Chapter 1: I
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Ahora puedo verlo todo (salvaste mi corazón)
El contrato de renta para el alquiler había estado estipulado para 2 años porque su optimismo les había hecho creer que podrían renovarlo después.
Las facturas estaban en su mayoría a nombre de Yoongi, así que pagó hasta finales de ese mes y después renunció a la titularidad de las mismas.
De antemano cambió su dirección a un apartado postal donde comenzó a llegar su correo, en su mayoría paquetes y alguna que otra suscripción que pasó el corte de cancelación.
También se fue despidiendo de Sunny, el pequeño caniche geriátrico de la vecina de al lado con el que a veces se cruzaba en el elevador, y aunque su dueña encontró peculiar y conmovedor por partes iguales que de pronto le regalara una cama mullida y unos cuantos juguetes chillones cuando sus contactos eran esporádicos, Yoongi no tenía ninguna intención más que hacer un significativo obsequio al único ser vivo que echaría de menos en aquel edificio.
La idea de mudarse no había sido sencilla, no cuando la localización de su departamento era tan conveniente por su cercanía a la agencia, a la que podía acceder sin problemas caminando casi en línea recta por 20 minutos. Además, Yoongi se había habituado al barrio y a sus ruidos, a la comodidad de un parque cercano con un lago artificial al que le gustaba ir cuando se sentía artísticamente estancado, y también a la zona comercial donde se encontraban sus restaurantes favoritos y las tiendas que mejor conocía.
Tras casi 2 años completos de vivir en esa zona, Yoongi se había hecho familiar con los rostros de las ahjummas que madrugaban para cumplir su entrenamiento de caminata y que él saludaba con un cabeceo al pasar, y tenía bastante noción de los que vivían en su piso y como él tenían vidas y rutinas por cumplir.
Ah, vaya si Yoongi echaría de menos llamar a aquel sitio su hogar, pero no le había quedado de otra cuando por accidente descubrió que su novio de 5 años le era infiel y no sentía ni una pizca de remordimiento en tratarlo así.
Del dolor agudo que lo sacudió cuando por error confundió su tablet con la de Yijeong (las carcasas eran negras, y la de su novio tenía un sticker que por azares del destino ese día le quitó con intenciones de cambiarlo por otro) y al desbloquear la pantalla se topó con una aplicación de mensajes diferente a la que usaban y repleta de textos entre él y un viejo compañero de grupo, Yoongi luego experimentó el aturdimiento de leer sin parar y torturarse con todo lo que estaba saliendo a la luz igual que una cloaca que de pronto no podía contener más la inmundicia, y después tener que fingir normalidad cuando su novio volvió a casa esa noche y actuó como si no guardara un secreto letal al besarlo en los labios a pesar de que apenas 30 minutos atrás se había despedido de su amante y en el viaje de regreso a casa le había escrito que ya lo echaba de menos.
Poco después de mudarse juntos, Yijeong había actuado distante y malhumorado, pero Yoongi se lo atribuyó a que siempre era un cambio mayor el aprender a convivir con una persona nueva dentro de tu espacio personal. A él también le ocurría de vez en cuando porque su novio tenía la manía de lavar todos los platos menos los sartenes que utilizaba para cocinar o demorarse horas en el baño cuando se arreglaba, pero eso era parte de la convivencia y con el tiempo aprenderían a lidiar con los defectos del otro. Por 6 meses en su nuevo arreglo, Yijeong y él chocaron cabezas al establecer reglas y tratar de entender las peculiaridades del otro, y pasado ese tiempo, se adaptaron al fin y Yoongi creyó que estaban mejor que nunca.
Craso error.
En realidad, Yijeong le estaba siendo infiel con un viejo amigo suyo de cuando pertenecía a History. Como ex idol con una carrera breve pero que había sido su salto para dedicarse a la producción de música, Yoongi jamás sospechó que la relación entre Yijeong y Jaeho tuviera algo de ilícita. Eran amigos, ex compañeros de agrupación, y la delicia de las fans que habían seguido History porque sus interacciones eran divertidas y genuinas, y eso había generado la popularidad de una ship con sus nombres.
Nada que le quitara el sueño a Yoongi porque amaba a Yijeong, confiaba en él, y creía reconocer sus sentimientos correspondidos, así que jamás asumió que su novio pudiera serle infiel.
Sólo hasta 18 meses de vivir juntos es que la verdad salió a la luz, y el suelo bajo sus pies desapareció por completo al descubrir que su novio no era la persona que él creía, sino que en mensajes le había hablado a su amante de su relación, de su persona, acusándolo de controlador (porque Yoongi tenía un sistema para hacer la lavandería semanal), aburrido (“no imaginas lo fastidioso que es verlo absorto con videos de gatos en lugar de una buena película”) y otra sarta de lindezas que exageraban defectos existentes (Yoongi no lo negaba, sólo no creía que algo tan mínimo pudiera escalarse a ese nivel) y les daban material para burlarse implacables de él.
Descubrir que Yijeong lo engañaba con un viejo amigo suyo fue el primer golpe, pero no el único cuando además Yoongi se topó con las burlas hacia su persona, que su novio hablara de él en términos despectivos y se burlara de sus manías, pero también que se quejara de su manera de ser en el área laboral (ambos trabajaban dentro de la misma agencia porque Yoongi le había conseguido trabajo después de la separación de History) y recalcara cada falta suya como inaceptable. A Yoongi se le anegaron los ojos cuando leyendo en sus conversaciones con Jaeho, su novio tachó de anticuados a sus padres, hizo mención al cáncer que su padre había sufrido en el hígado años atrás como karma por entrometerse tanto en la vida de su hijo, y se expresó con críticas crueles de la apariencia de su eomma.
Nadie en el círculo cercano de Yoongi se salvó de palabras hirientes de parte de Yijeong, incluidos amigos que tenían en común y de los que habló pestes con Jaeho para luego intercambiar con éste fotografías y videos, a veces en solitario, a veces reminiscencias de su tiempo junto, y que horrorizaron a Yoongi porque a veces éste podía ver porciones de su departamento que le confirmaban el nivel de depravación de su novio al invitar a su amante a su propio hogar.
Yijeong: Yoongi jamás podría imaginar que las sábanas donde duerme son las mismas donde me hiciste venirme...
Mensajes como aquel se podían contar por docenas, remembranzas de su tiempo juntos, obscenidades al por mayor... Pero también mensajes dulces, textos de ‘buenas noches ♡’ y ‘pensando en ti :)’ que le hicieron doler al percatarse que no era el único en el corazón de su novio y la vida que vivían juntos era una completa mentira que desde un comienzo se había creído sin nada ser real.
Sumido en un dolor que lo paralizó y lo hizo mantener la boca cerrada, fue el turno de Yoongi en actuar distinto a lo habitual, cerrándose sobre sí bajo la excusa de presión en el álbum debut en el que trabajaba y que Yijeong no cuestionó en lo absoluto porque sabía bien lo duro que podía ser eso para la salud mental.
Actuando como si lo amara cuando en realidad a Jaeho le aseguraba que su relación naufragaba y estaban siempre al borde inminente de la ruptura (no algo que a Yoongi le constara cuando su novio no paraba de mostrarle fotografías de cachorros poodle porque ‘quería ampliar su familia’), Yijeong jugaba a dos bandas sin remordimientos, viviendo el romance cotidiano con Yoongi y el apasionamiento sin restricciones con Jaeho, contándole a éste última mentira tras mentira de cómo su novio siempre llegaba tarde (falso, volvían en el mismo automóvil), jamás tenía un gesto tierno con él (ignorando la cita semanal de los miércoles que era idea suya), apenas moviendo un dedo dentro del departamento y esperando que fuera él quien se encargara de todo (cuando los papeles estaban a la inversa), y su vida sexual era inexistente (una mentira total cuando todavía tenían sexo 2 ó 3 veces por semana, y a veces hasta más), al punto en que le costó reconocer esa persona online que enviaba esos mensajes con el novio que tenía en casa a un lado a su amante y aparentaba que nada iba mal entre ellos dos.
Por espacio de casi 3 meses después de aquel descubrimiento, Yoongi se retrajo en sí mismo y con dificultad fue capaz de funcionar a través de la bruma que lo envolvía y el plomo que parecía haberse vaciado en su interior y apenas le proveía de fuerzas para moverse.
Yijeong tardó casi 2 semanas en percatarse de lo que ocurría y cuestionar por qué apenas cocinaba o se le veía desganado, pero no así Hoseok, que en calidad de mejor amigo y también colega, sólo necesitó de 48 horas para arrinconarlo en su estudio y mirándolo a los ojos preguntarle qué ocurría.
—Yijeong, él...
—¡Voy a matarlo! —Siseó Hoseok al ver las primeras lágrimas que pendían de las pestañas inferiores de su hyung.
—¿Estabas al tanto?
Hoseok exhaló con pesadez. —No exactamente. Otro bailarín me dijo que había visto a Yijeong y un ex compañero de grupo cenando juntos y que se veían muy cercanos. Me preguntó si no era verdad que era tu pareja, pero no era mi lugar compartir esa información si no tenía certeza de nada. Yo no lo vi con mis ojos, pero...
—Se está acostando con Jaeho —reveló Yoongi—. Por lo menos desde antes de empezar a salir él y yo juntos, y nunca se detuvieron...
—Oh, hyung —dijo Hoseok, rodeándolo en un abrazo que Yoongi necesitaba, y éste lloró como un crío en el hombro de su mejor amigo, lamentando la pérdida de la que había sido una relación genial hasta que todo se desmoronó bajo sus pies.
Liberando lo que llevaba dentro como vómito verbal, Yoongi no se guardó nada, desde descubrir los mensajes y ver cada foto y video de un chat que se remontaba a años atrás, hasta expresar lo mucho que le dolía la traición y la manera en la que su novio hablaba de él, de su familia, y amigos.
—No tenía por qué meterse con mis padres y mi hermano —dijo Yoongi, la mandíbula tensa—. Habla de ellos como si los odiara, y puede que sea cierto, pero no era necesario...
Luego Yoongi le contó a Hoseok de inseguro que se sentía en su situación actual, todavía atado a Yijeong por la convivencia que casi 5 años juntos les conferían, y de la que no sabía bien cómo separarse sin perder una porción de sí mismo en el proceso.
—No puedes seguir con él, hyung —dijo Hoseok, siempre prudente al escuchar problemas ajenos, pero esta vez decidido a actuar—. Una cosa es un desliz, que él fuera honesto contigo y se disculpara con promesas de jamás repetirlo, pero esto que ha hecho es... Casi demasiado malévolo de su parte. Te ha sido infiel desde el primer día, y no te aprecia como persona. Por lo que me cuentas, es casi como si te odiara...
—Pues lo disimula a la perfección —masculló Yoongi con malestar, apuntando al americano con hielo que apenas 2 horas atrás Yijeong había pasado a dejarle porque notó que estaba callado en la mañana y creía que un poco de cafeína en su sistema obraría milagros.
—No tienes por qué tolerar esto, hyung —le recordó Hoseok—. Mereces a alguien que te ame y te respete.
—Ahora mismo ni yo mismo sé qué significan esas palabras...
—¿Qué piensas hacer entonces?
—Esperar, supongo...
Aludiendo trabajo, estrés, una crisis familiar inexistente, Yoongi se distanció de Yijeong sin que éste lo echara mucho de menos, sólo actuando en extremo dulce o preocupado después de sus escapadas con Jaeho, casi como si la culpa lo hiciera actuar acorde a ello, y el irse apartando de su novio le permitió valorar lo que tenían, lo que no, y desprenderse despacio de las partes podridas que los mantenían juntos.
Esos primeros 3 meses después de conocer la verdad, Yoongi los vivió como duelo personal, sufriendo por el pasado que no era real y el futuro que se había escapado de sus manos, pero a la vez, con un alivio profundo de al menos no ser el idiota del que se burlaban a sus espaldas y por su cuenta trazar planes.
Lo primero que Yoongi hizo fue acudir a una clínica y cerciorarse que su salud estaba bien. Él y Yijeong no eran muy asiduos a los condones salvo cuando querían evitar estropicios, pero al obtener sus pruebas limpias y respirar con alivio porque al menos esa era una preocupación menos en su cabeza, resurtió una caja jumbo en su mesita de noche y procuró insistir siempre en su uso. Si su novio lo encontró peculiar, no mencionó nada, y Yoongi tampoco lo trajo a colación.
Lo siguiente en su lista fue separar su dinero en común, poniendo en la cuenta conjunta que pagaba los gastos del piso, las facturas, víveres y otras cosas más sólo lo estrictamente necesario, y a buen recaudo sus ahorros y el dinero que iba a destinar para su plan de escape. De momento, Yoongi quería esperar un poco para actuar lo mejor posible y acorde a sus intereses, porque con el contrato del alquiler a vencer dentro de 3 meses, bien podía soportar lo que les restaba de renta y luego mudarse sin penalizaciones.
En lo referente a su vida en común de pareja con Yijeong, Yoongi optó por levantar una muralla emocional entre ellos. Incapaz de creer que alguna vez había amado a su novio, despacio cruzó las cinco etapas del duelo en silencio, con Hoseok como su único confesor, al grado en que cuando al fin se sintió listo para el siguiente paso de su plan, el resto de sus amigos no pudieron más que asombrarse de lo tranquilo que se mostró al compartirles la noticia como un hecho ya definitivo.
Menos mal que sus amigos no eran exactamente cercanos a Yijeong porque ambos mantenían círculos separados por ninguna razón especial, sólo era así.
—Oh, no hay vuelta atrás después de una infidelidad —dijo Jin hyung.
—¿No te ves dándole una segunda oportunidad? —Preguntó Namjoon en cambio, su propio pasado con un ex anterior a Jin jugando en contra suya.
—Nuestro amigo siempre fuiste tú, te apoyaremos —dijo en cambio Jimin.
—Sabes que si me lo pides, yo podría... —Estableció Jungkook desde el comienzo, haciendo crujir sus nudillos aunque Yoongi bien sabía que el crío no lastimaría ni a una mosca.
—Es lo que es, hyung —fue la opinión de Taehyung, también pragmático al declarar dónde estaban sus lealtades.
Y luego estuvo Hoseok...
—Sé que es demasiado pronto para ti todavía, pero...
Y lo besó. Sin espacio para dobles interpretaciones cuando sus labios conectaron a los de Yoongi y su mano acunó suave su mejilla, limpiando con el pulgar sus lágrimas pero también con su boca borrando el reguero salado y devolviéndole la calma.
Sólo habían transcurrido 2 semanas desde que Yoongi descubrió la infidelidad de Yijeong, la herida en su pecho todavía sangraba y dolía, así que éste había desviado la cabeza a un lado y puesto fin a ese beso, y Hoseok lo aceptó por válido volviendo a ser su amigo, pero al cabo de 3 días de incomodidad y no poderse mirar a los ojos cuando hablaban, al final el tema volvió a resurgir.
