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En mis brazos

Summary:

DJ Shindig fue erradicado, convertido en una sustancia inerte hecha de miedo y carne corrompida.
Ghostblade se alejó de la escena, regresando al campamento, porque tenía que asegurarse de que todos estuvieran bien, que su hija estaba bien. Pero a mitad del camino, comenzó a sentirse extraño. Tenía el estómago revuelto y el cuerpo se le estaba calentando a niveles anormales con rapidez.
Apenas pudo dar unos pasos más antes de desplomarse, jadeando y consciente de que estos repugnantes síntomas no eran por las partículas de miedo que flotaron tras acuchillar a DJ Shindig, ni a causa del esfuerzo para atacar con velocidad y precisión.
No, no se trataba de nada de eso.
En realidad, estaba entrando en celo.

O,
Ghostblade nunca tiene idea de cuándo comienza su celo y resulta que lo ataca justo durante la misión de mantener a los científicos a salvo en la expedición hacia la nave alienígena.
Sin embargo, hay alguien que quiere entender cierto hecho leído en cierta libreta.

Notes:

Realmente me gustan los fics que tratan el celo de un omega fuera de lo sexual, así que escribí esto para darle a nuestro querido Wang Yi algo de consuelo por primera vez.

¡Espero que te guste!

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

El ataque fue sorpresivo. Más que nada, en un principio resultó imperceptible. No logró notar la influencia externa del antiguo héroe manipulando las emociones de todos en el campamento, sin embargo, una vez lo hizo, se lanzó a la cacería.

Acabar con DJ Shindig no fue, por suerte, complicado. Aunque no tuviera consigo sus cuchillos y en cambio se viera en la necesidad de usar uno muy simple de cocina, la realidad es que él es un asesino experto y parte del top 10 de héroes.

 Ghostblade blandió el cuchillo con un movimiento exacto para limpiarlo, salpicando la tierra de aquella carne manipulada por el miedo. Dio media vuelta y se alejó de la escena para recorrer el área en busca de más amenazas.

No permitiría que nadie saliera herido en consecuencia a su falta de atención.

Aunque dio algunas vueltas por el bosque, no perdió de vista lo importante, que era volver al campamento y evaluar la probabilidad de que hubiera secuelas duraderas en el organismo tras estar expuestos por varios minutos a los poderes corrompidos de DJ Shindig (él esperaba que no fuera así).

En total se tardó cinco minutos para estar seguro de que no había más peligros. Pudo cubrir el terreno en menos tiempo, su velocidad era más que suficiente, pero ver a su hija después de las confesiones en medio del llanto le causaba temor. Fue como si hubiera escuchado algo que no precisamente iba dirigido a él, y en realidad, no debería de haberlo escuchado, considerando que Nuonuo creía que estaba muerto. Suspiró y volvió sobre sus pasos con dirección al resto, esperando que sus emociones conflictivas y los efectos del miedo se hubieran disipado por completo para entonces.

Necesitaba estar seguro de que todos estuvieran bien, que su hija estaba bien.

 

Estaba más cerca, quizá a mitad del camino, cuando comenzó a sentirse extraño y tuvo la sensación de que había dejado pasar algo relevante. Trató de pensar en ello, pero de repente sintió que perdía la fuerza en las piernas y solo pudo dar unos pasos antes de desplomarse al no conseguir apoyar su peso en uno de los árboles. Ni siquiera tuvo tiempo de poner las manos, porque de un momento para otro, según su percepción, ya estaba acostado contra el pasto y la tierra.

Intentó incorporarse, pero tenía el estómago revuelto y el movimiento solo le provocó un mareo que otra vez lo dejó en el suelo sin ímpetu de agravar los síntomas. De cualquier forma, el cuerpo se le estaba calentando a niveles anormales con rapidez, tanto que comenzó a jadear, y fue solo entonces que Ghostblade entendió lo que le ocurría. Un fuerte dolor en el bajo vientre lo hizo gruñir (tanto como pudo) y cerró los ojos con fuerza, consciente de que estos repugnantes síntomas no eran causados por las partículas de miedo que flotaron tras acuchillar a DJ Shindig, ni a causa del esfuerzo que requirió para atacar con velocidad y precisión.

No, no se trataba de nada de eso.

En realidad, estaba entrando en celo.

Darse cuenta fue el golpe bajo de la noche (además de escuchar decir a Nuonuo que su madre le había dicho que su padre fue un inútil. No iba a negarlo).

Nunca le fue bien contabilizando las fechas en las que su celo llegaría, pero por lo general suele llevar adheridos bloqueadores de olores, y ya que es un héroe distinguido de MG y el público cree que es un alfa, también es obligado a seguir un riguroso tratamiento de supresores. Claro, estos no son constantes. Por su salud, tiene que evitar el cóctel de fármacos de vez en cuando. En estos días, casualmente.

