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Cuando quiero a alguien, me dedico por completo.

Summary:

Luke decide no regresar al Campamento Mestizo después de la búsqueda en el jardín de las Hespérides y termina nuevamente vagando por las calles, pero no por más de un día, ya que llama la atención de un dios que lo considera demasiado valioso y hermoso como para dejarlo solo.
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Luke es un chico herido que sólo quería paz en su vida.

Mercurio es un dios que, cuando ve algo que le interesa, se dedica por completo a tenerlo.

Notes:

Sin comentarios. Simplemente se me ocurrió esto después de ver que este ship existe. Solo llegué a escribir la idea para después abandonarla entre mis borradores de Word. Por pura coincidencia la encontré, y eso que no es para nada el borrador más viejo.

Este ha sido el primero de mis borradores en salir a la luz en años, y ahora he logrado completarlo.
Incluso a mí me sorprende que lo haya publicado.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1

Summary:

Luke decide no regresar al Campamento Mestizo después de la búsqueda en el jardín de las Hespérides y termina nuevamente vagando por las calles, pero no por más de un día, ya que llama la atención de un dios que lo considera demasiado valioso y hermoso como para dejarlo solo.
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Luke es un chico herido que sólo quería paz en su vida.

Mercurio es un dios que, cuando ve algo que le interesa, se dedica por completo a tenerlo.

Notes:

Sin comentarios. Simplemente se me ocurrió esto después de ver que este ship existe. Solo llegué a escribir la idea para después abandonarla entre mis borradores de Word. Por pura coincidencia la encontré, y eso que no es para nada el borrador más viejo.
Este ha sido el primero de mis borradores en salir a la luz en años, y ahora he logrado completarlo. Incluso a mí me sorprende.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Luke solo quería una vida tranquila.

Su madre estaba loca por las visiones del futuro y realmente no quería ni le interesaba saber de que consistían. Ahora había escuchado suficientes historias por parte de Quirón como para saber que cualquier conocimiento del futuro, tanto ajeno como propio, solía terminar en tragedia y no estaba interesado en saber si era real o no. Simplemente se escapó a los nueve años de su propia casa porque ya no la sentía como un lugar seguro y vivió en las calles hasta que conoció a sus dos amigas, básicamente hermanas, Thalia y Annabeth.

Oh, por los dioses. Dejé a Annabeth sola... No, ella a sido reclamada, tiene ahora otros hermanos que la cuidan, verdaderos hermanos, hermanos más estables y mayores que yo.

Sí, sí, ella estará bien.


Luke se sienta en el piso de un sucio callejón lejos de la estación de autobús en la que bajó y ahora se encontraba en un callejón cualquiera en alguna parte de San Francisco. Luke podía sentir la sangre correr por sus oídos con la misma fuerza que en el momento en que arrancó la estúpida manzana dorada que casi le cuesta la vida a sus compañeros; Si en ese momento no hubiera pensado rápidamente, lo más seguro es que ahora mismo estaría lamentándose e igualmente derrumbado en algún sucio piso, llorando y lamentando la muerte de sus compañeros de misión.

El que sus compañeros casi murieran había sido su límite.

Después de que salieran apenas vivos del Monte Tamalpais, les había dicho a sus compañeros que se adelantarían en el camino al campamento. De alguna manera lo obedecieron sin cuestionar nada, aunque lo más probable es que no lo hicieran porque la adrenalina de casi ser quemados y cortados vivos había desaparecido, por lo que no tenían ni la energía para cuestionarle algo. Les entregaron la estúpida manzana dorada y los acompañaron al autobús, para luego él subirse a otro autobús a que ni prestó atención a dónde se dirigía; simplemente quería escapar para no tener que volver nunca más al campamento.

Lo único que pensó que lo ataba a ese campamento había sido la promesa de asegurar la protección de Annabeth que le hizo a Thalia, pero ella ya no lo necesitaba, ya había sido reclamada y tenía hermanos que la estaban cuidando mejor. Probablemente lo iba a odiar por dejarla sin decirle nada, pero esperaba que con los años ella entendiera la decisión tan desesperada que e tomó.

