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Language:
Español
Stats:
Published:
2025-05-11
Updated:
2025-06-18
Words:
98,734
Chapters:
26/?
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1,433

Nothing Personal :)

Chapter 26: Ladies and gentlemen, I introduce the selfish machine

Chapter Text

—Y... creo que después lo usé como escudo, pero igual terminé más o menos. Fue divertido. A veces se me olvida que es muy emocionante.

—Quizás eres demasiado bueno para seguir andando en la calle. Tal vez le deberías dar ese trabajo a Gwen. —sugirió Tony.

—Es importante que te entrenes bien antes de pasar como a "las ligas mayores", no sé si vayas a tener demasiado tiempo para salir a la calle. —añadió Stephen.

—Es que con Gwen somos un equipo, quiero decir... incluso ella es mejor que yo.

—¿Entonces la entrenamos a ella? —le preguntó Tony.

—Quizás nos deberían ascender a los dos.

—O déjalo formar su equipo, así es más fácil que se entrene a que tenga que venir y enfrentarse a situaciones imaginarias. —dijo Stephen.

—Igual va a tener que venir. —dijo Tony.

—Bueno, no siempre.

Peter sintió su celular, así que mientras hablaban lo vio.

Eddie:
Ya estás arriba?
Donde tu papá

Peter:

Ya llegaste
Se te había quedado el teléfono
Duh

Eddie:
Si
Ya subo

Peter:
Okis

Ya no le dijo nada más, que le pareció un poco raro pero lo interrumpieron.

—¿Entonces, Peter? —le preguntó Tony.

—Uhm... no sé. Hay que ver cómo se dan las cosas —dijo levantándose—. Llegó Eddie.

—Ah, al fin —dijo Stephen—. Bueno, tú ya hablaste con él. —le dijo a Tony.

—¿Cómo así? —Peter se volteó a verlo.

—Se encontraron.

—Sí, tuvimos una pequeña charla en la mañana.

—¡Papá!

—¿Qué? Ni modo que me hubiera quedado callado todo el camino del piso noventa al menos cuatro.

—¿Y de qué hablaron?

—Cosas.

Stephen lo miró divertido.

—Dios... —Peter se llevó los dedos al puente de la nariz—. Okay. Voy a fingir que no escuché eso.

—¿Qué tiene?

—No sé, es raro.

El ascensor se abrió, justo a la izquierda de Peter, que vio a Eddie sobre la corta escalinata que llevaba hasta allá.

Sonrío y extendió un poco el brazo llega el hasta allá rápidamente. Había una pared que separaba ese lugar de la sala, donde estaban Stephen y Tony, así que aprovechó de darle un beso sin que vieran.

—Hola... —le dijo en voz baja.

—Hola...

Peter ladeó un poco la cabeza.

—¿Estás bien?

Eddie tomó aire, pero luego cerró la boca.

—Sí.

—¿Seguro? —insistió. Eddie asintió muy corto y bajó la escalinata—. Bueno... ahora sí, más formal. Familia... Eddie.

Stephen se acercó a estrecharle la mano.

—Un gusto.

—Igualmente, señor. —asintió Eddie sujetando con firmeza.

Peter lo miraba algo preocupado. Sabía que había algo extraño. Tony lo volvió a saludar y le señaló con la mano a Eddie que se sentara.

—Mi papá ya debería llegar del aeropuerto. Voy a mandar a hacer el almuerzo... —dijo Tony yendo al ascensor, pero había comenzado a bajar—. Estupendo. Voy por la escalera.

—Debió haber llegado Maria —dijo Stephen—. Llamaron a tu papá hoy para otra reunión, no alcancé a escuchar si la suspendieron o no.

—¿Qué hizo?

—Coincidió con Grace en un taller de arte.

Peter hizo una mueca de dolor.

—No... qué hizo...

—Con un... no sé qué habrá sido... algo con una manivela, quizás para hacer grabados... Grace le estaba dando la espalda, haciéndole con el pelo... —dijo haciendo el gesto que Grace siempre hacía con su cabello hacia atrás—. Y se lo atascó ahí. Estaban viendo si se lo podían soltar o se lo tenían que cortar.

Peter apretó los labios.

—Kinda se lo buscó.