Wang Yi nunca fue un experto en prevenir situaciones sobre su irregular celo, precisamente por ello, porque su organismo decidió no ser como el de otros, con un reloj interno funcional. Desde aquel lejano día en el que se presentó como omega en medio del bullicio de la casa, ya sabía que la estabilidad no sería una palabra para definir sus días como omega. Ya de por sí fue maldecido con las temporadas intermitentes de celo, y con el uso de supresores desde hacía años, cualquier intento de mantener un registro en el calendario se iba a la basura.

Él realmente no creyó que entraría en celo, no estaba en lo mínimo considerado, principalmente porque no todas las veces en las que deja los supresores termina postrado en cama, era por ello que llevaba casi un año sin pasar por un celo a pesar de que pudo haberlo tenido en varias ocasiones. ¿Debió de contemplar la posibilidad? Sí. Sin embargo, aunque hubiera previsto el inminente problema, no se habría echado atrás, después de todo, esta misión autoimpuesta era de suma importancia. En realidad, debió de saltar el descanso de los supresores por esta ocasión. Eso habría sido mucho mejor. ¿Qué importa su salud? Entrar en celo en medio de una emergencia era para él como firmar la sentencia de muerte.

Y hablando de muerte, otro calambre lo atravesó. Apretó los dientes a la par que tomaba puños de la tierra a su disposición, retorciéndose como si agujas ardientes se le estuvieran clavando sin piedad. Era una suerte que siguiera consciente. Su celo era despiadado y dramático, en palabras de Wang Yi.

Con el dolor llegó un momento en el que no pudo pensar en nada más que eso, para concentrarse en superarlo, para de paso burlarse de sí mismo.

Es un poco como su profesión, reflexiona. Llega silencioso, lo apuñala y se va pronto. Lo único que no resultaba incierto era la duración. No sería mucha (ventajas de la edad, supuso), pero, ah… el proceso completo sería absurdamente doloroso.

Fue en medio de las divagaciones y el entumecimiento de ciertas partes de su cuerpo que consiguió captar algunos sonidos a su alrededor, especialmente uno que llamó su atención más que los de la naturaleza. Eran pisadas. Lo reconoció porque quien sea que se estuviera acercando no intentaba ser precavido y caminaba sobre hojas secas y ramitas quebradizas.

No supo qué pensar al respecto, en especial porque cada minuto sentía su mente más y más lejos. Debía de ser alguien parte del equipo de científicos, si tenía suerte. Aunque si así fuera, no llamaría a ser encontrado tirado en medio del bosque pasando por las primeras fases del celo como “suerte”. Todo lo contrario.

Pero eran científicos. Sin importar qué, se supone que mantienen el profesionalismo… Si es que realmente se trataba de ellos.

Así fue.

Un par de botas se detuvieron en cuanto la persona lo vio, a unos pasos de él. Captó unos gritos desagradables que chocaron estridentes en sus oídos y justo después más pisadas apresuradas llegaron, solo para quedarse al lado del primero que lo vio. Wang Yi, ahora más cerca de la inconsciencia, se preguntó qué carajo hacían allí parados como completos inútiles, ¿acaso nunca habían visto a un omega entrar en celo espontáneamente? Pero entonces recordó que, sí, de hecho, era un omega en celo. Rodeándolo debía de haber una atmósfera densa repleta de feromonas, que para bien o para mal, atrae como una trampa a los que estuvieran descuidados. Quizá fue así como lo encontraron. Notó que un par de sujetos regresaron corriendo en dirección al campamento, mientras que el otro que se quedó comenzó a acercarse con precaución a él. A su nariz no llegó ningún aroma, ni siquiera el de jabón que suele reemplazar el olor natural de un alfa al usar supresores, así que identificó al hombre que lo movió de su posición bocabajo como beta.

Esto es vergonzoso, pensó con disgusto antes de desmayarse, tras ver la cara en pánico del científico.

 

 

—¿Estás bien? —Nuonuo miró hacia arriba, donde Luo Li se inclinaba hacia ella con preocupación. Trató de responder, pero ni siquiera sabía cómo debería de sentirse.

Acababa de hacer un gran descubrimiento, de esos que incluso, si llegaran a hacerse públicos, causarían revuelo. No quería pensar en la posibilidad, porque de hacerlo, entendería un par más de cosas con las que no podía lidiar en ese instante. Era suficiente con descubrir por casualidad que tu papá sigue vivo, que te ha estado siguiendo desde hace mucho y que además es un héroe increíblemente famoso. Que tu padre supuestamente muerto es en realidad Ghostblade. ¡Ghostblade, de entre todos!

Nuonuo quería volver a llorar, aunque quizá más por histeria que por tristeza, tal vez reír, si no tenía otra alternativa. También pensó por un momento: ¿y si todo esto es un extraño plan elaborado? Pero había algo en ella que no le dejaba tiempo de dudar. Sabía que detrás del acoso debía de haber algo más, lo presentía desde que vio al héroe y este admitió que la seguía, y tras esto, tenía pruebas de que estaba en lo correcto.

