Chapter 1: Lady of the sea
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LADY OF THE SEA.
Señora de los mares.
GAME OF THRONES FANFIC.
SINOPSIS.
Lady Valaena Velaryon, heredera de Marcaderiva y última portadora del nombre de la gran matriarca Velaryon, sobrevive al colapso de la dinastía Targaryen huyendo con su hermano Monterys, en medio de su su huida, arriesga todo para rescatar a dos niñas de sangre real: Daenerys y Rhaenys, hijas de una Casa extinguida y símbolos de un linaje maldito.
Con un viejo buque Velaryon que había sobrevivido con el pasar de los años y la ayuda de viejos aliados navales, escapan a través del Mar de Jade, hasta llegar a Yi Ti, donde son acogidos por el emperador Zhao Xilin, descendiente de los Sabios del Loto Carmesí y de los primeros emparadores. En secreto, Valaena entrena a las niñas en artes de liderazgo, guerra y sabiduría dragón.
Años después, Valaena comanda la legendaria flota yitiense “Dragón de Jade”, ganándose fama como la Sombra del Mar del Amanecer. En Westeros, la leyenda sobre una señora del mar que comanda cientos de barcos se propaga como una amenaza latente. Robert Baratheon la sigue cazando, temiendo el renacimiento de sangre Targaryen y de la sangre Velaryon que se había diluido con el pasar de los siglos. Sin saber que una nueva reconquista se aproximaba...
Chapter 2: Preludio
Summary:
Ceniza y silencio.
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El cielo sobre Desembarco del Rey estaba teñido de humo y gritos de inocentes y no inocentes. Las torres de la Fortaleza Roja escupían ceniza como dragones moribundos, el rugido de los saqueadores reverberaba por los patios internos, mezclado con el lamento de los muros al ser desgarrados. Valaena Velaryon respiraba a través de un pañuelo húmedo, sus pasos silenciosos recorría los pasillos ocultos que una vez recorrió como invitada de la corte al ser hija de Lord Manfred Velaryon, la sangre manchaba el mármol, y sus botas se hundían en charcos rojos.
Desde el rincón detrás del tapiz de los antiguos Targaryen — específicamente de Lord Aenar junto a sus hijos Gaemon y Daenys "La Soñadora" — escuchó algo que le congelo completamente la sangre.
— ¡Por los dioses, no! ¡Aegon! — la voz de Elia Martell rompió el aire. Luego, el silencio se sintió más que aterrador y denso que se podía cortar con un cuchillo
—Perdón... perdóname, Elia... yo no... no puedo... — Valaena apreto los labios que temblaban al escuchar ese grito de Elia Martell, la esposa del príncipe Rhaegar quien había muerto en la Batalla de Tridente a manos de Robert Baratheon. Al mirar, la pequeña Daenerys dormía en una cesta improvisada mientras que la pequeña Rhaenys, con los ojos húmedos y el cuerpo tembloroso, se aferraba a su brazo. Monterys, el hermano menor de Valaena, apenas consciente por el golpe en su cabeza durante el caos, estaba atado a su espalda de manera improvisada—. Vamos, pequeños... no lloréis. — susurro al ver a Rhaenys sollozando en voz baja—. Os juro por las olas y los vientos, por Marcaderiva... que viviréis.
En la cámara abandonada del Maestre, llenó una bolsa de cuero con mapas viejos, una bitácora, algo de pan seco, una especie de pure de frutas y un frasquito de fuego valyrio que había logrado rescatar ya que estaba ahí. El estandarte de los Velaryon lo enrolló junto al mapa de navegación,
—Padre decía que las estrellas no mienten, nos guiarán para poder protegernos—dijo, como si Lord Monford, su padre estuviera aún junto a ella pero no sabía que había pasado con él, si estaba vivo o muerto.
Al salir de la fortaleza, los muros ardían como antorchas mientras que la sangre se esparcía por todos lados igual que el olor de los cadáveres esparcidos por todo el lugar, el aroma a cal lograba disminuir apenas el olor de los fétidos cuerpos. Gritos y risas crueles cubrían el aire así como el sonido metálico de espadas y escudos.
—¡Allí! ¡Una mujer con niños! —gritó un soldado borracho.
Valaena sintió un escalofrío y salió corriendo lo más rápido que pudo, con el corazón martillándole el pecho preocupada de que pudieran cometer una atrocidad contra ella o los niños. La costa era una línea difusa entre la niebla y el horizonte. “La Sierpe de Plata”, su buque, esperaba con las velas recogidas.
—¡Aléjense! ¡Soy Valaena Velaryon, señora de Marcaderiva! — bramó, al alzar su espada curva bañada en agua de sal y fuego, el guardia borracho que intentaba alcanzarla cayó, atravesado por un virote desde el buque salpicando ligeramente la sangre y su expresión era indescriptible en esos momentos. El marinero que la había servido en secreto la saludó desde cubierta.
—Mi señora. El viento nos favorece, es hora de partir, huir de este infierno. — aviso Jinhai.