—Obviamente, pero tenemos que hacernos los enojados. —le dijo Stephen.

—¿Hacerse? —preguntó Peter—. ¿Cuántas veces se hicieron los enojados conmigo?

—Más de las que te puedo decir. Pero te aviso para que también nos apoyes, siempre te pones de su lado, hay que corregirla. Si llega ahora es porque la suspendieron.

—Okay, entiendo —hizo una pausa mirándolo y negó con la cabeza—. No puedo creerlo. ¿Con qué fingieron que estaban enojados?

—El incidente del LSD. En verdad todos nos cagamos de risa.

—Agh... —Peter soltó una risa y miró a Eddie—. Sí, Maria le contó, le encanta dejarme en vergüenza.

—Por lo menos no te hiciste adicto y lo hiciste en un lugar seguro, por eso no fue tan grave. Pero qué risa nos dio...

—Menos mal les dio risa, estaba todo cagoneado porque me castigaron. Qué malditos...

—Pero no lo volviste a hacer.

—En frente suyo.

—Peter.

—Digamos que no. —se encogió de hombros.

El ascensor se abrió y Maria se detuvo para mirarlos. Stephen se levantó de brazos cruzados mirándola, pero ella no dijo nada y se fue a paso rápido a su cuarto.

—No, no, ven acá, jovencita. —le dijo Strange caminando tras ella, entonces se escuchó un portazo. Obviamente eso no servía de nada con él.

Peter soltó un suspiro y miró a Eddie.

—Amor, ¿estás bien? —le agarró la mano.

—No sé... volví para buscar mi celular y escuché a tu papá preguntándote si de verdad ibas a tirar tu vida por mí.

Peter soltó aire.

—Dame un segundo —sacó su celular para decirle a Tony que había llegado Maria y que mejor iban a bajar un rato para que se calmara y no fuera incómodo para nadie—. ¿Hablamos abajo mejor?

—¿Y el almuerzo?

—Me van a avisar. 

—Okay... —Eddie se levantó y Peter alcanzó a agarrar el ascensor.

—Siento que hayas escuchado eso. En realidad no cree eso... solo... le da miedo que pase lo mismo. Casi dejo todo por el otro imbécil y le da miedo, es todo. —le dijo cuando las puertas se cerraron.

—Solo... no sé, quizás es cierto, quizás nunca voy a ser suficiente para ti.

—¿Pero qué estás diciendo, Eddie? —lo miró mientras salía del ascensor. Cuando Peter fue tras él las puertas se le cerraron en los brazos—. Venom.

—No va a salir.

—Hey, no, déjame detenerte ahí. Entiendo que hayan inseguridades. Tengo miles de ellas. Pero el "nunca voy a ser suficiente para ti" no tiene lugar acá. No quiero excusas de que "soy demasiado" de que "eres famoso y yo no soy nadie" o "eres Spider-Man y yo nadie"... pensé que lo teníamos claro.

—Pero por ejemplo a mí me pusiste a tomar fotos.

—Agh, Eddie, ya conversamos de eso.

—Creo que deberíamos retomar la conversación porque siento que no me ves como una ayuda real cuando tengo a Venom.

Peter soltó un suspiro.

—Si no hubiéramos estado en la investigación por supuesto que hubieras sido de ayuda, es más, ni siquiera hubiera tenido que llamar a toda esa gente.

—¿Lo dices de verdad?

—¿Por qué te iba a mentir? —hizo una pausa, mirándolo—. Si no te quisiera ahí y quisiera mentirte seguro te diría una excusa pendeja como que te quiero proteger o no quiero que te hagan daño. Obviamente no quiero eso, pero creo que eres perfectamente capaz, ni siquiera me necesitan a mí.

Eddie suspiró.

—Okay, lo siento. Igual me sentí mal por ello.

—Obviamente... y lo siento... pero era en otro contexto, lo dijo igual desde el miedo... de hecho hablamos de todo... y limamos asperezas... quizás todo pueda volver a ser como antes. Así que estoy feliz... aunque me da cosa... no sé...

—Pensé que iba a tomar más tiempo —le dijo Eddie. Se acercó casi con timidez para darle un abrazo, al final Peter se lo dio—. Estoy feliz por ti.

—Gracias. Y gracias por no hacer de esto algo terrible.