—Sé que es de lo más injusto de mi parte —admitió Hoseok al mantener distancia entre ambos, sujetando fuertemente sus manos sobre el regazo para no cometer el error de presionar a Yoongi—. Pero me gustas, hyung. Más que eso, de hecho, pero supongo que no es algo que quieras escuchar ahora mismo.
—Hoba...
—Tranquilo. Sólo quería explicarte el beso del otro día y prometer que eso no volverá a ocurrir. Mereces más que eso. Mucho más. Pero quería ser claro con lo que siento, hyung, porque no es algo reciente, ni tampoco pasajero.
—¿Te gusto?
—Ah, hyung. Si tan sólo pudiera definirlo así.
—Ahora mismo yo no... No podría...
—Lo sé, está bien. Quiero apoyarte en esto, no sumarme a tus preocupaciones. Puedes olvidar ese beso, y actuar con normalidad. Pero si una vez que todo esto pase consideras que yo podría ser el reemplazo de Yijeong-...
—Imposible —le cortó Yoongi la oración, y la tensión que de pronto apareció en las facciones de Hoseok, con la misma rapidez se desapareció al finalizar lo que tenía para decir—. Tú eres único, mi Hoseokie, ¿entiendes? Jamás serías su reemplazo, tú eres único por ti mismo.
Hablarlo entre sí y acordar que no era ni el lugar ni el momento para explorar su relación sirvió a Yoongi como un ancla a la realidad cuando la situación en casa se volvió demasiado inverosímil para procesar.
Con Yijeong planeando vacaciones al lado de Jaeho y juntos urdiendo un plan de hacerle creer que participaría en un festival de verano en Busan como DJ, Yoongi encontró placer en el nerviosismo de su novio cuando sugirió acompañarlo y juntos tomar unas mini vacaciones en la costa.
—Será en verano, ni siquiera te gusta pasar calor —le recordó Yijeong—. Odias la humedad, y te aburrirías.
—No si estás tú —lo puso Yoongi a prueba—. Podríamos descansar, utilizar esos días para relajarnos y no hacer nada.
—Uh...
—Tranquilo —dijo Yoongi al obtener lo que quería al ponerlo nervioso—. Igual tengo trabajo y la agenda llena. Diviértete en el festival.
Cuando más tarde Yoongi revisó los mensajes de Yijeong y Jaeho en su tablet, no le sorprendió descubrir la mención a su persona y las críticas de su novio, donde lo llamaba posesivo e inseguro cuando no podía estar más alejado de la realidad.
A esas alturas, con un plan de escape y casi indiferente a Yijeong, lo único que Yoongi podía sentir por éste era un pinchazo de irritación y nada más. El tiempo, y ver tras bambalinas cómo se desarrollaba esa relación le habían dado ventaja a la hora de desenmarañar su alma de la que Yijeong, cortando lazos y poniendo distancia, de modo que éste jamás llegaría a sospechar que todo había terminado sino hasta llegado el último momento.
Con la fecha del festival coincidiendo con el final de mes de julio y la no renovación de su contrato de alquiler, Yoongi pensó que sería perfecto para sus intenciones el aprovechar esos 3 días para mudarse y poner fin a esa relación. Que Yijeong volviera feliz de sus vacaciones porque en casa ya no estaría él para esperarlo, y Yoongi podría al fin poner punto final a ese capítulo de su vida.
Apenas podía esperar a la llegada de ese día, pero lo consiguió viviendo ese último mes al lado de su novio más como compañeros de piso que como pareja.
Y a Yijeong no le pasó desapercibido.
—Últimamente sólo me rechazas... —Murmuró éste en la oscuridad de su habitación cuando por tercera vez consecutiva intentó despertar algún interés sexual en Yoongi, y éste le dio la espalda y se negó.
—No estoy de ánimo. Hace calor.
—Siempre dices eso.
—Es verano, Yijeong. Perdona si no estoy de humor —replicó Yoongi con sequedad, una excusa plausible aunque no tanto cuando en años anteriores no les había importado sudar.
—¿Sigues molesto por lo del viaje?
—No.
—Ya te expliqué que trabajaré sin parar. Y ni siquiera te gusta Busan. Te aburriste cuando aceptamos aquella invitación de Jimin y Jungkook para visitar su ciudad.
—Ya no hablemos de eso.
—Pues deberíamos. Has estado distante —se quejó Yijeong, recostándose de espaldas—. ¿Estás molesto conmigo?
—No.
—¿Seguro?
—Yijeong...
—¿Estás viéndote con alguien más?
La pregunta cogió desprevenido a Yoongi, que se quedó quieto abrazando a su almohada, esperando lo que pudiera ocurrir. Quizá una confesión, una admisión de lo que él hacía y disculpas, Yijeong implorando perdón por sus transgresiones pasadas y arrepentimiento.
Pero en su lugar...
—Actúas raro. Distante. No eres el mismo. A ratos me haces pensar que hay alguien más y que me ves la cara de idiota.
«Wow, el descaro, la autoproyección...», pensó Yoongi, porque claro que había ideas de infidelidad en Yijeong. Era lo que él hacía, así que pensaba que Yoongi era igual y por lo tanto estaba a su nivel.
—Hoseok me besó —dijo Yoongi en cambio, no con afán de lastimar a su novio o lo que fuera, sólo para medir su reacción—. Hace meses, y se declaró.
—¿Qué? Mierda, dime que lo rechazaste.
—No fue necesario. Él mismo se disculpó —dijo Yoongi, contando una verdad a medias.
—Tsk, lo sabía. Ese bastardo siempre tuvo sus ojos puestos en ti.
—¿Importa? No es como si yo pudiera serte infiel. No va conmigo. Antes preferiría terminar que lastimarte —dijo Yoongi, rodando para quedar también sobre su espalda, contemplando el techo raso y apenas iluminado.
Girando la cabeza a un lado, pudo ver la sombra de Yijeong, sus facciones indefinidas, y creía él, un brillo extra en sus ojos. A la espera de que su novio tuviera al menos un gramo de decencia e hiciera lo correcto, Yoongi se permitió pensar en el perdón, en al menos ser sinceros una última vez para no acabar aquello en una nota discordante, pero entonces Yijeong torció el puñal que sin saber le había clavado con el corazón, y con ello eliminó lo último de compasión que Yoongi sentía por él.
—Ya, yo igual. Jamás se me pasaría por la cabeza hacer una bajeza de ese tipo.
Tanteando en la oscuridad hasta dar con su mano, Yijeong pareció no notar la laxitud con la que Yoongi no le correspondió el gesto.
—Sé que es tu mejor amigo, pero quizá sería hora de poner distancia entre tú y Hoseok. Si le gustas... Es casi cruel darle esperanzas, ¿sabes?
—Mmm...
—Por supuesto, no pretendo dictar sobre tu vida o tus decisiones, pero por nosotros, por esta relación, creo que pedirte que te alejes un poco de él no es demasiado.
Y sin saberlo, Yijeong cimentó la decisión de Yoongi por abandonarlo.
Chapter 2: II
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A 6 meses de descubrir los mensajes entre su novio y Jaeho, a 3 meses de no sentir nada salvo la resignación del tiempo perdido, a 2 semanas de verse en apuros porque la renta del piso que tenía en sus planes se vino abajo y Hoseok le ofreció generoso quedarse con él en su cuarto de invitados, a escasos 3 días de escuchar una vez más de boca de Yijeong que éste estaría muy ocupado en Busan y sólo tendría tiempo para textos, no para llamadas, a simples 24 horas de ver a su novio hacer su maleta y abordar el tren... Yoongi llevó aquella cuenta regresiva sobre su cabeza sin revelar ni por un instante que la emoción dominante en su interior era la del alivio por decir al fin adiós a una etapa de su vida que ya carecía de significado.
Yijeong ni lo sospechaba, pero apenas 1 hora después de su partida, apenas cerciorarse que el tren estaba en marcha, sus amigos acudirían a su llamado con un camión de mudanza para empacar sus pertenencias y marcharse del sitio que alguna vez había considerado un hogar y ahora sólo era una prisión.
—Sigues molesto por lo del viaje, ¿no? —Presionó Yijeong como venía haciendo desde días atrás porque Yoongi se mostraba silencioso, casi reflexivo, y había asumido que tenía que ver con su estancia en Busan—. Ya te dije que te lo compensaré. Iremos tú y yo en otra ocasión, solos y sin staff, para disfrutar del clima y la comida, de no hacer nada más que lo que nos apetezca.
—Sí, seguro.
A esas alturas, lo último que Yoongi quería era una última pelea, y absorto en el contenido de su refrigerador, consideró si cocinaba algo para sus amigos en vista de que iban a quemar calorías ayudando con la mudanza, o sólo se limitaba al servicio a domicilio y se ahorraba la molestia. Ambas opciones eran buenas, y Yijeong pareció notar su apatía, porque lo abrazó desde atrás y le plantó un beso en la nuca.
—Mi taxi no llega hasta dentro de 15 minutos. Si nos damos prisa, tú y yo podríamos-...
—Eh, no —lo rechazó Yoongi sin miramientos—. Más tarde vienen mis amigos, y no quiero tener que ducharme.
Sin ocultar nada, Yoongi había mencionado que tendría visitas, pero no el motivo de su llegada. Tampoco es que Yijeong preguntara, sólo asumiendo que sería una reunión de amigos y que menos mal que no tendría que estar presente porque nunca había terminado de encajar entre el grupo de su novio porque el mismo caso aplicaba con Yoongi para el círculo cercano de Yijeong. Aunque claro, considerando que en dicho grupo estaba Jaeho y al parecer todos estaban al tanto de su relación ilícita, no le costó mucho a Yoongi deducir la razón de su antipatía...
—¿Seguro? —Presionó Yijeong en un último intento al deslizar sus manos por el pecho de Yoongi y con un movimiento rápido acunar su entrepierna—. Puedo hacerlo divertido...
Pero Yoongi no estaba duro, y fue un alivio para éste no darle la cara o su novio se habría percatado de su mueca de fastidio.
Menos mal que el taxi llegó antes de lo previsto, y a la puerta de su departamento sólo tuvo que soportar ese último beso que ahora su ex novio le dio a modo de despedida.
Un beso corto pero lento y sentido, con un atisbo de lengua y un guiño al finalizar.
—Pensaré en ti todo el viaje —dijo Yijeong, y Yoongi sonrió sin que el gesto alcanzara sus ojos.
«Dale saludos a Jaeho de mi parte», pensó con acritud, y en cambio dijo: —Pásalo bien. Suerte en el festival, nos vemos el lunes.
Y con una aparente felicidad que no era tal porque le había costado 6 meses superarlo en silencio, Yoongi se despidió para siempre de Yijeong.
Chapter 3: III
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—Hyung —llamó Jungkook la atención de Yoongi—, ¿de verdad estás seguro que quieres dejar este sofá?
Con un grupo de amigos que se habían conocido dentro de la misma compañía de música, resultaba casi gracioso que entre los presentes había dos productores de talla internacional, un coreógrafo, tres vocalistas y un actor que se habían sumado para llevar a cabo una mudanza. Otro en su lugar habría llamado a un servicio especializado para llevar a cabo aquella tarea tan odiosa, pero ya que Yoongi necesitaba apoyo moral para la labor, todos habían dejado su viernes libre y se sumaron a la causa sin rechistarlo.
Pensando en lo casi cómico que era tener a Jungkook, el Jeon Jungkook por el cual muchas fans suspiraban de amor sin sospechar siquiera de la relación que tenía con Jimin y que sus posibilidades con él eran nulas, levantando sus muebles y ayudando a vaciar su gabinete de skincare, Yoongi acabó denegando con la cabeza.
—No lo quiero.
—Pero está nuevo.
—Ya, pero tengo un video de Yijeong cogiendo con Jaeho justo sobre ese cojín —apuntó Yoongi a un cojín con exceso de relleno—, así que me perdonarás si ni de broma considero llevarlo conmigo a almacenaje.
Aunque podía comportarse mezquino porque mucho del mobiliario del departamento lo había comprado él (su pasión por el diseño de interiores había compaginado a la perfección con el desinterés de su ex en esa área), a Yoongi nunca le pasó por la cabeza llevarse más que lo estrictamente necesario. Aquel piso componía con cada pieza un altar a una relación fallida de la que quería salir lo más indemne posible; ergo, Yijeong podía quedarse el sofá, la cama, y la vajilla. Yoongi sólo quería llevarse consigo sus instrumentos, ropa, objetos personales, y las plantas.
Puede que también el gato que a veces merodeaba por su balcón, pero eso lo decidiría más adelante.
Por ahora, el sofá podía quedarse donde estaba, y para cerciorarse que todo estaba marchando como debía, se acercó al dormitorio donde Jimin y Taehyung charlaban más de lo que conseguían empacar de sus prendas en una caja.
—No importa si se arrugan —dijo Yoongi, tomando bultos grandes de los cajones y lanzándolos sin mucha ceremonia dentro—. Mientras más rápido salgamos de aquí, mejor será.
—¿Piensas dejarle una carta o sólo desaparecer de su vida? —Preguntó Jin, que desde el baño adosado a la recámara principal, estaba siendo cuidadoso en extremo con la colección de fragancias de Yoongi.
Con un encogimiento de hombros, éste reveló su desinterés. —Ni idea. El apartamento semivacío va a ser su mejor señal de que algo no marcha bien.
—¿Y si te busca para hablar, hyung? —Preguntó Taehyung con genuina curiosidad—. Porque después de todo, siguen trabajando en el mismo edificio.
Ah, desventajas de salir con colegas. Yoongi nunca lo había considerado en serio porque él y Yijeong habían sido amigos antes, buenos amigos, y dar el siguiente paso en esa dirección les había parecido lo correcto. Eso, y que de antemano hablaron de lo que significaba para ambos, y se habían comprometido a no hacer un problema mayor dentro de la empresa si llegado el día terminaban por romper.
Qué lejano sonaba todo aquello, y qué fácil le había parecido a Yoongi asumir que no ocurriría. Ahora en cambio sólo esperaba que Yijeong cumpliera su parte del trato y no lo buscara, que tampoco intentara tener un cierre con él.
—Si llega a pasar, hablaremos. Aunque dudo que quiera colgarme la responsabilidad de ser el malo aquí, no cuando desde un comienzo era él quien se acostaba con otro.
—Te sorprendería el descaro de alguna gente... —Gruñó Jimin, que antes de Jungkook había salido intermitentemente con un ex que no paraba de acostarse con todo aquello que se moviera, así que de infidelidades conocía bastante.
—Da igual —replicó Yoongi—. Esto se ha terminado, y no hay nada en el mundo que me haga cambiar de opinión.
