ardían de dolor u de furia — ¡100 años! ¡100 años de mi maldita vida esperándote, amándote con locura y esperando a que despertarás! ¡Y cuando por fin te despiertas te enamoras de alguien más! ¡¿Tienes idea de lo doloroso que fue para mi ver como hacían el amor?! ¡¿Ver al hombre que amaba disfrutar con alguien mas?!

《Fue inevitable》 Trato de decir Link, y por su rostro Zelda sabía que debía estar gritando 《 Me enamore Zelda, yo no recordaba, y él era demasiado joven en ese tiempo para entender lo que había entre nosotros, estoy seguro de que él no sabía, si no me lo habría dicho》

—¡Eso ya lo sé! — Las lágrimas cruzaron sus mejillas—Ya lo sé… él… él tiene un buen corazón… de saber que tú y yo estuvimos juntos hace 100 años él te lo hubiera dicho… no se hubiera acercado a ti…

《Sidon es bueno, por favor no pienses que él es…》

— Link, sé que él es el menos culpable de esta situación — Zelda limpió las lágrimas que caían por su rostro con el dorso de la mano, tratando de recuperar algo de compostura — Yo... sé que nadie tiene la culpa de esto... — Su voz se volvió más pequeña, más vulnerable — Si hubiera despertado mis poderes antes... Ganon debió morir hace cien años... nos hubiéramos casado y...

Se detuvo, mirando al horizonte.

— Y él habría sido demasiado joven aún cuando tú y yo tuviéramos ochenta años. Habría sido apenas un recuerdo de tu juventud como caballero. Nada más.

El silencio se extendió entre ellos, pesado como una lápida.

《Zelda》 Habló Link, ahora entendía porque la señal de Zelda era las palabras “corazón” y “bello” 《de verdad lamento todo esto… lamento olvidar cuanto te amaba》

Zelda sonrió con una tristeza tan profunda que Link sintió que se ahogaba en ella.

Link hablaba del amor que sentía por ella en tiempo pasado.

Y en su rostro no había ni un ápice de duda. Ni una sombra de posibilidad de regresar a ese sentimiento. Sus ojos no tenían esa chispa de esperanza que ella tanto necesitaba ver.

— Ya... ya no me amas... ¿verdad? — preguntó, aunque ya conocía la respuesta. Necesitaba escucharla de todas formas.

《Te amo》dijo Link con una honestidad desgarradora. 《Pero... a Sidon lo amo de una manera diferente》

"Lo amo en presente", pensó Zelda, sintiendo cómo las últimas hebras de esperanza se rompían en su pecho.

Zelda asintió lentamente, procesando las palabras que acababan de sellar su destino.

— Supongo que... estoy sola — susurró, más para sí misma que para Link.

《Yo estoy contigo》se apresuró Link, acercándose para limpiar las lágrimas de su amiga con los pulgares, con una ternura que dolía porque no era romántica. Era compasión. Era amistad. 《Y siempre lo estaré, Zelda. Lucharía mil guerras por ti》

— Pero las lucharías a su lado — dijo ella, sin amargura esta vez. Solo con aceptación dolorosa.

《Sí》

Zelda suspiró, derrotada. Ganó una guerra contra la calamidad, pero perdió la guerra por el corazón de su caballero. Estaba exhausta de una forma que no tenía nada que ver con el cuerpo.

Una parte muy oscura de sí misma le pedía a gritos ordenarle a Link que se olvidara de su romance con Sidon y la amara nuevamente. Que cumplieran todas esas promesas que habían hecho antes de la calamidad. Sabía que Link no podía negarse a ninguna de sus órdenes porque le pertenecía por juramento, por deber, por destino.

Una sola palabra y Link volvería a ser suyo.

Pero...

Link estaba de verdad enamorado.

Lo había visto. Había visto ese brillo en sus ojos al ver al príncipe Zora, ese brillo que solía reservar para ella. Había visto esa forma tan dulce en la que se sonrojaba cuando Sidon le decía algo tierno. Había visto la forma tan cuidadosa en la que fotografiaba cada lugar que le parecía interesante para mostrárselo después. Lo había visto aferrarse al Zora como si su vida dependiera de ello, con una desesperación y una ternura que le partía el alma.

Había visto cómo Sidon lo miraba con adoración absoluta. Cómo lo trataba como si fuera lo más precioso del mundo. Cómo lo abrazaba cuando las pesadillas lo atormentaban.

Y no pudo evitar sentir, con una punzada de dolor que la atravesó como una lanza, que con ella Link jamás se había visto tan feliz. Nunca había sonreído tan ampliamente. Nunca había reído con tanta libertad. Con ella, Link siempre había sido el caballero perfecto, controlado, contenido.

Con Sidon, Link era simplemente... Link.

Y ella... ella no podía quitarle eso. No después de todo lo que había perdido. No después de haberle robado sin querer cien años de su vida.

¿Qué clase de persona sería si ahora le robaba también su felicidad?

— ¿Irás al dominio ahora? — preguntó finalmente, su voz más calmada aunque aún temblorosa.

《Iremos》

— ¡¿Qué?! ¡No! — exclamó la princesa, sus ojos abriéndose con horror — ¡No iré al dominio! ¡No tengo corazón para verlo! ¡Para verlos juntos!

Link negó con la cabeza con firmeza.

《Habrá un festejo》signó pacientemente. 《Ante todo eres la princesa de Hyrule. Es tu deber. Por favor acompáñame, tómalo como una visita oficial a los reinos》

La princesa lo miró fijamente, buscando en sus ojos algún rastro de crueldad. Pero solo encontró determinación y... preocupación. Link no quería que ella se escondiera. No quería que huyera de su propio reino.

Zelda respiró profundo. Link tenía razón. Era la princesa. Tenía responsabilidades. Y si iba a gobernar Hyrule, tendría que enfrentar esto tarde o temprano.

— Te acompañaré — dijo finalmente, con una dignidad que le costó cada gramo de fuerza que le quedaba — Si prometes acompañarme a mí a los demás reinos después. A reconstruir el reino por el que luchamos.

Link asintió sin dudar. Acompañar a su princesa, a su amiga, estaba de todos modos en sus planes.

Se volteó y chifló. Su caballo llegó en un momento, sacudiendo su crin.

Zelda lo miró subir con la gracia de siempre y sintió que algo se rompía definitivamente en su pecho.

Cien años.

Cien años esperando este momento.

Y ahora que finalmente había llegado, lo único que sentía era un vacío inmenso donde antes había vivido la esperanza.

 

Notes:

¡Y QUE COGEN Y QUE REGRESA ZELDA! JAJAAJJAA y no, Zelda no será una villana en todo esto, no va con su personalidad, si bien creo que cometió muchísimos errores y que el cataclismo fue su culpa, pienso que no es una OGT, siento que es de ese tipo de personas que cuando aman a alguien velan por su felicidad, y voy a explotar bien sabroso esa idea.

¿Qué tal les pareció la escena XXX de Sidon y Link? Debo admitir que es la primera vez que escribo sobre un sexo interespecie jajajaja pero pues lo hecho esta hecho jajajaja.

Y ahora comienza el drama político ¿Qué hará Zelda cuando descubra que ya no es tan fácil como darle órdenes a Link al menos en el dominio zora? Jsjsjs ¡lo descubriremos la próxima semana!

Próximo capitulo: 06 de octubre.

Con amor.

Dulce de Luna.

Chapter 12: Capítulo 11: Set del desierto.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 11: Set del desierto.

Link no aparecía y Sidon era un mar de nervios.

—Alteza —habló Muzun— Los súbditos se preguntan si pueden comenzar a disfrutar del banquete.

El príncipe se encontraba en la cámara del santuario, esperando que en cualquier momento su amado apareciera. Había derrotado a la Calamidad… si no aparecía era porque algo malo había pasado. Pero las malas noticias siempre son las primeras en saberse, entonces ¿por qué seguía sin haber señales?

—Sí —dijo secamente—, diles que empiecen a comer y a festejar que Ganon ha sido derrotado.

Muzun vio el dolor en los ojos del príncipe, su renacuajo.

—Regresará, hierba mala nunca muere —dijo dándose vuelta y saliendo. Sidon sonrió tratando de mantener la esperanza.

Pero las horas pasaron. La noche se presentó y Sidon sentía que su corazón se rompía a cada segundo que transcurría. No había comido, no había bebido, solo esperaba, rezando porque el santuario comenzara a brillar, anunciando que su amado regresaba.

Y cuando la madrugada comenzó a anunciarse en el horizonte, estuvo a punto de comenzar a llorar, aún sintiendo el aroma de su novio sobre sus escamas.

Pero la ola de aplausos lo hizo alzar la cabeza.

—¡Su alteza! —la voz alterada de Rivan lo hizo voltear—. ¡Es Link! ¡Regresó!

Sidon salió corriendo casi empujándolo. Vio a su pueblo gritar de gozo al ver al Salvador de Hyrule. Los apartó de su camino y lo vio.

Su hermoso Link sonreía victorioso. No pudo contenerse y se agachó a abrazarlo, haciéndolo girar por los aires como una princesa. El aroma de Link lo impregnó tanto que casi no escuchó cómo su pueblo estalló en gritos de júbilo al ver esa escena.

—¡Nuestro príncipe y el héroe de Hyrule!

—¡Qué gloria más grande!

—¡Este es un día histórico!

Gritaban los zora con entusiasmo. La Calamidad había terminado. Oficialmente, Link le pertenecía al Dominio Zora. Las marcas en su cuerpo eran la prueba irrefutable de que se había unido a la familia real, de que ahora el hyliano era uno de ellos, sangre de su sangre según las antiguas tradiciones.

Link sintió sus orejas enrojecer, pero se sentía feliz por esa recepción. Se abrazó más a su amado, sintiendo sus fuertes brazos quitarle las fuerzas.

Sidon abrió los ojos y su mirada dorada se cruzó con unos bellos ojos verdes que reconoció al instante. Fue como si el mundo se hubiera detenido.

— Zelda— Dijo inconscientemente soltando al rubio para dirigirse a la princesa. Pudo escuchar a su amado jadear al verlo acercarse a la princesa, quien tenía los ojos nublados de dolor.

—Hola… príncipe Sidon.

Y el pueblo entero se quedó en silencio.

***

Ese día Zelda tendría una larga charla con el rey Dorphan, Link sabía que el rey estaba en su derecho de reclamarle tanto a la princesa como a él por la muerte de su primogénita, aun así, la princesa tenía muy poco tiempo de haber regresado de su letargo.

Cuando él despertó en el templo de la vida, su mente era totalmente diferente a como estaba ahora. Era como si su juicio y sus decisiones estuvieran sesgados, moviéndose básicamente por la maravillosa memoria muscular que poseía y tomando mejores decisiones conforme avanzaba y sus memorias iban regresando a su mente. Era lógico pensar que ella no estaba en condiciones para tener una conversación diplomática apenas despertar de su letargo de 100 años.

Pero la situación de Zelda era diferente a la suya, y no tardó en entenderlo. La mujer parecía la misma de sus recuerdos. Como si la hubieran extraído directamente de su memoria en el momento en que se desmayó en el pantano de Kokun tratando de salvarla. Sin tener la fuerza para hacerlo.

—Princesa Zelda —dijo el rey. Su voz resonó como un trueno en medio de la sala del trono.

Como si de un rayo se tratara, Link se lanzó de rodillas contra el suelo en una reverencia formal. Un jadeo surcó la sala del trono y pudo escuchar varios cuchicheos furiosos a su alrededor.

—Es… es bueno verla nuevamente —continuó el rey, como si no hubiera pasado nada—. Hemos rezado muchísimo por su salud y bienestar. Nos honra hoy con su presencia.

—El honor es todo mío —dijo la hyliana mirando hacia arriba al rey, con una expresión triste y de arrepentimiento.

Fue como si ambos monarcas esperaran a que el otro hablara, como si ninguno de los dos supiera cómo iniciar aquella conversación para la que no parecían haber protocolos ni canales de comunicación. Y es que, cualquier palabra mal dicha haría que ambos reinos cayeran en guerra. El rubio lo supo cuando se atrevió a mirar de reojo como la gente miraba a la princesa a la que había jurado su vida.

Esa mirada de odio y de rencor, como si Zelda no mereciera estar viva era… devastadoramente gelida. La misma mirada que le habían dedicado a él antes de…

“Ohhh” Pensó sintiendo un escalofrío. volteo bruscamente hacia la derecha, donde los dorados ojos de Sidon permanecían sobre él, mirándolo con una energía difícil de describir, como si sus ojos dorados pudieran atravesarle la carne. Junto a él, Muzun le hacía señas.

《Levántese》 Decía una y otra vez sin levantar las manos, como si quisiera que solo él lo viera desde la posición en la que estaba.

El menor negó con la cabeza, continuando en su posición, pero Muzun hizo una y otra vez esa señal, mientras su pareja le miraba intensamente, con una sonrisa que no parecía llegar a sus ojos. Estaba furioso. Pero Link no alcanzaba a comprender por qué. Sidon jamás había tenido malas palabras para dirigirse a Zelda, y si era así ¿Por qué parecía a punto de encenderse en llamas por la ira?

《Por favor》 Dijo el príncipe con una mano. Y el rubio se mordió los labios, se suponía que al estar junto a Zelda él debía inclinarse ante cualquiera de rango similar a su monarca, como señal de respeto, dándoles su lugar. Pero Sidon le pedía que se levantara. ¿Eso contaba como una orden real? Sea como sea, el zora era… su pareja, así que obedecerle era correcto ¿no?

Y mordiéndose los labios dejó aquella posición, levantándose y poniéndose en posición de descanso detrás de la princesa, quien respingo, mirándolo por encima de su hombro.

—¿Link…? Se supone que debes…

Casi se lanza de nuevo al suelo a pedir perdón por la osadía de estar de pie frente a su monarca mientras esta hablaba con alguien de igual posición, pero entonces el Rey decidió rescatarlo y comenzó a hablar.

—Princesa Zelda, el dominio Zora le extiende totalmente su gratitud, la calamidad ha sido erradicada gracias a sus inigualables esfuerzos.

—Rey Dorphan — Dijo la princesa en un susurro, como si las siguientes palabras que iba a decir estuvieran cargadas de dolor — No merezco su gratitud, por culpa de mi ineficiencia su hija, la princesa Mipha murió en manos de Ganon, si hubiera despertado mis poderes antes…

— Mi hija — interrumpió el rey — Sabía perfectamente los riesgos de lo que estaba haciendo. Pero debo admitir que, debido a eso, mi raza se vio sumida en una serie de prejuicios que no hicieron más que traernos dolor por un siglo. Sin embargo, con la ayuda del campeón Hyliano, nuestros corazones han vuelto a recordar la felicidad de la hermandad entre las 5 razas de hyrule. Y ahora que vemos el arrepentimiento en sus ojos y en sus palabras, no nos cabe duda de que tomamos la decisión correcta en aceptarlos nuevamente.

—Rey Dorphan…

—Este día debe ser de felicidad. — Dijo el rey extendiendo sus brazos — Hoy es un día histórico, el día en que Ganon al fin fue erradicado, así que, princesa, le ruego acepte asistir a la fiesta que mi hijo está organizando en su honor y el honor del campeón Hyliano, que, no se si esté enterada, pero se ha convertido en la pareja de mi hijo recientemente.

Link pudo escuchar el tic en el ojo de la princesa, y apretó los puños por la vergüenza.

Había sido un maldito idiota.

En alguna parte de su interior lo había sabido. En alguna parte de su alma, sabía que había estado enamorado de ella, pero cuando su romance con Sidon comenzó a florecer, todo en su mente, su cuerpo y su alma decidió olvidar ese detalle y centrarse únicamente en recordar lo que le convenía. Había sido egoísta.

Y lo peor es que no se arrepentía de nada.

Amaba a su príncipe con locura, estaba dispuesto a todo por ese príncipe. Y es que amarlo a él, no se sentía como amar a Zelda. No sabia porque, pero amar a Sidon era… hermoso, revitalizante, agradable. Cuando había amado a la hyliana su corazón había estado inundado de una sensación de inferioridad y desolación a la que no quería volver nunca.

Por que Sidon lo hacía sentir como si fuera…

—Lo agradezco mucho, Rey Dorphan. Después de la fiesta comenzare a desplazarme, necesito visitar todos los reinos, y comenzar la reconstrucción de Hyrule lo antes posible, espero pueda entender el porque no podemos permanecer en el dominio zora por mucho tiempo.

—¿Ira en compañía de alguien?

—Si, Link me acompañara — Hablo Zelda — Tenemos mucho trabajo que hacer a partir de ahora.

Y fue impresionante el mar de susurros y cuchicheos que los rodearon, mientras el rey, y el príncipe de la corona se quedaron totalmente congelados en su lugar, incapaces de articular una sola palabra.

—Ohh… eso… es inesperado — Dijo el rey con una sonrisa de lado que la hyliana pareció ignorar.

La conversación no duró más después de ello. La situación con los hylianos había cambiado desde que Link se convirtió en una parte fundamental del dominio zora. Zelda salió de la sala del trono caminando a paso lento, como si aquel vestido blanco estuviera hecho de un textil delicado y tuviera que caminar con delicadeza.

Link sentía su corazón estrujarse en su pecho cada que miraba como el sol se reflejaba en su cabello dorado.

Puta madre.

La había cagado, la había cagado en grande. Y lo peor es que no se arrepentía, porque cuando vio a su pareja acercarse a él con una sonrisa brillante, mirándolo con esos ojos dorados que le hacían temblar el alma lo supo: Quería quedarse a su lado. No al lado de Zelda. Porque el amor que llego a sentir por ella era nada en comparación al amor que sentía con él.

—¡Link! — Dijo Sidon corriendo hacia él, como si la princesa no existiera — Mi perla, no tienes idea de lo feliz que estoy de tenerte aquí, estaba tan preocupado.

《No tenias por que》Dijo con las mejillas sonrojadas 《Te dije que regresaría》

—¡Si!, pero siempre regresabas muy rápido después de una batalla, tardaste tanto que pensé que… — Y entonces Sidon pareció ser consciente de la presencia de Zelda, pues sonrió hacia ella — Princesa, estoy muy feliz de verla, es usted tan hermosa como la última vez que la vi.

—Usted es muchísimo más grande de lo que era cuando nos vimos por última vez, príncipe Sidon — Y la hyliana siquiera mostró una sonrisa fingida, pero el dolor se reflejó en sus ojos.

—Han pasado más de 100 años… — Se rio el príncipe — Princesa, le ruego por favor se sienta cómoda dentro del dominio, usted es nuestra preciada invitada y recibirá toda la hospitalidad zora.

La mujer asintió lentamente. —Muchas gracias príncipe, por el momento, me gustaría ir a la posada a descansar un poco.

—Entiendo princesa. Espero pueda descansar adecuadamente, si necesita algo más no dude en pedírmelo.

Y la mujer asintió. Entonces volteo hacia Link e hizo un ademán con la mano, con esa indicación que hacía tanto tiempo el hyliano no veía, que solo significaba que debía seguirla.

Fue impresionante como la espalda de Link se tenso, a la vez que sus ojos se oscurecían en la mirada de un militar retirado mientras comenzaba a seguir a la princesa a bien cuidados 3 pasos de distancia. Y Sidon se sintió de piedra. Ver a su pareja actuar así era… complicado.

El rubio se sintió ligeramente incómodo de no poder quedarse con su pareja a conversar, pero tenía un deber que cumplir. A partir de ese momento su vida le pertenecía totalmente a Zelda, por lo que hacer lo que quería, había quedado descartado. De algún modo se sentía como que con la liberación de Hyrule, los grilletes habían regresado a sus manos, como si hubiera entregado su libertad, para que todos en Hyrule la tuvieran.

Al menos ella le había permitido seguir siendo pareja de Sidon. Ya debía sentirse agradecido por ello.

Vio a Zelda pedir una habitación en la posada, la vio pasar, y cuando iba a pasar él también, alguien lo sostuvo por el brazo, jalándolo. Soltó un jadeo, mientras la puerta se cerraba detrás de la espalda de su amiga antes de que él pudiera entrar.

—Campeón Hyliano — Dijo Muzun con una voz gruesa, fúrica, mientras apretaba más su brazo entre sus dedos.

《¿Qué?》Preguntó con una mano, jalándose para sacarse del agarre. Muzun lo soltó y con una cara furiosa dijo:

—No debe arrodillarse.

《¿Qué?》

—Que no debe arrodillarse, es usted la pareja del príncipe Sidon ¿No es así? — dijo — mientras la perla de los zora este en su pecho, usted no debe arrodillarse delante de nadie. Usted gobe…

—¿Link? — Se escuchó desde dentro de la habitación de la posada.

El mencionado jadeo enderezándose al instante, hizo un ademán a Muzun para que se callara y se apresuró a entrar a la habitación con el corazón latiéndole en la garganta.

— ¿Está todo bien? — Inquirió Zelda sentada en la cama de agua, moviéndose de un lado a otro pues esta no era muy estable en base a no sacrificar comodidad. — No entraste después de mi.

《Lo siento》Señaló con una sonrisa triste 《Ya estoy aquí, sirvo a su gusto, alteza, ¿Que necesita?》

— Estos últimos años he estado viendo las fiestas de los Zora, han aumentado significativamente desde que… entraste al dominio. Me gustaría cambiarme de ropa para estar más cómoda ¿Podrías ir a buscar un vestido para mi?

Link asintió, sacando la tableta Sheikah de su cintura.

《Volveré enseguida, buscaré el vestido azul mas hermoso que…》

—Los santuarios… — Dijo la mujer, sin apartar la vista de la tableta en sus manos — Te sirvieron mucho ¿No?, No puedo quitarme de la cabeza que, de no haber sido tan necia… tú habrías podido entrenar como se debe, y con ello…

《El “hubiera” no existe, alteza》 Señaló con una sonrisa 《Traeré su vestido cuanto antes》

Y sin más, Link apretó el primer santuario que encontró en la tableta. Más que nada, porque no quería estar ahí.

***

El baile había sido glorioso. Sidon no podía estar más orgulloso de las bailarinas que esa noche se habían esforzado el triple que cualquier otra noche. Miró al público, quienes las ovacionaban de pie, buscando a su amado y a Zelda. Los vio casi al final: la princesa aplaudía y sonreía alegre, con sus ojos verdes llenos de asombro. No pudo evitar sentirse orgulloso de complacer a la princesa de Hyrule.

—¡Ahora, damas y caballeros! —gritó la presentadora—. ¡Nuestros músicos tocarán la balada de Mipha! ¡Tomen a sus parejas que será un baile romántico!

El príncipe sonrió cuando los zora comenzaron a lanzarse al río a nadar con sus parejas. Se miró en el reflejo de la cascada y, cuando se sintió satisfecho con su apariencia, se dirigió a buscar a Link y a la princesa.

—¡Perla mía! —gritó extendiendo los brazos y abrazando a Link. El mencionado reaccionó con sorpresa, pero no lo apartó.

El rubio miró de reojo a su amiga. La vio tensarse, su sonrisa convertirse en algo frágil, casi doloroso de sostener. Ella desvió la mirada con rapidez, como si el simple acto de verlos juntos le quemara los ojos.

El rubio suspiró cuando Sidon lo soltó, sintiendo un nudo en el estómago.

El príncipe se dirigió a la princesa con toda la cortesía que su posición demandaba.

—Princesa Zelda, espero que haya disfrutado mucho de la función —el zora se puso la mano en el pecho, mostrando aquel glorioso guante ceremonial—. Sería para mí un honor invitarla a bailar, pero creo que se arruinaría tan exquisito vestido si nos adentramos al agua.

La mujer miraba a Sidon sin verlo realmente. Link lo notó de inmediato: era la misma expresión que tenía en su ceremonia de campeón, cien años atrás, cuando lo miraba pero pensaba en mil cosas más. Zelda siempre había tenido esa mirada cuando algo la atormentaba por dentro.

—Para mí también sería un honor bailar con usted, príncipe, pero me temo que tiene razón. No quisiera dañar este vestido —respondió ella con una voz hueca, demasiado educada, demasiado controlada.

El zora sonrió dulcemente. Luego su mirada se dirigió hacia su novio, y en sus ojos dorados brilló algo cálido, algo que hacía que el corazón de Link latiera más rápido.

—Entonces, mi Perla ¿me concederías esta pieza?

El rostro de Link se puso rojo cuando su amado le extendió la mano hacia él. Volteó a ver a su amiga instintivamente, buscando… ¿qué? ¿Permiso? ¿Aprobación?

Pero lo que vio lo destrozó por dentro.

Zelda no podía disimular cuánto le dolía esa situación. Tenía los labios apretados, la mandíbula tensa, y aunque intentaba mantener la sonrisa, sus ojos verdes estaban vidriosos, luchando contra lágrimas que se negaba a derramar frente a todos. Era como ver a alguien sangrando internamente, tratando de fingir que todo estaba bien.

Link sintió que algo dentro de él se partía en dos.

《 En realidad》 dijo 《es el primer día de Zelda en el dominio, me gustaría mostrárselo 》

—¡Maravillosa idea, mi zafiro brillante!... pero —el rostro del príncipe pareció pensativo—, lastimosamente no podría acompañarlos. Debo atender mis deberes como príncipe y anfitrión.

Link captó algo en los ojos de su pareja, una comprensión silenciosa. Sidon había visto lo que él vio.

《 Un trabajo muy pesado, sin duda》

—¡No te burles! Esto no es nada comparado con salvar a todo Hyrule —respondió con dramatismo fingido.

Link rió sonoramente, pero la mirada de Zelda, esa mirada perdida, dolida, lo incomodaba profundamente. Era como una herida abierta que no sabía cómo cerrar.

Tomó las manos de la hyliana con suavidad y se dispuso a irse, pero su príncipe lo detuvo del hombro. Su toque era gentil pero firme.

—Mi Perla —dijo de una forma dulce que hizo que Link sintiera mariposas en el estómago. En la cultura zora, los términos de cariño se usaban abiertamente, sin vergüenza, como declaraciones de afecto ante el mundo entero—. Te espero en mis aposentos esta noche.

Link sintió que el mundo se le venía encima.

No por la invitación en sí, era natural entre parejas zora que uno esperara al otro después de eventos sociales, sino porque escuchó el más ligero, casi imperceptible jadeo que escapó de los labios de Zelda. Como si alguien acabara de clavarle un cuchillo en el pecho.

Miró a su amiga, quien había desviado la mirada hacia el suelo. Sus manos temblaban ligeramente entre las de él.

Link asintió hacia Sidon y comenzó a caminar rápido, casi corriendo, jalando a Zelda consigo.

Si hay algo en este mundo que no pasa desapercibido por un zora eso es el agua. Sidon fue dolorosamente consciente de la lágrima silenciosa que surcó la mejilla de Zelda antes de que Link la alejara. Una sola lágrima, brillante como un diamante bajo las luces de la celebración, que ella se apresuró a limpiar creyendo que nadie la había visto.

Miró al cielo suplicante, a las estrellas que brillaban sobre el Dominio Zora.

—Diosas… por favor, quiten el dolor de su corazón —susurró.

***

Zelda se abrazó al pecho de Link y lloró hasta sentirse suficientemente deshidratada como para parar. Estaban junto a una de las cascadas más alejadas del dominio, donde el sonido del agua ahogaba sus sollozos.

Link acariciaba su cabello con movimientos lentos, gentiles, dejándola sacar todo lo que había estado conteniendo.

《¿Mejor?》señó cuando sintió que los sollozos disminuían.

La mujer negó con la cabeza. Sus ojos estaban rojos e hinchados, su rostro manchado de lágrimas.

—Pensé que sería más fácil verlos juntos —dijo con voz rota—. Pensé que solo mi voluntad seria suficiente para… para superarte. Para aceptar que ya no me amas. Pero verte con él, verlo tocarte con tanta familiaridad, escucharlo llamarte con esos nombres…

Se le quebró la voz.

—Me duele, Link. Me duele tanto que no puedo dejar de llorar..

El mencionado sintió una punzada de dolor inundando su pecho, tan aguda que casi lo hace gemir. Cerró los ojos con fuerza.

《De verdad lo lamento tanto. Nunca quise hacerte daño. Jamás. Si pudiera cambiar lo que siento, si pudiera…》

Nuevamente Zelda negó, esta vez con más vehemencia. Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.

—No digas eso. No te atrevas a disculparte por ser feliz —dijo con firmeza, aunque su voz todavía temblaba—. Él… él es muy amable. No ha dejado de decirme cumplidos desde que llegué. Es considerado, gentil, claramente te adora. Entiendo perfectamente por qué te enamoraste de él.

Hizo una pausa, respirando temblorosamente.

—Es solo que… yo también te amo. Y sé que ya no me correspondes, lo sé, lo acepto. Pero eso no hace que duela menos. Es como si mi corazón no entendiera lo que mi mente ya aceptó.

El rubio la abrazó con más fuerza, y Zelda se sintió como basura. Link la había apoyado tanto, había estado a su lado sin cuestionar, la había salvado, había esperado por ella durante cien años sin saber si ella regresaría. Y ahora ella no podía apoyarlo en su amor, no podía ser feliz por él sin que se le rompiera el corazón en mil pedazos.