Para entonces Luo Li ya se había hincado a su lado, preocupada por no obtener una respuesta. Ambas se miraron, y como Nuonuo no tenía palabras para describir lo que ocurría, decidió confiar en que su mejor amiga entendería si simplemente leía lo mismo que ella. De inmediato, y casi golpeando sin querer a Luo Li, le extendió la libreta que cayó del abrigo de… Ghostblade, y le indicó que la tomara. Ella lo hizo y comenzó a hojearla, aunque no le prestó mucha atención, puesto que volvió a fijarse en Nuonuo y señaló la capa extra de ropa que ahora tenía sobre sus hombros, notándola también.

—¿No es ese el abrigo de Ghostblade? —preguntó con un gesto de incredulidad y disgusto, a lo que Nuonuo respondió asintiendo rápidamente.

—Sí, pero no es lo que importa, mira esto —buscó una de las páginas que había leído por completo y señaló el texto—. Por favor, léelo. Esta libreta le pertenece a Ghostblade —puede que Luo Li no supiera todo sobre ella, pero habían convivido un largo tiempo como para que ella también pudiera unir puntos y llegar a la misma conclusión.

Habían sido varias las noches en las que ambas se sinceraron una con la otra, contando pequeños secretos de sus vidas y conflictos que normalmente ignoraban para poder continuar. Luo Li le contó sus problemas con su padre, Nuonuo le admitió su deseo de tener uno, y ambas se consolaron cuando hablaron de sus sueños, que parecían tan lejanos en su mundo. Sabía que Luo Li podría entender.

—Oye, Nuonuo, esto significa que… —Luo Li hizo una pausa, dirigiéndose a ella con una expresión de puro horror— ¡Little Johnny y yo estábamos en lo cierto! ¡Ha estado recopilando datos sobre ti para mantenerte controlada!

—¡No, no era eso lo que quería mostrarte! —Nuonuo cerró los ojos con decepción. Claramente, Luo Li solo leyó las páginas que no mencionaban de forma ambigua su relación. Trató de explicarse, obteniendo fuerzas para hablar directamente del deseo de obtener otra opinión que la apoyara, o la contradijera, ¡lo que fuera!, pero desde otra perspectiva.

Sin embargo, en ese momento hubo un revuelo entre algunos de los compañeros de trabajo que designaron para la misión y eso bastó para que ambas se distrajeran. Parecía importante, por lo que Nuonuo dejó por un momento su búsqueda de respuestas y se levantó del suelo, ofreciéndole una mano a Luo Li. Se acercaron con cautela.

Mientras que varios habían corrido hacia el bosque, otros regresaron desde otra dirección, cargando a los Johnnies, quienes parecían estar inconscientes. Las dos fueron rápidamente hacia ellos, indicando en cuál carpa tenían que dejarlos.

Fue en ese momento, mientras observaban con preocupación a Little Johnny gimotear en sueños al lado de Big Johnny, que los demás volvieron envueltos en una actitud de mucho nerviosismo que ellas no entendieron hasta ver a quién arrastraban con tanto cuidado como podían ofrecer: a Ghostblade.

 

No entendían lo que ocurría. ¿Ghostblade se había enfrentado al enemigo que los atacó y lo hirieron de gravedad? ¿Era a causa del miedo? ¿Sucedió lo mismo con Little y Big Johnny? Pero entonces, mientras se acercaban a él, una espesa nube de feromonas pareció invadir todo el lugar. Fue su turno de ponerse nerviosas.

Ghostblade estaba en celo, liberando feromonas dulces sin cuidado, y nadie allí estaba preparado para tal suceso.

—Ese olor… ¿Ghostblade es… un omega? —para empezar, nadie tenía la menor idea de que él fuera omega. Luo Li se quedó boquiabierta, Nuonuo casi podía ver en su cara cómo replanteaba su existencia, ella estaría igual, de no ser porque tras descubrir que ella y Ghostblade tienen un parentesco, inconscientemente llegó a la conclusión en la que, si su madre era alfa, y una vez tuvo un padre, entonces había una probabilidad de que fuera… Bueno, traerlo a la realidad y no solo como una observación vaga aún resultaba impactante—. ¡GHOSTBLADE ES OMEGA! ¡OH! ¿¡Qué carajo?! ¿¡Por qué todo el mundo dice que es alfa!? ¡Las páginas oficiales afirman que es un alfa!

Luo Li gritó lo que todos en el campamento estaban pensando en ese momento. Entonces el pánico verdaderamente se instaló en cada persona allí presente.

Nuonuo suspiró, cansada y con demasiados pensamientos que no deseaba atender en ese instante. ¿Acaso nadie allí había visto nunca a un omega en celo? Por dios, son científicos, al menos podrían mostrar profesionalismo. Sí, la mayoría allí eran alfas y betas, con la única excepción de Luo Li y ella misma, quienes son omegas, pero de cualquier forma. Podrían lidiar con un héroe de alto rango con un celo muy obviamente espontáneo. Quiere decir, ella siempre lleva consigo un pequeño botiquín con suministros para esta clase de acontecimientos inesperados, solo tenía que buscar algo adecuado entre sus cosas y Ghostblade estaría como nuevo en un par de…

—Llamé directamente al director de MG para preguntar por esto —Luo Tang hizo una seña al aire, visiblemente incómodo, pero también con lo que casi parecía miedo en su expresión—, y dijo que todo lo que ocurra aquí relacionado con Ghostblade es confidencial, y que no está permitido suministrarle absolutamente ningún medicamento ni inhibidor durante… ejem, esta… etapa.