—¿Te refieres a discutir?

—Sí —se separó un poco, quedaron cerca igual—. No quiero que te sientas mal. Nadie es insuficiente para nadie, hacemos el match perfecto, ¿puedes vivir con eso?

—Sí... claro que sí.

—Bien —dijo con las manos en sus hombros, mirándolo hacia arriba—. Te amo.

—Yo a ti más. —le dio un beso.

El ascensor se abrió y Maria salió por el pasillo, abrazándose a Peter.

—¡Auxilio! ¡Me quieren mandar a la militarizada!

Peter ahogó una risa.

—¿Cómo que a la militarizada? —le preguntó.

—¡Sí, y que me dejen calva, y-! ¡Todo eso!

—Ay, Maria como.

—¡Te lo juro, lo decía muy en serio!

Peter miró a Eddie, que también se aguantaba la risa.

—A ver, subamos a hablar con tus papás.

—No, me esconderé acá por siempre.

—Ya, no seas dramática —le dijo Peter yendo al ascensor—. Te aseguro que no te van a enviar a ningún lado.

—Grace se lo buscó.

—Yo no sé nada —contestó Peter—. Y tampoco quiero saber, no me pienso meter en esto.

—¡Pero, Peter!

—No, no. No me voy a meter, después tengo problemas yo. Solo te voy a decir que teníamos un trato.

—Te detesto.

—Okay, diva.

El ascensor se abrió, Tony ya había subido de vuelta.

—¡Papá me quiere llevar a la militarizada! —acusó Maria con Tony.

—¿Cómo subiste? —le preguntó Peter.

—Por la escalera.

—¿Cómo? Tienes como cien años.

—Mira- —lo apuntó.

—¡Papá, dile algo! —insistió Maria.

—No, aquí nadie te va a salvar. —le dijo Stephen.

—Señor —avisó Friday—. Su padre ha llegado al edificio.

—Voy a suicidarme. —dijo Tony.

—Relájate. —le dijo Stephen.

—Gracias, jamás lo había pensado. Qué maldita pesadilla —dijo viendo como los números del ascensor cambiaban—. Es como una cuenta regresiva a mi muerte.

—Eres el rey del drama. Y tú la princesa y tú —Stephen apuntó a Peter—. Mejor no digo nada para que no quedes mal frente a tu novio.

—Él ya sabe. —le dijo entrecerrando los ojos mientras lo abrazaba por el costado.

—Ay, no... —dijo Tony observando el ascensor.

Las puertas se abrieron.

—¡En el puto aeropuerto no pueden hacer nada bien! —entró Howard delante de un enfermero con cara de estar al borde de la locura que llevaba sus (miles de) cosas. Era un viejo tan viejo, que Eddie no sabía cómo seguía parado, con la ayuda de simplemente un bastón. Parecía como si Tony hubiera pedido un deseo de convertirse en una pasa pero salió mal—. Como es posible que no dejen a un anciano fumar en paz, ¿eh? ¡Dime eso!

—Genial, lo que faltaba, nos van a demandar otra vez —suspiró Tony llevándose los dedos al puente de la nariz—. ¡Cómo estás papá! —se acercó a él.

Eddie estaba un poco horrorizado, pero Peter lo miraba como alguien que quería ver hace mucho tiempo, como si hubiera entrado repartiendo flores.

—Ni hablar de la estupidez de que no se pueden portar armas aunque vaya en mi yet privado, ¡ilógico!

—Papá. —le dijo Tony volteándose mientras se cruzaba de brazos.

—Un fulano ahí trató de llevarse mi bolso, disque se había confundido el perla, y que si los derechos humanos, que sí toda persona tiene derecho a la presunción de inocencia, disque nadie puede ser detenido arbitrariamente, ya me tienen podrido los derechos humanos.

—Papá, deja de hablar.

—En California no hay inseguridad como acá. Yo pido seguridad y puedo hablar porque soy un ciudadano que paga sus impuestos. No, y ni hablar de que casi chocamos cuando veníamos en camino, porque este gobierno inútil no usa los impuestos para llenar esos hoyos en la calle, pues oye.

—¡Papá!