Pero es que le dolía tanto verlos juntos. Ver lo felices que eran, ver cómo Sidon lo miraba como si fuera la cosa más preciosa del mundo. Ver cómo Link se sonrojaba con esos apodos cariñosos, cómo se relajaba en los brazos de Sidon de una forma en que nunca se había relajado con ella.

Sentía que Sidon le había arrebatado su lugar, que la había dejado totalmente sola. Y lo peor era que el príncipe ni siquiera era una mala persona. Era imposible odiarlo. Era encantador, honorable, claramente amaba a Link con devoción absoluta.

Lo cual hacía todo infinitamente peor.

Se limpió el rostro con las manos y miró a su amigo. Ah, esa expresión. El guerrero la miraba con el más profundo de los dolores, como si tratara de ver en ella algo que hacía un siglo se había apagado. Como si quisiera devolverle el amor que ya no podía darle, como si se sintiera culpable por algo que no era su culpa.

A Zelda le dolía ver que su amor era feliz con alguien más. Pero no soportaba esta expresión de dolor de su caballero ante su egoísmo. Él merecía ser feliz y estar en paz con la persona que amaba, sin la sombra de su dolor persiguiéndolo.

Aún si esa persona no fuera ella.

Pensó que quizá, si lloraba lo suficiente, el dolor eventualmente se iría. O al menos se volvería soportable.

Respiró hondo, se limpió las últimas lágrimas y tomó con fuerza las manos de Link.

—¡Dame una semana! —gritó mirándolo con determinación renovada—. Lloraré una semana completa si es necesario. Lloraré hasta que no me queden más lágrimas. Y después de eso estaré bien. Incluso asistiré a su boda cuando me inviten, y bailaré en su celebración, y seré la mejor amiga que puedas tener. Te lo prometo.

“¡¿Boda?!” pensó el Link en pánico al sentir que los colores se le subían al rostro.

Link sintió que todos los colores se le subían al rostro de golpe. Sus manos comenzaron a señar frenéticamente, negando, tratando de explicar que nadie había hablado de bodas, que eso era…

—Una semana y estaré bien ¿de acuerdo? —insistió Zelda, con una sonrisa temblorosa pero genuina—. Solo… dame tiempo para procesar todo esto. Para aceptarlo de verdad.

El rubio asintió lentamente, sintiéndose avergonzado y confundido, sin entender del todo cómo habían llegado a hablar de bodas.

***

Regresaron al dominio alrededor de la medianoche, cuando el baile había acabado y solo quedaban algunos rezagados. Zelda se sorprendió de ver lo hermosa que era la estructura de piedra luminosa bajo la luz de las estrellas. Todo brillaba con un resplandor etéreo, como si el dominio entero estuviera hecho de luz líquida.

—Este lugar es verdaderamente hermoso, Link —dijo con genuina admiración—. Los arquitectos zora construyen maravillas.

El campeón la llevó hasta la posada. Grande fue la sorpresa de Zelda al escuchar que el príncipe le había reservado personalmente una habitación especial, una de las mejores del dominio, con vista a la cascada principal.

—Buenas noches, Link —dijo la mujer en la puerta.

Antes de entrar, lo abrazó una última vez, fuerte, desesperada.

—Gracias por ser tan paciente conmigo —susurró—. Sé que no es fácil. Pero te prometo que voy a intentarlo. Voy a intentar ser feliz por ti.

Link la abrazó de vuelta, sintiendo que su corazón se dividía entre dos amores: el viejo amor que ya no podía corresponder, y el nuevo amor que lo esperaba en otro lugar. Lamentablemente, también sentía que no había vuelta atrás en la elección que había tomado. Ya no era capaz de amarla.

Zelda entró a su habitación y cerró la puerta suavemente.

El campeón se quedó en el pasillo por un momento, respirando hondo. Luego se dirigió a los aposentos del príncipe con paso lento, su mente un remolino de emociones contradictorias.

—Mi señor, su alteza lo espera— Dijo Rivan abriendo la puerta, Link estaba sorprendido de ver aquellos aposentos iluminados, de alguna manera pensaba que Sidon se había dormido temprano, no era común que el príncipe de aquel reino tan vasto se quedará despierto hasta noche.

Sus ojos vagaron hasta la piscina, donde le sorprendió ver a su novio sentado al borde con las piernas en el agua, mirando las ondas que se formaban por sus escamas. La luz de las piedras luminosas se reflejaba en el agua, creando patrones hipnóticos que parecían bailar con cada movimiento del príncipe.

Link se acercó lentamente, procurando no hacer ruido. El príncipe solo volteó hasta que Link estaba a su alcance.

—Mi Perla, por fin llegas —dijo en un hilo de voz, tan diferente a su usual entusiasmo—. ¿Cómo te fue con la princesa?

El rubio sintió extraño el hecho de que Sidon no buscara tocarlo. Que no intentara por todos los medios alcanzarlo para al menos abrazarlo, besarlo, envolverlo en sus brazos como siempre hacía. Algo estaba pasando.

《Ella está bien》 señó. Se retiró las botas y se sentó a la orilla de la piscina, sumergiendo sus pies en el agua fresca y mirando a su pareja con preocupación creciente. 《Amo todo lo que organizaste para ella》

—Pues no parecía… —El tono de voz de Sidon no era el de siempre. Link notaba cierto nerviosismo y preocupación, una tensión en sus hombros que no era característica del usualmente confiado príncipe—. Casi no comió en el banquete, y tampoco bailó. Tampoco la vi beber, y eso que procuré que fueran únicamente botellas de la selección real. Los calamares brillantes en las mesas eran de la más alta calidad y las hadas que flotaban fueron perfectamente seleccionadas para la ocasión…

Sidon seguía enumerando cada detalle que había cuidado meticulosamente, como si tratara de convencerse a sí mismo de que había hecho todo bien.

El menor no había sido consciente de cuánta preparación requerían aquellas celebraciones. Los zora tenían tantas que llegaba a parecer hasta sencillo, pero ahora entendía el trabajo titánico detrás de cada evento.

《Estoy seguro de que le encantó》 el menor tocó el hombro de su pareja tratando de reconfortarlo. Pero notó tener el efecto contrario. La piel de Sidon se tensó al instante, sus músculos se pusieron rígidos bajo el toque de Link, como si estuviera esperando un golpe en lugar de una caricia. Algo debía estar realmente mal. 《¿estás… preocupado por algo?》

El zora tardó un rato en responder, temió no saber expresar lo que pensaba con las palabras adecuadas. Sus dedos jugaban nerviosamente con el agua, creando pequeños remolinos.

—Sí —decidió ser honesto—. Temo que la princesa no apruebe nuestra relación y, en consecuencia, deba iniciar una guerra contra Hyrule.

Sidon miró las cejas alzadas de Link y se apresuró a añadir:

—Aunque quizá sea buen momento para ampliar el dominio.

Y el espadachín soltó una carcajada genuina que resonó en los aposentos.

《No creo que debas comenzar una guerra》 Explicó sonriendo. 《Ella sabe que tu no tienes la culpa de todo esto》

Sidon suspiró profundamente y descendió al agua de un salto. Link lo miró empapar completamente su cuerpo, las gotas brillando como diamantes sobre sus escamas rojas. Sintió que la temperatura subía, unas poderosas ganas de desvestirse y unirse a él en el agua se apoderaron de su cuerpo.

—Lo de ustedes dos quedó en el pasado —dijo, nadando en círculos lentos—. Ella debe entenderlo tarde o temprano. Espero que sea pronto. No es que quiera que sufra, es una mujer muy bella y claramente inteligente. Es una pena verla llorar.

El rubio miró a su novio extrañado. "Lo de ustedes dos" resonó en su cabeza una y otra vez, rebotando como un eco persistente. Entonces comenzó a recapitular todas las conversaciones que había tenido con Sidon desde que llegó al Dominio Zora con Zelda.

En ningún momento le había mencionado que él y Zelda habían tenido una relación. Nunca había hablado de sus sentimientos pasados por ella. El príncipe no tenía manera de saberlo. Pero entonces ¿cómo es que lo sabía?

《¿”Lo de ustedes dos” dices? 》 repitió mirándolo con curiosidad 《¿a qué te refieres?》

El príncipe sintió que le echaron hielo al agua. Había metido la pata. Sus palabras fueron más de lo que debían ser, revelaron lo que debía haber permanecido oculto.

—A… a nada… —trató de decir, nadando hacia atrás instintivamente—. Solo… solo asumo que ustedes eran cercanos antes de…

Pero el daño ya estaba hecho. Link lo miraba con una expresión que nunca antes le había dedicado: furia contenida, con la mandíbula apretada como si quisiera destrozarse las muelas. Sus ojos azules, usualmente tan cálidos, ahora brillaban con algo afilado y peligroso.

《Sidon, necesito que me respondas la verdad ¿Tu lo sabias?》 Si los ojos del guerrero fueran flechas él ya estaría muerto. Sidon buscaba desesperadamente desviar la mirada, nadar hacia cualquier parte, sumergirse en el fondo de la piscina y no salir nunca.

—¿A qué te refieres? —preguntó débilmente, aunque ambos sabían perfectamente a qué se refería.

《Sabes a lo que me refiero》No había compasión en esas señas. 《No me hagas repetirlo.》

El zora miró a Link con horror. El hyliano le sostenía la mirada con ira fría, calculadora. No era la explosión emocional que Sidon esperaba, sino algo peor: decepción. Sidon bajó el rostro con culpa, incapaz de sostener esa mirada acusadora.

—Sí… a decir verdad…

Link abrió los ojos cuán grandes eran, totalmente sorprendido. Parte de él esperaba que su novio lo negara, que hubiera alguna explicación inocente.

—Yo… lo sabía… Desde antes de que tú y yo… —la voz de Sidon se quebró—. Lo supe desde el principio.

Link lo miraba sin reconocerlo. Este no era el príncipe noble y honorable que todos admiraban. Este era alguien que había mentido por omisión, que había guardado un secreto que no le pertenecía.

《Explícate》Dijo 《Ahora》

Un largo suspiro se hizo presente. Sidon se acercó a la orilla con movimientos lentos, temerosos, y notó que su pareja no lo apartaba cuando se aferró al borde de la piscina. ¿Eso era una buena señal? ¿O simplemente Link estaba demasiado conmocionado para moverse?

—Cuando mi hermana murió… yo me puse realmente mal —comenzó, su voz apenas un susurro—. Busqué durante mucho tiempo sentirme cerca de ella. Dormía en su habitación, usaba sus cosas, leía sus libros… cualquier cosa para no sentir que se había ido para siempre.

Poco a poco Link comenzó a suavizar el gesto, mirándolo con curiosidad y algo de compasión. Conocía ese dolor, esa necesidad desesperada de aferrarse a los recuerdos.

—Un día, mientras dormía en su habitación, hubo un sismo. Varios libros cayeron de su biblioteca. Uno de ellos fue su diario — hizo una pausa, sus manos temblando sobre el borde de la piscina—. Sé que no debí leerlo. Sé que fue una invasión a su privacidad. Pero yo… necesitaba saber qué pensaba, qué sentía en sus últimos días. Necesitaba entenderla.

Link permaneció en silencio, procesando.

—Ella… ella te amaba, Link. Te amaba con una intensidad que me rompió el corazón leer —su voz se quebró completamente—. Y tú le rompiste el corazón en mil pedazos cuando la rechazaste. Cuando le dijiste que en cuanto la guerra terminara, tú y la princesa Zelda se casarían.

Link sintió que comenzaba a temblar. Los recuerdos de esa conversación con Mipha regresaron como un golpe. Su rostro dolido. Sus ojos llorosos. El modo en que había asentido con dignidad y le había deseado felicidad antes de alejarse.

Miró a su pareja, quien parecía estar igual de destrozado que él.

—Cuando llegaste al Dominio… me gustaste mucho —confesó, las lágrimas comenzando a rodar por sus mejillas—. Al principio fue solo físico. Eres precioso, cualquiera con ojos lo notaría. Pero cuando supe quién eras, pensé "esto está mal". Pensé "este es el hyliano que rompió el corazón de mi hermana".

Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.

—Pero aun así me enamoré de ti. Y aunque sabía lo de la princesa… pensaba que ella estaría muerta. O que si había sobrevivido de alguna forma, sería una anciana para tu raza. Jamás imaginé que regresaría igual, joven, hermosa… con todo el derecho de reclamarte.

El zora se aferró al borde de la piscina como si fuera lo único que lo mantenía a flote.

—Jamás tuve intenciones oscuras acercándome a ti, Link. Te lo juro por las Diosas, por mi hermana, por mi honor. Me enamoré de ti genuinamente. Pero fui egoísta. Fui un cobarde. Y si hubiera sabido que ella saldría y que el tiempo la perdonaría…

Su voz se quebró completamente.

—Lo siento tanto, Link. Lo siento con cada fibra de mi ser. Entenderé si me odias. Entenderé si quieres dejarme. Merezco tu desprecio.

Sidon tardó unos minutos en atreverse a regresar la mirada a su novio. Cuando finalmente lo hizo, encontró al hyliano con los ojos cerrados, ocultando su rostro tras sus manos puestas sobre las rodillas. Su cuerpo temblaba ligeramente.

Al poco rato, Link habló.

《Eres el menos culpable aun así. Yo hice mal en olvidarla. Yo hice mal en prometer algo que no cumplí. Yo rompí su corazón primero.》

El rubio regresó la mirada a su novio y le sonrió con tristeza.

—¿Aún… aún la amas? —preguntó con voz quebrada, temiendo la respuesta—. ¿A Zelda?

Link negó con la cabeza tristemente. 《Ya no como mujer. La amo como amarías a una hermana, se lo dije cuando la vi, yo pelearía mil guerras por ella, lucharía con un millón de centaleones por verla sonreír》 su mirada se dirigió a Sidon 《Pero mi compañero en esas batallas siempre serás tú. Porque te amo, Sidon. Te amo de una forma que nunca amé a Zelda, por más terrible que eso sea de admitir.》

Las lágrimas cayeron libremente por el rostro del príncipe. Link era la persona más pura del mundo, capaz de perdonar incluso cuando tenía todo el derecho de estar furioso.

《Y pensar que el noble y perfecto Sidon no es tan bueno como dicen 》 señó con una sonrisa pequeña, casi traviesa. 《Resulta que también eres egoísta, mentiroso y algo manipulador.》

Sidon sintió que su corazón se detenía, esperando el golpe final.

《Pero… Me gusta》 continuó, extendiendo una mano hacia él. 《Me gusta saber que me elegiste incluso cuando sabías que era complicado, que era egoísta hacerlo.》 Link se deslizó al agua completamente vestido, acercándose a Sidon.《 Porque yo también fui egoísta. Yo también te elegí sabiendo que Zelda podría regresar. Yo también callé cosas que debí decir.》Envolvió sus brazos alrededor del cuello de su amado. 《Así que supongo que somos dos egoístas que se merecen el uno al otro.》

Sidon lo abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en el hombro de Link, sollozando de alivio y amor y culpa y gratitud.

—No merezco tu perdón —susurró contra su piel.

《Probablemente no》 admitió con honestidad brutal. 《Pero te lo doy de todas formas.》 Se separaron lo suficiente para mirarse a los ojos. :Pero no vuelvas a mentirme. No más secretos. Si vamos a ser egoístas juntos, al menos seamos honestos sobre ello.》

—Te lo prometo —dijo Sidon, sellando la promesa con un beso que sabía a lágrimas y a agua dulce—. No más secretos.

***

Link se despidió de Zelda en el puente que conectaba el Dominio Zora con el resto de Hyrule. Sidon pudo notar que la princesa había tenido la esperanza de que el campeón fuera con ella, sus ojos verdes buscando confirmación hasta el último momento.

Honestamente, él mismo pensaba que así sería. Se había hecho a la idea de no ver a Link por un tiempo mientras guiaba el camino de Zelda a todas las poblaciones. Ya había planificado cómo mantendría la cordura durante esas semanas de separación, cómo se concentraría en sus deberes principescos para no pensar constantemente en su ausencia.

Pero Link se quedó.

—¿Estás seguro de que te quedarás, mi zafiro? —preguntó el príncipe, tratando de mantener la voz neutral aunque su corazón latía como tambor de guerra.

El campeón asintió, volteando hacia él con las mejillas pintadas de rojo.

《Sí, iré mañana con ella… o en una semana… Quizás》

Sidon veía como las manos de Link se movían tímidas.

—¿Una…una semana, de verdad? Te quedarás tanto tiempo conmigo? — el rubio asintió bajo la mirada curiosa del príncipe— ¿Por qué?

Definitivamente no era que no quisiera. Las Diosas sabían cuánto deseaba tener a Link para él solo durante días completos. Solo que se salía totalmente de sus planes, de sus cuidadosas precauciones.

《Me gustaría》Sidon miró cómo las orejas de Link se ponían completamente rojas mientras sus manos se movían torpemente, como si cada seña le costara un esfuerzo titánico. 《Pasar la noche contigo…si tú quieres》 y el príncipe sintió que se le congelaba la sangre en las venas.

Nuevamente su novio se le estaba proponiendo. ¿De verdad le interesaba tener sexo con él después de su terrible primera vez?

Sidon no podía pensar más que en dolor al recordar su primera noche juntos. Las imágenes lo asaltaban con claridad brutal: Link sangrando, su piel pálida como la muerte, los gemidos que no eran de placer sino de agonía. El pánico absoluto cuando se dio cuenta de que su novio había dejado de moverse, de responder. El terror de pensar que lo había matado, que su egoísmo y falta de control habían asesinado a la persona que más amaba en el mundo.

Su amado había estado a punto de morir. No. Él había estado a punto de matarlo.

El médico del palacio le había dicho que fue un milagro que el campeón sobreviviera. Que la pérdida de sangre había sido crítica. Que cinco minutos más y hubiera sido demasiado tarde. Definitivamente no quería tener la posibilidad de hacerle daño otra vez.

Retrocedió unos pasos instintivamente, como si Link fuera algo frágil que pudiera romperse con solo mirarlo demasiado intensamente.

—D-Dormir juntos suena genial pero yo…

 Link no lo dejó terminar. Alzó su hermoso rostro y aquel color rosado de sus mejillas, acompañado con el brillo azul bioluminiscente del puente, lo hacían ver tan bello, casi como un dios descendido del cielo. El rubio se acercó lentamente a él con pasos deliberados, felinos.

《No quiero dormir esta noche》señó, y cada movimiento de sus manos era una promesa, una invitación. Sidon sintió que su corazón explotaría. ¿Cómo carajos podría negarse a tan hermoso ser? Pero debía ser fuerte. Tenía que controlarse por el bien de Link, aunque cada fibra de su ser gritara por tocarlo, por reclamarlo.《Quiero… quiero que hagamos el amor… Como aquella noche》

El zora estaba a punto de volverse loco. Tenía ganas de tirarse a un río, nadar hasta el mar e irse directo a la Antártida. Cualquier cosa para alejarse de la tentación que representaba Link en ese momento.

—No… eso no será posible…— Le dijo, tratando de retroceder, Link paró en seco ¿Le había dicho que no?

《 ¿Por qué? 》

El zora se sentía acorralado. Definitivamente quería hacer el amor con el héroe de Hyrule. De hecho, no había nada que quisiera más que marcarlo como suyo nuevamente, demostrarle con cada caricia cuánto lo amaba, cuánto lo deseaba.

Pero joder, Ganon no había conseguido matar a Link en una batalla que duró cien años, y él lo dejó fuera de combate por una semana completa solo con hacerle el amor. Aquello era un no rotundo. Un rechazo absoluto nacido del terror puro.

—Po…porque tu princesa te necesita.

《Ella NO es mi princesa》 agregó Link molesto.

—C-Como sea… la cuestión es que Zelda te necesita, no podemos permitirnos dejarla sola en esta situación.

Aquella era una mentira ¿Qué le importaba que Zelda se quedara sola? personalmente le daba igual, pero la mirada de su novio, como si analizara detenidamente sus palabras, le hacía darse cuenta de que el rubio le creía, lo cual le hizo sentir peor.

Era un cobarde. Un mentiroso cobarde que usaba a Zelda como excusa porque no podía admitir su propio terror.

《De acuerdo, entiendo》dijo con tristeza 《Pero eso no quiere decir que no me sienta mal al respecto》

 El corazón del príncipe fue estrujado.

—¡No tienes por qué sentirte mal! —dijo tocando el rostro de su amado con desesperación—. Te amo con todo mi ser. Más de lo que las palabras pueden expresar. Aún podemos dormir juntos aunque no podamos intimar.

El espadachín apretó los labios, mordiéndose el inferior. No podía decir cuán decepcionado estaba para no hacer sentir mal a su príncipe. Pero joder, quería llorar de frustración.

¿Era que Sidon no quería hacerlo con él?

¿Había sido tan malo su cuerpo, tan inadecuado, que su amado prefería inventar excusas antes que tocarlo otra vez?

Pero no, Sidon decía que era por la princesa. Entonces debía ser por eso. Sidon no mentía. Sidon era honorable, noble, honesto. Y habían jurado no guardar más secretos.

¿Verdad?

《Vamos》 Sidon sintió que al menos de momento debía haber ganado aquella batalla. O eso creyó, toda su convicción fue destrozada cuando entraron a la habitación y Link comenzó a quitarse la ropa prenda por prenda muy lentamente, como si permitiera que las prendas acariciaran su piel. El zora miró con atención su cuerpo, cada trofeo de batalla que su amante portaba con orgullo sobre su nívea piel, fue cuando Link se quitó la túnica que su convicción regresó.

Su pecho, cuello, cintura y espalda estaban llenas de enormes mordidas producto de su primer encuentro.

La mirada de Sidon se tornó triste y llena de culpa, esas mordidas y su incapacidad de controlarse fueron las culpables de que Link casi se desangrara, chasqueo la lengua llamándole la atención a su amado.

《¿Todo bien?》

—Sí —mintió, mirando específicamente la marca en su cuello, la más profunda, la que había requerido diecisiete puntos. Se escondió en el agua hasta que solo sus ojos quedaron visibles—. ¿No te duelen?

Link frunció el ceño sin entender.

—Es que yo… te mordí. Te lastimé. Te hice… —su voz se quebró— Te hice sangrar tanto.

El hyliano se sonrojó hasta las orejas. Se miró a sí mismo, tocando suavemente una de las marcas en su pecho. Aquellas mordidas eran un símbolo de amor para él. Incluso si dolían a veces, las adoraba y sentía que adornaban bien su cuerpo. Eran la prueba de que Sidon lo deseaba, de que había perdido el control por él.

《No, tranquilo, me gustan mucho, en realidad 》Pero Sidon apretó los labios con fuerza. ¿Cómo podía gustarle algo así? No había manera. Eso era… eso tenía que ser Link siendo amable, tratando de hacerlo sentir mejor sobre su monstruosidad.

Lo miró acercarse a la piscina. Deseó poder decirle que usara la cama, que se mantuviera lejos del agua donde Sidon se sentía más fuerte, más peligroso. Pero no se atrevió y comenzó a flotar, alejándose hacia el centro.

Link entró al agua con movimientos elegantes y se recostó sobre él sin invitación. Sidon lo sintió contra su cuerpo, cada centímetro de piel cálida presionándose contra sus escamas frías. El cuerpo de Link era hermoso, perfecto, y completamente vulnerable.

Lo acarició casi sin pensar, sintiendo la piel enchinarse bajo su tacto. Link se estremeció, presionándose más contra él.

《¿De verdad no podemos?》Sidon negó con la cabeza.

—Buenas noches mi amor.

***

La mañana siguiente fue difícil para Sidon, Link no amaneció sobre él, había salido durante la madrugada con Zelda, intento fingir que todo aquello no le molestaba, pero joder, Claro que le molestaba, aunque no se podía quejar luego de rechazarle como lo había hecho.

Sus modistos lo vistieron y se dispuso a salir a seguir con su rutina diaria, pero entonces unos cuchicheos lo detuvieron en la puerta, curioso, volteo, viendo como Rivan lo miraba extrañado.

—¿Sucede algo?

Su guardia le miraba de arriba abajo.

—¿Por qué no se apareó con el señor Link?

Los colores subieron por el rostro del príncipe.

—¡¿Qué tipo de pregunta es esa Rivan?! ¡Respeta mi intimidad!

Su sorpresa fue mayúscula al darse cuenta de que no solo Rivan se preguntaba por eso, todos en el Palacio lucían interesados en por qué no había tenido intimidad con el hyliano.

—Es normal, es usted un príncipe, — Le explico Basun, después del desayuno — no se espera de usted menos que se apareara con el héroe de Hyrule, después de todo, todos están al tanto de lo promiscuos que son los hylianos, Así que esperan que usted muestre un buen desempeño para que lo escojan. Más ahora, la matriarca de las Gerudo está a punto de entrar en su edad fértil, tememos que Link la escoja a ella por sobre usted, pues tiene la ventaja de que usted no puede darle hijos, pero ella sí. ¡Debe demostrarle al señor Link que usted es mucho mejor amante que ella prontamente!

Sidon a veces sentía que era enterrado en sus propias mentiras.

***

Los días se convirtieron en semanas, Link guiaba la comanda de Zelda con orgullo, a su paso más y más hombre se acercaban a ellos con el objetivo de prestar sus servicios a la princesa y a los pocos días Link ya entrenaba a un pequeño ejército de 150 hombres.

—¿Cuánto falta Link? — Decía la princesa mirando con orgullo a sus tropas.

《Llegaremos a la ciudadela gerudo en dos días》 Link bebía agua mientras miraba el mapa.

—¿Y si seguimos aún en la noche?

El rubio la miró y sonrió, sabía que ella no tenía malas intenciones.

《Los soldados también duermen Zelda, no somos máquinas》La princesa se enrojeció 《Eso me recuerda… en la ciudadela Gerudo, puede que su matriarca tenga algunas exigencias》

Zelda miro el mapa como si analizara la forma de llegar a la ciudadela.

—Es verdad, Riju estaba muy indignada con cómo mi padre llevó el reino— la luz de las velas iluminaba a Zelda y Link pensó que era hermosa— Personalmente también estuve inconforme, Link ¿crees que construir una escuela en Hatelia sea buena idea? Me refiero… es el mayor asentamiento Hyliano de momento.

El hyliano pareció pensarlo, en efecto el tema de la educación había sido parte de lo que Riju consideraba injusto. Pensó que alfabetizar a los niños debía ser prioridad .

《Creo que conozco a alguien dispuesto a enseñar en tu escuela》

Las mejillas de Zelda se tornaron rosas.

—¡Eso es maravilloso! ¡Link, también me gustaría asignarle un sueldo a los soldados! ¡Y contratar con prestaciones a los sirvientes del Castillo! ¡Incluso tú podrías tener un sueldo!

《Eso no será necesario》 Dijo sonriendo 《 Yo tengo mi renta diaria por parte de los zora ¿lo olvidas?》

La mirada de Zelda volvió a tornarse triste.

—Sí, lo había olvidado— la mujer sonrió nuevamente, el campeón pensó que, por más hermosa que fuera esa sonrisa, era falsa, pero por respeto no diría nada. — fue parte de tu cortejo ¿no?

《Si》

—Es… realmente muy dulce — las mejillas de Link se tornaron rosas

 《lo es》

—¿Y no lo extrañas?

El joven sintió lindas mariposas en su estómago. ¿Cómo no extrañarlo, si llevaba casi un mes sin verlo? añoraba aquel príncipe enorme y hermoso, con una sonrisa brillante y unas manos tan cálidas como el infierno. Secretamente deseaba que aquel viaje se terminará para regresar nuevamente con su amado. Por besarlo nuevamente y terminar por consumar su amor en la cama. Y es que después de aquella apasionada noche que habían compartido, no había otra cosa que Link quisiera hacer que acostarse de nuevo con su amado.

—¿Y por qué no vas con él? — preguntó juguetonamente La princesa y Link la vio como si no la reconociera.

《 Me necesitas. Él sabe que este es mi deber》

— Claro que te necesito, pero si te vas por las noches cuando estemos en las poblaciones estaré bien, puedes transportarte con la tableta y volver en las mañanas.

El soldado tomó sus manos emocionado. Zelda miró conmovida como sus ojos brillaban como las estrellas.

《¿Me permites eso? ¿De verdad?》Pregunto con una mano, manoteando como si cortara el aire.

La mujer se rió —¡Es más! ¡Te lo ordeno! Ve con tu príncipe.

Zelda vio una profunda felicidad en el rostro del hombre que amaba. Una felicidad que nunca había mostrado con ella.

***

Todos en el dominio notaban cómo poco a poco el ánimo del príncipe iba menguando, casi como una flor cuando se marchita. Era evidente que el príncipe extrañaba al joven hyliano que le había robado el corazón. Y no era para menos, pues a pesar de que el cortejo estaba yendo "viento en popa", desde la llegada de Zelda parecía que el campeón hyliano no tenía ojos para nadie más que para ella.

Y los rumores comenzaron a circular. Rumores de que el campeón hyliano prefería "a los de su especie" en lugar de aceptar una relación interracial con el príncipe. Al final de cuentas, la princesa Zelda ostentaba el mismo puesto político que el príncipe Sidon, por lo que, si comenzaba a cortejar al campeón, la batalla entre los dos sería feroz.

Pero una noche, el santuario de Ihloma se iluminó con ese resplandor azul característico. El príncipe no tuvo la necesidad de ser avisado por sus guardias. En cuanto escuchó aquel sonido de teletransportación corrió hasta el santuario desde la biblioteca sin importarle empujar a alguien. Gracias a las Diosas no fue el caso. Corrió con el corazón desbocado, con esperanza y terror mezclados, hasta el santuario donde una rubia figura lo recibió.