Bien, ahora ya podía justificar un poco el pánico general que todos sintieron.

 

 

Wang Yi entreabrió los ojos, confundido y por completo adolorido como no había estado en meses. Estaba casi por completo a oscuras, exceptuando un rayo de luz natural o artificial que caía directo en su cara, acostado sobre un lecho lo suficientemente cómodo como para no quejarse. Él ha estado en lugares peores y más ásperos, y si en ese entonces no se quejó, no lo haría ahora.

Trató de repasar lo ocurrido.

El campamento, la tristeza infinita, DJ Shindig… La tierra en su cara, el dolor que aún en ese momento padece.

Ah, todo iba bastante mal.

Viendo a su alrededor, comprendió que se encontraba dentro de una de las carpas que se extendieron en cuanto llegaron a ese claro en el bosque. Probablemente era la suya. Si tan solo pudiera ver si allí era donde se encontraba su vestimenta especial de héroe, lo sabría, pero estaba agotado y no quería moverse en lo absoluto, a tal grado que, aunque estaba siendo deslumbrado por la luz que se colaba por esa pequeña rendija en la tela de la entrada, no estaba dispuesto a moverse para evitarlo.

Cerró los ojos, avergonzado de sí mismo. Trató de adivinar (con frustración y pesar) lo que pudo haber ocurrido después de desmayarse. Debieron de arrastrarlo hasta allí, lo dejaron dentro y luego debieron de acordar alejarse tanto como fuera posible, como si se tratara de una amenaza biológica. Puede que hasta hayan llamado a Rock, situación que no le entusiasmaba ni imaginar, pero que hubiese sido así explicaba por qué no sentía el zumbido embotador de los inhibidores en su organismo.

En este punto era seguro que un grupo de personas en las que no podía confiar plenamente sabía este secreto insospechado por el público, pero había algo peor en todo esto, y eso es que quedó en ridículo frente a su hija. Ella tuvo que enterarse de lo ocurrido, era lógico, estaba allí junto con el resto. Pensar en eso terminó por desmotivarlo más. En lugar de ser responsable y capaz de dar un buen ejemplo como omega mayor, aquí estaba, en celo porque a su cuerpo no le gustaba cooperar y generando problemas debido a ello. ¿A quién engañaba? Él no era una persona a la que se le pudiera atribuir la cualidad de la responsabilidad, el distanciamiento abismal con Nuonuo lo reafirmaba.

Tal vez era su estado sensible lo que contribuyó a que cayera directo en un pozo de autodesprecio, pero consideró que se merecía el cúmulo de pensamientos recriminatorios que lo sumergió en una reflexión cruda sobre sus actos, desde el día en el que nació, hasta la actualidad. En ese momento casi sintió que un gemido se le iba a escapar, de esos completamente vulnerables que trataban de pedir ayuda, por lo general a un alfa, pero se resistió antes de que se hiciera realidad. De cualquier forma, no había sonido producido por sus inútiles cuerdas vocales que pudiera proferir. Lo que era claro es que sus feromonas, liberadas después de tanto tiempo, habían adquirido un toque amargo.

 

Debió de pasar un buen tiempo en sus pensamientos, porque de repente se dio cuenta de que el dolor en sus entrañas se había calmado lo suficiente como para por fin darle la espalda a la luz del exterior. Se preguntó qué hora sería, si seguía siendo la misma noche o si ya era el siguiente día, si estaba retrasando la expedición.

Por un segundo decidió que nada de eso le importaba, que prefería dormir por sobre cualquier cosa, pero entonces recordó que nunca pudo comprobar si en el campamento ya no había peligro, solo lo había asumido. ¿Y si Nuonuo había sido herida? ¿Y si el miedo no se desintegró? ¿Y si allá afuera quedaban enemigos? Él no estaba cumpliendo con su tarea de proteger. Todos corrían el riesgo de ser atacados.

La ansiedad que le generaron las posibilidades fue suficiente para tensarse y terminar sentado en un santiamén, dispuesto a saltar e irse para asegurar que no ocurriera un ataque, pero en ese preciso instante la entrada se abrió de improvisto, y en lugar de estar más cerca de la salida, se encontró saltando en su mismo lugar con un susto terrible que lo dejó paralizado, antes de que su cerebro procesara que se trataba de una persona.

Dios, ¡era ridículo! Ese era el otro factor que detestaba de sus celos: agudizaban su olfato, pero lo dejaban sin sus otros sentidos normalmente confiables.

—¡Lo lamento! No quería asustarte —al final, fue la persona a la que pertenecía esa voz lo que lo sorprendió más.

Allí, en la penumbra que se creó dentro de la tienda, con una taza humeante en las manos, estaba Nuonuo.

 

¿Qué hace aquí? ¿Por qué querría acercarse a mí?