—Que está caluroso acá, Anthony, por qué no prendes el aire acondicionado, usa esa cabeza para puras huevadas usted —le pegó a Tony con su bastón en la cabeza, para luego percatarse de que los demás estaba ahí—. ¿Y este pelagato quién es?

—Edward es el novio de Peter. —le contestó Tony, señalándolo.

—¿Peter? No, me refiero a este huevón. —le enterró el bastón en el pecho a Stephen.

—Mi esposo, papá. Hace quince años.

—Ya sé, no tengo Alzheimer, pelotudo. Me gustaba más Rogers, ese sí era un hombre. Hasta te conseguiste otro con el mismo nombre. ¿Dónde está mi nieto? —vio a Eddie y entrecerró los ojos, para agarrarlo de los hombros y zarandearlo un poco—. ¿Peter? ¿Desde cuando eres tan rucio? ¿Te teñiste?

—Papá, ese es Edward, el novio de Peter. —le repitió Tony.

—Edward Brock, señor. —Harry le extendió la mano y el señor se fue hacia Peter, ignorando la mano de Eddie, que miró a Tony y éste le devolvió una mirada de obviedad.

—Ahí estás tú —abrió los brazos, Peter sonrió y le dio  un abrazo, que quiso apretar mucho, pero sabía que lo iba a terminar matando, así que tuvo que contenerlo—. ¿Cómo está el muchacho de oro?

—Bien, abuelo.

—¿La carrera?

—Titulado ya, ejerciendo.

—¡Mira qué bien! El orgullo de esta familia, el único valiente que pudo ser capaz de hacer su propio camino, ¿verdad?

—Harley también se dedica a algo distinto, es médico. —le dijo Tony.

—¿Médico? ¿Como este pelota? —apuntó a Stephen—. ¿Qué han hecho los médicos por mí? En cambio el diario lo leo todos los días —le sacudió el pelo a Peter—. No me importa a lo que se dedique, lo que me importa es que sea el mejor. ¿Eres el mejor?

—Obvio. —sonrió Peter.

—¿Y Maira?

—Maria. —corrigió ella.

—Bueno, y qué se queda mirando como pelotuda, venga a darle un abrazo a su abuelo, que son como quince años ya que no te veo.

—Ha pasado solo un año. —le dijo Tony.

—¡Es lo mismo!

—Pasemos a la mesa, por favor. —dijo Stephen mientras Tony parecía que iba a colapsar, hizo pasar al enfermero y lo ayudó con las cosas.

Después llegaron a servir el almuerzo, así que se sentaron en el comedor, Peter miraba unos trozos de carne como si fuera perro callejero.

—¿Qué es todo esto? —le susurró Eddie.

—Comida... sírvete —le puso un pedazo de carne, papas y un poco de ensalada en el plato—. Te va a gustar, es entraña asada.

—Abuelo, mis papás me quieren mandar a la militarizada. —dijo Maria.

—Harto bien que te haría.

Stephen ahogó una risa.

—Ya ves. —se rio Peter.

—¡No es gracioso!

—Para que te suspendan en Avengers Academy...

—¡¿Avengers Academy?! Sobre mi cadaver. —sentenció Howard.

—Bueno, eso se puede arreglar —dijo Tony entre dientes.

—Ningún Stark va a volver a ese lugar, desde que se fue Nick Fury no es igual, ahora son todos unos hippies.

—Pero me va muy bien, saco buenas calificaciones y todo, solo no les gusta que haga las cosas a mi manera.

—Hija, desgreñaste a la hija de Steven Rogers. —le dijo Stephen.

—¡Bien hecho! —le dijo Howard—. Bien hecho, las cosas se hacen a tu manera o no se hace, y si alguien termina calvo no es tu problema.

—Cállate un rato, papá. —dijo Tony.

—¿Qué asignatura te gusta, Maira?

—Literatura.

—¡¿Literatura?! Otra comunista. Todos iguales a ti, Anthony.

Eddie apretó los labios aguantándose la risa.

—Peter es el comunista, si míralo ahí en la prensa.

—No metas a Peter en esto.

—Por Dios... —suspiró Stephen. Luego quiso sacar el último trozo de carne, pero Howard se lo arrebató.

—Cuando puedas mantener a tu familia vas a poder tener el último trozo de carne. Ten, hijo. —se lo dio a Peter.