Buscando a Hoseok y Namjoon, que en la cocina habían recibido órdenes precisas de empaquetar su juego completo de sartenes y ollas (Yoongi los había comprado y era él quien los utilizaba, así que daba por sentado que si había algo en ese departamento que le pertenecía eran sus piezas de acero inoxidable), se topó con la novedad de que éste último había mellado unos cuantos platos por accidente, y se debatía en cómo decírselo.
—Siempre odié esta vajilla —masculló Yoongi por lo bajo, recordando la insistencia de Yijeong por comprar ese modelo tan feo y poco práctico que siempre terminaba haciendo que la comida se escurriera al centro y se mezclara entre sí, y sorprendiendo a sus dos amigos por lo repentino de su reacción, tomó el conjunto de platos que componían la vajilla y los dejó caer en el cesto de la basura con el estrépito de la cerámica rompiéndose.
—Uh... ¿Hyung? —Probó Namjoon a atrapar su atención, y Yoongi cerró con fuerza los ojos unos segundos y al abrirlos sonrió.
—Lo siento, no era mi intención asustarlos.
—¿Se rompió algo? —Preguntó Jungkook al aparecer con gesto de preocupación, y Yoongi desestimó el hecho con una sacudida de su mano.
—Nada que importe en realidad.
Dejando que sus amigos prosiguieran con lo que hacían, Yoongi salió al balcón para empacar las tres plantas que tenía ahí y que ni de broma pensaba dejar, no porque fueran su pasión o tuviera un verdadero pulgar verde, sino porque Yijeong nunca las regaba y no llevarlas consigo era abandonarlas a su suerte y a la muerte, así que metódico procedió a cubrir la base con papel para evitar regueros de tierra, y luego alrededor con un cono amplio para evitar que las hojas se dañaran.
Todavía batallando con la primera maceta, Yoongi levantó la mirada al ver que Hoseok abría la puerta corrediza y se le unía a pesar del clima. Ninguno era muy fan del calor, pero entre dos cualquier tarea se reducía a la mitad, así que éste se le unió para empaquetar esa planta y luego otra antes de abrir la boca y revelar lo que pensaba.
—Jimin me preguntó que si había algo de qué hablar con respecto a que te mudes conmigo.
—¿Él sabe de...?
—¿Mis sentimientos por ti? Sí. Siempre fue mi confesor, así que sospecho que Jungkook también lo sabe.
—No descartes a Taehyung.
—Ya, o a Jin hyung o Namjoon. De hecho, no hace ni media hora que Namjoon me preguntó si estaría bien sabiendo que duermes al otro lado de mi pared, así que puedo casi afirmar que están tan al tanto de esto como el resto.
—Qué lío.
Aunque de momento no habían llegado a ningún acuerdo respecto al tipo de cohabitación a la que se entregarían (salvo que dormirían en habitaciones separadas y Yoongi pagaría la mitad de las facturas y su propia comida), lo cierto es que en las últimas 2 semanas habían compartido más besos, más abrazos que se prolongaban, y una memorable tarde en el estudio de Yoongi donde Hoseok lo masturbó despacio en su sofá y luego éste en compensación de sentó entre sus piernas y le hizo una mamada. No el momento de más orgullo para Yoongi porque técnicamente seguía con Yijeong, pero su relación estaba acabada y lo mismo ellos, así que realmente no lo consideró una infidelidad salvo porque técnicamente lo era, pero por el resto, estaba tan desconectado de su pareja que en realidad no contaba.
Por respeto a la situación y a ellos mismos, Yoongi y Hoseok habían acordado tomarlo con calma durante las siguientes semanas, esperar a que las cosas se calmaran para actuar, pero la electricidad estática entre ellos hablaba diferente. Yoongi podía hablar por ambos si afirmaba que sus planes para esa noche seguro incluían escabullirse a la cama del otro y dormir acurrucados. No era lo ideal, y quizá era demasiado arriesgado lanzarse a una nueva relación después de la manera en que había terminado la otra, pero aunque a ojos de terceros él y Yijeong apenas estaban separándose, para Yoongi todo había terminado 6 meses atrás. Mudarse era sólo el último paso, y se sentía listo para estar con Hoseok porque éste no sólo había demostrado ser un buen amigo y paciente con su situación, sino que la atracción que lo unía a éste era irreprimible.
—A ratos tengo miedo que de pronto decidas darle una segunda oportunidad a Yijeong... —Dijo Hoseok de pronto—. Que consideres que los 5 años que pasaron juntos son demasiado preciosos para tirarlos por la ventana y elijas quedarte.
—Mi relación, igual que los platos de la basura, ya no tienen compostura, Hoba —dijo Yoongi al extender la mano y rozar la de Hoseok—. ¿Me crees al menos?
—Intento hacerlo, hyung, pero apenas puedo creer mi suerte. Siempre he sentido algún tipo de atracción hacia ti, pero nunca creí que tendría mi oportunidad contigo.
—Lo mismo podría decir de ti. Eres atractivo, gracioso, y las horas que paso contigo nunca son suficientes.
Hoseok sonrió. —¿Crees que eso baste para hacer que funcione?
Yoongi se encogió de hombros. —No lo sé. Pensaba que lo haría con Yijeong, pero ya ves...
—¿Lo amabas hasta descubrir que te era infiel?
—Sí y no. Lo amé todavía hasta 1 mes después de eso, aunque sospecho que eran sólo brasas...El amor muere de causas naturales, y también por puñaladas traicioneras. Que yo amara a Yijeong hasta el mismo día de descubrir que me engañaba no significa nada más que eso.
—No, quizá no, aunque me hace pensar que de haber sido diferentes las cosas, no existiría un posible ‘nosotros’ entre tú y yo ahora mismo...
—No pienses en eso, Hoba. Vivir una mentira tampoco es bueno. Y la verdad tenía que salir a la luz tarde o temprano.
—Tienes razón.
Empaquetando la última planta y moviéndolas al camión de la mudanza, al regresar se sorprendió Yoongi de saber que ya casi habían terminado. Aunque no tan distinto, su piso mostraba señales de cambios, y Yoongi se paseó por las habitaciones haciendo un recuento de todo aquello que era suyo o quería conservar, que siendo honestos, no era mucho...
Por pereza y porque de momento no iba a necesitarlos, Yoongi no se llevó consigo ningún mueble grande o electrodoméstico, pero sí canceló sus sesiones de los dispositivos y cambió las contraseñas porque era él quien pagaba las cuentas, y se preguntó cuánto tardaría Yijeong en notar que no podía acceder a Netflix o Spotify como siempre.
—¿Quieres unos minutos a solas? —Preguntó Hoseok cuando todos sus amigos bajaron al camión de mudanza y sólo fueron ellos dos viendo el departamento en apariencia intacto para cualquiera excepto para el ojo conocedor como ellos.
Yoongi barrió con la mirada el espacio, recordando la ilusión que le había dado creer que él y Yijeong serían felices ahí por un largo tiempo, y que en realidad sólo fueran 2 años de cohabitación...
—No. No hay nada aquí para mí —dijo Yoongi, que dándole la espalda al que alguna vez había sido su hogar, salió de ahí con la espalda recta y los hombros encuadrados, y ningún remordimiento a cuestas.
Chapter 4: IV
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Cenaron juntos como no hacía mucho porque aquella era una tradición común entre ellos, aunque esa reunión tuvo la peculiaridad de contar con abundante alcohol y mantenerse dentro del tono de lo festivo para que Yoongi no tuviera oportunidad de resentir la separación con Yijeong. Si bien ese era un tema tácito entre todos, eso no impidió que las demostraciones de afecto estuvieran a tope, y Yoongi se descubrió víctima de más abrazos y palabras de aliento de las que creía necesitar para el resto del año.
Y con todo... Le gustaba saber que tenía en quiénes apoyarse, que sus amigos nunca iban a hacerlo a un lado, y que aunque su relación se había ido al caño, al menos podía comenzar de nuevo, porque sujetando la mano de Hoseok por debajo de la mesa, tenía la impresión de tener a su alcance un nuevo inicio en puerta.
No fue sino hasta después de medianoche que sus amigos consideraron prudente marcharse, e incluso entonces, Jin hyung fue el último en salir, y al abrazar a Yoongi en la puerta, deslizó algo en el bolsillo trasero de sus jeans.
—No digo que estés obligado a hacerlo —susurró a su oído—, pero por si acaso... ¡Suerte!
Llevándose a su novio con una mano en torno a su cintura, Namjoon les deseó buenas noches antes de partir, y al revisar qué le había dado su hyung, Yoongi soltó una risotada.
—¿Qué era? —Preguntó Hoseok, el más sobrio de los dos porque apenas si se había mojado los labios con soju.
—Típico de hyung —dijo Yoongi, revelando un condón jumbo que seguro era de su uso personal, pero que siendo realistas, le quedaba un poquitín grande a él y Hoseok.
—Menos mal que tengo los míos en mi mesita de noche.
—¿Sí?
—Una caja nueva, hyung. Sólo por si acaso —dijo Hoseok, omitiendo la arrogancia y sólo encogiéndose de hombros—. No puedes juzgarme por ser optimista. Sexo o no, quería que hoy durmieras conmigo.
—¿Sólo dormir?
Hoseok fingió pensarlo, dándose golpecitos en el mentón con el dedo índice. —Bueno...
—Tranquilo. Tengo toda la tarde pensando en chupártela.
Los ojos de Hoseok centellearon. —¿En serio? Porque lo mismo puedo decir...
Y encaminándose juntos al dormitorio, cerraron con prisa la puerta detrás de sí y dieron rienda suelta a lo que por semanas llevaban reprimiendo.
Chapter 5: V
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Yoongi había pensado que tendría una crisis de algún tipo. Al menos un acceso de llanto, un pinchazo de arrepentimiento, como mínimo un instante de reconsiderar si no estaba exagerando y tirando todo por la borda, pero no fue así.
En su lugar, salir de su departamento con la noción de que ya no volvería más y no era su problema le alivió la pesadez que tenía ya 6 meses en su pecho, y cuando más tarde permaneció recostado al lado de Hoseok con la respiración de éste cerca de su oído, Yoongi haló más el brazo con el que lo sujetaba y se acomodó mejor contra su cuerpo.
—¿Insomnio, hyung?
Sobrepasaban las 3 de la mañana, una hora que ninguno favorecía, pero no era insomnio tal cual, sino algo más.
—No, sólo pensando.
—¿En qué? —Una pausa, y luego—: Ah, qué idiota soy.
—No, eso tampoco —descartó Yoongi la noción de que se tratara de Yijeong. En parte porque los mensajes que su ex le enviaba desde Busan haciéndole creer que era enteramente un viaje de trabajo y estaba solo no le interesaban ni una pizca y no tenía intenciones de responderle.
Yoongi no era del tipo de cortar comunicación de tajo ni robarle a nadie la oportunidad de disculparse o corregir su versión, pero en el caso de Yijeong no iba a tener esa consideración. Su ex se había encargado con sus mensajes y crueldad de no tener ninguna moneda de cambio que pudiera ofrecer para ganarse su tiempo o atención, y Yoongi lo prefería así. Una ruptura limpia, y si tenían que cruzar caminos en la agencia, que así fuera, pero lo trataría como a un colega más sin hacer mención al pasado.
—Por extraño que resulte —dijo Yoongi a la semi penumbra de la habitación—, pensaba que quiero sorprenderte con el desayuno y luego no salir de la cama en todo el día.
—Suena como un plan sólido.
—¿Es extraño que me sienta indiferente a todo? Es decir, hoy fue el día oficial de mi ruptura con Yijeong, aunque por dentro esa fecha ocurrió hace 6 meses y tuve todo ese tiempo para procesarlo. Para él, regresar el lunes será empezar desde cero, pero yo no estaré ahí para darle las respuestas que busca.
—Yijeong se lo ganó. No tiene derecho a pedirte nada.
—Lo sé, es sólo que... Lo nuestro dará de qué hablar cuando Yijeong se dé cuenta e intente torcer la versión de los hechos.
—Y por eso es que guardaste cada mensaje, fotografía y video de él con Jaeho para tu protección —le recordó Hoseok, pues aquel era un plan trazado milimétricamente para no fallar, y Yoongi le había asegurado de antemano que no tendría compasión si acaso su ex intentaba colocarlo bajo una luz negativa.
Aunque de momento Yoongi no quería saber de Yijeong ni contactar con él, más adelante podrían acordar juntos que el rompimiento era inminente, que ambos merecían mejor, y que si eran listos, la versión que contarían sería que por mutuo acuerdo tomaban caminos distintos.
Tan simple, tan fácil... Sin saberlo todavía, tan lejos de su alcance...
Chapter 6: VI
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Haciendo válida su promesa de organizar el desayuno (salieron a una cafetería en las cercanías porque de pronto era lo que les apetecía con el cuerpo adolorido por la mudanza) y luego pasarlo en la cama (pero durmiendo después de apenas una ronda de sexo), Yoongi se levantó sobre las horas de la tarde para responder mensajes y ponerse al día con unos emails, y así fue como lo sorprendió Hoseok en la sala y vistiendo una camiseta suya.
—Hey... —Se acomodó a su lado—. ¿Qué haces?
—Namjoon me pregunta de los avances de un track, y alguien de otro estudio tiene curiosidad de cómo es trabajar con Park Juni...
—¡Ew!
—Lo sé.
Idol en ascenso, Park Juni era una cría repelente y con voz aguda que pretendía convertirse en la nueva Ariana Grande de Corea, con la desventaja que no tenía ni el talento o el carisma necesarios para conseguirlo, y Yoongi no guardaba buenos recuerdos de la única canción en la que habían trabajado juntos.
—Y... ¿Alguna novedad de Yijeong? —Preguntó Hoseok en vista de que Yoongi no sacaba por él mismo el tema, y éste exhaló con desgana.
—Velo por ti mismo.
Pasándole el móvil, Yoongi dejó que Hoseok viera la docena o más de mensajes que su ex le había enviado como crónica, desde su llegada a Busan, fotografías de su habitación de hotel, y ahora que la hora se acercaba, del recinto al aire libre donde se llevaría a cabo el festival y el escenario donde junto a otros DJs tocaría su música. En ningún momento le había respondido Yoongi los mensajes, y sólo una vez había preguntado Yijeong si lo estaba ignorando, pero por lo demás, ni se percataba de lo que ocurría en realidad.
—Jaeho lo tiene bastante entretenido —dijo Yoongi con acritud, utilizando su tablet para revisar los mensajes de Yijeong en tiempo real con su amante.
¿Y qué si había sustraído su contraseña e iniciado sesión en otro dispositivo para mantenerse al día con la información? Era deshonesto, sí, pero Yoongi estaba mucho más allá de que le importara, y porque quería tener una garantía para evitarse después represalias, es que seguía manteniendo ese as bajo la manga.