Wang Yi estaba, en el mejor de los casos, cerca de la conmoción. Después de toda la situación que llevó a que lo declararan un pervertido acosador, no creyó que ella querría estar a menos de diez metros de él. Ya se había considerado afortunado por conseguir sentarse frente a su hija durante la cena sin que se fuera. Ahora, que Nuonuo estuviera ahí ofreciéndole una taza con té le parecía increíble.

Oh, se suponía que tenía que tomarlo.

—Creo que es mejor que descanses. Todos acordamos darte tiempo para que te recuperes, así que no te sientas presionado —dijo una vez que Wang Yi sujetó la taza e hizo una leve inclinación de cabeza para agradecer.

Dio un sorbo, sin que siquiera pasara por su cabeza la idea de un posible envenenamiento.

Él creyó que después de eso, Nuonuo daría media vuelta y se iría, pero no fue así. En lugar de eso, permaneció parada a su lado, como si esperara algo de él. Él mismo se preguntó qué podría ofrecer a cambio del amable gesto de traerle una agradable bebida caliente que bajó por su garganta aliviando parte de la tensión que antes había experimentado. Una vez más, se arrepintió de no poder usar las palabras como el resto, de estar condenado a la comunicación fallida.

Al final fue Nuonuo quien habló primero, como era de esperar.

—Supongo que querrás saber lo que ocurrió en estas horas —comenzó. Wang Yi vio que retorcía sus manos en señal de incomodidad. No podía culparla, él tampoco estaría contento en su lugar—. Después del ataque, lo que nos estaba controlando se disipó y volvimos a la normalidad. Como tú y Little Johnny no volvían, varios integrantes del equipo fueron a buscarlos, fue cuando te encontraron a ti. También a los Johnnies. Los trajeron y desde entonces han pasado once horas. Son las ocho de la mañana —todo lo dijo con un tono que no esperaba iniciar una conversación, si no informar—. Ah, y Little Johnny despertó hace un rato y dice estar dispuesto a cubrir tu puesto durante el tiempo que sea necesario.

Wang Yi asintió, conforme con lo que escuchó. Había olvidado por completo al otro héroe que los había acompañado, pero saber que estaba allí lo tranquilizaba un poco. Él y su extraño “hijo” serían capaces de proteger a los científicos si algo llegara a ocurrir.

Probablemente.

Sintió que algo se movía cerca de sus piernas, entonces dejó de ver el contenido de la taza para enfocar su vista de nuevo en Nuonuo, y notó que ella se había sentado a un lado de él, sobre las mantas que lo habían cubierto antes. Wang Yi seguía sin entender por qué Nuonuo permaneció, aunque algo en su pecho se aplacó, complacido con el hecho. Sabía que ella tenía algo que decir, pero no la incitó a que lo hiciera. Hablaría cuando hubiera ordenado sus pensamientos.

Nuonuo tomó aire y, decidida, buscó en un bolsillo interno de la chamarra que llevaba puesta hasta que sacó ese algo que de inmediato llamó la atención de Wang Yi.

Era su libreta.

—Encontré… Bueno, esto se cayó de tu abrigo —extendió la libreta torpemente en su dirección y él la tomó con manos igual de vacilantes. Apenas le dedicó unos segundos de atención a la cubierta, no era más importante que su hija en ese momento, pero cuando volvió a verla, ella desvió su mirada, que antes estaba fija en sus ojos. Sintió un hundimiento en el estómago, pasó por su cabeza la posibilidad que ella hubiera leído el contenido de esas hojas y se sintió peor.

Se quedaron en silencio una vez más. Wang Yi agachó la cabeza, abatido. Había logrado asustar a Nuonuo demasiado en menos de un par de días, debía de ser un récord. ¿Qué estaría pensando ella, sino que era un bicho raro que sabía demasiado, por medios poco convencionales? Lo entendió después, que seguir a tu hija no es precisamente una forma aceptada para averiguar cosas sobre ella o protegerla, aunque jurara que sus intenciones eran buenas.

Tenía que disculparse, de la forma que fuera, pero tenía que hacerlo. Sin embargo, cuando pudo enderezarse lo suficiente, ella ya había decidido encararlo. No le reprochó, no lo juzgó, en cambio hizo una sola pregunta que pareció drenarle la fuerza.

—¿Es cierto… que eres mi papá?

Wang Yi se estremeció, no esperando que Nuonuo llegara a esa conclusión, aunque en sus anotaciones nunca se esforzó en evitar el tema, así que si lo había leído (no, obviamente lo leyó)… ella ya lo sabía, solo esperaba una confirmación.

No supo qué hacer. Afirmarlo era lo que quería, pero estaba entumecido. La pregunta lo tomó incauto y no le dejó tiempo de pensar en qué era capaz de hacer en esta clase de situación. Sí, muchas veces imaginó que Nuonuo aceptaba su presencia y conocía su parentesco, pero llegado este momento el miedo de asentir y resultar decepcionante lo invadió.