—Oh, no, gracias abuelo. Yo sigo comiendo el mío...

—Cómase la carne, no sea pelotudo como su padre. Tú tienes que buscarte un buen hombre que sea capaz de mantenerte, muchacho.

—Peter no necesita que nadie lo mantenga, papá. Puede comprarse sus propios diamantes. —le dijo Tony.

—¿Lo puedes mantener? —le preguntó a Eddie.

—Claro, señor.

—Ya ves. No digas pelotudeces, Anthony. Este chico se tiene que conseguir un hombre que merezca la pena, no cómo esta mierdilla que tienes al lado. Deberías comer en el piso, como perro.

—Papá. Compórtese o le escondo los medicamentos. —le dijo Tony. Eddie solo miraba tratando de no reírse.

Después del almuerzo, se dispersaron. Eddie no sabía cómo estar solo en esa casa así que acompañó a Peter al patio, Maria se sentó en la sala a ver su teléfono, Tony se fue a leer en el sillón de junto y Peter acompañó a Eddie a fumarse un cigarrillo en la terraza, mientras Peter contestaba algunos correos desde el teléfono.

—Bueno, ¿y tú qué haces con esa cosa? —le dijo Howard a Peter, mientras se prendía un puro.

—Necesito contestar algunos correos, abuelo.

—En mis tiempos el correo era con papel y lápiz, no esas cajas, todo el día con esas cosas. Mira a ti hermana, lo gorda que está, esclava del aparatito. —le dijo él.

—Así cambian los tiempos, abuelo. Ahora se usan para trabajar también. —le dijo Peter tecleando con rapidez.

—Igual que Anthony. Estarás feliz cuando tengas cáncer de ojos.

Peter lo miró algo asustado. Eddie se aguantaba la risa.

—Okay...

—Y tú, Edgar —miró a Eddie—. ¿Qué haces por la vida?

—También soy periodista.

—¿De qué?

—Investigación.

—Muy de renombre, abuelo. Eddie me va a mantener hasta el día que me muera. —le dijo Peter divertido.

—Como debe ser. Mira, mira, me agrada tu novio, Peter. Deberías casarte con él. — asintió Howard.

—Ojalá me lo pida, abuelo. —se rio Peter.

—Oye, a mí nunca me dijo ni siquiera que yo le agradara... —dijo Tony en voz baja.

—Al abuelo solo le agrada Peter y el dictador de Corea —dijo Maria sin apartar la vista de su teléfono. Stephen se lo quitó y en su lugar le puso un folleto de la militarizada—. Te aborrezco.

—Señor Stark, apague eso, no debería estar fumando. —se acercó el enfermero.

—¡Déjame en paz!

—Haz caso abuel- —Howard interrumpió a Peter con bastonazo en la cabeza—. ¡Ay! ¿Por qué hace eso?

—¿Ves? Ni siquiera tratas de defenderte. Eres débil, tu padre te está enseñando mal.

—¡No estaba esperando que me golpeara!

—Bueno, eso es lo que esperan cuando te estás escondiendo en las trincheras y te llega una granada a la cabeza, ¿eh? —le dio otro golpe—. Ese idiota de Anthony no hizo nada bien.

—¡Auch! Abuelo, ya basta... —Peter se llevó la mano a la frente.

—Vamos, dame un buen golpe, ¿qué esperas?

—Abuelo, no voy a golpearte. ¿Como es posible que tenga que decir eso? —Peter soltó una risa incrédula.

—¿Y como te defenderás de esas personas cuando te secuestren y te torturen para sacarte información del gobierno? ¿Eh? ¿Les vas a contestar correos? ¿Vas a impresionarlos con tu elocuencia?—le volvió a pegar.

—¡Bueno, abuelo! Yo solo puedo contra todos los Vengadores juntos —Peter se levantó y al voltearse, se dio en las pantorrillas con la punta del sillón y cayó de lado en el suelo.

—Te advertí sobre tus ojos.

Eddie soltó una risa.

—¿Estás bien? —lo ayudó a levantarse.

—Sí... —se rió Peter.

—Señor Stark, vamos. Es hora de su siesta. —dijo el enfermero.

—Mi parte favorita. Ojalá no vuelva a despertar.

—Ay, abuelo... —suspiró Peter en voz baja, mientras se iban a la habitación.