Valaena subió a bordo, las niñas abrazadas a su pecho, Monterys en su lecho improvisado en la espalda. Al girar la cabeza, Desembarco del Rey desaparecía entre humo negro y cenizas rojas, los dioses han maldecido todo aquello después de la Batalla de Tridente. Maldita seas Rhaegar, no tuviste que hacer esa mierda con Lyanna.
—Marcaderiva vive —susurró, mientras abría la bitácora con manos firmes pero temblorosas —. Que el mar me lleve, que el destino me encuentre, que en tierras lejanas... resurja el nombre Velaryon.
Chapter 3: 01.
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El oleaje se mecía bajo la quilla de La Serpiente de Plata, como si el propio mar quisiera arrullar a los viajeros secretos que cruzaban sus dominios, como en las épocas de Corlys Velaryon, la luz del crepúsculo comenzaba a teñir las velas que estaban encendidas y Valaena Velaryon se encontraba en la cubierta, con los ojos puestos en el horizonte quebrado, la noche prometía estrellas así como la luna aparecía poco a poco
A su lado estaba Jinhai, el viejo marinero de rostro curtido por la sal y los secretos, el hombre no menos de cincuenta años había servido a los Velaryon en silencio fingía ser poco más que un timonel sin voz, pero desde que Valaena era niña y escapaba de Marcaderiva en su barca rumbo a Desembarco de Rey, Jinhai la había escoltado desde lejos como una sombra protectora que la seguía cuando los adultos la llamaban caprichosa por querer navegar. Ahora era su escudero del océano, su guardián sin título, el encargado de ayudar a escapar de todo el desastre en Desembarco del Rey
—La constelación de Naelmar está baja esta noche, eso es buena señal, así nos podemos guiar mucho más fácil en estos momentos —murmuró él, señalando una agrupación de estrellas que se alineaba sobre el timón que manejaba aquel hombre de cincuenta años, la piel bronceada por los años expuestos al sol y al agua salada del mar
—¿El cazador de los vientos? —preguntó Valaena, recordando las historias de su padre Lord Manfred sobre las estrellas y constelaciones que ayudaban a los viajeros, navegantes, exploradores y comerciantes a guiarse en medio de las turbias aguas que se sacudían.
—Justamente, si se inclina al este... nos lleva directo al Jade.
Bajo la cubierta, La Serpiente de Plata estaba bien provista. Salmuera, frutos secos, rollos de pan endurecido, barriles de agua y vino débil, más allá de donde se encontraba la reserva, Monterys dormía envuelto en mantas, su respiración débil pero constante. Rhaenys cuidaba de la pequeña Daenerys, cantando un verso antiguo en voz baja que le había enseñado su madre Elia:
“Luz en el agua, flor en la espuma,
madre de llamas que nunca se apagan.”
Durante el día, Valaena revisaba los mapas junto a Jinhai, marcando cada isla avistada, vieron costas oscuras que parecían corroídas por magia, ¿Valyria?, ¿O los dominios ghiscaris en ruinas, ninguno lo sabía con certeza tenían miedo de acercarse a esas costas oscuras, ya que se hablaba de que habitaban seres deformados ansiosos de sangre humana, demonios, entre otras cosas indescriptibles, incluso se hablaba de una gran águila que cuidaba los dominios ghiscaris en ruinas. Hasta que uno de esos tantos días, al alzarse una luna turquesa.
—Eso... eso es Qarth. Mira la silueta de las torres abiertas. — señalo Jinhai
—¿Tan lejos hemos llegado? — pregunto Valaena sorprendida
—Ya estamos en el Mar de Jade, mi señora. Cerca de la Isla de Leng, pero debemos andar con cuidado... estas aguas no son nuestras, estamos en aguas extranjeras.
Como si el propio mar escuchara igual que el cielo y las estrellas, aparecieron unos buques: cinco galeras con velas color jade, cada una adornada con el símbolo del león de Yi Ti. Rodearon La Serpiente de Plata con movimientos precisos, sin disparar... aún, querían saber las intenciones de esos extranjeros que estaban en aguas territoriales yitienses. Del barco central surgió un hombre con barba trenzada y armadura dorada reluciente: el Comandante Zhen Luyang, conocido entre las islas como “la Espada del Amanecer”, temido por los piratas, su voz era firme y sonora:
—¡En nombre del Trono Perfumado, rendíos y preparad respuesta! — solto, su voz era firme y sonora.
Los marineros se tensaron al escuchar la voz de la "Espada del Amanecer" viendo aquel buque extranjero que flotaba en sus aguas, Jinhai llevó la mano al timón, Valaena avanzó, elevando la voz en lengua yitiense:
—¡Por favor, gran comandante! ¡No venimos como amenaza! Soy Valaena de Marcaderiva, y viajo con tres niños bajo mi protección.
Zhen Luyang frunció el ceño al escuchar aquellas palabras.
—¿Hablas nuestro idioma, mujer de los dragones?
—Suficiente para pedir clemencia. Mis aguas... ahora son vuestras, pero mis cargos son inocentes.
Silencio por unos momentos, luego el comandante bajó la espada.
—Entonces hablaremos en paz, el Mar de Jade acoge a quien respeta sus caminos.