Pasándole también la tablet a Hoseok, éste pudo leer sin problemas los mensajes subidos de tono que Yijeong y Jaeho intercambiaron antes de encontrarse en el hotel (al parecer, Jaeho había volado mucho más tarde en el día a Busan), y el reencuentro debía haber sido bastante apasionado a juzgar por la fotografía que éste último le envió al ex de Yoongi en la ducha y presumiendo las marcas que sus uñas le habían dejado en la espalda.
—Serán cabrones... —Se mostró Hoseok repelido, pero Yoongi se limitó a chasquear la lengua.
—Que les aproveche. A Yijeong le espera una gran sorpresa al volver a Seúl, así que más le vale disfrutar de Busan mientras pueda.
Acordando descansar la tarde y sólo de último momento viendo el festival a través de streaming porque a pesar de todo a Yoongi le gustaba la música de la que era capaz Yijeong de producir, los dos se acurrucaron en el sofá con un par de cervezas y opiniones de todo.
—¿Sabe Yijeong que ibas a verlo? —Preguntó Hoseok, y Yoongi denegó con la cabeza.
—No. Pero es porque conozco su set al derecho y al revés. Yo le ayudé con algunas partes.
—El Capitxn y Agust D en gira... —Dijo Hoseok, utilizando el nombre que Yoongi prefería para ciertas composiciones como artista, y éste denegó con la cabeza.
—Nah, eso no es para mí. No tengo problema en sacar mis propios álbumes y ganar dinero con ello, pero no estoy dispuesto a subir al escenario. No ahora al menos.
—Siempre he pensado que podrías llegar lejos, hyung.
—Me basta con seguir produciendo y mantenerme en mi línea. Los escenarios no son para mí, prefiero estar tras bambalinas, justo como ahora —dijo Yoongi, apoyando la cabeza en el hombro de Hoseok.
El festival era largo y la lista de artistas invitados igual, así que a Yoongi no le sorprendió cuando el tiempo de Yijeong sobre el escenario fue de apenas 25 minutos y reducido por contratiempo de una lluvia que era el preludio de un tifón en formación.
Porque lo conocía a la perfección, Yoongi podía adivinar que su ex estaría furioso por haber visto su tiempo reducido a menos de la mitad, y una porción malévola de él se rió por su mala suerte, mientras que otra parte se mostró indiferente porque así era la naturaleza y no había nada que pudiera hacerse para cambiarlo.
Sin prestar demasiada atención a Yijeong cuando fue su turno, al finalizar mencionó Yoongi que tenía hambre e iba a preparar algo ligero, y así fue como recibió el siguiente mensaje de su ex.
Yijeong: Debiste haberme visto.
Yijeong: El público enloqueció, les encantó mi set.
«Ya, seguro», pensó Yoongi, recordando la apatía del público por causa de la lluvia, pero de nueva cuenta no respondió nada, y 5 minutos después, Yijeong volvió a intentarlo.
Yijeong: ¿Me estás ignorando?
Yijeong: Porque puedo ver que lees mis mensajes...
Debatiéndose entre responder o ignorarlo, Yoongi se decantó por la segunda opción, y pasó de cualquier mensaje subsecuente y hasta una llamada que Yijeong hizo intentando establecer comunicación.
Yijeong: Wow... Sólo wow.
—¿El ex de pesadilla no te deja en paz? —Preguntó Hoseok al acercarse a la cocina, y Yoongi suspiró.
—Casi 36 horas después se da cuenta que no todo marcha a la perfección como él esperaba.
—¿Quieres provocarlo? —Preguntó Hoseok al colocar las manos sobre la barra a cada lado de Yoongi, atrapándolo en el reducido espacio y pegando su pelvis a su trasero.
—¿Hoba? Mmm, ¿qué tienes en mente?
La respuesta fue una selca, una en apariencia inocente de ellos dos posando en la cocina con la tabla, el cuchillo y una selección de vegetales a la vista. No había nada en aquella imagen que indujera a pensar nada más que una amistad, pero para Yijeong fue como gasolina, porque de nueva cuenta comenzó a llamar a Yoongi y éste se debatió en bloquearlo o apagar el móvil.
—Me da igual si le respondes —dijo Hoseok en vista de que la cena quedaría en 15 minutos más—, pero no mientas, hyung. Si pregunta dónde estás, dile que aquí, y si se atreve a cuestionarte algo...
Yoongi no quería romper con Yijeong vía llamada, del mismo modo que no quería hacerlo por mensaje, pero postergarlo también tenía sus inconvenientes, y porque no quería arruinar una tarde que hasta ese punto había sido perfecta, su solución fue simplemente apagar el móvil y hacerle saber a Hoseok que prefería vivir en el aquí y el ahora con él.
—Cuando Yijeong regrese a Seúl y vea el departamento, entonces será su turno.
Y tajante en no estropear lo que les restaba de sábado, procedieron a cenar sin pensar ni una vez más en su ex.
Chapter 7: VII
Notes:
Qué complicado se puso todo, ¿no? Si Yoongi deja a Yijeong va a ser el ex que lo abandonó en el peor momento, pero en realidad ya lo había dejado y el accidente ocurrió cuando menos le convenía =/
Chapter Text
El domingo amaneció lloviendo con fuerza, un verdadero diluvio gracias al tifón que en esos momentos se había desviado en el mar que los separaba con Japón y estaba prospectado a tocar tierra cerca de las costas de Busan. No el primero de la temporada, pero sí el más destructor hasta el momento, con una lluvia tan torrencial que vieron en el noticiero que algunas zonas se habían inundado y se habían abierto varios albergues para damnificados.
—Casi siento culpa de estar en cama y acurrucado contigo —dijo Hoseok al bajar el volumen de su televisor, y Yoongi lo besó justo en el esternón.
—Hey, no. Basta con eso, Hoseok. Esa es culpa inútil.
—Tienes razón, pero...
—La lluvia parará. Es lo mismo todos los años, ¿no?
Excepto que el vaticinio de Yoongi no era del todo correcto, porque el tifón no perdió fuerza antes de tocar tierra, sino que trajo consigo un nivel de destrucción que después los medios catalogaron tan catastrófico como no se veía al menos desde 30 años atrás.
En Seúl no tanto, pero sí en Busan, donde la ciudad se declaró en alerta máxima y se prohibió cualquier actividad marítima y aérea hasta nuevo aviso.
Yoongi dio por sentado que de seguir así el clima Yijeong tendría dificultades para abordar su vuelo el lunes, pero con lo que no contó fue con la imprudencia compartida de él y Jaeho, pues rentando un automóvil para conducir ellos mismos, acabaron saliéndose de la carretera al cruzarse con una zona de tierra recorrida y golpeando un árbol de costado.
Sin haber avanzado más de 20 kilómetros fuera de Busan, sí tardaron más de 6 horas en ser encontrados, y para entonces Yijeong sufría de hipotermia además de sus otras lesiones.
Jaeho en cambio había muerto instantáneamente en el impacto, y fue trasladado en condición de cadáver para su posterior reconocimiento.
Pero de todo eso se enteraría Yoongi sobre las horas de la madrugada cuando la enfermera jefe de uno de los hospitales más importantes de Busan se comunicó con él al ser su número el que Yijeong tenía anotado como de emergencia, y en estupor del sueño y lo inverosímil de la noticia, éste se sentó en la cama y apenas pudo procesar la información.
—¿A qué se refiere con ‘amputar su extremidad inferior’? ¿Habla de una pierna? —Preguntó Yoongi en voz baja y aterrado, y Hoseok a su lado despertó con un sobresalto.
El lunes cargado de drama que tanto se temían había dado comienzo, pero para nada como lo esperaban...
Chapter 8: VIII
Notes:
El fic se pone muy heavy angst a partir de este punto, lean con precaución porque el sope va a sufrir un poco =/ Aparte, lo que le pasó a Yijeong sigue siendo feo aunque la meta del fic sea odiarlo. Procedan con precaución.
Chapter Text
Yoongi había dado por sentado que su conexión con Yijeong estaba cortada de tajo y sólo tendrían que coincidir como productores cuando fuera estrictamente necesario por necesidad de sus jefes o petición de un artista, y en cambio, tuvo que ingeniárselas para acudir a Busan a pesar de la torrencial lluvia que caía sobre la costa y asumir autoridad sobre las decisiones médicas de su ex estando éste inconsciente y sin ningún familiar directo que quisiera tomar control de su potestad.
De antemano sabía Yoongi que su ex contaba con ambos padres y una hermana menor, pero todos le habían dado la espalda al descubrir sus preferencias sexuales, así que ni se molestó en contactarlos porque tenía claro que eran causa perdida. Si durante los años que tenía de conocer a Yijeong nunca habían intentado establecer un lazo con él, dudaba que llamarlos de pronto para notificarles malas noticias fuera a cambiar demasiado las cosas.
A su llegada a Busan sobre el martes en la mañana, Yijeong ya había pasado tres veces por cirugía para detener sangrados internos, pero también para cortar su pierna por debajo de la rodilla izquierda. El daño había sido tan severo durante el accidente, que el cirujano que atendió su caso declaró haber tenido suerte de no perderla hasta la cadera, y Yoongi coincidió con él al ver fotografías del automóvil y la apariencia de su ex justo después del accidente.
Por salud mental, no quiso centrarse demasiado en las instantáneas de Jaeho y los detalles que conformaron su fallecimiento, así que le bastó con saber que el impacto había sido causado por la lluvia y poca pericia al manejar, que el alcohol no había jugado ningún papel decisivo, y que el volante incrustándose en su pecho y rompiéndole las costillas y perforando sus pulmones había sido lo que remató la faena.
—Murió al instante. Es probable que ni siquiera se diera cuenta de ello —dijo el médico al que Yoongi preguntó al respecto, y muy dentro de sí sintió alivio de que así fuera.
En vida, había llegado a odiar a Jaeho por el sitio de deshonor que ocupó como amante, por sus acciones y su crueldad, pero una vez muerto Yoongi hizo las paces con dejarlo ir y no guárdale malos sentimientos que a la larga sólo lo afectarían a él. No era su lugar propinar un castigo en el plano terrenal, y Jaeho había obtenido lo que le tocaba por las decisiones que tomó. Sin llegar a llamar karma todo aquello, Yoongi sin embargo se acercó a darles el pésame a la familia cuando llegaron a Busan para reclamar el cuerpo, y hubo un cierto gesto de reconocimiento en los ojos de sus padres al mencionar que él estaba ahí por Yijeong.
—Por favor —pidió la madre de Jaeho al sostener la mano de Yoongi—, si hay cualquier cambio de su salud, no dudes en hacérnoslo saber.
—Sí, por supuesto.
Para el miércoles, Yoongi se sentía como un animal enjaulado a la espera de novedades, en vista de que Yijeong entraba y salía de la inconsciencia pero sin despertar del todo.
Indispuesto a dejarlo por su cuenta en Busan en esas condiciones, Yoongi había hablado con Hoseok y pedido unos días en la agencia, en vista de que todo mundo salvo su novio y amigos cercanos creían todavía que Yijeong era su pareja y por lo tanto era su obligación estar ahí.
Vaya suerte la suya de haber ocurrido todo eso durante ese fin de semana, y Yoongi no encontró dentro de sí el odio suficiente para abandonar a Yijeong en su momento de mayor necesidad porque eso hablaba más de su persona que de su ex, y sólo por eso se mantuvo en la ciudad y atento de cualquier cambio.
Para bien que el viernes despertó Yijeong al fin, y Yoongi tuvo el dudoso honor de informarle tanto de la muerte de Jaeho como de la pérdida de su pierna.
—Los doctores creen que una prótesis es tu mejor opción, pero para eso tendrán que pasar primero algunos meses —le dijo Yoongi, sentado a su lado en la habitación de cuidados intensivos, atento al pánico de su mirada y a lo mucho que le estaba costando procesar todo.
—Jaeho...
—Sus padres celebraron para él un funeral en su ciudad natal. Lamentaron no esperarte, pero no sabíamos cuándo despertarías o si lo harías... —Dijo Yoongi, tratando de brindarle la información necesaria pero sin ser cruel en ello.
Sin importar el daño que Yijeong y Jaeho le hubieran hecho con su relación ilícita, Yoongi no quería desquitarse desde su nueva posición, y aprovechando que parecía dispuesto a comer, alimentó a su ex con un poco de papilla y sostuvo su mano mientras los fuertes medicamentos que todavía le administraban lo ponían de regreso a dormir.
La semana que Yijeong permaneció internado en Busan y Yoongi se quedó en la ciudad para cuidar de él se contó como una de las más largas y confusas de su vida, en particular porque a diario hablaba con Hoseok al respecto y le pedía una confirmación de estar haciendo lo correcto, y éste no fue sino un apoyo constante que le hizo saber que cualquier decisión que tomara estaba bien por él.
—Incluso si después de esto consideras que Yijeong te necesita más... —Dijo Hoseok cuando el siguiente domingo el médico a cargo de éste reveló que estaba listo para ser dado de alta y que sería transportado a Seúl en ambulancia y con él viajaría Yoongi en calidad de guardián.
—¿De qué hablas?
Al otro lado de la línea, Hoseok suspiró. —¿Le has dicho que rompiste con él?
—... no. No me pareció prudente. Apenas se da cuenta de dónde se encuentra, no podría darle noticias complejas sin que se altere. Su memoria a ratos es confusa, y no retiene información nueva al 100%.
—¿Y cuándo planeas decírselo? Si es que está en tus planes hacerlo.
—Claro que lo está —dijo Yoongi—. No es mi intención volver a Seúl y al departamento que compartíamos.
Además, la renta de aquel sitio y el contrato de alquiler estaban por vencer. Yoongi había dado por sentado que después de romper, Yijeong se mudaría a otro sitio más acorde a lo que podía pagar por su cuenta, pero la situación había cambiado bastante en la última semana, y se había reprimido de tener que darle esa noticia viendo que se la pasaba dormido y se veía deprimido en los contados momentos en los que estaba despierto.
Portador ya de bastantes malas noticias, Yoongi no quería además preocuparlo antes de tiempo con respecto a su situación de vivienda, pero sabía que era una conversación pendiente entre ellos dos porque ni de broma iba a dar vuelta a sus pasos o a la ruptura.
—¿Estás seguro? Yijeong va a necesitar ayuda, bastante de hecho, ahora que tiene que moverse en silla de ruedas y recuperarse lo suficiente antes de valerse por sí mismo.
—Tendrá que contratar a una enfermera, o pedir ayuda a algún otro de sus amigos.
—¿Te vas a desatender de él, hyung?
Yoongi se llevó una mano a la frente. —No soy el malo aquí, Hoba. Rompí con Yijeong porque se estaba acostando con Jaeho. No es mi culpa si el muy idiota quiso manejar en pleno tifón y acabó golpeando un árbol en el proceso.