Presiona sus manos contra sus ojos con fuerza para tratar de salir de la tormenta completa que son sus pensamientos ahora mismo; en su esfuerzo de tratar de tener claridad, apenas le prestó atención a los sollozos que salían de él. Solamente lo sacó todo después de sorprendentes meses sin derramar una lágrima, ni siquiera cuando Thalia fue asesinada justo en frente del lugar en el que se supone que estaría al fin segura. Ni siquiera se permitió llorar entonces ya que tenía que ser fuerte por Annabeth.

De repente se sintió nuevamente como ese niño de nueve años recién escapado de casa, porque ya había suficiente tenido de los ataques de locura y gritos de su madre, eso sumándole a su donante de esperma ausente que no le había importado dejar a su hijo con una mujer claramente inestable y peligrosa incluso para sí misma.

Luke simplemente lloró, lloró tanto y por una cantidad de tiempo indefinida que ni siquiera notó que alguien se acercaba, hasta que lo que fuera estaba por completo enfrente de él.


Mercurio no era de los que daba paseos para ir ya sea por alguien o por algo; si solo quería un acompañante en la cama, solo era cuestión de un pensamiento y ya estaba ahí, de la misma forma si solo quería ir a un lado. Ese día solo quería vagar por las calles... sin ninguna intención o propósito real, era un dios, podía hacer lo que quisiera.

Todo eso y porque ni el Campamento Júpiter ni los mortales le habían dado ningún entretenimiento real en meses; ni siquiera sus acompañantes en la cama le habían proporcionado nada interesante después de satisfacerlo.

Mientras seguía su caminata, sus oídos lograron escuchar un llanto en un callejón cercano por donde pasaría. Hizo una mueca y solamente bloqueó eso y siguió su camino. Cuando iba pasando, su vista registro a su alrededor tan automáticamente como lo era respirar para cualquier ser vivo que lo necesitaría, y fue entonces que se detuvo por completo: había un semidios, y nada menos que un griego, y al parecer es de donde venía el llanto.

Francamente no le interesaban los semidioses de ellos, pero ante su falta de entretenimiento quiso ir a averiguar qué pasaba; si tenía suerte, posiblemente los semidios no era una pérdida de tiempo. Se acercó en silencio hasta que estuvo frente al mestizo. Al parecer, estaba demasiado ocupada en su auto-miseria como para notar que un dios estaba frente a él. De forma un poco molesta, hizo que su aura se marcara más; No lo suficiente como para que el mortal sufriera un derrame cerebral, pero sí lo suficiente como para tenerlo temblando.

Justo como lo estaba teniendo ahora mismo.

Mercurio se dio una palmada en la espalda por esto.Vio cómo el mortal a sus pies empezaba a temblar y cómo lentamente levantaba la mirada.

Sintió que sus ojos brillaron momentáneamente cuando pudo ver mejor al semidios; si Mercurio hubiera podido suspirar vergonzosamente y contra su mejor juicio, lo haría. El joven semidiós a sus pies era simplemente hermoso: sus ojos azules como el cielo lo miraban con ojos rojos e hinchados causados por el llanto, algunos mechones de su cabello rubio se le pegaban a las mejillas, dando la ilusión de que un maestro del cincel hubiera tallado al chico en mármol. Sus labios y mejillas estaban deliciosamente hinchados más el efecto de rubor natural que tenía en la punta de su nariz y mejillas lo hacía parecer una muñeca de porcelana. Su piel ligeramente bronceada ayudaba bastante a marcar sus rasgos delicados.

Mercurio no usaba con frecuencia su dominio de ladrón; Después de todo, ser dios de los ladrones era solo uno de sus dominios menores, a diferencia de ese otro dios que parecía respirar sólo para eso la mayor parte de tiempo. Lo suyo eran los comerciantes, lo que obviamente le permitía conseguir lo que quisiera sólo con unas cuantas palabras con su lengua de plata por la que siempre había sido conocido.

No tenía la necesidad de robar. Pero ver a este mestizo sin duda lo hizo querer tomarlo como una sagrada posesión y no soltarlo.

Tomar era todo lo que Mercurio quería hacer en ese momento, así como los que se habían atrevido a saquear sus templos en tiempos antiguos solo para ya no querer soltarse de lo que robaron, como si los objetos les fueran a costar la vida, eso mismo quería hacer Mercurio.