Link llevaba su set del desierto, ese que dejaba su abdomen al descubierto y marcaba cada línea de músculo definido.

En cuanto el príncipe lo vio no pudo evitar saltar encima de su amado, y así, ambos rodaron por el agua del estanque hasta quedar Sidon sobre él, empapados y jadeantes.

—¡Perla mía! volviste…. — Pero Link no lo dejó hablar más. Se lanzó a atacar sus labios con desesperación. Había extrañado tanto besar a su príncipe que sentía que moriría si no lo hacía en ese preciso momento. Su lengua buscaba hambrienta la de Sidon, que se enredaba con la suya y luchaba por mantener el control de aquel beso salvaje, primitivo.

El menor bajó besando el cuello de su príncipe, quien sentía que su corazón se aceleraba peligrosamente y que su razón lo abandonaba como agua entre los dedos. Sus manos acariciaban como si su vida dependiera de ello la piel desnuda de su amado, explorando su pecho, su abdomen, cada centímetro que podía alcanzar.

Se separó con los ojos oscurecidos de deseo puro.

《vamos a tus aposentos》 Una corriente eléctrica atravesó al zora de la cabeza a los pies. Tenía tantas ganas de hacerle caso a Link, de tomarlo en brazos y llevarlo directo a su habitación y no salir de ahí en días.

Pero joder, luego de un mes entero investigando cómo controlarse, consultando con sanadores, leyendo textos antiguos sobre apareamiento interracial, lo único que había descubierto era que no había manera de controlarse. No entrar en frenesí era imposible, sobre todo después de haber marcado a una pareja. Era biología básica zora: una vez que marcabas a alguien como tuyo, tu cuerpo entraba en un estado de posesividad territorial que anulaba toda razón.

Mataría a Link si se volvía a perder a sí mismo en la pasión y el éxtasis que ese pequeño cuerpo podía ofrecerle. Y no se lo podía permitir. No otra vez. No cuando todavía tenía pesadillas sobre aquella noche.

—No… espera… —escuchó al hyliano hacer un gruñido molesto, frustrado—. No podemos…

Link bufó irritado

《¿Por qué?》

—Aún… aún no terminas… Tu misión con Zelda, ella aún te necesita— Dijo el príncipe apartando un poco a su campeón — De hecho… ¿Qué haces tú aquí?

El guerrero se sonrojo

《ella me ordenó venir contigo》

— ¡Eso es bueno!... ya nos acepta ¿no? — Sidon miro a Link cruzar los brazos. — ¿Qué pasa perla mia?

Pero Link esta estaba demasiado enfurruñado, no le gustaba sentirse rechazado por su pareja, quería tener algún tipo de normalidad ahora que Zelda había regresado. una parte muy morbosa de él quería sentir que aún podía tener algo con Sidon a pesar de que su título de sirviente volvió visible como el maldito océano .

 《¿Por qué estás ignorándome?》Inquirió después de varios segundos de que Sidon le pidiera la información.

—No te ignoro, mi Perla —se apresuró a mentir, acercándose para acariciar sus mejillas con ternura desesperada—. Jamás podría ignorarte.

Debido a la esperanza de vida zora, él desconocía totalmente la frustración sexual que podía experimentar un hyliano. Pero había leído referente a la esperanza de vida de los hylianos, sobre cómo sus cuerpos funcionaban diferente, cómo sus necesidades eran más urgentes, más frecuentes. Parte de lo que temía era que su amado comenzara a tener deseos que no pudiera controlar, que lo llevaran a buscar satisfacción en otro lado.

Aquello aterraba a Sidon casi tanto como la idea de lastimarlo nuevamente. Por lo que no perdía la fe en encontrar una solución para poder tener intimidad con su novio sin que su vida peligrara.

—Pero ahora tienes un deber que cumplir. La princesa te necesita. No podemos darnos el lujo de que quedes incapacitado una semana completa como la última vez. ¿Entiendes?

Link analizo detenidamente las palabras del zora, decidiendo que tenía razón, de momento, y gracias a que había entregado varias pociones y hadas a los reclutas, tenía la alforja vacía. Quizá había sido muy temerario en ir al dominio zora, con su amado, sin tener como recuperar estamina y vitalidad.

Y es que no era idiota, tampoco quería quedar tan mal físicamente como la última vez, así que había decidido llevar varias hadas y elixires para recuperarse mientras intimaba con su príncipe, pero al haber ocurrido tan repentinamente, no se había preparado.

Y ahora no tenía nada. Ninguna red de seguridad.

Decepcionado, decidió ceder.

《Prométeme que en cuanto se acabe esto vamos a… pasar la noche juntos》 dijo con la mirada triste.《Por favor… necesito… sentirte》

Y para Sidon fue imposible no sentir que se derretía como mantequilla. Y es que Link era demasiado lindo. Encantado lo abrazó, respirando ese dulce aroma que desprendía de su cabello.

—Te lo prometo… — aunque, muy en el fondo, no sabía si podía respetar esa promesa. — ¡Tengo una idea! Aunque no podamos… ya sabes… puedo encontrar la forma de compensarlo.

《¿compensarlo?》 Pregunto con una risita 《¿A qué te refieres?》

Y el príncipe se levantó cuán alto era, haciendo que el joven hyliano se mordiera los labios.

—Solo sígueme

Lo que no sabía Sidon es que, en ese momento Link, lo seguiría hasta el infierno.

***

Seguir a su amado había resultado una idea mejor de lo que había pensado.

Su novio lo encaminó hacia el interior de la cascada inferior del dominio zora, en aquella cueva amplia y húmeda había un espectáculo digno de las diosas.

Había un millar de hermosas luciérnagas danzando de un lado a otro, la luz de sus pequeños cuerpos reflejaba en el agua, que se encargaba de lanzar pequeños rayos verdes de vuelta a la superficie. Parecía un pedacito de galaxia debajo del dominio zora.

— Redo te miro recolectar estos bichos hace tiempo, llegué a la conclusión de que te gustaban y comencé a casarlos, lamentablemente su vida es un suspiro, y no logro que se reproduzcan en estas condiciones, así que esta belleza es temporal.

Temporal o no, era hermoso.

Totalmente conmovido, sintiendo que su corazón latía en su garganta Link se dedicó a caminar de un lado a otro mientras las luciérnagas se posaban en su cuerpo y parecían danzar a su lado.

Había más luciérnagas que en Kakariko, lo cual era, sencillamente impresionante.

—Eres hermoso mi perla, tu piel luce hermosa brillando bajo la luz de las luciérnagas — Dijo Sidon acercándose a él, cargándolo para besarlo. —¿Te gusta?

《Me encanta》 hablo, para momentos después volver a sujetarse de su amado, permitiéndose besarlo con dulzura.

Las próximas horas el soldado aprovecho bien el tiempo, le mostró a Sidon todas las fotografías que había tomado, cuán hermoso era Hyrule y sobre todo cuantos hylianos dispuestos a servir a Zelda habían encontrado. Mientras tanto, el príncipe se dedicaba a flotar sobre su espalda, mientras Link permanecía sobre él con una sonrisa, contando sus aventuras.

—Es increíble— Dijo — ¿Entonces eres algo así como el capitán de la guardia real?

《No, ese título lo tendrá Hozlar, yo soy el sirviente personal de Zelda, realmente no tengo una posición, hago lo que ella necesite que haga》

Y la ira golpeó a al príncipe como una bofetada bien merecida. El príncipe sintió su sangre arder en sus venas, mientras miraba a los ojos a su amado.

—¿Quieres decir que haces todo el trabajo y no te retribuye con un título?

《Cuando lo dices así suena terrible》 se burló 《Pero la realidad es que soy una extensión de la princesa, soy como una herramienta para la familia real, así que un título no me serviría de nada, pues no podría dedicarme al 100% a hacer lo que le corresponde a ese título, es más fácil así》

No, no lo era.

Pero si era más fácil para Zelda. Para evitar que el único en el reino capaz de revelarse y ser de verdad un problema pensara en hacer algo por sí mismo. La historia de Hyrule estaba escrita sobre represión y sangre. Así había sido por generaciones, y parecía que Zelda quería mantener el status quo.

El príncipe quería hablar, quería maldecir y gritarle a esa maldita perra que su pareja no era ninguna herramienta, que era parte del dominio zora y que si los hylianos no podían ver su verdadero potencial que lo dejara con él.

Pero eso seguiría siendo pensar que su novio era un objeto, alguien incapaz de decidir con quién estar. Y él no quería eso. Así que sonrió, decidiendo que por el momento, su plan de darle tanto poder a su amado como nadie lo había tenido en Hyrule era la idea más rentable.

—Bueno, ella tendrá sus razones — dijo haciendo al Hyliano sonreír. — ¿Vas a dormir conmigo? Si es así, por la mañana me gustaría que habláramos con Heran, me había mencionado que quería pedirte un favor.

Y Link soltó una risita.

《Supongo que podríamos hablar con él en la mañana, pero debo irme con el amanecer》

—No será problema, él se despierta con el sol.

Y el guerrero sintió su estomago revolotear, al menos podría dormir con su amado.

***

A la mañana siguiente todos pudieron notar el renovado ánimo del campeón hyliano, quien llegó desde el santuario de Hakot, cayendo con gracia con su paravela.

—¿Tuviste una buena noche? — Pregunto Zelda mientras cabalgaba.

Link soltó una risita

《Más que buena》 Respondió haciendo que las mejillas de la joven se sonrojaran 《A partir de este punto vamos a ver a varias Gerudo, prepárate, las noticias corren rápido con ellas》

—No dudo que ya sepan que vamos en camino.

《Es un hecho que lo saben, lo que de verdad quieren saber es como luces》

La princesa solo asintió, minutos más tarde decidió que prefería ir en el carruaje, pidió papel y lápiz y comenzó a escribir cientos de palabras que Link no pudo leer pues debía vigilar que todo estuviera bien, pero había que estar medio idiota para no saber lo que Zelda estaba tratando de hacer.

Las Gerudo eran una raza guerrera por naturaleza, una fuerza implacable de mujeres que podían acabar con un ejército entero. Así que era obvio que debía mantenerlas contentas. Lo único que la matriarca buscaba era un trato igualitario y condiciones de vida decentes para los Hylianos, después de todo, los esposos de casi todas las gerudo eran Hylianos. Nadie quería que sus esposos estuvieran bajo el yugo opresor de una dictadura.

Sobre todo considerando que los hombres no podían ir a la ciudadela. Así que, estaban a merced de la voluntad de Zelda.

《¿Qué harás cuando termines de hablar con todos los monarcas?》

Y la princesa abrió la boca, para después cerrarla y negar con la cabeza, como intentando quitar una idea de su cabeza. La noche había caído nuevamente y el campeón ya le había traído su cena.

—Asentarme un momento, después comenzar las construcciones del palacio, pero me será imposible quedarme en el palacio en las condiciones en las que está. Así que probablemente pida asilo con las Gerudo, aunque no es lo ideal.

Link pensó por un momento, antes de beber un poco de leche caliente.

《Mientras estuviste… mientras mejoraba mi condición física compre una casa》

—Lo vi.

《Podrías quedarte ahí》 Dijo con una sonrisa 《Te la obsequio, de esa forma estarías entre nuestra raza, lo cual sería lo mejor, además, en Hatelia esta Prunia, quien será de gran ayuda para la reconstrucción de todo》

—Link… no se que decir ¿Harías eso por mi? Vi como te esforzaste por comprar esa propiedad.

《Todo lo que poseo es tuyo, esa casa fue tuya desde el principio, aunque no te recordará, además, ya no la necesito, puedo quedarme en el dominio Zora》

Zelda le miro a los ojos. Verde con azul se encontraron en un instante de entendimiento.

En ese momento Zelda lo entendió todo.

El hyliano era un rebelde, siempre lo había sido. Cocinar había sido un acto de rebeldía que permitió. Y esto, era otro acto de rebeldía que iba a permitir.

Link estaba deshaciéndose de todo lo que lo conectaba con los hylianos. Porqué ya no los consideraba su gente.

Su pueblo ahora estaba en el dominio zora.

Link, había dejado de pertenecerle. Si bien, no virtualmente, su espíritu ya no era suyo. Su alma y su ser le pertenecían al dominio zora.

A Sidon.

Y ella sabía que no habría vuelta atrás cuando lo aceptara.

— Muchas gracias, Link — Dijo la princesa con una sonrisa triste, de esas que la hacían parecer que se pondría a llorar.

Ese era un buen cierre. Pensó. Su guardia le entregaba todo lo que lo unía a ella. Y ella, como último acto de amor. Lo aceptaba.

***

Tal y como el campeón previo, las Gerudo fueron bastante hospitalarias, sin embargo dejaron en claro sus intenciones. La princesa fue rápidamente interrogada por la matriarca, y, antes de que Link se diera cuenta la matriarca y Zelda habían pedido quedarse solas.

Y aquello le cayó de perlas al campeón.

《¿Haz comido pescado?》 Comenzó a interrogar a Sayda

— ¡Oh! ¡Claro! Es delicioso — Dijo la mujer con una sonrisa — Una vez, hace muchos años fui a la región de los zora, fue la cosa más deliciosa que he probado, el pescado se derrite en tu lengua, y si usas un poco de picante ufff, es delicioso.

—¡Kyaaaa! — Chillo Kamure, con esa voz infantil —¡Yo también quiero probarlo!

—Algún día te llevaré para que lo pruebes, corazón…

Y el Hyliano decidió que, al menos ahora, sabía que el pescado era bien recibido por el paladar Gerudo.

El tiempo pasó. Los orni recibieron de mejor manera a Zelda, sin embargo, seguían deseando permanecer lo más políticamente alejados de todos "los problemas de los hylianos", pues los consideraban una raza altamente explosiva e incapaz de gobernar la tierra donde habitaban.

Aunque esto no sorprendió a la princesa, pues era un conflicto con el que ya se había encontrado antes de la Calamidad. Los orni siempre habían sido distantes, orgullosos de su independencia.

Los goron fueron aún más comprensivos que los orni. Mucho tenía que ver que el patriarca estuviera profundamente agradecido con Link. El hyliano había salvado la Montaña de la Muerte de Vah Rudania, había ayudado con el problema de los talus, había arriesgado su vida por ellos sin esperar nada a cambio.

Así que Zelda tuvo todo el camino fácil para llevarse bien con todas las razas.

—Es increíble lo influyente que te has vuelto —dijo la princesa cuando iban bajando de la montaña de la Muerte—. Cuando te veía hacer todo lo que hiciste, pensaba: "Concéntrate en tu misión". Pero… ahora no puedo evitar sentirme un poco agradecida.

《En realidad, este tipo de cosas fueron casualidad》 firmó sonriendo 《De haberte recordado antes probablemente no habría hecho ninguna de estas cosas》

—Y habría sido más complicado que el reino entero me aceptara, así que, gracias Link.

Y de algún modo eso se sintió como una despedida.

El espadachín lo supo por el tono de su voz, por la forma en que lo miró. Como si estuviera memorizando su rostro para cuando él ya no estuviera cerca.

Sobre todo considerando que, una semana después, llegaron a Hatelia.

El recibimiento fue cálido y agradable. Hatelia estaba alegre de tener a su monarca nuevamente con ellos. Los niños corrían por las calles, los comerciantes decoraban sus tiendas, y todos querían ver a la legendaria princesa que había contenido a la Calamidad durante cien años.

Y Link se sintió encantado cuando la princesa se mostró fascinada por su nueva casa.

—Todas estas armas… —Zelda miró las paredes, deteniéndose especialmente en el tridente de Mipha. Sus ojos se llenaron de reconocimiento y dolor.

《Si, son la de los campeones》 dijo cuando su amiga pasó sus finos dedos por el filo de las armas 《Las vendré a buscar en unos días. Quiero que regresen al Dominio Zora, a donde pertenecen.》

Y pudo notar como Zelda se tenso. Carraspeo un poco antes de continuar.

《¿Cuándo me necesitas de vuelta?》

Pasaron varios minutos antes de que el soldado recibiera respuesta. Zelda pareció meditar durante todo ese tiempo, mirando por la ventana hacia el pueblo. Entonces se aclaró la garganta y se dirigió directamente hacia él.

—Yo… ya no voy a necesitarte —dijo con voz firme, aunque sus manos temblaban ligeramente—. Puedo hacer las cosas sola a partir de aquí. Prunia va a ayudarme. Tenemos mucho trabajo reconstruyendo el reino y…

《¿Estás segura?》 Inquirió alzando una ceja.

—Si, pero no quiere decir que no te necesitaré nunca — Dijo ella con una sonrisa — Si te necesito, te llamaré, mientras tanto, eres libre de hacer cuanto esté a tu disposición.

“Libre…” repitió Link en su mente.

Hizo una reverencia, presentando sus respetos a su princesa.

《Sirvo a su gusto》 dijo, entonces, con una sonrisa resplandeciente sacó la tableta Sheikah y oprimió un botón.

Como si Zelda no supiera a dónde se dirigía.

Zelda se quedó sola en la casa de Link, rodeada de armas que no le pertenecían, en un espacio que olía a hierbas medicinales y a aventura.

Lanzó un suspiro pesado y se dirigió a la cama. Maldita sea. Esa cama aún olía a su amado. El aroma era diferente al que recordaba de cien años atrás, ahora tenía algo salado, algo que le recordaba al mar y al agua dulce.

Olía a zora.

¿Cuánto tiempo tardaría en eliminar esos sentimientos de su corazón? Quería dejar de amar cuanto antes. Quería que dejara de doler como si alguien le hubiera arrancado un pedazo de alma.

—¡Click clic! ¡Princesa! ¡Necesitamos hablar!

“Prunia” pensó la princesa con una sonrisa, saliendo de la cama mientras se secaba las lágrimas de los ojos.

—Prunia, hola—Saludo bajando las escaleras — Iba a ir a tu laboratorio después de descansar un poco.

—¡Pues ya estoy aquí! Comencemos a trabajar —dijo la niña (que no era tan niña) mostrando unos documentos—. ¿Dónde está Link? Vamos a necesitar que busque algunas cosas. Núcleos antiguos, engranajes, ese tipo de materiales que solo él parece capaz de encontrar en cantidades industriales.

—Ohh… —la menor (por más extraño que esto fuera) sintió un nudo en la garganta—. Link irá… Link se fue al Dominio Zora. Le dije que no era necesario que se quedara. Dame la lista, yo misma buscaré todo lo que necesitemos.

Prunia analizó la tristeza en los ojos de la monarca mientras escuchaba todo lo que decía. Entonces jaló los documentos como si no quisiera entregárselos.

—No, se los daré a alguien más. Hay materiales difíciles de conseguir… —Y lanzó un suspiro cargado de significado—. Siempre sospeché que ocurría algo extraño con Link. Escuché los rumores cuando estaba aplacando a las bestias divinas, pero… no pensé que de verdad se hubiera convertido en el amante del príncipe de la corona Zora. O más bien, en su príncipe consorte, según parece.

—Así es la vida —dijo la princesa con voz hueca—. Todos perdemos algo en la guerra.

—Él ya lo había perdido todo. Supongo que le tocaba ganar ¿no? —Zelda asintió lentamente—. Si lo miras desde un punto de vista clínico, realmente era obvio que terminaría enamorándose de un zora.

—¿Qué quieres decir? —preguntó la rubia, confundida.

Y la científica lanzó una carcajada que no sonó del todo alegre.

—¡No me digas que no lo has notado! ¡Link ya no pertenece a Hyrule! No como antes, al menos…

Se sentó en la mesa y Zelda la imitó, necesitando escuchar esto aunque le doliera.

—Toda la gente que conoció está muerta, salvo pequeñas excepciones. Impa está tan vieja que apenas puede moverse. Yo estoy en este cuerpo de niña que no es realmente mío. Los goron viven mucho, sí, pero para ellos cien años es apenas una generación. Los orni cambian constantemente de generación…

Prunia hizo una pausa dramática.

—El único reino que vive lo suficiente para que cien años no sean nada…

—Es el Dominio Zora —completó la hyliana, sintiendo que algo se rompía en su pecho.

—Así es. Todas las personas que Link recuerda con claridad están allá. El rey Dorphan, que ya era anciano hace cien años y sigue vivo. Muzun, que conoció a su padre y puede hablarle de él. Los guardias veteranos que recuerdan sus entrenamientos con Mipha. Las familias que lo vieron crecer durante sus visitas al dominio.

La niña se inclinó hacia adelante.

—Son los únicos que entienden el dolor por el que pasó Link. Lo duro que es ver que el mundo que conocías haya cambiado hasta ser irreconocible. Y a su vez, los zora son lo único que no ha cambiado casi nada en cien años. Para ellos, Link se fue ayer y regresó hoy. Para ellos, la guerra es una herida fresca, no historia antigua.

—¡Pero…! —renegó la princesa levantándose bruscamente—. ¡Yo también lo entiendo! ¡Yo también pasé por lo mismo! ¡Yo también…también…!

—No —dijo Prunia con gentileza, pero firmeza—. No, tú eres como yo, Zelda. Una científica. Amamos el cambio, lo creamos y nos adaptamos a él. Vemos el futuro y queremos construirlo. Cien años de avance tecnológico nos fascinan, no nos asustan.

Se acercó a la princesa y tomó sus manos.

—Link no es así. Es un guerrero. Y la guerra siempre es la misma. Le gustan las cosas que entiende, las rutinas, la estabilidad. Piénsalo: cuando despertó, lo primero que hizo fue buscar lugares familiares. El Dominio Zora fue el primero donde realmente se sintió en casa porque lo reconoció. Las mismas cascadas, las mismas estructuras, incluso las mismas caras.

Zelda sintió lágrimas rodando por sus mejillas.

—Además —continuó la científica—, los zora lo aceptaron sin condiciones. No como el Héroe de Hyrule, no como el salvador legendario. Como Link. Como el chico que visitaba a Mipha, que jugaba con un Sidon pequeño… Lo trataron como familia mucho antes de que se convirtiera en algo más con Sidon.

—Pero yo… yo también lo amé sin condiciones…

—¿De verdad? —preguntó Prunia suavemente— Tú misma me contaste que al principio lo odiabas porque representaba todo lo que tú no podías ser. Y no me hagas recordarte como lo tratabas a pesar de que era tu novio…

Zelda quiso protestar, pero las palabras murieron en su garganta.

—Los zora nunca le pidieron que salvara el mundo. Lo amaron primero como amigo, luego como familia, y ahora como príncipe. Para ellos, derrotar a Ganon fue importante, sí, pero no es lo que define a Link. Lo que define a Link para ellos es que es amable, que es valiente en las pequeñas cosas, que escucha cuando hablan, que recuerda cumpleaños y nombres y pequeños detalles.

Prunia suspiró.

—Y para nuestra desgracia, Hyrule ha cambiado tanto que es normal que ya no se sienta parte de él. Este reino no es el que él juró proteger. Estas personas no son las que conoció. Incluso tú, Zelda, aunque físicamente seas la misma, has cambiado. Pasaste cien años conteniendo a la oscuridad más grande que este mundo ha visto. Eso te transformó.

Y Zelda apretó los labios mientras más lágrimas salían de sus ojos, porque sabía que la mayor tenía razón.

—Eso solo quiere decir que no tengo manera de pelear —susurró—. Aunque Link me hubiera esperado y recordado, aunque él me siguiera amando, nuestra relación no habría funcionado a largo plazo. Porque ambos estamos viviendo el futuro de formas diferentes.

—Exacto —dijo la Sheikah—. Y los zora le dan eso que el necesita. Le dan continuidad. Le dan un lugar donde no tiene que explicar quién era porque ellos lo recuerdan. Un lugar donde puede ser vulnerable porque conocieron al Link de antes, al que no tenía que ser perfecto.

Hizo una pausa.

—Además, está el asunto de la longevidad. Los zora viven cientos de años, Zelda. Si Link se queda con Sidon, no tendrá que ver morir a su pareja en unas décadas. No tendrá que enterrar a otra generación. Tendrá estabilidad, algo permanente en un mundo que cambió demasiado rápido para él.

Zelda se llevó las manos al rostro, sollozando.

—¿Entonces qué hago? ¿Cómo sigo adelante sabiendo que nunca tuve una oportunidad real?

—Lo mismo que Link está haciendo —dijo Prunia con gentileza—. Encuentras tu lugar. Construyes algo nuevo. Y aceptas que el amor a veces no es suficiente cuando las personas necesitan cosas diferentes.

Se acercó y abrazó a Zelda.

—Link encontró su hogar en el Dominio Zora. Ahora tú tienes que encontrar el tuyo aquí, en este Hyrule nuevo. Y quien sabe, tal vez algún día ames este futuro tanto como Link ama su pasado preservado.

Zelda lloró en los brazos de Prunia, dejando ir finalmente no solo a Link, sino la idea de que las cosas podrían volver a ser como eran.

Porque el mundo había cambiado.

Y ellos también.

 

Notes:

¡¿Qué les pareció el cap!? Jajaaja honestamente a mi me encanta tocar estos temas, ya comenzamos a ver que Sidon no es tan perfecto como todos creímos, además, su primera vez fue tomada diferente por cada uno, mientras que a Link le gustó, Sidon esta a aterrado de que se repita jsjsjsj ¡Se viene arco de su segunda vez! Jajajaa y es que quise profundizar en este choque cultural, por que, como mujer les digo, el sexo es muy importante en una relación, así que estos dos van a tener que aprender a comunicarse si o si jajjaja las que me conocen saben que desarrollo a mis personajes a punta de madrazos jajaja

¡Espero les haya gustado!

Próximo capítulo: 13 de octubre.

Besitos en el deste.

Dulce de Luna.

Chapter 13: Capítulo 12: Espada Maestra.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 12: Espada Maestra.

Cuando Link se apareció en el dominio zora no pudo evitar lanzar un chillido de alivio, ¡Al fin estaba en casa! ¡Al fin volvía a sentirse libre!

Corrió tan rápido como pudo a la plaza central, donde pudo ver como Dunma y Redo hacían mediciones en la estatua de Mipha, pero honestamente le importaba muy poco.

《¿Y el príncipe? 》 Pregunto con el corazón acelerado.

—¡Mi señor! — Dijo Dunma haciendo una ligera reverencia a la que Link no le dio importancia— el príncipe se encuentra actualmente en sus aposentos privados.

《Perfecto》 dijo con una sonrisa muy fácil de interpretar, haciendo que ambos zora se sonrojaran.

Corrió tan rápido como pudo a los aposentos de su príncipe, sonriendo como idiota y deseando haber tenido más hadas. Deseaba a ese zora, lo deseaba con todo su ser, quería sentirlo tan profundo en sus entrañas como fuera posible, quería cabalgar sobre él y venirse entre ellos mientras los afilados dientes de su amado se clavaban en su carne, marcándolo y dándole esa deliciosa combinación de placer, adrenalina y dolor que tanto le gustaba.

Subió los escalones de dos en dos y Rivan lo recibió con una sonrisa, fue algo satisfactorio el cómo le abrió la puerta indicándole que podía pasar.

Y en cuanto dio un paso en aquella recamara forrada de diamantes y perlas basto con que la puerta se cerrará tras su espalda para que comenzará a desnudarse.

Sidon estaba en su piscina, tomando una siesta, flotando dulcemente en el agua mientras las burbujas perfumadas le daban una sesión de aromaterapia. No esperó más, y una vez no tuvo nada sobre si más que la ropa interior se lanzó a su amado, subiéndose sobre él a horcajadas y recostándose sobre su pecho.

Fue cuestión de segundos para que el zora despertará con un jadeo aterrado.

—¡Link! — Chillo el monarca casi hundiéndose— ¿Q-Qué haces aquí…?

《La princesa no me necesita más》 dijo, sonriendo con satisfacción, habían sido 4 meses terribles sin ver al zora que amaba, y estaba totalmente deseando recuperar el tiempo perdido 《Puedo quedarme aquí tanto como desee》

Y Sidon sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído encima.

Maldita sea.

En aquellos 4 meses había buscado por cielo mar y tierra (de forma figurativa) la forma de hacer que su conciencia no se fuera a la mierda mientras tenían intimidad.

Había conseguido descubrir que existía una droga que les impedía llegar al estado de “fremesi”, el único problema era que, él, para su desgracia, era demasiado grande, la maravillosa genética que su padre le había heredado le jugaba en contra pues la cantidad segura para consumir no tenía efecto en él.

Y la cantidad que, según los cálculos del doctor, si tendría efecto en su cuerpo, era demasiado alta para considerarla segura para el consumo. Su corazón se detendría al no poder metabolizar correctamente y moriría.

Nadie quería morir en la cama con el hyliano que amaba.

Así que, esos 4 meses de investigación no habían surtido efecto. Había sido tiempo perdido, y ahora, ahí estaba su amado, oliendo delicioso, encima de él, desnudo, con esa suave piel mostrándose como una fruta acuosa que él deseaba morder, dispuesto a aceptar sus penes en su interior.

Link le regaló una sonrisa, y Sidon sintió que el mundo entero se desmoronaba.

《¿Recuerdas lo que me prometiste? 》Habló con una sonrisa coqueta, usando su dedo índice y corazón para “caminar” seductoramente sobre su pecho, llegando a sus labios y acariciándolos con la yema de los dedos.