Eddie terminó de fumar así que volvieron a la sala.

—Mi abuelo me acaba de decir que lo golpee. —dijo Peter.

—¡¿Y lo hiciste?! —Tony le puso las manos en los hombros.

—¡Claro que no!

—¡Peter! Te perdiste la oportunidad de tu vida, debiste hacerlo. Lo iré a hacer yo. Permiso.

Eddie miró a Peter, divertido.

—Tu abuelo es como especial, ¿no? —se rio.

—Te lo dije, es el alivio cómico de una película de drama. No hay que entenderlo, hay que quererlo —soltó un bostezo—. Yo igual me dormiría una siesta...

┈┈∘*┈ ☆ ┈*∘┈┈

—¿Cómo es que sigue vivo ese señor? —se rió Loki, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

—Te juro, es inmortal —Peter se dejó caer más en el sillón, como si eso reforzara su punto.

—Que me dé su secreto —musitó Loki, cruzándose de brazos con una sonrisa apenas cínica.

—¿Para qué quieres ser inmortal? —dijo Peter con una ceja arqueada, pensativo—. Qué horror... vivir para siempre.

Loki giró el rostro hacia él, apoyando el mentón en una mano, con expresión casi teatral.

—¿De qué sirve ser inmortal si no puedes morir de amor?

—Ay, ya —Peter soltó una carcajada, tapándose los ojos con una mano—. Concentración, Loki. El Darkhold, ¿te acuerdas?

—Obvio, obvio... —repitió Loki arrastrando las palabras, aunque no parecía tan "obvio" como decía—. Hay que conseguirlo. Solo... hay que tener ojo con eso... quizás el libro nos ponga en contra del otro. Quién sabe...

Peter se quedó mirándolo en silencio por unos segundos, su sonrisa desvaneciéndose apenas. Bajó la mirada, pensativo, y se acomodó en el sillón como si el respaldo ya no fuera suficiente.

—Uhm... ¿y no hay otra forma?

—La forma larga —respondió Loki con un suspiro dramático—. Ensayo y error. Años de práctica. Auto-descubrimiento y todas esas cosas horribles. Quizás sí sea más fácil quitárselo a Agatha Harkness.

—No sé... es que no ubico. Tú sabrás.

—Debemos conseguirlo —insistió Loki, esta vez con una nota más seria en la voz—. Yo también lo quiero. Quizás podamos llegar a través de tu amiga la bruja.

—No sé... —repitió Peter, pero ya no sonaba escéptico. Más bien, dudoso de sí mismo.

Loki lo miró de reojo, calibrando su expresión.

—¿Tienes su insta?

—Sí —Peter sacó su teléfono y se lo extendió—. Búscala tú. Yo tengo que ir al baño.

Loki tomó el celular con una sonrisa felina, los dedos ya preparados para deslizar entre contactos mientras Peter desaparecía por el pasillo.

—Vaya, sabes donde es.

Peter se levantó mirándolo como si hubiera hecho una de sus "ograciosadas" y Loki aprovechó de buscar en su teléfono, pero su propio chat con Peter estaba de los primeros.

No había demasiado desde que volvieron ha hablar, así que encontró rápido un mensaje que jamás le había llegado. Claro, estaba bloqueado, no le había llegado y nunca le iba a llegar. Era un mensaje de voz de poco más de dos minutos enviado a las 4 de la mañana de un 22 de diciembre del 2023.

Miró hacia el baño y bajó un poco el volumen para reproducirlo.

«Sé que soy la última persona con la que quieres hablar ahora»

Estaba claramente borracho, lloraba como magdalena e hipaba entre frases.

«Pero yo necesito demasiado hablar contigo... todo me duele demasiado... y tengo a todas estas personas a mi alrededor, pero eres el único con el que quiero hablar...» se escucharon los sollozos al fondo, parecía que estaba en la calle, pero no pasaban muchos autos «yo...» volvió a hipar, parecía que bajó el celular mientras sollozaba «yo no puedo odiarte porque no podías quererme... yo nunca iba a ser el indicado para ti... ¡y yo lo sabía!» sollozó largo «Yo sabía que jamás iba a ser el indicado para ti, pero una parte mía» se entrecortó intentando respirar «una parte mía aún quería sentir que lo amaban... Harry...»