El chico estaba claramente más asustado conforme pasaba el tiempo, y solo ahí Mercurio se dio cuenta que su mirada hambrienta y maravillada lo podría estar asustando. Probablemente no estaba acostumbrado a que lo vieran por lo que era, algo simplemente digno de reverencia.

Mercurio estudió todo el cuerpo del mestizo de una mirada tratando de memorizar todo lo que este ángulo tenía para darle por el momento, a la vez que notó el temblor y las lágrimas que amenazaban con volver a salir, pero con más fuerza.

Entonces tomó una decisión, una de la que podría pensar luego de sacar a este hermoso ser de este lugar tan lúgubre.

Más rápido de lo que cualquier mortal pudiera ver se lanzó al hermoso semidios. Mercurio sostuvo al semidios entre sus brazos de forma nupcial y con un pensamiento se transportó en el Campamento Júpiter.

Notes:

➳Sip, la misión de Luke salió bien en este AU.
➳Hasta donde tengo entendido, en la antigua roma Mercurio es más conocido por ser el dios de los comerciantes, ya que en su sociedad, los comerciantes y el intercambio comercial eran más prestigiosos y útiles para la estabilidad del imperio que la astucia criminal. Por eso, prefirieron destacar a Mercurio como el dios del comercio, la elocuencia y los viajeros, el dominio de los ladrones seguía hay, pero en segundo plano.
➳No hay explicación rela o lógica de porque Mercurio se enamoró tan rápido, son dioses y algunas cosas realmente no tienen sentido cuando se trata de ellos, osea el dios Eros tiene flechas que puedes hacer que te enamores perdidamente o que odies a alguien de una sola mirada.

Chapter 2

Summary:

Las perspectivas de Dionisio, Hermes y Annabeth.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Dionisio estaba teniendo un mal día… bueno, todos los días eran malos desde que su querido y amoroso padre lo había castigado, quitándole su dominio principal en la actualidad. No conforme con eso, además le vio cara de niñera al ponerlo como director del Campamento Mestizo durante un siglo. Así que, cuando vio a dos de los mocosos que habían ido a la búsqueda con Lucía a punto de entrar a la frontera sin el niño de papá, supo que las cosas se pondrían feas.

Con un pesado suspiro, dejó caer su mano de cartas con fastidio, ya sintiendo algo parecido a lo que recordaba que era un dolor de cabeza. Que algo le provocara un dolor de cabeza ya era una increíble hazaña, considerando que pocas cosas se lo habían provocado en todo el tiempo que había sido inmortal.

Quirón lo miró con confusión por un momento antes de dirigir la vista hacia donde los mocosos ya eran visibles dentro de la frontera. Su expresión cambió del alivio a un ligero dolor al contar solo dos cabezas en lugar de las tres esperadas. Con un suspiro resignado, también dejó caer su mano ganadora para levantarse en toda su altura y recibir a los mocosos.

Dionisio miró con molestia las cartas de Quirón mientras le daba un sorbo a su bebida, claramente irritado. Muy en el fondo, oyó a Quirón hablando sobre ir a la enfermería, lo que significaba que pensaba que la misión había salido mal. Pero Dionisio sabía que no era del todo cierto: podía sentir el débil poder de la manzana del jardín de su propia madrastra malvada entre las cosas de uno de los mocosos. Eso podía ser un mal augurio si la persona en la que se iba a usar ahora estaba bajo el dominio de su tío solitario.

El dolor se intensificó.

Quería quedarse donde estaba, genuinamente lo quería, pero tenía que evitar que el campamento sufriera daños en el momento en que él llegara; Podría estar presente. No por la bondad de su corazón, sino más bien por el castigo que, recordando nuevamente, su amado padre le había impuesto.

Con un gruñido molesto, se levantó para ir hacia donde se había ido Quirón con los otros dos, mientras aplastaba su lata ahora vacía y se la lanzaba a un sátiro que, de pura casualidad, estaba en la trayectoria. No le dedicó ni una mirada, ni siquiera cuando el sátiro soltó un balido de dolor que cambió a indignado… hasta que, segundos después, oyó que la lata era masticada mientras se alejaba.