—Yo… —Sidon tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo su cuerpo traicioneramente comenzaba a reaccionar al toque de Link. El aroma del hyliano lo estaba enloqueciendo, y la forma en que esos dedos acariciaban sus labios no ayudaba en absoluto— Por supuesto que lo recuerdo, mi zafiro.

《Entonces...》 el rubio se inclinó más cerca, sus labios a centímetros de los del zora, su aliento cálido acariciando las escamas 《¿Qué estamos esperando?》

El príncipe cerró los ojos con fuerza, reuniendo toda su voluntad. Suavemente, tomó las muñecas de Link entre sus manos, deteniéndolo antes de que sus caricias lo hicieran perder la razón completamente.

Su mente trabajó rápidamente, tratando de encontrar una forma de salir de aquella peligrosa situación, y fue entonces, en medio de un procesamiento desesperado de información en su mente, lo recordó:

La estatua que había mandado a hacer, como parte del cortejo, estaba terminada.

—Link, mi amor, mi diamante... —comenzó, su voz temblaba ligeramente— Tengo algo especial planeado para ti.

《¿Algo especial?》 El menor ladeó la cabeza, confundido pero aún con esa mirada hambrienta que hacía que el corazón del príncipe latiera dolorosamente en su pecho 《¿Como qué?》

—Mañana —dijo rápidamente, tal vez demasiado rápido— Mañana por la tarde. He estado preparando algo para ti durante estos meses. Parte del cortejo apropiado que mereces.

Link se echó hacia atrás ligeramente, y Sidon pudo ver la decepción pintándose en sus hermosos rasgos. El hyliano frunció el ceño. ¡Pero claro que el rubio se sentía decepcionado! Había esperado tanto por ese momento, estaba tan feliz de no tener que seguir protegiendo a una princesa caprichosa que seguía olvidando que los soldados no eran máquinas sino seres humanos que había deseado “festejarlo” con su amor,

《Sidon... han sido cuatro meses》 dijo, y había un dejo de frustración en su voz 《Cuatro meses sin tocarte, sin sentirte. Te he extrañado tanto que...》

—Lo sé, lo sé, mi perla preciosa —el mayor se incorporó en el agua, haciendo que su amado quedara sentado propiamente en su regazo. Con ternura infinita, acarició el rostro del hyliano— Y no tienes idea de cuánto he anhelado este momento. Pero precisamente por eso... quiero que sea perfecto.

《Ya es perfecto》 protestó, llevando sus manos al cuello de su amante 《Tú y yo, juntos. Eso es todo lo que necesito》

—Pero yo necesito más —mintió, odiándose a sí mismo por la decepción que vio cruzar los ojos de Link, mentir también lo hacía sentir mal, pero debía admitir que comenzaba a acostumbrarse— Necesito demostrarte cuánto significas para mí. Durante estos meses he trabajado en algo especial, algo que te dejará sin aliento. ¿Confías en mí?

El guerrero lo miró por un largo momento, estudiando su rostro. Sidon mantuvo la mirada firme, rogando internamente que el héroe no pudiera ver la desesperación oculta detrás de sus palabras.

《¿Mañana por la noche?》 preguntó finalmente, aunque la decepción seguía siendo palpable.

—Mañana por la noche —confirmó, besando suavemente la frente del hyliano— Te prometo que valdrá la pena la espera. Será una noche que nunca olvidarás.

《Más te vale, príncipe》 Link manoteo, aunque una pequeña sonrisa jugaba en sus labios 《Porque si me haces esperar un día más después de cuatro meses, juro por Hylia que...》

—No tendrás que esperar más, te lo prometo — lo interrumpió, atrayéndolo hacia su pecho en un abrazo protector. Por encima de la cabeza de Link, el príncipe cerró los ojos con angustia.

Tenía menos de veinticuatro horas para encontrar una solución, para encontrar el valor de confesarle la verdad a su amado, o para encontrar más mentiras convenientemente creíbles.

***

 —Mi señor Link — Saludo Lafra, inclinándose. Link abrió los ojos viendo a los 10 zoras que lo esperaban con una sonrisa — que bueno que despertó, mi señor ¿Nos permite arreglarlo?

Por poco y no rueda los ojos. Pero se limitó a sonreír y asentir, sintiendo como varias manos lo levantaban de su cómoda cama de agua para dirigirlo a la piscina (cama) del príncipe.

Ese día Sidon le preparaba un obsequio.

Habían pasado apenas unas horas desde que había regresado al dominio Zora victorioso, con la promesa de no ser molestado hasta que la princesa lo volviera a necesitar. Una libertad artificial, pero libertad al final del día.

Y ahora estaba ahí, aceptando ser aseado y vestido por los modistos y ayudantes del heredero a la corona. La noche anterior su novio le advirtió de eso, que a partir de ese momento debía permitir que sus empleados lo atendieran también, aquello era una cuestión cultural, y Sidon tardo varias horas en explicárselo, desgraciadamente aquella explicación le aburrió tanto, pues daba muchas vueltas sobre el mismo punto (que era de mala educación que se negara) que se limitó a asentir con la cabeza y mirar a su hermoso novio hablar animadamente.

Lo bañaron con delicadeza, y mientras Lafra ponía una crema aromática en su cabello hecha a base de campanas mudas, Toani le preguntó con una voz tierna cual era la mejor opción para vestirlo.

《Mi túnica del elegido.》

—¡Ohh, me parece una opción magnífica! — Dijo la zora aplaudiendo— Pero si me permite darle mi opinión, considero que la mejor opción es su armadura zora, considerando que hoy se hará la revelación de…

—¡Toani, no seas imprudente! — Exclamó Lafra peinando su cabello —Mi señor, lo que Toani quiere decir es que según las tradiciones, la armadura zora es mejor para ocasiones como esta.

Link asintió entonces. Sabía que debía haber dicho esa armadura desde el inicio, era la respuesta correcta considerando la situación, pero estaba algo distraído y dijo lo primero que se le vino a la mente.

Al cabo de unos minutos ya estaba totalmente listo.

—¿Quiere usar alguna joya?

《No》 Dijo, la verdad es que quería ir a limpiar los alrededores de monstruos después del obsequio de su pareja. Necesitaba algo que hacer con locura, y ese era el primer paso para cualquier cosa que quisiera hacer.

—De acuerdo — Dijo Lafra con una sonrisa, saliendo de la piscina y permitiéndole a él salir también— el chef le ha preparado un desayuno sorpresa.

“¿Desayuno sorpresa?” pensó sintiendo un millar de mariposas en su estómago. Eso no era una tradición zora, era una tradición Hyliana. Eso solo significaba una cosa, Sidon seguía investigando cómo cortejarlo.

Y cuando una mesa portátil entró en los aposentos, con varias flores adornando la mesa y un delicioso festín de (comida, comida, comida) sintió que podía morir de amor.

Cómo iba a desayunar solo tomo su tableta Sheikah a modo de ver el mapa y entonces…

“Hola”

Un mensaje apareció en su pantalla. Era la primera vez que ocurría y se sintió bastante intrigado. Lo abrió rápidamente y respondió.

“Hola”, sintiéndose muy molesto por lo difícil que era escribir con ese teclado donde las letras estaban desordenadas.

“Link, soy yo, Zelda”

Y sus ojos se iluminaron mientras comía y escribía, ¡Pero qué difícil era! De reojo podía ver cómo los guardias lo miraban desde la puerta abierta, analizando sus movimientos. Link conocía esa mirada, porque era su mirada cada que Zelda comía, esa mirada que pretendía prever su siguiente movimiento, en caso de que necesitara algo, desde una servilleta hasta que le retiraran el plato. ¿Siempre era así de incómodo ser visto de esa forma?

“¿Cómo estamos conversando?” pregunto.

“Prunia y yo estuvimos investigando, logramos encontrar otra tableta sheikah, necesita reparaciones, en realidad, Prunia ha estado arreglándola casi desde cero. Pero sirve para comunicarnos”.

El joven lanzó una carcajada. Eso era perfecto. Ahora podía comunicarse con su amiga siempre que ambos quisieran.

“¿Se pueden mandar fotos?”

“Inténtalo” respondió Zelda.

Link abrió su galería, encantado de que ahora la opción de “Compartir” apareciera ante su tacto, le mandó a Zelda la primera foto que encontró y vio encantado como aparecía en sus mensajes.

“Al parecer podemos ¿Quieres enviarme alguna foto en especial?”

“Probablemente” dijo, dejando de escribir.

Luego de terminar de comer, felices de que su vigilancia surgiera frutos, entraron Rivan y Dunma

—¡Está todo listo mi señor! — Dijo Rivan con una sonrisa, fue entonces que Link miró hacia la ventana ¡¿En qué momento había pasado tanto tiempo?! La tableta Sheikah era muy adictiva con la opción de mensajes activada — ¡El príncipe Sidon lo espera en la plaza central!

Y el menor sonrió encantado, dirigiéndose hacia donde las mujeres le indicaban. Los zora a su alrededor lo miraban con orgullo y felicidad, reverenciándose ante él con dulzura mientras atravesaba el dominio zora, era una sensación gratificante, sobre todo porque sabía que había ayudado a la mayoría en aquel dominio. De algún modo sentía que merecía esas reverencias.

—¡Mi zafiro! — el grito de su novio lo sacó de sus pensamientos. Instintivamente se lanzó a sus brazos, besando sus labios, haciendo que todos a su alrededor jadearan sorprendidos mientras el príncipe le abrazaba por la cintura — Estoy tan feliz que estés aquí. Mi padre llegará en unos minutos y podremos presentar tu obsequio.

Realmente el Hyliano ya sabía lo que era el obsequio, considerando que el lugar donde debería estar la estatua de Mipha estaba cubierto por un enorme toldo.

Los zora no se caracterizaban por ser discretos.

Y cuando el rey Dorphan llegó, fue como si toda la felicidad en el mundo les perteneciera. Sidon no lo soltó ni un solo segundo. Como si fuera lo más apreciado para él, como si no hubiera joya más hermosa en el mundo que él.

Y esa sensación era tan hermosa que no la cambiaría por nada del mundo.

— ¡Mi pueblo! ¡Mi gente! — Exclamó el rey, extendiendo los brazos tan alto era — ¡Este día será conmemorado por nosotros y las próximas generaciones! ¡El día de hoy el dominio zora da un paso hacia su futuro! ¡El día de hoy, mi hijo, su príncipe, le entregará a su pareja, el campeón Hyliano el voto de amor más grande que puede entregar un monarca!

Y una serie de gritos y vítores hicieron estremecer a Link.

— ¡He de admitir que al principio tenía miedo! — continuó el rey — Miedo de que nuestro campeón Hyliano no sobreviviera a la calamidad, pero se ha encargado de demostrarnos que su lealtad está con el dominio zora, regresando a nosotros una y otra vez ¡Y por eso, espero que este pequeño obsequio sea bien apreciado por el! Pues no solo demuestra el profundo amor que mi hijo siente por él, si no que es un voto de confianza y aprecio por uno y cada uno de los zora que estamos aquí presentes.

Y los gritos que siguieron fueron tremendamente satisfactorios y cálidos en el corazón del Hyliano.

Y entonces Sidon bajo.

—Listo mi perla, es nuestro momento— Dijo con una sonrisa que le hizo ablandar las piernas. Link se sintió flotar mientras Sidon lo guiaba.

Entonces su amado puso entre sus manos una cuerda, que solo debía jalar para revelar el regalo que tanto tiempo había sido prometido.

Y el espectáculo fue glorioso. La luz del sol reflejaba en aquella estatua como si fuera un espejo, lanzando rayos de colores a todos lados. Era un espectáculo hermoso, una estatua de Sidon, llevando en su espalda a Link, la viva escena de ellos dos luchando contra Vah Ruta

Y Link amaba esa estatua.

《Es… hermoso》 firmó, totalmente conmovido.

Los aplausos no tardaron.

***

—Nhg…— gimoteo el rubio.

El hyliano tenía la espalda contra la pared del pasillo, mientras el príncipe de la corona lo besaba salvajemente. Link acariciaba con sus dedos sus omoplatos, su trapecio y su rostro, buscando más y más contacto.

El calor se hacía insoportable, la carne de ambos ardía entre las manos del otro, mordiéndose los labios, gimiendo en sus bocas y deseando más y más.

Link pensó que, después de la fiesta de revelación de la estatua y de estar bebiendo varias botellas de licor de coral por fin obtendría lo que tanto había deseado. Lo sentía, podía sentir su propia erección en sus pantalones, podía sentir como su piel se erizaba ante el tacto de su amante.

Y joder, ya quería que su amante se introducirá hasta el fondo de su alma.

《¿Vamos a nuestros aposentos?》 Preguntó tratando de poner una mirada coqueta.

Y entonces todo el aura de sensualidad explotó en un “Poop”, como si hubiera explotado una burbuja.

—¡Ah! ¡Eso…! — Chillo el príncipe soltando a su hyliano, haciendo que cayera dramáticamente al suelo, agradecido de sus propios reflejos felinos — ¡Lo siento!

《¿Qué pasa?》 Dijo una vez en el suelo, recomponiéndose 《Pensé que estarías de humor para…》

—¡Ah! ¡Que tonto! ¡¿Cómo pude olvidarlo?! — Dijo el príncipe rápidamente, ignorando lo que su amante había dicho — ¡Mi padre me matará! ¡Olvide sellar y entregar los documentos al consejo de ancianos para la estatua! ¡Debo ir ahora!

Y entonces el príncipe salió corriendo.

Y Link se quedó de piedra. ¿Qué había sido todo eso?

***

Sidon caminaba casi de puntillas por el pasillo de sus aposentos, rezándole a las diosas porque Link estuviera dormido.

O no estuviera.

Porque joder, a estas alturas prefería eso a encararlo después de lo que hizo. Sabía que había estado absurdamente mal dejarlo en medio del pasillo ¡Pero es que había entrado en pánico! Estaba terriblemente asustado como para preocuparse por cuán mal le dejaba el dejar a su pareja de esa forma tan grosera.

—Bienvenido su alteza — Lo saludo Dunma en la puerta, por un momento Sidon pensó que la habitación estaba sola pero… — Mi señor Link lo espera en sus aposentos

Y la zora lanzó un guiño, como aprobando lo que, definitivamente Sidon no iba a hacer.

Y recordando el viejo proverbio de “Al mal tiempo darle prisa” Sidon entró en sus aposentos.

La imagen del héroe de Hyrule, sentado al filo de su piscina, con los pies en el agua le saco escalofríos. La mirada de Link era fría como un maldito témpano de hielo

《¿Dónde estabas?》 Preguntó el Hyliano.

—¿Dónde…? E-En la biblioteca…

《¿De verdad me dejaste para irte a la biblioteca?》

Y Sidon se estremeció.

—Si… era un asunto importante.

《Recientemente todo parece un asunto importante, a excepción de mi》 Firmó, casi manoteando 《Es difícil pensar que no me estas evitando, Sidon》

—Mi perla… ¿Quién podría ignorarte?

《Al parecer tu》

Y Sidon tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para no desmayarse. Y es que la presencia del campeón era… aterradora, era como si un aura de ira lo envolviera, aunque siguiera viéndose tan calmado como siempre, tan en control.

—Mi perla, no es eso — Se apresuró a decir — Ya sabes como son las tradiciones de mi gente, se supone que no deberíamos compartir el lecho nupcial hasta el matrimonio.

《Ya tuvimos sexo 》 replicó 《Y lo sabes, todo el maldito dominio zora lo sabe》

Puta madre, era verdad. Sidon tuvo que morder el interior de sus mejillas para no morir de la vergüenza, ¿Cómo es que era tan malo mintiendo?

《Si vas a dar una excusa》 renegó aun molesto 《Mas te vale que digas una mejor, porque esa es la peor excusa que pudiste haber dado》

Y la mente del pobre príncipe trabajaba al mil por hora, tratando de conseguir una excusa razonable, pero parecía que su cerebro no era capaz de crear una excusa convincente con tan poco tiempo de anticipación ¡Jamás había sido bueno con el trabajo bajo presión!

Pero Link estaba harto, no estaba dispuesto a más silencios incómodos. No era una persona que estuviera dispuesto a rogar porque se lo cogieran ¡Era el puto salvador de Hyrule! No merecía eso.

Así que salió del agua.

《Si solo ya no quieres acostarte conmigo debes decirlo》 Dijo mirando hacia abajo 《Anatómicamente somos diferentes, es normal que nuestra primera vez no haya sido satisfactoria para ti》

— ¡¿Qué?! — Grito —¡No! ¡Link, disfruté muchísimo de nuestra primera vez! De verdad, no se como puedes dudarlo.

《Pues desde esa vez no has querido volver a tocarme》

—¡No es así! ¡Créeme, quiero volver a tocarte! No tienes idea de cuánto te he deseado por los últimos meses…

《Entonces ¿Qué demonios pasa?》 Y por la expresión en su rostro, de haber tenido la capacidad de gritarle, Link estaría gritando, histérico.

— Mi perla, te prometo que no es que no te ame, es simplemente que no quiero lastimarte…

El príncipe pensó que su punto había quedado claro. Nada más lejos de la realidad.

《¿Y tú crees que rechazarme de la forma en que lo haces no me lastima?》 Sentenció comenzando a caminar por los aposentos 《Desde que llegó Zelda no has hecho más que ignorarme》

—Link…

《No sé cuántas veces necesitas que te lo repita, pero ya no la amo, no estamos haciendo nada malo. Así que, por favor, deja de rechazar todos los intentos que hago de acercarme a ti》

Y el zora sintió un nudo en su garganta. El sexo era importante para su raza, lo sabía. Y al parecer para la de Link también, si no mal recordaba los Hylianos tenían algo así como “un apetito sexual muy desarrollado”. A diferencia de los zora, que bien podían solo tener sexo en la temporada de apareamiento, los Hylianos necesitaban sexo más seguido. Quizá por eso Link estaba tan molesto por no recibir lo que tanto quería.

Solo las diosas sabían cuanto se moría Sidon por darle a Link exactamente lo que quería, pero la imagen de Link, cubierto de su propia sangre, a punto de morir en sus brazos se repetía una y otra y otra vez. Y no quería eso. Quería que el sexo fuera algo que ambos pudieran disfrutar, quería despertar con el rostro sonriente de Link, con su dulzura. No con la incertidumbre de si tendría o no un cadáver a su lado.

Se acercó a su hyliano y lo cargó, abrazándolo. Porque no sabía qué más hacer.

—Te prometo que volveré a hacerte el amor muy pronto, solo… — Susurro, abrazándolo como si quisiera que sus cuerpos se fusionaran — Dame tiempo mi amor…

Link suspiro, quizá estaba yendo demasiado rápido con Sidon. Tal vez estaba siendo demasiado duro con su pareja solo por sentir que merecía un tipo de afecto específico. Así que, abrazándose al cuerpo de su amante, decidió que podía esperar.

***

Los días siguientes fueron relativamente tranquilos. Sidon preparó varias citas y encuentros para ambos, llenos de luces y color. Al final de la primera semana después de la presentación de la estatua en la plaza central, Link sentía que se volvería loco de coraje.

Era un ser un tanto obsesivo, y haber tenido tanta libertad durante el tiempo que no recordó había hecho estragos en su mente.

Y es que se había acostumbrado a hacer exactamente lo que quería cuando quería, sin importarle absolutamente nada más que conseguir su objetivo. Por lo que, no obtener lo que quería y sentir que no había nada que hacer para obtenerlo lo estaba volviendo loco.

Así que decidió hacer lo único que sabía que podía ayudarle: misiones secundarias.

Mientras el estrés de no saber si lo que estaba haciendo era lo correcto lo agobiaba Link había descubierto que ayudar en pequeñas cosas a muchas personas le encantaba, y le otorgaba esa sensación de “lo estoy haciendo bien” que tanto necesitaba

 Y cuando Arkadia estuvo terminada fue sorpresivo darse cuenta de que todas esas pequeñas ayudas habían hecho algo mucho más grande. Algo útil, algo trascendente.

Por lo que, armado de su tableta Sheikah, su set de escalada, su armadura gerudo y mucha, pero mucha estamina, decidió que comenzaría a hacer nuevamente misiones secundarias a modo de permanecer ocupado la mayor cantidad de tiempo y despejar su mente.

***

Si había algo de lo que Sidon podría sentirse orgulloso era de su poder. No mentiría con la tontería de “mantener la humildad”, cuando amas las joyas tanto como él lo hacía la humildad podía irse al carajo.

— Su majestad, Sr. Link se despertó, pero se transporto antes de que pudiéramos hacerle su desayuno.

El príncipe río mirando la tonelada de papeles frente a su escritorio.

— Déjalo, probablemente se prepare algo en el camino.

Bazun se sentía alterado, no era habitual que un miembro de la familia real saliera solo, él era parte de esa sector del poblado Zora que consideraba que ahora que el héroe de Hyrule se apareaba frecuentemente con su príncipe debía tener una guardia personal, quizá incluso un ejército a su disposición en todo momento.

—¿Camino a donde majestad?

— A la ciudadela Gerudo

—¿Al desierto? — Bazun miró al piso, daba igual, si Link iba al desierto su escolta terminaría por ser inútil— Imagino que hará una diligencia para Hyrule

— No— Una amplia sonrisa se posó en los labios de Sidon— De hecho hará una diligencia para nosotros.

***

La ciudadela Gerudo era tan fresca como siempre, Link podía decir que sin duda era muchísimo más cómoda que el bazar Sekken. Entrar sin la necesidad de vestirse de mujer era algo que agradecía, privilegios de salvar a toda una nación.

Miró los puestos y casi tuvo que golpearse para no comprar más flechas antes de hablar con la matriarca.

—¡Link! — Grito Riju al verlo, sentada en el trono tan hermosa era — Me alegro tanto de verte ¿Cómo has estado? Temía no volver a saber de ti hasta después de la temporada de apareamiento.

El rubio se sonrojo hasta las orejas. ¿Temporada de apareamiento? Ahora que lo recordaba, su pareja lo había mencionado anteriormente, pero jamás mencionó fechas y sobre todo cada cuanto ocurría, decidió que investigaría más tarde. Ahora debía centrarse en su misión.

《Vengo a pedirte un favor》

La matriarca habló — Tu no te andas con rodeos, ¿Quieres que sea madrina de tus futuros renacuajos?

El héroe la miro con vergüenza 《Es físicamente imposible》renegó.

— Lo sé, lo sé — la chica sonrió — ¿Qué necesitas?

Por un momento la morena vio como el semblante de Link cambió, el rubio se acercó hasta su trono, para su sorpresa la conversación terminó convirtiéndose en una visita diplomática. El héroe pidió abrir comercio con los Zora, cosa que impresiono a Riju, quien quedó aún más sorprendida cuando el espadachín mostró en su tableta la ruta segura, tablas de precios y tiempos, así como diagramas de beneficio, cada problema que la matriarca veía Link lo había previsto y tenía una solución.

La chica sostenía varias hojas en sus manos analizando la información, de vez en cuando miraba a Link, aquella mirada… era como si el rubio la mirara como un enemigo. Como si aquello no fuera más que una lucha más. Fue entonces que Riju entendió que Link no aceptaría un no como respuesta.

—Debo admitir que no me esperaba esto Link— Dijo mirando la información sobre la mesa, Adine había entrado también en la negociación analizando los datos junto a su líder — Pero aunque sobre el papel parece una buena idea sigue siendo arriesgado para llevarlo a la práctica. Esto es algo así como la teoría del comunismo, muy linda en papel, pero cuando quieres implementarlo…

Link no sabía lo que era el comunismo, pero sí sabía que no se iría de ahí sin cerrar un trato, estuvo a punto de hablar, pero Adine lo interrumpió.

—Hay motivos por los que no comerciamos con Zora, el desierto, las montañas, las llanuras, son cambios muy drásticos de temperatura, ni su pescado ni nuestra carne lo soportaría.

— Pero— Hablo la matriarca tocándose la barbilla — Con la alternativa de la refrigeración con armas de hielo que propone Link ese problema terminaría fuera de la ecuación.

Link sonrió satisfecho.

— Aun así, matriarca, invertir los impuestos tanto Gerudo como Zora para esto es arriesgado, si fracasa traería una inflación y con ello una crisis económica.

《El dinero no es problema, usaré mi propio dinero》 Ambas mujeres lo miraron sin creérselo 《No soy tan inconsciente como para invertir bienes públicos en algo que podría fracasar》

Un largo silencio se presentó entre los tres presentes en la sala.

—Hablas como todo un rey, Link— Dijo por fin la matriarca — ahora que lo pienso… todo esto… ¿Estás pensando en involucrarte en la política de los Zora?

《No, no, no, no, no》 Se apresuró a decir 《 Jamás podría atreverme a tanto, esto no es política, sólo estoy intentando ayudar a Heran, el dueño de la tienda de los Zora, va a tener una hija y necesita mejorar sus ingresos》

Riju miro a su amigo de arriba a abajo, si, si lo pensaba bien no había nadie mejor que Link para ejercer una buena política exterior de cualquier nación donde se parará, nadie conocía el reino como él, nadie conocía más rutas seguras y peligrosas que él y sobre todo, nadie, ni siquiera ella, conversaba con todas las personas que se le plantaran frente. Definitivamente si había alguien que supiera del pueblo (de cualquier nación) y sus intereses, era Link.

—Si así quieres llamarle — Riju sonrió — Necesitare un documento con el sello oficial con toda esta información que me diste ¿El rey o el príncipe saben de esto?

《No del todo, pero si se lo pido aceptarán, después de todo esto beneficia al dominio zora》

Riju pensó que tal vez el campeón no era consciente de cuánta influencia tenía. “La influencia solo trae consigo el poder” pensó aún sin despegar sus ojos del rostro del espadachín. “¿Qué es lo que está haciendo el príncipe Sidon con esto?”

Cuando el campeón regresó al dominio le habló a Sidon de su idea, tal como sospecho el príncipe se mostró más que emocionado por aquella idea y casi lo carga hasta la sala del concejo a explicar lo que quería hacer. El concejo se vio temeroso pero al darse cuenta de que no habría pérdidas económicas decidieron aceptar. Una semana después el rey entregó al héroe de Hyrule el documento que necesitaba para comenzar las construcciones.

Link sonreía victorioso mirando entre sus manos el papel, la textura era tan diferente a la del papel que acostumbraba, y es que los zora usaban un tipo de papel especial que podría usarse incluso bajo agua salada.

—¿Te encuentras bien mi Perla? — Sidon caminaba a su lado, mientras él aún no podía creer tener aquel documento tan suave.

《Es solo que…. Fue muy sencillo》

—Si, eso pasa cuando uno tiene buenas ideas — El príncipe rió un poco — ¿Has pensado en el nombre de este tratado?

《Si 》 Se apresuró a firmar 《El tratado de los picos gemelos》

—¿Picos…?

《Es por la ruta y porque pensé que sonaba bien》 La risa del príncipe se escucho por todo el reino, el menor sentía que no podía ser más feliz

—Mi perla estoy muy feliz de que hayas hecho todo esto, a mi jamás se me hubiera ocurrido

《Tonterías》

—Es la verdad — Link desvió la mirada, pero alcanzo a ver como Sidon apretaba los puños de la emoción— haré los preparativos para la fiesta, no puedo esperar a que se haga el primer viaje.

《¿No es demasiado pronto?》

—No, tengo fe en que funcionara.

《y si no lo hace?》

El zora se agacho para quedar a su altura.

—Mi zafiro brillante, eres el hyliano más persistente que conozco, va a funcionar, y si no, encontrarás la manera de hacer que funcione. Yo estoy contigo, haremos que esto sea una realidad ¿Ok?

Los ojos del tibio brillaron con intensidad, no dijo nada, solo se acercó a besar los labios de aquel elocuente príncipe.

Las construcciones comenzaron y un mes después el primer viaje de comercio comenzó. Link estaba tan ocupado con todo aquello que ni había tenido tiempo de preocuparse por lo desatendido que se sentía sexualmente.

Sidon seguía ignorándolo en sus aposentos, era como si simplemente el lívido del príncipe no existiera. Pero para suerte del menor, el trabajo dejaba que su mente no tuviera tiempo para crearle inseguridades.

El primer viaje de comercio se realizó un mes después, Link escoltó el carruaje en las alturas con su paravela tratando de no admitir lo nervioso que estaba, pero luego de 3 días el carruaje llegó sin problemas. Y la noticia corrió como la pólvora por todo Hyrule, donde no se hablaba de otra cosa que no fuera el comercio entre 2 naciones geográficamente opuestas.

Poco a poco el dominio Zora se vio beneficiado con estas nuevas rutas comerciales y la abundancia los bendecía. Link no podía estar más feliz cuando los habitantes del dominio lo saludaban al pasar, le regalaban pequeñas joyas que guardaba con cariño o prometían nombrar a sus futuros hijos con su nombre.

Incluso el rey le había regalado una hermosa tiara de zafiros por lo bien que había salido el tratado, pero Sidon…

Sidon era otra historia.

—Nhg… — el menor le besaba arriba de su piscina, mientras el príncipe lo tomaba de la cintura, las caderas del rubio se meneaban sobre la pelvis de su novio, tratando de autoestimularse.