—Yo sé que estuvo mal leer algo ajeno, pero no me arrepiento —Nuonuo interrumpió su pánico entrante. Se dio cuenta de que sus feromonas estaban delatando su sentir tanto como para que Nuonuo le diera un margen al cual aferrarse. Ella volvió a mostrarse inquieta—. Tal vez escogí un mal momento para preguntar, es solo que… quisiera saber —hizo una pausa, cerró los ojos y al cabo de un segundo los volvió a abrir, esta vez evitándolo por completo—. Pero puedo esperar… u olvidarlo por el momento.

Esta vez, Wang Yi sintió pavor por las consecuencias de su propio silencio. Nuonuo iba a irse, lo sabía, ya comenzaba a levantarse. Entonces dejó la taza a un lado y se movió por reflejo para evitarlo. Tomó su mano y aunque casi la soltó cuando ella tembló por la sorpresa, estaba dispuesto a retenerla un momento más. Con la retención suave de su mano atrajo nuevamente su mirada y su curiosidad. El toque que él mismo comenzó lo tomó desprevenido, porque era la primera vez después de muchos años que volvía a estar en contacto con su hija. No solo una fotografía, ni su silueta a lo lejos mientras evitaba ser visto. Era ella, de verdad, con temperatura bajo sus dedos callosos.

Ahora, no era lugar para sentir miedo, no cuando es lo que quería. Se espabiló mordiendo su lengua lo suficiente para recuperar la concentración en lo que buscaba.

Wang Yi la miró a los ojos y apretó un poco su mano, pensando cómo expresarse. Nuonuo no se quedaría allí por siempre, así que tenía que encontrar la respuesta pronto. En su entrante aprensión, captó que su olor fluctuaba de nuevo, y aunque inoportuno, eso fue lo que le dio la idea sobre lo que debía hacer.

Se centró todo lo que pudo en sí mismo, tratando de controlar las feromonas de ansiedad y volverlas un poco más tranquilizantes. Nunca se le dio bien la manipulación de su aroma para ocultar ciertos aspectos de sí que de repente se escapaban, pero lo intentó.

Bajo capas de supresores de olores, de sentimientos conflictivos, estaba su aroma natural, el que lo identificaba, y Nuonuo lo reconoció en cuanto lo captó. Era el aroma de los lirios.

Nuonuo jadeó, algo sorprendida, entonces bajó la mirada hacia Ghostblade y lo vio. En sus ojos no había más que adoración y algo que creyó saber que era amor, todo enfocado en ella. Pudo entenderlo, que era la forma en que él le respondía, y no pudo evitar que algunas lágrimas se formaran ante la visión. No pudo contenerse, se acercó con lentitud, pero no se detuvo hasta alcanzar a Wang Yi y ser capaz de abrazarlo.

Se puso rígido ante el contacto, pero no por mucho tiempo. Lo aceptó de inmediato.

Su hija estaba con él, su hija lo estaba abrazando, su hija estaba llorando y pedía su consuelo. Wang Yi la rodeó con sus brazos y luego la apretó con firmeza como no sabía que había deseado por tanto tiempo. Wang Yi sintió sus propias lágrimas correr por sus mejillas y caer como pequeños ríos. Nuonuo hipó, abrazándolo con más fuerza, hundiendo su rostro en su cuello, buscando inconscientemente con su nariz la glándula olfativa de su padre. Wang Yi sintió un nudo en la garganta, la necesidad de asegurarle a su cachorro que todo estaba bien, que la amaba, que no volvería a separarse de ella, que lo lamentaba con toda el alma. Trató de decirlo con su aroma, envolviendo a Nuonuo con los lirios y procurando su delicadeza para no abrumarla.

Poco después se recostó con cuidado, necesitando del respaldo para equilibrarlos a ambos. A Wang Yi no le importó, no había espacio que no permitiera a su hija invadir como a nadie más dejaría. La acunó en sus brazos, acomodándola suavemente en una posición menos tensa, también mantuvo el flujo constante de feromonas tranquilizantes y cariñosas, dispuesto a liberarlas todo el tiempo que Nuonuo necesitara. Ella, después de un rato, dejó su propio aroma floral flotar entre ellos, reconociendo a Wang Yi y él a ella.

Wang Yi ronroneó y Nuonuo sintió un tipo de felicidad que nunca antes había experimentado llenar con brillo cándido su corazón, en una zona que no sabía que había estado congelada hasta entonces.

 

Pasó un buen rato, ninguno lloraba ya, pero aún así se aferraron mutuamente, temiendo que cualquier atisbo de alejamiento los separara.

Nuonuo había encontrado entre los brazos de su padre una cálida guarida contra el exterior, una que había querido tener por mucho tiempo, y aunque sabía que no todo estaba arreglado, que las confesiones silenciosas no eran suficientes para desvanecer el sufrimiento de la ausencia en el pasado, quería ser egoísta por una vez, olvidar que eran efímeras las horas que pasaría tratando de memorizar lo que era sentirse protegida por un padre al que no conoció, pero que en poco tiempo ya se había ganado su afecto. ¿Fue así?