Los buques yitienses navegaron en formación, escoltando La Serpiente de Plata como si fuera una joya en medio del Mar de Jade, cada vela, cada estandarte jade con el león yitiense representativo ondeaba con disciplina ceremonial, y Valaena sentía cómo los ojos del este la estudiaban desde lejos. Tras varias jornadas, divisaron Yin, la capital resplandeciente de Yi Ti que eran como una sinfonía de oro, jade y incienso, sus murallas se extendían como colas de dragones dormidos, y en el centro, como una corona divina, se erguía el palacio imperial con techos curvados que tocaban las nubes.
— Hemos llegado a la capital. — aviso Zhen Luyang mirando a Valaena.
Cuando llegaron a las costas de la capital, los niños fueron cubiertos con una especie de túnicas ligeras de lino amarillo, símbolo de respeto para los anfitriones. Monterys despertó con la mirada perdida pero alerta, Rhaenys miraba todo con una mezcla de miedo y asombro, y Daenerys dormitaba en brazos de Jinhai mientras bajaban del barco pisando tierra firme. Valaena llevaba una túnica que era un poco más ceñida al cuerpo, "qipao" era la palabra para esa vestimenta según el comadamente
Una comitiva aguardaba en el muelle: Soldados de armadura perlada, músicos con flautas de viento, y nobles con abanicos pintados listos para recibir a los anfitriones extranjeros, el Comandante Zhen Luyang les condujo por la Avenida de la Flor de la Luna hasta los jardines del palacio imperial donde aguardaba el Emperador Zhao Xilin, emperador de Yi Ti, vestido de una capa de seda celestial y su corona era una obra de arte viviente, a su lado estaban presentes sus consejeros sosteniendo rollos de pergamino con un sello rojo Valaena se arrodilló ante el trono.
—¿Velaryon? — solto Xilin, con un tono de sorpresa después de leer uno de los pergaminos dado por uno de sus consejeros—. No se ha oído ese apellido desde los días de Corlys el Navegante, quien cruzó nuestros mares y dejó huellas en nuestras leyendas, comercio con nosotros más de una vez, se le considero un invitado de honor.
—Soy su descendiente... — Valaena alzo la vista, su voz era firme pero temblorosa —. Y estoy aquí buscando refugio. Soy perseguida por Robert Baratheon, quien ha usurpado el trono de Westeros después de acabar con el rey Aerys I y con el príncipe heredero Rhaegar.
— Su Majestad, los cuervos trajeron noticias desde tierras lejanas. — intervino el sabio Lan Hu, uno de los consejeros—. Los Targaryen han caído, el Ciervo se ha sentado en el Trono de Hierro. Esta mujer... está marcada por esa guerra.
Xilin contempló a Daenerys, que murmuraba en sueños. —Una niña tan pequeño no debe conocer el frío de la política.
—Ella es hija de reyes, la más pequeña de los fallecidos reyes Aerys y Rhaella —dijo Valaena—. Así como Rhaenys, hija del príncipe de Rocadragón Rhaegar y Elia Nymeros Martell de Dorne, así como mi hermano que es hijo de Marcaderiva.
El emperador alzó la mano, con solemnidad. —Que una doncella de jade conduzca a la señora Velaryon a sus nuevos aposentos y que anclen su barco junto a los buques de guerra. Y que una ama de cría sea llamada, esta niña no morirá de hambre en la tierra del amanecer. — declaro mirando a la pequeña Daenerys por última vez.
Esa noche a su llegada al Imperio de Yi Ti, Valaena se sentó frente al emperador en una mesa circular de jade, los platos eran delicados: arroz perfumado, frutas del este, vino de flor de ciruela, el emperador amablemente la había invitado a cenar, quería conocerla aún más, lo tenía intrigado.
—Háblame de tu historia —pidió Xilin mientras los sirvientes terminaban de servir la comida—. ¿Cómo una estrella del oeste llegó hasta mis mares y al territorio de mis antepasados?
Valaena decidió hablar: De Marcaderiva, de Rhaegar y Elia además de las espantosas muertes de ambos, de la caída de la Fortaleza Roja, del fuego en Desembarco del Rey. De cómo escapó con Monterys, salvó a Rhaenys entre los cadáveres, y recogió a Daenerys como último rayo de esperanza, técnicamente las dos pequeñas venían siendo las últimas Targaryen, sabía de Viserys — el hijo del medio de Aerys y Rhaella — pero no lo encontro por ningún lado, no sabía si estaba vivo o muerto.
El emperador bebió en silencio el vino de flor de ciruela antes de hablar. —Acepto tu exilio, el Mar de Jade será tu escudo y si ese cabeza de venado pisa mis dominios... no verá el amanecer nunca más. — declaro mirando a Valaena—: Considerate una invitada de honor, hace tiempo que no tenemos a alguien con ese título desde la época de Corlys "El Navegante".
Chapter 4: 02.