La lengua del príncipe jugaba con la de él, Link sentía que su cuerpo ardía de la necesidad, necesitaba tocar a Sidon, necesitaba que su príncipe lo tomara como suyo. Tomó su propia túnica y comenzó a alzarla, la ropa era estorbosa

—E-Espera— Lo detuvo Sidon y Link gruño de frustración —No, no te desvistas.

Link jadeo harto de la situación, pero decidió continuar besándolo, para su mala suerte el príncipe puso las manos en sus hombros haciendo distancia entre ellos.

El ceño del rubio se frunció con ira 《¿Qué carajos te pasa?》

Sidon negó con la cabeza y lo apartó totalmente poniéndolo al filo de la piscina.

《¿No quieres hacerlo conmigo?》

—No es eso — La voz del príncipe sonaba irritada, Link pensó que el más molesto debía ser él.

《Ha pasado casi un año Sidon, en casi un año no lo hemos hecho otra vez》

El príncipe bajo la mirada.

《¿No dirás nada?》

—…. No…

Link sintió como si le hubieran arrojado agua helada. Se apartó bruscamente del borde de la piscina y se puso de pie, sus manos temblaban no solo de deseo insatisfecho sino de frustración contenida.

《¿“No”? ¿Eso es todo lo que vas a decirme?》

Sidon permaneció en el agua, evitando su mirada. El silencio del príncipe era ensordecedor.

《Habla, maldita sea》 Link dio un paso hacia la piscina pero Sidon levantó una mano, deteniéndolo sin siquiera tocarlo.

—No te acerques más, Link. Por favor.

Esas palabras fueron como una puñalada. Link retrocedió, sintiendo como algo se quebraba en su pecho.

《¿Qué es lo que hice mal?》 preguntó, sintiendo un nudo en la garganta《Si ya no me deseas, si hay alguien más, dímelo de una vez.》

—No seas ridículo— espetó Sidon, finalmente mirándolo, pero sus ojos dorados estaban llenos de algo que Link no podía descifrar. ¿Culpa? ¿Miedo?

《¿Ridículo?》 Link soltó una risa amarga. 《Llevo meses esperando, Sidon. Meses respetando tu espacio, pensando que tal vez estabas ocupado con tus deberes. Pero esto... esto es diferente. Me apartas como si mi toque te quemara.》

—Link...

《Tengo necesidades, ¿sabes?》 continuó el héroe, 《Y no solo físicas. Necesito saber qué demonios está pasando. Necesito que confíes en mí lo suficiente como para hablarme.》

Sidon apretó la mandíbula, sus aletas se pegaron contra su cabeza en señal de angustia, pero no dijo nada.

Link esperó. Uno, dos, tres segundos que se sintieron eternos. Cuando comprendió que no obtendría respuesta, asintió lentamente, con amargura.

《Entiendo》 dijo finalmente 《No voy a rogar por respuestas que claramente no quieres darme. No merezco esto.》

Se dio la vuelta y caminó hacia la salida de los aposentos. Cada paso le pesaba como si llevara la Espada Maestra multiplicada por mil.

—Link, espera…

《No》 Link se detuvo sin voltear, manoteando a sus costados para que el príncipe pudiera ver sus manos. 《Ya esperé suficiente.》

Abrió la puerta con más fuerza de la necesaria, el sonido resonando en las paredes de piedra, y salió dejando atrás el aroma a agua dulce y el silencio asfixiante de las palabras no dichas.

La puerta se cerró tras él con un golpe definitivo.

***

Los pasos de Link resonaban en el palacio, casi sentía que tenía botas de hierro pues la fuerza de sus pisadas sonaban como un “Clack, clack” en las escaleras.

Su mente era un torbellino de pensamientos venenosos que se hundían en su pecho como dagas: "Sidon ya no me desea" - una puñalada. "No logré satisfacerlo la primera vez" - otra más profunda. "Es porque no soy un zora" - esta dolía especialmente. "Solo me usó como experimento" - el veneno se expandía. "Fingió amarme" - y esta última amenazaba con destrozarlo por completo.

Las orejas le ardían, podía sentir el calor subiendo por su cuello hasta su rostro. Estaba tan enojado que sus manos temblaban con la necesidad de empuñar su espada, de transportarse a cualquier maldito lugar y descargar toda su frustración en cuanto monstruo tuviera la desgracia de cruzarse en su camino. Quería destruir algo, cualquier cosa que le permitiera sacar este nudo de rabia y dolor que le apretaba el pecho.

Pero una voz conocida lo detuvo en seco.

— Ya están listos los preparativos, en exactamente 7 días la escolta del señor Link lo llevará a Ona Ona.

—Habrá que quitarle la tableta para que no pueda transportarse.

Link reconoció las voces de inmediato: Muzun y Rivan. Instintivamente se ocultó tras uno de los pilares de coral pulido, su corazón latiendo con fuerza. ¿Escolta? ¿Ona Ona? ¿Quitarle la tableta sheikah? Su mente, que momentos antes bullía de rabia, ahora se llenaba de confusión. ¿Qué demonios estaba pasando?

Su primer pensamiento fue amargo: quizá era la manera elegante de Sidon de deshacerse de él. Enviarlo lejos, quitarle los medios para regresar. Los puños de Link se cerraron con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. Estuvo a punto de salir de su escondite y enfrentarlos, exigir respuestas, pero entonces...

— La celda del príncipe también está lista — Link se quedó paralizado. ¿La celda del príncipe? ¿Iban a encerrar a Sidon? El enojo dio paso a la perplejidad. Nada de esto tenía sentido.

Muzun chasqueó la lengua con evidente desaprobación.

— Han pasado siglos desde la última vez que se usó…

—Todo sea por el bien del Sr. Link.

— No entiendo porque hace esto, según la tradición debería pasar la temporada de apareamiento en compañía de su pareja ¡Pero claro! Decidió que quería casarse con un Hyliano.

Las mejillas de Link se encendieron instantáneamente. Cubrió su boca con ambas manos para evitar que algún sonido escapara. ¿Casarse? Su corazón dio un vuelco, pero no tuvo tiempo de procesar esa información porque Rivan continuó hablando.

—El corazón quiere lo que quiere.

—¡Claro! El corazón quiere que tiremos las tradiciones al diablo.

Rivan soltó una carcajada.

—No es eso. Solo que... mira, el apareamiento zora ya de por sí es salvaje. Pero en la temporada de apareamiento, con las hormonas y los instintos a ese nivel... —hizo una pausa significativa—. Sidon podría matar a Link sin siquiera darse cuenta. Yo también estaría aterrado si mi pareja pudiera morir…

— “¡Príncipe Sidon!” ¡Lenguaje Rivan!

La conversación se detuvo abruptamente para corregir la forma de hablar del guardia, pero Link apenas lo notó. Su mente intentaba procesar la avalancha de información. ¿Sidon no quería pasar la temporada de apareamiento con él? ¿Iba a permitir que lo encerraran? ¿Para protegerlo? ¿De sí mismo?

La imagen de Sidon apartándolo cobró un nuevo significado. Las manos firmes en sus hombros, creando distancia. La voz tensa, casi desesperada. Los ojos dorados evitando los suyos.

"No quiero lastimarte", había dicho Sidon aquella vez.

Link había pensado que se refería a lo emocional. Pero no era así.

 El enojo regresó, pero esta vez era diferente. No era el fuego ciego de la traición percibida, sino la llama indignada de alguien que acaba de descubrir que su pareja tomó una decisión enorme sin consultarlo. Sin confiar en él. Sin darle la oportunidad de decidir por sí mismo.

Respiró profundo, tratando de calmarse, pero era inútil. Sus pies ya se movían, llevándolo de regreso por donde había venido. Esta vez no huía; esta vez iba a exigir la verdad.

Casi no registró el camino de vuelta. Fue como si su cuerpo operara en piloto automático mientras su mente hervía con preguntas y emociones contradictorias. Antes de darse cuenta, ya estaba frente a la puerta de los aposentos de Sidon.

—¡Mi Sr.! ¡Regreso! — La cara del guardia se iluminó al verlo, pero Link apenas lo miró antes de entrar con un fuerte golpe a la puerta.

¡PACK! El sonido resonó en la habitación apenas iluminada. Link entró y cerró tras de sí, sus ojos tardando un momento en ajustarse a la penumbra. Las únicas luces provenían de las piedras luminosas incrustadas en las paredes y el suave brillo del agua de la piscina.

Y entonces lo vio.

Sidon estaba sentado en el borde de la piscina, con las piernas colgando dentro del agua. Su cabeza estaba echada hacia atrás, la boca entreabierta en un jadeo silencioso. Y su mano... su mano sostenía con fuerza evidente sus dos enormes y erectos penes, moviéndose con un ritmo desesperado.

El rostro de Sidon era un poema de emociones: sorpresa absoluta al darse cuenta de que no estaba solo, vergüenza profunda al ser descubierto en un momento tan íntimo, y una excitación tan intensa que hacía brillar sus ojos dorados incluso en la oscuridad.

Por un instante, ninguno de los dos se movió.

Entonces Sidon reaccionó. Con un movimiento torpe producto del pánico, se arrojó al agua, ocultándose hasta el cuello. El chapuzón fue tan abrupto que salpicó agua por todas partes, mojando el suelo pulido alrededor de la piscina.

Pero lo visto, visto estaba. Y Link no podía sacarse la imagen de su cabeza: Sidon tocándose, pensando probablemente en él, después de haberlo rechazado minutos antes.

Por un momento, Link casi olvidó a qué había venido. Pero entonces vio esos ojos dorados asomándose apenas por encima del agua, mirándolo con una mezcla de mortificación y anhelo que reavivó su determinación.

 《¿Por que estas así?》

—¡Lo siento! —gritó Sidon, y si el agua no hubiera estado cubriendo la mayor parte de su cuerpo, Link estaba seguro de que el príncipe estaría completamente azul de vergüenza—. ¡Es que...!

《Ya estabas así cuando me fui ¿No es verdad?》

El silencio de Sidon fue respuesta suficiente. Link podía ver cómo el color azul se extendía por el rostro del príncipe, tiñendo incluso sus aletas. Una pequeña sonrisa tocó los labios del hyliano.

《¿Por eso me apartaste? ¿No querías que te viera… o te sintiera así?》

Sidon desvió la mirada, incapaz de sostener sus ojos. Se veía como un pez atrapado en una red, buscando desesperadamente una salida que no existía.

《Estás así por tu temporada de apareamiento, ¿verdad?》

Sidon se levantó del agua de golpe, sus movimientos tan bruscos que provocó una pequeña ola que se derramó sobre el borde de la piscina. El agua salpicó los pies de Link.

—¡¿Cómo es que sabes eso?!

《Solo lo sé》, mintió Link con una facilidad que habría sorprendido a cualquiera que lo conociera. Dejó que su expresión se suavizara, que sus ojos se llenaran de una tristeza que no era del todo fingida. 《¿Por qué...?》 Hizo una pausa, dejando que el silencio se extendiera incómodamente. 《¿Por qué no quieres pasar la temporada de apareamiento conmigo? ¿Mi cuerpo no te satisface?》

—¡No es eso! ¡Diosas! ¡Definitivamente no es eso! —Sidon cubrió su rostro con ambas manos, su voz ahogada por la angustia—. Link, tú eres... eres…. Tu cuerpo es… Esa noche fue...

Link entendió que este era el momento. La defensa de Sidon se había agrietado. Era hora de presionar, de hacer que las paredes cayeran por completo.

—¿Qué te hizo pensar eso? —preguntó Sidon, su voz súbitamente más suave, más vulnerable.

Link no respondió con palabras. En lugar de eso, comenzó a desvestirse con movimientos deliberadamente lentos. Se quitó la túnica por encima de la cabeza, revelando su torso marcado por cicatrices de incontables batallas. Luego los pantalones, dejándolos caer al suelo con un susurro de tela. Finalmente se quedó solo en ropa interior, su piel pálida contrastando con la penumbra azulada de la habitación.

Podía sentir la mirada de Sidon sobre él como un peso físico. Era una mirada hambrienta, ardiente, que recorría cada centímetro de su piel expuesta. El rostro del príncipe era una máscara de control forzado, pero su cuerpo lo traicionaba: cada músculo estaba tenso, como si estuviera usando toda su fuerza de voluntad para no salir del agua y tomarlo.

Link se acercó al borde de la piscina y se sentó, dejando que sus piernas colgaran en el agua tibia. Estaba tan cerca de Sidon que podía sentir el calor que emanaba del cuerpo del zora.

《Ha pasado mucho tiempo desde que hicimos el amor》

—N-No es… tanto. — Mintió, claro que había pasado una eternidad para él.

《Me rechazas》

Sidon abrió la boca, pero no salió ningún sonido. ¿Qué podía decir? Era la verdad.

《No me gusta… se supone que me amas… pero… no te gusta hacerlo conmigo》

—¡Pero claro que me gusta Link! ¡Esa noche contigo ha sido la mejor de mi vida! ¡Jamás nadie me ha hecho sentir como tu! — Tomo las manos de Link — Mi perla, mi zafiro precioso, no pasa un solo día sin que piense en lo hermoso que te veías esa noche, en el sonido de tu voz, en tu cuerpo estremeciéndose bajo el mío.

Link retiró sus manos bruscamente, como si el contacto quemara.

《Lo que dices y lo que haces van por caminos diferentes》

—¡No es verdad! —protestó Sidon.

《¡¿Y por qué carajos te niegas a tocarme?!》

Si Link hubiera tenido voz, estaría gritando. Habría usado todas las palabras obscenas que conocía, todos los insultos que había aprendido en sus viajes. Maldijo internamente al padre de Zelda y su maldita maldición. En este momento, más que nunca, deseaba poder gritar, poder hacer que Sidon entendiera la magnitud de su frustración.

—¡Porque no quiero matarte! —gritó Sidon finalmente, las palabras saliendo como una explosión que había estado conteniendo demasiado tiempo.

《¿Matarme?》Los labios de Link se curvaron en una sonrisa burlona, casi cruel. Había algo desafiante en sus ojos, algo que decía claramente que Sidon acababa de insultar su orgullo.《¿Crees que TÚ podrías matarme?》

—¡Maldita sea! ¡Sí! —Sidon gritó, y con ese grito, la represa finalmente se rompió. Todas las palabras que había estado guardando, todos los miedos que lo habían atormentado durante casi un año, salieron a borbotones—. ¡Ni siquiera Ganon te dejó tan mal en una batalla como yo al hacerte el amor! ¡Casi te desangras, Link! ¡Casi mueres en mis brazos!

Su voz se quebró en la última palabra. Sidon se llevó una mano al rostro, como si pudiera contener físicamente las emociones que amenazaban con desbordarlo.

《No estaba preparado, no sabía que esperar》señaló Link con gestos firmes. Tomó una de las manos de Sidon, obligándolo a mirarlo.《Ahora lo se, puedo prepararme con hadas y pociones-》

—¡¿Lo ves?! —interrumpió Sidon, su voz una mezcla de histeria y desesperación—. ¡Hablas de nuestra vida sexual como si hablaras de prepararte para una batalla! ¡Mencionas hadas y pociones como si fueras a luchar contra una maldita Moldora!

《Sidon...》

Link podía sentir las ganas de abofetearlo. ¿Cómo podía ser tan denso? ¿Tan terco?

《Somos de especies distintas, es obvio que el sexo sería algo... difícil para uno de nosotros》. Hizo una pausa, asegurándose de que Sidon lo estuviera mirando. 《Pero eso no significa que no valga la pena. Eso no significa que debas tomar esta decisión por mí》

—No te quiero hacer daño —susurró Sidon, y de repente todas las defensas, toda la ira, todo se evaporó. Lo que quedó fue solo dolor. Dolor puro y crudo en esos ojos dorados que Link amaba tanto. Sidon se acercó y abrazó a Link con una ternura casi reverente, como si el hylian estuviera hecho de cristal y pudiera romperse con el más mínimo contacto descuidado. —No podría... no podría soportar verte así otra vez, Link. No podría vivir conmigo mismo si...

Su voz se quebró completamente. Sidon escondió su rostro en el hueco del cuello de Link, y el Hyliano pudo sentir la humedad de las lágrimas contra su piel.

—Pensé... de no ser por el médico real, habrías... —no pudo terminar la frase. No necesitaba hacerlo.

Link sintió cómo algo en su pecho se ablandaba. Entendía el miedo de Sidon ahora. No era rechazo. Nunca lo había sido. Era terror absoluto de perder a la persona que amaba.

Pero también entendía algo más: Sidon estaba tomando decisiones por ambos. Estaba eligiendo por él, como si el Hyliano fuera incapaz de evaluar los riesgos por sí mismo.

Pero el Hyliano rodó los ojos ¡No había forma de que muriera en ese entonces! Tenía la plegaria de Mipha, así se hubiera desangrado, ella lo habría rescatado de los brazos de la muerte como tantas veces lo había hecho antes.

Pero ese no era el punto. El punto era la confianza. El respeto. La capacidad de tomar sus propias decisiones.

《Sidon, si yo no quisiera que me hicieras algo tengo las habilidades para impedirlo》 Link tomo el rostro de su amado 《No estas con un Hyliano normal, estas con alguien que derrotó a una calamidad sin derramar una sola gota de sangre. Estás con alguien que ha enfrentado centaleones, Guardianes, Hinox, y toda clase de criaturas que podrían destrozar a diez hombres sin esfuerzo. Estás con el Héroe de Hyrule》Dejó que esas palabras se asentaran. Podía ver el conflicto en los ojos de Sidon: el deseo de creerle batallando contra el miedo visceral de hacerle daño.《Me subestimas》, añadió Link, y había un toque de reproche en su expresión. 《Y peor aún, decidiste por mí. Sin consultarme. Sin darme voz ni voto en algo que afecta a ambos》

Pero Sidon... Sidon había pasado casi un año alimentando este miedo. Casi un año convenciéndose de que la única manera de mantener a Link a salvo era alejándolo, encerrándose durante la temporada de apareamiento, negándose cualquier contacto íntimo que pudiera terminar en tragedia. Con un movimiento firme pero gentil, tomó a Link de los hombros y rompió el abrazo. Sus ojos dorados se encontraron con los azules del Hyliano, y en ellos Link pudo ver determinación mezclada con una tristeza tan profunda que casi era tangible.

—Sal —dijo Sidon, y su voz sonaba como si cada letra le costara un pedazo de su alma.

《¿Que?》

—Lo que escuchaste, sal de aquí, No quiero volver a verte en mis aposentos.

Las palabras cayeron entre ellos como piedras arrojadas al agua, creando ondas de shock que se expandieron por todo el cuerpo de Link. Sus cejas se fruncieron en un ceño tan pronunciado que sus rasgos se endurecieron completamente. Sus ojos azules, normalmente tan expresivos y cálidos, se ensombrecieron hasta convertirse en algo casi negro, dos pozos de hielo y furia que hicieron que el príncipe tuviera que reprimir un escalofrío involuntario.

Era la mirada que Link reservaba para sus enemigos. La mirada que había dirigido a las iras de Ganon antes de acabar con ellos. Y ahora... ahora estaba dirigida a él.

《Sidon, no bromees》 las manos de Link formaban los gestos con una precisión cortante, cada movimiento rígido de ira contenida.

—Link. —Sidon enderezó su postura, echando los hombros hacia atrás. Cuando habló, lo hizo con la voz que usaba para dirigirse a los soldados, para emitir órdenes en el campo de batalla. Era la voz del Príncipe de los Zora, no la de su amante—. Es una orden. Sal de aquí.

Por primera vez en su vida, Link no se inclinó ante una orden.

En su lugar, se quedó exactamente donde estaba, con el agua de la piscina llegándole al pecho. Su mirada no se apartó ni un centímetro del rostro de Sidon. Y lentamente, deliberadamente, negó con la cabeza. El gesto fue pequeño, pero su significado era monumental. Era un desafío. Era una declaración de guerra.

—Link... —La voz de Sidon vaciló por un momento antes de recuperar su firmeza—. No me hagas llamar a los guardias.

Pero Link ni se inmutó. En cambio, levantó una mano y señaló hacia el suelo junto a la entrada, donde yacían su ropa en un montón desordenado. Y junto a ella, brillando con ese resplandor azul sagrado que nunca se apagaba completamente, descansaba la Espada Maestra.

《Tu no me obligues a tener que matar a tus guardias》

Sidon miró a Link con los ojos muy abiertos, genuinamente sorprendido. No era una amenaza vacía. Ambos lo sabían. Link era perfectamente capaz de cumplirla. Los guardias del palacio, por más entrenados que estuvieran, no eran rival para el Héroe de Hyrule. Y la expresión en el rostro de Link... esa mezcla devastadora de ira y dolor profundo... decía claramente que en este momento, en este preciso instante, Link estaba dispuesto a atravesar a cualquiera que se interpusiera entre ellos.

Azul y dorado se enfrentaron en otra guerra silenciosa. Esta vez no había palabras, solo dos miradas sosteniéndose con la intensidad de espadas cruzadas. Voluntad contra voluntad. Determinación contra determinación.

Y esta vez, Link ganó.

Sidon fue el primero en apartar la vista, regresando su mirada al agua con una expresión de dolor tan profunda que Link sintió cómo algo en su pecho se retorcía. Cuando el príncipe habló, su voz sonaba rota, fragmentada, como si cada palabra fuera un pedazo de cristal cortándole la garganta.

—Por favor, Link... —susurró Sidon, alejándose hacia el otro extremo de la piscina—. No podría vivir sabiendo que te hice daño. No podría... no podría mirarme al espejo sabiendo que estas manos... —levantó sus manos, sus garras brillando tenuemente en la penumbra—. Estas manos que se hicieron para protegerte, para amarte... te lastimaron. Por favor... no me obligues a arriesgarme a eso otra vez.

《No me harás daño》, insistió Link, pero su firmeza se encontró con la angustia de Sidon.

—¿Y si lo hago? —La voz del príncipe se elevó, cargada de una desesperación casi histérica—. ¿Y si despierto y tú... estás...?

Link miro el techo jadeando, aquello estaba mal. El no era débil, él podía perfectamente soportar el apareamiento de los Zora. Lo sabía, su cuerpo estaba en su mejor momento físico. Había entrenado, había luchado. Y le frustraba exageradamente que su pareja no lo entendiera. Abrió los ojos y miró a Sidon. Realmente lo miró. Vio al príncipe zora que amaba, aterrorizado y destrozado por el miedo de perderlo. Y en ese momento, Link entendió que necesitaba hacer algo drástico. Necesitaba romper las defensas de Sidon de una manera diferente.

Necesitaba hacerlo ver cuánto le estaba doliendo este rechazo.

《Yo… de verdad te amo》 Los ojos de Link se llenaron de lágrimas 《No quiero que me rechaces más》 Y entonces, sin darle tiempo a Sidon para reaccionar, se lanzó al agua.

El chapuzón fue torpe, desesperado. Link nadó hacia Sidon con brazadas rápidas y algo descoordinadas, como si temiera que si no se apresuraba, el príncipe pudiera desvanecerse como humo. El agua salpicaba a su alrededor, sus movimientos carecían de la gracia habitual del héroe en batalla.

Sidon retrocedió instintivamente, pero el espacio era limitado. La piscina tenía solo cierto tamaño, y pronto se encontró acorralado contra la pared de coral pulido, sin ningún lugar adonde ir.

《Sidon... por favor》

Link llegó hasta él, y el rostro que Sidon vio fue absolutamente devastador. Los ojos azules de Link brillaban con lágrimas no derramadas, sus labios temblaban ligeramente, y había una vulnerabilidad tan cruda en su expresión que Sidon sintió como si le hubieran clavado un arpón directamente en el corazón.

Era una súplica. Una súplica desnuda y honesta de alguien que rara vez pedía algo para sí mismo.

Y Sidon descubrió que no tenía defensas contra esto.

El rostro suplicante de Link lo tentaba de una manera que era casi física. Era como si manos invisibles lo jalaran hacia el Hyliano, como si todo su ser clamara por cerrar la distancia entre ellos. Y el problema era que esto estaba ocurriendo justo antes de la temporada de apareamiento, cuando el deseo sexual de los zora aumentaba exponencialmente. Era como un pronóstico de la tormenta que vendría, una advertencia del tsunami de instintos que pronto lo consumiría.

Link en ese momento era como un caramelo envuelto en el papel más tentador, y él era un muerto de hambre que llevaba días sin comer. La necesidad de tocarlo era casi insoportable, una presión constante en su pecho que crecía con cada segundo. Su mente se llenaba de un solo pensamiento que se repetía como un tambor: "Quiero tocarlo. Quiero tocarlo. Quiero tocarlo."

Las manos de Link se acercaron a él, delicadas y temblorosas. Sidon las detuvo antes de que pudieran hacer contacto, atrapándolas entre sus propias manos mucho más grandes. Pero incluso ese simple contacto enviaba descargas eléctricas por todo su cuerpo.

—No te quiero lastimar —susurró, y su voz sonaba estrangulada, como si estuviera usando toda su fuerza de voluntad para pronunciar esas palabras.

《Y yo quiero que me destroces》

Esas palabras fueron su perdición.

Y no pudo más, tomó al pequeño espadachín en sus brazos y lo beso como hacía una hora, las manos de Link se posaron en su pecho mientras sentía como mordían sus labios, un gemido se escapó de su garganta. Aquel sonido que le sabía a ambrosía le dio una idea, se separó de Link, saboreando su sangre.

Se separó de Link con un esfuerzo sobrehumano, saboreando la sangre donde el Hyliano había mordido con demasiada fuerza. Le dolía. Y amaba ese dolor.

—Yo... D-De acuerdo... —tartamudeó, su mente trabajando rápidamente para calcular fechas, para asegurarse de que los números cuadraran con su mentira—. La temporada de apareamiento será en dos semanas exactamente.

Mentira. Era una mentira completa. Su temporada de apareamiento comenzaría en siete días. Siete días que pasaría encerrado en esa celda antigua mientras Link se encontraba lejos, en un lugar seguro donde no pudiera escuchar los rugidos de Sidon, donde no pudiera ser tentado a regresar.

Pero Link no necesitaba saber eso. No todavía.

Link enredó sus brazos alrededor del cuello de Sidon, sus dedos jugando con las escamas más pequeñas detrás de sus oídos mientras memorizaba la información. Dos semanas. Podía prepararse en dos semanas. Podía conseguir suficientes hadas, suficientes pociones. Podía asegurarse de que todo estuviera perfecto.

Sidon lo miraba con una expresión extraña, había algo en sus ojos dorados que Link no podía identificar del todo. ¿Culpa? ¿Alivio? ¿Determinación? Era difícil de decir en la penumbra.

—Link, quiero que me prometas algo. —La voz de Sidon se volvió increíblemente seria, sus manos apretando suavemente los hombros de Link—. Prométeme que si te lastimo...

《No lo harás》, lo interrumpió Link con un gesto tajante. 《Soy fuerte. No me harás daño》

—Si te lastimo, Link. —Los ojos de Sidon ardieron con una intensidad que Link solo había visto en si mismo, en el campo de batalla—. Si te lastimo, te daré mi vida. Si algo malo llega a pasarte, yo mismo me mataré con tu espada.

El silencio que siguió fue absoluto.

Link se quedó completamente inmóvil, procesando esas palabras. Sus ojos azules se abrieron muy grandes, reflejando la tenue luz de las piedras luminosas como espejos.

Y entonces... brillaron.

No con lágrimas, sino con algo más oscuro, algo más complejo. Había fascinación en esa mirada. Había posesividad. Había un entendimiento retorcido de lo que esa promesa significaba.

Extrañamente, terriblemente, Link encontró aquello tremendamente romántico.

Quizá la guerra le había dejado un sentido del amor algo retorcido. Quizá haber pasado tanto tiempo rodeado de muerte y violencia había alterado su percepción de lo que constituía un gesto de amor. Quizá el hecho de que Sidon estuviera dispuesto a dar su propia vida, no para salvarlo, sino como penitencia por lastimarlo, despertaba algo primitivo y oscuro en su pecho.

Era una promesa de sangre. Una promesa de que Sidon lo valoraba tanto que su propia vida no significaba nada si Link sufría. Era posesivo y autodestructivo y completamente irracional.

Y a Link le encantó.

《Prométemelo》, gesticuló Link, sus ojos nunca apartándose de los de Sidon. 《Júralo por la corona de tu padre, por el tridente de tu hermana. Júralo por Vah Ruta》

Sidon tragó saliva con dificultad. Había algo en la mirada de Link que era... diferente. Algo ligeramente salvaje, algo que hacía eco de las promesas de sangre que los guerreros zora hacían antes de entrar en batalla.

—Lo juro —dijo Sidon, su voz firme a pesar del temblor que sentía en su interior—. Por la corona de mi padre, por el tridente sagrado de Mipha, por la Bestia Divina Vah Ruta que protege nuestro reino. Lo juro, mi perla. Si mi amor te causa dolor, mi vida será la compensación.

Link sonrió. No fue su sonrisa habitual, esa pequeña curvatura de labios que usaba cuando estaba contento. Esta era diferente. Era más oscura, más intensa. Era la sonrisa de alguien que acababa de ganar algo muy valioso.

 

 

Notes:

Link esta bien locote jajajajjaa. Pero era necesario ¡Poco a poco va agarrando carácter! Y es que el Link del inicio habría acatado la orden de Sidon pero sin chistar, porque Sidon es un príncipe y el un sirviente, y para este punto Link ya siente un poco del poder que tiene en el dominio zora ¡Y es la primera vez que no se arrodilla ante una orden! Poco a poco tenemos al Link que merecemos jsjsjsjs.