—Ya...
—¿Eres tú el que ahora está teniendo segundos pensamientos respecto a nosotros?
Sin querer creer que fuera eso, Yoongi tuvo la impresión de que el corazón se le encogía bajo un puño invisible durante la fracción de segundo que Hoseok se demoró en responderle, y el tono casi indignado de éste fue lo único que lo devolvió a la vida.
—¡No, claro que no! Por favor no me malentiendas, hyung. Estoy de tu parte. Es sólo que... Tienes que verlo desde fuera, porque si abandonas a Yijeong a su suerte, quedarás como el novio que rompió con él justo después de su accidente, justo cuando más te necesitaba...
—Nosotros ya habíamos roto desde antes. Días atrás.
—Pero nadie lo sabía, ni siquiera Yijeong...
Yoongi resopló. —¿Y qué se supone que debo de hacer? No pienso prolongar por otros 2 años mi contrato de alquiler, ni tampoco volver a lo de antes. Lamento lo que le pasó a Yijeong, en verdad, a nadie le desearía por lo que está pasando en estos momentos, pero no voy a poner mi vida en pausa por alguien que me engañó durante todo el tiempo que estuvimos juntos y además se burló a mis espaldas de mi familia y amigos a cada oportunidad que tuvo.
—Estoy contigo sin importar la decisión que tomes, hyung —dijo Hoseok—, pero me preocupa tu reputación.
—No me abandones, y déjame el resto a mí.
Aunque Yoongi quería aparentar que tenía todo bajo control, fue una situación por completo distinta cuando tramitando los papeles de alta de Yijeong y su traslado a Seúl, su ex se mostró ansioso y al borde del llanto. En los últimos días le habían bajado las dosis de medicamento para que pudiera comer por sí mismo, y eso había tenido la desventaja de permitirle horas de consciencia en las que tenía tiempo de sobra para pensar en el accidente y las implicaciones a las que ahora se enfrentaría. Yoongi lo había visto romper en llanto en varias ocasiones, sin duda abrumado por la pérdida de Jaeho y también su nueva discapacidad, y aunque no soltó su mano en esos momentos, tampoco la sensación de querer consolarlo fue real. Por frío que sonara, Yoongi había cortado sus lazos con Yijeong a lo largo de los últimos 6 meses, y ahora sentía por éste poco menos que lástima por su situación y no mucho más.
—No sé cómo podría soportar esto sin ti —dijo Yijeong la mañana que tenían programado el traslado a Seúl, y Yoongi pensó si el trayecto en ambulancia sería un buen momento para charlar de todo lo que estaba sin decir entre ellos, pero su ex estaba sufriendo todavía de bastante dolor y le aplicaron fuertes analgésicos para hacer el viaje más llevadero.
Sentado a su lado mientras se disponían a partir, el paramédico que conducía la ambulancia le mencionó a Yoongi lo buen amigo que era por mantenerse al lado de Yijeong, y algo en su cabeceo le hizo entender a éste que no se refería sólo a su amistad y que intuía que toda esa devoción suya se dirigía más hacia el plano romántico.
Salvo por tomar la mano de Yijeong y no apartarse de su lado, Yoongi no había hecho por Yijeong mucho más de lo que se esperaba de él. Los baños de esponja y pasar cada minuto del día y la noche en el hospital no contaban, pero al parecer el camillero se había hecho una idea correcta de su relación (o lo que solía ser), y Yoongi se sintió despreciable de pensar siquiera que romper con su ex en el viaje fuera una opción.
En su lugar, soportó el trayecto con estoicismo, y cuando llegaron a Seúl horas después, le informó a Hoseok que sí o sí quería dormir a su lado esa noche.
Hoseok: ¿Cómo está Yijeong?
Yoongi: Estable.
Yoongi: Pero los analgésicos lo van a noquear.
Yoongi: Y he contratado un enfermero de medio turno que estará pendiente de él.
Aunque el servicio de enfermero privado costaba lo suyo, Yoongi esperaba que su uso se limitara a las siguientes 2 semanas mientras Yijeong recuperaba fuerzas, se reponía de sus heridas, y despacio abandonaba los analgésicos que lo sumían en la inconsciencia.
—¿No puedes quedarte? —Preguntó Yijeong adormilado cuando Yoongi le presentó al enfermero Song y mencionó que él se marchaba, y éste se mostró firme en su decisión.
—Hace más de 1 semana que no duermo bien; la espalda me mata y quiero una ducha como es debido —dijo Yoongi—. Volveré en la mañana, ¿sí? Y no estarás solo. Ahora que has regresado a Seúl, la lista de personas que quieren visitarte y pasar tiempo contigo es larga.
—Mmm, vale.
Dándole un leve apretón en el brazo, Yoongi salió del hospital con un peso que se aligeraba con cada paso que daba en dirección opuesta a Yijeong, y que terminó de desaparecer cuando en la calle Hoseok pasó a recogerlo y al subir en su automóvil le dio un fuerte abrazo a través del asiento.
—Te echaba tanto de menos, hyung —exhaló Hoseok contra su cuello, y Yoongi coincidió que para él había sido lo mismo.
Sin importar que apenas 1 mes atrás habían acordado ir a lo seguro y no precipitarse en su nueva relación, lo cierto es que no les había costado nada transicionar de amigos a amantes, y lo ocurrido con Yijeong y Jaeho sólo los había acercado más. Yoongi no creía haber podido pasar por todo eso sin el apoyo de Hoseok, y se lo hizo saber sollozando contra su hombro, perdiendo la compostura por primera vez desde el accidente porque no podía venirse abajo frente a su ex, pero ahora era distinto cuanto al fin se sentía en confianza y pudo ser él mismo sin restricciones.
—¿Se lo pudiste decir? —Preguntó Hoseok una vez que Yoongi se tranquilizó.
Reincorporándose al tráfico de Seúl, Hoseok manejaba con soltura como si aquel fuera un trayecto cualquiera, pero Yoongi vio la manera en la que su mano tensa sujetaba el volante.
—No, nunca hubo oportunidad. Siempre había enfermeras y doctores entrando a su cuarto, y apenas se mantenía despierto. Ahora que está en Seúl será distinto.
—Sin presiones, sólo...
—Lo sé.
—No, creo que no —dijo Hoseok, frunciendo un poco el ceño pero sin apartar la vista de la calle—. Pero está bien. Sabía a lo que me enfrentaba cuando empezamos a salir. Incluso si...
—No lo digas, eso no va a pasar.
En confidencias, durante una madrugada en la que Yijeong tuvo una bajada de signos vitales y en la que los médicos se apiñaron en su habitación haciendo de todo para estabilizarlo, Yoongi le había hablado a Hoseok buscando consuelo por lo estresante de la situación, y aunque después pudieron controlar el estado de su ex y la crisis pasó, ellos dos no habían dejado de hablar de sus miedos y esperanzas para la relación. Hoseok en particular, nervioso de que Yoongi encontrara imposible romper con Yijeong después de lo ocurrido y cuando más lo necesitaba, y éste se apresuró a asegurarle que no sería así.
Sin embargo, hacía ya casi 10 días del accidente, y la incertidumbre era un ácido que todo lo corroía a su paso.
—Lo juro. Romperé con Yijeong —prometió Yoongi al poner su mano en la pierna de Hoseok—. Todo a su tiempo, ¿sí?
—Lo que tú digas, hyung.
Chapter 9: IX
Notes:
La ruptura. No recuerdo que esta escena me costara lo suyo, pero betearlo ha sido una lucha porque sentí mal por ambas partes. Yoongi no es el malo, ni tampoco Yijeong es la víctima, pero ambos creen serlo, y eso es lo peor :'(
Chapter Text
La estancia de Yijeong en el hospital se prolongó a casi 1 mes en total porque lidió con una infección de hueso que le requirió una ronda de fuertes antibióticos que le provocaron severos problemas estomacales y en los que perdió peso del que ya no podía prescindir.
Con cada avance que daba para conseguir su alta, se enfrentaba después a algún retroceso, y en el proceso, Yoongi se sentía cada vez más frustrado de tener que seguir en aquel limbo sin final.
Lo peor fue tener que hablar con la casera cuando la fecha de su renovación de contrato se presentó, pero menos mal que la señora Kim era amable y comprensiva, siempre había tenido un espacio en su corazón para los inquilinos que no le presentaban problemas, y al escuchar su situación (y también visitar a Yijeong en el hospital con un poco de fruta para compartir), accedió a extender el contrato de alquiler por 3 meses y sin penalización mientras decidían qué camino tomar.
La noticia, que fue bien recibida por Yijeong porque el miedo al desalojo mientras él se encontraba hospitalizado era real, no lo fue tanto para Hoseok, quien se tragaba la inseguridad de saber que su novio seguía viéndose a diario con su ex y no hablaba con él de su ruptura porque la situación era todavía demasiado delicada como para no afectar su salud.
Que además Yijeong estuviera pasando por un agudo episodio depresivo en los que la muerte de Jaeho y la pérdida de su pierna ocupaban los lugares centrales eran razones de peso para que Yoongi no cortara con éste el último hilo que los unía, y en esa situación donde estaban estancados fue que se cumplió el primer aniversario de mes del accidente y el médico a cargo de Yijeong reveló que ya era hora de darlo de alta y comenzar con la rehabilitación.
—A partir de ese punto, señor Jang —dijo al dirigirse a Yijeong con formalidad—, su recuperación dependerá enteramente de usted, y será con la ayuda de quienes lo rodean.
Omitiendo la naturaleza de su relación y sin dar motivos más allá de los obvios, Yoongi sin embargo tenía privilegios de pareja que nadie mencionaba pero eran implícitos, y escuchar aquello del médico le recordó a éste que la inminencia de su charla con Yijeong estaba a la vuelta de la esquina.
La mañana en la que Yijeong obtuvo su alta fue agridulce en muchos sentidos porque se habían familiarizado con otros pacientes en aquella ala, pero también de alegría porque aunque el camino era cuesta arriba, tenía posibilidades de conseguirlo. Más adelante en el año podría Yijeong considerar la posibilidad de una prótesis adaptada a la perfección a sus necesidades y el seguro lo cubría, pero mientras tanto, fue Yoongi quien empujó su silla de ruedas a la camioneta de Hoseok.
Fuera porque su corazón era mucho más grande de lo que se le daba crédito o porque quería ser el apoyo de Yoongi en aquel duro momento, Hoseok insistió en tomarse el día libre junto con Yoongi para transportar a Yijeong a su departamento, y en el trayecto se mantuvo callado mientras esos dos charlaban entre sí.
Escuchando de Yijeong que echaba de menos su comida y moría por comer costillas de puerco en salsa de jengibre como sólo él sabía preparar, Yoongi no hizo ninguna promesa de cocinar eso para él esa noche porque el plan era revelarle a su ex que rompía con él y no podrían prolongar por más tiempo aquella farsa de relación.
—Estás callando, hyung... —Dijo Yijeong, haciendo una observación por demás que obvia cuando Yoongi sólo había respondido a sus intentos de comunicación con monosílabos—. ¿Pasa algo?
Yoongi denegó con la cabeza. —Hablemos en casa.
Habiendo ensayado de antemano lo que diría y varias posibles salidas por si Yijeong se alteraba, Yoongi le pidió ayuda a Hoseok para subir a su ex a la silla de ruedas y juntos montaron el elevador hasta su piso, pero una vez en su departamento, le pidió si podía esperar en la sala.
—Uh, pensé que se iría —dijo Yijeong al moverlo Yoongi a su dormitorio y cerrar la puerta detrás de él—. Después de la falta de privacidad en el hospital, no imaginas lo mucho que anhelaba estar a solas. Sólo contigo.
—Te dejo —dijo Yoongi en cambio, rodeando la silla de Yijeong y sentándose a los pies de la cama—. ¿Yijeong?
—¿Qué? Uhm... —Yijeong apretó la boca en una sonrisa que no podía definirse como tal por la tensión de sus músculos faciales—. ¿Es una broma? Porque francamente... Eh, ¿hyung?
—Sé lo tuyo con Jaeho —dijo Yoongi sin ánimo de irse por las ramas—. Leí sus mensajes, vi las fotos y los videos. Hace meses que estaba al tanto de lo suyo, e iba a romper contigo el fin de semana del festival.
Yijeong se sentó erguido en la silla y trató de mantener el mentón en alto. —Yoongi, yo-...
—No me interesa, puedes ahorrártelo. Es más, tampoco te guardo rencor porque ha pasado suficiente tiempo para superarlo, pero no pienso dejar que esto se prolongue por más tiempo. Lamento el accidente, y tu pierna, y que Jaeho... Bueno, casi todo.
—H-Hyung —articuló Yijeong con apenas movimiento de su mandíbula—. No lo dirás en serio...
—¿Qué, romper contigo o que ya no me importe?
—Jaeho y yo nunca-...
—Por favor, no intentes hacerme quedar como idiota cuando ambos conocemos la verdad —le interrumpió Yoongi—. Tengo pruebas, y vi todas y cada una de ellas. Porque te juro que si intentas negarlo, no te daré ni siquiera la satisfacción de un rompimiento limpio.
Temblándole el mentón incontrolable, su ex intentó mantener la calma pero en vano. —¿Y qué, me abandonas en mi momento de mayor necesidad y se supone que debo tolerarlo con entereza por un error? Vale, que quizá yo tampoco me porté bien contigo, pero no deberías de castigarme de esta manera...
Yoongi le miró con incredulidad.
—No soy el malo de esta historia, Yijeong. Tu error, como lo llamas, es algo que se prolongó desde antes de nosotros, y no fue asunto de sólo una vez.
—¿No podríamos al menos hablarlo?
—No. Hace más de medio año que sé de lo tuyo con Jaeho y muchas cosas han cambiado desde entonces.
—¿Por qué no dijiste nada? Nosotros podríamos haber hablado, yo podría haber puesto fin a esa relación y las cosas serían distintas.
—¿Qué sentido tenía? Venía ocurriendo desde antes de que comenzáramos a salir juntos, y jamás le pusiste final. Lo que era peor, le contaste confidencias de nuestra relación, secretos de mi familia que confié en ti, ¿y para qué? Te burlaste sin parar de mí y de los míos, divirtiéndote a mis espaldas de mis vulnerabilidades y secretos.
—Yoongi, lo siento tant-...
—Ya no digas más —gruñó Yoongi, manteniéndose firme porque podía recordar todas las veces que su ex se había reído de sus padres por ser un poco tradicionales, por el cáncer de su appa y la forma un poco rígida de ser de su eomma, y eso sólo fortaleció su resolución de una ruptura completa—. La hora de las disculpas ya pasó y no quiero perder tiempo escuchándote decir tonterías.