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El sol se filtraba entre los aleros curvados del Palacio de las Mil Lunas, dorando cada columna con reflejos de melocotón y perfume de incienso, en su tercer día en Yin, Valaena Velaryon comenzó a caminar sin escoltas, con los pasos firmes de una invitada que no se dejaba intimidar por la pompa ni el protocolo dela corte. Desde temprano, Valaena fue invitada a reuniones con los sabios de Yi Ti, quienes vestían túnicas blancas bordadas con dragones azules, le hacían preguntas sobre mareas, navegación, los linajes del oeste, etc. Y ella respondía con precisión, ganándose el respeto de muchos.
—Conoce el mar como si lo hubiera tejido ella misma —comentó el Sabio Han Qiren, admirado por cómo Valaena comparaba los sistemas de corrientes entre Essos y Westeros—. Ha aprendido muy bien de sus antepasados. — añadió el viejo sabio
Fue entonces que el emperador Zhao Xilin, durante una sesión privada en el Pabellón de Jade Silente, hizo su ofrecimiento.
— Yi Ti ha crecido mirando hacia dentro, no estaría mal mirar hacia fuera con ojos nuevos —dijo con suavidad mirando a Valaena que estaba presente junto al resto de los sabios—. Quiero que formes parte del Consejo del Loto Carmesí, tu voz extranjera será el eco de otras tierras. — solto, la joven aceptó con una reverencia sincera, rápidamente se le otorgo un brazalete de obsidiana con incrustaciones de jade, que era símbolo de voto, alianza y secreto—, los sabios se encargaran de guiarte.
Mientras estudiaba los complejos protocolos del consejo con ayuda de algunos de los sabios de la corte — como el sabio Han Qiren — ,Valaena nunca desatendía a sus niños. Una ama de cría cuyo nombre era Yuan Xinyi, alta de piel aceitunada y voz cantarina fue asignada a Daenerys, quien respondía con pequeños balbuceos y sonrisas, Monterys empezó a comer mejor además que sus heridas estaban mejorando, y Rhaenys pasaba las tardes aprendiendo palabras yitienses por parte de los sirvientes.
Pero una visita inesperada, una dama del jardín invitó a Valaena a conocer el legendario Harén de las Nubes Eternas — el harén imperial yitiense donde entraban nobles y también esclavas que traían de todos lados—, a la Velaryon le sorprendió su atmósfera de quietud, estudio y disciplina. Allí conoció a la Emperatriz Xiaoke, una mujer de mirada clara y voz dulce como seda húmeda, quien le explico los rangos del harén:
La Emperatriz, era la voz sagrada del linaje real, la mujer de mayor rango, cualquier concubina podía llegar a rango de Emperatriz, luego le seguían la Consorte Honorable Imperial, mujeres de alta nobleza aliadas por la política y entregadas al harén desde que son jovencitas, seguido de Consortes Honorables, elegidas por los sabios del consejo por su virtud, estaban luego las Consortes, mujeres con habilidades culturales o militares y por último las Concubinas Imperiales, grandes bellezas ofrecidas por los calnes de la zona como obsequios diplomáticos.
— Los Dotharki a veces pasan por nuestro territorio y ofrecen a las damas de sus tribus como obsequios diplomáticos — menciono uno de los eunucos más ancianos de nombre Weng Lao—. También los Jogos Nhai ofrecen a mujeres como obsequios y entran al harén imperial, los Hombres de Sombra solo una vez han hecho un trato y entregaron a la mujer más bella de Stygai, en Asshai de la sombra.
— ¿Más bella?
— Así mismo, su nombre era Ashara pero su nombre imperial era Zhao Jiang, fue la esposa del Emperador Zhao Bai, antepasado de su Majestad. — añadió Weng Lao—. Pero recuerda algo nǚhái (muchacha), cuando muere el emperador... puede nacer el caos, si no hay heredero claro, las facciones se desgarran como seda al viento, hasta las concubinas ocultan dagas. — añadio esto último en un susurro. Valaena asintió, Yi Ti no solo era belleza, era estrategia disfrazada de ceremonia
En una de esas tardes tibias y frescas en el Jardín del Tigre Blanco, el emperador llamó a Valaena, allí estaban sus dos hijos con Xiaoke, el Príncipe Zhaonan, de ocho años, curioso y silencioso, fascinado por las espadas pequeña así como la Princesa Xinyue, de siete, inquieta y de risa cristalina, que se escondía entre los lirios y espiaba a Monterys hasta aparecer de sorpresa para asustarlo.
—Se parecen en edad a tus pequeños —dijo el emperador—. Quizá el juego construya puentes que los sabios jamás logran...
Valaena los observó jugando con Rhaenys entre las piedras del estanque, Daenerys dormía en brazos de su ama de cría, bajo una sombrilla de flores secas. Monterys reía mientras veía a Rhaenys tirar piedras con Zhaonan y Xinyue en el estanque, por primera vez desde Desembarco del Rey, Valaena sintió que quizás había espacio para algo más que el duelo. Quizás... para esperanza.
Aún antes del amanecer, mientras el cielo sobre Yin se tejía con hilos salmón y nácar, Valaena ya estaba en el salón del Trono de Ámbar, el emperador Zhao Xilin la recibió con una mirada que mezclaba respeto y cálculo político.
—Tu sangre navega con el viento —dijo yendo directo al grano—. Yi Ti necesita ojos que comprendan la furia del mar, te nombro Almiranta del Loto Marítimo, gobierna nuestras costas. — declaro mientras los sabios asentían.