Neta no saben como odio que lo pongan como adolescente inseguro en todos los fanfics ¡Es el puto héroe de Hyrule! La neta se me hace inconcebible que no tenga aunque sea un poco de dignidad y orgullo jajajaja

Poco a poco vamos viendo esa personalidad fuerte que merece nuestro pequeño campeón jsjsjs espero que les vaya gustando!

Próximo capítulo: 20 de octubre.

Besitos en el deste

Dulce de Luna.

Chapter 14: Capítulo 13: Grillos vagabundos (escena sexual)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 13: Grillos vagabundos (escena sexual)

Lo hermoso de tener la tableta Sheikah totalmente mejorada era que podía usar el radar como quería. Y en ese momento le servía de maravilla.

Necesitaba tantas hadas como pudiera conseguir, necesitaba tantos grillos vagabundos como le fuera posible encontrar y, además, necesitaba muchísimas partes de monstruo.

Mientras capturaba a su décimo quinta hada en la fuente de la gran hada decidió que lo mejor era hacer un gran encargo a Terry de saltamontes, de esa forma no tendría que cazarlos y podría dedicarse únicamente a capturar las hadas.

Tampoco debía olvidar la comida. No sabía mucho de la temporada de apareamiento de los zora ¿Había espacios para comer? En principio los Hylianos no tenían una temporada de apareamiento, la gente solo tenia sexo por que si, y claro que podían comer antes o después… Sea como sea debía estar preparado.

“Quizá deba preguntar respecto a esto” pensó, mirando al cielo, ¿A quien podía preguntarle? No es como que hubieran muchas personas ilustradas en la sexología zora.

Preguntar a Zelda estaba totalmente descartado.

Y preguntar a Prunia o Impa también. Era una falta de respeto considerando que ahora parecía que había evitado hablar el tema de su relación con Zelda cuando iba a visitarlas. En su defensa, ellas también pudieron haberle dicho y prefirieron jugar a “Adivina exactamente lo que queremos que adivines, no te daremos ni una pista ¡suerte!”

Y entonces la opción más evidente saltó a sus ojos. Riju.

Tomó la tableta entre sus manos y se dirigió rápidamente a la ciudadela Gerudo. Después de la visita de Zelda se le había concedido el permiso especial de entrar con ropa de hombre, lo cual era un alivio. No tenía una masculinidad frágil, pero si podía evitar usar ropa de mujer lo más que pudiera, lo haría.

Entró casi corriendo, dirigiéndose a la sala del trono.

— ¡Link! — Chilló Riju con dulzura — Qué bueno verte. ¿Listo para la temporada de apareamiento de tu príncipe?

Y si bien, las palabras de la matriarca lo hicieron avergonzar, era lindo no sentirse culpable por amar a quien amaba.

《Justo de eso quería hablarte》 Firmó con una sonrisa 《Necesito información, no sé nada al respecto》

Y las mejillas de la monarca se sonrojaron de una forma hermosa. Antes de que Link supiera lo que estaba pasando, lo tomó del brazo y corrió con él hacia la biblioteca, escondida debajo de la sala del trono.

La biblioteca Gerudo era un lugar amplio y bastante limpio. A diferencia de la Zora, esta no era tan extensa y no tenía la necesidad de usar papel especial, así que resultaba hasta pequeña en comparación. Pero no por eso carente de información.

— La temporada de apareamiento zora ocurre cada vez que la comunidad zora está en paz, pues su biología no les permite reproducirse en tiempos de carencia — dijo la chica con una sonrisa, mientras señalaba la sección de los zora — Es un fenómeno fascinante de adaptación evolutiva.

《¿Hubo temporada de apareamiento en estos 100 años?》

— Sí, no sé cómo lo lograron, las malas lenguas dicen que usaron alguna clase de droga para simular los efectos de hiperfetilidad que les da su temporada de apareamiento, pero no hay nada confirmado— Dijo la matriarca, tomando un libro como si supiera exactamente dónde estaba la información que buscaba. Hojeó las páginas y señaló con el dedo, comenzando a leer — “La temporada dura exactamente cuatro días, período durante el cual los zora experimentan un incremento exponencial en sus niveles hormonales, específicamente en las feromonas reproductivas. Durante este tiempo copulan repetidamente para obtener la mayor cantidad de crías posibles. Los estudios registran que es normal obtener de dos a seis crías por pareja en una sola temporada.”

《Pero Sidon y yo… no es posible que me embarace, digo》

— Lo sé, lo sé, déjame buscar — Y la niña hojeó aún más el libro en sus dedos — Aquí está: “los zora macho están biológicamente diseñados para buscar la fecundación con la pareja que han marcado mediante mordida. El frenesí sexual no cesa hasta que han conseguido una fecundación exitosa o…”

Riju guardó silencio un momento, leyendo más adelante. Su rostro palideció ligeramente.

— Link… dice aquí que si el zora ya ha marcado a su pareja previamente con una mordida de vinculación, el frenesí reproductivo se intensifica de manera exponencial desde el primer momento. El individuo zora pierde control consciente sobre sus acciones, operando únicamente por instinto primario. Su cuerpo entra en un estado hiperfértil que busca exclusivamente la satisfacción reproductiva usando a su pareja de forma… — tragó saliva — continua e incansable.

Por un momento el rubio se llevó una mano al mentón, como si hiciera algún tipo de cálculo mental, la joven mentiría si dijera que no esperaba alguna clase de reacción de terror en ese rostro tan atractivo, pero contrario a eso…

《Entiendo》 Firmó Link con total calma.

— ¡¿Entiendes?! — Riju lo miró con los ojos muy abiertos — ¡Recuerdo haberte visto algunas mordidas hace un tiempo!… ¿El te marco, no es cierto? — El hyliano asintió, tranquilo — ¡Link, esto también dice que el zora que ha marcado a alguien experimentará dolor físico severo si no es acompañado por su pareja durante la temporada! Su sistema endocrino entra en desequilibrio crítico, causando malestar extremo porque su cuerpo está programado exclusivamente para la reproducción en ese período. ¡Es una respuesta biológica que no puede controlar! ¡¿Es que no entiendes lo alarmante de todo esto?!

Link asintió despacio, procesando la información con esa tranquilidad característica que tanto desconcertaba a la gerudo. La realidad es que Link solo entendía más y más porque Sidon buscaba alejarlo totalmente en esos días. Si fuera cualquier otro Hyliano estaría temblando y rogando por su vida. Sin embargo, después de derrotar a una calamidad, aquello no era más que un juego de niños.

Un juego de niños que definitivamente quería jugar.

《¿Hay algo más que deba saber?》

— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? — Riju cerró el libro de golpe, mirándolo con una mezcla de preocupación y asombro — Link, ¿entiendes lo que significa? Sidon no tendrá control. Será puro instinto durante cuatro días completos.

《Lo sé》 Firmó él, y una sonrisa pequeña pero genuina apareció en sus labios 《Por eso necesito prepararme bien. ¿Qué más recomienda el libro? ¿Hidratación? ¿Resistencia física?》

Riju parpadeó varias veces, incrédula.

— ¿Estás… estás planeando cómo prepararte para esto?

《Por supuesto》 Link se encogió de hombros 《Lo amo. Y él me necesitará según lo que acabas de leer. No voy a dejarlo sufrir ese dolor》

La expresión de la matriarca pasó de la preocupación al completo desconcierto, y luego a algo parecido a la admiración, aunque todavía claramente perturbada por toda la información que acababa de leer.

— Eres… increíble, Link. O alguien completamente loco. Probablemente ambas cosas.

Link soltó una risita silenciosa y firmó:

《Necesitaré muchas más hadas, entonces. Y tal vez algunas pociones de resistencia más de las que pensé… He estado pensando si llevar comida o no ¿Habrá algo así como pausas para comer? 4 días sin alimentarme suena…》

— ¡Link! — Riju se cubrió el rostro con las manos, entre avergonzada y exasperada — Está bien, está bien. Busquemos qué más dice sobre… preparación para la pareja no-zora. Diosas, no puedo creer que esté teniendo esta conversación.

Pero a pesar de sus palabras, continuó hojeando el libro con dedicación, porque al final del día, Link era su amigo. Y si él estaba decidido a hacer esto por amor, ella lo ayudaría

***

De algún modo el saber que sería tan sexualmente satisfecho durante la temporada de apareamiento de su amado solo hizo que Link añorara más y más que llegara ese día. Mentalmente contaba los segundos, había comenzado a hacer una rutina de ejercicios de elasticidad para conseguir cualquier posición que su príncipe deseara durante esos 4 días en los que ya había perdido toda esperanza de comer.

Tenía más de 45 hadas en la alforja, también varios grillos que en cuanto estuviera en el pueblo más cercano se encargaría de cocinar a modo de poción y además había decidido usar el set Gerudo para la ocasión.

Considerando que ya no debía usarla para entrar a la ciudadela Gerudo, era bueno poder tener un uso para ella de todas maneras.

Estaba en la fuente de la gran hada consiguiendo más hadas (para variar), cuando decidió que era suficiente para ese día. Suspiro aliviado. Faltaban 8 días exactos para la temporada de apareamiento, y como había estado muy concentrado en buscar todos los suministros que necesitaba no había ido al dominio zora en todo ese tiempo, por lo que extrañaba a su novio. Así que tomó la tableta Sheikah dispuesto a ir directo al dominio zora a dormir, pero…

“Necesitamos hablar”

El mensaje de Zelda era contundente. Lanzó un suspiro y, luego de preguntarle dónde estaba, se teletransporto al santuario más cercano.

Corrió hasta la casa de Prunia, donde Zelda dijo estar investigando. Entró sin tocar y la vio.

La hyliana estaba más radiante que nunca, cubierta de aceite, con un montón de libros en sus manos y un aparato hecho con la pata de uno de los guardianes (de los pocos que no se habían convertido en polvo tras la muerte de Ganon) que estaban siendo desmantelados.

— ¡Link! ¡Qué bueno verte!

《Alteza》 dijo con una reverencia 《Sirvo a su gusto, ¿Qué es lo que desea de mí?》

Y entonces vio como las mejillas de la chica se sonrojaban con dulzura, dejó de lado los documentos y fue hacia el

—Hay un rastro del aura de Ganon.

Link sintió que el estómago le caía a los pies, se acercó a la princesa, con ojos determinados.

《¿Dónde?》

—Solo es un rumor— Dijo la princesa, haciéndolo suspirar — Sin embargo, necesitaremos de la espada maestra para determinar si es verdad o no, iremos el día de mañana por la mañana.

El campeón sintió que todos los vellos de su cuerpo se enchinaban.

No, esa semana no podía tener ese tipo de misiones, menos por un rumor. Esa semana debía prepararse para la temporada de apareamiento de su pareja, que estaba a la vuelta de la esquina, menos de 15 días no le alcanzaban para terminar de preparar todo lo que quería preparar para sobrevivir a un apareamiento violento y delicioso como el que quería.

《¿Podemos posponer?》 Pregunto 《Solo es un rumor, no creo que pase nada si no…》

—Se trata de Ganon, Link — Dijo la princesa con el ceño fruncido, sin entender — así sea un rumor, debemos ir y corroborar, no nos tomará mucho tiempo, a lo mucho una semana.

¡¿Una semana?! ¡Era muchísimo tiempo! Si era así le quedaría menos de unas horas para organizar todo y no alcanzaría a obtener ni la mitad de las hadas que quería usar. Tampoco era un maldito suicida, quería sobrevivir.

《¿No podrías ir tú? Yo podría alcanzarte más tarde, después de todo me puedo transportar, o dime el lugar e iré enseguida》

La princesa cruzó los brazos y levantó una ceja.

—¿No eres el mismo caballero que juró protegerme de todo el mal? — Pregunto, y la pregunta atravesó a Link como una maldita espada — ¿Qué es tan importante para que estés dispuesto a dejarme ir sola a un lugar donde el aura de Ganon podría haberse presentado?

Y Link alzó las manos, y luego las bajo.

No.

No podía decirle que aquello tan importante era irse a coger con el príncipe por el que la había dejado. Era inmoral, antiético y estaba mal en cientos de formas distintas.

Así que solo se encogió de hombros. Derrotado. Tendría que sacrificar horas de sueño la siguiente semana para buscar de noche las hadas que le faltaban.

《Lo siento, no es nada》

La rubia tardó mucho tiempo en responder.

— Ve a la casa que me regalaste, aún hay armas ahí, así que tendrás todo para prepararte, mañana partiremos a primera hora.

El guerrero no cuestiono a la princesa, hizo una reverencia y comenzó a caminar rumbo a la salida. Que difícil era ser un puto sirviente.

***

Algo estaba mal.

Link podía sentirlo en el aire, en las miradas de los soldados, en la forma en la que Zelda lo veía por el rabillo del ojo cuando pensaba que él no se daba cuenta.

Estaban tardando más de lo normal en salir del castillo. Por la noche, Zelda había pedido el traslado desde Hatelia al castillo de Hyrule. Habían llegado a las 10 de la mañana. El soldado no entendía por qué la princesa necesitaba los mapas físicos si ambos tenían la tableta Sheikah donde había un mapa muy útil del país.

Y cuando se ofreció a enseñarle a usarlo, fue sorpresivo cómo Zelda, siempre dispuesta a aprender, siempre con esa sed de conocimiento tan atractiva, le dijera textualmente:

—No, gracias, no me interesa usar ese mapa. Necesitamos el mapa que te mencioné.

Extraño. Muy extraño. Y cuando Link se ofreció a ir al castillo y recogerlo él mismo, en menos de media hora gracias al teletransporte, Zelda se negó rotundamente.

—No. Prefiero buscarlo yo misma. Es importante que sepamos exactamente cuál es.

Era como si la princesa no quisiera que estuviera lejos de ella en ningún momento.

Horas después, Link observó a los soldados que pasaban por el pasillo, conversando entre ellos sobre asuntos triviales. Reparaciones del establo del este. El clima. La cosecha. Nada sobre el aura de Ganon. Y eso era lo más extraño de todo.

Cuando algo relacionado con la calamidad ocurría, aunque fuera un rumor infundado, los soldados hablaban. Siempre lo hacían. Era imposible mantener ese tipo de información contenida. El miedo se esparcía más rápido que cualquier orden de silencio. Link lo había visto después de la Calamidad, lo había visto durante los enfrentamientos con los restos del ejército de Ganon.

Los soldados siempre hablaban.

Pero ahora había silencio. Silencio y normalidad, como si no hubiera ninguna amenaza inminente. Como si la hyliana no le hubiera dicho apenas anoche que había detectado el aura de Ganon en algún lugar remoto de Hyrule.

《¿Necesitas ayuda?》 Firmó, mirándola rebuscar entre el escritorio 《Si recuerdas más o menos por dónde es, puedo ir a explorar. Prometo regresar en menos de…》

—Link— llamó la princesa, volteando hacia el recargándose sobre el escritorio — Se que esto te pone nervioso, yo misma estoy nerviosa, nadie quiere que Ganon regrese mucho menos cuando no han pasado ni dos años desde que lo mataste… así que por favor, se paciente, en cuanto tenga el mapa saldremos ¿De acuerdo?

El rubio la observó en silencio. Había algo en la forma en que evitaba su mirada, en cómo sus dedos tamborileaban nerviosamente sobre la madera del escritorio.

Algo definitivamente estaba mal.

Suspiró y asintió, aunque la inquietud en su pecho no desapareció. Pasó otra media hora en la que Zelda buscó el mapa. La mujer movía de un lado a otro todos los documentos una y otra vez, viéndolos sin ver. Sus movimientos eran erráticos, sin el método usual que caracterizaba su trabajo de investigación.

Link se recargó contra la pared, observándola. Contando los minutos. Notando cada inconsistencia.

Y entonces ocurrió.

Fue menos de un segundo. Entre los documentos apareció la esquina de una hoja azul que él conocía perfectamente. Era el papel zora. Hecho de una amalgama de telas y algas, haciéndolo resistente al agua.

Y su corazón se detuvo.

¿Por qué había un documento zora en Hyrule? ¿Por qué estaba entre los papeles que la rubia revisaba con tanta insistencia? Un pensamiento frío atravesó su mente: ¿Y si no había ningún aura de Ganon? Discretamente se acercó, dispuesto a ver por encima del documento.

《Te ayudaré a buscar》 Firmó con una sonrisa que se notaba falsa.

—No es necesario.

Pero la ignoró, quitando el libro que cubría el papel y tomándolo entre sus manos. Apenas había leído "Querida Zelda" cuando la mujer le arrebató el papel de las manos, escondiéndolo detrás de sí misma.

—¡No puedes hacer eso! ¡La privacidad existe! ¡No puedes venir y tomar mis documentos!

Pero la reacción de la mujer solo confirmó sus sospechas. Algo en ese documento era importante. Algo que no quería que él viera.

Y ahora que Zelda había hecho eso, más quería leerlo.

《Dame el documento, por favor》 Firmó, con la mirada seria 《Quiero saber qué dice》

—No es nada importante — Dijo la mujer, retrocediendo dos pasos. Su voz tembló ligeramente.

《Entonces dámelo》

—Link, no puedes darme órdenes. Recuerda tu lugar. — Las palabras salieron más frías de lo que probablemente pretendía — Por favor, no hagas más preguntas sobre esto.

Y el Guerrero sintió algo romperse en su pecho. Zelda nunca le había hablado así. Nunca había usado su posición contra él de esa manera.

Algo estaba muy, muy mal.

Alzó los brazos, como denotando que se rendía. Dio un paso a un lado, permitiéndole a la monarca suspirar aliviada y avanzar hacia la puerta.

Y entonces Link la tomó de la muñeca, valiéndose de su fuerza y velocidad para quitarle el documento de las manos.

—¡Link! — Chilló la monarca, extendiendo la mano para recuperarlo.

Pero él no la escuchaba. Alzó el documento y comenzó a leer, alejándose lo suficiente para que ella no pudiera alcanzarlo.

"Querida Zelda:

Espero que esta carta te encuentre bien. Como hemos discutido, la temporada de apareamiento comenzará en tres días. Te ruego que mantengas a Link ocupado y lejos del dominio durante este período. Sé que esto puede parecer cruel, pero es por su propia seguridad. El frenesí es impredecible y temo no poder controlarme. No quiero lastimarlo. No podría perdonarme si algo le ocurriera por mi culpa.

Por favor, inventa cualquier misión que consideres necesaria. Algo que lo mantenga lejos durante al menos cuatro días. Te agradeceré eternamente por cuidar de él cuando yo no puedo hacerlo.

Con gratitud, Sidon"

Y entonces el mundo explotó, o así lo sintió Link.

El papel tembló en sus manos. Las palabras se volvieron borrosas mientras las leía una, dos, tres veces, como si cambiarían de significado en algún momento. No había ningún aura de Ganon. Nunca la hubo. Todo había sido una mentira. Una elaborada mentira para alejarlo del dominio. Para alejarlo de Sidon.

—Link... — La voz de Zelda sonaba pequeña detrás de él — Lo siento, yo...

Pero el campeón no podía procesar sus palabras. Su mente estaba atascada en una sola imagen: Sidon, solo en su habitación, retorciéndose de dolor porque su cuerpo buscaba desesperadamente a su pareja y ella no estaba ahí.

Porque Link no estaba ahí.

Las palabras de Riju resonaron en su cabeza: "El zora que ha marcado a alguien experimentará dolor físico severo si no es acompañado por su pareja durante la temporada."

《¿Cuándo te envió esto?》 Firmó bruscamente, volteando hacia Zelda. Sus manos temblaban de una mezcla de ira y pánico.

—Hace... hace tres días — admitió ella, sin poder sostenerle la mirada.

《Tres días》 Link cerró los ojos con fuerza 《La temporada ya comenzó》

—Link, él solo quiere protegerte. Me explicó que...

《¡Que va a sufrir!》 Las manos de Link se movieron con violencia 《¡Va a estar solo y con dolor porque cree que me está protegiendo!》

—Dijo que el frenesí era peligroso, que no quería lastimarte...

《¡Y yo no quiero que él sufra!》

Link dejó caer la carta y se llevó las manos a la cabeza, tratando de pensar, tratando de procesar. Entendía por qué Sidon lo había hecho. Por supuesto que lo entendía. Su príncipe siempre lo ponía primero, siempre sacrificaba su propia comodidad por su seguridad.

Pero esto...

Esto era diferente.

Sidon estaba solo, atravesando algo que su cuerpo no podía controlar, experimentando dolor porque pensaba que eso era mejor que arriesgarse a lastimar a Link.

Y el soldado había estado aquí, perdiendo el tiempo con una misión falsa, mientras el amor de su vida sufría.

《Necesito ir al dominio》 Firmó, ya caminando hacia la puerta 《Ahora》

—Link, espera— Zelda lo tomó del brazo — No puedes simplemente...

《Suéltame》 La frialdad en sus movimientos hizo que la princesa retrocediera 《Suéltame o tendré que hacerte a un lado, y no quiero hacerlo》

—Sidon me pidió específicamente que te mantuviera aquí. Dijo que era importante.

《Sidon está sufriendo》 lo miró directamente a los ojos 《Y cada minuto que paso aquí es un minuto más de dolor para él. Así que apártate, Zelda. Por favor》

—¡Link! ¡No! —Gritó la princesa, deteniéndolo del brazo.

Los ojos azules del héroe centelleaban con una mezcla de furia y desesperación que la hyliana nunca había visto antes. Ni siquiera cuando enfrentó a Ganon.

—¡Te matará! ¡Ya te ha mordido! ¡No tienes idea de lo que eso significa para los zora! ¡Una marca de propiedad es una sentencia de muerte para alguien no zora! ¡No podrá detenerse!

El hombre sentía la necesidad urgente de empujar a la princesa, de quitársela de encima y correr. Pero había jurado proteger su vida hace más de un siglo, y ese juramento estaba grabado en lo más profundo de su ser. Su determinación era superior a cualquier necesidad biológica.

Pero esto... esto era diferente.

《SÉ LO QUE SIGNIFICAN LAS MORDIDAS》 Tantos años sin poder usar su voz le habían dado a Link unos rasgos muy expresivos. Cada movimiento de sus manos temblaba de urgencia. La princesa jadeó, apretando más fuerte su brazo, obligándose a no soltarlo 《NO VOY A MORIR》

—¡ÉL NO PODRÁ CONTROLARSE! —La voz de Zelda se quebró ligeramente— ¡Tu cuerpo no está hecho para soportar un apareamiento zora! ¡Link, por favor, escúchame! ¡Sidon me escribió porque te ama! ¡Porque prefiere sufrir él a arriesgarse a matarte!

《¡CONOZCO LOS LÍMITES DE MI CUERPO!》 Los ojos de Link brillaban ahora con algo más que furia. Había lágrimas amenazando con salir 《¡DEBO ESTAR CON ÉL! ¡SUFRIRÁ SI NO ESTOY! ¡ESTÁ SUFRIENDO AHORA MISMO!》

—¡Sufrirá más si cuando recupere la conciencia se encuentra con tu cadáver en la cama! —Zelda gritó, y su propia voz se quebró al imaginarlo— ¡Link! ¡Piensa! ¡Piensa en lo que le harías a él! ¡Sidon jamás se perdonaría haberte lastimado! ¡Prefiere cuatro días de dolor que una vida entera de culpa!

Link intentó liberarse, pero Zelda se aferró con más fuerza, usando ambas manos ahora.

—¡Link, por favor! —Había desesperación en su voz— ¡Te estoy rogando! ¡Como tu amiga, te lo ruego!

Pero el rubio seguía forcejeando, sus movimientos cada vez más frenéticos. Podía ver en sus ojos que no iba a detenerse. Sobre todo cuando Link logro tomar su tableta Sheikah, moviendo sus dedos con movimientos expertos. Y entonces Zelda supo que si lo soltaba, desaparecería en un segundo.

Entonces Zelda hizo algo que jamás pensó que tendría que hacer.

Algo que sabía que cambiaría su amistad para siempre.

—¡Link! —Su voz resonó con un poder que no había usado desde la batalla contra Ganon, cargada con toda la autoridad de la corona de Hyrule— ¡Es una orden! ¡Como tu princesa, como la gobernante de este reino, te ordeno que te detengas! ¡No puedes ir!

El efecto fue inmediato.

El corazón del hyliano retumbaba en sus oídos, pero su cuerpo se paralizó como si las palabras de la monarca fueran un sortilegio, una maldición antigua. Desobedecer una orden directa de la princesa de Hyrule significaba traición. Significaba que su cabeza dejaría de estar unida a su cuerpo por derecho de ley.

Sus manos se congelaron a medio firmar, temblando en el aire.

Los minutos pasaron y ellos seguían en la misma posición. Link con su tableta Sheikah a medio sacar, el cuerpo tenso como una cuerda a punto de romperse. Zelda aferrándose a su brazo, jadeando, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

La princesa miraba el rostro descompuesto de su amigo. La agonía en sus ojos. La forma en que su mandíbula estaba apretada, en que todo su cuerpo temblaba del esfuerzo de no moverse. Jamás había ordenado nada que Link no estuviera dispuesto a cumplir. Jamás había ordenado algo que fuera en contra de la voluntad del hyliano. Jamás había usado su título como un arma contra él.

Y ahora lo había hecho.

Las palabras resonaban en la lujosa habitación como un eco doloroso. El silencio era absoluto, roto solo por sus respiraciones agitadas.

—Link... —Susurró, su voz ahora suave, arrepentida— Lo siento. Lo siento tanto. Pero no puedo dejarte ir. No puedo dejarte morir. Sé que tu me lo perdonaras eventualmente, se que Sidon prefiere esto a perderte a ti... eso lo destruiría. ¿No lo ves?

Link no respondió. No podía. Su garganta estaba cerrada, sus ojos ardían con lágrimas no derramadas. Todo su ser gritaba que fuera con Sidon, pero la orden de Zelda lo mantenía clavado en su lugar.

La rubia suspiró temblorosamente y pensó que quizá, solo quizá, podía hablar con Link con más calma ahora que su orden había sido dada. Ahora que él estaba obligado a escuchar.

Aflojó ligeramente su agarre y retrocedió medio paso, aunque sin soltarlo completamente.

Gran error.

Porque Link no estaba paralizado por la orden.

En un movimiento tan rápido que Zelda apenas lo vio venir, Link se retorció, saltando por el aire hacia atrás, liberándose de su agarre con una técnica que ella no conocía. En el mismo segundo, apretó la pantalla de la tableta Sheikah, sus dedos moviéndose con una precisión nacida de años de batallas.

El punto de teletransporte brilló en la pantalla: el santuario de Ihloma.

—¡¡¡¡NO!!!! —Gritó Zelda, lanzándose hacia él.

Pero era demasiado tarde.

El cuerpo de su campeón se descompuso en un brillante resplandor azul, las partículas de luz dispersándose en el aire justo cuando los dedos de Zelda atravesaban el espacio donde él había estado un segundo antes.

Cayó de rodillas, con las manos extendidas hacia la nada, jadeando.

—No... no, no, no... Link...

La puerta se abrió de golpe y un batallón de guardias reales entró corriendo, con las armas desenvainadas, alertados por el grito de la princesa.

—¡Su Alteza! ¿Qué ocurre? ¿Dónde está Link? —Preguntó el capitán, mirando alrededor buscando una amenaza.

Zelda se quedó arrodillada en el suelo, temblando, con las manos aún extendidas. Las lágrimas corrían libremente por su rostro ahora.

—Se fue... —Susurró— Se fue al Dominio Zora.

—¿Alteza? —El capitán se arrodilló junto a ella— ¿Debemos ir tras él?

—No. —Zelda cerró los ojos con fuerza— No serviría de nada. Ya llegó.

Y entonces, lo que verdaderamente la aterraba se asentó en su pecho como una roca pesada:

El campeón había desobedecido una orden directa. Había desobedecido a su princesa, rompiendo un juramento que llevaba más de un siglo cumpliendo. Había elegido a Sidon por encima de su deber, de su lealtad, de todo lo que había sido como caballero.

Y Zelda no sabía si eso era lo más romántico o lo más aterrador que había visto en su vida.

Porque si Link estaba dispuesto a cometer traición por estar con Sidon...

¿Qué más estaba dispuesto a hacer?

—Que las diosas lo protejan... —Susurró, llevándose una mano al pecho— Por favor... que lo protejan.

***

Había desobedecido una orden. Había desobedecido a la princesa que había jurado proteger. Y aquello le importaba más bien poco.

Enterró todo pensamiento relacionado a aquella cadena de eventos en el fondo de su cerebro y en cuanto sus pies tocaron el agua del santuario salió disparado hacia las escaleras. El olor lo golpeó en la cara.

Los zora emiten un olor característico al estar en celo, es un olor dulce y escandaloso, similar a la miel quemada. El soldado sentía las orejas arder. Pero ya no había vuelta atrás, estaba dispuesto a pasar la temporada de apareamiento con Sidon. Subió determinado.

Los gemidos lo hicieron estremecer, el color de la sangre en el agua le provocó un escalofrío. El sexo zora era salvaje. Los machos desgarraban la piel de su hembra compañera con pasión, mientras sus cuerpos se fundían en una danza tan antigua como el tiempo, las garras de las hembras se clavaban en las caderas de los machos mientras sus espaldas se arqueaban dándoles a los miembros de los machos un mejor acceso a su interior, siendo aquello clave para la fecundación.