Yijeong bajó la vista, y la clavó en su regazo. —Nunca fue mi intención herirte.
—Ya, qué considerado. Tan noble de tu parte...
—En serio. No soy esa clase de persona.
—No te conozco, no en realidad si por 5 años me hiciste creer una mentira respecto a nosotros —dijo Yoongi de vuelta—. Por años viví una mentira contigo, así que perdona si me cuesta discernir lo que intentas decirme.
—No sabría por dónde comenzar si tuviera que explicártelo...
—Y es una fortuna que no estaré aquí para escucharlo —dijo Yoongi, que haciendo ostentación de su reloj, mencionó después que se marchaba y el enfermero que había contratado para cuidarlo hasta nuevo aviso llegaría para hacerle compañía un par de horas.
Posponiendo lo inevitable porque sin importar cuánto hubiera ensayado sus palabras todavía le estaba costando lo suyo procesar todo lo ocurrido entre él y Yijeong, Yoongi se puso en pie y abarcó con la mirada el dormitorio, pensando en que quizá no volvería a poner un pie dentro si de él dependía.
—Yoongi, por favor... —Suplicó Yijeong, buscando sujetar su mano y sólo consiguiendo ceñir sus dedos alrededor de su muñeca—. Habla conmigo. Di algo.
—Estoy con Hoseok ahora —se pronunció Yoongi al respecto, y el agarre de Yijeong se volvió doloroso—. No fue por venganza ni mucho menos, pero... Estuvo a mi lado cuando todo esto contigo y Jaeho salió a la luz. Fue mi mejor apoyo, y nos enamoramos. El fin de semana del festival, yo me había mudado de nuestro piso y pasé a vivir con él. Esperaba que al volver de Busan lo descubrieras, y pensaba que tal vez entonces podrías hacer lo que te viniera en gana con Jaeho, pero que si pretendías molestarme pidiendo una segunda oportunidad, siempre tendría como garantía todo el material de su engaño para mantenerte a raya.
—Wow, lo planeaste a la perfección —masculló Yijeong, la voz cargada de resentimiento cuando al fin soltó a Yoongi—. Qué frío de tu parte.
—Tenía que protegerme a mí mismo.
—¿Y qué, se suponía que el shock debía llevármelo yo al volver a nuestro departamento y descubrir que habías tirado todo a la borda?
—Yo no tiré nada a la borda como dices —rebatió Yoongi—. Ese fuiste tú con esa aventura que desde siempre mantuviste con Jaeho.
—Me acostaba con él desde antes de conocerte a ti.
—Lo sé, y no tengo problema con ello porque el pasado es el pasado, ¿pero hacerlo después de que hablamos de ser exclusivos? ¿De presentarte a mi familia? ¿De mudarnos juntos y hablar de la posibilidad de adoptar? Tsk, vaya si eres una mierda, Yijeong.
Lanzando su pierna sana en dirección a Yoongi, Yijeong intentó golpearlo sin éxito al encontrarse todavía demasiado débil para cualquier esfuerzo excesivo, y éste le eludió sin necesidad de mucho.
—No lo hagas más difícil para ambos —dijo Yoongi—. Quiero un rompimiento limpio, separarnos y cada quien ir por su camino. Evidentemente no podemos dejar de vernos y tendremos que seguir siendo cordiales mientras trabajemos juntos, pero ambos somos adultos y-...
—Eres tan injusto.
—¿Disculpa?
—No me diste siquiera la oportunidad de explicarme, de solucionar esto... —Masculló Yijeong con patetismo, en opinión de Yoongi, actuando como si él fuera la pobre víctima de todo lo que le ocurría y por lo tanto mereciera compasión cuando era lo último que le correspondía.
—¿Solucionar qué? Tú mismo lo has dicho: Te acostaban con Jaeho desde antes de conocerme, y lo seguiste haciendo después, justo hasta el final porque incluso hasta en el último momento ustedes dos siguieron juntos a mis espaldas, ¡viéndome la cara y burlándose de ello, joder!
—Lo habría dejado si me lo pidieras.
—¿Y por qué no hacerlo por ti mismo, uh? ¿Por nosotros? ¿Por la relación que se supone lo significaba todo para ti?
—Fue un error. Creí... Tener tiempo. Las cosas entre Jaeho y yo nunca fueron serias. Nos divertíamos, pero no lo amaba de esa manera, y él tampoco a mí.
—Eso es peor.
—¿Uh? —Frunciendo el ceño, Yijeong pareció no comprender su razonamiento.
—Porque implica que lanzaste todo esto a la borda por, ¿por qué en realidad? ¿Diversión y seguir una rutina? Pues felicidades, la hora de recibir tu premio ha llegado, y ahora tendrás que disfrutarlo por tu cuenta.
Sin intenciones de alargar más allá de lo necesario la charla que mantenían, Yoongi le recalcó a Yijeong que él no iba a pasar la noche en su piso y para eso había sido tan insistente de llamar a un enfermero que se encargara de lo más urgente hasta nuevo aviso.
—De momento no te sacaré de mi seguro médico porque el tuyo no cubre la prótesis, pero lo haré antes de finales de año, así que planea tu existencia a partir de este punto acorde a ello —dijo Yoongi al disponerse a dar punto final a aquella relación.
—Yoongi... —Lo llamó Yijeong con patetismo, la expresión desconsolada pero los ojos secos.
—Si nos vemos en el estudio, te pido que a menos que haya trabajo de por medio que guardes tu distancia y yo haré lo mismo.
—Escúchame al menos, Yoongi.
—Estás de más decirlo, pero no me ocultaré, ni haré eso con Hoseok o nuestra relación. La gente hablará, hará sus propias teorías al respecto, y no espero que el mundo esté de nuestra parte por cómo se ve esto, pero te lo diré aquí y ahora: Si intentas insinuar siquiera que he sido yo quien te engañó o que esta ruptura ha sido algo menos que mutua, no me tentaré el corazón a la hora de contar lo que me hiciste con Jaeho. Y tengo pruebas de sobra para hundirte a ti y a tu reputación.
—¿Planeas mantenerme callado con amenazas?
—No, piensa en esto como un trato que beneficia a ambos. Yo quiero mi libertad de ti, y tú que el mundo no descubra la mierda de persona que eres, así que los dos salimos ganando.
—Eres demasiado cruel, Yoongi.
—Y yo pensando que me excedía de bondadoso.
—¿Sabe Hoseok la clase de alimaña que eres y que él mete ahora a su cama? —Rebatió Yijeong, al pareces dispuesto a asestar a ciegas los últimos golpes—. Porque no soy perfecto, jamás dije que lo fuera, pero tú estás en otra liga ahora mismo.
—Protegerme y mi paz no tiene nada que ver con la clase de persona que soy yo. Te recuerdo que eres tú quien en todos esos mensajes se expresa de la peor manera posible de todos los que conoces. Que sea yo quien te exponga no me convierte en el malo... A menos que quieras comprobarlo por ti mismo.
—Ugh... —Cubriéndose la boca, sin duda rememorando todo lo que había dicho sin filtro con Jaeho porque jamás creyó que sus palabras volverían a él para traicionarlo, al fin Yijeong comenzó a llorar, y Yoongi no se sintió bien por ello.
Al contrario de lo que se pudiera suponer de una situación como la que vivían, Yoongi se sentía indiferente. El tiempo de su dolor ya había pasado, y con ello llegaba el desapego y la indiferencia de ver a su ex pagar por lo que había hecho. Perder una pierna quizá había sido excesivo, lo mismo que despedirse de Jaeho, pero ¿qué era todo eso sino la consecuencia de sus acciones? El karma había hablado y cobrado su tributo, y ahí donde la desdicha había llevado a Yoongi a brazos de Hoseok por una nueva oportunidad en el amor, Yijeong en cambio tenía que lidiar con el abandono y grandes pérdidas.
—Me marcho —dijo Yoongi, indispuesto a seguir postergando más lo inevitable—. Hice la compra y dejé comidas preparadas en el refrigerador para al menos el resto de la semana. Las facturas y la renta se pagarán de aquí en delante de tu cuenta, y no olvides que el nuevo plazo que dio la casera es de 3 meses a menos que renegocies con ella un nuevo contrato de alquiler. Estoy a una llamada de distancia por si en verdad me necesitas, pero si no es el caso, no te sorprenda que acabe bloqueando tu número.
—¡¿Y ya está?! ¡¿Te marchas sin más?! —Reclamó Yijeong, que en vista de que sus tácticas anteriores no habían funcionado, quería ahora una ruptura dramática—. ¿Me dejas por mi cuenta en estas condiciones y te alejas alegre de mi desgracia?
—Me voy porque yo también merezco paz —dijo Yoongi, dirigiéndose a la puerta y encontrando la tarea dificultosa cuando Yijeong movió su silla de ruedas y se atravesó.
—¡No es justo, maldita sea! ¡No mereces tenerlo todo mientras yo, ugh...!
—Es temporal. Pronto tendrás tu prótesis, y esto te parecerá lo mejor para ambos —racionalizó Yoongi la verdad indiscutible—. Postergar lo inevitable sólo lo hará más molesto en el camino.
—No me hagas esto, Yoongi —pidió Yijeong al intentar asirlo de vuelta, pero esta vez éste fue más rápido, y rodeando como si driblara su silla de ruedas, lo maniobró para poder abrir la puerta y salir—. ¡Yoongi!
—¿Hyung? —Esperando por él, Hoseok se levantó del sofá como un resorte al ver a Yoongi salir con prisa y a Yijeong intentar alcanzarlo, pero éste no se giró ni una vez.
—Vámonos —pidió Yoongi—. Está hecho. No tengo nada más que hacer aquí.
—Pero-...
—No olvides lo que hablamos —dijo Yoongi al aire pero en dirección a Yijeong mientras se calzaba los zapatos en la entrada y salía con prisa.
Hoseok le siguió no sin antes dar un último vistazo atrás, y la imagen que conservó de ese instante fue de Yijeong desconsolado, las mejillas húmedas en llanto, pero la boca apretada en un rictus de odio.
Y una de esas dos emociones ganaría esa noche.
Chapter 10: X
Notes:
Advertencia: No es gráfico, pero hay un intento de suicidio en este capítulo.
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Porque seguía siendo su contacto de emergencias hasta nuevo aviso, no habían pasado ni 3 horas desde que Yoongi se separó de Yijeong cuando el enfermero a su cargo le habló para explicar que iban de camino al hospital porque su ex se había tragado completo un frasco de analgésicos en un intento de suicidio fallido y pasaría las siguientes 72 horas en el ala de psiquiatría para observación y diagnóstico.
—Dejó una nota —reveló el enfermero—, y sólo eran garabatos pidiendo disculpas... Pero su nombre aparece en varias ocasiones, señor Min.
—Gracias por llamar. Los alcanzaré en el hospital.
Asegurándole a Hoseok que podía ir por sí mismo pero no protestando cuando su novio insistió en llevarlo viendo lo que le temblaban las manos, los dos llegaron a tiempo para hablar con el médico que le había lavado el estómago y Yoongi y autorizó su internamiento en observación.
—Mi recomendación es que reciba terapia durante los próximos 6 meses como mínimo. Después de lo ocurrido en el accidente y con su pierna, no descartaría un segundo intento de suicidio si su salud mental no mejora —dijo el médico sin ambages, y Yoongi lo escuchó con atención.
—¿Cuándo podré verlo?
—No de momento. A partir del tercer día podrá recibir visitas, pero mi sugerencia es esperar a que él las solicite.
Averiguando cuánto de todo aquello cubría el seguro (y Yoongi exhaló aliviado al haber pagado el mejor paquete posible y sólo tener que desembolsar dinero por el monto del deducible), lo siguiente en su lista fue comprar lo necesario para la estancia de Yijeong en el ala de psiquiatría, y que incluía ropa interior, productos de aseo, y los medicamentos que estaba tomando para su pierna, y que le entregaron a la enfermera encargada de aquella área, bajo cuya mirada atenta revisó todo antes de darle el visto bueno e informarle que ella se comunicaría más adelante cuando fuera necesario.
Con los hombros hundidos y el peso del mundo en su espalda, Yoongi subió con Hoseok a su automóvil, y sólo entonces se atrevió a revelar lo que ambos pensaban.
—¿Me precipité al romper con él?
—Hyung...
—Es decir, ¿fue mi culpa? Tampoco podía seguir postergando la verdad... Me había mudado fuera de ese departamento, y... ¿Por qué tenía que hacer Yijeong algo así? ¿Qué quería demostrar? ¿Lo hizo para castigarme?
Reduciendo la distancia entre ambos hasta conseguir abrazarlo a pesar de lo incómodo del espacio, Hoseok le aseveró que no era su culpa, que Yijeong era el autor de sus propias acciones, y que lo único que podían hacer al respecto era esperar a los siguientes días para elaborar un plan de contingencia.
—No puedo creer que intentara algo como eso —balbuceó Yoongi, incrédulo todavía de lo cerca que había estado Yijeong de un accidente letal.
—Ha sido su decisión, hyung. Lo mismo que Jaeho y el viaje a Busan, no eres responsable de nada.
Pero si era así, ¿por qué le estaba costando tanto a Yoongi aceptarlo?
Chapter 11: XI
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A Yijeong no se le diagnosticó como tal con depresión, pero se habló de estar atentos a sus palabras, acciones, planes a futuro, y cambios de humor. Su decisión de ingerir una botella completa de analgésicos (aunque su insistencia era sólo de buscar una manera de amortiguar el dolor que sentía) había sido impulsiva pero eso no lo eximía de intentarlo una segunda vez, y Yoongi escuchó todo aquello del médico que atendió su caso y le preguntó si no había alguien más que pudiera prestarle ayuda.
—Soy... Yo era su pareja —dijo Yoongi—, pero rompimos, y no tiene más familia que quiera hacerse cargo.
—Ya veo —respondió el médico, asimilando la información mientras daba su veredicto—. Por desgracia, en estos casos lo que el paciente más necesita es apoyo, y a veces es sólo del tipo que la familia, amigos, o una pareja puede brindar...
De la misma manera que las palabras del médico dejaron a Yoongi descorazonado frente a la situación, peor fue encontrarse de vuelta con Yijeong casi una semana después de su incidente por lo que tuvo éste para decirle.
—Ahora eres el malo... Y sé que te da igual, eres fuerte y puedes hacer ojos ciegos y oídos sordos de las críticas y las habladurías que lluevan sobre ti, ¿pero puede Hoseok? Los rumores en la agencia se irán en su contra, perderá credibilidad, pasará de ser Hoseok el líder de baile con el que todos quieren una clase y al que admiran, a Hoseok el rompehogares. ¿De verdad quieres eso para él?
—Espero que no olvides el material que tengo de ti y Jaeho...