Valaena, con los labios sellados en asombro sin palabra alguna, acepto sin duda alguna el título, el brazalete que recibió esta vez era de jade negro con escamas de plata, en su núcleo se encontraba una piedra lunar con el símbolo del Pez Dragón, símbolo del poder naval yitiense, temido por los piratas de las Ciudades Libres y de Pentos que se acercaban a aguas yitienses.
Justamente después de aquel nombramiento, el Comandante Zhen Luyang, con el cabellos recogido y armadura que olía a sal y pólvora, aguardaba a Valaena en el puerto de los Mil Anzuelos. Fue él quien la había encontrado en las costas de Yi Ti con sus hijos, pocas pertenencias además del navegante Jinhai, ahora la recibía como su superiora.
—Mi señora Velaryon, es hora de que conozcas el filo que protege este Imperio — declaro, guiándola a través de las plataformas navales, donde el buque Serpiente de Plata aguardaba anclando siendo protegido por las demás embarcaciones.
La jerarquía naval yitiense era más que clara: La Artillería de Sangre de Coral era parte de la defensa que se encontraban en los buques y embarcaciones, cañones cargados con esferas de fuego negro y fragmentos de obsidiana que se encontraba en lo más profundo de las selvas de Yi Ti así como la obsidiana importada de Asshai de la sombra, luego le seguían las Fragatas del Aliento Azul, eran unos veleros con alas de seda y mastiles reforzados con marfil de escama que era producido en la Isla de Leng y por último estaba la Guardia de Sal, el cuerpo marino de elite, encabezado por la capitana Li Zhenhua, una mujer con cicatrices de tiburón en la pierna y mirada indomable, que había vivido muchas experiencias.
Los soldados se alinearon para recibirla con cánticos ancestrales que provenían del Antiguo Imperio, de la época de los primeros emperadores yitienses, Valaena quien los observaba, sintió que el mar había vuelto a reclamarla, los muelles eran su hogar... solo que esta vez, bajo estandartes dorados.
Mientras tanto en el Palacio Imperial, en los Jardines del Aliento Tranquilo, el emperador tomaba té de jazmín bajo una pérgola de bambú. Sus hijos, Zhaonan y Xinyue, jugaban a esconderse entre los arbustos con Rhaenys y Monterys, construyendo mundos de piedra y hojas secas. La risa resonaba como campanas suaves que podían derretir a cualquiera, mientras que la pequeña Daenerys, envuelta en una manta de color índigo, dormía en brazos de Yuan Xinyi, su ama de cría proveniente de la Isla de Leng, una mujer de rostro tatuado con símbolos protectores y voz melódica, que susurraba viejas canciones del mar.
Durante ese momento de paz, llegaron al jardín la Consorte Honorable Imperial Mei Liran, vestida de azul noche con delicados bordados de grullas danzantes seguida de la Consorte Honorable Liang Ximei, joven, astuta, con una sonrisa que no mostraba del todo sus pensamientos. Ambas intercambiaron saludos formales con el emperador y observaron a los niños jugar en sumo silencio.
Valaena regresó al palacio con el olor del mar aún impregnado en su ropa tras recorrer los muelles imperiales, inspeccionar las Fragatas del Aliento Azul, y conversar brevemente con la capitana Li Zhenhua, líder de la temida Guardia de Sal, algo dentro de ella había cambiado: una mezcla de vértigo y propósito, de saber que por primera vez desde Marcaderiva, comandaba algo real… algo que podía proteger a quienes amaba. Li Zhenhua, con su caminar rígido y voz seca, le había advertido antes de partir:
— Los mares respetan a los audaces, pero las cortes… a los cuidadosos. No descuides la navegación política, mi señora, la corte es afilada.
Al atravesar los portales tallados en lapislázuli, el aroma a lirio y limón la envolvió, los jardines eran un remanso de siluetas dulces y tardes suspendidas, bajo una pérgola decorada con farolillos de arroz dorado, el emperador Zhao Xilin observaba en silencio cómo los niños jugaban: Rhaenys corría detrás de una mariposa de papel junto a Xinyue, que reía agitando su abanico, Monterys se medía con espadas de madera junto a Zhaonan, ambos intercambiando golpes como si fueran herederos de dragones y por último la pequeña Daenerys, dormía en brazos de Yuan Xinyi quien entonaba una vieja canción sobre los espíritus del agua que habitaban en los pozos.
Valaena llegó, con paso firme, y fue recibida por el emperador con una sonrisa serena mientras tomaba un poco de té de jazmín, sentado bajo una pergola de bambú
—Has visto nuestra artillería. Ahora quiero mostrarte nuestras alianzas — añadió con una gran sonrisa, mientras dos figuras se acercaban por el sendero de piedra, supo que eran dos de sus concubinas que previamente habían estado presentes mientras los niños jugaban.
—La emperatriz me habló de usted una mujer del mar, pero también del hierro, proveniente de tierras lejanas — hablo la Consorte Honorable Imperial Mei Liran, vestida con una túnica de seda color lavanda con bordados de garzas y lunas, sus ojos eran claros como té de flor seca y su voz como la brisa nocturna.