Trato de no ver los cuerpos ajenos, cuerpos con los que había desayunado y convivido por meses, retorciéndose de placer y sangrando. De algún modo sentía irrespetuoso verlos en pleno acto sexual, aunque en la cultura zora aquello era muchísimo menos escandaloso que con los Hylianos.

Sus pasos lo dirigieron rápidamente a la sala del trono, donde el rey rezaba en luto a su esposa fallecida. Parecía en trance, mientras sus manos se juntaban hacia el cielo, como implorando una respuesta.

Tomó su paravela y descendió rápidamente a los calabozos.

—¡Mi señor! —La voz de Rivan lo recibió apenas Link materializó en el pasillo oscuro que llevaba a las mazmorras. La oscuridad del calabozo era casi absoluta, de no ser por la antorcha de piedra luminosa que había junto al zora— ¡¿Qué está haciendo aquí?! ¡Se supone que…! ¡Santa Hylia! ¡Debe salir de aquí ahora!

El rubio se acercó más, casi sin escucharlo, sus pasos resonando en la piedra húmeda. Pero en cuanto estuvo a una distancia corta del calabozo, un sonido gutural, parecido a un gruñido ahogado se presentó. Era salvaje, desesperado, casi doloroso de escuchar.

El sonido de cadenas enormes rechinando por un movimiento brusco y violento hizo que Link se detuviera casi en seco, su respiración atrapándose en su garganta.

Era Sidon.

—¡Por las diosas! —el Zora se interpuso entre Link y la celda, con los brazos extendidos— ¡Mi señor, es peligroso que usted esté aquí! ¡El príncipe lo ha marcado! ¡Su olor, su presencia, solo lo enloquecerá más! ¡Necesita salir de aquí inmediatamente!

Link intentó avanzar, pero Rivan no se movió de su posición.

《¿Lo encadenaron?》 Preguntó con el ceño fruncido, sus manos moviéndose bruscamente. Había incredulidad y furia en cada gesto.

—¡Era necesario! —Rivan parecía al borde de las lágrimas, su voz quebrándose— ¡Usted fue marcado, mi señor! ¡El cuerpo del príncipe busca desesperadamente fecundarlo! ¡Pero eso no será posible! ¡Así que el príncipe podría en verdad hacerle daño sin darse cuenta! ¡No es él mismo! ¡Ya no hay conciencia en sus ojos!

Otro gruñido desgarrador resonó desde la celda, seguido del sonido metálico de cadenas tensándose al límite. Link podía imaginar a Sidon lanzándose contra sus ataduras, tratando de liberarse.

Tratando de llegar a él.

《Rivan, no me lastimará》 el campeón sentía el corazón al mil por hora, sabía que su rostro, su pecho y sus orejas estarían tan rojas cual cerezas 《Sidon me prometió que pasaríamos la temporada de apareamiento juntos. Me necesita. Sabes que está sufriendo》

—¡Pero esa promesa la hizo cuando aún tenía uso de razón! —Rivan dio un paso hacia Link, con desesperación en sus ojos dorados— ¡Ahora mismo el príncipe no puede cumplir promesas! ¡No puede razonar! ¡Es puro instinto!

Los gruñidos ahogados siguieron, cada vez más frenéticos. El sonido de las cadenas se hizo más brusco y más violento, era como si Sidon se lanzara con todo su peso una y otra vez, buscando quebrar las cadenas que, para soportar la fuerza de un zora de su tamaño, debían ser verdaderamente enormes.

Link sintió cada tirón de esas cadenas como si fueran en su propio pecho.

—¡Pero usted es un hyliano! —Continuó Rivan, su voz cada vez más desesperada— ¡Su cuerpo ni siquiera está diseñado para ser fecundado! ¡No hay manera de que resista una temporada de apareamiento completa! ¡Sobre todo con alguien tan grande como el príncipe! ¡Los zora hembras están diseñadas para esto! ¡Sus cuerpos pueden adaptarse! ¡Pero usted...!

《Sidon y yo ya nos hemos acostado una vez》 interrumpió, sus mejillas ardiendo pero su mirada firme 《Y sigo vivo》

—¡No, mi señor! —el zora negó con la cabeza vehementemente, y Link pudo ver lágrimas genuinas en sus ojos— ¡Ese día el príncipe casi lo mata! ¡Yo lo vi! ¡Fui yo quien los encontró cuando el príncipe no pudo despertarlo! ¡Estaba cubierto de sangre y más pálido que una almeja! ¡Inconsciente durante horas! ¡El príncipe lloró durante tres días pensando que lo había perdido! ¡Y eso fue con cierto grado de conciencia de su parte! ¡Justo ahora no la tiene! ¡Ahora es solo instinto puro y desesperación!

Un rugido ahogado, casi un lamento, salió de la celda. Sonaba como si Sidon estuviera en agonía.

El hyliano sintió su determinación tambalearse por un segundo. Recordaba esa noche. El dolor. La sangre. El placer devastador. Pero también recordó despertar días después con Sidon dándole la espalda, con los ojos hinchados de tanto llorar, susurrando disculpas una y otra vez. En ese momento no había entendido el terror de su amado. Ese terror que ahora parecía no tener límites y haberlo orillado a planear todo eso a sus espaldas.

Pero también recordaba las palabras de Riju. El dolor que Sidon estaba experimentando ahora mismo por estar solo durante la temporada de apareamiento.

No. No podía dejarlo así.

Link chasqueó la lengua enfadado, frustrado. Pensó que podía razonar con Rivan, pero en vista de que no, y con el sonido de los gruñidos ahogados y los golpes de la cadena tensando y golpeando contra la piedra cada vez más violentamente, Link tomó una decisión.

Desenvainó la Espada Maestra delante de Rivan. El brillo azul de la hoja sagrada iluminó el pasillo oscuro, proyectando sombras danzantes en las paredes. Tomó posición de combate, una que Rivan reconoció inmediatamente como la del Héroe de Hyrule.

《Hazte a un lado, Rivan》 Dijo con la mano libre, su expresión ahora fría y determinada 《O voy a tener que quitarte las llaves de la celda a la fuerza》

Los gruñidos se detuvieron abruptamente. Como si Sidon hubiera sentido la intención violenta en el aire.

Luego, un rugido. Más fuerte, más desesperado que antes.

Lejos de intimidarse, el zora de escamas negras tomó su lanza ceremonial y se puso en posición defensiva, sus ojos llenos de determinación y dolor.

—Fue una orden del príncipe, mi señor —La voz de Rivan era firme a pesar de que temblaba— No debo dejarlo pasar a esta celda bajo ninguna circunstancia. Así me cueste la vida, será un honor morir en sus manos cumpliendo mi deber hacia mi príncipe.

Las palabras resonaron en el estrecho pasillo.

"Una orden," repitió Link en su mente. Orden. Orden. Orden.

Aquella palabra que significaba tanto para un sirviente como él. Aquella palabra que había definido toda su vida. Conoció a Sidon gracias a seguir órdenes, pero se enamoró de Sidon libremente. Había sido un caballero durante más de un siglo, siguiendo órdenes sin cuestionar.

Y apenas hace unas horas había desobedecido una orden directa de la princesa de Hyrule por primera vez en su vida.

¿Para qué? ¿Para ser detenido aquí por otro juramento? ¿Por otra orden?

Y entonces, como un rayo, un pensamiento atravesó su mente.

Su pareja le había dicho que en el Dominio Zora él era libre. Que mientras fuera su pareja, mientras llevara la perla de Sidon en su cuello, tenía el mismo rango jerárquico que él.

Eso significaba que…

Que era, para todos los efectos políticos y legales, consorte del príncipe heredero del Dominio Zora.

El corazón de Link dejó de latir por un segundo completo.

Con su corazón regresando a latir pero ahora en su garganta, el rubio se puso derecho nuevamente. Lentamente, con manos temblorosas, envainó la Espada Maestra. El sonido metálico resonó en el silencio.

Suspiró, tratando de tranquilizarse, de procesar lo que estaba a punto de hacer.

Rivan lo miró frunciendo el ceño, sin entender qué había pasado. Su lanza aún estaba levantada, pero había confusión en sus ojos.

—¿Mi señor?

Link suspiró una vez más, profundamente. Alzó las manos, y esta vez se movieron lento y pausado, con un peso que no habían tenido antes. Mientras formaba las palabras, los ojos de Rivan se abrieron más y más, la comprensión y el horror llenando su rostro.

《Rivan》 Las manos del campeón temblaban ligeramente, pero no se detuvo 《Como consorte del príncipe Sidon, heredero del Dominio Zora, y con la autoridad que me confiere mi posición...》

—No... —Susurró Rivan, negando con la cabeza, aterrado— Mi señor, no puede...

《Dame acceso a la celda de Sidon》 el hyliano terminó, y aunque sus manos seguían moviéndose, su mirada era de acero 《Es una orden》

***

La reja se abrió con un crujido profundo, húmedo, como si el metal llorara por lo que estaba a punto de presenciar. Link sostuvo el manojo de llaves con firmeza, avanzando por el pasillo de piedra entre las sombras de la prisión del castillo Zora. El eco de sus pasos era devorado por el silencio denso, húmedo, tenso. Lo sentía en el aire, como electricidad.

El olor.

Lo golpeó de lleno cuando cruzó el umbral. Era el olor de Sidon. Pero no el que conocía: era más denso, más salvaje, más orgánico. No olía a perfume ni a río: olía a necesidad, a deseo contenido, a naturaleza.

Allí, en el centro de la celda, encadenado por los brazos y las piernas con grilletes gruesos de metal, estaba Sidon.

Estaba de rodillas, la espalda arqueada hacia atrás por la tensión de las cadenas, la piel perlada por una fina capa de sudor. Jadeaba. Respiraba como si estuviera ahogándose. Y sus ojos dorados... apenas alzó la cabeza y lo vio, un rugido profundo nació de su garganta.

—¡Link…! —gruñó su nombre como si doliera. Como si le arrancara algo de dentro.

Las cadenas crujieron violentamente cuando Sidon se lanzó hacia adelante, con un estruendo metálico que hizo temblar el suelo. No llegó a más de medio metro de distancia. Los eslabones lo frenaron con un tirón que le hizo gemir de frustración, pero aun así lo intentó otra vez.

Y otra.

Y otra.

—¡No… no debiste venir! —Su voz era profunda, rota, casi ronca. —Estás… demasiado cerca. ¡Te mordí, Link! ¡No puedes… no deberías…!

El soldado no dijo nada. Solo dio un paso más. Uno solo. Fue suficiente para que todo se rompiera. Sidon rugió.

Sus pupilas se dilataron por completo, tragándose el dorado. En un instante, sus ojos se volvieron totalmente negros. Negros como la noche más profunda del abismo. Como si toda su conciencia hubiera sido arrancada de su cuerpo.

El príncipe volvió a jalarse de las cadenas con una fuerza monstruosa, gruñendo entre dientes, como un animal acorralado por su propio instinto. El metal chirrió, sus músculos temblaban. El sonido de los grilletes tensándose parecía el grito de una bestia.

Link se detuvo. El corazón le latía con violencia. Pero no era miedo lo que sentía. Era emoción. Era deseo.

Era la certeza de que ese ser que luchaba por alcanzarlo, que rugía su nombre con voz temblorosa, estaba reclamándolo como suyo. Y no por capricho. No por poder. Sino porque la marca había sido puesta. Porqué Link lo había elegido. Porque su alma, su cuerpo y su instinto estaban gritando por él.

《Tranquilo》firmó con suavidad. Las manos le temblaban apenas, pero los gestos eran claros. 《Estoy bien. Estoy contigo.》

Sidon jadeó. Su cuerpo entero vibraba de necesidad, su respiración se volvió errática. Cada vez que lo miraba, los eslabones se tensaban con violencia.

《No quiero que te hagas daño》, firmó mientras se acercaba apenas un poco más, bajando lentamente las llaves, colocándolas sobre una repisa de piedra sin desbloquear nada aún. 《Pero estoy aquí. No voy a dejarte solo》

El rugido de Sidon se transformó en un gemido ahogado. Lo miró como si doliera. Como si estar atado lo estuviera destruyendo desde dentro. Pero aun así, aun en su estado salvaje, no volvió a hablar. Solo respiró… y esperó.

Los ojos del rubio se suavizaron.

《Voy a ayudarte》, firmó finalmente, sin tocar las llaves. 《Aunque no debería, me has mentido mucho, ¿No hay alguna ley en tu pueblo contra mentirle a tu pareja? Debería castigarte》

Y entonces se arrodilló.

El silencio entre ambos era tan denso que podía cortarse con una daga. Las cadenas seguían crujiendo cada vez que Sidon se agitaba, pero ahora eran menos los tirones de rabia… y más los de desesperación. De deseo.

Link sentía las manos húmedas, no sabía si por el calor o por los nervios. Su cuerpo temblaba. No de miedo, sino de anticipación. Su respiración era corta, entrecortada. Pero no dudó.

Lentamente, llevó las manos a su cinturón.

No apartó la mirada de Sidon. Quería que lo viera. Quería que supiera que no lo hacía por obligación ni por impulso: lo hacía porque su cuerpo le pedía estar cerca de él, pertenecerle, envolverse en su deseo, entregarse a él como nadie más podría hacerlo. El sonido sordo del broche metálico deslizándose fue como un trueno en medio de ese templo carnal.

Rivan se removió inquieto al otro lado de la reja. No había dicho nada desde que le entregó las llaves a Link, pero el leve tintineo de su armadura al moverse delataba su tensión. Sabía que debía quedarse. Sabía que no podía intervenir… a menos que todo se saliera de control. Había sido lo único que le rogó a Link antes de darle las llaves, que si el príncipe Sidon estaba a punto de matarlo él entraría y le enterraría la lanza en la espalda y salvaría a Link antes de que fuera demasiado tarde. Era más fácil suturar al príncipe que organizar un funeral de su consorte.

Mientras tanto Link, sonriendo con autosuficiencia comenzaba a acariciarse, sabiendo que pronto tendría a su príncipe dentro, destrozándole, poseyéndolo, gozándolo.

Sidon lo sabía también.

Y eso lo hacía más salvaje.

El príncipe jadeó con violencia cuando Link dejó caer la túnica azul, revelando su piel blanca, tersa, marcada por los colmillos de días pasados. Las mordidas rojas, profundas, aún frescas en su clavícula y en su vientre parecían gritarle al Zora que ese cuerpo ya le pertenecía. Que lo había probado. Que debía seguir marcándolo.

—¡No…! —rugió Sidon, y las cadenas se estiraron al máximo. —¡Link… por las Diosas…! ¡No te desnudes frente a mí… no ahora…!

Pero el rubio no se detuvo.

Deslizó el pantalón lentamente por sus muslos. Su cuerpo entero temblaba, sus mejillas encendidas de un rojo profundo, el cuello tenso, los dedos casi rígidos por la tensión. Pero había decisión en cada uno de sus movimientos. Dejó caer la ropa al suelo y dio un paso más, completamente desnudo, frente al príncipe amarrado.

《Mírame》, firmó. Su pecho subía y bajaba rápido, como si el corazón se le fuera a escapar por la garganta. 《Mírame bien. Este cuerpo te pertenece, ¿no es así?》

Sidon se estremeció. Una sacudida recorrió su espina. Sus ojos volvieron a ponerse negros, pero esta vez no gritó. Solo gimió. Era un gemido profundo, casi de angustia, como si el deseo le desgarrara el interior.

Las cadenas chillaron con violencia.

—¡No… puedo! —gimió, recuperando la conciencia por un segundo. —¡Te deseo tanto…! ¡Esas marcas… esas marcas en tu piel! ¡Debo… hacer más…! ¡Más! ¡No es suficiente! ¡No es suficiente!

Se lanzó contra los grilletes con tanta fuerza que el muro detrás de él vibró. El eco se expandió por la celda como un lamento infernal. Las argollas crujieron, la piedra se resquebrajó levemente.

—¡Te voy a romper, Link! ¡Voy a desgarrarte si no me detienes! ¡Por favor… aléjate… no quiero… hacerte daño!

Link dio un paso más.

Un solo paso. El suficiente para que el aroma de su cuerpo desnudo golpeara directamente el rostro del príncipe. Sidon soltó un gruñido gutural, una mezcla de placer y agonía.

《No quiero alejarme》, firmó con los dedos temblorosos. 《No voy a dejarte solo con esto》

Sidon bajó la cabeza por un instante, como si luchara contra un monstruo dentro de su pecho. Los músculos de su espalda se tensaban como cuerdas a punto de romperse, y sus mandíbulas se abrieron, dejando ver los colmillos filosos.

—¡Rivan…! —gritó, con un último atisbo de control. —¡Sácalo de aquí! ¡¡Voy a hacerle daño…!! ¡¡No puedo…!!

Pero Link no se movió. Sus pies descalzos tocaron el suelo de piedra, frío como el agua de los ríos del norte. Sus manos temblaban de emoción, de deseo, de algo más fuerte que el miedo. Sus ojos estaban llenos de fuego.

《Confía en mí》, firmó. 《Confía… como yo confío en ti》

Sidon alzó la cabeza.

Y por un instante, entre el abismo negro de sus ojos, hubo algo más. Una chispa. Una lágrima. Una plegaria muda.

Link se arrodilló frente a él, su cuerpo desnudo brillando con el reflejo del agua y la tenue luz de las antorchas. No lo tocó. No aún. Solo se acercó hasta que el aliento de ambos se mezcló. Las cadenas estaban tensas. Si Sidon se movía apenas un centímetro más… se romperían.

Y con ellas, la última barrera entre el instinto y la carne.

Link alzó las manos con cuidado, como si estuviera acercándose a una bestia herida, y acarició las mejillas húmedas de Sidon. El calor de su piel era abrasador. El cuerpo del príncipe temblaba, sus brazos se tensaban por la lucha interna, y sus ojos negros brillaban como los de un animal a punto de lanzarse al cuello de su presa.

《Tranquilo》, firmó con suavidad, mientras sus dedos rozaban los bordes de las aletas de su rostro. 《No voy a romperme. No soy frágil.》

Y sin más advertencia, se inclinó hacia él.

El beso fue lento, casi reverente. Sus labios presionaron los de su novio con delicadeza, buscando calmarlo, domarlo, recordarle quién era. Sidon gimió contra su boca, como si el contacto lo desarmara por dentro. El temblor de su cuerpo se intensificó. Y cuando Link acarició sus mejillas, deslizando las yemas por sus costados, el príncipe lo rodeó con ambos brazos.

Las cadenas chillaron violentamente… pero esta vez, no tiró de ellas. No buscó escapar.

Solo lo abrazó.

—Link… —susurró con voz ronca, temblorosa— diosas… tu piel…

Sus manos comenzaron a moverse sobre su cuerpo con un hambre casi desesperada. Bajaron por su espalda, por su cintura, por sus caderas, con dedos largos y calientes que se aferraban a su piel como si intentara memorizarla. Acariciaba como si necesitara devorarlo. Como si no pudiera esperar más.

Su boca se deslizó por su cuello, sin llegar a morder, solo aspirando su olor, besando cada marca que él mismo había dejado días atrás. Una de sus manos le tomó la pierna por detrás, alzándolo apenas, acercándolo más a su torso.

—Me estás matando… —jadeó— eres tan suave… tan cálido… necesito marcarte otra vez. Necesito llenarte de mí.

El rubio respiraba agitado, pero no se alejaba. Sentía el calor envolviéndolo, las caricias quemándole la piel como llamas sagradas. Sabía que estaba a punto de cruzar una línea, pero su cuerpo ya no respondía al miedo.

Solo al deseo.

Solo a él.

《Hazlo》, firmó con los dedos temblorosos sobre su pecho. 《Haz lo que necesites.》

—Link… —la voz del zora se rompió contra su oído, profunda y temblorosa como una oración desesperada— por favor… libérame.

Sus manos lo acariciaban como si fueran extensiones del deseo mismo: temblaban, ardían, lo recorrían con una mezcla de urgencia y devoción, como si temiera que se desvaneciera si no lo tocaba con fuerza suficiente. Y sin embargo, no podía acercarlo más. Las cadenas eran la única barrera entre ellos, tirantes como la última fibra de autocontrol que quedaba viva en el cuerpo del príncipe.

《Voy a soltarte》, firmó despacio, mientras sus dedos temblorosos acariciaban el borde de los grilletes. 《No quiero que te contengas, no importa que tan rudo seas, no me vas a lastimar, voy a amanecer a tu lado. No trates de ser gentil.》

Sidon contuvo la respiración. Una gota de sudor se deslizó por su sien.

Y entonces… click.

El primer grillete cayó al suelo con un ruido sordo.

El hyliano siguió con el segundo.

Y el tercero.

Y en cuanto la cuarta cerradura se liberó, Sidon se arrojó sobre él como si toda su alma se hubiese soltado al mismo tiempo que las cadenas.

El beso fue un rugido. No hubo palabras, no hubo suavidad. Solo bocas abiertas, lenguas hambrientas, colmillos que se contenían por respeto, pero que rozaban el borde de la carne como si quisieran quedarse ahí para siempre. Link jadeó, pero no retrocedió. Se aferró a él con desesperación, abriendo las piernas al instante cuando el cuerpo de Sidon lo empujó contra el suelo húmedo y frío de la celda.

La temperatura no importaba.

Nada importaba.

—Link… Link… Link… —Sidon repetía su nombre como un mantra entre besos, entre mordidas suaves, entre jadeos que parecían arrastrados desde lo más hondo de su ser.

Sus manos eran grandes, calientes, y se movían con furia. Le acariciaban la espalda, le apretaban los muslos, le rodeaban la cintura como si quisiera memorizar cada centímetro de su piel. El hyliano sentía que ardía. Que se derretía bajo ese contacto. Que cada roce lo hacía temblar desde dentro.

《Más》, firmó con torpeza, sin dejar de gemir entre besos, entre respiraciones, aunque sus dedos se enredaran torpemente entre las caricias, temblorosos, urgentes《Tócame más》

Sidon gruñó como un animal herido de deseo. Su cuerpo entero se curvó sobre el de su amante, envolviéndolo, protegiéndolo, devorándolo. Su boca se deslizó por su cuello, su pecho, bajando con besos desesperados que se sentían como fuego líquido. No dejaba de tocarlo. Con manos, con labios, con cada parte de su piel.

—No tienes idea… de cuánto soñé con esto —susurró contra su vientre, jadeando como si lo que estaba a punto de hacer fuera una plegaria—. No tienes idea… de lo que provocas en mí.

Y entonces lo besó ahí.

En esa parte de su cuerpo donde el deseo ya no era solo latente, sino explosivo. Donde Link ya no podía fingir que era fuerte, ni frío, ni neutral. Donde todo lo que era se concentraba en el temblor de su cuerpo, en su espalda arqueándose, en su garganta dejando salir un gemido sordo, roto, absolutamente entregado.

—Quiero llenarte —jadeó Sidon, subiendo otra vez, su voz ahogada de emoción y deseo— quiero que todo tu cuerpo huela a mí. Que no quede espacio sin mi marca. Que el mundo entero sepa que me elegiste. Que soy tuyo… y tú mío.

El rubio lo miró a los ojos.

Sus pupilas aún eran negras, pero ahora había luz en ellas. Amor. Veneración.

《Entonces hazlo.》

El zora tembló. Pero no detuvo sus manos.

El cuerpo de su amado temblaba bajo el peso cálido de Sidon. Su espalda estaba ligeramente arqueada contra el suelo húmedo, sus muslos abiertos alrededor de aquellas caderas fuertes, sus manos apretando los antebrazos del príncipe como si de ello dependiera su cordura.

El príncipe lo estaba besando como si lo necesitara para vivir.

Cada caricia era un fuego lento. Su boca se deslizaba por su cuello, por su clavícula, descendía como si adorara cada centímetro de su piel. La lengua tibia, húmeda, dejaba un rastro brillante sobre su pecho, atrapando un pezón entre los labios con una suavidad que contrastaba con el tamaño brutal de su cuerpo. Link jadeaba, entrecerrando los ojos, con la respiración agitada y el rostro encendido.

—Tan suave… tan pequeño… —susurraba entre besos y gemidos— pareces hecho solo para mí.

Una de sus manos, grande y firme, le recorría la cadera con ternura posesiva, delineando su figura, apretando con una reverencia casi religiosa. Sus dedos, largos y duros, se deslizaban por la curva de su espalda, bajaban hasta sus glúteos y ahí se detuvieron. Lo tocaban con hambre, sí, pero también con asombro. Como si no pudiera creer que realmente estaba ahí.

Se arrodilló entre sus piernas y se inclinó, sus labios recorriendo el vientre tembloroso del hyliano, su lengua trazando un camino descendente que lo hizo morderse los labios para no gemir en voz alta. Sidon lo miraba desde abajo con ojos hambrientos mientras atrapaba su intimidad entre los labios, succionando con firmeza y sin pudor alguno, devorándolo como si fuera lo más exquisito que había probado.

— ¡Haa! — Jadeo Link ante las caricias de su amado, abriendo las piernas desesperado, necesitaba a su amante dentro, tan profundo como pudiera, abriéndolo deliciosamente.

El cuerpo del príncipe tembló contra el suyo, y por un instante todo se detuvo. Una presión interna, un pequeño espasmo corporal... y luego, dos miembros emergieron desde su bajo vientre, entre las escamas, húmedos y gruesos, palpitantes como si respiraran por sí solos.

“Diosas” pensó Link mordiéndose los labios, sintiendo como su propio miembro palpitaba de deseo al ver ambos miembros de su amante.

Uno de ellos se alzó, grueso, de un tono más oscuro que el resto de su cuerpo, con pequeñas irregularidades texturizadas en la base. Sidon lo sostuvo con una sola mano, guiándolo hacia la entrada de Link, sin presionar aún, solo rozándolo, respirando con dificultad.

—¿Puedo…? —preguntó con la voz quebrada por la emoción— ¿Puedo entrar en ti, Link…? Solo con uno. Lo juro…

El miembro rozó apenas la piel sensible entre sus piernas, y Link se estremeció de placer.

《Sí》, firmó, con las mejillas rojas, los muslos temblando y los labios entreabiertos. 《No tienes que preguntar, solo haz lo que quieras…》

El zora cerró los ojos.

Sidon sostenía su miembro con una mano grande, húmeda, temblorosa. Lo frotaba apenas contra la entrada de Link, despacio, como si saboreara el momento antes de morder. Su cuerpo entero vibraba con el esfuerzo de contenerse… pero era inútil.

Link estaba abierto bajo él, desnudo, jadeante, con las piernas separadas y los muslos temblando. Su rostro estaba completamente enrojecido, los ojos entrecerrados, la boca abierta en una exhalación ronca que no llegaba a transformarse en palabra.

No podía hablar. Pero sí que podía gemir.

Y lo hizo.

—Aaah… —un suspiro tembloroso, dulce y sucio a la vez, escapó de sus labios cuando la punta gruesa de Sidon empujó apenas contra él, pidiendo permiso con un roce ardiente.

Sidon soltó un gemido ahogado, tan profundo que pareció brotarle del pecho.

—Estás… tan caliente… tan suave… Diosas, Link…

Y entonces empujó.

La cabeza de su miembro entró con lentitud, estirando esa parte de Link con una presión pesada, húmeda, abrasadora. El cuerpo del Hyliano se arqueó violentamente bajo él, gimiendo con fuerza mientras sus uñas se aferraban a los músculos de Sidon como si se aferrara a la vida misma.

—¡Aahh…! —el gemido del hyliano fue más alto esta vez, su espalda curvada por el dolor que lo atravesó como un relámpago— ¡…Hnnn-ah…!

Sidon jadeó.

—Perdón… —susurró, temblando— eres tan estrecho… tan pequeño… siento que te voy a romper…

Pero Link negó con la cabeza, los ojos vidriosos, el rostro encendido. Sus piernas rodearon su cintura con fuerza, como si le rogara que no se detuviera. Su boca se entreabrió, y otro gemido gutural, profundo, cargado de placer y dolor a partes iguales, llenó el aire.

—Nnngh… —su cuerpo se estremecía— aaah… ¡hnng…!

El zora empujó más. Un gemido escapó de sus propios labios, casi un gruñido de animal.

Y entonces se hundió por completo.

El gemido de Link se quebró en un grito mudo, sus dedos aferrados a los hombros de su amante, el cuerpo temblando violentamente mientras era llenado, abierto, invadido por algo que dolía… pero también lo hacía arder de placer. Dolía, dolía como los putos mil infiernos. Pero Link no quería que se la sacara, y cuando el pene de arriba de Sidon se rozó contra el suyo, Link sintió que su cuerpo entero ardía en llamas.

—¡Diosas…! —Sidon jadeaba con la frente apoyada en la de Link, el cuerpo empapado de sudor, los músculos tensos— estás tan apretado…

Link apenas podía moverse. Se sentía invadido, marcado, totalmente poseído. Y le encantaba. El miembro dentro de él palpitaba con fuerza, y cada mínimo movimiento lo hacía soltar otro gemido roto, otro sonido húmedo, prohibido.

—¡Ahh… hngh… aaah! —sus caderas se movían contra las de Sidon con necesidad, pidiéndole más, suplicando sin palabras.