Nuonuo no era ingenua, sabía no habría tiempo tan corto que fuese suficiente para lograr erigir tal vínculo con su progenitor recién descubierto, no tras tantos años perdido, cuando él era un héroe ocupado y tan conocido en su mundo. Quizá era por ello que se fue, porque hubo cosas que lo ataron lejos… prefirió no especular, solo quedarse allí y disfrutar. Quizá preguntar algunas cosas. En el fondo, supo que no había forma de olvidar el amor del que ahora se sentía propietaria.

Se removió ligeramente, esperando a que los brazos ajenos que la acogían con cuidado se aflojaran un poco. Cuando lo hizo, se acomodó para poder verlo desde donde se encontraba. Ella le sonrió cuando captó su mirada y a cambio él peinó mechones de su cabello con movimientos letárgicos y ronroneos queditos. Recordó que, después de todo, Ghostblade seguía en celo y ella simplemente había tenido la fortuna de aparecer durante un lapso de relativa normalidad que de seguro se estaba terminando.

Nuonuo pudo interpretar, según una nota de la libreta, que él tenía complicaciones durante sus celos. No especificó de qué tipo, pero uno de los problemas más comunes era el dolor que producían.

Era de conocimiento popular que un omega podía superar más fácilmente un celo cuando su cachorro estaba cerca durante el proceso. Nuonuo ya no era pequeña, pero quizá su presencia podría ayudar.

—¿Te importaría si me quedo más tiempo? —preguntó en voz baja. Wang Yi negó con la cabeza. Ella aprovechó que seguía consciente para hacer unas cuantas preguntas más—. Noté que aún no hiciste tu nido, ¿es porque te faltan materiales?

En esta ocasión, Wang Yi dejó de mirarla, casi parecía avergonzado, y entonces se señaló a sí mismo con una mano y luego negó.

—Oh, ya veo —Nuonuo no juzgaba. Era increíblemente raro encontrar a un omega que no hiciera nidos, pero siempre y cuando fuera por decisión propia, y no por algún impedimento externo, estaba bien.

Siguieron en silencio un rato más. Las feromonas de Ghostblade comenzaban a cambiar de nuevo, por lo que Nuonuo liberó las propias más relajantes que usaba cuando estaba con su mamá. Se acurrucó en el pecho de Ghostblade y antes de que él volviera a su estado semiconsciente, preguntó:

—Después de esto, ¿puedo saber tu nombre? —a lo que recibió un asentimiento y un ligero roce en su espalda para calmar sus dudas.

Nuonuo sonrió con tranquilidad, en calma entre los brazos de su papá, hasta que el desvelo hizo efecto y cerró los ojos, sintiéndose segura.

 

 

Luo Li había visto entrar a Nuonuo (con un movimiento impulsivo que delató en ese entonces su nerviosismo) a la carpa de Ghostblade y después de eso no la vio más. Se preguntaba por qué no había salido aún, cada vez más inquieta.

Ahora sabían que Ghostblade era un omega, ¡ah, más relevante aún!, ¡que era el padre de Nuonuo!, al menos según la libreta. Luo Li no se fiaba mucho.

Después de la conmoción que provocó el inesperado celo de Ghostblade y su posterior cuarentena, todos se dedicaron a buscar entre el equipaje científico los bloqueadores de olores específicos para alfas que ellos tuvieron que usar obligatoriamente. Luo Li y Nuonuo aprovecharon el intento desesperado de los otros por fingir que nada había ocurrido para seguir leyendo lo que Luo Li consideraba el espeluznante diario de Ghostblade. Vio las pruebas escritas de que él no seguía a Nuonuo con las intenciones pervertidas que creyó en un principio, aunque eso no le quitó los escalofríos al pensar en todas las veces que una sombra esquiva las asechaba desde su escondite. De cualquier forma, lo que hacía estaba muy mal.

Si era cierto que realmente tenían un parentesco… Ugh, agradecía que Nuonuo fuera la amable y alegre chica que era y no una copia femenina del asesino.

Usaron la noche inquieta en el campamento como excusa para desvelarse y leer absolutamente cada una de las notas registradas, descubriendo un par de cosas sobre Ghostblade en el camino, y para la mañana, Nuonuo parecía convencida de que había cosas salvables en el comportamiento de Ghostblade. Fue entonces que se ofreció a llevarle el té, asegurándole que estaría bien y que solo quería tener una excusa para devolverle la libreta. Luo Li sabía que, aunque Nuonuo tratara de ocultarlo, en realidad estaba intrigada y si hallaba la oportunidad, no permanecería callada. Era una actitud que estaba adoptando de Luo Li, al parecer. Ella al menos estaba orgullosa de crear esa clase de impacto positivo en la confianza de Nuonuo, pero en este caso particular no estaba por completo de acuerdo.

Sentía la preocupación incrementar cada minuto que ella seguía sin salir. Y ya había pasado una hora. ¡Pero le prometió que estaría bien! No quería dudar de ella, pero…

—¡Holi, Loli! ¿Qué haces aquí? —Luo Li se sobresaltó cuando Little Johnny apareció a su lado repentinamente. Llevaba a Big Johnny en sus brazos, con esa energía alegre de siempre, aunque su mañana no había comenzado bien. Luo Li recordó los efectos de los poderes de Dj Shindig, invertidos por el miedo. Habían creado una alucinación fatídica que golpeó a ambos Johnnies con fuerza, fue obvio por la forma en que Little Johnny despertó hacía un par de horas.