—Los jardines son más bellos con huéspedes nuevos… aunque los pétalos también esconden espinas. — añadió la Consorte Honorable Liang Ximei, quien era más joven que Mei Liran, vestida con celeste de hilo de oro, movimientos calculados, sonrisa oculta tras un abanico de marfil que estaba en sus manos.
Ambas hicieron una reverencia medida, mientras el emperador observaba los juegos de los niños con afecto extraño, más que todo dirigido hacia Monterys y Rhaenys que jugaban con sus hijos.
—Como diría mi padre, el emperador Zhao Zexi, que cuando el imperio respira en calma, cuando los peces más grandes empiezan a moverse. — murmuro Zhao Xilin, mirao a Valaena mientras servía té para ella y sus concubinas —: Quiero que tú seas mi ola vigilante… y quizás, el faro para mis hijos. — añadió en un susurro. Valaena se quedó en silencio, no por desconcierto, sino por la certeza de que estaba siendo elegida para algo más que liderar barcos. Algo que envolvía legado, equilibrio y... poder.
El tambor ceremonial resonó como un corazón antiguo en la Cámara del Loto Carmesí, los sabios del consejo estaban reunidos así como los ministros del Trono Perfumado, los comandantes de las Cinco Columnas de Guerra y los diplomáticos de las Islas Tributarias así como de la Isla de Leng, entre inciensos flotantes y alfombras bordadas con dragones de bronce, el emperador Zhao Xilin se alzó con un gesto grave vestido con la túnica ceremonial
— Hoy, Yi Ti entrega su confianza a una dama del oeste, hija del mar, heredera de sangre navegante — proclamó, haciendo que los asistentes giraran los rostros hacia Valaena quien estaba vestida con una capa azul noche, cruzada por una banda de escamas plateadas además del escudo bordado de los Velaryon , dio un paso al frente, los símbolos imperiales colgaban de su cintura: el brazalete de la Almiranta, el sello del mar y el estandarte menor de la Guardia de Sal. A su lado, la capitana Li Zhenhua mantenía la postura de un bloque de granito: firme, discreta, respetuosa—La flota yitiense queda bajo su mando —anunció antes de añadir —. Y con ella, el rostro del Imperio ante las costas lejanas.
Li Zhenhua se inclino ante Valaena como una muestra de respeto. — Desde hoy, mi espada es tu voluntad, y la Guardia de Sal será tu ola más rápida.
Esa misma tarde, el viejo Weng-Lao, eunuco del Palacio de los Lotos Gemelos, la esperaba con un abanico en la mano, sus pasos eran lentos pero ceremoniales, como si cada baldosa conociera su peso. Previamente habían tenido una conversación sobre el harén imperial, después de todo Valaena había conocido a la emperatriz Xiaoke, quien era la actual Emperatriz luego de la muerte de la Emperatriz Liuxian.
—Mi señora, el emperador desea que conozca los velos del viento —dijo con tono poético—. Venid, el harén tiene historias que no se encuentran en libros.
Valaena lo siguió por corredores flanqueados por cortinas de seda, atravesaron los jardines internos, patios secretos y vestíbulos donde el aire olía a níspero y madera quemada. Al llegar al Harén Imperial, se vio rodeada de columnas decoradas con flores talladas, celosías de marfil y murales que narraban siglos de pasiones políticas, las mujeres del harén caminaban como sombras brillantes, y eunucos jóvenes cantaban versos mientras preparaban las mesas para la lectura nocturna. En un pabellón discreto lejos de las miradas de los demás, Weng-Lao le sirvió té de ciruela en tazas sin asa.
—Aquí se han escrito imperios con susurros —comento—. Yo serví a tres emperadores, desde el emperador Zhao Yu y vi cómo el hijo menor, el padre de Su Majestad que en paz descanse se convirtió en el Lobo Dorado, y cómo la emperatriz Xiaoke una vez salvó su hermana Lei en una noche de puñales.
—¿Todo eso sucedió aquí? —preguntó Valaena, intrigada mientras tomaba la taza para beber del té de ciruela
—Y más —respondió él, sonriendo con melancolía—. Las concubinas esconden cartas en peines, los eunucos escuchan los muros… y las alianzas nacen en un gesto de té compartido. — aseguro el eunuco—. El emperador Zhao Yu había designado a su hijo con la Honorable Consorte Huang Wei: Qiu como su heredero por las circustancias de la vida, cuando falleció se convirtió en una guerra para acceder al trono, Qiu era el candidato adecuado mientras que dos hijos, uno de de la Concubina Du Zhen, el príncipe Zhao Hua y el hijo de la Consorte Imperial Long Jiang, el príncipe Zhou Qing se disputaban el trono.
