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El curso de primavera para los alumnos de último grado de secundaria tenía un proyecto particular en la clase de planificación doméstica. Se les pedía a los alumnos que formara una pareja con sus compañeros, con un amigo en quien confiaran y se llevaran bien. Todo con el fin de que ambos se comprometieran a compartir responsabilidades y cuidaran a un bebé de plástico por un mes entero.
La actividad tenía como objetivo fomentar la responsabilidad y el trabajo cooperativo. Así como concientizar de la importancia y dificultad de la maternidad y paternidad.
La profesora encargada de la clase no tuvo que repetir las indicaciones dos veces, en cuanto terminó de hablar Makoto estaba al lado de Haru, tomándolo de la mano y sonriéndole, sin decir nada porque no hacía falta. Ambos niños pasaron juntos al frente donde se les entregaría el bebé de plástico y una bolsa con todos los artículos básicos.
En cuanto los chicos regresaron a sus pupitres la aventura del proyecto escolar comenzó. Lo primero que tuvieron que hacer fue ponerle un nombre, Makoto estuvo durante un rato entrecerrando los ojos y tratando de pensar en un nombre lindo, Haru a su lado estaba tranquilo y en silencio. Después de mucho y sin una idea clara Makoto suspiró y volteó para ver a su alma gemela.
- ¿Tienes alguna idea, Haru chan?
-Anzu-contestó serio y preciso, volteando un poco para ver a Makoto y tomarlo de la mano-. A ti te gusta el cuento de Momotaro.
Makoto le dio un abrazo súper emocionado a su compañero, ese tipo de detalles que Haru mantenía en la memoria hacían que su corazón latiera cálido y feliz.
-Sí, tienes razón Haru-chan
Después de eso ambos vistieron al muñeco y lo arroparon con un par de mantas, entre los dos niños planearon un horario para “alimentarlo” y cambiarlo de pañal basados en la información que la profesora les dio.
Desde ese día se podía ver a ambos niños juntos cuidando del muñeco casi a cualquier hora, durante las clases y en los recreos, turnándose para cargarlo y alimentarlo. Incluso cuando no estaban juntos, ya fuera dentro o fuera de la escuela uno de ellos cargaba al muñeco y se encargaba de alimentarlo o cambiarlo.
Fuera del instituto ambos niños procuraban ir a la casa del otro para la hora del baño, de esa forma los dos se ayudaban mutuamente. Los padres de ambos vieron enternecidos el desarrollo del proyecto, incluso entre ellos comentaban de lo mucho que se coordinaban y lo natural que les resultaba trabajar juntos.
Una tarde, después de que ambos terminaran sus tareas, bañaban al muñeco y lo dejaron durmiendo se dispusieron a jugar un rato antes de que Haruka regresara a su casa para la cena.
En mitad de la partida del videojuego Makoto se dio cuenta de que su compañero estaba distraído, viéndolo de reojo se dio cuenta de que había dejado de jugar y se encontraba viendo al muñeco en su canasta. El niño puso pausa al juego y espero para que Haru dijera algo.
-Makoto, si yo tuviera un babé, no elegiría a una pareja que no fueras tú.
Haru terminó de hablar mirando a Makoto directo a los ojos, si bien su rostro era igual de expresivo que siempre sus ojos brillaban con intensidad y sus labios estaban relajados.
Ante la declaración el niño de ojos verdes se sonrojó como una manzana, su corazón corría muy rápido, mucho más que cuando competía o veía nadar a su mejor amigo.
-Haru-chan… ¡Yo tampoco elegiría a nadie más!
El mencionado sonrió y tomó la mano de Makoto que estaba a un paso de las lágrimas de alegría, y sin poder contener más su emoción se abalanzó sobre el otro chico para abrazarlo.
-Te quiero Haru-chan.
-Yo también te quiero.