—Me da igual. Úsalo. Deséchalo. Mi vida igual está terminada.
—Yijeong...
—Jamás podrás entenderlo con tus dos piernas y un brillante futuro por delante. ¿Y qué me queda a mí? ¿Se supone que debo empezar desde cero y conformarme con eso porque es lo que merezco?
—Nadie está diciendo que merezcas lo que te ha ocurrido.
—No es necesario. Puedo verlo en tus ojos, y en los de cualquiera que me ve. Éste es mi castigo por hacer lo que hice, me lo tengo bien ganado, y el sufrimiento que consiga será apenas una fracción del que me corresponde. Todo eso ya lo sé, y me da igual.
—Nadie te dará una medalla por sufrir, así como tampoco nadie espera que lo pases mal sólo porque sí.
—Estoy acabado —masculló Yijeong, de lo más apático—. Vete. Era lo que querías, ¿no? Pues ahí lo tienes, te eximo de responsabilidades. Ya puedes dejar de jugar al ex novio abnegado y volver a los brazos de tu nuevo amor. Olvídame y déjame morir de una maldita vez.
Aunque en gran medida comprendía que Yijeong se sintiera miserable y no tuviera capacidad para razonar que más allá de quién era el bueno o el malo, o quién había lastimado más al otro, Yoongi no medía su relación en términos de novios, exes o amigos, sino de una persona herida que podía recibir ayuda de otra que estaba dispuesto a permanecer un poco más a su lado por simple compasión humana.
—Volveré mañana, ¿ok? Intenta comer algo, trata de dormir, y piensa qué quieres hacer.
—Lárgate de una vez.
—Descansa, Yijeong.
A la salida del ala de psiquiatría, Hoseok lo esperaba con expresión indescifrable, pero Yoongi conocía de sobra a su novio para deducir que no estaba nada contento en la manera en que su vida se había visto afectada por Yijeong en el último mes. Después de todo, ellos dos habían hecho planes de empezar su relación en tabla rasa y ahora en cambio se veían enfrentados a la tragedia y una larga recuperación.
—¿Cómo esta Yijeong? —Preguntó Hoseok de camino al elevador y luego al estacionamiento subterráneo.
—Como cabe esperar. No ve esperanza en su futuro y está dispuesto a culpar a todo mundo de su predicamento. También... Mencionó que tarde o temprano la opinión de quienes nos rodean se pondría en mi contra por abandonarlo cuando más lo necesitaba, y por ende, tú te verías afectado como daño colateral.
—¿Le recordaste del material que tienes en tus manos?
—Sí, y no le importa. Ha llegado a un punto de desesperación en el que creo que de verdad ya todo perdió significado para él, y eso... —Yoongi se frenó de seco frente al automóvil de Hoseok, y se giró hacia su novio para enfrentarlo—. Mira, lo diré y ya está... Si quieres romper, ésta es tu salida. Ahora mismo no puedo dejar a Yijeong en su condición actual, y no tiene que ver con que sea mi ex o albergue sentimientos por él porque no es así; en realidad, tiene que ver conmigo, porque no podría seguir viéndome al espejo si no le ofreciera ayuda, y lo haría por ti de la misma manera en la que lo hago por Yijeong ahora. Dicho eso, puedo entender a la perfección que no te quieras ver involucrado en esto y prefieras pedirme espacio o sólo romper, pero prefiero si tenemos esta conversación ahora mismo en lugar de que ocurra en el transcurso de los siguientes meses y entonces sí ya no encontramos manera de retornar a lo que éramos.
Quieto sobre sus dos pies, Hoseok exhaló por la nariz. —¿Puedo al menos pensarlo?
—Claro. Sin presiones. —Una pausa, y luego—. Tomaré un taxi.
—¿Qué? No. Vamos, hyung. Vivimos en el mismo departamento.
—Creo que mientras dure todo esto deberíamos vivir en sitios separados. Y ya se lo pregunté a Namjoon y Jin hyung, y puedo quedarme en su cuarto de invitados. Agradezco todo, en especial estos últimos 6 meses, pero si quiero conservarte de alguna manera en mi vida...
Hoseok apretó los labios pero asintió. —Entiendo.
Y tomando caminos separados, ninguno se atrevió a decirle al otro cuánto detestaba esa elección por muy racional que fuera.
Chapter 12: XII
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—Pensaba detenerme, ¿sabes? —Dijo Yijeong, 2 semanas después y en su primera sesión de fisioterapia porque los huesos rotos habían soldado al fin y su pérdida muscular había preocupado tanto a su médico que tenía aquellas citas 5 veces por semana en las mañanas.
—¿Uh?
Con él en cada ocasión porque de otra manera Yijeong se empecinaba en lloriquearle al instructor que no podía y no generar avances, Yoongi había estado a su lado durante la sesión de 90 minutos y ahora le hacía compañía en la colchoneta donde su ex se había dejado caer de espaldas.
—Con Jaeho —aclaró Yijeong, todavía bañado en sudor por el esfuerzo y hablando con normalidad, como si el tema no fuera su amante de años y el dolor que le había causado a Yoongi siendo infiel con éste—. No creo que lo dedujeras de los mensajes, pero... Nos acostábamos juntos casi desde conocernos. Comenzó cuando éramos trainees, y nunca nos detuvimos.
—¿Fueron pareja?
—Ah, eso... Sí y no. Pero supongo que si a Jaeho nunca le importó ser el otro de mis relaciones, es porque yo lo era para él cuando salía con más personas. En su mayoría chicas, así que claro que pensaba que conmigo era diferente y por eso podía sentirme especial.
—Wow.
—Cuando me pediste salir, cuando sentí un chispazo entre nosotros... De verdad pensé en decirle a Jaeho que se había terminado, que no podía hacerle más a eso a otro de mis novios, pero... —Encogiéndose de hombros sobre la estera de hule espuma, Yijeong dio apariencia de él mismo estar perplejo—. No voy a excusarme, ¿ok? Lo que hice estuvo mal y lo reconozco, pero tenía mis razones. Justo entonces sacaste tu primer disco en solitario, y aunque no lo promocionaste ni hiciste ninguna aparición pública, me llenó de envidia ver lo rápido que ascendió en listas y las regalías que recibiste después. Considerando que tú conseguiste más con ese álbum que yo en mi carrera completa en History, que además te buscaban por doquier para trabajar contigo cuando yo sólo era un productor más en largas listas de canciones pop genéricas, y que tu carrera iba a la alza mientras que la mía se hundía más y más en el fango... En su momento pensé algo como “mierda, ¿y qué? ¿No puedo el grandioso Min Yoongi tener una mancha en su carrera plagada de éxitos?”, y me volví a acostar con Jaeho. Quizá nunca llegarías a saberlo, pero para mí el marcador estaba igualado, y podíamos estar al mismo nivel. Tú te sostenías en lo alto en tu pila de dinero y usando de apoyo los premios que habías ganado, pero yo estaba en los hombros de Jaeho, y esa victoria junto con la humillación que representaría para ti lo era todo.
—Nunca imaginé que me odiaras tanto...
—¿Odiarte? Qué va, te amaba. Te adoraba. Te admiraba. Lo eras todo para mí. Incluso ahora... —Moviendo las piernas y creando una imagen grotesca con el muñón todavía sonrosado en las partes donde la carne había sido cortada y luego suturada, Yijeong se veía relajado, como si hablara del clima y no de ese tema que juntos habían evitado como la peste tocar en solitario—. Nunca has dejado de ser la persona que yo más admiro y a la que quiero emular, pero es un sentimiento confuso cuando a la vez me haces sentir tan pequeño, y la realidad es que no se trata de ti sino de mí. Tú eres quien brilla, y yo el idiota que se gira sobre sí mismo y se hace sombra...
—¿Y eso era excusa suficiente para...? Ah, olvídalo.
—Claro que no. Yo lo sabía, pero no es fácil terminar algo que desde siempre ha estado ahí...
Inclinándose en la silla en la que descansaba con los codos apoyados en las rodillas, a esas alturas, para Yoongi todo se reducía a una simple cuestión.
—Ya no me duele saber que me engañaste, eso quedó en el pasado, pero todo lo que decías de mi familia, de mis amigos, las burlas a mi persona... ¿Por qué?
—Parte de lo mismo. Criticar porque no puedes reconocer que eres tú el deficiente.
—Llamaste a mis padres entrometidos y controladores —gruñó Yoongi—. Te burlaste del cáncer de mi appa.
—Y aquí tenemos el karma, ¡tadán! —Dijo Yijeong al levantar el muñón de su pierna, que grotesco todavía hacía doler si se le veía con atención—. Y... ¿Tanto cuesta verlo? Era la envidia hablando por mí. Tú tienes un par de padres que te quieren, que están contigo, a los que no les importan tus preferencias porque siguen estando a tu lado en las buenas y en las malas, ¿y qué tengo yo? Un par de padres divorciados que prefieren a su nueva familia antes que llamar para preguntar cómo me va. ¡Claro que iba a burlarme de tu familia! Estaba verde de envidia, te detestaba por ser feliz cuando yo no podía serlo.
—Mis padres siempre te recibieron en Daegu con los brazos abiertos, y lo único que hiciste fue hablar pestes de ellos con tu amante.
—Lo sé, y lo siento. De verdad que lo siento —dijo Yijeong, quebrándose con la última palabra y cubriéndose los ojos con el brazo—. No me excusa de lo que hice, pero en verdad lo lamento...
—¿Qué hay de mis amigos? ¿Y lo que decías de mí?
—No había nada de cierto en esos mensajes. Sólo yo tratando de ser cruel y justificar lo que hacía.
—No lo intentabas, lo conseguías —recalcó Yoongi, pues casi como si llevara esas palabras grabadas en la piel a base de escribirlas con una afilada aguja, las había memorizado—. Me pasé meses racionalizando todo, buscando cuánto de eso era verdad o cuánto una exageración, y si en serio era tan mal novio como me hacías ver frente a Jaeho para explicar tus razones de por qué hacías eso.
—¿Y lo lograste?
Yoongi soltó un corto bufido. —Como si descubrir que tu novio de 5 años te es infiel desde el primer día no fuera suficiente...
—No merecías lo que te hice.
—Wow, qué gran descubrimiento, Yijeong —replicó Yoongi con sarcasmo—. En serio, qué genialidades dices.
—Todo lo de esos mensajes puedes olvidarlo. No es verdad, jamás lo fue, y sólo conté mentiras. ¿Es lo que quieres oír? Pues ahí lo tienes. La mierda de persona era yo, no tú.
—Algo debe de haber de verdad ahí o no lo habrías dicho con tanta facilidad.
—Piensa en mis palabras de esos mensajes como una exageración de la realidad. Tus padres no eran sofocantes y obsesivos, sino que se preocupaban por ti y querían lo mejor para tu porvenir. Tu hermano no era un flojo sin aspiraciones por elegir un trabajo de 9 a 5, sino un esposo devoto que quería volver a casa a pasar tiempo con su mujer. Tú... Para nada eras un novio aburrido y obsesionado con su trabajo, sino alguien talentoso y convencido de lo que hacía era la mejor ruta para explorar su genialidad. Daba igual lo mucho que me quejara con Jaeho de las horas que pasabas en el estudio y que gracias a eso pudiéramos acostarnos en tu cama, porque en realidad pensaba que ahí estaba la clave de tu éxito, y que por eso yo seguía siendo un mediocre más del montón.
Luchando contra el nudo que se había formado en su garganta, Yoongi experimentó un sentimiento contradictorio de alivio por lo que Yijeong le había dicho, pero a la vez de pesar porque esa era una conversación que como pareja debieron de haber tenido mucho antes para salvar lo que tenían, y que había requerido un accidente, una muerte, y la pérdida de una extremidad para realizarse.
—Escucharte decir eso...
—Es demasiado tarde, lo sé. —Entrelazando las manos detrás de su cabeza, Yijeong preguntó entonces por Hoseok, a quien ya no veía desde semanas atrás y a quien Yoongi ya no mencionaba.
—Nos estamos dando un tiempo.
En sí, el acuerdo entre ellos dos era que quizá se habían precipitado un poco al comenzar una relación tan pronto, en especial porque la vida de Yoongi seguía invariablemente unida a la de Yijeong, y prueba de ello es que después de pernoctar algunas noches en el departamento de Namjoon y Jin, éste había vuelto a su viejo departamento de manera provisional mientras decidía cómo iba a continuar a partir de ese punto.
Resultaba casi gracioso cómo después de mudarse y empacar sus pertenencias, Yoongi de vuelta estaba en el mismo sitio que 2 meses atrás, pero la diferencia más evidente es que Yijeong se había hecho de la recámara principal mientras que él dormía en el cuarto que alguna vez utilizó como estudio en un futón sobre el suelo. Terrible para la espalda y para la moral, pero era lo que había y se resignaba.
Frente a los cuestionamientos de sus amigos (todos menos Hoseok, que hablaba con él de cualquier tema excepto si incluía a Yijeong) por su decisión, Yoongi sólo podía encogerse de hombros y reconocer que ni él mismo tenía claro qué hacía. Yijeong seguía siendo su ex y no había para ellos ninguna posibilidad de reconciliación, pero su consciencia le impedía dejarlo sin más en la estacada por mucho que se lo mereciera. Sin Hoseok a su lado, Yoongi era libre de hacer aquello que la voz responsable de su cabeza le pedía cumplir, y esa era la razón por la cual había adelantado sus vacaciones para cuidar de su ex, llevarlo a terapias, cocinar para él, y en general, ser la compañía que necesitaba mientras recobraba fuerzas y le adaptaban la prótesis.
No era lo ideal pero era lo que había, y después... Yoongi no lo tenía claro, pero ya estaba viendo anuncios de bienes raíces y planeando su futuro, con Hoseok o sin él, pero al menos un final concreto para todos ellos.
Chapter 13: XIII
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—Así que... ¿Cómo está Yijeong?
Aunque la pregunta ya había surgido en el estudio y entre colegas, la manera en la que Namjoon lo abordó durante un almuerzo al que le pidió a Yoongi asistir le hizo deducir a éste que esperaba algo más allá del habitual ‘bien’ que solía acompañar sus respuestas.
—Bien —dijo Yoongi muy a su pesar, para luego corregirse—. Mejor.
—¿Lo suficiente para que pueda valerse por sí mismo o...?
Que aquella aproximación al asunto proviniera de Namjoon, quien siempre era reconocido por su mesura y habilidad con las palabras, de pronto dejó en shock a Yoongi, pero sólo lo demostró arqueando una ceja y calibrando sus siguientes palabras.
—Eso lo decidirá él, y de paso yo también.
—Hyung, con todo respeto, ¿pero qué carajos estás haciendo?