Sidon comenzó a moverse.

Lento al principio. Deslizándose apenas unos centímetros, luego entrando de nuevo, y otra vez. El cuerpo de su amante lo recibía con espasmos involuntarios, su interior caliente y húmedo abrazándolo como si no quisiera dejarlo salir.

Pero el frenesí estaba creciendo. Sidon dejó escapar un gruñido, las manos aferrándose a las caderas de Link, levantándolo apenas para hundirse más hondo.

Y entonces empezó a cogerlo.

Con fuerza. Con desesperación.

—Diosas… ¡sí! —gruñía entre dientes— eres mío… mío, Link… ¡solo mío!.

El cuerpo de Link se sacudía bajo cada embestida, cada golpe de caderas arrancándole gemidos dulces, húmedos, vergonzosamente ruidosos.

—¡Aaah…! ¡Hngh…! —su voz era un hilo tembloroso— ¡nnh…! ¡Nnnh… Aaaah…!

Sidon se inclinó para besarlo, devorándole los labios entre jadeos, sin dejar de moverse dentro de él. El sonido del sexo llenaba la celda: húmedo, rítmico, sucio. La piel contra piel. Y entonces, justo antes del clímax, Sidon se detuvo.

Su cuerpo entero temblaba. Retiró lentamente su miembro, brillante, cubierto de los fluidos de ambos, y lo sostuvo con una mano mientras jadeaba como si le faltara el alma.

—Quiero verte… —susurró con voz ronca— quiero ver cómo me recibes otra vez… quiero entrar lento, muy lento esta vez…

Acarició su glande por la entrada sensible de Link, y el Hyliano gimió de nuevo, su cuerpo encogiéndose en un espasmo de puro deseo.

—¡Ahh… nnnh…! —mordió su labio, los ojos llorosos, perdido en la anticipación— ¡haaah…!

Sidon sonrió.

Y lo acarició otra vez, con la punta caliente de su miembro frotándose suave… justo antes de volver a entrar.

Sidon gruñó, las pupilas negras, dilatadas, clavadas en el rostro enrojecido de Link. Apretaba su miembro contra la entrada húmeda y ya enrojecida del Hyliano, y sin más advertencia, se hundió de nuevo.

De golpe.

Hasta el fondo.

—¡Aaah-! —el grito de Link fue brutal, ronco, arrastrado desde la garganta como un lamento y un gemido a la vez. Su cuerpo entero se sacudió, los ojos entrecerrados, la espalda arqueada con violencia contra el suelo.

Sidon empezó a moverse. Rápido. Fuerte. Cogiéndolo sin descanso.

El sonido de sus caderas chocando contra las de Link era húmedo, rítmico, carnal. Un golpe tras otro, tras otro. Y cada vez, Link lo recibía con un gemido más alto, más desesperado, más sucio.

—¡Haaah-! ¡Ah-! ¡¡Nnngh-!! —sus piernas se cerraban contra la cintura de Sidon, su interior apretándose con cada embestida, tan duro que el príncipe soltó un gruñido grave al sentirlo. Su cuerpo entero se estremecía ante el placer y el dolor que se combinaban de una forma indecente que le estaba volviendo loco.

Necesitaba más.

—Diosas… ¡Diosas, Link! —gruñó Sidon con voz rota— me aprietas tanto… estás tan caliente…

Siguió empujando. Más. Más profundo. Más fuerte. Con un ritmo que no dejaba espacio para respirar. Cada vez que se retiraba, volvía a entrar con una embestida que sacudía todo el cuerpo de Link, haciéndolo convulsionar de placer puro.

—¡Nnngh-! ¡Haaaah! ¡Ahhh…! —Link no podía formar palabras, pero su garganta dejaba escapar todo. Gritaba, jadeaba, se estremecía con cada empuje.

Sidon se inclinó y le sujetó las muñecas contra el suelo, inmovilizándolo con su peso mientras seguía embistiéndolo con una violencia rítmica, hipnótica, adictiva. El miembro se deslizaba dentro de él sin dificultad, húmedo y palpitante, frotando el punto exacto que hacía que los ojos de Link se pusieran en blanco, mientras su otro miembro se rozaba descaradamente contra el del rubio.

—¡Haaah… haah…! ¡Nnngh… Ahhh…! —la voz le salía entrecortada, rota por el placer, descompuesta por los sollozos y las lágrimas.

El cuerpo de Link se arqueaba. Estaba tenso, brillante de sudor, el cabello pegado a la frente. Sus pezones rosados estaban erectos, temblando con cada embestida, su miembro completamente duro y rozando su vientre.

El zora no se detenía.

Una y otra y otra vez.

—¡Te voy a coger hasta que no puedas caminar! —jadeó contra su oído— hasta que me ruegues que pare… y aún así no voy a hacerlo…

—¡Aaahh-! ¡¡Nnngh- aaah!! —Link gritó, su voz desgarrada de puro éxtasis.

Y entonces su cuerpo entero se estremeció.

Los muslos se le tensaron, la espalda se arqueó con un espasmo violento y su miembro tembló… hasta que explotó.

—¡Aaaaaahhh—!! —el grito de placer fue tan fuerte que resonó en toda la celda, su semen salpicando su vientre en oleadas blancas mientras su cuerpo convulsionaba, abrumado por el orgasmo más intenso de su vida.

Pero Sidon no se detuvo.

Siguió empujando.

Fuerte.

Firme.

Llenándolo de nuevo, con cada embestida brutal, mientras el cuerpo de Link seguía temblando por el clímax, los músculos contrayéndose alrededor del miembro aún enterrado dentro de él.

—¡Diosas… sigues apretando! —rugió, con el rostro crispado por el frenesí— ¡No te vayas a desmayar, Link… porque no voy a parar!

El rubio solo podía gemir.

—¡Hnnngh… haah… ahh—! —sus ojos nublados de placer, la boca entreabierta, el cuerpo aún convulsionando suavemente tras el orgasmo.

Y Sidon seguía dentro.

Duro.

Caliente.

Palpitando.

Pero todavía sin venirse.

Link apenas había bajado de su orgasmo cuando Sidon lo tomó de las caderas.

—No hemos terminado —gruñó con voz baja, salvaje, tan ronca que vibraba contra el pecho sudoroso del Hyliano.

Y sin darle tiempo a entender lo que pasaba, lo levantó con fuerza. Su cuerpo tembloroso fue volteado de un solo movimiento, con las piernas aún flojas y el aliento roto. Sus manos se apoyaron con torpeza contra el suelo frío, los muslos aún empapados del clímax anterior, y el cuerpo abierto, temblando, jadeando, con el interior todavía palpitando de sensibilidad extrema.

—¡Aaah…! —gimió apenas fue posicionado de rodillas, con el pecho contra el suelo, la espalda arqueada— ¡Nnnnh…!

El hyliano se sentía temblar, deseo rogarle que le diera un momento para recuperarse, rogarle que le diera al menos 5 minutos para descansar, lamentándose un poco por no poder hablar.

Pero Sidon no esperó. Y eso a Link lo volvió completamente loco de deseo.

Apenas lo tuvo en posición, se arrodilló detrás de él, sujetando sus caderas con ambas manos. Lo alzó apenas, y en un solo movimiento, se enterró de nuevo en él.

Hasta el fondo.

De una sola estocada brutal.

—¡AAAAHHH!! —el grito de Link se quebró al instante. Sus manos se cerraron contra el suelo, sus dedos temblaban, sus ojos se llenaron de lágrimas por el impacto brutal— ¡Hnghh… nnnnngh…!

El dolor lo atravesó como un relámpago. Su interior ya estaba sensible, empapado, aún contraído del orgasmo anterior, y sentir cómo lo llenaban otra vez tan de repente lo hizo casi perder el conocimiento.

Pero no quería que se detuviera.

Su amante jadeaba tras él como una bestia en celo. Se inclinó sobre su espalda, mordiéndole el hombro con fuerza y su sangre brotó de la herida, mientras sus caderas empezaban a moverse con un ritmo violento, desenfrenado, sin tregua.

— No tienes idea de lo bien que te ves —gruñó, con la voz rota por el deseo—. Te quiero así. Llorando, temblando… y lleno de mí.

El campeón lloraba. Literalmente. Las lágrimas le caían por las mejillas, su boca abierta en gemidos constantes, húmedos, sucios, sin control.

—¡Aaah-! ¡Haaah… haah…! ¡Nnngh-! ¡haaa!

Su cuerpo convulsionaba con cada embestida. Cada vez que Sidon entraba en él, el aire le salía del pecho. La fricción lo hacía estremecer desde la punta de los dedos hasta la nuca. El sudor goteaba de su espalda, mezclado con saliva, lágrimas y el sonido húmedo y obsceno del sexo.

Sidon lo sujetaba con fuerza, clavándole los dedos en las caderas, manteniéndolo fijo mientras sus caderas chocaban sin piedad contra su trasero, haciéndolo temblar una y otra vez.

Link gritó. Su voz se quebró. Se aferró al suelo con fuerza, gimiendo alto, cada vez más sucio.

—¡Aaah- aaah-! ¡¡Nnngh…!! — Gimió Link sintiendo que iba a venirse por segunda vez.

Su cuerpo entero vibraba. Estaba sobreestimulado, su interior palpitaba sin control, su entrada se contraía de placer, y cada golpe lo acercaba más al límite.

Sidon gruñía tras él como si estuviera al borde de la locura, jadeando con cada estocada, hundiéndose más y más profundo en ese cuerpo caliente, suave, completamente suyo.

—¡Ven… córrete otra vez! —rugió entre jadeos, sin aflojar el ritmo— ¡quiero sentir cómo me aprietas mientras lloras de placer!

Y Link lo hizo.

Convulsionó otra vez, su cuerpo sacudido por un segundo orgasmo que lo hizo soltar un gemido casi animal, desgarrado, puro fuego en su garganta.

—¡AAAAH-!! ¡¡HNNNGH…!! ¡¡AAAHHH-!!

Su semen chorreó sin ser tocado, solo por la fricción, por el abuso delicioso de su interior, por el ritmo feroz y el deseo animal que se fundía con el amor oscuro entre ellos.

Y Sidon aún no se había corrido.

Todavía empujaba.

Todavía lo tomaba.

Y Link… aún lloraba de placer. Sidon ya no era un príncipe. Era una bestia.

Una fuerza de la naturaleza empujando con violencia contra ese cuerpo tembloroso, gemebundo, arqueado frente a él como una ofrenda. Las caderas de Link chocaban con cada embestida, dejando escapar sonidos húmedos, sucios, obscenos, llenando la celda de ecos indecentes.

Y él no podía parar.

No quería parar.

Estaba tan cerca.

Tan malditamente cerca.

Ambos miembros palpitaban con violencia. El que enterraba sin piedad dentro de Link ardía, ya al borde, mientras el segundo se frotaba contra la parte baja de su espalda, entre sus nalgas, cubriéndolo con humedad pegajosa. El ritmo se volvió errático. Desesperado. Brutal.

—¡Aah… haah… haaaah—!! —el soldado sollozaba, jadeaba, convulsionaba con cada estocada, siendo reducido a un manojo de lágrimas y gemidos.

El interior del Hyliano temblaba, sus paredes estrechas abrazando al miembro de Sidon con fuerza, como si no quisieran soltarlo. Cada vez que entraba, lo apretaban más, lo ordeñaban, lo llevaban al borde del colapso.

—¡Diosas… te voy a llenar…! —gruñó Sidon con la voz quebrada, salvaje

Y lo hizo.

Con un gemido profundo, rasgado desde la garganta, Sidon se enterró hasta el fondo y se vino con una fuerza brutal, descargando una oleada espesa y caliente en el interior de Link. El líquido llenó cada rincón, cada curva, derramándose en su interior con tanta fuerza que Link soltó un grito desgarrado al sentirlo.

—¡AAAAAH-!! —su vientre se estremeció— ¡¡Nnnghh—aaahh…!!

Pero no fue solo eso.

El segundo miembro, ya pegado a su espalda baja, estalló también. Chorros gruesos y blancos salpicaron la espalda y los glúteos de Link, cayendo por su piel como ríos tibios, resbalando por sus muslos, mezclándose con el sudor, el semen y el temblor imparable de su cuerpo.

La escena era indecente.

Manchado por fuera.

Lleno por dentro.

Su vientre se veía levemente hinchado, tenso por la cantidad de líquido caliente que lo inundaba, y su interior aún se contraía involuntariamente, como si intentara retener cada gota. Link gimió, sus ojos entrecerrados, las lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Aaah… —el último sonido que escapó de sus labios fue un suspiro tembloroso, su cuerpo ya sin fuerza— aaah…

Y entonces, todo se volvió negro.

Su conciencia se apagó en un instante, colapsando entre los espasmos del placer extremo, el calor interno, y el castigo glorioso de haber sido cogido sin piedad hasta desmayarse.

Pero justo antes de caer por completo en la oscuridad, oyó algo.

Una voz… conocida. Que sonaba diferente.

—¿L-Link…? —susurró Sidon, tembloroso— ¡Oh Diosas! ¡Oh Diosas! ¿Qué…? ¿Qué hice…?

Su voz ya no era la misma. No era grave ni posesiva. Era suave. Asustada.

Sidon… había recuperado la conciencia.

“Pésimo momento para esto, príncipe idiota” pensó, entre divertido y frustrado.

Pero Link ya no pudo responder. Su cuerpo descansaba, temblando apenas, aún goteando por dentro y por fuera… Pero su corazón latía. Y su alma, incluso en la inconsciencia, sabía que aún estaba en brazos de quien lo amaba.

—¿Link…? —La voz de Sidon tembló al pronunciar su nombre otra vez.

Sus manos, aún manchadas con los restos tibios de su eyaculación, se aferraron con torpeza al cuerpo del Hyliano, que colgaba débilmente de sus brazos. Link no respondía. Solo gemía muy bajo, inconsciente, los labios entreabiertos, la respiración irregular y el cuerpo brillando por el sudor, las lágrimas secas y los restos visibles de lo que acababan de hacer.

La sangre de su hombro se extendía hasta incluso manchar su cabello, y el agua en el suelo no hacia mas que hacer ver eso como un baño de sangre.

Y fue entonces que el príncipe lo sintió: la conciencia volvía por completo. El frenesí… se había ido. Como si un velo oscuro cayera de sus ojos, y por primera vez, realmente viera lo que había hecho.

Su corazón se detuvo.

—Diosas… no… no no no no… —susurró con la voz hecha pedazos, temblando— ¡¡No… qué hice… qué te hice… Link…!!

El pánico se apoderó de él. Lo alzó del suelo de inmediato, sujetándolo con cuidado, presionando su oído contra el pecho de Link para comprobar que el corazón seguía latiendo. Estaba vivo. Pero su cuerpo estaba completamente rendido.

Cubierto de semen. Lleno por dentro. Las marcas de sus manos enrojecidas en sus caderas, los muslos aún temblorosos, su entrada expulsando el exceso de semen.

Sidon apretó los dientes, conteniendo el llanto.

—¡RIVAN! —rugió, desesperado, con una voz tan poderosa que hizo vibrar las paredes.

La puerta se abrió de inmediato. El guardia entró corriendo, con la lanza en una mano, expresión de alarma en el rostro.

—¡¿Alteza?! ¿Qué-?

—¡¿¡POR QUÉ LO DEJASTE ENTRAR!? —gritó Sidon, su rostro descompuesto, los ojos bañados en lágrimas.

Rivan se detuvo en seco.

—¡¿Qué…?! ¡Mi príncipe, fue él! ¡¡Fue Link quien me lo ordenó!! ¡Dijo que tenía que verlo, que usted estaba sufriendo, que no corría peligro…!

—¡TÚ TENÍAS QUE DETENERLO! ¡¡ERA TU DEBER!! —bramó Sidon, sujetando el cuerpo desmayado de Link con más fuerza, entonces un hada apareció de la nada, girando y danzando alrededor del Hyliano, cicatrizando casi de inmediato la herida en su hombro, haciendo que tanto el príncipe como Rivan suspiraran aliviados— Santa Hylia…

Rivan retrocedió, mudo. Por un momento no hubo más que silencio. La respiración entrecortada de Sidon. El goteo espeso del semen sobre el suelo. El temblor leve de las piernas de Link.

—Sabía que perdería el control así —susurró Sidon, más para sí mismo que para el guardia— Se supone que Zelda iba a cuidar de él, que iba a mantenerlo alejado del dominio… Y cuando volví en mí… él… él estaba aquí, así…

—Alteza… —intentó Rivan, pero no encontró palabras.

—¡Sal de aquí! —gritó Sidon, con la voz quebrada— ¡Sal y no digas una sola palabra de esto! ¡A nadie!

Rivan asintió y salió corriendo, cerrando la puerta tras de sí. Sidon bajó la mirada hacia el cuerpo que aún sostenía. Link seguía inconsciente.

Su expresión era serena, relajada incluso, pero el cuerpo hablaba por sí solo: la hinchazón de su vientre, los muslos manchados, las marcas de su frenesí. Era evidente lo que había ocurrido. Y lo peor… era que Sidon no podía recordar con claridad dónde terminaba el instinto y dónde comenzaba el consentimiento.

Lo alzó con delicadeza, y lo llevó en brazos por los pasillos del castillo hasta sus propios aposentos, sin cruzarse con nadie.

Lo depositó sobre su cama, lo acomodó con ternura y se alejó apenas para mojar un paño tibio. Se arrodilló frente a él, limpiando su piel con manos temblorosas. Primero su rostro, luego su pecho, sus caderas… y entonces se detuvo, temblando al ver los rastros entre sus piernas, el semen mezclado con rastros de sangres, aún deslizándose lentamente.

Una lágrima gruesa cayó por su mejilla.

—Perdón… —susurró, con la voz apenas audible— Link… yo no… no sabía… tú no sabías… ¿por qué hiciste esto…?

Pensaba que Link solo había querido ayudar.

Que, sin comprender el peligro, se había acercado a calmarlo… y él, cegado por el frenesí, lo había tomado. Violado, incluso. La sola idea lo hizo encogerse de dolor.

—Te fallé… —susurró— y no sé cómo vas a mirarme cuando despiertes.

Lo limpió con todo el cuidado del mundo. Cubrió su cuerpo con una manta ligera, sin dejar de acariciarle el cabello con ternura culposa, con las manos aún temblando. Y así se quedó, sentado junto a él. Vigilando. Sufriendo. Sin saber que Link… había querido todo desde el principio.

***

Sidon no se había movido de la cama.

Seguía sentado en el borde, con la espalda encorvada, los codos sobre las rodillas, la cabeza entre las manos. Sus ojos estaban vidriosos. No había dormido, no había parpadeado. Solo respiraba… lento… esperando que el cuerpo de Link diera alguna señal. Esperando que abriera los ojos, que se quejara, que lo odiara.

Pero cuando escuchó un leve suspiro, alzó la cabeza de inmediato.

—¿…Link?

El cuerpo sobre la cama se removió con lentitud. Las pestañas largas temblaron. La respiración se volvió más fuerte. Y entonces, los ojos azules se abrieron, brillando con un destello que nada tenía de inocente.

Sidon se puso de pie al instante.

—¡Link! ¡Estás despierto! ¡Diosas, pensé que…! Yo… lo siento, yo… yo no sabía… ¡perdón! ¡Perdón por todo, yo no quise-!

Pero no terminó la frase.

Porque Link, en un movimiento rápido —casi animal— se incorporó sobre las sábanas, se lanzó hacia adelante y lo besó. Con fuerza. Con hambre. Sus labios atraparon los de Sidon sin aviso, lo empujaron hacia atrás, y el príncipe trastabilló, cayendo sentado en el suelo de piedra luminosa , jadeando de sorpresa.

Y Link no se detuvo.

Montó su regazo con las piernas temblorosas, se sentó a horcajadas sobre su cadera, sus manos presionando los hombros del Zora como si le urgiera fundirse en él de nuevo. Sus ojos estaban enrojecidos, pero no de llanto… sino de deseo latente.

—¡L-Link! ¿Qué… qué estás haciendo? —gimió, sin entender nada, sus manos en el aire como si temiera tocarlo— ¡Estás herido! ¡Yo te…!

El campeón lo miró con intensidad feroz. El cabello desordenado le caía sobre el rostro, su pecho subía y bajaba por la respiración agitada, y sus mejillas estaban encendidas. Se movió en su regazo, frotando lentamente sus caderas contra la pelvis del príncipe, dejando escapar un leve jadeo ronco.

Entonces alzó las manos.

《Cállate.》Dijo, aunque más bien parecía una orden.《Te ves más guapo cuando gruñes sobre mi que cuando te disculpas.》

Sidon parpadeó, completamente desconcertado.

—¿Qué…?

El hyliano firmó de nuevo, con movimientos rápidos, impacientes:

《Estoy caliente.》Dijo, mordiéndose los labios《Aún te quiero dentro.》sus pequeñas manos bajaron por el cuerpo del príncipe, y su boca lanzó un gruñido al toparse con la joyería real sobre las escamas de su amado《¿Por qué no estás desnudo ya?》

—¡¡P-por la Diosas!! —Sidon jadeó, sus mejillas encendiéndose— ¿Qué estás diciendo? ¡Acabas de desmayarte en mis brazos! ¡Te llené hasta hacerte perder el conocimiento! ¡No sabía lo que hacía, y tú… tú me besas y te montas como si nada…!

Link lo besó de nuevo. Profundo. Húmedo. Sucio. Luego se separó apenas y firmó con una sonrisa torcida, los dedos rozando su propio vientre todavía tenso, hinchado, tibio.

《¿Te crees que vine a la celda sin saber lo que podía pasar? Me mordiste, Sidon. Me marcaste, y sabía perfectamente lo que significaba. Te quería así. Te quiero ahora.》

El príncipe sintió cómo sus miembros, apenas calmados, empezaban a endurecerse de nuevo bajo el peso y la fricción del cuerpo de su amante sobre él.

—No… no puede ser… —murmuró— tú… ¿Querías esto…?

Link rió. Silencioso. Sutil. Peligroso. Y luego firmó, con los ojos brillando:

《Por supuesto que quería que me cogieras.》Dijo sonriendo, mirándolo con las pupilas dilatadas.《Y aún no terminamos ¿verdad?》

Entonces tomó la mano de Sidon y la guió entre sus piernas, donde su entrada aún palpitaba, húmeda, hinchada, aún goteando semen.

《¿Lo sientes? Estoy tan lleno de ti…Pero quiero más.》

El zora tragó saliva. Su voz se quebró.

—Link… por las Diosas…

《Calla.》 firmó con intensidad, montándolo un poco más alto《Y cógeme otra vez.》

Los siguientes cuatro días se fundieron en un ciclo sin tiempo, donde el amanecer y el ocaso parecían confundirse entre el calor de las sábanas revueltas y el temblor de los cuerpos exhaustos. Link y Sidon apenas salían de la habitación; solo se detenían cuando el hambre se hacía demasiado intensa o cuando el príncipe, recobrando por momentos la claridad total, insistía en limpiar las marcas que ambos dejaban en el otro.

Entre caricias aún húmedas y respiraciones entrecortadas, compartían fruta fresca, agua fría, y algunas conversaciones entre risas y susurros, con Link sentado sobre sus piernas o tumbado a su lado, firmando palabras que hacían sonreír a Sidon hasta doler. A veces hablaban… otras veces, simplemente se miraban, sabiendo que pronto volverían a tocarse, como si sus cuerpos no pudieran estar demasiado tiempo separados sin arder de necesidad.

Y así, entre el placer y el descanso, entre el deseo feroz y la ternura disfrazada de juego, construyeron un pequeño mundo solo para ellos dos, donde todo lo demás, las coronas, el deber, incluso el miedo, se disolvía con cada gemido y cada beso hambriento.

***

La temporada de apareamiento llegó a su fin con la primera lluvia cálida de la estación, y con ella, el Dominio Zora despertó de su trance húmedo, vibrante, satisfecho. Los cuerpos calmados, las almas renovadas. Como cada ciclo, el cierre se celebró con una ceremonia ancestral en el Gran Anfiteatro, presidida por el Rey Dorphan, cuyo porte imponente no había menguado a pesar de los años ni del peso de haber gobernado en soledad tras la pérdida de su reina.

La voz del rey retumbó con solemnidad entre las columnas de coral blanco, mientras los Zora, reunidos en círculo, lo escuchaban con respeto y cierta sonrisa satisfecha aún latente en los labios.

 —Hijos e hijas de las aguas —declaró con dignidad—, que la semilla depositada en este ciclo fluya con fuerza en el interior de quienes han sido elegidos como portadores. Que la fecundación haya nacido en el mayor de los placeres… y que la dicha de este tiempo se prolongue en los hijos que vendrán.

Entonces alzó la mirada hacia Link, quien se encontraba a un lado del trono, vestido con una túnica ceremonial ligera, transparente, casi inútil, que no ocultaba del todo las marcas aún visibles sobre su piel. No necesitaban confirmaciones: todos los presentes sabían lo que había pasado. Su aroma estaba impregnado del príncipe, como un canto silencioso que se escurría entre las olas.

 —Y tú, Hyliano de corazón valiente —prosiguió el rey, su voz suavizándose—, gracias por el Parque de Mipha. Sin ti, los renacuajos no habrían tenido refugio mientras sus mayores se entregaban a la naturaleza. Nos has dado más que paz… nos has dado futuro.

Los Zora presentes inclinaron la cabeza en señal de profundo respeto.

Y Link, aunque no podía hablar, sintió con claridad lo que su cuerpo comunicaba por él: “estoy marcado. Soy amado por el príncipe. Soy parte de esto ahora.” Y todos lo sabían. Y todos lo celebraban.

La ceremonia terminó entre aplausos suaves, cánticos rituales y un ambiente de satisfacción que empapaba las piedras del dominio como la humedad del río después de la tormenta. Pero apenas el rey se retiró a sus aposentos, Sidon tomó la mano de Link con una presión firme, sin decir palabra, y lo condujo lejos del anfiteatro, por pasillos laterales adornados con corales rosados que aún vibraban con energía fértil.

Lo llevó hasta uno de los balcones más altos del castillo, donde el agua caía en cortinas finas y el viento húmedo acariciaba la piel con suavidad. Una brisa leve alzó los bordes de la túnica de Link, dejándole al descubierto una clavícula aún mordida, y eso pareció dolerle más a Sidon que a nadie.

—Link —dijo finalmente, la voz grave pero apagada—, antes de que digas nada… necesito que me escuches.

Link ladeó la cabeza, curioso. Lo dejó hablar.

—Cuando desperté del frenesí… y te vi ahí… —hizo una pausa, apretando los ojos— desmayado, cubierto, tan pequeño entre mis brazos… pensé que te había matado. Pensé que habías entrado a esa celda sin entender el riesgo. Que no sabías lo que podía hacerte… y que no podría perdonarme si te había dañado. Nunca imaginé… que querías eso. Que me habías elegido sabiendo lo que implicaba.

Se acercó un paso, enorme y solemne, pero sus ojos eran los de alguien que aún tenía miedo de perderlo.

—Creo que… te subestimé. Pensé que debía protegerte incluso de mí. Pero tú… —le rozó el mentón con la yema de los dedos— tú no eres frágil, mi perla. Y yo… debo aprender a no tratarte como si lo fueras.

Link sonrió. Esa sonrisa traviesa que le nacía desde los huesos.

Y entonces alzó las manos, sin prisa, con elegancia, con deseo.

《No tienes que protegerme de ti.》Dijo, avanzando hacia él《Tienes que usarme. Tienes que tocarme, cuando lo necesites. Cuando lo desees. Cuando quieras romperme… y…》

Sidon tragó saliva, sus branquias temblaron visiblemente.

《A partir de ahora…》, firmó Link, acercándose, rozándole el pecho con las palmas desnudas, 《no hay razón para que no tengamos una vida sexual tan activa como podamos soportar. Y espero que nunca… jamás… vuelvas a ignorarme cuando tenga ganas de ti.》

Sidon se quedó en silencio un segundo… y luego rió, ronco, emocionado, con los ojos brillando.

—Mi zafiro … por las diosas, ¿qué clase de criatura eres?

El rubio lo besó. Lento. Firme. Y con una sonrisa contra sus labios, firmó sobre su pecho:

《Una criatura completamente tuya, definitivamente. 》

 

Notes:

¡Y QUE VOLVIERON A COGER! Jajajaja yo se que muchas de ustedes querían que Sidon sufriera por mentiroso, pero la verdad soy de la idea de que muchas veces las mentiras no son malas, sobre todo cuando estás en pareja, mentir a veces es necesario por x o y situación, en este caso si nos ponemos en la situación de Sidon es normal pensar en mentir hasta hallar una solución decente a la situación jajajaja.

Así que creo que Link entiende eso, sobre todo porque sabe que Sidon hizo todo eso para protegerlo. A pesar de que es el puto héroe de Hyrule jajaja lo conmueve que a pesar de eso aún quiera cuidarlo.

Por cierto ¡¿Cómo ven que Link ya desobedeció una orden y dio su propia orden?! Ahorita como que el wey trata de fingir que no sabe lo que todas sabemos ya que sabe jajajajja que es el heredero al trono zora junto a Sidon ¡Que drama el que se nos viene!

Nos vemos la próxima semana.

Próximo capitulo: 27 de octubre.

Con amor

Dulce de Luna.