Peter siguió sollozando mientras se le oía caminar.

«Loki, yo- yo no sé qué hacer, porque ya no me hablas, ya no me quieres, y no te importa, y me duele tanto que físicamente me enferma, ni siquiera puedo comer... y tampoco puedo dormir porque me molesta demasiado... todo lo que quiero hacer es abrazarte de nuevo, porque eso hacía que todo lo malo desapareciera...» progresivamente se escuchaba que se iba desesperando más y más «y yo no hacía eso por ti y eso me hace sentir terrible... y ojalá pudiera, pero no puedo porque lo único que quieres es olvidarte de mí... pero yo no puedo dejar de pensar en ti...» volvió a sollozar «ya sé que no te preocupas por mí, y ya sé que estás bien...» hubo una pausa, donde se escuchaba como si se diera contra una superficie y luego se sentara «pero todo me duele tanto ahora... y cada vez que veo alguna foto tuya mi estómago se revuelve y tengo esa sensación en mi corazón, empieza a doler, físicamente a doler... es que te extraño tanto...»

Se escuchaba como abrían una puerta, y movimiento. Después la voz de Bucky, que no recordaba cómo era pero la reconoció enseguida.

«¿Peter?» se oyó a lo lejos «¿Qué estás haciendo?» los sollozos se espichaban cerca «Ven, levántate. Vamos a-»

Peter salió del baño, había escuchado también una parte. Se quedó ahí parado mientras Loki solo miraba la pantalla.

—Pensé que ibas a ver el perfil de Wanda.

—¿Por qué dices todas esas cosas?

—No recuerdo bien, estaba ebrio, fue la noche antes de que Harry y yo termináramos, pasé de largo... estaba cansado...

—Tú siempre hacías que todo se sintiera mejor. Ni siquiera tenías que tocarme, con solo verte sabía que estaba en casa.

—Escucha, ya pasó-

—No, porque veo que no estás seguro de querer hacer esto conmigo. Quieres el Darkhold, solo soy tu recurso —dijo mientras Peter se sentaba—. Respeto eso. Lo respeto... pero no me gustaría que fuera así. Quisiera que seamos un equipo de nuevo... —dijo con tristeza. Su voz no se alcanzaba a quebrar, pero se oía el dolor en su tono.

—¿Pero cómo voy a saber si en el último momento no vas a traicionarme?

—Escucha, Peter, yo... he traicionado a todos a las personas que me amaban. He traicionado a mi padre, a mi hermano, a ti... a mi hogar. Yo sé lo que he hecho, y por qué... pero ya no quiero ser así... yo pensé que solo había venido aquí para causar dolor... quería venir a gobernar, pero jamás he ganado... quizás está en mi naturaleza... algunos príncipes no se convierten en reyes... pensé que yo solo estaba para que los demás se convirtieran en una mejor versión de ellos mismos. Quizás a lo que vine es a perder... pero te diré algo... ahora mismo... no quiero un trono. Solo quiero que estés bien y ya.

—Es que... Loki...

—¿No me crees?

—Sí te creo —soltó una pequeña risa, que desbordaba tristeza—. Eso es lo peor, te creo... y creo que ya no quieres ser esa persona, te creo... pero... tus acciones hablan más fuerte. ¿Tú te crees? Una cosa es querer y tener toda la intención, pero otra cosa es tener la capacidad... y poder controlar esos impulsos y... el egoísmo.

—Todos somos egoístas. Peter... ¿no quieres hacer esto conmigo? Nosotros... piensa en lo que podríamos hacer juntos.

Peter suspiró y miró a otro lado.

—No sé...

—No habría un límite.

—Eso es lo que me preocupa.

—No habrá pelea que no podamos ganar, juntos seríamos el mejor equipo que podría haber en el mundo... Peter... si trabajamos juntos...

—Estoy teniendo otro dejavú... no sé, Loki. Consigamos el Darkhold y... veamos qué pasa.

 

 

Notes:

YYY ESPERO Q LES HAYA GUSTADO ESTE PRIMER CAP!! Mañana por la noche publicaré otro jeje
Recuerden dejar su <3 y un comentario, me ayuda mucho :)

Nos leemos pronto