La brusquedad de su tono y la impaciencia con la que lo hizo sonar todo fueron todavía una sorpresa mayor para Yoongi, pues en más de dos décadas de amistad, jamás le había tocado que Namjoon le hablara así. Menor que él y respetuoso de la jerarquía, era extraño cuando se atrevía a expresarse de ese modo, o peor, a soltar palabrotas sólo porque sí.
Frente a él tenía dos opciones: Namjoon estaba furioso, o realmente frustrado.
Y resultó que fue ambas, pues a lo largo de la comida, éste no paró de manifestar lo mucho que creía que Yoongi estaba cometiendo un error al atarse a su ex, poniendo en duda su instinto de autopreservación, y sacando sus cartas fuertes al mencionar a Hoseok y cómo éste estaba llevando mal su rompimiento.
—No rompimos... Sólo nos estamos dando un tiempo —clarificó Yoongi, pero eso no sirvió más que para provocar más a su amigo.
—¿Y no es eso una clave para romper sin culpa?
—No. Al menos de mi parte no es así.
—Deberías ver a Hobi hyung. No es el mismo desde que te mudaste de su piso.
—Lo hablamos, Joon, y él estuvo de acuerdo que de momento era lo único que podíamos hacer para no acabar odiándonos.
—Claro, porque negarse a que cuidaras de tu ex que perdió una pierna por vivir un romance idílico con su amante en Busan por alguna razón lo haría ver peor.
En la mesa de al lado, dos ahjummas que comían ensaladas se giraron en su dirección con gestos escandalizados, y Yoongi pateó a Namjoon por debajo de la mesa por su indiscreción en un sitio público.
—Sigue anunciando mis asuntos privados, por favor —le siseó con molestia, pero de nueva cuenta, éste lo ignoró. Cuando se le metía una idea entre ceja y ceja, Namjoon podía ser de lo más obtuso.
—Lo digo en serio, hyung. Te conozco. Eres demasiado bueno para tu propio bien, y cuidar de Yijeong, aunque altruista y de lo más generoso, no es la clase de medalla que podrías colgarte al cuello sin reconocer que eres, uh, un poco idiota por perdonar y olvidar con tanta facilidad.
—Sólo lo primero —concedió Yoongi—, porque terminando con la rehabilitación y consiguiendo Yijeong su prótesis, planeo mudarme de vuelta.
—Una tercera mudanza... Tsss, apenas puedo esperar... —Se quejó Namjoon, presente en las dos anteriores y por lo tanto adolorido de la espalda al ir de acá a allá con su equipaje y mobiliario de madera sólida.
—Prometo que será la definitiva.
—¿Y volverás con Hoseok?
Yoongi suspiró. —Ah, eso. No lo sé.
Lo cierto es que en las últimas semanas su contacto se había reducido al mínimo. Con Yoongi dando uso a sus días de vacaciones y permisos extraordinarios porque los tenía acumulados de años atrás, podía pasarse 6 meses si quería fuera de la agencia y estaría dentro de su derecho laboral, pero eso tenía la desventaja de no pasar tiempo con nadie más que con su ex, y eso jamás era bueno. Y por desgracia, la rehabilitación de éste iba lenta aunque constante porque el dolor del brazo y la clavícula que se rompió, además del muñón en su pierna que había tenido infección, se habían encargado de posponer sus avances por más tiempo del previsto.
Lo que Namjoon no conocía (y Yoongi tampoco se sentía muy inspirado para transmitírselo), es que ese último mes al lado de Yijeong había fungido como el cierre que sólo romper y alejarse no le habría brindado.
No, no tenía planes de volver con su ex, y de paso echaba tanto de menos a Hoseok que Yoongi mismo casi rompía su regla autoimpuesta de contactarlo hasta que fuera completamente libre de la influencia de Yijeong, pero a ratos costaba. Y es que si debía ser honesto consigo mismo, ante todo quería Yoongi tener un rompimiento absoluto con Yijeong, y no podría llegar a ese punto si antes no ataba cabos sueltos y se despedía sin remordimiento alguno de la existencia que alguna vez habían compartido.
Sin importar que Yijeong le hubiera roto el corazón y puesto en duda lo que siempre dio por sentado que fueron 5 maravillosos años a su lado, Yoongi había aprendido más de su ex en esa convivencia posterior a la pérdida de su pierna que en todo el tiempo anterior. Le había servido para poner las cosas en perspectiva, para apagar cualquier brasa que quedara ardiendo en su interior, y para comprender que al final no había sido culpa suya cómo se dio todo, sino algo inevitable porque no estaban destinados a ser.
Si acaso, Yijeong le había brindado claridad en un tema del que jamás lo creyó capaz, y por ello, a su manera, estaba agradecido.
—No puedo esperar a que Hoseok me espere eternamente... —Dijo Yoongi—. Pero si lo hace, si confía en mí después de todo esto por lo que lo estoy haciendo pasar, juro que nunca le daré motivos de arrepentirse.
—Deberías decírselo, hyung.
—No podría. Atarlo a mí de esta manera ya es de por sí injusto. Y no sé cuánto más tardará la prótesis de Yijeong. Lo único que tengo claro es que cuidar de él habla de mí, del tipo de persona que quiero ser sin importar el daño que reciba o las circunstancias que estén en mi contra. Yijeong no fue perfecto, de hecho, como novio fue terrible y egoísta, me lastimó de maneras que jamás creí posible, y por un largo tiempo hasta llegué a odiarlo, pero... Aprendí a dejar ir. A perdonar. A distanciarme de lo que hizo y poner límites, porque una vez tenga su pierna nueva, nuestra separación será definitiva.
Namjoon lo miró por un largo minuto en el que no dijo nada, y al final se pronunció al respecto.
—No lo comprendo del todo, pero lo respeto. En verdad eres mucho más bueno que la mayoría, hyung, pero sólo espero que eso no se vuelva después en tu contra.
Pero ya tocaría descubrirlo más adelante.
***
Chapter 14: XIV
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La fiesta cumplía dos funciones: Celebrar la prótesis de Yijeong y de paso su cambio de empleo. Aunque al igual que Yoongi pertenecía a la agencia Big Hit porque habían estado con la empresa casi desde su fundación, ahora su contrato estaba atado al conglomerado Hybe, y otra de sus filiales (Ador) le había hecho una propuesta por ajustarse su sonido más a lo que buscaban para sus idols, así que había aceptado. En sí, sólo un cambio de oficina unas cuantas plantas más debajo de la suya y llamarlo despedida era exagerar, pero siempre era una buena excusa para organizar un pequeño festejo en horas de trabajo.
A esas alturas, aunque Yoongi y Yijeong conversaban con soltura y se les veía cómodos en compañía del otro, ya todos estaban al tanto de su ruptura y nadie tenía nada que decir. Yoongi lo había explicado como ‘diferencias irreconciliables’, pero Yijeong fue honesto al declarar que había hecho algo terrible que los separó, y que podía estar agradecido porque a pesar de todo habían conseguido mantener su amistad un poco de tiempo más.
A nadie le habían contado que a partir de ese punto planeaban separar sus vidas y mantener sólo el contacto mínimo, así que aquella fiesta era el último gran evento al que asistirían juntos como una especie de exes a todo.
—Ten —se acercó Yijeong a entregarle a Yoongi una copa con sidra porque RH había autorizado bebidas y comida en la sala de juntas, pero el alcohol estaba vedado por ser temprano en el día.
—Gracias. No recordaba que fueras tan alto —dijo Yoongi, todavía haciéndose a la idea de ver a su ex a los ojos sin necesidades de agacharse.
De la misma estatura que él, Yijeong todavía caminaba despacio y calculando cada paso que daba porque una prótesis no era una solución mágica, y tardaría tiempo y más rehabilitación en sentir su nueva pierna como propia, pero era un avance. Menos mal que para esa siguiente etapa el propio Yijeong le había pedido a Yoongi hacerlo por su cuenta, y eso había marcado el corte del primer nuevo lazo que los unía.
Por un periodo de casi 9 meses después del accidente, habían vivido juntos bajo el mismo techo, asistido a terapia física, sido uno el consuelo del otro, y hasta peleado a gritos y con fuertes reclamos, todo para concluir que no había retorno a lo que alguna vez fueron, y que lo mejor que podían hacer era seguir cada quien su camino personal.
Del odio y la tristeza que alguna vez lo consumieron, Yoongi ya no sentía nada por Yijeong, y era casi una pena que no pudiera decir lo mismo por uno de los miembros de la agencia que todavía no se había presentado a la sala de juntas.
—Tranquilo, me aseguré de invitarlo —dijo Yijeong casi como si le leyera el pensamiento.
—No vendrá.
—Claro que lo hará. Es su oportunidad de recuperarte.
Yoongi bebió de su copa pero no dijo nada. Después de todo, Hoseok había tenido tiempo de sobra para olvidar la relación fugaz que alguna vez los había unido. Ahora lo sabía: Que esos meses que pasaron juntos habían sido una manera de éste para sacar de su sistema lo que sentía por Yoongi y todo había terminado. Al fin y al cabo, era lo justo, ¿no? Yoongi había elegido cuidar de Yijeong sin importar el daño que había recibido de éste, y Hoseok estuvo de acuerdo mientras daba un paso atrás y prometía esperarlo, pero era injusto pensar que tendría la paciencia de un monje budista tibetano, y la prueba de que así había sido era... Ella.
Alyssa.
Porque recién regresado de una gira de 2 meses con uno de los artistas de la empresa, Hoseok había atrapado la atención de su público como coreógrafo al tener gran química con la bailarina central. La máquina de rumores trabajaba al máximo cuando ellos dos bailaban, y no faltaba quien asegurara que entre Hoseok y Alyssa había tal química que ellos dos salían juntos y sólo esperaban a que las promociones del single terminaran para hacerlo oficial.
Fuera cierto en su totalidad o sólo una parte, Yoongi no sentía que fuera su lugar reaparecer de pronto en la vida de Hoseok y pedir un espacio. Sin importar que su grupo de amigos siguiera intacto y en compañía de terceros ellos pudieran fingir normalidad como si nada hubiera ocurrido, no podía decirse lo mismo cuando estaban a solas, y Yoongi suponía que eso se debía a que tenían de por medio varias conversaciones pendientes que quizá ahora ya no tenía ni sentido mantener.
—¿Ves? Te lo dije —lo codeó de pronto Yijeong al sacarlo de sus pensamientos, y al levantar la vista, Yoongi vio a Hoseok entrar a la sala de juntas.
Seguido de Alyssa.
—Creo que debería volver a mi estudio.
—No, quédate. Dudo que haya venido aquí por mí.
«Pues de sobra está que no lo hizo por mí», pensó Yoongi al ver cómo la mano de Hoseok se dirigía por inercia a la espalda baja de Alyssa y la guiaba hacia Jimin y Jungkook, que rodeados de más personas, comían canapés que el servicio de catering había repartido.
Namjoon no había sido capaz de aclararle a Yoongi si lo que había entre Hoseok y Alyssa era serio o confirmado, pero no había que ser un genio para ver que entre ellos dos había química e historia, así que Yoongi apuró su copa y se excusó mascullando que iría al sanitario. Mejor una salida rápida y conservar la poca dignidad que le quedaba, pero apenas había salido de la sala de juntas y volvía a respirar con normalidad, cuando una mano se ciñó a su brazo y una voz que conocía de sobra lo llamó.
—Hyung...
Y Yoongi quiso llorar entre el alivio y la revelación de lo que estaba por ocurrir.
Chapter 15: XV
Notes:
Y llegamos al final con unas últimas líneas repletas de esperanza. Obvio sufrieron los sope pero el futuro se ve prometedor sobre sus cabezas, es sólo que quería explayarme en la mala relación de Yoongi con Yijeong, así que perdonen el angst. Yo lo disfrute y espero que ustedes igual :)
¿Un último comentario antes de despedirnos?
Graxie por leer hasta el final~!
Chapter Text
Eligieron el estudio de Yoongi para hablar, y Hoseok esquivó el asunto que los tenía ahí al examinar su repisa y observar las nuevas figuras de Kumamon que éste había comprado para ampliar su colección.
—Esto es nuevo —comentó al aire.
—Las compré en Japón cuando fuimos el mes pasado.
Buscando lo mejor para su prótesis de pierna, Yijeong había volado a Tokyo por una segunda opinión, y esa había sido la excusa perfecta para relajarse un par de días en la ciudad. Las figuritas de Kumamon eran un souvenir que Yoongi se había comprado a sí mismo porque tenía tiempo sin visitar el extranjero y quería un recuerdo agradable de lo que ya era el fin de una época bastante turbulenta de su vida.
—Es bueno encontrar que Yijeong se ve tan mejorado —dijo Hoseok a continuación, las manos en los bolsillos de su pantalón y éste eludiendo la mirada de Yoongi—. Aunque de sobra que nadie esperara que se mudara a Ador.
—Son apenas unas cuantas plantas abajo.
—Sigue siendo un gran cambio.
—Ya.
—¿Así que ustedes...?
—No estamos juntos, eso lo sabes —dijo Yoongi—. Pero esto lo hace todavía más definitivo.
—Con respecto a su piso...
—Hace 6 semanas que ya no vivo ahí, y Yijeong se muda la semana entrante —dijo Yoongi, al parecer revelando información con la que Hoseok no contaba, porque éste levantó la cabeza con curiosidad y clavó sus ojos en él con la misma rapidez—. ¿No estabas enterado?
—No.
Envalentonado por un repentino chispazo de inspiración, Yoongi preguntó entonces:
—Perdona si me meto en lo que no me importa, pero ¿tú y Alyssa...?
La reacción de Hoseok fue una risotada. —¡Nooo! Claro que no, hyung. Es una amiga.
—Ah, ya veo...
—¿Significa eso que...?
—No lo sé, Hoba.
—Pero...
—Uh...
Avanzando paso a paso en dirección al otro, no tardaron en quedar frente a frente y los sentimientos que por más de medio año habían reprimido justo a la vista de ambos. Yoongi no había dejado de amar a Hoseok, y al parecer era similar para éste, si es que la mano que de pronto acunó su mejilla era un buen indicador.
—No puedes imaginar cuánto he fantaseado con este momento, hyung —se atrevió Hoseok a admitir, y éste le echó los brazos a los hombros y redujo todavía más el espacio hasta que sus pelvis y torsos se encontraron.
—No más que yo... —Dijo Yoongi, encontrándose a medio camino de un beso con los labios de Hoseok, y redescubriendo una vez más que el mundo cobraba sentido cuando se trataba de ellos dos.
Ya hablarían después, largo y tendido por horas ya que no todo podía ser miel sobre hojuelas y había puntos a tratar que no podían ignorarse, pero pasaría. Y podrían comenzar de nuevo. Y ser felices.
Pero por ahora, un beso a la vez, sólo querían prolongar un poco más el instante de su reencuentro y atesorarlo por lo que era: La unión de sus almas, en una.
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