» No fue hasta que el menos inesperado, el príncipe Zhao Hua, hijo del fallecido emperador con la Consorte Honorable Sun Feng, apodado como el "Lobo Dorado" se alzo en su reclamo al trono yitiense y logro quedarse con el título de Emperador, ejecuto a Qiu así como a Zhao Hua y Zhou Qing para evitar rebeliones así como exiliar a cualquiera que se atreviera a reclamar el trono buscando derrocarlo. — termino de contar el eunuco—. No solo eso, durante la Noche de los Lotos Rojos, la emperatriz Xiaoke, entonces Honorable Consorte salvo a su hermana Lei esa noche cuando un infiltraod intento atacarla. Se sabe que la Emperatriz Xiaoke y su hermana proviene de una de las tribus que habitan cerca en la Montaña de la Alborada que esta bajo protección del Imperio.
— Ocurren muchas cosas... — susurro Valaena que observo el jardín central, donde mariposas de papel colgaban de los árboles de bambú, no sólo comandaría barcos sino navegaría también los silencios del Palacio, que estaba plagado de historias turbias e interesantes.
Chapter 5: 03.
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Un año después.
284 D.C
El sol de mediodía caía sobre los muelles imperiales cercanos al palacio, donde las velas de los buques yitienses se mecían como alas dormidas. Entre ellos, La Serpiente de Plata, el viejo barco Velaryon, permanecía anclado como un recuerdo flotante en medio de los buques y veleros. Jinhai, fiel como siempre se encontraba limpiando la cubierta, repasando cada rincón con la paciencia de quien conoce cada tabla como si fuera parte de su cuerpo.
Fue entonces, al mover una vieja caja de navegación, encontro algo que llamo su atención : un cofre sellado, oculto bajo una trampilla que ni él recordaba haber abierto antes. El metal estaba corroído, pero el sello aún visible: tres dragones entrelazados, el emblema de la Casa Targaryen, al abrirlo, el aire pareció cambiar, dentro envueltos en terciopelo negro, yacían tres huevos de dragón. Petrificados pero con vetas que aún brillaban bajo la luz: uno negro con ondas escarlatas, otro verde con motas de bronce bruñido y el último era crema casi al blanco con motas doradas como escarcha de fuego, Jinhai no dijo nada, solo los envolvió con cuidado y caminó hacia el palacio.
Valaena recibió a Jinhai en sus aposentos, y al verlo el cofre que traía, su rostro se endureció cuando el marinero abrió el cofre, el terciopelo negro yacía los tres huevos de dragón petrificados, noto que el metal estaba corroído en parte del cofre pero el sello era visible, los tres dragones entrelazados, el emblema de los Targaryen.
—Por los dioses del mar… pensé que eran leyenda. — exclamo sin palabra alguna recordó entonces la historia de Elissa Farman, la mujer que robó tres huevos de Dreamfyre, el dragón de Rhaena Targaryen, y los vendió para financiar su flota. Se decía que los huevos desaparecieron en el este, que llegaron a Asshai de la Sombra, y que su magia se perdió entre brumas y secretos—. ¿Cómo llegaron aquí? —preguntó, tocando el huevo blanco con dedos temblorosos.
—Estaban en el barco, mi señora —respondió Jinhai—. Quizá el destino los escondió hasta que los niños estuvieran listos. — aseguro—. Uno para Daenerys, uno para Rhaenys, y uno para Monterys. Tres niños, tres fuegos dormidos. — añadió el marinero dejando a Valaena sin palabra alguna, recordando claramente que la sangre Targaryen recorría sus venas tanto las de ella como la de su hermano. La mujer solo miró por la ventana, hacia el jardín donde los tres pequeños jugaban bajo la sombra de los árboles de jade.
Más tarde en el Salón de las Mil Lunas, Valaena compartió el hallazgo con el emperador Zhao Xilin, quien escuchó en silencio, con los dedos entrelazados, miro el cofre que estaba abierto que contenía los tres huevos de dragón petrificados, estudio con la mirada el escudo de los Targaryen.
—Mi abuelo, Zhao Yu, que en paz descanse hablaba de la Danza de los Dragones como si fuera una maldición —dijo el emperador —. Siempre decía que los dragones no murieron por guerra… sino por miedo. Que los hombres los mataron para apagar la última chispa de magia en un mundo que ya no quería maravillas. — murmuro. Luego con tono más ligero, habló de las selvas del sur, donde los basiliscos aún cazaban bajo lunas rojas—. Son criaturas que matan con la mirada, pero incluso ellos temen a los dragones...
Un emisario llegó esa misma tarde, con ropajes de Essos y una carta sellada con el ciervo coronado. Zhao Xilin se encontraba todavía en el Salón de las Mil Lunas compartiendo un bocadillo con Valaena cuando vio al tipo llegar.
—Mi señor —dijo haciendo una reverencia hacia el emperador, entrego la carta sellada con cuidado—, Robert Baratheon ha tomado por esposa a Cersei Lannister, el nuevo orden se consolida.
El emperador leyó la carta sin expresión, luego la dejó sobre la mesa sin tocar el vino de ciruela.
— Si el ciervo desea comerciar con Yi Ti, será bajo condiciones estrictas, y jamás sabrá que en mis jardines juegan los últimos suspiros del fuego antiguo. — declaro. Valaena asintió., el juego apenas había comenzado pero esta vez, las piezas estaban ocultas… y los dragones, aunque dormidos, no estaban muertos del todo como solían decir.