—Hey, Johnny. Solo… espero a Nuonuo —Luo Li estaba frente a la carpa, sus razones debían de ser visibles para los que pasaran cerca.

Para Little Johnny también fue una sorpresa salir de su carpa y descubrir que Ghostblade era un omega. Las chicas fueron capaces de ver una serie de expresiones conflictivas que pasaron por su cara hasta que se obligó a recomponerse. Puso un gesto de seriedad y declaró que no volvería a decepcionar y se encargaría de la seguridad con todos sus sentidos al máximo mientras Ghostblade se recuperaba. A Lou Li le pareció el tipo más confiable allí por un buen rato.

Fue mientras Nuonuo preparaba el dichoso té que Little Johnny se unió a la conversación y ella decidió comentar lo que había descubierto sobre Ghostblade con él, entonces pareció que al héroe se le había quitado de encima y se puso a explicar por qué consideraba que todo tenía mucho más sentido con esa perspectiva nueva.

Por ello, ahora mismo no había rastro de la más mínima duda en él sobre la seguridad de Nuonuo.

—¿Sigue allí? ¡Eso debe de ser bueno! Seguro que ahora mismo están teniendo una charla emotiva que explicará por completo todo lo sucedido —Little Johnny estaba mucho más entusiasmado que Luo Li.

—¿Qué no podía hablar? —replicó frunciendo el ceño.

—Eso es… cierto.

Se miraron unos segundos antes de caminar decididos hacia la entrada de la carpa.

—¡Solo necesito saber que está bien! —dijo Luo Li antes de llegar hasta su objetivo.

—Sip, solo por eso. Es solo por la seguridad de Nuonuo que vamos a espiar —apoyó Little Johnny, aunque más que apoyo, su tono era el que justificaba una fechoría.

Juntos, se colocaron lo más cerca de la tela que los separaba del interior para intentar escuchar lo que pudieran, sin embargo, dentro reinaba el silencio. Luo Li, nerviosa, tomó la esquina de la tela y se dispuso a abrir una rendija. Little Johnny intentó detenerla, alegando que era de muy mala educación invadir así el espacio de un omega, a lo que Luo Li no hizo caso y se prometió que era por un bien mayor, entonces abrió ligeramente, y aunque Little Johnny había sido el supuesto moralista, se asomó al igual que ella.

Los recibió una escena extremadamente dulce.

Ghostblade y Nuonuo abrazados, ella con una sonrisita permanente aún en sueños, arropada para que no pasara por el frío de la mañana y Ghostblade envolviéndola con sus brazos como algo delicado que valía la pena proteger.

Luo Li se quedó sin palabras, una vez más debido al mismo sujeto. Salió de su estupefacción cuando a su lado, Little Johnny gimoteó comentando que esto le recordaba los momentos de su infancia junto a sus padres, y se dedicó a abrazar con fuerza a Big Johnny.

Quiso darle unas palmaditas al héroe, pero entonces un escalofrío la recorrió, volteó de nuevo hacia el umbral y entre las sombras, un ojo centellando con la advertencia clara: se van ahora, o morderé.

Ambos temblaron, la amenaza de un omega que consideró su espacio invadido, a su cachorro en riesgo, era igual de peligrosa que el filo de un cuchillo, aún peor durante el celo. Los dos se dieron a la fuga de inmediato y se alejaron tanto como pudieron sin llamar la atención, definitivamente su espionaje no sería bien visto.

—Mamá, papá, juro que no volveré a fisgonear si no es necesario —Little Johnny mantenía la mirada perdida hacia el frente, Luo Li a su lado estaba igual.

—Sí, sí… Yo tampoco.

Notes:

Yo no sé lo que pasa después de esto, en serio. Nunca he escuchado hablar de un tal incidente de las ruinas, así que, ¡quién sabe!

1. Alguna vez se consideró que Wang Yi sufrió de depresión post parto porque no desarrolló adecuadamente un vínculo con Nuonuo, pero en realidad no fue así, él sí que tiene el vínculo desde el nacimiento de Nuonuo, pero, oye, es un hombre complicado. Tiene graves conflictos con el manejo de emociones y de paso tampoco es bueno comprendiendo su lado omega que es increíblemente inestable. ¿El colmo? El índice de confianza y lo que los demás creen que es él, como siempre.
2. ¿Qué decía la nota en la que Wang Yi hizo una referencia a su celo? Algo como: «xx de xxx, la única vez en la que Zhang Lan quiso informarme algo sobre Nuonuo fue cuando ella se presentó como omega, al igual que yo. Dijo que simplemente quería que lo supiera, y estuvo bien para mí. Supe que ella no había heredado las mismas dificultades que yo, lo cual es un alivio. Aun así, he visto a Nuonuo llevando suministros de emergencia siempre que sale. Es muy precavida, así que no me preocupa demasiado».

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