Dionisio estaba considerando seriamente comentarle a Apolo que debía crear algo contra los dolores de cabeza para dioses, aunque fuera solo para sí mismo, lo antes posible. El niño de su hermano no estaba muerto… al menos aún no. Luciano había decidido no regresar, lo cual no lo sorprendía, ya que eso era siempre una posibilidad cada que un semidiós ponía un pie fuera del campamento. Lo que sí lo sorprendía era que los mocosos realmente seguían creyendo que el otro no tardaría en llegar, aunque considerando su estado actual era un milagro que incluso podían articular palabras. Toda esa fuerza se agotó cuando terminaron de contarle el proceso de la misión, y ahora parecía que habían entrado en un coma autoinducido.

—Ciertamente no deberías sorprenderte, las señales estaban ahí, ¿sabes? —el tono de Dionisio sonaba con su clásico desinterés mientras jugueteaba con la manzana dorada que en algún momento le había quitado al muchacho.

En el fondo oyó a Quirón respirar profundamente. Seguramente ya tenía todo un discurso en mente para tratar de explicarles a los demás en el campamento por qué solo regresaron dos en lugar de los tres esperados.

Y era real: las señales estaban ahí. Solo que Dionisio no pensó que el chico haría un movimiento tan pronto, considerando que en poco más de un año que había estado en el campamento se había dedicado a la niña de su hermana, al menos hasta que fue reclamada hace apenas unos meses.

Suponía que el chico había tenido un colapso, lo cual, si se lo preguntabas, era una pena. En tiempos mejores, el muchacho habría sido bienvenido a unirse a sus festivales y descargar todas las presiones antes de que fuera demasiado tarde. Considerando su edad tendría que esperar un poco para formar parte de la bebida y el sexo, pero eso no significaba que no pudiera bailar hasta que sus pies sangraran o hasta que su garganta quedara con sangrado interno. Tampoco habría sido rechazado si hubiera tomado la iniciativa de querer hablar, como la mayoría de los chicos como él. Pero también tenía que admitir que no estaba libre de culpa: algunos necesitaban ese empujón que les dejara en claro que no estaban solos.

Dieciséis años… joven para escapar según los estándares mortales, pero cuando se trataba de semidioses era solo uno más de los que no querían regresar. Pocos vivían después de dejar el campamento a esas edades, pero era lo mismo que cuando llegaban a la mayoría de edad, así que tampoco era una verdadera diferencia.

Lo único que podía darles a los semidioses una tasa de mortalidad más baja era la bendición de un dios. No de las clásicas: “Que te vaya bien en el camino” o “Ten buen sexo toda la semana”. No, sino de aquellos que dejaban en claro que ese semidiós tenía el respaldo de un dios. Pero esa bendición debía estar demasiado justificada, de lo contrario Zeus lo consideraría una forma de ir contra las leyes. Un gran idiota, si le preguntaban.

—Buenas, buenas, un pajarito me dijo que tenían mi encargo.

No podía ser. Esa maldita e irritante voz la conoció.

Mirando por el rabillo del ojo, Dionisio vio cómo Hermes se materializaba en la enfermería, con un aura que no dejaba espacio para juegos, lo cual era raro de ver en el olímpico de las travesuras. Tenía una sonrisa casi canina que no llegaba a sus ojos.

Hermes estaba jodidamente cabreado.

El maldito dolor de cabeza de Dionisio aumentó de golpe, al punto de que no dudaría que en cualquier momento apareciera una Atenea 2.0 porque el dolor no era normal ni cuando era mortal.

—Ahora, ¿dónde está Luke?

Si a las afueras del campamento todos los medios de transporte y comunicación empezaban a fallar… bueno, eso ya era problema de ellos y de su tío Hades a largo plazo.


Hermes estaba jodidamente cabreado, pero no era con Luke. Su bebé no tenía la culpa de nada. Estaba enojado consigo mismo; sentía que le había terminado fallando a Luke después de todo.

En el momento en que vio a Luke salir del Monte Tamalpais con la manzana dorada y en una pieza, prácticamente había rebotado en su lugar antes de salir disparado al Olimpo (no sin antes bendecir su camino al campamento) y gritarle en la cara a cualquier dios en su camino que su hijo de dieciséis años había hecho algo que ni el mismo Heracles en su mejor momento logró por su cuenta. Claro, Luke tenía a los otros dos campistas, pero no se podía comparar la ayuda de dos simples semidioses con la de un titán. Y eso contando que Luke lo había logrado sin daños colaterales… por así decirlo.