La tarde caía sobre Yin como una cortina de seda púrpura, en los jardines interiores del Palacio de las Mil Lunas, Valaena caminaba junto a la emperatriz Xiaoke, ambas envueltas en silencio, hasta que la emperatriz se detuvo frente a un estanque de lotos rojos.
—¿Conoces la historia de la Noche de los Lotos Rojos? —preguntó Xiaoke, sin mirar directamente a Valaena.
—No —respondió ella, intrigada por eso.
—Yo era aún una Consorte Honorable. Mi hermana Lei dormía en la Cámara del Viento Dulce, esa noche, un infiltrado disfrazado de músico intentó asesinarla, lo descubrí por el aroma: llevaba incienso de guerra, no de paz. Lo enfrenté con una daga oculta en mi tocado, el emperador recién ascendido en ese entonces, llegó antes de que el asesino escapara. Mandó cerrar las puertas del harén y buscar a los responsables, algunos eran cortesanos. Otros… eunucos vendidos por oro extranjero, seguramente a manos ghiscaris o de los piratas.
Valaena la observó con respeto, Xiaoke no era solo una figura ceremonial, era una protectora.
—Lei y yo venimos de una tribu de la Montaña de la Alborada, al este del Imperio —continuó Xiaoke—. Allí, las nieblas nunca se disipan del todo, hay criaturas que no tienen nombre en los libros de Essos ni de Westeros. Basiliscos, serpientes de humo… y dragones. No como los dragones valyrios, son más antiguos, silenciosos y letales. Algunos no vuelan, no escupen fuego sino sueños. Los dragones no eran del todo originarios de las cadenas montañosas de Valyria, porque hay variedad de especies y aquí en Yi Ti se da que hablar.
—¿Dragones en Yi Ti? — Valaena se estremeció ante aquella mención
—Sí, pero pocos los estudian. Los sabios prefieren lo que pueden controlar, lo que no responde a fuego ni espada… se teme.
Valaena entonces le habló de los tres huevos encontrados por Jinhai en La Serpiente de Plata. Xiaoke pidió verlos así que la joven Señora de Marcaderiva la llevo a su cámara privada, allí la Emperatriz los tocó con dedos envueltos en anillos de jade, regalos del emperador
—Aún tienen magia —dijo con voz baja, mirando de reojo a la joven—. Pero están dormidos todavía, no es tiempo aún. El fuego necesita propósito… y el propósito aún no ha nacido.
Valaena entonces le habló de los tres huevos encontrados por Jinhai en La Sierpe de Plata. Xiaoke pidió verlos. En la cámara privada de Valaena, los tocó con dedos envueltos en anillos de jade.
—Aún tienen magia —dijo con voz baja—. Pero están dormidos. No es tiempo aún. El fuego necesita propósito… y el propósito aún no ha nacido. — aseguro separandose con cuidado—, los dragones en Westeros no desaparecieron del todo, porque alguien provoco su desaparición. Hay muy pocos vestigios de magia en este mundo y hoy en día es solo un mundo gris, con la magia poco a poco desapareciendo. — se sentó en el diván—. Mi padre decía que los dragones no desaparecieron del todo por la Danza de los Dragones, sino que los mandaron a desaparecer... — susurro—, es algo que muy pocos saben y otros no aceptan la verdad.
— Con razón... — susurro Valaena.
— No solo eso, se rumorea que hay un instrumento de origen wǎ lì lǐ ào (valyrio), que puede controlar los dragones y que tarde o temprano puede ocurrir el qǐshì lù (apocalipsis), pero uno nunca sabe cuando puede ocurrir — murmuro Xiaoke, jugando con las mangas de su vestido—. Siempre hay que tener cuidado, uno nunca sabe, porque la sangre se va a derramar en el oeste. — aquellas palabras causaron un ligero escalofrío en la joven Velaryon.
Esa noche después de esa conversación con Xiaoke, mientras las estrellas se alineaban sobre los tejados curvos del palacio, Valaena se encontró con Yuan Xinyi, la ama de cría de Daenerys, en el Jardín de las Grullas Silenciosas, la única iluminación era la luna y las famosas lámparas de aceite cuyos marcos eran papel o seda sujetados con bambú o madera, aunque las que siempre había en el palacio eran las linternas amarillas ya que ese era reservado a la familia imperial.
Ahí se encontraba Xinyi, con su rostro tatuado con símbolos de protección, hablaba como si el viento le dictara los pensamientos al ver a Valaena en el Jardín de las Grullas Silenciosas.
—Mi señora… he soñado con sangre en los muros del oeste. El venado caerá, no por lanza, sino por traición y por el fuego que no se ve.
—¿Una guerra? —preguntó Valaena al escuchar aquello.
—Sí. En el mismo reino, una boda teñida de rojo, donde la sangre dominará y los dragones… volverán a volar.
Valaena no respondió, solo miró a Daenerys quien estaba dormida en brazos de Xinyi, con el huevo blanco junto a ella, el mundo aún no sabía lo que dormía en Yi Ti, pero el fuego… estaba despertando lentamente.
PlumaEterna on Chapter 5 Thu 11 Sep 2025 04:20PM UTC
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