—No quiso regresar.

Eso fue lo último que le dijo Dionisio cuando exigió respuestas sobre dónde estaba Luke. Simplemente, después de sacarle toda la información que Dionisio sabía, se había encerrado en su templo en el Olimpo, al carajo con las consecuencias de descuidar sus dominios y un futuro Zeus enojado con él. Tenía cosas más importantes de las que ocuparse.

Cada vez que pensaba en una razón por la cual Luke no regresaría, menos sentido tenía. Al menos para él.

La búsqueda había salido de maravilla, lo que le daría un lugar en las leyendas, y aparte de eso, esa misma manzana sería usada para darle la inmortalidad al favorito de sus hijos.

Hermes también empezaba a sentirse molesto porque no lo encontraba por ningún lado, lo cual era una hazaña. Una parte de él se sentía orgulloso, pero en el contexto de la situación lo cabreaba aún más.

Sabía que no estaba muerto; si lo estuviera, su dominio de psicopompo ya lo habría encomendado desde el instante en que dejara de dar su último aliento, sin importar dónde estuviera.

Solo era cuestión de tiempo para que encontrara a Luke y luego darle la manzana. Si existía la posibilidad de que Luke la rechazara… bueno, esperaba que a Luke le siguiera gustando la ensalada de manzana.

Hermes era su padre. Luke tenía que entender que nunca haría algo que lo dañara, al menos no intencionalmente.

Luke tenía que entender que era por su bien… y por su supervivencia.


Annabeth estaba devastada. Sus hermanos y Quirón le habían explicado hacía días que la misión de Luke había salido bien, pero que Luke no regresaría. Había pensado que se referían a que estaba muerto. No iba a mentir diciendo que no tuvo lo que sus hermanos mayores llamaban “ataque de pánico”, porque sí lo tuvo. Después de calmarla, la sentaron y le explicaron que Luke no había muerto, simplemente no regresaría al campamento. Luego le dieron una charla sobre cómo a veces los semidioses solo querían empezar una vida lejos de la locura que implicaba ser quienes eran.

Annabeth había estado enojada entonces. No con sus hermanos por parte de madre ni con Quirón, sino con Luke.

Su hermano mayor había roto su promesa. Le había prometido que no la abandonaría, que estaría allí para ella hasta que fueran lo suficientemente mayores como para dejar el campamento juntos y cumplir todos los sueños que ella, Thalia y Luke habían compartido. Pero Thalia ya no estaba, y eso los dejaba solo a ella y a Luke para cumplir.

Estuvo enojada durante todo ese primer día, pero luego llegaron las inseguridades.

¿Y si Luke se había ido porque no quería lidiar más con ella?

¿Realmente la había abandonado o llamaría de vez en cuando, como algunos padres llaman a veces?

Antes de irse le había dicho con toda seguridad que regresaría, pero no lo hizo. Y ni siquiera le dejó una carta de despedida. Nada.

En esos días no pudo evitar pensar si su padre se había sentido así cuando ella se escapó de casa sin decir nada. No había pensado en él en mucho tiempo, no lo había necesitado cuando tenía a Thalia y a Luke. Pero ahora estaba sola, y se sentía más abandonada que nunca, aun teniendo una cabaña casi llena de hermanos por parte de su madre.

Annabeth quería a su papá.

Notes:

Ciertamente no tenía planeado agregar más, pero cuando menos pensé había terminado esto en una semana, talvez no tanto para cualquier otro escritor veterano, pero algo sorprendente para mí.

Se aceptan críticas constructivas y todo eso, solamente no sean crueles.

➤La línea de tiempo es realmente muy fácil.
Luke tiene 16 años como ya se menciona y Annabeth tiene 9 años. También a pasado poco más de un año.

➤No se si lo notaron, pero quise que Dionisio se oyera desinteresado con respecto a los semidioses, pero a la vez hasta siento punto se preocupa.

Notes:

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Tengo algunos memes y pequeños fragmentos de este Fic que tal vez publique.